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martes, 27 de julio de 2010

Capítulo- XCVI- UNA AMISTAD QUE EXPIRÓ HACE TIEMPO.

Sentimos haber tardado tanto en colgar otro nuevo capítulo, hace bastante tiempo que terminamos las historia, lo que pasa es que hemos estado algo ocupadas ^^
Pero ya estamos de vuelva e intentaremos colgar los últimos capítulos, gracias por vuestra paciencia.


JACK
Sharon me seguía teniendo encerrado en su camarote, mientras ella se daba una ducha bien larga después de hacerme la putada que me había hecho, era una verdadera zorra…
Suspiré apoyando la cabeza en la pared, solo quería salir de allí para poder ir a tierra de una vez, no soportaba estar más tiempo ahí encerrado como si fuese un reo.


SHARON
Salí del baño ya vestida. Jack seguía allí sentadito y portándose bien.
Le miré y alcé una ceja esbozando media sonrisa.
-Pobrecillo, espero que no te hayas cabreado por lo de antes. De verdad, lo siento, pero no voy a dejar que nadie haga conmigo lo que le de la gana.- Me terminé de secar el pelo con la toalla.


JACK
Solté una risotada sin mirarla.
-A las tías como tú yo os llamo calienta braguetas, me traes sin cuidado, haz lo que te de la gana, como si no hubiese más mujeres en el mundo dispuestas a hacerlo conmigo. –desvié la mirada evitándola y me tumbé boca arriba en la cama.



SHARON
Le miré y sonreí.
-¿Ves? Ese es el problema de los tíos, que en seguida os ilusionáis cuando veis a una chica desnuda. Os creéis los reyes del mambo y en seguida pensáis que podéis hacer lo que queráis.- Suspiré y negué.
-Lo siento de verdad, Jack, estas para comerte, en serio, pero…- Me encogí de hombros.
-No suelo acostarme con mi enemigo.


JACK
Alcé las cejas mirándola cuando dijo aquello.
-¿Perdona? –me senté de nuevo.
-Muy importante te crees tú para considerarnos enemigos, yo sólo tengo un enemigo encabezando mi lista y te aseguro que no has hecho nada como para estar en ella, tú te haces enemigos muy rápido. –suspiré desviando la mirada de nuevo.



SHARON
Le miré y me acerqué.
-Bueno, solo el hecho de que has intentado acaparar mi barco, te has cargado a mi timonel, te he pegado un tiro y te has metido en mi baño sin permiso… creo que si, son razones suficientes para considerarte mi enemigo. Y si te mantengo en mi barco es porque me das pena y los tiburones no se merecen comer carne de tan poca calidad.- Alcé las cejas.
-¿Te queda claro?


JACK
Solté una risotada.
-No creas que con ponerte cerca vas a asustarme, y no creo que el que “te de pena” sea el motivo por el que me mantengas aquí. –me encogí de hombros.
-No es creíble que una supuesta tía tan dura como has demostrado ser se ablande con un crío, ¿no? –negué con la cabeza.
-No tiene sentido.



SHARON
Suspiré y sonreí negando con la cabeza.
-Tú cree lo que quieras. Pero si lo prefieres te lanzo de nuevo al mar y esta vez no pienso lanzarte ningún cavo. Como tú lo veas.- Me di la vuelta y me armé con las pistolas colocándolas en el cinto de mi pantalón. Cogí la llave y le miré.
-Me tengo que ir un momento, tú te quedas aquí y más te vale portarte bien si sabes lo que te conviene.- Abrí la puerta para salir.



JACK
Me crucé de brazos.
-¿Y qué considerarías portase mal? ¿Intentar escaparme de aquí, romper algo… intentar violarte? Es que siempre he sido un poco malote y nunca he sabido diferenciar… -suspiré encogiéndome de brazos.
-Supongo que no tengo remedio.


SHARON
Negué con la cabeza y esbocé media sonrisa.
-No, no lo tienes.- Salí del camarote y cerré la puerta desde fuera para que no pudiese salir. Si quería escaparse sería saltando por la ventana, aun que, sería absurdo, acabaría en el fondo del mar y triturado por la fuerza del barco…



DAVID
Volvía con Kai de dar una vuelta con los caballos por la ciudad, el niño se desenvolvía bastante bien montando, tenía porte y buen manejo, además de que aprendía rápido. Pronto acabaría aprendiendo todo lo que yo sé, quizá dos o tres meses, entonces ya prescindirían de mí, y yo que pensé que iba a tener trabajo para un par de añitos…
Desmonté cuando llegamos al establo y guardé la yegua en la que había montado, después ayudé a Kai a bajar de su caballo.
-¿Te lo has pasado bien?


KAI JR
Me bajé de Negrito, el caballo de mi papi, con la ayuda de David.
Sonreí y planté los pies en la nieve.
-Si, me ha gustado mucho. Tenemos que repetirlo más veces.- Sonreí de nuevo y acaricié el pelo negro del caballo de Papá.
-Buen chico, Negrito.- Vi a Mamá salir fuera con Ziper. Seguro que ya tenía la cena en la mesa, claro, ya era de noche.
-Bueno, me voy ya, hasta mañana, profe.- Me despedí y salí corriendo para saludar a mi mami.


SAYA
Salí fuera con Ziper cuando Kai y su maestro llegaron.
Sonreí y acaricié el pelo rubio de mi hijo cuando vino a saludarme.
-Te lo has pasado bien ¿eh? Pues ala, venga, a cenar.- Le di una palmada en el culo y vi como entraba. Ziper se quedó conmigo fuera, ya que me encargaba de sacarle yo por la noche.
Miré al maestro de Kai y me acerqué.
-Hola.- Sonreí y miré al caballo negro que tenía al lado… era el caballo de Kai… me traía muchos recuerdos…
-¿Qué tal se le ha dado el paseo?


DAVID
Estaba quitando las bridas del caballo negro cuando vi a la reina acercarse.
-Oh… hola… -bajé la cabeza en señal de reverencia.
-Pues ha estado bastante bien, el tiempo ha acompañado y el niño se ha divertido. Ha sido una buena excursión y quiere repetir la salida, así que supongo que le llevaré más veces. –sonreí.


SAYA
Sonreí y le miré asintiendo.
-Creo que te tiene mucho cariño, y no me extraña, según nos cuenta eres muy cariñoso con él.- Sonreí de nuevo mirándole.
-No tienes que preocuparte por la plaza de trabajo, es toda tuya, y gracias al piojo.- Volví la mirada a Ziper que olfateaba alrededor del caballo.



DAVID
Sonreí ampliamente.
-Vaya… muchas gracias, de verdad, significa mucho para mí. No he encontrado trabajo mejor que este, y Kai es un chaval estupendo, me encanta estar con él. La verdad es que los niños me gustan bastante, y Kai es muy buen chico. –me mordí el labio.
-Gracias, de verdad, necesitaba esto.


SAYA
Negué con la cabeza.
-No tienes porque darlas. Me influyes mucha confianza y no creo que haya alguien mejor para enseñar a Kai.- Sonreí me alejé un poco del caballo llamando a Ziper con la mano.
-Bueno, me ha encantado hablar contigo, David, si me disculpas voy a vigilar al perro.- Me despedí con la mano y miré a Ziper que me seguía mientras caminaba por la nieve.



DAVID
Asentí cuando se despidió. Era una mujer bellísima y encantadora, parecía mentira que estuviese casa con ese… bueno, ese ogro… El rey era muy serio y borde, pero ella era todo lo contrario, ¿cómo podían haberse juntado?
Suspiré mirándola mientras se marchaba por la nieve hasta que el caballo relinchó, todavía no le había retirado las riendas.
-Ahí va, lo siento, ya voy… -con cuidado le quité las riendas al caballo, esos animales me volvían loco…



SHARON
Volví a mi camarote justo después de cenar. Le llevé algo de comida a Jack, aun que, por mí, no cenaría.
Cerré la puerta del camarote con la llave y dejé la cena de Jack encima de la mesa que tenía para escribir.
-Que te aproveche.- Dije encendiéndome un cigarro y abriendo la ventanita de mi camarote apoyándome en el marco.


JACK
Miré a Sharon de reojo cuando dejó la comida en la mesa y se fue a fumar junto a la ventana. Suspiré echándome el flequillo hacia atrás y cogí el plato de comida, la verdad es que después de todo el día sin comer tenía hambre.
Me senté en el borde de la cama y empecé a comer, mirando de vez en cuando a Sharon de reojo.


SHARON
Miré a Jack cuando se acercó a por la cena y se sentó en la cama para comérsela. Volví la mirada a la ventana dándole una calada de vez en cuando al cigarro que tenía entre los dedos.
Miré por la venta, el mar estaba muy en calma y se podía ver a lo lejos el faro de la costa.
-Ohm, mira, como te dije, llegaremos mañana por la mañana a la costa. Se ve desde aquí.- Señalé la ventana.



JACK
Miré a la ventana cuando dijo que se veía la costa. La verdad es que sólo se veía la luz del faro, pero algo era algo, eso significaba que pronto me iría de allí.
-Muy bien. –continué con mi comida, a saber dónde me dejaba dormir esa noche, porque este era su camarote y no me dejaría salir… o no me dejaría dormir.



SHARON
Tiré el cigarro por la ventana cuando lo terminé y me acerqué a mi armario, el cual cerré después de sacar mi camisón, con llave. Tiré de los pomos y lo saqué de la pared apareciendo una cama detrás.
La dejé caer al suelo y miré a Jack.
-Tú duermes ahí.- Señalé la cama y me fui hacia el baño para ponerme el camisón.



JACK
Fruncí el ceño terminando de comer lo que había en el plato.
-Vaya, ¿dejarás que duerma en la misma habitación que tú? Qué privilegio. –dejé el plato vacío en la mesa y me acerqué a la cama.
-¿Y no te da miedo de que te ataque por la noche o que te robe las pistolas o algo por el estilo? –pregunté mirando a la puerta del cuarto de baño.



SHARON
Salí del baño en cuanto terminé de ponerme el camisón.
Le miré y solté una risotada.
-Por tu propio bien, más te vale no hacer nada de eso.- Agarré una almohada y se la lancé a la cara. Me senté sobre mi cama y coloqué las pistolas bajo mi almohada y la llave enganchada en la tirilla del tanga.
Le lancé una mirad a modo de advertencia.



JACK
Fruncí el ceño.
-Vas muy de sobrada tú, ¿no crees? Todo el rato con amenazas y aún sigo aquí vivito y coleando, y… aquí. –suspiré deshaciéndome del pantalón y echándolo a un lado, no podía hacer otra cosa que dormir hasta que llegásemos, sería una noche que se me haría eterna, lo más seguro.



SHARON
Me tumbé en la cama y suspiré.
-Bueno, si te mantengo vivo, mis razones tendré. Puedes pensar lo que quieras.- Me tapé levemente hasta la cintura y soplé la vela que tenía en la mesilla de noche. Nos quedamos a oscuras, tan solo iluminaba la luz que entraba de fuera.
-Buenas noche, Romeo.- Sonreí.


JACK
Suspiré acomodándome en la cama, posando mis manos bajo mi cabeza.
-Ya me has cambiado de nombre… -suspiré y cerré los ojos. Me iba a costar conciliar el sueño, pero no iba a quedarme despierto para nada, sería un gasto de energía innecesario, y tenía que llegar al Reino del Hielo lo antes posible.



SAYA
Me quedé fuera más tiempo del que pensaba, pero es que se estaba muy bien al aire libre y Ziper no tenía pensamientos de volver a casa.
Al fin le convencí y entramos dentro. Cerré la puerta del castillo y me deshice del abrigo colgándolo en el perchero.
Suspiré y subí las escaleras junto a Ziper que fue directo al cuarto de Kai Jr. Al parecer ya había aprendido donde debía de dormir.
-Buena noche, bola de pelo.- Dije agachándome y acariciándole la cabeza. Me lamió la mano y acto seguido entró dentro de la habitación. Sonreí y les cerré la puerta para que no les entrase mucha claridad.



KAI
Saya había salido a pasear al perro, en ese momento recibí una llamada del senado, debía acudir allí para tratar unos temas que tenían que ver conmigo y con el reino, y no podía faltar.
Suspiré cuando encontré a Saya por el pasillo, ya había vuelto.
-Buenas noches, mi reina. –me acerqué e hice una reverencia con la cabeza. Sonreí.
-¿Qué tal el paseo?



SAYA
Miré a Kai cuando se acercó por el pasillo.
Sonreí levemente cuando me hizo una reverencia.
-Bien, como todas las noches.- Suspiré y me alejé de la puerta del cuarto de Kai para ir al mío.
-Ahora iba a darme un baño de agua caliente y después a la cama. Como las reinas buenas.- Sonreí de nuevo.


KAI
Esbocé media sonrisa siguiéndola.
-En realidad las reinas buenas… invitan a sus reyes a bañarse con ellas. –alcé las cejas. Puestos a inventar reglas sobre ser una buena reina, cada uno podía sacar en su beneficio.
-¿No me invitarás?


SAYA
Me lo pensé un momento y después giré la cabeza para mirarle.
-Pues…- Negué con la cabeza haciendo una mueca.- No, creo que no, lo siento.- Sonreí y seguí caminando hacia el cuarto.
-Nunca he oído que las reinas se bañen con los reyes, eso te lo has inventado.- Abrí la puerta de la habitación y entré.



KAI
Solté una risotada.
-Tú también te has inventado lo del baño, si nos ponemos a inventar… -me encogí de hombros.
-Además, no creo que te moleste mucho que me bañe contigo. –la agarré de la cintura. -Tú, yo… y la espuma.



SAYA
Solté una risotada y giré la cabeza para mirarle.
-Veo que sigues insistiendo después de decirte que no.- Sonreí y suspiré.
-Ya me lo pensaré mientras lleno la bañera y me desnudo.- Aparté sus manos de mi cintura con suavidad y me fui al baño para llenar la bañera.



KAI
Suspiré cruzándome de brazos cuando me apartó y la miré mientras se encaminaba hacia el baño.
-Bueno… mientras te lo piensas iré preparando la cama, mañana tengo que irme temprano… -me encogí de hombros y me fui hacia la cama, sólo era un pequeño cebo para que me hiciese un hueco en la bañera, aunque lo que había dicho era verdad…


SAYA
Entré en el baño y abrí el grifo del agua caliente. Fruncí el ceño cuando dijo algo de levantarse pronto. Me apoyé en el marco de la puerta del baño y le miré.
-Otra reunión, ¿verdad?- Seguro que era eso. Los sabios querrían estar al corriente de todo lo que ocurre en los reinos y ahora le tocaba ir a Kai...
-Pues vaya…- Suspiré y entré de nuevo en el baño cerrando el grifo cuando estuvo la bañera llena. Se había formado un poco de vapor de agua, pero me daba igual.
Me quité el vestido y seguidamente el tanguita. Cogí una toalla cortita y me la enrollé alrededor del cuerpo. Salí y volví a apoyarme en el marco de la puerta. Esbocé media sonrisa y miré a Kai.
-¿Vienes?- Le pregunté con voz de niña buena.



KAI
Miré a Saya cuando me llamó y sonreí, la había hecho cambiar de opinión, aunque… seguramente al final habría decido ella sola.
-Claro. –me quité la camisa mientras me acercaba a ella.
-Qué bien, nos bañamos juntitos. –sonreí y la besé.
-Ve entrando. –me desabroché el cinturón y me quité los pantalones dejándolos sobre la cama, me terminé de desvestir y me acerqué esperando a que ella entrase primero.



SAYA
Entré en el baño primero y me deshice de la toalla dejándola colgada en la puerta. Metí un pie en el agua y después el otro. El agua estaba muy calentita, daba gusto. Me senté apoyando la espalda en la bañera y saqué una pierna fuera. Me mojé el pelo y miré a Kai sonriendo.
-¿Qué haces todavía ahí parado? Vamos, al agua.- Sonreí.


KAI
Sonreí y me acerqué hasta la bañera, ella ya estaba dentro. Me senté frente a ella. Estábamos un poco apretados, pero eso era lo mejor.
Me hundí hasta la nuca y acaricié la pierna que tenía fuera del agua.
-Buena pose, ¿estás a gusto? –sonreí.


SAYA
Sonreí y asentí.
-Si, aun que estaría más cómoda si…- Le agarré del brazo y tiré de él sin hacer fuerza. Hice que se girase y apoyase la espalda en mi pecho.- ¿Ves? A si estoy mucho mejor.- Sonreí mordiéndome el labio y le acaricié los hombros y el pecho, ahora que le tenía a mano iba a aprovechar un poco.


KAI
Solté una risotada cuando empezó a acariciarme por todas partes.
-Ya, ya lo veo que estás mejor así. –sonreí cerrando los ojos. Estaba con la espalda pegada a su pecho, y me estaba acariciando, eso era estar en la gloria.
-Vaya, de repente estoy en el paraíso, ¿cómo lo has hecho?



SAYA
Sonreí y acerqué mis labios a su oído.
-Magia.- Susurré y sonreí mordiéndole la oreja con mucha suavidad mientras le acariciaba por el pecho. Le di suaves besos por el cuello y fui bajando por su hombro el cual mordí al igual que la oreja.



KAI
La miré de reojo mientras me mordía, esbocé media sonrisa.
-Parece que te has quedado con hambre después de la cena, ¿eh?- sonreí cerrando los ojos y acariciando su pierna bajo el agua con suavidad, desde la rodilla hasta el fin del muslo.
-Me quedaría aquí toda la noche.


SAYA
Sonreí y le miré mientras seguía dándole besos por el hombro.
Bajé mis manos hasta sus costados y le acaricié el abdomen bajo el agua con mis uñas sin clavárselas, claro.
-Eso ya lo sé.- Le besé bajo la oreja y descendí mis manos hasta sus muslos, los cuales recorrí también con mis uñas hasta abajo.



KAI
Alcé las cejas mientras siguió descendiendo desde los hombros hasta más abajo. Solté una risotada y volví a cerrar los ojos apoyando mi nuca en su hombro, besándola en la mandíbula.
Pasé mi mano tras su nuca, acariciando su pelo, pasándolo entre mis dedos, con mis labios sobre su piel.



SAYA
Sonreí y le miré sin dejar de acariciarle bajo el agua. Subí una de mis manos hasta su nuca y le besé en los labios con suavidad, saboreándolos y notando como su aliento gélido se introducía por mi cuerpo haciendo que tuviese un escalofrío.
Le agarré del pelo de la nuca mientras seguía besándole y mi otra mano acariciaba su prieto abdomen.



KAI
Besé sus labios respirando con intensidad, enredé sus mechones entre mis dedos, acariciando sus labios con pasión. Al final el baño… iba a convertirse en otra cosa…
Volví a introducir mi mano bajo el agua y acaricié su muslo, apretando mis dedos contra su piel a la altura de su rodilla, y fui descendiendo hasta su cadera.



SAYA
Sabía que el baño acabaría de otra manera. Kai y yo no podíamos estar en el mismo sitio desnudos y en contacto físico, nos superaba a los dos.
Metí la pierna que tenía fuera dentro del agua mientras seguía enganchada a los labios de Kai que besaba cada vez más intensamente.
Agarré con más fuerza su nuca mientras mi otra mano se encaminaba a su pelvis, la cual acaricié con mis dedos. No podía evitarlo, mi cuerpo se movía solo y lo único que deseaba era a Kai.



KAI
En un acto prácticamente involuntario, mordí el labio de Saya, aunque no con mucha fuerza, había tocado mi parte sensible del cuerpo.
La miré a los ojos antes de volver a besarla y acariciar toda su cintura con mi mano. Bajé mis labios a su cuello, el cual mordí levemente y después volví a besar hasta por debajo de la
barbilla.

SAYA
Sonreí y le miré mordiéndome el labio inferior. Me levanté y me senté encima de él colocando mis rodillas a cada lado de su cintura. Le agarré de la nuca haciendo que nuestros labios se pegasen de nuevo mientras que con la otra mano seguía acariciando su pelvis. Sabía que era su punto débil. Mi vientre se encogía cada vez que entraba en contacto con su abdomen.


KAI
Tragué saliva cuando siguió acariciando mi pelvis con su mano. Acaricié su espalda sin parar de besarla, cubriéndola totalmente de agua, y bajando hasta su trasero, el cual acaricié con suavidad antes de volver a subir por la espalda.
La miré soltando leves jadeos y la besé en el cuello, estimulando los besos con la lengua.


SAYA
Cerré los ojos y respiré con fuerza cuando empezó a besarme por el cuello. Le acaricié el pelo empapado de la nuca pegando mi pecho al de él totalmente. Llevé mi otra mano a su ancha espalda por la cual ascendí mis dedos hasta su nuca y después los volví a bajar presionando su piel con intensidad.



KAI
La besé en los labios de nuevo llevando mis manos a sus caderas, acariciándolas de arriba abajo, pasando por sus pechos y sus hombros. Definitivamente, no podíamos darnos un baño tranquilos, no podíamos, porque acabábamos como siempre, haciendo el amor estuviésemos donde estuviésemos.
Rodeé su cintura con mis brazos pegándola a mí.



SAYA
Posé mis manos en su nuca y cerré los ojos de nuevo soltando leves jadeaos. Bajé mis manos hasta sus hombros abrazándome a él y besando sus labios jugueteando con ellos primero.
Y después le parecía extraño que me quedase embarazada…
No podíamos estar un segundo sin acariciarnos ni besarnos, incluido… cuando nos peleábamos…


KAI
La besé con más intensidad, fusionando nuestros labios de manera casi total, manteniendo nuestros cuerpos totalmente unidos. La miré a los ojos, la agarré bien de la cintura suspirando y poco a poco fui penetrando, aprovechando la postura, ella delante de mí, más bien… encima de mí...


SAYA
Cogí una bocanada de aire cuando penetró y me mordí el labio sintiendo una oleada enorme de placer. Jadeé y le miré a los ojos con nuestros rostros tan pegados que nuestros labios se rozaban cada vez que jadeábamos.
Le mojé los hombros con el agua y moví mi cadera muy lentamente provocando así la mayor excitación para los dos.



KAI
Solté un leve gemido y encerré sus labios entre los míos. Los movimientos entre los dos eran lentos, muy sensibles y profundos. Posé mis manos en sus hombros, apretando mis dedos contra su piel, moviéndome con ella, a un ritmo lento pero completo y firme. La besé en la barbilla.



SAYA
Cerré los ojos y solté un gemido mordiéndome el labio inferior. Posé mis manos en su espalda moviendo la pelvis muy suavemente al igual que la suya haciendo que gimiese de nuevo. Jadeé y la miré acariciando su labio inferior con los míos, atrapándolo y tirando de él con suavidad.


KAI
La besé con más intensidad, jugueteando con su labio y más tarde con su lengua. Acaricié su espalda de arriba abajo, acelerando paulatinamente el ritmo, muy poco a poco.
Jadeé apretando su cuerpo contra el mío, quedando totalmente pegados.


SAYA
Cerré los ojos con fuerza cuando Kai me hizo acelerar el ritmo poco a poco. Seguí sus movimientos incrementando mucho más la excitación, al menos por mi parte.
Clavé mis dedos en su espalda con cuidado de no arañarle como hice la última vez… y la otra vez que lo hicimos… y la anterior noche… y la mañana pasada… bueno… que tuve cuidado de no arañarle y punto.
Gemí de manera suave y acaricié sus labios con la punta de mi lengua.



KAI
Jadeé mirándola y pasé mi mano por su mejilla, empapando también su rostro de agua. Pasé la mano a la nuca para volver a besarla, enredando su pelo entre mis dedos, su pelo empapado por el agua.
Suerte que estábamos en una bañera, no tendríamos que ir a ducharnos más tarde…



SAYA
Moje los hombros de Kai mientras le besaba. Jadeé y le mojé el pelo echándosela hacia atrás sin parar de mover mis caderas. Me fijé en que el espejo del servicio estaba empañado, ya no solo por la temperatura del agua, sino también por la nuestra corporal, aún que, mi piel siempre sería mucho más cálida que la de Kai.
Le miré soltando un gemido y le volví a besar jadeando.


KAI
Hice que los movimientos y las penetraciones se volviesen más intensos, provocando una gran excitación. Jadeé con sus labios pegados a los míos y mis manos sujetas a su espalda y su nuca.
Cerré los ojos con fuerza agarrando la cintura de Saya, sin parar los movimientos.



SAYA
Empecé a gemir con más fuerza y volumen cuando las penetraciones se volvieron más intensas. Jadeé con más velocidad sintiendo como me excitaba cada vez. Bajé las manos y las posé en sus muslos presionando su piel bajo el agua. Cerré los ojos con fuerza y gemí de nuevo dejándome llevar por Kai.



KAI
Llegamos a un punto de intensidad tan excitante que supe que así no iba a durar unos segundos. Apreté con fuerza sus muslos y llevé mis labios a su cuello.
Dejé escapar el orgasmo intensamente, con mis manos sujetas a sus muslos y mis labios sobre su piel.


SAYA
Cerré los ojos con fuerza y fruncí el ceño agarrándome a la espalda de Kai cuando tuve el orgasmo segundos después que él. Dejé caer la cabeza hacia abajo y apoyé la frente en su hombro jadeando. Tragué saliva y deposité un beso sobre su piel respirando hondo después.
Sonreí y giré la cabeza para mirarle pero sin separarla de su hombro.
-Vaya bañito más refrescante ¿eh?- Solté una risotada.


KAI
Sonreí cogiendo aire.
-Somos un caso perdido, no podemos estarnos quietecitos. –solté una risotada mirándola de reojo e hice que se tumbase sobre la bañera, cubriéndose de agua hasta el pecho.
-Ahora toca un agradable y, a poder ser, tranquilo baño. –esbocé media sonrisa.



SAYA
Alcé una ceja y le miré.
-¿A poder ser? Ni que te arrepintiese de lo que acabamos de hacer. Pues que te quede claro, no, no puedo quedarme quietecita, eres mío y hago contigo lo que me de la gana y si quiero hacerte el amor todos los días te lo hago y me da igual lo que pienses o lo que digas.- Asentí
Jo… que a gusto se quedaba una diciendo esas cosas… ahora entendía a Kara.
Cerré los ojos y apoyé la cabeza en su hombro encogiendo las piernas. Después de hacer el amor, siempre parecía una gatita mansa... y como me gustaba.



KAI
En un principio hice ademán de alejarme de Saya cuando se acercó.
-Vale… pero no me violes… -sonreí y la abracé de la cintura besándola en el pelo.
-Lo haremos todas las veces que quieras, si aguantas, claro. –solté una risotada y la tapé la boca antes de que me soltase cualquier insulto.


SAYA
Aparté la cara de su hombro para mirarle, pero me tapó la boca… ¿qué cojones hacia este ahora?
Le miré de soslayo y aparté su mano de mi boca suspirando.
-Me encanta lo poco romántico que eres a veces, Kai.- Me aparté de él hacia el otro lado de la bañera y cogí mi esponja para empezar a enjabonarme.



KAI
Suspiré y la agarré juntándola de nuevo a mí.
-Vale, calladito soy más romántico. –me apoyé con la espalda en la bañera y a ella en mi pecho.
-No te enfades… -la besé en la mejilla con suavidad.
-¿Sabes que te quiero? ¿Y que mañana te voy a echar de menos? –la di otro beso.


SAYA
Le miré de reojo y alcé una ceja.
-¿A si? Lo primero no me lo creo y lo segundo, me lo creo aún menos.- Me encogí de hombros.
-¿Quererme tú a mí? ¿Qué me vas ha echar de menos? No me mientas que te conozco.- Me enjaboné una de mis piernas sacándola de nuevo fuera de la bañera.


KAI
Posé mi barbilla en su hombro mirándola.
-¿Cómo puedes ser tan mala conmigo, eh? –la besé al lado de la comisura de los labios, apretándola contra mí.
-Sabes de sobra que es verdad. –le di otro beso.
-No seas tan hostil conmigo.



SAYA
Le miré de reojo y suspiré.
-Kai, yo nunca soy hostil.- Le pringue la nariz con espuma y me reí al ver la cara que ponía.
-Uuuh, pero mira que guapo está. Espera…- Me llené el dedo de espuma y se lo pasé por el bigotillo y la perilla. Sonreí y le miré.
-Mira, me voy a casar un viejete.- Me reí de nuevo.



KAI
Alcé las cejas y negué con la cabeza, apoyando después la frente en su hombro.
-Hablando de eso… Yo había estado pensando… -la miré, aunque no pararía de reírse si llevaba ese careto, me pasé la mano por la cara.
-Que si querrías que nos casásemos dentro de… una semana, quizá. No hay mucho que organizar y no vendrá mucha gente que se diga… Así que… ¿tú que piensas?



SAYA
-Pues…- Me recosté sobre su pecho y le agarré de una de sus manos con la cual empecé a juguetear con mis dedos y los suyos.
-Creo que está bien, cuando te convenga a ti. Siempre estás de papeleo hasta arriba o si no de reunión en reunión. Por eso no te he dicho nada, esperaba a que tú lo decidieses.- Le miré.
-Además, tú eres el rey, se supone que se debe hacer lo que digas o lo que ordenes… bueno, ya me entiendes.- Volví la mirada al frente sin dejar de juguetear son sus dedos.



KAI
Suspiré con la cabeza apoyada en la suya y la barbilla en su hombro.
-Eso para mí no influye nada en cuanto a casarnos. Eso es cosa de los dos, porque no es un mandato, es algo que quiero hacer contigo, por eso te pregunto, quiero saber que es lo que tú quieres, Saya. –la miré.
-Tú eres la que se va a casar conmigo, digo yo que tienes derecho a opinar, ¿no? –esbocé media sonrisa.
-Pero si tú estás de acuerdo, será la semana que viene.



SAYA
Le miré y suspiré.
-Me parece bien, Kai, sabes que me da igual la fecha. Siempre que te venga bien a ti me vendrá bien a mí.- Apoyé la nuca en su hombro y encogí las piernas contra mi pecho. Cerré los ojos y agarré una de las manos de Kai llevándola a mi vientre.
-¿Aún lo sientes?- Sonreí.


KAI
Sonreí y cerré los ojos suspirando.
Busqué dentro de ella algún punto de frío, al menos más frío que el resto de ella. Tardé un poco, era muy, muy pequeño, no llegaba al mes, era tan sólo una célula.
Abrí los ojos cuando lo encontré.
-Sí, aún lo siento. –sonreí mirándola.


SAYA
Le miré y sonreí. Me sumergí en sus ojos azules mientras le acariciaba la mejilla con mi mano mojada. En eso momentos me sentí muy feliz, los dos juntos y con la mano de Kai en mi vientre notando como nuestro pequeño iba creciendo.
Cerré los ojos y le besé dulcemente apoyando la cabeza después en su hombro.
Si eso era felicidad no lo cambiaría por nada del mundo.


KAI
Sonreí cerrando los ojos cuando se apoyó en mi hombro y acaricié su vientre con suavidad. En esos momentos desearía que parase el tiempo, no había nada que pudiese molestarnos, solos Saya y yo, aunque… bueno, algo acompañados, pero eso era lo que me parecía mejor. Nuestra familia ya estaba completa, pero un segundo hijo siempre trae felicidad a una familia de tres.



SHARON
Me levanté antes de que el sol saliese del todo. Aproveché que Jack estaba dormido, o eso parecía, para irme a cambiar de ropa.
Cuando hube terminado, me acerqué a la cama donde dormía Jack, repito, o eso parecía, y posé mi mano en su hombro para despertarle.
-Eh, tú, arriba.


JACK
Sentí algo tocar mi hombro, agarré a mi atacante y lo empotré contra la cama donde estaba tumbado posándome encima con mi antebrazo sobre su cuello. Entonces me di cuenta de que era Sharon.
-Oh… -la solté y me senté. El tiempo que había pasado con Draco había sido siempre así, no me fiaba de nadie allí.


SHARON
Cogí aire después de que Jack intentase ahogarme. Fruncí el ceño ¿Oh? ¡¡¿Cómo que “Oh”?!! ¡Ni “Oh”, ni “Ah”!
Entrecerré los ojos y estampé mi pie en su nuca tirándole de la cama.
-Pero serás idiota.- Me levanté de la cama frotándome el cuello.
-¡¿Pero a ti que coño te pasa, híbrido?!


JACK
Fruncí el ceño levantándome cuando me tiró de la cama.
-¿Qué qué me pasa? ¿Qué coño te pasa a ti? ¿Por qué tienes que tocar para despertarme? ¿No sabes llamar con la voz como hace todo el mundo? Me he imaginado que ibas a atacarme, ¿qué creías? Y qué menos, tratándose de ti, tendría que haberte dejado un rato por si acaso… -me froté la nuca, donde había recibido la patada.



SHARON
Fruncí el ceño y le miré cabreada.
-Pero serás capullo. ¡¿Y yo que coño sabía que te ibas a poner así por tocarte?! Si lo llego a saber te arreo una patada en la cara y asunto resuelto, ya verás como así si te despertabas, mamonazo.- Suspiré intentando relajarme.



JACK
-Ey, cálmate y deja de gritar, que es muy temprano para dar dolores de cabeza… -suspiré y cogí mi pantalón para ponérmelo, ya que había dormido con los calzoncillos solamente.
Esa tía se ponía como una energúmena, joder, de toda la vida cuando se quiere despertar a alguien, se le llama, no se le toca, como había hecho ella…


SHARON
Le miré y suspiré.
-Grito si me da la gana, y ahora termina de vestirte, que te largas de aquí.- Cogí mi llave para abrir la puerta. Al fin habíamos llegado al continente, así le perdería de vista.
-Date prisa de una maldita vez, joder. Tengo ganas de perder de vista tu culo.- Me apoyé al lado de la puerta a esperas de que el señorito se vistiese.



JACK
Negué con la cabeza vistiéndome.
-Gritas si te da la gana, matas si te da la gana, tocas si te da la gana y provocas si te da la gana, ya sé a la perfección que haces todo lo que te da la gana y no te manda nadie, no hace falta que lo jures, y sí, yo también quiero perder de vista tu culo. –me puse la camiseta y salí de la habitación, ya que la puerta ya estaba abierta.



SHARON
Le miré mientras salía del camarote el cual cerré. Le seguí hasta que salimos a la cubierta. La costa estaba a escasos metros del barco.
-Bien, como te dije, ahí tienes tu querido continente.- Señalé con la mano la costa.
-Ya puedes ir tirándote del barco, a no ser que quieras que lo haga yo misma.- Alcé las cejas y le miré.



JACK
La miré entrecerrando los ojos.
-No me digas que después de haberme aguantado todo el viaje quieres que a escasos metros del puerto me tire al agua. –solté una risotada.
-Lo siento, pero no te voy a dar ese placer, muñeca de trapo. –pasé mi dedo por su barbilla y me alejé de la borda, la veía capaz de tirarme.



SHARON
Solté una risotada y le miré.
-Muy bien, pues nada, puedes ir tirándote tú mismo, pero antes de que te vayas…- Le agarré del cuello de la camiseta con mis manos y le miré más de cerca.
-Que sepas que eres a la persona que más odio en este mundo y no quiero volver a verte por mi barco.- No le dejé contestar, mis labios sellaron los suyos presionándolos con fuerza. Aproveché el despiste y le empujé hacia atrás tirándole del barco. Me reí me acerqué a la borda sin apoyarme en ella y le miré desde el agua.
-Hasta la vista, Romeo.- Esbocé media sonrisa y me despedí con la mano.



JACK
Acabó tirándome al agua, pero cuando ella se concentró en empujarme, yo agarré una de sus pistolas quedándomela en la mano.
Moví la cabeza apartando mi flequillo de delante de los ojos y me despedí con la pistola en la mano.
-Adiós, mi amada Julieta, volveremos a vernos. –sonreí y me sumergí para ir hacia la orilla.



SHARON
Me llevé mi mano a la canana donde descansaba solo una pistola… ¡me había robado!
Puse los ojos en blanco y negué con la cabeza, menos mal que tenía un arsenal escondido en mi camarote. Miré de nuevo por la borda y sonreí rascándome la nuca.
-Eres un caso perdido.- Dije para mi misma y ordené dar media vuelta al barco… me daba la sensación de que no volvería a ver a ese chico… lástima.



JACK
Nadé hasta que por fin llegué al puerto, donde pude ver de lejos el barco alejarse. No quería volver a cruzarme con esa tía, o al menos no en poco tiempo…
Escurrí la ropa que llevaba, se había empapado con el agua, y busqué por el puerto algún lugar donde empeñar la pistola, aunque pusiese robar algo, el viaje iba a ser más complicado, por lo que con algo de persuasión y una vieja historia inventada podía sacarme un buen pellizco.



SAYA
Me desperté con una sensación algo rara. Había vuelto a tener un sueño rarísimo que se repetía desde hacía dos noches…
No le había contado nada a Kai, ya que era una tontería y según decía, no debía dejarme llevar por esas cosas, tan solo eran sueño… ¿no?
Me levanté de la cama, sola, ya que Kai se había tenido que ir temprano a la reunión con los sabios. Suspiré y me froté la nuca acercándome a la ventana. Corrí las cortinas y vi a Kai Jr. cepillando a su caballo tan contento. Allí estaba también David, que le saludé con la mano cuando levantó la mirada. Ese chico me caía bastante bien, la verdad, así que, decidí vestirme y bajar a hacerles una visita.


DAVID
Suspiré, la reina iba a bajar. No había podido dormir, porque cuando lo hacía, soñaba con ella… Esa mujer me había calado hondo, no había podido evitarlo, y yo no era un chaval que se enamorase de cualquiera…
Negué con la cabeza y seguí limpiando el caballo junto con Kai.


SAYA
Salí del castillo y me acerqué al establo donde estaban Kai y David cepillando a sus caballos.
Sonreí y besé en la cabeza a mi hijo que sonrió al verme.
Después miré a David y le dediqué una sonrisa dulce.
-Buenos días, señoritos madrugadores.- Solté una risotada.



DAVID
Miré a la reina, haciendo ver que no me había dado cuenta de que estaba allí.
-Oh, buenos días, majestad. –asentí.
-Bueno, tenemos que madrugar si queremos tener a los caballos listos para la excursión de hoy, ¿verdad, Kai? –sonreí.
-Bueno… no… no sé si tendréis… tendrás, mucho tiempo, pero… si quieres venirte…


SAYA
Alcé las cejas y miré a David cuando me ofreció que les acompañase en su excursión.
-Yo… muchas gracias, David, pero tengo que rechazar la oferta… no me gusta montar a caballo y encima sola, ya ni te cuento.- Negué con la cabeza y le miré haciendo una mueca de disgusto.
-Lo siento, de verdad.


DAVID
-Ohm… -bajé la cabeza.
-Bueno, pero no irías sola, vamos nosotros dos y… oh, en el caballo… -me sonrojé levemente.
-Bueno, si ese fuese el problema yo podría ir contigo… -dije cepillando al caballo, sin mirarla.
-Pero bueno, si, si no quieres venir, respeto tu decisión…


SAYA
Miré a mi hijo que me miraba suplicante poniendo morritos. Suspiré y les miré a los dos… parecían muy afligidos.
Puse los ojos en blanco y suspiré de nuevo.
-Está bien.- Miré a David.- Montaré contigo en tu caballo, pero no pienso volver a montar ¿entendido?- Señalé primero a David y después a Kai que contestó un “¡Si, señora!” poniéndose firme, como un soldado. Me reí y suspiré mirando después al caballo de David… ug… que poco me gustaban esos bichos…



DAVID
Sonreí asintiendo.
-De acuerdo, no te obligaré. –cogí la silla de monta.
-Vale, Kai, vamos a ensillar a Negrito, es un caballo bastante grande y podemos ir los dos, ¿me traes las bridas? –sonreí mirando a la reina y me llevé los cepillos dentro del almacén.



SAYA
Miré a Kai mientras corría dentro del establo para coger las bridas de caballo. Suspiré y me crucé de brazos mirando a Negrito.
-Muy bien, capuchino, tú no me caes bien y yo a ti tampoco, pero no se te ocurra hacerme alguna putadita o te teñiré de blanco ¿me has oído?- Dios… me parecía a Kai hablando con los animales y más amenazándolos… si es que… todo se pega menos la guapura.
El caballo sacudió las crines y relinchó. Sonreí y asentí.
-Bien, trato hecho.- Le acaricié el lomo mientras David y Kai volvían.


DAVID
-Bien, paso… -ensillé también al caballo de Kai, dejaría que él fuese delante para marcar el camino, le haría ilusión.
-Kai, hoy nos lideras, ¿vale? Pero al paso, tu madre no creo que quiera ir muy deprisa. –le acaricié el pelo cogiendo las bridas de sus manos para colocarlas.
-Todo listo. –cogí a Kai y le subí al caballo.
-Arriba, chaval, sujétate bien. –di una palmada al caballo y miré a la reina.
-¿Te ayudo?


SAYA
Miré a David y negué con la cabeza.
-No tranquilo, sé subir yo sola.- Sonreí y me agarré a las riendas del caballo. Me impulsé hacia arriba y me senté sobre la silla acomodándome en ella.
Miré hacia el suelo y un escalofrío recorrió mi espalda… dios, que alto estaba el suelo de repente ¿no?
Miré a David y solté una risotada nerviosa.
-Ya… ya estoy…


DAVID
Sonreí y me subí detrás de ella, cogiendo las correas. La miré, estaba muy cerca de mí… suspiré.
-Tranquila, estoy yo aquí, el caballo no hará nada raro, ¿de acuerdo? Confía en mí. –miré a Kai.
-Vale, al paso, que Negrito te siga. –sonreí mirando a la reina para intentar que se calmase, parecía muy nerviosa.



SAYA
Suspiré y asentí escuchando la voz de David. Me agarré a la silla de montar cuando mandó que el caballo emprendiese la marcha. Miré a Kai, que iba delante de nosotros y sonreí… jo… que bien lo hacia, incluso soltaba las riendas y estiraba los brazos hacia arriba…
Con David subido al caballo conmigo, me daba más confianza, él era un profesional y no tenía porque tener miedo, por lo que fui relajándome cada vez más.



DAVID
Estuvimos unos minutos montando hasta llegar a la ciudad, donde la gente hacía su vida como un día normal. Ese era mi mundo, y no el castillo, pero debía ganar dinero de alguna manera, y los caballos eran mi pasión, me gustaba lo que hacía.
La gente nos miraba y se inclinaba, todos conocían a su reina y a su príncipe, me sentía algo… fuera de situación…
Poco a poco nos recorrimos la plaza y algunas calles, Kai lo estaba haciendo muy bien.
-Vale, Kai, ¿qué te parece si llevamos a los caballos a beber agua? –hice que el caballo girase hacia una fuente.


SAYA
Una vez relajada, el paseo a caballo no eran tan malo como yo lo pintaba. David manejaba muy bien a Negrito y yo me sentía cada vez más segura.
Miré a Kai cuando David le mandó que parase para que los caballos pudiesen beber agua.
Una vez quietos, esperé a que David se bajase del caballo primero y después fui yo.
Al bajar, me desequilibré un poco y me agarré a los brazos de David para no acabar en el suelo. Le miré y sonreí algo avergonzada.
-Lo siento…- Me separé con suavidad y miré como Kai acariciaba a su montura mientras bebía agua.


DAVID
Sonreí algo sonrojado y nervioso cuando la reina se agarró a mí para no caerse, yo la sujeté por puro instinto. Verdaderamente estaba teniendo en la mente cosas que no deberían pasar por ahí, era la reina, la mujer del rey, de un REY, que además… ¡era mi jefe!
Tenía que quitarme la tontería de la cabeza, ya.
Suspiré acariciando al caballo mientra bebía agua.
-Qué calor, ¿verdad, Negrito?


SAYA
Me senté en el borde de la fuente mientras los caballos bebían. Kai parecía muy contento diciéndole cosas bonitas al oído de su caballo… que rico…
Suspiré y miré a David… el también era muy rico y bastante mono.
-David, ¿cuántos años tienes?


DAVID
Miré a la reina cuando me preguntó.
-¿Eh? Ohm… tengo veinticinco, los cumplí hace un par de meses, mi madre dice que aún soy muy joven para todo y… bueno, hasta ahora no había salido de casa… -sonreí algo avergonzado.
-Mi madre no tiene muy buena salud y prefiero cuidar de ella, pero mi hermana pequeña ya es mayorcita para apañárselas sola, por eso he venido a trabajar, el dinero es básicamente para ellas. –sonreí cogiendo un poco de agua de la fuente para beber yo también.



SAYA
Le miré mientras bebía agua y sonreí.
-Eres un buen hijo, por cierto, no creo que seas aún muy joven, yo tan solo te saco un año.- Sonreí de nuevo y metí mi mano en la fuente jugueteando con el agua.
-Ohm, por cierto, me llamo Saya, nada de alteza, mi reina ni nada de eso.- Me reí levemente y miré el agua.
-Prefiero que me llamen por mi nombre, me gusta más.


DAVID
Miré a la reina y asentí.
-Me cuesta tener que hablar a una reina de tú, pero… si es lo que quieres, te llamaré por tu nombre, Saya. –sonreí.
-Por cierto, un nombre precioso. –suspiré echando mi pelo hacia atrás y miré al caballo que relinchó.
-¿Ya estáis saciados? –miré a la reina.
-Entonces podemos irnos ya. –sonreí de nuevo.



SAYA
Suspiré y me levanté de la fuente para volver a montar en el caballo. Miré a Kia como se montaba y después me subí yo al caballo dejándole un hueco a David para que montase atrás.
-Bueno, en realidad todavía no soy la reina, aún no estoy casada con Kai… bueno, con el rey.- Me agarré a la silla de montar, como antes.



DAVID
Fruncí el ceño mientras me subía al caballo detrás de ella.
-¿En serio? –miré a Kai de reojo.
-Bueno… pensé que, después de tener un hijo de casi siete años estaríais casados, serán cosas mías… -hice andar al caballo para volver, sería pronto la hora de comer.


SAYA
Asentí y le miré de reojo.
-Si, la verdad es que estuve casada con él, pero… nos divorciamos al poco de nacer Kai… yo, bueno… me marché a vivir a otro lugar y después cuando el rey desapareció, me quedé en el castillo al cuidado de Kai. Nos volvimos a encontrar años después y… ya sabes lo que pasa, el primer amor nunca se olvida.- Sonreí y miré al frente.



DAVID
Alcé las cejas. El primer amor y… el definitivo, vaya. Por dentro eso me estaba picando, la verdad, pero… ¡¡Ah!! ¡Que estaba casada, joder!
Meneé la cabeza.
-Vaya, qué curioso, yo nunca creí que el primer amor pudiese ser el definitivo… -esbocé media sonrisa algo forzada.



SAYA
Asentí pesadamente y sonreí.
-Es curioso, ¿no? Nunca antes me he enamorado de otro hombre desde que conocí al rey. He tenido muchos pretendientes, y te puedo asegurar que más de una mataría por estar con alguno de ellos, pero…- Me encogí de hombros.
-No sé… ninguno tenía lo que tiene el rey…


DAVID
Fruncí el ceño negando con la cabeza, si ese tío…. Dios, David, cálmate, ¿qué clase de pensamientos tienes en tu enorme cabezota hueca?
-Vaya… si no es indiscreción… ¿qué es eso que tiene el rey que no tenemos los demás hombres del planeta? –me reí.



SAYA
Me encogí de hombros y sonreí.
-Pues, que es diferente, no sé… tal vez tenga algo que ver con su elemento…-Sonreí de nuevo y negué con la cabeza.
-Con esto no quiero decir que los demás hombres del planeta no valgan la pena, hay de todo ¿no? Pero… no sé… creo que yo ya he encontrado a la persona con la que quiero compartir mi vida, aun que sea egocéntrica, celosa, mandona y no pare de discutir con ella.- Suspiré y miré a David de reojo.
-Tú… ¿no tienes novia?


DAVID
Me sonrojé levemente desviando la mirada.
-Pues… no. Tuve una hace un tiempecillo, pero… me dejó después de tres años de relación. –me encogí de hombros.
-Un tío mejor para ella se cruzó en su camino. ¿Qué le voy a hacer? No era el chico de su vida… -sonreí levemente.


SAYA
Le miré y suspiré.
-Vaya… lo siento…- Bajé la cabeza algo avergonzada.
-No debía preguntarte nada de eso… seguro que te ha traído malos recuerdos… soy una bocazas…- Me rasqué la nuca algo colorada.



DAVID
-¿Eh? No, no, no, no, no, qué va… Eso fue hace un año, todo está bien. –posé mi mano en su hombro.
-De verdad, no hay ningún problema. Si lo hubiese, no te lo habría contado, de verdad. –suspiré, esperaba que no se sintiese mal por contarle mi vida, hablaba más de la cuenta…



SAYA
Le miré y sonreí posando mi mano en la suya ya que la tenía en mi hombro.
-No te preocupes, seguro que encontrarás a la chica de tus sueños. Solo tienes que mirar bien.- Sonreí de nuevo y me incliné hacia atrás para poder depositar un beso en su mejilla.
Sonreí de nuevo y volví la mirada al frente. David me caía muy bien y era un chico que no se merecía sufrir…


DAVID
Tragué saliva cuando me besó en la mejilla y me llevé los dedos donde había depositado sus labios, poniéndome colorado. Menos mal que ella estaba de espaldas a mí…
Dios… No paraba de pensar en lo que no debía, ¿cómo iba a ser esa mujer la mujer de mis sueños? Ella ya tenía a su hombre, y era nada menos que mi jefe…
Suspiré bajando la cabeza y me concentré en el camino de vuelta.



SAYA
El camino de vuelta a casa se me hizo bastante corto, pero ya era hora de ir a comer y David también se merecía descansar un poco.
Me bajé de caballo en cuanto llegamos y ayudé a Kai a bajarse también que salió corriendo despidiéndose de David con la mano y entró en casa.
Sonreí y agarré las riendas del caballo que había dejado Kai.
-Venga, te ayudo a guardarlos.


DAVID
La miré cuando se ofreció a ayudarme.
-¿Qué? –negué con la cabeza.
-No, no, no, es mi trabajo. Yo cuido de los caballos y enseño a Kai a montar, por eso me paga el rey… -me reí.
-En serio, no hace falta, deberías irte a comer, Kai te estará esperando, yo acabaré.


SAYA
Le miré y suspiré dándole las riendas del caballo de Kai.
-¿En serio? ¿Estás seguro?- Entrecerré los ojos mirándole.
-Ya, lo que pasa es que quieres deshacerte de mí, ¿verdad?- Me reí y negué con la cabeza.
-Está bien, será mejor que me vaya. Gracias por el paseo.- Le di un beso en la mejilla para despedirme y me giré para volver a casa.



DAVID
Me despedí con la mano mientras se marchaba. Si quisiese deshacerme de ella… Suspiré sentándome al lado del caballo, que me olió el pelo.
Le miré.
-Estoy más que atontado, ¿verdad? –le acaricié el morro, a lo que el caballo respondió empujando mi cabeza levemente.


SAYA
Entré en el castillo y cerré la puerta. Gracias a David había montado a caballo sin miedo… cosa que no hacía desde hacía años y pensaba repetirlo más veces.
Sonreí y entré en la cocina donde me encontré a Kai Jr. comiendo y hablando con las doncellas y las cocineras.
Cerré los ojos borrando la sonrisa de mi rostro cuando el olor de la comida me dio en la cara haciendo que tuviese náuseas.
Me llevé la mano a la boca y salí de la cocina disimuladamente y me dirigí al baño… era lo que menos me gustaba de los embarazos…


JACK
Después de estar tres horas yendo, viniendo, buscando y moviéndome, encontré una de las bases destruidas de Draco, ¿es que nadie había reparado en todo ese montón de escombros a las afueras de la ciudad? Había que estar muy ciego o ser completamente vago para no ponerse a buscar ahí.
Recorrí los escombros, evitando caerme con todos los pedazos y restos que había por allí, por desgracia, en la superficie no había nada que me sirviese, pero… el subterráneo estaba intacto.
Me costó un poco infiltrarme ahí abajo, pero cuando llegué, me encontré con los pasillos totalmente enteros, como si nada. Sonreí y empecé a caminar, debía haber algo ahí abajo que me sirviese…
Encontré una puerta de la que salía luz, ¿era posible?
Suspiré algo confuso y abrí la puerta lentamente, dentro no había nadie, pero… la luz procedía de un enorme tanque expuesto en la pared, lleno de un líquido brillante, y dentro…
Abrí los ojos ampliamente.
-¿Qué coño…? –me acerqué y me fijé bien. Era… Kai…
Fruncí el ceño, no, no podía ser Kai. Parecía Kai, era igual que Kai, pero… no tenía ombligo…
-Joder, Draco… ¿qué coño pensabas? –eso era nada más y nada menos que un clon de Kai, o eso era lo que parecía.
-Esto es imposible… -suspiré y me acerqué al tanque, que contenía un pequeño panel de mandos en su parte inferior.
Miré uno de los botones, el más llamativo, donde ponía “vaciar”. Miré al supuesto clon y apreté el botón.
El líquido brillante comenzó a desaparecer por algún conducto bajo la máquina, quedando el cuerpo sujeto por unos cables y la mascarilla que tenía alojada en la cara.
Lo miré cuando, de repente, abrió los ojos y posó una mano en el cristal.
-Impresionante… -se quitó la mascarilla mirándome, totalmente pasivo, como si no le importase nada, como si no conociese nada.
Sonreí, había encontrado algo perfecto…



SAYA
Empezó a caer la noche y Kai aún no había vuelto… pues si que cundía la mierda reunión esa… en fin…
Después de cenar, salí fuera, como todas las noches con Ziper para que pasease un rato e hiciese sus cosillas. Caminé por los jardines mirando de vez en cuando a Ziper por si acaso se metía por un sitio que no era, pero no, permanecía cerca de mí olisqueando entre los árboles y siguiéndome cuando me alejaba un poco. Miré al cielo, estaba levemente cubierto por nubes, pero se podían ver muy bien las estrellas.



JACK
Después de encontrar aquella maravilla, me di cuenta de que había un cuaderno de apuntes cerca de él, donde venían todos los datos, cómo “funcionaba”, cómo se había hecho…
Me lo había estado estudiando mientras nos dirigíamos al Reino del Hielo. Tardamos todo el día en llegar, es más, hasta la noche no estuvimos allí. Le había vestido y preparado para lo que quería que hiciese.
Al llegar, oí a la gente comentar que el rey se había marchado esa mañana en su nave particular a una reunión, y que no había vuelto.
Bueno, mejor así, no quería matarlo en su terreno, además, eso montaría un buen escándalo. Su ausencia me venía de perlas.
Estaba en el bosque, dirigiéndome hacia los jardines junto con mi nuevo amigo, pero vi a Saya con un perro por allí, por lo que nos escondimos, él con más torpeza que yo, ya que sólo me imitaba.
Me estaban poniendo todo en bandeja de plata, por Dios, esos días perdidos en el mar se veían recompensados.
Miré al clon de Kai.
-Ya sabes lo que tienes que hacer. –me miró mientras le hablaba, pero ni una palabra, ni un movimiento.
Simplemente salió de su escondite y fue al encuentro de Saya.


SAYA
Seguí caminando por el jardín cuando vi que Ziper se ponía a ladrar y olfateaba en el aire. Agachó las orejas y corrió para esconderse detrás de mí.
-Eh, ¿qué pasa?- Me agaché y le cogí en brazos. No paraba de gruñir y aullar al mismo tiempo. Le acaricié la cabeza y sonreí.
-Tranquilo, bola de pelo.- Seguro que había olfateado a algún lobo o cualquier animal grande que estuviese cerca.
-¿Ves? No pasa nada.- Ziper me lamió la cara y volví a dejarle sobre la nieve. Entonces fue cuando escuché pasos sobre la nieve, cada vez más cerca, me giré y vi a alguien saliendo entre los árboles. Retrocedí alerta, pero en seguida me calmé respirando hondo cuando vi que se trataba de Kai.
-Dios… me has asustado…- Dije mirándole mientras se acercaba. Entrecerré los ojos y le miré bien… ese… no era Kai… parecía Kai, pero no era él… sus ojos eran más fríos de lo habitual y a penas gesticulaba. Ziper empezó a ladrar retrocediendo un par de pasos.
Algo no andaba bien… miré a ese Kai de nuevo y fruncí el ceño.
-¿Qué está pasando aquí?- De repente le tenía frente a mí, fui a retroceder pero eso fue más rápido. Me agarró del brazo con fuerza impidiendo que me escapase. Cerré los ojos con fuerza por el dolor y solté un grito sordo cuando apretó más su agarré.
Miré a ese monstruo y entonces fue cuando estrelló su puño en mi cara haciéndome caer para atrás.
No sé que pasó a continuación, lo único que sé es que sentí que me alzaban y los ladridos de Ziper fueron alejándose cada vez más hasta que dejé de escucharlos…


JACK
Mi amigo, (vaya, eso sonaba irónico) hizo bien su trabajo, cogió a Saya sin que nadie le viese, sólo ese chucho, pero, ¿a quién se iba a chivar? Además, terminé atándole a un árbol para que no pudiese entrar en el castillo, así me aseguraba de que no le oían.
Por suerte, una de las antiguas bases de Draco que, cuando me revivió, ya estaba inutilizada, estaba situada prácticamente en la misma parte del continente que el Reino del Hielo, entre éste y el Reino del Agua.
Allí fue donde nos dirigimos. Hice que el clon dejase a Saya en una celda, esposada a la pared por unos grilletes. Suspiré mirándola, inconsciente, sobre el suelo.
-¿Sabes? Hoy es mi día de suerte. –le dije al clon, que tenía la mirada fija en Saya, ni siquiera me escuchó. Negué con la cabeza.
-Igual de idiota que Kai… -miré a Saya, la verdad es que me recordaba a alguien…
Fruncí el ceño y negué con la cabeza.
-Qué paranoia. –miré al clon.
-Quédate aquí y vigila que no escape, voy a hacer saber a Kai que su linda esposa está presa aquí. –solté una risotada y salí de la celda, cerrándola con llave.
El idiota seguía mirando a Saya.
-Arg… -me fui por el pasillo.



SAYA
Abrí los ojos lentamente sintiéndome muy desorientada… no recordaba casi nada de lo que había ocurrido, solo podía recordar los ladridos de Ziper…
Fruncí el ceño y quise frotarme los ojos, pero… no podía…
Abrí los ojos por completo y alcé las cabeza… tenía las manos encadenadas a la pared…
-¿Qué… qué pasa?- Miré a mi alrededor… estaba en una celda, en una mazmorra…
Vi a alguien al otro lado de la puerta de la celda… era esa cosa que se parecía tanto a Kai.
Fruncí el ceño y tiré de las cadenas intentando soltarme.
-¡Eh! ¡Eeeh!- Grité intentando llamar la atención del tío ese que estaba al otro lado de la puerta, pero nada, no me hizo ni puñetero caso…
No entendía nada, ¿por qué estaba encerrada y quién eres ese que se parecía tanto a Kai?
Respiré fuerte de la impotencia y seguí tirando de las cadenas…



KAI
Al fin llegué a casa, los malditos sabios me habían tenido allí todo el santo día sin darme un rato ni para comer, malditos viejos locos…
Cuando llegué a casa entré en la cocina y me hice con un cacho de tortilla que había sobre la mesa y subí las escaleras comiéndomelo. Me dirigí al cuarto de Kai y me asomé.
-Hola, pulga. –entré y fruncí el ceño al ver que el perro no estaba.
-¿Qué tal? ¿Y Ziper?


KAI JR
Me había dado un baño, como me había dicho mami, mientras ella se iba a la calle a pasear con Ziper.
Me estaba poniendo el calzoncillo de Spiderman cuando vi que papi entraba. Sonreí y me subí a la cama dando saltos cuando me saludó.
-¡Holita, vecinito!- Sonreí de nuevo y cogí mi pantalón del pijama con dibujos de Batman y me lo puse aún saltando sobre la cama. Miré a papi y me encogí de hombros.
-Bien, acabo de darme un bañito y ahora me iba a dormir.- Busqué mi camiseta por la cama y me dejé caer de rodillas sobre el colchón cuando la encontré enredada entre todas las sábanas.
La cogí y me la puse. Papá también me preguntó por Ziper.
-Está en el jardín con Mamá, como siempre.- Me acerqué a la ventana y miré por ella.
-¿Ves? Ziper está ahí…- Miré a Papá extrañado y le dije que se acercase con la mano.
-Papi… ¿por qué está Ziper atado a un árbol? ¿Y dónde está Mamá? Ella nunca le ataría a un árbol, le quiere mucho…- Miré a Papá aún más confuso. Miré la puerta y eché a correr sin ponerme las zapatillas. Salí de mi habitación y bajé las escaleras subiéndome a la barandilla y escurriéndome hasta abajo. Salté al suelo y corrí hacia la puerta de la calle, que estaba a punto de cerrarse por una de las doncellas.
-¡¡No!!- Grité y logré colarme saliendo a la calle. Corrí sobre la nieve descalzo… que fresquita estaba…
-¡Ziper!- Oí los ladridos de mi perrito y me dejé caer frente a él.
-Hola amiguito.- Abracé a mi perrito y vi que estaba atado al árbol.
-¿Y Mamá, Ziper? ¿Dónde está?- Miré hacia atrás y a los lados, pero Mamá no estaba. Ziper no paraba de ladrar y tiraba de la cuerda para poder soltarse.
-¡Papi! ¡Papá!- Llamé a Papá para que soltase a Ziper y buscásemos a Mamá.



KAI
Salí detrás de Kai cuando corrió fuera.
-¿A dónde vas? –corrí detrás de él y salí fuera, estaba con Ziper, que no paraba de ladrar nervioso.
-¿Y mamá? –fruncí el ceño agachándome, no sabía qué hacía el perro atado a un árbol, y además con una cuerda normal y corriente. Le desaté, agarrándolo antes de que echase a correr.
-¿Qué está pasando aquí?



KAI JR
Miré a Papá y negué con la cabeza.
-Mamá estaba aquí fuera con Ziper, es lo que me dijo antes de mandarme que me diese un baño…-Miré a todos lados de nuevo y entonces oí aullidos en el bosque.
-¿Se… se la han comido los lobos?- Miré a Papá asustado… Mamá se había ido… y no sabía a donde.
La puerta del castillo se abrió y vi como una doncella salía junto con el tío Max y más gente que vivía dentro del castillo.
-Mi señor… he visto a su mujer escasos diez minutos… estaba en el jardín antes de que usted llegase, pero… no estaba sola… estaba… estaba con usted, mi señor…- La doncella bajó la cabeza y la miré extrañado.
-Yo me ocupaba de cerrar la ventana cuando la vi, pensé que estaba con usted, por eso no le mucha importancia, después… simplemente desapareció…


KAI
Fruncí el ceño negando con la cabeza.
-¿Pero qué estás diciendo? Yo acabo de llegar, y no he pasado al jardín, he entrado directamente, no he visto a Saya en todo el día. –miré a Kai, parecía asustado, le acerqué a mí.
-¿Dónde está Saya?



MAX
Salí fuera cuando escuché algo de alboroto. Kai y mi sobrino estaban allí junto con un par de doncellas que se quedaron en la puerta mirando. Una de ellas mencionó algo sobre la desaparición de la reina… ¿Saya había desaparecido?-
-Dejadme pasar.- Las dije para que se apartase y poder salir yo.
Me acerqué a Kai y le miré.
-¿Qué ha pasado?- Vi que Kai Jr. estaba descalzo y asustado.
-Ven conmigo, nene.- Le agarré en brazos y le froté los brazos mirando a mi hermano.


KAI
Suspiré llevándome la mano a la frente.
-No puedo creerme lo que estoy oyendo… -miré hacia el suelo, era de noche y apenas se veía, pero al menos habían encendido la luz del porche. Busqué en el suelo y vi huellas, había huellas de varias personas, de distintos tamaños, por lo menos de tres personas.
Cerré los ojos suspirando y miré a Max, no quería decirlo, estaba el niño delante y las doncellas enseguida lo divulgarían por todo el palacio… pero Saya no estaba allí, y lo más probable era que… la hubiesen secuestrado…
Tragué saliva.
-Aquí no hay nada que ver, todo el mundo dentro, vamos.



MAX
Miré a Kai… sabía bastante bien lo que le recorría la mente ahora mismo y la conclusión a todo esto… Saya había sido secuestrada ¿por quién? No lo sabía pero si había sido capaz de secuestrarla pillándola desprevenida… nada bueno planeaba.
Suspiré y asentí mirando después a mi sobrino que tenía los ojos llorosos.
-Eh, peque, no llores, mamá está bien. Seguro que habrá ido a dar un paseo por fuera, ya sabes como es tu madre.- Sonreí y le sequé las lágrimas que se le escapaban.
-Venga, vamos dentro, hoy dormirás conmigo y con la tía, ¿te parece?- Kai asintió y se abrazó a mí apoyando su cabecita en mi hombro. Le acaricié la espalda y miré a mi hermano de nuevo.
-¿Tú que vas ha hacer?


KAI
Miré a Max.
-Voy a ir a buscarla, aunque no sepa dónde esté… -miré a Kai.
-Pero no debe estar muy lejos, así que la encontraré y la traeré a casa, no es bueno que esté por ahí a estas horas. –me acerqué para mirar a Kai, estaba preocupado, le cogí de la barbilla.
-Escucha, Kai, voy a ir a buscar a mamá, si tardamos un poco no te preocupes, ¿de acuerdo? –le besé en la mejilla.
-Mamá estará bien, ¿de acuerdo?



MAX
Miré a Kai Jr. y sonreí.
-Pues claro que está bien. Mamá es una aventurera y no se puede estar quieta entre estas cuatro paredes.- Me reí y acaricié el pelo de mi sobrino.
-Venga, enano, nos llevaremos a Ziper también.- Agarré al perro con el brazo que me quedaba libre y miré a mi hermano.
-Ten cuidado, Kai…- Le miré un momento y después me giré para meterme dentro del castillo. No me parecía buena idea que se fuese solo. Iba armado con su espada y era muy buen espadachín, pero…


KAI
Suspiré echándome el pelo hacia atrás. Iría a por Saya, eso seguro, pero… ¿dónde estaba? ¿Y quién cojones se la había llevado?
Caminé por la nieve, no sabía hacia dónde podrían dirigirse las huellas, estaban borrosas… Cerré los ojos intentando mantener la calma cuando oí una melodía. Me giré, y vi un móvil en el suelo, a los pies de un árbol. Me acerqué a él y lo cogí. Ponía “número desconocido”…
Suspiré y lo descolgué.
-¿Sí?


JACK
Sonreí cuando Kai cogió el teléfono, lo había encontrado, por lo que ya sabría que Saya no estaba por allí.
-Buenas noches, princesa. –solté una risotada.
-Adivina quién soy. –su voz se mantuvo en silencio.
-Bueno… veo que no te alegras mucho de oírme. –miré hacia la celda.
-Me da igual, me lo estoy pasando genial con Saya, ¿verdad? –sonreí.
-Oye, ¿cuándo vas a venir? Cuantos más seamos, ¿no, Kai?



KAI
No podía creerlo cuando oí esa voz.
-… ¿Jack? –negué con la cabeza, tenía que estar muerto, ¿cómo…? Claro, James había logrado sobrevivir porque no toda su esencia era Sombra, a Jack le había pasado igual…
-Jack, ¿dónde está Saya, qué la has hecho?



JACK
Negué con la cabeza.
-Calma, tigre, Saya está bien, aquí, sentadita y charlando conmigo, lo único que está algo enfadada conmigo por no haberla avisado antes de jugar. –torcí el morro.
-Si te das cuenta, en el móvil hay un pequeño mapa donde dice dónde estamos, te quiero aquí en un ratito. –sonreí y miré a Saya.
-¿Quieres decirle algo? –le mostré el teléfono.



SAYA
Como me imaginaba, el que había planeado todo esto era el cabrón de Jack… sabía que seguía vivo…
Fruncí el ceño cuando llamó a Kai y le incitó a que viniese… eso era lo último que debía hacer. Jack le estaría esperando para matarle y no podía consentirlo.
Le miré con más rabia cuando dirigió el móvil hacia mí.
Respiré con fuerza varias veces y miré el móvil.
-¡Kai, no vengas, por lo más sagrado, ni se te ocurra venir aquí! ¡Ya me las apañaré yo sola, pero no vengas! ¡Jack quiere tenderte una trampa!- Miré a Jack y acto seguido le escupí en la mejilla.



JACK
Fruncí el ceño cuando Saya me escupió. Me pasé la mano y después la crucé contra su cara, saliendo de la celda.
-Como ves, no te engaño, está aquí. –cerré la celda.
-Te esperamos impacientes. –colgué el móvil.



KAI
-No, ¡no! –colgué, maldita sea, tenía que llevarse a Saya… Miré el móvil, había un “nuevo mensaje”. Lo abrí, y me mostró el mapa camino hacia donde tenía que ir.
Cerré los ojos suspirando y guardé el móvil, debía ir en cuanto antes hacia allí, así que eché a andar.
No estaba muy lejos, tardaría sólo un par de horas en llegar.



SAYA
Solté un grito de ira cuando Jack colgó y se marchó. Tiré de las cadenas con todas mis fuerzas, pero eso no sirvió de nada tan solo para hacerme heridas en las muñecas.
Cogí aire y grité de nuevo sintiendo como mis ojos derramaban lágrimas de la impotencia de no poder soltarme y arrancarle la cabeza a Jack.
Bajé la cabeza y jadeé cansada de tanto tirar de las cadenas.
El clon de Kai estaba allí, mirándome como si nada. Jack era el único que tenía poder sobre esa cosa, por más órdenes que yo le diese, no me obedecería…
Tenía que hacer algo antes de que Kai llegase hasta aquí.



KAI
Cuando me alejé completamente del bosque y del reino llegué a pensar que me había perdido, pero a lo lejos se alzaba una mansión bastante visible, tenía que ser allí. Cómo no, Jack se lo había montado a lo grande, no podía ser de otra manera. Esperaba que Saya estuviese bien, que no la hubiese hecho nada.
Entré, no había absolutamente nadie por ninguna parte, ¿dónde estaría metida esa alimaña?
Miré unas escaleras que dirigían a los subterráneos. Si tenía secuestrada a Saya, estaría ahí abajo. Corrí por las escaleras hasta llegar abajo.
-¡Saya! –seguí corriendo por el pasillo hasta que encontré dónde estaba.
-Saya. –me acerqué a las rejas.



SAYA
Jack no volvió a aparecer por la celada y mejor así porque sería capaz de arrancarle la cabeza con las piernas si hacia falta.
Tan solo estaba yo en la celda y esa cosa que no paraba de mirarme.
Entonces escuché unos pasos y la voz de Kai… ¿Kai? Mierda… había llegado al fin…
Levanté la cabeza y le miré a través de los barrotes de la celda. EL clon se giró al oír también su voz.
-Kai… ¡márchate de aquí! ¡Lárgate! Te dije que no vinieses, ¡vete!- Seguro que Jack tenía algún plan y metería a Kai en una trampa. Si podía evitarlo, lo haría.
-Vete de aquí, Kai.


KAI
Suspiré mirándola, entonces fue cuando me fijé en su carcelero, era… era yo…
-J… -no quise decir nada, pero era impactante ver aquello. Eso sería lo que había visto la doncella…
Miré a Saya.
-Saya, tenía que venir, ¿cómo crees que voy a dejarte aquí sola? ¿Estás loca? –miré de nuevo mi otro yo, no sabía si me pararía, pero empecé a congelar la cerradura.


SAYA
Miré a Kai y negué con la cabeza tirando de las cadenas.
-¡Qué no, vete, Kai!- Miré al clon que se giró por completo a Kai y se puso entre la puerta y yo. Esto no tenía buena pinta y me estaba poniendo cada vez más nerviosa.
-¡Joder, Kai, hazme caso y lárgate de una puta vez!- Vi que la mano derecha del clon se tornaba color azul y que de ella emergía una estaca de hielo. Seguro que esperaría el momento adecuado en cuanto Kai abriese la puerta y atacarle con ella.
-Kai, ten cuidado, lleva una es…- No me dio tiempo a terminar la frase. Cerré los ojos con fuerza cuando la estaca fue lanzada, en vez de hacia Kai, hacia mí clavándose en mi hombro izquierdo. Solté un alarido y dejé caer la cabeza dolorida. El clon me miró esbozando media sonrisa burlona y después volvió a girarse hacia Kai creando otra estaca…
Apreté los dientes sintiendo como mi hombro izquierdo iba congelándose poco a poco.


KAI
-¡¡Saya!! –grité cuando el maldito clon la atacó.
Lancé un grito de guerra provocando una explosión de hielo en la puerta de la celda, haciendo que diese de lleno al clon, apartándolo de Saya.
Me acerqué corriendo a ella.
-Saya… -me agaché.
-Tranquila, lo sacaré… -agarré la estaca de hielo con fuerza, y posé mi mano libre en su hombro. Tiré de la estaca, la había dejado el hombro destrozado.
-Dios… -posé mi mano en su hombro, debía al menos cerrarle la herida para que no se desangrase.
El clon se estaba deshaciendo de su celda, por lo que debía darme prisa. Con la otra mano, fui congelando una de las cadenas.
-En cuanto te libere nos vamos de aquí, no pienso dejarte aquí ni a ti ni a nuestro hijo, ¿de acuerdo? –el grillete se soltó y comencé a congelar el otro.


SAYA
Solté un grito cuando Kai se deshizo de la estaca que tenía clavada en el hombro izquierdo. Jadeé y noté que mi mano izquierda se liberaba del grillete. Sentí alivio y a la vez dolor por la herida del hombro.
Levanté la cabeza cuando vi que el clon se levantaba apartando la puerta de un golpe. Creo otra estaca en su mano y la lanzó hacia la espalda de Kai que se ocupaba de romper el otro grillete que aún me inmovilizaba.
-¡Kai, aparta!- Le empujé con un pie separándole de mi. Me eché a un lado junto cuando la estaca se clavaba donde antes estaba Kai. Por suerte no le había alcanzado. Miré al clon que frunció el ceño y fue a por Kai directamente. Mi mano derecha aún seguía con el grillete, pero estaba congelado, por lo que tiré varias veces hasta que se rompió. Me levanté agarrándome a la pared y llevándome la mano derecha al hombro herido que había parado de sangrar. Dirigí mi mirada al suelo y cogí una barra de metal de la celda y me acerqué al clon que no paraba de atacar a Kai lanzándole estacas y bolas de hielo que él lograba esquivar.
Fruncí el ceño y me coloqué a sus espaldas.
-¡Eh!- El clon se giró y me miró.
-Es hora de dormir un rato.- Le golpeé la cabeza con la barra de hierro con todas mis fuerzas y haciendo caso omiso de la herida del hombro. El clon salió despedido al suelo inconsciente. Dejé caer la barra y me llevé la mano al hombro dolorida. Hice una mueca de dolor y miré a Kai.
-¿Estás bien?


KAI
Respiré hondo cuando Saya me libró de aquella cosa. Asentí y me acerqué a ella, tenía el hombro malherido, no había podido curarla bien.
-Yo estoy bien, no ha conseguido darme… -la miré el hombro.
-Pero tú no estás bien… -negué con la cabeza, la herida era muy profunda.
-Tienes que irte de aquí, Saya, Jack sigue por aquí. –salí de allí tirando de su mano buena, miré a todas partes alerta por si oía algún ruido.



SAYA
Miré a Kai y negué siguiéndole.
-No… no voy a irme y dejarte aquí con ese tío…- Bajé la voz cuando salimos de las celdas. Jack estaría esperando a Kai.
-Me iré de aquí contigo, pero no sin ti…- Negué con la cabeza mientras nos dirigíamos al exterior. Kai insistía en que me fuese, pero por nada del mundo le dejaría solo con ese maniático… lo más seguro es que quisiese terminar con lo que empezaron aquella vez hace mucho tiempo…



KAI
Suspiré, sabía que Saya no iba a irse, no iba a convencerla, pero corría peligro con Jack ahí dentro, aunque al que quisiese fuese a mí, no me fiaba de que fuese a dejar a Saya tranquila.
Subimos las escaleras de lo que eran las mazmorras y nos dirigimos al final del pasillo, apoyé mi espalda en la pared haciéndole un signo a Saya de que guardase silencio.
Desenvainé la espada lentamente y una vez estuvo totalmente fuera paré la estocada que Jack me había lanzado.



JACK
Sonreí cuando Kai paró mi golpe.
-No has perdido esos reflejos, ¿eh? –di un salto hacia atrás recogiendo mi espada a un lado, Kai se colocó delante de Saya, protegiéndola, como si me interesase hacerle nada a ella.
-Kai, no seas tonto, ¿a caso no sabes por qué te he hecho venir a estas horas?



KAI
Fruncí el ceño.
-Di lo que quieras, Jack, pero no voy a morir de nuevo por tu culpa, te lo aseguro. Además, has perdido parte de tus poderes y ahora eres más débil, tengo más posibilidades que tú, lo mejor será que acabemos cuanto antes, siempre y cuando dejes a Saya al margen. –él soltó una risotada. Negué con la cabeza y miré a Saya, pero con la espada en alto.
-Saya, no te metas en esto, si no vas a irte al menos cúbrete, no quiero que te roce ni un solo pelo.


SAYA
Jack esperaba a Kai fuera. Miré a Kai y suspiré dándole a entender que me costaba no meterme en esto… si Jack llegase a herirle no podría mantenerme quieta… pero… esto era algo entre él y ese híbrido de mierda…
Fruncí el ceño y retrocedí un par de pasos apoyando mi espalda en la pared de las mazmorras.
Miré a Jack y después a Kai, tragué saliva sin poder hacer nada a parte de mirar.
-Kai… ten cuidado…- Miré a Kai y en esos momentos, la pared en la que estaba apoyada se desquebrajó rompiéndose en mil pedazos. Me cubrí la cabeza y vi aparecer al clon de Kai donde antes estaba la pared.
-¡Mierda! ¿Aún sigue en pie?- Intentó agarrarme, pero conseguí esquivarle echándome a un lado. Estaba claro que esa cosa iba directa a por mí…


KAI
Me giré cuando oí la pared desquebrajarse, aquella cosa seguía viva y estaba a punto de atacar a Saya.
-¡No! –di un paso hacia allí, haciendo ademán de ir a ayudarla, pero Jack, con su antebrazo, me empotró contra la pared, apretando mi cuello.



JACK
Negué con la cabeza cuando Kai pretendió irse e impedí que lo hiciese.
-¿A dónde crees que vas? Tú peleas conmigo, deja a Saya tranquilita que se divierta con tu hermano gemelo. –frunció el ceño empujándome, haciéndome chocar contra la pared que tenía detrás.
-Así me gusta, que te enfades. –le agarré de la camisa empujándole fuera del pasillo, ese no era un buen lugar para un combate con espadas.
Le hice caer al suelo de espaldas, pero con sus pies me lanzó hacia adelante, haciéndome caer boca abajo. En seguida me levanté y paré una estocada que me lanzó.
-Me encanta.


SAYA
Jack atacó a Kai lanzándolo al exterior. Quise ayudarle pero el clon de Kai seguía intentando atacarme. Me agaché cuando se armó con una estaca de hielo y quiso clavármela. Seguí esquivando ataques, pero una de las veces me agarró por el cuello y me alzó en el aire. Me empotró contra la pared y seguidamente contra la que tenía en frente. Agarré la mano que me oprimía el cuello para intentar que la aflojase. Finalmente me lanzó hasta el exterior. Caí al suelo de espaldas totalmente dolorida. Me levanté como pude hasta ponerme en pie. Miré hacia las mazmorras de donde salió el clon creando otra estaca más.
Jadeé del cansancio y me di cuenta de que estaba en el exterior, en el bosque, me sabía manejar bastante bien por el mientras que ese clon… bueno… era solo fuerza bruta, parecía ser un cabeza hueca.
-Muy bien, ya estoy harta de tanto golpe.- Me quité los zapatos y miré hacia el bosque.
-¡A ver si me pillas ahora!- Eché a correr introduciéndome entre los árboles seguida por esa cosa… esperaba que mi plan
SAYA
Seguí cfuncionase y pudiese quitármelo de encima.


KAI
Miré a Saya, que salió al exterior por ser lanzada por aquel bicho.
-Mierda… -tuve que defenderme con la espada para que Jack no me hiriese. Esperaba que Saya estuviese bien, ahora no podía ver lo que hacía ni lo que le hacía aquel clon, temía por ella…
Empujé a Jack haciendo que retrocediese.
-Debiste quedarte en la tumba la primera vez, porque sufrir la agonía dos veces no debe ser gratificante. –le ataqué con la espada, ataque que bloqueó, atacándome después.


JACK
Sonreí.
-Oh, Kai, no estés tan seguro. Como ves, no estoy tan débil como tú pensabas, ahora soy más fuerte aunque no lo creas, y esta vez serás tú el que se quede en la tumba. –lancé una estocada con varias estacas de hielo, logrando herirle en la mejilla, aunque fuese poco, yo llevaba las riendas.

SAYA
Seguí corriendo esquivando a ciegas las estacas que aquella cosa me lanzaba. Una de ellas llegó a herirme en la pierna derecha, tan solo fue un arañazo pero fue bastante como para que ralentizase la carrera. Giré la cabeza para mirar a mi adversario que se me echaba encima como una bala. Reanudé la carrera de nuevo jadeando y metiéndome entre la maleza.
Divisé un árbol con el tronco bastante ancho. Corrí hacia él y cuando estuve a su altura, rápidamente me escondí detrás de él viendo como el clon de Kai pasaba de largo…
-Tonto como él solo…- Jadeé y alcé la cabeza para mirar la altura del árbol. Me giré de cara al árbol y de un salto, me agarré a la primera rama y de esta a la segunda. Fui subiendo por el árbol de rama en rama con bastante agilidad y rapidez.
Miré al suelo cuando estuve a una altura pronunciada. Desde ahí podía ver todo el bosque… pero no veía a Kai ni a Jack…
Me senté en la rama apoyando la espalda en el tronco y suspiré cerrando los ojos para recuperar el aliento. La falda del vestido me estorbaba, por lo que agarré el extremo y tiré de la tela desgarrándola y haciendo que la falda me quedase más corta, más allá de las rodillas.
Volví a bajar la mirada, al menos había despistado a esa cosa inmunda que se parecía a Kai…



KAI
Jack había logrado hacerme un arañazo en la mejilla que apenas noté, pero enseguida logré hacerle una buena herida en el pecho, sangrante. Me lancé acto seguido sobre él, haciéndole caer al suelo de espaldas y le di un puñetazo en la cara, a lo que respondió atacándome con la espada.
Rodé hacia un lado intentando esquivarlo, pero me alcanzó levemente en un brazo. Me incorporé haciendo caso omiso al dolor.
-¿No te habías vuelto más fuerte? Levántate, entonces. –corrí a atacarle, pero movió la pierna haciéndome saltar para no tropezar y me atacó de nuevo con la espada, haciéndome una herida más importante en el costado.
Retrocedí con la diestra en la herida y la zurda empuñando la espada.

JACK
Esbocé media sonrisa levantándome.
-No sé por qué te haces ahora el chulo, Kai, lo tuyo son las miradas frías. –le volví a atacar, aprovechando que tenía una mano en la herida. Esta vez sí que acabaría con él, eso seguro, aunque de nuevo me llevase con él.



KAI
Me defendí de su ataque a duras penas. Tenía que volver a empuñar la espada con ambas manos, la herida la curaría más tarde.
En esos momentos vinieron a mi mente recuerdos de nuestra pelea casi ocho años atrás, cuando aún no había nacido Kai. Los dos nos enfrentamos, y acabamos los dos vencidos. Justo cuando Saya se había quedado embarazada…
Ahora lo estaba de nuevo y Jack y yo volvíamos a pelear, la sensación que me provocaba eso no era nada buena…



SAYA
No paraba de mirar hacia abajo por si el clon aparecía de nuevo. No sabía que hacer si me lo volvía a encontrar pero no podía quedarme allí eternamente.
Volví a mirar hacia abajo cuando escuché unos pasos y la maleza moverse… allí estaba otra vez. Al parecer se había pateado todo el bosque con tal de encontrarme.
-Vamos, Saya… tan solo es un hombre.- Fruncí el ceño y de un salto bajé de rama en rama a toda velocidad y justo cuando lo tenía debajo, lancé un grito de guerra golpeando su cabeza con mi pierna. Cayó al suelo conmigo encima. Rodé por el césped y miré al clon que se levantaba para volver a atacarme. Me levanté llevándome la mano a la frente de la cual emanaba un pequeño hilito rojo…
-Mierda…- Me había golpeado al caer y ni si quiera me había dado cuenta. Me levanté tambaleándome y miré al clon que volvió al ataque con sus estacas. Logré esquivar las que me lanzaba echando a correr de nuevo… Dios ¿es que no se cansaba nunca?



JACK
Tiré a Kai al suelo, haciendo que se diese con la cabeza. Di una patada a su espada, que salió disparada a varios metros de él, le apunté con la punta de la mía a la garganta.
-Al fin, ¿has visto? Esto se acaba, Kai, y esta vez no hay empate, gano yo. –me encogí de hombros.
-Mira, tómatelo bien, así nadie tendrá que aguantarte más. –sonreí agachándome delante de él, que retrocedió hasta la pared, apoyándose en ella con el filo de mi espada rozando su cuello.
-Encima que voy a hacerle un favor a todos tus seres queridos… mira que eres desagradecido. –clavé la espada en su hombro izquierdo, haciendo que se quedase atrapado en la pared.
-Espero que te duela.


KAI
Cerré los ojos con fuerza cuando me clavó la espada en el hombro. Le miré entrecerrando los ojos.
-Siento decepcionarte, Jack, pero hoy no pienso morir. –le propiné una patada en la barbilla, haciéndole caer hacia atrás. Aproveché ese momento para quitarme la espada del hombro, saliendo de él un chorro de sangre.
Jack se arrastró hasta mi espada, agarrándola con una mano. Corrí intentando evitar que le diese tiempo a incorporarse, y acabé por arrebatarle mi propia espada, colocando las dos alrededor de su cuello.
En ese momento pude ver su cara más inocente, de asustado. Me recordó a aquel que fue mi único amigo cuando era niño, no… no podía hacerlo así… estaba dudando



JACK
Kai se frenó cuando me tenía a punto, grave error. Con mis pies, logré empujarle, haciéndole caer de nuevo al suelo de espaldas, cayéndosele las espadas de las manos, ya era mío.
Corrí hacia mi espada mientras él se giraba a recoger la suya. En el mismo instante, casi a ciegas, los dos embestimos.
Por unos segundos que se hicieron eternos nos quedamos los dos totalmente inmóviles. No sabía quién de los dos había logrado acertar, no sabía si habíamos acertado alguno, hasta que vi que mi espada sólo estaba al lado de su brazo izquierdo, donde había provocado una pequeña línea de sangre.
Tosí, sintiendo que la boca se me llevaba de sangre, no… No, no, a mí no…
Miré hacia abajo.
Su espada atravesaba mi vientre, que empezaba a quemar intensamente, entre el dolor y el frío de la espada.
Volví a toser, echando sangre sobre la espada y el brazo de Kai, el cual sacó la espada de mi vientre de un tirón. Intenté quejarme cuando lo hizo, pero sólo salió un leve jadeo, a penas inaudible.
Mis piernas no quisieron obedecer por más tiempo y caí al suelo, aunque no sentí el golpe, uno de los brazos de Kai frenaron mi caída.
Le miré desde el suelo, aunque sujetado por su brazo, ¿acaso se compadecía de mí? Qué iluso…
-Kai… Esto no es justo… -sentí que una lágrima salía de mi ojo, deslizándose por mi mejilla.
-Tú… tú lo tienes todo… Tienes una familia, tienes un hogar, y yo… yo sólo la tenía a ella, fue culpa tuya que muriese… Y ahora el que paga soy yo. –tragué saliva, aunque volví a toser, pues tenía sangre en la garganta.
-No es justo… debías ser tú… -empecé a verlo todo borroso, y casi me dejaba de doler la herida.
-Era mi madre… eres… eres un maldito cabrón… -cerré los ojos, me sentía muy cansado para seguir hablando.


KAI
Suspiré cuando Jack dijo todas esas cosas. Era verdad que había sido mi culpa que su madre muriese, pero no por ello iba a dejar que me matase…
-Nada es justo, Jack. Lo que estoy recibiendo no es justo, no lo merezco, pero lo tengo, y siento que tú eligieses este camino, podrías seguir vivo y haber tenido la misma vida que yo si te lo hubieses propuesto…



JACK
Abrí los ojos levemente.
-Si me lo hubiese propuesto… -solté una risotada.
-Kai, vives en un cuento de hadas… El que está en lo más alto sigue así hasta su sepultura, el que nace en lo más bajo acaba así… -negué con la cabeza.
-Voy a darte el coñazo hasta muerto, que lo sepas, no voy a parar hasta verte sufriendo… -empecé a toser, esta vez de manera más fuerte, me estaba ahogando con la sangre… Sentí entonces que Kai volvía a clavar su espada en mí, esta vez en el corazón. Al menos me ahorraba el sufrimiento… qué buen amigo…



KAI
Suspiré y retiré la espada del pecho de Jack cuando al fin dejó de latir su corazón. Cerré los ojos y le dejé sobre el suelo. Me levanté, con dificultad, ya que estaba herido, y le miré.
Le dejaría ahí, después de haber intentado matarme, no dejaría que recibiese sepultura, pero tampoco iba a sobrepasarme troceándole, tampoco merecía eso.
Cogí una gran bocanada de aire y me dispuse a salir. Saya tenía que estar bien… por favor…

SAYA
Al final ese maldito clon me había atrapado. Choqué contra una roca cuando me lanzó con todas sus fuerzas, pero aún así, seguí levantándome. Me limpié el labio del cual caía sangre y me incorporé mirándole mientras se acercaba con una estaca en la mano. Retrocedí hasta que mi espalda dio de lleno contra el tronco de un árbol. Empezaba a ver borroso, pues no hacía más que recibir… al parecer la estrategia de ocultarme en el bosque no había resultado…
El clon de Kai me agarró del cuello alzando la estaca preparado para atravesarme el pecho. Agarré su mano en torno a mi cuello con una de las mías y fruncí el ceño sintiendo que me asfixiaba. Apretaba cada vez más haciendo que soltase un pequeño gemido de dolor. Bajó el brazo agarrando firmemente la estaca e hizo ademán de clavarla en mi cuerpo, pero saqué fuerzas, no sabía de donde y arremetí una patada contra el brazo con el que cargaba la estaca golpeándola y haciendo que volase por los aires. Apreté los dientes y golpeé los hombros del clon con mis codos haciendo que retrocediese. Me llevé una de mis manos al cuello frotándolo y tosiendo. El clon me miró con furia y fue a atacarme de nuevo, pero logré agarrar la estaca de hielo que antes poseía y, soltando un grito de ira, la clavé en su pecho, a la altura de su corazón.
Jadeé y le miré sujetando la estaca incrustada en su pecho. Podía notar los latidos de su corazón y la sangre que traspasaba su camisa. Por un momento me sentí mal… ese clon era clavado a Kai y no podía quitarme de la cabeza el echo de que podía ser él… pero no… él no era mi Kai.
Fruncí el ceño y clavé más hondo la estaca haciendo que su corazón estallase y dejase de latir. Finalmente, solté la estaca y dejé que cayese al suelo sin vida.
Retrocedí un par de pasos respirando con fuerza y llevándome la mano a la herida del hombro que no paraba de doler.
Miré el cadáver del clon, parecía un muñeco… una marioneta… me dio lástima.
Sacudí la cabeza y miré el bosque, debía encontrar a Kai y saber si estaba bien.
Eché a correr por entre los árboles a toda prisa. Me sentía cansada pero el miedo de saber que Kai podría estar herido o peor… muerto… me hacía estremecerme.


KAI
Me moví por el bosque lo más deprisa que pude, aunque estaba malherido, debía encontrar a Saya, la había dejado sola, ¿cómo había sido capaz? Me odiaría por ello toda mi vida…
-¡¡Saya!! –grité, llamándola. Entonces vinieron a mi mente imágenes del clon atacando a Saya y atravesando su vientre, como cuando perdimos nuestro primer hijo… Negué con la cabeza intentando borrar esa imagen.
-¡¡Saya!!


SAYA
Seguí corriendo por el bosque hasta que escuché la voz de Kai llamándome.
-¡¡Kai!!- Estaba vivo. Eso me dio más fuerzas y apreté la carrera apartando las ramas que se interponían en mi camino.
Por fin di con él, le vi correr en mi dirección. Estaba llenó de heridas, pero eso me daba igual, estaba vivo.
Corrí hasta él y rodeé su cuello con mis brazos con fuerza. Dios, estaba vivo, gracias, mil gracias…


KAI
Abracé con fuerza a Saya contra mí. Estaba viva, esa cosa no la había matado, estaba bien…
-Dios, no sabes qué susto me has dado… -la besé en la cabeza sin soltarla, cuando la vi salir despedida de la mansión ya me había temido lo peor.
-¿Qué te ha hecho ese bicho? ¿Estás bien?



SAYA
-Estoy bien, tranquilo…- Le agarré de la cara y le miré. Tenía una herida en la mejilla y alguna más en la barbilla, pero nada grave. Miré su costado y sus brazos, también le había herido por esa zona.
-Estás herido…- Le miré de nuevo y suspiré.
-¿Qué ha sido de Jack?

KAI
Suspiré y miré mis heridas, después miré a Saya.
-… -bajé la mirada.
-Acabé con él. –la volví a mirar.
-No volverá a molestarnos, al fin. –la miré, tenía heridas por el cuerpo, no me gustaba nada…

SAYA
Le miré y vi que estaba afligido… estaba dolido por la pérdida… Jack había sido su mejor y único amigo en la infancia y… había acabado así.
Suspiré y volví a abrazarle posando mis manos, una en su nuca y la otra en su espalda. Cerré los ojos aliviada de saber que estaba bien, que estaba vez no me lo habían arrebatado.
Pero en el fondo sé que Kai no quería ese final para Jack, pero le había obligado, era su vida o la de Jack…
-Lo siento, mi amor…- Le besé en la mejilla.



KAI
Sonreí negando con la cabeza, abrazando a Saya.
-No digas tonterías, Saya… -apoyé mi cabeza en su hombro.
-Tenía que hacerlo, no ha sido para tanto, hace mucho tiempo que nuestra amistad expiró. –la miré.
-¿No lo ves? Estoy bien. –sonreí y la volví a abrazar. Max tenía razón… me había vuelto un blando… Había dudado en matarle, y ahora me sentía afligido por haberlo hecho…



SAYA
Sonreí levemente cuando me miró. Le acaricié la nuca y la espalda mientras me abrazaba. Kai no podía engañarme, sabía perfectamente que la muerte de Jack le había dolido… y más porque él mismo se la había arrebatado…
Intentaba hacerse el fuerte pero conmigo no lo podía ocultar.
Suspiré y decidí no sacar más el tema, lo mejor era volver a casa y recuperarse de las heridas.
Me separé levemente y le miré agarrándole de la cara.
-Vámonos a casa, anda.- Sonreí levemente y le di un beso en los labios.
Empecé a caminar llevándome la mano al hombro herido de vez en cuando. Era la herida más grave que tenía en el cuerpo, por suerte.



KAI
Suspiré y la seguí. Los dos teníamos nuestra herida más grave en el hombro, esbocé media sonrisa.
-Vaya paliza nos han metido, a ver cómo le decimos a Kai que estamos bien con los hombros así. –señalé el mío, sangrando todavía.
-Vaya dos cuadros… -la cogí de la mano que tenía libre.



SAYA
Le miré algo cansada y sonreí sin muchas ganas.
-Ya se nos ocurrirá algo…- Volví la mirad al frente y seguí caminando sintiendo mi cuerpo dolorido. Seguro que me saldrían hematomas al día siguiente de los golpes que había recibido.
Agarré la mano de Kai mientras me presionaba la herida del hombro con la otra… seguro que me darían puntos, la herida había sido bastante profunda, pero al menos estábamos vivos. Era lo que contaba, lo demás era superficial.