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viernes, 30 de octubre de 2009

2ª TEMPORADA-Capítulo- LI- ¿VUELTA A LA NORMALIDAD?

¡Ya estámos de vuelta, señoras y señores! Cargaditas de ideas... sentimos la tardanza, pero estábamos muy liadas y bueno... jejeje.
El primer capítulo de la 2ª temporada ya está aquí, espero que disfruten del espectáculo ^^



SAYA
Draco y James yacían bajo un montón de escombros, seguro que estaban en el infierno cumpliendo con sus condenas y sufriendo en brutal agonía por todo el mal que nos habían hecho pasar con su interminable tiranía.
Después de devolver la calma al mundo y de que las tropas de Draco fuesen retiradas por el consejo de sabios, cada uno volvió a su vida anterior.
Neo iba a volver a su aldea, tenía pensado reconstruir la Quimera, hacerla más resistente y con otras sorpresitas que no nos quiso contar, seguramente, Kara se iría con él, o tal vez volvería a su país junto con su hermano pequeño.
Erika iba a internarse en un hospital, cada día iba a peor y se lo notábamos todos, Jim deseaba ir con ella, pero Erika se lo impidió, así que….
Yo volví junto con Kai al reino del Hielo, estaba como loca por estar con mi niño y Kai tenía en mente volver a recuperar su lugar como rey…
Ha pasado un año desde que volvimos a casa y todo parece normal, ya no ves soldados de Draco atormentando las calles, no hay límites entre las fronteras, todo marchaba según lo previsto…


KAI
Aprovechando la distracción de Saya lancé una bola de nieve contra su pecho, que le dio de lleno, manchando su abrigo.
-Dos puntos para mí. –me agaché esquivando una bola que me lanzó Kai.
-Eh… uy, como te pille… -dije en señal de amenaza sonriendo y cargando otra bola.
Desde que volvimos llevábamos una vida mucho más tranquila, y Kai estaba contento de volver a tenernos con él. Había arreglado las cosas con Max y Natty ya no me pegaba cada vez que pasaba por mi lado.
De la boda habíamos hablado poco desde entonces, simplemente nos dimos tiempo para todo, ya nos preocuparíamos de ello más tarde, por ahora estábamos bien.


SAYA
Kai me lanzó una bola de nieve aprovechando mi distracción. Sonreí y contemplé como jugaba con mi hijo. Había cambiado mucho, era más cariñoso y no parecía tan frío y distante como antes… eso me hacía feliz…
Natty y Max se marcharon una temporada al reino de Fuego, la pobre de Natty tenía que pasar algunas temporadas en su reino si no quería morir de frío y a Max no parecía que le afectase el calor.
Metí mis manos dentro de los bolsillos de mi abrigo y me senté en una roca mirando a mis niños como se hacían jugarretas entre ellos.
Kai salió corriendo cuando el gamba de su padre le amenazó con una bola de nieve. Vino corriendo y se subió a mi espalda.
-Eso, tú cúbreme las espaldas.


KAI
Me acerqué a ellos con la bola de nieve en la mano.
-Cobarde… te escondes tras las espaldas de tu mamá, ya te vale… -intenté acertarle, pero me esquivó. Hice una mueca de enfado y entrecerré los ojos.
-¿Pierdo facultades o tú aprendes muy rápido? –di un pisotón en el suelo haciendo que retrocediese, me acerqué y di un beso a Saya.
-Hola, traidora. –aproveché para empotrarle la bola a mi hijo en la cabeza.


SAYA
Kai se acercó y me besó, aproveché para devolverle la bola de nieve que le había espachurrado a mi hijo en la cabeza, pero esta vez, se la estampé a él en toda la cara.
-¿Quién es el traidor ahora, papi?- Kai se rió al ver la cara de su padre, ahora parecía un nevadito, me empecé a reír yo también alejándome, sabía muy bien que intentaría vengarse.



KAI
Me quité la nieve de la cara y salí tras Saya, que salió corriendo junto con el crío, la atrapé y la hice caer conmigo encima.
-¿Crees que vas a escapar ahora? –no la dejé moverse aunque se retorciese.
-Eh, eh, no te pases, me vas a dar en… -toma, en todos los huevos…
-Me has dado una patada en… eso. –me limité a decir con el niño delante, me senté con la mano donde recibí el golpe.


SAYA
Me llevé la mano a la boca y me senté a su lado.
-Lo… lo siento, Kai, ha sido sin querer…- Intenté no reírme para que no se enfadase, pero no podía. Me volví a tumbar dejando que la risa fluyese, me tapé la cara descojonándome viva. El crío me vio y empezó a reírse también.


KAI
Les miré a los dos, incrédulo, malditos cabrones, me reí yo también.
-Seréis mamones, os reís de mi desgracia… -solté otra risotada, me lo contagiaban…
-A ver si con esto os divertís el resto de vuestra vida, malditos traidores… -les tiré nieve a los dos a traición.


SAYA
Me cubrí con la capucha de mi chaqueta cuando nos tiró nieve a Kai ya a mí. Le miré y le señalé con el dedo.
-Eh, no te pases Copito, que soy tu futura mujer y él es tu hijo…- El niño se rió cuando escuchó la palabra Copito, me lo contagió y empecé a reírme de nuevo mordiéndome el labio.


KAI
Me rendí, con esa familia no se podía hacer ya nada, desvié la mirada con una sonrisa aún en la cara negando con la cabeza mientras ellos se destornillaban.
Me levanté y cogí en brazos al crío haciéndole cosquillas.
-Anda que ya os vale… -le puse la capucha y le di un beso en la mejilla.
-Vámonos, se hace tarde.


SAYA
Sonreí y me levanté. Les seguí contemplándolos, Kai se agarraba a su padre con fuerza mientras le daba un beso en la mejilla.
Me mordí el labio aún sonriendo, me sentía afortunada teniendo una familia así… a veces había llegado a pensar que no me los merecía, son demasiados buenos para mí…
Sacudí la cabeza aún con la capucha puesta.



KAI
Esperé a Saya y posé la mano en su capucha mientras la besaba, Kai se tapó los ojos y sonreí.
-¿Tú también quieres? –empecé a hacerle de rabiar, pero se escondió en mi hombro, me reí y volví a besar a Saya cogiéndola de la cintura mientras entrábamos en el castillo.



SAYA
Entré junto con Kai, cerré el portón mientras el nene intentaba escaquearse de los besos de su padre. Me reí levemente y me quité la capucha y el abrigo. Lo colgué en el perchero quedándome con el jersey negro que me regaló Kai y el cuál antes era suyo. Me crucé de brazos y me senté en uno de los sofás contemplando la escenita.


KAI
Acabé con las manos de Kai en la cara para evitar que le diese más besos.
-Fale, fale, fya te defjo… -me soltó e hice que mordía al aire para asustarle, me sacó la lengua.
-¿Ah, sí? Pues ahora vas al suelo. –le dejé sobre el suelo mientras me iba al sofá al lado de Saya.


SAYA
Cuando Kai se sentó, apoyé la cabeza en su hombro agarrando su brazo con los míos. Sonreí y miré a mi hijo guiñándole un ojo. Se acercó y le senté en mis piernas.
-¡Ja! De tu padre podrás escapar, pero los besos de una madre son sagrados.- Empecé a besarle por toda la cara. No se quejó… que capullo, con tal de hacer de rabiar a su padre…


KAI
Le saqué la lengua y tiré de Saya hacia mí.
-Ahora no te hagas el chulo, mamá es mía. –la abracé con fuerza impidiendo que el niño pudiese abrazarla también, aunque lo intentó.
-No, no, no. Mía. –la di un pico.
-Y la voy a estar besuqueando todo el tiempo.


SAYA
Kai tiró de mí, el crió hizo pucheros intentando abrazarme.
-Eh, todos quietos, leches.- Dije levantándome. Miré al crío.
-Vamos, hombrecito, te llevaré a la cama, es tarde.- Le cogí en brazos y miré a Kai.
-
Papi también debería irse a la cama.


KAI
Desvié la mirada.
-Sí, mami, todo lo que tú mandes, mami. –sonreí y me levanté estirando la espalda.
-Vamos al sobre después de un largo día de no hacer nada. –sonreí mientras subíamos las escaleras, hice rabiar a Kai mientras subíamos y cuando Saya entró en el cuarto con él yo pasé de largo y me fui hacia el mío.


SAYA
Acosté al crío, como no, tenía que tararearle algo o contarle algún cuento. Como siempre, se quedó dormido antes de que pudiese acabar nada.
Le besé en la frente y le tapé con las sábanas. Salí del cuarto cerrando la puerta con cuidado.
Me dirigí a mi cuarto, sonreí y entré en el baño para cambiarme y ponerme el pijama.
Salí al rato con mi camiseta de tirantes blanca y un pantalón largo del pijama.
Me asomé un rato a tomar el fresco al balcón que había en nuestro cuarto.


KAI
Mientras Saya se puso el pijama yo me hice con mi pantalón para dormir negro. Salió al balcón y yo fui tras ella. La agarré de la cintura y la besé en el hombro.
-¿No tienes frío así de ligerita aquí fuera?



SAYA
Me reí y pasé mi brazo por detrás de su cabeza agarrándole de la nuca.
-¿Frío? No, no tengo frío.- Sonreí acariciándole el pelo de la nuca.
-Estoy acostumbrada a ti, soy inmune al frío.


KAI
-Uh… Pues tienes la piel de gallina… -dije pasando el dedo índice por su brazo. Miré al cielo, aún no era de noche completamente, pero es que aquí oscurecía muy lentamente. Aún el sol dejaba constancia de su presencia en el borde de la tierra con una tenue luz anaranjada, pero también asomaba la luna por el horizonte.
Cerré los ojos y apoyé la cabeza en la de Saya.


SAYA
Suspiré y agarré la mano de Kai, con la que me rodeaba la cintura mientras que la otra seguía en su nuca jugando con su pelo. Miré al frente, nunca había sentido tanta paz… el silencio no era incomodo y la presencia de Kai era agradable.
-Te quiero…


KAI
Sonreí.
-Lo sé. –sin abrir los ojos deposité un beso en su cuello con suavidad. Atardeceres como este en la nave no los habíamos tenido, o bien porque nos teníamos que liar a hostias o bien porque alguien gritaba por ahí o venía a molestar.
Viva la intimidad.


SAYA
Sonreí y encogí el cuello cuando me besó. Me giré y le rodeé el cuello con mis brazos. Froté mi nariz con la de él. Cerré los ojos y le besé con suavidad, deslizando mis labios fríos por los suyos helados, con calma y saboreando su esencia.


KAI
Coloqué las manos en su espalda mientras saboreaba sus labios con ganas. Había pasado el día entero con el crío y no había podido disfrutar de Saya tanto como en ese momento, cosa que agradecía.
Sonreí mientras nos besábamos y la mordí el labio con cuidado.


SAYA
Sonreí cuando me mordió el labio.
-No me muerdas…- Dije en un susurro y le volví a besar. Se notaba que nos habíamos echado de menos. Aparté del amor que sentíamos el uno por el otro, también estaba la atracción física, el deseo que llevaba al desenfreno. No podíamos estar un solo día sin acariciarnos ni besarnos.


KAI
-Has perdido la apuesta. –dije entre beso y beso.
-La primera que me ha besado esta mañana has sido tú, no yo. –la seguí besando sin dejarla hablar, tendría que apartarme.


SAYA
No me dejó responder. Sus labios sellaron los míos automáticamente. Se separó para poder coger aire, iba a replicar pero quedó claro que no quería que dijese nada, pues sus labios se pegaron a los míos de nuevo… pues nada… yo no me iba a negar… Seguí sus besos sin replicar nada.


KAI
Enredé mis dedos con los suyos, encerrando sus labios entre los míos sin dejarlos escapar un segundo. Noté algo helado caer sobre mi hombro, estaba empezando a nevar, eso significaba que debíamos entrar. Si Saya no tenía frío era una cosa, pero nunca la dejaba estar fuera con la nieve.
-Adentró. –dije sin soltarla las manos pero separando mis labios.


SAYA
Giré la cabeza, había empezado a nevar. Sonreí y cerré el balcón para que la nieve no entrase dentro del cuarto. Corrí las cortinas y miré a Kai. Me acerqué hasta ponerme delante de él. Coloqué mis manos, una a cada lado de sus costados desnudos acariciándole con suavidad. Acerqué mi rostro a su cuello rozándole la piel con la punta de mi nariz y seguidamente de mis labios.



KAI
Cerré los ojos y descendí mis manos hasta sus muslos, acariciando su trasero con la yema de mis dedos y ascendiendo por su espalda bajo la camiseta del pijama, acariciando sus omoplatos mientras buscaba sus labios con los míos.


SAYA
Le besé atrapando sus labios entre los míos. Le empujé levemente hasta que se sentó en la cama. Sonreí y me senté encima de él uniendo de nuevo sus labios y los míos. Le acaricié la espalda con mis dedos con suavidad notando como su piel se erizaba.
-Creo que el que tiene frío eres tú.- Sonreí y le mordí la oreja con cuidado.


KAI
-¿Yo frío? –la tumbé sobre la cama y la besé la garganta con delicadeza mientras recorría el borde de su camiseta con la mano, acariciándola el vientre, haciendo que su piel se erizase más.


SAYA
Sonreí y cerré los ojos mordiéndome el labio. Hundí el vientre cuando noté su mano recorrer mi piel.
-Si no es frío… ¿qué es?- Dije agarrándole de la nuca y besándole. Rodeé su cintura con mis piernas.


KAI
Sonreí acariciándola un muslo con mi mano y el vientre con la otra.
-¿Hace falta que lo diga? –busqué su lengua con la mía y la acaricié enredándolas.


SAYA
Sonreí y le acaricié el abdomen descendiendo mi mano hasta más debajo de su ombligo. Noté un bulto por encima del pantalón.
-Mmm…- Sonreí y me mordí el labio. Le besé con más ganas presionando su cintura con mis muslos.


KAI
Solté una pequeña risotada cuando se enteró de lo que se cocía y la besé con más energía, acariciando uno de sus pechos encima de la camiseta.



SAYA
No aparté mi mano de entre sus piernas, por encima de su pantalón. Seguí sus beso de forma fogosa jugando son su lengua. Jadeé por la falta de aire, pero en seguida volví a pegar mis labios con los suyos. Empecé a bajarle poco a poco el pantalón mientras el me subía la camiseta.


KAI
Retiré del todo su camiseta y comencé a besarla por todo el torso desnudo, sentí cómo se estremecía, la cogí de la nuca y la volví a besar en los labios acariciando sus pechos desnudos.
Respiré fuerte cuando noté la presión de sus piernas al pegarme más a ella, pero no me separé, es más, me pegué del todo a su cuerpo.


SAYA
Jadeé y le agarré de la espalda. Le besé el cuello acariciándole la piel con mi lengua. Le mordí con suavidad. Deslicé mis manos por su espalda hasta agarrar el extremo de su pantalón. Volví a buscar sus labios que los besé con ansia.


KAI
La ayudé a deshacerse de mis pantalones sin dejar de besarla y acaricié su torso bajando hasta la tira de su pantalón y deslizándolo lentamente hacia abajo, acariciando su piel.


SAYA
Levanté la espalda para poder deshacerme del pantalón quedándome con el tanguita. Respiré fuerte cuando mi pelvis rozó la de Kai. Le agarré de la nuca volviendo a besarle el cuello. Le mordí en el hombro dejándole una marca. Sonreí cuando vi que se quejó.


KAI
-Cada vez que salgo a la calle la gente me pregunta qué donde saco esas heridas, cuando les digo que me las haces tú creen que me pegas. –la besé con más fuerza. Siempre salía marcado de todas las veces que lo hacíamos.


SAYA
Me reí traviesa colocándome encima.
-No puedo evitar ser tan salvaje.- Le besé agarrándole del calzoncillo. Me deshice de él con suavidad liberando a la bestia de hielo.
-Y a ti te excita.- Le besé acariciando su lengua con la mía.


KAI
-Nadie ha dicho que no. –agarré sus nalgas con ambas manos mientras la volvía a besar.
Agarré la tira de su tanga, debía ser nuevo, sabía que esta noche había fiesta. Los deslicé con suavidad a lo largo de sus piernas y la besé de nuevo, encerrando su labio inferior entre los míos.


SAYA
Me incliné y le besé haciendo que penetrase con suavidad, respiré fuerte cuando empecé a moverme. Le agarré de las manos entrelazando mis dedos con los suyos apoyándolas en el colchón. Seguí moviéndome cerrando los ojos. Le besé con fuerza.


KAI
Jadeé flexionando las piernas para ayudarla con el movimiento y respiré fuerte mientras la besaba con fuerza. Apreté sus manos bajando mis labios por su cuello, sabía que eso la excitaba más, era su punto débil.



SAYA
Seguí moviéndome con más intensidad pero a un ritmo lento para que la excitación fuese más placentera. Me besó por el cuello, sentí como mi piel se erizaba de forma visible. Jadeé con más fuerza apretando mis muslos contra su cadera.


KAI
Jadeé con más fuerza y me senté con ella encima aún, agarrándola de la cadera y besándola con fogosidad, la agarré de la espalda, pasando mis uñas por ella sin dejarle marcas. La sujeté por la cintura e hice que se moviese con más intensidad.


SAYA
Pegué mi vientre a su abdomen sin parar de moverme. Dejé escapar un gemido cuando cambié el movimiento, más intenso y acentuado, con más velocidad. Le agarré de la nuca enredando su pelo entre mis dedos. Arqueé la espalda hacia atrás a causa de la excitación gimiendo de nuevo.



KAI
Tragué saliva conteniendo a penas el aliento mientras me movía. La miré y la besé para impedir que hiciese mucho ruido, aunque yo también necesitaba algo que acallase mis gemidos y jadeos.
Acaricié toda su espalda con mis manos, notando cómo se cubría de sudor a pesar de que hacía frío fuera, posiblemente se pondría enferma después de esto.


SAYA
Le besé sintiendo su aliento gélido introducirse por mi boca. Posé mis manos, una en cada ingle, y se las acaricié mientras seguía moviéndome agudizando las penetraciones. Le besé aunque eso no servía de nada para acallar mis gemidos.


KAI
Agarré sus dos cachetes con fuerza mientras gemía con sus labios pegados a los míos. Cerré los ojos con fuerza y aumenté el ritmo de las penetraciones.


SAYA
Tuve que taparme la boca con una mano cuando aceleró ahogando un gemido. Jadeé y presioné la piel de su pelvis con las yemas de mis dedos. Si me tenía que tapar la boca con lo gemidos “leves”, no me quería imaginar cuando llegase al orgasmo…


KAI
Gemí con fuerza y sonoramente, me mordí el labio casi hasta hacerme sangre y besé su cuello apasionadamente.



SAYA
Dios, este hombre iba a matarme de placer… Gemí seguidamente sin poder retenerme, aumenté la marcha a un ritmo considerado y a una buena velocidad, ideal para llegar a alcanzar el clímax… Me incliné hacia adelante agarrándole de los hombros levantando levemente el trasero para que las penetraciones fuesen más sentidas.


KAI
Con ese ritmo no pude hacer más que seguirla a la misma velocidad, jadeando fuerte. Sentí cómo todo mi cuerpo se estremecía al llegar al orgasmo, cerré los ojos apoyando la frente en su hombro e hice lo posible porque el grito que tenía en la garganta no saliese con tanta fuerza.



SAYA
Sentía que mi cuerpo ardía, note como el orgasmo aparecía poco a poco ascendiendo. Agarré las sábanas con fuerza para no dejarle señal a Kai y cerré los ojos poniéndome tensa cuando sentí que el orgasmo quería salir. Me tapé la boca y gemí dejando que aflorase el orgasmo sin que se me oyese demasiado. Jadeé y retiré mi mano relajándome.



KAI
No solté su cintura para evitar que se cayese y la besé en el cuello sonriendo.
-Somos unos traviesos. –deposité suaves besos a lo largo de su clavícula hasta que pude besarla en los labios y me tumbé con ella tumbada sobre mí. La acaricié la espalda sudorosa a pesar del frío y la besé en el pelo.



SAYA
Me reí por lo bajo mordiéndome el labio. Me acomodé sobre su pecho.
-Me gusta ser traviesa.- Dije dándole un leve toquecito en su nariz congelada.


KAI
Cogí la sábana y tapé nuestros cuerpos desnudos, últimamente Kai acostumbraba a entrar en la habitación sin llamar. Acaricié su espalda y su pelo hasta que me venció el sueño, adoraba esta situación en todos sus aspectos.



SAYA
Me tumbé a un lado cuando Kai se quedó dormido. Sonreí y le miré… le besé el la mejilla y me puse a su lado haciendo que sus brazos rodearan mi cintura. Miré hacia el balcón, la luna estaba llena y la luz se filtraba entre las finas cortinas haciendo que la habitación se iluminara tenuemente. Me quedé contemplando la luna hasta que me dormí en brazos de Kai.


KAI
Me desperté no muy tarde, el niño debía seguir dormido, no se oían gritos. Abracé a Saya y la besé en la nuca. No quise despertarla, pero no pude resistirme a darle besos por toda la nuca, la acaricié el vientre.



SAYA
Los besos y las caricias de Kai me despertaron, pero no me molestó, me encantaban sus caricias. Me encogí en la cama sonriendo.
-Mmm…- Hice ruiditos cuando su mano recorrió mi vientre haciéndome cosquillas.



KAI
-Buenos días. –la besé por el cuello.
-Hace un día espléndido para despertarse con cariños, eh. –la acaricié el vientre por debajo de la sábana.



SAYA
Encogí el cuello y me reí agarrándole de la nuca. Hundí el vientre cuando me acarició.
-Ración de cariños por la noche y también por la mañana…- Me mordí el labio.
-Esto mejora por momentos.


KAI
-Sabes que lo que más me gusta es que a ti te guste. –la besé en los labios con pasión mientras acariciaba bajo su ombligo con el pulgar.
-Te quiero, nena. –la volví a besar.



SAYA
Le agarré de la nuca con fuerza mientras me besaba. Me dio un escalofrío que me recorrió todo el cuerpo haciendo que se me erizase la piel. Deslicé mis dedos a lo largo de su espalda, presioné mis dedos en su piel de hielo.
-¿Me quieres? No tanto como yo a ti…- Le volví a besar mordiéndole el labio inferior



KAI
-Ya sabes que no es verdad. –agarré la piel de su cuello con mis labios.
-Hoy nada nos interrumpe, ¿habrá estallado una bomba mientras dormíamos? ¿Estamos en el cielo? –no dejé de besarla, aunque lógicamente, ninguno de los dos podíamos ir al cielo…


SAYA
-Yo estoy en el cielo cada vez que me besas.- Bajé mis manos a sus cachetes.
-Y cada vez que mis manos aterrizan por casualidad en tu culito, hombre de hielo.- Sonreí juguetona.



KAI
Sonreí y la mordí el labio.
-Pues bájate de ahí arriba que yo te quiero aquí conmigo. –metí la cabeza bajo la sábana besándola el vientre, sabía que eso le haría cosquillas.



SAYA
-Nooo…- Intenté no gritar muy alto para alarmar a los demás.
-Kai… sal de ahí, me haces cosquillas y lo que no son cosquillas…- Me tapé la boca cuando tocó en cierto sitio.
-Ca-pullo…


KAI
Salí de debajo de las sábanas riéndome y la pegué a mí.
-No sabes lo divertido que es torturarte. –la besé abrazándola.
-¿Te ha gustado, quieres repetirlo? –alcé las cejas interesante.



SAYA
-No me tortures si sabes que me vengaré después y será peor…- Puse morritos y cara de niña buena.
-¿Repetir…el qué…?-
Pregunté con vocecita infantil.


KAI
-Oh, ¿no te has enterado? Habrá que repetirlo… -metí la cabeza de nuevo bajo la sábana, ella no sabía qué era la venganza a estas alturas de la vida, no sabía vengarse de mí cuando era yo el que tenía el control.



SAYA
-Kai…- Encogí las piernas, pero él me lo impidió. Me mordí el labio cuando volvió a tocar mi punto más íntimo.
-Joder, Kai…- Me quejé de nuevo.
-Te mataré…- Me reí intentando no hacer ruido.


KAI
-Mmm, debe ser que no lo hago bien, no te oigo gritar. –dije bajo las sábanas, era divertidísimo, sobre todo cuando alguien entraba y ella ponía la mano sobre mi cabeza para evitar que viesen que andaba por aquí abajo… Me entró la risa tonta.



SAYA
-Kai… sal de ahí…- Que cabrón era… le encantaba torturarme de cualquier manera. Me mordí el labio.
-Te mataré… lo juro…- Se me escapó un gemido, me tapé la boca.



KAI
Saqué la cabeza de debajo de la sábana.
-¿Qué me matarás? Si me tienes aquí a huevo, no te veo intentar matarme. –sonreí sin dejar de torturarla y me escondí de nuevo bajo las sábanas.



SAYA
-No….- Intenté evitar que volviese bajo las sábanas, pero no podía… Hizo que gimiese de nuevo.
-Oh… joder… Kai…- Le rodeé la cintura con mis piernas y me puse encima de él girando. Le agarré de las muñecas para inmovilizarle.
-Te vas a enterar tú…- Retiré las sábanas y bajé hacia su pelvis. Empecé a juguetear y a torturarle como el hacia conmigo.



KAI
-Ah, no, vale, Saya… -me tapé la boca desviando la mirada.
-Vale, nena, ha quedado claro que… -me mordí el labio.
-¿Y si entra alguien? Fíjate que panorama…



SAYA
Le miré esbozando media sonrisa.
-Ohm… debe ser que no lo hago bien, no te oigo gritar.- Sonreí y volví a la faena. Me daba igual que nos pillasen. Además, el niño estaría o bien dormido o desayunando…



KAI
Cerré los ojos.
-Te odio, eres una maldita rencorosa. –sonreí cuando recordé algo.
-Cascada, ¿sabes que estás haciendo honor a tu nombre? –contuve el aliento, seguro que me mordía.



SAYA
Entrecerré los ojos y le mordí haciéndole una buena marca. Le miré lamiéndome los labios.
-Kai, no soy como tú, en estos momentos no me molesta lo que me digas.- Sonreí maliciosamente. Le acaricié la entrepierna con mis manos suavemente.



KAI
Me mordí la mano cuando ella me mordió a mí. La miré cuando dijo aquello.
-Estate quieta… -cerré los ojos.
-Te odio con toda mi alma, ¿lo sabes? Voy a matarte. –la agarré de la cintura tumbándola sobre la cama, la besé el cuello sin dejarla escapar.


SAYA
Kai me tumbó sobre el colchón si parar de besarme en el cuello.
-¿Me vas a matar?... ¿Puedo elegir la forma de morir?- Me reí guiñándole un ojo.


KAI
Sonreí y la besé en los labios con pasión mientras acariciaba su vientre.
-¿Cómo desea mi reina morir? –la besé de nuevo el cuello.



SAYA
-Déjame pensar…- Miré al techo pensativa.
-… no puedo pensar con el estómago vacío.- Me levanté de la cama tapándome con la sábana. Busqué mi ropa por el suelo.


KAI
La agarré de la cintura.
-¿A dónde te crees que vas, muñeca? –la volví a sentar.
-Has empezado algo que ahora debes terminar, no puedes irte aún, ¿sabes? –la tumbé.
-Sabes que si te vas me voy a enfadar y de verdad… -entrecerré los ojos gruñendo.


SAYA
Me quejé como una niña pequeña cuando me volvió a tumbar en la cama.
Sonreí dejando que se tumbase encima de mí, acomodándole entre mis piernas. Alcé una ceja cuando noté un bultito rozar uno de mis muslos.
-Uuuh… veo que he obtenido más resultados yo al torturarte.- Me reí.



KAI
-Como si yo no hubiese hecho nada… -la besé por el torso, iba a enterarse por qué no debía torturarme a mí.
-Has sido muy mala conmigo, te vas a enterar…



SAYA
Sonreí cerrando los ojos y mordiéndome el labio.
-¿Tan mala he sido, alteza?- Me reí de nuevo juguetona.



KAI
La besé en los labios.
-Has sido muy mala, y debo imponerte un castigo severo. –la besé con fuerza atrapando sus labios mientras agarraba sus muslos.



SAYA
-¿Y qué castigo es ese, mi rey?- Pregunté entre beso y beso. Posé mis manos encima de las suyas cuando me agarró de los muslos. Sonreí.
-No sea muy duro conmigo, mi señor… solo jugaba un rato.- Me reí de nuevo.


KAI
Sonreí y la besé el cuello, separé ligeramente los labios, aunque la rocé la piel mientras hablaba.
-¿Por qué no debía castigarte, eh? –la mordí.



SAYA
Me dio un escalofrío cuando me mordió en el cuello.
-Pues… porque…- No me salían razones a causa de la desconcentración que me provocaba cuando me besaba por el cuello y me acariciaba por otros sitios.
Cerré los ojos dejándome llevar por él.



KAI
Seguí besándola, descendiendo por la clavícula. Separé ligeramente sus piernas y penetré poco a poco.
-Sé que te encantan mis castigos. –la besé con pasión.


SAYA
Eché la cabeza hacia atrás dejando escapar un ligero gemido. Respiré agitada arqueando la espalda. Deslicé mis dedos por los muslos de Kai ascendiendo de nuevo hacia sus cachetes. Me mordí el labio sintiendo como penetraba despacio causándome placer. Gemí de nuevo jadeando levemente.


KAI
Seguí a un ritmo constante sin dejar de saborear su cuerpo con mis labios y mi lengua. Acaricié sus pechos mientras besaba sus labios.



SAYA
Jadeé con más fuerza sintiendo sus frías manos en mis pechos. Seguí el movimiento de su lengua con la mía sin parar de jadear y gemir. Me separé levemente para coger aire y le miré esbozando media sonrisa.
-Si es este… es el castigo que me impones…- No pude terminar la frase, un gemido me interrumpió. Jadeé.
-… intentaré esforzarme… para hacer más travesuras y me castigues… más a menudo.- Le volví a besar con fuerza agarrando bien sus labios.



KAI
Esto de tener que castigarla era lo que más parecía gustarle, tenía que tener cuidado la próxima vez o no dejaría de hacerme putadas.
Intensifiqué los movimientos a medida que pasaba el tiempo.


SAYA
Kai intensificó las penetraciones haciendo que llegase al orgasmo muchísimo antes que él… un par de segundos antes. Dejé que terminase de llegar al clímax estimulándole con caricias y besos en el cuello, no me parecía justo que yo hubiese acabado y él no…


KAI
Parecía que ella estaba más excitada que yo, ya que acabó antes, pero no tardé mucho en seguirla. Sonreí respirando profundamente y la besé.
-Se acabó el castigo.


SAYA
-Ha sido un castigo muy duro… mucho.- Sonreí y le besé. La puerta se abrió de golpe dejando entrar a Kai Jr. En un intento de taparme, me giré a un lado tirando a Kai de la cama. Me tapé con las sábanas.
-
Hijo… ¿q-qué tal?


KAI JR
-¡¡¡Hola!!!- Grité abriendo la puerta del cuarto de mis papis. Sonreí y me subí a la cama de un salto.
-Hola, mami.- La di un beso en la mejilla, me asomé al otro lado de la cama.
-Papi… ¿qué haces en el suelo?


KAI
Miré a mi hijo desde el suelo tapándome con las manos.
-Tu madre y yo jugábamos en la cama y me he caído, ya sabes por qué te decimos que no saltes. –sonreí falsamente.


KAI JR
-Ohm… ¿y qué haces en pelotas picada?- Señalé sus manos.
-Te estás tapando el gusanillo.- Me reí tumbándome en la cama.
-Que guarro, estás desnudo delante de una chica…- Me reí con ganas.


KAI
Me senté tapándome con un cojín.
-Niño, sal de aquí, nadie te ha dejado entrar, largo, o te beso. –me levanté y le empujé fuera de la cama mientras me tapaba con un trozo de sábana libre.


KAI JR
Sonreí ampliamente, enseñando mis perfectos dientes blancos. Agarré la sábana y tiré para destapar a mi papi.
-No voy a irme, mami me deja estar aquí.- Me tumbé entre las piernas de mi mami apoyando la cabeza en su tripa.
-Tú has estado con ella toooooooda la noche, ahora me toca a mí.


KAI
Le miré con los ojos entrecerrados y le empujé de nuevo fuera de la cama abrazando a Saya.
-Lárgate, niño pesado, no te aguanto. –me hice el dormido rodeando la cintura de Saya.


KAI JR
Cogí aire inflando los mofletes. Me crucé de brazos.
-No te hagas el dormido.- Me subí de nuevo a la cama y le di una patada en su enorme culo. Me abracé a una pierna de mi mami.



KAI
Le miré mal.
-Bah, me voy a desayunar, tanto pasteleo me produce escalofríos, brr… -me levanté poniéndome la ropa, el niño sólo quería competir, en cuando saliese por la puerta saldría detrás de mí.


KAI JR
Papá se levantó y se marchó. Miré a mi mami y sonreí.
-¡¡¡¡Bien!!!! ¡¡He ganado!!- La abracé con fuerza sonriendo. La victoria era mía.


KAI
Le saqué la lengua al salir y bajé las escaleras para ir a desayunar algo, cogí un par de piezas de fruta y las coloqué en una bandeja, se las subí a Saya.
Cuando volví a entrar Kai seguía ahí.
-Niño, fuera de mi habitación, fus.



KAI JR
Papá entró de nuevo en la habitación.
-Ñaaaa… no voy a dejar a mi mami en manos de un rey feo como tu.- Abracé de nuevo a mi mami.
-Mamá necesita un príncipe guapo como yo.


SAYA
Cuando Kai se marchó a desayunar, yo aproveché para vestirme.
Mi hijo aún seguía en el cuarto, no me molestaba en absoluto.
Kai volvió a entrar con una bandeja llena de fruta.
-Mmm… que rico…- El niño se abrazó a mí. Me reí viendo la batalla que se traía el padre con el hijo.



KAI
-Deja a mamá desayunar, ahora te toca recibir mimos de papi. –le hice rabiar lanzándole besos y corrí tras él por la habitación, le alcancé y empecé a hacerle cosquillas.
-No escaparás, mereces un castigo por desafiar a tu padre, mocoso.


KAI JR
Chillé cuando vino a por mí. ¿Mimos de mi padre? ¡¡Nooo!!
Me agarró y empezó a hacerme cosquillas. Me reí con ganas retorciéndome.
-Suéltame, tramposo…- Me reí de nuevo, me saltaban las lágrimas y todo.
-¡Para, papá!- Me retorcí en la cama.
-¡Me haré pis encima!


KAI
-¡Ah! –le solté, cuando lo decía iba en serio.
-Niño, me tienes quemado, como te mees encima te congelo los cayumbos. –me senté al lado de Saya y cogí una pera.
-¿Has desayunado, enano?


KAI JR
Respiré hondo cuando me soltó. Le miré y asentí.
-Si, hace más de una hora que he desayunado.- Justo cuando iba a morder la pera, moví mi mano derecha y le congelé la fruta.
-Mira, un helado de pera.


KAI
Le miré con el ceño fruncido.
-¿Te he enseñado para que me jorobes, pulga? –absorbí el frío para descongelar la fruta.
-¿A qué te congelo los huevecillos?


KAI JR
Me reí.
-Es diver…- Congelé de nuevo la pera.
-Uy, se me fue la mano…- Me reí de nuevo. Cogí un melocotón y me bajé de la cama.
-Ya me voy, viejo.- Le saqué la lengua y me fui.



KAI
Me llevé la mano a la boca cuando mordí la pera congelada.
-¿Me ha llamado viejo? –creé una bola de nieve y la lancé hacia su cabeza, pero cerró la puerta y dio ahí.
-Maldito crío. –volví a descongelar la pera, ya no debía ni saber bien.


SAYA
Me reí y le miré.
-Venga, cascarrabias, no te pongas así.- Posé una fresita en sus labios.
-¿Eh?, abre la boquita.


KAI
Puse los ojos en blanco sonriendo y mordí la fresa, acto seguido cogí a Saya de la cintura y la hice tumbarse conmigo en la cama.



SAYA
Sonreí y me tumbé con él. Le di otra fresita, no fallaba, cuando estaba cabreado lo mejor eran las fresas.
Cerré los ojos, estaba muy a gustos en esos momentos. Un temblor hizo que me levantase de la cama junto con Kai.
-¿Qué ha sido eso?- Miramos por la ventana. A lo lejos de veía humo. Abrí los ojos ampliamente cuando vi algo caer del cielo y colisionar contra el suelo. Primero vino el sonido sordo, después las explosión. Miré atenta, entonces fue cuando una sacudida hizo que nos desequilibrásemos y cayésemos al suelo. Intenté levantarme, pero otra sacudida más me derribó de nuevo.
-¡¿Qué es eso?!


KAI
Tragué la fresa.
-¿Qué ha sido eso? Aquí no hay terremotos. –me acerqué a la ventana, se repitió el temblor.
-Joder, ¡Kai! –le llamé para que se reuniese con nosotros.



KAI JR
Me agarré a una columna del pasillo cuando noté que el palacio temblaba.
-¡¡Papá, Mamá!!- Les llamé tapándome la cara con la manga. Tenía miedo.
-¡¡Papi!!


KAI
Miré a Saya y salí al pasillo, Kai estaba abrazado a una columna. Corrí hacia él y le cogí en brazos, ocultando su rostro en mi hombro.
-Vale, hijo, tranquilo, no pasa nada. –fui hacia el cuarto de nuevo con Saya.



SAYA
Miré hacia el techo, se desquebrajó desde la ventana hasta la puerta del cuarto. Vi que Kai iba a entrar junto con el niño.
-¡¡No!!- Grité, parece que eso alarmó a Kai y evité que pasara al cuarto justo cuando el techo se derrumbó. Me quedé en el cuarto cubriéndome la cabeza, no paraban de caer trozos del techo.



KAI JR
-¡¡Mamá!!- Grité cuando el techo de la habitación de mis padres cayó al suelo. No podíamos pasar al cuarto y mamá estaba encerrada.
-¡¡Mami!!


KAI
Me quedé totalmente quieto cuando Saya gritó, cubrí la cabeza de Kai.
-¡¡Saya!! –dejé al niño en el suelo, por suerte el pasillo aún no parecía desestabilizarse.
-Aléjate de la habitación. –miré en el interior.
-¡Saya! ¡Saya responde! –aún caían cachos del techo y había una polvareda muy espesa, tosí atravesando el humo y pasando por encima de los escombros.
-Saya, háblame, ¿dónde estás? –busqué con las manos, un pedazo cayó, me aparté, aunque me rajó la camisa y el brazo.
-Joder… -cerré los ojos.
-¡Saya!


SAYA
El palacio se derrumbaba con nosotros dentro. Me alejé todo lo que pude esquivando los pedazos de techo que caían sobre mí. El cristal de la ventana estalló a cusa de la onda expansiva de la explosión ocurrida hace un momento. Me agaché, uno de los cristales voló cerca de mi cabeza provocándome una raja en el pómulo.
Escuché la voz de Kai llamándome.
-¡Kai! ¡Aléjate de aquí! ¡Estoy bien!- De repente el palacio dejó de temblar y los pedazos de techo dejaron de caer… Todo se quedó en silencio, miré hacia la ventana y vi como el humo de la explosión desaparecía.


KAI
Todo paró, aunque no me fié.
-¿Saya? –disipe el humo que había frente a mí con la mano. Seguí avanzando y encontré a Saya ilesa al lado de la ventana.
-Saya… -la abracé posando la mano en su cabeza.
-¿Estás bien? –pregunté mirándola.


SAYA
Kai me encontró. Le abracé y le miré.
-Si, estoy bien… -Le miré el brazo, estaba herido.
-Veo que tu no estás tan bien…- Suspiré.
-¿Qué a pasado? Esa explosión…


KAI
-No lo sé… -miré a la puerta.
-Kai debe estar asustado, y debemos salir de aquí antes de que esto se derrumbe. –la cogí de la mano y empecé a salir pisando los escombros, tiré de ella para que no se quedase atrás.
-Kai, ¿estás bien?


KAI JR
Miré a papá y asentí limpiándome las lágrimas.
-Papi… -Le abracé.
-¿Qué pasa? ¿Son los malos?


KAI
-No pasa nada, Kai. –le cogí en brazos y le besé en la cabeza para calmarle.
-Salgamos de aquí, iremos a un lugar seguro. –con mi mano libre cogí la mano de Saya y recorrimos los pasillos destrozados del castillo. En ese momento lo que más me importaba era poner a salvo a mi familia, pero el ver cómo se destruía mi hogar en el que había nacido y vivido toda mi existencia era algo desolador. Hice ademán de no mirar las paredes desquebrajadas ni nada heredado de mis antepasados destrozado, lo importante era cuidar de Saya y Kai.


SAYA
Salimos del castillo, estaba prácticamente destruido por las sacudidas. La gente corría y gritaba consumidos por el pánico, ¿qué había pasado?
Seguí a Kai, eché un vistazo al castillo cuando salimos. Frené en seco.
-Kai… mira.- Señalé el palacio. Las paredes que aún quedaban en pie estaban invadidas por unas estrías negras que creían a lo largo del edificio. Miré las demás viviendas… estaban igual que el palacio…



KAI
No podía mirar, el corazón me iba a estallar del dolor que sentía ese momento. Cerré los ojos con fuerza. No sólo mi palacio estaba en ruinas, todo mi pueblo lo estaba también. Agarré con fuerza la tela del pantalón de mi hijo apretando los dientes. No sabía si sentía más furia o dolor.


SAYA
Miré a Kai, le agarré de la mano con fuerza.
-Kai… tenemos que ayudar a esta gente. Hay que llevarles al refugio.- La gente de la cuidad se acercó a su rey pidiendo ayuda… se me partía el alma… Había niños con estrías negras en la piel, les había dado de lleno la sacudida y en el suelo yacían personas sin vida.



KAI
Abrí los ojos, mi gente me pedía ayuda y yo no sabía qué hacer. Le entregué a Kai a su madre y miré a los ciudadanos, estaban por lo menos peor que nosotros, heridos y llorando. Suspiré y cogí a un crío que lloraba con estrías negras en un brazo.
-Atención. –dije en alto para que la gente me oyese.
-Por favor, debe haber organización. Iremos todos al refugio, no os separéis, y si encontráis gente por el camino haced que se una a la marcha. –empecé a andar en dirección al refugio, aunque no sabía si acabaría llenándose, mucha gente había muerto.



SAYA
Agarré al crío en brazos y escuché las palabras de Kai. La gente se puso en marcha tal y como su rey les había ordenado. Les seguí junto con mi hijo.
Había mucha gente herida y la mayoría muerta…
Llegamos al refugio, no se llegó a llenar, habían perecido muchos pueblerinos, la mayoría de los que quedaban vivos estaban cubiertos de estrías negras… Me acerqué a un anciano con el brazo cubierto de las manchas negras, decía que no le dolía, pero se sentía muy débil… como todos a los que pregunté…


KAI
Hice lo posible por reunir al máximo de gente, convoqué a todos los médicos disponibles y empezaron a atender a la gente. Me acerqué a Saya.
-Voy a buscar supervivientes con un grupo que ha salido ileso, intenta que la gente no entre en pánico. –la besé en la cabeza y salí con el grupo.


SAYA
Asentí y le miré.
-Ten cuidado…- Le miré hasta que marchó. Suspiré y me reuní con mi hijo, que estaba tratando de consolar a una niña con media cara marcada por esas cosas negras…
Algo me decía que era obra de los sombras, pero… ya nos encargamos de Draco y de James… no podían ser ellos…

jueves, 15 de octubre de 2009

Capitulo L- VENGANZA FINAL

Llegamos al final de la primera temporada, pero seguiremos con más, esto no acaba aquí.



SAYA
Salí al exterior junto con Kai. La base estaba a unos cincuenta metros de dónde nos encontrábamos nosotros. Eché un último vistazo a la nave viendo como se cerraba la compuerta, suspiré y volví a mirar hacia el frente. Encendí el auricular como dijo Jim para estar en contacto con él en todo momento.
Atravesamos el bosque, se creo un silencio incomodo entre Kai y yo… no pensaba romperlo y tal y como lo veía, él tampoco.



KAI
No tardamos mucho en llegar a la base, fue fácil acceder a ella, de vez en cuando Jim nos daba indicaciones desde la nave, pero por lo demás había un silencio bastante incómodo. Me asomé desde detrás de un árbol y pude ver las compuertas de la base custodiadas por dos civiles.
-“Lo mejor será que os los carguéis” –dijo Jim desde el otro lado del auricular. Miré una de las pistolas y la cargué, apunté a la cabeza de uno y disparé dando en el blanco. El otro soldado miró a su compañero y acto seguido hacia donde estábamos nosotros, sin vernos. Cargué de nuevo y le disparé también.
-Hecho.



SAYA
Miré a Kai cuando empezó a cargarse a los soldados. La pistola hizo un ruido atronador, me tapé los oídos y después miré a Kai.
-Será mejor que me dejes eso a mí, como sigas armando tanto escándalo nos pillaran en nada.- Puse los ojos en blanco y miré por si había algún otro soldado más. Parece que se había montado alboroto después de escucharse los dos balazos.
-Genial…- Suspiré, la puerta principal estaba desierta, pero no podíamos arriesgarnos a entrar por ella, seguro que estaba petado de soldados por el otro lado. Miré hacia arriba, había un conducto de ventilación. Sonreí y me agazapé.
-Vamos.


KAI
Miré a Saya mientras se agazapaba, alcé una ceja y la imité. Miré hacia arriba, donde había mirado ella y suspiré.
-Vamos a morir… -la seguí.

-“Eso, saliros del plan, me encanta”.


SAYA
-Cierra el pico, Jim, deja esto a los profesionales.- Me arrimé a la pared y miré a Kai.
-Vale, aúpame, pero procura no abrirme la cabeza con nada como la última vez.- Me di la vuelta, de cara a la pared.



KAI
-Qué graciosa, tienes chispa hasta en estos momentos… -la cogí sobre los hombros y la elevé despacio.
-No vaya a ser que te des en tu linda cabecita. –dije con cierta sorna.
-“No sé de qué estáis hablando, pero será mejor que estéis calladitos”


SAYA
Kai me elevó hasta que pude alcanzar la rejilla, la retiré apartándola a un lado.
-Al menos yo tengo cabeza, no como tú, degenerado.- Dije mirando a Kai. Me impulsé y me metí dentro del conducto, saqué la cabeza y le miré.
-¿Te echo una mano o puedes tu solo, James Bond?



KAI
-Tranquila, Lara, no necesito tu ayuda. –cogí impulso con las piernas y salté hacia el conducto. Me agarré con las manos y subí del impulso, Saya estaba justo en frente de mí, así que me caí encima de ella.
-Muy bien, no podrías haberte apartado, no, ahora estamos atascados.

-“Guao, James Bond y Lara Croft haciendo manitas… Oh, Saya, tengo tu escote en primera plana”.


SAYA
-Joder…-Miré a Kai, me estaba aplastando, entre el conducto con lo estrecho que es y el otro capullo diciendo esas cosas… me iba a dar algo.
-Cierra la puta boca, Jim o te la cierro yo.- Suspiré y apoyé las manos en el metal del conducto. Me arrastré hacia atrás para poder separarme de Kai.



KAI
Me agarré al conducto de manera que Saya pudiese salir tranquila y sin tensiones, bastante teníamos ya.
-Jim, calla. –dije a la vez que Saya le mandó callar.
-“Vale, vale… Entonces buscad alguna forma de salir, yo estoy buscando los planos en los archivos, vosotros… no vayáis muy deprisa, no vaya a ser que acabéis en un sitio que no os apetezca ni ver”.
-Tranquilo, aunque veamos a ese hijo de puta cagando no nos vamos a asustar.


SAYA
Logré salir de debajo de Kai. Empecé a reptar a lo largo del conducto. Puse las cargas donde me indicaba Jim.
Llegué a una rejilla, miré a través de las rejas y vi una sala, era una especie de laboratorio. Miré a Kai y le indiqué con el dedo que guardara silencio, me moví hacia un lado para hacerle espacio y mirase por las rejillas.



KAI
Saya me hizo una señal y me acerqué al espacio que ella me había dejado. Acabamos totalmente pegados por el poco espacio que había, tuve que pasar mi brazo por encima de ella para poder caber, nos asomamos a la rejilla.


SAYA
-Parece un laboratorio.- Susurré para Kai. Jim me comunicó que pusiese otro explosivo. Miré a Kai.
-Saca de mi mochila otra carga.- Miré de reojo mi mochila y después a Kai. Me di cuenta que había muy poco espacio entre él y yo, prácticamente pegados.


KAI
Aprovechando que tenía el brazo sobre su espalda, abrí la mochila y busqué una de las cargas, al no haber casi espacio, tuve que pasar la mano por encima de su cabeza y pasársela por ahí, cuando la cogió cerré la mochila para que no se cayesen por el camino.


SAYA
Agarré la carga y me giré tumbándome boca arriba. Pegué el explosivo en el techo del conducto y destapé el detonador.
-Ya está.- Miré a Kai, le tenía justo encima, me sonrojé levemente, pero seguro que él lo notó.


KAI
Desvié la mirada cuando Saya se me quedó mirando, en esos momentos tuve el impulso de soltárselo todo, pero definitivamente no era el momento.
-Venga… -retrocedí como pude para que pudiese darse la vuelta de nuevo y seguir adelante.
-“Venga, coño, dejad de quedaros mirando cada vez que tenéis oportunidad, parecéis unos niñatos. ¡Ay! ¿Qué he hecho? ¿Qué he hecho yo?”
-“Calla, niño.” –oímos a Kara.
-Gracias…


SAYA
Me reí levemente y me giré. Seguí hacia delante hasta que Jim me dijo que frenase. Miré hacia la derecha, el conducto se dividía en dos sentidos.
-¿Derecha?- Le dije a Jim.
-Ok…- Giré a la derecha y seguí reptando seguida de Kai. Iba tan confiada que no me di cuenta de que el conducto estaba suelto, los tornillos se soltaron y sentí como el tubo se inclinaba hacia delante. Me quedé quieta.
-Mierda…- El conducto se partió haciéndonos caer al suelo. Caí encima de una mesa partiéndola en dos. Me froté la espalda con cara de dolor.



KAI
El conducto se rompió y caímos sobre una mesa partiéndola. Sacudí la cabeza y miré a mi alrededor.
-Hostia puta… -estábamos en la puta sala de reuniones, había lo mínimo veinte soldados allí.
-“No os mováis… con tranquilidad”
-Cierra la boca… -me coloqué cerca de Saya.
-Encantado de haberte conocido. –no lo dije en serio, era para confundir a los soldados, pensando ellos que estábamos perdidos, pero yo sabía que Saya tenía algo en mente.



SAYA
Me levanté y miré a los soldados que enseguida nos apuntaron con sus rifles. Respiré hondo y miré atenta. Miré a Kai de reojo.
-Idem…- Uno de los soldados se acercó dispuesto a arrebatarme las pistolas. Cuando estiró su mano hacia el cinturón, yo le agarré de la muñeca y se la retorcí propinándole una patada en el pecho, agarré su rifle y empecé a disparar a los demás soldados que reaccionaron al verme atacar a uno de sus compañeros.



KAI
Cuando Saya reaccionó el resto se puso en marcha, me di la vuelta, coloqué ambas manos ya cargadas con las pistolas a los lados del costado de Saya y disparé a los mamones que intentaban matarla. Giré la cabeza y mientras disparaba hacia ellos con una mano con la otra disparé a los que había a mi espalda.



SAYA
Se me acabó la munición del rifle, uno se acercó, di la vuelta al arma y le golpeé a mi atacante en la frente haciendo que cayese fulminado. Agarré las ametralladoras del anterior soldado y disparé intentando esquivar las balas de los enemigos.
Una bala me rozó el costado, me quejé sin dejar de disparar, agarré un cargador y cargué de nuevo una de las ametralladoras, Me agazapé en el suelo y empecé a disparar de nuevo.


KAI
Seguí disparando librándome así de unos cuantos. Me giré de nuevo, Saya se las apañaba sin mí. Disparé varias veces, cuando me quedé sin munición solté las pistolas, alcé las manos y el par de soldados que quedaban frente a mí quedaron totalmente congelados. Cogí las pistolas y las lancé hacia ellos, desquebrajándose el hielo con ellos dentro.



SAYA
Me levanté y me giré, entraron más por la puerta, seguro que habían dado la voz de alarma y no nos habíamos enterado. Miré hacia la puerta, eran seis soldados, tres se pusieron de rodillas y los otros tres detrás apuntándonos con los rifles. Miré a Kai y ambos, a la vez nos escondimos cada uno detrás de una mesa. Apoyé la espalda en la pared, la mesa me cubría de los balazos. Cargué la ametralladora y una vez que dejaron de disparar, me asomé levemente, estaban cargando de nuevo, aproveché y empecé a disparar.


KAI
Empecé a cargar una de las ametralladoras que había en el suelo mientras Saya disparaba.
-“Joder, tratad con más cariño mis gemelas…” –dijo Kara al otro lado.
-Calla. –me asomé por encima de la mesa y empecé a disparar a los que corrían hacia mí.
-“Cuidado, a Saya la están acorralando”. –miré a Saya y disparé a dos que tenía encima.


SAYA
Empezaron a acorralarme y encima ya no me quedaba munición. Tiré el arma y saqué de mi bota una navaja, empecé a rajar a todo el que de me acercaba. Kai se cargó a los que quedaban.
Le miré y me levanté. La sala estaba hecha una mierda, los focos agujereados y las paredes desquebrajadas.
-Puf…



KAI
Oímos gritos de júbilo al otro lado de los auriculares.
-“¡Ha estado genial! Repetidlo, porfa…”
-“Chicos, coged mis pistolas, anda… no las dejéis ahí…”
-Vale, tranquilidad. –me levanté y miré a Saya.
-¿Todo en orden?



SAYA
Miré a Kai y asentí.
-Todo en orden.- Tenía una rozadura en el costado pero no era para tanto.
-Vamos, terminemos con esto de una vez…- Dije agarrando mi navaja y guardándola dentro de mí bota.



KAI
Agarré las pistolas descargadas de Kara y me las guardé, pero me hice con un par de armas enemigas, no era plan de ir desarmado. Agarré la mano de Saya para ayudarla a salir de entre todos esos cadáveres, aunque tuviese que pisarlos.
Tropezó en el último “escalón” y cayó sobre mí.
-¿Estás bien? –la incorporé.


SAYA
Tropecé con uno de los cadáveres, Kai me agarró.
-Si… solo he tropezado, estoy bien.- Me agarré a sus brazos y desvié la mirada.
-Vámonos…- Me separé y caminé hacia la puerta.



KAI
La seguí.
-“Vale, tortolitos, más interrupciones de estas y desconecto, dais asco… ¡Ah! ¡Joder, Kara!”
-Cierra la puta boca, Jim… -salimos fuera de la sala y nos asomamos al pasillo.
-Parece que no hay nadie. –miré al techo, había cámaras.
-Genial… -las señalé para que Saya las viese.


SAYA
Miré las cámaras de vigilancia, se movían de un lado a otro casa diez segundos.
-Tenemos que saltearlas… uno a uno…- Le miré.
-Tenemos diez segundos, así que…


KAI
Asentí.
-Pasaré yo primero. –me coloqué en la pared de manera que la cámara en ese momento no me viese, esperé a que se girase y comencé a caminar de manera lateral lo más deprisa que pude para hacerme el recorrido de una vez. Llegué hasta un tramo ciego entre una cámara y otra y le hice una señal a Saya de que viniese.



SAYA
Kai pasó primero, esperé su señal, entonces empecé a caminar hacia él lo más pegada a la pared que pude. Me coloqué a su lado y miré atenta por si venía alguien en nuestra dirección.


KAI
Iba a doblar la esquina cuando vi que un soldado se acercaba hacia nosotros, Saya iba a avanzar, por lo que estiré el brazo para evitar que se moviese y vigilé que el civil no viniese hacia
nosotros.


SAYA
Kai me frenó evitando que avanzara, seguro que había avistado a un soldado. Estiró el brazo y su mano fue directa a uno de mis pechos. Miré su mano y después le miré a él. Carraspeé y cuando me miró alcé mis cejas. Señalé su brazo con mi mano.



KAI
Aparté la mano conteniendo la risa, ahora no podía hacer ruido, la guiñé un ojo y volví a asomarme, el soldado ya no caminaba por ese pasillo, me mordí el labio para no reírme.
-Lo siento… -susurré.



SAYA
Entrecerré los ojos y le golpeé el hombro.
-Ya hablaremos luego…- Me asomé al pasillo y miré, le adelanté, sobretodo para que sus manos no volviesen al pan.



KAI
Llevaba mucho rato, muchos días esperando la ocasión y ya no podría soportarlo más. Me mordí el labio mientras la seguía por la pared.
-Saya… -oí una llamada desde el otro lado del pasillo, un soldado venía hacia nosotros. Cogí la navaja que Saya tenía en la bota y se la lancé a la cabeza. Suspiré.
Giré la cabeza y la miré a los ojos.
-Cásate conmigo… otra vez.



SAYA
Abrí los ojos como platos y le miré.
-¿¿Qué?? ¿¿Crees que este es el mejor momento para eso??- Un soldado vino frente a mí, saqué una de las pistolas que llevaba en mi cinturón y le disparé entre ceja y ceja. Vaya momento más “intimo” para pedirme que me casase con él.
-Podrías habérmelo pedido en otro momento mejor que este.



KAI
-No, este es el mejor momento.
-“Kai, por favor, no me jodas…” –se distorsionó el sonido un momento.
-“No le escuchéis, pasad de él” –me quité el jodido auricular. Agarré a Saya de la cintura.
-Saya, cásate conmigo.


SAYA
Me agarró de la cintura, al otro lado del auricular se escuchaba a Jim pelear con Kara, me tenían la cabeza loca, y encima Kai me proponía matrimonio al borde de la muerte…
-Perfecto… este es el momento perfecto…- Miré por encima del hombro de Kai, un civil le apuntaba, agarré la nuca de Kai haciendo que se colocase a un lado y disparé. Le miré.
-Supongo que tengo que contestar ahora, ¿no?


KAI
Tragué saliva por miedo a que la respuesta fuese “no”, pero asentí ante su pregunta. No podía oír a Kara y Jim, pero sabía que estaban totalmente en silencio esperando la respuesta de Saya.


SAYA
Le agarré de la nuca y le besé presionando mis labios con los suyos con fuerza.
-¿Hace falta que te diga algo más?- Sonreí.



KAI
Kara gritó tan fuerte que oí lo que decía por el auricular de Saya.
-"¡¡Abrid el champán!! "–sonreí y la volví a besar. Por un momento pensé que me iba a rechazar y ahora estaba tan aliviado…
Me separé al poco.
-Hay trabajo que hacer…


SAYA
Asentí y le seguí.
-Kara, por tu madre, deja de gritar, me vas a dejar sorda, coño.- Caminé detrás de Kai, Por la zona donde estábamos ya no había cámaras, así que no corríamos peligro. Coloqué cargas por diferentes puntos mandados por Jim.
Sin darnos cuenta, llegamos ante la puerta de la sala principal, ahí dentro estaban Draco y James…


KAI
Miré a Saya y saqué varias cargas de mi mochila. Coloqué tres a lo largo de la puerta sonriente.
-Pollo a la barbacoa… -la miré.
-Al fin acabaremos con esos hijos de puta.



SAYA
Suspiré y me crucé de brazos.
-Eso espero…- Miré como Kai colocaba las cargas alrededor de la puerta. Cuando terminó le miré.
-Larguémonos de aquí de una vez…



KAI
Me levanté y salimos corriendo a lo largo del pasillo buscando la salida y poniendo las cargas sobrantes cada cierto tiempo. Cuando por fin divisamos la puerta, tres soldados se colocaron frente a ella, frenamos en seco.
-De puta madre… -fui a sacar las armas, pero empezaron a rodearnos en varios grupos.
-Genial…



SAYA
Perfecto… nos rodearon, solo contábamos con mis dos pistolas y con las armas de Kai y ellos estaban armados hasta los dientes. Respiré hondo y miré a los soldados. Uno par de soldados me desarmaron al igual que a Kai. Sacaron unas esposas con al intención de arrestarnos, miré al soldado de las esposas.
-Tócame y será lo último que harás en esta asquerosa vida…- El soldado retrocedió un paso.



KAI
Saya dijo eso y la dejaron tranquila, a mi me bastó con fulminarles con mi mirada de hielo, un par retrocedieron y otros se quedaron parados.
-“Tío, tened cuidado… Como muráis os juro que yo mismo os revivo para volver a mataros”.


SAYA
Joder… empezaron a cargar sus armas, iban a reventarnos a balazos como no hiciésemos nada al respecto… Miré a Kai de reojo, parecía tranquilo, miraba a los soldados y estos retrocedían intimidados...
Tan rápido como pude, agarré una carga explosiva y la detoné, se la lancé a uno de los soldados que estaba a mi lado agarrándola con miedo. Cogí a Kai de la mano y tiré de él aprovechando el aturdimiento y la confusión. Hice que Kai se tumbara en el suelo boca abajo, me tumbé a su lado cubriéndole la cabeza con mis brazos. La carga explotó llevándose por delante a los soldados y la puerta principal.


KAI
Alcé la cabeza cuando terminó la explosión, miré a Saya.
-¿Estás loca? Casi nos matas… -me levanté lo más rápido que pude y tiré de ella.
-Rápido, salgamos de aquí. –no la solté mientras corría, salimos de allí lo más deprisa posible y nos dirigimos a la nave.



JIM
-Guay… -esperé a que estuviesen lo suficientemente lejos de la base y agarré el interruptor que activaba las cargas.
-Creo que esto va a ser algo “explosivo” –sonreí y detrás de mí el resto miró atento al exterior. Me levanté y los cuatro nos asomamos a la ventana.
-Tres…
-Dos…
-Uno…
Sonreí triunfante.
-Pum. –activé el detonador y la base secreta de Draco comenzó a volar en mil pedazos, provocando una gran explosión.



SAYA
Salí corriendo junto con Kai que agarraba mi mano. La basé empezó a explotar, nos giramos y miramos hacia las explosiones, las cuales ya no nos alcanzaban. Me sequé el sudor.
-Vaya…- Dije sorprendida. Miré a Kai y sonreí. Salté sobre él gritando de alegría. Le abracé con fuerza, Draco había muerto, James era historia…



KAI
Sonreí cuando Saya saltó sobre mí y la abracé con fuerza. Al fin, después de tantos años intentándolo, habíamos logrado acabar con aquellos que habían traído la ruina al planeta. Y además eso no era lo único que me hacía feliz. Saya había cedido a casarse conmigo otra vez, después de todos los errores y todo lo malo que había hecho.
La miré y la besé contento y la abracé más fuerte, no cabía en mí de contento.



SAYA
Sonreí y le abracé aún encima de él.
-Te quiero, te quiero, te quiero, te quiero…- Le llené la cara de besos y le abracé contra mi pecho.
-¿Sabes que te quiero?



KAI
-Sé que yo te quiero más. –apreté mis labios contra los suyos agarrándola de la cintura. La bajé de mis brazos sin dejar de besarla, la agarré de la cara y bebí de ella tanto cuanto quise. Se oían gritos de júbilo por el auricular, sonreí sin dejar de besarla. Lo agarré y lo tiré al suelo.



SAYA
Sonreí y le agarré de la nuca y la cadera pegándole a mí por completo.
-Te quiero, mi amor…- Le agarré de la cara con suavidad y le volví a besar con pasión. No me importaban nada los demás, solo estar con Kai, mi vida, me aferraba a él para vivir.



KARA
Sonreí después de todos los saltos que se habían puesto a dar todos y abracé a Neo. Ya eran tres cosas buenas: Kai y Saya se casaban, es decir, nos íbamos de boda, yo misma me casaba con mi Neo, y para mejorar las cosas, esos dos mamones no volverían a molestarnos en la vida.
Besé a Neo sin dejar de abrazarle.


NEO
Abracé a Kara cogiéndola en brazos. La besé y sonreí.
-Lo hemos logrado, princesa, todo a terminado.- La volví a abrazar con fuerza. No me podía creer que toda esta pesadilla hubiese acabado. Draco se había ido al otro barrio junto con su infernal hijo, los rebeldes habíamos ganado.


JIM
Cuando detonó la explosión y dejamos de gritar de alegría me senté en una silla con las manos en la cara.
-Puf… qué alivio, por Dios. –sonreí mirando cómo lo celebraban Kara y Neo.


NEO
Miré a Jim y le di un golpe en el hombro con suavidad.
-Eres muy bueno, te lo debemos a ti, Jim.- Sonreí y le revolví el pelo.
-Todo un cerebrito.- Me reí.


JIM
Sonreí apartando su mano de mi pelo y posando después mi mano en la maraña de pelo.
-Gracias por la observación, si lo de cerebrito me habría dado por satisfecho, jefe. –le di la mano.
-Somos todos unos cracks.



NEO
Sonreí y miré a Kara. La di un beso, entonces me di cuenta de que Erika no estaba en la cocina. No había salido de su cuarto en toda la mañana, ni siquiera para ver la explosión en la base.
-Oye… ¿dónde está Erika? Hace rato que no sale del cuarto.- Miré a Jim.


JIM
Suspiré, ya se me había chafado la felicidad.
-Voy a verla. –me levanté y me encaminé hacia el cuarto de las chicas lo más deprisa que pude. Me acerqué a la puerta y llamé.
-¿Erika?



ERIKA
Estaba tumbada en la cama, escuché la puerta y después la voz de Jim. Me giré y le miré. Noté como me pesaban los párpados y no me sentía con fuerzas… debía tener una pinta horrible.
-Hola…


JIM
Pasé y me arrodillé al lado de Erika.
-Ey… -la agarré de la mano.
-Princesa, ¿qué te pasa? ¿Te encuentras mal? –posé mi mano sobre su frente.


ERIKA
Negué con la cabeza.
-No muy bien, la verdad…- Dije en un hilo de voz.
-Me encuentro débil y me arde el pecho…


JIM
Fruncí el ceño y pasé un brazo bajo su cabeza y con la mano libre la acaricié la cara con suavidad.
-Mi vida, necesitas un médico…



ERIKA
Desvié la mirada.
-Los médicos no solucionaran nada, Jim, he tratado con muchos especialistas y no han sabido hacer nada más que decir que no saben que hacer, paso de que me vea un bufón con bata blanca…- Tosí levemente.


JIM
-Pero Erika… acordamos que no te rendirías, no puedes dejar esto pasar así… al menos podrían ayudarte a… -suspiré casi desesperado.
-Algo se podrá hacer…



ERIKA
-No voy a ver a un médico, Jim, no insistas, es mi decisión.- Cerré los ojos.
-No se puede hacer nada, ya te lo dije en su momento, me estoy muriendo y no puedo hacer nada por evitarlo, es mi destino…


JIM
-¡No! –tuve que levantar la voz, odiaba cómo Erika se rendía sin ponerle remedio sabiendo que podía luchar.
-Ya basta, Erika, no quiero oírte decir eso, no vas a morirte, no voy a permitirlo, ¿es que no lo entiendes? Dices que tienes asumido que vas a morir, pues asume esto: Yo no voy a dejar que mueras. –apoyé la frente en su pecho.
-Y se acabó el sufrir en silencio, cada vez que vea que estás mal voy a ayudarte sin importarme lo que digas o hagas…



ERIKA
-Haz lo que quieras. No voy a cambiar de parecer…- No me moví, si quería lograr que Jim me odiase, tenía que hacerlo de cualquier manera, así le ahorraré sufrimiento cuando muera.



JIM
Respiré fuerte.
-Sé lo que estás intentando hacer, Erika. Intentas que me rinda yo también, pero no voy a hacerlo… -no quise que ella viese que tenía ganas de llorar por no hacerla sufrir, pero las lágrimas empezaron a delatarme.
-No voy a aceptar que te vas a morir, ¿sabes por qué? Porque eres el gran amor de mi vida y puede que seas la única persona en este mundo que logra arrancarme una sonrisa aunque todo el resto del mundo se me caiga encima… No voy a dejar que mueras porque te quiero… y si tú te vas… mi vida ya no tendrá sentido…



ERIKA
Cerré los ojos con fuerza reprimiendo las ganas de llorar. No me moví, no me sentía con fuerzas para nada… me rompía el alma ver a Jim así, pues todo lo que había dicho era el significado que tenía él en mi vida, pero no podía permitir que me viese en este estado, porque si yo estoy mal él se pondrá peor y tenía que evitarlo…


JIM
-Erika. –hice que me mirase a los ojos.
-Prométeme que vas a luchar, que lucharás por vivir… por seguir a mi lado… Por estar siempre juntos… -no podía dejar que ella se rindiese, todo mi mundo se iría con ella.


ERIKA
Le miré.
-¿Estas dispuesto a vivir con una niñata enferma a la que la quedan poco menos de un año de vida? Mira que eres iluso…- Dije aquello con toda la frialdad que pude, pero verle así me destrozaba, así que mi intento salió hecho un fiasco…


JIM
-Si esa niñata enferma eres tú… Siento decirte que te seguiré allá a donde vayas, estés enferma o sana… Si se trata de ti haré lo que sea, pero no me pidas que te olvide o te odie, jamás lo haré. –la besé en los labios lo más cálidamente que pude, necesitaba que dejase de evitarme de una vez por todas.



ERIKA
Me besó… esto no marchaba bien… tenía que hacerle daño aunque eso me causara dolor a mí también, pero no me importaba…
-Jim…- Dije agarrándole de la cara suavemente apartándole. Bajé la mirada.



JIM
-No, Erika. Sabes perfectamente que me dolerá más que te rindas a otra cosa, no voy a ceder, no esperes que te deje y que permita que te mueras, porque eso no va a pasar, nunca. –la volví a besar, no iba a permitirlo jamás, antes tendría que matarme.



ERIKA
Giré la cabeza cuando intentó besarme de nuevo.
-¿Qué tengo que hacer para que me dejes? No quiero que me ayudes, no quiero, déjame, joder, olvídame…


JIM
-No puedes hacer nada. Deja de intentarlo. –apoyé la cabeza en el colchón.
-Ya hemos tenido antes esta conversación… No voy a dejarte nunca, asume eso y no el que vayas a morir porque no va a pasar… ¿Es que no deseas vivir feliz? –no pude levantar la cabeza ni dejar que viese como salían mis lágrimas como un grifo.



ERIKA
-Sería más feliz si dejaras de intentar evitar lo que es imposible, ¿quiero ser feliz? A estas alturas ya me importa poco mi felicidad…- Me tumbé sobre mi costado y cerré los ojos, no me encontraba bien… para nada
.


JIM
-¿Es que no lo ves, Erika? Te estás cerrando completamente, y eso no es así, tienes que tener esperanza. Yo pensé que querías seguir conmigo, que querías saber qué pasó con tu padre y volver a verle si está vivo… Tienes aún muchas cosas por hacer, no puedes rendirte.



ERIKA
Me giré y le miré.
-Basta Jim, para de decirme lo que debo o no debo hacer con mi vida, he asimilado lo que me viene encima, si tú no lo respetas pues lo siento, es mi elección y no puedes hacer nada, déjame en paz, no quiero escuchar nada más.- Me volví a tumbar dándole la espalda.



JIM
Cerré los ojos y la miré. Me subí en la cama y la abracé por la cintura con fuerza, no quería soltarla.
-Te quiero demasiado como para dejarte ir.



ERIKA
No me moví, me quedé tumbada con los ojos cerrados, Jim era un cabezón y no me dejaría ni aunque le amenazase de muerte… Tendría que empezar a ser más dura si quería que se alejase de mí… pero dudaba de conseguirlo…



KAI
Saya y yo subimos a la nave después de largo rato de celebraciones los dos solos. Cuando abrimos las compuertas Kara me abrazó.
-¡Coño!



KARA
-¡Jefe! –abracé a Kai en cuanto entró por la puerta.
-¡Sois unos hachas, lo habéis conseguido! –solté a Kai, qué desagradable abrazar a un témpano de hielo… Miré a Saya y la abracé.
-Felicidades, hueso, casi has sido capaz de negarte y todo…


SAYA
Kara me abrazó, me quedé cortada cuando lo hizo.
-…ya… gracias, Kara.- Me separé sonriendo levemente.
-Me gustaría sentarme…



KARA
-Oh, claro, supongo que estaréis hechos polvo… -agarré la muleta que se me había caído al suelo y retrocedí para dejarles pasar.
-Ha sido bestial, tendríais que haberlo visto desde aquí. Ha hecho: ¡BAM! –Kai me miró de reojo.
-Sí, ahora no me mires como si estuviese loca, tendrías que haber estado aquí.



SAYA
Me senté en una silla recostándome sobre el respaldo. Suspiré agotada. Me quejé llevándome una de mis manos al costado, el cuál estaba herido por el roce de una bala.
-Uy… se me había olvidado…- Me levanté y rebusqué por el botiquín.


KAI
Agarré a Saya de los hombros cuando fue a levantarse.
-Tranquila… -la volví a sentar.
-Déjame curarte eso… -miré la herida, no era de mucha importancia, por suerte.
-No me has dicho que te habían herido… -coloqué la mano sobre la herida y la dediqué una media sonrisa.


SAYA
-No me había dado cuenta hasta ahora…- Miré su mano sobre mi costado. Di un pequeño respingo cuando sentí el hielo, la suerte es que la herida no era muy grande.
Miré a Kara, que nos observaba empanada.


KARA
Esbocé una sonrisa cuando Saya me miró y supe qué quería decir. Di la vuelta sobre las muletas y volví a la cocina con Neo, supuse que querrían intimidad.


SAYA
Sonreí y volví la mirada hacia mi costado intacto. Me bajé la camiseta y miré a Kai.
-Muchas gracias, Doctor Escarcha.- Sonreí y me levanté.



KAI
Solté un bufido seguido de una sonrisa.
-¿Doctor Escarcha? –me levanté.
-Eso es nuevo, señorita Cascada. –dije revolviéndola el pelo.


SAYA
Me coloqué el pelo.
-Quieto, Copito.- Me reí revolviéndole a él su pelo intocable.
-Voy a ser tu mujer de nuevo, así que, tendrás que acostumbrarte.



KAI
Hice una mueca cuando revolvió mi pelo.
-Será posible… -la miré con cara de enfurruñado.
-¿Y este es el precio a pagar? ¿Me despeinarás? ¿O también conlleva otro tipo de torturas?


SAYA
Me llevé uno de mis dedos a mi labio inferior pensativa.
-Tengo muchas torturas en mente, pero ahora lo único que voy a hacer es darme un baño, ya te torturaré más tarde.- Le besé el labio de abajo.
-Ñam…- Sonreí y me dirigí al baño.


KAI
Sonreí y pocos minutos después estuvimos los dos bajo las duchas besándonos y abrazándonos dejando caer el agua bajo nuestros cuerpos desnudos.
Habíamos pasado tanto tiempo separados y de nuevo, después de seis años habíamos vuelto a encontrarnos por una simple casualidad de entrar justamente en esta nave.
Desde que Saya había vuelto a aparecer en mi vida, todo había dado un nuevo giro, todo había cambiado de un modo supremo, y no sólo a mí, sino a todos.
Sentí que después de todo, lo que estábamos viviendo era sólo una especie de repetición de lo ya vivido.
Nos conocimos, tuvimos un noviazgo lleno de peleas y buenísimos recuerdos hasta que finalmente decidimos casarnos, ahora pasaba igual, sólo que en vez de conocernos, nos reencontramos. Agradecía a quién fuese el que hubiese hecho a Saya el tomar la elección de aparecer en la Quimera aquel día, quizá debía estarle agradecido a Tigre también por ello después de todas las gracias que debía darle por cuidar de Saya, ella estaba viva gracias a él.
Aunque sabía que el camino no acababa aquí, besé y acaricié a Saya aquel día como si fuese la última vez, sólo por disfrutar el uno del otro.

martes, 13 de octubre de 2009

Capitulo XLIX- VENGANZA

Es el turno de nuestros protas ponerse en marcha y hacerse notar, muahahahahaha XD



KAI
Kara había necesitado un par de semanas de baja para poder irnos. Jim nos había conseguido el alquiler de una nave por un precio bastante económico dado a que ya habíamos perdido una nave con nuestros tesoros y tecnología dentro, a parte de una gran pérdida emocional por parte de Neo. A veces los rebeldes entre nosotros éramos bastante caritativos.
Teníamos la sospecha de que habían sido los propios Draco y James los que habían hecho volar la nave, y eso, merecía una venganza.



SAYA
Kara se recuperaba poco a poco, se le daba muy mal andar con muletas, por lo que Erika y yo nos ocupábamos casi siempre de acompañarla al baño, a su cuarto o a cualquier otro sitio ya que Neo estaba algo ocupado junto con Jim y Kai en buscar la señal de James. Estaban bastante convencidos de que los autores de la destrucción de Quimera eran ellos, algo me decía que no… pero eran solo cosas mías…
Kai se había recuperado del todo y ya andaba de aquí para allá agobiado y nervioso por encontrar algún indicio de James. Neo estaba algo afligido por la pérdida de su nave, pero intentaba no sacarlo a la luz, sobre todo por Kara, que estaba llena de felicidad por la reciente proposición de Neo…
La nave que habíamos conseguido era muy pequeña comparada con Quimera, pero bueno… al menos teníamos una…
Bajé a la sala de ordenadores, allí estaban los chicos manipulando y tramando una venganza contra Draco, cuchicheaban entre ellos como viejas pellejas. Me apoyé en la puerta y les miré.
-¿Se puede saber que tramáis, marujas?



JIM
-Lo primero, buscamos a esos dos cabrones, y segundo, programamos unos explosivos para mandarlos al otro barrio, como ellos han intentado con nosotros, no sé lo que te parecerá a ti, pero estamos un poco mosqueados con eso de que hayan atentado contra nuestra vida. –tecleé en el ordenador. Era una versión más antigua y encima no tenía todas las instalaciones que yo tenía ya en la Quimera.
-Quiero mis programas… -dio error.
-Necesito una tila. –apoyé la cabeza en el teclado.



SAYA
Me acerqué y me puse detrás de Jim, le empecé a hacer un masaje en los hombros.
-No te agobies, eres muy joven para que te salga una úlcera.- Sonreí y le agarré de la cara dándole un beso en la mejilla. Sonreí y seguí masajeando.



JIM
Suspiré y volví al trabajo. No es que un masaje ahora mismo me ayudase, pero al menos intentaba calmarme. Tecleé de nuevo, Neo parecía algo distraído.
-Neo, ¿por qué no vas un rato con Kara? Me las apaño aquí con mi fisioterapeuta personal.



NEO
Miré a Jim.
-Si… será mejor que vaya a echarla una mano.- Sonreí y miré a Saya.
-Cuida del nene.- Salí de la sala de ordenadores y me dirigí al camarote de las mujeres. En esta nave solo había dos habitaciones, así que las dividimos de esa manera, las mujeres en una y los hombres en otra. Abrí la puerta y asomé la cabeza.
-Preciosa, ¿estás ahí?


JIM
-¡Vaya! Dios responde a mis plegarias. –sonreí. Erika estaba conmigo, pero prefería estar con mi niño.
-¿Ya has terminado con todo, grandullón? Pensaba que tendríais mucho que trabajar. –me incorporé en la cama, estaba incómoda con la puñetera pierna sobre un cojín.



NEO
Entré y miré a Erika.
-Ya puedes irte, yo me ocupo de la princesa de la escayola.- Sonreí y Erika obedeció.
Me acerqué a la cama y me senté a su lado.
-¿Cómo se encuentra su alteza real?


KARA
Sonreí.
-Qué tonto eres. –le enseñé el nuevo bote de pastillas que me habían encasquetado.
-Estas me mantienen sin dolor pero medio sopa, ¿no hay alguna que no tengan efectos secundarios? –dejé el bote en la mesilla.
-¿Qué vamos a hacer ahora que no podemos dormir juntitos? –pregunté apenada.



NEO
Miré el bote de pastillas.
-Lo siento, princesa, pero el medico te recetó eso, así que tendrás que apañarte con esas pastillas.- Me encogí se hombros y desvié la mirada cuando dijo lo de dormir juntos.
-Pues tendremos que acostumbrarnos, es lo que hay, peque.


KARA
-Vaya prometidos estamos hechos que ni siquiera podemos dormir juntos, esto es una birria de nave. –le besé.
-Te echo de menos, oso.



NEO
-Ya lo sé, es una mierda de nave, pero tendremos que saquear alguna nave para poder robar algo de dinero y poder pagar una nave mejor, entonces si podremos dormir juntos de nuevo.- La besé en la cabeza.
-Yo también te echo de menos, preciosa.


KARA
Desvié la mirada un momento, me estaba acordando de mi cicatriz.
-No puedo creer que hasta el hígado me haya vuelto a fallar, ni siquiera era el mío, estoy hecha una puñetera mierda, como me ocurra algo más me voy a una residencia de ancianos, a ver si me cuidan como a una viejecita.


NEO
Me reí y la abracé contra mi pecho.
-No exageres, mujer, yo cuidaré de ti, mi amor.- La besé por el cuello haciéndola cosquillas.
-Una viejecita, dice, estás más buena que el pan con chorizo.


KARA
Me reí.
-Oh, con que más buena que el pan con chorizo. Menudo piropo. –volví a reírme.
-Voy a perderme toda la diversión con esta pata chula, ya me contarás lo que se cuece por aquí. –le besé en la nariz.
-Mi niño…


NEO
Sonreí y la recosté sobre mi pecho, la acaricié el pelo.
-Bueno, ahora no tengo que hacer nada, así que me quedaré aquí contigo, puedes hacerme lo que quieras.- La guiñé un ojo.


KARA
Sonreí, le cogí de la nuca y le besé recostándole sobre mí en la cama.



JIM
Por fin había conseguido hallar los datos de James y le había localizado.
-¡¡Sí!! I’m the best! –hice una especie de baile con los brazos.
-Está en… aquí. –señalé el punto en el mapa.


SAYA
Miré el mapa cuando Jim señaló el punto de James.
-¿Les has encontrado?- Miré a Jim y después a Kai.
-¿Qué hacemos ahora? Iremos a por él, ¿no?



KAI
-Por supuesto. Esos hijos de puta van a saber lo que es perderlo todo. –respiré hondo y miré a Saya.
-Tú tranquila, va a ser tarea fácil con un par de estos. –le enseñé un explosivo preparado por Jim, menudo manitas.



SAYA
Miré a Kai y después los explosivos.
-Iré contigo, te ayudaré a colocarlos y ni se te ocurra negarte.- Dije agarrando un explosivo.
-Muy bien caballeros, que empiecen los fuegos artificiales.


KAI
-No tan deprisa, nena. –agarré el explosivo.
-No están del todo listos, además de que estamos lo menos a tres días de la base, no te aceleres. –esbocé media sonrisa y salí de la nueva sala de ordenadores, que sólo constaba con uno.



SAYA
-Muy bien, ¿y a que esperamos?- Miré a Jim y salí de la sala detrás de Kai.
-¿Sólo hay que colocar los explosivos?- Le pregunté a Kai.


KAI
-Sí, más tarde hacerlos detonar, pero de ese modo… sí, sólo hay que colocarlos, contigo y conmigo somos más que suficientes para ello. Aunque preferiría que me acompañase otro, pero… No voy a discutir contigo.



SAYA
Puse los ojos en blanco y le di un toque en el abdomen con el reverso de mi mano.
-Hombres… siempre con su sentido de la protección.- Suspiré y me crucé de brazos.
-No soy tan frágil como crees, súperman.


KAI
-Ya sabes que estoy harto de perderte, Saya, yo sólo quiero mantenerte a salvo, pero te empeñas en decir que soy un machista. –me encogí de hombros.
-Eres muy poco agradecida. –metí las manos en mis bolsillos y la di un pico mientras me marchaba.



SAYA
Refunfuñé cuando me dio el pico.
-Y tú un pesado.- Le pellizqué el culo cuando pasó por mi lado.
-Estos hombres…



KAI
La miré de reojo y la di en el culo.
-A ver qué hacemos con los culos ajenos. –sonreí.
-Y no soy un pesado, soy un hombre que protege el culo de su chica. –le saqué la lengua y me fui en busca de la sala de mandos, que era mucho más pequeña que la anterior.



SAYA
-Ya claro…- Me fui a la pequeña cubierta que había en la parte trasera de la nave.



JIM
Estaba configurando el nuevo ordenador con Erika a mi lado.
-Esto es un rollo después de haberlo hecho más veces, ¿sabes? Cuéntame algo de interés. –otro error, di un golpe en una tecla.
-Mierda. –la miré.
-Perdona… cuenta.



ERIKA
Pegué un respingo cuando golpeó la tecla. Miré a Jim.
-No tengo nada que contarte.- Me crucé de piernas y de brazos mirando el suelo.



JIM
Tiré de su silla y la pegué a la mía.
-Nena… -la besé en la mejilla.
-Tengo una cosita para ti. –saqué de mi bolsillo un amuleto de cuarzo rosado con forma de corazón.
-Es la piedra del amor, para que duremos juntos mucho tiempo. -la besé en la mejilla de nuevo.
-Felicidades.



ERIKA
Miré la piedra y sonreí.
-Gracias, es muy bonita.- Le miré.
-¿Qué celebramos?- Le pregunté extrañada, tenía una memoria pésima para las fechas.



JIM
-Ohm, bueno… hoy hacemos dos meses juntos, pero no te preocupes, son formalidades tontas. –sonreí y volví a mi trabajo, Erika no parecía muy entusiasmada con ello así que la dejé tranquila.


ERIKA
¿Dos meses? Pues si que pasaba el tiempo. Suspire y miré a Jim, me acerqué y le besé en la mejilla.
-Felicidades.- Me levanté.
-Ahora vengo…- Salí de la sala de ordenadores y fui al baño, no me encontraba muy bien, tenía algo de calor y estaba fatigada.


JIM
La miré mientras se marchaba.
-Erika… -me levanté, parecía fatigada.
-Espera, Erika. –la seguí hasta el baño, ya empezaba de nuevo con los ataques…
-¿Estás bien? ¿Te traigo las pastillas?


ERIKA
Jim me siguió, no me gustaba nada que me viese en este estado.
-Jim… vuelve a lo tuyo, estoy bien…- Entré en el baño.
-Por favor te lo pido… quiero estar sola.- Empecé a toser, no violentamente, pero notaba como me ardía el pecho.


JIM
Me llevé la mano a la frente.
-Erika, no puedes hacer esto tú sola… -di una patada a la puerta y me fui, como la pasase algo malo iba a ser yo la que la remataría.



ERIKA
Cerré la puerta y me acerqué al lavabo, empecé a toser cada vez con más violencia. Escupí en el lavabo, como me esperaba, sangre. Respiré hondo sentándome en el suelo. Me eché el pelo hacia atrás sudando. Apoyé la cabeza en mis rodillas tosiendo de nuevo, intente frenar respirando hondo, pero mi pecho ardía como una tea.
Me quedaría allí hasta que me calmase, seguro que Jim estaría cabreado, pero no iba a dejar que me viese de esta manera…



JIM
Fui a la sala de ordenadores de nuevo con los ojos llenos de lágrimas de la impotencia por no poder hacer nada por ella y por su maldita cabezonería con no querer ayuda, como lo odiaba.
Me senté frente al ordenador secándome las lágrimas y mandé los archivos al GPS. Me levanté y fui hacia el puesto de mandos para programar yo mismo la ruta, entre las fronteras de los países principales.



DRACO
Paseaba por la sala principal de la base… principal, también. Tenía frente a mí a mis dos hijos, tan diferentes, y cada vez me había arrepentido más de haberlos creado. Suspiré mirando a James.
-Me estás decepcionando mucho, James. No has hecho nada a derechas desde que te mandé aniquilar al rey del hielo, no sé qué pretendes que haga contigo, dame alguna razón para no implantarte un castigo duro.



JAMES
Escuchaba al idiota de mi padre echarme la bronca, claro… al menos yo hacía las cosas, aún que al final me saliesen mal, ¿pero él que coño hacía? Nada… siempre era yo el que hacía el puto trabajo sucio.
Le miré cruzándome de brazos. Suspiré.
-Hago lo que puedo… padre…- Dije secamente, más de una vez me he llevado un guantazo por hablarle en ese tono, pero ya me daba igual, le faltaba a respeto igualmente…


DRACO
Le miré con el ceño fruncido.
-Aquí el único que ha hecho algo a derechas es tu hermano, él nunca me falla. –miré a Dark, que sonreía triunfante al lado de su hermano.
-Creo que mereces una recompensa por haber matado a esos infieles, ¿qué es lo que deseas?



DARK
Que panda de idiotas, pero entretenidos. Contemplaba sin decir nada, Draco le echaba una buena bronca al criajo de James, no tenía ni idea de porque Draco le había puesto al mando en vez de a mí… pero bueno, ellos sabían lo que hacían.
Miré a Draco sin moverme, sonreí malévolo cuando me preguntó.
-Sois generoso, padre, pero me temo que ya llevo suficiente con a ver visto volar por los aires la lata de esos rebeldes, a estas horas estarán criando malvas.- Me reí levemente.


ALEERA
Entré en la sala principal, mi señor estaba allí reunido con sus dos hijos. Sonreí y me acerqué a mi señor.
-No pierda la calma con James, mi señor, solo es un niño.- Sonreí mostrando mis afilados colmillos mirándole con mis ojos azules brillando.
-Déjemelo a mí, yo haré lo que deseé.



DRACO
Sonreí cuando Aleera entró en la sala.
-Mi querida Aleera… -la cogí de la mano para acercarla.
-Tan hermosa como siempre… -sonreí.
-Tranquila, ya está todo arreglado, Dark ha terminado por fin con esos rebeldes que tanta lata me daban.



ALEERA
Me quejé sin abrir la boca.
-Que pena, me hubiera gustado juguetear un poco con el reycito del hielo.- Me reí juguetona y melodiosamente. Miré a Dark y sonreí.
-Tendrás que recompensarme por la perdida, ¿no crees?



DARK
Sonreí malévolo y la miré de arriba abajo.
-Es una pena, pero tengo otras cosas que hacer, si me disculpáis…- Me acerqué a la puerta.
-Ohm, otra cosa… padre…- Saqué de debajo de mi gabardina negra el tesoro del Rayo.
-Aquí tiene, lo que deseaba.- Se lo entregué a Draco.



DRACO
-Tú si que eres un buen hijo… -cogí el tesoro triunfante y le di un golpe en el hombro.
-Mereces un gran premio. Ve a ver… a Verona. –sonreí. De las tres “vampiresas” que teníamos Verona era la que más reservaba para mí pues era mi favorita, pero Dark lo había hecho especialmente bien.
-Dila que yo te lo he dicho. –miré a James.
-Aleera, ¿qué debo hacer con este energúmeno?


ALEERA
Miré a James y después a Draco.
-Déjemelo a mí, yo sabré lo que hacer con él.- Me reí y me acerqué a James.
-Has ofendido a mi señor y le has defraudado, ya sabes lo que te toca.- Le agarré de la nuca haciendo que echara la cabeza hacia atrás, abrí la boca y le clavé los colmillos atravesando su suave piel de niño perforando las venas hasta llegar a su riego sanguíneo. Succioné sin depositar veneno en sus arterias, tampoco quería matarle, pero le dejaría algo débil. Seguí bebiendo hasta que noté que su corazón palpitaba con suavidad. Separé mi rostro de su cuello y le dejé caer al suelo sin fuerzas. Me relamí los labios limpiándome los restos de sangre.



JAMES
Aleera se acercó a mí, sabía muy bien lo que venía ahora… no me gustaba nada.
-No… Aleera… no lo hagas…- Me agarró de la nuca y me mordió clavándome los colmillos. Sentí como succionaba mi sangre. Empecé a notar frío, y la vista se me nublaba y mi respiración se volvió entrecortada. Cuando me soltó, mis fuerzas me abandonaron, me dejé caer al suelo y miré a mí padre.
-Das asco, no triunfarás, al final te mataran y yo disfrutaré viendo como te aniquilan…- Escupí las palabras con desprecio y odio.


DRACO
Fruncí el ceño y le propiné una patada en la boca, haciéndole sangrar.
-Eres un inútil, un impertinente, un arrogante… -le volví a dar- Y un creído. Te mandaré a las mazmorras, maldito crío.



JAMES
Me golpeó en la boca, me quedé en el suelo sangrando, tanto por la boca como por el cuello. Intenté levantarme, pero no podía, me quedaría allí hasta que viniesen a buscarme para llevarme a las mazmorras. Me sentía tan…impotente… tenía ganas de gritar y de matarle con mis propias manos… pero sabía muy bien que acabaría en la tumba, junto con ese idiota del rey del hielo.



KAI
Faltaban dos días para llegar desde que Neo despegó la nave, pasaríamos cerca de la brecha entre los países principales, en el Bosque Sagrado. Maldito mamonazo, no tenía respeto por la poca naturaleza que quedaba en este maldito planeta, aunque seguramente la base fuese subterránea.
Me encontraba junto a Saya en la cubierta, donde no cabía ni un alfiler.
-¿Crees que pasara algo o saldremos ilesos? Lo pregunto por eso de que tienes sueños premonitorios y todo eso…



SAYA
Le miré de reojo.
-Y yo que sé, además, no son sueños premonitorios, solo son… sueños. Es verdad que hubo dos veces en las que mis sueños resultaron ser visiones del futuro… Pero… hace mucho que no tengo ninguno…- Suspiré y miré hacia el frente.
-Creo que saldremos ilesos, sino, moriremos en el intento…


KAI
-Oh, qué bonito, moriremos juntos. –la agarré de los hombros y la besé en la cabeza.
-Se te ve decaída, con esta noche tan bonita que hace… -señalé una estrella.
-Y además, se ve tu estrella. –sonreí.



SAYA
Sonreí y miré la estrella.
-Lo único que te falta es cantar.- Me reí y le miré.
-Déjalo, ni se te ocurra, te veo capaz de hacerlo y paso de que se ponga a llover.- Sonreí y miré de nuevo al frente.



KAI
La di un codazo quejándome.
-Mami, que no me haces caso… ¿No me vas a dar un besito hoy? Que me tienes a dos velas, Saya… -me señalé el labio.



SAYA
Me di la vuelta para poder mirarle.
-Te tengo a dos velas porque esta mierda de nave solo tiene dos habitaciones y resulta que están separadas por mujeres y hombres, así que…- Me encogí de hombros. Sonreí y le agarré de la camisa acercándole a mí. Le rocé los labios con los míos.
-Que tontito estás.- Sonreí y le besé.



KAI
-Déjame. –la besé agarrándola de la cara.
-Me tienes a dos velas porque quieres torturarme, malvada. –la volví a besar. La acorralé contra la barandilla de la cubierta, que era más fina e inestable que la de la Quimera.



SAYA
Me agarré a la barandilla cuando me acorraló.
-Kai… como sigas así harás que me caiga…- No paraba de besarme y eso hacía que perdiera la atención en lo que había tras mi espalda… el vacío.


KAI
Seguí besándola apoyando las manos en la barandilla. Oí como una de las cuerdas que componía la barandilla se soltó y Saya se cayó hacia atrás. La agarré de la mano en el aire y se quedó colgando.
-Ups… perdón. –tiré de ella, no calculé bien y cayó sobre mí.
Me reí.
-Me he dejado llevar un poco. –miré la barandilla.
-Qué poca resistencia, coño.


SAYA
Mi corazón iba a mil, Kai me agarró de la mano y empezó a reírse. Le miré aún asustada, me levanté sin decir nada sintiendo el corazón en mi garganta.
-Tu… estás… ¿¡eres idiota o que te pasa!?- Le empujé.
-Si, veo que si lo eres, imbécil de mierda…- Volví dentro de la nave aún con el corazón desbocado. Casi me caigo por la borda y encima el tío se cachondea…


KAI
-Sa-Saya… -me levanté.
-Venga, Saya, no te enfades, joder. –la seguí.
-Venga, lo siento, no pensé que te habías asustado así, no te iba a dejar caer… -me puse delante de ella.
-Eh, tranquila…


SAYA
-¿Tranquila? ¿¿Cómo coño quieres que esté tranquila después de haber estado colgando a casi un kilómetro del suelo?? Hay bromas que se aguantan, Kai, pero otras que son de mal gusto y esta no es que sea de las que hacen gracia, tal vez a ti si, te lo pasas de puta madre pero yo me he acojonado, no sé como lo verás tú…- Le esquivé y seguí andando por el pasillo.


KAI
-Saya, Saya. –la seguí y volví a colocarme delante.
-Escucha, lo primero: no ha sido una broma ni mucho menos, yo no he podido saber que la barandilla se iba a romper, y segundo: no he disfrutado con ello, simplemente quería aliviar la tensión y por nada del mundo te habría dejado caer, tonta… -la cogí de la cabeza y la abracé contra mi pecho.
-Venga, ya está, estás bien…


SAYA
Me abrazó, yo sentía como me temblaban las piernas. Me separé de el sin brusquedad.
-… me voy a dormir ya, es tarde…- No le miré, seguí por el pasillos hasta encontrar la puerta del cuarto.



KAI
-Saya… -puse los ojos en blanco y la seguí, la agarré de la muñeca.
-Vamos, Saya… -la acaricié la cara.
-No te puedes enfadar conmigo, no te iba a soltar ni quería asustarte… -la cogí de la barbilla porque no me miraba.
-¿Crees que sería capaz de hacer algo así?



SAYA
Hizo que le mirase, suspiré y desvié la mirada.
-No… supongo que no eres capaz…- Respiré hondo para relajarme después del susto que me había llevado. Le miré seria.
-No vuelvas a acercarte a mi cuando estemos en la cubierta, ni de coña… sino, serás tú el que quede colgando de la borda.



KAI

-Descuida. –la solté y me fui por el pasillo. Había dicho “supongo”. En fin, qué poca confianza tenía en mí si pensaba que iba a dejarla morir.
Fui hacia mi nuevo cuarto, el cual debía compartir con Neo y Jim, y no me hacía ninguna gracia.
Abrí la puerta y cerré echándome sobre una cama.



SAYA
Había ido a pillarme algo de cenar cuando salí a la cubierta y divisé un gran agujero en la barandilla. Miré a todas partes.
-Lo que me faltaba. –me acerqué y vi una de las cuerdas rotas.
-Genial, menuda chufa, así de barato me ha salido, cualquiera se mata. –me agaché y agarré la cuerda para intentar arreglarla.



ERIKA
Perece que estaba más calmada, el pecho ya no me ardía tanto como antes, pero aún así, sentía un pequeño ardor. Me notaba cansada y lo único que quería ahora es ir a descansar…
Fui a buscar a Jim, que seguro estaba molesto por no haberle dejado entrar conmigo al baño, pero no lo entendía, nunca entendería lo que me pasaba, era muy complicado para él.
Le encontré en la cubierta arreglando la barandilla, si a eso se le puede llamar barandilla…
-Jim… me voy a dormir ya… que descanses…



JIM
Seguía algo molesto con el comportamiento de Erika, pero no podía culparla, ya me lo había explicado y comprendía que no quisiese que entrara a ayudarla, pero no lo respetaba.
Aún así no se merecía que la respondiese con malas palabras.
-Vale, que descanses, princesa. –no me giré para que no notase que aún estaba mosqueado, y seguí a lo mío.


ERIKA
Le miré y asentí.
-Bueno… hasta mañana…- Me acerqué y le di un beso en la mejilla, acto seguido me alejé y volví dentro de la nave dirigiéndome al cuarto de las chicas.


JIM
Seguí arreglando el estropicio, no me apetecía irme a dormir, después de ser la tercera noche en dormir en esa nave aún no estaba acostumbrado y no me gustaba dormir en una cama vacía, por lo que me costaba lo mío dormirme.
No tardé mucho en terminar, así que me apoyé sobre mis manos y me quedé mirando la noche.


NEO
Estaba en el cuarto de las mujeres aún con Kara, ella no quería que me fuese y a mí no me apetecía marcharme. La cama era algo pequeña para los dos, así que, agarré una cama solitaria al fondo de la habitación y la arrimé a la de Kara, até las patas para evitar que se separasen y nos diésemos un mal golpe alguno de los dos. Sonreí y me tumbé en la cama que había arrimado. Kara tenía que dormir boca arriba, así que, me coloqué de manera que mi pecho fuese su almohada. La di besitos en la cara y por el cuello acariciándola su larga melena morena. Esa noche iba a dormir como un bendito.



KARA
Poco me faltaba para dormirme con todas las comodidades que me daba aquí el señor Neo. Y pensar que iba a ser su mujer… y le iba a tener para mí solita… Me dio un escalofrío y sonreí abrazándome a su enorme brazo de oso.
No paraba de darme besos, y eso era lo que más me gustaba y lo que me hacía apartarme de la cruda realidad en esos momentos. Cada vez que estaba con él a solas se me olvidaban todos los males.



ERIKA
Entré en el cuarto, Kara estaba allí junto con Neo… ¿Neo?
Le miré y después a la puerta por donde había venido.
-¿Me he equivocado de cuarto?-Miré a Neo.
-¿Qué haces tú aquí? No es que me importe, pero… bah… paso…- Me quité el pantalón quedándome en bragas, no me importaba que me viese Neo, es más, ni me vio, estaba muy ocupado dándole a Kara su ración de cariñitos. Me acerqué a mi cama, que estaba al lado de la de Saya, me extrañaba verla ya en su cama dormida… Me encogí de hombros y me acosté.


KAI
Estaba sentado sobre mi cama, con la habitación desierta. Saya se había cogido un buen rebote, y con razón… No me había dado cuenta de lo mal que lo había pasado. Sólo quise aliviar la tensión del susto, pero me salió por la culata, yo no valgo para eso.
De todas formas, esa valla era peligrosa y había que hacer algo con ella.
Me levanté colocándome el pantalón cuando Jim entró con cara de malos humos y se tiró sobre la cama sin decir nada. Salí de la habitación y cerré la puerta. No estaba aún acostumbrado a esta nave por lo que me costó un poco encontrar la bodega, donde pude encontrar la caja de herramientas de Jim y unas tablas de plástico traslúcidas. Qué raro que hubiese cosas de esas en una nave, pero me vinieron de perlas.
Cogí todo y subí a la cubierta. Eché un vistazo a donde había pasado el accidente, que Jim ya se había encargado de arreglar. Coloqué las placas sobre el suelo menos una y me dispuse a colocarlas a lo largo de la estúpida barandilla.


NEO
Me levanté temprano, había dormido de puta madre junto a mi niña que aún seguí dormidita como un ángel. Sonreí y la besé en la frente. Me levanté con cuidado para no despertarla y me puse la camiseta. Salí de la habitación y cerré la puerta despacio.
Fui al puesto de mandos y miré el GPS, la basé de Draco estaba justo debajo de la nave, así que, busqué un lugar escondido para poder aterrizar la nave. No me resultó muy difícil. Encontré un pequeño descampado desierto en medio del bosque, así que, aterricé. Esta nave, a aparte de ser más pequeña, era más ligera, no tardé ni cinco minutos en posar la nave sobre el suelo.
Me levanté y fui a la cocina a prepararme un café.


JIM
Noté que aterrizábamos, así que me levanté a toda prisa, ya habíamos llegado y tenía que poner a punto el equipo que se llevarían Kai y Saya para hacer reventar la base. Por fin nos cargaríamos a esos cabrones.
Bajé a la sala del ordenador y cogí un par de cámaras-auriculares, cables para dar y tomar, un portátil y micrófonos y me fui a la cocina, que era el jodido sitio más espacioso de la puñetera nave. Coloqué todo sobre la mesa mientras Neo me miraba. Tenía una taza de café en la mano.
-Gracias. –cogí la taza y pegué un trago mientras colocaba todo.


NEO
Jim entró en la cocina con un montón de cacharros. Le miré mientras colocaba los cables, iba a pegar un trago a mi taza de cfñé cuando el niñito me la arrebató de las manos.
-… de nada…- Me encogí de hombros y agarré otra taza, la llené de café y me aseguré de que nadie más me la iba a quitar, pero no fue así, Saya bajó y me la quitó de la mano dándome las gracias.
-… pero… joder…



SAYA
Me levanté poco después que Neo. Sentí como aterrizaba esta lata de atún, así que, me levanté y bajé a la cocina, tenía trabajo que hacer…
Cuando entré en la cocina, Neo tenía una taza de café en la mano, se la quité y bebí.
-Gracias, Neo.- Me senté en una silla al lado de Jim.
-¿Cómo va todo, cerebrito?- Dije cariñosamente.



JIM
-Pues… por aquí bien, pero deberías buscar a Kai, anoche salió de la habitación cuando yo fui a acostarme y esta mañana no estaba en la cama, así que no sé donde andará, y tengo que explicaros como funciona esto. –cogí una de las cámaras y se la enseñé, después volví al ordenador.


SAYA
Desvié la mirada hacia mi taza.
-Está bien…- Me levanté sin muchas ganas, Kai estaría picado por lo que sucedió anoche y no tenía ganas de verle la cara.
-Ahora vuelvo…- Salí de la cocina y fui a buscar a Kai. No estaba en el cuarto, ni en el baño, ni en la bodega, así que fui a mirar a la cubierta, aunque ya no me daba confianza esa puñetera barandilla.


KAI
Me había llevado toda la noche colocar la nueva valla, pero ya estaba acabada, por suerte. No era una obra maestra, pero mejor eso que lo que había antes. Me alejé un poco para ver cómo había quedado. Definitivamente, se notaba que nunca había tocado un martillo, suspiré.
Me giré, Saya acababa de llegar, desvié la mirada.
-Esto… Saya, quería pedirte perdón de nuevo… no hago más que cagarla y anoche no fue un acto precisamente bueno para arreglarlo… -bajé la mirada. Si pretendía proponerla lo que tenía en mente de esa manera no iba bien encaminado.



SAYA
Miré la barandilla, había colocado placas de plástico para asegurarla. Suspiré y le miré.
-No estoy cabreada, Kai, solo fue la reacción que me creo el susto. Ya te dije que no te veo capaz de dejarme caer, pero te lo avisé y no me hiciste caso, te dije que la barandilla estaba hecha una mierda, pero…- Me encogí de hombros.
-Jim quiere vernos…- Me di la vuelta en dirección a la cocina.


KAI
No alcé la mirada, parecía un iluso y un estúpido, siempre cagándola y ella siempre perdonándome, esto iba de mal en peor y no sabía solucionarlo. Antes era distinto, aunque la cagase yo ella siempre era la que venía a perdonarme. Ahora aunque fuese yo a pedirle perdón era peor…
Suspiré y entré para irme a la cocina, donde nos esperaba Jim.


JIM
Estaba terminando de instalar los datos en el portátil cuando llegó Kai.
-Oh, bien, ya estáis aquí. –giré el ordenador para que lo viesen y cogí una de las cámaras, enfoqué a Neo y la imagen salió en el ordenador.
-Como veis, este es el feo de Neo, se ve a través de la camarita que va con este auricular… -dije señalándolo- acoplado a la oreja. Debéis intentar no tapar el objetivo de la cámara o no se verá una mierda. –saqué unos cinturones de mi bolsa.
-Estos cinturones llevan acopladas también unas cámaras en la parte trasera para ver lo que se os viene por la espalda. Estaremos en contacto en todo momento. –cogí mis auriculares y se los enseñé. Después señalé dos mochilas colocadas al fondo de la cocina.
-Eso lleva explosivos como para volar un aeropuerto. –saqué las pistolas que le había cogido prestadas a Kara más otras dos con las que me había hecho.
-Y esto para defenderos de los malos. –las dejé sobre la mesa.



SAYA
Me quedé algo pillada, joder con el crío. Miré las cámaras y las pistolas.
-Pues nada, a lo hecho pecho.- Agarré el cinturón y me lo coloqué alrededor de la cadera encima del pantalón. Agarré las dos pistolas y las cargué colocándomelas una a cada lado del cinturón. Miré el auricular con la cámara, me agarré el pelo en una coleta alta y me coloqué la camarita en la oreja y la mochila a la espalda.
-Pues ala…



NEO
Miré el equipo y como se lo ponía Saya.
-Resultado final: Lara Croft.- Me eché a reír.
-¿Quieres unas gafas de sol o algo?- Me llevé la taza de café a la boca.



KAI
Al mismo tiempo que Saya, me fui colocando las cosas. No me hacía mucha gracia tener que llevarme pistolas, pero en estos casos mejor eso que una espada. Miré un par de veces a Saya de reojo, pero ella parecía que ni se percataba de que estaba allí.
Me hice con las pistolas y miré a Saya.
-Vámonos.