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viernes, 28 de mayo de 2010

Capitulo- XCIV- UNA VELADA POCO ROMÁNTICA…

KAI
Después de abrigarnos los dos, salimos a los jardines del castillo, donde el suelo estaba totalmente nevado. Nos pusimos botas para andar sin complicaciones y abrí la puerta principal.
Esbocé media sonrisa ofreciéndole mi brazo a Saya para que se agarrase, y una vez lo hizo, comenzamos a caminar hacia el laberinto de setos que había en la parte posterior del castillo.
-Vamos a perdernos un rato.


SAYA
Agarré el brazo de Kai y sonreí caminando a su lado recorriendo el laberinto nevado.
Pude ver a Kai Jr. a lo lejos en el establo junto a un hombre rubio.
-¿Ese es el nuevo mozo de los caballos?- Pregunté señalándolo con la barbilla.
Desde mi posición no le veía muy bien, pero no estaba mal.


KAI
Miré al nuevo mozo, que estaba adaptándose a su puesto de trabajo.
-Sí, es… Carlos, creo, no me he fijado mucho en su nombre. Es un Piro, no sé por qué ha venido de tan lejos para trabajar aquí. –se montó en uno de los caballos a pelo, si era bueno no le pasaría nada, pero se iba a romper en dos mitades si no lo era.
-Parece que se quiere lucir delante del niño.



SAYA
Sonreí y le miré mientras se montaba encima del caballo.
-Parece que a Kai le cae muy bien.- Miré a Kai de reojo y sonreí.
-Es muy mono, y eso que no le veo bien desde aquí.- Solté una risotada y miré a Kai agarrándome más a su brazo y apoyando la mejilla colorada por el frío sobre su hombro.


KAI
Alcé las cejas.
-¿Intentas ponerme celoso diciendo que ese chaval es mono? Anda ya. –la puse la capucha del abrigo hasta cubrir sus ojos.
El tal Mario empezó a trotar con el caballo por las pistas de equitación cubiertas de nieve, a Kai parecía llamarle la atención.
Negué con la cabeza.
-Si quieres a un egocéntrico ya me tienes a mí.


SAYA
Me reí y me retiré la capucha dándole un golpe en el hombro sin fuerza.
-No intento ponerte celoso, tontorrón. Solo he dicho que me parece mono, nada más.- Le di un beso en la mejilla y seguí caminando tirando de él.
-Vamos, egocéntrico.- Sonreí mordiéndome el labio.
-Estamos en un laberinto, ¿no? Pues a ver si me encuentras.- Le solté y caminé desviándome por un camino distinto al que íbamos. Sonreí y miré a Kai de reojo.


KAI
Alcé las cejas. Conocía ese laberinto como la palma de mi mano, cuando mi padre no estaba en casa, jugaba con mi madre y mi hermana al escondite, si ella se desviaba acabaría encontrándola de cualquier manera. Esbocé media sonrisa siguiéndola, ya estaba trazando en mi mente el camino a seguir según donde torciera la próxima vez.
-Ya puedes correr si quieres perderme de vista.



SAYA
Le miré y suspiré.
-Ohm, claro, supongo que te sabes todo el laberinto, sería una tontería intentar despistarte.- Caminé delante de él arrancando una hojita del la pared del laberinto.
Kai se conocía el laberinto y los jardines como la palma de su mano, cosa que le quitaba toda la magia…


KAI
Suspiré y alcé la mirada cuando giramos la esquina. Fruncí el ceño y miré hacia atrás. Debía haber un camino a la izquierda, pero… no lo había…
-Ehm… -retrocedí sobre mis pasos.
-Llámame “memoria pez”, pero creo que desde los siete años se me ha desviado la coordinación. –volví a mirar, intentando recordar qué camino era ese.
Me rasqué la nuca.
-Ahora lo recuerdo… lo cambiaron por este mismo problema… -carraspeé mirando al frente.
Sonreí.
-Nos… hemos perdido.



SAYA
Miré a Kai y me encogí de hombros.
-Genial, pues nada, entonces sigamos.- Me giré y miré hacia delante. Seguí caminando sin darle mucha importancia.
-Sigamos hacia delante y punto, ya encontraremos el camino.- Como dije, seguí caminando siguiendo los pasillos del laberinto.


KAI
La miré mientras caminaba, pasando de lo que la había dicho.
-Pensaba que querías que nos perdiésemos… Que sería más… divertido. –me acerqué abrazándola por la cintura y la besé en la mejilla.
-Y si recuerdo el camino, me pondré a dar vueltas como un pato mareado para perderme, y a poder ser, quedarme por aquí perdido y que tengas que venir a buscarme. –la miré alzando las cejas.
-¿Me voy yo y tú me buscas?



SAYA
Le miré y alcé una de mis cejas.
-Pensaba que te sabías el camino, es lo que intentado hacer yo hace un par de minutos…- Suspiré y asentí.
-Está bien… tu te vas y yo te busco…- Bajé la mirada al suelo y esperé a que se marcharse para ir a buscarle.


KAI
-Ah, ah, eso es trampa. –la puse de nuevo la capucha.
-“Que pesadito eres con la capuchita” –dije imitando su voz y la di un par de vueltas.
-Así es más divertido, ¿o no? –esbocé media sonrisa y miré el suelo, las huellas en la nieve eran lo más delatador, pero por suerte mucha gente había pasado a lo largo del día por ahí, no distinguiría las mías.
Eché a andar deprisa y me metí por uno de los pasillos.



SAYA
Puse los ojos en blanco cuando me puso la capucha. Suspiré y cuando me dio un par de vueltas.
-¿Esto qué es, la gallinita ciega?- Esperé un par de segundos y me retiré la capucha. Estaba sola en el pasillo. Kai se había marchado para esconderse. Sonreí y negué con la cabeza y empecé a andar por el pasillo torciendo hacia la derecha. Kai jugaba con ventaja, se sabía el laberinto mientras que yo no me sabía nada de nada.


KAI
Me paré frente a un pasillo sin salida, con tanta tontería me había perdido de verdad…
-Ahí va… -miré hacia atrás y volví sobre mis pasos para meterme en otro pasillo, la memoria me fallaba de verdad. Oí los pasos de Saya en la nieve, así que me moví deprisa por el lado contrario, quizá un pasillo paralelo, se oían mis pasos.



SAYA
Seguí caminando apareciendo en otros pasillos iguales que los que había dejado atrás. No encontraba a Kai pero disfrutaba del paisaje y de la nieve.
Escuché unos pasos, serían los de Kai, no había nadie más por ahí… o ese pensaba yo.
Giré una esquina y pude vislumbrar la silueta de Kai. Sonreí y suspiré.
-Uy, creo que te he visto.


KAI
Me escondí detrás de un seto cuando oí la voz de Saya, me había pillado. Sonreí y me fui moviendo poco a poco más lejos.
Podía diferenciar las huellas de Saya en el suelo, conocía sus botas, pero era ella la que me perseguía a mí, y, al menos eso nos serviría para salir más tarde si es que no encontraba la salida. Entonces oí unos cascos contra la nieve. Miré al final del pasillo y vi uno de los caballos de la cuadra llegar corriendo, pasó de largo pasando justo por delante de Saya cuando entraba en mi pasillo.
Miré uno de los anexos que salían y corrí hacia allí aprovechando la confusión.



SAYA
Seguí caminando por el pasillo que había visto a Kai, pero en vez de encontrarme con Kai me topé con un caballo que se me echaba encima. Iba sin jinete y sin riendas, así que seguro que se había escapado de las cuadras.
Abrí los ojos ampliamente y caí al suelo de espaldas cuando el caballo se encabritó alzándose sobre sus patas traseras. Retrocedí hasta que mi espalda dio contra la pared del laberinto. El caballo relinchó agitando sus patas delanteras, me cubrí la cabeza cuando una de sus pezuñas pasó tan cerca de mi cara.
-¡Joder!- Grité intentando moverme hacia aun lado, pero el caballo estaba muy nervioso y no paraba de agitarse.



KAI
Abrí los ojos ampliamente cuando oí al caballo relinchar. Fruncí el ceño y salí de mi escondite para ir a parar al caballo, ya que estaba encima de Saya, prácticamente.
-¡Sa…! –tuve que frenarme, porque vi una melena rubia pasar por delante de mí, era el chaval de las cuadras.
Corrió detrás del caballo.



DAVID
Uno de los caballos nuevos, que aún no estaban amansados, se me escapó de las manos cuando intentaba colocarle las riendas, adentrándose dentro de un laberinto de setos situado cerca del establo.
-¡Eh! –el caballo era salvaje y corría muy deprisa, me iba a costar alcanzarle, pero no podía dejar que mi primer día de trabajo empezase así.
Corrí por los pasillos del laberinto, siguiendo al semental desde unos metros más atrás, si lo perdía de vista podía seguir sus huellas en la nieve, suerte.
Cuando vi que frenaba, se desbocó y empezó a relinchar, había encontrado algo que le había alarmado. Corrí hacia allí, aunque casi chocándome con el rey, que salió de la nada. Llegué hasta el caballo y me puse delante de él.
-¡Para, para, pequeño, para! –moví los brazos intentando calmarle. Poco a poco dejó de agitar sus patas y se desvió del camino. Cogí la cuerda que llevaba atada al pantalón y se la até al cuello y, aunque reaccionó algo nervioso, se mantuvo más bien quieto.
Suspiré y miré a lo que le había alterado, era una mujer… No… una… parecía una ninfa, era tan guapa y…
-¡Oh, lo siento, lo siento mucho! –me acerqué ayudando a la chica a levantarse.
-Perdona, se me ha escapado el caballo, no pensé que fuese tan bravo. –la miré por si la había herido.
-¿Estás bien? –el rey se acercó por detrás.



SAYA
De repente el caballo se amansó y pude escuchar la voz de un hombre que incitaba al animal a calmarse. Abrí los ojos y vi que era el nuevo mozo de los caballos. Tragué saliva y me levanté con su ayuda. Las piernas me temblaban y el corazón me iba a mil por hora. Tuve que agarrarme al chico para evitar caerme.
Odiaba a esos animales, los odiaba con todas mis fuerzas…
-S-si… estoy bien…


DAVID
Suspiré aliviado.
-Menos mal, ya pensaba que iba a perder mi empleo el primer día por impertinente… -esbocé media sonrisa y la miré de nuevo.
-Vaya, estás temblando, ¿en serio estás bien?


KAI
Me acerqué a Saya, el caballo la había atacado y se había asustado mucho, estaba temblando.
-Saya, ¿no te ha hecho nada? –me acerqué y la cogí de la barbilla para mirarla, por suerte no había llegado a tocarla.
Suspiré y tiré levemente de ella abrazándola.



DAVID
Miré cómo el rey abrazaba a aquella chica y… oh, mierda, el caballo había atacado a la reina.
-So… sois vos… -negué con la cabeza inclinando mi cabeza.
-Lo siento, lo siento muchísimo, majestad, de verdad. Os prometo que haré lo que esté en mi mano para compensaros por el incidente…


SAYA
Miré al chico cuando inclinó la cabeza. Negué enérgicamente y le miré de nuevo.
-N-no… tranquilo, estoy bien, no hace falta que hagas nada… ha sido un accidente…- Asentí y miré al caballo, al menos se había calmado. Cerré los ojos suspirando pesadamente y apoyé la frente en el pecho de Kai.


DAVID
Carraspeé para aclararme la voz, menuda metedura de pata… El rey me miró con cara de malas pulgas, bajé la mirada al suelo.
-Yo… llevaré el caballo a la cuadra. –me acerqué al caballo y agarré las riendas con firmeza.
-Yo… de verdad lo siento… -suspiré y busqué las huellas del caballo en el suelo, que eran un poco difíciles de encontrar entre tanta marca, y empecé a seguirlas. La reina… Joder…



KAI
Suspiré acariciando el pelo de Saya intentando que se calmase, se había llevado un buen susto. La abracé contra mi pecho y la besé en la cabeza con suavidad.
-¿Estás mejor? ¿Quieres que volvamos ya o prefieres seguir paseando para despejarte un poco más? –la miré a los ojos.



SAYA
Miré a Kai y negué.
-Nada de paseos, al menos cerca del establo. Creo que me volveré a casa…- Le miré de nuevo y respiré más tranquila… había visto la pezuña de ese animal tan cerca de mí, casi rozándome…
-Ohm… antes de que se me olvide… te pillé.- Solté una risotada y volví a apoyar la frente en el peco de Kai.



KAI
Sonreí abrazándola.
-Parece que he perdido entonces… -la besé en la sien rodeando sus hombros con mi brazo.
-Tendré que tener unas palabras con el nuevo empleado, no ha empezado con buen pie… -suspiré mirando al suelo, siguiendo las huellas del caballo.



SAYA
Miré a Kai y negué.
-No… no le eches la bronca, Kai, un error lo comete cualquiera. Ha sido un accidente y estoy bien…- Me miré por si acaso tenía alguna herida.
-Si… estoy bien.- Miré a Kai de nuevo y sonreí levemente.
-No creo que una bronca le venga muy bien y más siendo su primer día. Además, tengo que agradecerle que haya llegado a tiempo y calmado al animal.


KAI
Suspiré.
-Sí, te ha salvado de salir herida, pero si hubiese tenido cuidado con el caballo no habría tenido que hacerlo… -bajé los hombros suspirando.
-Está bien, no le diré nada, pero espero que no siga esta dinámica siempre. –la miré.
-No me gustaría que no pudieses ni salir al jardín por culpa de los caballos.



SAYA
Solté una risotada nerviosa y me agarré a su brazo.
-Eso no hace falta ni que lo digas, no pienso salir más al jardín… si antes odiaba a los caballos, ahora ya ni te cuento…- Suspiré y negué.
-¿Vamos a casa? O me voy yo si tú quieres quedarte por aquí…


KAI
Negué con la cabeza.
-Tranquila, me quedo contigo. Ya que se ha estropeado el paseo, debo recompensarte de alguna manera, ¿no? Supongo que podría llevarte a cenar o cosas de esas que hacen las parejas normales… -solté una risotada.



SAYA
Le miré y alcé las cejas.
-¿Cenar? ¿Tú y yo? ¿Fuera del castillo?- Solté una risotada.
-Vale, creo que ya tengo bastante por hoy como para que me gastes una broma. Te he pillado.- Negué con la cabeza y seguí caminando para salir del laberinto… aun que… la idea de Kai me hubiese gustado.


KAI
Fruncí el ceño.
-Saya… -solté una risotada.
-Te lo estoy diciendo en serio. Quiero compensarte, y además, nunca te he llevado a cenar, creo que te lo mereces. Podemos cenar donde queramos, sólo tienes que vestirte y vamos donde tú quieras. –asentí.
-De verdad.


SAYA
Le miré y alcé las cejas.
-¿En-en serio?- Parpadeé un par de veces y carraspeé. No me lo podía creer, Kai quería salir a cenar conmigo fuera del palacio.
Sonreí y asentí.
-Me parece bien.


KAI
Sonreí.
-Entonces decidido, esta noche nos vamos tú y yo a cenar, y después, nena, lo que surja. –solté una risotada y la besé en los labios.
-Y tal y como estás… surgirá. –esbocé media sonrisa y la volví a besar, haciendo que se inclinase levemente hacia atrás.
-Verás como no te arrepientes.



SAYA
Alcé las cejas y posé mis manos en su pecho apartándolo levemente.
-Espera, ¿cómo que “y tal y como estás, surgirá”? ¿A qué te refieres con eso? ¿Me estás llamando salida?- Le miré indignada y cruzándome de brazos.
A ver si se pensaba que como me había insinuado un poco ya era una salida.


KAI
-Eh… -me rasqué la nuca.
-Saya, no te he llamado salida. Cuando he dicho “y tal y como estás” me refería a “tal y como estás de buena”, no sé si lo has captado es la miradita que te he echado. –me encogí de hombros.
La abracé por la cintura.
-Si sabes que el salido de los dos soy yo.



SAYA
-Ohm…- Me puse algo roja, había metido la pata y encima Kai me decía que estaba “buena”.
Le miré y esbocé media sonrisa.
-Si es que, da igual que sean reyes o campesinos, los hombres seréis siempre igual de salidos.- Puse los ojos en blanco y me separé para salir finalmente del laberinto.



KAI
Alcé las cejas y negué con la cabeza siguiéndola.
-Eso es un estereotipo, que lo sepas, no todos somos unos salidos. –entramos al castillo y me quité el abrigo, esperaba que Kai estuviese bien y no le hubiese pasado nada con los caballos…
Suspiré y cogí a Saya de la cintura cuando se quitó el abrigo.
-¿A dónde desea la reina ir a cenar esta noche? –la besé en el cuello.



SAYA
Me quité el abrigo dejándolo colgado en el perchero de la entrada junto al de Kai.
Sonreí y me encogí de hombros.
-Pues… no sé… tú eres el que más conoce tú propio reino… yo no tengo ni idea de que sitios hay por aquí.- Le miré de reojo y me encogí de hombros de nuevo.
-¿Qué… sugieres tú?


KAI
Suspiré mirándola.
-Pues… Hay un restaurante que me llamó la atención cuando pasamos por allí, como a ti te gusta de todo supongo que no te desagradará. –la besé en el hombro.
-Si yo lo que quiero es verte con uno de esos preciosos vestidos de tu armario. –la volví a besar en el cuello.


SAYA
Solté una risotada y puse los ojos en blanco.
-Como no…- Negué con la cabeza sonriendo y suspiré.
-Pues nada, será mejor que suba y mire en mi armario que vestido ponerme para alegrarte la vista.- Me separé y me dirigí hacia las escaleras para subir al cuarto.
Era la primera vez salía con Kai como si fuésemos una pareja normal… ¿tendría fiebre?



KAI
Sonreí y suspiré. Aún tenía que esperar a la noche para verla con el vestido, pero… podía esperar.
Me llevé la mano a la nuca y me dirigí a mi despacho para adelantar algo de papeleo. Pensé en Max, en cuanto llegase con las chicas debía hablar con él sobre lo que había dicho.


JIMMY
Había pasado la mañana junto a los sabios. Me enseñaron la sede y mi despacho… tenía despacho, jo, que nivel.
Ánima había estado sola todo ese tiempo y eso me hizo pensar en algo.
Así que, nada más salir, me dirigí a toda prisa al cuarto para hablar con Ánima. Me sentía ilusionado y emocionado.
Abrí la puerta del cuarto y sonreí cerrando después.
-¿Ánima?


ÁNIMA
Estaba sentada junto a la ventana de la habitación leyendo un libro que me pareció curioso de la biblioteca del castillo, entonces llegó Jimmy.
Sonreí.
-Vaya, ya has vuelto. –cerré el libro dejando la hoja marcada por un marca páginas y me levanté.

-Buenos días.


JIMMY
Me acerqué y sonreí.
-Hola.- La besé en la frente y miré el libro que estaba leyendo.
-¿Qué lees?- Me senté en la cama haciendo que se sentase encima de mis piernas. Rodeé su cintura con mis brazos y cogí el libro leyendo el título.
-Debes de haberte aburrido mucho sin mi ¿no? Porque yo no he hecho otra cosa que pensar en ti toda la mañana.


ÁNIMA
Sonreí y acaricié su barbilla con mis dedos.
-La verdad es que aquí sin ti sí que es un poco aburrido. No conozco a nadie más que Kai, Saya y Kai Jr. y los tres están ocupados todo el tiempo, así que estoy casi todo el tiempo sola si tú no estás. –le besé en los labios con ternura.
-Sin ti no soy nada. –sonreí.



JIMMY
Sonreí y la miré.
-Pues como te he dejado sola, esta noche tengo una sorpresa para ti, para compensártelo.- La besé en la mejilla con suavidad varias veces.
-¿Qué te parece si vamos a cenar tú y yo solitos esta noche?- Sonreí mordiéndome el labio mientras la acariciaba una de sus piernas con suavidad.


ÁNIMA
Sonreí y cerré los ojos mientras me besaba.
-Me encantaría, aunque… ¿Te refieres a la ciudad? ¿En… sociedad? –coloqué un mechón de mi pelo tras mi oreja.
-Bueno, supongo que no tengo de qué preocuparme si nadie descubre quién soy, además… tú me proteges, ¿verdad? –sonreí.


JIMMY
Sonreí y seguí dándola besos por la mejilla y fui bajando lentamente por su cuello.
-Bueno, por eso no te preocupes, donde vamos es un sitio muy solitario. Como he dicho tú y yo solos.- La miré y esbocé media sonrisa.
-He reservado la mejor mesa de todo el reino y con muy buenas vistas.


ÁNIMA
Sonreí ampliamente.
-No sé qué es lo que tramas, pero eres un cielo. –le cogí de las mejillas y le besé en los labios, acariciándolos.
-Te quiero. –le volví a besar rodeando su cuello con mis brazos y acariciando su pelo rubio.



JIMMY
Posé mis manos tras su espalda siguiendo su beso.
-Yo también te quiero.- Sonreí y la besé de nuevo tumbándome y colocándola encima de mí.
-Ponte algo bonito, ¿eh? Aún que, con que te pongas un vestidito me vale, cualquier cosa quedará perfecto en ti.- Sonreí y la besé suavemente en el cuello.



ÁNIMA
Sonreí.
-Lo único malo… es que yo no tengo vestidos… -le miré.
-Voy a tener que pedirlo por aquí a alguien… En un castillo supongo que habrá muchos vestidos. –sonreí.
-Quiero ponerme guapa para ti. –dije pasando mi dedo por su nuez, bastante pronunciada.



JIMMY
La miré y me reí.
-Bueno, eso no tienen ningún problema.- Me levanté y miré el reloj.
-¿Quieres que vayamos de compras?- Alcé las cejas y asentí.
-Nunca he ido de comprar y no sé tú ¿Te apetece?- La cogí en brazos y sonreí ampliamente.
-Yo te ayudaré a elegir un vestido y lo que quieras.


ÁNIMA
Sonreí de nuevo.
-Bueno… nunca he ido de compras… compras. Y sí, me encantará ir a comprar un vestido contigo, así sé cuál te gusta, y te pediría que fueses más objetivo en vez de ser tan pelota… -esbocé media sonrisa y me levanté.
-¿Entonces qué? ¿Nos vamos? –pregunté yendo a buscar un abrigo bien cálido al armario.



JIMMY
Asentí y me quité la túnica blanca de los sabios. Me puse una camiseta de manga corta y después encima una sudadera gordita. Cogí mi abrigo y me lo puse encima.
-Venga.- La agarré de la mano y tiré de ella saliendo del cuarto.
Sonreí y la besé en la mano.



ÁNIMA
Sonreí de nuevo, no paraba de hacer cosas que llegaban a sonrojarme, era un chico fantástico, y era mío, era yo la que me iba a casar con él… Suspiré y le seguí cogida de su mano. Me pegué totalmente a él cuando salimos del castillo, hacía mucho frío y estaba mucho mejor a su lado.



JIMMY
Llevé a Ánima a una gran tienda que había en el centro. Era muy grande y había de todo. Por suerte hacía calorcito allí dentro.
-Vaya, que grande es esto, ¿no?- Miré a Ánima y sonreí.
-Pues nada, tú dirás.- La señalé con la barbilla unas estanterías llenas de ropa de mujer.
-Yo te sigo.


ÁNIMA
Suspiré mirando a todas partes, había mucha ropa, sólo había visto tanta ropa en los armarios de algunas mujeres con las que había llegado a hospedarme, pero… no llegaban a esto.
-Vaya… -no solté la mano de Jimmy mientras miraba por encima los vestidos. Me paré frente a uno de color lila que me llamó la atención. Lo miré y lo cogí para verlo bien.


JIMMY
Seguí a Ánima y la miré cuando cogió un vestido que llamó su atención.
-Coge los que más te gustan y te los pruebas.- Miré hacia el fondo de la tienda.
-Allí estas los probadores.- La besé en la mejilla y sonreí.
-Vamos, no te cortes, mira cuanto quieras y lo que te guste lo coges.


ÁNIMA
Sonreí y le besé en la mejilla. Sujeté el vestido entre mis brazos y me dirigí a los probadores para ponérmelo.
Me dio un poco de reparo, pero me miré en el espejo cuando lo tuve puesto y no me quedaba tan mal…
Salí para que Jimmy pudiese verlo.
-¿Te… gusta?



JIMMY
Esperé a que Ánima saliese de los probadores. Me apoyé en la pared y la miré cuando salió ya vestida.
La miré y abrí los ojos ampliamente repasándola con los ojos de arriba abajo.
-Dios… quiero decir…- Carraspeé y me froté la nuca.
-Estás preciosa…- Esbocé media sonrisa. ¿Preciosa? Estaba deslumbrante, hermosa… Dios, que buenorra…


ÁNIMA
Sonreí bajando la mirada, colorada, cómo no.
-Vaya… gracias. –le miré y después miré el vestido.
-Bueno… no creo que sea nada del otro mundo, pero… si a ti te gusta, creo que cogeré este, al menos para esta noche. –asentí sonriendo y volví a entrar al probador para volver a cambiarme.



JIMMY
Esbocé media sonrisa y miré a mí alrededor asegurándome de que nadie nos miraba. Me metí dentro de los probadores y asomé la cabeza en el probador en el que estaba Ánima justo bajándose el vestido.
-Guao… así me gustas más.


ÁNIMA
Exclamé tapándome cuando vi la cabeza de Jimmy asomar detrás de la cortina del probador.
-¡Jimmy! –suspiré aliviada.
-Eres un idiota. –sonreí mirando fuera y tiré de él para que entrase conmigo. Me di la vuelta.
-¿Terminas de desabrochármelo? Es que no llego… -esbocé media sonrisa.



JIMMY
Esbocé media sonrisa y cerré la cortina de manera que no se viese nada desde fuera.
-Claro.- Agarré la cremallera del vestido y terminé de bajársela lentamente. Acaricié su espalda desnuda con la yema de mis dedos dejando caer el vestido al suelo. Seguí bajando las manos hasta la tira de su braguita y finalmente hasta sus cachetes, los cuales agarré juntando su espalda a mi pecho. La besé por el cuello dándola pequeños mordiscos suaves.
Acerqué mis labios a su oído y sonreí.
-¿Sabes que me haces perder la cabeza?- Susurré posando una de mis manos sobre el espejo del probador llevando mi otra mano hasta posarla sobre su vientre desnudo.



ÁNIMA
Cerré los ojos sintiendo cómo mi piel se alarmaba ante las caricias de Jimmy.
-No hace falta que lo jures. –sonreí mordiéndome el labio. Giré la cabeza cerrando los ojos y posé mis labios en su barbilla.
-Aunque mantienes la postura mucho mejor que yo. –suspiré posando una de mis manos tras su nuca.



JIMMY
Me reí levemente y la mordí en el hombro con suavidad retirando el tirante de su sujetador.
-¿Sabes que los lugares estrechos me ponen mucho? Y más si estoy contigo tan apretado a tu cuerpazo.- Aparté su pelo hacia un lado y seguí dándola mordiscos por el hombro y el cuello acariciando su vientre con mi otra mano hasta la tira de su braguita y más abajo.



ÁNIMA
Suspiré con fuerza, con los ojos aún cerrados. Abrí los ojos mirando al espejo. Me vi ahí semidesnuda, con Jimmy acariciándome y mordiéndome por el hombro, automáticamente enrojecí por ver mi cara.
Volví a cerrar los ojos.
-¿Sabes qué es lo que más me pone a mí? –me giré rodeando su cuello con mis brazos.
-Tú. –le besé en los labios con pasión.


JIMMY
Correspondí a su beso con fiereza y la agarré de los cachetes de su trasero alzándola y haciendo que sus piernas rodeasen mi cintura. La empotré contra la pared del probador sin parar de besarla. Me quité la chaqueta y después la sudadera quedándome tan solo con la camiseta de manga corta de debajo.
La besé de nuevo presionando los cachetes de su culito con fuerza, pero sin llegar a hacerla daño.



ÁNIMA
Respiré con fuerza cuando de repente acabé con la espalda en la pared. Agarré el pelo de Jimmy entre mis dedos besándole con fiereza, no podía hacerme eso… no en un lugar público, iba a morirme si no podía desahogarme por la excitación.
-Dios, como me pones, Jimmy. –me mordí el labio y le volví a besar.



JIMMY
Esbocé media sonrisa y me quité la camiseta quedándome con el torso al descubierto.
La besé con fuerza. Estar encerrado ahí dentro con Ánima me excitaba mucho y más estando ella medio desnuda.
Mientras la besaba, posé una de mis manos en uno de sus pechos mientras que la otra seguía teniéndola en su trasero.
Respiré con fuerza sin parar de acariciarla, esperaba que no nos pillasen aún que pensar en eso me motivaba mucho más.



ÁNIMA
Cogí aire con energía, agarrando con fuerza su pelo entre mis dedos, me volvía loca; sus caricias, sus besos, sus palabras, él entero…
Pasé mis manos a su nuca, la cual acaricié apretando su piel con mis dedos. Le besé con fuerza, era casi una competición por cuál de los dos ganaba en cuanto a besos.
Le miré y posé mis manos en su pecho volviendo a besarle.



JIMMY
Esbocé media sonrisa y agarré sus braguitas con mis dedos. Se las bajé con lentitud mientras la besaba acariciando sus labios con mi lengua.
Dejé caer sus braguitas al suelo y la besé con fogosidad mientras me desabrochaba el cinturón preparado para lo que venía a continuación y que no olvidaríamos en la vida.



ÁNIMA
Gemí levemente, mordiéndome el labio y encogiendo el vientre cuando me deshizo de las braguitas, quería hacerme el amor ahí sin importar lo demás, y yo, estaba encantadísima.
Le besé de nuevo, bajando mis manos hacia su pantalón para ayudarle a deshacerse de él, acaricié su pelvis con suavidad.


JIMMY
Solté un gemido cuando sus manos rozaron mi punto más íntimo haciendo que me excitase aún más.
Me bajé los pantalones y acto seguido los calzoncillos. La besé presionando mis labios contra los suyos agarrando uno de sus muslos con fuerza y penetre completamente.
Gemí y volví a penetrar posando mi mano libre sobre la pared.



ÁNIMA
Ahogué el gemido en sus labios, penetró limpiamente sin darme tiempo a reaccionar. Apreté mis dedos contra sus hombros encogiendo el vientre y arqueando la espalda, besando sus labios sin descanso.
Me agarré fuertemente con las piernas alrededor de su cintura, estaba muy excitada…


JIMMY
Jadeé y seguí penetrando de manera seguida. Agarré fuertemente su muslo y posé mis labios sobre su cuello para poder ahogar los gemidos y que no nos pillasen.
Aumente la velocidad poco a poco acariciando uno de los pechos de Ánima por encima del sujetador.


ÁNIMA
Me mordí el labio con fuerza, casi haciéndome daño, para que no se oyesen mis gemidos. Esta era una de las veces que más estaba disfrutando del sexo con Jimmy, debía ser la situación o el cómo nos habíamos seducido el uno al otro.
Acaricié todo su pecho y su torso cerrando los ojos y concentrándome en no hacer ruido.



JIMMY
Cerré los ojos y jadeé con bastante fuerza sin dejar de penetrar.
Estaba tan excitado que pronto acabaría, pero me iba a quedar con las ganas de repetir.
Aumenté aún más la velocidad sin poder controlarlo, estaba siendo el mejor “polvo” de toda mi vida.



ÁNIMA
Se me escapó un gemido al aire y alcé la cabeza tapándome la boca. Había aumentado la velocidad de las penetraciones, y, al estar de pie, se notaban mucho más que al estar tumbados.
-Jimmy… -jadeé, aunque casi fue un susurro. Me estaba matando de placer, estaba casi segura de que iba a acabar antes que él.
-Por favor, no pares… -susurré.



JIMMY
Esbocé media sonrisa y negué cuando me pidió que no parase.
-No…- Me apreté contra ella agarrándola de los muslos penetrando con velocidad pero sin ejercer mucha fuerza. Lo mejor era disfrutarlo y sentirlo al cien por cien.
Apreté los labios y gemí intentando aguantar, tal y como quería Ánima.


ÁNIMA
Me agarré a la pared con una de mis manos, casi arañando la pared, disfrutando como si fuese a morir.
Con la otra mano arañé el hombro de Jimmy.
Arqueé la espalda sintiendo como el orgasmo se liberaba, mordiéndome el labio para no delatarnos.


JIMMY
Apreté los dientes cuando Ánima me arañó el hombro, me había hecho daño, pero no le di importancia.
Tuve el orgasmo un par de segundos detrás de ella.
Jadeé y apoyé las manos en la pared encima de su cabeza dejando antes a Ánima de pie sobre el suelo.
Tragué saliva y la miré esbozando media sonrisa.
-Dios… puede que… te suene algo vulgar… pero… vaya pedazo de polvo.- Susurré casi sin aliento.



ÁNIMA
Sonreí respirando seguidamente.
-Nunca mejor dicho. –le cogí de la cara y le besé mirándole, entonces me di cuenta de las marcas de su hombro.
-Dios… -pasé mis dedos y me mordí el labio.
-Lo… lo siento… me he emocionado. –le besé en el hombro, sobre las marcas de mis uñas.



JIMMY
La miré y negué con la cabeza.
-No te preocupes.- La besé en los labios y sonreí.
-Será mejor que te vistas, cojas el vestido y nos marchemos. No quiero levantar sospechas.- Solté una risotada poniéndome los calzoncillos y los pantalones. Busqué mi camiseta y mi sudaderas para poder ponérmelas. Una vez puestas, cogí el abrigo y salí del probador peinándome con la mano.
-Por cierto.- Asomé la cabeza dentro del probador.
-Me gusta el vestido.- Me reí y salí de los probadores. Por suerte nadie sospechaba nada… o eso creía.



ÁNIMA
Suspiré apoyando la espalda en la pared. Qué hombre, madre mía… Sonreí ampliamente mientras me vestía. Me había gustado tanto la experiencia que pensaba venir a comprar ropa más de vez en cuando.
Salí ya vestida y con el vestido de color lila sobre mi brazo. Sonreí a Jimmy cuando le vi.
-Ya estoy…



JIMMY
La miré y asentí.
-Muy bien, señorita. Si fuese tan amable de seguirme, tendré el inmenso placer de poder regalárselo.- Sonreí y la ofrecí mi mano para llevarla hasta la caja y poder pagar su vestido.



ÁNIMA
Sonreí agarrando su mano cuando me la ofreció.
-Eres un cielo. –le besé en la mejilla y fuimos hacia la caja para pagar el vestido. Si no me lo regalaba él no sabía cómo pagarlo y, al menos ahora él cobraría por ser uno de los sabios, era un puesto muy importante en la sociedad.


JIMMY
Pagué el vestido y se lo entregué envuelto en la bolsa para que no se estropease hasta esa misma noche. Tenía una gran sorpresa preparada para Ánima y tenía el presentimiento que esa noche sería la más especial de todas.
Salimos de la tienda agarrados y con los abrigos bien abrochados, hacía algo de rasca.



ÁNIMA
Volvimos al castillo juntos. Jimmy estaba haciendo muchas cosas por mí, me sentía en parte culpable, pero muy afortunada de tenerle.
A lo largo del camino no paré de decirle que le quería y que quería estar con él el resto de mi vida, no me cansaba.
Esa noche quería llevarme a cenar, los dos solos, no podía esperar a que llegase el momento.



JIMMY
Esperaba que la sorpresa de esa noche me saliese bien, no podía fallar o si no, en vez de recordarlo como la mejor noche de nuestra vida, sería la peor… estaba convencido de que saldría bien. Con Ánima todo salía bien.
Yo ya tenía la ropa que me pondría esa misma noche y lo tenía todo preparado, aún faltaban algunos retoques que ya me encargaría de arreglar más tarde cuando Ánima estuviese preparándose para salir.


ÁNIMA
Fui al baño a ponerme el precioso vestido que me había regalado Jimmy. Me costó un poco abrocharme yo sola, pero me bastó para vestirme. Me arreglé el pelo suelto sobre los hombros y me maquillé un poco, echándome sombra negra en los ojos y pintándome los labios de un rojo no muy fuerte.
Sonreí mirándome al espejo, me gusta mucho.
Salí de la habitación, preparada para la cena, al fin.


JIMMY
Fui a buscar a Ánima ya vestido para la ocasión. Me había puesto un traje muy elegante de color blanco. Nunca antes me había vestido de blanco.
Decidí no ponerme la chaqueta ni la corbata, quedaría muy formal y a mi me gustaba ir más suelto. Tan solo fui con la camisa blanca a juego con los pantalones. Me peiné el palo a mi manera y subí al cuarto a buscar a mi niña.
La encontré saliendo del cuarto. Sonreí mirándola con el vestido y pintada.
-Guao… estás deslumbrante.


ÁNIMA
Sonreí sonrojándome levemente.
-Tú… estás muy elegante y muy guapo. –me acerqué posando una mano en su pecho.
-El blanco… te sienta genial. –esbocé media sonrisa y le di un leve beso en la mejilla, intentando no marcarle con el pintalabios.


JIMMY
Sonreí y la ofrecí su abrigo poniéndome yo el mío.
-¿Vamos, princesa?- La ofrecí mi brazo para que lo agarrase.
Nos alejamos por el pasillo y bajamos las escaleras hasta la puerta del castillo del cual salimos.
El cielo estaba totalmente despejado y había luna llena…
Miré hacia el establo y con una señal, un sirviente de acercó agarrando las riendas de un hermoso caballo blanco.
Sonreí y miré a Ánima.
-Como te prometí, totalmente solos.


ÁNIMA
Me llevé la mano a la boca.
-Madre mía… - miré a Jimmy. Había preparado algo en plan romántico, con caballo blanco y todo, como en las películas.
-¿Me vas a llevar como a una princesa? –solté una risotada mirando el caballo, era precioso.


JIMMY
Sonreí y asentí.
-Si, más o menos.- La agarré de la cintura y la ayudé a subirse a lomos del caballo. Me monté detrás de ella y agarré las tiendas. Miré al sirviente y asentí sonriendo para que se retirase.
-Pues nada, en marcha.- Espoleé el caballo y empezó a andar adentrándose en el bosque nevado.


ÁNIMA
Sonreí tapándome bien con el abrigo. Aunque no nevaba, siempre había una temperatura muy baja.
Suspiré cerrando los ojos y apoyé la cabeza en el hombro de Jimmy.
-Si supieses lo bien que me siento ahora… -sonreí y le miré.
-¿Se puede saber a dónde me llevas?



JIMMY
La miré y sonreí.
-Ya lo verás, es algo muy especial. No tengas tanta prisa, cervatilla.- La besé en la frente haciendo que el caballo fuese más rápido.
Estuvimos andando por el bosque cerca de un cuarto de hora. Cuando por fin llegamos, hice parar al caballo y me apeé de él ayudando a Ánima a bajar también.
Sonreí y la agarré de la mano tirando de ella suavemente.
-Espero que te guste.- Miré hacia el claro donde moraba una pequeña cabaña de la cual desprendía una cálida luz y al lado de la cabaña, a la orilla del río, había un altar con rosas blancas a los lados.



ÁNIMA
Me quedé sin aliento cuando, después de mirar una cabaña que se alzaba frente a nosotros, vi un altar. Cuando me acordé de respirar cogí una bocanada de aire y miré a Jimmy.
-Ji-Jimmy… esto… -miré de nuevo el altar.
-¿Es… lo que pienso que es? –tragué saliva y volví a mirar a Jimmy.



JIMMY
Miré a Ánima y suspiré agarrando su mano firmemente.
-Solo si tú quieres que lo sea.- Sonreí dulcemente mirándola a los ojos.
-No podía esperar más, Ánima, te quiero demasiado como para dejar pasar el tiempo y no poder disfrutarlo a tu lado. Pero solo lo haré si verdaderamente lo deseas.- Suspiré y miré el altar de nuevo.
-Si tú quieres… nos casaremos ahora mismo.


ÁNIMA
Tragué saliva y bajé la mirada sintiendo que mis ojos se humedecían, me parecía estúpido ponerme a llorar ahora, pero era la emoción la que no me dejaba estar tranquila.
Suspiré y miré a Jimmy.
-Pues claro que quiero casarme contigo ahora, Jimmy… -tragué saliva parpadeando para disolver las lágrimas.
-Te quiero más que a nadie…



JIMMY
Sonreí ampliamente y asentí.
-Entonces… no esperemos más.- La agarré de la mano y la guié hasta el altar de donde cogí una rosa blanca y se la entregué a Ánima.
Sonreí y la miré a los ojos.
-Lo bueno es que puedo casarnos yo mismo.- Solté una risotada.
-Será una boda muy íntima.- La agarré de las manos poniéndola en frente de mí y la miré de nuevo. Estaba preciosa y más bajo la luz de la luna y las estrellas.
Suspiré y pensé bien las palabras que iba a dedicarla, aun que, no hacía falta pensarlas, me salían desde el corazón.
-Ánima, quiero pasar el resto de mi vida contigo, cuidar de ti, darte todo mi amor, dedicarme a ti al cien por cien y si… los dioses me concediesen ese placer, poder darte hijos a los que criar junto a ti. Eres lo mejor que me ha pasado y no lo cambiaría ni por todo el oro del mundo. Eres lo que necesito para vivir, el aire de mis pulmones, la sangre de mi corazón… eso no vale nada, tan solo viviré si estás conmigo ¿Quieres ser mi mujer para siempre?


ÁNIMA
Me mordí el labio sin poder evitar que una lágrima se deslizase por mi mejilla.
-Siempre he estado huyendo y escondiéndome desde que era una niña hasta que tú me encontraste y me rescataste como si fuese una cervatilla herida. –no pude evitar soltar una pequeña risotada.
-Desde que te conozco… sé que eres la única persona en el mundo que puede lograr hacerme feliz, que me protege, que me cuida y que me quiere… Yo… te quiero más de lo que jamás había pensado que podía llegar a querer, Jimmy… Y quiero pasar el resto de mi vida a tu lado… -sonreí.
-Por supuesto que quiero ser tu mujer para siempre. –sonreí ampliamente, esa era la noche más feliz de mi vida…


JIMMY
Sonreí y saqué de mi bolsillo una cajita de terciopelo blanco. La abrí y saqué de ella un anillo bastante llamativo.
-Pues entonces, dame tú mano y cerraremos en “trato”.- Sonreí agarrando su mano suavemente y la puse el anillo mirándola a los ojos.
La besé en la mano después de ponerla el anillo y sonreí de nuevo.



ÁNIMA
Sonreí de nuevo con el corazón acelerado a mil por hora, me había comprado hasta el anillo sin que yo me diese cuenta…
Le miré a los ojos una vez me lo puso y rodeé su cuello con mis brazos.
-Te quiero, Jimmy… Me has hecho la mujer más feliz sobre la faz de la tierra…



JIMMY
Sonreí y la abracé cuando ella se lanzó a mis brazos. Cerré los ojos y la abracé con fuerza.
-Yo también te quiero, no sabes cuanto.- La agarré de la cara y la besé con dulzura abrazándola después.
-Esa es la cabaña que han construido para nosotros. Gracias a Kai, claro.- Sonreí y señalé la cabaña con la mano.
-Viviremos ahí, si tú quieres, claro.


ÁNIMA
Suspiré mirando la cabaña. El anillo, la boda por sorpresa, el vestido… Jimmy estaba haciendo todo eso por mí, y yo ni siquiera había comprado su anillo…
-Dios, Jimmy… -le miré.
-Yo… no sé cómo podré agradecerte todo esto que haces, de verdad. –le abracé con fuerza, apoyando mi cabeza en su pecho.
-Te juro que haré lo posible por hacerte feliz…



JIMMY
Sonreí y negué.
-No, tranquila, con que te quedes conmigo para siempre tengo toda la felicidad que necesito.- Asentí y la agarré de la mano.
-Venga, vamos a ver como han dejado la cabaña.- La llevé hasta la cabala y abrí la puerta. Como esperaba, la cena estaba encima de una acogedora mesa con varias copas y champán. La cama estaba llena de pétalos de rosa blanca y las velas iluminaban la cabaña de manera romántica.


ÁNIMA
Suspiré sin creerme lo que veía a mí alrededor.
-Dios, Jimmy… -miré toda la cabaña, era todo perfecto. Había tenido tantas emociones en ese día que ya no sabía cómo iba a poder mejorar la cosa.
-Esto… esto es un palacio, me siento como… No me merezco todo esto… -le miré, me encantaba esa cabaña.



JIMMY
Puse los ojos en blanco e hice que entrase dentro.
-Venga, venga, menos hablar y mas degustar, leches.- Me reí y cerré la puerta. Agarré la botella de champán y me dispuse a abrir el corcho.
Estaba bastante duro, pero al final lo abrí.
-Ya est…- No me dio tiempo a decir nada más. El champán salió a presión empapándome entero. Adiós la camisa, peinado…
-…vaya…


ÁNIMA
Me llevé la mano a la boca riéndome después de que a Jimmy se le derramase todo el champán encima.
-Vaya, sí que estaba cargado… -me acerqué y le besé en la barbilla, quitándole el champán.
-Eso ha sido una bromita de Kai, a lo mejor. –me reí y le besé, sabía a champán.


JIMMY
La miré y alcé una ceja.
-¿De Kai? Qué va, lo que pasa es que hay que tener mucho cuidado con estas cosas.- Sonreí y la miré mordiéndome el labio al tenerla tan cerquita.
-¿Sabes? Creo que no hace falta que te sirva champán en la copa, yo voy bastante cargado.- Me reí y la miré.



ÁNIMA
Me reí posando una de mis manos en su pecho mojado por champán.
-Tienes razón en eso. –sonreí y le besé en el cuello, donde también tenía champán. Posé mis dedos sobre la piel desnuda de su cuello, desabrochando el botón de su camisa.
Sonreí.
-Sabe mejor en tu piel.



JIMMY
Me reí y la miré mientras me desabrochaba la camisa.
-Uuh, veo que quieres el postre antes que la cena, ¿eh?- Me reí y posé mis manos en su espalda.
-Es una tendencia nueva, pero me gusta mucho.- Sonreí y la besé en los labios.



ÁNIMA
Cuando me besó en los labios pegué mi cuerpo totalmente al suyo, agarrándome del cuello de su camisa. Me puse de puntillas y seguí besándole. Sonreí y le miré.
-Eres un postre muy sabroso y tentador… -pasé mis dedos a lo largo de su cuello hasta otro botón de su camisa, desabrochándolo.



JIMMY
Miré sus manos mientras me desabrochaba otro botón de mi camisa.
Esbocé media sonrisa y dejé que hiciese. Esa noche era solo para los dos, así que, dejaría que hiciese lo que quisiese conmigo.
La besé con suavidad acariciándola la espalda.
Me alegraba saber que a Ánima le había gustado la sorpresa. Pensaba que era algo precipitado, pero al parecer si que le había hecho ilusión.


ÁNIMA
Le besé con más pasión, moviendo nuestros labios a unísono. Pasé mis manos alrededor de su pecho, llevándolas a la espalda, la cual acaricié sin separarme un solo centímetro de su cuerpo, esa noche era solamente para los dos, y tenía que aprovechar de Jimmy, aunque ahora… estábamos casados… eso significaba que estaría conmigo para siempre.



JIMMY
Seguí los besos de Ánima, las caricias, la daría todo mi amor y mi cariño, todo lo que se merecía.
Ánima era lo mejor que me había pasado. Después de lo sucedido anteriormente con Erika y Jim… pensaba que jamás me enamoraría, que eso estaba fuera de mi alcance… demasiado fuera de mi alcance, pero no sabía a quién darle las gracias por darme a una mujer como Ánima. Estaba claro que jamás la dejaría ir.


KAI
Había llevado a Saya a uno de los restaurantes de la ciudad. No había elegido el más caro ni el más refinado, bastante bien comíamos ya en casa. Éste era más ameno y la gente que acudía allí, aunque vestía bien para la ocasión, era la gente normal de la ciudad con una renta media.
No había visto el vestido que se había puesto Saya, ya que le había esperado en la entrada y ya llevaba el abrigo puesto, sería una sorpresa para cuando se lo quitase.
Sonreí cuando estuvimos frente a la puerta.
-Aquí es.


SAYA
Kai me llevó a un restaurante muy elegante, aun que para él no lo era mucho. Yo nunca había ido a un restaurante y a mi me parecía una gozada.
Sonreí y miré la puerta.
-Pues nada, vamos dentro que me estoy quedando helada.- La gente de dentro iba muy elegante, menos mal, no iba a desentonar mucho.



KAI
Sonreí, vi que, por suerte, la gente no se había percatado de nuestra llegada. Había reservado una mesa alejada de las demás y discreción, quería una velada a solas, y no con las miradas de mi gente encima.
-Déjame tu abrigo, aquí dentro hay buena temperatura.



SAYA
Entré dentro. Suspiré aliviada al sentir el calorcito de la calefacción.
Miré a Kai y fui a darle mi abrigo, pero el mozo de la entrada se acerco y me pidió el abrigo amablemente al igual que el de Kai.
Sonreí y me desabroché el abrigo dándoselo al mozo. La miradas de algunos hombres, como no, se clavaron en mí cuando dejé a simple vista mi vestido negro, incluso el mozo se quedó mirándome cogiendo el abrigo de Kai.



KAI
Esbocé media sonrisa cuando muchos se quedaron mirando a Saya, a cualquiera se le podía ir la vista con ella.
La cogí de la cintura.
-Si me descuido se te lanzan como leones. –sonreí y la besé en la mejilla mientras seguía al camarero que nos llevaba hasta la mesa reservada, a un lado apartado en el restaurante, con velas, como había pedido.


SAYA
Sonreí bajando la cabeza sonrojándome cuando sentí que me miraban con atención…
Me agarré al brazo de Kai y caminé a su lado hasta nuestra mesa.
Sonreí y alcé una de mis cejas mirando la mesa.
-¿Velas? Vaya, Kai…- Sonreí y miré al camarero que me ofreció la silla para que me sentase.


KAI
Sonreí.
-Bueno, supongo que para una vez que te llevo a cenar debo hacerlo en condiciones, ¿no crees? ¿O… me he pasado con las velas? Se quitan y punto… -me encogí de hombros y me senté.
-Me gustaría que todo saliese como a ti te guste.


SAYA
Sonreí y me senté en frente de Kai.
-Tranquilo, no te agobies. Todo esto está bien.- Asentí y suspiré mirando a la gente que cenaba como si nada, hablando y disfrutando de la noche.
El camarero se acercó a nuestra mesa y nos sirvió champán en las copas.
-Gracias.- El camarero se marchó inclinando la cabeza.



KAI
Sonreí mirando el vestido que llevaba Saya mientras cogía la copa de champán.
-Bonito vestido. –hice chocar mi copa con la suya, brindando.
-Por nosotros. –esbocé media sonrisa y bebí un poco del champán.
-Estás preciosa, creo que voy a llevarte a cenar más a menudo para verte con esos vestidos. –solté una risotada.
-Aunque… no te hagan falta.



SAYA
Bajé la cabeza sonrojándome de nuevo mientras bebía de mi copa.
-Gracias… pero para de decirme esas cosas… no haces más que ponerme roja y nerviosa.- Le miré y sonreí.
-Tu no te quedas atrás.- Miré su traje y asentí.


KAI
Solté una risotada.
-Un trapo viejo que tenía por ahí tirado. –bebí de mi copa y vi cómo el camarero llegaba con la carta y la dejaba en la mesa.
-Mira qué quieres comer, yo ya lo sé, he venido alguna vez y conozco la comida. –dejé mi copa sobre la mesa.


SAYA
Dejé mi copa en la mesa y le miré frunciendo el ceño extrañada.
-¿Qué? Nunca antes me había dicho que habías venido aquí ¿Cuándo? ¿Y con quién?- El camarero me miró de manera extraña.
Solté una risotada al darme cuenta de que me estaba pasando un poco.
-Lo siento…- El camarero dejó la carta con el menú y se marchó.

KAI
Solté una risotada.
-Tranquila, señora, “no seas celoso, Kai”. He venido solo cuando he venido. Cuando estábamos separados de vez en cuando, cuando venía a ver a Kai, si no comía en casa pasaba por aquí, pero solo un par de veces. Venía SOLO. –me reí apoyando mi espalda en la silla.
-Siempre solo…


SAYA
Le miré y sonreí poniéndome roja de nuevo.
-No eran celos, listo.- Me reí y negué con la cabeza.
-Es qué… pensaba que esta era la primera vez que venías y conmigo…- Solté una risotada.
-Olvídalo.- Cogí la carta y miré el menú.


KAI
La miré.
-Oh, bueno, es la primera vez que vengo contigo, sí. Aunque si quieres, me hago el sueco. –me moví en la silla.
-Estas sillas son muy incómodas, ¿no? –le quité la carta.
-¿Qué hay en el menú? Vaya, pato a la naranja, cochinillo, qué de cosas… -solté una risotada escondido tras la carta



SAYA
Me quitó la carta cuando la estaba mirando. Puse los ojos en blanco y bebí un poco de mi copa.
-¿Qué? ¿Hay algo en la carta que te apetezca?- Dejé la copa sobre la mesa y apoyé la espalda en el respaldo de la silla cruzándome de piernas.
Miré a Kai, bueno, estaba escondido tras la carta, pero aún así le miré.


KAI
Sonreí apartando la carta, vi que se había cruzado de piernas.
-Vaya, de lo que me apetece no está en la carta, no veo Saya por ninguna parte. –le devolví la carta para que ella mirase.
-Ay, qué poco te va a durar el vestido puesto… -me reí


SAYA
Entrecerré los ojos y cogí la carta cuando me la ofreció.
-Piensa en comer y ya veré si te dejo quitarme el vestido después.- Sonreí y miré la carta.
Al final me decanté por una ensalada de pasta.
Muchos camareros no me quitaban los ojos de encima, al parecer si que destacaba…



KAI
Cuando vino el camarero a tomar nota, mientras le dictaba me di cuenta de que no paraba de mirar a Saya al mismo tiempo que escribía.
Carraspeé.
-¿Tomas nota y te vas o también le vas a pedir el número de teléfono? –el camarero me miró algo distraído y se marchó con las cosas apuntadas.
-No me lo puedo creer… bueno, sí me lo creo, pero no saben disimular



SAYA
Me tapé la boca aguantándome la risa cuando Kai le dijo eso al camarero que se marchó echando leches.
Miré a Kai y negué con la cabeza.
-Ellos podrían disimular un poco, y tú cortarte. Un poco más y le fulminas con la mirada.- Me reí y me levanté.
-Voy al servicio mientras te traen lo tuyo.- Le besé en la mejilla dejándole la marca del pintalabios en ella.
-Ahora vengo.


KAI
Sonreí mirándola mientras se iba hacia el servicio. Me había dejado marca, seguro, pero no me limpiaría, así notaban con quien estaba esa morena… Solté una risotada, menuda mente más extraña tenía.
Esperé a que trajesen la comida, pero esperaría a que llegase Saya para empezar a comer.



SAYA
Entré en el servicio y me acerqué al lavabo. Me mojé la nuca, hacía unos días que no me encontraba muy bien. Cerré los ojos y respiré hondo, pero el olor a la comida entró por mis fosas nasales haciendo que tuviese una arcada. Me metí en uno de los servicios y empecé a vomitar.
Ya sabía lo que me pasaba… no hacía falta más pruebas. Me llevé la mano el vientre y respiré hondo saliendo del servicio. Me lavé la boca con agua y salí de nuevo para encontrarme con Kai… debía decirle lo que me pasaba.
Me senté en la silla cuando llegué y me abaniqué con la servilleta. Estaba algo acalorada por la vomitona.
-Oye Kai… no me encuentro muy bien…


KAI
Miré a Saya cuando volvió, no tenía buena cara.
-¿Cómo que no te encuentras bien? –el camarero trajo la comida, pero negué con la cabeza. -No, llévesela, lo siento, pero no vamos a comer. –el camarero me miró entre extrañado y perplejo. Le miré de forma que entendió que se tenía que ir.
Me levanté y me acerqué a Saya.
-Entonces, si no te encuentras bien, será mejor que volvamos


SAYA
Miré a Kai y tragué saliva.
-Verás Kai… no te he sido del todo sincera…-Suspiré y le miré algo apurada. Sabía que lo llevábamos planeando hacia mucho, pero tal vez era algo precipitado.
-Kai… estoy… bueno…- Carraspeé y negué con la cabeza. Le miré a los ojos y suspiré de nuevo.
-Estoy embarazada… Kai…


KAI
Parpadeé varias veces.
-¿Qué? –sonreí algo perplejo.
-¿Embarazada? –ensanché mi sonrisa y negué con la cabeza.
-Pero… ¿por qué has esperado a decírmelo ahora? De pensar que te habría sentado tan mal, bueno… habría planeado otra cosa. –suspiré y la abracé.
-Esto es lo que estábamos esperando, ¿no? Entonces es bueno.


SAYA
Miré a Kai y negué con la cabeza.
-Te lo habría dicho antes, pero, aún no estaba segura. Llevaba varios días con la sospecha, pero… ahora mismo en el servicio me ha quedado claro…- Le miré de nuevo y sonreí.
-Estoy embarazada…- Sonreí más ampliamente y abracé a Kai sin importarme las personas que nos estaban viendo. Estaba contenta, iba a tener otro hijo de Kai, no podía ocurrir nada mejor.


KAI
Sonreí y la miré. La cogí de la cara y la besé en los labios con cariño, me sentía contento, llevábamos tiempo con la idea en mente de tener otro hijo. La abracé de nuevo, acariciando su pelo.
Me separé levemente mirándola a los ojos. La primera vez que se quedó embarazada no me resultó una idea muy buena, sólo teníamos diecisiete años y yo no quería cuidar de un niño tan pronto, pero ella estaba dispuesta a tenerlo, lo malo… es que lo perdimos…
Y, cuando se quedó embarazada de Kai, cuando ella se enteró, yo estaba… muerto, por lo que… no me enteré. Ahora me sentía contento y estaba presente.



SAYA
Miré a Kai y sonreí de nuevo sintiéndome contenta. La gente de alrededor se nos quedaron mirando, pero no me importó lo más mínimo.
-No hace falta que nos vayamos… estoy bien…- Sonreí y asentí dándole un beso corto en los labios. Era la primera vez que salíamos juntos como una pareja normal y no iba a desaprovecharla por nada.

KAI
Sonreí y asentí.
-Está bien, como quieras. Aunque… si te sientes peor, sólo dímelo, y terminaremos la velada en casa. –la besé en la frente y me volví a sentar en mi sitio.
Miré hacia donde estaba el camarero que nos atendía.
-Jefe, traiga la comida. –parecía frustrado después de tanta indecisión, pero al final trajo la comida.



SAYA
Miré al camarero cuando trajo la cena de Kai. Seguía sin quitarme la mirada de encima, incluso cuando estaba sirviendo el vino.
Alcé las cejas y le miré.
-¿Aún sigues replanteándote la idea de pedirme el teléfono o vas a mirar como echas el vino en las copas?- Señalé la botella con la barbilla. Estaba echando todo el líquido fuera. Rápidamente retiró la botella y la dejó en un botellero marchándose a por un trapo para limpiar la mesa.
Bajé la cabeza y me reí por lo bajo.



KAI
Puse los ojos en blanco.
-Ya verás si el chaval no se controla y nos acaba fastidiando la noche. El caballo ya nos fastidió el paseo, a ver éste como se las ingenia… -volvió a limpiar, pero de vez en cuando seguía mirando a Saya de reojo, éste no aprendía.
-Lo estamos diciendo por las buenas, atiende a tu trabajo y deja de mirar a mi mujer, ¿te parece? –asintió algo colorado y se marchó.



SAYA
Me llevé la mano a la nuca y me rasqué avergonzada, me sentía algo incómoda… ¿qué tenía yo en particular que no tuviesen otras mujeres? Mirase por donde mirase había mujeres muy hermosas cenando también allí… ¿sería por qué era la mujer del rey?
Suspiré y miré el plato con la ensalada.
-Pues nada… al ataque, ¿no?


KAI
Solté una risotada.
-Al ataque… -empezamos a comer. Ese restaurante tenía buena comida, pero el servicio me estaba resultando incompetente.
Suspiré, una de las velas se estaba apagando, me pregunté cuánto llevaban encendidas.
-Vaya… no… no me hago a la idea de que estés embarazada… -sonreí negando con la cabeza, se me hacía muy extraño saber que íbamos a ser padres de nuevo.



SAYA
Miré a Kai y alcé las cejas.
-¿De verdad te extraña que me haya quedado embarazada? Pues chico, no sé porque si pasamos más tiempo en la cama que otro sitito.- Una mujer de la mesa de al lado me miró algo sorprendida. Esbocé una sonrisa forzada y miré a Kai de nuevo colorada.



KAI
Me reí cuando se giró colorada.
-No es que me extrañe que te hayas quedado embaraza, es sólo que me ha pillado de sorpresa, y no me he hecho a la idea aún. –me encogí de hombros.
-Lo raro es que te hayas quedado embarazada ahora y no a lo largo de este año y medio… -solté una risotada.


SAYA
Suspiré y le miré.
-Ya te lo he dicho. Las ninfas son criaturas raras, no están echas para tener hijos… no son como las otras mujeres… ellas eligen cuando quieren quedarse embarazadas…- Miré mi plato… se me hacía raro hablar en pasado… bueno, yo ya no era una ninfa así que… ¿qué más daba?


KAI
Suspiré y seguí comiendo.
Charlamos a lo largo de la cena, contamos cosas, nos reímos del camarero… Hasta que llegó la hora del postre, mi parte preferida de la cena.
-Yo ya sé qué me voy a pedir. Hay muy buenas tartas, elije lo que quieras, pero te recomiendo una. –sonreí y le pasé la tarta de postres.



SAYA
Cogí la carta y le miré sonriendo.
-A ver, experto ¿qué me recomiendas?- Acerqué mi silla a la de Kai para que me enseñase las tartas de postre.
-Te considero un experto porque has venido más veces, no por otra cosa.- Me reí y miré la carta.


KAI
Sonreí soltando una risotada y rodeé sus hombros con mi brazo aprovechando que estaba más cerca, la besé en la sien.
-Bueno, la que mejor hacen es la de frutas del bosque con un poco de ron, pero la de queso también está bastante bien. La de chocolate es muy pesada, pero tiene un poco de whisky. Las que no llevan alcohol son las de limón y de arándanos, tú eliges.



SAYA
Alcé las cejas y le miré.
-¿Hay algo que no lleve alcohol? No me lo digas, los helados para los niños.- Me reí y miré la carta.
-Pues… creo que frutas del bosque.- Dejé la carta sobre la mesa y asentí.
-Que corra el ron.- Solté una risotada.
-Ay… como echo de menos la bodega de Neo…- Suspiré.



KAI
Solté una risotada mientras devolvía la carta.
-Lo de siempre. –miré a Saya.
-Le diré que por la boda nos regale algo de su ron para recordar los viejos tiempos en la nave. –sonreí y le serví un poco de vino que quedaba en la botella.



SAYA
Sonreí y bebí de mi copa cuando Kai me sirvió. El mal estar se fue pasando poco a poco, era normal que sintiese algo de náuseas. Cuando una estaba embarazada era lo más normal.
Esperé a que trajesen el postre, aun que no tardaron mucho. Esta vez nos sirvió una camarera… genial, ahora al que no le quitaba ojo de encima era a Kai…
-Será posible…- Susurré.


KAI
No pude contener la risa cuando dejó la tarda de Saya y mi bol de fresas en la mesa. Suspiré.
-Qué pena de personal… -miré a Saya.
-A comer. –esbocé media sonrisa mientras pinchaba un cacho de fresa que había dentro del bol, con un zumo que preparaban ellos mismos.



SAYA
Negué con la cabeza y miré a Kai cuando se iba a meter el pedazo de fresa en la boca. Me adelanté y atrapé el pedazo entre mis dientes.
-Mmm… que rico.- Sonreí y volví a mi tarta.
Miré a Kai de nuevo y sonreí señalando las fresas con la barbilla.
-Están buenas, date prisa o alguien se las comerá antes que tú.- Sonreí de nuevo y me metí en la boca una cereza que había encima del pedazo de tarta.



KAI
-Como tú, ¿no? –negué con la cabeza y seguí comiendo mis fresas. En ese lugar las hacían especialmente deliciosas, aunque no podían compararse a las que Saya me traía desde el País del Agua, eso nunca.
Cuando terminamos de comer pagué la cuenta y nos marchamos camino a casa. Cuando salimos la agarré del brazo para volver por la nieve, eran las doce de la noche.
-¿Tienes frío?



SAYA
Negué y sonreí mirando a Kai.
-¿Estando tú aquí? No, no tengo nada de frío.- Me agarré a su brazo con las dos manos y posé mi mejilla en su hombro.
-Hueles a fresas.- Me reí y le miré.



KAI
Miré a Saya con el ceño fruncido, me dio la impresión de que iba un poco “piripi”, pero mejor lo dejé pasar.
Seguimos caminando por la nieve, el restaurante no estaba precisamente al lado del castillo y había que recorrer un buen tramo hasta llegar a casa.
Cuando llegamos, estaba todo a oscuras y en silencio, estaban ya acostados.
-No hagas mucho ruido.



SAYA
Entré en el castillo y me quité el abrigo. Me descalcé en seguida, esos malditos tacones me estaban matando.
-Dios, que dolor de pies.- Susurré. Al intentar quitarme el zapato derecho, perdí el equilibrio y tropecé. Me agarré a la pared evitando darme el castañazo contra el suelo. Me llevé la mano a la boca para no hacer ruido cuando me reí.
-Sssshhhh… lo siento…


KAI
Me llevé la mano a la cara cuando la vi tropezarse, definitivamente estaba algo borracha.
-Madre mía… -me acerqué y la cogí en brazos.
-¿Pero cuánto has bebido, mujer? Has aprovechado que he ido al baño para beberte algo más, ¿no? –subí las escaleras con ella en brazos.



SAYA
Miré a Kai y negué.
-No… habrá sido el champán, el vino y el ron de la tarta.- Puse morritos y fruncí el ceño.
-Oh, vamos, Kai, que no es para tanto, suelta… - Me bajé de los brazos de Kai y le miré colocándome el vestido.
-Ya soy mayorcita para saber lo que hacer…


KAI
Fruncí el ceño.
-Champán, vino y ron de la tarta te han hecho esto… -la coloqué bien el vestido, ya que se le había subido hasta la cadera.
-Ya sé que eres mayorcita, pero vas algo desequilibrada y prefiero prevenir que curar. –la agarré de la cintura para llevarla hasta la habitación.



SAYA
Bufé y puse los ojos en blanco.
-Deberías pintarte los labios, ibas ha hacer de mi madre.- Tanto sermoneo me ponía enferma… se me olvidaba que estaba ante la perfección en persona…
Entré en el cuarto y cuando Kai me soltó, me senté sobre la cama y me dejé caer de espaldas.



KAI
Solté una risotada cuando se tiró sobre la cama. Me quité la chaqueta dejándola sobre el respaldo de una silla.
Me acerqué posando mis rodillas a cada lado de su cadera y apoyé las manos a los lados de su cabeza.
-¿Soy tu mamá? –la besé en los labios.
-¿Tu mamá te besaba así?



SAYA
Le mordí el labio inferior y solté una risotada.
-Kai, pareces tonto, nadie en la vida me ha besado como me besas tú.- Posé mis manos en su pecho y le empujé sin hacer mucha fuerza.
-Ahora déjame un momento, me quiero quitar el vestido antes de que se estropeé.- Agarré el extremo del vestido y tiré hacia arriba. No calculé bien y caí al suelo al otro lado de la cama.
-Ayy…

KAI
Abrí los ojos como platos cuando Saya empezó a caer de la cama. Estiré el brazo, pero se resbaló antes de que pudiese engancharla, y se cayó al suelo.
Negué con la cabeza.
-Ay, madre… -me asomé riéndome.
-¿Estás bien? ¿Te has hecho daño?


SAYA
Me levanté de un salto y asentí.
-Si, si, perfectamente. Mi culo amortiguó el golpe.- Me quité el vestido por fin y se lo lancé a Kai a la cara. Me subí a la cama de nuevo y me tumbé de nuevo dejando caer la espalda sobre el colchón.

KAI
Me quité el vestido de la cara y lo dejé junto a mi chaqueta.
-Cómo eres… -me tumbé a su lado, mirando al techo.
-¿Te lo has pasado bien? ¿Te gustaría volver a salir otra noche? O… ¿prefieres dejarlo? Puede que no te haya parecido tan divertido… -la miré.
-A mí me ha gustado cenar contigo fuera.


SAYA
Me encogí de hombros y suspiré.
-No ha estado mal… si al menos me hubiese ahorrado la parte de la vomitona habría estado mejor…- Me tumbé de lado y le miré apoyando la cabeza en su hombro.
-Ha estado bien y no me importaría repetirlo.- Sonreí.
-Esto es como el sexo. Ha sido la primera vez pero se mejora con la práctica ¿no?


KAI
Solté una risotada.
-Claro, será eso. Aunque con nosotros no hubo mucho problema, ¿eh? –esbocé media sonrisa y la besé en los labios.
-Mmm, sabes a frutas del bosque. –la volví a besar.
-Con ron. –la volví a besar.
-Me gusta.


SAYA
Me reí y asentí.
-Si, seguro.- Me tumbé boca abajo y rodeé su cintura con uno de mis brazos. Posé una de mis piernas encima de las suyas metiéndola por debajo y acariciado su piel con la mía.
Le miré mordiéndome el labio inferior. Acerqué mi rostro al suyo y le mordí la oreja sin hacerle daño.


KAI
Sonreí cerrando los ojos.
-Pues claro. –disfruté del silencio de la noche, el contacto con la piel de Saya, sus caricias, su olor.
-¿Me dejas hacer algo? –hice que se girase un poco, hasta quedarse de lado. Me tumbé frente a ella y posé mi mano en su vientre.
Cerré los ojos de nuevo suspirando, fue así cómo averigüé la primera vez que Saya estaba embarazada.
Busqué, entre todos sus órganos cálidos por la sangre un punto frío, que era nuestro hijo. Lo encontré después de un par de minutos y sonreí.
-Aquí está.



SAYA
Sonreí y le miré mientras me palpaba el vientre.
-Pues claro ¿Dónde quieres que esté?- Solté una risotada y me tumbé boca arriba.
-Ven aquí.- Le agarré de los hombros haciendo que posase la cabeza en mi vientre. Le acaricié la nuca y suspiré cerrando los ojos.
Seguro que Kai podía notar los latidos de mi corazón. Latían de manera apresurada por la emoción.



KAI
Suspiré cerrando los ojos, con mi oreja posada sobre el vientre de Saya. Aún no podía oír nada procedente de nuestro hijo, pero pronto sí lo haría, por entonces, podía oír el latido de Saya, acelerado.
Sonreí y acaricié su vientre con mi pulgar, buscando una de sus manos, la cual agarré con la mía libre.


SAYA
Abrí los ojos y miré al techo sin dejar de acariciar la nuca de Kai mientras jugueteaba con los dedos de su otra mano, la cual tenía cogida.
-Kai… ¿qué habrías hecho si no hubieses llegado a conocerme?- Tal vez se extrañaría con la pregunta, pero me intrigaba… muchas cosas que habían pasado no habrían sucedido… cosas malas y que había provocado bastante dolor…
Como la muerte de Hanna… no podría olvidarme del tiempo que pasé con Kai en aquella casa al lado del País de las Hadas… no hablaba y parecía un muerto viviente…


KAI
Suspiré cuando preguntó eso.
-Pues… no lo puedo saber… Pero posiblemente estaría muy amargado, muy solo. No habría sabido convivir con alguien que yo buscase si es que hubiese querido juntarme con alguien. Posiblemente no sería feliz, fue casi cosa del destino que tú y yo nos cruzáramos en el camino. –la miré.
-No habría vivido sin ti. –sonreí.
-No pienses en lo contrario, eres lo que me complementa.


SAYA
Sonreí y asentí.
-Eso ya lo sé. Eres un desastre y sin mi o conmigo… bueno, tal vez conmigo lo seas menos, pero sigues siendo un desastre igualmente.- Me encogí de hombros y me reí.
-Es broma, no te lo tomes a mal.- Sonreí de nuevo y le di un beso en la frente enredando mis dedos entre el pelo de su nuca. Fui bajando mis labios por sus mejillas hasta sus labios. Le besé con dulzura y entonces fue cuando escuché un ladrido. Miré hacia la puerta y sonreí.
-Uy… creo que esta noche no dormiremos solos.
Ziper entró en el cuarto y se subió a la cama de un saltito, algo torpe, pero se subió encima del colchón.


KAI
Puse los ojos en blanco.
-¿Otra vez el perro? –le miré cuando se subió a la cama. Para ir hacia Saya, se subió encima de mi estómago, pasando por mi pecho y posando sus patas en mi cara, apoyando las delanteras en el pecho de Saya.
-Oh, genial…



SAYA
Sonreí cuando Ziper vino hacia mí. Le cogí en brazos apoyándolo en mi vientre.
-Eh, hola chiquitín.- El cachorro ladró y acercó su morrito a mi barbilla para lamerme. Sonreí y le acaricie el pelaje con suavidad. Miré a Kai y puse caritas.
-¿Se puede quedar?


KAI
Suspiré sentándome.
-Se suponía que sólo se iba a quedar una noche… -la miré, estaba poniendo caritas.
-No creas que por ponerme caritas voy a ceder… -suspiré tumbándome en mi lado de la cama.
-Que sea la última noche, la última, repito.


SAYA
Sonreí y miré a Ziper que ladró de nuevo.
Me tumbé sobre la cama y tumbé al cachorro sobre mi vientre. Se hizo un ovillo de pelo y cerró los ojillos meneando la colita de un lado a otro.
-Pero mira que bueno es.- Me mordí el labio mirando al cachorrillo.
-Será la última noche para mí, pero ese deberías decírselo a él.- Señalé al perrillo.


KAI
Miré al perro y posé mi dedo en su hocico, haciendo que abriese los ojos.
-Escucha, Perro, hoy te dejo quedarte porque Saya me lo ha pedido, pero mañana duermes en tu cama, o en su defecto, con Kai, pero no en esta cama, ¿me has entendido? Si no, ya te lo explicaré llevándote yo mismo. –me tumbé de lado para intentar dormirme.



SAYA
Miré a Kai y después a Ziper que se relamió el hocico cuando Kai apartó el dedo de su morro.
Negué con la cabeza y me recosté sobre en colchón.
-Pero mira que eres burro, ni que se tratase de un asesino en serie.- Puse los ojos en blanco y acaricié al cachorro que bostezó y cerró los ojos a continuación.



KAI
-Yo no he dicho tal cosa… -suspiré.
-Pero está invadiendo mi territorio, y me muerde los dedos de los pies cuando se despierta. –acaricié la cabeza del perro.
-Así que pórtate bien. –miré a Saya, no podía abrazarla porque el perro estaba encima de ella… Pasé mi brazo alrededor de su pecho juntándome más a ella.



SAYA
Sonreí y miré a Kai cuando se acercó más a mí. Le besé en la mejilla varias veces y le alboroté el palo.
-Invadiendo su territorio, dice…- Suspiré y negué con la cabeza.
Miré a Ziper y vi como olfateaba el brazo de Kai y gruñía a continuación empujando el brazo de Kai con las patitas.



KAI
Fruncí el ceño mirando al perro.
-¿Pero tú lo estás viendo? Mira cómo me gruñe. –imité un bufido apartando las patas del perro.
-He dicho que te portes bien, no acapares a mi mujer. –cerré los ojos suspirando, me iba a dar la noche el perrillo de las narices.


SAYA
Puse los ojos en blanco y suspiré levantándome con el perro entre mis brazos.
-Ahora vengo… voy a llevar al perro al cuarto de Kai…- Me puse el camisón y salí del cuarto cerrando la puerta.
-Muy bien, pequeño, es mejor que vuelvas a la cama…- Entré en el cuarto de Kai Jr. Me acerqué a la cama del perro y le dejé allí tumbado.
-Ahora a dormir, peque.- Le acaricié la cabecilla y sonreí cuando me lamió la mano. Me levanté y suspiré.
-Ha dormir.- Susurré y me alejé, pero ZIper empezó a lloriquear.
-Ssssh… vale, vale…- Miré a Kai Jr. por suerte no se había despertado.
-Sssh…- Suspiré y le acaricié de nuevo.
-Sé que te da miedo dormir solo, pero tienes que empezar a acostumbrarte…- Ziper me miró con esos ojitos tiernos…Dios… no podía contenerme…
-Vamos, no me hagas esto…- Me levanté y le miré.
-Duerme… quieto ahí…- Me fui alejando hasta que salí del cuarto. Ziper empezó a lloriquear de nuevo pero le ignoré. Debía aprender a dormir solo.
Volví al cuarto con Kai y me tumbé en la cama.
-Arreglado.


KAI
Suspiré.
-No te he pedido que te lo lleves, seguro que ahora estás enfadada comigo… -la miré de reojo cuando se tumbó en la cama. El cachorro lloriqueaba desde el cuarto de Kai, eso seguro que a Saya le sentaba mal.


SAYA
Suspiré y le miré.
-No estoy cabreada, Kai, lo único que me pasa es que a veces pareces mucho más infantil que tú propio hijo. Ziper es un cachorro aún y no está acostumbrado a dormir solo. Me parece ridículo que te piques con un perro…- Negué con la cabeza y me tumbé de lado.
-Buenas noches…


KAI
Suspiré poniendo los ojos en blanco.
-No me pico con un perro, es sólo que no me gusta que esté el perro en mi cama cuando tiene una propia, eso es todo. Yo no le he echado de la cama en ningún momento, te lo has llevado. –cerré los ojos.
-Mira, déjalo… -suspiré.



SAYA
Me senté sobre la cama y le di un golpe con la almohada.
-Me lo he llevado para que al señorito no le molestase, porque si no te has dado cuenta hago todo lo que el señorito me diga. Es verdad que no has dicho que me lo llevase pero sé claramente que estás mejor así que con el cachorro aquí conmigo.- Agarré de nuevo la almohada y le golpeé otra vez con ella.
-Eres un cascarrabias y incomprensible.


KAI
Me giré cuando me golpeó.
-¿Qué coño…? –me cubrí cuando empezó a echarme la bronca y puse mis brazos delante de mi cara cuando me volvió a golpear, me senté mirándola fijamente.
-Pe-pero… ¿Pero tú estás tonta? Ya sabes de sobra que soy así, ¿aún te sorprendes? Sabes que soy el tío más asqueroso, borde y carcamal de todo el mundo, ¡pues lo siento! Perdóname la vida si en vez de querer dormir con un perro quiero dormir con mi mujer, lo siento, mil perdones…


SAYA
Le miré sin creerme lo que estaba diciendo.
-¿Qué yo soy la tonta? ¡Y tú eres imbécil de nacimiento y aún no te has dado cuenta!- Suspiré y me levanté cogiendo mi almohada.
-Paso de tus tonterías, viejuno, aquí te quedas, me voy a dormir con el perro que al menos me da menos guerra que tú.- Salí del cuarto pegando un portazo. Suspiré frunciendo el ceño y me dirigí hacia el cuarto de Kai Jr. ¿No quería cama? Pues toma cama, y toda para el señorito.


KAI
La miré mientras se iba. ¿Esta mujer que tenía en la cabeza?
-Pero a dónde irá… -me levanté negando con la cabeza.
-Dios, por favor, que sea todo por culpa del alcohol… ¡Este perro me va a llevar a la ruina y…! ¡Ah! Acabará con mi matrimonio una bola peluda de kilo y medio. –la seguí por el pasillo hasta que la agarré del brazo sin hacer fuerza antes de que abriese la puerta.
-Saya, por favor, no saques las cosas de quicio y vuelve a la cama.



SAYA
Fui a abrir la puerta del cuarto de Kai Jr. pero el petardo Kai me agarró del brazo impidiéndomelo. Me giré y e hice que se tragase la almohada.
-Suéltame.- Susurré.
-Vuelve a tu camita, solo, sin perro y sin mujer.- Fruncí el ceño y le miré fijamente.
-Fuera.

KAI
Puse los ojos en blanco.
-Vale, me has quemado. –cogí la almohada con una mano y con la otra agarré a Saya cargándola a mi hombro como si fuese un saco de patatas.
-Quería ser amable y comprensivo, pero como nunca funciona me tengo que comportar como un ogro. –entré en la habitación y cerré la puerta.
Me acerqué a la cama y senté a Saya dejando la almohada a su lado.



SAYA
Intenté bajarme del hombro de Kai, pero llegamos a la habitación antes de que pudiese hacer nada.
Le miré cabreada cuando me sentó sobre la cama y suspiré.
-¿Amable y comprensivo? Ja-ja-ja, cuando vea que eres amable y comprensivo entonces te haré caso, pero de momento paso.- Le tiré la almohada de nuevo pero esta vez la agarraría seguro.

KAI
Agarré la almohada y la tiré contra el suelo.
-¡Deja de tirarme la jodida almohada, cojones! –me di la vuelta con las manos en la cabeza.
-Dios, no puedo contigo, ¿es que no tienes sueño? –suspiré y cogí la almohada. Respiré varias veces y volví a girarme. Le devolví la almohada.
-Vamos a dormir, anda… -dije más calmado e intentando ser “a… amable”.



SAYA
Le miré y fruncí el ceño.
-No me sale de los cojones.- Me senté en mi lado de la cama y me crucé de brazos.
-No te soporto, yo si que no puedo contigo. Acabarás matándome algún día de estos o mejor aún, ingresándome en un psiquiátrico.- Cogí la almohada y la apretujé contra mi pecho por no cogerle a el la cabeza y… ¡Dios! ¿Por qué me castigas así?

KAI
Suspiré.
-Mira, te voy a hacer un favor. Me voy a ir para que se te quiten las ganas de espachurrarme la cabeza con las manos, que sé que tienes ganas y te sobran. Me voy a dormir a otra habitación mientras tú recitas a los cuatro vientos lo poco que me soportas, así podrás dormir tranquila. –me rasqué la nuca y me dirigí a la puerta, abriéndola.



SAYA
Le miré y bufé.
-Muy bien.- Me tumbé de lado y suspiré intentando calamar mi instinto asesino.
-Que duermas bien y espero que el perro no te de el coñazo, o tal vez si.- Dejé que se fuese.
No me apetecía salir en la primera plana del periódico como: “Mujer desesperada asesina al rey a base de golpes con la almohada”
Respiré hondo y cerré los ojos tranquilizándome.



KAI
Salí cerrando la puerta detrás de mí. Ahora estaba tranquilo y ella mejor sin verme.
Me fui a un cuarto alejado del mío y el de Kai, me levantaría temprano para adelantar papeleo y más tarde recibir a mi hermano, tenía que hablar con él. Saya no querría ni mirarme en todo el día hasta que se le pasase y me echase la bronca otra vez, o que se calmase todo, quizá. El caso es que no quería ver a ese perro ni en pintura.
Entré en la habitación y cerré la puerta una vez dentro.



JIMMY
Tuve que despertarme bastante temprano. Tenía que someterme a varias pruebas ante los sabios para que formase parte al cien por cien del senado.
Me dio bastante pereza y lastima tener que dejar a Ánima allí sola… desnuda… sobre la cama… media tapada… ¡joder! ¡Qué cruel es el destino, coño!
Me vestí con la túnica blanca y dejé a Ánima que durmiese todo lo que quisiese. Encendí la chimenea antes de irme para que estuviese calentita.
Llegué al palacio temprano, Kai y Saya aún seguirían dormidos, por lo que me fui directamente a al sala donde me esperaban los sabios…

lunes, 24 de mayo de 2010

CAPITULO- XCIII- UN MIEMBROS MÁS ENTRE LOS SABIOS.

SAYA
Habían pasado dos días desde que Max se marchó del castillo.
Jimmy parecía más animado, aunque estaba algo nervioso, ya que pronto tendría la audiencia con los sabios.
Bastante tuvo con lo de Max para ahora también enfrentarse a al opinión de la Sede.
Kai Jr. también estaba muy ilusionado con Ziper, la verdad es que Kai había tenido una buena idea comprándoselo.
Eran inseparables, iban de aquí para allá los dos juntos, aunque por la noche me tocase a mi dormir con el cachorro ya que aún era pequeño y echaba de menos el calor de una “madre”.
En fin, las cosas iban mucho mejor, ahora lo único que faltaba era arreglar las cosas con Natty, pero de esos me encargaría yo.


KAI
Llegué de la pequeña reunión que había tenido con los sabios antes de la conferencia con James, tenía que preparar el terreno. No parecían muy ilusionados, pero sabían que me debían favores, y escucharían la audición de James.
Al atravesar la puerta del castillo me retiré la capucha cubierta de nieve y me sacudí el pelo mojado, me había pillado una ventisca.
-Nadie me recibe, eh… -entonces oí un ladrido.
-Oh, genial, ya viene alguien. –Ziper llegó corriendo y saltó sobre mis piernas moviendo la cola.
-Hola, hola… Qué felicidad y qué energías tiene en perro… -cerré la puerta.



JIMMY
Miré a Kai cuando entró. Estaba muy nervioso, no sabía como saldrían las cosas… tal vez para una persona normal las cosas le saldrían bien, pero para mí…
Me acerqué mientras saludaba al perrito que le habían regalado a Kai Jr.
-Hola, Kai… esto… ¿qué tal?- Me froté las manos nerviosismo.


KAI
Miré a James cuando se acercó, tenía cara de no haber descansado tranquilo un solo minuto.
-Joder, ¿necesitas un poco de nieve? Cálmate, James, todo irá bien, he hablado con ellos y te recibirán estar tarde. Tienes todo listo, y estás preparado, tienes que tranquilizarte, solo eso.



JIMMY
Asentí y suspiré.
-Lo siento… es que no puedo tranquilizarme, dices que has hablado con ellos y que me recibirán esta tarde, pero… no sé si mi argumento les convencerá de verdad…- Suspiré y miré al perrillo que no paraba de darle lametones a Kai en los pantalones.



KAI
Negué con la cabeza.
-Sé que lo vas a hacer bien, pero para hacerlo bien, tienes que estar tranquilo y mostrarles seguridad, que eres fuerte y que mereces ese puesto entre los sabios. –me quité el abrigo.
-Les he dado mucho la tabarra, te escucharán y te tomarán en cuenta.



JIMMY
Miré a Kai y suspiré.
-Ya… mostrarles seguridad…- Suspiré de nuevo.
-Espero que me acepten, si lo hacen… pienso marcharme del castillo, Kai.- Le miré.
-Voy a reconstruir la cabaña del bosque y me iré con Ánima a vivir allí, así tú hermano podrá volver aquí.


KAI
Desvié la mirada, eso era algo que quería evitar, que porque Max se hubiese marchado así él quisiese irse.
-James, no creo que sea necesario, no… No es culpa tuya, Max tiene que comprender que has cambiado y no eres lo que él conoce, de eso no tienes tú la culpa, no tienes por qué marcharte.



JIMMY
Miré a Kai y asentí.
-Lo sé, sé que no es culpa mía, Kai, pero me siento mal por que un miembro de tu familia se haya marchado de su propia casa porque esté… yo…- Bajé la cabeza.
-Creo que sería mejor así… de verdad, Max estará mejor aquí con su familia y contigo…


KAI
Suspiré negando con la cabeza.
-No puedo obligarte a quedarte, eres lo suficientemente mayor para saber dónde quieres vivir, pero sólo digo que espero que puedas venir cada cierto tiempo para poder llevar al día las cosas, y para ver a Kai… -acaricié la cabeza del perro y miré de nuevo a James.
-Cuento contigo.



JIMMY
Asentí y miré a Kai.
-Lo sé… y es lo que más me preocupa…- Suspiré y asentí de nuevo.
Acaricié una de las orejitas del cachorro me alejé a continuación hacia el pasillo.



KAI
Miré al cachorro que movía la cola contento mientras James se alejaba por el pasillo.
-Qué fácil es para ti, ¿verdad? –caminé por el pasillo para dejar las cosas en el despacho, debía acompañar esa tarde también a James, por lo que yo también debía estar preparado.
Cuando dejé las cosas, fui a la habitación para ver si Saya se había levantado ya, la cama estaba vacía.
-¿Saya?



SAYA
Salí del baño cuando terminé de vestirme. Kai estaba allí con el perrillo entre sus brazos.
-Hola.- Me acerqué y agarré al cachorrillo con cuidado.
-Hola, pequeñín.- Sonreí cuando me lamió la nariz.
-¿Qué tal?- Pregunté mirando a Kai.


KAI
Miré a Saya cuando salió del baño y cogió al cachorro en brazos, me preguntaba cómo es que no estaba con Kai.
-Bastante bien, como me esperaba, me han puesto caras largas, pero he conseguido lo que quería. James sólo tiene que exponer sus ideas, le aceptarán, de eso estoy seguro. –asentí.



SAYA
Sonreí.
-Me alegro y espero que los sabios le den su visto bueno.- Miré a Kai mientras el cachorro me lamía por la barbilla.
-Te has ido muy temprano y te he echado de menos, ¿sabes?- Sonreí de nuevo mirándole mientras acariciaba a Ziper.



KAI
Alcé las cejas.
-Oh, ¿me has echado de menos en este par de horas que no he estado? Vaya… -sonreí y abrí el armario para buscar ropa seca que ponerme. Me quité la camisa.
-Te daría unos buenos días, pero la baba de perro no me va mucho. –negué con la cabeza y sonreí. Me acerqué y la besé, su nariz olía a perro.
-Mmm… ese perro necesita un caramelo de menta.


SAYA
Me reí y miré al perrillo agarrándolo frente de mí.
-No, no necesita un caramelo, lo que necesita es comer algo.- Dejé a Ziper en el suelo y abrí la puerta del cuarto para que saliese.
-Luego te veo, bombón.- Miré a Kai sonriendo y salí del cuarto cerrando la puerta.
Miré al cachorro y di un par de palmaditas.
-Vamos, a zampar.


KAI
Negué con la cabeza quitándome los pantalones y sacando la ropa seca del armario. Me puse otra camisa y otros pantalones, saqué una chaqueta negra a juego con los pantalones. Nunca me ponía ese tipo de ropa, seguramente a Saya le gustaría verme así.
Me miré al espejo, solté una risotada, me sentía raro.
-Qué pena… -salí de la habitación y me dirigí a la cocina, Saya debía estar allí buscando algo de comer para el perro.


SAYA
Estaba en la cocina dándole algo de comer a Ziper. Lo podrían haber hecho las sirvientas, pero preferí hacerlo yo, ya que no era obligación de ellos.
Me agaché apoyándome sobre mis pies y eché un poco de leche en un cuenquito de metal redondo.
-Toma, que aproveche.- Le acaricié el lomo mientras se tomaba la leche.
-Esta buena, ¿eh?- Sonreí y seguí acariciándole.



KAI
Abrí la puerta, los cocineros no estaban ahí, pero Saya sí, dándole de comer al cachorro.
-Ya estoy listo. –me coloqué bien la chaqueta y miré a Saya.
-Bueno… ¿qué tal estoy? –di una vuelta para que viese cómo me quedaba el traje, que estaba hecho a mi medida.


SAYA
Alcé la cabeza y miré a Kai cuando entró.
-Hola.- Volví la mirada al perro… fruncí el ceño extrañada y volví la mirada a Kai rápidamente. Abrí los ojos ampliamente y me levanté.
-Vaya…- Le miré de arriba abajo y sonreí.
-Joder, Kai, estás… estás…- Suspiré y me acerqué colocándole el cuello de la chaqueta.
-Estás muy guapo.- Sonreí frotándole los hombros para alisarle la chaqueta.
-Ten mucho cuidado, hay sirvientas sueltas por el castillo, como te vean así, una de dos, o se desmayan a tu paso o se te tiran encima.- Sonreí de nuevo mordiéndome el labio.
Kai estaba muy atractivo con ese traje y muy, muy bueno…


KAI
Alcé las cejas cuando dijo eso y miré cómo me acicalaba.
-No sabía que los trajes influían tanto, además, creía que para eso no me hacía falta vestirme así… -solté una risotada y la besé.
-¿Tú no te desmayas ni te me tiras encima?


SAYA
Miré a Kai y sonreí.
-¿Yo?- Miré al perro de reojo, como si fuese a entender lo que decíamos. Miré de nuevo a Kai y le agarré de la chaqueta acercándole a mí. Le besé en los labios con sensualidad y pasión. Me separé levemente y le miré a los ojos.
-A mi me gustaría quitarte el traje y dejarte desnudo, entonces no sabría si desmayarme o tirarme encima de ti.- Le di un beso más corto y sonreí apartándome.



KAI
Fui a besarla de nuevo cuando se apartó. Hinché los mofletes.
-Mmm, te alejas para intentar evitar la tentación… Pues no sé lo si lo vas a conseguir… -sonreí y cogí una manzana roja, la cual mordí.
-¿Qué vas a hacer toda la tarde sin mí?



SAYA
Suspiré y le miré apoyando la espalda en la encimera de la cocina.
-Mmmm… pues, echarte de menos, así cuando vuelvas te tendré más ganas.- Esbocé media sonrisa y arranqué una cereza de un racimo que tenía a un lado.
El perrito se marchó cuando terminó de beberse la leche.
Miré a Kai de nuevo cogiendo otra cereza.
-Así, cuando llegues y entres en el cuarto te encontrarás con esta mujer totalmente desnuda sobre la cama esperándote a ti.


KAI
Me mordí el labio mirándola.
-Saya… no me digas eso o en la reunión voy a tener serios problemas para poder atender a James, estaré sólo deseando volver para encontrarme a esa mujer desnuda en mi cama… -seguí comiéndome la manzana.


SAYA
Sonreí y me encogí de hombros.
-Bueno, considéralo una ventaja, así no te agobiarás ahí dentro con tanto viejo chocho.- Alcé las cejas y me acerqué de nuevo hasta él. Me coloqué en frente muy cerca. Le agarré de nuevo de la chaqueta haciendo que se acercase y así poder darle un beso corto pero intenso.
-Ni se te ocurra quitarte el traje, ya me encargaré yo de hacerlo cuando vuelvas.- Le di un par de besos por el cuello.


KAI
Alcé las cejas sonriendo.
-Uh, Saya, como sigamos así a la reunión va a ir James solito, eh. –la agarré de la cintura y la volví a besar.
-¿Qué te parece si mando la reunión a paseo y me quedo contigo por aquí? –alcé las cejas con mi nariz pegada a la suya.



SAYA
Miré a Kai y alcé las cejas.
-¿Dejarías a Jimmy solo?- Solté una risotada juguetona mordiéndome el labio.
Le agarré de la pechera y tiré de él hacia mí. Caminé hacia atrás hasta que mi espalda dio contra la encimera. Sonreí de nuevo y le volví a besar por el cuello.
-Me gusta mucho la idea.- Le di un mordisco en el cuello con suavidad.



KAI
-Pues imagínate a mí, mi reina. –apoyé las manos en la encimera a cada lado de su cintura y la volví a besar, haciendo que se inclinase levemente hacia atrás.
-¿Por qué me provocas tanto, eh? –la di un beso más corto.
-Así uno no puede concentrarse en trabajar, ¿ves por qué te evitaba al principio? –la besé de nuevo.



SAYA
Le agarré de la nuca con una mano mientras la otra seguía aferrada a su chaqueta a la altura del pecho.
-Creo que ya no hace falta que me evites, es más, ni se te ocurra hacerlo.- Le mordí la barbilla con suavidad acariciando su piel con mi lengua.
-Dudo que puedas evitarme.


KAI
Cerré los ojos.
-Dios, Saya, en serio, no me puedes hacer esto… -la besé de nuevo.
-Me haces perder el control y así no se puede seguir. –no dejé de besarla, la acaricié la cintura y los hombros.


SAYA
Sonreí y seguí su beso como él me pedía.
-No está mal perder el control de vez en cuando, mi rey.- Le lamí el labio inferior tirando de él después. Metí las manos bajo su chaqueta posándolas en sus costados.
-¿Acaso vas a resistirte a mí, mi amor?- Sonreí y le di un beso corto seguido de otro rozando sus labios.


KAI
La agarré de la nuca saboreando sus labios.
-Sí quiero, porque sé que voy a caer en la tentación y al final no podré cumplir con mi deber, pero no puedo, porque me vuelves loco y es muy difícil no caer en la tentación de besarte, de tocarte y de hacerte mía… -la mordí en el cuello.



SAYA
Alcé la cabeza soltando un leve jadeo cuando me mordió en el cuello. Cerré los ojos y tragué saliva.
Sonreí y le agarré de la cara para que me mirase.
-Entonces, ¿qué vas ha hacer? Sabes que si te vas ahora puedes disfrutar de mí a la vuelta, pero si no te vas puedes disfrutar ahora y después.- Sonreí de nuevo deslizando mis manos por su pecho.
-Tú decides.

KAI
Me mordí el labio. No era la primera vez que Saya me metía en una situación así, entre el deber y el placer…
Cerré los ojos.
-Si me voy ahora y ayudo a James un poco… cuando llegue te encontraré desnudita en la cama… y llevaré todo el día esperando el momento… -abrí los ojos y la miré.
-¿Podrás esperarte? –la besé de nuevo.


SAYA
Sonreí y posé una mano sobre su pecho. Le empujé suavemente apartándole de mí y le miré mientras me dirigía hacia la puerta.
-Claro.- Esbocé media sonrisa y me despedí de él con la mano. Salí de la cocina sin borrar la sonrisa de mis labios.
-Estos hombres y su deber.


KAI
Me mordí el labio cuando la vi salir. Negué con la cabeza, esa noche tenía la impresión de que me iba a divertir…
Me coloqué bien la chaqueta y la camisa, peinándome con las manos, con tanta pasión y locura no se podían hacer buenas prendas.
-Maldito deber. –puse los ojos en blanco y cogí lo necesario para la conferencia.



JIMMY
Me preparé para que los sabios me recibiesen. Aún estaba con el corazón en la garganta y con los nervios a flor de piel…
Cogí aire varias veces y me mojé la nuca con el agua del lavabo. Me miré en el espejo y cerré los ojos a continuación intentando controlarme.
Suspiré por última vez y salí del cuarto de baño preparado y bien vestido. Me había puesto una camisa de color azul oscuro y unos pantalones para vestir de color blanco. Nunca antes me había emperifollado tanto, pero… tenía que dar buena impresión si quería convencer al consejo.
Salí del cuarto y me dirigí a la entrada para encontrarme con Kai… agradecía que fuese conmigo, así podría ayudarme si metía la pata con alguna cosa… aun que me daba la impresión de que metería la pata con todo…


ÁNIMA
Salí fuera cuando vi que Jimmy se marchaba. Me apoyé en el marco del gran portón abrigándome con un chal, todavía no me había acostumbrado al frío del País del Hielo, iba con abrigo casi hasta el cuarto de baño.
Jimmy llevaba nervioso todo el día y ni Kai ni yo habíamos conseguido calmarle, no sabía cómo lo llegaría a hacer por culpa del nerviosismo, pero esperaba de corazón que le aceptasen o sería lo peor para él, ya que era una buena manera para que la gente lo aceptase en sociedad.



JIMMY
Caminaba de un lado a otro de la estancia sin parar y frotándome las manos. Intentaba hacer relajación con mi respiración, pero nada, me sentía tembloroso.
Miré hacia la puerta donde estaba Ánima apoyada en el marco de la puerta. La miré y suspiré sin parar de moverme.
-¿Qué haces aquí? Te morirás de frío, deberías ir a la sala de estar, allí tienen encendida la chimenea.- Volví la mirada al frente caminando de un lado a otro.



ÁNIMA
Bajé la mirada al suelo.
-Sólo te estaba esperando para poder despedirte. Sé que te vas sólo unas horas, pero no sé, como llevas toda la mañana nervioso quería darte ánimos y apoyo. –le miré, no sabía por qué, pero esos últimos días no había sabido darle el apoyo que necesitaba de mí cuando me decía al principio que lo único que necesitaba en su vida era a mí, ¿es que no estaba haciendo bien las cosas?



JIMMY
La miré y asentí levemente.
-No hace falta, de verdad, Ánima, puedes ir a calentarte en vez de pasar frío aquí…- Carraspeé y me senté sobre las escaleras de la entrada para esperar a Kai, a ver si lograba tranquilizarme al menos un poco.
-Todo me irá bien, estaré de vuelta en menos de dos horas…- La miré y sonreí.
-Pero de todas maneras, te agradezco que intentes animarme.


ÁNIMA
Suspiré y miré de nuevo al suelo.
-Sí… lo intento, pero no lo logro… -le miré de nuevo. Bajé las escaleras hasta situarme frente a él, me agaché, le cogí de la cara y le besé.
Sabía que eso no le iba a tranquilizar, no iba a darle suerte, no iba a servirle de provecho, pero aún así, pensé que debía dárselo.



JIMMY
Bajé la cabeza posando mis manos sobre las suyas cuando me besó.
-Ya, bueno… todo el mundo intenta animarme pero ninguno lo consigue… y con todo el mundo me refiero a ti, a Kai, Kai Jr., y Saya…- Sonreí levemente.
-Creo que no estaré tranquilo hasta que no regrese de la reunión, así que…- Me encogí de hombros.



ÁNIMA
Suspiré y le abracé rodeando su cabeza con mis brazos y haciendo que la apoyase sobre mi pecho.
Cerré los ojos. Necesitaba saber que él estaba bien, pero no iba a conseguir nada así.
-Sabes que yo siempre voy a apoyarte decidas lo que decidas y haré lo que tú desees.


JIMMY
Cerré los ojos y asentí. La agarré de los antebrazos cuando me abrazó.
-Lo sé… eso ya lo sé…- Abrí los ojos de nuevo sin separarme de ella.
Sentía que lo que se me avecinaba iba a ser duro… me “enfrentaría” a un gran grupo de poderosos Sabios en la Sede e intentaría convencerles de mi deber a estar ahí dentro, aun que, según me habían contado eran duro de roer… no sé yo… no sé yo…



KAI
Salí ya preparado para marcharnos, como no, iríamos en transporte aéreo privado, era las ventajas que tenía ser rey, una de las muchas ventajas.
James y Ánima se estaban despidiendo como si fuese a marcharse a la guerra.
-Vamos, Ánima, van a ser unas horas y no lo van a matar, no te pongas dramática. –ella se separó mirando a James y subió de nuevo las escaleras, tenía cara de tristeza, se notaba que no pasaban un buen momento.
-¿Estás listo, James?


JIMMY
Miré a Kai y me levanté sacudiéndome la camisa.
-Si, llevo listo desde esta mañana.- Suspiré y asentí.
-Podemos irnos cuando quieras.- Me puse mi abrigo y miré a Ánima mientras subía las escaleras. Sonreí levemente y volví la mirada a Kai… se notaba que estaba preocupada por mi…



KAI
Miré a Ánima que se metió en el castillo sin mirar atrás desde que se separaron, después miré a James.
-Pues vámonos. –le guié por la nieve a la pequeña pista aérea en la que nos esperaban con la nave, era muchísimo más pequeña que la Black Hole o la Quimera, sólo para pasajeros, pero era muy rápida, por lo que en una hora estaríamos allí.
-No te marearas en viajes rápidos, ¿no?


JIMMY
Miré la nave cuando salimos fuera. Como se notaba que aquí andaban muy bien de presupuesto…
Miré a Kai cuando me habló.
-¿Eh? ¿Qué?... No, no, vamos, no que yo sepa.- Me encogí de hombros.
No estaba muy seguro de lo que me había preguntado, pero yo contesté igualmente.



KAI
Puse los ojos en blanco y le di un golpe en el brazo.
-¿Quieres calmarte de una maldita vez? Como sigas con esa actitud voy a tener que replantearme si quiero que seas mi consejero. –no se lo dije en serio, pero quería que se calmase de una vez por todas, no le iba a ser beneficioso estar así frente a los sabios, aprovecharían cualquier error para usarlo en contra suya.



JIMMY
Miré a Kai y fruncí el ceño frotándome el brazo.
-¿Eeeh? No hace falta que me golpees, coño, me entero de todo y estoy tranquilo…- Negué con la cabeza y le seguí hasta la nave.
Ya intentaría tranquilarme dentro…


KAI
Puse los ojos en blanco.
-La que me ha caído… -me llevé la mano a la frente y entré en la nave sentándome en uno de los asientos, junto a la ventana.
-Vamos al Senado de Sabios, en marcha. –el piloto asintió y puso los motores en marcha.



JIMMY
Me senté en uno de los asientos frente a Kai y miré por la ventana. Suspiré y apoyé el codo sobre el poyete de la ventana y encima de la mano mi barbilla.
Respiré hondo varias veces seguidas para poder controlar mi estado, pero dudaba que lo consiguiese, pues mi pierna derecha no paraba de moverse de arriba abajo rápidamente.



KAI
Tardamos poco en llegar, James no había conseguido tranquilizarse, esperaba que eso no le dificultase hablar delante de los sabios.
Bajamos de la nave y caminamos hasta el templo.
-¿Cuánto ocupa tu exposición?



JIMMY
Miré a Kai cuando bajamos de la nave. Suspiré y negué.
-Pues… no lo sé… no tengo ni idea, pero… espero que no ocupe mucho…- Sonreí levemente.
-No creo que sea capaz de hablar delante de ellos con calma.


KAI
Negué con la cabeza suspirando.
-Vas a tener que intentarlo, James, yo he hecho y sigo haciendo lo que puedo por ti, pero en esto es importante que sepas actuar, ¿no tienes algo en qué pensar para calmarte? Lo típico es pensar que todos están desnudos, pero eso a mí al menos no me funciona… No sé, ¿algo?


JIMMY
Miré a Kai y puse los ojos en blanco.
-No, Kai, ya lo he intentado todo y nada…- Resoplé.
-Déjalo… ya me ocuparé yo y me las apañaré como pueda para que todo salga bien…- Miré la puerta del templo y cogí aire subiendo las escaleras.



KAI
Suspiré, eso llevaba diciendo toda la mañana pero no conseguía mantenerse tranquilo. Subí las escaleras del templo y las puertas se abrieron permitiéndonos el paso a James y a mí.
Nos guiaron hasta la sala donde todos estaban reunidos.
Miré a James.
-Recuerda que debes mostrarte seguro, yo estaré allí si necesitas ayuda, tú sólo relájate. –asentí y abrí las puertas entrando. La sala estaba preparada para presentar una audición. Saludé a los sabios inclinando levemente la cabeza.



JIMMY
Entré detrás de Kai y miré la sala donde estaban todos los sabios reunidos.
Suspiré y cerré los ojos un momento. Los abrí de nuevo y entré a paso ligero inclinando la cabeza al igual que había hecho Kai.
Me miraron indecisos y sin creerse lo que estaban viendo, ¿tanto había cambiado desde entonces?
Los sabios nos ofrecieron asiento alrededor de su gran mesa. Todos iban vestidos de manera idéntica, con túnicas blancas, barbas blancas… ¿yo también tenía que dejarme barba blanca?
Suspiré y me senté en la silla que me habían ofrecido. Miré a Kai de reojo y acto seguido a los sabios.
-Bien, espero que lo que nos ha anunciado esta mañana, alteza, sea cierto, por que no nos gustaría estar aquí perdiendo el tiempo.- Uno de los sabios, el más anciano, se dirigió a Kai con total seriedad… iba ha ser difícil.



KAI
Miré al sabio más anciano, ya que el Sabio Supremo no se encontraba entre ellos.
-Ya dejé bien claro que James estaba más que capacitado para ejercer el puesto. Tiene grandes ideas que harán mejorar el sistema, la sociedad, la política… Conoce secretos sobre la profecía que ninguno más conoce, tiene conocimientos sobre los secretos de Draco y muchos planes de futuro, creo que este discurso básicamente podría tratarse de cordialidad, debería entrar en la sede, y esa es mi palabra. –miré a otro de los sabios que comenzó a hablar.
-Pero debes tener en cuenta su juventud, poca experiencia y que es hijo de quien es, ¿y si sólo estuviese planeando un golpe de estado? –alcé las cejas.
-Ya hablamos de eso esta mañana y quedó claro que no es así. Si no hay más… absurdas cuestiones, me gustaría darle permiso a James para hablar. –los sabios miraron a James.



JIMMY
Miré a Kai cuando me dio la palabra. Apoyé los codos sobre la mesa y miré a los sabios, uno por uno me miraban y me estudiaban sin fiarse ni un pelo… como si me tratasen como a un vil insecto al que había que aplastar rápidamente.
Bajé la cabeza un momento y recordé más o menos las palabras que iba a emplear en esos momentos.
-Señores… Sabios…- Tragué saliva… debía parecer seguro, sino… todo se iría a la mierda.
-Seguro que muchos de los aquí presentes pensáis que tan solo soy una alimaña, y por ser el hijo de quién soy no me merezco estar aquí ni el mínimo de respeto, y os digo que yo solía pensar lo mismo de mí.
Tenéis todo el derecho a no confiar en mí, y no me extraña, comprendo lo que sentís y después de todo lo que hice cualquiera desconfiaría de mí, pero… os juro que he cambiado, ya no existe en mí el ser que era antes. Me arrepiento de todo el mal que causé con mis actos de antaño…-
Bajé la cabeza y negué. Miré de nuevo a lo sabios intentando parecer seguro, pero no sabía si lo estaba haciendo bien.
-Creo que si me aceptáis podré serviros de ayuda en muchas cosas que os ha contado Kai, son ciertas y no debéis temer porque vaya a dar un golpe de estado ni nada parecido, no deseo el poder. Si quiero formar parte de la Sede es para poder rectificar mis errores y ganarme un futuro mejor… tenéis mi palabra.- No aparté la mirada de los sabios mientras hablaba. No sabía si les había llegado a convencer, pero… ahí estaba mi esfuerzo.
El sabio más anciano se levantó y miró al resto.
-Señores, creo que este consejo ya ha decidido.- El sabio me miró seguido de los demás.
-Eres joven y apasionado, y por lo que parece ser, es verdad que estas muy arrepentido, por lo tanto, como portavoz de esta Sede y de todo el Consejo, creo que nos vendría bien alguien como tú entre nosotros.- Le miré entre sorprendido y emocionado… ¿de verdad me estaban aceptando?


KAI
Sonreí, sabía que no le había hecho ninguna falta el tener que acudir sólo para esto después de la “calurosa” conversación que había tenido con la Sede por la mañana.
-Me alegra saber que aceptáis al joven James en la Sede, no os arrepentiréis de la decisión. –miré a James.
-Le llevaré a preparar sus cosas. –me levanté, la audición había sido corta, por lo que daba tiempo a enseñarle sus nuevas pertenencias y deberes.



JIMMY
Me levanté junto con Kai cuando me dijo que me llevaría a preparar mis cosas.
Miré por última vez a los sabios inclinando la cabeza y saliendo a continuación de la sala.
Miré a Kai y resoplé tranquilizándome del todo.
-Vaya... no pensé que iría tan bien…- Entrecerré los ojos mirándole.
-No les habrás sobornado, ¿no?- Le pregunté, aun que sabía de sobra que no había hecho falta sobornar a nadie.
-No hace falta que me contestes.- Negué con la cabeza y le miré de nuevo.
-¿Preparar mis cosas?


KAI
Miré a James y sonreí, un chaval nos guió por los pasillos.
-Tienen que darte tu ropa y decirte las normas de la Sede. Te darán un libro donde están todas las normas apuntadas, tendrás que estudiarlas y sabértelas. No tendrás que venir aquí cada día, pero hay una reunión una vez al mes oficial y puede que alguna otra provisional. –entramos en una sala con una cama y un armario.
-Y tendrás una habitación para ti solo cuando vengas, pero sólo podrás venir tú.



JIMMY
Entré en el cuarto y lo miré. Asentí y miré a Kai.
-Ya contaba con ello, no te preocupes, vendré solo.- El chico que venía con nosotros me entregó una túnica bastante parecida a la de los sabios, junto con un libro algo antiguo y unos papeles más. Lo miré y alcé las cejas.
-Joder, esto es como en el colegio, ¿eh?- Solté una risotada y miré a Kai.
-No te preocupes, Kai, ahora que tengo una nueva oportunidad no pienso desaprovecharla y dejarla pasar.- Asentí.


KAI
Asentí.
-Me alegra saber eso, porque te has esforzado para llegar hasta aquí, y los demás también nos hemos esforzado en ello, desaprovecharlo sería algo imperdonable. –di unas monedas al chico, que salió de la habitación con una sonrisa en los labios.
-En la próxima reunión que convoquen ya te avisarán para que acudas.


JIMMY
Asentí y miré mi nueva túnica blanca, seguro que le gustaría mucho a Ánima. Sonreí y dejé las ropas encima de la cama. Miré a Kai de nuevo aún sonriendo.
-Voy a cambiarme de ropa, será mejor que me vaya acostumbrando a mi nueva indumentaria.- Me encogí de hombros y esperé a que Kai saliese del cuarto para poder cambiarme, tenía ganas de verme con aquella túnica y la cara de Ánima cuando me viese todo vestidito de blanco, seguro que le parecería un ángel o algo de eso… conociéndola.


KAI
Salí de la habitación de James y me apoyé en la pared al lado de su puerta. Miré mi reloj, eran las seis de la tarde, por lo que como muy pronto llegaríamos a casa a las nueve si salíamos en ese momento, pero no saldríamos entonces.
Saqué el móvil de mi bolsillo y escribí un mensaje a Saya: “Espérame en la camita como me prometiste, espero cada segundo”.
Sonreí, esperaba que no lo leyese nadie más que ella.


JIMMY
Salí del cuarto con la túnica ya puesta… me notaba algo raro con ella, pero pronto me acostumbraría, había llevado túnicas desde hacía mucho, aun que no fuese de ese color tan blanco.
Me encogí de hombros y metí dentro de una bolsa el libro y los papeles que me harían falta para aprender mi nuevo “oficio”.
Miré a Kai cuando salí.
-¿Podemos irnos ya o debo hacer alguna otra cosa antes?- No sabía como iba esto mas o menos, pero suponía que con la ayuda de los libros y mi concentración lograría introducirme en ese mundo enteramente.



KAI
Miré a James cuando salió de su habitación. Me resultaba bastante cómico verlo vestido así, pero a él le quedaba mejor que a aquellos viejales locos, parecía un buen chico.
-Vaya, si pareces un monaguillo. –me reí.
-Tienes que ir a hacer el juramento de lealtad y firmar en el informe oficial donde constará que perteneces a la Sede de Sabios. Después podremos marcharnos. –miré el reloj.
-Aunque… si te soy sincero, creo que el juramento dura una media hora, hay que rendir culto y mantener unos minutos de silencio… Sé que suena a rollo, pero vas a tener que aguantarlo, sólo se hace una vez al año, tranquilo. –el chaval de nuevo nos guió por los pasillos.



JIMMY
Miré a Kai y abrí los ojos ampliamente.
-¿Qué? ¿Juramento? ¿Firmar un informe?... joder…- Me rasqué la frente y seguí al chico junto con Kai.
-Pues nada… a firmar y a rendir culto…- Nunca había hecho nada parecido y según decía Kai duraba una media hora… pues vaya, con las ganas que tenía de que Ánima me viese vestidito de angelito…


KAI
Acudimos a la sala donde debía celebrarse la ceremonia, en la que estaban todos los sabios reunidos arrodillados esperando a que James entrase.
Miré a James.
-No te preocupes, es fácil, simplemente rezar durante unos minutos junto a los sabios y después darán una señal para que guardéis silencio, tan fácil como repetir y callar. Mucha suerte. –le empujé levemente hacia el interior y cerré la puerta.
Di una vuelta por el templo, debía quedarme con James hasta que terminase, aunque la próxima vez tendría que ocuparse él solo.


JIMMY
Miré a Kai cuando me empujó levemente metiéndome dentro de aquella gran sala.
-…- Miré a los sabios, todos me miraron arrodillados en el suelo ante un altar… vaya, había interrumpido el rezo.
-Te estábamos esperando, James, acércate.- Me invitó el sabio más anciano al cual me acerqué. Me arrodillé a su lado y observé como hacían los rezos para poder imitarles yo también.
Rezamos durante casi quince minutos, más tarde, el sabio anciano se levantó y dio la señal de que debíamos mantener el silencio durante otros quince minutos… pues nada, a callar se ha dicho.
Nada más terminar la ceremonia, el sabio anciano se reunió conmigo y me dio la enhorabuena, al parecer había empezado bien.
Salí detrás de los demás para encontrarme de nuevo con Kai y por fin poder volver al castillo.



KAI
Una vez James firmó el informe regresamos a la nave. Tardaríamos algo en llegar por el mal tiempo, y ya llegábamos bastante tarde, malditos sabios y sus rituales…
Me senté en la nave y miré a James cuando entró.
-¿Ves como lo has hecho bien? Tienes que confiar más y no ponerte tan nervioso en estas situaciones.



JIMMY
Miré por la ventana escuchando lo que Kai me decía.
-Ya… lo siento, es que es normal que me ponga nervioso con una cosa así…- Suspiré y negué. Kai no entendía lo que yo sentía… pero no lo reprochaba, mejor que no lo supiese.
Suspiré mucho más relajado, al final había conseguido cambiar mi futuro y era algo de lo que realmente estaba orgulloso.


KAI
Me había quedado algo traspuesto cuando llegamos y la nave paró. Me pasé la mano por la frente para despejarme.
-Bueno, al fin estamos en casita. –me desabroché el cinturón de seguridad y me levanté una vez la nave estuvo completamente inmóvil.
-Ya te puedes ir a dormir si quieres, o lo que quieras, pero ya estás libre hasta que te vuelva a necesitar. Lo has hecho bien.


JIMMY
Me estiré y me levanté de mi asiento desperezándome. Miré a Kai y asentí.
-Gracias y… eso espero, no me gustaría meter la pata nada más empezar, no quedaría muy bien…- Suspiré y bajé de la nave cuando se abrieron las puerta. Era de noche y estaba cansado. Ánima estaría preocupada por mí, así que tendría que explicárselo, aún que, eran buenas noticias así que, se alegraría mucho.



KAI
Salimos de la nave, aún caía la nieve con fuerza y había al menos tres metros desde el suelo, posiblemente a la mañana siguiente no se podría salir porque las puertas estarían atrancadas si no se encargaban de limpiar la entrada.
Me puse la capucha de la chaqueta y, seguido de James, llegamos a la puerta, la cual abrí. Todo estaba a oscuras, por lo que todos estarían acostados, esperaba que Saya me estuviese esperando tal y como ella me había dicho…
-Bueno, entonces hasta mañana. –dije a James quitándome la capucha y el abrigo.



JIMMY
Entré dentro del castillo sacudiéndome le nieve del pelo y de los hombros. Miré a Kai y asentí.
-Buenas noche, y gracias por todo, que descanses.- Me despedí con la mano y subí las escaleras para ir a mi cuarto. Me daría una buena ducha caliente para quitarme el frío de la nieve y después me metería en la cama y me encargaría de que Ánima me proporcionase calorcito.


KAI
Suspiré dirigiéndome hacia mi cuarto. Saya estaría allí, tumbadita sobre la cama, desnudita para mí. Me daba calor solo pensarlo…
Sonreí mientras subía las escaleras quitándome la nieve de los hombros.
Carraspeé mientras abría la puerta de mi habitación cuidadosamente.
-¿Hola…?


SAYA
Estuve esperando a Kai todo el día, bueno, aproveché su ausencia para llamar a Natty y pedirla que volviesen… no lo había conseguido, pero al menos Max estuvo de acuerdo en que hablaría con Kai a solas para que le explicase el tema de Jimmy.
Después de acostar a Kai Jr. me subí a mi cuarto para esperar allí a Kai como le prometí, eso si, como vi que tardaba mucho y empezaba a refrescar, me puse tan solo un camisón cortito y ligero, sin ropa interior.
Me recosté sobre la cama sin taparme si quiera con las sábanas y me entretuve leyendo un libro. Giré la cabeza hacia la puerta cuando se abrió y Kai asomó la cabeza.
-Hola.- Sonreí.


KAI
Sonreí. No estaba desnuda pero… prácticamente.
-Oh, lalá, Saya… -solté una risotada entrando y cerrando la puerta detrás de mí. Me acerqué a la cama y gateé hasta colocarme sobre Saya.
-Perdona por llegar tan tarde, estos viejos locos y sus cánticos. –la besé en los labios.



SAYA
Le miré mordiéndome el labio cuando se acercó y se puso encima de mí. Sonreí y le agarré de la chaqueta acercándole más a mí cuando me besó.
-De verdad, malditos viejos y sus cánticos aburridos.- Le besé de nuevo encogiendo las piernas alrededor de su cintura.



KAI
Sonreí sin dejar de besarla. Había estado toda la tarde esperando ese momento, tenía muchas ganas de Saya…
Descendí mis labios por su barbilla hasta su cuello, pasando una de mis manos a su cadera, acariciándola hasta el muslo para acariciarlo bajo el camisón con suavidad.
-No sabes cómo me tenías comido el coco toda la tarde, me estabas torturando indirectamente… -la volví a besar por el cuello.


SAYA
Cerré los ojos y cogí una buena bocanada de aire sintiendo sus besos y sus caricias. Retiré su chaqueta con lentitud hasta quitársela del todo. La dejé a un lado y le agarré de la nuca mientras él seguía besándome por el cuello.
-No sé como me soportas, siempre ando torturándote, directa o indirectamente.- Respiré con fuerza sintiendo su mano bajo el camisón.



KAI
Subí mi mano por su muslo hasta su cadera debajo del camisón sin apartar mis labios de su cuello, era lo que más le gustaba, así era cómo la excitaba más fácilmente.
La miré sonriendo y la besé en los labios subiendo su camisón hasta su cadera.



SAYA
Le besé con intensidad con la respiración entrecortada. Encogí las piernas y empecé a descamisarle sin parar de besar sus fríos labios hasta que se la arrebaté por completo dejándola caer al suelo. Le miré y le acaricié el pecho descendiendo mis manos hasta su cinturón, el cual empecé a desabrochar.
Fui a besarle de nuevo pero la puerta del cuarto se abrió levemente y un ladrido suave resonó en la habitación. Miré hacia la puerta y vi al cachorro de Kai Jr. asomando la cabeza por la puerta.
Solté una risotada y miré a Kai.
-Creo que tenemos visita.


KAI
Fruncí el ceño mirando hacia la puerta cuando oí un ladrido. El perro estaba allí.
-¿Cómo ha abierto la puerta el perro, si se puede saber? –saqué las manos de debajo del camisón y le hice señas de que se marchase.
-Vete, vete, Kai está en su cuarto, moléstale a él.



SAYA
Miré a Kai y después al cachorro que entró en el cuarto meneando la cola.
Me mordí el labio y miré a Kai.
-Creo que no está acostumbrado aún a dormir solo.- Suspiré y me levanté empujando a Kai con suavidad.
-Deja, ya me encargo yo.- Sonreí colocándome el camisón y me acerqué hasta el perro que me miró moviendo el rabo con energía. Me agaché y le cogí en brazos subiéndolo a mi regazo.
Le acaricié y miré a Kai.
-Deja que duerma esta noche conmigo, anda.- Puse caritas mientras el perrillo gemía y me lamía la mejilla.


KAI
Abrí los ojos como platos.
-¿¿Quée?? Saya, pero… -carraspeé.
-El perro no puede dormir aquí, mujer, ¿no ves que… es un perro? –suspiré rascándome la nuca. -He… bueno, he sido un gato, ¿y si le da por atacarme? …Vale, suena a tontería, pero no me hace ninguna gracia que el perro duerma aquí.



SAYA
Le miré y me reí acercándome a la cama. Me senté con el perro entre mis brazos y le acaricié con suavidad entre las orejas.
-Oh, venga, Kai, no va ha atacarte, es solo un cachorro y no está acostumbrado a dormir solo aún.- Miré a Kai y le supliqué con la mirada.
-Solo esta noche, te lo prometo, solo esta, mañana dormirá con Kai, lo juro.- El perro lamió la mano de Kai mientras movía el rabo de un lado a otro.



KAI
Resoplé tumbándome en la cama.
-Maldito perro, como empecemos así… -suspiré.
-Ala, que duerma aquí, pero si lo aplastas o algo parecido luego no me llores a mí, ¿vale? Y a tu lado de la cama, no me gustaría que me lamiese la cara… -coloqué las sábanas, se nos había acabado el chollo, así que tocaba dormir. Esto me recordaba a los primeros meses de Kai al nacer, cuando estábamos a punto de hacer el amor una vez podíamos después del parto, el niño rompía a llorar, que simpático… y ahora el perro.


SAYA
Miré a Kai y sonreí. Me acerqué y le di un besó en la mejilla tumbándome dejando que el perro se acomodase en mi lado de la cama. Pasé por encima de Kai y me tumbé a su lado dejando que el cachorro se recostases sobre mi vientre. Le acaricié el lomo y miré a Kai de reojo.
-Solo esta noche, ¿puedes aguantar sin sexo una sola noche más, no?- Alcé una ceja soltando una risotada.

KAI
Suspiré tumbándome sobre mi almohada.
-Supongo que una noche sí que puedo, pero me joroba llevar esperando todo el día para que ahora el bicho ese no me deje. –me quité los pantalones tirándolos a los pies de la cama.
-Pues nada, hasta mañana…



SAYA
Miré a Kai y puse morritos. Se había cabreado pero el cachorro no tenía la culpa…
Suspiré y acaricié al Ziper hasta lograr que se durmiese. Cerré los ojos y me relajé aún con el cachorro sobre mi vientre.
Poco a poco fui quedándome dormida, al igual que el perrillo que se durmió en seguida y no se le volvió a oír ladrar en toda la noche.



ÁNIMA
Había estado esperando a Jimmy, lo había pasado mal por los nervios, esperaba que le hubiese ido bien con los sabios, pero estaba tardando mucho…
Era ya noche cerrada, no se oía un alma en el castillo. Yo estaba metida en la cama tapada con las mantas hasta que oí la puerta de entrada abrirse, al fin llegaban.
Me senté en la cama, aunque sin destaparme, aún no estaba muy acostumbrada al frío de las noches.
Esperaba que Jimmy estuviese bien, no entendía por qué habían tardado tanto, dijeron que serían un par de horas.
Suspiré al oírle por el pasillo.


JIMMY
Abrí la puerta de mi cuarto y entré quitándome la tunica llena de nieve.
Suspiré y miré a Ánima que estaba sentada en la cama. Sonreí revolviéndome el pelo empapado.
-Ya estoy aquí.- Sonreí de nuevo y me acerqué.
-No tienes ni idea del frío que tengo.- Solté una risotada.


ÁNIMA
Sonreí con la vista algo cansada, tenía algo de sueño, pero prefería esperarle.
-Es que hace muchísimo frío. –me destapé para poder tirar de él y que se acercase.
-Aquí no tendrás frío. –le tapé con la manta, aunque estuviese vestido, y le abracé debajo de ella. -Mejor así, ¿verdad? –sonreí y le besé en la mejilla helada.
-¿Cómo habéis tardado tanto?


JIMMY
Sonreí y me acurruqué junto a ella. Estaba muy calentita, daba gusto poder abrazarse a ella.
-Lo siento, pero esos sabios se han entretenido bastante y a sido imposible venir ante, pero eso no importa, lo que importa es que me han aceptado y ya soy uno de ellos. Bueno, más o menos…- La miré y posé la cabeza en su pecho.

ÁNIMA
Sonreí.
-¿En serio? ¿Ya estás dentro? ¿No han puesto pegas? Pero eso es genial. –le besé en su pelo mojado por la nieve abrazándole.
-Me alegro mucho. –posé mi mejilla en su cabeza frotando sus brazos para que entrase pronto en calor.



JIMMY
Sonreí y asentí.
-Si, estoy dentro.- Suspiré y la miré.
-Voy a darme una duchita calentita, a ver si me quito este frío.- La acaricié la mejilla y la besé en la frente.
-Tú duerme, tienes cara de estar cansada.- Me levanté y la tapé bien con las mantas.

ÁNIMA
Le miré frunciendo el ceño.
-Pe-pero… -me besó en la frente.
-Pero… te he esperado para poder estar contigo y quiero saber cómo te ha ido… -bajé la cabeza.
-Está bien, sé que no vas a ceder… -puse morritos y me acurruqué para estar calentita.
-Tú dúchate mientras caliento tu lado de la cama.



JIMMY
La miré y me reí.
-No voy a tardar nada, además, estás muerta de sueño, así que, a dormir de una vez.- La guiñé el ojo mientras me dirigía al cuarto de baño.
-Cuando vuelva quiero verte dormidita.- Sonreí y entré en el baño entornando la puerta. Encendí el grifo del agua caliente y empecé a desnudarme. Una vez desnudo del todo, me metí bajo el agua caliente y suspiré cerrando los ojos sintiendo como mis músculos entraban en calor poco a poco, no había nada como una duchita.



ÁNIMA
Me senté en la cama cuando se fue al baño. Pude verle desnudito debajo de la ducha, ya que la puerta estaba entornada. Me mordí el labio.
-Ay, qué calor hace de repente… -me tumbé de nuevo estirándome en la cama para cubrir la parte de Jimmy también y que estuviese calentita para cuando él llegase.



JIMMY
Estuve un buen rato bajo el agua hasta que mi cuerpo alcanzó una temperatura normal. Salí de la ducha y me cubrí la parte de abajo con una toalla que enredé alrededor de mi cadera. Salí del baño secándome el pelo con otra toalla más pequeña y me senté sobre la cama cogiendo de mi cajón unos pantalones del pijama limpios y una sudadera.
Miré a Ánima de reojo y sonreí.
-Ya estoy aquí, y encima desnudito.


ÁNIMA
Poco a poco fui cogiendo sueño de nuevo, pero no llegué a dormirme, ya que Jimmy se sentó en la cama.
-¿Eh? –le miré, sólo llevaba una toalla, pero qué frío y… no, qué calor.
-Vas a coger frío así, ven… -le abracé el torso apoyando la mejilla en su espalda desnuda.


JIMMY
Sonreí y la miré de reojo cuando me abrazó. Me reí levemente y aparté mi toalla para ponerme los pantalones.
-¿No se suponía que ibas ha estar dormida cuando yo volviese de la ducha?- Acaricié sus manos con las mías y sonreí.
-Vamos, señorita Ánima, a la cama y a dormir.

ÁNIMA
Bostecé.
-Estoy dormida, ¿no lo ves? –abracé la almohada cerrando los ojos.
-Ronco y todo. –imité un ronquido y me tapé con la manta mientras él se vestía. Estaría mucho mejor abrazada a él que a la almohada, pero seguía fuera de la cama…
-Venga, abrázame, que yo te doy mi calor corporal. –sonreí.


JIMMY
Sonreí y la miré mientras me ponía los pantalones del pijama. Me puse la sudadera y acto seguido me metí en la cama junto a Ánima.
-Ya estoy.- Abrí los brazos para que se acurrucase entre ellos y la besé en la majilla y en la frente varias veces.
-Dame tu calor corporal.- Sonreí y la apretujé junto a mí posando la cabeza en la almohada.


ÁNIMA
Me apretujé contra su pecho rodeando su cintura con mis brazos, él estaba calentito del agua de la ducha, y la cama ya tenía una temperatura que nos mantendría a gusto.
-Mucho mejor dormir contigo que yo aquí solita con este frío, jo. –apoyé mi mejilla en su pecho y cerré los ojos. No me iba a costar mucho dormirme, ya estaba casi frita cuando él había llegado.


JIMMY
La mimé con dulzura con besos y caricias hasta que se quedó dormida profundamente. La pobre me había estado esperando toda la noche muerta de los nervios. La verdad es que ninguno de los dos habíamos pasado un buen rato, entre la audiencia con los sabios y la pequeña bronca que tuvimos por la fecha de la boda… la pobre se había sentido angustiada.
Sonreí y la besé en la frente por última vez antes de cerrar los ojos y quedarme dormido con ella entre mis brazos.



KAI
Sentí la luz del sol en mi cara, era bien entrada la mañana. Suspiré y sentí algo cálido y húmedo cubrirme de besos la mejilla.
Sonreí.
-Saya, no seas tonta. –me giré, abrí los ojos y vi que era el maldito chucho, que me estaba chupando la cara.
-¡Joder! –me senté pasándome la mano por la mejilla.
-Dios, qué susto con el chucho…


SAYA
Abrí los ojos cuando escuché a Kai gritar. El perro ya no estaba tumbado sobre mi tripa, sino, al lado de Kai y lamiéndole la mejilla. Sonreí y me senté sobre la cama agarrando al cachorrillo con cuidado. Me reí y miré a Kai.
-Uh, un poco más y te zampa entero, minino.- Alcé las cejas y besé en la cabeza al perrillo que me lamió la barbilla. Sonreí y froté mi mejilla con la de Ziper.
-Hola, yo también me alegro de verte, pequeño.


KAI
Miré al perro, era como un juguete nuevo para todos.
-Sí, buenos días, cariño, yo también me alegro de verte. –suspiré y me levanté de la cama colocándome bien el pantalón. A penas me movía en la cama, me gustaría saber por qué se me descolocaba tanto la ropa al dormir.
Llamaron a la puerta, de modo que me acerqué para abrir, una de las doncellas estaba frente a la puerta. Carraspeó.
-Señor, ha llegado ya el nuevo empleado. –asentí.
-De acuerdo, ahora bajo. –la doncella asintió y se fue por el pasillo.
-Ya está abajo el nuevo mozo del establo. –me quité los pantalones para vestirme.


SAYA
Llamaron a la puerta y Kai abrió dejé al cachorro en el suelo y este se marchó antes de que Kai cerrase la puerta. Lo único que quería el cachorro era dormir con alguien, el resto del día se lo pasaría siguiendo a Kai Jr.
Miré a Kai cuando se puso los pantalones para bajar a recibir al mozo de los caballos nuevo.
Sonreí y me puse de rodillas sobra la cama. Agarré a Kai por la tira del pantalón y le atrajé hacia mí para besarle en los labios.
-Hola ojazos.

KAI
Alcé las cejas cuando me besó.
-Vaya, al menos mi “buenos días” es mejor que el del perro, no me lo esperaba. –miré mi pantalón y me encogí de hombros.
-¿Vas a retenerme aquí? Tiene toda la pinta de secuestro. –alcé las cejas.



SAYA
Bajé la mirada hacia mi mano que agarraba la tira de su pantalón. Suspiré y le miré encogiéndome de hombros.
-Si-. Posé mi mano libre en su mandíbula y le besé de manera más intensa que antes pegándome totalmente a él. Ahora que no había ninguna interrupción disfrutaría de Kai al menos un rato.


KAI
Cerré los ojos cuando me volvió a besar y llevé mis manos directamente a su trasero, agarrando sus dos cachetes entre mis manos mientras seguía su beso más intenso. Debía bajar, pero… que esperase un rato, yo había esperado toda una tarde para ver a mi mujer y ahí estaba a dos velas.
La miré.
-Me tienes de segundo plato, quieres más al perro. –la volví a besar.



SAYA
Sonreí y le volví a besar inclinándome levemente hacia atrás.
-Uf, no sabes cuanto.- Le besé con fuerza agarrándole de la nuca con intensidad para evitar que sus labios se separasen de los míos.
Había pasado toda la noche esperando a que Kai viniese y cuando íbamos a disfrutar de lo lindo, aparece Ziper… no le culpaba, pero, joder…


KAI
Aprovechando que se estaba inclinando, hice que se tumbase sobre el colchón mientras la seguía besando. Apoyé las manos a cada lado suyo y besé sus labios con intensidad.
Cogí aire y me separé levemente de ella.
-Tengo que bajar… -la volví a besar.


SAYA
Le miré y cogí aire para poder besarle de nuevo.
-Lo sé, pero no quiero que bajes…- Le besé con pasión clavando mis dedos en su espalda desnuda sin llegar ha hacerle daño. Encerré su cintura entre mis piernas y volví a besarle con la respiración entrecortada.


KAI
Me tuve que tumbar sobre ella, pues me rodeó la cintura con sus piernas.
-Eres una egoísta, me quieres sola para ti y no me compartes con mozos de cuadra. –dije, aunque sin separar nuestros labios, no sabía si había llegado a entenderme.
La mordí el labio inferior.
-Baja conmigo, cuando le atienda te estampo contra la pared si hace falta.


SAYA
Le miré rozando mis labios con los suyos aún agarrada a él. No quería que se marchase y menos ahora…. ¿por qué cojones tenían que interrumpirnos? ¿Es que no puede echarle un polvo a mi marido sin que nos interrumpan antes de entrar en faena?
Suspiré y dejé caer la cabeza sobre el colchón mirándole. Separé mis piernas de su cintura y le dejé libre.
-Está bien… no insito más…- Dejé caer los brazos y me retiré un mechón de pelo de la cara suspirando de nuevo.


KAI
-Eh. –la agarré de los mofletes.
-No pongas esa cara, porque le digo que se vaya a los establos y subo corriendo mientras me quito la ropa, te quiero aquí, en esta postura cuando vuelva, esperándome. –la besé y me levanté poniéndome una camisa para bajar, porque al subir me la volvería a quitar.



SAYA
Le miré y alcé las cejas cuando se levantó y se puso la camisa.
Suspiré y negué con la cabeza.
-Muy bien, si es lo que ordena el rey, tendré que obedecer.- Le miré de nuevo mordiéndome el labio inferior.
-Pero más te vale volver.- Alcé las cejas.



KAI
Sonreí abrochándome la camisa.
-Hombre, no me voy a tirar ahí abajo toda la mañana. No te va a dar tiempo ni a desnudarte. –esbocé media sonrisa y me dirigí a la puerta.
-No te duermas, eh. –solté una risotada y salí cerrando la puerta, no quería que cualquiera que pasase la viese así.



SAYA
Le miré mientras se iba y dejé caer la cabeza hacia atrás cuando cerró la puerta. Suspiré intensamente cruzándome de piernas y mordiéndome el labio inferior.
-Este hombre acabará matándome, seguro…- Cerré los ojos y solté una risotada. ¿Dormirme? Solo de pensar en Kai se me quitaba el sueño y todos los males.



KAI
Bajé las escaleras deprisa peinándome con las manos, por muchas ganas que tuviese de estar con Saya debía mostrarme como el rey serio que era. No me di cuenta de que me había pasado de pasillo, por lo que tuve que retroceder, y cuando al fin sólo tenía que girar una esquina me acicalé y mostré mi semblante serio cuando entré en la habitación.
Ahí estaba la doncella con el nuevo mozo de establo.


DAVID
Al fin llegué al Reino del Hielo para ocuparme de los caballos del rey. Era un buen puesto de trabajo y me ayudaría a sacar adelante a mi madre, que la pobre ahora estaba sola en casa, sin el cariño de su David. Cómo había llorado…
Allí hacía, por supuesto, una temperatura muy inferior al País del Fuego, pero me conservaba bien gracias a mi temperatura corporal.
Me sentía muy nervioso, decían que el rey del Hielo imponía mucho, que era muy serio y severo, no sabía si le caería bien…
Fue entonces cuando entró en la sala donde me llevaron para recibirle. Era cierto que imponía, su mirada era muy seria y sus ojos, azules como el hielo, daban mucho respeto. Carraspeé e incliné la cabeza cuando se acercó a mí.
-Soy David, señor, soy el nuevo mozo de cuadra, señor, a su servicio, señor.


KAI
Fruncí el ceño cuando empezó con tantas formalidades, y, por el calor que irradiaba… era un Piro… La que se iba a armar aquí.
Carraspeé.
-Vale, tranquilo, no hace falta que seas tan… “cortés”. Sólo venía a recibirte. –miré a la doncella.
-Avisa a Kai, que venga aquí. –la doncella asintió y se marchó en busca de mi hijo.
-Mi hijo le enseñará todo lo que debe saber sobre la cuadra, le gustan mucho los caballos, así que no habrá problema. –el chico asintió rápidamente.
Suspiré.
A los pocos minutos la doncella se presentó de nuevo en la habitación con Kai.
-Kai, este es el nuevo mozo del establo, ¿por qué no le enseñas todo lo que hay, los caballos, donde están las cosas…?



KAI JR
Estaba jugando en mi cuarto cuando una de las sirvientas de mi papi vino a buscarme. Bajé con ella seguido de Ziper que había dormido fuera de mi cuarto… que raro, pero me daba igual, me seguía a todas partes.
Miré a Papá y me acerqué. Estaba con un chico rubio, le miré y sonreí.
-Oh, hola, yo soy Kai.- Le tendí la mano sonriendo.
-Yo te enseño todo, me conozco muy bien los establos, te presentaré a Niebla, Nubarrón, Negrito…- Me acerqué al profesor de los caballos y le susurré para que mi papi no me escuchase. -Negrito es el caballo de mi papi.- Sonreí y asentí.



DAVID
Sonreí cuando el niño me cogió de la mano para llevarme hasta los establos. Para ser el hijo de ese rey tan serio e imponente era un chavalín bastante simpático y abierto.
-De acuerdo, preséntame a todos los caballos, tengo ganas de verlos. –le seguí, aunque no me iba a perder, él tiraba de mí.
-Pues nada, mi primer día de trabajo.


KAI
Suspiré.
-Pues ya me he librado de él. –me di la vuelta y me fui por los pasillos dirigiéndome a las escaleras, por las cuales fui desabrochándome la camisa.
-Ya voy, Saya. –solté una risotada quitándome la camisa y acto seguido pasé a desabrocharme los pantalones. Cuando llegué a la habitación, abrí la puerta tirando la camisa a una silla.
-Ya estoy aquí, reina. –di un tirón al pantalón, haciendo que cayese al suelo.



SAYA
La puerta se abrió, cosa que me sobresaltó un poco. Alcé las cejas cuando Kai se quitó los pantalones de un tirón.
No pude reprimir una risotada y negué con la cabeza mirándole.
-Y yo te he estado esperando sin moverme como me has dicho.- Sonreí mordiéndome el labio inferior.


KAI
Sonreí y me acerqué hasta la cama, yendo directamente hasta Saya, colocándome sobre ella, apoyando mis manos a cada lado de su cabeza mientras la besaba con intensidad. Había esperado poco, aún seguía con la mecha encendida.
-No he tardado mucho, ¿eh? –la besé en el cuello.



SAYA
Le agarré de la nuca cuando se tumbó encima de mí y me besó.
-¿Qué has hecho? No me lo digas, has echado al mozo a patadas, ¿verdad?- Me reí y le agarré del pelo de la nuca mientras me besaba por el cuello. Me tumbé del todo sobre el colchón y cerré los ojos cogiendo una bocanada de aire.



KAI
Llegué con mis besos hasta su oreja.
-No, le he mandado a tu hijo hacer mi trabajo, eso es todo. –la besé en la oreja pasando a su mejilla y después de nuevo a sus labios, acariciando su vientre con una de mis manos mientras con la otra alzaba levemente su cintura desde la espalda.



SAYA
Le besé con fuerza agarrándole del pelo de la nuca con intensidad. Encogí una de mis piernas haciendo que el camisón que llevaba se me subiese hasta la cadera.
Mi respiración se aceleró, como no, y empecé a jadear levemente. No podía con Kai, con solo una caricia hacia conmigo lo que quisiese.
-Preferiría que le hubieses echado… a patadas, la verdad.- Sonreí aún con los ojos cerrados.


KAI
-Lo hará bien… -la besé con fuerza acariciando uno de sus muslos con intensidad, subiendo hasta su trasero.
-Ahora vas a pagar lo que el perro no me dejó hacer anoche. –la cogí de los dos muslos haciendo que rodease mi cintura con sus piernas, y bajé mis labios hasta su vientre, depositando besos apasionados por todo su torso.


SAYA
Cerré los ojos y arqueé la espalda jadeando con más intensidad. Hundí el vientre cuando Kai me besó por el torso y dejé escapar un suave gemido mordiéndome el labio.
Le agarré de los hombros y presioné su cintura con mis piernas haciendo que se girase y colocándome yo encima. Posé mis manos en sus costados y presioné su piel con mis dedos descendiendo hacia su abdomen. Le besé por el pecho con intensidad mordiéndole de manera juguetona.

KAI
Jadeé cuando me giró para ponerse ella encima, esta iba a ser una de esas veces que iban a marcar historia, lo presentía sólo por cómo nos movíamos.
Agarré su camisón, lo tenía subido hasta la cintura. Al intentar quitárselo, dejándome llevar por la situación, acabé arrancándoselo…
La agarré de la cintura para besarla y que no se rompiese el clímax por culpa del incidente.


SAYA
Miré a Kai cuando me arrancó el camisón de esa manera. Nunca antes le había visto de esa manera, cosa que no me molestó, al revés, me gustó verle perder el control.
Me incliné hacia delante y correspondí a su beso de manera intensa sin darle importancia al camisón, total, tenía muchos más.
Posé las manos a cada lado de su cabeza y mordí su labio inferior tirando de él.
-Tendrás que comprarme un camisón nuevo.- Sonreí y le besé de nuevo acariciando su lengua con la mía.

KAI
Sonreí agarrando sus muslos entre mis manos.
-Los que tú quieras. –la mordí el labio agarrando sus cachetes con fuerza. Pasé mis labios a su cuello, mordiendo su piel y tirando sin hacerla mucho daño, pero con intensidad.
Ascendí mis manos por su torso hasta sus pechos cuando volví a besarla en los labios.


SAYA
Jadeé con fuerza mientras le besaba con fuerza y bajé mis manos hasta su calzoncillo el cual retiré de un tirón. Bajé la mirada cuando retiré el calzoncillo y después le miré a él mordiéndome el labio.
Clavé mis uñas en su pecho y le besé de nuevo de manera intensa dejándole totalmente desnudo. Dios, y que desnudo.


KAI
Esbocé media sonrisa y la besé de nuevo agarrando con fuerza sus muslos, apretando mis dedos contra su piel. Hice que se sentase sobre mí, penetrando del todo. Jadeé apretando más su piel, y la mordí en el cuello, dejando una pequeña marca.
Me senté abrazando a Saya contra mi cuerpo, pegándola completamente. Me moví a la vez que la movía a ella para incrementar los movimientos.


SAYA
Cerré los ojos con fuerza cuando hizo que me sentase y penetró. Solté un gemido y me apreté contra él clavando mis dedos en su espalda. Jadeé con velocidad y moví mi cadera con velocidad soltando un gemido cada vez que penetraba de nuevo. Ascendí mis manos por toda su espalda hasta posarlas en su nuca. Alcé la cabeza respirando aceleradamente haciendo que Kai posase la cabeza entre mis pechos agarrándole fuertemente del vello de su nuca.



KAI
Jadeé con la cara entre los pechos de Saya. La besé abrazándola contra mí, moviendo la cadera al compás de ella.
Subí mis labios a su cuello, besándola con intensidad, estimulando su piel con mi lengua, sabía que la volvía loca. Pasé mis manos por toda su espalda, bajando de nuevo hasta los cachetes, haciendo que se moviese con más intensidad.


SAYA
Dejé escapar un grito de excitación cuando Kai me obligó a aumentar los movimientos de la pelvis. Me mordí el labio inferior y gemí de nuevo clavando mis uñas en sus hombros. Le arañé uno de sus hombros dejándole la marca de mis uñas en su piel. Seguro que le dolería pero no podía contenerme. Estaba muy excitada.


KAI
Cerré los ojos con fuerza cuando me arañó, cómo escocía…
La miré entrecerrando los ojos.
-Zorra… -esbocé media sonrisa y la besé con fuerza haciendo que se tumbase sobre el colchón, con sus piernas rodeando mi cintura, y seguí con los movimientos intensamente.

SAYA
Me quedé un poco parada cuando me llamó… zorra…
Entrecerré los ojos y le miré cuando me tumbó sobre la cama si parar de penetrar.
-Y tú eres… un cabronazo.- Solté un grito cuando penetró con fuerza.
Cerré los ojos con fuerza y eché la cabeza hacía atrás gritando sin poder evitarlo. Kai era mi Dios del Sexo. Presioné su cintura con mis muslos moviéndome debajo de él.
-Sigue, Kai...- Gemí llegando a tener un orgasmo. Fue algo raro, pero lo tuve y aún así sentí que no había llegado al final.



KAI
Fruncí el ceño cuando sentí que Saya llegaba al orgasmo, pero no paré de penetrar y continué con los movimientos, intensos y fuertes. Jadeé con fuerza y gemí a medida que subía la excitación.
-¿Qué ha pasado? –pregunté sonriendo con respecto al orgasmo.


SAYA
Le miré jadeando y negué cuando me preguntó.
-No lo sé… será que eres muy bueno.- Gemí mordiéndome el labio.
-Es la primera vez que me pasa.- Grité apretándome contra él mientras seguía penetrando.
-Pero… no pares… no lo hagas…

KAI
Sonreí.
-Desde luego… -la besé por el cuello acariciando sus muslos, después pasé de nuevo a sus labios. La besé jugueteando con su lengua. Descendí levemente la velocidad, pero no la intensidad, para durar más tiempo.
Acaricié su espalda y la besé de nuevo en el cuello.


SAYA
Gemí con fuerza y le agarré de la nuca mientras me besaba por el cuello. Kai disminuyó la velocidad de las penetraciones cosa que aumentó la excitación. Ahora las penetraciones eran más sentidas provocando que mi cuerpo ardiese. Empecé a sudar por la nuca y la espalda muerta de calor, aun que Kai estuviese helado. Agarré las sábanas con fuerza entre mis dedos y gemí con amplitud.

KAI
Gemí apoyando mi cabeza sobre su clavícula, haciendo más sentidas las penetraciones a medida que pasaba el tiempo.
No había sido capaz de contar cuánto tiempo llevábamos haciendo el amor, pero empezaba a sentirme cansado, por lo que debíamos llevar mucho tiempo con el vaivén de cadera.
Respiré con fuerza y la cogí de los muslos volviendo a girarme para cambiar de postura.



SAYA
Kai giró sobre la cama colocándome encima. Se notaba que estaba cansado de hacer todo el trabajo. Sonreí y le miré.
-Ahora me toca a mí, así que, relájate y disfruta.- Esbocé media sonrisa sentándome sobre él. Posé mis manos en sus costados y empecé a moverme despacio pero de manera intensa, de arriba abajo haciendo que penetrase del todo. Cerré los ojos y gemí alzando la cabeza y arqueando la espalda hacia atrás.



KAI
Gemí cerrando los ojos. Posé mis manos en sus caderas mientras se movía. Tenía un sudor frío recorriendo mi espalda y todo mi pecho, era lo que tenía tener un cuerpo tan frío pero tener tanto calor…
Gemí de nuevo pasando mis manos por todo su torso, notaba que ya faltaba poco para el final, siempre que era Saya la que hacía el trabajo, acababa mucho antes.




SAYA
Fruncí el ceño sintiendo como las gotas de sudor caían por mi espalda.
Gemí con fuerza y aumenté la marcha poniendo la guinda al pastel. Presioné mis dedos sobre su pecho y gemí varias veces hasta que por fin llegué al orgasmo. Grité con fuerza y tensé mis músculos respirando con fuerza. Finalmente posé mis manos sobre su pecho y dejé caer la cabeza jadeando.

KAI
Apreté sus muslos con fuerza y me incliné hacia adelante cuando sentí el orgasmo explotar con fuerza. Respiré con fuerza intentando llenar mis pulmones de aire. Posé mi mano sobre la espalda de Saya cerrando los ojos.
La besé en la cabeza, estaba sudando, al igual que yo.
Suspiré posando mi mano libre sobre mi frente.
-Dios…


SAYA
Me recosté sobre Kai jadeando con fuerza. Cerré los ojos y tragué saliva.
-Si…- Abrí los ojos y me tapé la cara riéndome a carcajadas. Escondí la cara en el pecho de Kai y cogí aire parando de reírme.
-Nunca antes te había visto ponerte tan bruto.- Me mordí el labio inferior y volví a esconder el rostro en su pecho sonrojándome.


KAI
Solté una risotada acariciando los mechones de su pelo entre mis dedos.
-Ha sido culpa tuya, ya lo sabes. –sonreí y la besé en la cabeza de nuevo.
-Lo siento si te he hecho daño. –entonces noté el escozor en el hombro.
-No, no lo siento, me has arañado. –la fulminé con la mirada y sonreí.



SAYA
Le miré y me quedé un momento pensativa, entonces me acordé…
-…uy… es verdad… esto… ¿perdón?- Me levanté y me senté encima de él sin ejercer mucha fuerza.
-No ha sido culpa mía…- Bajé la cabeza avergonzada haciendo circulitos sobre la piel de su abdomen.
-Cuando me excito mucho… pierdo el control…

KAI
Sonreí.
-¿Cómo que no ha sido culpa tuya? ¿Quién me ha arañado? –la cogí de la barbilla y la besé.
-No me digas que no ha sido alucinante. –esbocé media sonrisa, estaría con las energías bajas el resto del día, seguramente.



SAYA
Sonreí y le miré sonrojándome levemente.
-¿Alucinante? ¿Pero que clase de vocabulario es ese para un rey?- Me reí y me cubrí el torso con las sábanas. La cama había acabado hecha una mierda con tanto movimiento.
Me incliné para besarle pero la puerta se abrió dando paso a una de las doncellas del castillo. Nos miró con ojos como platos y cerró la puerta de nuevo.
Miré a Kai y alcé una ceja aguantándome la risa. Llamaron a la puerta y la doncella volvió a entrar, esta vez roja como un tomate. Giré la cabeza y la miré sin quitarme de encima de Kai ¿por qué tendría que hacerlo?
La doncella inclinó la cabeza y nos miró, primero a mí y después a Kai.
-Dis-disculpad mi señor… su hermano Max está en el despacho… quiere hablar con usted…


KAI
Miré a la doncella cuando me dijo que Max estaba esperando en mi despacho.
-¿Qué? ¿Max? –parecía que había cambiado de opinión…
-Gracias, retírate. –la doncella asintió y salió cerrando la puerta. Me senté quitándome el sudor de la nuca y miré a Saya.
-¿Crees que volverán a casa, o sólo vendrá para darme un ultimátum? –las dos opciones eran bastante válidas, pero no quería pensar que vendría por la segunda…



SAYA
Miré a Kai cuando la doncella se marchó. Sonreí y me encogí de hombros.
-Verás, hay algo que no te he contado. Ayer, mientras estabas con Jimmy, aproveché para llamar a Natty y… bueno, olvídalo, ya te lo contaré después.- Me quité de encima y le miré sonriendo.
-Anda, ve, no hagas esperar más a tu hermano, no vaya ha ser que se arrepiente y se marche.- Me cubrí con las sábanas y le entregué la ropa.


KAI
Sonreí y me tumbé a su lado posando mi mano en su mejilla.
-Muchas gracias. –la di un beso antes de empezar a ponerme la ropa. No quería hacerle esperar, pero tampoco podía presentarme en cueros. Me puse el pantalón y la camisa sin abrochar y salí del cuarto para dirigirme a mi despacho, donde me estaba esperando Max.
Suspiré antes de entrar, debía medir mis palabras si quería que volviese.
Abrí la puerta y le miré cuando entré.
-Max…



MAX
Natty al fin me había liado para que viniese a ver a Kai y hablásemos en privado tranquilamente sobre el tema de James. Me había sobrepasado, si Kai le había aceptado era por una buena razón…
No me haría daño que me explicasen cuales eran esos motivos. Me levanté de la silla del despacho cuando Kai abrió la puerta. Le miré de arriba abajo. Tenía el pelo algo despeinado y la camisa abierta.
-Hola…

KAI
Carraspeé cuando me miró, ya sabría perfectamente cuál era mi situación. Cerré la puerta del despacho detrás de mí y me acerqué. No parecía venir con intención de pelear.
-Bueno… Te escucho, si has venido será porque quieres hablar, supongo.



MAX
Le miré y me crucé de brazos.
-Si, vengo para que me expliques porque preferiste dejar que James se quedase a echarlo a patadas de aquí después de todo lo que hizo, porque te recuerdo que él fue quién secuestró a Kai Jr., casi mató a Saya y en muchas ocasiones has acabado echo una mierda por su culpa.- Le miré seriamente. Quería que me lo explicase porque yo no entendía nada… Kai no dejaría que un personaje así entrase en su casa junto a su familia.



KAI
Suspiré, al menos iba a darme la oportunidad de explicarme, no como la última vez, que decidió irse sin más.
-Sé que James ha hecho mil cosas por las que odiarle, sí, pero él hizo cosas suficientes como para que le perdonase. Entre ellas, le devolvió la vida a Saya. Sé que ahora te sonará raro, pero su hermano, Dark, la asesinó… -cerré los ojos, la imagen de Saya tan pálida y sin vida me traía malos recuerdos.
-Mira… Él la devolvió la vida sin yo pedírselo, me devolvió a Saya, y sabes que ella y Kai son lo más importante de mi vida, estuve a punto de tirarme por la borda de la nave… -tragué saliva, no me gustaba tocar esos temas…
-Él me salvó a mí y a Saya. Pero no sólo eso, cuando más necesitábamos ayuda, él nos la ofreció sin nada a cambio, y ha sido él mismo el que ha acabado con Draco y todos sus seguidores Sombra, él mismo ha dejado de ser un Sombra, es un humano normal y corriente. Creo que son razones suficientes como para poder perdonarle.


MAX
Bajé la cabeza cuando Kai terminó de explicarme todas esas cosas. La verdad, es que había hecho más cosas en nuestro beneficio que en contra.
Ahora que Kai me lo había explicado veía las cosas distintas…
-Kai…- Le miré.
-Si, son suficientes para perdonarle, le perdono, pero eso no significa que pueda confiar en él de la noche a la mañana…- Negué con la cabeza y suspiré.
-Me costará mucho acostumbrarme a él…

KAI
Suspiré y miré a Max.
-Pero… ¿eso significa entonces que vas a volver? ¿Volverás a casa? –esperaba que la respuesta fuese afirmativa, no quería que mi hermano pequeño, el único que me quedaba, tuviese que marcharse de casa por mi culpa.
-Sé que es difícil, pero ha cambiado, y te aseguro que podrás confiar en él.


MAX
Miré a Kai y suspiré.
-Por mí no volvería a este castillo, pero Natty y las niñas quieren volver, no lo veo justo para ellas, así que, si, volvemos.- Asentí aún cruzado de brazos.
-He venido solo, así que volveré al Reino del Fuego y mañana vendremos aquí.- Dije eso última acercándome a la puerta para salir.
-Oh, y dale las gracias a Saya, fue ella la que convenció a Natty y que hablase conmigo.- Abrí la puerta y salí.


KAI
Bajé la mirada al suelo cuando salió. No le veía nada convencido por volver, él sólo volvía por su familia, él no quería estar aquí, lo había dejado bien claro. Parecía que seguía enfadado conmigo, presentaba una frialdad muy impropia en él…
Suspiré llevándome la mano a la frente, las cosas no iban del todo bien…
Salí y me volví a dirigir a la habitación para contarle lo sucedido a Saya. Entré y cerré la puerta apoyándome en ella.


SAYA
Me vestí cuando Kai salió para ver a Max. Gracias a la llamada que hice a Natty, parece que pudo convencerle para que viniese y arreglase las cosas con Kai… desde que Max se había ido, Kai estaba algo afligido… era el único hermano que le quedaba…
Miré a Kai cuando entró, volvió muy pronto, señal de que las cosas no habían ido muy bien y por la cara de Kai…
Suspiré y me acerqué.
-¿Qué tal con Max?

KAI
Negué con la cabeza cuando Saya me preguntó.
-No… no lo sé, Saya… -la miré a los ojos.
-Hemos hablado y ha dicho que sí, que me entiende y que volverán a casa, pero que lo hace por ellas, dice… -tragué saliva, me estaban doliendo más de lo que pensaba las palabras de mi hermano.
-Dice que por él no volvería a este castillo. –negué con la cabeza.
-¿Qué quiere decir con eso?

SAYA
Suspiré y negué con la cabeza.
-Yo… no lo sé, Kai… creo que Max se siente decepcionado…- Le miré y negué con la cabeza.
-No, bueno… no me hagas caso… no tiene sentido…- No quería hundir más en la mierda a Kai, estaba muy afectado y lo último que querría es que le humillasen más en vez de animarle.
Me acerqué y rodeé su cintura con mis brazos apoyando la cabeza en su pecho.
-No te preocupes, Kai… Max esta cabreado, solo eso, se le pasará en cuando conozca a Jimmy más a fondo…

KAI
Suspiré y apoyé una mano en su pelo cuando me abrazo, respondiéndole. Reflexioné sobre eso… ¿podría Max sentirse decepcionado respecto a todo esto? ¿Es que acaso podía llegar a pensar que prefería tener a James aquí que a él?
Lo que estaba claro, era que la conversación aún no había llegado a su fin, y un tema a tratar sería ese: el por qué no quería volver a casa.
Cerré los ojos abrazando a Saya.
-De todas formas… gracias por ayudarme…



SAYA
Cerré los ojos y le abracé con más fuerza.
-De nada…- Ahora me daba cuenta de que Kai había cambiado mucho. Bastante, cuando le conocí tan solo era un niño arrogante, obsesionado con un tema y con una persona: Su reino y él mismo. No se dejaba llevar por nada, ni si quiera por la tristeza, pero… ahora debía estar consolándole para que no se deprimiese… ya le había visto más de una vez deprimirse y lo pasaba muy mal, tanto él como yo…
No quería volver a verle así. Abrí los ojos y alcé la cabeza para mirarle a los ojos.
-Todo se arreglará, lo prometo, sabes que puedes contar conmigo.


KAI
Suspiré y sonreí cogiendo a Saya de la cara.
-Sin ti sabes que no sería nadie. –la besé en la frente y luego apoyé mi barbilla en su pelo mientras la volvía a abrazar.
-Tengo que conseguir que mi hermano vuelva a confiar en mí, y que confíe en James, pero hasta entonces… tendré que agradecerte lo que has hecho por mí. –sonreí y la besé en la cabeza.


SAYA
Sonreí apretujándome contra su pecho.
-No seas tonto, sabes que lo hago por que te quiero y odio verte triste y afectado.- Le miré y sonreí.
-¿Qué clase de esposa sería si no cuido de ti?- Sonreí dulcemente mirándole a los ojos.
-Porque… sabes que te quiero mucho ¿no?


KAI
La miré directamente a los ojos apoyando mi frente en la suya.
-Sí, lo sé, pero… no me canso de oírtelo decir. –esbocé media sonrisa y acto seguido la besé acariciando su melena.
-Y tú sabes que yo te quiero más, ¿no? –solté una risotada y la volví a besar. Ella quería que yo me animase, y al menos por ella lo iba a hacer.




SAYA
Sonreí y le di un beso más corto, le agarré de la mano y le miré.
-A lo mejor no quieres y lo ves un poco “ñoño” para ti, pero… ¿querías dar un paseo conmigo por los jardines o el laberinto?- Le miré mordiéndome el labio algo avergonzada. Kai y yo nunca habíamos hecho nada así, más bien porque Kai siempre andaba ocupado o porque… no quería…


KAI
Alcé las cejas. Resultaba muy extraño lo que me proponía, siempre habíamos estado encerrados en casa o en las naves, no habíamos paseado juntos prácticamente casi nunca.
-Bueno… Hoy no tengo mucho que hacer, y te mereces que te dedique más tiempo, sobre todo por todo lo que haces por mí. –sonreí.
-Entonces… Vamos a dar una vuelta si quieres.



SAYA
Sonreí y le besé en la mejilla. Me resultaría extraño, Kai y yo nunca hacíamos cosas de parejas, excepto hacer el amor y darnos cariños cuando nadie nos veía, pero… me apetecía poder dar un paseo como si fuésemos una pareja más.
Cogí mi abrigo y me lo puse, había parado de nevar y hacía sol, pero seguro que pronto empezaría a nevar de nuevo.
Agarré la mano de Kai y sonreí.
-¿Vamos?