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sábado, 30 de enero de 2010

Capitulo- LXXX- ¿GRIPE?

SAYA
Después de comer reanudamos la marcha de camino al templo de los sabios, si no recordaba mal estaba entre el Reino del Rayo y el del Hielo.
La noche se nos echó encima en nada, los días pasaban rápidamente y sin a penas darnos cuenta.
Kai estaba metido en mi mochila, de vez en cuando salía de ahí y caminaba a mi lado estirando las patas.
Paramos en el camino para cenar y descansar, Necesitábamos recuperar fuerzas para seguir con el viaje.
Axel preparó pescado en la hoguera, fritito y crujiente para todos, incluso para ese idiota de Kyle que aún nos seguía…
Cogí un par de pescaditos y me senté a un lado. En cuanto me senté, Kai se puso encima de mí maullando.
-Tienes hambre, ¿eh?- Sonreí.



KAI
Me moría de hambre, y el olor del pescado me gustaba esta vez más que nunca, me sonaron las tripas en cuanto Saya cogió dos pescados para ella y para mí. Me senté encima de ella y alcé la cabeza olisqueando el pescado, me alcé sobre mis patas para llegar, pero caí hacia adelante, contra sus rodillas.
Grité un maullido.



SAYA
Miré a Kai y me reí.
-¿Dónde vas?- Le agarré sentándole encima de mis piernas.
-Toma fiera.- Sonreí y le ofrecí el pescadito.
-Uno no puede ser tan ansioso en la vida.- Le besé en la cabeza mientras agarraba entre sus patitas el pescadito.
-Que aproveche.


KAI
Por más que intentaba seguir comiendo como una persona normal y corriente, mis patitas de gato no me lo permitían, tenía que apoyar la comida en algún lado y tirar con los colmillos, pero no quería manchar a Saya, la miré con el pescadito en la boca y mis ojos con la pupila totalmente dilatada al ser de noche.



SAYA
Le miré, parecía que le resultaba difícil comer así.
-Trae.- Cogí su pescadito y arranqué un cachito entre mis dedos. Lo acerqué a su hocico.
-Abre.- Sonreí. Me miró con sus ojazos.
-Vamos, yo te daré de cenar.


KAI
Moví el rabo y apoyé mis patas en su vientre cogiendo el cacho que me ofrecía con la boca. La lamí el dedo en señal de agradecimiento y empecé a comerme el cacho de pescado, aunque lo hacía de forma lenta, además, así la daría más tiempo a ella para comer su parte.
Maullé.



SAYA
Sonreí y partí otro cachito cuando maulló.
-Toma.- Se lo ofrecí y me reí cuando lo cogió entre sus morritos con cuidado.
-Está bueno, ¿eh? Pues no te acostumbres, no pienso darte de comer cuando vuelvas a ser humano.- Sonreí mordiéndome el labio.
-Pero mira que eres mono.


KAI
Maullé de nuevo acurrucándome entre sus piernas, si no fuese porque estábamos de misión, no me importaría quedarme así un tiempo más.
Dejé que cenase tranquila para pedirle el siguiente cacho. La verdad es que mi estómago era muy pequeño, no creía poder comerme todo el pescado yo solo.



SAYA
Miré a Kai ofreciéndole otro pedacito de pescado. Sonreí y saqué de mi mochila el saco, lo extendí en el suelo poniendo el de Kai como almohada.
Me recosté con Kai acurrucado encima de mi torso.
Alcé la vista al cielo, la luna estaba creciente, pronto sería luna llena. Cerré los ojos disfrutando de la brisita de la noche.
Bajé la mirada cuando escuché a Kai maullar.
Sonreí dulcemente y le acaricié tras las orejas haciendo que ronronease.
-Si no fuera por que no eres un perro te diría que llevas una vida muy perra.- Me reí.


KAI
Me acurruqué en su estómago encogiendo la cola. Rocé mi cabeza contra ella. Nunca había dormido en forma de gato y no sabía cómo sería, aunque esperaba poder despertarme si acechaba algún peligro y poder alertarles, ya que yo no podía hacer nada más tal y como estaba… Ronroneé de manera melódica para que Saya se durmiese.



SAYA
Sonreí y miré a Kai.
-Ven aquí conmigo.- Le agarré y me tumbé de lado colocando a mi Kai a un lado. Él se espanzurró todo lo largo que era. Suspiré pasando mi brazo por encima de él rodeándole. Le besé en la cabeza y agarré una de sus patitas acariciándole los deditos con la yema de los míos. Escuché como ronroneaba. Cerré los ojos relajándome y escuchando su ronroneo el cual me sumía cada vez más en el sueño.


KAI
Tardé lo mío en dormirme, me costaba hacerlo ya que no estaba acostumbrado a ese cuerpo, pero lo conseguí con las caricias de Saya. En esos momentos echaba de menos mis brazos para poder abrazarla, pero la cosa no duraría mucho si los sabios aceptaban ayudarme.


AXEL
Miré a Saya junto con Kai. Se habían quedado frititos. Sonreí y miré a Eri alzando las cejas.
-Que mono es Kai en forma de gato, dan ganas de espachurrarlo a abrazos.- Me reí.
-Es más mimoso que cuando era humano, debería quedarse así… aun que, no creo que quiera, no veo a Kai sobrevivir sin el sexo con Saya.- Moví el fuego con un palo.



ERI
Sonreí y les miré.
-Yo tampoco les veo, la verdad, son muy de hacerlo a menudo. –me reí y me junté a él, sentándome entre sus piernas.
-Si tú te convirtieses en gatito te llevaría todo el día en brazos. –sonreí.
-O… dentro de la camiseta. –me reí y miré al fuego.



AXEL
La miré y después a mi alrededor.
-¿Dónde están esas locas cuando las necesitas? Eh, que yo también ayudé a cargarme a Aleera, jopelas, quiero ser un gato y estar toooodo el día entre los pechos… brazos de Eri.- Sonreí y miré a Eri de reojo.
-Bueno, no hace falta ser un gato para eso.- Me ti la cabeza bajo la camiseta de Eri e imité un ronroneo.



ERI
Me reí, por suerte Edward y Kyle ya estaban roncando y no me resultó incómodo. Le acaricié la cabeza por encima de mi camiseta.
-Qué gatito más travieso, ¿no? –me reí y me revolví un poco.
-Me haces cosquillas.


AXEL
Me reí y saqué la cabeza de debajo de su camiseta.
-Vale, no te hago más cosquillas.- Sonreí y me froté el mentón.
-Mira, ya no tengo barbita, como a ti te gusta, suavecito como el culito de un bebé.- Me reí de nuevo y la agarré de los hombros tumbándola encima de mi saco. Me puse encima y ronroneé de nuevo.
-Me da envidia Kai, él está lleno de mimitos, ¿me das unos poquitos?


ERI
Me reí acariciando su cara libre de barba, como me gustaba, con aspecto juvenil y cara de bueno.
Sonreí rodeando su cuello con mis brazos y le besé acariciando su nuca y su espalda. Le tumbé a mi lado y le acaricié por la cara.
-¿Qué clase de mimitos quieres?


AXEL
La miré y sonreí.
-Los que tú quieras, puedes darme los mimos que a ti te de la gana, soy todo todito tuyo.- Me reí colocando mis manos tras la nuca. La miré alzando las cejas.
Puse morritos cerrando los ojos.
-De momento quiero un súper beso.


ERI
Me reí, le agarré de la cara y le besé con pasión, intentando que lo considerara como un “súper beso”. Moví mis labios a compás de los suyos de manera pasional, tiré de su labio inferior al separarme levemente y me mordí el labio mirando sus ojos.
Le volví a besar de nuevo.



AXEL
-Wooo… eso no ha sido un súper beso… eso ha sido un ultra beso.- Me reí y la agarré de la nuca posando mi otra mano en su espalda. Correspondí a su beso de la misma manera. La miré con una sonrisita juguetona en mis labios.
-Ñam, ñam, nena.


ERI
Me reí.
-Tienes hambre después de cenar, eh. –me reí y le volví a besar acariciando su pecho. Bajé mis labios por su cuello sintiendo su calor, además en aumento, me reí y le mordí en el cuello sin llegar a hacerle daño.



AXEL
Hice una mueca mientras sonreía cuando me mordió.
-Ayyyy…que se me pone la piel de gallina.- Me reí y la miré señalando el pelo de mis brazos.
-Mira…- Me froté y la miré.
-¿Tú quieres que te ponga la piel de gallina?- No la dejé contesta, agarré el cuello de su camiseta apartándolo a un lado del hombro y acerqué mis boca a su cuello, el cual mordí y acaricié con mi lengua para después hacerla un buen chupetón.


ERI
Encogí el cuello.
-Ay… -me reí.
-Eso es venganza… -cerré los ojos, me estaba dejando una buena marca que me duraría varios días.
-Axel… yo también tengo la carne de gallina. –sonreí mordiéndome el labio inferior.



AXEL
Sonreí y la miré.
-Lo sé, y seguro que la piel no es lo único que tienes erizado, verdad.- Dije en un susurro acercando mis labios a su oído y bajé por su cuello. Atrapé su piel entre mis dientes agarrando sus muslos con mis manos.



ERI
Cogí aire de manera bastante audible, sonreí.
-Axel… -posé mi mano en su nuca, cuando se ponía travieso no había nada que lo parase, estiré el cuello sintiendo sus dientes mordiéndome y sus manos recorriendo mis muslos.


AXEL
Sonreí y seguí besándola por el cuello de manera intensa mientras mis manos ascendían por sus piernas presionando la piel son mis dedos. Ascendí hasta encontrarme con el extremo de su pantalón corto. Sonreí de nuevo y metí las manos dentro subiendo hasta sus ingles. Tuvo un pequeño espasmo cuando mis manos se acercaron a territorio prohibido.
Giré la cabeza por si nos veía alguno, pero no. Saya y Kai estaban a tomar por culo de nosotros. Edward a un lado tumbado de lado dándonos la espalda y Kyle boca abajo roncando. Sonreí de forma traviesa y volví a juntar mis labios a su cuello.



ERI
Cerré los ojos jadeando levemente, tragué saliva y llevé mi mano a su nuca.
-Axel… -susurré tragando saliva, encogí las piernas y llevé mis manos a su espalda, él lo que quería era esta clase de mimos pero se había hecho el interesante.
Sentía todo mi cuerpo con la piel erizada, me volvía loca.


AXEL
Miré a Eri y sonreí sin sacar las manos de debajo de su pantalón.
-¿Decías algo?- Alcé una ceja y la subí la camiseta por debajo de los pechos. Acerqué mis labios a su vientre el cual besé metiendo de nuevo la mano bajo su pantalón… y eso que solo la estaba acariciando los muslos y las ingles, que si no…



ERI
Le miré, cómo le gustaba hacerme de rabiar, le agarré del pelo de la nuca apartando sus labios de mi cuello.
-Vamos a otro sitio y te daré los mimos que quieres. –le besé con fuerza mientras me sentaba con las manos en su pelo.


AXEL
Sonreí y me levanté con ella. La agarré de la cintura y caminé guiándola hacia el interior del bosque.
Una vez lejos del campamento, sin pensármelo dos veces, agarré a Eri en brazos haciendo que rodease mi cintura con sus piernas. La besé con fuerza empotrándola contra un árbol sin hacerla daño. Seguí besándola con fogosidad llevando mis manos a sus muslos como antes.



ERI
Me agarré al tronco del árbol cuando me empotró contra él y con la mano libre me agarré a su nuca, sabía que cuando se ponía juguetón…
Le besé con fuerza y pasión, agarrando su pelo con fuera y rodeando su cintura con mis piernas evitando que pudiese escapar, aunque supiese que no lo iba a hacer.



AXEL
La miré y agarré el extremo de mi camiseta despojándome de ella, sabía que le encantaba verme mi camiseta, era un lujo para ella.
Dejé caer la camiseta a un lado agarrándola de nuevo de los muslos.
Aprisionó mi cintura con sus piernas mientras me besaba con bastante fuerza y fogosidad.
-No soy el único travieso aquí, nena.- Esbocé media sonrisa y la pegué un bocado en el cuello.



ERI
Sonreí agarrándole fuerte del pelo. Jadeé cuando volvió a morderme el cuello, cualquiera pensaría que mi marido me maltrata de las marcas que me estaba dejando por todo el cuello.
-Pareces un vampiro, me vas a dejar sin sangre… -volví a jadear, tenía que agarrarme al árbol o era capaz de caerme.



AXEL
Me reí y agarré su camiseta quitándosela y dejándola a un lado junto a la mía. Posé una mano en uno de sus pechos y la besé en la clavícula, cerca del pecho.
Acaricié su muslo con la mano que me quedaba libre agarrando con ansia su piel.
Seguí besándola entre los pechos acariciándola con suavidad el que tenía bajo mi mano.



ERI
Gemí con sus caricias, más bien era él el que no paraba de “mimarme” a mí, pero al fin y al cabo, yo salía ganando con todo esto, no podía quejarme.
Acaricié sus hombros y clavé las uñas sin llegar a provocarle dolor. Posé mis manos en su fuerte pecho, me encantaba verle sin su camiseta, su pecho me tenía loca y su abdomen me ponía enferma del todo.



AXEL
Deslicé mis manos por su cintura y su vientre hasta llegar a la cremallera de su pantalón, el cual desabroché lentamente besando sus labios con pasión y fogosidad.
La agarré de la parte trasera de su espalda levantándola suavemente para poder bajarla el pantalón.


ERI
Me quitó el pantalón, que acabó en el mismo lugar que el resto de nuestra ropa. Agarré la tira de su pantalón y empecé a desabrocharle el botón mientras le besaba con fogosidad. Le deshice del botón y tiré de los pantalones haciéndolos caer, no me solté de su espalda ni sus labios.



AXEL
Me encargué de quitarme del todo los pantalones apartándolos con el pie.
Sonreí de firma juguetona y agarré la tirilla de su tanguita. Metí los dedos bajo la tirilla bajándola el tanga hasta que también acabó retirado por ahí.
La besé en los labios mientras que mis manos ascendían por sus muslos y seguían subiendo hasta sus ingles. Eri cerró las piernas automáticamente. La miré y esbocé media sonrisa posando mis manos en cada rodilla suya separando sus piernas de nuevo.
Acaricié sus muslos de nuevo al igual que sus ingles. La besé en el cuello llevando mis manos a su entre pierna la cual acaricié con mis dedos de manera suave.



ERI
Gemí tapándome la boca con una mano, iba a matarme si hacía eso por mucho tiempo, además, si seguía en ese plan, la diversión para él iba a terminar pronto. Me agarré fuerte a su hombro con la mano libre gimiendo bajo la otra mano.
-Por Dios, Axel…


AXEL
Sonreí mientras la besaba en el cuello.
-¿No te gusta?- Encerré entre mis dientes la piel de su mandíbula.
Agarré mis calzoncillos y me los quité dejándolos en el suelo.
La agarré de los muslos y penetré con intensidad, tal y como estaba Eri no era para estar con finuras.
Jadeé volviendo a penetrar mientras aprisionaba la piel de sus muslos entre mis dedos. Solté un gemido notando como me subía la temperatura.



ERI
El ambiente ya tenía una temperatura más alta, se notaba cuando Axel se ponía en situación. Me agarré fuerte a sus hombros con las manos gimiendo a cada penetración.
-Un día de estos, Axel… -gemí con fuerza.
-Vas a acabar conmigo…


AXEL
Sonreí penetrando con más intensidad.
-Morirás, pero de placer, nena, de placer…- Gemí posando una de mis manos en el tronco del árbol, al lado de la cabeza de Eri.
Seguí moviéndome sin dejar de jadear. Tragué saliva y la besé.



ERI
Le agarré fuerte de la espalda. Él siempre era el que hacía casi todo cuando acabábamos haciendo el amor, pero parecía no importarle, porque nunca dejaba de sorprenderme.
-A… Axel… -volví a gemir, esperaba que no nos estuviesen oyendo…



AXEL
Seguí penetrando aumentando la velocidad i la intensidad y me atrevo a decir que también la fuerza, pero sin sobrepasarme.
Cerré los ojos con fuerza y aún con mi mano en el tronco y la otra en el muslo de Eri.
Gemí varias veces seguidas jadeando intensamente.
-J-joder…-Tragué saliva.



ERI
Gemí con fuerza agarrándome a él. Clavé mis uñas en su espalda gimiendo por las penetraciones, si le había dejado marca ya le pediría perdón más tarde, no podía controlar el impulso.
Sentí que no podía más y tuve el orgasmo echando la cabeza hacia atrás, intenté no gritar mucho, pero me sobrepasé.



AXEL
Tuve el orgasmo a los escasos segundos después que ella. La miré alucinado jadeando y soltándola con cuidado. Los animales que había en el bosque y los cuales hacían ruido por las noches se callaron de repente cuando Eri gritó de esa manera.
Tragué saliva y suspiré.
-Joder, Eri… vaya… vaya par de pulmones, coño.- Me reí y la miré apartando la mano del tronco el cual estaba quemado.
-Ala…


ERI
Desvié la mirada algo sonrojada, había gritado demasiado alto.
-Ha sido culpa tuya… -miré el tronco, lo había quemado.
-Y tú eres un bruto, casi provocas un incendio en mitad del bosque. –le di un azote en el culo.
-Eso es por como te pones conmigo.


AXEL
La miré y me reí.
-¿Y como quieres que me ponga? Me pongo como una moto cuando te veo desnuda, es normal, eres mi mujer y estás muy buena.- Esbocé media sonrisa poniéndome los calzoncillos. Agarre el tanga de Eri y lo miré.
-Vaya, que sexy, me gusta… mmmmm.- Miré a Eri de reojo.
- Algún día me gustaría que bailases para mí.


ERI
Cogí mi tanga y me lo puse de nuevo.
-Mucho tienes que hacer tú para que baile para ti. –sonreí y seguí vistiéndome, al menos ahora estaba más cansada y podría dormirme tranquila en brazos de Axel.
Le miré de reojo y sonreí. Terminé de vestirme y me acerqué, le di un pico.
-Podrías bailarme tú a mí.


AXEL
La miré mientras me abrochaba el pantalón. Sonreí y la correspondí al beso cuando se acercó. La miré y solté una risotada.
-¿Quieres que baile para ti?- Me reí.
-No creo que quieras verme bailar, no lo hago nada bien, soy un desastre para eso.- Sonreí y me puse la camiseta.
-Ahora será mejor que vayamos a descansar después de un largo rato de sexo puro y desenfrenado.- La di un besito en la punta de la nariz.
-Vamos a dormir.


ERI
Solté una risotada.
-Tendrás morro… -le volví a besar y le cogí de la mano tirando de él para irnos a dormir, como él decía, debíamos descansar tras un largo rato de puro y desenfrenado sexo.
Me reí mientras volvíamos, Eddie estaba despierto y se rió al vernos, por lo que le había despertado mi grito.
Me sonrojé y me senté en mi saco.


AXEL
Miré a Edward.
-¿Y tú de que te ríes? A dormir ahora mismo, hombre, que es muy tarde.- Me tumbé en el saco junto con Eri.
-Esta juventud de hoy en día…- Miré a Eri aguantándome la risa. Estaba colorada, lo más seguro es que Edward se hubiese enterado de todo, pero me importaba una mierda.
Abracé a Eri apoyando la cabeza en el saco.


ERI
Me encogí abrazada a Axel, él y Edward se lo estaban pasando pipa, pero bueno, intenté dormirme, con el calor, no me costaría mucho. Me acurruqué en el pecho de Axel.
-Buenas noches… -susurré.



AXEL
Me llevé las manos a la boca bostezando. Me reí y la miré pasando mi brazo alrededor de su cintura
-Buenas noches, pequeña.- La besé en la frente con ternura y cerré los ojos suspirando.
No me arrepentía de haberme encontrado de nuevo con Saya y Kai, de no haber sido así, no habríamos emprendido el viaje y yo seguiría en mi reino amargado y estresado por las reparaciones… me habría alejado mucho de Eri y de los gemelos y lo más seguro es que hubieran acabado yéndose hartos de mí.
Me alegraba de que no fuese así, al contrario, Eri y yo nos hemos unido más que nunca y la relación entre Kai y yo había mejorado…en general, no me arrepentía de estar ahí.



KAI
Me desperté, me sentía raro…
Me miré la mano. (“Oh, claro, soy un gato”) Me estiré bostezando y me desperecé sacudiéndome, a mi lado seguía Saya dormida, la había llenado de pelos…
Giré la cabeza mirándola y la lamí la nariz.



SAYA
Arrugué la nariz y abrí los ojos cuando sentí que me lamían. Miré a Kai y me froté la nariz.
-¿Qué pasa?- Sonreí y le acaricié la cabeza medio adormilada. Me senté colocándome el pelo a un lado, agarré a Kai y le coloqué entre mis piernas.
-¿Tienes hambre?- Le acaricié bajo el hocico y agarré mi mochila.
-A ver que te doy…



KAI
Posé mis patas en su pierna olisqueando, este maldito olfato desarrollado me daba mucha hambre.
Me acomodé entre sus piernas pasando mi cabeza contra su vientre, me sentía juguetón en ese cuerpo peludo.



SAYA
Saqué de la mochila un melocotón. Vi como Kai se relamía los morritos cuando vio la pieza de fruta. Sonreí agarrando la navaja y empecé a cortar el melocotón en cachitos pequeños.
Cogí un pedazo y se lo ofrecí.
-Qué aproveche, pequeño mío.


KAI
De verdad me estaba tratando como a un gato, ¿pero qué iba a hacer? Era un gato, y yo no podía pelarme un melocotón con estas garras. Me estaba mimando y cuando volviese a mi forma no me daría de comer…
Me comí el cacho que me había pelado y me acurruqué en su regazo.


SAYA
Sonreí cortando otro cacho.
-Menudo señorito estás hecho.- Me reí y le ofrecí otro cacho que lo agarró entre sus morritos. Partí lo que quedaba del melocotón y lo dejé sobre el saco para que Kai comiese. Me levanté y le miré.
-Mientras tú desayunas, yo voy a darme un bañito.- Le di un beso en la cabeza.
-Volveré en seguida…


KAI
Seguí comiendo, dijo que se iba a dar un baño y se fue. Cogí un par de cachos con la boca y la seguí de cerca, no tenía muy claro por qué, pero no pensaba bañarme con ella, pero sí quería verla mientras se bañaba, aunque me llamase salido.


SAYA
Giré la cabeza y vi que Kai me seguía. Fruncí el ceño algo extrañada…
-¿Quieres venir?- Sonreí cuando maulló contento con el cachito de melocotón en su boquita.
Me encogí de hombros.
-Vale, ven si quieres.- Me giré y seguí caminando hasta que encontré el río. Dejé mi toalla colgada en una rama y empecé a desnudarme. Me recogí el pelo en una coleta alta y me metí en el agua.


KAI
Me tumbé en la arena comiéndome el melocotón mientras la miraba entrar en el agua, estos ojos hacían maravillas. Podía ver cada detalle del cuerpo de Saya, aunque ya me lo conociese de sobra.
La miré mientras se bañaba. Cuando lo había en un río podía uno quedarse alucinado por cómo se movía, era el poder de ninfa que aún quedaba en ella: dejar embobado a cualquiera con un simple movimiento.



SAYA
Salí del agua al ratito. Cogí mi toalla y me sequé la cara con ella mientras me acercaba a Kai que estaba tumbadito en la arena moviendo su colita de un lado a otro. Sonreí y me agaché ante él tapándome con la toalla.
-Pero que chico más bueno.- Acerqué mi mano a su cabecita la cual acaricié con suavidad.



KAI
Esbocé una sonrisa felina y maullé. Me levanté y me acerqué a ella, me metí debajo de la toalla subiéndome a su pierna, ronroneé haciéndola ver que estaba feliz de estar ahí abajo.


SAYA
Miré a Kai cuando se subió encima de mi pierna debajo de la toalla.
-Kai… tienes un morro que te lo pisas, aún siendo un gato no pierdes oportunidad de meterme mano… o pata.- Me reí y agarré la toalla apartándola. Le miré y alcé las cejas.
-¿Qué? ¿Estás cómodo ahí?


KAI
La miré apoyando mis patas en su vientre y maullé moviendo el rabo, restregué la cabeza contra ella feliz.
-Miauuuu. –me acomodé de nuevo en su pierna ronroneando, en esos momentos desearía volver a ser humano pero ya.


SAYA
Le miré sonriendo. Puse los ojos en blanco y suspiré.
-¿Miau? Si, mucho miau…- Negué con la cabeza y la agarré en brazos dejándole a un lado.
Me levanté tapándome con la toalla.
-Voy a vestirme, gatito.- Sonreí y me acerqué a mi mochila para sacar mi ropa limpia.



KAI
Bajé las orejas y me tumbé de nuevo ronroneando tristón. Me giré poniéndome boca arriba y alzando las patas para que me hiciese caso.
-Miauuu. –Dios, estaba haciendo el ridículo…
-¿Miau?



SAYA
Miré a Kai cuando maulló. Me abroché el pantalón y me acerqué ya vestida. Me senté a su lado mientras él llamaba mi atención.
Me reí y le rasqué la tripita… pues anda que…
-Que mimoso te has vuelto, creo que eso de convertirte en gato te ha beneficiado.


KAI
Maullé y me agarré a su mano con mis patas y la atrapé el brazo para que no me soltase, enrollé la cola por su muñeca y maullé lamiendo sus dedos.
Cerré los ojos y me quedé así.


SAYA
Sonreí mirando como atrapaba mi brazo. Me lamió los dedos y cerró los ojillos quedándose con mi brazo.
-Pues nada… cuando quieras devolvérmelo me lo devuelves.- Sonreí de nuevo y le hice cosquillitas con mis dedos en su cuello.
-Vas a echar de menos ser gato cuando vayamos a ver a los sabios, ¿eh?


KAI
Negué con la cabeza con energía. A lo mejor al principio sí, pero en cuanto estuviésemos en la cama se me iba a olvidar que había sido un gato…
Abrí los ojos y la miré, no sabía cómo eran los míos, pero debían ser como los de cualquier gato del color azul.
-Miau.



SAYA
Le miré de nuevo cuando maulló.
-¿Qué te pasa ahora?- Le agarré de la colita con la mano que me quedaba libre. Sonreí cuando la enrolló alrededor de mi muñeca.
Me reí y le alcé colocándolo entre mis brazos boca arriba como si fuese un bebé.
-¿Ves? Tengo razón cuando digo que tengo dos niños pequeños.- Me levanté y caminé de regreso al campamento.



KAI
Moví la cola y las patas maullando armónicamente imitando a un bebé, me encogí en su pecho, estaba viviendo del cuento, pero tenía que aprovechar ahora que era un animal doméstico, ¿no?


SAYA
Sonreí y le miré.
-Que mono eres, me dan ganas de comerte enterito.- Le di un beso en el morrete de gato que tenía.
-Anda, vamos con los demás, a ver si se han despertado.- Dije acariciando su colita, la cual no dejaba de mover.



KAI
Ronroneé de nuevo encogiendo la colita y acurrucándome hasta hacerme un ovillo, Axel se moría de envidia, seguro, me encantaba esa situación.
-Miauuu… -escondí el rostro entre sus pechos.



SAYA
Puse los ojos en blanco, pero mira que llegaba ha ser salidillo… incluso siento un gato.
Llegamos al campamento, todos estaban despiertos y desayunando.
Sonreí y les miré.
-Buenos días.- Me senté encima de una roca con Kai aún entre mis brazos y mis… pechos.



AXEL
Miré a Saya cuando llegó, llevaba al mamón de Kai metido entre las tetas, pero que morro tenían algunos.
Me abroché las botas y les miré.
-Ese gato está muy mal enseñado, ¿no?- Sonreí y miré a Kai, que no hacía ni puto caso.



ERI
Miré a Kai.
-Pero qué cosa más rica… -le acaricié en el cuello, ronroneó feliz.
-Jo, quiero un gatito… -me reí y le acaricié por la barriguita, se notaba su ronroneo.


AXEL
-Eh, eh, eh, pero bueno.- Me acerqué y miré a Kai.
-Me parece muy bien que tengas a tu mujercita loquita con tu nueva apariencia de gatito blanco adorable y mimoso, pero no intentas acaramelar a mi mujer porque soy capaz de hacerme una bufanda con tú pellejo.- Entrecerré los ojos mirándole.



ERI
Me reí y besé a Axel en la mejilla.
-No te pongas celoso, tontín, sólo es un gatito… -ronroneó con mis cosquillas, noté que miraba a Axel desafiante, pero qué capullo podía llegar a ser si quería. Le tiré del rabo y maulló quejándose.
-Eres un gatito mono, pero no te permito que te burles de Axel.


SAYA
Miré a Eri apartando su mano.
-Eh, pero bueno, no seas burra.- Escondí a Kai entre mis brazos.
-No le tires de la cola si no quieres que yo te tiré a ti de otra cosa.- Miré a Kai.
-Pobrecito, que la mala de Eri le a tirado de su colita.- Miré a Eri y sonreí guiñándola un ojo para que viese que iba de broma.


ERI
Sonreí y me junté a Axel.
-Me… me ha pegado por tirar de la cola a su gatito… -me senté en sus rodillas apoyando la cabeza en su hombro.
-Por defenderte… -le
miré con cara tristona.


AXEL
Miré a Saya y la saqué la lengua.
-Mira Kai, claro, como es un gato ahora tiene más privilegios…- Alcé la cabeza indignado.
-Tú podrás tener los mimos que quieras, pero te recuerdo que llevas dos días de abstinencia, gatito mono.- Me reí.
-Pobrecillo que no puede disfrutar del sexo a lo grande con su mujercita.- Le señalé.
-¡Ja! ¿Quién es el privilegiado ahora?


KAI
Le bufé enseñando los dientes y volví a posar la cabeza entre los pechos de Saya, acurrucándome ahí.
Le volví a mirar y le volví a bufar, le puse caritas a Saya alzando las patas.



SAYA
Miré a Axel.
-Para que te enteres, si lleva dos días de abstinencia no es por culpa suya, es por culpa de esas guarras, además, el sexo no es tan importante, pero no te preocupes, en cuanto le devuelvan su forma humana nos pasaremos todo el día y toda la noche haciendo el amor como dos descosidos.- Alcé las cejas.



ERI
Me reí.
-Yo me lo creo… -volví a reírme y miré a Axel.
-Tiene razón, llevan sólo dos días, acabarán haciéndolo como descosidos en cuanto tengan la oportunidad. –le acaricié el pelo.


AXEL
La miré.
-¿Y eso a mí que coño me importa? A mí como si se tiran follando una semana o un mes entero.- Me levanté y me estiré.
-Tenemos prisa, ¿no?- Cogí mi mochila cargándola al hombro.


ERI
Me reí y me levanté.
Acaricié el morro a Kai.
-Tiene envidia de que te demos mimitos, cosita. –me reí y me miró, me lamió la mano.
-Oh… qué rico, ¿seguro que es Kai?


AXEL
Miré a Eri asqueado.
-Puaj… te dejas lamer por eso, a saber si no tiene la rabia o te pega lombrices o garrapatas, no sé, cualquier cosa de esas que tienen esos bichos.- Negué con la cabeza y empecé a caminar, ya que los demás ya estaban listos… gatos… puaj…



ERI
-No te enfades, mi amor… -me acerqué y le besé en la mejilla.
-Sólo es un gatito, el pobre no ha elegido convertirse en eso, dale cuartelillo. –le volví a besar en la mejilla y cogí mi mochila.
-Anda, vámonos, tenemos que buscar a los sabios.


AXEL
-Si… vamos a buscarlos y que le devuelvan su aspecto y a ver si se te quita el encoñamiento y dejas de darle “cuartelillos” al minino.- Me acomodé la mochila y seguí caminando mirando al frente.


SAYA
Puse los ojos en banco y me levanté mirando a Kai.
-Tú ni puto caso…- Sonreí y le señalé la mochila.
-¿Prefieres la mochila, caminar o mis brazos?- Pregunté acariciándole una orejita.



KAI
La lamí en la mejilla y me subí a su hombro, me metí en la mochila, no quería que cargase conmigo todo el camino. Era un gato, aún así, pesaba lo mío para que me llevase en brazos.
Saqué la cabeza fuera de la mochila y maullé.


SAYA
Sonreí mirando como se metía en la mochila.
-Pues nada, vámonos.- Suspiré y empecé a caminar detrás de los demás cargando con mi mochila.
Seguimos caminando el resto del día, paramos para comer pero en seguida nos pusimos de nuevo en marcha.
A medida que caminábamos más frío empezaba a hacer hasta el camino se cubrió por completo de nieve. Saqué de mi mochila un jersey negro y me lo puse.
No faltaba nada para llegar, esperaba que los sabios accediesen a mi petición.



KAI
Miré a mí alrededor, había nieve. Deseaba bajar y poder sentirla, pero sabía que estábamos cerca del reino, y no podía ver todo destrozado, no al menos si no era necesario.
Metí la cabeza dentro de la mochila.



SAYA
Miré a Kai cuando metió la cabeza dentro de la mochila. Agarré la mochila y la apoyé contra mi pecho.
-Eh… ¿qué pasa?- Sonreí.
-Estamos cerca, ya falta poquito.-Metí la mano dentro de la mochila para poder acariciarle.
Suspiré y seguí caminando junto con los demás.
Empezaba a anochecer cuando por fin llegamos hasta el templo de los sabios. Sentí un gran alivio al verlo. Abracé la mochila contra mí y empecé a subir las escaleras.
Antes de que yo llamase, la puerta se abrió. Nos dio la bienvenida una anciana, la misma anciana que me recibió la última vez que vine.
Inclinó la cabeza y se retiró para dejarnos pasar. Agarró la mochila de los demás, cuando fue a coger la mía negué con la cabeza.
-No….- Suspiré.
-Dónde están los sabios, necesitamos hablar con ellos.- La anciana nos miró, uno a uno. Esbozó una gran sonrisa cuando reconoció a Axel y a Eri. Asintió enérgicamente y nos señaló con la mano que la siguiésemos.
Miré a Eri y acto seguido caminamos detrás de la anciana que nos guió por el pasillo hasta dejarnos en frente de una puerta. Sonrió e inclinó la cabeza de nuevo retirándose.
Miré la puerta y abrí.
Los sabios estaban sentados en torno a una mesa, como siempre, con su semblante serio y sus miradas fijas en nosotros.
Entré y miré la sala.
-Vaya, que bonito, que raro que a Dark no se le ocurriese atacar este lugar, ¿no?- Ladeé la cabeza mirándoles. Uno de los sabios, es que se situaba en el centro de la mesa, se levantó y nos miró.
-¿A que debemos está visita tan inesperada?- Preguntó dirigiendo la mirada de uno a otro.
Agarré la mochila y me acerqué hasta la mesa colocándola con cuidado encima de la tabla.
-Quiero pediros un favor.- Abrí la mochila para dejar que Kai saliese.



KAI
Saya abrió la mochila cuando fue a pedirles el favor, era hora de mi actuación. Asomé la cabeza y salí, posándome sobre la mesa, miré a los sabios, que me miraron con cierto interés algunos y otros con perplejidad.
Me senté en la mesa.
-¿Es una broma? –dijo uno de ellos.



SAYA
Kai salió de dentro de la mochila, los sabios se quedaron atónitos al verle, claro, ellos pensaban que era un simple gato, normal y corriente…
-¿Un gato? ¿Y para que nos traes a nosotros un gato?- Dijo el primer anciano.
-No es un gato corriente. Este gato es Kai, el Rey del Hielo, víctima de un conjuro.- Los sabios miraron a Kai de nuevo, alucinados.
-Las hermanas de Aleera nos atacaron por sorpresa, querían venganza y maldijeron a Kai con un embrujo o no sé….- Retiré la mochila de encima de la mesa.
-Quiero pediros que por favor le devolváis a su forma original. Solo vosotros tenéis el poder suficiente como para invertir el conjuro, ninguno de nosotros estamos a la altura…- El sabio se volvió a sentar pensativo.
-¿Ese gato es el Rey del Hielo? ¿Y cómo un Rey tan “poderoso” fue capaz de dejarse conjurar de esa manera?- Suspiré.
-Ya he dicho que nos pilló por sorpresa, no teníamos ni idea de que esto pasaría…- Los sabios guardaron silencio.
Me rasqué la nuca y les miré.
-Nosotros hemos hecho muchas cosas por vosotros, es hora de que nos devuelvan el favor.- Otro de los sabios golpeó la mesa con el puño y se levantó.
-¡¿Crees que puedes presentarte aquí junto con estos payasos y decirnos que es lo que debemos hacer?! Estás muy equivocada, ninfa.- Miré al sabio frunciendo el ceño.


AXEL
-¿¿Payasos??- Dije en un grito.
-Nosotros no somos payasos, harías bien en controlar tu lengua, anciano, ¿o has olvidado a caso quiénes fueron los encargados de admitiros en el consejo por vuestra sabiduría? Yo me acuerdo muy bien, y también recuerdo que de igual modo que os cedieron este puesto de la misma manera os lo podemos arrebatar.- El sabio se sentó de nuevo bufando cabreado.
Me dirigí al consejo.
-No estamos aquí por placer, estamos aquí por necesidad, si no, no estaríamos aquí.- Suspiré.
-¿Tenéis el remedio para ayudar a Kai o estamos perdiendo el tiempo?- No dijeron nada, se dedicaron a mirarse los unos a los otros. Esbocé media sonrisa.
-Lo que me imaginaba, estamos perdiendo el tiempo.- Me crucé de brazos.
-Bien, ya que no estáis por la labor de ayudar, ya me encargaré de reunir a los demás reyes y llegar al acuerdo de que abdiquéis.- Me giré con intención de irme.
-Vámonos.- Sonreí… 3, 2, 1…
-¡Esperad, señor!- Me giré y miré al sabio que se había levantado.
-¿Si?- Sonreí.
-Está bien, está bien… nos encargaremos del Rey…- Los sabios se levantaron y se retiraron un momento. Volvieron al rato y se sentaron de nuevo, menos uno, que se acercó a Saya.


SAYA
Uno de los sabios de acercó a mi y me entregó un pequeño frasco rojo.
-¿Y esto?- Pregunté mirando el frasco.
-Es una poción ante el conjuro que han empleado con mi señor. Debe tomárselo esta noche, justo cuando la luna esté arriba del todo. Con una gota basta.- Miré al sabio que inclinó la cabeza y asentí.
-Gracias…- Agarré mi mochila y miré a Kai.
-Vamos…- Salí de la sala junto con Eri y los demás.



EDWARD
Salimos fuera, miré al resto.
-Creo que ha sido demasiado fácil, ¿creéis que funcionará solamente con darle una gota de eso? –miré a Kai, que nos seguía de cerca, caminando sobre sus patas gatunas.



SAYA
-Más le vale que funcione si no quieren que queme el templo con ellos dentro.- Miré el frasquito, acto seguido me lo metí dentro del bolsillo del pantalón.
Giré la cabeza y miré a Kai que caminaba a mi lado menando el rabo.
Salimos al exterior y miré al cielo, era de noche, pero la luna no estaba alzada del todo, tendría que esperar hasta media noche o más…
-Busquemos algún sitio para descansar, ya que ni siquiera los sabios nos han dado refugio…


KAI
Pasé por entre las piernas de Saya, poco faltaba ya para que pudiese comportarme como un gato. La maullé acariciando su pierna con mi costado y mi lomo.
(“Mímame un rato más, que en cuanto vuelva a mi cuerpo…”)
-Miaaauuuu.



SAYA
Bajé la cabeza y miré a Kai que se frotaba contra mi pierna. Sonreí y seguí caminando.
Encontramos una cueva bastante escondida. Axel encendió una hoguera, como siempre mientras Eri preparaba algo para cenar.
Me senté sobre mis lonas apartada de los demás, me apetecía estar con Kai en eso momento.
-Ven.- Le dije señalándole mis piernas.



KAI
Me acerqué a Saya y me subí a sus piernas posando mis patas en su pecho y moviendo la cola.
La lamí la barbilla y la cara, apoyé mi cabeza en su cuello frotándola contra su piel, ronroneé.



SAYA
Sonreí y cerré los ojos acariciándole el lomo. Froté mi frente en su carita acariciándole las orejitas.
Miré el frasquito el cual tenía en una de mis manos. Sonreí y miré a Kai.
-¿Has visto? Te dije que lo conseguiría.- Le acaricié bajo la barbilla dándole un beso en la cabecita.


KAI
Cerré los ojos ronroneando, la lamí la nariz y volví a colocar la cabeza en su hombro. Miré el frasquito y olisqueé el frasco. Bufé pasándome la para por la nariz, olía a mil demonios.



SAYA
Me reí y le miré cuando olió el frasco.
-Lo siento, nene, pero es lo que hay, nadie dijo que esto fuese fácil.- Le agarré para mirarle a la cara.
-Bueno, solo será una gotita, no creo que sea tan mal, ¿no?- Sonreí y le besé en el morrito.
-Estás a tiempo de hacer cualquier cosa gatuna, después, olvídate.- Me reí y le dejé sobre mis piernas de nuevo acariciándole el lomo y la cola con suavidad.
-Yo echaré de menos llevarte en mis brazos… jo, como lo mono que estás.- Sonreí.



KAI
(“Te compraré un gato cuando volvamos, y un perro a Kai, tendremos la casa llena de bichos”) Me acurruqué en sus piernas y moví el rabo de un lado a otro mientras me acariciaba. Ser un gato, al menos su gato de Saya, era una buena vida, pero prefería ser su marido.



SAYA
Me recosté apoyándome en un brazo mientras le acariciaba el lomo con mis dedos.
Axel nos trajo la cena, sonreí y miré a Kai.
-Bueno, esta es la última vez que te doy de comer.- Agarré las salchichas y las partí a cachitos para Kai.
Coloqué los cachitos en la palma de mi mano y se lo acerqué a Kai.
-Toma y que aproveche.


KAI
Bajé las orejas y me acerqué a comer de su mano. Nunca me cansaría de que me diese mimos, pero como ahora no los recibiría más. Comí poco a poco, no me sentía del todo bien. Cuando acabé lo que tenía en la mano me tumbé sobre su estómago.



SAYA
Sonreí levemente y le acaricié mientras terminaba de cenar.
Me recosté contra la pared mientras esperaba a que llegase la hora de darle la pócima a Kai. Cerré los ojos y suspiré sin dejar de acariciarle. Escuchaba sus ronroneos y eso me relajaba, hasta tal punto que me adormilé.



KAI
Con las caricias de Saya no podía mantenerme alerta, me estaba adormilando. Sabía que debía quedarme despierto, debía tomarme la maldita y asquerosa pócima cuando la luna estuviese alta para recuperar mi forma, pero estaba tan cansado, las caricias de Saya ayudaban a que me quedase dormido, y no me encontraba demasiado bien… acabe durmiéndome.


SAYA
Estaba tan cansada que al final me quedé frita, cogí el sueño, un sueño placentero y profundo…
Abrí los ojos cuando escuché la voz de Axel llamándome.
-¿Qué? ¿Qué pasa?- Miré a Kai y me acordé de repente.
-Mierda, ¿qué hora es?-Pregunté levantándome. Axel señaló su reloj, eran las doce en punto.
-Coño.- Agarré a Kai.
-Vamos, nene, es hora de despertarse.- Agarré la pócima y dejé a Kai en el suelo. Me agaché frente a él abriendo el frasquito.
-A ver… abre la boca…


KAI
Abrí los ojos lentamente, Saya me estaba llamando. Abrí los ojos completamente y parpadeé varias veces, me había quedado dormido y debía tomarme la pócima. Intenté desperezarme pasándome las patas por la cara varias veces y miré a Saya, aunque la veía algo borrosa por el sueño.



SAYA
Miré a Kai, estaba aún adormilado.
-Vamos, nene, tienes que despertarte…- Le agarré en brazos.
-Vamos fuera, allí te refrescarás y nos espabilaremos antes…- Me levanté con Kai entre mis brazos. Salimos fuera sintiendo como mis mejillas se ponían rojas por el frío. Dejé a Kai sobre la nieve y me agaché de nuevo mirándole.
Le acaricié la cabecita.
-Cuando estés listo.


KAI
Me pasé una pata por las orejas intentando desperezarme completamente, miré hacia atrás y moví mi rabo de un lado a otro, ya no lo volvería a ver, y me estaba acostumbrando a él, era gracioso.
Miré a Saya a los ojos y asentí. Abrí la boca y saqué la lengua.



SAYA
Suspiré y abrí el frasco.
-Vale… una gota bastará.- Acerqué el frasquito hasta la boca de Kai, lo incliné levemente y despacio hasta que una gota rojiza asomó por la boca de la botellita. Lo incliné de nuevo y la gota cayó directamente en la lengua de Kai.
Cerré el frasco y me alejé un paso mirándole atentamente.
-¿Sientes… algo?


KAI
Bajé la cabeza, era sólo una gota, mas sabía como si me hubiesen lanzado un rayo y escocía como si me hubiesen dado puro ácido. Removí la cabeza varias veces y la apoyé en la nieve intentando aliviar el dolor de alguna forma. El dolor de la lengua comenzó a expandirse por la boca, bajando por la garganta y siguiendo más allá, hasta que no pude más que sentir dolor por todo el cuerpo.
Aún con cuerdas bocales felinas, proferí un grito tirándome sobre la nieve, cuando me transformaron en gato no había sido doloroso, malditos sabios…
Me encogí en la nieve intentando así concentrar el dolor, pero seguía ahí, cuando de repente paró, caí en la inconsciencia.



EDWARD
Posé la mano en el hombro de Saya cuando vi que Kai caía inconsciente, no fuese que se acercase y provocase algo.
-Mirad… -su cuerpo fue adoptando forma humana poco a poco, cayéndose el pelo y alargándose sus extremidades.
Cuando se completó la transformación, pudimos ver a Kai tendido sobre la nieve, desnudo, y saliendo humo de alrededor de su cuerpo.



SAYA
Observé toda la transformación sin apartar la mirada aunque me sobrecogí cuando le escuché gritar.
No me di ni cuentas de que Edward estaba a mi lado hasta que habló. Suspiré y me agaché ante Kai que estaba tendido en el suelo con su forma humana y echando humo.
Alargué una de mis manos hasta él y la posé en su cabeza.
Sonreí y miré a Edward.
-¿Me ayudas ha llevarle dentro?


EDWARD
Me acerqué y me agaché.
-Tranquila, Saya, yo me ocupo. –le cogí en brazos, el condenado casi quemaba de lo caliente que estaba, era por la transformación, supuse.
Le metí dentro de la cueva y lo dejé sobre su saco, que acababa de abrir Eri al ver que estaba inconsciente.
-Ya ha vuelto…


AXEL
Miré a Edward cuando entró con Kai en brazos, ya había vuelto a su forma humana… menos mal…
-Pues ya era hora, tanto miau, miau, me estaba volviendo loco…- Me tumbé en mi saco llevándome las manos detrás de la cabeza.



EDWARD
Negué con la cabeza poniendo los ojos en blanco.
-En fin… -miré a Saya.
-Aquí lo tienes, si necesitas ayuda para algo, avísame. –sonreí y me aparté de allí, acercándome al fuego, ya que ellos estaban apartados, Kai ya tenía bastante calor por sí mismo como para acercarse a una fogata.



SAYA
Miré a Edward y sonreí asintiendo.
-Gracias, Eddie.- Me senté al lado de Kai y le miré. Sonreí y me incliné dándole un beso en la mejilla. Apoyé la frente en su mejilla acariciándole el pelo con suavidad. Estaba muy acalorado y sudando… le había costado lo suyo volver a su forma humana.
Sonreí de nuevo besándole otra vez en la mejilla.
Me separé sentándome de nuevo. Le agarré y le recosté sobre mi pecho acariciándole la espalda y el cuello… mí hombre.


KAI
Abrí los ojos lentamente, tenía mucho calor y me sentía reventado.
-¿Saya? –parpadeé varias veces y abrí los ojos completamente, notaba el sudor en mi espalda. Alcé la cabeza y miré a Saya, sonreí.
-Hola.



SAYA
Le miré y sonreí acariciándole la mejilla con el reverso de mi mano.
-Hola, gatito blanco.- Me reí levemente.
-¿Cómo estás?- Le aparté el flequillo mojado de la frente.
-Parece que te ha costado…



KAI
Cerré los ojos suspirando.
-Ha sido una mierda… -me llevé la mano a los ojos.
-El puto remedio de los viejos esos parecía ácido puro, me ha dejado la lengua como un colador. –sonreí y llevé mi MANO a su mejilla.
-Tranquila, estoy bien.


SAYA
Posé mi mano encima de la que él levó a mi mejilla. Cerré los ojos y le di besos en la mano.
Le miré y sonreí.
-Me alegro de que hayas vuelto, mi vida.- Le acaricié la mejilla de nuevo y el cuello. Le besé en la frente.
-Descansa.


KAI
Sonreí y asentí.
-Pero antes una cosa. –la cogí de la nuca y la acerqué a mí, la besé, había echado de menos besarla. Ella me había dado besos en el “morro”, pero no era comparación con un buen beso humano.



SAYA
Le agarré de la cara cuando me besó. Había echado de menos sus labios, y eso que solo habían pasado dos días…
Me separé levemente y le miré sonriendo.
-Vamos, a dormir.- Le di un beso más corto.
-No me separaré de ti en toda la noche.- Le abracé acariciando su espalda con la yema de mis dedos.



KAI
Me acurruqué en su regazo, me sentía débil, por lo que lo que me proporcionaba ella en esos momentos era, más que nada, protección. Por culpa de la transformación había acabado agotado y con una temperatura elevada, pero supuse que por la mañana estaría mejor, y más si Saya no se separaba de mí.



AXEL
Miré a Kai y a Saya… vaya dos…
Negué con la cabeza sonriendo y volví a tumbarme en mi saco boca arriba mirando al techo.
Bostecé y cerré los ojos tapándome con la manta del saco.
-Hasta mañana por la mañana.


EDWARD
Sonreí y me tumbé en mi saco.
-Descansad, ya mañana tenemos que ir… a buscar a Draco, ¿no es así, Kyle? –le miré, estaba frente al fuego admirándolo, me miró algo distraído y asintió.
-A ver dónde nos llevas…


KYLE
Me tenían fichado, ni uno solo se fiaba de mí, iba a tenerlo crudo a la hora de guiarles si seguían en ese plan, pero debía llevarles hasta allí, ellos no podrían acabar con Draco, estaba seguro, y me daría una recompensa por llevarlos hasta allí, quizá otorgarme poderes sombra…
-Dormid bien… -me acosté sobre el suelo.


EDWARD
Todos se acostaron, en la cueva se hizo el silencio, solo se oía el crujir de la leña en la hoguera.
Suspiré y cerré los ojos apoyando la cabeza en la pared abrazando a Kai.
Estaba muy cansada y necesitaba dormir.
Respiré hondo relajándome y sintiendo como el sueño se apoderaba de mí poco a poco hasta que me dormí de todo.


KYLE
Fui el primero en despertarme. La luz del sol no alumbraba mucho, era temprano. Me levanté, eso de dormir en el suelo se tenía que acabar, Tenía la espalda fatal.
Miré a mí alrededor, todos dormían, sobre todo los dos tortolitos, como si hubiesen ido a la guerra…
Busqué comida por las mochilas, necesitaba llenar el buche o acabaría por desmayarme en mitad del camino.
Mientras comía, el tío grandote se despertó y me miró.



EDWARD
Cuando me desperté vi a Kyle comiendo de la mochila de Eri, le señalé.
-Mira, aquí nadie se fía de ti, y si sigues haciendo ese tipo de cosas lo único que vas a conseguir es que acabemos matándote. Coger comida no es grave, pero como me entere que nos estás tendiendo una trampa, te juro que seré yo mismo el que te saque los ojos de las cuencas, dicho está.


KYLE
Tragué lo que tenía en la boca y le miré alzando una ceja.
-Nos levantamos amenazadores, eh… -me acomodé en la pared.
-Amenaza cuanto quieras, Tedie, yo no pretendo tenderos una trampa, ni que fuese un maldito Sombra… -seguí comiendo.


EDWARD
-Precisamente por eso no confiamos en ti, porque puedes tener razones oscuras detrás de esa fachada de rebelde que quiere acabar con Draco. Según Saya, tienes una marca de Draco en el hombro, y puedes decir que te pasó como a Saya y la marcaron, pero también puedes habértela hecho voluntariamente como cada soldado de Draco, nadie puede saberlo, así que, ándate con ojo. –le señalé.



KYLE
-¿Y qué vas a hacer si no? ¿Vas a usar tu fuerza de macho alfa y me vas a pegar? Por muy grande que seas eres un llorica peor que cualquiera de estos de aquí, no eres capaz de matar una mosca.


EDWARD
Fruncí el ceño y me levanté, me acerqué y le agarré de la camisa.
-Mira, guapito de cara, tú estás aquí de ocupa, tócame más los cojones y te reviento, porque nadie te quiere aquí y podemos encontrar nosotros solitos la guarida de Draco.


AXEL
Abrí los ojos cuando escuché la voz de Edward y la otra… me pareció ser la de Kyle.
Alcé la cabeza y les miré. Kyle estaba robando comida de la mochila de Eri…
-Eh, pero bueno, ¿de qué coño vas tú?- Dije mirando a Kyle.
-Si quieres comer cómprate la comida, y si no tienes dinero, te jodes y la buscas como hemos hecho nosotros.- Fruncí el ceño.
-No me gustas nada, tío… es normal que Saya se comporte así contigo. Apareces de la nada, nos robas la comida y encima te haces el chulo… poco vas a durar aquí, guapito de cara. Tú dedícate a guiarnos hacia la guarida de Draco y de los demás te olvidas.- Miré la mochila de Eri.
-Y sobre la comida, tendrás que aprender a ganártela, si te portas bien, claro.- Alcé las cejas y posé una mano en el hombro de Edward.
-Eddie, suéltale, no merece la pena que te ensucies las manos con él.


EDWARD
Fruncí el ceño, no tenía una pizca de miedo en los ojos, ni siquiera le había provocado. Si lo mismo tenía razón y era un llorica incapaz de matar una mosca…
Qué coño.
Descargué el puño libre contra su cara, haciéndole escupir sangre, cayó al suelo a los pies de Eri, que se sentó sobresaltada en el saco y me miró.
-Perdona por despertarte, pequeña… -me froté la mano y salí fuera.


AXEL
Me agaché ante Kyle y le miré con una sonrisa de oreja a oreja.
-No deberías provocar a nuestro “Tedie”, parecerá un blandito, pero ten mucho cuidado con él la próxima vez que quieras picarle. Yo que tú no volvería a intentarlo.- Le di un golpecito en la cabeza con mi mano.
-Buenos días.- Me levanté y me acerqué a Eri entregándole su mochila.
-Esta rata te ha robado comida, ten cuidado.- Miré a Kyle mientras Eri cogía la mochila.



ERI
Miré a Axel cuando me entregó mi mochila y me dijo que Kyle me había robado, le miré abrazando mi mochila contra mi pecho.
-No deberías meter la mano en las pertenencias de los demás… -miré dentro de la mochila, parecía que sólo había cogido las galletas que se estaba comiendo, por suerte, le miré.
-Si tienes hambre, dilo, pero no vuelvas a robarme. –me separé de él, ya que estaba sentado delante de mí.



KYLE
Escupí la sangre a un lado y me levanté. Malditos rebeldes, por una miserable caja de galletas iban a acusarme de traidor, me esperaba un viaje de cuidado…
Me levanté mirando a la chica.
-Descuida, no te he cogido la foto de tus gemelos, que por cierto, son monísimos. –negué con la cabeza y salí de allí, qué asco de gente…



ERI
Abracé la mochila contra mi pecho.
-Si lo hubieses hecho no estarías en pie, capullo… -suspiré, lógicamente no querría la foto de mis gemelos, pero aún así me había dado apuro que la hubiese podido coger, miré a Axel.
-Voy… a prepararos el desayuno… -me levanté con mi mochila y busqué algo que prepararles.


AXEL
Miré a Eri y asentí. Me senté a un lado y saqué mi navaja que tenía guardada en una de mis botas. La abrí y con una piedra especial empecé a afilarla sin quitarle ojo de encima.
A partir de ahora le íbamos ha tener bien vigilado, al menos yo.



KAI
Me desperté, aunque tuve que volver a cerrar los ojos, la luz me dio de lleno. No era muy intensa, pero el cambio de ojos era fuerte, me los tapé con una mano.
Me percaté de que Saya había dormido sentada contra la pared conmigo entre las piernas, esta mujer… era tan sacrificada…
Me incorporé frotándome el pelo, me sentía raro después de dos días sin lamerme la pata para pasármela por las orejas, solté una risotada.



AXEL
Miré a Kai cuando se despertó. Él y Saya estaban algo apartados, por lo que Kai no me vio saludarle con la mano.
Suspiré y levanté el brazo.
-¡Buenos días, minino! ¿Te apetece un platito se leche o una latita de atún?- Solté una risotada y volví a lo mío con la navaja.



KAI
Miré a Axel.
-¿Qué? Ni hablar, necesito carne, me siento carnívoro… -miré a Eri que negó con la cabeza.
-Malditas excursiones… -me llevé las manos a la cabeza y miré a Saya, la cogí en brazos y la tumbé sobre un saco, para que durmiese un poco más. Me acerqué a Axel y Eri, más alejado de Saya, para no despertarla.
-Quiero comida de verdad…


AXEL
Miré a Kai alzando las cejas cuando se acercó tan fresco y tan…
-Oye, Kai… primero: si quieres zampar, te das un bañito antes, que hueles a gato y segundo…ya de paso te vistes.- Señalé con mi cabeza su cosita al aire.
-A mi no me importa que estés tan desnudito, pero, por favor, que hay señoritas delante…


KAI
Me miré y me tapé, Eri no me miraba, miraba a la comida sonrojada.
-Joder, lo siento, llevo dos días caminando por ahí en pelota picada, se me ha olvidado… -me levanté y me acerqué a la mochila de Saya, ahí estaba mi ropa, la cogí y empecé a vestirme, Eri se reía por lo bajini.
-…



AXEL
Me reí y miré a Eri negando.
-Excusas, excusas, excusas.- Miré la navaja y la soplé para quitar el polvillo de la piedra.
-No te preocupes, Kai, es normal… pero intenta no volver a aparecer así, que no soy de piedra.- Me reí de nuevo lanzándole un beso.



KAI
Negué con la cabeza poniéndome unos calzoncillos y cogí ropa para vestirme después de un buen baño.
-No te preocupes, por ti, no volveré a despelotarme en la vida, Axel… -sonreí levemente y miré a Saya, la aparté el pelo de la cara, parecía que estaba a gusto y tranquila.
Me levanté y me dirigí al exterior.
-No sufráis por mí en mi ausencia. –me marché buscando el río más próximo, si no estaba congelado, claro…



AXEL
Me acerqué a Kai.
-Espera muchacho, ¿dónde vas? Si quieres darte un buen baño, aprovecha la mini sauna que he hecho en la parte de atrás de la cueva, el agua estará caliente todavía.- Sonreí.
-Además, los ríos de por aquí están congelados… he tenido que fundir la nieve para poder hacer el estanque.


KAI
Miré a Axel. Eso del agua caliente no me iba mucho, pero ya que era la única forma de bañarse por aquí…
-Está bien… -volví a entrar y fui hacia donde me indicó.
-Si se despierta Saya decidle dónde estoy, que no me he vuelto gato de nuevo ni nada de eso… -me dirigí hacia la “sauna”.



AXEL
Le miré y asentí.
-Vale, eso está hecho.- Cuando se fue me llevé la mano a la boca aguantando la risa… si, eso era lo que exactamente iba a decirle a Saya.
Me senté en la roca de nuevo y cogí mi vaso con el café calentándolo algo más en mi mano.



SAYA
Abrí los ojos. Me sentía ligera… Fruncí el ceño y me senté rápidamente mirando a mí alrededor.
Kai no estaba y mi mochila tampoco. Supuse que se había ido a vestir.
Me levanté peinándome con la mano.
Me coloqué el jersey tapándome bien con él, hacía bastante frío.
-¿Y Kai?-Miré a Axel.


AXEL
Miré a Saya cuando se despertó.
-Ohm, bueno… esto, Kai, si…-Me froté la nuca.
-No está aquí, como ves… se… se ha ido, verás, se bebió de nuevo la poción y se transformó en gatito cuando una gatita parda muy mona pasó por aquí.- Empecé a reír con ganas ante lo que dije y la cara de Saya.
-Es broma, está atrás, dándose un baño. Volverá en seguida.- La ofrecí un vaso de café.
-Toma, está calentito.


SAYA
Agarré el vaso cuando Axel me lo ofreció.
-Ja, ja, ja… pero que gracioso eres, Axel, ¿te has desayunado un payaso?- Axel soltó una risotada sarcástica. Me llevé el vaso a la boca pegando un trago del café caliente.
Tuve un escalofrío cuando sentí el líquido caer por mi garganta.



ERI
Miré a Saya cuando se despertó y sonreí con la pequeña “disputa” que tuvieron, la miré, tenía puesto un jersey negro que le quedaba grande.
-Ese jersey era de Kai, ¿no, Saya? –antes solía vestir con ropa negra, aunque últimamente le veía con camisas blancas.
Me senté al lado de Axel, estaba helada y él desprendía calorcito.



SAYA
Miré a Eri cuando me preguntó y asentí tapándome las manos con las mangas poniendo el vaso de café entre ellas.
-Si, ¿por qué?- Pregunté dando otro trago al café. Estaba muy calentito, así me ayudaría a entrar en calor.



ERI
Sonreí y negué con la cabeza.
-Te queda bien. –bebí de mi café y abracé mis piernas, miré fuera, no veía ni a Eddie ni a ese Kyle, quizá cada uno se había ido por un lado, no se habían caído bien, con lo majo que era Eddie…



KAI
Me lavé lo más deprisa que pude, el agua estaba muy caliente para mí y no me sentía del todo a gusto. Me puse la ropa y me miré las manos, las tenía enrojecidas por el calor.
Volví con las cosas, las dejé cuidadosamente sin hacer ruido y me acerqué a Saya por detrás, abrazándola.
-Traigo calorcito… -la besé en la oreja, ella necesitaba más el calor que yo.



SAYA
Miré a Kai de reojo cuando me abrazó. Carraspeé poniéndome tensa.
-¿Ya has venido de ligarte a la gatita parda? Espero que te lo hayas pasado bien.- Me bebí lo último que quedaba de mi café.
-Según me ha dicho Axel era muy mona.


KAI
Fruncí el ceño y la miré, después miré a Axel.
-¿De quién habla? Ahhh, de la gata que intentaste cepillarte anoche, Axel, si te mola ese rollo como quieras, pero a mí no me metas en el saco… -me senté al lado de Saya, volvía a llevar mi jersey, sonreí.



AXEL
Miré a Kai y me reí.
-Si, claro, intenta echarme a mi las culpas, ligoncete.- Miré a Saya.
-Vale, ya se acabó la broma…- Bajé a la cabeza atándome los cordones de las botas.
-Nada de bromas que estén relacionadas con gatos….


SAYA
Miré a Axel y asentí.
-Te lo agradecería.- Me crucé de brazos intentando entrar en calor, nunca antes había tenido tanto frío como hoy…
Me incline a un lado apoyando la cabeza en el hombro de Kai.



KAI
Acaricié el pelo de Saya.
-Estás helada, deberías ir a darte un baño, te aseguro que el agua está caliente… -cogí una galleta que había en un paquete.
-¿Cómo tienes tanto frío? Ni siquiera estamos dentro del País del Hielo.


SAYA
Suspiré encogiéndome de hombros.
-No lo sé… últimamente no me encuentro muy bien… creo que tengo algo de fiebre… desde que regresamos de las cavernas y utilicé mi poder no me encuentro muy así…- Me encogí… está temblando y me ardían los ojos…



KAI
La miré preocupado, llevaba así desde las cuevas y no había dicho nada, cargando conmigo y haciendo lo posible por que no se notase.
-Saya… -la acerqué a mí y puse mi mano en su frente.
-Tienes razón, tienes fiebre, pero no algo, tienes bastante fiebre… -la miré.
-Joder, Saya, ¿por qué no nos lo has dicho?



SAYA
-… no lo veía necesario… no es grave, solo es un poco de fiebre, se me pasará en seguida…- Le miré y sonreí levemente.
-No te preocupes, estoy bien…- Cerré los ojos, no podía mantenerlos abiertos, me quemaban y me lloraban. Kai tenía razón, tendría por lo menos treinta y ocho o treinta y nueve…



KAI
Posé mi mano en su frente e hice que apoyase su cabeza en mi pecho.
-No, Saya, no estás bien, te pasa algo. –la cogí en brazos y la llevé hasta los sacos de nuevo y la tumbé. Busqué algo con lo que pudiese empaparle la frente.
-No nos iremos hasta que mejores.



SAYA
Le miré y negué incorporándome encima de los sacos.
-¿Qué? No, Kai, no.- Negué de nuevo.
-No podemos retrasarnos más, yo estoy bien, solo es un poco de fiebre…- Suspiré.
-Es a causa de la temperatura, en cuanto no pongamos en marcha y salgamos de aquí mejoraré, de verdad…- Le miré.



KAI
-No. Saya, nunca te has puesto enferma aquí, no mejorará si nos alejamos del frío si es lo que piensas, no voy a dejar que viajes en este estado, podrías ponerte peor, además, tú misma has dicho que ha sido desde que usaste tu energía en las cuevas. –la miré serio, estaba débil y enferma, nos lo había ocultado y ahora pretendía que lo dejáramos correr.



SAYA
Bajé la cabeza y suspiré de nuevo.
-No podemos retrasarnos más, Kai, no importa como esté… me pondré bien… no importa…- Le miré.
-Tenemos una misión que cumplir y si nos quedamos aquí, a parte de sentirme culpable por lo inútil que soy ya, nos retrasaremos…- Bajé la cabeza de nuevo… no iba ha hacerle cambiar de parecer.



KAI
La cogí de la cara para que me mirase.
-Es una misión, Saya, pero no podemos cumplirla si te desmayas en mitad de combate, que es probable que pase tal y como estás. Lo mejor será esperar a que te recuperes, no tienes que sentirte culpable, mi vida, no es culpa tuya que estés así… -la besé en la cabeza, no dejaría que siguiese en ese estado, sería peor para ella.



SAYA
Cerré los ojos y tosí… joder… seguro que era gripe…
Me tapé la boca apartándome de Kai tosiendo de nuevo. Respiré hondo cuando la tos pasó.
-… creo que es gripe…- Me llevé la mano al pecho, sentía un leve pinchazo cada vez que respiraba.


KAI
Me senté delante de ella.
-¿Gripe? ¿Por haber usado tu poder te ha dado… gripe? –alcé las cejas, estaba pasando algo raro, ¿cuándo había tenido Saya gripe? Y más, pasando frío…



SAYA
-No lo sé Kai.- Le miré seria.
-Tal vez al utilizarlo no recuperé bien las fueras y mis defensas bajaron, no tengo ni puta idea, si lo supiese no estaría aquí y así…- Suspiré… se me estaba poniendo dolor de cabeza…
-No se que demonios me pasa, pero se me pasará en seguida…


KAI
Suspiré.
-Está bien, nos quedaremos hasta que se te pase. –hice que se tumbase.
-Y no rechistes, o no se te pasará. –posé mi mano ya fría en su frente.
-Sé que me preferías de gato, así no te retenía, ¿verdad?



SAYA
Le miré y solté una risotada.
-Seguro que te las habrías apañado muy bien para convencerme de que me quedase. Nunca te librarás de ese poder de persuasión que tienes, ni siendo gato ni humano.- Suspiré.
-De gato eras muy mono, pero te prefiero así.- Sonreí levemente mirándole.



KAI
Solté una risotada sonriendo.
-vaya, me alegra saberlo, casi estaba a punto de ir a los sabios a que me volviesen gato de nuevo… -la cogí de la mano.
-Te compraré un minino cuando volvamos, como regalo de boda. –sonreí.


SAYA
Le miré y negué.
-No, no quiero un minino, ninguno sería igual de mimoso que tú.- Me reí.
-Gracias, pero no quiero gatos.- Acaricié su mano con mis dedos.
-Yo me conformo, me basta y me sobra con que te vas a casar conmigo.


KAI
Sonreí. Me acerqué y la besé antes de que pudiese retenerme y la miré.
-Dudo que sea contagioso. –la volví a besar, acariciando sus dedos con los míos, en esos momentos deseaba que el tiempo volase y pudiésemos casarnos de una maldita vez.



SAYA
Giré la cabeza hacia un lado cuando me besó por segunda vez.
-No lo hagas.- Dije seriamente.
-Puede que tú dudes de que sea contagioso, pero yo dudo de que no lo sea…- Le miré de reojo.
-No quiero que también caigas tú enfermo… y no me vengas con que nunca te has puesto malo y que no te podrías malo nunca…- Le miré seria.
-No vuelvas ha besarme hasta que esté curada al cien por cien…


KAI
Bajé la mirada.
-Me estás diciendo que me privas de besarte hasta que te recuperes, ¿es así? –suspiré y asentí.
-De acuerdo, si es lo que quieres… aunque no te prometo que vaya a resistirme. –sonreí y la acaricié el pelo.



SAYA
Bajé la mirada y suspiré.
-Pues tendrás que esforzarte, lo siento.- Me tumbé de lado encogiendo las piernas. Estaba helada y de vez en cuando me entraban temblores, se me ponía la piel de gallina y sentía que la cabeza me iba a estallar.
Cerré los ojos tapándome la boca tosiendo.



KAI
Suspiré y me levanté, la cogí en brazos, saco incluido, y la llevé cerca de la fogata que hubo la noche anterior, la aparté el flequillo de la cara tapándola bien, miré a Axel.
-Por favor, enciende un fuego. –busqué una toalla pequeña entre las mochilas y la enfrié hasta que quedó húmeda, la coloqué sobre su frente.
-Te pondrás bien pronto…



AXEL
Miré a Kai cuando se acercó con Saya y la tapó.
-¿Pero qué haces, hombre?- Me acerqué a Saya destapándola.
-Lo mejor para que la baje la fiebre es destaparla y…quitarla ropa…- Miré a Kai.
-El calor aumenta la fiebre.- Puse una mano en su frente.
-Tiene mucha fiebre, Kai, lo mejor es que la desnudes, no del todo, pero quítala ropa… el jersey y los pantalones por lo menos… y aléjala del calor…


KAI
Bajé la cabeza cerrando los ojos, ¿cómo había podido confundirlo por completo?
-Lo siento… al tener tanto frío pensé que… -negué con la cabeza y la volví a coger para alejarla de allí, la llevé de nuevo hasta nuestras cosas e hice lo que Axel me había indicado, le quité el jersey y los pantalones, aunque sabía que podía hacerlo ella sola, estaba hecha polvo, y había estado ocultándonoslo durante varios días sólo para no retrasarnos… aunque, viéndolo así, yo hacía prácticamente lo mismo, se sentía culpable porque nos retrasábamos.
-Perdóname, Saya, me pongo nervioso cuando veo que no estás bien…



SAYA
Le miré y negué.
-No pasa nada, te entiendo…- Tenía la piel de gallina y sentí mucho más frío cuando me quedé con la camiseta interior y el culot.
-Dios… estoy helada…- Me encogí agarrándome los brazos. Tenía la piel muy caliente, pero sentía un frío terrible.



KAI
La acaricié el pelo suspirando, estaba temblando, aún no comprendía cómo se había llegado a poner enferma, aunque su explicación sobre la falta de defensas era bastante buena…
Bajé la cabeza.
-Creo que deberíamos irnos a un lugar algo más cálido, aquí podrías empeorar.



SAYA
Miré a Kai.
-Ya te lo dije, podemos irnos cuando queráis, yo estoy bien…-Me senté y cogí mi mochila.
-Por mí podemos irnos ya, así no perderemos más tiempo.-Empecé a meter mis cosas en la mochila.



KAI
Suspiré y me rasqué la nuca.
-Supongo que sí… -me levanté.
-Podríamos movernos ya, aprovechar que tenemos todo el día para viajar. –miré a Axel y a Eri, esperaba que estuviesen de acuerdo, no quería que la salud de Saya empeorase.



ERI
Me levanté.
-A mí me parece genial, aquí hace mucho frío… -dije frotándome los brazos, empecé a recoger las cosas.



AXEL
Asentí y cogí mi mochila metiendo los sacos de dormir dentro. Agarré también la mochila de Edward, ya que estaba fuera, y metí sus cosas en ella.
-Será mejor encontrar un lugar más calido, por vosotros y sobre todo por Saya…- Suspiré.
-Vámonos.


EDWARD
Hacía un par de horas que habíamos salido de allí, Saya estaba enferma y necesitaba un entorno algo más cálido. Iban todos con caras tristonas, excepto ese Kyle, que iba al frente por la nieve tan tranquilo, como si no supiese la manía que le habíamos cogido todos.
Suspiré y miré a Saya, Kai no se separaba de ella, al menos en su medida, ya que no quería que pasase más frío del que tenía.
-¿Qué tal vas, princesa? ¿Necesitas parar?


SAYA
Miré a Edward cuando me preguntó.
-No, no, tranquilo, voy bien.- Sonreí levemente y tosí de nuevo.
-Sigamos, de verdad.- Asentí y seguí caminando, aun que me costaba mucho con la temblera de piernas que tenía.



ERI
El único que parecía cómodo en aquel lugar era Kai, y aún así estaba muy preocupado por Saya. Era un simple resfriado, pero con este frío cualquiera se fiaba de ello, además, Saya tenía muy mala cara y tenía la fiebre muy alta.
-Cuanto antes salgamos de aquí será mejor, espero que encontremos caballos en algún pueblo por el que pasemos, nos facilitarán el viaje. –sonreí y miré a Saya.
-Aunque si quisiese, podríamos conseguir otro transporte, ya que no te gustan los caballos…


SAYA
Miré a Eri sin decir nada.
Seguí caminando agarrando la manta que me había dado Kai y la cual tapaba mis hombros.
Aun que no servía de nada, ya que iba medio desnuda y la nieve calaba mis botas…
Cerré los ojos un momento respirando hondo…
-Me da igual el trasporte que cojáis…


AXEL
Fruncí el ceño y miré a Kai.
-Oye, hablando de transporte, ¿tú no tenías unos amiguitos nuevos, grandotes y que obedecían todo lo que tú dijeses? No lo digo por mí, si no, ya que Saya está que no puede ni caminar, no le vendría mal un bicho de esos…- Alcé las cejas y miré a los demás.


KAI
Miré a Saya, no sabía si le haría gracia ir montada sobre un bicho de esos…
-¿Crees que harán esto? Esos bichos han sido creados para matar… -volví a mirar a Saya, no podía seguir en ese plan.
-No sé… si con llamarles bastará, pero lo intentaré. –me detuve y cerré los ojos concentrándome. “Os necesito aquí”, pensé, aunque no sabía si sólo con eso surtiría efecto…
Pasaron un par de minutos cuando oí un ruido, me giré y vi un grupo no muy elevado de aquellas criaturas acercarse corriendo por la nieve.
-Vaya…


AXEL
Me reí cuando vi a los bicharracos esos correr hacia nosotros.
-Guau, yo también quiero un bicho de esos.- Sonreí y me crucé de brazos.
Los animales frenaron ante Kai y bajaron las orejas y la cabeza en señal de respeto… jo, ahora molaban mucho más sin tener ese aspecto tan macabro.



SAYA
Giré la cabeza cuando vi acercarse a un grupo de animales… me resultaban familiares.
Abrí los ojos ampliamente y di un par de pasos hacia atrás.
-¿Qué…? ¿Qué coño hacen esos bichos aquí?-Miré a Kai cuando los bicharracos esos se postraron ante él.
Fruncí el ceño.
-¿Qué me he perdido?


KAI
Giré la cabeza y miré a Saya.
-Estabas inconsciente cuando pasó. Luché contra el jefe de estas criaturas, le vencí, y ahora soy… su nuevo jefe. –miré a las criaturas, esperaban órdenes, asentí.
-Quiero que uno de vosotros la lleve. –cogí a Saya de la mano y la acerqué.
-Tranquila, me obedecen, no te harán daño.



SAYA
Me acerqué cuando Kai me agarró de la mano.
-¿Quieres que me monte en uno de estos animales?- Uno se quedó, los otros se retiraron hacia el bosque.
El que se quedó dirigió su mirada hacia mí, tenía los ojos azules…
Suspiré y asentí.
-Está bien… me montaré en…- Señalé al animal con la cabeza.


KAI
Sonreí.
-Te recordará a mí. Está fresquito y tiene los ojos azules. –lo miré.
-Cuida de ella. –la agarré de la cintura y la subí con ayuda del propio animal, ahora que estaban bajo mi mando parecían mucho más civilizados y tranquilos.
-Estarás mejor así. –miré a Axel.
-Gracias por recordármelo, no se me habría ocurrido.



AXEL
Sonreí y negué.
-Tranquilo, así mejor, no se cansará tanto y el bicho este está frío, ¿no?- Me encogí de hombros y emprendí la marcha de nuevo.
-Pues así mejor, se le bajará la fiebre antes.- Sonreí y miré a Saya. Acto seguido, volví la mirada al frente y seguí caminando.



SAYA
Me subí con ayuda de Kai. El animal era bastante cómodo, aun que se me puso la piel de gallina cuando le sentí tan frío debajo de mí.
Me cubrí bien con la manta tapándome también la cabeza como si fuese una capucha, ya que se había puesto a nevar.
Suspiré y miré al animal.
-¿Te importa cargar conmigo? No pesó mucho y…- No me dio tiempo a terminar la frase. El animal soltó un gemido cerrando los ojos sacudiendo la cabeza.
Volvió la mirada a Kai y empezó a andar en cuanto Kai lo hizo.
Al menos así no me cansaba y les ahorraría problemas en el viaje. Sentí que a medida que íbamos entrando en una zona más calurosa y la nieve iba desapareciendo, mejor me iba encontrando, aun que el cansancio y el dolor corporal no me lo quitaba nadie…

sábado, 23 de enero de 2010

Capitulo- LXXIX- NO LE BUSQUES TRES PIES AL GATO....

ERI
Kai se estaba portando mejor conmigo, sabía que al fin y al cabo, esta experiencia acabó uniéndonos un poquito más, que falta nos hacía después de la pelea de la otra vez.
Nos movíamos sin rumbo, no teníamos ni idea de a dónde ir, por lo que Kai marcaba el camino y yo lo seguía sin rechistar, e intenté aguantar más tiempo sin tener que pararnos, sería mejor así.
Miré a Kai, aunque sólo le veía de espaldas. Sonreí, era mejor persona de lo que pensaba, Saya no lo había escogido a él por nada.



KAI
Estábamos perdidos, no tenía ni idea de cómo salir de allí, sólo podía oír el fluir del agua cerca de allí, así que me dejé llevar por el sonido, no tenía otra opción que pudiese guiarme.
Miré atrás de reojo para ver si Eri me seguía, y allí estaba, mirándome con una sonrisa. Giró la cabeza sonrojada.
Fruncí el ceño y volví la cabeza.
-¿Qué? ¿Ya no piensas todas esas cosas que le dijiste a Saya sobre mí?



ERI
Abrí los ojos como platos, el muy capullo lo había escuchado todo.
-E-eres un poco cotilla, Kai, se suponía que estabas durmiendo. –se rió, entonces vi que se resbalaba, debió haber posado mal el pie.
-¡Kai! –cayó al suelo de espaldas y resbaló por una pendiente hasta una especie de catarata, donde se agarró de un par de rocas sujetas al borde, aunque no sabía si aguantarían mucho.
Me dejé caer por la pendiente y me agarré a la pared de piedra con fuerza, estiré la mano.
-Vamos, dame la mano, Kai.


KAI
Maldita sea, ¿cómo había podido pisar en una pendiente sin darme cuenta? Debí haberme fijado bien en el camino…
Me agarré bien de dos piedras, aunque con el peso parecía que no tardarían en ceder.
Eri me extendió la mano para ayudarme, pero ella era muy pequeña, no sabía si podría conmigo.
La agarré de la mano, me sujetó fuerte y firme y empezó a tirar de mí haciendo palanca con la pared, se las estaba apañando bien. Ayudé intentando apoyar los pies en sólido, pero debajo de mí sólo había agua, la pared debía empezar más abajo.
Eri tiró de mi con decisión, poco a poco conseguimos que subiese hasta la pendiente mojada, aunque me era difícil sostenerme, había corriente.
-Eri, necesito que con una de tus manos esparzas mi frío por el agua que llega, la congelaré y así evitaré que haya corriente. –dije, ella asintió.
Ambos hicimos el plan según lo acordado y el agua no se llegó a congelar, pero sí se volvió más sólida, y pude subir a un lugar sólido y estable.
-¿Cómo no he podido verlo?


ERI
Respiré entrecortadamente y señalé el río.
-Llevamos horas oyendo el agua en un lugar húmedo y en el que resuena mucho eco, es normal que apenas te enterases si estábamos más cerca o no, y si no lo has visto, es porque me habías mirado a mí y no mirabas al suelo, es un error bastante malo dado a que estamos en una cueva prácticamente a oscuras. –parecía que estaba algo avergonzado por no haberse dado cuenta de ello, sonreí.
-Tranquilo, lo que importa es que estás bien. –me levanté y le ofrecí mi mano.
-Vamos a buscar a los demás. –asintió y se levantó con mi ayuda. Seguimos el camino por otro lado, con más frío que antes.



SAYA
Seguía caminando con Kyle detrás de mí. De vez en cuando miraba de reojo por si se acercaba, si me seguía… total, que le vigilaba, ya que no me fiaba de él nada de nada.
Como él dijo, me encontré con un pequeño precipicio y una cascada. Me fijé que la cueva seguía, pero a bajo, en la otra orilla del río submarino.
-Tenemos que bajar y seguir por allí.- Señalé la cueva. Me acerqué al filo del precipicio y miré la pared para buscar un acceso. Suspiré y me arrimé a la pared apoyando mi espalda en ella. Empecé a caminar de forma lateral hasta llegar a un saliente al cual me agarré para bajar un poco.
Seguí así, poco a poco hasta llegar hasta abajo del todo.
Miré a Kyle, no sabía si me había seguido.


KYLE
Cerré los ojos, no llegué a pisar la rampa, no me había hecho ni caso, se había emperrado en bajar por el camino largo, sólo quería complicarse la vida.
-¿No crees que la vida es demasiado complicada ya como para que te la compliques más? Si he dicho antes que por aquí estaba esto y que era mejor no venir es que por aquí no es, pero claro, como no confías en mí… pues perdámonos. –hice lo que ella para poder descender, aunque en el último tramo resbalé y caí al agua dando directo con el culo en la roca. Salí a la superficie moviendo la cabeza, si la seguía posiblemente acabaríamos muertos…
-Ala… ya puedes seguir, no te preocupes por mí, estoy bien. –sabía que le importaba una mierda, así que…



SAYA
Miré a Kyle cuando salió del agua.
-Y te he dicho que yo seguiré mi instinto, si no quieres venir, pues no vengas…-Suspiré y seguí por el camino.
-Nunca desisto, deberías saberlo ya…- Esperé a que me alcanzase.
-Y no, no confío en ti, desde que saqueaste la sala del tesoro de la nave de Neo, creo que he perdido la poca confianza que te tenía.- Le miré esbozando media sonrisa.
-¿Piensas que no lo sabía? Espero que hayas disfrutado de lo que te llevaste.- Volví la mirada al frente y seguí caminando.


KYLE
Fruncí el ceño, había descubierto que había sido yo, maldita sea…
-Oye, de algo tiene que vivir uno, ¿no? Te aseguro que no voy a robarte nada, tengo todo lo que necesito como para quitarte lo tuyo, entonces era una situación… algo delicada. –era inútil poner mejores excusas, con dejarlo así ya era bastante, ¿cómo decirle que el tesoro lo quería para entregárselo a Draco? Mi coartada perdería todo su valor.
-Ahora soy un chico bueno, como ves, ni siquiera te he molestado besándote la mano ni nada de eso.


SAYA
Miré a Kyle soltando una risotada.
-Y ni se te ocurra, no aguanto esas pajerías. Además, para besarme ya está Kai. Y no me vengas con que ahora eres un chico bueno, sé que tú comportamiento de Don Juan era una “coartada” para poder robarnos.- Le miré y alcé una ceja.
-A mi no puedes engañarme, una vez fui como tú, fingía lo que no era para poder conseguir lo que quería.


KYLE
Me crucé de brazos mientras la seguía.
-Eh, puede que haya hecho cosas mal y todo lo que tú quieras, pero mi don de seductor no me lo vas a quitar sólo porque a ti no te haya hecho nada… -la miré alzando una ceja.
-¿Tú también estafabas a la gente?


SAYA
-Bueno… no exactamente, pero con tal de conseguir algo, fingía algo que no soy realmente.- No le diría más, no era quién para conocer cosas de mi pasado.
-La vida es muy dura y más con ese hijo de puta de Draco haciendo lo que le viene en gana… y aún no entiendo por que hay gente que piensa como él… solo trae destrucción y dolor a las personas…


KYLE
Negué con la cabeza.
-Hay gente para todo, no se puede remediar. –la seguí mirando por donde pisaba, ese lugar no lo había recorrido nunca y no sabía dónde llevaría.
-Aunque se puede poner remedio a eso acabando con Draco…


SAYA
Solté otra risotada.
-Lo ves muy fácil. Draco no se enfrentará personalmente a nosotros. Primero cuenta con sus “guarda espaldas”: Aleera y Dark… bueno, solo Dark, de Aleera no hay que preocuparse.- Le miré.
-La maté yo.- Volví la mirada al frente.
-Y el próximo en caer será Dark… si descubrimos su punto débil…


KYLE
Esta vez fui yo el que soltó una risotada.
-Punto débil… Ese hombre parece sacado del molde perfecto, y Dark, otro pieza, no creo que sea nada fácil matarles. O será prácticamente imposible… Aunque quizá juntos… -preferí callarme y no darle más la brasa, o acabaría ganándome un sopapo.
-Guíame…


SAYA
Fruncí el ceño extrañada cuando dijo aquello.
Suspiré y volví la mirada al frente.
-Vamos, anda y olvídate de de trabajar juntos, si dejo que vengas conmigo es por que has insistido, pero en cuanto salgamos de aquí, tú seguirás tu camino y nosotros el nuestro…


KYLE
Suspiré.
-Es una pena que no queráis contar con mi ayuda, de verdad os sería muy útil. –la seguí de cerca intentando pisar bien.
-Siento si te molesta mi presencia, pero te aseguro que no te arrepentiría.


SAYA
Solté una risotada.
-Ya, claro. Pues sí, me molestas, me molestas un montón.- Le miré y suspiré.
-Mira, Kyle, ya te he agradecido que me hayas salvado la vida, de verdad, pero no necesito tú ayuda.- Lo único que quería era encontrar a Kai y sobre todo quitarme de encima a ese pesado.



KYLE
Suspiré y miré a mí alrededor, al no conocer esa zona no tenía ni idea de si estábamos cerca de la salida o cada vez más lejos, aunque tenía la impresión de que cada vez estaba más lejos
-En fin… -me rasqué la nuca.


AXEL
Aún seguíamos esperando y había anochecido del todo. Encendí una fogata y calenté un par de latas de conservas para poder cenar.
Edward seguía sentado en el suelo, por suerte se encontraba mucho mejor y ya no le molestaba la herida de la cabeza.
Cogí una de las latas ya calientes y se la entregué a Eddie.
Suspiré y miré de nuevo la boca de la cueva.
-Joder… no puedo más, aún no han vuelto…


EDWARD
Miré a Axel, estaba muy preocupado.
-Deben de tener el sentido de la orientación en el culo, se habrán perdido. Probablemente aparecerán por la mañana, no tienes que preocuparte por ello, lo extraño es que hayamos encontrado la salida tan pronto. –posé mi mano en su hombro.
-Eri está bien, y te está buscando.


AXEL
Suspiré frotándome la cara con las manos.
-No puedo esperar hasta mañana, Edward…- Me levanté y me rasqué la cabeza frustrado… caminé de un lado a otro sin saber que hacer.
-No puedo entrar a buscarla por ti, no quiero dejarte solo.- Miré a Edward.
-Como la haya pasado algo… jamás me lo perdonaría…


EDWARD
Negué con la cabeza.
-Si la hubiese pasado algo, Axel, lo sabrías. Tú y yo también, Eri está bien, Kai también, y Saya, todos están bien y volveremos a verlos en poco tiempo… Sé que no puedes evitar preocuparte, pero tienes que estar tranquilo, mecherito. –miré hacia la cueva, no se oía nada, como siguiesen tardando, Axel volvería a entrar y era muy posible que se perdiese él también…


AXEL
Me senté en la roca de nuevo llevándome las manos a la nuca bajando la cabeza.
-Dios, esto es estresante…- Volví la mirada al frente sin dejar de pensar en Eri, la necesitaba a mi lado, saber que estaba intacta…
Desearía poder verla atravesar la cueva hacia el exterior, correr hacia mí y poder abrazarla contra mi pecho…
Suspiré de nuevo bajando la cabeza tapándome la cara con mis puños.


KAI
Eri volvía a quejarse de que estaba cansada, de dónde estarían todos, que quería ver a Axel, que esto, que lo otro, que…
Me giré.
-¡¡Cállate ya!! –se quedó callada y se cruzó de brazos.
-Vamos a salir de aquí pronto, pero tienes que cerrar el pico, Eri, me estás volviendo totalmente loco. –suspiré y volví a girarme, miré de reojo, no se movía.
-Vamos, Eri, no tardaremos nada.


ERI
Bajé la cabeza suspirando y le seguí cuando insistió, ya estaba harta de andar y no encontrar nada y a nadie, estaba perdiendo la esperanza de encontrar una salida. Habíamos caído allí, sí, pero no habíamos entrado por ninguna entrada, quizá no la había…
Tragué saliva desechando la idea de mi cabeza y me paré cuando estuve a punto de chocarme con Kai, se había parado.
-Kai, ¿qué pasa? –miré por encima de su hombro, a lo lejos vi una tenue luz. Tragué saliva.
-Axel… -salí corriendo hacia la luz, pedía por favor que fuese la salida y que estuviese Axel esperándome ahí.
Oí los pasos de Kai detrás de mí, cuando por fin pude ver la luz clara de la luna y de una hoguera sobre el suelo no pude evitar sonreír, había encontrado a Axel, ¿quién si no había encendido un fuego tan celestial?
-¡Axel!


AXEL
Levanté la cabeza rápidamente cuando escuché la voz de Eri llamarme.
Me levanté de la roca de un salto y sonreí, sin esperar, caminé a paso ligero hasta ella a la cual abracé con fuerza rodeándola con mis brazos.
-Eri, Eri, Eri…- Sonreí con más amplitud al sentirla entre mis brazos.
Me separé un poco y la agarré de la cara para mirarla sin dejar de sonreír.
-¿Estás bien?- No estaba herida, solo helada.
-Estás bien.- Sonreí de nuevo.
-Pero… estás helada.- La besé traspasándola mi calor.



ERI
Le abracé con fuerza bebiendo de sus labios y todo el calor que me entregaba, mi cuerpo y el suyo estaban completamente pegados, era tan cálido que pronto entraría de nuevo en calor, aunque eso no era lo más importante, sino que él estaba bien y ahora le tenía de nuevo a mi lado. Me separé levemente para mirarle.
-No se te ocurra volver a separarte de mí y desaparecer de esa forma…


AXEL
Sonreí y negué.
-No lo haré, te lo juro.- Me quité mi chaqueta de cuero y se la puse a ella encima de los hombros para que se la pusiese. Una vez puesta, la abrace de nuevo haciendo que apoyase su cabeza en mi pecho. Rodeé sus hombros con mis brazos y la besé en la cabeza.
Miré a Kai y sonreí.
-Gracias, Kai… por cuidar de Eri, muchas gracias de verdad…


KAI
No sabía por qué había tenido la impresión de que Saya no iba a estar allí, pero había acertado.
Suspiré mirando al suelo cuando vi el panorama, Edward se levantó y se acercó a mí, alcé la mirada a Axel cuando me habló.
-En realidad no he cuidado de ella, ha sido ella la que me ha cuidado a mí, ahora podría estar nadando con los peces si no me hubiese ayudado… Lo único que he hecho ha sido dejarle mi chaqueta. –me senté sobre una roca algo alejada de la hoguera, debía descansar un poco antes de volver a entrar para buscar a Saya.



AXEL
Miré a Kai… se le notaba preocupado, pues Saya no había vuelto tampoco…
Entendía como se sentía en esos momentos.
-Tranquilo, Kai, sabes que Saya es muy fuerte. Estará muy bien, ya lo verás…- Miré a Eri que se achuchaba a mí sonriente.
-Es mejor que descansemos, si mañana no ha regresado entraremos los cuatro a buscarla.


KAI
Negué con la cabeza y miré a Axel.
-No. Descansaré un par de minutos y me iré yo solo, no quiero meteros a vosotros también ahí. Saya… está sola, no sé cómo ni dónde estará, pero no puedo dejar que entréis y volváis a perderos, mejor que vaya yo solo… -miré a Edward, me ofrecía comida y bebida, cosa que agradecía, me ayudaría a recuperar fuerzas.



AXEL
Miré a Kai y asentí.
-Está bien, pero descansa y come antes de volver a meterte ahí dentro…- Suspiré y me senté abrazando aún a mi chica.
-No te preocupes, Kai, ya verás como estará bien, se las apaña muy bien ella sola.- Sonreí para animarle un poco.
Miré la cueva de nuevo, la verdad es que tanto a Edward como a mí nos costó mucho encontrar la salida, y eso que éramos dos… Saya era lista y muy capaz ella sola, pero, aún así… sin comida ni agua, no resistiría mucho.


SAYA
No tenía ni idea de la hora que era, pero debía ser tarde, incluso de noche…
Empezaba a sentirme débil y cansada, pero debía seguir. No pararía hasta encontrar la salida, o en su defecto a los demás…
Miré mi cantimplora, pero estaba vacía y el agua que caía de las rocas estaba llena de barro.
Seguí caminando aún sintiéndome cansada, algo me decía que estaba cerca de la salida.


KYLE
Miré a Saya de reojo, se empezaba a notar que estaba cansada, pero no se paraba ni se quejaba, quería encontrar la salida a toda costa.
Suspiré, si hubiese confiado en mí desde el principio, ahora no estaríamos buscando la salida a la desesperada, estaríamos fuera desde hacía horas, pero… era dura de roer.



SAYA
Kyle no decía nada, seguramente estaría cansado…
Fruncí el ceño y seguí caminando.
Paré de golpe cuando escuché un rugido. Giré la cabeza y agudicé el oído… el rugido se repitió de nuevo, esta vez más cerca.
-Joder…- La tierra empezó a temblar, primero de manera suave, pero a medida que se acercaba, más violentas se volvían las sacudidas.
-Mierda.- Miré a Kyle.
-Será mejor que empecemos a correr…- Dicho esto, la pared de fondo reventó dejando paso a la jauría de criaturas.
-¡¡Corre!!


KYLE
-Genial, si son mis mejores amigos… -saqué la daga de mi bolsillo y con un movimiento seco conseguí que se abriese y se transformase en una lanza, agarré a Saya del brazo y tiré de ella para empezar a correr, mejor que no nos pillasen o no lo contaríamos, no andábamos sobrados de energía.
-Corre y no mires atrás, seguirán ahí. –no sabía exactamente hacia dónde dirigirla, simplemente corrí.


SAYA
Me zafé del agarre de Kyle y seguí corriendo.
-¡No hace falta que me agarres, ya se correr yo sola!- Miré hacia atrás, nos pisaban los talones.
Volví la mirada al frente, se veía la salida al fondo, a unos setenta metros.
-¡Mira, la salida!- Sentí que me agarraban del tobillo haciéndome caer al suelo. Giré en el suelo y miré a las criaturas que se abalanzaban contra mí. Cerré los ojos con fuerza y dejé que la energía que aún tenía fluyese de mí creando una barrera de energía.
Los monstruos que se cernían sobre mí se desintegraron cuando mi barrera les tocó.
Jadeé e intenté levantarme.
-Mierda… no debí hacer… eso…- Mi vista se nubló, pero pude distinguir como el resto de los monstruos venían corriendo furiosos.
No pude levantarme, sentí mi cuerpo desfallecer.
-…joder…- Me dejé caer al suelo perdiendo el sentido.



KAI
Había oído la voz de Saya, aunque ninguno se había percatado de nada hasta que vieron a un tipo aparecer de la entrada de la cueva, me sonaba su cara, pero no reparé en él y corrí hacia el interior, los malditos monstruos de Draco se iban a abalanzar sobre ella y además estaba inconsciente.
Saqué mi espada y corrí hasta ella, la cubrí con mi cuerpo mientras los monstruos se lanzaban sobre nosotros, y los fui apartado con la espada. Rebané sus cabezas y empujé a los que seguían acercándose.
Creé una barrera de hielo entre ellos y yo, cogí a Saya en brazos y salí corriendo de allí justo cuando los monstruos atravesaron la barrera.


KYLE
Salí de allí como pude, al mirar atrás, pude ver a Saya tirada sobre el suelo inconsciente, no tuve tiempo a reaccionar, ya que el que había sido el jefe de la nave salió corriendo hacia allí.
Miré al resto, estaban algo confundidos, y a decir verdad, no me sonaban sus caras.
-Corred, es peligroso. –hice que me siguiesen hasta el bosque, ahora que les habían atacado Saya y… Kai, se concentrarían en ellos, nosotros teníamos ventaja.


AXEL
Miré a Kai cuando entró corriendo dentro de la cueva. Me levanté y fui a entrar detrás de él cuando y tipo rubio salió y nos fijo que nos alejásemos, que era peligroso.
-¿Peligroso?- Volví la mirada a la cueva, entonces fue cuando escuché rugidos de dolor y rabia.
-Mierda… esos bichos no…- Kai salió de la cueva corriendo con Saya en sus brazos, detrás de él le seguían esas bestias y en cabeza uno más grande que los demás…
-Joder…- Me quedé mirando al monstruo y sin pensármelo dos veces, cubrí mis brazos de fuego. Lancé dos bolas grandes al bicho, pero ni se inmutó.



KAI
Corrí con Saya entre mis brazos, no podía dejar que la hiciesen nada, y los demás estaban “escondidos”, debía cargarme a su jefe, al menos así cabía la posibilidad de que al menos, diesen media vuelta.
Axel atacó al enorme monstruo, pero no dio resultado.
-¡Axel, aparta! –le entregué a Saya a Edward, que vino él mismo a cogerla en brazos.
-Idos de aquí. –volví a empuñar mi espada y volví sobre mis pasos lanzando hielo para que no se acercasen más.



AXEL
Miré a Kai, pero no me retiré mucho por si tenía que hacer algo, no le dejaría solo. Dirigí mi mirada al horrible monstruo que miraba a Kai con sus ojos rojos centelleantes de manera desafiante.
Kai le miraba de la misma manera… se iba a armar una buena… Me retiré un par de pasos más, esta pelea era entre Kai y el monstruo…



KAI
Los monstruos más pequeños empezaron a desquebrajar de nuevo el hielo mientras el Jefe y yo batíamos un duelo de miradas, como si el propio monstruo tuviese inteligencia humana.
Alcé mi espada frente a mi rostro y el monstruo alzó su garra contra mí, la cual esquivé cubriéndome con la espada, aunque llegó a empujarme un par de metros, no llegué a caer.
Me incorporé corriendo hacia el enorme bicho y me deslicé entre sus piernas, las cuales ataqué una vez detrás de él. Sólo llegó a tambalearse un poco antes de agarrarme el pie con una garra y alzarme hasta la altura de su cabeza.
-Maldito seas… -lancé hielo contra su cara, aunque en seguida se recuperó. Me alzó más alto y me lanzó contra el suelo. Antes de caer, intenté colocar mi espalda para que la caída no fuese tan aparatosa, aunque dolió lo suyo.
Rodé esquivando una de sus garras y con la espada corté su enorme mano, haciendo que de su muñeca saliese un humo negro sofocante.
Me levanté cuando el monstruo miró su miembro apuntado y, aprovechando que se agachó para recogerlo, subí por su pierna, después su espalda y me agarré en su nuca, aunque volvió a erguirse, cosa que casi me hace caer de nuevo.
Se movió de forma que yo perdiese el equilibrio, logró alcanzarme con la zarpa sana y me lanzó por los aires.
Cuando comencé a caer, alargué la espada hasta su cuello, la recubrí antes de hielo, y le rebané la cabeza, haciendo que cayese al suelo a escasos metros de donde estaban los demás, y de nuevo saliese aquel humo oscuro. Caí al suelo de nuevo, pero la caída no fue muy aparatosa.
Me levanté y observé el cuerpo del monstruo caer sin vida ante mis pies.
Respiré hondo varias veces y me giré, parecía que todos estaban bien, aunque algo sorprendidos. -¿Estáis bien?


AXEL
Miré como el cuerpo inerte del bicho caía al suelo desintegrándose. Suspiré aliviado y sonreí.
-Si, estamos bien, tranquilo.- Kai parecía estar ileso, pero se le notaba cansado.
-Buen combate.- Me eché a reír aun que la diversión se terminó cuando la pared de hielo que creó Kai se vino abajo a causa de los demás monstruos que quedaban vivos.
-Joder… aún quedan esos…- Esta vez me puse al lado de Kai.
-Lucharé junto a ti…- Miré a las criaturas, pero… no atacaban. Caminaron hasta situarse frente a nosotros mientras otros miraban los restos de su líder.
Tragué saliva y me quedé contemplando la escena. Los monstruos se dirigieron hacia Kai y le miraron. Como si estuviese ensayado, los bichos inclinaron la cabeza ante Kai… abrí los ojos ampliamente y miré a mi acompañante.
-Va-vaya… creo… creo que eres su nuevo líder…- Volví la cabeza a los bichos y vi que sus cuerpos pasaban de ser ese humillo negro a convertirlos en hielo macizo al igual que sus armaduras. Sus ojos ya no eran rojos como la sangre, si no… azules como Kai.
Sonreí algo alucinado.
-Eres… eres dueño de lo que matas…


KAI
Fruncí el ceño cuando las criaturas sufrieron una transformación, ahora siendo de hielo.
-¿Su… dueño? –las criaturas parecían más calmadas, no estaban dispuestas a atacarme. Me acerqué un par de pasos, pero ni se inmutaron, aunque algunos se acercaron al grupo, saqué la espada, aunque… si era ahora su dueño, debían obedecerme, sólo había una forma de saberlo.
-Parad, a ellos no. –las criaturas me miraron y después a ellos de nuevo. Parecían algo desilusionados, estaban creados para la lucha, pero me obedecieron y retrocedieron poco a poco.
-Vaya…



AXEL
Miré a Kai y asentí.
-Mola, tienes a tú propio ejército de criaturas de hielo…- Sonreí de nuevo viendo como los monstruos se retiraban de nuevo a las cuevas.
-Me imagino, que ahora cuando los necesites, vendrán en tu ayuda…- Suspiré de nuevo y miré al grupo, acto seguido a Kai.
-¿Y si nos vamos a cenar algo? Además, Saya está desmayada…


KAI
Miré a Saya, que seguía en brazos de Edward. Si hubiese llegado un poco antes, ahora estaría bien…
Me acerqué y la cogí en brazos, la besé en la frente apoyando la mía después, miré a los demás agarrando bien a Saya contra mi pecho.
-Vámonos de aquí…


KYLE
Miré toda la escena, no podía creer que ese tipo se hubiese hecho con el poder de las criaturas de Draco, eso le pondría furioso, los mismos de siempre le estaban desbaratando los planes, encima llevándose sus propias armas.
Los seguí, ahora que Saya no podía rechistar, por el momento no me echarían y les daría mis razones para que me llevasen con ellos.
Nos fuimos bosque adentro y el tipo de fuego encendió una nueva hoguera, esa noche al raso hacía frío, aunque en la cueva había menos grados.
Los miré a todos, aunque no estaban muy pendientes de mí, parecía no importarles que hubiese un inquilino entre ellos.
La chica me miró y la sonreí, aunque volvió a girar la cabeza hacia Saya.
Suspiré, parecía que era muy importante para ellos.



AXEL
Miré a Saya que aún seguía inconsciente.
-Será mejor que la despertemos, tiene que comer algo y además…- Posé mi mano en su frente.
-Está más caliente de lo normal…- Saqué de mi mochila el botiquín y del botiquín el bote de alcohol. Lo abrí y lo acerqué a la nariz de Saya que se despertó en cuanto lo olió.
-Ya está…- Sonreí.


SAYA
Abrí los ojos al notar un fuerte olor entrar por mis fosas nasales.
Miré a todas partes jadeando y desorientada.
Respiré hondo tragando saliva. Cerré los ojos un momento…
-¿Dónde… dónde estoy?- Pregunté abriendo los ojos de nuevo. Vi a Kai y a Axel junto con Edward y Eri a mí alrededor…



KAI
-Shh, tranquila. –la abracé contra mi pecho.
-Estás a salvo, esos monstruos ya no te harán daño, estamos todos a salvo y juntos. –sonreí y la besé en la cabeza y la acaricié el pelo, parecía que se había quedado en el momento en el que los bichos se habían abalanzado sobre ella.



SAYA
Miré a Kai y asentí.
-Tengo calor… y mucho sueño…- Cerré los ojos apoyando la mejilla en el pecho de Kai.
-Solo quiero dormir… pero me alegro de que estés aquí… conmigo…- Tragué saliva sintiendo el frío de Kai.


KAI
La miré, parecía que esta vez se había quedado realmente agotada, o quizá había sido culpa de las cuevas, tenía fiebre.
-Te llevaré lejos del fuego. –me levanté con ella en brazos.
-No nos alejaremos mucho. –me alejé con ella de allí, a unos cuantos metros, donde ya no daba calor.
Me senté apoyando mi espalda sobre un tronco y la acomodé sobre mí, acariciando su rostro y su pelo.
-Descansa…



SAYA
Encogí las piernas apoyando la cabeza en el pecho de mi Kai, escuchando el palpitar de su corazón y su respiración intensa.
Cerré los ojos, sentía que mis ojos me ardían levemente, señal de que tenía algunas décimas por encima de mi temperatura normal… el cansancio y el estar el día entero caminando me habían agotado y para colmo utilicé mi poder, eso me batió totalmente.
Me relajé gracias a las caricias de Kai, la fiebre bajaría seguro, pero me levantaría demasiado tarde… mi cuerpo pedía dormir, y así pasó, caí en el sueño en seguida.


ERI
Miré al inquilino que estaba entre nosotros, ¿quién era y por qué estaba ahí? Yo me mantuve al lado de Axel, ya había entrado en calor, pero no me quería separar de él, aunque sentía que aquel tipo me miraba constantemente.
Otra de las veces que le miré, sus ojos estaban clavados en mí.
-Oye, ¿tú quién eres?


KYLE
Bajé mi cabeza.
-Mis disculpas por ser tan maleducado. –me acerqué y cogí de la mano a la señorita, deposité un beso en ella.
-Un placer, mi nombre es Kyle, y a juzgar por tu belleza, debes ser como poco una princesa…


ERI
Aparté mi mano con suavidad de la suya agarrándome de nuevo al brazo de Axel.
-La verdad es que no creo que la belleza pueda medirse en grados sociales… Kyle… -me sonrió y volvió a su sitio, parecía ser un chulo.


AXEL
Miré a Eri cuando me agarró del brazo… luego miré al tipo nuevo con los ojos entrecerrados… pero que morro tenía el tío, en cuanto veía a alguna chica desprevenida se acercaba y aprovechaba.
Había escuchado todo lo que le había dicho. Esbocé media sonrisa y le miré rodeando la cintura de Eri con mis brazos.
-Eri no es hermosa por que sea como mínimo una princesa, es una reina y ya era hermosa antes de convertirse mi esposa.- Deposité un beso en la mejilla de Eri.
-Y ninguna mujer puede superarla, ninguna.- Sonreí mirando a mi reina.



ERI
Me mordí el labio mirando a Axel, sonreí, le cogí de la nuca y le besé.
-Mi rey, que haría yo sin ti. –le rodeé con mis brazos y volví a besarle, después de tantas horas sin saber si estaba bien o no, ahora estar con él era la cura de todo el mal.



AXEL
La miré y sonreí.
Después de tomarnos una buena cena, nos metimos en los sacos, estábamos destrozados y necesitábamos descansar después de un largo día de caminar y caminar y caminar… tenía los pies destrozados, verás si mañana me levantaba con ampollas…
Me dormí en seguida junto con Eri que compartí mi saco con ella, era algo pequeño, pero mucho mejor, ¿no? Así estaríamos más apretaditos, ji, ji…


KAI
Por la mañana seguíamos alejados de los demás, Saya parecía estar mejor, aunque seguía dormida. Me había quedado despierto observándola por si se despertaba o necesitaba algo, pero no se había movido de mis brazos en toda la noche.
Por suerte, hacía rato que la fiebre le había bajado. La miré, aún agotada conservaba toda su belleza. Acaricié su rostro con el reverso de mi mano.


SAYA
Abrí los ojos lentamente cuando noté la mano de Kai recorrer mi mejilla.
Respiré hondo y alcé levemente la cabeza para mirarle.
-Hola…- Dije casi en un susurro, aún estaba adormilada. Suspiré y me encogí apoyando mi mejilla en el hombro de Kai agarrando su camisa con mis manos. Sonreí con los ojos cerrados depositando un beso en su mejilla.



KAI
La abracé fuerte contra mi pecho, en esos momentos parecía una niña indefensa de lo adormilada y débil que estaba.
Acaricié su cuello y su espalda con mis manos notando su piel aún algo acalorada, posiblemente volvería a dormirse con el sonido de mi corazón.
La besé en la frente sin separarla un solo centímetro de mí, el día anterior había temido por su vida, pero por suerte la tenía de nuevo entre mis brazos.



SAYA
Sonreí de nuevo y llevé una de mis manos hasta su cuello. Le acaricié con suavidad ascendiendo a su mejilla.
Estaba tan fresquito… mi fiebre había bajado, pero no del todo, aún me sentí febril.
Los demás seguían durmiendo…
Abrí los ojos y me erguí sentándome… Kyle…
-¿Qué coño hace ese aquí? No me digas que… me siguió…- Suspiré apoyando la espalda en el pecho de Kai.



KAI
La abracé por la cintura y la besé en el cuello con suavidad acariciando su vientre con mis manos. -¿Qué más da? No ha molestado, además, les ayudó a poneros a salvo mientras yo luchaba contra aquel bicharraco, no ha molestado a nadie. –la miré.
-¿O a ti sí? Porque me levanto y le arranco los huevos de un espadazo.



SAYA
Miré a Kai
-No… la verdad es que me salvó de que esos bichos me comiesen viva, pero…- Hice una mueca de disgusto.
-No me fío de él… me da mala espina…- Me encogí de hombros mirando al suelo.
-Déjalo… son solo tonterías mías… últimamente no me fío de nadie.


KAI
-Y haces bien. –la cogí de la cara e hice que la girase para poder besarla mientras la abrazaba contra mi pecho. Acaricié sus labios con los míos y el vientre con la mano que tenía posada.
Me separé levemente tirando de sus labios y sonreí.



SAYA
Le miré a los ojos… de repente, el cansancio y el sueño se esfumaron, este hombre y sus besos curativos…
Le agarré de la nuca haciendo que nuestros labios se volviesen a encontrar, encogí el vientre sintiendo como su mano me acariciaba.
Me separé levemente soltando una pequeña risotada. Le miré y posé mi mano libre encima de la que él tenía en mi torso.
-Me haces cosquillas.


KAI
Esbocé media sonrisa y la volví a besar pasando mi mano bajo su camiseta, claro que la hacía cosquillas, pero no las de gritar entre risas que parase.
-¿Te hago cosquillas? –deposité varios besos por su cuello acariciando la piel a la altura de su ombligo, su piel estaba erizada.


SAYA
Se me puso la piel de gallina, este hombre hacía conmigo lo que se le antojaba… no era un hombre, era un Dios…
Cerré los ojos y apoyé la nuca en su hombro disfrutando de sus caricias. Me mordí el labio sintiendo sus helados labios recorrer mi cuello.
Le agarré de la nuca presionando la piel suavemente con mis dedos. Encogí una de mis piernas mientras él seguía haciéndome “cosquillas” en el ombligo.
-Como te gusta jugar conmigo…- Le miré de reojo.



KAI
Sonreí malicioso.
-Sabes que adoro verte disfrutar y a ti te encanta. –ascendí lentamente mi mano por todo su vientre y volví a besarla en los labios descendiendo a lo largo de su cuello y por su clavícula.



SAYA
Pero menudo capullo estaba hecho… me conocía demasiado bien…
Sentí un estremecimiento en todo el cuerpo haciendo que mi respiración se agitase mientras Kai seguí besando mi punto débil… me deshacía en sus manos, joder…
Agarré la mano que tenía bajo mi camiseta haciendo que parase.
-Para…- Le miré y suspiré.
-…creo que me provocas la fiebre…- Sonreí aún con la respiración y mi corazón agitados.
Tragué saliva mirando sus penetrantes ojos azules.


KAI
Sonreí y saqué la mano de debajo de su camiseta e hice que sintiese el frío de mi cuerpo para que su “fiebre” bajase. Deposité un beso suave en su mejilla.
-Me portaré bien. –cogí sus manos entre las mías entrelazando mis dedos.


SAYA
Suspiré y agradecí que dejase de hacer eso, Kai tenía demasiada fuerza sobre mí y una simple caricia suya hacía que me entregase completamente.
Sonreí y le miré.
-Eso espero, si estuviésemos solos no me importaría, pero…- Miré al grupo dormilón y después a Kai.
-Ya me entiendes.- Sonreí de nuevo acercando mis labios a su barbilla, la cual atrapé entre mis dientes con suavidad.



KAI
-A ti te gusta afeitarme con los dientes. –la mordí la nariz haciendo que se apartase y sonreí.
-Sabes que soy muy malvado y que cuando quiero algo de ti lo consigo, amor. –la encerré entre mis piernas.


SAYA
Le miré cuando me atrapó entre sus piernas.
-¿Ah, si?- Recorrí con mi dedo índice su barbita.
-¿Y qué es lo que el señor quiere de mí en este preciso instante?- Sonreí dándole un toquecito en la punta de la nariz.



KAI
Acerqué mis labios a su oído, rozándolo con suavidad.
-Lo que yo quiero hacer contigo ahora no se podría describir con palabras, sólo acariciando todo tu cuerpo, besando tu piel y haciéndote gritar de placer sabrías lo que quiero de ti en estos momentos. –susurré y acto seguido la besé en la oreja.



SAYA
Le miré quedándome sin aliento. Ya está, ya me había deshecho, seguro que ahora tenía el aspecto de un charco en medio del bosque…
Tragué saliva sintiendo que me sonrojaba… ya sabía lo que sentían las muchachitas de la corte cuando veían aparecer a este… Dios…
-Me desarmas por completo…-Me levanté agarrando su mano.
-¿Eso es lo que deseas?- Esbocé media sonrisa.
-Pues ven conmigo.


KAI
Sonreí y negué.
-¿A dónde quieres ir tú? Estás agotada y necesitas descansar, deberíamos dejarlo para otro momento… -desvié la mirada.
-No quisiera hacerte subir más la fiebre. –sonreí malicioso mirándola de reojo.



SAYA
Solté una risotada y le miré alzando las cejas.
-Como odio cuando haces eso…-Solté su mano.
-Muy bien, si, creo que es mejor, así no me subirá la fiebre.-Le señalé.
-Pero Dios te libre de que te entre el calentón, por que yo no pienso hacer nada, no vaya a ser que se te suba a ti la fiebre y la caguemos.- Sonreí falsamente.
-Voy a comer algo.- Me agaché a un lado y cogí mi mochila.



KAI
La agarré de la cintura por detrás apartando la mochila con la mano.
-Eres muy sensible, sabes más que de sobra que no lo decía en serio. –la mordí en el cuello.
Me levanté y la cogí en volandas.
-¿Piensas que te voy a dejar ir ahora por un simple pique? Lo único que vas a comer ahora es a mí. –la llevé lejos de los demás.


SAYA
Le miré entrecerrando los ojos.
-¿Yo soy sensible? Pues tú eres un aprovechado y un capullo que lo único que hace es provocar, provocar y provocar para después dar la patada…- Suspiré y miré a otro lado.
-No pienso hacer nada conmigo, así que, suéltame.-Repliqué sin mirarle.



KAI
La agarré bien entre mis brazos con mis labios junto a su cuello.
-Te he provocado pero no te he dado ninguna patada, la única que se ha negado has sido tú. –la mordí la oreja.
-Eres muy mala conmigo, primero accedes pero en cuanto me pongo un poco difícil ya estás enfadada…



SAYA
Encogí el cuello sintiendo que se me ponía la piel de gallina.
-No me he enfadado.- Le miré posando mis manos en su boca.
-Y deja de morderme la oreja, ahí si que me haces cosquillas.- Sonreí y aparté mis manos de sus labios.
-La única que puede morder aquí soy yo.- Le agarré de la nuca con mis manos y aprisioné la piel de su hombro entre mis dientes.



KAI
Cuando estuvimos lo suficientemente alejados senté a Saya sobre el suelo, apoyando su espalda en la corteza del árbol. Apoyé mis manos a cada lado de su cintura y la besé con fuerza, aprisionando sus labios entre los míos.



SAYA
Correspondí a su beso de la misma manera agarrándole de la nuca con mis dos manos. Me separé levemente para coger aire sin abrir los ojos. Pasé unos de mis brazos por detrás agarrándole del mentón con la mano que me quedaba libre.
Abrí los ojos topándome con los de Kai. Borré la distancia entre nuestros labios besándole de nuevo con la misma fuerza que antes.



KAI
Nuestros ojos se encontraron de frente por un instante antes de volver a besarnos con intensidad. Acaricié su pecho con una de mis manos besándola con la misma fuerza y con la otra mano levanté su camiseta tumbándola sobre el suelo, la besé por el vientre


SAYA
Le miré mordiéndome el labio mientras me besaba por el vientre el cual se encogía cada vez que sus labios o su lengua me rozaban.
Le acaricié la nuca y cerré los ojos posando la cabeza en el suelo mientras me dejaba besar por Kai.



KAI
Fui besándola a lo largo del vientre y agarré el botón de su pantalón mientras la besaba en el ombligo. La miré sonriendo y fui tirando lentamente del pantalón hacia abajo volviendo a besarla a lo largo del vientre subiendo hacia sus pechos



SAYA
Le miré y sonreí mientras me despojaba del pantalón. Encogí una pierna acariciando su costado con mi muslo.
Le agarré de la nuca para poder besarle y así acercarle y tener mejor acceso a su camisa la cual desabroché despojándole de ella. Acaricié su pecho con la yema de mis dedos mientras descendía mis labios por su barbilla y su garganta.


KAI
La besé con intensidad y pasión acariciando sus pechos y sus caderas. Bajé mis labios por su clavícula y la despojé de su camiseta, la besé de nuevo por el vientre y posé mis manos sobre sus cachetes, sonreí jugueteando en el vientre de Saya con la lengua.


SAYA
Apoyé los codos en el suelo recostándome. Le miré hundiendo el torso mientras mi respiración se empezaba a agitar. Le agarré de los hombros haciendo que se tumbase él sobre el suelo. Me recosté encima de él y bajé mis manos al cinturón de su pantalón mientras que con mis labios recorría cada abdominal de su torso. Le despojé del cinturón y acto seguido le desabroché el pantalón bajándoselo poco a poco.
Sonreí y le pegue un pequeño mordisco en le zona del ombligo tirando de la piel.


KAI
Tragué saliva cerrando los ojos. Dejé que se deshiciese de mi pantalón por completo, hice que se tumbase sobre mí y la besé con fuerza agarrándola de los cachetes.
La acaricié los mulos por detrás de arriba abajo sin dejar de besarla.
-Aunque no lo parezca, ayer no lo pasé nada bien sin ti. –volví a besarla.


SAYA
Le miré acariciando su pecho con mis manos. Tragué saliva y asentí.
-Lo sé… y te entiendo, yo tampoco lo pasé bien allí sola, sin mi rey.- Le agarré de la nuca y le besé de forma apasionada y con suavidad, saboreando sus labios.
-No podía dejar de pensar en ti… nunca lo he conseguido.- Sonreí besándole de nuevo.



KAI
La abracé besándola de nuevo. Me volví a tumbar sobre ella besándola por el cuello y los labios, la acaricié por el rostro bajando mis manos a lo largo de todo su cuerpo. Cogí su tanga y lo deslicé por sus piernas hasta deshacerle de él, acaricié sus muslos de nuevo


SAYA
Encogí una de mis piernas cuando Kai me acarició. Sonreí respirando de manera agitada. Cerré los ojos y eché hacia atrás la cabeza levemente sintiendo el cuerpo frío de Kai encima del mío que había subido de temperatura notablemente, pero no a causa de la fiebre… ¿o si? Y que importaba, yo me encontraba en la gloria.
Descendí mis manos por toda su espalda hasta que agarré el extremo de su calzoncillo el cual aparté con suavidad acariciando la piel de sus piernas y su cadera.


KAI
La besé con energía y busqué mis pantalones con la mano y saqué el preservativo del bolsillo sin separarme un solo centímetro de sus labios.
Me lo puse mientras descendía mis labios por su cuello. La agarré de las muñecas y penetré soltando un gemido.



SAYA
Cerré las manos con fuerza cuando Kai penetró. Abrí la boca y gemí seguida de los jadeos.
Arqueé la espalda cuando penetró de nuevo gimiendo otra vez y más alto.
Me tenía agarrada por las muñecas por lo que no pude hacer nada, mejor, así evitaría que acabase señalizado por mí.
Cerré los ojos sin parar de jadear mientras seguía el movimiento de Kai.


KAI
La besé enredando nuestras lenguas con pasión, entrelacé mis dedos con los suyos jadeando mientras seguía moviéndome con intensidad.
Besé su cuello dejando una buena marca en él. Solté sus manos llevando las mías a su cintura acariciando su ombligo.


SAYA
Gemí cuando empezó a moverse con intensidad. Agarré el pelo de su nuca con fuerza cuando me soltó las manos… pues de ahí no se iban a mover. Encogí las piernas jadeando de manera audible hundiendo el vientre cada vez que Kai me acariciaba el ombligo.



KAI
La agarré fuerte de la cintura y aumenté la intensidad de las penetraciones y los besos, jadeé con fuerza.
-Saya… -susurré a su oído. La besé con energía de nuevo agarrando una de sus manos con la mía.



SAYA
Cerré los ojos con fuerza frunciendo el ceño y gimiendo con fuerza. Presioné con bastante fuerza la mano que tenía Kai cogida, la otra mano la tenía tras su nuca agarrando su pelo.
-¡Dios, Kai!- Gemí de nuevo arqueando la espalda. Respiré con intensidad moviéndome junto con Kai.



KAI
La besé en el cuello, agarrando su piel entre mis dientes, jadeé con fuerza seguido de un gemido.
Cerré los ojos con fuerza y fruncí el ceño agarrando con fuerza su mano. Alcancé el orgasmo soltando otro gemido.


SAYA
Agarré con intensidad el pelo de su nuca y grité teniendo el orgasmo. Le solté jadeando con intensidad aún con los ojos cerrados. Tragué saliva intentando controlar mi respiración. Abrí los ojos y miré a Kai agarrándole del rostro. Le eché el pelo hacia atrás quitándole las gotas de sudor que le corrían por la frente.
Acerqué mis labios a su frente depositando un beso en ella. Dejé que posase la cabeza en mi pecho mientras le acariciaba la nuca y los hombros.


KAI
Apoyé la cabeza en su pecho respirando con fuerza y la cogí de la mano, se la besé y cerré los ojos respirando hondo.
-Te quiero, Saya… -suspiré.
-Prométeme que terminará todo esto y seguiremos vivos, para poder casarnos y tener otro hijo.


SAYA
Cerré los ojos agarrando su mano contra mi pecho. Sonreí y rodeé su cabeza con mi brazo libre.
-Te lo prometo, mi amor.-Solté una pequeña risotada.
-Yo cuidaré de ti.- Le besé en el hombro acariciando su espalda con mis dedos… el momento romántico se estropeo gracias a mis tripas que sonaron de manera brutal
Me mordí el labio sintiendo que me sonrojaba.
-Sorry…


KAI
Sonreí acariciándola el vientre.
-Pobrecita, que tiene hambre… -la besé en el vientre y me incorporé, olfateé en el aire y miré en dirección donde habíamos establecido el campamento.
-Parece que Eri ya ha preparado el desayuno, podríamos ir. –la miré sonriendo.



SAYA
Le miré aún recostada en el suelo. Olfateé y me sonaron aún más las tripas. Sonreí y me levanté cogiendo mi ropa.
-Si, será mejor que vayamos antes de que me vuelva una caníbal y te quiera devorar a ti.- Me acerqué y le mordí en el pecho. Sonreí y le di un beso en los labios.
-Anda, vamos.- Dije poniéndome el tanga y la camiseta.


ERI
Kai y Saya se habían ido hace rato a… celebrar su reencuentro. El resto seguía dormido, así que me puse a hacer el desayuno, aunque a penas nos quedaba comida para hoy, lo usé casi todo pare empezar bien el día, tendríamos que buscar algo más.
Cuando terminé de hacer el desayuno acaricié la nuca de Axel para despertarle.



AXEL
Sentí que me acariciaban la nuca. Me moví hacia un lado quejándome y haciendo ruiditos como un niño pequeño.
-Mmmmm… quiero montar en el pony, mamí, anda déjame montar en el pony.- Agarré a Eri, lógicamente, lo estaba haciendo de coña, tumbándola sobre mí.
-Es un pony muy bonito, rosita y con estrellitas en cada cachete.- Planté mis manos en los cachetes de Eri.
-Ooooh… estos me gustan más, chiquititos, duritos y redonditos… puedes guardar el pony, no lo quiero.- Me reí y abrí los ojos.
-Ohm, Eri… buenos días.- Sonreí.



ERI
Me reí.
-Eres un tontorrón, mira que confundirme con un pony… -sonreí y le besé agarrándole de la cara.
-Buenos días, hombre ardiente. –sonreí acariciándole la barbita.
-¿Hace cuánto no te afeitas ya? –sonreí de nuevo y me senté.



AXEL
Me senté agarrando a Eri para que no cayese al suelo.
-Pues…- Me froté el mentón.
-…hace tiempo, creo que desde que abandonamos el Reino del Fuego…- Miré a Eri.
-¿No te gusta?- Alcé una ceja haciéndome el interesante. Sonreí y me levanté.
-No.- Cogí mi mochila.
-Voy a lavarme y a quitarme la barbita.- La besé.
-Guárdame algo para mí.- La guiñé un ojo y me fui hacia el río.



ERI
Sonreí y volví con la comida, le miré mientras se iba, en ese momento Kai y Saya volvían guiados por el olor, les sonreí.
-Disfrutando de los descansos para un polvo, eh… -me reí y les entregué la comida.
-Aquí tenéis, qué aproveche.


SAYA
Miré a Eri cuando dijo eso.
-Si… bueno, los descansos y…-Miré el desayuno.
-Mmmm… que ico ^^- Cogí mi desayuno y me senté a un lado… Dios, tenía tanta hambre que me comería un zeppelín…


ERI
Me senté sobre mi saco comiendo mi parte, Eddie y el otro chico se despertaron y se apuntaron a la comida, aunque acabamos pronto con todo lo que nos quedaba.
-Ya no queda comida, estamos más secos que el pavo de Navidad. –dejé la comida de Axel a un lado.


SAYA
Miré a Eri y suspiré.
-Tendremos que parar en algún pueblo y comprar algo, no podemos seguir el camino sin comida, y más si se nos ha unido otro al grupo.- Miré a Kyle.
-¿De verdad sabes dónde se encuentra Draco?


KYLE
Miré a Saya mientras me comía mi desayuno, tragué.
-Claro que sé dónde está, llevo siglos buscándolo, pero ya sé dónde están todas sus bases, y si no me equivoco, sé en cuál se encuentra ahora. Como veis, ya he hecho mucho más que vosotros… -seguí con mi desayuno.



SAYA
Miré a Kyle y entrecerré los ojos.
-Claro.- Sonreí falsamente.
-Pues ya que has hecho mucho más que nosotros, ¿por qué no nos llevas hasta él?- No me gustaba nada, sabía muy bien donde estaba escondido Draco, pero, ¿por qué no había atacado si sabía su ubicación? Draco nunca dejaba vivo a aquellos que pudiesen delatarle y sé muy bien que a Kyle tuvieron que atraparle como a mí, pues llevaba la misma marca que yo en el hombro.



KYLE
Alcé una ceja, y pensar que el día anterior no se fiaba ni un pelo de mí, ¿qué la había hecho cambiar de parecer?
-Claro, siempre y cuando me ayudéis a derrotarle, no le he atacado solo precisamente porque sé que no sería capaz de derrotarle. –les miré, no parecían muy satisfechos con la situación.


SAYA
Le miré y sonreí falsamente.
-Claro, te ayudaremos, pero, yo al menos, no aseguro tú bienestar, por mí como si te asan en una cacerola como caníbales.- Dije con sorna y sarcasmo.
Me levanté después de terminar mi desayuno y me dispuse a recoger mi mochila.



KYLE
Sonreí.
-Cuánto amor me tienes, yo también te quiero, nena, lo de las cuevas fue… impresionante. –sonreí malicioso y me levanté imitándola.
-Salimos ya, ¿no? –le guiñé el ojo a Saya y cogí mi riñonera del suelo.


SAYA
Le miré con mala leche, tiré mi mochila al suelo y me acerqué hasta él a paso ligero.
Cuando lo tuve a mi altura le agarré del cuello de la camiseta y le miré a los ojos sin ningún miedo, ya había tratado con hombres más peligrosos en el pasado.
-Escúchame bien, mico de mierda, tú sigue tocándome los cojones y te juro que te haré puré. Si estás con nosotros es por que los demás te necesitan, por mí te arrojaría a las cuevas con esos bichos pululando por ahí


KYLE
-Eh, eh… tranquila, nena, no quiero pelea, tu pique es de cría de secundaria, cálmate… -solté su mano de mi camiseta.
-Recuerda que soy el que os guiará, sin mí no encontraréis nunca a Draco, así que creo que será mejor que te portes mejor conmigo. –me coloqué la camiseta y eché a andar por el bosque.



SAYA
Miré a Kyle aún más furiosa.
Tensé los puños y le seguí a paso ligero, me planté delante de él y descargué mi puño en su boca haciéndole sangrar.
-¿Así quieres que me porte? ¿Te gusta así?- Fui a golpearle de nuevo pero Axel me agarró por detrás con fuerza apartándome de Kyle.
-¡Suéltame!


AXEL
Agarré a Saya a tiempo de evitar que le diese una buena paliza al nuevo.
-Eeeeeeh, quieta, tranquila, vamos…- La separé del tío.
-Vamos, vamos, tranquila, Saya, no vale la pena.- Saya intentaba zafarse de mi agarre. Aproveché y la llevé lejos de Kyle antes de que le matase.


KAI
Agarré a Saya del brazo.
-Saya, vale, tranquila… -tiré de ella.
-¿No ves que sólo te está provocando? Déjale que haga el idiota cuanto quiera. –le miré mientras se alejaba limpiándose la herida que tenía en la boca.
-Sólo le necesitamos para saber dónde está Draco, luego nos deshacemos de él. –la acaricié el pelo intentando que se calmase.
-Tienes que aguantar un poco.



SAYA
Miré a Kai aún cabreada
-Pues iréis vosotros con él, por que yo no pienso seguirle… lo siento, pero no puedo, no le aguanto…- Me llevé la mano a la frete suspirando en un intento de calmarme.
-No confío en él… creo que puede ser un traidor… nos conducirá a una trampa…- Negué.
-No puedo ir…


KAI
-Saya… -la cogí de la cara y la miré a los ojos.
-Calma, ya lo sé, es un tío odioso, nadie de aquí le soporta, pero sea una trampa o no, es la única oportunidad de encontrar a Draco, mi vida… -la abracé.
-Si resulta ser un traidor, antes de que llegue a cumplir su traición habremos acabado con él.



SAYA
Negué y me separé de Kai.
-No, Kai, lo siento, pero mientras ese gilipollas esté en el grupo… yo no estaré…- Agarré mi mochila.
-Iré a por Draco yo sola mientras vosotros perdéis el tiempo con ese hijo de puta…- Me giré y empecé a caminar en diferente dirección de la que habían tomado ellos. No quería separarme de Kai y dejarle en compañía de ese traidor.


KAI
-Saya… -miré al resto.
-Saya, espera. –la seguí, no podía dejar que se fuese sola ni separarme de ella.
-Saya, joder, no te precipites espera un momento… -la alcancé y la cogí de la muñeca.
-No puedes irte tú sola.


SAYA
Suspiré y miré a Kai cuando me alcanzó.
-Claro que puedo irme yo sola, no quiero separarme de ti, Kai, pero…- No pude terminar la frase. Unas risas nos interrumpieron. Giré la cabeza a un lado cuando vi dos sombras abalanzarse sobre Kai y yo. Me cubrí la cabeza con un brazo, pero no pasó nada. Aparté mi brazo y miré la rama de un árbol.
Había una chica rubia muy pálida mirándonos con unos ojos amarillos centelleantes. Giré la cabeza rápidamente al ver detrás de nosotros a otra mujer, más esbelta y con una larga cabellera negra. Nos miraba de la misma manera que la otra chica, pero parecía más seria.
-¿Quién coño son estas?- La chica de la rama sonrió… tenía… tenía colmillos.



MARISHKA Y VERONA
Mi hermana y yo estábamos destrozadas por el asesinato de nuestra hermana Aleera. Draco nos mandó apresar a su asesino, pero nosotras pensamos que no le vendría mal un pequeño castigo antes de sentenciarle a muerte.
Llevábamos mucho tiempo buscándole, hasta que por fin damos con él y con su mujer.
-Es un placer conocer por fin al asesino de Aleera, nuestra querida hermana.- Incliné la cabeza levemente.
-Y a su hermosa mujer, como no.- Dijo Marishka desde la rama en la que estaba situada antes de reírse.
-Si, estábamos ansiosas por encontraros, alteza.- Dirigí mi mirada al joven Rey, bastardo asesino…
-Pero siento que esto no sea una visita agradable, pues tanto mi hermana como yo venimos a saldar una cuenta pendiente.- Alcé mi brazo y señalé al Rey.
-Pues venimos a cumplir con nuestra venganza.- Alcé la mano al cielo haciendo que se cubriese de nubes negras y se levantase un fuerte viento.
-¡Draco nos envía para llevarte ante él y así matarte, pero en vez de eso y sentenciarte a muerte después de lo que le hicisteis a Aleera, yo os condeno a una vida eterna de sufrimiento y dolor!- Abrí la boca dejando ver mis colmillos.
-¡Vos seréis castigado como una criatura despreciable y absurda, lo que en verdad sois!- Hice que del cielo cayesen varios relámpagos negros.


KAI
Me puse delante de Saya y retrocedí echándola hacia atrás.
-Estas tías están locas, Saya, vete y avisa a los demás, pero no dejes que te alcancen, vienen a por mí. –saqué la espada y con mi derecha empujé a Saya levemente hacia atrás.
-Vamos, vete.



SAYA
Miré a Kai.
-¿Qué? No…- Miré a las hermana Bolena.
-No voy a dejarte solo, además, tú no fuiste el que mató a Aleera, ¿recuerdas?- Miré de reojo a la loca de la rama.
Me puse al lado de Kai y miré a la vampiresa morena.
-¡Eh, tú! Estás muy equivocada, Kai no tiene la culpa, quién verdaderamente mató a Aleera fui…-No me dejó terminar. Un rayo cayó cerca de mí haciéndome caer al suelo de espaldas. Me senté frotándome la zona de los riñones.



MARISHKA Y VERONA
Miré a la esposa del Rey, no dejaba de parlotear, seguro que intentaría salvar a su amorcito, pero no iba a convencerme de lo contrario. La lancé un rayo haciendo que cayese al suelo. Me planté delante de ella y la miré.
-¡Silencio! No sabes nada, no dejaré que esto quede así.- Marishka se colocó detrás de la princesa agarrándola de los brazos.
-Tranquila, también hay para ti.- Sonreí y volví la mirada al Rey, blandía su espada amenazándome.
-¿Fue con esa espada con la que mataste a Aleera?- Esbocé media sonrisa y golpeé la hoja de la espada arrebatándosela de las manos y lanzándola lejos de su alcance.
-Ahora que estás desarmado, será más fácil maldecirte.- Lancé un rayo en su dirección, el cual le dio de lleno.
Escuché como la princesita gritaba desesperaba al ver como su Rey se carbonizaba ante sus ojos.
Marishka rompió en risas a la cual yo seguí.
Miré a la princesa.
-Ese es su castigo.- Miré a mi hermana y esta la soltó para desaparecer las dos al vuelo.


SAYA
Vi como el rayo golpeaba a Kai de lleno.
-No……..-Mi respiración se paró al igual que mi corazón que dejó de latir.
No sé en que momento se fueron las brujas, estaba paralizada sin apartar la mirada de lo que quedaba de Kai, su ropa.
Me levanté y corrí hacia allí. Arrodillándome ante la ropa de Kai.
-Kai….- No estaba…. ¿qué le habían hecho?
-¡Kai! ¿¿Dónde estás??


KAI
Cuando aquella maldita bruja me atacó el rayo me dio de lleno. Sentí una sensación extraña y un mareo que me hizo caer. Sacudí la cabeza y oí a Saya gritar que dónde estaba. Fruncí el ceño y vi que me encontraba bajo algo.
-Miau… -abrí los ojos como platos, ¿cómo que “miau”?
(“Saya, estoy aquí…”) Nada, salió otro maullido… Miré mis manos, pero… eran… eran patas blancas y peludas… ¿¿Qué coño me habían hecho??
Empecé a revolverme para intentar salir de lo que me cubría, debía ser algún tipo de hechizo visual, me estaban engañando.
Cuando pude librarme de mi prisión, me fijé en que mí alrededor era mucho más grande que antes, incluso Saya, arrodillada frente a mí, era mucho más grande que antes. Volví a mirarme, estaba cubierto de pelo blanco.
-¡Miau! -¡¡Dios!! ¡¡Por qué “miau”!!


SAYA
Algo salió de entre la ropa de Kai, era… era… ¿un gatito?
Fruncí el ceño algo extrañada.
-¿Kai?...- ¿Esas locas habían trasformado a Kai en un gato blanco?
-…no puede ser…- Estiré las manos y agarré al gato alzándolo para mirarle a la cara. Me fijé en sus enormes ojos azules… si, ese era Kai.
-Pero… ¿qué te han hecho?- Acerqué su rostro más al mío.
-Eres chquitín y peludo… un gato…- Genial.
Suspiré y dejé a Kai en el suelo. Me rasqué la frente algo confusa. No lo entendía, ¿por qué le habían trasformado en gato?
-Vale… eres un gato, prefiero eso antes de que te hubiesen hecho algo peor….- Miré al gatito… la verdad es que era muy mono y sus ojos seguían siento como antes… sin duda, era Kai.



KAI
¿¿Un gato?? Me miré por todas partes, tenía razón, era un maldito gato blanco. Abrí los ojos como platos y giré la cabeza, vi mi cola…
Bajé la cabeza, ¿cómo me habían hecho eso? Convertirme en un gato, ¿a quién se le ocurre?
Miré a Saya y de mi boca salió otro maullido. Posé mis… patas sobre su pierna.
(“Saya, ayúdame, no quiero ser un gato. Dios, ¿qué ha pasado?”) Yo me entendía, pero de mi boca sólo salían maullidos y Saya no me entendía.



SAYA
Miré a Kai, parecía desesperado, pero entre tanto maullido, vamos, que no entendía lo que quería decirme…
-Vale, tranquilo… no sé que coño ha pasado, pero… intentaré averiguar como devolverte a tu estado original.- Cogí la ropa de Kai colocándola encima de uno de mis antebrazos. Agarré a Kai con cuidado colocándolo entre mis brazos.
-Vamos.- Me levanté sujetando a Kai para que no se cayese.


KAI
Me sentía muy ligero y débil, y peludo, veía todo mucho más grande, aunque podía diferenciar más detalles de todo, mis oídos y mi olfato estaban agudizados…
Miré a Saya, sabía que era yo, pero aún así…
Posé mis patas sobre su pecho y acerqué mi hocico a su barbilla llamándola, ¿por qué me sentía tan mimoso? Esto de ser un gato me cambiaba por completo…



SAYA
Miré a Kai cuando me “llamó”. Sonreí levemente y le acaricié entre las orejas.
-Tranquilo, me encargaré de arreglar esto, no te preocupes.- Acerqué mi rostro a su cabecita peluda y deposité un beso en ella.
-Ya te dije que yo cuidaría de ti…- No tenía ni idea de si me estaba entendiendo algo, pero al menos, lo intentaba…


KAI
Me acomodé en su pecho, me resultaba muy extraña esa situación, aunque Saya parecía que no tenía ningún reparo en tratarme… como a un gato.
Simplemente dejé que me llevase, dudaba saber caminar a cuatro patas, al menos en esos momentos, aunque quizá debía aprender hasta que me devolviesen mi cuerpo…



SAYA
Llevé a Kai entre mis brazos hasta encontrarme con los demás que nos esperaban en medio del bosque.
-Ya estamos aquí…- Me miraron y después al gatito.
-Este…. Veréis, hemos tenido un pequeño encuentro con las hermanas vengativas de Aleera y, bueno… han querido castigar a Kai de esta manera.- Señalé al gato con mi mirada.
Me miraron perplejos.
-Sé que parece raro, pero, es Kai.


ERI
Me acerqué con los ojos como platos y miré al gatito, tenía los ojos azules como los de Kai.
-Ala… -el gato escondió la cara entre los pechos de Saya.
-… ¿Seguro que es Kai? –le cogí de la colita y estiró la zarpa para arañarme.
-¡Ah! Vale, sí, es Kai…


AXEL
Me acerqué hasta Saya y el minino.
-Vaya jugarreta, mira que convertir al pesado de Kai en un bichito tan mono…- El gato me bufó.
Sonreí y le miré.
-Anda, si que es Kai, tiene la misma mala leche.- Me rasqué la nuca y me alejé un par de pasos al ver que sacaba las uñas.
-Tranquilo, gatito, no vaya a ser que te achuche a un perro.- Entrecerré los ojos.


SAYA
Metí la ropa de Kai en su mochila, la cual me cargué al hombro junto con la mía.
-Creo que es una especie de maldición o embrujo…-Miré a Eri y a Edward.
-Chicos, tengo que ir a buscar a esas tías o algún remedio para ayudar a Kai, sé que tenéis prisa por encontrar a Draco, por eso, vosotros podéis ir junto con Kyle a buscarle mientras yo voy a descubrir como arreglar esto.- Miré a Axel que negó con la cabeza.



AXEL
Miré a Saya cuando dijo eso y negué con la cabeza.
-No, Saya, no es buena idea, además, ¿crees que Kai permitiría que nosotros te dejásemos sola? Creo que no, así que, el plan de matar a Draco tendrá que esperar, primero nos encargaremos de busca a esas pedorras y exigirlas que le devuelvan a Kai su cuerpo.- Sonreí.
-¿Quién sabe? Tal vez encontremos a Draco junto con esas tías.- Alcé las cejas y me acomodé mi mochila al hombro.
-Entonces que… ¿nos vamos?- Me puse en marcha.


SAYA
Miré a Axel y suspiré.
Tenía razón, era mejor que fuésemos todos juntos por si las moscas.
Bajé la mirada a Kai que ronroneaba acomodándose entre mis pechos.
-Tú si que tienes morro.- Sonreí poniendo los ojos en blanco.
-Vamos…- Seguí a Axel… esperaba encontrar pronto la cura para Kai…



KAI
Genial, ahora por mi culpa íbamos a perder tiempo en ir a buscar a Draco. Ronroneé en el pecho de Saya, al fin y al cabo, me estaba dando más mimos…
Miré su mochila y subí por su hombro como pude, intentando no caerme, y entré en la mochila, saqué la cabeza y las patas poniéndolas en el borde, moví mis orejas para estar alerta, les cubriría las espaldas. Maullé, al final resultaría divertido y todo.


SAYA
Miré a Kai cuando se metió dentro de la mochila. Sacó la cabecita y las patas maullando.
Sonreí y alargué la mano para acariciarle la carita.
-Estás muy mono así.- Maulló de nuevo, sonreí y le devolví la caricia.
Miré al frente y suspiré, ahora que Kai estaba “indefenso” tendría que ser yo la que cuidaría de él…


ERI
Iba caminando detrás de Saya. Kai, el gatito, estaba metido en su mochila mirando y escuchando por si nos atacaban, estaba tan mono…
Una de las veces me miró y sonreí.
-Saya, Kai está tan rico en forma de gatito… no diría que es él. –Kai me bufó.
-Jo, encima que te hago halagos, qué cosita más rica… -le acaricié la cabeza y la agachó como pasando de mí, me reí.


SAYA
Miré a Eri y después a Kai cuando la bufó.
-Si, bueno, aun que no ha perdido su mala leche, ¿verdad?- Dije alzando las cejas y mirando al gato.
Me reí y acerqué la mochila más ami hombro para poder tener acceso al gatito al cual besé en la “mejilla”. Sonreí al ver que cerraba los ojitos y bajaba una de sus orejitas.
Eri tenía razón, era muy mono en forma de gatito.



KAI
Ronroneé cuando Saya me besó, me trataba con más mimos, aunque era cierto que yo era más… “mono” ahora. Miré a Axel desafiándole y pasé mi cabeza por el cuello de Saya ronroneando con los ojos cerrados y las orejas bajadas.
-Miau… -por dentro me estaba regocijando de lo lindo.



SAYA
Sonreí acariciándole detrás de la cabeza, tenía un pelaje muy suave y frío. Aun que fuese un gato, aún seguía siendo mi Kai y le trataría de la misma manera que cuando tenía aspecto humano, bueno, con más mimos ya que era un animal muy mimoso...
Le miré de reojo.
-Seguro que cuando vuelvas a ser un hombre me echarás en cara que no soy tan mimosa contigo como cuando era un gato…- Sonreí.
-Anda que no te conozco ni nada…- Miré al frente y seguí caminando con MI gatito al hombro.
Estuvimos caminando hasta el medio día. Por suerte encontramos una aldea llena de mercados, podríamos comprar algo de comida ya que estábamos escasos de ella.
Nos separamos en dos grupos: Axel, Edward y Kyle fueron por un lado, Eri, Kai y yo por otro. Nos encargaríamos de comprar la comida mientras los demás buscaban información sobre las hermanas de Aleera.



KAI
(“Veamos, teoría animal: Los gatos siempre caen de pie.”) Me coloqué en posición sobre el hombro de Saya, me impulsé con las patas de atrás y apoyé mi peso sobre las delanteras. Caí con ellas, aunque no posé bien y me tragué el suelo.
-Miau… -pasé la pata por mi hocico y miré a Saya ronroneando. Pasé entre sus piernas y restregué la cabeza en una de ellas, Eri me miraba diciendo que qué rico era…



SAYA
Miré a Kai y me agaché.
-Pero muchacho, esa no son maneras de bajarse de un hombro.- Me reí y le agarré de la carita, ya que se había hecho daño en el hocico.
-Pobrecito mío…- Le puse sobre mis piernas agarrándole de las patas delanteras haciendo que se alzara sobre las traseras, como si estuviese de pie, acerqué mi rostro al suyo y le di un beso en el hocico.
-Ya estás, ¿ves? Un beso lo cura todo.


KAI
Maullé contento y le lamí la nariz moviendo el rabo, Eri se derretía con mis monerías, ja, ahora Edward no tenía nada contra mí. Me separé levemente maullando y me mantuve sobre las patas. Caminé, no era tan difícil, además, tenía una forma de andar bastante elegante y al ser tan ligero, era mucho más fácil.
Volví a maullar mirando a Saya.


SAYA
Sonreí y me levanté.
-Vamos a buscar algo de comida.- Empecé a caminar seguida de Eri. Kai iba por delante de mí, sin separarse mucho, ya que la calle estaba llena de gente y corría el riesgo de ser pisoteado. De vez en cuando giraba la cabeza para mirarme y soltaba algún que otro maullido para llamar mi atención.
Sonreí y seguí caminando hasta que encontramos un mercadillo donde vendían algo de carne. Compraríamos cosas que no se encontraban en el bosque, ya que el pescado y la fruta era fácil de encontrar en el río y en los árboles.
Kai se sentó sobre sus patas traseras mientras yo compraba, eso si, él marcando pecho… como no, era un gato, pero seguía siendo un rey…
Sonreí y me agaché. Saqué de mi mochila una fresa que me quedaba de la última vez que las cogí en el bosque.
-¿Quieres?- Se la ofrecí sonriendo sujetando la fresa entre mis dedos.


KAI
Me acerqué a Saya y me posé sobre mis patas traseras alzando las delanteras para agarrarme en los dedos con los que cogía la fresa. Olisqueé la fresa, no es que estuviese como el primer día, pero se podía comer.
Cogí la fresa con los dientes y me la metí en la boca sentándome de nuevo en el suelo.
Maullé con el morro enrojecido por la fresa.



SAYA
Le miré y me reí.
-Pero mira que eres guarro, tienes todo el morro manchado.- Saqué un pañuelo y le limpié la boquita y los bigotitos quitándole los restos de fresa.
-Marrano.- Kai maulló. Sonreí mirándole.
-¿Qué? No te quejes ni rechistes, sabes que eres un marrano.- Me reí y me levanté cogiendo la bolsa con la carne. La metí en mi mochila y suspiré.
-Vamos.- Miré a Eri y a Kai. Eché a andar adelantada por Kai que se metió entre mis piernas y ahora caminaba delante de mí meneando el rabito contento.
Miré al frente observando a la gente del mercado. Algo llamó mi atención, algo peludo, grande y negro.
-Oh, oh…- Era un perro enorme, parecía estar cuidando del mercadillo mientras su amo se ocupaba de atender.
Miré a Kai que seguía caminando sin percatarse. Entonces fue cuando el perro giró la cabezota hacia nosotros y clavó sus ojos castaños en Kai. El perro gruñó a medida que Kai se acercaba hacia donde estaba el perro.
Le entregué a Eri la mochila sin decir nada y caminé con más velocidad hasta alcanzar a Kai.
-Kai…- El perro empezó a ladrar y a gruñir con furia, estaba atado, pero tiraba con fuerza intentando soltarse hasta que lo consiguió.
-Mierda…- El perro se abalanzó contra Kai, al que yo agarré cogiendo en brazos antes de que el puto perro le mordiese. Me puse de pie con Kai entre mis brazos. Miré al animal que no paraba de ladrar y saltar intentando morder a Kai.
-Lárgate de aquí, puto chucho.- Me giré dándole la espalda para que no alcanzase a Kai. El perro salté de nuevo sin parar de ladrar. Pegué un grito cuando sentí que la pata del animal me arañaba la espalda.
El dueño del perro llegó a tiempo y lo agarró atándole de nuevo. Me agaché con la espalda dolorida, noté que me había hecho sangre.


KAI
Puto perro, había atacado a Saya, si no me hubiese cogido no la habría cogido a ella.
(“¿Pero no ves que podría haberme apartado? Mira que eres sanguinaria, con el pedazo de bicho que es…”) Me bajé de sus brazos con las orejas caídas y me acerqué a su espalda, el bicho le había hecho sangre.



ERI
Me acerqué corriendo a Saya cuando el perro la atacó.
-Saya… -me agaché.
-Vaya… Ven, tenemos que ir a curarte esto. –la ayudé a levantarse, miré al tendero.
-Debería tener más cuidado con su perro, es una mala bestia. –el tendero pidió perdón, aunque no de manera muy educada. Vi a Kai acercarse al perro.
-Kai, vuelve…


KAI
Me acerqué al perro, que seguía nervioso y ladrando. Arqueé mi espalda de forma defensiva bufando al maldito chucho, olía fatal y me ponía enfermo.
El dueño le agarraba bien, mejor así. Me acerqué y en uno de los intentos de morderme le arañé en todo el hocico, se apartó lloriqueando.
(“Llora, chucho.”) Me acerqué de nuevo y le arañé en una pata bufando, el tendero me gritó e intentó darme una patada, me alejé, aunque me dio en los cuartos traseros, aterrizando a los pies de Eri.
Me giré y le bufé de nuevo, aunque Eri me cogió en brazos, yo seguí en tensión enseñando mis colmillos.


SAYA
Miré al tendero cuando golpeó a Kai, le dediqué una mirada amenazante. Este agarró a su perro y se retiraron. Suspiré y miré a Eri que sujetaba a Kai entre sus brazos.
Negué con la cabeza y me giré.
-Vámonos a buscar a los demás.- Eri me miró preocupada por la herida de la espalda.
-No te preocupes, estoy bien, solo es un arañazo… se me curará…- Agarré la mochila y empecé a caminar hacia la placita, donde nos esperaban los demás.



ERI
Miré a Saya preocupada, decía que estaba bien, pero a saber si ese perro no tenía ninguna infección que podía traspasarle. Agarré bien a Kai, porque seguía nervioso y no parecía que fuese a estarse quieto si le soltaba, seguimos a Saya, debía estar enfadada, así que me mantuve en silencio, y Kai no se movió más que para saltar a la mochila que llevaba Saya.


SAYA
Llegamos a la plaza donde esperaban los chicos con las mochilas llenas con suficiente comida como para un par de mese más.
-¿Habéis averiguado algo de las hermanas locas?- Pregunté dejando la mochila a un lado con Kai dentro.
Miré a Axel que negó.
Suspiré y me senté sobre un banco de piedra.



AXEL
Miré a Saya cuando preguntó y negué.
-Que va, aquí no saben nada de esas tías, ni lo saben ni quieren saberlo, así ha pasado, que nos han mandado a los tres un ratito a paseo cuando hemos sacado el tema.- Me crucé de brazos y la miré cuando se sentó. Ladeé la cabeza al notar algo raro en su espalda.
-¡Ala, Saya!-Tenía un enorme arañazo a lo largo de su espalda. Miré a Kai.
-Pero mira que eres bestia, gato malo.- Le señalé y me bufó.
-Vale, queda claro que no has sido tú… hummm.- Entrecerré los ojos.



SAYA
Suspiré y miré a Axel.
-Pues nada, tendremos que seguir buscando…- Me levanté agarrando la mochila de nuevo.
-Larguémonos de aquí.- Me cargué la mochila al hombro, aún que esos me dolió, pero no dije nada al respecto…


ERI
Agarré la mochila de Saya.
-Saya, por favor… -la quité de su hombro.
-No seas orgullosa, deja que te cure la herida, ¿cómo te vas a quedar con la herida abierta? –dejé la mochila en el suelo y Kai salió, mordió mi pantalón y tiró de él para llamarme.
-Creo que tú deberías dejar el hielo por el momento, no sabemos si funcionaría y lo mismo podrías hacerla daño. –Kai bajó las orejas y se puso entre las piernas de Saya.
Suspiré y saqué el botiquín.
-Vuelve a sentarte.


SAYA
Puse los ojos en blanco y miré a Eri cogiendo de nuevo mi mochila.
-Estoy bien, no necesito curarme, y ahora, vamos.- No era el momento de perder el tiempo en chorradas, la herida se cerraría sola y ya está.
Miré a Kai que estaba entre mis piernas.
-¿Te metes en la mochila o vas andando?- Me miraba con las orejas gachas.
-Vamos, Kai, sabes que no podemos perder el tiempo en tonterías, tú mismo lo dijiste.- Maulló insistiendo.
-No.- Suspiré y empecé a caminar en dirección a la salida de la aldea.


KAI
(“¿Y ahora qué coño te pasa que eres tan cabezota?”) La seguí y mordí su zapatilla para que se parase, tiré de ella y me agarré con las patas a su pierna, no dejaría que se fuese así como así. Aunque, esto era lo malo de ser un gato, que no podía con ella, sólo la podríamos curar si ella cedía, y no sabía si yo podría hacerlo.
Maullé llamándola.


SAYA
Miré a Kai cuando agarró mi pierna.
-Kai, ¿qué haces?- Puse los ojos en blanco.
-Me curaré después, en el bosque, no aquí, en medio de la aldea.- Suspiré y agarré a Kai mirándole.
-Luego me curo, lo prometo.


SAYA
Bajé las orejas, pero la lamí la nariz, no entendía el por qué no podía pararse cinco minutos a curarse un arañazo en la espalda.
Maullé lamiéndola la nariz de nuevo, mi aliento, al igual que antes, estaba helado, quizá sí que podría curar a Saya.


SAYA
Sonreí levemente y le besé en el hocico dejándole en el suelo a continuación.
-Vamos, pararemos a comer.- Empecé a caminar de nuevo en dirección al bosque. Los demás me siguieron sin decir nada.
Al cabo de media hora o así, decidimos parar en un claro para comer algo, ya que teníamos comida suficiente.
Ya que paramos, Eri aprovechó para obligarme a ser curada.
Me tenía tumbada en el suelo boca abajo y sin camiseta
.
Suspiré y me dejé curar… después de todo, no podía quejarme.


KAI
Miré con atención cómo Eri curaba la herida de la espalda de Saya. Lo hacía con suma delicadeza, suaves toques y despacio, propio de una madre que día sí y día también le cura las rodillas raspadas a dos gemelos revoltosos.
Me acerqué a la cara de Saya y la miré de lado, la lamí en la cara y me subí sobre ella, Eri me miró, pasé por su espalda y, aunque no estaba seguro de si funcionaría, lamí levemente uno de los arañazos, aplicando frío.
Cuando me aparté, la herida ya se estaba curando. Mi hielo seguía activo en mí, por suerte. Ahora podían llamarme minino de hielo, aunque, con sinceridad, esperaba que a nadie se le ocurriese.



SAYA
Cerré los ojos frunciendo el ceño cuando sentí que Kai me lamía la herida aplicándome frío.
-Au…- Me quejé, pues el agua oxigenada y los desinfectantes no eran tan eficaces como el hielo que cerraba por completo cualquier herida.
Sentí que Kai recorría mi espalda desnuda con sus patitas y aplicaba más frío con su lengua a los demás arañazos.
Cerré los ojos e intenté relajarme, esa la única manera de que me doliese menos…


KAI
Hice que se cerrasen todas las heridas, Eri se quedó mirándome y recogió las cosas del botiquín, sabía que no tenía nada más que hacer.
Me acerqué a la cara de Saya y la lamí por la mejilla, restregué mi cabeza después, acurrucándome a su lado moviendo mi cola, me sentía realmente como un gato, maldita sea.


SAYA
Sonreí y le miré cuando se tumbó a mi lado moviendo su colita.
Acaricié so lomo con suavidad notando su pelaje. Le acaricié la nuca y seguí bajando hasta su cola que la alzó hacia arriba mientras ronroneaba.
Me reí levemente poniéndome la camiseta. Me tumbé boca arriba y agarré a Kai tumbándolo encima de mí. Seguí acariciándolo mientras escuchaba sus ronroneos.
Le besé en la mejilla y en la cabecita viendo como cerraba los ojos cada vez que le acariciaba por la zona de las orejas.


KAI
Notaba sus caricias y sentía el impulso de ronronear. Me encontraba muy a gusto con las caricias y mimos que me daba Saya, al final tendría que agradecerle a las tías esas que me convirtiesen en un lindo gatito.
Me quedé sobre el pecho de Saya largo rato, en esos momentos me sentía casi como si hubiese sido su mascota de toda la vida, eso era bastante extraño, a decir verdad.


AXEL
Miré a Kai recostado sobre el pecho de Saya… pero que morro tenían algunos.
Cuando terminé de comer, me retiré a un lado…
Esas tías eran seguidoras de Draco, trabajaban para él… eso significaba que conocían conjuros y maldiciones derivadas de la magia negra o de la oscuridad…
Me rasqué el mentón y miré a Saya.
-Oye, Saya… las hermanas de Aleera conjuraron a Kai con magia negra, ¿verdad?- Ella asintió con la cabeza.
-Ninguno de nosotros aquí presentes tiene un poder tan poderoso como para neutralizar el conjuro o maldición que lleva Kai en la chepa, pero…-Me levanté.
-¿Qué hay de los sabios? Ellos son poderosos y conocen muy bien las artes oscuras y la magia, tano la blanca como la negra… tal vez ellos pudiesen ayudar al minino…-Miré a Saya y después al gato.
-No sé como lo veréis vosotros, pero mi idea es esa, ir en busca de los sabios y pedirles que ayuden al pobre Kai.


SAYA
Miré a Axel, la verdad es que tenía razón.
-La idea es buena, Axel, pero… los sabios son demasiado tacaños como para hacernos un favor de manera gratuita. Los conozco muy bien y seguro que se negaran en rotundo a nuestra petición…- Suspiré y miré a Kai.
-A no ser que tú.- Miré a Axel.
-Les amenaces, eres uno de los reyes que firmó la aceptación del consejo, ¿no? Pues yo creo que si llegasen a negarse tú podrías amenazarles con echarles del puesto.


AXEL
Miré a Saya cruzándome de brazos.
-Si, bueno, podría hacerlo…- Asentí.
-Me parece buena idea, está bien.- Sonreí y me señalé la cabeza.
-Eeeeeh, yo pienso.- Me reí.


KAI
Seguí recostado en el pecho de Saya, no hacía más que causarles problemas con esta situación, pero ellos seguían adelante intentando ayudarme.
(“Quisiera pediros perdón por todo esto…”) Me acurruqué en el estómago de Saya, encogiendo la cola, como si fuese un ovillo.



SAYA
Me recosté contra una roca apoyando la espalda en ella.
Acomodé a Kai en mi torso sin dejar de acariciarle. Ninguno sabíamos lo mal que lo estaba pasando salvo él que lo sufría en sus propias carnes.
Le miré sin dejar de acariciarle… y pensar que todo esto era injusto para él… Kai no había matado a Aleera, fui yo, a mi es a quién deberían haber conjurado, no a Kai…
Incliné la cabeza hasta que mi frente quedó pegada a mis rodillas. Cerré los ojos y suspiré.
-Perdóname, Kai, no deberías ser tú es que esté sufriendo esto… no eres el culpable, la que asesinó a Aleera fui yo, pero no me arrepiento de haberla matado, con eso te salvé la vida y es lo que de verdad me importa… pero lo siento tanto… ojala pudiese cambiarme por ti…


KAI
Bajé las orejas, Saya se sentía culpable de lo que había pasado. En realidad yo no me sentía mal porque me hubiesen convertido en un gato, sino que no quería retrasar más las cosas, y las estaba retrasando mucho…
Me bajé de donde estaba y subí hasta sus rodillas, agarrándome de su brazo, la lamí la cara intentando consolarla, quizá en esta forma le recordaría a su querido Tigre…
Ronroneé dándola caricias.
(“Tú no tienes la culpa de nada…”)



SAYA
Sonreí y apoyé de nuevo la espalda en la roca. Agarré a Kai con cuidado apoyándolo en mi pecho. Le besé en la cabeza rodeándole con mis brazos.
Le acaricié mirando sus preciosos ojos.
-Incluso siendo un gato intimidas- Kai maulló.
Me reí y le volví a besar el la cabeza.
Axel había tenido una buena idea, los sabios eran poderosos y nos ayudarían con Kai, no era justo que él estuviese sufriendo y nosotros nos quedásemos de brazos cruzados…


KAI
Sufriendo, decía, con lo bien que me lo estaba pasando yo todo el día en brazos de mi Saya.
Me estiré todo lo largo que era en su pecho, como más me gustaba despanzurrarme. Maullé contento, ojala pudiese hablar con ella, la diría que todo está bien, que no me pasaba nada, que la quería… cosas de esas que un gato no puede decirle a su mujer.