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martes, 13 de octubre de 2009

Capitulo XLIX- VENGANZA

Es el turno de nuestros protas ponerse en marcha y hacerse notar, muahahahahaha XD



KAI
Kara había necesitado un par de semanas de baja para poder irnos. Jim nos había conseguido el alquiler de una nave por un precio bastante económico dado a que ya habíamos perdido una nave con nuestros tesoros y tecnología dentro, a parte de una gran pérdida emocional por parte de Neo. A veces los rebeldes entre nosotros éramos bastante caritativos.
Teníamos la sospecha de que habían sido los propios Draco y James los que habían hecho volar la nave, y eso, merecía una venganza.



SAYA
Kara se recuperaba poco a poco, se le daba muy mal andar con muletas, por lo que Erika y yo nos ocupábamos casi siempre de acompañarla al baño, a su cuarto o a cualquier otro sitio ya que Neo estaba algo ocupado junto con Jim y Kai en buscar la señal de James. Estaban bastante convencidos de que los autores de la destrucción de Quimera eran ellos, algo me decía que no… pero eran solo cosas mías…
Kai se había recuperado del todo y ya andaba de aquí para allá agobiado y nervioso por encontrar algún indicio de James. Neo estaba algo afligido por la pérdida de su nave, pero intentaba no sacarlo a la luz, sobre todo por Kara, que estaba llena de felicidad por la reciente proposición de Neo…
La nave que habíamos conseguido era muy pequeña comparada con Quimera, pero bueno… al menos teníamos una…
Bajé a la sala de ordenadores, allí estaban los chicos manipulando y tramando una venganza contra Draco, cuchicheaban entre ellos como viejas pellejas. Me apoyé en la puerta y les miré.
-¿Se puede saber que tramáis, marujas?



JIM
-Lo primero, buscamos a esos dos cabrones, y segundo, programamos unos explosivos para mandarlos al otro barrio, como ellos han intentado con nosotros, no sé lo que te parecerá a ti, pero estamos un poco mosqueados con eso de que hayan atentado contra nuestra vida. –tecleé en el ordenador. Era una versión más antigua y encima no tenía todas las instalaciones que yo tenía ya en la Quimera.
-Quiero mis programas… -dio error.
-Necesito una tila. –apoyé la cabeza en el teclado.



SAYA
Me acerqué y me puse detrás de Jim, le empecé a hacer un masaje en los hombros.
-No te agobies, eres muy joven para que te salga una úlcera.- Sonreí y le agarré de la cara dándole un beso en la mejilla. Sonreí y seguí masajeando.



JIM
Suspiré y volví al trabajo. No es que un masaje ahora mismo me ayudase, pero al menos intentaba calmarme. Tecleé de nuevo, Neo parecía algo distraído.
-Neo, ¿por qué no vas un rato con Kara? Me las apaño aquí con mi fisioterapeuta personal.



NEO
Miré a Jim.
-Si… será mejor que vaya a echarla una mano.- Sonreí y miré a Saya.
-Cuida del nene.- Salí de la sala de ordenadores y me dirigí al camarote de las mujeres. En esta nave solo había dos habitaciones, así que las dividimos de esa manera, las mujeres en una y los hombres en otra. Abrí la puerta y asomé la cabeza.
-Preciosa, ¿estás ahí?


JIM
-¡Vaya! Dios responde a mis plegarias. –sonreí. Erika estaba conmigo, pero prefería estar con mi niño.
-¿Ya has terminado con todo, grandullón? Pensaba que tendríais mucho que trabajar. –me incorporé en la cama, estaba incómoda con la puñetera pierna sobre un cojín.



NEO
Entré y miré a Erika.
-Ya puedes irte, yo me ocupo de la princesa de la escayola.- Sonreí y Erika obedeció.
Me acerqué a la cama y me senté a su lado.
-¿Cómo se encuentra su alteza real?


KARA
Sonreí.
-Qué tonto eres. –le enseñé el nuevo bote de pastillas que me habían encasquetado.
-Estas me mantienen sin dolor pero medio sopa, ¿no hay alguna que no tengan efectos secundarios? –dejé el bote en la mesilla.
-¿Qué vamos a hacer ahora que no podemos dormir juntitos? –pregunté apenada.



NEO
Miré el bote de pastillas.
-Lo siento, princesa, pero el medico te recetó eso, así que tendrás que apañarte con esas pastillas.- Me encogí se hombros y desvié la mirada cuando dijo lo de dormir juntos.
-Pues tendremos que acostumbrarnos, es lo que hay, peque.


KARA
-Vaya prometidos estamos hechos que ni siquiera podemos dormir juntos, esto es una birria de nave. –le besé.
-Te echo de menos, oso.



NEO
-Ya lo sé, es una mierda de nave, pero tendremos que saquear alguna nave para poder robar algo de dinero y poder pagar una nave mejor, entonces si podremos dormir juntos de nuevo.- La besé en la cabeza.
-Yo también te echo de menos, preciosa.


KARA
Desvié la mirada un momento, me estaba acordando de mi cicatriz.
-No puedo creer que hasta el hígado me haya vuelto a fallar, ni siquiera era el mío, estoy hecha una puñetera mierda, como me ocurra algo más me voy a una residencia de ancianos, a ver si me cuidan como a una viejecita.


NEO
Me reí y la abracé contra mi pecho.
-No exageres, mujer, yo cuidaré de ti, mi amor.- La besé por el cuello haciéndola cosquillas.
-Una viejecita, dice, estás más buena que el pan con chorizo.


KARA
Me reí.
-Oh, con que más buena que el pan con chorizo. Menudo piropo. –volví a reírme.
-Voy a perderme toda la diversión con esta pata chula, ya me contarás lo que se cuece por aquí. –le besé en la nariz.
-Mi niño…


NEO
Sonreí y la recosté sobre mi pecho, la acaricié el pelo.
-Bueno, ahora no tengo que hacer nada, así que me quedaré aquí contigo, puedes hacerme lo que quieras.- La guiñé un ojo.


KARA
Sonreí, le cogí de la nuca y le besé recostándole sobre mí en la cama.



JIM
Por fin había conseguido hallar los datos de James y le había localizado.
-¡¡Sí!! I’m the best! –hice una especie de baile con los brazos.
-Está en… aquí. –señalé el punto en el mapa.


SAYA
Miré el mapa cuando Jim señaló el punto de James.
-¿Les has encontrado?- Miré a Jim y después a Kai.
-¿Qué hacemos ahora? Iremos a por él, ¿no?



KAI
-Por supuesto. Esos hijos de puta van a saber lo que es perderlo todo. –respiré hondo y miré a Saya.
-Tú tranquila, va a ser tarea fácil con un par de estos. –le enseñé un explosivo preparado por Jim, menudo manitas.



SAYA
Miré a Kai y después los explosivos.
-Iré contigo, te ayudaré a colocarlos y ni se te ocurra negarte.- Dije agarrando un explosivo.
-Muy bien caballeros, que empiecen los fuegos artificiales.


KAI
-No tan deprisa, nena. –agarré el explosivo.
-No están del todo listos, además de que estamos lo menos a tres días de la base, no te aceleres. –esbocé media sonrisa y salí de la nueva sala de ordenadores, que sólo constaba con uno.



SAYA
-Muy bien, ¿y a que esperamos?- Miré a Jim y salí de la sala detrás de Kai.
-¿Sólo hay que colocar los explosivos?- Le pregunté a Kai.


KAI
-Sí, más tarde hacerlos detonar, pero de ese modo… sí, sólo hay que colocarlos, contigo y conmigo somos más que suficientes para ello. Aunque preferiría que me acompañase otro, pero… No voy a discutir contigo.



SAYA
Puse los ojos en blanco y le di un toque en el abdomen con el reverso de mi mano.
-Hombres… siempre con su sentido de la protección.- Suspiré y me crucé de brazos.
-No soy tan frágil como crees, súperman.


KAI
-Ya sabes que estoy harto de perderte, Saya, yo sólo quiero mantenerte a salvo, pero te empeñas en decir que soy un machista. –me encogí de hombros.
-Eres muy poco agradecida. –metí las manos en mis bolsillos y la di un pico mientras me marchaba.



SAYA
Refunfuñé cuando me dio el pico.
-Y tú un pesado.- Le pellizqué el culo cuando pasó por mi lado.
-Estos hombres…



KAI
La miré de reojo y la di en el culo.
-A ver qué hacemos con los culos ajenos. –sonreí.
-Y no soy un pesado, soy un hombre que protege el culo de su chica. –le saqué la lengua y me fui en busca de la sala de mandos, que era mucho más pequeña que la anterior.



SAYA
-Ya claro…- Me fui a la pequeña cubierta que había en la parte trasera de la nave.



JIM
Estaba configurando el nuevo ordenador con Erika a mi lado.
-Esto es un rollo después de haberlo hecho más veces, ¿sabes? Cuéntame algo de interés. –otro error, di un golpe en una tecla.
-Mierda. –la miré.
-Perdona… cuenta.



ERIKA
Pegué un respingo cuando golpeó la tecla. Miré a Jim.
-No tengo nada que contarte.- Me crucé de piernas y de brazos mirando el suelo.



JIM
Tiré de su silla y la pegué a la mía.
-Nena… -la besé en la mejilla.
-Tengo una cosita para ti. –saqué de mi bolsillo un amuleto de cuarzo rosado con forma de corazón.
-Es la piedra del amor, para que duremos juntos mucho tiempo. -la besé en la mejilla de nuevo.
-Felicidades.



ERIKA
Miré la piedra y sonreí.
-Gracias, es muy bonita.- Le miré.
-¿Qué celebramos?- Le pregunté extrañada, tenía una memoria pésima para las fechas.



JIM
-Ohm, bueno… hoy hacemos dos meses juntos, pero no te preocupes, son formalidades tontas. –sonreí y volví a mi trabajo, Erika no parecía muy entusiasmada con ello así que la dejé tranquila.


ERIKA
¿Dos meses? Pues si que pasaba el tiempo. Suspire y miré a Jim, me acerqué y le besé en la mejilla.
-Felicidades.- Me levanté.
-Ahora vengo…- Salí de la sala de ordenadores y fui al baño, no me encontraba muy bien, tenía algo de calor y estaba fatigada.


JIM
La miré mientras se marchaba.
-Erika… -me levanté, parecía fatigada.
-Espera, Erika. –la seguí hasta el baño, ya empezaba de nuevo con los ataques…
-¿Estás bien? ¿Te traigo las pastillas?


ERIKA
Jim me siguió, no me gustaba nada que me viese en este estado.
-Jim… vuelve a lo tuyo, estoy bien…- Entré en el baño.
-Por favor te lo pido… quiero estar sola.- Empecé a toser, no violentamente, pero notaba como me ardía el pecho.


JIM
Me llevé la mano a la frente.
-Erika, no puedes hacer esto tú sola… -di una patada a la puerta y me fui, como la pasase algo malo iba a ser yo la que la remataría.



ERIKA
Cerré la puerta y me acerqué al lavabo, empecé a toser cada vez con más violencia. Escupí en el lavabo, como me esperaba, sangre. Respiré hondo sentándome en el suelo. Me eché el pelo hacia atrás sudando. Apoyé la cabeza en mis rodillas tosiendo de nuevo, intente frenar respirando hondo, pero mi pecho ardía como una tea.
Me quedaría allí hasta que me calmase, seguro que Jim estaría cabreado, pero no iba a dejar que me viese de esta manera…



JIM
Fui a la sala de ordenadores de nuevo con los ojos llenos de lágrimas de la impotencia por no poder hacer nada por ella y por su maldita cabezonería con no querer ayuda, como lo odiaba.
Me senté frente al ordenador secándome las lágrimas y mandé los archivos al GPS. Me levanté y fui hacia el puesto de mandos para programar yo mismo la ruta, entre las fronteras de los países principales.



DRACO
Paseaba por la sala principal de la base… principal, también. Tenía frente a mí a mis dos hijos, tan diferentes, y cada vez me había arrepentido más de haberlos creado. Suspiré mirando a James.
-Me estás decepcionando mucho, James. No has hecho nada a derechas desde que te mandé aniquilar al rey del hielo, no sé qué pretendes que haga contigo, dame alguna razón para no implantarte un castigo duro.



JAMES
Escuchaba al idiota de mi padre echarme la bronca, claro… al menos yo hacía las cosas, aún que al final me saliesen mal, ¿pero él que coño hacía? Nada… siempre era yo el que hacía el puto trabajo sucio.
Le miré cruzándome de brazos. Suspiré.
-Hago lo que puedo… padre…- Dije secamente, más de una vez me he llevado un guantazo por hablarle en ese tono, pero ya me daba igual, le faltaba a respeto igualmente…


DRACO
Le miré con el ceño fruncido.
-Aquí el único que ha hecho algo a derechas es tu hermano, él nunca me falla. –miré a Dark, que sonreía triunfante al lado de su hermano.
-Creo que mereces una recompensa por haber matado a esos infieles, ¿qué es lo que deseas?



DARK
Que panda de idiotas, pero entretenidos. Contemplaba sin decir nada, Draco le echaba una buena bronca al criajo de James, no tenía ni idea de porque Draco le había puesto al mando en vez de a mí… pero bueno, ellos sabían lo que hacían.
Miré a Draco sin moverme, sonreí malévolo cuando me preguntó.
-Sois generoso, padre, pero me temo que ya llevo suficiente con a ver visto volar por los aires la lata de esos rebeldes, a estas horas estarán criando malvas.- Me reí levemente.


ALEERA
Entré en la sala principal, mi señor estaba allí reunido con sus dos hijos. Sonreí y me acerqué a mi señor.
-No pierda la calma con James, mi señor, solo es un niño.- Sonreí mostrando mis afilados colmillos mirándole con mis ojos azules brillando.
-Déjemelo a mí, yo haré lo que deseé.



DRACO
Sonreí cuando Aleera entró en la sala.
-Mi querida Aleera… -la cogí de la mano para acercarla.
-Tan hermosa como siempre… -sonreí.
-Tranquila, ya está todo arreglado, Dark ha terminado por fin con esos rebeldes que tanta lata me daban.



ALEERA
Me quejé sin abrir la boca.
-Que pena, me hubiera gustado juguetear un poco con el reycito del hielo.- Me reí juguetona y melodiosamente. Miré a Dark y sonreí.
-Tendrás que recompensarme por la perdida, ¿no crees?



DARK
Sonreí malévolo y la miré de arriba abajo.
-Es una pena, pero tengo otras cosas que hacer, si me disculpáis…- Me acerqué a la puerta.
-Ohm, otra cosa… padre…- Saqué de debajo de mi gabardina negra el tesoro del Rayo.
-Aquí tiene, lo que deseaba.- Se lo entregué a Draco.



DRACO
-Tú si que eres un buen hijo… -cogí el tesoro triunfante y le di un golpe en el hombro.
-Mereces un gran premio. Ve a ver… a Verona. –sonreí. De las tres “vampiresas” que teníamos Verona era la que más reservaba para mí pues era mi favorita, pero Dark lo había hecho especialmente bien.
-Dila que yo te lo he dicho. –miré a James.
-Aleera, ¿qué debo hacer con este energúmeno?


ALEERA
Miré a James y después a Draco.
-Déjemelo a mí, yo sabré lo que hacer con él.- Me reí y me acerqué a James.
-Has ofendido a mi señor y le has defraudado, ya sabes lo que te toca.- Le agarré de la nuca haciendo que echara la cabeza hacia atrás, abrí la boca y le clavé los colmillos atravesando su suave piel de niño perforando las venas hasta llegar a su riego sanguíneo. Succioné sin depositar veneno en sus arterias, tampoco quería matarle, pero le dejaría algo débil. Seguí bebiendo hasta que noté que su corazón palpitaba con suavidad. Separé mi rostro de su cuello y le dejé caer al suelo sin fuerzas. Me relamí los labios limpiándome los restos de sangre.



JAMES
Aleera se acercó a mí, sabía muy bien lo que venía ahora… no me gustaba nada.
-No… Aleera… no lo hagas…- Me agarró de la nuca y me mordió clavándome los colmillos. Sentí como succionaba mi sangre. Empecé a notar frío, y la vista se me nublaba y mi respiración se volvió entrecortada. Cuando me soltó, mis fuerzas me abandonaron, me dejé caer al suelo y miré a mí padre.
-Das asco, no triunfarás, al final te mataran y yo disfrutaré viendo como te aniquilan…- Escupí las palabras con desprecio y odio.


DRACO
Fruncí el ceño y le propiné una patada en la boca, haciéndole sangrar.
-Eres un inútil, un impertinente, un arrogante… -le volví a dar- Y un creído. Te mandaré a las mazmorras, maldito crío.



JAMES
Me golpeó en la boca, me quedé en el suelo sangrando, tanto por la boca como por el cuello. Intenté levantarme, pero no podía, me quedaría allí hasta que viniesen a buscarme para llevarme a las mazmorras. Me sentía tan…impotente… tenía ganas de gritar y de matarle con mis propias manos… pero sabía muy bien que acabaría en la tumba, junto con ese idiota del rey del hielo.



KAI
Faltaban dos días para llegar desde que Neo despegó la nave, pasaríamos cerca de la brecha entre los países principales, en el Bosque Sagrado. Maldito mamonazo, no tenía respeto por la poca naturaleza que quedaba en este maldito planeta, aunque seguramente la base fuese subterránea.
Me encontraba junto a Saya en la cubierta, donde no cabía ni un alfiler.
-¿Crees que pasara algo o saldremos ilesos? Lo pregunto por eso de que tienes sueños premonitorios y todo eso…



SAYA
Le miré de reojo.
-Y yo que sé, además, no son sueños premonitorios, solo son… sueños. Es verdad que hubo dos veces en las que mis sueños resultaron ser visiones del futuro… Pero… hace mucho que no tengo ninguno…- Suspiré y miré hacia el frente.
-Creo que saldremos ilesos, sino, moriremos en el intento…


KAI
-Oh, qué bonito, moriremos juntos. –la agarré de los hombros y la besé en la cabeza.
-Se te ve decaída, con esta noche tan bonita que hace… -señalé una estrella.
-Y además, se ve tu estrella. –sonreí.



SAYA
Sonreí y miré la estrella.
-Lo único que te falta es cantar.- Me reí y le miré.
-Déjalo, ni se te ocurra, te veo capaz de hacerlo y paso de que se ponga a llover.- Sonreí y miré de nuevo al frente.



KAI
La di un codazo quejándome.
-Mami, que no me haces caso… ¿No me vas a dar un besito hoy? Que me tienes a dos velas, Saya… -me señalé el labio.



SAYA
Me di la vuelta para poder mirarle.
-Te tengo a dos velas porque esta mierda de nave solo tiene dos habitaciones y resulta que están separadas por mujeres y hombres, así que…- Me encogí de hombros. Sonreí y le agarré de la camisa acercándole a mí. Le rocé los labios con los míos.
-Que tontito estás.- Sonreí y le besé.



KAI
-Déjame. –la besé agarrándola de la cara.
-Me tienes a dos velas porque quieres torturarme, malvada. –la volví a besar. La acorralé contra la barandilla de la cubierta, que era más fina e inestable que la de la Quimera.



SAYA
Me agarré a la barandilla cuando me acorraló.
-Kai… como sigas así harás que me caiga…- No paraba de besarme y eso hacía que perdiera la atención en lo que había tras mi espalda… el vacío.


KAI
Seguí besándola apoyando las manos en la barandilla. Oí como una de las cuerdas que componía la barandilla se soltó y Saya se cayó hacia atrás. La agarré de la mano en el aire y se quedó colgando.
-Ups… perdón. –tiré de ella, no calculé bien y cayó sobre mí.
Me reí.
-Me he dejado llevar un poco. –miré la barandilla.
-Qué poca resistencia, coño.


SAYA
Mi corazón iba a mil, Kai me agarró de la mano y empezó a reírse. Le miré aún asustada, me levanté sin decir nada sintiendo el corazón en mi garganta.
-Tu… estás… ¿¡eres idiota o que te pasa!?- Le empujé.
-Si, veo que si lo eres, imbécil de mierda…- Volví dentro de la nave aún con el corazón desbocado. Casi me caigo por la borda y encima el tío se cachondea…


KAI
-Sa-Saya… -me levanté.
-Venga, Saya, no te enfades, joder. –la seguí.
-Venga, lo siento, no pensé que te habías asustado así, no te iba a dejar caer… -me puse delante de ella.
-Eh, tranquila…


SAYA
-¿Tranquila? ¿¿Cómo coño quieres que esté tranquila después de haber estado colgando a casi un kilómetro del suelo?? Hay bromas que se aguantan, Kai, pero otras que son de mal gusto y esta no es que sea de las que hacen gracia, tal vez a ti si, te lo pasas de puta madre pero yo me he acojonado, no sé como lo verás tú…- Le esquivé y seguí andando por el pasillo.


KAI
-Saya, Saya. –la seguí y volví a colocarme delante.
-Escucha, lo primero: no ha sido una broma ni mucho menos, yo no he podido saber que la barandilla se iba a romper, y segundo: no he disfrutado con ello, simplemente quería aliviar la tensión y por nada del mundo te habría dejado caer, tonta… -la cogí de la cabeza y la abracé contra mi pecho.
-Venga, ya está, estás bien…


SAYA
Me abrazó, yo sentía como me temblaban las piernas. Me separé de el sin brusquedad.
-… me voy a dormir ya, es tarde…- No le miré, seguí por el pasillos hasta encontrar la puerta del cuarto.



KAI
-Saya… -puse los ojos en blanco y la seguí, la agarré de la muñeca.
-Vamos, Saya… -la acaricié la cara.
-No te puedes enfadar conmigo, no te iba a soltar ni quería asustarte… -la cogí de la barbilla porque no me miraba.
-¿Crees que sería capaz de hacer algo así?



SAYA
Hizo que le mirase, suspiré y desvié la mirada.
-No… supongo que no eres capaz…- Respiré hondo para relajarme después del susto que me había llevado. Le miré seria.
-No vuelvas a acercarte a mi cuando estemos en la cubierta, ni de coña… sino, serás tú el que quede colgando de la borda.



KAI

-Descuida. –la solté y me fui por el pasillo. Había dicho “supongo”. En fin, qué poca confianza tenía en mí si pensaba que iba a dejarla morir.
Fui hacia mi nuevo cuarto, el cual debía compartir con Neo y Jim, y no me hacía ninguna gracia.
Abrí la puerta y cerré echándome sobre una cama.



SAYA
Había ido a pillarme algo de cenar cuando salí a la cubierta y divisé un gran agujero en la barandilla. Miré a todas partes.
-Lo que me faltaba. –me acerqué y vi una de las cuerdas rotas.
-Genial, menuda chufa, así de barato me ha salido, cualquiera se mata. –me agaché y agarré la cuerda para intentar arreglarla.



ERIKA
Perece que estaba más calmada, el pecho ya no me ardía tanto como antes, pero aún así, sentía un pequeño ardor. Me notaba cansada y lo único que quería ahora es ir a descansar…
Fui a buscar a Jim, que seguro estaba molesto por no haberle dejado entrar conmigo al baño, pero no lo entendía, nunca entendería lo que me pasaba, era muy complicado para él.
Le encontré en la cubierta arreglando la barandilla, si a eso se le puede llamar barandilla…
-Jim… me voy a dormir ya… que descanses…



JIM
Seguía algo molesto con el comportamiento de Erika, pero no podía culparla, ya me lo había explicado y comprendía que no quisiese que entrara a ayudarla, pero no lo respetaba.
Aún así no se merecía que la respondiese con malas palabras.
-Vale, que descanses, princesa. –no me giré para que no notase que aún estaba mosqueado, y seguí a lo mío.


ERIKA
Le miré y asentí.
-Bueno… hasta mañana…- Me acerqué y le di un beso en la mejilla, acto seguido me alejé y volví dentro de la nave dirigiéndome al cuarto de las chicas.


JIM
Seguí arreglando el estropicio, no me apetecía irme a dormir, después de ser la tercera noche en dormir en esa nave aún no estaba acostumbrado y no me gustaba dormir en una cama vacía, por lo que me costaba lo mío dormirme.
No tardé mucho en terminar, así que me apoyé sobre mis manos y me quedé mirando la noche.


NEO
Estaba en el cuarto de las mujeres aún con Kara, ella no quería que me fuese y a mí no me apetecía marcharme. La cama era algo pequeña para los dos, así que, agarré una cama solitaria al fondo de la habitación y la arrimé a la de Kara, até las patas para evitar que se separasen y nos diésemos un mal golpe alguno de los dos. Sonreí y me tumbé en la cama que había arrimado. Kara tenía que dormir boca arriba, así que, me coloqué de manera que mi pecho fuese su almohada. La di besitos en la cara y por el cuello acariciándola su larga melena morena. Esa noche iba a dormir como un bendito.



KARA
Poco me faltaba para dormirme con todas las comodidades que me daba aquí el señor Neo. Y pensar que iba a ser su mujer… y le iba a tener para mí solita… Me dio un escalofrío y sonreí abrazándome a su enorme brazo de oso.
No paraba de darme besos, y eso era lo que más me gustaba y lo que me hacía apartarme de la cruda realidad en esos momentos. Cada vez que estaba con él a solas se me olvidaban todos los males.



ERIKA
Entré en el cuarto, Kara estaba allí junto con Neo… ¿Neo?
Le miré y después a la puerta por donde había venido.
-¿Me he equivocado de cuarto?-Miré a Neo.
-¿Qué haces tú aquí? No es que me importe, pero… bah… paso…- Me quité el pantalón quedándome en bragas, no me importaba que me viese Neo, es más, ni me vio, estaba muy ocupado dándole a Kara su ración de cariñitos. Me acerqué a mi cama, que estaba al lado de la de Saya, me extrañaba verla ya en su cama dormida… Me encogí de hombros y me acosté.


KAI
Estaba sentado sobre mi cama, con la habitación desierta. Saya se había cogido un buen rebote, y con razón… No me había dado cuenta de lo mal que lo había pasado. Sólo quise aliviar la tensión del susto, pero me salió por la culata, yo no valgo para eso.
De todas formas, esa valla era peligrosa y había que hacer algo con ella.
Me levanté colocándome el pantalón cuando Jim entró con cara de malos humos y se tiró sobre la cama sin decir nada. Salí de la habitación y cerré la puerta. No estaba aún acostumbrado a esta nave por lo que me costó un poco encontrar la bodega, donde pude encontrar la caja de herramientas de Jim y unas tablas de plástico traslúcidas. Qué raro que hubiese cosas de esas en una nave, pero me vinieron de perlas.
Cogí todo y subí a la cubierta. Eché un vistazo a donde había pasado el accidente, que Jim ya se había encargado de arreglar. Coloqué las placas sobre el suelo menos una y me dispuse a colocarlas a lo largo de la estúpida barandilla.


NEO
Me levanté temprano, había dormido de puta madre junto a mi niña que aún seguí dormidita como un ángel. Sonreí y la besé en la frente. Me levanté con cuidado para no despertarla y me puse la camiseta. Salí de la habitación y cerré la puerta despacio.
Fui al puesto de mandos y miré el GPS, la basé de Draco estaba justo debajo de la nave, así que, busqué un lugar escondido para poder aterrizar la nave. No me resultó muy difícil. Encontré un pequeño descampado desierto en medio del bosque, así que, aterricé. Esta nave, a aparte de ser más pequeña, era más ligera, no tardé ni cinco minutos en posar la nave sobre el suelo.
Me levanté y fui a la cocina a prepararme un café.


JIM
Noté que aterrizábamos, así que me levanté a toda prisa, ya habíamos llegado y tenía que poner a punto el equipo que se llevarían Kai y Saya para hacer reventar la base. Por fin nos cargaríamos a esos cabrones.
Bajé a la sala del ordenador y cogí un par de cámaras-auriculares, cables para dar y tomar, un portátil y micrófonos y me fui a la cocina, que era el jodido sitio más espacioso de la puñetera nave. Coloqué todo sobre la mesa mientras Neo me miraba. Tenía una taza de café en la mano.
-Gracias. –cogí la taza y pegué un trago mientras colocaba todo.


NEO
Jim entró en la cocina con un montón de cacharros. Le miré mientras colocaba los cables, iba a pegar un trago a mi taza de cfñé cuando el niñito me la arrebató de las manos.
-… de nada…- Me encogí de hombros y agarré otra taza, la llené de café y me aseguré de que nadie más me la iba a quitar, pero no fue así, Saya bajó y me la quitó de la mano dándome las gracias.
-… pero… joder…



SAYA
Me levanté poco después que Neo. Sentí como aterrizaba esta lata de atún, así que, me levanté y bajé a la cocina, tenía trabajo que hacer…
Cuando entré en la cocina, Neo tenía una taza de café en la mano, se la quité y bebí.
-Gracias, Neo.- Me senté en una silla al lado de Jim.
-¿Cómo va todo, cerebrito?- Dije cariñosamente.



JIM
-Pues… por aquí bien, pero deberías buscar a Kai, anoche salió de la habitación cuando yo fui a acostarme y esta mañana no estaba en la cama, así que no sé donde andará, y tengo que explicaros como funciona esto. –cogí una de las cámaras y se la enseñé, después volví al ordenador.


SAYA
Desvié la mirada hacia mi taza.
-Está bien…- Me levanté sin muchas ganas, Kai estaría picado por lo que sucedió anoche y no tenía ganas de verle la cara.
-Ahora vuelvo…- Salí de la cocina y fui a buscar a Kai. No estaba en el cuarto, ni en el baño, ni en la bodega, así que fui a mirar a la cubierta, aunque ya no me daba confianza esa puñetera barandilla.


KAI
Me había llevado toda la noche colocar la nueva valla, pero ya estaba acabada, por suerte. No era una obra maestra, pero mejor eso que lo que había antes. Me alejé un poco para ver cómo había quedado. Definitivamente, se notaba que nunca había tocado un martillo, suspiré.
Me giré, Saya acababa de llegar, desvié la mirada.
-Esto… Saya, quería pedirte perdón de nuevo… no hago más que cagarla y anoche no fue un acto precisamente bueno para arreglarlo… -bajé la mirada. Si pretendía proponerla lo que tenía en mente de esa manera no iba bien encaminado.



SAYA
Miré la barandilla, había colocado placas de plástico para asegurarla. Suspiré y le miré.
-No estoy cabreada, Kai, solo fue la reacción que me creo el susto. Ya te dije que no te veo capaz de dejarme caer, pero te lo avisé y no me hiciste caso, te dije que la barandilla estaba hecha una mierda, pero…- Me encogí de hombros.
-Jim quiere vernos…- Me di la vuelta en dirección a la cocina.


KAI
No alcé la mirada, parecía un iluso y un estúpido, siempre cagándola y ella siempre perdonándome, esto iba de mal en peor y no sabía solucionarlo. Antes era distinto, aunque la cagase yo ella siempre era la que venía a perdonarme. Ahora aunque fuese yo a pedirle perdón era peor…
Suspiré y entré para irme a la cocina, donde nos esperaba Jim.


JIM
Estaba terminando de instalar los datos en el portátil cuando llegó Kai.
-Oh, bien, ya estáis aquí. –giré el ordenador para que lo viesen y cogí una de las cámaras, enfoqué a Neo y la imagen salió en el ordenador.
-Como veis, este es el feo de Neo, se ve a través de la camarita que va con este auricular… -dije señalándolo- acoplado a la oreja. Debéis intentar no tapar el objetivo de la cámara o no se verá una mierda. –saqué unos cinturones de mi bolsa.
-Estos cinturones llevan acopladas también unas cámaras en la parte trasera para ver lo que se os viene por la espalda. Estaremos en contacto en todo momento. –cogí mis auriculares y se los enseñé. Después señalé dos mochilas colocadas al fondo de la cocina.
-Eso lleva explosivos como para volar un aeropuerto. –saqué las pistolas que le había cogido prestadas a Kara más otras dos con las que me había hecho.
-Y esto para defenderos de los malos. –las dejé sobre la mesa.



SAYA
Me quedé algo pillada, joder con el crío. Miré las cámaras y las pistolas.
-Pues nada, a lo hecho pecho.- Agarré el cinturón y me lo coloqué alrededor de la cadera encima del pantalón. Agarré las dos pistolas y las cargué colocándomelas una a cada lado del cinturón. Miré el auricular con la cámara, me agarré el pelo en una coleta alta y me coloqué la camarita en la oreja y la mochila a la espalda.
-Pues ala…



NEO
Miré el equipo y como se lo ponía Saya.
-Resultado final: Lara Croft.- Me eché a reír.
-¿Quieres unas gafas de sol o algo?- Me llevé la taza de café a la boca.



KAI
Al mismo tiempo que Saya, me fui colocando las cosas. No me hacía mucha gracia tener que llevarme pistolas, pero en estos casos mejor eso que una espada. Miré un par de veces a Saya de reojo, pero ella parecía que ni se percataba de que estaba allí.
Me hice con las pistolas y miré a Saya.
-Vámonos.

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