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jueves, 10 de junio de 2010

Capitulo- XCV- MAX VUELVE A CASA.

KAI
Me levanté a las siete de la mañana, a la misma hora que Guillermo, el nuevo encargado de los caballos, nos cruzamos en la cocina.
No me miró en todo el tiempo y parecía asustado, como si esperase que en cualquier momento fuese a atravesarle con el cuchillo de untar. Suspiré llevándome mi taza de café al despacho y empecé a arreglar papeles del siguiente mes, era una de las pocas veces que tenía el trabajo terminado y además adelantado.



KAI JR
Entré en la cocina de un salto junto con Ziper.
-Ñam, desayuno, desayuno.- Ziper ladró pidiendo también su desayuno.
Cogí una lata de comida para perros y se la di a Ziper.
-¿Está bueno?- Sonreí y me senté en una silla.
David estaba allí desayunando también. Le miré y sonreí.
-Hola, profe.


DAVID
Suspiré aliviado cuando el rey salió de la cocina. Pocos minutos después entró su hijo, el príncipe, al que daba clase. Sonreí cuando me saludó.
-Hola, Kai, ¿has dormido bien? Porque hoy empezaré a enseñarte a montar, desayuna bien para llenarte de energías. –terminé mi manzana y guardé lo que sobró en un trozo de papel para llevárselo a los caballos.


KAI JR
Sonreí y asentí cuando una de las doncellas me trajo mi cola-cao con un bollo de chocolate extragrande.
-Ñam… chocolate.- Cogí el bollo y lo mordí manchándome la boca con el chocolate.
-Me gusta mucho cuando peinamos a los caballos pero a mi mami no le gustan nada. El caballo negro es el de mi Papá, como ya te enseñé ayer y el mío es nubarrón, el blanco.- Bebí de mi cola-cao.
-Tú puedes coger el que quieras, tenemos muchos.


DAVID
Sonreí y asentí.
-Me alegro. Me gusta el Mustang, es mi raza favorita. –me senté al lado de Kai.
-Oye, tu… ¿tu mamá está enfadada por lo que pasó ayer? No debí dejar que el caballo se fuese así… se me escapó, y… -suspiré, por poco tenía un accidente por haber metido la pata…



KAI JR
Miré a David y negué con la cabeza.
-Nooo, mi Mamá es muy buena, seguro que te ha perdonado.- Asentí mordiendo el bollo de nuevo.
-Le dan mucho miedo por que un caballo tiró a mi tía y se fue al cielo.- Me encogí de hombros.
-Pero a mi me gustan mucho.- Miré a Ziper y me bebí lo que quedaba del cola-cao.
-¿Nos vamos ya, profe?


DAVID
Esbocé una leve sonrisa.
-Claro, vámonos. –me levanté de la silla y le ayudé a bajar de la suya, sus pies no tocaban el suelo.
-Pues vamos a montar a caballo, como a ti te gusta. –sonreí y le cogí de la mano para llevarle fuera, ese niño era una ricura y se le podía coger cariño muy rápidamente, nos haríamos buenos amigos.



KAI JR
-¡Vamos Ziper!- Cogí la mano de David para ir a montar a caballo. Mi perrito me seguía moviendo la colita tan alegre.
Me encantaba montar a caballo y David era mucho más divertido que los otros profesores que me daban matemáticas, lengua y también historia… puaj…



SAYA
Abrí los ojos y miré el reloj. Eran casi las nueve de la mañana y había dormido fatal… siempre que tenía una bronca con Kai después me arrepentía toda la maldita noche por haberme comportado así con él… no sabía quién era más tonta, o yo por dejarle ir o él por marcharse…
Me levanté y me fui a dar una ducha caliente. Lo bueno es que no tenía náuseas esa mañana.
Después de darme una ducha, me vestí con un vestido ligero y cómodo que había en mi armario. Me acerqué a la ventana y vi como Kai Jr. montaba a caballo con el nuevo monitor. Ziper también estaba allí, tumbado en la nieve como si nada.
Sonreí levemente y me quedé mirándoles un buen rato, total, no tenía nada que hacer…



DAVID
Kai ya sabía montar, pero yo le enseñaría técnicas de mejora, saltos, y demás. Por el momento empezamos con las direcciones y los giros, el niño era muy espabilado y decía todas las órdenes con seguridad, por lo que el caballo le obedecía sin rechistar.
Su perro se quedó tumbado en la nieve moviendo el rabo y mirando cómo montaba Kai.
Sonreí y le acaricié el lomo.
-Hola, peque. –era muy gracioso, su rabito enrollado me parecía curioso.
-¡Lo haces bien, Kai! Dale una vuelta por toda la pista, a ver qué tal. –me senté en la nieve acariciando las orejas del cachorro.



SAYA
Bajé al patio donde Kai montaba a caballo. Me aburría estar dentro del castillo, además, así dejaría que la doncella hiciese su trabajo. Me puse el abrigo, aun que hacia sol y se agradecía un poco de calorcillo.
Me acerqué hasta la pista y vi que Ziper se levantaba y venía hacia mí corriendo. Me había olido, seguro.
Sonreí y me agaché para coger al cachorro cuando llegó hasta mí.
-Hola, chiquitín.- Ziper empezó a lamerme la cara y a ladrar contento mientras movía el rabillo.
Me reí y me acerqué hasta el cuidador.
-Hola.


DAVID
Me levanté corriendo cuando la reina bajó.
-Ho-hola. –me sonrojé altamente, y cuando me subía la temperatura se notaba bastante.
-Yo… Yo… Lo siento muchísimo, majestad, fue mi culpa el accidente de ayer, debí tener más cuidado, lo siento… -bajé la cabeza en señal de respeto.


SAYA
Miré al chico y negué.
-No, tranquilo, ya te dije que no tenía por que disculparte. Siempre ocurren accidentes, nadie es perfecto ¿no?- Alcé las cejas y sonreí. Dejé a Ziper en el suelo y miré a Kai Jr. mientras cabalgaba… era la viva figura de su padre… su padre, a quién yo quería matar en cuanto le viese...
-Te agradezco que te llevases al caballo, me salvaste la vida… bueno, no fue para tanto pero es que yo no soporto a estos animales, así que, es como si me hubieses salvado.- Sonreí de nuevo.
-Te debo un favor.


DAVID
Alcé la cabeza.
-¡¿Qué?! No, no, no, no, no, por Dios, no… Pero si fue culpa mía, el caballo se me escapó y por poco os… bueno, podría haberos herido. –tragué saliva.
-El que os debe un favor soy yo, lo siento de verdad. –bajé la cabeza.
-Me gustaría poder compensaros, sólo así saldaré mi deuda y estaré tranquilo.


SAYA
Le miré y me reí levemente.
-A mi no tienes porque deberme nada, y por favor, no me llames de usted… no me gusta nada…- Sonreí y suspiré.
-Te doy las gracias y no aceptaré un perdón tuyo.- Esbocé media sonrisa dulce.
-Tú sigue con tus clases y no pienses más en lo pasado.


DAVID
Tragué saliva mientras la miraba, era muy bella, nunca había visto a una mujer tan guapa, ni siquiera la ninfa del Fuego me parecía superarla.
Asentí.
-De acuerdo… -miré a Kai y llamé al caballo con un silbido, acto seguido se acercó y le acaricié el cuello.
-Vale, Kai, vamos a dar un paseo campo a través, ¿quieres?


SAYA
Kai Jr. se acercó cuando el cuidador le llamó. Sonreí y miré a mi hijo, parecía todo un príncipe ahí subido. Me dedicó una de sus más juguetonas sonrisas y acto seguido se alejó con el cuidador por el bosque.
Este chico me daba confianza, por lo que no tendría que preocuparme por nada. Me crucé de brazos y miré a Ziper que ladró captando mi atención.
Sonreí y le indiqué con la cabeza que me siguiese.
-Vamos, bolita de pelo, aquí fuera hace frío.


KAI
Suspiré, no podía concentrarme en los papeles, así que me recosté sobre mi asiento mirando al techo. Tenía que pensar en la boda, si es que Saya quería seguir adelante con ello, debía ser ahora, o al menos si ella quería casarse con el vestido que le había regalado su hermana, o tendríamos que esperar a que naciese el crío…
Suspiré, Saya no estaba en esos momentos con muchas ganas de pensar en nada de bodas, tal y como estaba de enfadada…
Cerré los ojos y me quedé ahí sentado, esperando que se pasase el rato.


SAYA
Entré en el castillo mirando a Ziper mientras corría por el pasillo. De vez en cuando el perrillo se paraba en medio del pasillo y me miraba asegurándose de que le seguía.
Cuando le alcanzaba, echaba a correr de nuevo deslizándose por el suelo ya que estaba encerado y el pobre se resbalaba.
Vi que la puerta del despacho de Kai estaba entreabierta y como Ziper colaba la cabeza por ella y después el cuerpo entero.
Puse los ojos en blanco y apreté el paso.
-Ziper, ¿dónde vas?- Lo que me faltaba ahora era otro sermón de Kai echándome la bronca porque el perro le había desconcentrado.



KAI
Suspiré cuando el perro entró en el despacho, el último ser en la tierra que quería ver en esos momentos. Eché la cabeza hacia atrás y después me incorporé.
Le miré, él estaba feliz y contento meneando su cola.
-Estás contento, ¿eh, perro? –resoplé.
-Espero que tú hayas dormido bien, porque lo que soy yo, no mucho… No me gusta dormir solo, ¿sabes? Por eso… en el fondo te comprendo, aún soy como un cachorrillo, sin Saya no puedo dormir. –me encogí de hombros.
-Tenemos un problema tú y yo, los dos queremos estar con Saya, pero a ninguno nos gusta compartir… -suspiré y le acaricié entre las orejas.
-Pórtate bien con ella, tú aún estás a tiempo… -eché la cabeza hacia atrás.
-A mí me dejará algún día de estos por carcamal y mala persona.



SAYA
Entré en el despacho y miré a Kai, estaba… ¿hablando con el perro? Este hombre había perdido la chaveta…
Me acerqué hasta Ziper y lo cogí en brazos.
-Aquí estás. No interrumpas, mal bicho.- Miré a Kai y suspiré.
-Ya me lo llevo, no te preocupes.- Ziper ladró y me lamió la barbilla mientras me daba golpecitos en el hombro con sus patitas.



KAI
Me levanté suspirando, me acerqué a Saya y la abracé por los hombros, aún con el perro entre sus brazos.
-… -no dije nada, aún estaba esperando por si me apartaba.

-Lo siento… A veces… bueno, siempre, soy un carcamal asqueroso… Soy… ciertamente incomprensible.



SAYA
Miré hacia Ziper cuando Kai me abrazó. El perro nos miraba a uno y después a otro relamiéndose el hocico.
-… Ya…- Me separé levemente y le miré suspirando.
-No quiero tus disculpas, Kai… una ya se cansa de que siempre saques las cosas de quicio y me quieras solo para ti…- Negué con la cabeza y dejé a Ziper en el suelo que salió corriendo saliendo del despacho cuando Kai Jr. le llamó.
-Olvídalo, Kai… no quiero sacar más el tema… estas perdonado…- Le miré y me giré para salir del despacho y dejarle hacer sus cosas.



KAI
Tragué saliva cuando salió. Odiaba eso, estaba perdonado pero se iba sin dedicarme una mirada… Cuando Saya se ponía así de fría conmigo era cuando empezaba a pensar cómo se sentía ella cuando yo no me dignaba nunca a pedir perdón.
Cerré los ojos y me apoyé en la pared.
Debía controlarme con ese tipo de cosas, no podía estar siempre como un gato celoso bufando a quien se acercase a mi Saya, eso era… muy machista y posesivo, el que me hubiese convertido en gato tenía cierta explicación.
Suspiré, no podía seguir así, sólo le hacía mal a Saya.



SAYA
Salí del despacho cerrando la puerta detrás de mí apoyándome en ella después.
Cerré los ojos apoyando la nuca en la puerta…
Tal vez estaba siendo muy dura con él pero me sacaba de quicio que se pusiese así de posesivo conmigo, como si me pasase todo el día alejada de él sin hacerle caso…
Abrí los ojos y me alejé por el pasillo…


JACK
Al fin conseguí salir de la maldita isla con una pequeña balsa improvisada. La isla no estaba muy lejos del continente, tardaría quizá unos días en llegar con esa tartana, pero debía salir de allí de alguna forma.
Estuve una semana casi sin saber a dónde iba hasta que la balsa tuvo una fuga y acabó hundiéndose con toda la comida que llevaba.
Había estado dos días nadando, por suerte, me pude agarrar a una roca, no había nada a mi alrededor más que agua, y más agua extendiéndose a lo largo y ancho del horizonte…
Tragué saliva, me estaba deshidratando, sin agua potable moriría pronto.
Entonces, a lo lejos, pude ver un barco, ¡un barco! Era mi salvación, debía llamarle la atención como fuese.
Por suerte, mi elemento a parte del hielo era el agua, y podía usarla, estaba en el medio idóneo. Alcé varias corrientes con la poca energía que me quedaba en el cuerpo, llamando la atención de los que iban en el barco, esperaba que me ayudasen…


SHARON
Había pasado mucho tiempo desde que vi a Saya por última vez abandonando mi barco…
Sabía perfectamente que ella jamás querría volver a estar conmigo como antes, estaba emperrada con ese rey de pacotilla… los hombres y sus influencias. Al menos me sentía bien por haberla mandado aquel vestido que pertenecía a nuestra madre. Ya que se iba a casar y no iba a poder ver, no estaba de más mandarla un regalo.
Estaba en mi camarote cuando noté que el barco paraba. Me abroché el corsé y salía a toda pastilla. Uno de mis hombres señalaba hacia el horizonte afirmando que había un hombre en el agua…
Suspiré y me asomé. En efecto, había un chico agarrado a una roca medio muerto.
-Está bien… subidlo a bordo.- Mis hombres obedecieron y subieron a mi barco al chico ofreciéndole una manta para que se secase.
Pose mis manos a cada lado de mi cintura y le miré.
-¿Y bien? Ya puedes ir diciéndome quién eres si no quieres acabar de nuevo en el agua.



JACK
Al fin, me habían recogido del agua y me ofrecieron una manta.
-No quiero mantas, quiero agua… por favor. –tenía que ser amable si no quería que me tirasen por la borda de nuevo.
Me senté, agotado de nadar y me encogí tapándome bien con la manta.
Miré a la mujer que me habló, parecía ser la capitana del barco. Suspiré, no tenía ganas ni de fijarme en su físico de lo agotado que estaba…
-Vaya recibimiento para uno de los pocos que quedamos de tu raza… -la miré.
-Mi nombre es Jack, he naufragado y necesito ayuda.


SHARON
Le miré y solté una risotada. Me agaché delante de él y le agarré de la barbilla para mirarle a la cara.
-Traedle agua, vamos.- Mis hombres se pusieron en marcha. Giré la cabeza del chico hacia un lado y hacia el otro para mirarle bien, entonces me fijé en su pelo.
-Vaya, eres un híbrido. Es la primera vez que veo uno, por lo tanto no te mereces el recibimiento de mi raza.- Solté su barbilla y me levanté apartándome para que le diesen el agua.
-Con que te llamas Jack, ¿eh? ¿Y como es que has naufragado, Jack?


JACK
Cogí la botella de agua que me ofrecieron y empecé a beber con ansia, por lo que la acabé casi en seguida. Suspiré y rogué por más.
-Iba con mi barco a buscar pescado al este, dicen que hay una gran concentración aún sin pescar. Hubo un escape en la caldera y el barco explotó. Se hundió y sobrevivimos muy pocos, el único que sigue vivo ahora soy yo, pues soy el único que tiene sangre de Aqua, ¿te sirve mi explicación o me echarás de nuevo al mar?



SHARON
Esbocé media sonrisa y le miré cuando le fueron a dar la otra botella de agua que le arrebaté antes de que pudiese llevársela a los labios. Me agaché de nuevo y le miré a los ojos.
-No te pases de listo, chaval. Puede que ahora no te devuelva al mar pero tú ponme a prueba y verás.- Le di la botella y me levanté.



JACK
Cogí la botella, ahora mismo no me convenía que se cabrease, estaba débil y si me echaba de nuevo al mar moriría, tenía que recuperarme antes de nada.
-No hace falta que seas dura conmigo, no voy a robarte ni nada por el estilo, tengo algo que hacer y sólo necesito ir a tierra, a partir de ahí me las apaño yo solo. –bebí de la botella, iba a necesitar más que un par de botellas de agua para recuperarme.


SHARON
Suspiré y le miré de nuevo.
-Que te quede claro, este barco no atraca jamás y por nada del mundo seremos tú chofer, así que, bebe agua, recupera tus fuerzas y te largas de aquí. Y si quieres ir a tierra te vas nadando o esperas a que otro barco pase y te lleve a tierra.- Miré a mis hombres.
-Darle algo de comer.


JACK
Fruncí el ceño.
-¿Qué? No puedo seguir a nado, no tengo ni idea de dónde estoy. –me levanté dejando que la manta cayese al suelo.
-Te pagaré, o te compensaré de alguna manera, pero tienes que llevarme a tierra. Ponle un precio al viaje, yo te lo pagaré una vez esté allí, lo que sea.


SHARON
Le miré de arriba abajo y alcé las cejas.
-Por tu aspecto me da que no llevas ni una moneda encima, y yo solo hago tratos con el dinero y algo me dice que si te llevo a tierra te marcharás y no volveré a verte el pelo. Lo siento precioso, pero no hago tratos si no hay pasta por medio. Te recuperarás y te largarás, es mi última palabra.- Me giré y me dirigí a mi camarote de nuevo. ¿Quién se creía que era para cambiar las reglas de mi barco?


JACK
Fruncí el ceño. Esa tía no sabía lo que hacía. Me estaba portando bien, pero en cuanto me recuperase iba a poner ese barco rumbo al continente, vamos que si lo iba a hacer.
Me costaría lo mío, pero Draco no me había revivido por nada. Debía acabar con Kai de una vez, y esa tía no me lo iba a impedir.


SAYA
Ya había caído la noche cuando terminamos de cenar. Decidí ir a sacar a pasear a Ziper ya que Kai Jr. tenía que madrugar al día siguiente para seguir con sus clases de equitación.
Aún seguía algo molesta con Kai, me había pedido perdón, peor había sido tantas las veces y siempre volvía a comportarse de igual manera… ya no podía creer en sus “lo siento, no lo volveré a hacer”.
Me puse la chaqueta y salí al jardín junto con Ziper que no paraba de mirarme para asegurarse de que estaba allí con él… ese cachorro me había cogido mucho cariño.
Hacía algo de fresco en la calle, pero no se estaba de todo mal… como se notaba que era verano.



KAI
Suspiré cuando Saya salió de casa. No me había dirigido la palabra a lo largo del día, seguía enfadada y no quería ni mirarme. Además de eso, Max no había vuelto aún, por lo que las cosas iban cada vez peor…
Me llevé las manos a la frente suspirando y me levanté dirigiéndome a mi despacho. Me sentía… ¿sucio? Quería a Saya con locura, era la mujer de mi vida y no la cambiaría por nada en el mundo. La dije que la haría feliz, pero… cuando las cosas empezaban a marchar bien, por una simple estupidez se torcían hasta el extremo de no querer ni mirarme.
Me preguntaba si no sabía qué hacer, porque… si hacía lo que yo quería, Saya acababa molesta, y si hacía lo que ella quería, a veces era yo el que acababa fastidiado. Era lo peor de ser tan diferentes, pero no podíamos evitarlo. Estaba en nosotros aprender a soportarlo y aceptarlo.
Eran muchas cosas las que había hecho que habían hecho mucho daño a Saya, nunca aprendía a hacerlo bien, pero aún así seguía a mi lado, haciendo lo que yo quería…
Cerré los ojos.
No merecía a Saya.


SAYA
Cuando terminé de pasear con Ziper, entramos en casa. Me quité el abrigo y miré al perrillo cuando me ladró.
-Si, si, ya voy…- Sonreí y le seguí cuando empezó a subir las escaleras. Me quité los zapatos quedándome descalza y seguía a Ziper hasta la puerta del cuarto de Kai Jr. El cachorro pasó de largo dirigiéndose al mío.
-Eeeh ¿A dónde crees que vas tú, bola de pelo?- Me reí y agarré al cachorrillo por su rabillo retorcido.
-Tú a tu cama.- Señalé el cuarto de mi hijo y miré a Ziper que agachó las orejas empezando a lloriquear…
Cerré los ojos y me senté en el suelo apoyando la espalda en la pared. Agarré a Ziper y le tumbé sobre mis piernas acariciándole el lomo y las orejas con ternura.
Seguí acariciándose y vi como se hacía un ovillo encima de mis piernas. Sonreí y empecé a tararearle una nana como solía hacer con Kai Jr. cuando le daba miedo dormir solo… Ziper era como un bebé… necesitaba el calor de una madre y la había visto en mí…
Seguí tarareando y acariciándole hasta que poco a poco fue cerrando los ojillos. Me quedaría allí con él hasta que se durmiese y pudiese meterlo en la cama de Kai Jr.


KAI
Desde mi despacho oí a Saya tararear. Dejé de escribir y escuché. Esa nana me sonaba, pero no sabía ubicarla… Claro… cuando Kai era más pequeño sólo se dormía así, pero casi nunca estaba yo delante para verlo…
Suspiré escuchándola y cerré los ojos.
El cachorro se estaba durmiendo, y, no supe cómo, pero me estaba entrando morriña a mí también. Parpadeé varias veces y volví a mis cosas.



SAYA
Seguí con la nana hasta que me aseguré de que Ziper estaba dormido totalmente. Cerré los ojos y suspiré levantándome poco a poco. El cachorro ni se movió, esperaba que durmiese de un tirón…
-¿Qué voy ha hacer contigo?- Susurré entrando en el cuarto de Kai Jr. y tumbé al cachorro en su cestito y le tapé con una pequeña mantita.
Me acerqué a mi hijo y le besé en la cabeza. Acto seguido salí y cerré la puerta con suavidad dirigiéndome al mío después. Kai seguía en el despacho, por lo que prefería no molestarle. Entré en el cuarto y me quité el vestido para ponerme un culot y el jersey negro que Kai me regaló. Me acerqué a la ventana y me senté en el poyete de dentro mirando las estrellas.


KAI
Salí del despacho después de que Saya acostase al perro… qué raro sonaba aquello… Seguramente dormiría de nuevo en otra habitación, no podía ver a Saya de esa forma, ella de espaldas a mí, ignorando mi presencia, era doloroso a la par que frustrante.
Aunque fuese así, al menos me acerqué a la habitación para darle las buenas noches, al menos así sabría que me iba a dormir, y por si necesitaba algo… aunque no quisiese hablarme.
Cuando entré, ella estaba en la ventana, mirando fuera. Suspiré y me apoyé en el marco de la puerta.



SAYA
Miré hacia al puerta cuando se abrió y entró Kai.
Suspiré y me levanté apoyándome en el marco de la ventana.
-No tienes porque irte a dormir a otro lado si no quieres… yo no te he echado…- Miré el cielo despejado y lleno de estrellas… incluida la que me regaló Kai… mirase donde mirase siempre había algo que me recordaba a él…



KAI
Bajé la mirada al suelo.
-Lo sé, pero prefiero que duermas tranquila sin tener que estar poniéndote al borde de la cama para no tocarme, tal y como está la cosa, ocurriría así. –me rasqué la nuca.
-Sé que por mil veces que lo diga la cosa no va a cambiar pero… Te quiero, y lo que sea bueno para ti es lo que yo quiero, aunque cometa estos errores, de verdad, lo único que quiero es que tú seas feliz. Necesito que tú lo seas para serlo yo, y… no lo hago bien. –abrí la puerta.
-No merezco ni tu perdón ni tu comprensión, por eso prefiero que no te comas la cabeza pensando en si haces bien o mal… -me encogí de hombros, ya era hora de que me rindiese, no podía estar suplicándole cada vez que nos peleásemos, si ella quería perdonarme lo haría de corazón, no tenía que ir pidiéndoselo yo, como todas las veces que había metido la pata hasta el fondo.


SAYA
Le miré y respiré hondo varias veces.
-Eres un idiota, Kai. Siempre me haces lo mismo, joder…. No puedo estar cabreada contigo porque sé que después lo pasas mal y la que se sentirá culpable soy yo por sacar las cosas de quicio…- Cerré los ojos y suspiré.
Me giré hacia Kai y le miré.
-Cierra la puerta anda, y ven aquí.- Le indiqué con la mano que se acercase.



KAI
La miré.
-Saya, por eso precisamente te lo digo. Ves que lo paso mal y enseguida cedes, eso no te beneficia, porque luego te enfadas contigo misma por haberme perdonado en seguida, ¿no lo ves? –me acerqué.
-En cuanto pase esto estarás otra vez diciendo: soy una blanda, siempre le perdono y siempre vuelve a joderme. –negué con la cabeza.
-Tú no te mereces esto.



SAYA
Suspiré y me acerqué hasta Kai. Posé mi mano en la puerta y la cerré sin apartar la mirada de los ojos de Kai.
-De eso se trata ¿no? Llevamos mucho tiempo juntos, Kai, algún día lograremos soportarnos, pero hasta entonces tendremos que seguir intentándolo.- Esbocé una suave sonrisa.
-No todo se puede conseguir de la mañana a la noche.


KAI
Negué con la cabeza encogiéndome de hombros.
-Saya, llevamos diez años juntos, ¿te parecen pocos para aprender a soportarnos? ¿Cuándo crees que lo lograremos? ¿Cuándo la mierda de máquina que tengo por corazón me deje de funcionar y sea entonces cuando seamos felices? –negué de nuevo con la cabeza.
-Es que… Siento que la pregunta que me hiciste anoche para ti sería una respuesta completamente diferente… Quiero decir que… yo creo que sólo he conseguido complicarte la vida. –bajé la mirada, me sentía de repente tan rastrero que yo mismo quería abofetear



SAYA
Desvié la mirada cuando dijo todo aquello que fue para mí como una puñalada en el corazón.
-Kai… solo dices tonterías y gilipolleces…eso no tiene porque ser así y lo sabes…- Le miré de nuevo y tragué saliva. Le agarré de la cara y le miré a los ojos.
-Por favor, Kai… olvídalo... yo quiero estar contigo y si hace falta te perdono todo, todo lo que hayas hecho. Lo perdono, ya no tienes porque sentirte mal ni pensar esas cosas….- Me sentía apurada, no quería que pensase más en esas cosas….
-Te quiero, Kai… ¿no te basta con eso? Por a mi si me basta con que sigas queriéndome…


KAI
No podía mirarla así, sentía que ella estaba dolida, pero pasaría de nuevo, estaba seguro, si no era con esto iba a ser otra cosa…
Cerré los ojos con fuerza y la abracé.
-Sabes que eso nunca va a dejar de pasar. –suspiré apretándola fuerte contra mí. Todo eso por mi cabezonería de no querer meter al perro en la cama, menuda estupidez…


SAYA
Cerré los ojos y apoyé la cabeza en su pecho.
-Lo sé… pero yo por mi parte seguiré luchando…- Rodeé su espalda con mis brazos y suspiré.
-No te vayas… quédate conmigo…- Susurré abrazándome a él con más fuerza. No quería que se marchase…
Nadie era perfecto y nadie viviría nunca en un cuento de hadas con príncipes azules ni chorradas de esas… sabía perfectamente que Kai y yo seguiríamos peleándonos pero intentaría que las cosas fuesen más amenas para los dos…


KAI
Rodeé su cintura con mis brazos y la besé en los labios, odiaba esas discusiones, no tenía sentido que nos peleásemos no habiendo necesidad de ello. Además, ahora estaba embarazada y tenía que cuidar de ella por partida doble, por ella y nuestro hijo, no debía dejar que la pasase nada, y por ello tenía que empezar a no provocarla malos disgustos.
La abracé de nuevo.
-Vamos a dormir, anda, no dormí nada bien anoche… -la besé en la frente y me senté en la cama tirando de ella para que se tumbase a mi lado. Me tumbé boca arriba e hice que ella se recostase sobre mi pecho.



SAYA
Asentí y me tumbé a su lado recostando medio cuerpo mío sobre su pecho y apoyando la cabeza sobre su hombro.
Cerré los ojos y acaricié su pecho con suavidad. Le di varios besos dulces en la barbilla y la mejilla llevando mi mano hasta su costado acariciándole con mucha ternura.
-Te quiero.- Susurré cerca de su oído y le besé en la mejilla al igual que antes.



KAI
-Y yo… mucho más. –la besé en los labios aprovechando que los tenía pegados a mí y acaricié su rostro y su pelo con la mano que no estaba rodeando su cintura. Al menos esa noche sí que dormiría tranquilo con ella a mi lado, de otra forma no podía ser.
Saya y yo nos habíamos vuelto uno solo, separados no éramos nadie y, aunque sonase a dependencia total, no era tan malo.



SHARON
Dejé que Jack se quedase es noche en mi barco. En cuanto se recuperase le echaría a patadas.
Dejé que ocupase mi camarote, a que los demás estaban ocupados… vaya fastidio, ninguno había sido capaz de prestarle el suyo. Por mi, habría dormido fuera, en la cubierta, pero si quería que se recuperase rápido, necesitaría una buena cama donde roncar…
Yo pasé la noche en mi despacho, al menos mi sofá era cómodo y dormiría igual que en mi cama.
Me desperté temprano y le hice llamar para que se reuniese conmigo en el puesto de mandos junto al timón. Tenía curiosidad por saber a donde quería ir…



JACK
No estaba del todo repuesto, no estaba al cien por cien de mis capacidades, pero me iban a echar…
Suspiré encaminándome a dónde me mandaban llamar, donde estaba la capitana. Fui directamente, preparado para lo que quisiese decirme, tenía todo listo por si tenía que salir pitando o por si tenía que mentir.


SHARON
Miré a Jack cuando se presentó en el puesto de mandos. Estaba sentada en mi silla contemplando la brújula cuando él llegó.
Tenía mejor aspecto después de haber descansado y comido lo suficiente pero aún estaba demacrado.
Suspiré y me recosté sobre mi silla cruzándome de piernas.
-Está bien, Jack. Dime hacía donde te diriges y tal vez pueda acercarte, total, un favor no hace daño a nadie ¿no?- Esbocé media sonrisa y me levanté.
-Eso si, te llevaré a donde quieras, pero en el trayecto, tendrás que desempeñar las mismas tareas que desempañan los de mi tripulación. Entiende que no puedo llevarte así como así y por todo el morral. Ya que no tienes dinero con el que pagarme, pues lo pagarás con tu esfuerzo físico ¿qué te parece? Soy una líder bastante considerable.- Pasé por su lado deslizando mi dedo índice por su barbilla y sentándome finalmente sobre la mesa.


JACK
Suspiré cuando me propuso aquello, no tenía tiempo para andar con finuras, tenía que aceptarlo y apechugar con lo que me tocaba.
Cerré los ojos cuando pasó su dedo por mi barbilla y la miré de reojo cuando pasó de largo.
-Está bien, acepto. Haré lo que tu tripulación hace cada día, sólo pido que me lleves al continente, no pido lugar concreto, solamente eso… -esperaba que las tareas no implicasen nada que no pudiese hacer, siempre había sido mañoso, pero… esa mujer parecía muy tiquismiquis.



SHARON
Miré al chico y sonreí.
-Muy bien, te llevaré al continente. No está muy lejos de aquí.- Suspiré y me levanté.
-Qué pena, ahora que me empezabas a caer bien te vas.- Solté una risotada.
Miré a uno de mis hombres y sonreí.
-Proporcionarle ropas limpias y por Dios, dejar que se de un baño.- Sonreí alzando las cejas y salí del puesto de mandos.



JACK
La miré mientras se marchaba. ¿Qué empezaba a caerle bien? Vamos… No llevaba ahí ni veinticuatro horas y desde el principio había estado lanzándome indirectas de que me iba a tirar al mar, esa mujer estaba como una cabra, y lo peor es que su cara me sonaba…
Salí de la sala para ir a darme un baño, la verdad es que no me vendría nada mal.



SHARON
Me fui a la cubierta y me apoyé en la barandilla mirando hacia el horizonte.
Ese chico tenía algo que me ponía los pelos de punta…
No era un simple híbrido y no me tragaba para nada la historia esa del naufragio…
Jack estaba ocultando algo y había accedido a llevarle a tierra para descubrir que era eso que me ocultaba, pero, por ahora mantendría la postura y no le quitaría ojo de encima.



JACK
Después de darme un largo baño y relajarme, me dieron ropa que no era para nada de mi estilo, pero, ¿qué iba a decir? Y salí fuera, a la cubierta, donde estaba ella para darme instrucciones de lo que debía hacer.
Carraspeé situándome detrás de ella.
-Tú me dirás qué debo hacer estos días para poder volver.


SHARON
Me giré cuando escuché la voz de Jack a mis espaldas.
Le miré de arriba abajo… que pintas tenía el pobre con esa ropa.
Sonreí y le ofrecí una fregona.
-Pues mira, puedes empezar fregando el suelo. Es tarea fácil y así no te cansarás tanto o si lo prefieres puedo mandarte a cargar y descargar toneles.- Sonreí de manera encantadora.
-Lo que prefieras.


JACK
Cogí la fregona.
-La verdad es que se me dan mejor otro tipo de favores, ya sabes, hace mucho tiempo que no estoy con una mujer, pero bueno, me pondré a fregar suelos, será más productivo para todos. –me encogí de hombros y me fui buscando un cubo donde poder usar la fregona para fregar, cosa que yo en mi vida había hecho pocas veces.



SHARON
Alcé las cejas y miré al chico cuando me propuso sexo de esa manera. Solté una risotada y le di el cubo con agua mirándole a los ojos.
-Tú limítate a fregar y deja el tema del sexo para los mayores, ricura.- Me reí levemente y me marché al interior del barco.
No tenía otras cosas que hacer que echar un polvo con ese chiquillo.


JACK
Alcé las cejas.
-No tienes ni idea de mi edad… -negué con la cabeza. A veces aparentaba ser menor de lo que era, pero no era para nada un crío como ella se pensaba.
Me armé con el cubo y empecé a fregar la cubierta, que ya de por sí traía bastante trabajo…


SAYA
Me froté los ojos frunciendo el ceño cuando el sol me dio en toda la cara mientras dormía placidamente… bueno… no tan placidamente… había tenido un sueño muy raro…
Suspiré y bajé la mirada hacia mi cintura la cual rodeaba uno de los brazos de Kai.
Sonreí y miré la hora. Eran más de la once de la mañana. Había dormido bastante comparada con la noche anterior.
Posé mi mano en la de Kai y retiré su brazo con cuidado de no despertarle. Me levanté de la cama y me bajé un poco el jersey ya que se me había levantado por el brazo de Kai..
Me dirigí al baño para lavarme un poco la cara y demás.


KAI
Abrí los ojos levemente cuando Saya se levantó. Me rasqué la nuca poniéndome boca arriba en la cama, había dormido mucho mejor junto a Saya, y se notaba.
Suspiré y me senté en la cama retirando las sábanas. Me fijé en que había dormido con la ropa.
-Oh, vaya…



SAYA
Volví del baño y vi que Kai de había despertado y se quejaba por algo.
-Hola… ¿qué pasa?- Me fije que llevaba la ropa de ayer.
-Ohm… ya veo….- Miré a Kai y sonreí.
-Bueno, eso tiene fácil solución.- Me senté frente a él y agarré el extremo se su camiseta tirando de ella hacia arriba y tirándola al suelo cuando se la quité del todo.
-¿Hago lo mismo con los pantalones o te los quitas tú?


KAI
Sonreí y me tumbé en la cama de nuevo con las manos tras la nuca.
-Hoy estoy vago, me parece que me los vas a tener que quitar tú. –sonreí alzando las cejas.



SAYA
Me reí y negué con la cabeza mirándole.
-Pero mira que tienes morro.- En fin… ya que estaba iba a aprovechar un poco de la situación.
Deslicé mis manos desde su pecho hasta su abdomen acariciando su piel con mis uñas sin llegar ha hacerla nada de daño. Agarré el cinturón de sus pantalones y lo desabroché tirando de él y dejando que cayese al suelo junto con la camisa.
Esbocé media sonrisa y desabroché su pantalón bajándolo lentamente hasta que se los quité finalmente. Lo dejé caer al suelo y me puse encima de Kai colocando mis rodillas a cada lado de su cintura y mis manos a cada lado de su cabeza.
-Pues ya está, ahora si que pareces todo un rey, ¿eh?


KAI
Sonreí asintiendo.
-Aunque aún me falta algo. –la cogí de la barbilla y la besé con suavidad, saboreando bien sus labios con los míos, la había echado de menos, como en cada pelea.
La miré sonriendo.



SAYA
Sonreí y le volví a besar tumbándome sobre él. Le agarré de la nuca haciendo que alzase la cabeza levemente mientras absorbía sus labios de manera intensa. Cada vez que me peleaba con el extrañaba su forma de besarme… bueno, le extrañaba a él entero.
Me separé levemente y le miré a los ojos. Le di un besó más corto seguido de otro.


KAI
Sonreí rodeando su cintura con mis brazos y la besé de nuevo, más intenso que antes y más largo.
-¿A dónde pensabas que ibas, eh? –la di un beso corto.
-Eh, ¿a dónde? –sonreí.
-Te ibas sin mí…


SAYA
Le besé de nuevo agarrando su pelo entre mis dedos.
Le miré u sonreí.
-¿Yo? Sabes que yo no me voy a ningún sitio si no es contigo.- Le di otro beso, un poco más corto que lo anteriores.
Llamaron a la puerta y se escuchó una voz de mujer, una de las doncellas, hablar desde fuera.
-Mi señor… siento molestarle pero… su… su hermano…el príncipe Max esté en el recibidor junto con su mujer y sus hijas… le están esperando….- Miré a Kai y me quité de encima suya para que pudiese acudir junto a su hermano.



KAI
Suspiré y me senté.
-Lo siento… Se ve que el mundo no quiere que pasemos las mañanas juntos… -me rasqué la nuca.
-No puedo bajar así… -la miré.
-¿Te importaría ir yendo tú mientras yo me doy una ducha? –esbocé media sonrisa y la besé. Me levanté y me dirigí a la ducha.



SAYA
Asentí y sonreí levantándome de la cama.
-Claro. Tú dúchate, yo me encargo de avisar a Max.- Me deshice del jersey y del culot mientras me acercaba al armario para coger un vestido limpio de esos que tanto le gustaban a Kai… será por vestidos…
Cogí uno al azar y me lo puse. Cerré el armario y salí del cuarto cerrando la puerta. Bajé las escaleras y me encintré con Max y Natty en el recibidor con sus niñas y las maletas.
Sonreí levemente y me acerqué hasta ellos.
-Hola…


MAX
Esperé a Kai en el recibidor pero en vez de bajar él bajó Saya. Suspiré cogiendo la mano de Alice.
-Hola…- Correspondí al saludo de Saya cuando se acercó hasta nosotros.
-¿Y Kai? Aún sigue con las sábanas pegadas, ¿verdad?- Dije de manera seca… sentía que ese castillo había dejado de ser mi hogar.



SAYA
Miré a Max y alcé las cejas.
-No, Max, está dándose una ducha y ahora baja.- Le miré fríamente al igual que él me dedicó esas palabras.
-No tardará en bajar… esperadle en la sala de estar si queréis.- Max me miró con inquina y agarró la mano de sus hijas guiándolas hasta la sala de estar.
Suspiré frotándome al nuca… como se notaba que Max seguía cabreado… si no ponía un poco de su parte, Kai se vendría abajo…



NATTY
Volvimos a casa, aunque sabía con seguridad que Max no volvía porque había perdonado a su hermano, lo hacía por nosotras, al igual que decidimos ir donde él fuese, él decidió que si debía volver por nosotras lo haría…
Miré a Saya seriamente mientras hablaba con Max, después él cogió a las niñas y se las llevó a la sala de estar, yo me quedé mirando a Saya.
Cuando nos fuimos, la cosa no acabó muy bien. Kai se había portado de forma nefasta con Max a pesar de ser su hermano, y yo acabé dándole una bofetada, y Saya no se quedó quieta.
Llegaba con la intención de oírla disculparse, pero al verla se me quitaron las ganas de cabrearme con nadie, llevábamos unos días muy duros, intentando que Max se calmase, que reconsiderase lo que había pasado, y no tenía ganas de pelearme más con Saya…
Suspiré y me acerqué dándola un abrazo.
-Siento que haya pasado todo esto…



SAYA
Miré a Natty y asentí.
-Ya… y yo… pero Max parece que no está dispuesto a perdonar a Kai… aún que, no tiene porque exigirle a Kai que le pida perdón, él no ha hecho nada. Max no quiso escuchar y es lo que trajo los problemas… espero que ahora sepa escuchar y entienda lo que le quiere decir su hermano…- Miré hacia la sala de estar.
-De todas maneras… me alegro de que estéis aquí…


NATTY
Sonreí levemente suspirando.
-Ya… -miré a la sala de estar.
-Bueno… no sé por qué Max está así, la verdad. Entiendo que no quiera estar viviendo en el mismo lugar que ese tipo, yo tampoco… Pero esta es su casa, nació aquí y vive aquí de toda la vida, de repente hacer esto, es… -negué con la cabeza.
-No sé, le noto extraño. –tragué saliva.
-Está muy frío cuando habla de Kai y todo eso, y el venir aquí le ha puesto de muy mal humor. Kai se lo va a tener que currar si quiere que Max se quede.



SAYA
Miré a Natty y suspiré sin decir nada más.
Me aliviaba el saber que las cosas podrían arreglarse, pero… me fastidiaría mucho el que Kai hiciese todo el trabajo con tal de convencer al cabezón de su hermano que se quedase. Kai no había hecho nada malo, entonces ¿por qué debía disculparse con Max?
Negué con la cabeza y miré a Natty de nuevo.
-Espera a Kai con Max… ahora bajará…- Miré hacia las escaleras.



KAI
Cuando terminé de ducharme me puse ropa limpia y bajé las escaleras. Saya estaba sola en el recibidor, debía haberles llevado a otra sala.
-Bueno… -fruncí el ceño.
-Lo tengo crudo, ¿no? Sigue… enfadado, supongo, y Natty querrá volver a pegarme o algo por el estilo, supongo.



SAYA
Miré a Kai cuando bajó las escaleras. Me acerqué a él y negué con la cabeza.
-Tranquilo ¿vale? Ya verás como el cabez… bueno… Max, lo comprende todo y se queda al final.- Asentí y sonreí levemente.
-Eso si, Kai…- Le miré a los ojos firmemente.
-No se te ocurra pedirle perdón ¿me has oído? Tú no has hecho nada para tener que disculparte, que sea él quién te pida disculpas a ti por como te trató o la liaré parda.


KAI
Desvié la mirada suspirando.
-No pretendía pedirle perdón, él fue el que se comportó así y se marchó sin dejarme explicarme. James estaba aquí por sus actos, y además… ya no vive aquí, así que el problema está erradicado. –carraspeé.
-Pues nada, vamos para allá. –la agarré de la mano y tiré de ella.
Entramos en la sala de estar, donde estaban ellos sentados, esperando a que llegase.



MAX
Me levanté del sillón cuando Kai entró en la sala de estar. Miré a las niñas y sonreí levemente.
-¿Por qué no os vais a jugar fuera? Papá tiene que hablar con el tío y es mejor que vosotras no estéis aquí.- Las di una palmadita en el culete para que se fuesen. No quería que estuviesen delante por si las cosas se torcían.
Miré a Kai cuando las niñas se marcharon.



KAI
Suspiré. Si había echado a las niñas de la sala era que no pretendía ser ni amable ni cuidadoso con lo que pudiese decir. Definitivamente no venía en son de paz.
Le miré, se notaba la tensión en el ambiente. Saya a mi lado y Natty al lado de Max, que parecía que tampoco iba a poner de su parte por hacerlo todo más fácil, defendería a Max a capa y espada.
-Bueno… Ya estáis aquí.



MAX
Miré a Kai y me volví a sentar en el sillón asintiendo.
-SI, y espero no arrepentirme de haber vuelto. Como ya te dije lo hago por Natty y las crías, yo no hubiese vuelto por nada del mundo después de ver en que se ha convertido el castillo de nuestro padre.- Miré a Kai sin ningún miedo. Antes me daba respeto pero ahora tan solo me inspiraba lástima.



KAI
uncí el ceño.
-¿Qué quieres decir con eso, Max? El castillo de padre sigue igual que antes, no he cambiado nada. Eres tú el que se ha empeñado en hacerlo ver así. –negué con la cabeza cruzándome de brazos.
-No quieres entenderlo, estás cegado. Ni siquiera sabes ya por qué no quieres estar aquí. ¿Cuál es el problema? Esta es tu casa, yo soy tu hermano y todo lo que tienes está aquí. Dime, ¿qué te echa para atrás?



MAX
Fruncí el ceño y le miré.
-A mi no me echa nada para atrás, Kai. Es solo que te has vuelto un blando y me da asco tu manera de gobernar. Antes no se te habría pasado por la cabeza meter en este castillo a un asesino por mucho que digas que ha cambiado. Los asesinos jamás cambian. Pones en peligro al reino ¿esa es la clase de Rey que quieres ser?- Fruncí el ceño negando con la cabeza.



KAI
Negué con la cabeza.
-Max, estás totalmente ciego. No quieres ver la verdad. James ha hecho por mí y por el mundo más de lo que ya has hecho tú, deberías al menos considerar en darle una oportunidad. No queda nada de Sombra en él, además… Ya no vive aquí. –sabía que eso no le haría perdonarme, pero al menos le resultaría más cómodo si sabía que no tenía que vivir en el mismo lugar que él.


MAX
Miré a Kai y asentí.
-Muy bien, estaré ciego pero al menos tengo más prudencia que tú y sabría gobernar el reino mucho mejor. Antes no eras así… no sé que cojones te ha pasado, Kai… pero me has decepcionado…- Desvié la mirada.
-Está bien, nos quedaremos, pero como te he dicho, por Natty y mis hijas no porque yo quiera volver a casa.


KAI
Le miré sin dar crédito a lo que decía.
-¿Pero qué estás diciendo, Max? ¿Tú te oyes? Estás hablando como si quisieses derrocarme del puesto o algo parecido. ¿Se puede saber qué te pasa? Es que no me escuchas. No me hace falta ser prudente porque conozco a James y sé que no me va a traicionar. Yo también estoy muy decepcionado contigo, Max, no sabes cuánto… -suspiré desviando la mirada.
-Pensaba que eras mucho más racional que esto, no… no pensé que serías así.



MAX
Alcé las cejas y me levanté.
-Bueno, la gente cambia ¿no?- Pasé por su lado dándole un golpe en el hombro con el mío. Cogí mi maleta y me subí a mi cuarto. No quería hablar más con Kai me ponía de muy mala leche y no me apetecía hacer otra cosa que encerrarme en mi habitación y olvidarme de que Kai existía.


KAI
Suspiré llevándome la mano a la frente. Estaba totalmente encabezonado con que tenía razón y se negaba a escucharme. Natty se levantó y siguió a Max. Desvié la mirada a un lado de la habitación.
-Maldita sea… Max no quiere escuchar, está totalmente ciego, no sé qué cojones le pasa…



SAYA
Max salió de la sala de estar de mala manera y dejando allí a Kai como si no le importase como se sintiese.
Suspiré y me acerqué a Kai posando mi mano en su hombro.
-No lo sé, Kai… Max está muy raro, pero también cabreado… creo que podría tener miedo por lo que pudiese pasar con Jimmy… como si alguna vez pudiese traicionarnos o… no sé…- Negué con la cabeza y miré a Kai.


KAI
-Ya lo sé, y tiene derecho a tener miedo, pero no quiere escucharme de ninguna de las maneras, sólo piensa en que es peligroso y punto, pasa de todo lo que yo le diga. –suspiré mirando a Saya.
-Hay algo a parte de todo esto que le molesta que no quiere contarme, y seguramente esté relacionado conmigo, porque… nunca me ha tratado con esa frialdad.



SAYA
Bajé la mirada y suspiré.
-Creo que te lo ha dejado bastante claro…- Miré a Kai de nuevo haciendo una mueca de disgusto. -Es verdad que antes no habrías dejado alojarse a nadie más en el castillo, así mantenías a salvo a todos los miembros de tu familia y, bueno… Jimmy no tiene muy buena fama… Max te consideraba un rey fuerte… pero ahora…- Me encogí de hombros.
-Al dejar que Jimmy viniese hasta aquí ha descompuesto totalmente la imagen que tenía Max de ti…


KAI
Fruncí el ceño bajando la mirada al suelo.
-Tú también piensas que me he vuelto un blando, ¿verdad? –la miré. La verdad es que ahora no era tan… bueno, estricto y serio como antes, y eso, de algún modo, se veía reflejado en mis actos, como ese.
Negué con la cabeza.
-Jamás estará todo el mundo a gusto con mis decisiones.



SAYA
Le miré y alcé las cejas.
-¿Qué? No, Kai, yo no he dicho eso. Yo no pienso que seas un blando. Yo solo te he dicho lo que creo que piensa Max…- Suspiré y me froté la frente… la estaba cagando aún más, joder…
-Kai, no eres un blando, ni mucho menos. Tus decisiones siempre serán aprobadas por todos quieran o no. Eres el rey y tú decides quién entra y quién sale del castillo. Tú has aceptado que Jimmy se quedase dentro y Max se marchó por no querer escuchar. No tienes que pensar que eres blando, por que no es cierto…-Le miré y me senté sobre el brazo de uno de los sillones.
-No sé que más decirte, Kai… esto me queda grande…


KAI
La miré y suspiré. Negué con la cabeza y me acerqué agachándome frente a ella.
-No te preocupes tú por esto, Saya, no tienes nada que ver. Esto es entre Max y yo… -la agarré de las manos.
-No quiero que tengas que involucrarte, ¿vale? Te agradezco muchísimo que llamases a Natty, pero prefiero que te mantengas al margen, no quiero que te sientas responsable.



SAYA
Le miré a los ojos y negué con la cabeza.
-No puedo mantenerme al margen, Kai… si a ti te afecta algo a mí también. No puedes pedirme que me mantenga al margen porque sabes que no puedo. Me mata verte así, por lo que te ayudaré en todo lo que pueda…- Suspiré y cerré los ojos un momento.
-Estamos juntos en esto ¿no? Y en todo lo que venga…


KAI
Suspiré con una sonrisa y la abracé, apoyando su cabeza en mi hombro.
-Gracias por todo esto… Pero creo que el que verdaderamente lo está pasando mal es Max… -suspiré y la besé en el pelo antes de separarme de ella.
-Creo… que ya no es mi hermano pequeño, no al menos mi hermano pequeño de siempre.


SAYA
Suspiré profundamente y me encogí de hombros.
-No siempre podrá ser tu hermano pequeño… la verdad es que ha cambiado mucho, pero no se puede hacer nada por evitar los cambios…- Le acaricié la mejilla con el reverso de mi mano y le besé en la frente a continuación. Apoyé me frente en la suya y cerré los ojos acariciando su nuca.
-No teníamos bastantes problemas ya que también se nos acumula este…


KAI
Suspiré mirándola.
-Supongo que somos una atracción para los problemas, todos vienen a nosotros. –me encogí de hombros.
-De momento no pienses en ello. Me encargaré de hacer que me escuche, si no lo hace… -negué con la cabeza.
-Es que no llego a entenderlo, por eso no sé cómo hablarle.



SAYA
Me encogí de hombros y cerré los ojos de nuevo.
-Creo que lo mejor es que le dejes de momento. Para ver si viviendo de nuevo aquí se le pasa el enfado… y si ves que no… pues entonces hablas con él…- Me separé levemente de él y le miré apartándole el flequillo de la frente. Sonreí levemente.
-¿Qué te parece esta idea? Lo que menos necesita es que le agobien y tampoco es bueno para ti.


KAI
Asentí.
-Creo que va a ser lo mejor. Lo único son… las miradas, y las palabras que tendré que aguantar hasta que se calme, pero podré soportarlo, si todos me soportáis así todos los días es que no debe ser tan malo. –solté una risotada y me levanté.
-Bueno… ¿Te apetece hacer algo? Quitando una vuelta en caballo, supongo… -esbocé media sonrisa.


SAYA
Me levanté del brazo del sillón y le miré suspirando.
-Podemos hacer lo que tú quieras.- Sonreí de manera cariñosa mirándole a los ojos.
-Lo que te apetezca a ti yo lo haré, sin quejarme.- Asentí.
-Estoy dispuesta.- Me reí levemente.


KAI
Sonreí y la agarré de la cintura.
-Entonces… debemos aprovechar el día perdido de ayer, ¿no crees? –acaricié su espalda mirándola y acerqué mis labios a los suyos, jugueteando antes de juntarlos y besarlos.
No quería pararme a pensar en lo de Max, le dejaría su tiempo para volver a acostumbrarse.


JACK
La capitana del barco, que había logrado enterarme de que se llamaba Sharon, me mandó hacer tareas de tipo limpiar, limpiar y… limpiar. Vamos, que le estaba dejando el barco como los chorros del oro, todo eso para que me llevase a tierra, y eso si no le daba por tirarme al mar.
No conocía a esa tía, pero no parecía estar muy en sus cabales.
Suspiré después de terminar de lavar los platos de la comida y me dirigí a la cubierta harto de limpiar, necesitaba llegar pronto a tierra, debía encargarme de Kai, por algo estaba aquí, si no, ¿de qué me había servido revivir?



SHARON
Después de comer, me fui a mi camarote dejando a Jack lavando los platos.
Tardaríamos más o menos un días en llegar a tierra, mientras que se dedicase a limpiar en vez de estar por ahí estorbando.
Me metí en mi camarote para seguir haciendo mis cosas, aun que, esa tarde se me jodería la siesta, ya que debía estar al loro de lo que hacía el híbrido.



JACK
Estaba harto de toda esa situación, debía llegar a tierra y, la última vez con mi barco desde la isla tardé mucho menos, sin embargo, ahora que estábamos más lejos de la isla, qué casualidad que tardásemos más, esa tía me vacilaba.
-¡Dios! –di una patada a la barandilla de la cubierta. Me sentía impotente, podría haberme ido tranquilamente con el poder de la oscuridad, pero me la habían arrebatado, siempre Kai y sus amiguitos, no me extrañaba que Draco los odiase tanto.
Me encaminé al camarote de Sharon, esperaba que no me estuviese tomando el pelo. Abrí la puerta sin llamar.
-Oye, una preguntita sin importancia, ¿cuánto tardaremos en llegar, un mes, dos, el tiempo que te convenga que esté limpiando?



SHARON
La puerta de mi camarote se abrió de golpe dando paso a Jack. Levanté la mirada de mi mesa y le miré a él.
Suspiré y me levanté de mi silla lentamente y me crucé de brazos.
-Llegaremos mañana por la mañana, pero puedo hacer que tardemos un mes, dos, tres años ¡o los que me convengan!- Grité la última frase y le abofeteé la mejilla.
-¡¿Quién cojones te crees que eres para entrar en mi camarote y exigirme, eh?!- Le agarré del cuello de la camiseta y le miré a los ojos.
-Escúchame niñato. Este es MI barco y son MIS reglas. Por mí habría pasado de largo al verte en medio de la nada, pero decidí apiadarme de ti. No hagas que me arrepienta porque soy capaz de tirarte al mar de nuevo.


JACK
Fruncí el ceño y aparté su mano de mi camiseta.
-Mira, me dan igual tus normas y que este sea tu jodido barco, hicimos un trato y tú estás manipulando las cosas para que tardemos más, yo tengo que volver al puto continente para cumplir con una misión, ¿te enteras? ¡Y ni tú ni ninguna mujer de tres al cuarto me va a impedir que lo haga! –salí del camarote dando un portazo y cogí la silla que había al lado de la puerta, haciendo tope con el pomo.
Al menos así la pararía un momento.
-Malditas mujeres… -me fui directamente a la sala del timón, donde estaba el timonel a los mandos. Me acerqué, le agarré de la cabeza y le partí el cuello, haciendo que cayese al suelo.
Agarré los mandos y miré la brújula. Metí marcha a los motores y cerré la puerta poniendo los cerrojos, debía conseguir el máximo tiempo posible antes de que la tía esa apareciese.



SHARON
Fruncí el ceño y saqué de mi cajón dos pistolas, las cargué y salí de mi camarote dándole una fuerte patada a la puerta. ¿Qué cojones se pensaba este tío que era? Nadie jugaba conmigo ni se apoderaba de mi barco.
Subí a la sala del timón y empujé la puerta cargándome el pestillo. Apunté a Jack con una de mis pistolas y disparé acertándole en el hombro derecho. Miré a mi timonel… el muy cabrón se lo había cargado.
Paré el barco y me guardé las pistolas. Agarré a Jack del cuello y le alcé.
-Última parada, híbrido.- Le empujé haciendo que cayese fuera del barco al mar. Me acerqué al timón y le di marcha al barco dejándole allí.


JACK
Salí a la superficie, el agua se estaba tiñendo de rojo por culpa de la sangre de mi hombro. Fruncí el ceño mirando como el barco se alejaba.
-¡¡Hija de puta!! ¡¡Ojala naufragues y duermas con los peces!! –escupí agua que tenía en la boca y miré mi hombro, buena la había hecho… Cerré los ojos con fuerza y miré a mí alrededor. Debía encontrar algo con lo que llegar a tierra, me la había jugado…



SHARON
Fruncí el ceño y suspiré fuertemente cuando le escuché gritar. Cerré los ojos un momento y después los abrí descendiendo la marcha del barco.
Fui hacia al cubierta y me asomé al borde. Agarré un cabo y lo lancé al agua.
-Sube de una puta vez antes de que me arrepienta, gusano.- Estuve armada por si acaso se le ocurría volver a apoderarse de mi barco.



JACK
Fruncí el ceño cuando me ofreció un cabo para volver a subir al barco. No sabía qué tenía en mente, pero… no podía quedarme ahí. Me agarré al cabo con el brazo bueno.
Después de haber hecho eso seguía aceptándome en el barco… esa tía lo que quería era torturarme, seguro, hacerme desear no haber nacido o algo de eso, me daba muy mala espina…


SHARON
Tiré del cavo cuando lo agarró con el brazo bueno.
-¿Qué estas haciendo, Sharon?- Me pregunté a mi misma…
Le ayudé a subir finalmente a cubierta. Agarré una de mis pistolas y presioné la herida de su hombro con mis dedos.
-Muy bien, más te vale escucharme si no quieres ser pasto de los tiburones.- Le apunté con mi pistola colocándola bajo su barbilla y presionando aún más su herida, para que dejase de sangrar y también para joderle un poco.
-Esto solo ha sido un aviso, la próxima vez que intentes apoderarte de mi barco y mates a otro más de mis hombres, te pegaré un tiro entre ceja y ceja y yacerás en el fondo del mar ¿está claro? Hemos hecho un trato, te llevaré a tierra y hasta mañana por la mañana no llegaremos ¿Crees que podrá portarte bien en ese tiempo?


JACK
Proliferé un grito cuando la muy bruta empezó a apretarme la herida. La miré enfurecido. Esa tía tenía la mente muy descolocada…
Me mordí el labio para no soltarle mil insultos mientras me torturaba con la herida, en esos momentos me tenía prácticamente a su merced, no podía hacer nada…
Cerré los ojos y, muy a mi pesar, asentí a su pregunta. Me estaba dando una oportunidad de oro, y, si podía ser, llegaríamos por la mañana, tampoco era para tanto.



SHARON
Aparté la pistola y le levanté tirando de su brazo.
-Buen chico.- Miré sus ropas, estaban totalmente mojadas y llenas de sangre.
-Vamos… te curaré la herida, ya lo que me faltaba también es que se te infectase y tuviese a un moribundo en el barco…- Puse los ojos en blanco y le guié hasta mi camarote.



JACK
No dije nada, en esos momentos tenía ganas de atravesarla, pero no tenía ni mi espada ni ningún arma de utilidad.
Suspiré.
-A ti lo que te pasa es que estás loquita por mí y por eso no quieres echarme del barco… -negué con la cabeza, no le encontraba explicación a lo que hacía. Fruncí el ceño mirando mi herida.



SHARON
Le miré de soslayo y abrí la puerta del camarote.
-Entra de una vez Romeo y deja esos comentarios para las crías de tu edad…- Cerré la puerta y le señalé la cama.
-Túmbate y quítate la camiseta.- Me acerqué a mi armario y saqué el botiquín, hilo y una aguja que cautericé con el fuego de la vela que tenía encima de mi mesa.


JACK
Fruncí el ceño obedeciéndola.
-¿Lo ves? Lo único que quieres es violarme, ya me haces desnudarme. Además, no sé por qué tanto empeño en ello… -me llevé la mano del brazo bueno a la frente, me haría daño aposta, de eso estaba seguro.
-Y que sepas que no soy ningún crío, seguramente ande por la misma edad que tú, ¿o cuántos tienes? ¿Cuarenta? Por ahí debes andar para llamarme crío…


SHARON
Me acerqué a Jack soplando la aguja y le miré alzando las cejas.
-¿Y a ti eso que te importa? Te he dicho que te tumbes.- Le empujé haciendo que se sentase en la cama. Suspiré y cogí el botiquín sentándome a un lado cuando él se tumbó. Le miré el pecho cuando estuvo totalmente tumbado, tenía alguna herida que otra ya cicatrizada.
-Joder… ¿vienes de la guerra o qué?- Saqué las pinzas quirúrgicas del botiquín para sacarle la bala.



JACK
-Sí, bueno. Digamos que no soy un chico que se esté quietecito en casa… Siempre he estado peleando y como consecuencia… -señalé mis cicatrices- Esto.
Aunque la más bonita es esta. –señalé la cicatriz provocada por Kai, la que acabó con mi vida.
-La tengo especial cariño. –suspiré mirando las pinzas, ya me iba a hurgar por dentro…



SHARON
Alcé Las cejas y asentí.
-Ya veo.- Saqué un palo de madera pequeño antes de empezar a extraerle la bala.
-Abre la boca y muerde el palo, anda.- Se lo entregué y esperé a que se lo metiese en la boca para meter las pinzas en la herida.
-Aguanta un poco, Romeo.


JACK
Suspiré y mordí el palo.
-Va, dale caña, morena. –dije con el palo entre los dientes, eso iba a doler, intentaría concentrar hielo alrededor de la herida para que no fuese tan doloroso…
Cerré los ojos cogiendo aire.


SHARON
Esbocé media sonrisa y me incliné para tener la herida más de cerca.
-Pues nada, vamos allá.- Metí las pinzas poco a poco y empecé a buscar la bala, por suerte no estaba tan profunda… ¿por suerte? ¡Ese cabrón debería haber muerto, coño!
-Aguanta que ya casi la tengo.


JACK
Apreté el palo con los dientes mientras hurgaba por dentro de la carne. Agarré su antebrazo con fuerza, me estaba destrozando.
Escupí el palo.
-Sácala, joder. –me daba igual si me dejaba secuelas, con que el brazo me sirviese para pelear más tarde me daba por satisfecho.


SHARON
Miré a Jack y puse los ojos en blanco.
-Ya voy, ya voy… nenaza.- Suspiré y agarré la bala entre las pinzas. Tiré de ellas y las saqué de dentro de su herida.
-Ya está ¿ves? No era para tanto, quejica.- Tiré la bala a la basura y presioné la herida con una gasa para que no sangrase.


JACK
-Dios… -la miré entrecerrando los ojos.
-No es para tanto, pero si se llega a hundir un poco más lo mismo me mata… -me senté agarrando la gasa contra la herida.
-Esto… no sé qué hacer ahora, primero has intentado matarme y luego me has curado… ¿Te doy una hostia o te lo agradezco?



SHARON
Le miré y alcé las cejas.
-Ya te he dicho que tan solo era un aviso, no tenía intención de matarte. Si no, te hubiese volado la cabeza.- Cogí la aguja y el hilo para poder coserle la herida. Retiré la gasa y le miré.
-¿Me dejas?


JACK
Suspiré y aparté la mano.
Ella empezó a coserme la herida, definitivamente algo no iba bien. Suspiré y me fijé en su figura ahora que la tenía tan cerca. Había estado tan débil y después tan ocupado que no me había fijado en el cuerpo escándalo que tenía Sharon…
Parpadeé desviando la mirada, si se fijaba en que la estaba mirando me daría una hostia…



SHARON
Mientras le cosía la herida vi que Jack empezaba a mirarme descaradamente.
Suspiré y volví la mirada a la herida ya cerrada.
-¿Hay algo de tu agrado?- Le pregunté cortando el hilo con los dientes.
Le miré mientras guardaba la herida y alcé las cejas.
-No me gusta que los hombres me miren de esa manera, como si fuese comestible.



JACK
Me encogí de hombros.
-No eres comestible, es sólo que me estaba fijando en tus… no sé, tu físico, no me había dado cuenta hasta ahora de lo bien dotada que estás. –la miré.
-Soy un hombre, no pretenderás que me fije en tu precioso corsé, ¿no? –negué con la cabeza.



SHARON
Entrecerré los ojos y me crucé de brazos.
-Si quieres fijarte en mujeres, vete aun burdel, idiota.- Me levanté y guardé el botiquín en el armario. Saqué algo de ropa seca y se le lancé a la cara.
-Aquí tienes ropa seca y ten mucho cuidado con lo que haces, guapito de cara, te lo advierto.


JACK
Cogí la ropa riéndome.
-No te enfades, te estoy haciendo cumplidos. Lo malo hubiese sido que te hubiese asqueado… -me quité los pantalones para cambiarme de ropa, y los eché al suelo, no eran míos, así que, que hiciesen con ellos lo que quisiesen.
-Compréndeme, hace mucho que no estoy con una mujer.



SHARON
Alcé una ceja cuando se desnudó delante de mí… vaya… no estaba tan mal el nene…
Negué con la cabeza y suspiré.
-Lo comprendo, pero no es mi problema, si hace mucho que no estás con una mujer ya sabes lo que hacer y si no, te lo digo yo: Machácatela.- Me acerqué y cogí la ropa que había tirado arrojándola a la basura.


JACK
Solté una risotada cogiendo la camiseta limpia.
-No soy de esos. –me puse la camiseta.
-Soy más de seducir a alguna chavalita que lo haga por mí. –me encogí de hombros y me levanté para poder ponerme el pantalón.
-No sé si querrás responder, pero… ¿Hace cuánto no echas un buen polvo?



SHARON
Bufé y puse los ojos en blanco.
-Hombres, siempre pensando en lo mismo…- Negué con la cabeza y abrí la puerta para salir, entonces fue cuando me preguntó cuando hacía que no echaba un polvo. Cerré los ojos intentando tranquilizarme y cerré la puerta de un golpe. Me giré y le miré seriamente.
-¿Y a ti que coño te importa?


JACK
Alcé mis manos en señal de inocencia.
-No sé, no es obligatorio responder, sólo era curiosidad, no hace falta que te pongas así… -me terminé de vestir.
-Tranquila, te dejaré en paz, se ve que no quieres nada de sexo, lo respeto… -negué con la cabeza y me acerqué a la puerta para salir.



SHARON
Le miré entrecerrando los ojos mientras se acercaba a la puerta para salir a cubierta. Me adelanté y me puse frente a él impidiendo que saliese.
-¿Dónde crees que vas, Romeo? Bastante la has liado ya para dejarte salir de nuevo.- Posé mi mano en su hombro bueno e hice que retrocediese.
-Tú te quedas aquí, como el buen chico que has prometido ser o sino…- Saqué una de mis pistolas y esbocé media sonrisa.-
Ya sabes lo que toca.


JACK
La miré entrecerrando los ojos y retrocedí.
-De acuerdo, prefiero esto a tener que estar limpiando la mierda que vosotros tiráis por el barco, que no es poca. –me volví a sentar apoyando la espalda en la pared.
-Muy bien, seré un chico bueno y me quedaré aquí, aburrido y sin nada que hacer.


SHARON
Sonreí y guardé mi pistola en el cinturón.
-Así me gusta.- Suspiré y me llevé las manos a la parte de atrás del corsé y empecé a desabrochármelo.
-Tú quédate aquí como un niño bueno mientras me voy a dar una duchita y así evitaremos problemas, ¿te parece?- Me puse de espaldas a él y me quité el corsé abriendo mi armario y cogiendo una toalla la cual enrosqué alrededor de mis pechos y me quité los pantalones y el tanga seguidamente con al toalla cubriéndome.


JACK
Suspiré, la muy cabrona lo estaba haciendo aposta, si es que no debí haberle dicho nada…
Cerré los ojos apoyando un pie encima de la cama.
-Te haré caso, abuelita, tú dúchate tranquila… -la miré de reojo y aparté la mirada antes de que se girase.



SHARON
Cerré el armario cogiendo la ropa limpia y me giré para mirarle. Entrecerré los ojos, no me fiaba ni un pelo…
Saqué de mi cajón la llave de la puerta y se la enseñé a Jack.
-Solo es por seguridad, lo siento, pero no me fío de ti.- Me acerqué a la puerta y la cerré con la lleve. Me giré de nuevo y caminé hacia el cuarto de baño.
-Sé bueno, ¿eh?


JACK
Alcé las cejas cuando cerró la puerta y se metió en el cuarto de baño… Con que el cuarto de baño estaba ahí dentro… Uh…
Solté una risotada.
-A sus órdenes, mi capitana… -suspiré mirando al techo. No podía ser que tuviese a una mujer diez en el cuarto de al lado desnuda y duchándose y lo dejase correr…


SHARON
Me metí en el cuarto de baño y dejé las pistolas encima del lavabo, por si a ese merluzo se le ocurría entrar a por la llave o vete tú a saber…
Entrecerré la puerta del baño y encendí la ducha. Una vez el agua estuvo a su temperatura ideal, me quité la toalla dejando la llave debajo de ella.
Giré la cabeza hacia la puerta, y una vez me aseguré de que ese cabeza de chorlito no vendría, me metí bajo el agua mojándome entera.


JACK
Suspiré, la herida me estaba haciendo polvo con el contacto de la tela, por lo que me quité la camiseta.
-Maldita zorra… Me ha agujereado… -me miré el hombro. Posé mi mano y apliqué un poco de hielo para aliviar el dolor. Para curarme no, pero para eso sí que me servía…
Miré hacia la puerta. Estaba metida en la ducha, de espaldas a mí.
Esbocé media sonrisa y me levanté sin hacer ruido. Me acerqué y abrí la puerta totalmente apoyándome en el marco mirándola mientras se duchaba, había hecho mal en no dejarme inconsciente…


SHARON
Giré la cabeza y miré hacia la puerta… como no… si es que… ya me lo olía yo.
Me quedé de espaldas a él y miré las pistolas de reojo. Rápidamente, salí de la ducha y cogí una pistola para apuntarle, aun que, seguro que él ya se lo veía venir.



JACK
Sonreí cuando salió en pelota picada de la ducha apuntándome con la pistola.
-Joder, qué arisca, ni que te estuviese amenazando de muerte… -la miré de arriba abajo.
-Soy un chico bueno, Sharon, miro pero no toco nada… -negué con la cabeza.
-Puedes seguir a lo tuyo…


SHARON
Le miré y le apunté con la pistola mientras él hablaba.
-Lárgate de aquí, Jack. No me gustaría tener que dispararte otra vez, estas balas son muy caras y paso de desperdiciarlas con alguien como tú.- Cogí la toalla y me tapé con ella sin enroscarla si quiera.
-Fuera.


JACK
Carraspeé y me incorporé acercándome un par de pasos a ella.
-Si no quieres gastar balas, no lo hagas. –me quedé justo entre su pistola y ella.
-No he hecho nada malo, Sharon, no puedes dispararme, estoy admirando una bella obra de arte, ¿vas a dispararme por amante del arte? –negué con la cabeza.
-Qué poca moral.


SHARON
Cargué la pistola cuando se acercó aún más.
No le quitaba ojo de encima… y la verdad… es que el muy cabrón tenía razón… no me había hecho nada como para dispararle.
Suspiré y bajé el arma.
-Muy bien, tienes razón, no dispararé, pero lárgate de mi baño.


JACK
Suspiré y cogí el arma con suavidad, aunque no la soltaba.
-Anda, ¿por qué no la dejas a un lado? Uno no se siente cómodo cuando una mujer tiene una pistola en la mano, ¿sabes? Es un poco… incómodo. –me encogí de hombros.
Agarré bien la pistola para que no la alzase de nuevo y la arrebaté la toalla.
-Así está mejor, ¿sabes? –sonreí malicioso.



SHARON
Tragué saliva y le miré cuando me quitó la toalla y me retuvo para que no alzase la pistola que tenía en la mano. Miré de reojo a la otra pistola y alargué el brazo que tenía libre para agarrarla, aún que la tenía algo lejos, pero haría todo lo posible.



JACK
La miré negando con la cabeza.
-¿Por qué te empeñas tanto en querer matarme? –me acerqué más, quedándome prácticamente pegado a ella, con nuestros cuerpos rozándose.
Acerqué mi rostro al de ella, rozando levemente sus labios con los míos.
-¿Por qué no sueltas ESA pistola y jugamos con otra?



SHARON
No me dejó coger el arma y encima me soltaba esas cosas… estaba pegado a mí y sus labios casi rozaban los míos…
Le miré a los ojos y tragué saliva dejando escapar la pistola que tenía en mi mano lentamente.
Me tenía totalmente sumisa y acorralada, nadie había logrado “amansarme” como lo estaba haciendo Jack… aun que sentía aún las ganas de matarle.



JACK
Cuando soltó la pistola, agarré sus muñecas haciendo que apoyase la espalda desnuda en la pared, y la besé en los labios con pasión, sin hacerla daño en las muñecas, pero ejerciendo suficiente fuerza para que no escapase.
La miré y bajé mis labios a su largo cuello, besando su piel mojada y fría.



SHARON
Cerré los puños con fuerza cuando me agarró de las muñecas empotrándome contra la pared. Besé sus labios de igual manera que él hacía con los míos y cerré los ojos alzando la cabeza cuando me besó por el cuello.
Yo también hacía mucho que no estaba con un hombre…
Encogí el vientre empezando a respirar con fuerza.



JACK
Vaya, al final se había dejado seducir, aunque era muy dura, al fin y al cabo era una mujer, y yo un hombre, las cosas había que dejarlas claras. La solté las muñecas una vez me aseguré de que no iba a aporrearme y llevé mis manos a sus caderas, bien marcadas y firmes, acariciándola desde su inicio hasta su fin.



SHARON
Abrí los ojos cuando me soltó las manos, las cuales llevé hasta su nuca y las descendí por sus hombros y su espalda mientras él me acariciaba las caderas con ese ímpetu.
Hice que me besase en los labios con fuerza descendiendo mis manos aún más por su espalda. Acerqué mis labios a su cuello en el cual empecé a depositar intensos besos incluso me atrevía morderle. Miré hacia el lavabo donde descansaba mi otra arma y, con un movimiento rápido, empujé a Jack con el pie hasta que se empotró contra la pared de enfrente, cogí la pistola y pegué el cañón a su pecho. Le miré a los ojos y esbocé media sonrisa.
-Lo siento, Jack, pero no soy una mujer como las otras que se dejan seducir con un simple beso.- Alcé las cejas y le empujé de nuevo echándole del cuarto de baño, el cual cerré con la llave.
-Lo siento mucho, de verdad.- Dije desde el otro lado riéndome, pobrecillo.



JACK
…Pero qué hija de la gran puta…
Negué con la cabeza dando una patada a la puerta. Le molaba divertirse con los tíos y mandarles a tomar por culo, no tenía morro ni nada la muy zorra…
Me senté en la cama resoplando con fuerza.
En cuanto me dejase salir de allí le iba a poner un explosivo en el puto barco.


SHARON
Al final me pude dar mi duchita sin interrupciones ni hombres que intentasen seducirme con un simple beso.
Si Jack quería montárselo conmigo, lo tenía difícil.
No me consideraba como las otras mujeres. Era fuerte e independiente y el sexo era lo de menos, para eso tenía a los hombres de mi tripulación que siempre estaban allí para lo que quisiese.


NATTY
Al final nos habíamos quedado, pero Max seguía con esa cara de cabreado y la tensión de estar allí, no terminaba de entenderlo, él siempre había vivido allí y además, ese tipo no estaba por allí, Max tendría que estar más tranquilo…
Suspiré terminando de deshacer la maleta.
-Max… De verdad, si no querías venir, no tendríamos que haber vuelto.


MAX
Coloqué mi ropa en el armario y miré a Natty después.
-Ya lo hemos hablado, volvemos y punto. Las niñas querían estar aquí y sé que tú también.-Cerré la maleta vacía y la coloqué debajo de la cama.
-No le des más vueltas…


NATYY
Desvié la mirada cruzándome de brazos.
-Sigues enfadado con Kai y es lo que te está jodiendo… -guardé también mi maleta.
-¿Por qué no quieres hablar de ello? –me encogí de hombros.
-Déjalo, sé que no me vas a decir nada, no sé por qué pregunto… -suspiré sentándome en la cama. Max estaba muy raro y no quería hablar de nada.



MAX
Me senté en la cama al lado de Natty y suspiré llevándome las manos a al nuca.
-Si… sigo enfadado con Kai. Me dolió que prefiriese que se quedase ese chico antes que yo… siempre le he admirado por lo que ha sido, y aún lo es, pero… al parecer yo no soy digno de su cariño o si no ya lo viste… dejó que me marchase…- Bajé la cabeza apoyándola en las manos.
-Siento que este ya no es mi hogar…



NATTY
Le miré frunciendo el ceño, Kai siempre jodiéndole…
-Dios, nene… -le abracé rodeando su cabeza con mis brazos y le besé en el pelo.
-Pero no digas eso, no creo que Kai hiciese lo que hizo por eso. Es un cabrón y un gilipollas, y todo lo que tú quieras, sabes que no me llevo nada bien con él, pero si algo bueno sé de él, es que te quiere, eres su hermano pequeño, y no ha elegido a ese asesino en vez de a ti, no te pidió que te marchases, le pusiste contra la espada y la pared y… bueno, tampoco me parece bien que tuviese a ese tipo por aquí, pero… -suspiré y le besé en la nuca.
-Kai no le eligió, sólo pregúntaselo.



MAX
Asentí.
-Lo sé… sé que yo tampoco le di elección, pero… pensaba que Kai tenía dos dedos de frente y no se dejaba engañar por nadie…- Suspiré y la miré.
-Kai es la única familia que me queda a parte de tú y mis hijas… tuve la desgracia de ver como mi hermana moría… me la arrebataron… no quiero perder a Kai, pero… tampoco sé que decirle…


NATTY
Suspiré.
-Mírame, Max. –le cogí de la cara para que me mirase.
-No vas a perder a Kai, ¿vale? La única oportunidad que tienes de perder a Kai es que yo le prenda fuego, y sabes que no lo haré. No tienes más que decirle como te sientes y preguntarle verdaderamente si le sigues importando o… prefiere a… ese James, te aseguro que te prefiere a ti sin dudarlo, cariño. –le besé en la mejilla y le abracé haciendo que apoyase su frente en mi hombro.



MAX
Cerré los ojos y suspiré pensando en lo que me había dicho.
-Eso tendré que hacer…- Asentí y me separé de Natty mirándola. La acaricié la mejilla con suavidad y sonreí levemente.
-Gracias, pelirroja. No sé que haría sin ti, nena.- Me levanté y me acerqué a la puerta.
-Ahora vengo, voy a hablar con Kai…


NATTY
Sonreí.
-Si es que cuando sonríes eres un cielo. –me levanté.
-Ponle las tuercas bien apretadas a ese hermano tuyo que tienes, si te hace llorar bajaré a pegarle una paliza. –sonreí y saqué sábanas limpias para hacer la cama mientras él hablaba con Kai. Esperaba sinceramente que le fuese bien…


MAX
Miré a Natty y sonreí saliendo del cuarto. Suspiré y me fui a buscar a Kai a la sala de estar… aun que no sabía si seguiría allí…
Ahora el que estaba nervioso era yo… jou… si es que… siempre he sido el tierno de la familia, no se me puede cambiar.
-¡Kai, dónde estás!- Grité por los pasillos para que me oyese.



KAI
Estaba en la cocina, picando un poco de una tarta que había preparado una de las cocineras, con Saya.
Estaba hecha de fresas, cómo sabía la cocinera que me gustaba a mí. Entonces oí a Max llamarme.
-¡En… la cocina! –fruncí el ceño, no pensé que me buscaría entonces.



MAX
Bajé las escaleras a toda prisa caso tragándome el suelo por culpa de un tonto tropezón.
Abrí la puerta de la cocina y miré a Kai, estaba con Saya, ambos me miraron con atención…
Respiré hondo y me acerqué hasta ellos.
-Esto… hola…- Le hice una señal a Kai para que me siguiese.
-Kai… ¿po-podemos hablar solos un… momentito?- Miré a Saya y después a Kai.



KAI
Me sorprendió que Max se mostrase así de inseguro y algo apurado, así sí que me recordaba a mi Max.
-Claro… -miré a Saya.
-Ahora vuelvo. –me bajé de la encimera donde estaba sentado y salí de la cocina. Cerré la puerta mirando a Max.
-Dime, ¿qué pasa?


MAX
Miré a Kai y…me… me quedé en blanco…
Había bajado cagando leches y ahora no sabía que decirle… pues nada… tendría que emplear mis maneras…
No quería perder a mi hermano mayor, eso nunca…
-Kai… sé que esto no te va a gustar, pero me da igual.- Cogí aire y le abracé como solía hacer de pequeño… no… seguro que no le gustaba.
-Perdóname, Kai…


KAI
Me pilló algo desprevenido cuando me abrazó. Supuestamente estaba muy enfadado conmigo, ahora quería que le perdonase… Si es que siempre iba a ser el pequeño de la familia, el más gamberro y el más sensible de todos. Sonreí y correspondí a su abrazo.
-Pues claro que te perdono, ¿cómo no te iba a perdonar? –negué con la cabeza y le aparté suavemente frotándole el pelo.
-Si aún eres un nene malcriado, no sé a quién habrás salido. –sonreí.



MAX
Miré a Kai y sonreí. Me sentía muy aliviado al saber que me perdonaba…
No perdería jamás a mi hermano, pero que cosas.
-Gracias, Kai… no sabes lo arrepentido que estoy y… ¡qué coño! Tú eres el rey, debes hacer lo que veas más correcto y nadie tiene el derecho de reprocharte, ni si quiera yo.- Sonreí de nuevo y entonces escuché un:” ¡Yo si!” de Saya.
-Bueno… excepto Saya, pero…- Respiré más tranquilo.
-Lo siento, Kai, de verdad.


KAI
Negué con la cabeza.
-No te preocupes, Max, todo está bien ahora. –sonreí y posé mis manos en sus hombros.
-Eres mi hermano, y no dejaría que nuestra relación se fuese al traste. Lo siento si te hice pensar que… bueno, prefería a James que a ti. Eres mi hermano, eso no lo cambia nadie, ¿de acuerdo?



MAX
Miré a Kai y asentí mirándole a los ojos.
-Lo sé y… que sepas que no me has decepcionado, es más, creo que eres hasta un tío enrollado.- Sonreí de nuevo y me rasqué la frente.
-Bueno, voy a subir para ayudar a Natty con las camas, tú… sigue con tu tarta, a no ser que Saya se la haya zampado toda, claro.- Sonreí y me dirigí hacia las escaleras para ir a mi cuarto.



KAI
Negué con la cabeza. En esos momentos me recordaba más que nunca a su adolescencia…
Suspiré y entré de nuevo en la cocina sonriendo, me acerqué a Saya.
-Bueno, supongo que lo has oído todo, ¿no? –me encogí de hombros.
-Todo arreglado. –me senté a su lado.
-Tenías razón, sólo había que darle tiempo, le ha bastado con un par de horas…



SAYA
Asentí sonriendo mientras mordía una fresa.
-Si, lo he oído todo.- Sonreí y suspiré.
-Me alegro por ti, de verdad.-Le miré y sonreí de nuevo.
-Por cierto ¿cuándo he dejado yo de tener razón? Yo SIEMPRE tengo razón, Kai.- Solté una risotada cruzándome de piernas mientras me metía en la boca otra fresa.



KAI
Alcé las cejas negando con la cabeza.
-Qué honesta eres, madre… -solté una risotada.
-Qué morro tienes a veces, Saya… -sonreí y di un mordisco a la última fresa.
-Pero bueno… me has ayudado y te lo agradezco muchísimo. –la besé en la mejilla.
-Te quiero.


SAYA
Sonreí y le miré.
-Ya lo sé.- Alcé las cejas y me levanté colocándome el vestido.
Sonreí y le miré mientras se comí la última freza… pero que glotón, sabiendo que ahora tendría antojos se las zampaba todas…
-Me voy a… no sé, ah hacer cualquier cosa, que me aburro. Tal vez a pintar graffitis en la fachada del palacio, si, eso haré.- Asentí y salí de la cocina sonriendo.



KAI
Negué con la cabeza bajándome de nuevo de la encimera y seguí a Saya agarrándola de la cintura por detrás y besándola en la mejilla.
-¿Cómo se te ocurre irte a pintar graffiti sin mí? Vergüenza te tendría que dar. –la besé en el cuello mientras caminábamos.
-Mmm, hueles a fresas.



SAYA
Sonreí y posé mis manos encima de las de él mientras caminábamos.
-Debe ser el nuevo perfume que me ha regalado mi amante secreto, él si que sabe tratarme como a una mujer… solo de pensar en el se me eriza la piel.- Dije cerrando los ojos apoyando la cabeza en su hombro y llevando mis manos a su nuca enredando los dedos entre su pelo.


KAI
Fruncí el ceño.
-Oh… con que amante secreto… -tiré de una de sus manos haciendo que se girase y apoyé mis manos en su trasero mirándola a escasos centímetros.
-Ese no tiene ni idea de cómo tratarte… -la besé atrayéndola hacia mí, quedando totalmente pegados.



SAYA
Sonreí y le miré asintiendo.
-Ya lo creo que sabe. Me desnuda con la mirada y sin tocarme hace que me estremezca de pies a cabeza.- Le di un beso más corto y esbocé media sonrisa.
-Me tiene loca. Nunca antes había conocido a un hombre como él y pienso fugarme si él me lo pide.


KAI
Alcé las cejas.
-Perdona, yo también sé hacer todo eso. –la miré a los ojos.
-Con una mirada puedo desnudarte, y hacer que te estremezcas de pies a cabeza… -la acorralé contra la pared- a la vez. –la miré fijamente acariciando sus caderas.



SAYA
Me quedé inmóvil cuando Kai me acorraló contra la pared y me miró a los ojos de esa manera. Esa mirada me recordaba a cuando éramos adolescentes y me intimidaba cada vez que dirigía sus ojos azules a los míos… como me sentía ahora mismo…
Tragué saliva sin poder apartar la mirada de sus ojazos… encima sus manos no paraban de acariciarme.
Cogí una bocanada de aire para poder hablar.
-Creo que sigues… sin superarle…- Susurré notando como mi corazón se aceleraba. Estaba tan cerca de mí….



KAI
No aparté mi mirada de sus ojos mientras aventuraba una de mis manos hasta el final de su vestido, subiéndolo levemente hasta el final de la pierna y acariciando el muslo cuando suavidad.
La besé en los labios de manera sensual, acariciando su muslo con mucha suavidad.



SAYA
Cerré los ojos con fuerza cuando me besó acariciándome el muslo y subiéndome el vestido. Este hombre me mataría, seguro…
Le agarré de la nuca con fuerza pegándome a él por completo.
Me di cuenta de que estábamos en medio del pasillo, pero los labios de Kai y su mano sobre mi muslo no me permitía concentrarme en otra cosa que no fuese él.



KAI
La besé con más sensualidad, subiendo mi mano hasta su cintura, acariciándola al compás de sus labios.
Con mi otra mano, acaricié su otro muslo hasta llegar al trasero semidesnudo, ya que llevaba un tanga.
La miré de nuevo a los ojos.



SAYA
Le miré mordiéndome el labio inferior.
-Acabarás matándome… y lo sabes…- Pegué un pequeño respingo cuando noté su mano fría sobre la piel de mi trasero. Me agarré a su chaqueta sin apartar la mirada de sus ojos.
Rocé sus labios con los míos notando su aliento frío sobre mis labios.


KAI
La besé en los labios de nuevo cuando los rozó con los míos. Seguí acariciando suavemente su piel, reteniéndola contra la pared, teniéndola solamente para mí, por suerte, no pasaba nadie por los pasillos.
-Esto es por todas esas torturas que me haces pasar tú. –la di un beso corto.
-Para que veas lo que se disfruta y se sufre a la vez.



SAYA
Me agarré con más fuerza a su chaqueta disfrutando de sus caricias y a la vez maldiciéndole por dentro.
-Te odio… no sabes cuanto…- No podía estar ni un segundo sin besar sus labios ¿qué me había hecho? Había perdido completamente el control… ¡como le odiaba!
Abrí los ojos cuando escuché unos pasos y un ladrido… mierda, Kai y el perro…
Empujé a Kai apartándole de mí, sin mucha brusquedad pero lo suficiente para dejarle a una distancia prudente. Me bajé la falda del vestido y miré a Kai Jr. cuando dobló la esquina y corrió hacia nosotros por el pasillo. Ziper también iba con él.
Respiré hondo intentando tranquilizarme y sonreí mirando al crío.
-Hola, peque ¿dónde vas tan rápido?



KAI JR
Me encontré con Mamá y Papá cuando iba hacia la cocina.
Sonreí y miré a mami cuando me preguntó.
-Vamos a por la merienda. David me ha dado un rato libre mientras ensilla a los caballos. ¿Sabes? Vamos a ir a dar un paseo por la ciudad.- Asentí sonriendo. Vi que Mamá estaba algo roja.
Me acerqué y posé mi mano en su frente.
-¿Te pasa algo, mami? Tienes fiebre, estás muy roja y caliente.


SAYA
Miré a Kai Jr. y parpadeé varias veces.
-¿Eh? N-no, no que va…- Solté una risotada algo nerviosa.
-No tengo fiebre es solo que…- Miré a Kai de reojo y carraspeé. Volví la mirada a mi hijo y sonreí.
-¿No ibas a por la merienda?


KAI JR
Sonreí y asentí.
-Si, me voy ya, que si no David se cabrea.- Sonreí de nuevo y me despedí de Mamá y Papá con la mano.
-¡Vamos, Ziper, a merendar!- Me fui corriendo a la cocina, a ver si me había preparado bollitos de chocolate... Ñam, que ricos…


SAYA
Respiré más tranquila cuando vi que el niño se marchaba. Me apoyé en la pared y cerré los ojos suspirando. Aún notaba mis mejillas y el resto de mi cuerpo más caliente de lo habitual… y no era por la fiebre…
Por suerte no nos había pillado… sería muy embarazoso si Kai Jr. nos hubiese pillado en ese plan.


KAI
Mientras el niño estuvo delante no dije nada, pero cuando se marchó no pude evitar esbozar una sonrisita traviesa.
-Uy, qué peligro, casi nos pilla el niño. –solté una risotada apoyándome en la pared al lado de Saya, mirándola de reojo.
-Esto de magrearnos por los pasillos es peligroso, Saya, ¿no se te ha podido ocurrir antes de atacarme así? –esbocé media sonrisa.



SAYA
Miré a Kai y entrecerré los ojos.
-Idiota.- Me separé de la pared y le di un golpe con el reverso de mi mano en su entrepierna sin llegar a hacerle daño.
Pasé de largo para ir a refrescarme un poco la cara… por su culpa me había quedado con el calentón… hombres…



KAI
Me quejé cuando me dio y me reí cuando se marchó indignada por el pasillo. Me mordí el labio negando con la cabeza y la seguí.
-No te enfades, mujer… -sonreí y cuando la alcancé la agarré de la mano y miré su rostro enrojecido, me encantaba.
-Sabes que no lo he hecho a propósito, sólo quería saborearte un poco.


SAYA
Le miré y alcé las cejas.
-Pues ya lo has hecho ¿contento?- Desvié la mirada hacia otro lado, sabía que le encantaba verme roja y bajo su merced…
Suspiré y le miré de nuevo.
-Me gustaría ir ha echarme agua fría por la cara ¿puedo?


KAI
Parecía algo molesta, seguramente por haber sido tan imprudente.
Asentí.
-Claro… -la solté la mano para que se marchase tranquila al baño mientras me apoyaba en la pared. La miré y sonreí antes de que se marchase.
-Lo siento si te has sentido incómoda.



SAYA
Le miré y suspiré. Negué con la cabeza y me di la vuelta cuando me soltó la mano y me dejó ir. Entré en el baño de la primera planta, serían por baños, y me acerqué al lavabo. Abrí el grifo del agua fría y me mojé la cara y la nuca. Cerré los ojos y suspiré. Me miré en el espejo, pero aún seguía teniendo las mejillas coloradas… maldito Kai, siempre me hacía lo mismo…