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sábado, 23 de enero de 2010

Capitulo- LXXIX- NO LE BUSQUES TRES PIES AL GATO....

ERI
Kai se estaba portando mejor conmigo, sabía que al fin y al cabo, esta experiencia acabó uniéndonos un poquito más, que falta nos hacía después de la pelea de la otra vez.
Nos movíamos sin rumbo, no teníamos ni idea de a dónde ir, por lo que Kai marcaba el camino y yo lo seguía sin rechistar, e intenté aguantar más tiempo sin tener que pararnos, sería mejor así.
Miré a Kai, aunque sólo le veía de espaldas. Sonreí, era mejor persona de lo que pensaba, Saya no lo había escogido a él por nada.



KAI
Estábamos perdidos, no tenía ni idea de cómo salir de allí, sólo podía oír el fluir del agua cerca de allí, así que me dejé llevar por el sonido, no tenía otra opción que pudiese guiarme.
Miré atrás de reojo para ver si Eri me seguía, y allí estaba, mirándome con una sonrisa. Giró la cabeza sonrojada.
Fruncí el ceño y volví la cabeza.
-¿Qué? ¿Ya no piensas todas esas cosas que le dijiste a Saya sobre mí?



ERI
Abrí los ojos como platos, el muy capullo lo había escuchado todo.
-E-eres un poco cotilla, Kai, se suponía que estabas durmiendo. –se rió, entonces vi que se resbalaba, debió haber posado mal el pie.
-¡Kai! –cayó al suelo de espaldas y resbaló por una pendiente hasta una especie de catarata, donde se agarró de un par de rocas sujetas al borde, aunque no sabía si aguantarían mucho.
Me dejé caer por la pendiente y me agarré a la pared de piedra con fuerza, estiré la mano.
-Vamos, dame la mano, Kai.


KAI
Maldita sea, ¿cómo había podido pisar en una pendiente sin darme cuenta? Debí haberme fijado bien en el camino…
Me agarré bien de dos piedras, aunque con el peso parecía que no tardarían en ceder.
Eri me extendió la mano para ayudarme, pero ella era muy pequeña, no sabía si podría conmigo.
La agarré de la mano, me sujetó fuerte y firme y empezó a tirar de mí haciendo palanca con la pared, se las estaba apañando bien. Ayudé intentando apoyar los pies en sólido, pero debajo de mí sólo había agua, la pared debía empezar más abajo.
Eri tiró de mi con decisión, poco a poco conseguimos que subiese hasta la pendiente mojada, aunque me era difícil sostenerme, había corriente.
-Eri, necesito que con una de tus manos esparzas mi frío por el agua que llega, la congelaré y así evitaré que haya corriente. –dije, ella asintió.
Ambos hicimos el plan según lo acordado y el agua no se llegó a congelar, pero sí se volvió más sólida, y pude subir a un lugar sólido y estable.
-¿Cómo no he podido verlo?


ERI
Respiré entrecortadamente y señalé el río.
-Llevamos horas oyendo el agua en un lugar húmedo y en el que resuena mucho eco, es normal que apenas te enterases si estábamos más cerca o no, y si no lo has visto, es porque me habías mirado a mí y no mirabas al suelo, es un error bastante malo dado a que estamos en una cueva prácticamente a oscuras. –parecía que estaba algo avergonzado por no haberse dado cuenta de ello, sonreí.
-Tranquilo, lo que importa es que estás bien. –me levanté y le ofrecí mi mano.
-Vamos a buscar a los demás. –asintió y se levantó con mi ayuda. Seguimos el camino por otro lado, con más frío que antes.



SAYA
Seguía caminando con Kyle detrás de mí. De vez en cuando miraba de reojo por si se acercaba, si me seguía… total, que le vigilaba, ya que no me fiaba de él nada de nada.
Como él dijo, me encontré con un pequeño precipicio y una cascada. Me fijé que la cueva seguía, pero a bajo, en la otra orilla del río submarino.
-Tenemos que bajar y seguir por allí.- Señalé la cueva. Me acerqué al filo del precipicio y miré la pared para buscar un acceso. Suspiré y me arrimé a la pared apoyando mi espalda en ella. Empecé a caminar de forma lateral hasta llegar a un saliente al cual me agarré para bajar un poco.
Seguí así, poco a poco hasta llegar hasta abajo del todo.
Miré a Kyle, no sabía si me había seguido.


KYLE
Cerré los ojos, no llegué a pisar la rampa, no me había hecho ni caso, se había emperrado en bajar por el camino largo, sólo quería complicarse la vida.
-¿No crees que la vida es demasiado complicada ya como para que te la compliques más? Si he dicho antes que por aquí estaba esto y que era mejor no venir es que por aquí no es, pero claro, como no confías en mí… pues perdámonos. –hice lo que ella para poder descender, aunque en el último tramo resbalé y caí al agua dando directo con el culo en la roca. Salí a la superficie moviendo la cabeza, si la seguía posiblemente acabaríamos muertos…
-Ala… ya puedes seguir, no te preocupes por mí, estoy bien. –sabía que le importaba una mierda, así que…



SAYA
Miré a Kyle cuando salió del agua.
-Y te he dicho que yo seguiré mi instinto, si no quieres venir, pues no vengas…-Suspiré y seguí por el camino.
-Nunca desisto, deberías saberlo ya…- Esperé a que me alcanzase.
-Y no, no confío en ti, desde que saqueaste la sala del tesoro de la nave de Neo, creo que he perdido la poca confianza que te tenía.- Le miré esbozando media sonrisa.
-¿Piensas que no lo sabía? Espero que hayas disfrutado de lo que te llevaste.- Volví la mirada al frente y seguí caminando.


KYLE
Fruncí el ceño, había descubierto que había sido yo, maldita sea…
-Oye, de algo tiene que vivir uno, ¿no? Te aseguro que no voy a robarte nada, tengo todo lo que necesito como para quitarte lo tuyo, entonces era una situación… algo delicada. –era inútil poner mejores excusas, con dejarlo así ya era bastante, ¿cómo decirle que el tesoro lo quería para entregárselo a Draco? Mi coartada perdería todo su valor.
-Ahora soy un chico bueno, como ves, ni siquiera te he molestado besándote la mano ni nada de eso.


SAYA
Miré a Kyle soltando una risotada.
-Y ni se te ocurra, no aguanto esas pajerías. Además, para besarme ya está Kai. Y no me vengas con que ahora eres un chico bueno, sé que tú comportamiento de Don Juan era una “coartada” para poder robarnos.- Le miré y alcé una ceja.
-A mi no puedes engañarme, una vez fui como tú, fingía lo que no era para poder conseguir lo que quería.


KYLE
Me crucé de brazos mientras la seguía.
-Eh, puede que haya hecho cosas mal y todo lo que tú quieras, pero mi don de seductor no me lo vas a quitar sólo porque a ti no te haya hecho nada… -la miré alzando una ceja.
-¿Tú también estafabas a la gente?


SAYA
-Bueno… no exactamente, pero con tal de conseguir algo, fingía algo que no soy realmente.- No le diría más, no era quién para conocer cosas de mi pasado.
-La vida es muy dura y más con ese hijo de puta de Draco haciendo lo que le viene en gana… y aún no entiendo por que hay gente que piensa como él… solo trae destrucción y dolor a las personas…


KYLE
Negué con la cabeza.
-Hay gente para todo, no se puede remediar. –la seguí mirando por donde pisaba, ese lugar no lo había recorrido nunca y no sabía dónde llevaría.
-Aunque se puede poner remedio a eso acabando con Draco…


SAYA
Solté otra risotada.
-Lo ves muy fácil. Draco no se enfrentará personalmente a nosotros. Primero cuenta con sus “guarda espaldas”: Aleera y Dark… bueno, solo Dark, de Aleera no hay que preocuparse.- Le miré.
-La maté yo.- Volví la mirada al frente.
-Y el próximo en caer será Dark… si descubrimos su punto débil…


KYLE
Esta vez fui yo el que soltó una risotada.
-Punto débil… Ese hombre parece sacado del molde perfecto, y Dark, otro pieza, no creo que sea nada fácil matarles. O será prácticamente imposible… Aunque quizá juntos… -preferí callarme y no darle más la brasa, o acabaría ganándome un sopapo.
-Guíame…


SAYA
Fruncí el ceño extrañada cuando dijo aquello.
Suspiré y volví la mirada al frente.
-Vamos, anda y olvídate de de trabajar juntos, si dejo que vengas conmigo es por que has insistido, pero en cuanto salgamos de aquí, tú seguirás tu camino y nosotros el nuestro…


KYLE
Suspiré.
-Es una pena que no queráis contar con mi ayuda, de verdad os sería muy útil. –la seguí de cerca intentando pisar bien.
-Siento si te molesta mi presencia, pero te aseguro que no te arrepentiría.


SAYA
Solté una risotada.
-Ya, claro. Pues sí, me molestas, me molestas un montón.- Le miré y suspiré.
-Mira, Kyle, ya te he agradecido que me hayas salvado la vida, de verdad, pero no necesito tú ayuda.- Lo único que quería era encontrar a Kai y sobre todo quitarme de encima a ese pesado.



KYLE
Suspiré y miré a mí alrededor, al no conocer esa zona no tenía ni idea de si estábamos cerca de la salida o cada vez más lejos, aunque tenía la impresión de que cada vez estaba más lejos
-En fin… -me rasqué la nuca.


AXEL
Aún seguíamos esperando y había anochecido del todo. Encendí una fogata y calenté un par de latas de conservas para poder cenar.
Edward seguía sentado en el suelo, por suerte se encontraba mucho mejor y ya no le molestaba la herida de la cabeza.
Cogí una de las latas ya calientes y se la entregué a Eddie.
Suspiré y miré de nuevo la boca de la cueva.
-Joder… no puedo más, aún no han vuelto…


EDWARD
Miré a Axel, estaba muy preocupado.
-Deben de tener el sentido de la orientación en el culo, se habrán perdido. Probablemente aparecerán por la mañana, no tienes que preocuparte por ello, lo extraño es que hayamos encontrado la salida tan pronto. –posé mi mano en su hombro.
-Eri está bien, y te está buscando.


AXEL
Suspiré frotándome la cara con las manos.
-No puedo esperar hasta mañana, Edward…- Me levanté y me rasqué la cabeza frustrado… caminé de un lado a otro sin saber que hacer.
-No puedo entrar a buscarla por ti, no quiero dejarte solo.- Miré a Edward.
-Como la haya pasado algo… jamás me lo perdonaría…


EDWARD
Negué con la cabeza.
-Si la hubiese pasado algo, Axel, lo sabrías. Tú y yo también, Eri está bien, Kai también, y Saya, todos están bien y volveremos a verlos en poco tiempo… Sé que no puedes evitar preocuparte, pero tienes que estar tranquilo, mecherito. –miré hacia la cueva, no se oía nada, como siguiesen tardando, Axel volvería a entrar y era muy posible que se perdiese él también…


AXEL
Me senté en la roca de nuevo llevándome las manos a la nuca bajando la cabeza.
-Dios, esto es estresante…- Volví la mirada al frente sin dejar de pensar en Eri, la necesitaba a mi lado, saber que estaba intacta…
Desearía poder verla atravesar la cueva hacia el exterior, correr hacia mí y poder abrazarla contra mi pecho…
Suspiré de nuevo bajando la cabeza tapándome la cara con mis puños.


KAI
Eri volvía a quejarse de que estaba cansada, de dónde estarían todos, que quería ver a Axel, que esto, que lo otro, que…
Me giré.
-¡¡Cállate ya!! –se quedó callada y se cruzó de brazos.
-Vamos a salir de aquí pronto, pero tienes que cerrar el pico, Eri, me estás volviendo totalmente loco. –suspiré y volví a girarme, miré de reojo, no se movía.
-Vamos, Eri, no tardaremos nada.


ERI
Bajé la cabeza suspirando y le seguí cuando insistió, ya estaba harta de andar y no encontrar nada y a nadie, estaba perdiendo la esperanza de encontrar una salida. Habíamos caído allí, sí, pero no habíamos entrado por ninguna entrada, quizá no la había…
Tragué saliva desechando la idea de mi cabeza y me paré cuando estuve a punto de chocarme con Kai, se había parado.
-Kai, ¿qué pasa? –miré por encima de su hombro, a lo lejos vi una tenue luz. Tragué saliva.
-Axel… -salí corriendo hacia la luz, pedía por favor que fuese la salida y que estuviese Axel esperándome ahí.
Oí los pasos de Kai detrás de mí, cuando por fin pude ver la luz clara de la luna y de una hoguera sobre el suelo no pude evitar sonreír, había encontrado a Axel, ¿quién si no había encendido un fuego tan celestial?
-¡Axel!


AXEL
Levanté la cabeza rápidamente cuando escuché la voz de Eri llamarme.
Me levanté de la roca de un salto y sonreí, sin esperar, caminé a paso ligero hasta ella a la cual abracé con fuerza rodeándola con mis brazos.
-Eri, Eri, Eri…- Sonreí con más amplitud al sentirla entre mis brazos.
Me separé un poco y la agarré de la cara para mirarla sin dejar de sonreír.
-¿Estás bien?- No estaba herida, solo helada.
-Estás bien.- Sonreí de nuevo.
-Pero… estás helada.- La besé traspasándola mi calor.



ERI
Le abracé con fuerza bebiendo de sus labios y todo el calor que me entregaba, mi cuerpo y el suyo estaban completamente pegados, era tan cálido que pronto entraría de nuevo en calor, aunque eso no era lo más importante, sino que él estaba bien y ahora le tenía de nuevo a mi lado. Me separé levemente para mirarle.
-No se te ocurra volver a separarte de mí y desaparecer de esa forma…


AXEL
Sonreí y negué.
-No lo haré, te lo juro.- Me quité mi chaqueta de cuero y se la puse a ella encima de los hombros para que se la pusiese. Una vez puesta, la abrace de nuevo haciendo que apoyase su cabeza en mi pecho. Rodeé sus hombros con mis brazos y la besé en la cabeza.
Miré a Kai y sonreí.
-Gracias, Kai… por cuidar de Eri, muchas gracias de verdad…


KAI
No sabía por qué había tenido la impresión de que Saya no iba a estar allí, pero había acertado.
Suspiré mirando al suelo cuando vi el panorama, Edward se levantó y se acercó a mí, alcé la mirada a Axel cuando me habló.
-En realidad no he cuidado de ella, ha sido ella la que me ha cuidado a mí, ahora podría estar nadando con los peces si no me hubiese ayudado… Lo único que he hecho ha sido dejarle mi chaqueta. –me senté sobre una roca algo alejada de la hoguera, debía descansar un poco antes de volver a entrar para buscar a Saya.



AXEL
Miré a Kai… se le notaba preocupado, pues Saya no había vuelto tampoco…
Entendía como se sentía en esos momentos.
-Tranquilo, Kai, sabes que Saya es muy fuerte. Estará muy bien, ya lo verás…- Miré a Eri que se achuchaba a mí sonriente.
-Es mejor que descansemos, si mañana no ha regresado entraremos los cuatro a buscarla.


KAI
Negué con la cabeza y miré a Axel.
-No. Descansaré un par de minutos y me iré yo solo, no quiero meteros a vosotros también ahí. Saya… está sola, no sé cómo ni dónde estará, pero no puedo dejar que entréis y volváis a perderos, mejor que vaya yo solo… -miré a Edward, me ofrecía comida y bebida, cosa que agradecía, me ayudaría a recuperar fuerzas.



AXEL
Miré a Kai y asentí.
-Está bien, pero descansa y come antes de volver a meterte ahí dentro…- Suspiré y me senté abrazando aún a mi chica.
-No te preocupes, Kai, ya verás como estará bien, se las apaña muy bien ella sola.- Sonreí para animarle un poco.
Miré la cueva de nuevo, la verdad es que tanto a Edward como a mí nos costó mucho encontrar la salida, y eso que éramos dos… Saya era lista y muy capaz ella sola, pero, aún así… sin comida ni agua, no resistiría mucho.


SAYA
No tenía ni idea de la hora que era, pero debía ser tarde, incluso de noche…
Empezaba a sentirme débil y cansada, pero debía seguir. No pararía hasta encontrar la salida, o en su defecto a los demás…
Miré mi cantimplora, pero estaba vacía y el agua que caía de las rocas estaba llena de barro.
Seguí caminando aún sintiéndome cansada, algo me decía que estaba cerca de la salida.


KYLE
Miré a Saya de reojo, se empezaba a notar que estaba cansada, pero no se paraba ni se quejaba, quería encontrar la salida a toda costa.
Suspiré, si hubiese confiado en mí desde el principio, ahora no estaríamos buscando la salida a la desesperada, estaríamos fuera desde hacía horas, pero… era dura de roer.



SAYA
Kyle no decía nada, seguramente estaría cansado…
Fruncí el ceño y seguí caminando.
Paré de golpe cuando escuché un rugido. Giré la cabeza y agudicé el oído… el rugido se repitió de nuevo, esta vez más cerca.
-Joder…- La tierra empezó a temblar, primero de manera suave, pero a medida que se acercaba, más violentas se volvían las sacudidas.
-Mierda.- Miré a Kyle.
-Será mejor que empecemos a correr…- Dicho esto, la pared de fondo reventó dejando paso a la jauría de criaturas.
-¡¡Corre!!


KYLE
-Genial, si son mis mejores amigos… -saqué la daga de mi bolsillo y con un movimiento seco conseguí que se abriese y se transformase en una lanza, agarré a Saya del brazo y tiré de ella para empezar a correr, mejor que no nos pillasen o no lo contaríamos, no andábamos sobrados de energía.
-Corre y no mires atrás, seguirán ahí. –no sabía exactamente hacia dónde dirigirla, simplemente corrí.


SAYA
Me zafé del agarre de Kyle y seguí corriendo.
-¡No hace falta que me agarres, ya se correr yo sola!- Miré hacia atrás, nos pisaban los talones.
Volví la mirada al frente, se veía la salida al fondo, a unos setenta metros.
-¡Mira, la salida!- Sentí que me agarraban del tobillo haciéndome caer al suelo. Giré en el suelo y miré a las criaturas que se abalanzaban contra mí. Cerré los ojos con fuerza y dejé que la energía que aún tenía fluyese de mí creando una barrera de energía.
Los monstruos que se cernían sobre mí se desintegraron cuando mi barrera les tocó.
Jadeé e intenté levantarme.
-Mierda… no debí hacer… eso…- Mi vista se nubló, pero pude distinguir como el resto de los monstruos venían corriendo furiosos.
No pude levantarme, sentí mi cuerpo desfallecer.
-…joder…- Me dejé caer al suelo perdiendo el sentido.



KAI
Había oído la voz de Saya, aunque ninguno se había percatado de nada hasta que vieron a un tipo aparecer de la entrada de la cueva, me sonaba su cara, pero no reparé en él y corrí hacia el interior, los malditos monstruos de Draco se iban a abalanzar sobre ella y además estaba inconsciente.
Saqué mi espada y corrí hasta ella, la cubrí con mi cuerpo mientras los monstruos se lanzaban sobre nosotros, y los fui apartado con la espada. Rebané sus cabezas y empujé a los que seguían acercándose.
Creé una barrera de hielo entre ellos y yo, cogí a Saya en brazos y salí corriendo de allí justo cuando los monstruos atravesaron la barrera.


KYLE
Salí de allí como pude, al mirar atrás, pude ver a Saya tirada sobre el suelo inconsciente, no tuve tiempo a reaccionar, ya que el que había sido el jefe de la nave salió corriendo hacia allí.
Miré al resto, estaban algo confundidos, y a decir verdad, no me sonaban sus caras.
-Corred, es peligroso. –hice que me siguiesen hasta el bosque, ahora que les habían atacado Saya y… Kai, se concentrarían en ellos, nosotros teníamos ventaja.


AXEL
Miré a Kai cuando entró corriendo dentro de la cueva. Me levanté y fui a entrar detrás de él cuando y tipo rubio salió y nos fijo que nos alejásemos, que era peligroso.
-¿Peligroso?- Volví la mirada a la cueva, entonces fue cuando escuché rugidos de dolor y rabia.
-Mierda… esos bichos no…- Kai salió de la cueva corriendo con Saya en sus brazos, detrás de él le seguían esas bestias y en cabeza uno más grande que los demás…
-Joder…- Me quedé mirando al monstruo y sin pensármelo dos veces, cubrí mis brazos de fuego. Lancé dos bolas grandes al bicho, pero ni se inmutó.



KAI
Corrí con Saya entre mis brazos, no podía dejar que la hiciesen nada, y los demás estaban “escondidos”, debía cargarme a su jefe, al menos así cabía la posibilidad de que al menos, diesen media vuelta.
Axel atacó al enorme monstruo, pero no dio resultado.
-¡Axel, aparta! –le entregué a Saya a Edward, que vino él mismo a cogerla en brazos.
-Idos de aquí. –volví a empuñar mi espada y volví sobre mis pasos lanzando hielo para que no se acercasen más.



AXEL
Miré a Kai, pero no me retiré mucho por si tenía que hacer algo, no le dejaría solo. Dirigí mi mirada al horrible monstruo que miraba a Kai con sus ojos rojos centelleantes de manera desafiante.
Kai le miraba de la misma manera… se iba a armar una buena… Me retiré un par de pasos más, esta pelea era entre Kai y el monstruo…



KAI
Los monstruos más pequeños empezaron a desquebrajar de nuevo el hielo mientras el Jefe y yo batíamos un duelo de miradas, como si el propio monstruo tuviese inteligencia humana.
Alcé mi espada frente a mi rostro y el monstruo alzó su garra contra mí, la cual esquivé cubriéndome con la espada, aunque llegó a empujarme un par de metros, no llegué a caer.
Me incorporé corriendo hacia el enorme bicho y me deslicé entre sus piernas, las cuales ataqué una vez detrás de él. Sólo llegó a tambalearse un poco antes de agarrarme el pie con una garra y alzarme hasta la altura de su cabeza.
-Maldito seas… -lancé hielo contra su cara, aunque en seguida se recuperó. Me alzó más alto y me lanzó contra el suelo. Antes de caer, intenté colocar mi espalda para que la caída no fuese tan aparatosa, aunque dolió lo suyo.
Rodé esquivando una de sus garras y con la espada corté su enorme mano, haciendo que de su muñeca saliese un humo negro sofocante.
Me levanté cuando el monstruo miró su miembro apuntado y, aprovechando que se agachó para recogerlo, subí por su pierna, después su espalda y me agarré en su nuca, aunque volvió a erguirse, cosa que casi me hace caer de nuevo.
Se movió de forma que yo perdiese el equilibrio, logró alcanzarme con la zarpa sana y me lanzó por los aires.
Cuando comencé a caer, alargué la espada hasta su cuello, la recubrí antes de hielo, y le rebané la cabeza, haciendo que cayese al suelo a escasos metros de donde estaban los demás, y de nuevo saliese aquel humo oscuro. Caí al suelo de nuevo, pero la caída no fue muy aparatosa.
Me levanté y observé el cuerpo del monstruo caer sin vida ante mis pies.
Respiré hondo varias veces y me giré, parecía que todos estaban bien, aunque algo sorprendidos. -¿Estáis bien?


AXEL
Miré como el cuerpo inerte del bicho caía al suelo desintegrándose. Suspiré aliviado y sonreí.
-Si, estamos bien, tranquilo.- Kai parecía estar ileso, pero se le notaba cansado.
-Buen combate.- Me eché a reír aun que la diversión se terminó cuando la pared de hielo que creó Kai se vino abajo a causa de los demás monstruos que quedaban vivos.
-Joder… aún quedan esos…- Esta vez me puse al lado de Kai.
-Lucharé junto a ti…- Miré a las criaturas, pero… no atacaban. Caminaron hasta situarse frente a nosotros mientras otros miraban los restos de su líder.
Tragué saliva y me quedé contemplando la escena. Los monstruos se dirigieron hacia Kai y le miraron. Como si estuviese ensayado, los bichos inclinaron la cabeza ante Kai… abrí los ojos ampliamente y miré a mi acompañante.
-Va-vaya… creo… creo que eres su nuevo líder…- Volví la cabeza a los bichos y vi que sus cuerpos pasaban de ser ese humillo negro a convertirlos en hielo macizo al igual que sus armaduras. Sus ojos ya no eran rojos como la sangre, si no… azules como Kai.
Sonreí algo alucinado.
-Eres… eres dueño de lo que matas…


KAI
Fruncí el ceño cuando las criaturas sufrieron una transformación, ahora siendo de hielo.
-¿Su… dueño? –las criaturas parecían más calmadas, no estaban dispuestas a atacarme. Me acerqué un par de pasos, pero ni se inmutaron, aunque algunos se acercaron al grupo, saqué la espada, aunque… si era ahora su dueño, debían obedecerme, sólo había una forma de saberlo.
-Parad, a ellos no. –las criaturas me miraron y después a ellos de nuevo. Parecían algo desilusionados, estaban creados para la lucha, pero me obedecieron y retrocedieron poco a poco.
-Vaya…



AXEL
Miré a Kai y asentí.
-Mola, tienes a tú propio ejército de criaturas de hielo…- Sonreí de nuevo viendo como los monstruos se retiraban de nuevo a las cuevas.
-Me imagino, que ahora cuando los necesites, vendrán en tu ayuda…- Suspiré de nuevo y miré al grupo, acto seguido a Kai.
-¿Y si nos vamos a cenar algo? Además, Saya está desmayada…


KAI
Miré a Saya, que seguía en brazos de Edward. Si hubiese llegado un poco antes, ahora estaría bien…
Me acerqué y la cogí en brazos, la besé en la frente apoyando la mía después, miré a los demás agarrando bien a Saya contra mi pecho.
-Vámonos de aquí…


KYLE
Miré toda la escena, no podía creer que ese tipo se hubiese hecho con el poder de las criaturas de Draco, eso le pondría furioso, los mismos de siempre le estaban desbaratando los planes, encima llevándose sus propias armas.
Los seguí, ahora que Saya no podía rechistar, por el momento no me echarían y les daría mis razones para que me llevasen con ellos.
Nos fuimos bosque adentro y el tipo de fuego encendió una nueva hoguera, esa noche al raso hacía frío, aunque en la cueva había menos grados.
Los miré a todos, aunque no estaban muy pendientes de mí, parecía no importarles que hubiese un inquilino entre ellos.
La chica me miró y la sonreí, aunque volvió a girar la cabeza hacia Saya.
Suspiré, parecía que era muy importante para ellos.



AXEL
Miré a Saya que aún seguía inconsciente.
-Será mejor que la despertemos, tiene que comer algo y además…- Posé mi mano en su frente.
-Está más caliente de lo normal…- Saqué de mi mochila el botiquín y del botiquín el bote de alcohol. Lo abrí y lo acerqué a la nariz de Saya que se despertó en cuanto lo olió.
-Ya está…- Sonreí.


SAYA
Abrí los ojos al notar un fuerte olor entrar por mis fosas nasales.
Miré a todas partes jadeando y desorientada.
Respiré hondo tragando saliva. Cerré los ojos un momento…
-¿Dónde… dónde estoy?- Pregunté abriendo los ojos de nuevo. Vi a Kai y a Axel junto con Edward y Eri a mí alrededor…



KAI
-Shh, tranquila. –la abracé contra mi pecho.
-Estás a salvo, esos monstruos ya no te harán daño, estamos todos a salvo y juntos. –sonreí y la besé en la cabeza y la acaricié el pelo, parecía que se había quedado en el momento en el que los bichos se habían abalanzado sobre ella.



SAYA
Miré a Kai y asentí.
-Tengo calor… y mucho sueño…- Cerré los ojos apoyando la mejilla en el pecho de Kai.
-Solo quiero dormir… pero me alegro de que estés aquí… conmigo…- Tragué saliva sintiendo el frío de Kai.


KAI
La miré, parecía que esta vez se había quedado realmente agotada, o quizá había sido culpa de las cuevas, tenía fiebre.
-Te llevaré lejos del fuego. –me levanté con ella en brazos.
-No nos alejaremos mucho. –me alejé con ella de allí, a unos cuantos metros, donde ya no daba calor.
Me senté apoyando mi espalda sobre un tronco y la acomodé sobre mí, acariciando su rostro y su pelo.
-Descansa…



SAYA
Encogí las piernas apoyando la cabeza en el pecho de mi Kai, escuchando el palpitar de su corazón y su respiración intensa.
Cerré los ojos, sentía que mis ojos me ardían levemente, señal de que tenía algunas décimas por encima de mi temperatura normal… el cansancio y el estar el día entero caminando me habían agotado y para colmo utilicé mi poder, eso me batió totalmente.
Me relajé gracias a las caricias de Kai, la fiebre bajaría seguro, pero me levantaría demasiado tarde… mi cuerpo pedía dormir, y así pasó, caí en el sueño en seguida.


ERI
Miré al inquilino que estaba entre nosotros, ¿quién era y por qué estaba ahí? Yo me mantuve al lado de Axel, ya había entrado en calor, pero no me quería separar de él, aunque sentía que aquel tipo me miraba constantemente.
Otra de las veces que le miré, sus ojos estaban clavados en mí.
-Oye, ¿tú quién eres?


KYLE
Bajé mi cabeza.
-Mis disculpas por ser tan maleducado. –me acerqué y cogí de la mano a la señorita, deposité un beso en ella.
-Un placer, mi nombre es Kyle, y a juzgar por tu belleza, debes ser como poco una princesa…


ERI
Aparté mi mano con suavidad de la suya agarrándome de nuevo al brazo de Axel.
-La verdad es que no creo que la belleza pueda medirse en grados sociales… Kyle… -me sonrió y volvió a su sitio, parecía ser un chulo.


AXEL
Miré a Eri cuando me agarró del brazo… luego miré al tipo nuevo con los ojos entrecerrados… pero que morro tenía el tío, en cuanto veía a alguna chica desprevenida se acercaba y aprovechaba.
Había escuchado todo lo que le había dicho. Esbocé media sonrisa y le miré rodeando la cintura de Eri con mis brazos.
-Eri no es hermosa por que sea como mínimo una princesa, es una reina y ya era hermosa antes de convertirse mi esposa.- Deposité un beso en la mejilla de Eri.
-Y ninguna mujer puede superarla, ninguna.- Sonreí mirando a mi reina.



ERI
Me mordí el labio mirando a Axel, sonreí, le cogí de la nuca y le besé.
-Mi rey, que haría yo sin ti. –le rodeé con mis brazos y volví a besarle, después de tantas horas sin saber si estaba bien o no, ahora estar con él era la cura de todo el mal.



AXEL
La miré y sonreí.
Después de tomarnos una buena cena, nos metimos en los sacos, estábamos destrozados y necesitábamos descansar después de un largo día de caminar y caminar y caminar… tenía los pies destrozados, verás si mañana me levantaba con ampollas…
Me dormí en seguida junto con Eri que compartí mi saco con ella, era algo pequeño, pero mucho mejor, ¿no? Así estaríamos más apretaditos, ji, ji…


KAI
Por la mañana seguíamos alejados de los demás, Saya parecía estar mejor, aunque seguía dormida. Me había quedado despierto observándola por si se despertaba o necesitaba algo, pero no se había movido de mis brazos en toda la noche.
Por suerte, hacía rato que la fiebre le había bajado. La miré, aún agotada conservaba toda su belleza. Acaricié su rostro con el reverso de mi mano.


SAYA
Abrí los ojos lentamente cuando noté la mano de Kai recorrer mi mejilla.
Respiré hondo y alcé levemente la cabeza para mirarle.
-Hola…- Dije casi en un susurro, aún estaba adormilada. Suspiré y me encogí apoyando mi mejilla en el hombro de Kai agarrando su camisa con mis manos. Sonreí con los ojos cerrados depositando un beso en su mejilla.



KAI
La abracé fuerte contra mi pecho, en esos momentos parecía una niña indefensa de lo adormilada y débil que estaba.
Acaricié su cuello y su espalda con mis manos notando su piel aún algo acalorada, posiblemente volvería a dormirse con el sonido de mi corazón.
La besé en la frente sin separarla un solo centímetro de mí, el día anterior había temido por su vida, pero por suerte la tenía de nuevo entre mis brazos.



SAYA
Sonreí de nuevo y llevé una de mis manos hasta su cuello. Le acaricié con suavidad ascendiendo a su mejilla.
Estaba tan fresquito… mi fiebre había bajado, pero no del todo, aún me sentí febril.
Los demás seguían durmiendo…
Abrí los ojos y me erguí sentándome… Kyle…
-¿Qué coño hace ese aquí? No me digas que… me siguió…- Suspiré apoyando la espalda en el pecho de Kai.



KAI
La abracé por la cintura y la besé en el cuello con suavidad acariciando su vientre con mis manos. -¿Qué más da? No ha molestado, además, les ayudó a poneros a salvo mientras yo luchaba contra aquel bicharraco, no ha molestado a nadie. –la miré.
-¿O a ti sí? Porque me levanto y le arranco los huevos de un espadazo.



SAYA
Miré a Kai
-No… la verdad es que me salvó de que esos bichos me comiesen viva, pero…- Hice una mueca de disgusto.
-No me fío de él… me da mala espina…- Me encogí de hombros mirando al suelo.
-Déjalo… son solo tonterías mías… últimamente no me fío de nadie.


KAI
-Y haces bien. –la cogí de la cara e hice que la girase para poder besarla mientras la abrazaba contra mi pecho. Acaricié sus labios con los míos y el vientre con la mano que tenía posada.
Me separé levemente tirando de sus labios y sonreí.



SAYA
Le miré a los ojos… de repente, el cansancio y el sueño se esfumaron, este hombre y sus besos curativos…
Le agarré de la nuca haciendo que nuestros labios se volviesen a encontrar, encogí el vientre sintiendo como su mano me acariciaba.
Me separé levemente soltando una pequeña risotada. Le miré y posé mi mano libre encima de la que él tenía en mi torso.
-Me haces cosquillas.


KAI
Esbocé media sonrisa y la volví a besar pasando mi mano bajo su camiseta, claro que la hacía cosquillas, pero no las de gritar entre risas que parase.
-¿Te hago cosquillas? –deposité varios besos por su cuello acariciando la piel a la altura de su ombligo, su piel estaba erizada.


SAYA
Se me puso la piel de gallina, este hombre hacía conmigo lo que se le antojaba… no era un hombre, era un Dios…
Cerré los ojos y apoyé la nuca en su hombro disfrutando de sus caricias. Me mordí el labio sintiendo sus helados labios recorrer mi cuello.
Le agarré de la nuca presionando la piel suavemente con mis dedos. Encogí una de mis piernas mientras él seguía haciéndome “cosquillas” en el ombligo.
-Como te gusta jugar conmigo…- Le miré de reojo.



KAI
Sonreí malicioso.
-Sabes que adoro verte disfrutar y a ti te encanta. –ascendí lentamente mi mano por todo su vientre y volví a besarla en los labios descendiendo a lo largo de su cuello y por su clavícula.



SAYA
Pero menudo capullo estaba hecho… me conocía demasiado bien…
Sentí un estremecimiento en todo el cuerpo haciendo que mi respiración se agitase mientras Kai seguí besando mi punto débil… me deshacía en sus manos, joder…
Agarré la mano que tenía bajo mi camiseta haciendo que parase.
-Para…- Le miré y suspiré.
-…creo que me provocas la fiebre…- Sonreí aún con la respiración y mi corazón agitados.
Tragué saliva mirando sus penetrantes ojos azules.


KAI
Sonreí y saqué la mano de debajo de su camiseta e hice que sintiese el frío de mi cuerpo para que su “fiebre” bajase. Deposité un beso suave en su mejilla.
-Me portaré bien. –cogí sus manos entre las mías entrelazando mis dedos.


SAYA
Suspiré y agradecí que dejase de hacer eso, Kai tenía demasiada fuerza sobre mí y una simple caricia suya hacía que me entregase completamente.
Sonreí y le miré.
-Eso espero, si estuviésemos solos no me importaría, pero…- Miré al grupo dormilón y después a Kai.
-Ya me entiendes.- Sonreí de nuevo acercando mis labios a su barbilla, la cual atrapé entre mis dientes con suavidad.



KAI
-A ti te gusta afeitarme con los dientes. –la mordí la nariz haciendo que se apartase y sonreí.
-Sabes que soy muy malvado y que cuando quiero algo de ti lo consigo, amor. –la encerré entre mis piernas.


SAYA
Le miré cuando me atrapó entre sus piernas.
-¿Ah, si?- Recorrí con mi dedo índice su barbita.
-¿Y qué es lo que el señor quiere de mí en este preciso instante?- Sonreí dándole un toquecito en la punta de la nariz.



KAI
Acerqué mis labios a su oído, rozándolo con suavidad.
-Lo que yo quiero hacer contigo ahora no se podría describir con palabras, sólo acariciando todo tu cuerpo, besando tu piel y haciéndote gritar de placer sabrías lo que quiero de ti en estos momentos. –susurré y acto seguido la besé en la oreja.



SAYA
Le miré quedándome sin aliento. Ya está, ya me había deshecho, seguro que ahora tenía el aspecto de un charco en medio del bosque…
Tragué saliva sintiendo que me sonrojaba… ya sabía lo que sentían las muchachitas de la corte cuando veían aparecer a este… Dios…
-Me desarmas por completo…-Me levanté agarrando su mano.
-¿Eso es lo que deseas?- Esbocé media sonrisa.
-Pues ven conmigo.


KAI
Sonreí y negué.
-¿A dónde quieres ir tú? Estás agotada y necesitas descansar, deberíamos dejarlo para otro momento… -desvié la mirada.
-No quisiera hacerte subir más la fiebre. –sonreí malicioso mirándola de reojo.



SAYA
Solté una risotada y le miré alzando las cejas.
-Como odio cuando haces eso…-Solté su mano.
-Muy bien, si, creo que es mejor, así no me subirá la fiebre.-Le señalé.
-Pero Dios te libre de que te entre el calentón, por que yo no pienso hacer nada, no vaya a ser que se te suba a ti la fiebre y la caguemos.- Sonreí falsamente.
-Voy a comer algo.- Me agaché a un lado y cogí mi mochila.



KAI
La agarré de la cintura por detrás apartando la mochila con la mano.
-Eres muy sensible, sabes más que de sobra que no lo decía en serio. –la mordí en el cuello.
Me levanté y la cogí en volandas.
-¿Piensas que te voy a dejar ir ahora por un simple pique? Lo único que vas a comer ahora es a mí. –la llevé lejos de los demás.


SAYA
Le miré entrecerrando los ojos.
-¿Yo soy sensible? Pues tú eres un aprovechado y un capullo que lo único que hace es provocar, provocar y provocar para después dar la patada…- Suspiré y miré a otro lado.
-No pienso hacer nada conmigo, así que, suéltame.-Repliqué sin mirarle.



KAI
La agarré bien entre mis brazos con mis labios junto a su cuello.
-Te he provocado pero no te he dado ninguna patada, la única que se ha negado has sido tú. –la mordí la oreja.
-Eres muy mala conmigo, primero accedes pero en cuanto me pongo un poco difícil ya estás enfadada…



SAYA
Encogí el cuello sintiendo que se me ponía la piel de gallina.
-No me he enfadado.- Le miré posando mis manos en su boca.
-Y deja de morderme la oreja, ahí si que me haces cosquillas.- Sonreí y aparté mis manos de sus labios.
-La única que puede morder aquí soy yo.- Le agarré de la nuca con mis manos y aprisioné la piel de su hombro entre mis dientes.



KAI
Cuando estuvimos lo suficientemente alejados senté a Saya sobre el suelo, apoyando su espalda en la corteza del árbol. Apoyé mis manos a cada lado de su cintura y la besé con fuerza, aprisionando sus labios entre los míos.



SAYA
Correspondí a su beso de la misma manera agarrándole de la nuca con mis dos manos. Me separé levemente para coger aire sin abrir los ojos. Pasé unos de mis brazos por detrás agarrándole del mentón con la mano que me quedaba libre.
Abrí los ojos topándome con los de Kai. Borré la distancia entre nuestros labios besándole de nuevo con la misma fuerza que antes.



KAI
Nuestros ojos se encontraron de frente por un instante antes de volver a besarnos con intensidad. Acaricié su pecho con una de mis manos besándola con la misma fuerza y con la otra mano levanté su camiseta tumbándola sobre el suelo, la besé por el vientre


SAYA
Le miré mordiéndome el labio mientras me besaba por el vientre el cual se encogía cada vez que sus labios o su lengua me rozaban.
Le acaricié la nuca y cerré los ojos posando la cabeza en el suelo mientras me dejaba besar por Kai.



KAI
Fui besándola a lo largo del vientre y agarré el botón de su pantalón mientras la besaba en el ombligo. La miré sonriendo y fui tirando lentamente del pantalón hacia abajo volviendo a besarla a lo largo del vientre subiendo hacia sus pechos



SAYA
Le miré y sonreí mientras me despojaba del pantalón. Encogí una pierna acariciando su costado con mi muslo.
Le agarré de la nuca para poder besarle y así acercarle y tener mejor acceso a su camisa la cual desabroché despojándole de ella. Acaricié su pecho con la yema de mis dedos mientras descendía mis labios por su barbilla y su garganta.


KAI
La besé con intensidad y pasión acariciando sus pechos y sus caderas. Bajé mis labios por su clavícula y la despojé de su camiseta, la besé de nuevo por el vientre y posé mis manos sobre sus cachetes, sonreí jugueteando en el vientre de Saya con la lengua.


SAYA
Apoyé los codos en el suelo recostándome. Le miré hundiendo el torso mientras mi respiración se empezaba a agitar. Le agarré de los hombros haciendo que se tumbase él sobre el suelo. Me recosté encima de él y bajé mis manos al cinturón de su pantalón mientras que con mis labios recorría cada abdominal de su torso. Le despojé del cinturón y acto seguido le desabroché el pantalón bajándoselo poco a poco.
Sonreí y le pegue un pequeño mordisco en le zona del ombligo tirando de la piel.


KAI
Tragué saliva cerrando los ojos. Dejé que se deshiciese de mi pantalón por completo, hice que se tumbase sobre mí y la besé con fuerza agarrándola de los cachetes.
La acaricié los mulos por detrás de arriba abajo sin dejar de besarla.
-Aunque no lo parezca, ayer no lo pasé nada bien sin ti. –volví a besarla.


SAYA
Le miré acariciando su pecho con mis manos. Tragué saliva y asentí.
-Lo sé… y te entiendo, yo tampoco lo pasé bien allí sola, sin mi rey.- Le agarré de la nuca y le besé de forma apasionada y con suavidad, saboreando sus labios.
-No podía dejar de pensar en ti… nunca lo he conseguido.- Sonreí besándole de nuevo.



KAI
La abracé besándola de nuevo. Me volví a tumbar sobre ella besándola por el cuello y los labios, la acaricié por el rostro bajando mis manos a lo largo de todo su cuerpo. Cogí su tanga y lo deslicé por sus piernas hasta deshacerle de él, acaricié sus muslos de nuevo


SAYA
Encogí una de mis piernas cuando Kai me acarició. Sonreí respirando de manera agitada. Cerré los ojos y eché hacia atrás la cabeza levemente sintiendo el cuerpo frío de Kai encima del mío que había subido de temperatura notablemente, pero no a causa de la fiebre… ¿o si? Y que importaba, yo me encontraba en la gloria.
Descendí mis manos por toda su espalda hasta que agarré el extremo de su calzoncillo el cual aparté con suavidad acariciando la piel de sus piernas y su cadera.


KAI
La besé con energía y busqué mis pantalones con la mano y saqué el preservativo del bolsillo sin separarme un solo centímetro de sus labios.
Me lo puse mientras descendía mis labios por su cuello. La agarré de las muñecas y penetré soltando un gemido.



SAYA
Cerré las manos con fuerza cuando Kai penetró. Abrí la boca y gemí seguida de los jadeos.
Arqueé la espalda cuando penetró de nuevo gimiendo otra vez y más alto.
Me tenía agarrada por las muñecas por lo que no pude hacer nada, mejor, así evitaría que acabase señalizado por mí.
Cerré los ojos sin parar de jadear mientras seguía el movimiento de Kai.


KAI
La besé enredando nuestras lenguas con pasión, entrelacé mis dedos con los suyos jadeando mientras seguía moviéndome con intensidad.
Besé su cuello dejando una buena marca en él. Solté sus manos llevando las mías a su cintura acariciando su ombligo.


SAYA
Gemí cuando empezó a moverse con intensidad. Agarré el pelo de su nuca con fuerza cuando me soltó las manos… pues de ahí no se iban a mover. Encogí las piernas jadeando de manera audible hundiendo el vientre cada vez que Kai me acariciaba el ombligo.



KAI
La agarré fuerte de la cintura y aumenté la intensidad de las penetraciones y los besos, jadeé con fuerza.
-Saya… -susurré a su oído. La besé con energía de nuevo agarrando una de sus manos con la mía.



SAYA
Cerré los ojos con fuerza frunciendo el ceño y gimiendo con fuerza. Presioné con bastante fuerza la mano que tenía Kai cogida, la otra mano la tenía tras su nuca agarrando su pelo.
-¡Dios, Kai!- Gemí de nuevo arqueando la espalda. Respiré con intensidad moviéndome junto con Kai.



KAI
La besé en el cuello, agarrando su piel entre mis dientes, jadeé con fuerza seguido de un gemido.
Cerré los ojos con fuerza y fruncí el ceño agarrando con fuerza su mano. Alcancé el orgasmo soltando otro gemido.


SAYA
Agarré con intensidad el pelo de su nuca y grité teniendo el orgasmo. Le solté jadeando con intensidad aún con los ojos cerrados. Tragué saliva intentando controlar mi respiración. Abrí los ojos y miré a Kai agarrándole del rostro. Le eché el pelo hacia atrás quitándole las gotas de sudor que le corrían por la frente.
Acerqué mis labios a su frente depositando un beso en ella. Dejé que posase la cabeza en mi pecho mientras le acariciaba la nuca y los hombros.


KAI
Apoyé la cabeza en su pecho respirando con fuerza y la cogí de la mano, se la besé y cerré los ojos respirando hondo.
-Te quiero, Saya… -suspiré.
-Prométeme que terminará todo esto y seguiremos vivos, para poder casarnos y tener otro hijo.


SAYA
Cerré los ojos agarrando su mano contra mi pecho. Sonreí y rodeé su cabeza con mi brazo libre.
-Te lo prometo, mi amor.-Solté una pequeña risotada.
-Yo cuidaré de ti.- Le besé en el hombro acariciando su espalda con mis dedos… el momento romántico se estropeo gracias a mis tripas que sonaron de manera brutal
Me mordí el labio sintiendo que me sonrojaba.
-Sorry…


KAI
Sonreí acariciándola el vientre.
-Pobrecita, que tiene hambre… -la besé en el vientre y me incorporé, olfateé en el aire y miré en dirección donde habíamos establecido el campamento.
-Parece que Eri ya ha preparado el desayuno, podríamos ir. –la miré sonriendo.



SAYA
Le miré aún recostada en el suelo. Olfateé y me sonaron aún más las tripas. Sonreí y me levanté cogiendo mi ropa.
-Si, será mejor que vayamos antes de que me vuelva una caníbal y te quiera devorar a ti.- Me acerqué y le mordí en el pecho. Sonreí y le di un beso en los labios.
-Anda, vamos.- Dije poniéndome el tanga y la camiseta.


ERI
Kai y Saya se habían ido hace rato a… celebrar su reencuentro. El resto seguía dormido, así que me puse a hacer el desayuno, aunque a penas nos quedaba comida para hoy, lo usé casi todo pare empezar bien el día, tendríamos que buscar algo más.
Cuando terminé de hacer el desayuno acaricié la nuca de Axel para despertarle.



AXEL
Sentí que me acariciaban la nuca. Me moví hacia un lado quejándome y haciendo ruiditos como un niño pequeño.
-Mmmmm… quiero montar en el pony, mamí, anda déjame montar en el pony.- Agarré a Eri, lógicamente, lo estaba haciendo de coña, tumbándola sobre mí.
-Es un pony muy bonito, rosita y con estrellitas en cada cachete.- Planté mis manos en los cachetes de Eri.
-Ooooh… estos me gustan más, chiquititos, duritos y redonditos… puedes guardar el pony, no lo quiero.- Me reí y abrí los ojos.
-Ohm, Eri… buenos días.- Sonreí.



ERI
Me reí.
-Eres un tontorrón, mira que confundirme con un pony… -sonreí y le besé agarrándole de la cara.
-Buenos días, hombre ardiente. –sonreí acariciándole la barbita.
-¿Hace cuánto no te afeitas ya? –sonreí de nuevo y me senté.



AXEL
Me senté agarrando a Eri para que no cayese al suelo.
-Pues…- Me froté el mentón.
-…hace tiempo, creo que desde que abandonamos el Reino del Fuego…- Miré a Eri.
-¿No te gusta?- Alcé una ceja haciéndome el interesante. Sonreí y me levanté.
-No.- Cogí mi mochila.
-Voy a lavarme y a quitarme la barbita.- La besé.
-Guárdame algo para mí.- La guiñé un ojo y me fui hacia el río.



ERI
Sonreí y volví con la comida, le miré mientras se iba, en ese momento Kai y Saya volvían guiados por el olor, les sonreí.
-Disfrutando de los descansos para un polvo, eh… -me reí y les entregué la comida.
-Aquí tenéis, qué aproveche.


SAYA
Miré a Eri cuando dijo eso.
-Si… bueno, los descansos y…-Miré el desayuno.
-Mmmm… que ico ^^- Cogí mi desayuno y me senté a un lado… Dios, tenía tanta hambre que me comería un zeppelín…


ERI
Me senté sobre mi saco comiendo mi parte, Eddie y el otro chico se despertaron y se apuntaron a la comida, aunque acabamos pronto con todo lo que nos quedaba.
-Ya no queda comida, estamos más secos que el pavo de Navidad. –dejé la comida de Axel a un lado.


SAYA
Miré a Eri y suspiré.
-Tendremos que parar en algún pueblo y comprar algo, no podemos seguir el camino sin comida, y más si se nos ha unido otro al grupo.- Miré a Kyle.
-¿De verdad sabes dónde se encuentra Draco?


KYLE
Miré a Saya mientras me comía mi desayuno, tragué.
-Claro que sé dónde está, llevo siglos buscándolo, pero ya sé dónde están todas sus bases, y si no me equivoco, sé en cuál se encuentra ahora. Como veis, ya he hecho mucho más que vosotros… -seguí con mi desayuno.



SAYA
Miré a Kyle y entrecerré los ojos.
-Claro.- Sonreí falsamente.
-Pues ya que has hecho mucho más que nosotros, ¿por qué no nos llevas hasta él?- No me gustaba nada, sabía muy bien donde estaba escondido Draco, pero, ¿por qué no había atacado si sabía su ubicación? Draco nunca dejaba vivo a aquellos que pudiesen delatarle y sé muy bien que a Kyle tuvieron que atraparle como a mí, pues llevaba la misma marca que yo en el hombro.



KYLE
Alcé una ceja, y pensar que el día anterior no se fiaba ni un pelo de mí, ¿qué la había hecho cambiar de parecer?
-Claro, siempre y cuando me ayudéis a derrotarle, no le he atacado solo precisamente porque sé que no sería capaz de derrotarle. –les miré, no parecían muy satisfechos con la situación.


SAYA
Le miré y sonreí falsamente.
-Claro, te ayudaremos, pero, yo al menos, no aseguro tú bienestar, por mí como si te asan en una cacerola como caníbales.- Dije con sorna y sarcasmo.
Me levanté después de terminar mi desayuno y me dispuse a recoger mi mochila.



KYLE
Sonreí.
-Cuánto amor me tienes, yo también te quiero, nena, lo de las cuevas fue… impresionante. –sonreí malicioso y me levanté imitándola.
-Salimos ya, ¿no? –le guiñé el ojo a Saya y cogí mi riñonera del suelo.


SAYA
Le miré con mala leche, tiré mi mochila al suelo y me acerqué hasta él a paso ligero.
Cuando lo tuve a mi altura le agarré del cuello de la camiseta y le miré a los ojos sin ningún miedo, ya había tratado con hombres más peligrosos en el pasado.
-Escúchame bien, mico de mierda, tú sigue tocándome los cojones y te juro que te haré puré. Si estás con nosotros es por que los demás te necesitan, por mí te arrojaría a las cuevas con esos bichos pululando por ahí


KYLE
-Eh, eh… tranquila, nena, no quiero pelea, tu pique es de cría de secundaria, cálmate… -solté su mano de mi camiseta.
-Recuerda que soy el que os guiará, sin mí no encontraréis nunca a Draco, así que creo que será mejor que te portes mejor conmigo. –me coloqué la camiseta y eché a andar por el bosque.



SAYA
Miré a Kyle aún más furiosa.
Tensé los puños y le seguí a paso ligero, me planté delante de él y descargué mi puño en su boca haciéndole sangrar.
-¿Así quieres que me porte? ¿Te gusta así?- Fui a golpearle de nuevo pero Axel me agarró por detrás con fuerza apartándome de Kyle.
-¡Suéltame!


AXEL
Agarré a Saya a tiempo de evitar que le diese una buena paliza al nuevo.
-Eeeeeeh, quieta, tranquila, vamos…- La separé del tío.
-Vamos, vamos, tranquila, Saya, no vale la pena.- Saya intentaba zafarse de mi agarre. Aproveché y la llevé lejos de Kyle antes de que le matase.


KAI
Agarré a Saya del brazo.
-Saya, vale, tranquila… -tiré de ella.
-¿No ves que sólo te está provocando? Déjale que haga el idiota cuanto quiera. –le miré mientras se alejaba limpiándose la herida que tenía en la boca.
-Sólo le necesitamos para saber dónde está Draco, luego nos deshacemos de él. –la acaricié el pelo intentando que se calmase.
-Tienes que aguantar un poco.



SAYA
Miré a Kai aún cabreada
-Pues iréis vosotros con él, por que yo no pienso seguirle… lo siento, pero no puedo, no le aguanto…- Me llevé la mano a la frete suspirando en un intento de calmarme.
-No confío en él… creo que puede ser un traidor… nos conducirá a una trampa…- Negué.
-No puedo ir…


KAI
-Saya… -la cogí de la cara y la miré a los ojos.
-Calma, ya lo sé, es un tío odioso, nadie de aquí le soporta, pero sea una trampa o no, es la única oportunidad de encontrar a Draco, mi vida… -la abracé.
-Si resulta ser un traidor, antes de que llegue a cumplir su traición habremos acabado con él.



SAYA
Negué y me separé de Kai.
-No, Kai, lo siento, pero mientras ese gilipollas esté en el grupo… yo no estaré…- Agarré mi mochila.
-Iré a por Draco yo sola mientras vosotros perdéis el tiempo con ese hijo de puta…- Me giré y empecé a caminar en diferente dirección de la que habían tomado ellos. No quería separarme de Kai y dejarle en compañía de ese traidor.


KAI
-Saya… -miré al resto.
-Saya, espera. –la seguí, no podía dejar que se fuese sola ni separarme de ella.
-Saya, joder, no te precipites espera un momento… -la alcancé y la cogí de la muñeca.
-No puedes irte tú sola.


SAYA
Suspiré y miré a Kai cuando me alcanzó.
-Claro que puedo irme yo sola, no quiero separarme de ti, Kai, pero…- No pude terminar la frase. Unas risas nos interrumpieron. Giré la cabeza a un lado cuando vi dos sombras abalanzarse sobre Kai y yo. Me cubrí la cabeza con un brazo, pero no pasó nada. Aparté mi brazo y miré la rama de un árbol.
Había una chica rubia muy pálida mirándonos con unos ojos amarillos centelleantes. Giré la cabeza rápidamente al ver detrás de nosotros a otra mujer, más esbelta y con una larga cabellera negra. Nos miraba de la misma manera que la otra chica, pero parecía más seria.
-¿Quién coño son estas?- La chica de la rama sonrió… tenía… tenía colmillos.



MARISHKA Y VERONA
Mi hermana y yo estábamos destrozadas por el asesinato de nuestra hermana Aleera. Draco nos mandó apresar a su asesino, pero nosotras pensamos que no le vendría mal un pequeño castigo antes de sentenciarle a muerte.
Llevábamos mucho tiempo buscándole, hasta que por fin damos con él y con su mujer.
-Es un placer conocer por fin al asesino de Aleera, nuestra querida hermana.- Incliné la cabeza levemente.
-Y a su hermosa mujer, como no.- Dijo Marishka desde la rama en la que estaba situada antes de reírse.
-Si, estábamos ansiosas por encontraros, alteza.- Dirigí mi mirada al joven Rey, bastardo asesino…
-Pero siento que esto no sea una visita agradable, pues tanto mi hermana como yo venimos a saldar una cuenta pendiente.- Alcé mi brazo y señalé al Rey.
-Pues venimos a cumplir con nuestra venganza.- Alcé la mano al cielo haciendo que se cubriese de nubes negras y se levantase un fuerte viento.
-¡Draco nos envía para llevarte ante él y así matarte, pero en vez de eso y sentenciarte a muerte después de lo que le hicisteis a Aleera, yo os condeno a una vida eterna de sufrimiento y dolor!- Abrí la boca dejando ver mis colmillos.
-¡Vos seréis castigado como una criatura despreciable y absurda, lo que en verdad sois!- Hice que del cielo cayesen varios relámpagos negros.


KAI
Me puse delante de Saya y retrocedí echándola hacia atrás.
-Estas tías están locas, Saya, vete y avisa a los demás, pero no dejes que te alcancen, vienen a por mí. –saqué la espada y con mi derecha empujé a Saya levemente hacia atrás.
-Vamos, vete.



SAYA
Miré a Kai.
-¿Qué? No…- Miré a las hermana Bolena.
-No voy a dejarte solo, además, tú no fuiste el que mató a Aleera, ¿recuerdas?- Miré de reojo a la loca de la rama.
Me puse al lado de Kai y miré a la vampiresa morena.
-¡Eh, tú! Estás muy equivocada, Kai no tiene la culpa, quién verdaderamente mató a Aleera fui…-No me dejó terminar. Un rayo cayó cerca de mí haciéndome caer al suelo de espaldas. Me senté frotándome la zona de los riñones.



MARISHKA Y VERONA
Miré a la esposa del Rey, no dejaba de parlotear, seguro que intentaría salvar a su amorcito, pero no iba a convencerme de lo contrario. La lancé un rayo haciendo que cayese al suelo. Me planté delante de ella y la miré.
-¡Silencio! No sabes nada, no dejaré que esto quede así.- Marishka se colocó detrás de la princesa agarrándola de los brazos.
-Tranquila, también hay para ti.- Sonreí y volví la mirada al Rey, blandía su espada amenazándome.
-¿Fue con esa espada con la que mataste a Aleera?- Esbocé media sonrisa y golpeé la hoja de la espada arrebatándosela de las manos y lanzándola lejos de su alcance.
-Ahora que estás desarmado, será más fácil maldecirte.- Lancé un rayo en su dirección, el cual le dio de lleno.
Escuché como la princesita gritaba desesperaba al ver como su Rey se carbonizaba ante sus ojos.
Marishka rompió en risas a la cual yo seguí.
Miré a la princesa.
-Ese es su castigo.- Miré a mi hermana y esta la soltó para desaparecer las dos al vuelo.


SAYA
Vi como el rayo golpeaba a Kai de lleno.
-No……..-Mi respiración se paró al igual que mi corazón que dejó de latir.
No sé en que momento se fueron las brujas, estaba paralizada sin apartar la mirada de lo que quedaba de Kai, su ropa.
Me levanté y corrí hacia allí. Arrodillándome ante la ropa de Kai.
-Kai….- No estaba…. ¿qué le habían hecho?
-¡Kai! ¿¿Dónde estás??


KAI
Cuando aquella maldita bruja me atacó el rayo me dio de lleno. Sentí una sensación extraña y un mareo que me hizo caer. Sacudí la cabeza y oí a Saya gritar que dónde estaba. Fruncí el ceño y vi que me encontraba bajo algo.
-Miau… -abrí los ojos como platos, ¿cómo que “miau”?
(“Saya, estoy aquí…”) Nada, salió otro maullido… Miré mis manos, pero… eran… eran patas blancas y peludas… ¿¿Qué coño me habían hecho??
Empecé a revolverme para intentar salir de lo que me cubría, debía ser algún tipo de hechizo visual, me estaban engañando.
Cuando pude librarme de mi prisión, me fijé en que mí alrededor era mucho más grande que antes, incluso Saya, arrodillada frente a mí, era mucho más grande que antes. Volví a mirarme, estaba cubierto de pelo blanco.
-¡Miau! -¡¡Dios!! ¡¡Por qué “miau”!!


SAYA
Algo salió de entre la ropa de Kai, era… era… ¿un gatito?
Fruncí el ceño algo extrañada.
-¿Kai?...- ¿Esas locas habían trasformado a Kai en un gato blanco?
-…no puede ser…- Estiré las manos y agarré al gato alzándolo para mirarle a la cara. Me fijé en sus enormes ojos azules… si, ese era Kai.
-Pero… ¿qué te han hecho?- Acerqué su rostro más al mío.
-Eres chquitín y peludo… un gato…- Genial.
Suspiré y dejé a Kai en el suelo. Me rasqué la frente algo confusa. No lo entendía, ¿por qué le habían trasformado en gato?
-Vale… eres un gato, prefiero eso antes de que te hubiesen hecho algo peor….- Miré al gatito… la verdad es que era muy mono y sus ojos seguían siento como antes… sin duda, era Kai.



KAI
¿¿Un gato?? Me miré por todas partes, tenía razón, era un maldito gato blanco. Abrí los ojos como platos y giré la cabeza, vi mi cola…
Bajé la cabeza, ¿cómo me habían hecho eso? Convertirme en un gato, ¿a quién se le ocurre?
Miré a Saya y de mi boca salió otro maullido. Posé mis… patas sobre su pierna.
(“Saya, ayúdame, no quiero ser un gato. Dios, ¿qué ha pasado?”) Yo me entendía, pero de mi boca sólo salían maullidos y Saya no me entendía.



SAYA
Miré a Kai, parecía desesperado, pero entre tanto maullido, vamos, que no entendía lo que quería decirme…
-Vale, tranquilo… no sé que coño ha pasado, pero… intentaré averiguar como devolverte a tu estado original.- Cogí la ropa de Kai colocándola encima de uno de mis antebrazos. Agarré a Kai con cuidado colocándolo entre mis brazos.
-Vamos.- Me levanté sujetando a Kai para que no se cayese.


KAI
Me sentía muy ligero y débil, y peludo, veía todo mucho más grande, aunque podía diferenciar más detalles de todo, mis oídos y mi olfato estaban agudizados…
Miré a Saya, sabía que era yo, pero aún así…
Posé mis patas sobre su pecho y acerqué mi hocico a su barbilla llamándola, ¿por qué me sentía tan mimoso? Esto de ser un gato me cambiaba por completo…



SAYA
Miré a Kai cuando me “llamó”. Sonreí levemente y le acaricié entre las orejas.
-Tranquilo, me encargaré de arreglar esto, no te preocupes.- Acerqué mi rostro a su cabecita peluda y deposité un beso en ella.
-Ya te dije que yo cuidaría de ti…- No tenía ni idea de si me estaba entendiendo algo, pero al menos, lo intentaba…


KAI
Me acomodé en su pecho, me resultaba muy extraña esa situación, aunque Saya parecía que no tenía ningún reparo en tratarme… como a un gato.
Simplemente dejé que me llevase, dudaba saber caminar a cuatro patas, al menos en esos momentos, aunque quizá debía aprender hasta que me devolviesen mi cuerpo…



SAYA
Llevé a Kai entre mis brazos hasta encontrarme con los demás que nos esperaban en medio del bosque.
-Ya estamos aquí…- Me miraron y después al gatito.
-Este…. Veréis, hemos tenido un pequeño encuentro con las hermanas vengativas de Aleera y, bueno… han querido castigar a Kai de esta manera.- Señalé al gato con mi mirada.
Me miraron perplejos.
-Sé que parece raro, pero, es Kai.


ERI
Me acerqué con los ojos como platos y miré al gatito, tenía los ojos azules como los de Kai.
-Ala… -el gato escondió la cara entre los pechos de Saya.
-… ¿Seguro que es Kai? –le cogí de la colita y estiró la zarpa para arañarme.
-¡Ah! Vale, sí, es Kai…


AXEL
Me acerqué hasta Saya y el minino.
-Vaya jugarreta, mira que convertir al pesado de Kai en un bichito tan mono…- El gato me bufó.
Sonreí y le miré.
-Anda, si que es Kai, tiene la misma mala leche.- Me rasqué la nuca y me alejé un par de pasos al ver que sacaba las uñas.
-Tranquilo, gatito, no vaya a ser que te achuche a un perro.- Entrecerré los ojos.


SAYA
Metí la ropa de Kai en su mochila, la cual me cargué al hombro junto con la mía.
-Creo que es una especie de maldición o embrujo…-Miré a Eri y a Edward.
-Chicos, tengo que ir a buscar a esas tías o algún remedio para ayudar a Kai, sé que tenéis prisa por encontrar a Draco, por eso, vosotros podéis ir junto con Kyle a buscarle mientras yo voy a descubrir como arreglar esto.- Miré a Axel que negó con la cabeza.



AXEL
Miré a Saya cuando dijo eso y negué con la cabeza.
-No, Saya, no es buena idea, además, ¿crees que Kai permitiría que nosotros te dejásemos sola? Creo que no, así que, el plan de matar a Draco tendrá que esperar, primero nos encargaremos de busca a esas pedorras y exigirlas que le devuelvan a Kai su cuerpo.- Sonreí.
-¿Quién sabe? Tal vez encontremos a Draco junto con esas tías.- Alcé las cejas y me acomodé mi mochila al hombro.
-Entonces que… ¿nos vamos?- Me puse en marcha.


SAYA
Miré a Axel y suspiré.
Tenía razón, era mejor que fuésemos todos juntos por si las moscas.
Bajé la mirada a Kai que ronroneaba acomodándose entre mis pechos.
-Tú si que tienes morro.- Sonreí poniendo los ojos en blanco.
-Vamos…- Seguí a Axel… esperaba encontrar pronto la cura para Kai…



KAI
Genial, ahora por mi culpa íbamos a perder tiempo en ir a buscar a Draco. Ronroneé en el pecho de Saya, al fin y al cabo, me estaba dando más mimos…
Miré su mochila y subí por su hombro como pude, intentando no caerme, y entré en la mochila, saqué la cabeza y las patas poniéndolas en el borde, moví mis orejas para estar alerta, les cubriría las espaldas. Maullé, al final resultaría divertido y todo.


SAYA
Miré a Kai cuando se metió dentro de la mochila. Sacó la cabecita y las patas maullando.
Sonreí y alargué la mano para acariciarle la carita.
-Estás muy mono así.- Maulló de nuevo, sonreí y le devolví la caricia.
Miré al frente y suspiré, ahora que Kai estaba “indefenso” tendría que ser yo la que cuidaría de él…


ERI
Iba caminando detrás de Saya. Kai, el gatito, estaba metido en su mochila mirando y escuchando por si nos atacaban, estaba tan mono…
Una de las veces me miró y sonreí.
-Saya, Kai está tan rico en forma de gatito… no diría que es él. –Kai me bufó.
-Jo, encima que te hago halagos, qué cosita más rica… -le acaricié la cabeza y la agachó como pasando de mí, me reí.


SAYA
Miré a Eri y después a Kai cuando la bufó.
-Si, bueno, aun que no ha perdido su mala leche, ¿verdad?- Dije alzando las cejas y mirando al gato.
Me reí y acerqué la mochila más ami hombro para poder tener acceso al gatito al cual besé en la “mejilla”. Sonreí al ver que cerraba los ojitos y bajaba una de sus orejitas.
Eri tenía razón, era muy mono en forma de gatito.



KAI
Ronroneé cuando Saya me besó, me trataba con más mimos, aunque era cierto que yo era más… “mono” ahora. Miré a Axel desafiándole y pasé mi cabeza por el cuello de Saya ronroneando con los ojos cerrados y las orejas bajadas.
-Miau… -por dentro me estaba regocijando de lo lindo.



SAYA
Sonreí acariciándole detrás de la cabeza, tenía un pelaje muy suave y frío. Aun que fuese un gato, aún seguía siendo mi Kai y le trataría de la misma manera que cuando tenía aspecto humano, bueno, con más mimos ya que era un animal muy mimoso...
Le miré de reojo.
-Seguro que cuando vuelvas a ser un hombre me echarás en cara que no soy tan mimosa contigo como cuando era un gato…- Sonreí.
-Anda que no te conozco ni nada…- Miré al frente y seguí caminando con MI gatito al hombro.
Estuvimos caminando hasta el medio día. Por suerte encontramos una aldea llena de mercados, podríamos comprar algo de comida ya que estábamos escasos de ella.
Nos separamos en dos grupos: Axel, Edward y Kyle fueron por un lado, Eri, Kai y yo por otro. Nos encargaríamos de comprar la comida mientras los demás buscaban información sobre las hermanas de Aleera.



KAI
(“Veamos, teoría animal: Los gatos siempre caen de pie.”) Me coloqué en posición sobre el hombro de Saya, me impulsé con las patas de atrás y apoyé mi peso sobre las delanteras. Caí con ellas, aunque no posé bien y me tragué el suelo.
-Miau… -pasé la pata por mi hocico y miré a Saya ronroneando. Pasé entre sus piernas y restregué la cabeza en una de ellas, Eri me miraba diciendo que qué rico era…



SAYA
Miré a Kai y me agaché.
-Pero muchacho, esa no son maneras de bajarse de un hombro.- Me reí y le agarré de la carita, ya que se había hecho daño en el hocico.
-Pobrecito mío…- Le puse sobre mis piernas agarrándole de las patas delanteras haciendo que se alzara sobre las traseras, como si estuviese de pie, acerqué mi rostro al suyo y le di un beso en el hocico.
-Ya estás, ¿ves? Un beso lo cura todo.


KAI
Maullé contento y le lamí la nariz moviendo el rabo, Eri se derretía con mis monerías, ja, ahora Edward no tenía nada contra mí. Me separé levemente maullando y me mantuve sobre las patas. Caminé, no era tan difícil, además, tenía una forma de andar bastante elegante y al ser tan ligero, era mucho más fácil.
Volví a maullar mirando a Saya.


SAYA
Sonreí y me levanté.
-Vamos a buscar algo de comida.- Empecé a caminar seguida de Eri. Kai iba por delante de mí, sin separarse mucho, ya que la calle estaba llena de gente y corría el riesgo de ser pisoteado. De vez en cuando giraba la cabeza para mirarme y soltaba algún que otro maullido para llamar mi atención.
Sonreí y seguí caminando hasta que encontramos un mercadillo donde vendían algo de carne. Compraríamos cosas que no se encontraban en el bosque, ya que el pescado y la fruta era fácil de encontrar en el río y en los árboles.
Kai se sentó sobre sus patas traseras mientras yo compraba, eso si, él marcando pecho… como no, era un gato, pero seguía siendo un rey…
Sonreí y me agaché. Saqué de mi mochila una fresa que me quedaba de la última vez que las cogí en el bosque.
-¿Quieres?- Se la ofrecí sonriendo sujetando la fresa entre mis dedos.


KAI
Me acerqué a Saya y me posé sobre mis patas traseras alzando las delanteras para agarrarme en los dedos con los que cogía la fresa. Olisqueé la fresa, no es que estuviese como el primer día, pero se podía comer.
Cogí la fresa con los dientes y me la metí en la boca sentándome de nuevo en el suelo.
Maullé con el morro enrojecido por la fresa.



SAYA
Le miré y me reí.
-Pero mira que eres guarro, tienes todo el morro manchado.- Saqué un pañuelo y le limpié la boquita y los bigotitos quitándole los restos de fresa.
-Marrano.- Kai maulló. Sonreí mirándole.
-¿Qué? No te quejes ni rechistes, sabes que eres un marrano.- Me reí y me levanté cogiendo la bolsa con la carne. La metí en mi mochila y suspiré.
-Vamos.- Miré a Eri y a Kai. Eché a andar adelantada por Kai que se metió entre mis piernas y ahora caminaba delante de mí meneando el rabito contento.
Miré al frente observando a la gente del mercado. Algo llamó mi atención, algo peludo, grande y negro.
-Oh, oh…- Era un perro enorme, parecía estar cuidando del mercadillo mientras su amo se ocupaba de atender.
Miré a Kai que seguía caminando sin percatarse. Entonces fue cuando el perro giró la cabezota hacia nosotros y clavó sus ojos castaños en Kai. El perro gruñó a medida que Kai se acercaba hacia donde estaba el perro.
Le entregué a Eri la mochila sin decir nada y caminé con más velocidad hasta alcanzar a Kai.
-Kai…- El perro empezó a ladrar y a gruñir con furia, estaba atado, pero tiraba con fuerza intentando soltarse hasta que lo consiguió.
-Mierda…- El perro se abalanzó contra Kai, al que yo agarré cogiendo en brazos antes de que el puto perro le mordiese. Me puse de pie con Kai entre mis brazos. Miré al animal que no paraba de ladrar y saltar intentando morder a Kai.
-Lárgate de aquí, puto chucho.- Me giré dándole la espalda para que no alcanzase a Kai. El perro salté de nuevo sin parar de ladrar. Pegué un grito cuando sentí que la pata del animal me arañaba la espalda.
El dueño del perro llegó a tiempo y lo agarró atándole de nuevo. Me agaché con la espalda dolorida, noté que me había hecho sangre.


KAI
Puto perro, había atacado a Saya, si no me hubiese cogido no la habría cogido a ella.
(“¿Pero no ves que podría haberme apartado? Mira que eres sanguinaria, con el pedazo de bicho que es…”) Me bajé de sus brazos con las orejas caídas y me acerqué a su espalda, el bicho le había hecho sangre.



ERI
Me acerqué corriendo a Saya cuando el perro la atacó.
-Saya… -me agaché.
-Vaya… Ven, tenemos que ir a curarte esto. –la ayudé a levantarse, miré al tendero.
-Debería tener más cuidado con su perro, es una mala bestia. –el tendero pidió perdón, aunque no de manera muy educada. Vi a Kai acercarse al perro.
-Kai, vuelve…


KAI
Me acerqué al perro, que seguía nervioso y ladrando. Arqueé mi espalda de forma defensiva bufando al maldito chucho, olía fatal y me ponía enfermo.
El dueño le agarraba bien, mejor así. Me acerqué y en uno de los intentos de morderme le arañé en todo el hocico, se apartó lloriqueando.
(“Llora, chucho.”) Me acerqué de nuevo y le arañé en una pata bufando, el tendero me gritó e intentó darme una patada, me alejé, aunque me dio en los cuartos traseros, aterrizando a los pies de Eri.
Me giré y le bufé de nuevo, aunque Eri me cogió en brazos, yo seguí en tensión enseñando mis colmillos.


SAYA
Miré al tendero cuando golpeó a Kai, le dediqué una mirada amenazante. Este agarró a su perro y se retiraron. Suspiré y miré a Eri que sujetaba a Kai entre sus brazos.
Negué con la cabeza y me giré.
-Vámonos a buscar a los demás.- Eri me miró preocupada por la herida de la espalda.
-No te preocupes, estoy bien, solo es un arañazo… se me curará…- Agarré la mochila y empecé a caminar hacia la placita, donde nos esperaban los demás.



ERI
Miré a Saya preocupada, decía que estaba bien, pero a saber si ese perro no tenía ninguna infección que podía traspasarle. Agarré bien a Kai, porque seguía nervioso y no parecía que fuese a estarse quieto si le soltaba, seguimos a Saya, debía estar enfadada, así que me mantuve en silencio, y Kai no se movió más que para saltar a la mochila que llevaba Saya.


SAYA
Llegamos a la plaza donde esperaban los chicos con las mochilas llenas con suficiente comida como para un par de mese más.
-¿Habéis averiguado algo de las hermanas locas?- Pregunté dejando la mochila a un lado con Kai dentro.
Miré a Axel que negó.
Suspiré y me senté sobre un banco de piedra.



AXEL
Miré a Saya cuando preguntó y negué.
-Que va, aquí no saben nada de esas tías, ni lo saben ni quieren saberlo, así ha pasado, que nos han mandado a los tres un ratito a paseo cuando hemos sacado el tema.- Me crucé de brazos y la miré cuando se sentó. Ladeé la cabeza al notar algo raro en su espalda.
-¡Ala, Saya!-Tenía un enorme arañazo a lo largo de su espalda. Miré a Kai.
-Pero mira que eres bestia, gato malo.- Le señalé y me bufó.
-Vale, queda claro que no has sido tú… hummm.- Entrecerré los ojos.



SAYA
Suspiré y miré a Axel.
-Pues nada, tendremos que seguir buscando…- Me levanté agarrando la mochila de nuevo.
-Larguémonos de aquí.- Me cargué la mochila al hombro, aún que esos me dolió, pero no dije nada al respecto…


ERI
Agarré la mochila de Saya.
-Saya, por favor… -la quité de su hombro.
-No seas orgullosa, deja que te cure la herida, ¿cómo te vas a quedar con la herida abierta? –dejé la mochila en el suelo y Kai salió, mordió mi pantalón y tiró de él para llamarme.
-Creo que tú deberías dejar el hielo por el momento, no sabemos si funcionaría y lo mismo podrías hacerla daño. –Kai bajó las orejas y se puso entre las piernas de Saya.
Suspiré y saqué el botiquín.
-Vuelve a sentarte.


SAYA
Puse los ojos en blanco y miré a Eri cogiendo de nuevo mi mochila.
-Estoy bien, no necesito curarme, y ahora, vamos.- No era el momento de perder el tiempo en chorradas, la herida se cerraría sola y ya está.
Miré a Kai que estaba entre mis piernas.
-¿Te metes en la mochila o vas andando?- Me miraba con las orejas gachas.
-Vamos, Kai, sabes que no podemos perder el tiempo en tonterías, tú mismo lo dijiste.- Maulló insistiendo.
-No.- Suspiré y empecé a caminar en dirección a la salida de la aldea.


KAI
(“¿Y ahora qué coño te pasa que eres tan cabezota?”) La seguí y mordí su zapatilla para que se parase, tiré de ella y me agarré con las patas a su pierna, no dejaría que se fuese así como así. Aunque, esto era lo malo de ser un gato, que no podía con ella, sólo la podríamos curar si ella cedía, y no sabía si yo podría hacerlo.
Maullé llamándola.


SAYA
Miré a Kai cuando agarró mi pierna.
-Kai, ¿qué haces?- Puse los ojos en blanco.
-Me curaré después, en el bosque, no aquí, en medio de la aldea.- Suspiré y agarré a Kai mirándole.
-Luego me curo, lo prometo.


SAYA
Bajé las orejas, pero la lamí la nariz, no entendía el por qué no podía pararse cinco minutos a curarse un arañazo en la espalda.
Maullé lamiéndola la nariz de nuevo, mi aliento, al igual que antes, estaba helado, quizá sí que podría curar a Saya.


SAYA
Sonreí levemente y le besé en el hocico dejándole en el suelo a continuación.
-Vamos, pararemos a comer.- Empecé a caminar de nuevo en dirección al bosque. Los demás me siguieron sin decir nada.
Al cabo de media hora o así, decidimos parar en un claro para comer algo, ya que teníamos comida suficiente.
Ya que paramos, Eri aprovechó para obligarme a ser curada.
Me tenía tumbada en el suelo boca abajo y sin camiseta
.
Suspiré y me dejé curar… después de todo, no podía quejarme.


KAI
Miré con atención cómo Eri curaba la herida de la espalda de Saya. Lo hacía con suma delicadeza, suaves toques y despacio, propio de una madre que día sí y día también le cura las rodillas raspadas a dos gemelos revoltosos.
Me acerqué a la cara de Saya y la miré de lado, la lamí en la cara y me subí sobre ella, Eri me miró, pasé por su espalda y, aunque no estaba seguro de si funcionaría, lamí levemente uno de los arañazos, aplicando frío.
Cuando me aparté, la herida ya se estaba curando. Mi hielo seguía activo en mí, por suerte. Ahora podían llamarme minino de hielo, aunque, con sinceridad, esperaba que a nadie se le ocurriese.



SAYA
Cerré los ojos frunciendo el ceño cuando sentí que Kai me lamía la herida aplicándome frío.
-Au…- Me quejé, pues el agua oxigenada y los desinfectantes no eran tan eficaces como el hielo que cerraba por completo cualquier herida.
Sentí que Kai recorría mi espalda desnuda con sus patitas y aplicaba más frío con su lengua a los demás arañazos.
Cerré los ojos e intenté relajarme, esa la única manera de que me doliese menos…


KAI
Hice que se cerrasen todas las heridas, Eri se quedó mirándome y recogió las cosas del botiquín, sabía que no tenía nada más que hacer.
Me acerqué a la cara de Saya y la lamí por la mejilla, restregué mi cabeza después, acurrucándome a su lado moviendo mi cola, me sentía realmente como un gato, maldita sea.


SAYA
Sonreí y le miré cuando se tumbó a mi lado moviendo su colita.
Acaricié so lomo con suavidad notando su pelaje. Le acaricié la nuca y seguí bajando hasta su cola que la alzó hacia arriba mientras ronroneaba.
Me reí levemente poniéndome la camiseta. Me tumbé boca arriba y agarré a Kai tumbándolo encima de mí. Seguí acariciándolo mientras escuchaba sus ronroneos.
Le besé en la mejilla y en la cabecita viendo como cerraba los ojos cada vez que le acariciaba por la zona de las orejas.


KAI
Notaba sus caricias y sentía el impulso de ronronear. Me encontraba muy a gusto con las caricias y mimos que me daba Saya, al final tendría que agradecerle a las tías esas que me convirtiesen en un lindo gatito.
Me quedé sobre el pecho de Saya largo rato, en esos momentos me sentía casi como si hubiese sido su mascota de toda la vida, eso era bastante extraño, a decir verdad.


AXEL
Miré a Kai recostado sobre el pecho de Saya… pero que morro tenían algunos.
Cuando terminé de comer, me retiré a un lado…
Esas tías eran seguidoras de Draco, trabajaban para él… eso significaba que conocían conjuros y maldiciones derivadas de la magia negra o de la oscuridad…
Me rasqué el mentón y miré a Saya.
-Oye, Saya… las hermanas de Aleera conjuraron a Kai con magia negra, ¿verdad?- Ella asintió con la cabeza.
-Ninguno de nosotros aquí presentes tiene un poder tan poderoso como para neutralizar el conjuro o maldición que lleva Kai en la chepa, pero…-Me levanté.
-¿Qué hay de los sabios? Ellos son poderosos y conocen muy bien las artes oscuras y la magia, tano la blanca como la negra… tal vez ellos pudiesen ayudar al minino…-Miré a Saya y después al gato.
-No sé como lo veréis vosotros, pero mi idea es esa, ir en busca de los sabios y pedirles que ayuden al pobre Kai.


SAYA
Miré a Axel, la verdad es que tenía razón.
-La idea es buena, Axel, pero… los sabios son demasiado tacaños como para hacernos un favor de manera gratuita. Los conozco muy bien y seguro que se negaran en rotundo a nuestra petición…- Suspiré y miré a Kai.
-A no ser que tú.- Miré a Axel.
-Les amenaces, eres uno de los reyes que firmó la aceptación del consejo, ¿no? Pues yo creo que si llegasen a negarse tú podrías amenazarles con echarles del puesto.


AXEL
Miré a Saya cruzándome de brazos.
-Si, bueno, podría hacerlo…- Asentí.
-Me parece buena idea, está bien.- Sonreí y me señalé la cabeza.
-Eeeeeh, yo pienso.- Me reí.


KAI
Seguí recostado en el pecho de Saya, no hacía más que causarles problemas con esta situación, pero ellos seguían adelante intentando ayudarme.
(“Quisiera pediros perdón por todo esto…”) Me acurruqué en el estómago de Saya, encogiendo la cola, como si fuese un ovillo.



SAYA
Me recosté contra una roca apoyando la espalda en ella.
Acomodé a Kai en mi torso sin dejar de acariciarle. Ninguno sabíamos lo mal que lo estaba pasando salvo él que lo sufría en sus propias carnes.
Le miré sin dejar de acariciarle… y pensar que todo esto era injusto para él… Kai no había matado a Aleera, fui yo, a mi es a quién deberían haber conjurado, no a Kai…
Incliné la cabeza hasta que mi frente quedó pegada a mis rodillas. Cerré los ojos y suspiré.
-Perdóname, Kai, no deberías ser tú es que esté sufriendo esto… no eres el culpable, la que asesinó a Aleera fui yo, pero no me arrepiento de haberla matado, con eso te salvé la vida y es lo que de verdad me importa… pero lo siento tanto… ojala pudiese cambiarme por ti…


KAI
Bajé las orejas, Saya se sentía culpable de lo que había pasado. En realidad yo no me sentía mal porque me hubiesen convertido en un gato, sino que no quería retrasar más las cosas, y las estaba retrasando mucho…
Me bajé de donde estaba y subí hasta sus rodillas, agarrándome de su brazo, la lamí la cara intentando consolarla, quizá en esta forma le recordaría a su querido Tigre…
Ronroneé dándola caricias.
(“Tú no tienes la culpa de nada…”)



SAYA
Sonreí y apoyé de nuevo la espalda en la roca. Agarré a Kai con cuidado apoyándolo en mi pecho. Le besé en la cabeza rodeándole con mis brazos.
Le acaricié mirando sus preciosos ojos.
-Incluso siendo un gato intimidas- Kai maulló.
Me reí y le volví a besar el la cabeza.
Axel había tenido una buena idea, los sabios eran poderosos y nos ayudarían con Kai, no era justo que él estuviese sufriendo y nosotros nos quedásemos de brazos cruzados…


KAI
Sufriendo, decía, con lo bien que me lo estaba pasando yo todo el día en brazos de mi Saya.
Me estiré todo lo largo que era en su pecho, como más me gustaba despanzurrarme. Maullé contento, ojala pudiese hablar con ella, la diría que todo está bien, que no me pasaba nada, que la quería… cosas de esas que un gato no puede decirle a su mujer.

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