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miércoles, 20 de enero de 2010

Capitulo LXXVII- ¡FELIZ CUMPLEAÑOS! ^^

KAI
Abrí los ojos, veía algo borroso. Me froté los ojos e intenté incorporarme, pero tenía el brazo de Saya rodeando mi cintura. La miré y sonreí.
Me volví a tumbar, aunque al chocar la cabeza contra el suelo sentí que me retumbaba… bendita resaca.
Suspiré y me quedé quieto agarrando la mano de Saya.



AXEL
Abrí los ojos cuando noté la lengua de mi caballo repasarme todo el careto.
-Arg…que asco…- Me senté apartando el hocico del animal.
-Quita marrano.- Me limpié la cara y alcé la cabeza para mirar al cielo. El sol estaba alto, así que, serían más de las once de la mañana.
Me levanté rascándome la nuca… Dios, que resaca…
Busqué a Eri con la mirada… Ohm, es verdad, se tumbó junto con Edward y allí seguía durmiendo.
Kai y Saya estaban… desnudos… estos si que se lo habían pasado bien…
Me acerqué al riachuelo para mojarme la cara y despejarme un poco.



EDWARD
Me desperté, sentí algo sobre mí. Giré la cabeza, Eri estaba tumbada sobre mí. Abrí los ojos como platos.
-Eh… eh… esto… E-Eri… -me giré moviéndola poco a poco, la agarré antes de que se cayese.
-Eri… de-despierta, anda…


ERI
Abrí los ojos levemente, sentí un dolor intenso en la cabeza, me llevé la mano a la frente.
-¿Qué pasa? –miré a Eddie, me costó un poco asimilar que estaba debajo de mí. Me senté.
-¿Qué… que hago encima de ti?


EDWARD
-Eso quisiera saber yo… -miré a todos lados, Kai y Saya estaban a un lado apartados en pelotas, miré a Eri.
-Esto… no… habremos hecho… lo mismo que ellos… -señalé a Kai y Saya- ¿Verdad?



ERI
Abrí los ojos como platos y apoyé las manos en el suelo mirando a Eddie.
-No… no creo, Eddie… -me llevé la mano a la cabeza de nuevo, estaba aún algo desubicada y no era posible que hubiese hecho nada con Eddie, estaba segura.



AXEL
Eri y Edward se despertaron. Les miré y suspiré.
-Ohm, buenos días, tortolitos.- Miré a Eri.
-Vaya, no pensaba que ibas a hacerlo en serio.- Me miró entre extrañada y asustada.
-Si, si, ¿no te acuerdas? Te cabreaste conmigo y decidiste pasar la noche con Eddie, una cosa llevó a la otra y…- Me encogí de hombros.
-Pero tranquila, no estoy cabreado, me da igual lo que hagas.- Dije sentándome en una roca… menuda bola les acababa de meter, pero así sería más divertido.


ERI
Me llevé la mano a la boca mirando a Axel.
-No… que no, Axel, que no puede ser… Por muy enfadada que estuviese contigo no… -miré a Edward.
-No hemos hecho nada… ¿verdad? –miré a Axel.
-Axel, yo… no…


AXEL
Me encogí de hombros.
-Yo ya te digo lo que hay, tú puedes creer lo que quieras, pero así fue…- Suspiré.
-Además… parece que te lo pasabas mejor con él que conmigo, así que… bueno, pero ya te he dicho que no estoy cabreado…- Me até las botas sin mirarles.



ERI
Tragué saliva y miré a Axel.
-Pero Axel… tú también te emborrachaste, ¿no? ¿Cómo te acuerdas de eso? ¿Y por qué no lo impediste? –me acerqué.
-¿Y ni siquiera estás molesto?


AXEL
La miré y suspiré de nuevo levantándome.
-Ay, Eri… ¿ves como esto te quedaba demasiado grande? No hiciste nada con Eddie, tan solo te tumbaste encima de él y te quedaste frita, punto y final.- Esbocé media sonrisa poniéndome la camiseta.



ERI
Le miré seria y me levanté.
-Eres un verdadero idiota, Axel. No sé si lo sabías, pero últimamente no haces más que burlarte de mí y estoy harta de ello. –cogí mi chaqueta, me la puse y fui hacia el lago.



AXEL
Miré a Eri cuando se cabreó.
-Pues muy bien, solo era una broma…- Negué con la cabeza metiendo las cosas en mi mochila. Que se cabrease cuanto quisiese, no iba a ir detrás de ella, si yo últimamente me burlaba de ella es por que ella últimamente estaba más infantil e insoportable que nunca.



EDWARD
Suspiré.
-Ni una noche de fiesta sirve para que lo arregléis… -me levanté y le di una manta a Kai, sonrió y se tapó a él y a Saya, que seguía dormida, volví hacia donde había estado la hoguera y empecé a recoger las botellas.


SAYA
Sentí que me echaban encima algo calentito. No tenía frío, pero no me desagradó…
Abrí los ojos y miré a Kai, que estaba tumbado a mi lado. Sonreí respirando hondo y me arrimé más a él rodeando su cintura con mis brazos.
-Felicidades…- Dije algo atontada, pero para que supiese que no me olvidaba de las cosas importantes.



KAI
Solté una risotada y la abracé contra mí besándola en la frente.
-Vaya, gracias, se me había olvidado hasta a mí… -sonreí y la miré, la aparté el flequillo de la frente y la besé.



SAYA
Me reí y me levanté tapándome con la manta. Era suficientemente grande para los dos. Sonreí de nuevo cogiendo mi mochila. Saqué ropa para mí..
Axel y Eddie estaban despiertos, pero Eri no estaba allí…
Miré a Eddie y sonreí.
-Buenos días, rubio.- Le guiñé un ojo.



EDWARD
Me froté la nuca bostezando y saludé a Saya por la mano.
-Buenos días, muñequita de porcelana. -cerré la bolsa con todas las botellas, algunas rotas.
-Qué buena noche, eh, pillina. –sonreí.



AXEL
Les miré y asentí.
-Si, mucho mejor que nosotros…- Me acerqué a Kai y le di un toque en el hombro con mi pie.
-Vamos, cumpleañero ¿no tenías prisa por encontrar a Draco? ¿Qué haces ahí tirado todavía?- Sonreí.


KAI
La miré.
-Jo, de verdad, no tengo privilegio ni el día de mi cumpleaños… -me levanté y busqué mi ropa.
-Ohm… tendré que sacar limpia, no encuentro la que llevaba ayer, ¿dónde estará…? Oh… el lago… -solté una risotada y empecé a vestirme.



SAYA
Miré a Kai atándome las botas.
-¿Se te había olvidado? De verdad, que hombre.- Sonreí de nuevo.
-¿Dónde está Eri?- Miré a Axel y señaló el lago.
-¿Ya las has cabreado de nuevo?-Negué con la cabeza y me levanté.
-Iré a buscarla…- Me dirigí al lago… ¿qué coño le pasaba a esos dos?



ERI
Cuando terminé de lavarme la cara me levanté, la ropa de Kai y Saya estaba tirada por el suelo, así que me dispuse a recogerla cuando vi a Saya llegar, vendría a por ella.
Me acerqué y se la ofrecí.



SAYA
Miré a Eri y después la ropa.
No la cogí, suspiré y me crucé de brazos.
-¿Qué os pasa a ti y a Axel? No entiendo vuestro comportamiento… se supone que los que no paran de discutir comos Kai y yo, pero creo que vosotros dos os lleváis la palma…- La miré seria.



ERI
Tragué saliva.
-No lo hago aposta, Saya… No quiero estar así con él, no me gusta nada… Pero no sé… cada cosa que hace el uno al otro le molesta… Quiero pedirle perdón por mi comportamiento… pero tengo mucho miedo de que reaccione mal y… -bajé la cabeza cerrando los ojos.
-No sé qué hacer para arreglarlo…


SAYA
Suspiré y cogí la ropa que me ofrecía.
-Habla con él, si te quiere lo comprenderá.- La guiñé un ojo y me giré para volver junto con los demás… esta chica y sus miedos…



ERI
Me mordí el labio, no era tan fácil cumplir lo que Saya me pedía, al menos no para mí.
Volví con los demás, deseaba arreglarlo con Axel enseguida, no soportaba esa maldita situación, había estado más de un mes casi sin poder estar con él por su depresión y preocupación por el reino y ahora necesitaba estar con él.
Cuando llegué ante los demás estaban ya recogiendo todo, miré a Axel.



AXEL
Una vez recogidas las botellas y apagado el fuego de la hoguera, me dispuse a ensillar mi caballo.
-Ya nos vamos, compañero.- Saqué de mi bolsa una manzana.
-Toma.- Sonreí y le di la manzana para que se la comiese. Apreté las correas de la silla para evitar caerme al subir.
Agarré las riendas y de un salto me monté encima.
Esperé a que los demás terminasen para ponerme en marcha.


ERI
Axel había sido el primero en subirse al caballo, así no podía hablar con él a solas. Me acerqué a él.
-¿Podemos hablar? –ojala Saya tuviese razón…



AXEL
Miré a Eri cuando se acercó.
-…claro…- La agarré de la mano subiéndola a mi caballo sentándola detrás de mí. Miré a Kai y a los demás.
-Nosotros nos adelantamos, luego os vemos.- Hice que el caballo echase a andar alejándonos de los otros.
Una vez estuvimos lo suficientemente lejos, miré a Eri de reojo.
-Te escucho.


ERI
Tragué saliva, pedirle perdón era lo de menos, eso no me costaría, pero su reacción era lo que me temía…
Apoyé la frente en su espalda.
-Lo siento, Axel… Sé que sólo soy una infantil, no quería que te enfadases conmigo, perdóname…


AXEL
Suspiré y me rasqué la frente.
-No me enfado, Eri… solo que… no recuerdo que fueses así, cuando te conocí, era muy normal que fuese más niña y estuviese siempre asustada, la vida que has llevado de niña no es buena de recordar… te entiendo por ello, pero… no sé… hay veces que me quedo de cuadros por tus reacciones…- La miré de reojo de nuevo.
-Como cuando nos pilló Saya haciendo el amor… yo supe reaccionar, es verdad que fue vergonzoso, pero no era una cosa para morirse… a eso me refiero que hay veces que pareces una niñita de tres años y tú no eres así…- Volví la mirada al frente.



ERI
Cerré los ojos, por esto tenía miedo, la conversación no tenía buena pinta y no me gustaba nada.
-Lo siento… -no decía nada más, no quería meter de nuevo la pata con cualquier palabra que pudiese resultarle molesta por ser infantil.
-No… no sé qué me pasa, Axel, ni siquiera yo me doy cuenta de que hago las cosas mal… Todo lo que hago ahora acaba perjudicando de alguna manera… Hasta hice caso a Saya anoche, e intenté disfrutar lo que pude… pero no lo entiendo…


AXEL
Negué y suspiré.
-Eri, tú puedes hacer lo que quieras, hay momentos para hacer el idiota y otros para estar serios, pero… no sé…- Suspiré de nuevo y frené al caballo.
-No tengo nada que perdonarte, Eri… tú eres como eres y ya está…- Bajé la cabeza cerrando los ojos… esta no era la Eri que yo conocí… yo tenía el recuerdo de una chica fuerte, cariñosa y muy amable… ahora, seguía siento cariñosa, pero…



ERI
Tragué saliva y pasé mis brazos hacia su pecho abrazándole. No dije nada más, no quería volver a meter la pata, ya bastante había hecho esos días. Simplemente me mantuve en silencio abrazándole, esperando a que fuese él el que dijese algo, sólo esperé y escuché.


AXEL
Miré al frente sin decir nada. Si ella esperaba que yo dijese alguna cosa estaba equivocada. Yo ya había dicho todo lo que ella quería escuchar…
Suspiré e hice que el caballo empezase a moverse de nuevo, ya nos alcanzarían los demás.


ERI
Agarré fuerte su camiseta entre mis dedos aspirando su aroma con el rostro totalmente pegado a su enorme espalda.
-Aún a riesgo de volver a meter la pata… te quiero… mucho… -le abracé más fuerte, si volvía a rechazarme no sabía qué hacer, pero era lo único que podía decirle en esos momentos, aunque ya lo supiese de sobra.



AXEL
Mantuve mi rostro frío.
-Lo sé, Eri, y yo también te quiero…- Seguí con la mirada al frente agarrando las riendas del caballo. Guardé silencio, no me apetecía seguir con la conversación… Eri había cambiado mucho y a peor.



ERI
Me mordí el labio, sabía que no se sentía a gusto en esos momentos conmigo ahí, si había cedido era porque yo quería hablar con él, pero ya que lo había hecho, podía dejarle tranquilo.
Me separé lentamente de él.
-Bueno… te… dejaré solo… -me bajé del caballo. Saya me había dicho que si me quería lo comprendería, es más, el mismo lo había dicho, pero algo me decía que por culpa de mi comportamiento su opinión con respecto a mí había cambiado y a mal…
Caminé en dirección contraria, para buscar a mi caballo.



AXEL
Suspiré y me rasqué la nuca. Las cosas entre Eri y yo no marchaban bien… no sabía como iba a acabar esto y no tenía buena pinta… Suspiré y esperé sentado sobre el caballo a que los demás viniesen, ya me había amargado el día… pero no por su culpa, si no por la mía… Eri era como era y yo no tenía derecho a decirla como debía ser…


EDWARD
Cuando alcanzamos a Axel, Eri volvía en dirección contraria, las cosas no habían ido bien…
Suspiré y le entregué a Eri su caballo, ya que lo había llevado hasta allí, suspiré, las cosas no marchaban bien entre ellos, y se veía, ojala se arreglase pronto.
-Bueno, ya queda menos para llegar, y estando muerta esa chupa-sangre, creo que Draco no sabe donde estamos.


SAYA
Miré a Edward y esbocé una leve sonrisa.
-No creas, puede que Aleera esté muerta, pero Draco aún cuenta con Drak y es muchísimo más poderoso y letal…seguro que Draco ya sabe donde estamos, pero… -Suspiré y me encogí de hombros.
-… no sé, tal ves está maquinando algo… tenemos que estar alerta si queremos atacarle nosotros ante que él.-Miré a Eddie y sonreí.


EDWARD
-Vale, me ha quedado claro, no bajaré la guardia… -sonreí y seguí caminando tirando de las riendas de mi caballo.
-Hey, es el cumple de Kai, ¿le cantamos algo? Feliz, feliz en tu día… eh… granizado que Dios te bendiga… -seguí cantando yo sólo.



SAYA
Miré a Edward y puse los ojos en blanco sonriendo.
-Eddie, será mejor que te calles si no quieres que Kai te convierta en granizado a ti...- Me reí en bajo para que Kai no me descubriese.
-Sabes que a Kai no le va nada de eso, ¿verdad?-Miré a Kai y le di un beso en la mejilla.


KAI
-Hoy, por ser un día especial, os dejo hacer lo que os venga realmente en gana, no me lo voy a tomar a mal… -sonreí mirando de reojo a Saya, seguro que se aprovecharía bien de la situación.



SAYA
-Uuuuh, entonces eso significa que…- Me acerqué a su oído.
-... ¿Puedo llamarte Copito?- Susurré en su oreja agarrándole de la cintura. Sonreí y le miré alzando las cejas cuando me miró de reojo.
-Has dicho que no te lo tomarías a mal…


KAI
Miré al frente.
-Llámame hoy como te salga de las narices, me da igual. –posiblemente me lo estaría llamando hasta que se cansase, pero me daba igual, ya lo pagaría con ella otro día.
-Como si quieres llamarme granizado, polo de fresa, cubito de hielo y toda clase de insultos relacionados con mi raza.



SAYA
Posé mis manos en su frente.
-Lo que me temía, tienes fiebre. Estás enfermito, porque para que me digas eso…- Sonreí y aparté las manos de su frente volviendo a agarrarle de la cintura.
Apoyé la mejilla en su espalda fresquita y cerré los ojos.
-Sé que no te gusta, así que no lo haré… ya veré lo que te llamo cuando estemos a solas… ñam, ñam.- Me reí.


KAI
Sonreí, había conseguido lo que quería, la psicología inversa y una carita angelical funcionaban para librarse de los insultos durante un día entero, al menos de Saya.
Miré a Edward.
-¿Tienes un regalito para mí, Edward?


EDWARD
-… ¿Regalito? ¡Claro que tengo uno! –acerqué mi caballo al suyo, le cogí de la nuca y le besé, él se apartó corriendo.
-¡Ahí tienes mi regalito! Espero que te guste ^^.adelanté mi caballo para que no le diese tiempo a reaccionar.


SAYA
Abrí los ojos ampliamente cuando Edward besó a mí… mí…
-¡Eh, guarra con barba!- Abracé a Kai por el cuello y miré a Eddie con cara de asesina.
-No vuelvas ha hacerle eso a mi niño o te arrancaré esas tetas operadas, la única que le puede besar soy yo.- Alcé la cabeza indignada.
-Saco uñas y dientes por él, así que mucho cuidado rubia loca.


EDWARD
Me reí.
-Pues que sepas, mona, que mientras tú dormías roncando como una marmota, le he hecho a Kai ni Dios sabe las barbaridades que le he hecho. –le enseñé las uñas a Kai gruñendo.
-¿A que sí, tigre?


SAYA
Miré a Edward entrecerrando los ojos.
-No te acerques a Kai, y no es un tigre, es MI hombre de hielo. ¿Tienes algún problema, lumí pelona?- Me reí e intenté aguantarme la risa, quería que pareciese algo “serio”.



EDWARD
-Tú a mí no me insultes, eh, zorra barata, él está contigo sólo por tus tetas de silicona y porque le tienes esclavizado… -alcé la cabeza haciéndome el indignado, a ver si con eso lográbamos arrancar una sonrisa a los otros tres muermos.


SAYA
-¡Oh! ¿¿Cómo que tetas de silicona?? Mis pechos son naturales al cien por cien.- Agarré el escote de mi camiseta.
-Si no me crees, toca, ya veras. Firmes y naturales. Toca, toca.- Dije señalándome el escote.
-Silicona, dice, muchas quisieran tener mis pechos.


EDWARD
Palpé uno de sus pechos y asentí crítico.
-Sí, sí… la verdad es que muchas querrían tener tus pechos, sí, al menos este… -palpé el otro.
-Todo en orden, este también, sí, te doy un bonito nueve con cinco. –sonreí y la solté antes de llevarme la bofetada.


SAYA
Puse los ojos en blanco y le miré.
-Ejem… Edward, te he dicho que tocases, no que te viciases…- Aparté sus manos de un manotazo.
-Marrano, estos pechos son míos, y como mucho de Kai, pero al fin y al cabo, de mi propiedad.- Me coloqué bien la camiseta.


KAI
La miré de reojo.
-¿Cómo que como mucho? Son tuyos porque los llevas siempre tú, pero son míos… -sonreí y miré de nuevo al frente, aún a riesgo de poder llevarme una colleja.
-Hoy va a ser un día muuuuy largo, lo presiento.


SAYA
Miré a Kai y sonreí de forma forzosa.
-Si, si, Kai, lo que túuuuuuuu digas, mi amor…- Apoyé la barbilla en su hombro y cerré los ojos de nuevo, se estaba de un a gustito apretadita a Kai…
-¿Ha dónde vamos ahora?- Dije sin apartarme ni un ápice de Kai.



KAI
Miré al horizonte.
-A juzgar por la temperatura y el ambiente… Estamos cerca del País de las Hadas… -sonreí y miré de nuevo a Saya de reojo, hacía un año que no veníamos, posiblemente a ella le haría ilusión volver.


SAYA
Miré a Kai cuando me dijo hacia dónde nos dirigíamos. Era la tercera vez que acabábamos allí, pero nunca me cansaba de volver a ese lugar…
Sonreí algo sonrojada y volví a apoyar la cabeza en su espalda. Sería un lugar perfecto para celebrar el cumpleaños de Kai.



EDWARD
No tardamos mucho en llegar, lo sumo tres horas. Las hadas nos recibieron alegres, se acordaban de nosotros y nos dieron de todo. Cuando llegara la noche sería como diez años atrás, me encantó estar ese día aquí, lo recordaba a la perfección: yo me senté en un tronco junto a Kai y Axel, esa misma noche, Kai y Saya durmieron juntos por primera vez, es decir, Saya fue despojada de sus poderes aquella noche.
Ya nos habían pillado para vestirnos, otra vez medio en pelotas por la calle, iba a ser divertido…



AXEL
En cuanto llegamos, las hadas se encargaron de nuestro equipaje y nos asignaron unas tiendas a parte de ropa limpia… ropa muy… muy… eso…
Nada más terminar de vestirme, aun que fuesen tan solo unos pantalones blancos muy finos, salí para encontrarme con los demás. No me encontraba con muchos ánimos, pero… un día era un día.



EDWARD
Di un codazo en el hombro a Axel cuando salió de la tienda con el único atuendo que nos prestaban.
-Bribón… qué bueno estás. –rodeé sus hombros con mi brazo, sabía que no estaba de humor e intentaba animarle de alguna manera.



AXEL
Sonreí sin ganas y miré a Edward.
-Si… gracias, Eddie…- Aparté su brazo sin brusquedad.
-Si no te importa… me apetece estar un rato solo…- Le di un toque en el hombro con la mano.
-Luego nos vemos…- Me alejé de él y me encaminé a pasear por ahí… tal vez me despejase un poco…



EDWARD
Suspiré y me rasqué la nuca, iba a ser chungo intentar que estos dos se reconciliasen o al menos que estuviesen mejor…
Me senté en un tronco, aunque esta vez estaba algo solito, Kai aún se estaba vistiendo y Eri se había quedado dentro de la tienda, Saya… ni idea de dónde estaba.



SAYA
Salí de la tienda ya vestida con uno de esos vestiditos tan finos, transparentes y cortitos…
Me acerqué a Edward y me senté a su lado.
-Hola, rubia loca, ¿o vuelves a ser el rubio cariñosín de antes?- Sonreí agarrando su brazaco.



EDWARD
Abracé a Saya de la cintura apoyando mi cabeza en su pecho.
-¿Esto responde a tu pregunta? –ronroneé cual gatito mimoso acariciando su espalda con mis manazas.


SAYA
Sonreí y le miré. Le acaricié el pelo con suavidad.
-Mi gatito… ¿Puedo llamarte Gatito?- Me reí sin dejar de acariciarle. Cuando estaba en plan cariñoso daba gusto estar con él.
Incliné la cabeza y le di un beso en la mejilla.


EDWARD
-Llámame como gustes, reina… -cerré los ojos tumbándome y apoyando mi cabeza en sus piernas.
-Para ti soy un gatito si quieres, un perrito, un ornitorrinco… no me importa siempre y cuando me cuides y des mimitos.


SAYA
Me reí acariciándole la frente.
-Sabes que yo cuido muy bien de ti, seas un gato, un perro o un ornitorrinco…- Sonreí.
-Pero prefiero que seas Edward… solo te llamaré Gatito en plan cariñoso.- Parecía mentira… un tío tan grande ser un mimoso y encima le pueda llamar Gatito…



EDWARD
Cerré los ojos abrazándome a sus piernas y acariciándolas, era tan pequeña comparada conmigo que una mano mía podía recorrer su pierna casi de dos tramos.
-Ya verás cuando se haga de noche qué bien te lo vas a pasar con Kaitito.


SAYA
Sonreí y asentí.
-Si, le tengo preparada una buena sorpresa… bueno, más bien dos sorpresas… no sé cual le gustará más…- Miré a Eddie de nuevo, me incliné y le di un piquito.
-Y esto para ti…


EDWARD
Me tapé la cara haciendo que me sonrojaba.
-Ijiji… Saya me ha dado un becito, ^^…- me incorporé y la abracé con fuerza.
-Míaaa, de mí no te aparta ni el soso de tu marido, aunque sea su cumple, hoy eres míaaaaaaa.


SAYA
Abracé a Eddie, aunque más bien, me quedé sepultada por su enorme pecho.
-Si… bueno… creo que Kai no estará de acuerdo con eso.- Me reí y me recosté sobre su torso subiendo las piernas al tronco.
-Incluso, con lo celosos que es… espero que no se cabree por estar en este plan contigo…


EDWARD
-Buah, no creo que se ponga celoso, no al menos hoy, está de buen humor y sabe que le vas a compensar con creces más tarde… Los hombres somos así, Saya… -me reí jugueteando con uno de los rizos que le colgaban por la espalda.



SAYA
Sonreí y alcé la cabeza para mirarle.
-Si tú lo dices, te creeré.- Me reí y le di un beso en la mejilla.
-Creo que deberías ir a consolar a la pobre de Eri, yo he intentado hablar con ella, pero… parece que no surte mucho efecto… si no te molesta, claro.- Me separé sentándome de nuevo.
-Está muy triste y yo ya no sé que más hacer…


EDWARD
-Lo sé, hablé con ella ayer y… -suspiré.
-Ella sólo quiere arreglarlo con Axel, no le importa de quién sea la culpa, ella no se deja llevar por el orgullo, pero… parece que es Axel el que no ve la forma de arreglarlo con tanta facilidad. Si te soy sincero, me temo que Axel puede acabar dejando a Eri… -bajé la cabeza.



SAYA
Negué y miré al frente.
-No… no lo creo… Axel luchó mucho por mantener a Eri a su lado, lo pasó muy mal intentando que Eri dejase atrás sus miedos y se enamorase de él… ¿por qué lo dejarían ahora? No sería justo para ninguno…- Bajé la mirada al suelo.
-No se que tienen en mente, pero… por muy egoístas que suene, hoy no pienso ocuparme de otra cosa que de Kai… y lo siento…


EDWARD
La acaricié la cabeza.
-Tranquila, niña, cuento con ello, no te estoy pidiendo nada, sé perfectamente que hoy estás exclusivamente para Kai, pero creo que si tienen que arreglar algo, han de hacerlo ellos mismos. Eri se ha disculpado, y Axel… está reflexionando, mejor no meterse si ellos no lo piden. Tú disfruta de Kai, que hoy parece que está contento. –sonreí.



SAYA
Sonreí y le miré.
-Gracias, Eddie.- Apoyé la frente en su brazo y cerré los ojos suspirando.
El resto del día lo pasamos tranquilamente. Axel había regresado un poco tarde, pero justo a tiempo para cenar.
Nos sentamos alrededor de una hoguera gigante mientras las hadas nos servían la cena, aunque, al parecer, Axel se negó a cenar… esto iba muy mal… se metió en la tienda y se encerró allí.


KAI
Tenía a Saya entre mis piernas mientras cenábamos, Axel se fue antes de cenar, no iba nada bien, además, Eri ni siquiera había salido de la tienda en toda la tarde, quizá alguna vez para pasear pero no más.
-Parece mentira que hace un par de días estaban dándose mimos como dos adolescentes… -suspiré apoyando la cabeza en el hombro de Saya


SAYA
Suspiré y miré la tienda de Eri.
-Puede que Axel lo esté pasando mal, pero Eri… es demasiado sensible, seguro que lo está pasando aún peor…- Me mordí el labio y negué.
-No me gusta verles así… tenemos que hacer algo si no, ellos nunca se atreverán…- Me froté la frente.
-Dios… esto es una mierda…


KAI
La cogí de la cara y la besé en la mejilla.
-No, no te preocupes, lo acabarán arreglando, sino, Edward hará algo, ya lo verás. –la abracé contra mi pecho, ella de espaldas a mí y la besé de nuevo en la mejilla.
-No creo que esto sea eterno, llevan diez años juntos y una riña como esta no los va a separar.



SAYA
Rodeé la cintura de Kai con mis brazos apoyando la mejilla en su pecho.
-Eso destrozaría a Eri… te juro que como a Axel se le ocurra dejar a Eri… vale, no podré impedirlo, pero lo que no podrá impedir él es que le arranque los cojones y me los cocine como criadillas…- Cerré los ojos y suspiré.



KAI
-Va-vaya… recuérdame que no deje nunca a Eri… -sonreí y la besé en la cabeza.
-Estás preocupada por ella, ¿verdad? –la acaricié la cara con suavidad.
-No te preocupes, en cuanto se den cuenta, Axel correrá con ella y tendrán una bonita reconciliación seguida de algo de sexo… -sonreí y la miré.
-¿O no crees eso?



SAYA
Miré a Kai y sonreí.
-Más le vale a Axel hacer eso, entrar en la tienda de Eri y comerle la boca como Dios manda, hacerla el amor hasta dejarla totalmente satisfecha… y hacerlo en un sitio donde no peligren ser vistos por mí, claro… pero, eso, más le vale a Axel o le rajaré de arriba abajo.- Entrecerré los ojos.
-Sabes como soy yo con estas cosas.- Sonreí de manera angelical.



KAI
Me reí.
-Tranquila, sé que rajarle no sé, pero una paliza de aupa sí que le darías, incluso serías capaz de dejarle inconsciente… -la besé en la frente.
-No te preocupes, eso no tendrá que suceder.



SAYA
Me reí sarcástica.
-Más le vale…-Me crucé de brazos y respiré hondo para relajarme.
-Voy a dar una vuelta a ver si me relajo un poco.- Me levanté y miré a Kai.
-Luego nos vemos.- Le besé en los labios y acto seguido me alejé hacia el bosque.



KAI
La miré cuando se levantó y sonreí viendo cómo se iba. La verdad es que yo tampoco estaba muy seguro que aquello tuviese arreglo, pero siempre cabía una posibilidad, y no quería que Saya estuviese triste en esos momentos, bueno… nunca, pero ahora menos… qué egoísta era, coño.



AXEL
Me encerré en la tienda… no tenía hambre… había estado reflexionando y había llegado a una conclusión… tenía que hablarlo con Eri, aun que… tenía miedo de su reacción… no quería que se pusiese a llorar ni verla sufrir, pero era lo mejor para los dos…
Salí de mi tienda y me dirigí a la de Eri. Entré sin ni siquiera llamar, estaba nervioso y quería acabar con ello en seguida.
-Eri… tengo que hablar contigo seriamente…


ERI
Alcé la cabeza, había estado toda la tarde encerrada y no podía dejar de llorar, me esperaba lo peor que pudiese pasar, aunque siempre confiaba en que al final no pasaría, pero Axel entró con esas palabras…
Me limpié las lágrimas y me senté mirándole, no dije nada, dejé que entrase.


AXEL
Me fijé que estaba llorando… Bajé la cabeza, no soportaba verla llorar…
Me senté en frente de ella y agarré su mano, tiré de ella y la abracé contra mi pecho hundiendo la cara en su pelo.
-Eri…necesito que me escuches…- Cogí aire sin soltarla.
-Me da absolutamente igual como seas, tú forma de ser, tú comportamiento, todo eso te pertenece y haces lo que quieras… me da igual que seas infantil, me importa una mierda lo que piensen los demás…- La agarré de la cara para que me mirase.
-Lo único que verdaderamente me importa es que te quiero y no dejo de luchar cada día por que ese amor que siento por ti… crezca, por que te mereces todo, pequeña, lo que te ofrezco y más…


ERI
Me quedé conmocionada, estaba segura de que había venido para romper la relación por culpa mía, pero era exactamente todo lo contrario.
Cerré los ojos dejando que las lágrimas fluyesen y le abracé con fuerza, me había dicho cosas preciosas a lo largo de nuestra vida, pero esta vez verdaderamente me había impresionado. A pesar de ser una niñata infantil y llorica, a él no le importaba y quería estar conmigo pese a cualquier cosa…
Enterré el rostro en su hombro agarrando su nuca con mis manos.


AXEL
La abracé contra mi pecho agarrándola del pelo con suavidad.
La mecí con mis brazos.
-No llores, pequeña…- La di besos por su cara limpiándola las lágrimas que le caían por el rostro.
-Con lo preciosa que estás hoy… no quiero que llores.- Sonreí y agarré su cara entre mis manos.


ERI
Cerré los ojos agarrándole de las manos, con las cuales me agarraba la cara, intenté calmarme, después de todo lo que había pasado en toda la tarde, al final todo había acabado bien…
Rodeé su cuello con mis brazos y le besé con fuerza.


AXEL
La agarré de la nuca cuando me besó. No la soltaría ni aun que el mismísimo Draco viniese aquí.
Seguí su besó con la misma intensidad agarrando esta vez su cintura. Hice que se tumbase sobre los cojines conmigo encima. No paré de besarla ni un segundo, la había hecho sufrir y tenía que arreglarlo.



ERI
No dejé que se separase de mí, seguí besándole con mis manos agarradas a su nuca, las cuales bajé por su espalda sin dejar de besarle. Parecía mentira que después de todo pudiese arreglarse de esta forma.
Me agarré fuerte a él, acariciando la piel ardiente de su espalda, ya que estaba sin camiseta.


AXEL
La agarré de la cara y la miré tragando saliva y con la respiración entrecortada.
Sonreí y la besé de nuevo, esta vez más pausado. Acariciando con suavidad su rostro.
No pararía hasta colmarla de besos y caricias, lo que ella merecía, que la tratasen como deseaba.
Bajé mis labios por su cuello el cual besé con suavidad y ternura mientras acariciaba sus hombros bajándola el tirante derecho de su vestido.



ERI
Cerré los ojos disfrutando de cada caricia y cada beso que recibía de Axel, siempre me hacía derretirme con sus gestos, me ponía la piel de gallina a pesar de pasar calor con su temperatura.
Le agarré fuerte del pelo de la nuca y le besé en los labios.


AXEL
La agarré de la espalda alzándola mientras la besaba. Agarré el otro tirante el cual retiré dejando a Eri sobre los colchones de nuevo con suavidad.
Empecé a despojarla del vestido tirando lentamente de el dejando al descubierto la piel de su torso la cual recorrí con mis labios depositando suaves besos en ella.
Cogí el vestido con las dos manos cuando llegó a la altura de la cadera.
Lo bajé con suavidad sin dejar de besarla en aquellos lugares que la prenda dejaba libre.



ERI
Cerré los ojos respirando con fuerza. A cada beso que me daba tenía un nuevo escalofrío que me ponía la piel de gallina. Acaricié su pecho y sus hombros mientras él me besaba a lo largo del cuerpo al mismo tiempo que me desnudaba, él sabía cómo hacerme sentir así…



AXEL
Dejé el vestido a un lado y volví a los labios de Eri. La besé con más energía que antes, más apasionado…
Agarré la tira de mi pantalón retirándolo también junto al vestido.
Me senté sobre los colchones haciendo que Eri se sentase encima de mí. Posé mis manos en sus costados y la acaricié con suavidad la espalda y el vientre.
Descendí mis labios por su cuello y su clavícula hasta entre sus pechos.
Plana… Kai no sabía nada de pechos.
Posé mis manos en su espalda juntando a Eri del todo a mí sin parar de besarla por el cuerpo.



ERI
Eché la cabeza hacia atrás agarrando la nuca de Axel, que no paraba de besarme por todas partes. Sabía que él llegaba a alcanzar muy altas temperaturas, pero después de todo lo que me hacía, yo no me quedaba muy atrás.
Hice que inclinase la cabeza hacia atrás para poder besarle, con pasión, enredando nuestras lenguas y nuestros labios.



AXEL
Deslicé mis manos por sus muslos mientras la besaba como ella me pedía. Sentí que mi temperatura aumentaba, agarré con fuerza los muslos de Eri y penetré de manera limpia, en vez de poco a poco. Mi respiración se agitó cuando penetré de nuevo. Agarré a Eri de la cintura moviendo mi cadera con intensidad al igual que cada penetración nueva.
Cerré los ojos y la besé por la garganta jadeando.



ERI
Gemí cuando, sin esperarlo, penetró de repente. Me agarré fuerte a su espalda jadeando. Si cada vez que hacíamos el amor me hacía esas cosas acabaría matándome…
Agarré sus hombros moviendo mi cintura con la de él, jadeando y gimiendo. Le besé con intensidad


AXEL
Jadeé mientras la besaba sin parar de moverme.
Deslicé mis manos por sus muslos hacia arriba y abajo ascendiendo después por su espalda, la cual estaba empezando a empaparse por el sudor.
Mi temperatura era elevada, pero no podía controlarlo, era mi naturaleza…
Gemí apoyando la frente en su pecho. Rodeé su cuerpo con mis brazos mientras seguía penetrando de manera suave pero intensa a la vez.


ERI
Clavé las uñas en sus hombros sin apretar mucho. Rodeé su cuello con mis brazos de nuevo, reteniendo su pelo entre mis dedos.
Cerré los ojos gimiendo mientras descendía mis manos a lo largo de su espalda y su pecho.


AXEL
Cerré los ojos y deposité suaves besos por su hombro y su cuello sin dejar de acariciarla.
Alcé la cabeza y la miré acercando mis labios a los de ella. Apoyé la frente en la de Eri cerrando los ojos de nuevo… Axel, eres un estúpido y un gilipollas…



ERI
Mientras me besaba, empujé sus hombros con suavidad, haciendo que se tumbase sobre los cojines, y le acaricié el pecho mientras seguía moviéndome con él debajo de mí.

AXEL
Jadeé con intensidad agarrando sus muslos. Cerré los ojos son fuerza sintiendo que mi temperatura se elevaba aún más, señal de que pronto llegaría al orgasmo.
Deslicé mis manos por su espalda sudada acercando mis labios a su cuello.
Gemí con los labios pegados a su piel apretando los dedos contra su espalda.
Gemí de nuevo dejando aflorar el orgasmo, ya no podía más…



ERI
Jadeé agarrándole de la nuca y sentí que liberaba el orgasmo al mismo tiempo que yo. Cerré los ojos suspirando con mis manos en su nuca, apoyé la frente en la suya y le besé varias veces antes de tumbarme a su lado.



AXEL
La agarré de la cintura cuando se tumbó a mi lado. No la junté mucho a mí, ya que yo estaba ardiendo y ella tendría demasiado calor. Bajé un poco la cremallera de la tienda para que entrase aire fresco. Ya no había nadie fuera, salvo Eddie y Kai, pero no pasarían por aquí, aún creían que estábamos enfadados.
Miré a Eri de nuevo y la besé en la frente dejando que se tumbase cerca de la cremallera para que la diese el fresco.


ERI
Cuando Axel me colocó cerca de la cremallera, alejándome de él, le agarré de la cintura pegándome a él por completo.
-No te creas que hoy voy a dejar que te alejes de mí… -apoyé mi frente sobre su hombro. -Ni hoy ni nunca.
Le besé en el pecho posando mi mano en él, cerrando los ojos y disfrutando de su calor mezclado con el airecito que entraba.


AXEL
Sonreí y la miré.
-Lo sé…- Sonreí de nuevo acariciando su mejilla con la yema de mis dedos.
Dejé que el calor descendiese hasta que estuvimos a gusto y pude cerrar la cremallera de la tienda.
Me tumbé sobre el colchón que había tendido en el suelo junto con los cojines tumbando a Eri a mi lado. La rodeé con mis brazos y al cabo de nada, sin yo darme cuenta, me quedé dormido sin separarme de ella en toda la noche.


ERI
Axel se durmió antes que yo, estuve acariciando su rostro y su torso todo lo que pude, disfrutando de su calor hasta el punto de llegar a quedarme dormida yo también.



SAYA
Volví de dar una vuelta. Parece que me había despejado y ahora me encontraba más animada… debía estarlo si quería darle la sorpresa a Kai. Le encontré sentado en el tronco charlando con Eddie. Pasé por al lado de la tienda de Axel la cual… estaba… vacía…
Asomé la cabeza, ero no le vi… miré la tienda de Eri…
Negué con la cabeza sonriendo.
-Una regañina, solo una simple regañina…- Sonreí y me acerqué hasta Eddie y Kai sentándome en las piernas de Kai, claro.
-Ya estoy aquí.


KAI
Sonreí, coloqué mis manos en la altura baja de su espalda y la besé.
-Parece que estás más contenta, no me lo digas, te han dado un chute de marihuana las hadas locas en mitad del bosque… -me reí y la volví a besar.


SAYA
Me reí y le miré posando las manos en sus hombros.
-Si, eso quisieras tú.- Me levanté.
-Bueno, caballeros, si me disculpan, yo me retiro a mi tienda. Que pasen buena noche.- Sonríe y me alejé metiéndome en la tienda. Tenía que prepararlo todo antes de que Kai entrase detrás de mí.


KAI
Sonreí, no sabía qué tenía Saya preparado para mí a parte del cuero y el carmín, aunque supuse que me gustaría
Recibí dos toques en el codo, me giré, Edward sostenía un paquete entre las manos, abrí los ojos como platos.
-Me… ¿me has hecho un regalo?


EDWARD
Me reí.
-Claro, ¿pensabas que era mentira? Bueno… lo compré hace un rato y me lo han envuelto en realidad… Pero bueno, ábrelo, te gustará. –sonreí cuando cogió el paquete y empezó a abrirlo.


KAI
Abrí el paquete, dentro había una figurita de una ninfa de cristal.
-Oh… vaya… -me reí, tenía gracia, ya que Saya había sido una ninfa anteriormente.
-Muchas gracias, Edward. –sonreí.



SAYA
Mientras Eddie entretenía a Kai yo me dediqué a prepararlo todo para su cumpleaños.
Esperaba que le gustase, aunque, seguro que más adelante se quejaría… si le conocía bien, hoy se enrabietaría como nunca, a Kai no le gusta que le “dirijan”, pero hoy lo haría.



KAI
Miré bien la figurita.
-La verdad es que es muy frágil, es fácil que se rompa, pero la guardaré con cuidado para que no lo haga, al menos, para poder ponerla en mi estantería de la nave. –sonreí y le di un golpe en el hombro.


EDWARD
Me reí.
-Tranquilo, es normal que a veces no quiera verte la cara, eres muuuuy feo… -soltó una risotada. -De vez en cuando deberías ser más atento con ella, las mujeres adoran los detalles, y eres muy poco detallista, la verdad.


KAI
-…Vaya, gracias por el consejo, si lo sé… Pero es que a Saya la gusta poco lo material, no sé qué puede gustarle que le dé de vez en cuando, si te soy sincero. No puedo llevarla a ningún lado, ahora estamos de misión y luego tendremos que reconstruir el reino… -me rasqué la nuca mirando el fuego.


EDWARD
-Es que no sólo existe lo material, Kai, detalles como… “Hoy estás más bella que nunca”, “Duerme cuanto quieras, yo me encargo del crío”… Cosas así, darlas caprichos y hacerlas felices de vez en cuando… Sería más feliz aún, y Saya se lo merece. –me levanté.
-Me voy a dar una vueltecita, sé que aquí no hay cobertura ni nada de eso, ya que estamos en mitad del bosque, pero no sé, buscaré algo a ver si puedo comunicarme con mi familia, se la echa de menos. –sonreí y me alejé de allí, Saya quería disfrutar de él y darle un buen regalo de cumpleaños, dejaría que hiciese tranquila…


SAYA
Ya había terminado de prepararme… miré la mochila donde escondía el otro regalo de Kai, el cual no sabía si le gustaría…
Me senté sobre el colchón pensativa, no sabía si dárselo ahora o después de la sorpresa gorda…
Respiré hondo, lo mejor es dárselo después.
Me quedé sentada sobre la cama esperando a que el Don Juan entrase… iba a ser divertida la cara que se le iba a quedar.



KAI
Supuse que Saya había terminado de hacer lo que quisiese que estuviese haciendo, llevaba mucho rato dentro de la tienda. Me levanté de la roca donde estaba sentado y me dirigí allí, abrí la cremallera y me asomé.
-¿Hola? ¿Hay alguien?



SAYA
Me erguí sobre la cama cuando escuché la voz de Kai. Me puse de rodillas sobre el colchón… vaya… estaba algo nerviosa, pero no dejaría que eso lo estropease todo.
Carraspeé para llamar su atención. Esbocé media sonrisa cuando me miró bajándome de la cama. Me había puesto el vestido de cuero negro que le había prometido a Kai, totalmente ajustado y apenas me llegaba por los muslos, se podía ver el liguero ya la tira del tanga rojo por los laterales del vestido, ya que era abierto.
-Si, estoy yo. ¿Querías algo?-Dije acercándome a él.


KAI
Abrí los ojos como platos cuando la vi vestida así. Entré y cerré la cremallera deprisa. La miré de arriba abajo, el vestido le quedaba muy ajustado y se marcaban todas sus curvas.
-Oh… Esto… -tragué saliva, no me la había llegado a imaginar así vestida y me había pillado algo desprevenido, realmente estaba… sexy.
-Vaya… Bu-buscaba a mi mujer…


SAYA
Alcé las cejas quedándome delante de él.
-¿Tú mujer?- Solté una pequeña risotada juguetona.
-Ella no está aquí, pero…- Deslicé mi dedo índice por su abdomen hacia abajo.
-… estoy yo, si lo prefieres.- Sonreí de forma angelical.



KAI
Resoplé.
-Pero… es que serle infiel a mi mujer está muy feo… ¿crees que debería hacer esto contigo? ¿No se enterará? –posé una de mis manos en su cuello, descendiendo los dedos por su clavícula y bajando.



SAYA
Le agarré del mentón con mis manos haciendo que alzara la cabeza levemente.
-¿Por qué tendría que enterarse?- Pasé mi lengua por su cuello de forma suave sintiendo su piel fría.
-Yo no pienso decírselo, ¿tú si?- Sonreí posando mis manos en sus costados.


KAI
Tragué saliva respirando fuerte.
-No… me parece que yo no… -volví a mirarla, parecía un maldito salido, pero entre que Saya era prácticamente perfecta en proporciones y se había puesto esa ropa…
-¿Este… es mi regalo de cumpleaños?



SAYA
Me reí de nuevo y me miré el vestido.
-Esto, solo es el papel de regalo, la sorpresa está debajo de él… tendrás que desenvolverlo si quieres ver el interior…- Le agarré de la cadera tirando de él hasta la cama, me giré haciendo que se sentase sobre ella. Coloqué una de mis piernas entre las de él y le miré.
-Que bien me lo voy a pasar contigo…


KAI
-¿Tú? Me parece que el que se va a divertir soy yo, ¿no crees? –pasé mi mano por su vientre y bajé a los muslos con suavidad, aunque llevase el traje, era tan ajustado que casi podía sentir su piel debajo de la mía.


SAYA
Sonreí mordiéndome el labio. Me aparté un par de pasos hacia atrás sin apartar la mirada de Kai. -Veamos si te gusta lo que llevo debajo.- Agarré los tirantes del vestido deslizándolos por mis hombros, a continuación agarré el vestido por la zona de los pechos y me lo fui bajando poco a poco dejando ver el sujetador rojo, el cual realzaba mis pechos. Seguí bajándolo por la cintura y la cadera hasta los muslos, a partir de ahí lo dejé caer apartándolo a un lado.
Me quedé medio desnuda, vestida con el conjunto de color rojo, el tanguita y el liguero.
-Espero que tú mujer no se entere de nada, porque se pondrá muy celosa.


SAYA
Sonreí admirando lo bien que le quedaba el maldito conjunto rojo.
-Que se ponga como quiera… -me mordí el labio y la acerqué a mí posando mis manos en sus cachetes, la besé en el vientre y subiendo hacia sus pechos.


SAYA
Posé una pierna encima de la de Kai mientras me besaba por el vientre. Agarré sus manos y las llevé hasta el muslo.
-Encárgate tú de quitarme el liguero.- Sonreí deslizando sus manos por mi pierna. Me mordí el labio sintiendo sus manos frías.



KAI
Cerré los ojos y comencé a depositar besos por su muslo acariciando toda su pierna con ambas manos. Cuando llegué al liguero lo desenganché del tanga y agarré el extremo con mis dientes, sonreí mirándola y fui descendiendo el liguero por su rodilla.



SAYA
Le miré y me reí cuando vi que me quitaba el liguero con los dientes. Aparté le pierna con suavidad cuando me quitó el liguero subiendo a continuación la otra pierna.
-Te falta esta, fiera.- Me reí de nuevo.



KAI
Sonreí y esta vez fui bajándolo poco a poco con ambas manos, acariciando su piel al mismo tiempo que me deshacía del liguero, sonreí pícaramente.
-Esta ropa deberías ponértela más veces… -agarré su pierna alzándola levemente para despojarla por completo del liguero y besé su rodilla cuando lo aparté.



SAYA
Solté una risotada.
-¿Para qué?- Me senté sobre él poniendo las piernas a cada lado de su cintura.
-¿Para que andes todo el día empalmado…- Noté su amiguito muy contento, le miré y alcé una ceja.-…cómo ahora?
Madre de Dios, Kai no era famoso por el tamaño de su pene, pero… joder cuando entraba en situación… era alucinante.
Le agarré de los hombros y le empujé haciendo que se tumbase sobre los cojines. Sonreí aún sentada encima de él.



KAI
La miré con los ojos entrecerrados.
-Que esté así es única y exclusivamente culpa tuya, nena, tuya y de tu maldita ropa nueva. –la besé el cuello posando una mano en uno de sus pechos.
-Aunque yo no soy el único excitado de la habitación.


SAYA
Sonreí y agarré su mano posándola encima del colchón. Le miré.
-Oye, Kai… voy a hacer una cosilla que tal vez te enfurezca un poco, pero… me importa una mierda.- Sonreí y saqué de mi mochila dos tiras de tela con las que até sus muñecas a la cabecera de la cama.
Me reí y le miré.
-Oooh, si nene, todo para mí.


KAI
Tiré de los trozos de tela cuando me ató, sonreí.
-Eres una maldita capulla, ¿por qué haces esto? Así no podré tocarte… -tiré.
-Saya… esto es trampa, me tienes desarmado… -la miré.
-No juegues…


SAYA
Me reí.
-¿Desarmado? Yo no diría lo mismo del armamento que tienes bajo los pantalones, Kai.- Sonreí y apoyé los brazos en su pecho.
-Vamos, Kai, te divertirás, siempre vamos a lo hecho y no hay tiempo para juguetear, además, seguro que algún día me la devolverás.- Me erguí sentada encima de él. Posé mis manos a cada lado de su cadera.
-Te haré disfrutar, solo te ato por que se que me impedirás hacer muchas cosas de las que tengo pensadas.- Incliné el rostro y le pegué un mordisco bajo el ombligo.



KAI
Abrí los ojos como platos.
-Ay, madre, Saya, sabrás que después de esto tendrás que pagar un alto precio, ¿verdad? –apoyé la cabeza en la almohada.
-Me pica la nariz, desátame para rascarme.



SAYA
Le miré y sonreí.
-¿Te pica la nariz? Vaya, que penita, pero no pienso desatarte.- Agarré la tira de su pantalón y se lo bajé con suavidad dejándole desnudo por completo.
Sonreí de nuevo poniéndome de pie frente a él. Le miré y me reí.
-Ahora mismo pareces un chiquillo indefenso, ñam, ñam.- Sonreí y me incliné hacia delante posando las manos en su piernas. Fui subiendo mis manos por sus rodillas y sus muslos hasta que llegué a sus ingles. Miré a Kai esbozando media sonrisa, incliné más el rostro a su entre pierna sin llegar a tocarla, simplemente solté un suave soplido.


KAI
Cerré los ojos y la di un toque en la cadera con la rodilla.
-Dios, Saya, sabes que odio la tortura, no puedes hacerme esto… -alcé la cabeza mirándola.
-Te odio y te mataré.



SAYA
Me reí y alcé una ceja.
-Si me odias ahora y quieres matarme ahora, no me quiero imaginar después.- Sonreí y me senté de nuevo encima de él. Llevé mi mano a su parte íntima la cual acaricié con suavidad.
-Ya puedes odiarme si quieres.- Dije con mi rostro a escasos centímetros del suyo.



KAI
Cerré los ojos y la fulminé con la mirada.
-Te… te mataré… -me mordí el labio, como a todos, eso me gustaba, pero odiaba la tortura que suponía.
-Te encanta torturarme, ¿verdad? Pues ya verás cuando me desates…


SAYA
Sonreí de nuevo rozando mis labios con los de él. Cada vez que intentaba besarme yo me apartaba, eso le enrabietaría aún más.
Me liberé del sujetador y acto seguido del tanguita.
-Está bien, no te torturaré más, pero no pienso desatarte.- Me senté de manera que penetrase. Me mordí el labio cuando sentí la penetración.
Empecé a moverme con esmero jadeando. Apoyé las manos en su cadera clavando mis dedos contra su piel.



KAI
Tiré de los trozos de tela, no soportaba estar atado en esa situación.
-Dios, como te odio… -cerré los ojos con fuerza gimiendo mientras echaba la cabeza hacia atrás.
-Menudo odio más bueno, ¿no? Tú quieres que te odie…



SAYA
Sonreí y le mordí en el pecho.
-Ódiame cuanto quieras…- Gemí siguiendo un ritmo lento pero haciendo que las penetraciones fuesen agudas y muy intensas. Fruncí el ceño cerrando los ojos con fuerza respirando de forma agitada.
Me erguí de nuevo arqueando la espalda gimiendo de manera audible.



KAI
Me mordí el labio con los ojos cerrados, eso era un regalo de cumpleaños y no la figurita que me había comprado Edward en los cinco duros.
-Estás poniendo el listón muy alto… ¿qué piensas regalarme en nuestro aniversario? –jadeé con fuerza.


SAYA
Le agarré de los hombros inclinando el cuerpo hacia delante sin parar de moverme. Estaba sudando como nunca al igual que Kai.
-Pues… en nuestro aniversario…- Gemí con fuerza.-… subiré el listón aún… más.- Posé las manos en el colchón con fuerza agarrando las sábanas entre mis dedos.


KAI
-No sé si podrás… -agarré sus piernas entre las mías, me veía totalmente atrapado al estar atado, ella tenía que hacerlo todo, no me dejaba participar.
Tiré de nuevo una de las veces que cambió de ritmo y sonó un crujido.
Abrí los ojos y miré. La madera estaba ligeramente salida del cabecero, sí que había tirado fuerte…



SAYA
Miré el cabecero.

-Serás bestia…- Solté una risotada y seguí con el ritmo esta vez más deprisa. Gemí con mucha fuerza clavando mis uñas en el pecho de Kai. No pude controlarme y acabé arañándole de manera que un hilito de sangre se resbalase por su piel. Cerré los ojos y tuve el orgasmo.


KAI
Me mordí el labio cuando me arañó, esta vez sentí que se había pasado más que las demás veces, tuve el orgasmo al mismo tiempo que ella, y el cacho roto de cabecero se agrandó al seguir tirando, la tela que llevaba en la otra mano se desgarró dejando mi mano libre, dejé caer los brazos a cada lado respirando con intensidad.


SAYA
Me quedé sentada encima de Kai, con la cabeza gacha jadeando Me miré las manos, tenía las uñas manchadas de sangre… esta vez me había pasado…
Alcé la cabeza echándome el pelo hacia atrás.. Respiré hondo y le desaté la mano que le quedaba, ya que con la otra había roto la tela y se había liberado por sí solo.
Miré a Kai y sonreí algo cohibida…
-Lo… lo siento… no quería sobrepasarme…-Miré su pecho… tenía toda la marca de mis uñas con sangre…


KAI
Sonreí y la agarré de la cintura besándola. La tumbé a mi lado echándola el pelo mojado por el sudor a un lado.
-No te preocupes. Mejor así, ahora tendrás que curarme tú… -sonreí y la volví a besar acariciando su brazo.


SAYA
Le agarré de la nuca con fuerza mientras me besaba. Seguro que el pintalabios se me corría, pero me daba igual, quería besarle. Me separé ligeramente para poder coger aire, le miré a los ojos y sonreí volviendo a besarle.
-Tengo otra cosa para ti.- Sonreí dándole un beso más corto. Me tumbé boca abajo y agarré la mochila que estaba en el suelo al lado del colchón. Saqué de dentro un paquetito envuelto, rectangular, del tamaño de un folio. Lo miré.
-No sé… no sé si te gustará, he hecho lo que he podido por repararlo, creo que el resultado es bueno, pero…- Me encogí de hombros…
-Bueno, espero que te guste…- Se lo entregué.



KAI
La miré serio. ¿Qué quería decir con repararlo? ¿Es que acaso había conseguido salvar algo del castillo? ¿Y cuándo había vuelto a entrar si era así?
Me senté y cogí el paquete mirándolo.
La miré, no parecía muy segura de si me iba a gustar, ¿qué demonios sería?
Retiré el papel de regalo.



SAYA
Miré como retiraba el papel del regalo. Me mordí el labio y le miré cuando descubrió el regalo. Era un retrato de la familia de Kai. En él estaban presentes su padre y su madre, a parte de sus hermanos pequeños, Max y Hanna y bueno, Kai también estaba ahí junto con ellos.
-Lo rescaté del castillo, estaba un poco deteriorada y tuve que apañármelas como pude para que tuviese más o menos el aspecto de antes… el marco lo compré en el mercadillo del reino del Electro antes de irnos, sin que tú me vieses… y bueno, ese es el resultado…- Miré a Kai de nuevo.


KAI
Cerré los ojos bajando la cabeza agarrando el marco entre mis manos. Eso era lo único que quedaba de mi familia y mi hogar, el único recuerdo y la única prueba de que alguna vez existimos…
Dejé el retrato a un lado y abracé a Saya con fuerza, apoyando la frente en su hombro.
-Gracias… -susurré.



SAYA
Correspondí al abrazo de Kai. Cerré los ojos, sabía muy bien lo importante que era para él su familia, el haber perdido su reino, el único lugar donde verdaderamente se sentía bien, había sido un duro golpe para él.
Suspiré y rodeé su cuello con mis brazos acariciándole la nuca.



KAI
Estuve un buen rato abrazado a ella, con mi frente pegada a su hombro. No podría olvidar jamás ese día, Saya se había encargado de que no lo hiciese. Los veintisiete años iban a quedar marcados en mí como todos los que acaban en siete en mi vida…
-Te quiero, mi vida…


SAYA
Sonreí y le besé en el hombro abrazándole contra mí.
-Yo también te quiero, mucho.- Le agarré de la cara para que me mirase.
-Te quiero, mi amor…- Sonreí y le di un beso tierno en los labios. Miré su pecho.
-¿Quieres que te lo
cure?


KAI
Sonreí mirándola a los ojos y negué con la cabeza.
-Me da igual… -la acaricié la cara y la besé acariciando su pelo entre mis dedos.
La tumbé y seguí besándola sin soltarla.


SAYA
Cerré los ojos y le agarré de la nuca cuando me tumbó. En esos momentos me sentía dichosa de tener a un hombre así a mi lado, en esos momentos y siempre… aun que nos cabreásemos y esas cosas… solo eran tonterías, lo que de verdad me importaba es que quería a Kai por encima de todo y que haría lo que estuviese en mi mano por hacerle feliz. Era mi mayor tesoro y quería cuidar de él siempre.



EDWARD
Me quedé frente al lago mirando las estrellas con mi tabaco, en esos momentos realmente tenía ganas de estar en casa, pero no podía hacer nada, ya volveríamos y tendría todo el tiempo del mundo para contarle todas mis aventuras a Eddie.
Estuve prácticamente toda la noche allí, no tenía sueño y se estaba muy bien.



AXEL
Me desperté en cuanto es sol salió. Abrí los ojos y busqué a Eri con la mirada. Sonreí cuando la hallé tumbada a mi lado, acurrucada junto a mi dándome la espalda. Me giré sobre el colchón y pasé mi brazo por encima de ella posando mi mano en su vientre. Aparté el pelo que tapaba su cuello con suavidad para poder depositas tiernos besos sobre su piel. Sonreí de nuevo al ver que se movía un poco. Me senté y la tapé con las sábanas antes de empezar a vestirme.
Cuando terminé, salí de la tienda cerrando la cremallera detrás de mí sin hacer ruido para no despertar a Eri.
Me estiré cogiendo una buena bocanada de aire fresco por la mañana.



EDWARD
Di a Axel en la espalda, haciendo que se echase hacia adelante y empezó a toser. Me reí.
-Buenos días, Mecherito, ¿qué tal has pasado la noche con la rubia? Pareces como nuevo, eh, y mucho más animado.


AXEL
Miré a Edward cuando me repuse del ataque de tos.
-No vuelvas ha hacer eso o juro que te arrancaré las pelotas, coño…- Negué con la cabeza… este Edward solo tenía tacto para las mujeres, algún día se llevaría un buen puñetazo…
-Si, estoy animado, hasta que has aparecido tú con ese “saludito” tuyo… un poco más y echo los higadillos.


EDWARD
-Anda, quejita… -le froté la espalda.
-Sana, sana, culito de rana, si no se cura hoy, se cura mañana. –le di un beso en la cabeza.
-Ya pasó, nene. –le froté el pelo y me acerqué donde tenían preparado el desayuno, me moría de hambre.


AXEL
Miré a Edward apartando su mano cuando me frotó el pelo.
Miré la mesa llena de cosas para desayunar… la verdad es que tenía hambre.
Me acerqué a la mesa y, en una bandeja, puse dos tazas de café bien cargadito, un par de tostadas con mermelada de fresa y mantequilla y por último una rosa.
Sonreí y me giré.
-Luego te veo.- Me dirigí a la tienda de nuevo, abrí como pude sin hacer ruido y entré cerrando de nuevo.
Dejé la bandeja a un lado del colchón y cogí la rosa. Me senté al lado de Eri y bajé las sábanas hasta la altura de su cadera. Deslicé la rosa por su cintura con mucha suavidad descendiendo a su cadera y por su vientre para volver a subir después hacia su hombro.



ERI
Noté un escalofrío cuando lentamente fui recobrando la consciencia. Sentía algo sobre mi costado que me hacía cosquillas.
Abrí los ojos y descubrí que era Axel el que me hacía cosquillas. Sonreí y me tumbé boca arriba mirándole.
-Buenos días…


AXEL
Sonreí y la miré. La ofrecí la rosa poniéndola delante de ella.
-Buenos días, pequeña.- Sonreí de nuevo.
-He traído el desayuno… y un regalito para mí…- Desvié la mirada.
-Sé que, aun que anoche nos reconciliamos, me gustaría pedirte perdón de todas formas… he sido un completo gilipollas por no valorarte como realmente eres y… me arrepiento de haberte hecho daño, Eri.


ERI
Cogí la rosa y la sostuve contra mi pecho mientras hablaba. Le cogí de la cara haciendo que me mirase.
-Tú no tienes por qué disculparte, mi vida… Ha sido culpa mía, estos días verdaderamente he estado insoportable… necesito que me perdones tú a mí.


AXEL
Sonreí y me incliné hacia delante para estar más cerca de su rostro.
-Mira, vamos ha hacer una cosa, qué tal si me besas, yo te beso… y nos perdonamos mutuamente, ¿eh? Creo que es un trato junto, ¿no?- Sonreí de forma juguetona.



ERI
Sonreí mirando la rosa y alcé la mirada hacia sus ojos, me incliné rozando mis labios con los suyos, los cuales besé acariciándolos. Posé mi mano en su nuca mientras le besaba.



AXEL
Sonreí mientras la besaba agarrándola de la cintura. Me separé sin dejar de sonreír.
-Pues ya está, todo arreglado, tú me perdonas, yo te perdono y… voy ha besarte de nuevo porque no puedo resistirme.- Me reí y la besé de nuevo tumbándome encima, no calculé y acabé en cayendo de la cama por el otro lado.
-… creo que me he pasado.- Me reí.



ERI
Miré a Axel cuando se cayó de la cama, me reí.
-¿Estás bien, cielo? –le cogí de la mano y le ayudé a sentarse, le cogí de la barbilla y le besé.
-Te entusiasmas mucho. –le ayudé a subirse de nuevo a la cama, haciendo que se pusiese de nuevo sobre mí, rodeé su cuello con mis brazos y la rosa aún en mi mano.


AXEL
Me reí y la miré acariciando su rostro.
-Si, estoy bien, tranquila… estoy un poco torpe, no es nada.- La besé acariciando sus brazos cuando me rodeó el cuello con ellos.
Me separé para mirarla y acto seguido volví a besarla. Sonreí y miré la bandeja.
-Vamos a desayunar algo, a no ser que quieras convertirte en mi desayuno, o en su defecto yo en el tuyo.- Me reí de nuevo dándola un beso más corto que los de antes. Me senté sobre la cama y agarré la bandeja.
-Mira, te trigo el desayuno a la cama, como la reina que eres.


ERI
Sonreí y dejé la rosa en la bandeja.
-Pues no me disgustaría nada esa opción. –le cogí de la barbilla y volví a besarle antes de coger una de las tostadas y darla un mordisco.
-Anoche no cenaste casi, ¿me equivoco? Te suenan las tripas.


AXEL
La miré y negué.
-No… no cené… no tenía mucha hambre.- Me rasqué la nuca.
-Pero no te preocupes y desayuna tranquila. –Dije agarrando la otra tostada.
-¿Ves? Yo también desayuno y tan contentos.- La guiñé un ojo pegando un trago de café.



ERI
Sonreí y seguí comiendo mi tostada sin dejar de mirarle, menos mal que al fin se había arreglado todo, no podía haberme imaginado lo que habría hecho sin él, habría sido un verdadero infierno.
Me acerqué a él y me giré apoyándome en su espalda con la sábana aún cubriendo mi cuerpo.



AXEL
Sonreí y la miré cuando se apoyó en mi espalda. Aparté el flequillo de su rostro acariciándola con cariño.
Hoy nos esperaba otro día de camino y cada vez faltaba menos para encontrar a Draco… quería disfrutar de Eri al menos hasta que Kai dijese que nos íbamos ya, pero hasta entonces, no me movería de la tienda.



ERI
Me agarré al brazo de Axel cerrando los ojos mientras me tomaba mi desayuno, estaba tan a gusto que el tiempo me pasaba volando aunque nos tirásemos los dos ahí sentados todo el día. De vez en cuando alzaba la cabeza para mirarle y le besaba agarrándole de la nuca, no quería irme de allí.


SAYA
Abrí los ojos lentamente cuando noté la claridad de la mañana. Levanté la cabeza y miré el cabecero de la cama…
Sonreí tapándome la cara con la almohada para que Kai no escuchase que me estaba riendo. Volví a mirar el cabecero… seguro que las hadas nos lo harían pagar Giré la cabeza y miré a Kai, que seguía dormido. Me levanté sentándome con los pies fuera de la cama buscando mi mochila por el suelo.



KAI
Me desperté por el movimiento de la cama, Saya se había despertado y estaba sentada a los pies de la cama.
Bostecé y me senté. Me revolví el pelo y me acerqué a cuatro patas hacia Saya, la besé en el hombro.
-Buenos días.



SAYA
Sonreí y giré la cabeza para mirar a Kai. Le agarré de la cara y le besé rodeando su cuello con mis brazos. Hice que se tumbase de nuevo mientras le besaba.
Me separé lentamente de sus labios y sonreí.
-Buenos días.


KAI
Sonreí.
-Menudos buenos días. –posé mis manos en su cintura y volví a besarla, rodeando su cintura. -¿Qué te parece este sitio para pasar nuestra luna de miel? –sonreí.


SAYA
Le miré y sonreí.
-Lo… ¿Lo dices en serio?- Sonreí más ampliamente cuando vi que si iba en serio.
-Ohm, bueno, pensaba que querrías pasar la luna de miel en el castillo, una vez reconstruido, pero…- Me encogí de hombros.
-Como vos queráis, mi señor.- Encerré su labio inferior entre los mío y tiré suavemente.



KAI
La besé de nuevo acariciando su espalda con mis manos.
-Claro que lo digo en serio. Bueno… la noche de bodas podríamos pasarla allí, pero no sé, si tú quisieses, vendríamos aquí a pasar unos días… -jugueteé con uno de los mechones que caían por un lado de su cara.


SAYA
Apoyé la barbilla en su pecho, pero me retiré en seguida acordándome de los arañazos de la noche anterior.
-Los siento…- Pasé mi mano por su pecho, no tenía herida, seguro que su propio hielo le había curado. Me eché el pelo detrás de la oreja mientras le daba besitos en el pecho.
-Soy una burra, pero es que…- Puse cara de niña buena haciendo circulitos invisibles sobre su piel con mi dedo.
-… me descontrolo totalmente contigo…


KAI
Me reí y la agarré de la mano besándola.
-No te preocupes, como ves, estoy bien, fue sólo… la emoción del momento. –sonreí jugueteando con su pelo.
-Eres toda una tigresa… -alcé las cejas y me reí.



SAYA
Me reí y le mordí en el pecho tirando de la piel.
-Soy una mujer muy tranquila, pero tú desatas la fiera que llevo dentro.- Sonreí recostándome encima de él. Le besé por el cuello agarrándole del mentón, de vez en cuando le daba algún que otro mordisco.



KAI
Sonreí pasando mis dedos por su espalda.
-Como sigas así no hace falta que desayunes, muñeca, me estás comiendo entero… -sonreí y la besé de nuevo.
-Yo también tengo un regalo para ti, ¿sabes?



SAYA
Le miré y sonreí levemente.
-¿Un regalo? No es mi cumpleaños…- Apoyé la barbilla en su pecho.
-Bueno… no hay mejor regalo que tenerte aquí conmigo, pero…- Me encogí de hombros.
-… ¿qué es?- Sonreí.


KAI
Sonreí y fui hacia mi mochila y busqué.
-Sé… que lo material no es que te importe mucho, pero… No sé, supongo que puede significar algo simbólico… -saqué el paquete pequeño de mi mochila y me senté de nuevo en la cama entregándoselo. Sonreí cálidamente.



SAYA
Miré el paquete y sonreí.
-¿Qué es?- Cogí el paquetito y lo miré antes de abrirlo.
-Veamos lo que es, ya que tú no me dices nada.- Me reí levemente y abrí el paquetito.



KAI
Esperé a que abriese el paquete y viese la cajita, la abrió y por fin pudo ver el anillo de compromiso. Llevaba mucho tiempo queriendo dárselo, desde antes de la explosión, pero no había tenido oportunidad.
-No es… una de las siete maravillas, pero es bonito, ¿no?



SAYA
Miré el anillo…
-Kai…- Le miré… no sabía que decirle, era precioso y había tenido un detalle hermoso conmigo.
Me acerqué a él y rodeé su cuello con mis brazos abrazándole con fuerza apoyando la cabeza en su hombro cerrando los ojos. Le agarré de la nuca y le besé por la cara hasta terminar en sus labios los cuales besé con fuerza sonriendo.



KAI
Sonreí rodeando su cintura, parecía que al final le había gustado. Acaricié su rostro y la cogí la mano izquierda cogiendo el anillo con la otra mano, lo coloqué sobre su dedo anular y la besé la mano.
-Señora de Kai… -sonreí.



SAYA
Me reí alzando las cejas.
-¿Señora de Kai?- Me reí de nuevo.
-Señora de Kai ahora y para siempre.- Le agarré de la nuca besándole. Tiré de él tumbándome sobre el colchón recostándole encima de mí.
-Demuéstrame que soy tuya.- Sonreí y le besé de nuevo de manera más apasionada.



KAI
Sonreí y la besé acariciando su cintura. Había esperado mucho para dárselo porque pensé que no le iba a resultar importante el anillo de compromiso después de todo, pero parecía que al fin y al cabo, le había hecho ilusión.
Hicimos el amor de nuevo, la mañana pasó volando, no le dimos importancia en esos momentos, por lo que a mí respectaba, a ninguno le molestaría quedarse hasta la tarde, por lo que estuvimos hasta entonces metidos en la tienda, disfrutando del momento.


SAYA
Estuvimos toda la mañana metidos en la tienda, haciendo el amor, hablando mientras nos dábamos cariños… parecíamos unos adolescentes, pero a mi me importaba una mierda lo que pareciésemos mientras disfrutásemos el uno del otro.
Comimos en la aldea y decidimos ponernos ya en marcha, había cosas que hacer y ya habíamos estado bastante tiempo descansando…
Una vez terminamos de comer, recogimos nuestras cosas y preparamos los caballos. Fue un alivio para mí ver a Axel y a Eri de buen humor y reconciliados, así no tendría que arrancarle nada a Axel ni tener que hacer criadillas.
Nos montamos en nuestros caballos dispuestos a seguir nuestro camino.
Me daba pena tener que abandonar aquel lugar, pero como había dicho Kai, ya volveríamos en nuestra luna de miel.

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