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lunes, 24 de mayo de 2010

CAPITULO- XCIII- UN MIEMBROS MÁS ENTRE LOS SABIOS.

SAYA
Habían pasado dos días desde que Max se marchó del castillo.
Jimmy parecía más animado, aunque estaba algo nervioso, ya que pronto tendría la audiencia con los sabios.
Bastante tuvo con lo de Max para ahora también enfrentarse a al opinión de la Sede.
Kai Jr. también estaba muy ilusionado con Ziper, la verdad es que Kai había tenido una buena idea comprándoselo.
Eran inseparables, iban de aquí para allá los dos juntos, aunque por la noche me tocase a mi dormir con el cachorro ya que aún era pequeño y echaba de menos el calor de una “madre”.
En fin, las cosas iban mucho mejor, ahora lo único que faltaba era arreglar las cosas con Natty, pero de esos me encargaría yo.


KAI
Llegué de la pequeña reunión que había tenido con los sabios antes de la conferencia con James, tenía que preparar el terreno. No parecían muy ilusionados, pero sabían que me debían favores, y escucharían la audición de James.
Al atravesar la puerta del castillo me retiré la capucha cubierta de nieve y me sacudí el pelo mojado, me había pillado una ventisca.
-Nadie me recibe, eh… -entonces oí un ladrido.
-Oh, genial, ya viene alguien. –Ziper llegó corriendo y saltó sobre mis piernas moviendo la cola.
-Hola, hola… Qué felicidad y qué energías tiene en perro… -cerré la puerta.



JIMMY
Miré a Kai cuando entró. Estaba muy nervioso, no sabía como saldrían las cosas… tal vez para una persona normal las cosas le saldrían bien, pero para mí…
Me acerqué mientras saludaba al perrito que le habían regalado a Kai Jr.
-Hola, Kai… esto… ¿qué tal?- Me froté las manos nerviosismo.


KAI
Miré a James cuando se acercó, tenía cara de no haber descansado tranquilo un solo minuto.
-Joder, ¿necesitas un poco de nieve? Cálmate, James, todo irá bien, he hablado con ellos y te recibirán estar tarde. Tienes todo listo, y estás preparado, tienes que tranquilizarte, solo eso.



JIMMY
Asentí y suspiré.
-Lo siento… es que no puedo tranquilizarme, dices que has hablado con ellos y que me recibirán esta tarde, pero… no sé si mi argumento les convencerá de verdad…- Suspiré y miré al perrillo que no paraba de darle lametones a Kai en los pantalones.



KAI
Negué con la cabeza.
-Sé que lo vas a hacer bien, pero para hacerlo bien, tienes que estar tranquilo y mostrarles seguridad, que eres fuerte y que mereces ese puesto entre los sabios. –me quité el abrigo.
-Les he dado mucho la tabarra, te escucharán y te tomarán en cuenta.



JIMMY
Miré a Kai y suspiré.
-Ya… mostrarles seguridad…- Suspiré de nuevo.
-Espero que me acepten, si lo hacen… pienso marcharme del castillo, Kai.- Le miré.
-Voy a reconstruir la cabaña del bosque y me iré con Ánima a vivir allí, así tú hermano podrá volver aquí.


KAI
Desvié la mirada, eso era algo que quería evitar, que porque Max se hubiese marchado así él quisiese irse.
-James, no creo que sea necesario, no… No es culpa tuya, Max tiene que comprender que has cambiado y no eres lo que él conoce, de eso no tienes tú la culpa, no tienes por qué marcharte.



JIMMY
Miré a Kai y asentí.
-Lo sé, sé que no es culpa mía, Kai, pero me siento mal por que un miembro de tu familia se haya marchado de su propia casa porque esté… yo…- Bajé la cabeza.
-Creo que sería mejor así… de verdad, Max estará mejor aquí con su familia y contigo…


KAI
Suspiré negando con la cabeza.
-No puedo obligarte a quedarte, eres lo suficientemente mayor para saber dónde quieres vivir, pero sólo digo que espero que puedas venir cada cierto tiempo para poder llevar al día las cosas, y para ver a Kai… -acaricié la cabeza del perro y miré de nuevo a James.
-Cuento contigo.



JIMMY
Asentí y miré a Kai.
-Lo sé… y es lo que más me preocupa…- Suspiré y asentí de nuevo.
Acaricié una de las orejitas del cachorro me alejé a continuación hacia el pasillo.



KAI
Miré al cachorro que movía la cola contento mientras James se alejaba por el pasillo.
-Qué fácil es para ti, ¿verdad? –caminé por el pasillo para dejar las cosas en el despacho, debía acompañar esa tarde también a James, por lo que yo también debía estar preparado.
Cuando dejé las cosas, fui a la habitación para ver si Saya se había levantado ya, la cama estaba vacía.
-¿Saya?



SAYA
Salí del baño cuando terminé de vestirme. Kai estaba allí con el perrillo entre sus brazos.
-Hola.- Me acerqué y agarré al cachorrillo con cuidado.
-Hola, pequeñín.- Sonreí cuando me lamió la nariz.
-¿Qué tal?- Pregunté mirando a Kai.


KAI
Miré a Saya cuando salió del baño y cogió al cachorro en brazos, me preguntaba cómo es que no estaba con Kai.
-Bastante bien, como me esperaba, me han puesto caras largas, pero he conseguido lo que quería. James sólo tiene que exponer sus ideas, le aceptarán, de eso estoy seguro. –asentí.



SAYA
Sonreí.
-Me alegro y espero que los sabios le den su visto bueno.- Miré a Kai mientras el cachorro me lamía por la barbilla.
-Te has ido muy temprano y te he echado de menos, ¿sabes?- Sonreí de nuevo mirándole mientras acariciaba a Ziper.



KAI
Alcé las cejas.
-Oh, ¿me has echado de menos en este par de horas que no he estado? Vaya… -sonreí y abrí el armario para buscar ropa seca que ponerme. Me quité la camisa.
-Te daría unos buenos días, pero la baba de perro no me va mucho. –negué con la cabeza y sonreí. Me acerqué y la besé, su nariz olía a perro.
-Mmm… ese perro necesita un caramelo de menta.


SAYA
Me reí y miré al perrillo agarrándolo frente de mí.
-No, no necesita un caramelo, lo que necesita es comer algo.- Dejé a Ziper en el suelo y abrí la puerta del cuarto para que saliese.
-Luego te veo, bombón.- Miré a Kai sonriendo y salí del cuarto cerrando la puerta.
Miré al cachorro y di un par de palmaditas.
-Vamos, a zampar.


KAI
Negué con la cabeza quitándome los pantalones y sacando la ropa seca del armario. Me puse otra camisa y otros pantalones, saqué una chaqueta negra a juego con los pantalones. Nunca me ponía ese tipo de ropa, seguramente a Saya le gustaría verme así.
Me miré al espejo, solté una risotada, me sentía raro.
-Qué pena… -salí de la habitación y me dirigí a la cocina, Saya debía estar allí buscando algo de comer para el perro.


SAYA
Estaba en la cocina dándole algo de comer a Ziper. Lo podrían haber hecho las sirvientas, pero preferí hacerlo yo, ya que no era obligación de ellos.
Me agaché apoyándome sobre mis pies y eché un poco de leche en un cuenquito de metal redondo.
-Toma, que aproveche.- Le acaricié el lomo mientras se tomaba la leche.
-Esta buena, ¿eh?- Sonreí y seguí acariciándole.



KAI
Abrí la puerta, los cocineros no estaban ahí, pero Saya sí, dándole de comer al cachorro.
-Ya estoy listo. –me coloqué bien la chaqueta y miré a Saya.
-Bueno… ¿qué tal estoy? –di una vuelta para que viese cómo me quedaba el traje, que estaba hecho a mi medida.


SAYA
Alcé la cabeza y miré a Kai cuando entró.
-Hola.- Volví la mirada al perro… fruncí el ceño extrañada y volví la mirada a Kai rápidamente. Abrí los ojos ampliamente y me levanté.
-Vaya…- Le miré de arriba abajo y sonreí.
-Joder, Kai, estás… estás…- Suspiré y me acerqué colocándole el cuello de la chaqueta.
-Estás muy guapo.- Sonreí frotándole los hombros para alisarle la chaqueta.
-Ten mucho cuidado, hay sirvientas sueltas por el castillo, como te vean así, una de dos, o se desmayan a tu paso o se te tiran encima.- Sonreí de nuevo mordiéndome el labio.
Kai estaba muy atractivo con ese traje y muy, muy bueno…


KAI
Alcé las cejas cuando dijo eso y miré cómo me acicalaba.
-No sabía que los trajes influían tanto, además, creía que para eso no me hacía falta vestirme así… -solté una risotada y la besé.
-¿Tú no te desmayas ni te me tiras encima?


SAYA
Miré a Kai y sonreí.
-¿Yo?- Miré al perro de reojo, como si fuese a entender lo que decíamos. Miré de nuevo a Kai y le agarré de la chaqueta acercándole a mí. Le besé en los labios con sensualidad y pasión. Me separé levemente y le miré a los ojos.
-A mi me gustaría quitarte el traje y dejarte desnudo, entonces no sabría si desmayarme o tirarme encima de ti.- Le di un beso más corto y sonreí apartándome.



KAI
Fui a besarla de nuevo cuando se apartó. Hinché los mofletes.
-Mmm, te alejas para intentar evitar la tentación… Pues no sé lo si lo vas a conseguir… -sonreí y cogí una manzana roja, la cual mordí.
-¿Qué vas a hacer toda la tarde sin mí?



SAYA
Suspiré y le miré apoyando la espalda en la encimera de la cocina.
-Mmmm… pues, echarte de menos, así cuando vuelvas te tendré más ganas.- Esbocé media sonrisa y arranqué una cereza de un racimo que tenía a un lado.
El perrito se marchó cuando terminó de beberse la leche.
Miré a Kai de nuevo cogiendo otra cereza.
-Así, cuando llegues y entres en el cuarto te encontrarás con esta mujer totalmente desnuda sobre la cama esperándote a ti.


KAI
Me mordí el labio mirándola.
-Saya… no me digas eso o en la reunión voy a tener serios problemas para poder atender a James, estaré sólo deseando volver para encontrarme a esa mujer desnuda en mi cama… -seguí comiéndome la manzana.


SAYA
Sonreí y me encogí de hombros.
-Bueno, considéralo una ventaja, así no te agobiarás ahí dentro con tanto viejo chocho.- Alcé las cejas y me acerqué de nuevo hasta él. Me coloqué en frente muy cerca. Le agarré de nuevo de la chaqueta haciendo que se acercase y así poder darle un beso corto pero intenso.
-Ni se te ocurra quitarte el traje, ya me encargaré yo de hacerlo cuando vuelvas.- Le di un par de besos por el cuello.


KAI
Alcé las cejas sonriendo.
-Uh, Saya, como sigamos así a la reunión va a ir James solito, eh. –la agarré de la cintura y la volví a besar.
-¿Qué te parece si mando la reunión a paseo y me quedo contigo por aquí? –alcé las cejas con mi nariz pegada a la suya.



SAYA
Miré a Kai y alcé las cejas.
-¿Dejarías a Jimmy solo?- Solté una risotada juguetona mordiéndome el labio.
Le agarré de la pechera y tiré de él hacia mí. Caminé hacia atrás hasta que mi espalda dio contra la encimera. Sonreí de nuevo y le volví a besar por el cuello.
-Me gusta mucho la idea.- Le di un mordisco en el cuello con suavidad.



KAI
-Pues imagínate a mí, mi reina. –apoyé las manos en la encimera a cada lado de su cintura y la volví a besar, haciendo que se inclinase levemente hacia atrás.
-¿Por qué me provocas tanto, eh? –la di un beso más corto.
-Así uno no puede concentrarse en trabajar, ¿ves por qué te evitaba al principio? –la besé de nuevo.



SAYA
Le agarré de la nuca con una mano mientras la otra seguía aferrada a su chaqueta a la altura del pecho.
-Creo que ya no hace falta que me evites, es más, ni se te ocurra hacerlo.- Le mordí la barbilla con suavidad acariciando su piel con mi lengua.
-Dudo que puedas evitarme.


KAI
Cerré los ojos.
-Dios, Saya, en serio, no me puedes hacer esto… -la besé de nuevo.
-Me haces perder el control y así no se puede seguir. –no dejé de besarla, la acaricié la cintura y los hombros.


SAYA
Sonreí y seguí su beso como él me pedía.
-No está mal perder el control de vez en cuando, mi rey.- Le lamí el labio inferior tirando de él después. Metí las manos bajo su chaqueta posándolas en sus costados.
-¿Acaso vas a resistirte a mí, mi amor?- Sonreí y le di un beso corto seguido de otro rozando sus labios.


KAI
La agarré de la nuca saboreando sus labios.
-Sí quiero, porque sé que voy a caer en la tentación y al final no podré cumplir con mi deber, pero no puedo, porque me vuelves loco y es muy difícil no caer en la tentación de besarte, de tocarte y de hacerte mía… -la mordí en el cuello.



SAYA
Alcé la cabeza soltando un leve jadeo cuando me mordió en el cuello. Cerré los ojos y tragué saliva.
Sonreí y le agarré de la cara para que me mirase.
-Entonces, ¿qué vas ha hacer? Sabes que si te vas ahora puedes disfrutar de mí a la vuelta, pero si no te vas puedes disfrutar ahora y después.- Sonreí de nuevo deslizando mis manos por su pecho.
-Tú decides.

KAI
Me mordí el labio. No era la primera vez que Saya me metía en una situación así, entre el deber y el placer…
Cerré los ojos.
-Si me voy ahora y ayudo a James un poco… cuando llegue te encontraré desnudita en la cama… y llevaré todo el día esperando el momento… -abrí los ojos y la miré.
-¿Podrás esperarte? –la besé de nuevo.


SAYA
Sonreí y posé una mano sobre su pecho. Le empujé suavemente apartándole de mí y le miré mientras me dirigía hacia la puerta.
-Claro.- Esbocé media sonrisa y me despedí de él con la mano. Salí de la cocina sin borrar la sonrisa de mis labios.
-Estos hombres y su deber.


KAI
Me mordí el labio cuando la vi salir. Negué con la cabeza, esa noche tenía la impresión de que me iba a divertir…
Me coloqué bien la chaqueta y la camisa, peinándome con las manos, con tanta pasión y locura no se podían hacer buenas prendas.
-Maldito deber. –puse los ojos en blanco y cogí lo necesario para la conferencia.



JIMMY
Me preparé para que los sabios me recibiesen. Aún estaba con el corazón en la garganta y con los nervios a flor de piel…
Cogí aire varias veces y me mojé la nuca con el agua del lavabo. Me miré en el espejo y cerré los ojos a continuación intentando controlarme.
Suspiré por última vez y salí del cuarto de baño preparado y bien vestido. Me había puesto una camisa de color azul oscuro y unos pantalones para vestir de color blanco. Nunca antes me había emperifollado tanto, pero… tenía que dar buena impresión si quería convencer al consejo.
Salí del cuarto y me dirigí a la entrada para encontrarme con Kai… agradecía que fuese conmigo, así podría ayudarme si metía la pata con alguna cosa… aun que me daba la impresión de que metería la pata con todo…


ÁNIMA
Salí fuera cuando vi que Jimmy se marchaba. Me apoyé en el marco del gran portón abrigándome con un chal, todavía no me había acostumbrado al frío del País del Hielo, iba con abrigo casi hasta el cuarto de baño.
Jimmy llevaba nervioso todo el día y ni Kai ni yo habíamos conseguido calmarle, no sabía cómo lo llegaría a hacer por culpa del nerviosismo, pero esperaba de corazón que le aceptasen o sería lo peor para él, ya que era una buena manera para que la gente lo aceptase en sociedad.



JIMMY
Caminaba de un lado a otro de la estancia sin parar y frotándome las manos. Intentaba hacer relajación con mi respiración, pero nada, me sentía tembloroso.
Miré hacia la puerta donde estaba Ánima apoyada en el marco de la puerta. La miré y suspiré sin parar de moverme.
-¿Qué haces aquí? Te morirás de frío, deberías ir a la sala de estar, allí tienen encendida la chimenea.- Volví la mirada al frente caminando de un lado a otro.



ÁNIMA
Bajé la mirada al suelo.
-Sólo te estaba esperando para poder despedirte. Sé que te vas sólo unas horas, pero no sé, como llevas toda la mañana nervioso quería darte ánimos y apoyo. –le miré, no sabía por qué, pero esos últimos días no había sabido darle el apoyo que necesitaba de mí cuando me decía al principio que lo único que necesitaba en su vida era a mí, ¿es que no estaba haciendo bien las cosas?



JIMMY
La miré y asentí levemente.
-No hace falta, de verdad, Ánima, puedes ir a calentarte en vez de pasar frío aquí…- Carraspeé y me senté sobre las escaleras de la entrada para esperar a Kai, a ver si lograba tranquilizarme al menos un poco.
-Todo me irá bien, estaré de vuelta en menos de dos horas…- La miré y sonreí.
-Pero de todas maneras, te agradezco que intentes animarme.


ÁNIMA
Suspiré y miré de nuevo al suelo.
-Sí… lo intento, pero no lo logro… -le miré de nuevo. Bajé las escaleras hasta situarme frente a él, me agaché, le cogí de la cara y le besé.
Sabía que eso no le iba a tranquilizar, no iba a darle suerte, no iba a servirle de provecho, pero aún así, pensé que debía dárselo.



JIMMY
Bajé la cabeza posando mis manos sobre las suyas cuando me besó.
-Ya, bueno… todo el mundo intenta animarme pero ninguno lo consigue… y con todo el mundo me refiero a ti, a Kai, Kai Jr., y Saya…- Sonreí levemente.
-Creo que no estaré tranquilo hasta que no regrese de la reunión, así que…- Me encogí de hombros.



ÁNIMA
Suspiré y le abracé rodeando su cabeza con mis brazos y haciendo que la apoyase sobre mi pecho.
Cerré los ojos. Necesitaba saber que él estaba bien, pero no iba a conseguir nada así.
-Sabes que yo siempre voy a apoyarte decidas lo que decidas y haré lo que tú desees.


JIMMY
Cerré los ojos y asentí. La agarré de los antebrazos cuando me abrazó.
-Lo sé… eso ya lo sé…- Abrí los ojos de nuevo sin separarme de ella.
Sentía que lo que se me avecinaba iba a ser duro… me “enfrentaría” a un gran grupo de poderosos Sabios en la Sede e intentaría convencerles de mi deber a estar ahí dentro, aun que, según me habían contado eran duro de roer… no sé yo… no sé yo…



KAI
Salí ya preparado para marcharnos, como no, iríamos en transporte aéreo privado, era las ventajas que tenía ser rey, una de las muchas ventajas.
James y Ánima se estaban despidiendo como si fuese a marcharse a la guerra.
-Vamos, Ánima, van a ser unas horas y no lo van a matar, no te pongas dramática. –ella se separó mirando a James y subió de nuevo las escaleras, tenía cara de tristeza, se notaba que no pasaban un buen momento.
-¿Estás listo, James?


JIMMY
Miré a Kai y me levanté sacudiéndome la camisa.
-Si, llevo listo desde esta mañana.- Suspiré y asentí.
-Podemos irnos cuando quieras.- Me puse mi abrigo y miré a Ánima mientras subía las escaleras. Sonreí levemente y volví la mirada a Kai… se notaba que estaba preocupada por mi…



KAI
Miré a Ánima que se metió en el castillo sin mirar atrás desde que se separaron, después miré a James.
-Pues vámonos. –le guié por la nieve a la pequeña pista aérea en la que nos esperaban con la nave, era muchísimo más pequeña que la Black Hole o la Quimera, sólo para pasajeros, pero era muy rápida, por lo que en una hora estaríamos allí.
-No te marearas en viajes rápidos, ¿no?


JIMMY
Miré la nave cuando salimos fuera. Como se notaba que aquí andaban muy bien de presupuesto…
Miré a Kai cuando me habló.
-¿Eh? ¿Qué?... No, no, vamos, no que yo sepa.- Me encogí de hombros.
No estaba muy seguro de lo que me había preguntado, pero yo contesté igualmente.



KAI
Puse los ojos en blanco y le di un golpe en el brazo.
-¿Quieres calmarte de una maldita vez? Como sigas con esa actitud voy a tener que replantearme si quiero que seas mi consejero. –no se lo dije en serio, pero quería que se calmase de una vez por todas, no le iba a ser beneficioso estar así frente a los sabios, aprovecharían cualquier error para usarlo en contra suya.



JIMMY
Miré a Kai y fruncí el ceño frotándome el brazo.
-¿Eeeh? No hace falta que me golpees, coño, me entero de todo y estoy tranquilo…- Negué con la cabeza y le seguí hasta la nave.
Ya intentaría tranquilarme dentro…


KAI
Puse los ojos en blanco.
-La que me ha caído… -me llevé la mano a la frente y entré en la nave sentándome en uno de los asientos, junto a la ventana.
-Vamos al Senado de Sabios, en marcha. –el piloto asintió y puso los motores en marcha.



JIMMY
Me senté en uno de los asientos frente a Kai y miré por la ventana. Suspiré y apoyé el codo sobre el poyete de la ventana y encima de la mano mi barbilla.
Respiré hondo varias veces seguidas para poder controlar mi estado, pero dudaba que lo consiguiese, pues mi pierna derecha no paraba de moverse de arriba abajo rápidamente.



KAI
Tardamos poco en llegar, James no había conseguido tranquilizarse, esperaba que eso no le dificultase hablar delante de los sabios.
Bajamos de la nave y caminamos hasta el templo.
-¿Cuánto ocupa tu exposición?



JIMMY
Miré a Kai cuando bajamos de la nave. Suspiré y negué.
-Pues… no lo sé… no tengo ni idea, pero… espero que no ocupe mucho…- Sonreí levemente.
-No creo que sea capaz de hablar delante de ellos con calma.


KAI
Negué con la cabeza suspirando.
-Vas a tener que intentarlo, James, yo he hecho y sigo haciendo lo que puedo por ti, pero en esto es importante que sepas actuar, ¿no tienes algo en qué pensar para calmarte? Lo típico es pensar que todos están desnudos, pero eso a mí al menos no me funciona… No sé, ¿algo?


JIMMY
Miré a Kai y puse los ojos en blanco.
-No, Kai, ya lo he intentado todo y nada…- Resoplé.
-Déjalo… ya me ocuparé yo y me las apañaré como pueda para que todo salga bien…- Miré la puerta del templo y cogí aire subiendo las escaleras.



KAI
Suspiré, eso llevaba diciendo toda la mañana pero no conseguía mantenerse tranquilo. Subí las escaleras del templo y las puertas se abrieron permitiéndonos el paso a James y a mí.
Nos guiaron hasta la sala donde todos estaban reunidos.
Miré a James.
-Recuerda que debes mostrarte seguro, yo estaré allí si necesitas ayuda, tú sólo relájate. –asentí y abrí las puertas entrando. La sala estaba preparada para presentar una audición. Saludé a los sabios inclinando levemente la cabeza.



JIMMY
Entré detrás de Kai y miré la sala donde estaban todos los sabios reunidos.
Suspiré y cerré los ojos un momento. Los abrí de nuevo y entré a paso ligero inclinando la cabeza al igual que había hecho Kai.
Me miraron indecisos y sin creerse lo que estaban viendo, ¿tanto había cambiado desde entonces?
Los sabios nos ofrecieron asiento alrededor de su gran mesa. Todos iban vestidos de manera idéntica, con túnicas blancas, barbas blancas… ¿yo también tenía que dejarme barba blanca?
Suspiré y me senté en la silla que me habían ofrecido. Miré a Kai de reojo y acto seguido a los sabios.
-Bien, espero que lo que nos ha anunciado esta mañana, alteza, sea cierto, por que no nos gustaría estar aquí perdiendo el tiempo.- Uno de los sabios, el más anciano, se dirigió a Kai con total seriedad… iba ha ser difícil.



KAI
Miré al sabio más anciano, ya que el Sabio Supremo no se encontraba entre ellos.
-Ya dejé bien claro que James estaba más que capacitado para ejercer el puesto. Tiene grandes ideas que harán mejorar el sistema, la sociedad, la política… Conoce secretos sobre la profecía que ninguno más conoce, tiene conocimientos sobre los secretos de Draco y muchos planes de futuro, creo que este discurso básicamente podría tratarse de cordialidad, debería entrar en la sede, y esa es mi palabra. –miré a otro de los sabios que comenzó a hablar.
-Pero debes tener en cuenta su juventud, poca experiencia y que es hijo de quien es, ¿y si sólo estuviese planeando un golpe de estado? –alcé las cejas.
-Ya hablamos de eso esta mañana y quedó claro que no es así. Si no hay más… absurdas cuestiones, me gustaría darle permiso a James para hablar. –los sabios miraron a James.



JIMMY
Miré a Kai cuando me dio la palabra. Apoyé los codos sobre la mesa y miré a los sabios, uno por uno me miraban y me estudiaban sin fiarse ni un pelo… como si me tratasen como a un vil insecto al que había que aplastar rápidamente.
Bajé la cabeza un momento y recordé más o menos las palabras que iba a emplear en esos momentos.
-Señores… Sabios…- Tragué saliva… debía parecer seguro, sino… todo se iría a la mierda.
-Seguro que muchos de los aquí presentes pensáis que tan solo soy una alimaña, y por ser el hijo de quién soy no me merezco estar aquí ni el mínimo de respeto, y os digo que yo solía pensar lo mismo de mí.
Tenéis todo el derecho a no confiar en mí, y no me extraña, comprendo lo que sentís y después de todo lo que hice cualquiera desconfiaría de mí, pero… os juro que he cambiado, ya no existe en mí el ser que era antes. Me arrepiento de todo el mal que causé con mis actos de antaño…-
Bajé la cabeza y negué. Miré de nuevo a lo sabios intentando parecer seguro, pero no sabía si lo estaba haciendo bien.
-Creo que si me aceptáis podré serviros de ayuda en muchas cosas que os ha contado Kai, son ciertas y no debéis temer porque vaya a dar un golpe de estado ni nada parecido, no deseo el poder. Si quiero formar parte de la Sede es para poder rectificar mis errores y ganarme un futuro mejor… tenéis mi palabra.- No aparté la mirada de los sabios mientras hablaba. No sabía si les había llegado a convencer, pero… ahí estaba mi esfuerzo.
El sabio más anciano se levantó y miró al resto.
-Señores, creo que este consejo ya ha decidido.- El sabio me miró seguido de los demás.
-Eres joven y apasionado, y por lo que parece ser, es verdad que estas muy arrepentido, por lo tanto, como portavoz de esta Sede y de todo el Consejo, creo que nos vendría bien alguien como tú entre nosotros.- Le miré entre sorprendido y emocionado… ¿de verdad me estaban aceptando?


KAI
Sonreí, sabía que no le había hecho ninguna falta el tener que acudir sólo para esto después de la “calurosa” conversación que había tenido con la Sede por la mañana.
-Me alegra saber que aceptáis al joven James en la Sede, no os arrepentiréis de la decisión. –miré a James.
-Le llevaré a preparar sus cosas. –me levanté, la audición había sido corta, por lo que daba tiempo a enseñarle sus nuevas pertenencias y deberes.



JIMMY
Me levanté junto con Kai cuando me dijo que me llevaría a preparar mis cosas.
Miré por última vez a los sabios inclinando la cabeza y saliendo a continuación de la sala.
Miré a Kai y resoplé tranquilizándome del todo.
-Vaya... no pensé que iría tan bien…- Entrecerré los ojos mirándole.
-No les habrás sobornado, ¿no?- Le pregunté, aun que sabía de sobra que no había hecho falta sobornar a nadie.
-No hace falta que me contestes.- Negué con la cabeza y le miré de nuevo.
-¿Preparar mis cosas?


KAI
Miré a James y sonreí, un chaval nos guió por los pasillos.
-Tienen que darte tu ropa y decirte las normas de la Sede. Te darán un libro donde están todas las normas apuntadas, tendrás que estudiarlas y sabértelas. No tendrás que venir aquí cada día, pero hay una reunión una vez al mes oficial y puede que alguna otra provisional. –entramos en una sala con una cama y un armario.
-Y tendrás una habitación para ti solo cuando vengas, pero sólo podrás venir tú.



JIMMY
Entré en el cuarto y lo miré. Asentí y miré a Kai.
-Ya contaba con ello, no te preocupes, vendré solo.- El chico que venía con nosotros me entregó una túnica bastante parecida a la de los sabios, junto con un libro algo antiguo y unos papeles más. Lo miré y alcé las cejas.
-Joder, esto es como en el colegio, ¿eh?- Solté una risotada y miré a Kai.
-No te preocupes, Kai, ahora que tengo una nueva oportunidad no pienso desaprovecharla y dejarla pasar.- Asentí.


KAI
Asentí.
-Me alegra saber eso, porque te has esforzado para llegar hasta aquí, y los demás también nos hemos esforzado en ello, desaprovecharlo sería algo imperdonable. –di unas monedas al chico, que salió de la habitación con una sonrisa en los labios.
-En la próxima reunión que convoquen ya te avisarán para que acudas.


JIMMY
Asentí y miré mi nueva túnica blanca, seguro que le gustaría mucho a Ánima. Sonreí y dejé las ropas encima de la cama. Miré a Kai de nuevo aún sonriendo.
-Voy a cambiarme de ropa, será mejor que me vaya acostumbrando a mi nueva indumentaria.- Me encogí de hombros y esperé a que Kai saliese del cuarto para poder cambiarme, tenía ganas de verme con aquella túnica y la cara de Ánima cuando me viese todo vestidito de blanco, seguro que le parecería un ángel o algo de eso… conociéndola.


KAI
Salí de la habitación de James y me apoyé en la pared al lado de su puerta. Miré mi reloj, eran las seis de la tarde, por lo que como muy pronto llegaríamos a casa a las nueve si salíamos en ese momento, pero no saldríamos entonces.
Saqué el móvil de mi bolsillo y escribí un mensaje a Saya: “Espérame en la camita como me prometiste, espero cada segundo”.
Sonreí, esperaba que no lo leyese nadie más que ella.


JIMMY
Salí del cuarto con la túnica ya puesta… me notaba algo raro con ella, pero pronto me acostumbraría, había llevado túnicas desde hacía mucho, aun que no fuese de ese color tan blanco.
Me encogí de hombros y metí dentro de una bolsa el libro y los papeles que me harían falta para aprender mi nuevo “oficio”.
Miré a Kai cuando salí.
-¿Podemos irnos ya o debo hacer alguna otra cosa antes?- No sabía como iba esto mas o menos, pero suponía que con la ayuda de los libros y mi concentración lograría introducirme en ese mundo enteramente.



KAI
Miré a James cuando salió de su habitación. Me resultaba bastante cómico verlo vestido así, pero a él le quedaba mejor que a aquellos viejales locos, parecía un buen chico.
-Vaya, si pareces un monaguillo. –me reí.
-Tienes que ir a hacer el juramento de lealtad y firmar en el informe oficial donde constará que perteneces a la Sede de Sabios. Después podremos marcharnos. –miré el reloj.
-Aunque… si te soy sincero, creo que el juramento dura una media hora, hay que rendir culto y mantener unos minutos de silencio… Sé que suena a rollo, pero vas a tener que aguantarlo, sólo se hace una vez al año, tranquilo. –el chaval de nuevo nos guió por los pasillos.



JIMMY
Miré a Kai y abrí los ojos ampliamente.
-¿Qué? ¿Juramento? ¿Firmar un informe?... joder…- Me rasqué la frente y seguí al chico junto con Kai.
-Pues nada… a firmar y a rendir culto…- Nunca había hecho nada parecido y según decía Kai duraba una media hora… pues vaya, con las ganas que tenía de que Ánima me viese vestidito de angelito…


KAI
Acudimos a la sala donde debía celebrarse la ceremonia, en la que estaban todos los sabios reunidos arrodillados esperando a que James entrase.
Miré a James.
-No te preocupes, es fácil, simplemente rezar durante unos minutos junto a los sabios y después darán una señal para que guardéis silencio, tan fácil como repetir y callar. Mucha suerte. –le empujé levemente hacia el interior y cerré la puerta.
Di una vuelta por el templo, debía quedarme con James hasta que terminase, aunque la próxima vez tendría que ocuparse él solo.


JIMMY
Miré a Kai cuando me empujó levemente metiéndome dentro de aquella gran sala.
-…- Miré a los sabios, todos me miraron arrodillados en el suelo ante un altar… vaya, había interrumpido el rezo.
-Te estábamos esperando, James, acércate.- Me invitó el sabio más anciano al cual me acerqué. Me arrodillé a su lado y observé como hacían los rezos para poder imitarles yo también.
Rezamos durante casi quince minutos, más tarde, el sabio anciano se levantó y dio la señal de que debíamos mantener el silencio durante otros quince minutos… pues nada, a callar se ha dicho.
Nada más terminar la ceremonia, el sabio anciano se reunió conmigo y me dio la enhorabuena, al parecer había empezado bien.
Salí detrás de los demás para encontrarme de nuevo con Kai y por fin poder volver al castillo.



KAI
Una vez James firmó el informe regresamos a la nave. Tardaríamos algo en llegar por el mal tiempo, y ya llegábamos bastante tarde, malditos sabios y sus rituales…
Me senté en la nave y miré a James cuando entró.
-¿Ves como lo has hecho bien? Tienes que confiar más y no ponerte tan nervioso en estas situaciones.



JIMMY
Miré por la ventana escuchando lo que Kai me decía.
-Ya… lo siento, es que es normal que me ponga nervioso con una cosa así…- Suspiré y negué. Kai no entendía lo que yo sentía… pero no lo reprochaba, mejor que no lo supiese.
Suspiré mucho más relajado, al final había conseguido cambiar mi futuro y era algo de lo que realmente estaba orgulloso.


KAI
Me había quedado algo traspuesto cuando llegamos y la nave paró. Me pasé la mano por la frente para despejarme.
-Bueno, al fin estamos en casita. –me desabroché el cinturón de seguridad y me levanté una vez la nave estuvo completamente inmóvil.
-Ya te puedes ir a dormir si quieres, o lo que quieras, pero ya estás libre hasta que te vuelva a necesitar. Lo has hecho bien.


JIMMY
Me estiré y me levanté de mi asiento desperezándome. Miré a Kai y asentí.
-Gracias y… eso espero, no me gustaría meter la pata nada más empezar, no quedaría muy bien…- Suspiré y bajé de la nave cuando se abrieron las puerta. Era de noche y estaba cansado. Ánima estaría preocupada por mí, así que tendría que explicárselo, aún que, eran buenas noticias así que, se alegraría mucho.



KAI
Salimos de la nave, aún caía la nieve con fuerza y había al menos tres metros desde el suelo, posiblemente a la mañana siguiente no se podría salir porque las puertas estarían atrancadas si no se encargaban de limpiar la entrada.
Me puse la capucha de la chaqueta y, seguido de James, llegamos a la puerta, la cual abrí. Todo estaba a oscuras, por lo que todos estarían acostados, esperaba que Saya me estuviese esperando tal y como ella me había dicho…
-Bueno, entonces hasta mañana. –dije a James quitándome la capucha y el abrigo.



JIMMY
Entré dentro del castillo sacudiéndome le nieve del pelo y de los hombros. Miré a Kai y asentí.
-Buenas noche, y gracias por todo, que descanses.- Me despedí con la mano y subí las escaleras para ir a mi cuarto. Me daría una buena ducha caliente para quitarme el frío de la nieve y después me metería en la cama y me encargaría de que Ánima me proporcionase calorcito.


KAI
Suspiré dirigiéndome hacia mi cuarto. Saya estaría allí, tumbadita sobre la cama, desnudita para mí. Me daba calor solo pensarlo…
Sonreí mientras subía las escaleras quitándome la nieve de los hombros.
Carraspeé mientras abría la puerta de mi habitación cuidadosamente.
-¿Hola…?


SAYA
Estuve esperando a Kai todo el día, bueno, aproveché su ausencia para llamar a Natty y pedirla que volviesen… no lo había conseguido, pero al menos Max estuvo de acuerdo en que hablaría con Kai a solas para que le explicase el tema de Jimmy.
Después de acostar a Kai Jr. me subí a mi cuarto para esperar allí a Kai como le prometí, eso si, como vi que tardaba mucho y empezaba a refrescar, me puse tan solo un camisón cortito y ligero, sin ropa interior.
Me recosté sobre la cama sin taparme si quiera con las sábanas y me entretuve leyendo un libro. Giré la cabeza hacia la puerta cuando se abrió y Kai asomó la cabeza.
-Hola.- Sonreí.


KAI
Sonreí. No estaba desnuda pero… prácticamente.
-Oh, lalá, Saya… -solté una risotada entrando y cerrando la puerta detrás de mí. Me acerqué a la cama y gateé hasta colocarme sobre Saya.
-Perdona por llegar tan tarde, estos viejos locos y sus cánticos. –la besé en los labios.



SAYA
Le miré mordiéndome el labio cuando se acercó y se puso encima de mí. Sonreí y le agarré de la chaqueta acercándole más a mí cuando me besó.
-De verdad, malditos viejos y sus cánticos aburridos.- Le besé de nuevo encogiendo las piernas alrededor de su cintura.



KAI
Sonreí sin dejar de besarla. Había estado toda la tarde esperando ese momento, tenía muchas ganas de Saya…
Descendí mis labios por su barbilla hasta su cuello, pasando una de mis manos a su cadera, acariciándola hasta el muslo para acariciarlo bajo el camisón con suavidad.
-No sabes cómo me tenías comido el coco toda la tarde, me estabas torturando indirectamente… -la volví a besar por el cuello.


SAYA
Cerré los ojos y cogí una buena bocanada de aire sintiendo sus besos y sus caricias. Retiré su chaqueta con lentitud hasta quitársela del todo. La dejé a un lado y le agarré de la nuca mientras él seguía besándome por el cuello.
-No sé como me soportas, siempre ando torturándote, directa o indirectamente.- Respiré con fuerza sintiendo su mano bajo el camisón.



KAI
Subí mi mano por su muslo hasta su cadera debajo del camisón sin apartar mis labios de su cuello, era lo que más le gustaba, así era cómo la excitaba más fácilmente.
La miré sonriendo y la besé en los labios subiendo su camisón hasta su cadera.



SAYA
Le besé con intensidad con la respiración entrecortada. Encogí las piernas y empecé a descamisarle sin parar de besar sus fríos labios hasta que se la arrebaté por completo dejándola caer al suelo. Le miré y le acaricié el pecho descendiendo mis manos hasta su cinturón, el cual empecé a desabrochar.
Fui a besarle de nuevo pero la puerta del cuarto se abrió levemente y un ladrido suave resonó en la habitación. Miré hacia la puerta y vi al cachorro de Kai Jr. asomando la cabeza por la puerta.
Solté una risotada y miré a Kai.
-Creo que tenemos visita.


KAI
Fruncí el ceño mirando hacia la puerta cuando oí un ladrido. El perro estaba allí.
-¿Cómo ha abierto la puerta el perro, si se puede saber? –saqué las manos de debajo del camisón y le hice señas de que se marchase.
-Vete, vete, Kai está en su cuarto, moléstale a él.



SAYA
Miré a Kai y después al cachorro que entró en el cuarto meneando la cola.
Me mordí el labio y miré a Kai.
-Creo que no está acostumbrado aún a dormir solo.- Suspiré y me levanté empujando a Kai con suavidad.
-Deja, ya me encargo yo.- Sonreí colocándome el camisón y me acerqué hasta el perro que me miró moviendo el rabo con energía. Me agaché y le cogí en brazos subiéndolo a mi regazo.
Le acaricié y miré a Kai.
-Deja que duerma esta noche conmigo, anda.- Puse caritas mientras el perrillo gemía y me lamía la mejilla.


KAI
Abrí los ojos como platos.
-¿¿Quée?? Saya, pero… -carraspeé.
-El perro no puede dormir aquí, mujer, ¿no ves que… es un perro? –suspiré rascándome la nuca. -He… bueno, he sido un gato, ¿y si le da por atacarme? …Vale, suena a tontería, pero no me hace ninguna gracia que el perro duerma aquí.



SAYA
Le miré y me reí acercándome a la cama. Me senté con el perro entre mis brazos y le acaricié con suavidad entre las orejas.
-Oh, venga, Kai, no va ha atacarte, es solo un cachorro y no está acostumbrado a dormir solo aún.- Miré a Kai y le supliqué con la mirada.
-Solo esta noche, te lo prometo, solo esta, mañana dormirá con Kai, lo juro.- El perro lamió la mano de Kai mientras movía el rabo de un lado a otro.



KAI
Resoplé tumbándome en la cama.
-Maldito perro, como empecemos así… -suspiré.
-Ala, que duerma aquí, pero si lo aplastas o algo parecido luego no me llores a mí, ¿vale? Y a tu lado de la cama, no me gustaría que me lamiese la cara… -coloqué las sábanas, se nos había acabado el chollo, así que tocaba dormir. Esto me recordaba a los primeros meses de Kai al nacer, cuando estábamos a punto de hacer el amor una vez podíamos después del parto, el niño rompía a llorar, que simpático… y ahora el perro.


SAYA
Miré a Kai y sonreí. Me acerqué y le di un besó en la mejilla tumbándome dejando que el perro se acomodase en mi lado de la cama. Pasé por encima de Kai y me tumbé a su lado dejando que el cachorro se recostases sobre mi vientre. Le acaricié el lomo y miré a Kai de reojo.
-Solo esta noche, ¿puedes aguantar sin sexo una sola noche más, no?- Alcé una ceja soltando una risotada.

KAI
Suspiré tumbándome sobre mi almohada.
-Supongo que una noche sí que puedo, pero me joroba llevar esperando todo el día para que ahora el bicho ese no me deje. –me quité los pantalones tirándolos a los pies de la cama.
-Pues nada, hasta mañana…



SAYA
Miré a Kai y puse morritos. Se había cabreado pero el cachorro no tenía la culpa…
Suspiré y acaricié al Ziper hasta lograr que se durmiese. Cerré los ojos y me relajé aún con el cachorro sobre mi vientre.
Poco a poco fui quedándome dormida, al igual que el perrillo que se durmió en seguida y no se le volvió a oír ladrar en toda la noche.



ÁNIMA
Había estado esperando a Jimmy, lo había pasado mal por los nervios, esperaba que le hubiese ido bien con los sabios, pero estaba tardando mucho…
Era ya noche cerrada, no se oía un alma en el castillo. Yo estaba metida en la cama tapada con las mantas hasta que oí la puerta de entrada abrirse, al fin llegaban.
Me senté en la cama, aunque sin destaparme, aún no estaba muy acostumbrada al frío de las noches.
Esperaba que Jimmy estuviese bien, no entendía por qué habían tardado tanto, dijeron que serían un par de horas.
Suspiré al oírle por el pasillo.


JIMMY
Abrí la puerta de mi cuarto y entré quitándome la tunica llena de nieve.
Suspiré y miré a Ánima que estaba sentada en la cama. Sonreí revolviéndome el pelo empapado.
-Ya estoy aquí.- Sonreí de nuevo y me acerqué.
-No tienes ni idea del frío que tengo.- Solté una risotada.


ÁNIMA
Sonreí con la vista algo cansada, tenía algo de sueño, pero prefería esperarle.
-Es que hace muchísimo frío. –me destapé para poder tirar de él y que se acercase.
-Aquí no tendrás frío. –le tapé con la manta, aunque estuviese vestido, y le abracé debajo de ella. -Mejor así, ¿verdad? –sonreí y le besé en la mejilla helada.
-¿Cómo habéis tardado tanto?


JIMMY
Sonreí y me acurruqué junto a ella. Estaba muy calentita, daba gusto poder abrazarse a ella.
-Lo siento, pero esos sabios se han entretenido bastante y a sido imposible venir ante, pero eso no importa, lo que importa es que me han aceptado y ya soy uno de ellos. Bueno, más o menos…- La miré y posé la cabeza en su pecho.

ÁNIMA
Sonreí.
-¿En serio? ¿Ya estás dentro? ¿No han puesto pegas? Pero eso es genial. –le besé en su pelo mojado por la nieve abrazándole.
-Me alegro mucho. –posé mi mejilla en su cabeza frotando sus brazos para que entrase pronto en calor.



JIMMY
Sonreí y asentí.
-Si, estoy dentro.- Suspiré y la miré.
-Voy a darme una duchita calentita, a ver si me quito este frío.- La acaricié la mejilla y la besé en la frente.
-Tú duerme, tienes cara de estar cansada.- Me levanté y la tapé bien con las mantas.

ÁNIMA
Le miré frunciendo el ceño.
-Pe-pero… -me besó en la frente.
-Pero… te he esperado para poder estar contigo y quiero saber cómo te ha ido… -bajé la cabeza.
-Está bien, sé que no vas a ceder… -puse morritos y me acurruqué para estar calentita.
-Tú dúchate mientras caliento tu lado de la cama.



JIMMY
La miré y me reí.
-No voy a tardar nada, además, estás muerta de sueño, así que, a dormir de una vez.- La guiñé el ojo mientras me dirigía al cuarto de baño.
-Cuando vuelva quiero verte dormidita.- Sonreí y entré en el baño entornando la puerta. Encendí el grifo del agua caliente y empecé a desnudarme. Una vez desnudo del todo, me metí bajo el agua caliente y suspiré cerrando los ojos sintiendo como mis músculos entraban en calor poco a poco, no había nada como una duchita.



ÁNIMA
Me senté en la cama cuando se fue al baño. Pude verle desnudito debajo de la ducha, ya que la puerta estaba entornada. Me mordí el labio.
-Ay, qué calor hace de repente… -me tumbé de nuevo estirándome en la cama para cubrir la parte de Jimmy también y que estuviese calentita para cuando él llegase.



JIMMY
Estuve un buen rato bajo el agua hasta que mi cuerpo alcanzó una temperatura normal. Salí de la ducha y me cubrí la parte de abajo con una toalla que enredé alrededor de mi cadera. Salí del baño secándome el pelo con otra toalla más pequeña y me senté sobre la cama cogiendo de mi cajón unos pantalones del pijama limpios y una sudadera.
Miré a Ánima de reojo y sonreí.
-Ya estoy aquí, y encima desnudito.


ÁNIMA
Poco a poco fui cogiendo sueño de nuevo, pero no llegué a dormirme, ya que Jimmy se sentó en la cama.
-¿Eh? –le miré, sólo llevaba una toalla, pero qué frío y… no, qué calor.
-Vas a coger frío así, ven… -le abracé el torso apoyando la mejilla en su espalda desnuda.


JIMMY
Sonreí y la miré de reojo cuando me abrazó. Me reí levemente y aparté mi toalla para ponerme los pantalones.
-¿No se suponía que ibas ha estar dormida cuando yo volviese de la ducha?- Acaricié sus manos con las mías y sonreí.
-Vamos, señorita Ánima, a la cama y a dormir.

ÁNIMA
Bostecé.
-Estoy dormida, ¿no lo ves? –abracé la almohada cerrando los ojos.
-Ronco y todo. –imité un ronquido y me tapé con la manta mientras él se vestía. Estaría mucho mejor abrazada a él que a la almohada, pero seguía fuera de la cama…
-Venga, abrázame, que yo te doy mi calor corporal. –sonreí.


JIMMY
Sonreí y la miré mientras me ponía los pantalones del pijama. Me puse la sudadera y acto seguido me metí en la cama junto a Ánima.
-Ya estoy.- Abrí los brazos para que se acurrucase entre ellos y la besé en la majilla y en la frente varias veces.
-Dame tu calor corporal.- Sonreí y la apretujé junto a mí posando la cabeza en la almohada.


ÁNIMA
Me apretujé contra su pecho rodeando su cintura con mis brazos, él estaba calentito del agua de la ducha, y la cama ya tenía una temperatura que nos mantendría a gusto.
-Mucho mejor dormir contigo que yo aquí solita con este frío, jo. –apoyé mi mejilla en su pecho y cerré los ojos. No me iba a costar mucho dormirme, ya estaba casi frita cuando él había llegado.


JIMMY
La mimé con dulzura con besos y caricias hasta que se quedó dormida profundamente. La pobre me había estado esperando toda la noche muerta de los nervios. La verdad es que ninguno de los dos habíamos pasado un buen rato, entre la audiencia con los sabios y la pequeña bronca que tuvimos por la fecha de la boda… la pobre se había sentido angustiada.
Sonreí y la besé en la frente por última vez antes de cerrar los ojos y quedarme dormido con ella entre mis brazos.



KAI
Sentí la luz del sol en mi cara, era bien entrada la mañana. Suspiré y sentí algo cálido y húmedo cubrirme de besos la mejilla.
Sonreí.
-Saya, no seas tonta. –me giré, abrí los ojos y vi que era el maldito chucho, que me estaba chupando la cara.
-¡Joder! –me senté pasándome la mano por la mejilla.
-Dios, qué susto con el chucho…


SAYA
Abrí los ojos cuando escuché a Kai gritar. El perro ya no estaba tumbado sobre mi tripa, sino, al lado de Kai y lamiéndole la mejilla. Sonreí y me senté sobre la cama agarrando al cachorrillo con cuidado. Me reí y miré a Kai.
-Uh, un poco más y te zampa entero, minino.- Alcé las cejas y besé en la cabeza al perrillo que me lamió la barbilla. Sonreí y froté mi mejilla con la de Ziper.
-Hola, yo también me alegro de verte, pequeño.


KAI
Miré al perro, era como un juguete nuevo para todos.
-Sí, buenos días, cariño, yo también me alegro de verte. –suspiré y me levanté de la cama colocándome bien el pantalón. A penas me movía en la cama, me gustaría saber por qué se me descolocaba tanto la ropa al dormir.
Llamaron a la puerta, de modo que me acerqué para abrir, una de las doncellas estaba frente a la puerta. Carraspeó.
-Señor, ha llegado ya el nuevo empleado. –asentí.
-De acuerdo, ahora bajo. –la doncella asintió y se fue por el pasillo.
-Ya está abajo el nuevo mozo del establo. –me quité los pantalones para vestirme.


SAYA
Llamaron a la puerta y Kai abrió dejé al cachorro en el suelo y este se marchó antes de que Kai cerrase la puerta. Lo único que quería el cachorro era dormir con alguien, el resto del día se lo pasaría siguiendo a Kai Jr.
Miré a Kai cuando se puso los pantalones para bajar a recibir al mozo de los caballos nuevo.
Sonreí y me puse de rodillas sobra la cama. Agarré a Kai por la tira del pantalón y le atrajé hacia mí para besarle en los labios.
-Hola ojazos.

KAI
Alcé las cejas cuando me besó.
-Vaya, al menos mi “buenos días” es mejor que el del perro, no me lo esperaba. –miré mi pantalón y me encogí de hombros.
-¿Vas a retenerme aquí? Tiene toda la pinta de secuestro. –alcé las cejas.



SAYA
Bajé la mirada hacia mi mano que agarraba la tira de su pantalón. Suspiré y le miré encogiéndome de hombros.
-Si-. Posé mi mano libre en su mandíbula y le besé de manera más intensa que antes pegándome totalmente a él. Ahora que no había ninguna interrupción disfrutaría de Kai al menos un rato.


KAI
Cerré los ojos cuando me volvió a besar y llevé mis manos directamente a su trasero, agarrando sus dos cachetes entre mis manos mientras seguía su beso más intenso. Debía bajar, pero… que esperase un rato, yo había esperado toda una tarde para ver a mi mujer y ahí estaba a dos velas.
La miré.
-Me tienes de segundo plato, quieres más al perro. –la volví a besar.



SAYA
Sonreí y le volví a besar inclinándome levemente hacia atrás.
-Uf, no sabes cuanto.- Le besé con fuerza agarrándole de la nuca con intensidad para evitar que sus labios se separasen de los míos.
Había pasado toda la noche esperando a que Kai viniese y cuando íbamos a disfrutar de lo lindo, aparece Ziper… no le culpaba, pero, joder…


KAI
Aprovechando que se estaba inclinando, hice que se tumbase sobre el colchón mientras la seguía besando. Apoyé las manos a cada lado suyo y besé sus labios con intensidad.
Cogí aire y me separé levemente de ella.
-Tengo que bajar… -la volví a besar.


SAYA
Le miré y cogí aire para poder besarle de nuevo.
-Lo sé, pero no quiero que bajes…- Le besé con pasión clavando mis dedos en su espalda desnuda sin llegar ha hacerle daño. Encerré su cintura entre mis piernas y volví a besarle con la respiración entrecortada.


KAI
Me tuve que tumbar sobre ella, pues me rodeó la cintura con sus piernas.
-Eres una egoísta, me quieres sola para ti y no me compartes con mozos de cuadra. –dije, aunque sin separar nuestros labios, no sabía si había llegado a entenderme.
La mordí el labio inferior.
-Baja conmigo, cuando le atienda te estampo contra la pared si hace falta.


SAYA
Le miré rozando mis labios con los suyos aún agarrada a él. No quería que se marchase y menos ahora…. ¿por qué cojones tenían que interrumpirnos? ¿Es que no puede echarle un polvo a mi marido sin que nos interrumpan antes de entrar en faena?
Suspiré y dejé caer la cabeza sobre el colchón mirándole. Separé mis piernas de su cintura y le dejé libre.
-Está bien… no insito más…- Dejé caer los brazos y me retiré un mechón de pelo de la cara suspirando de nuevo.


KAI
-Eh. –la agarré de los mofletes.
-No pongas esa cara, porque le digo que se vaya a los establos y subo corriendo mientras me quito la ropa, te quiero aquí, en esta postura cuando vuelva, esperándome. –la besé y me levanté poniéndome una camisa para bajar, porque al subir me la volvería a quitar.



SAYA
Le miré y alcé las cejas cuando se levantó y se puso la camisa.
Suspiré y negué con la cabeza.
-Muy bien, si es lo que ordena el rey, tendré que obedecer.- Le miré de nuevo mordiéndome el labio inferior.
-Pero más te vale volver.- Alcé las cejas.



KAI
Sonreí abrochándome la camisa.
-Hombre, no me voy a tirar ahí abajo toda la mañana. No te va a dar tiempo ni a desnudarte. –esbocé media sonrisa y me dirigí a la puerta.
-No te duermas, eh. –solté una risotada y salí cerrando la puerta, no quería que cualquiera que pasase la viese así.



SAYA
Le miré mientras se iba y dejé caer la cabeza hacia atrás cuando cerró la puerta. Suspiré intensamente cruzándome de piernas y mordiéndome el labio inferior.
-Este hombre acabará matándome, seguro…- Cerré los ojos y solté una risotada. ¿Dormirme? Solo de pensar en Kai se me quitaba el sueño y todos los males.



KAI
Bajé las escaleras deprisa peinándome con las manos, por muchas ganas que tuviese de estar con Saya debía mostrarme como el rey serio que era. No me di cuenta de que me había pasado de pasillo, por lo que tuve que retroceder, y cuando al fin sólo tenía que girar una esquina me acicalé y mostré mi semblante serio cuando entré en la habitación.
Ahí estaba la doncella con el nuevo mozo de establo.


DAVID
Al fin llegué al Reino del Hielo para ocuparme de los caballos del rey. Era un buen puesto de trabajo y me ayudaría a sacar adelante a mi madre, que la pobre ahora estaba sola en casa, sin el cariño de su David. Cómo había llorado…
Allí hacía, por supuesto, una temperatura muy inferior al País del Fuego, pero me conservaba bien gracias a mi temperatura corporal.
Me sentía muy nervioso, decían que el rey del Hielo imponía mucho, que era muy serio y severo, no sabía si le caería bien…
Fue entonces cuando entró en la sala donde me llevaron para recibirle. Era cierto que imponía, su mirada era muy seria y sus ojos, azules como el hielo, daban mucho respeto. Carraspeé e incliné la cabeza cuando se acercó a mí.
-Soy David, señor, soy el nuevo mozo de cuadra, señor, a su servicio, señor.


KAI
Fruncí el ceño cuando empezó con tantas formalidades, y, por el calor que irradiaba… era un Piro… La que se iba a armar aquí.
Carraspeé.
-Vale, tranquilo, no hace falta que seas tan… “cortés”. Sólo venía a recibirte. –miré a la doncella.
-Avisa a Kai, que venga aquí. –la doncella asintió y se marchó en busca de mi hijo.
-Mi hijo le enseñará todo lo que debe saber sobre la cuadra, le gustan mucho los caballos, así que no habrá problema. –el chico asintió rápidamente.
Suspiré.
A los pocos minutos la doncella se presentó de nuevo en la habitación con Kai.
-Kai, este es el nuevo mozo del establo, ¿por qué no le enseñas todo lo que hay, los caballos, donde están las cosas…?



KAI JR
Estaba jugando en mi cuarto cuando una de las sirvientas de mi papi vino a buscarme. Bajé con ella seguido de Ziper que había dormido fuera de mi cuarto… que raro, pero me daba igual, me seguía a todas partes.
Miré a Papá y me acerqué. Estaba con un chico rubio, le miré y sonreí.
-Oh, hola, yo soy Kai.- Le tendí la mano sonriendo.
-Yo te enseño todo, me conozco muy bien los establos, te presentaré a Niebla, Nubarrón, Negrito…- Me acerqué al profesor de los caballos y le susurré para que mi papi no me escuchase. -Negrito es el caballo de mi papi.- Sonreí y asentí.



DAVID
Sonreí cuando el niño me cogió de la mano para llevarme hasta los establos. Para ser el hijo de ese rey tan serio e imponente era un chavalín bastante simpático y abierto.
-De acuerdo, preséntame a todos los caballos, tengo ganas de verlos. –le seguí, aunque no me iba a perder, él tiraba de mí.
-Pues nada, mi primer día de trabajo.


KAI
Suspiré.
-Pues ya me he librado de él. –me di la vuelta y me fui por los pasillos dirigiéndome a las escaleras, por las cuales fui desabrochándome la camisa.
-Ya voy, Saya. –solté una risotada quitándome la camisa y acto seguido pasé a desabrocharme los pantalones. Cuando llegué a la habitación, abrí la puerta tirando la camisa a una silla.
-Ya estoy aquí, reina. –di un tirón al pantalón, haciendo que cayese al suelo.



SAYA
La puerta se abrió, cosa que me sobresaltó un poco. Alcé las cejas cuando Kai se quitó los pantalones de un tirón.
No pude reprimir una risotada y negué con la cabeza mirándole.
-Y yo te he estado esperando sin moverme como me has dicho.- Sonreí mordiéndome el labio inferior.


KAI
Sonreí y me acerqué hasta la cama, yendo directamente hasta Saya, colocándome sobre ella, apoyando mis manos a cada lado de su cabeza mientras la besaba con intensidad. Había esperado poco, aún seguía con la mecha encendida.
-No he tardado mucho, ¿eh? –la besé en el cuello.



SAYA
Le agarré de la nuca cuando se tumbó encima de mí y me besó.
-¿Qué has hecho? No me lo digas, has echado al mozo a patadas, ¿verdad?- Me reí y le agarré del pelo de la nuca mientras me besaba por el cuello. Me tumbé del todo sobre el colchón y cerré los ojos cogiendo una bocanada de aire.



KAI
Llegué con mis besos hasta su oreja.
-No, le he mandado a tu hijo hacer mi trabajo, eso es todo. –la besé en la oreja pasando a su mejilla y después de nuevo a sus labios, acariciando su vientre con una de mis manos mientras con la otra alzaba levemente su cintura desde la espalda.



SAYA
Le besé con fuerza agarrándole del pelo de la nuca con intensidad. Encogí una de mis piernas haciendo que el camisón que llevaba se me subiese hasta la cadera.
Mi respiración se aceleró, como no, y empecé a jadear levemente. No podía con Kai, con solo una caricia hacia conmigo lo que quisiese.
-Preferiría que le hubieses echado… a patadas, la verdad.- Sonreí aún con los ojos cerrados.


KAI
-Lo hará bien… -la besé con fuerza acariciando uno de sus muslos con intensidad, subiendo hasta su trasero.
-Ahora vas a pagar lo que el perro no me dejó hacer anoche. –la cogí de los dos muslos haciendo que rodease mi cintura con sus piernas, y bajé mis labios hasta su vientre, depositando besos apasionados por todo su torso.


SAYA
Cerré los ojos y arqueé la espalda jadeando con más intensidad. Hundí el vientre cuando Kai me besó por el torso y dejé escapar un suave gemido mordiéndome el labio.
Le agarré de los hombros y presioné su cintura con mis piernas haciendo que se girase y colocándome yo encima. Posé mis manos en sus costados y presioné su piel con mis dedos descendiendo hacia su abdomen. Le besé por el pecho con intensidad mordiéndole de manera juguetona.

KAI
Jadeé cuando me giró para ponerse ella encima, esta iba a ser una de esas veces que iban a marcar historia, lo presentía sólo por cómo nos movíamos.
Agarré su camisón, lo tenía subido hasta la cintura. Al intentar quitárselo, dejándome llevar por la situación, acabé arrancándoselo…
La agarré de la cintura para besarla y que no se rompiese el clímax por culpa del incidente.


SAYA
Miré a Kai cuando me arrancó el camisón de esa manera. Nunca antes le había visto de esa manera, cosa que no me molestó, al revés, me gustó verle perder el control.
Me incliné hacia delante y correspondí a su beso de manera intensa sin darle importancia al camisón, total, tenía muchos más.
Posé las manos a cada lado de su cabeza y mordí su labio inferior tirando de él.
-Tendrás que comprarme un camisón nuevo.- Sonreí y le besé de nuevo acariciando su lengua con la mía.

KAI
Sonreí agarrando sus muslos entre mis manos.
-Los que tú quieras. –la mordí el labio agarrando sus cachetes con fuerza. Pasé mis labios a su cuello, mordiendo su piel y tirando sin hacerla mucho daño, pero con intensidad.
Ascendí mis manos por su torso hasta sus pechos cuando volví a besarla en los labios.


SAYA
Jadeé con fuerza mientras le besaba con fuerza y bajé mis manos hasta su calzoncillo el cual retiré de un tirón. Bajé la mirada cuando retiré el calzoncillo y después le miré a él mordiéndome el labio.
Clavé mis uñas en su pecho y le besé de nuevo de manera intensa dejándole totalmente desnudo. Dios, y que desnudo.


KAI
Esbocé media sonrisa y la besé de nuevo agarrando con fuerza sus muslos, apretando mis dedos contra su piel. Hice que se sentase sobre mí, penetrando del todo. Jadeé apretando más su piel, y la mordí en el cuello, dejando una pequeña marca.
Me senté abrazando a Saya contra mi cuerpo, pegándola completamente. Me moví a la vez que la movía a ella para incrementar los movimientos.


SAYA
Cerré los ojos con fuerza cuando hizo que me sentase y penetró. Solté un gemido y me apreté contra él clavando mis dedos en su espalda. Jadeé con velocidad y moví mi cadera con velocidad soltando un gemido cada vez que penetraba de nuevo. Ascendí mis manos por toda su espalda hasta posarlas en su nuca. Alcé la cabeza respirando aceleradamente haciendo que Kai posase la cabeza entre mis pechos agarrándole fuertemente del vello de su nuca.



KAI
Jadeé con la cara entre los pechos de Saya. La besé abrazándola contra mí, moviendo la cadera al compás de ella.
Subí mis labios a su cuello, besándola con intensidad, estimulando su piel con mi lengua, sabía que la volvía loca. Pasé mis manos por toda su espalda, bajando de nuevo hasta los cachetes, haciendo que se moviese con más intensidad.


SAYA
Dejé escapar un grito de excitación cuando Kai me obligó a aumentar los movimientos de la pelvis. Me mordí el labio inferior y gemí de nuevo clavando mis uñas en sus hombros. Le arañé uno de sus hombros dejándole la marca de mis uñas en su piel. Seguro que le dolería pero no podía contenerme. Estaba muy excitada.


KAI
Cerré los ojos con fuerza cuando me arañó, cómo escocía…
La miré entrecerrando los ojos.
-Zorra… -esbocé media sonrisa y la besé con fuerza haciendo que se tumbase sobre el colchón, con sus piernas rodeando mi cintura, y seguí con los movimientos intensamente.

SAYA
Me quedé un poco parada cuando me llamó… zorra…
Entrecerré los ojos y le miré cuando me tumbó sobre la cama si parar de penetrar.
-Y tú eres… un cabronazo.- Solté un grito cuando penetró con fuerza.
Cerré los ojos con fuerza y eché la cabeza hacía atrás gritando sin poder evitarlo. Kai era mi Dios del Sexo. Presioné su cintura con mis muslos moviéndome debajo de él.
-Sigue, Kai...- Gemí llegando a tener un orgasmo. Fue algo raro, pero lo tuve y aún así sentí que no había llegado al final.



KAI
Fruncí el ceño cuando sentí que Saya llegaba al orgasmo, pero no paré de penetrar y continué con los movimientos, intensos y fuertes. Jadeé con fuerza y gemí a medida que subía la excitación.
-¿Qué ha pasado? –pregunté sonriendo con respecto al orgasmo.


SAYA
Le miré jadeando y negué cuando me preguntó.
-No lo sé… será que eres muy bueno.- Gemí mordiéndome el labio.
-Es la primera vez que me pasa.- Grité apretándome contra él mientras seguía penetrando.
-Pero… no pares… no lo hagas…

KAI
Sonreí.
-Desde luego… -la besé por el cuello acariciando sus muslos, después pasé de nuevo a sus labios. La besé jugueteando con su lengua. Descendí levemente la velocidad, pero no la intensidad, para durar más tiempo.
Acaricié su espalda y la besé de nuevo en el cuello.


SAYA
Gemí con fuerza y le agarré de la nuca mientras me besaba por el cuello. Kai disminuyó la velocidad de las penetraciones cosa que aumentó la excitación. Ahora las penetraciones eran más sentidas provocando que mi cuerpo ardiese. Empecé a sudar por la nuca y la espalda muerta de calor, aun que Kai estuviese helado. Agarré las sábanas con fuerza entre mis dedos y gemí con amplitud.

KAI
Gemí apoyando mi cabeza sobre su clavícula, haciendo más sentidas las penetraciones a medida que pasaba el tiempo.
No había sido capaz de contar cuánto tiempo llevábamos haciendo el amor, pero empezaba a sentirme cansado, por lo que debíamos llevar mucho tiempo con el vaivén de cadera.
Respiré con fuerza y la cogí de los muslos volviendo a girarme para cambiar de postura.



SAYA
Kai giró sobre la cama colocándome encima. Se notaba que estaba cansado de hacer todo el trabajo. Sonreí y le miré.
-Ahora me toca a mí, así que, relájate y disfruta.- Esbocé media sonrisa sentándome sobre él. Posé mis manos en sus costados y empecé a moverme despacio pero de manera intensa, de arriba abajo haciendo que penetrase del todo. Cerré los ojos y gemí alzando la cabeza y arqueando la espalda hacia atrás.



KAI
Gemí cerrando los ojos. Posé mis manos en sus caderas mientras se movía. Tenía un sudor frío recorriendo mi espalda y todo mi pecho, era lo que tenía tener un cuerpo tan frío pero tener tanto calor…
Gemí de nuevo pasando mis manos por todo su torso, notaba que ya faltaba poco para el final, siempre que era Saya la que hacía el trabajo, acababa mucho antes.




SAYA
Fruncí el ceño sintiendo como las gotas de sudor caían por mi espalda.
Gemí con fuerza y aumenté la marcha poniendo la guinda al pastel. Presioné mis dedos sobre su pecho y gemí varias veces hasta que por fin llegué al orgasmo. Grité con fuerza y tensé mis músculos respirando con fuerza. Finalmente posé mis manos sobre su pecho y dejé caer la cabeza jadeando.

KAI
Apreté sus muslos con fuerza y me incliné hacia adelante cuando sentí el orgasmo explotar con fuerza. Respiré con fuerza intentando llenar mis pulmones de aire. Posé mi mano sobre la espalda de Saya cerrando los ojos.
La besé en la cabeza, estaba sudando, al igual que yo.
Suspiré posando mi mano libre sobre mi frente.
-Dios…


SAYA
Me recosté sobre Kai jadeando con fuerza. Cerré los ojos y tragué saliva.
-Si…- Abrí los ojos y me tapé la cara riéndome a carcajadas. Escondí la cara en el pecho de Kai y cogí aire parando de reírme.
-Nunca antes te había visto ponerte tan bruto.- Me mordí el labio inferior y volví a esconder el rostro en su pecho sonrojándome.


KAI
Solté una risotada acariciando los mechones de su pelo entre mis dedos.
-Ha sido culpa tuya, ya lo sabes. –sonreí y la besé en la cabeza de nuevo.
-Lo siento si te he hecho daño. –entonces noté el escozor en el hombro.
-No, no lo siento, me has arañado. –la fulminé con la mirada y sonreí.



SAYA
Le miré y me quedé un momento pensativa, entonces me acordé…
-…uy… es verdad… esto… ¿perdón?- Me levanté y me senté encima de él sin ejercer mucha fuerza.
-No ha sido culpa mía…- Bajé la cabeza avergonzada haciendo circulitos sobre la piel de su abdomen.
-Cuando me excito mucho… pierdo el control…

KAI
Sonreí.
-¿Cómo que no ha sido culpa tuya? ¿Quién me ha arañado? –la cogí de la barbilla y la besé.
-No me digas que no ha sido alucinante. –esbocé media sonrisa, estaría con las energías bajas el resto del día, seguramente.



SAYA
Sonreí y le miré sonrojándome levemente.
-¿Alucinante? ¿Pero que clase de vocabulario es ese para un rey?- Me reí y me cubrí el torso con las sábanas. La cama había acabado hecha una mierda con tanto movimiento.
Me incliné para besarle pero la puerta se abrió dando paso a una de las doncellas del castillo. Nos miró con ojos como platos y cerró la puerta de nuevo.
Miré a Kai y alcé una ceja aguantándome la risa. Llamaron a la puerta y la doncella volvió a entrar, esta vez roja como un tomate. Giré la cabeza y la miré sin quitarme de encima de Kai ¿por qué tendría que hacerlo?
La doncella inclinó la cabeza y nos miró, primero a mí y después a Kai.
-Dis-disculpad mi señor… su hermano Max está en el despacho… quiere hablar con usted…


KAI
Miré a la doncella cuando me dijo que Max estaba esperando en mi despacho.
-¿Qué? ¿Max? –parecía que había cambiado de opinión…
-Gracias, retírate. –la doncella asintió y salió cerrando la puerta. Me senté quitándome el sudor de la nuca y miré a Saya.
-¿Crees que volverán a casa, o sólo vendrá para darme un ultimátum? –las dos opciones eran bastante válidas, pero no quería pensar que vendría por la segunda…



SAYA
Miré a Kai cuando la doncella se marchó. Sonreí y me encogí de hombros.
-Verás, hay algo que no te he contado. Ayer, mientras estabas con Jimmy, aproveché para llamar a Natty y… bueno, olvídalo, ya te lo contaré después.- Me quité de encima y le miré sonriendo.
-Anda, ve, no hagas esperar más a tu hermano, no vaya ha ser que se arrepiente y se marche.- Me cubrí con las sábanas y le entregué la ropa.


KAI
Sonreí y me tumbé a su lado posando mi mano en su mejilla.
-Muchas gracias. –la di un beso antes de empezar a ponerme la ropa. No quería hacerle esperar, pero tampoco podía presentarme en cueros. Me puse el pantalón y la camisa sin abrochar y salí del cuarto para dirigirme a mi despacho, donde me estaba esperando Max.
Suspiré antes de entrar, debía medir mis palabras si quería que volviese.
Abrí la puerta y le miré cuando entré.
-Max…



MAX
Natty al fin me había liado para que viniese a ver a Kai y hablásemos en privado tranquilamente sobre el tema de James. Me había sobrepasado, si Kai le había aceptado era por una buena razón…
No me haría daño que me explicasen cuales eran esos motivos. Me levanté de la silla del despacho cuando Kai abrió la puerta. Le miré de arriba abajo. Tenía el pelo algo despeinado y la camisa abierta.
-Hola…

KAI
Carraspeé cuando me miró, ya sabría perfectamente cuál era mi situación. Cerré la puerta del despacho detrás de mí y me acerqué. No parecía venir con intención de pelear.
-Bueno… Te escucho, si has venido será porque quieres hablar, supongo.



MAX
Le miré y me crucé de brazos.
-Si, vengo para que me expliques porque preferiste dejar que James se quedase a echarlo a patadas de aquí después de todo lo que hizo, porque te recuerdo que él fue quién secuestró a Kai Jr., casi mató a Saya y en muchas ocasiones has acabado echo una mierda por su culpa.- Le miré seriamente. Quería que me lo explicase porque yo no entendía nada… Kai no dejaría que un personaje así entrase en su casa junto a su familia.



KAI
Suspiré, al menos iba a darme la oportunidad de explicarme, no como la última vez, que decidió irse sin más.
-Sé que James ha hecho mil cosas por las que odiarle, sí, pero él hizo cosas suficientes como para que le perdonase. Entre ellas, le devolvió la vida a Saya. Sé que ahora te sonará raro, pero su hermano, Dark, la asesinó… -cerré los ojos, la imagen de Saya tan pálida y sin vida me traía malos recuerdos.
-Mira… Él la devolvió la vida sin yo pedírselo, me devolvió a Saya, y sabes que ella y Kai son lo más importante de mi vida, estuve a punto de tirarme por la borda de la nave… -tragué saliva, no me gustaba tocar esos temas…
-Él me salvó a mí y a Saya. Pero no sólo eso, cuando más necesitábamos ayuda, él nos la ofreció sin nada a cambio, y ha sido él mismo el que ha acabado con Draco y todos sus seguidores Sombra, él mismo ha dejado de ser un Sombra, es un humano normal y corriente. Creo que son razones suficientes como para poder perdonarle.


MAX
Bajé la cabeza cuando Kai terminó de explicarme todas esas cosas. La verdad, es que había hecho más cosas en nuestro beneficio que en contra.
Ahora que Kai me lo había explicado veía las cosas distintas…
-Kai…- Le miré.
-Si, son suficientes para perdonarle, le perdono, pero eso no significa que pueda confiar en él de la noche a la mañana…- Negué con la cabeza y suspiré.
-Me costará mucho acostumbrarme a él…

KAI
Suspiré y miré a Max.
-Pero… ¿eso significa entonces que vas a volver? ¿Volverás a casa? –esperaba que la respuesta fuese afirmativa, no quería que mi hermano pequeño, el único que me quedaba, tuviese que marcharse de casa por mi culpa.
-Sé que es difícil, pero ha cambiado, y te aseguro que podrás confiar en él.


MAX
Miré a Kai y suspiré.
-Por mí no volvería a este castillo, pero Natty y las niñas quieren volver, no lo veo justo para ellas, así que, si, volvemos.- Asentí aún cruzado de brazos.
-He venido solo, así que volveré al Reino del Fuego y mañana vendremos aquí.- Dije eso última acercándome a la puerta para salir.
-Oh, y dale las gracias a Saya, fue ella la que convenció a Natty y que hablase conmigo.- Abrí la puerta y salí.


KAI
Bajé la mirada al suelo cuando salió. No le veía nada convencido por volver, él sólo volvía por su familia, él no quería estar aquí, lo había dejado bien claro. Parecía que seguía enfadado conmigo, presentaba una frialdad muy impropia en él…
Suspiré llevándome la mano a la frente, las cosas no iban del todo bien…
Salí y me volví a dirigir a la habitación para contarle lo sucedido a Saya. Entré y cerré la puerta apoyándome en ella.


SAYA
Me vestí cuando Kai salió para ver a Max. Gracias a la llamada que hice a Natty, parece que pudo convencerle para que viniese y arreglase las cosas con Kai… desde que Max se había ido, Kai estaba algo afligido… era el único hermano que le quedaba…
Miré a Kai cuando entró, volvió muy pronto, señal de que las cosas no habían ido muy bien y por la cara de Kai…
Suspiré y me acerqué.
-¿Qué tal con Max?

KAI
Negué con la cabeza cuando Saya me preguntó.
-No… no lo sé, Saya… -la miré a los ojos.
-Hemos hablado y ha dicho que sí, que me entiende y que volverán a casa, pero que lo hace por ellas, dice… -tragué saliva, me estaban doliendo más de lo que pensaba las palabras de mi hermano.
-Dice que por él no volvería a este castillo. –negué con la cabeza.
-¿Qué quiere decir con eso?

SAYA
Suspiré y negué con la cabeza.
-Yo… no lo sé, Kai… creo que Max se siente decepcionado…- Le miré y negué con la cabeza.
-No, bueno… no me hagas caso… no tiene sentido…- No quería hundir más en la mierda a Kai, estaba muy afectado y lo último que querría es que le humillasen más en vez de animarle.
Me acerqué y rodeé su cintura con mis brazos apoyando la cabeza en su pecho.
-No te preocupes, Kai… Max esta cabreado, solo eso, se le pasará en cuando conozca a Jimmy más a fondo…

KAI
Suspiré y apoyé una mano en su pelo cuando me abrazo, respondiéndole. Reflexioné sobre eso… ¿podría Max sentirse decepcionado respecto a todo esto? ¿Es que acaso podía llegar a pensar que prefería tener a James aquí que a él?
Lo que estaba claro, era que la conversación aún no había llegado a su fin, y un tema a tratar sería ese: el por qué no quería volver a casa.
Cerré los ojos abrazando a Saya.
-De todas formas… gracias por ayudarme…



SAYA
Cerré los ojos y le abracé con más fuerza.
-De nada…- Ahora me daba cuenta de que Kai había cambiado mucho. Bastante, cuando le conocí tan solo era un niño arrogante, obsesionado con un tema y con una persona: Su reino y él mismo. No se dejaba llevar por nada, ni si quiera por la tristeza, pero… ahora debía estar consolándole para que no se deprimiese… ya le había visto más de una vez deprimirse y lo pasaba muy mal, tanto él como yo…
No quería volver a verle así. Abrí los ojos y alcé la cabeza para mirarle a los ojos.
-Todo se arreglará, lo prometo, sabes que puedes contar conmigo.


KAI
Suspiré y sonreí cogiendo a Saya de la cara.
-Sin ti sabes que no sería nadie. –la besé en la frente y luego apoyé mi barbilla en su pelo mientras la volvía a abrazar.
-Tengo que conseguir que mi hermano vuelva a confiar en mí, y que confíe en James, pero hasta entonces… tendré que agradecerte lo que has hecho por mí. –sonreí y la besé en la cabeza.


SAYA
Sonreí apretujándome contra su pecho.
-No seas tonto, sabes que lo hago por que te quiero y odio verte triste y afectado.- Le miré y sonreí.
-¿Qué clase de esposa sería si no cuido de ti?- Sonreí dulcemente mirándole a los ojos.
-Porque… sabes que te quiero mucho ¿no?


KAI
La miré directamente a los ojos apoyando mi frente en la suya.
-Sí, lo sé, pero… no me canso de oírtelo decir. –esbocé media sonrisa y acto seguido la besé acariciando su melena.
-Y tú sabes que yo te quiero más, ¿no? –solté una risotada y la volví a besar. Ella quería que yo me animase, y al menos por ella lo iba a hacer.




SAYA
Sonreí y le di un beso más corto, le agarré de la mano y le miré.
-A lo mejor no quieres y lo ves un poco “ñoño” para ti, pero… ¿querías dar un paseo conmigo por los jardines o el laberinto?- Le miré mordiéndome el labio algo avergonzada. Kai y yo nunca habíamos hecho nada así, más bien porque Kai siempre andaba ocupado o porque… no quería…


KAI
Alcé las cejas. Resultaba muy extraño lo que me proponía, siempre habíamos estado encerrados en casa o en las naves, no habíamos paseado juntos prácticamente casi nunca.
-Bueno… Hoy no tengo mucho que hacer, y te mereces que te dedique más tiempo, sobre todo por todo lo que haces por mí. –sonreí.
-Entonces… Vamos a dar una vuelta si quieres.



SAYA
Sonreí y le besé en la mejilla. Me resultaría extraño, Kai y yo nunca hacíamos cosas de parejas, excepto hacer el amor y darnos cariños cuando nadie nos veía, pero… me apetecía poder dar un paseo como si fuésemos una pareja más.
Cogí mi abrigo y me lo puse, había parado de nevar y hacía sol, pero seguro que pronto empezaría a nevar de nuevo.
Agarré la mano de Kai y sonreí.
-¿Vamos?