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miércoles, 24 de marzo de 2010

Capitulo- XC - SOLOS TÚ Y YO.

NEO
Me desperté temprano. Tuve que ponerme un jersey, ya que habíamos llegado al Reino del Hielo y cada vez que respiraba echaba bao por la boca.
-Joder, ayer a casi 40 grados y hoy a menos 3… puf…- Me froté las manos y me fijé en el GPS.
Estábamos sobrevolando lo que quedaba del castillo de Kai. Al ser temprano, no había nadie por la calle, así que aproveché y aterricé ante el castillo.
Miré la hora, era muy temprano, así que prefería esperar un poco más para despertar a Kai más tarde.



KARA
Me levanté y me puse un jersey gordo y unos pantalones bien calentitos, había muy pocos grados en ese lugar y a mí me sentaba como un tiro. Fui a la sala de mandos y me senté con Neo encogiéndome con una manta.
-Dios, como odio este sitio. –le besé en la mejilla.
-No me traigas nunca de vacaciones.


NEO
La miré y negué.
-No, tranquila, no pienso traerte nunca de vacaciones.- Solté una risotada y tosí.
-Vaya, estos cambios bruscos de temperatura no me viene nada bien.- Sonreí de nuevo colocándome bien el cuello alto del jersey.
-¿Por qué te has levantado tan pronto? En la cama estarás mucho más calentita, ¿no crees?


KARA
Negué con la cabeza tapándome bien con la manta.
-No puedo dormir con tanto frío, no siento los pieees. –me dio un tembleque.
Posé mi mano en su frente.
-No te habrás puesto malo, ¿verdad? Porque si hace falta conduzco yo.


NEO
La miré y negué.
-No, tranquila, no hace falta, no estoy enfermo, lo único es que ha sido un cambio de temperatura brutal y bueno, parece que me he acatarrado un poco, solo eso, pero estoy muy bien.- Sonreí y me recosté sobre el sofá.
-Ven aquí.- Señalé mis piernas.



KARA
-Ouh… -me senté sobre él y le acaricié la frente.
-Me cago en los cambios de temperatura… -le besé en la frente y luego en la nariz.
-Estás acostumbrado a pasar mucho calor, es normal que caigas malo así… -le besé en los labios.
-Uhh, como te note un poco más caliente de lo normal no te dejo conducir, eh. –le volví a besar.


NEO
Sonreí y apoyé la frente en su hombro.
-Estoy bien, no me pasa nada…- No era del todo verdad, me sentía algo cansado y me dolía la cabeza, pero no le di importancia, sería un simple resfriado.
-Te aseguro que en cuanto me encuentre un poquitín febril, no conduciré.


KARA
Sonreí acariciándole la frente.
-De acuerdo, me parece bien. –volví a besarle y le abracé por la cabeza, le rodeé con mi manta, no quería que pillase una mala enfermedad o que tuviese fiebre.
-Yo cuido de ti, oso… -le acaricié la nuca aplicando calor con mi mano.



NEO
Sonreí y rodeé su cintura con mis brazos notando su calorcito.
-Eso me gusta, cuida de tu oso y tu oso cuidará de ti.- Solté una risotada y froté mi frente en su cuello con suavidad.
-Que calentita, estaría agarrado a ti todo el día.- Suspiré.
-Dentro de nada estaremos solitos, entonces dejaré de pasar frío.


KARA
-Por supuesto, mi oso. –le acaricié todo su pelo negro hasta acabar mis manos en su nuca.
-En casita hace calorcito y sabes que hacemos subir más la temperatura… -esbocé media sonrisa. -No te preocupes por eso. –le besé rodeando su cuello con mis brazos.


NEO
Seguí su beso buscando el calor que desprendía de sus labios y de su aliento.
Me separé levemente y la miré.
-Mucho mejor, ahora estoy más calentito, pero aún así no voy a soltarte.- Sonreí como un niño pequeño y posé la cabeza en sus pechos.


KARA
Sonreí y seguí acariciando su nuca, debía mantenerle en una buena temperatura para que no se pusiese peor.
-Como te quiero, mi hombre… -le besé en la cabeza. Allí hacia un frío terrible, pero con él a mi lado no era tan malo.


NEO
Suspiré y sonreí.
-Yo también te quiero, nenita de fuego.- Sonreí de nuevo achuchándola con más fuerza.
Estaba muy a gusto, calentita y blandita, como a mi más me gustaba.
¿En qué estaría pensando cuando me casé con Nyla? Teniendo a Kara ninguno podría fijarse en otra mujer.



ÁNIMA
Cuando me desperté sentía mucho frío. Miré a Jimmy, estaba a mi lado sin camiseta, con el frío que hacía se iba a poner malísimo. Cogí la sábana y nos tapé hasta el cuello, me encogí en su pecho.
-Brrrr… -le abracé.



JIMMY
Sentí que Ánima se abrazaba a mí, a parte de sentirla a ella, sentí frío, ¿habríamos llegado al Reino de Kai?
-Hace frío, ¿eh?- Sonreí levemente y la besé en la frente.
-Creo que ya estamos en casa.


ÁNIMA
Pegué la frente en su pecho.
-Sí, ya se nota, ya se nota. –temblé tapándome bien.
-¿Cuántos grados hay aquí? Menos de cero, ¿verdad? –le abracé con fuerza.
-Jimmy… nunca he visto la nieve. –le miré.
-¿Cómo es? He oído que es blanca y helada, agua helada, pero nunca la he visto…


JIMMY
La miré y sonreí.
-Pues… no sé, es algo que yo tampoco es que lo conozca mucho, pero, bueno algo he visto. Es muy blanca, tan blanca que, cuando el sol proyecta sus rayos en ella, produce colores que jamás puedas imaginar. Es algo maravilloso, es…como si vieses cumplidos todos tus sueños, solo con ver esos colores.- La miré de nuevo y sonreí.
-Es, como cuando te miro a ti, es lo mismo lo que pasa que el mirarte a ti es mucho más maravilloso que un simple copo de nieve.


ÁNIMA
Me sonrojé cuando Jimmy dijo eso.
-Pe-pe… -escondí mi rostro en su pecho.
-Maldito, siempre me dices cosas preciosas y me haces enrojecer… -¿cómo me decía tales cosas? Así sólo conseguía ponerme roja y sentirme indefensa.
-Pues si tan bonita es la nieve, creo que este sitio me va a gustar.



JIMMY
Sonreí y me levanté revolviéndome el pelo.
-Brrr, hace mucho frío, estamos dentro de una nevera, ¿no?- Solté una risotada y me puse en seguida una camiseta, aún que seguía teniendo frío.
Abrí el armario y saque algo de ropa de abrigo, tanto para mí como para Ánima.
-Quédate en la cama un rato, hasta que Kai se despierte y nos diga que nos debemos ir ya.


ÁNIMA
-Vale… pero me voy a poner un jersey, con tu permiso… -me quité las sábanas por un momento, me quité la camiseta de tirantes que llevaba, menudo cambio de indumentaria.
-Qué frío… -me puse un jersey encima bien calentito y volví a meterme en la cama.
-Pero no te vayas, quédate conmigo…



JIMMY
La miré y sonreí mientras se cambiaba.
-No puedo quedarme, voy a salir por si Kai se despierta, así puedo venir a avisarte.- Me acerqué y posé mis manos en el colchón, una a cada lado de la cintura de Ánima. La miré y sonreí de nuevo.
-Tú duerme un poco más, descansa, yo no me voy a ir de la nave.- La besé en la frente tapándola bien con la sábana.


ÁNIMA
-No me fío… esto es muy bonito, aún no me creo que sea real y me da la sensación de que si te dejo marchar no te volveré a ver. –le agarré para tumbarle a mi lado y le apresé con mis brazos.
-Que nos avise él cuando se levante, no hay prisa.



JIMMY
La miré y puse los ojos en blanco.
-Pero que chica, no voy a irme a ningún lado.- Me reí, me había aprisionado entero con los brazos, no había manera de moverme.
Me reí de nuevo intentando levantarme.
-Ánima.- Lo intenté de nuevo, pero nada.
Me dejé caer sobre la almohada y la miré.
-Oye… me estás secuestrando, ¿sabías? No me lo digas, ¿también me atarás las manos al cabecero de la cama para que no me escape?


ÁNIMA
Le miré y alcé las cejas.
-Oye, ¿sabes? Buena idea, me has dado una gran idea, ¿dónde crees que puede haber trozos de tela? –me separé para dejarle ir, no quería que pensara que era una psicópata posesiva.
-No podré dormir si no estás protegiéndome…



JIMMY
La miré abriendo los ojos de par en par.
-Joder, Ánima, no se tú, pero ahora mismo tengo un calor alucinante.- Me reí y me levanté colocándome bien la sudadera.
-Claro que podrás dormir sin mí en la cama, rodeándote con mi enormes brazos, dándote besos incansables en el cuello y en los pechos, poniéndote cachonda perdida y… bueno muchas más cosas que no te voy a decir, lo primero por que no se me ocurre nada más, y lo segundo, por que no quiero llevarme una paliza.- Me acerqué a la puerta mientras la decía todo esto.


ÁNIMA
Fruncí el ceño y arrugué la nariz.
-Te mataré algún día, sí que lo haré. –me tumbé tapándome hasta arriba, tenía mucho frío, ¿por qué tenía que irse? No tenía ningún asunto importante ahí afuera…



JIMMY
La miré y sonreí lanzándola un beso.
-Nos vemos luego, cervatilla.- Salí del cuarto y me dirigí a la cocina. Pasé por el puesto de mandos, donde estaban Neo y Kara dándose calor mutuo… esos si que sabían vivir.
Sobre todo Neo, que tenía un calefactor como mujer.
Sonreí y pasé saludándolos con la mano, no quería interrumpir su momento íntimo.



KAI
Me desperté con ese agradable frío, ya habíamos llegado. Sonreí y abrí los ojos, me di cuenta de que una de mis manos descansaba sobre un pecho de Saya. Me reí en bajo y me acerqué más a ella juntando mi nariz a su garganta, pasándola mi aliento gélido.
-…Saya… -susurré.
-Tengo frío, dame camiseta.


SAYA
Encogí el cuello en sueños cuando sentí que algo me recorría por él.
Abrí los ojos levemente cuando escuché la voz de Kai pidiéndome la camiseta.
Me giré tumbándome boca arriba y me estiré haciendo ruiditos raros.
-¿Frío? Tú no tienes frío…


KAI
-¿Cómo que no tengo frío? –agarré mi camiseta, que dejaba ver casi todo en ella, ya que le quedaba grande, y tiré para arrebatársela y dejarla semidesnuda, sonreí ampliamente.
-Ya se me ha pasado el frío. –tiré mi camiseta por ahí.


SAYA
Me senté sobre la cama de un salto cuando Kai tiró de la camiseta dejándome desnuda de cintura para arriba.
-¿Eh? ¿Pero qué pasa?- Agarré las sábanas y me tapé con ellas mirando a Kai aún adormilada.
-¿Por qué me quitas la camiseta? Eres un salido, todo para mirarme las tetas…


KAI
-Eso es siempre, y qué más te da si las voy a ver igual. –la tumbé y la besé en el cuello apartando sus manos y bajando mis labios a lo largo de su torso.
-Buenos días… -la besé en los labios y sonreí. Me levanté y me fui a vestir.


SAYA
Vale, no entendía nada, me acababa de despertar, me había quitado la camiseta y para colmo me ponía… Dios, yo a este hombre no le entendía…
Me quedé tumbada sobre la cama tal y como me había dejado él: tumbada boca arriba, con los brazos alzados por encima de mi cabeza y… prácticamente desnuda…
Alcé la cabeza hacia atrás para poder mirarle mientras se acercaba al armario para cambiarse.
Mientras él buscaba su ropa, yo llevé mis manos a la tira del culot y me lo quité hasta quedarme como Dios me trajo al mundo. Me tumbé boca abajo y lancé el culot hasta que aterrizo encima de la ropa que tenía Kai entre sus manos.
Después, volví a tumbarme boca arriba en la misma postura de antes…
-Buenos días.


KAI
Abrí los ojos como platos cuando el culot voló hasta mi ropa. Me reí y me giré para mirarla totalmente en cueros. Esbocé media sonrisa y me quité los pantalones para cambiármelos.
-Ya estamos en casa…


SAYA
Me levanté de la cama y caminé hasta el armario donde estaba Kai con mi culot y su ropa.
Sonreí agarrando mi ropa interior con dos dedos.
-Lo sé.- Le miré y entrecerré los ojos apoyándome en la puerta del armario.
-Pero no me saltes con otro tema, guapito de cara. Sé muy bien que has querido desnudarme por que tienes intenciones sexuales conmigo, pero siento decirte que voy a casarme y quiero llegar virgen al matrimonio.- Alcé las ceja y abrí el armario para buscar algo de mi ropa.


KAI
Me mordí el labio e intenté no reírme, pero no pude aguantarme y a reírme a carcajada limpia.
-Tú virgen… y yo monja… -seguí riéndome.
-Sí, eres tan casta… como la Virgen María… -me tapé la boca para intentar calmarme.
-Vale, ya, ya está… -busqué unos pantalones y camiseta limpios que ponerme.
-Virgen hasta el matrimonio, dice…



SAYA
Me giré con mi ropa limpia y le miré de soslayo dejando la ropa encima de la mesa.
-Tche… pues claro que soy virgen, pura y casta, ¿qué te piensas que soy yo? ¿Una buscona?- Negué con la cabeza y le miré. El muy capullo se reía como quería y más.
-Humm… por que pases la noche conmigo e intentes seducirme a todas horas no significa que vaya a caer en tus redes, nene.- Claramente iba de broma, le estaba vacilando un rato… solo eso.



KAI
La acaricié el trasero con suavidad.
-Tranquila, puede que ahora no, pero cuando quiera puedo tenerte comiendo de mi mano. –esbocé media sonrisa y me vestí.


SAYA
Le di un manotazo suave en las manos cuando me acarició el culo.
-Eh, pero bueno…- Sonreí poniéndome la ropa interior.
Me acerqué a Kai y le abracé por detrás acariciando su prieto abdomen. Pegué mis labios a su oreja para poder susurrarle.
-Eso ya lo sé.- Le di un beso en el hombro y acto seguido me separé para terminar de vestirme.
Estaba muy emocionada, por fin habíamos llegado a casa.



KAI
Sonreí ampliamente y me preparé todo para irnos.
-Voy a despertar al enano, por fin bajamos aquí, aunque… nosotros aún no nos quedemos en casa… -sonreí y salí mirándola de arriba abajo.



SAYA
Le miré mientras salía del cuarto…
Suspiré y terminé de ponerme la camiseta.
Sabía que él deseaba estar en casa y que el pequeño viaje a la aldea de los Aqua era un fastidio para él, pero… había insistido en acompañarme, aún que, ya intentaría convencerle de que se quedase en casa mientras yo me encargaba de lo demás…



KAI
Entré en la habitación de Kai intentando no hacer ruido y me acerqué a su cama, bendita niñez, se dormía a pierna suelta…
Me agaché a su altura y le di toques en la nariz, que arrugaba a cada toque. Me reí y le hice cosquillas.



KAI JR
Me froté la nariz y gruñí cuando me despertaron.
-¡Ñaaaaaa! No me hagáis cosquillas…- Me giré en la cama metiéndome bajo las sábanas.
-Como me sigáis haciendo cosquillas llamaré a mi Papá.- Me agarré a la almohada… malditos malos, siempre atacando con cosquillas…


KAI
Sonreí.
-Te voy a comer, muchacho. –gruñí y le cogí entre mis brazos, simulando que le mordía en el cuello, sin hacerle daño.
-Mmm, carne humana infantil, muahahaha.



KAI JR
Me revolví cuando uno de los malos peludos y feos me agarro para comerme.
-¡Noooo! No quiero que me coman, suéltame, bola de pelo.- Alargué la mano y le di un bofetón en la cara.
-¡Toma leña de la buena!- Abrí los ojos cuando el sueño se acabó.
Mi mano estaba en la cara de mí… mí… ¡Por Mickey Mouse y el Pato Donald!
Quité la mano de su cara y sonreí inocente.
-Esto… je, je… ¿ya hemos llegado?



KAI
Bajé la cabeza con la mano en el carrillo del golpe y me di la vuelta haciéndome el dolido. Convulsioné mis hombros.
-Me ha pegado… -me froté la mejilla, joder con el niño, nadie intentara hacerle cosquillas…



KAI JR
Miré a Papá… ¿estaba llorando?
Me acerqué a él a gatas y me subí encima de su espalda.
-Papi… ¿estás llorando por qué te he pegado? Lo siento, es que… estaba soñando con unos tíos feos y peludos y querían hacerme cosquillas y comer mi carne humana infantil…- Asentí y le miré apartándole las manos de la cara.
-¿Estás llorando?


KAI
-¡Bu! –le cogí y empecé a hacerle cosquillas en la parte de las costillas, esperaba que al menos despierto no me abofeteara de nuevo.
-Esto te pasa por pegar a tu padre, niño, la próxima vez que te pase, mira la cara a tu adversario. –le tumbé sobre la cama.
-Y si estuviese llorando, ¿qué, eh?



KAI JR
Empecé a reírme cuando Papá volvió con las cosquillas.
-¡No, Papá, más cosquillas no!- Me retorcí de la risa tumbándome boca abajo.
-¡Ay, que me meo, que me hago pipi!- Me levanté de un salto y corrí al baño.
-¡Que me lo hago encima, Jo!


KAI
Fruncí el ceño cuando el niño se fue corriendo sin ni siquiera responderme, negué con la cabeza y me levanté.
-Vístete, ya hemos llegado, Kai, estamos en casa. –recogí algo de ropa que tenía por el suelo y la coloqué sobre la cama.
-Te espero en la cocina desayunando. –salí cerrando la puerta y me dirigí a la cocina.



KAI JR
Salí del baño y vi que Papá ya no estaba en el cuarto.
-¿Papá?- Me encogí de hombros y cogí mi ropa para poder cambiarme.
Metí mis cosas en la mochila y bajé a desayunar.
Ya estábamos en casa, ¡qué alegría!




KARA
Preparé el desayuno para todos, el primero en entrar fue Kai, y después Kai Jr., yo ya tenía todo listo, sonreí.
-Buenos días, señores Fríos… -les puse la comida en la mesa y me abrigué bien.
-No pienso venir a visitaros nunca, que lo sepáis, aquí no hay quien viva.



KAI JR
Miré a Kara y me crucé de brazos.
-Pues si no vienes tú iré yo a verte.- Cogí mi taza de cola-cao y me le empecé a beber.
-Aquí no se está tan mal, jo, hace frío pero yo no tengo frío.- Me encogí de hombros y cogí un bollo de chocolate para mojar en el cola-cao.
-Pero bueno, ya iré yo a verte y así no tendrás frío.- Sonreí manchándome el morro de chocolate.

KARA
Sonreí y le cogí de la cara dándole un beso en la mejilla.
-Eso espero, granujilla. –saqué el café y se lo puse a Kai delante, parecía también contento de haber vuelto a casa, pero con las expresiones de ese hombre cualquiera se fiaba de lo que estaba pensando…
-Te voy a echar de menos, criaturita. –volví a besar a Kai Jr. en la mejilla varias veces, ese crío era un amor.



KAI JR
Sonreí y me limpié la boca con un papel quitándome el chocolate.
La miré y la abracé.
-Yo también te echaré de menos, Kara, mi dulce, dulce Kara.- Me reí y miré el bollo.
-Jo, sobre todo tus bollitos, te salen muy ricos.


KARA
Sonreí y le acaricié la cabeza mientras volvía a mis cosas, me había acostumbrado a tenerle por aquí, me iba a dar pena despedirme de él.
-Come todos los que quieras, peque, son para ti todos. -sonreí y cogí una bolsita para meter alguna cosilla que le gustase y pusiese llevarse.




KAI JR
Sonreí y cogí otro bolla, estaban muy ricos.
-Gracias, Kara.- Sonreí de nuevo y mordí el bollito. Bebí un poco de cola-cao y suspiré.
Tenía muchas ganas de bajar y volver a casa, con mi cuarto lleno de peluches… con el tío Max y con la tía súper chula Natty y con mis papis, claro…



KAI
Miré a Kai desayunar, probablemente le costaría volver a acostumbrarse a la comida del castillo, pero no iba a hacer a Kara venir a prepararle la comida… ¿no?
Terminé de desayunar y me levanté.
-Cuando estemos todos listos nos marchamos. –salí de la cocina.



KAI JR
Miré a Papá y me levanté.
-Yo ya estoy.- Cogí lo que me quedaba de bollo y le seguí.
-Yo quiero volver a casa ya, ¿por qué tarda tanto Mamá?- Me lamí los labios. Tenía un poco de azúcar.
-Jo, es verdad eso de que las mujeres son unas tardonas…- Bufé y me crucé de brazos cuando terminé mi bollito.
Vi a Mamá acercarse por el pasillo junto con Jimmy y su novia Ánima.
Sonreí y pegué saltitos de alegría.
-¡Bien, bien! ¡A casa, a casa!- Jimmy se acercó hasta mí y posó su manos sobre mi cabeza. Sonreí de nuevo y le agarré de la mano.
-Yo voy con Jimmy.- Canturreé.



ÁNIMA
Sonreí cuando el pequeño Kai agarró a Jimmy de la mano y dijo que iría con él, ese niño quería mucho a Jimmy.
No sabía si yo le caería bien después de arrebatarle un poco a su amigo, pero intentaría que nos llevásemos bien.
Miré al peque, era tan rico… no se parecía a su padre en ese aspecto, pero quizá cuando creciese sería apuesto como él.



SAYA
Sonreí y miré a Kai Jr. cuando agarró la mano de Jimmy, este niño….
Miré a Kai y suspiré.
-Por mí ya podemos irnos.- El peque estaba muy emocionado por volver a casa, así que, ¿por qué hacerle esperar?


JIMMY
Miré a Kai Jr. Sonreí y le agarré sentándolo encima de mis hombros.
-Vamos, enano, a casa.- Kai gritó emocionado.
Miré a Kara y la guiñé un ojo.
-Ya nos veremos, preciosa. Cuídate mucho, ¿eh?


KARA
Me acerqué a Jimmy y le abracé.
-Al menos esta vez te despides, que siempre te vas sin avisar. –le besé en la mejilla con fuerza, luego cogí la manita de Kai, que estaba sentado sobre los hombros de Jimmy.
-Cuídate mucho, peque, y cuida de Jimmy, ¿vale? –le besé en la manita y miré a Ánima.
-Cuídalo tú también. –ella asintió sonriendo, al fin tendrían un sitio para ellos.
Miré de nuevo a Jimmy y Kai, mis dos niños…



KAI JR
Miré a Kara y sonreí.
-Ya nos veremos.- Canturreé. Miré a Papá y a Mamá.
-Vámonos ya, jopelines.-Le di toquecitos a Papá en la cabeza con mi mano.
-Vamos, vamos.- Me reí y me agarré a Jimmy.


JIMMY
Me reí y caminé hacia la salida.
-Vale, vale, vamos.- Salí de la nave con el peque emocionado sobre mis hombros.
-Ya estamos fuera, nene.- Me giré hacia el castillo, estaba… desolado…
-Vaya…-Alcé la mirada al peque.
-Bueno, no pasa nada, ya veras como todo vuelve a la normalidad.


KAI
Se me encogió el corazón al ver todo destrozado, esperaba que al menos la ninfa estuviese allí para que ella misma colocase el tesoro en su lugar, sería su cometido, si no había llegado aún del Reino del Viento lo haría yo mismo.
Tragué saliva cuando pisé el suelo nevado y miré las ruinas de mi castillo, pronto volvería a su estado original… eso esperaba.
Suspiré agarrando el tesoro del hielo que descansaba en mi bolsillo sin tocarlo directamente.



MAX
Una nave aterrizó frente al castillo de mis padres. Me resultaba familiar de haberla visto antes, pero… aún así no me sonaba mucho.
Hasta que vi salir a un chico con mi sobrino sobre sus hombros… ese chico era… ¡¿James?! ¿¿Kai Jr. estaba con James??
-¡¡Kai!!- Grité y caminé a paso ligero hasta alcanzar a ese bastardo.
-¡Tú, suelta a mi sobrino, pedazo de cabrón!- Le pegué un buen puñetazo en la cara haciendo que se desequilibrase hacia atrás.
Kai Jr. se agarró bien a él para no caer.
-Kai, ven conmigo.- Dije mirando a ese desgraciado con el ceño fruncido.



KAI
Mire a Max con los ojos abiertos como platos cuando golpeó a James, claro, él no sabía nada…
-¡Max, cálmate! –Ánima agarró a James cuando le abofeteó, me acerqué a Max, que había cogido a Kai en brazos.
-Max, James no está de parte de Draco, está con nosotros, cálmate.



MAX
Mi hermano salió de la nave y me pidió que me calmase.
Le miré atónito cuando me dijo que ese maldito crío estaba de parte nuestra y no de Draco.
-¿¿Qué?? ¿¿Y tú le crees??- Negué con la cabeza agarrando a mi sobrino intentando alejarlo de ese tío.
-¿Y tú te lo has creído?- Miré de nuevo a James, era verdad que parecía diferente, pero…



KAI
-Max… -posé mi mano en su hombro, comprendía que estuviese así, pero él debía entender que James ahora era amigo y además pertenecería al consejo y sería mi consejero personal.
-James traicionó a Draco hace mucho, nos ha estado ayudando desde entonces y fue él el que logró vencer a Draco y a todos sus secuaces. Si no le crees a él créeme a mí.


MAX
Le miré y después de nuevo a James…
-No sé yo…- Suspiré y dejé a Kai Jr. en el suelo.
-Está bien… si lo dices tú entonces me fiaré, pero solo por que lo dices tú…- Señalé a James.
-De él si que no me fío, así que mucho cuidado.- Entrecerré los ojos y suspiré mirando de nuevo a Kai.
-Bienvenido a casa…


NATTY
Me acerqué a Max cuando le oí gritar, los demás habían llegado, pero estaba James con ellos, el que secuestró al pequeño Kai. Le miré con el ceño fruncido, entonces Kai explicó lo que había pasado, pero… no terminaba de convencerme…
Miré a Kai Jr., estaba bien, de modo que Kai debía estar diciendo la verdad…
Miré a Saya y sonreí.
-Bienvenidos de nuevo.




KAI JR
Miré al tío y a la tía cuando se cabrearon con Jimmy.
-¡Eh! No peguéis a Jimmy, es mi amigo, ¿por qué le tratáis así?... Jo…- Me acerqué de nuevo a Jimmy y le agarré de la mano.
-En cuanto la casa esté bien te enseñaré mi cuarto, ya verás como te gusta, Jimmy.- Sonreí.



SAYA
Max golpeó al pobre Jimmy sin comérselo ni bebérselo…
Suspiré y miré a Natty cuando se acercó.
-Hola, Natty, me alegro de verte.- Sonreí y la abracé.
-¿Qué tal vosotros? ¿Y las niñas?


NATTY
Respondí al abrazo de Saya.
-Nosotros estamos bien, las niñas con ganas de volver a casa… Por suerte ya estáis aquí. –sonreí. -He oído que habéis salvado de nuevo el mundo y que habéis conseguido los tesoros… ¿es verdad?


SAYA
Miré a Natty y sonreí.
-Si, aun que, los rumores no son del todo ciertos…- Suspiré y miré a Jimmy.
-Fue James quién salvó al mundo y quién rescató los tesoros, nosotros estábamos un poco impedidos…- Me rasqué la nuca.
-Por eso le hemos traído con nosotros.


KAI
Miré a las chicas mientras hablaban.
-A partir de ahora James formará parte del congreso de sabios y será mi consejero, de modo que lo veremos muy a menudo, espero que no suponga ningún problema… -miré a James, quizá le costaría, pero poco a poco debía integrarse en ese mundo.


MAX
Miré a Kai y alcé las cejas.
-¿Qué?... Cojonudo, encima le tendremos andando por aquí…- Asentí frustrado.
Miré a Kai.
-Haz lo que quieras, tú eres el rey, ¿no?- Negué con la cabeza.
-Voy a buscar a las niñas…- Me giré y fui hacia el parque donde estaban jugando.



ÁNIMA
Miré a la gente que nos recibió, no parecía que fuesen a aceptar a Jimmy tan fácilmente… Si le conociesen enseguida cambiaría su concepto sobre él. Miré a Jimmy.
-No te preocupes. Ya has oído a Kai, eres un miembro de los sabios y su consejero y eso implica respeto y aceptación, la gente te aceptará. –no sabía si lo que había pasado le preocupaba, pero al menos sabía que nosotros le apoyábamos.



JIMMY
Miré a Ánima, aún me dolía la mejilla por el puñetazo del hermano de Kai… genial…
Suspiré y negué.
-No, tranquila, no me importa que la gente no me acepte, es algo… normal en mí, así que…- Me encogí de hombros.
Suspiré y miré el castillo. No lo recordaba muy bien, pero seguro que era alucinante verlo en pie de nuevo.


NATTY
Suspiré, la bienvenida no había sido la mejor, pero ese chico había secuestrado a nuestro sobrino tiempo atrás y había sido un secuaz directo de Draco, le faltaban hazañas por hacer para poder confiar en él, al menos por mi parte. No parecía el mismo asesino de antes, eso estaba claro.
Miré a Kai Jr. y sonreí.
-Hola, nene. –le besé en la mejilla.
-¿Me has echado de menos? –le abracé con fuerza.


KAI JR
La miré enfadada y me separé de ella agarrando la mano de Jimmy.
-No, no te he echado de menos.- Estaba enfadado con los tíos, se habían portado muy mal con mi amigo Jimmy.
-Jimmy no es malo.- Miré a Jimmy.
-¿A qué no?


JIMMY
Miré a Kai Jr. cuando le dijo eso a su tía… vaya, se había cabreado mucho.
Suspiré y negué.
-No, enano, no soy malo, soy tu amigo.- Sonreí levemente.
Me iba a costar lo mío ganarme la confianza de los tíos de Kai Jr. y no solo la confianza de ellos, sino, el de toda la Sede y seguro que también el de el Reino entero.


KAI
Suspiré.
Miré a Kai cuando le dijo eso a Natty, así sólo se iba a enfadar más, tal y como era ella…
Cogí el tesoro envuelto en un paño dentro de mi bolsillo y lo saqué, miré a Saya.
-Voy a llevarlo a su sitio… ¿me acompañas?



SAYA
Miré a Kai Jr.
Las cosas habían empezado mal… Jimmy no había encajado del todo, pero, suponía que eso era cuestión de tiempo.
Miré a Kai cuando sacó el tesoro de su bolsillo.
Suspiré y asentí.
-Claro, te acompaño…- Kai Jr. se quedaría con Jimmy, así que, no había problema en demorarnos un momento.


KAI
Saya y yo nos dirigimos solos hacia lo que antes era el templo que, por desgracia, también estaba destrozado. Cogí de la mano a Saya para que no tropezase mientras nos acercábamos entre los escombros hacia el pedestal del tesoro, vacío y sin vida.
Suspiré.
-Espero que todo vuelva a la normalidad después de esto. –destapé el tesoro y lo observé, era realmente una maravilla. Lo coloqué en su hueco con cuidado.
Acto seguido, una leve luz salió del tesoro, una luz azulada que resplandeció un instante. Entonces, esa leve luz empezó a extenderse por todo el pedestal, bañando todo el suelo, los escombros, que relucieron a su contacto. La luz no hacía daño a los ojos.
Fue extendiéndose por toda la zona, cada vez más lejos, dejando un suave brillo azulado que encogía en corazón.
Tragué saliva mientras la luz cubría el castillo y poco a poco las casas, el comercio…
Todo se cubrió de esa tenue luz, pero… ¿sólo eso?
Esperé a que todo lo que alcanzaba mi vista resplandeciese, ¿sería ese su poder nada más? No, debía esperar.
Cuando supe que todo estuvo bañado con esa luz, empezó a lucir de manera más intensa hasta cegarnos. Agarré a Saya y la junté a mí para taparnos los ojos ambos mientras el brillo duraba.
Pestañeé un par de veces antes de abrir los ojos por completo, ya no había tal luz.
Miré a mí alrededor.
El pedestal, el templo, todo estaba bien, cada cosa en su lugar, no había escombros ni paredes derribadas.
Salí fuera y observé el castillo, volvía a alzarse de esa manera tan majestuosa ante las vistas de toda la ciudad repleta de edificios perfectos.
Cerré los ojos suspirando de alivio, todo volvía a estar como antes.



SAYA
Miré a Kai después de todo lo sucedido.
Suspiré y sonreí.
-Vaya, todo está perfecto, incluso diría que mejor que antes.- Le miré y solté una risotada.
Acto seguido rodeé su cintura con mis brazos y apoyé la frente en su pecho.
Sabía que se sentía muy emocionado y contento por ver su Reino totalmente reconstruido.
Las casas, el castillo… lo único que le quedaba de su familia… todo recuperado.
Sonreí de nuevo y giré la cabeza hacia el castillo sin dejar de abrazarle.
-Ahora si se puede decir que estamos en casa.


KAI
Suspiré de nuevo apoyando la frente en la cabeza de Saya. Mi hogar volvía a ser como antes, las casas y todo lo visible estaban en perfecto estado y mi pueblo podría volver a sus hogares en cualquier momento.
Abracé fuerte a Saya, por un momento creí que no iba a ser posible que todo sucediese así, pero el tesoro había hecho un milagro para todos nosotros.



KAI JR
Miré el castillo y sonreí.
-¡Mira, Jimmy, mira mi casa!- Le agarré de la mano y tiré de él.
-Vamos, vamos, te enseñaré mi cuarto.- Me reí y agarré la mano de Ánima.
-Venga, ven tú también.- Tiré de los dos hacia mi casa.
-Es muy grande y bonita, vamos os gustará.


JIMMY
Miré a Kai y sonreí. El castillo estaba de nuevo en pie. El tesoro sagrado había hecho su trabajo perfectamente.
Suspiré y seguí a Kai Jr. junto con Ánima.
-Vale, vale, gamberro. Ya vamos a ver tu cuarto.- Me reí y le seguí, vaya terremoto estaba hecho el chaval.



ÁNIMA
Kai tiró de nosotros para que entrásemos a ver su cuarto, estaba muy emocionado y contento, y no era para menos, después de que su casa estuviese destrozada ahora volvía a estar en pie.
El peque nos llevó por los pasillos. Era un sitio precioso, nunca había estado en un lugar tan grande a excepción de la guarida de Draco, y no había color.



NEO
Miré como el Reino de Kai volvía a su perfecto estado. Sonreí conforme y suspiré.
-Nosotros debemos irnos, Kara.- La miré y sonreí.
-Misión cumplida, ahora nos toca a nosotros regresar a casa. Todo ha terminado.- Me giré sobre el sillón y agarré el timón.
Kai y los demás estarían demasiado emocionados para las despedidas, así que, decidí emprender la marcha sin decir nada más.
Tanto a Kai como a mí nunca nos gustaron las despedidas, ¿para qué despedirse si nos volveremos a ver?
Encendí los motores y despegué la nave en un momento.
-Buena suerte, Jefe.- Dije para mí mismo.
-¡Bien, señoras y señores! Siéntense y abróchense los cinturones. La Aerolínea- Compañías Neo está efectuando el despegué.-Programé el GPS.
-¿Destino? Casa.



KARA
Sonreí a Neo cuando despegó. Me había resultado emocionante ver como todo volvía a reconstruirse solo, esperaba que cuando llegásemos a casa hubiese pasado de igual manera y estuviese todo en pie.
Suspiré mirando por la ventana, echaría de menos a todos, habíamos vivido muchas aventuras juntos, parecía un cuento para niños.
Sonreí acercándome a Neo mientras él programaba el GPS.
-Qué ganas de estar ya en casa… -miré al horizonte, tardaríamos lo nuestro en alejarnos de ese frío, pero después ya podríamos descansar.


NEO
Sonreí y asentí.
-Llegaremos muy pronto.- Suspiré y nos fuimos alejando del Reino del Hielo poco a poco.
Ya habíamos terminado con nuestra misión. Ahora, lo único que faltaba era volver a casa y vivir una vida normal y tranquila, junto con nuestros seres queridos y procurando que lo sucedido con Draco no se vuelva a repetir.


KAI
Saya y yo volvimos a la zona del castillo, Kai, Ánima y James no estaban, por lo que supuse que habían entrado. Posé la mano en la puerta del castillo, deseaba volver a entrar, pero aún teníamos algo que hacer.
Miré a Natty, que estaba frente a la puerta sonriendo de nostalgia.
-Saya y yo vamos a ausentarnos un par de días, bueno… no sé cuánto tiempo, en realidad, tenemos que ir al Reino del Agua, de modo que quiero que mientras no esté aquí, tratéis bien a James y su compañera, Kai me dirá si sucede lo contrario. –ella asintió no muy convencida.
Miré a Saya.
-Cuando tú digas nos marchamos.



SAYA
Miré a Kai.
-Oye, Kai, de verdad, sé que quieres estar aquí en casa. Yo puedo ocupare de esto sola, de verdad…- Sabía que no me serviría de nada, pero… debía intentarlo al menos.
-Ya ha sido demasiado viaje para ti… quédate aquí y descansa…- Asentí acomodándome la mochila sobre el hombro.



KAI
Negué con la cabeza.
-No, Saya, voy a ir contigo, ya lo sabes. Puedo esperar, además, tiene que volver la gente a sus casas para que esto empiece a funcionar, así que no te preocupes por ello, quiero ir contigo. –sonreí y me hice con la mochila que había preparado con comida y demás cosas que necesitaríamos para el viaje.
-Kai estará bien con ellos, podemos irnos ya, ¿no?


SAYA
Le miré y suspiré.
-Está bien… es imposible negociar contigo, así que… si, supongo que podemos irnos ya.- Le miré y asentí.
No me importaba que viniese, es más, agradecía su compañía, pero sabía que él deseaba estar ya en su castillo y disfrutar de la libertad de poder manejar su Reino, pero… no podía negarme a lo que él quería…



KAI
Me despedí de Natty con la cabeza y Saya y yo emprendimos la marcha hacia el bosque, dirigiéndonos a donde ahora asentaban su base los que habían sobrevivido del Reino del Agua.
Iba a dejar el tesoro en manos de Nidy, supuse que ella se sentiría dichosa de recibir tal honor como poder proteger el tesoro.


SAYA
Nos adentramos en el bosque camino de lo que quedaba del Reino del Agua. Efectivamente, allí no estaba la Aldea Aqua, pero quería hacer algo allí antes de entregarle el tesoro a Nidy.
No tenía ni idea del aspecto que tendría ahora el Reino, ya que la última vez que fui estaba desolado, pero con las lluvias y la subida del mar, estaría completamente inundado.
Seguramente ya no quedaría nada, pero los de la Aldea Aqua podrían volver a levantarlo con el tesoro y una nueva ninfa.



KAI
Comenzamos el viaje sin hablar mucho, acompañados por el sonido de los únicos pájaros que sobrevivían a las bajas temperaturas del Reino del Hielo y algún que otro animal.
Me quedé pensativo un momento.
-Saya… ¿sabemos si tu rey desapareció o murió? En la aldea no estaba con los demás, lo habríamos sabido.



SAYA
Miré a Kai y negué.
-Pues… no lo sé y Nidy no me ha dicho nada al respecto, aún que… conociéndole, seguro que esta escondido bajo alguna roca. Siempre ha sido un cobarde, o, ¿quién sabe? Lo más seguro es que esté muerto… no lo sé, y me importa muy poco.- Seguí caminando notando como mis botas se hundían levemente en la nieve.
No tenía ningún buen recuerdo de ese “Rey”. No se preocupaba por su gente y… bueno, miles de cosas que no venían al caso.



KAI
Asentí.
-Lo digo básicamente porque la aldea necesitará un líder o algún patriarca, dada la poca población que hay. Si ese hombre ha desaparecido del mapa supongo que tendrán a alguien en su lugar… debo saber esas cosas. –la miré, no quería que se sintiese mal, lo más seguro es que al llegar se desolaría al verlo todo destrozado. La cogí de la mano y la acerqué a mí.
-Estamos viajando los dos solitos.



SAYA
Le miré cuando me agarró de la mano.
-Lo sé.- Sonreí.
-Mira, yo no sé muy bien como va eso del liderazgo, pero… si son tan pocos y viven bien así, ¿por qué tendrían que tener un líder, un Jefe o lo que sea?- Me encogí de hombros y suspiré.
-Bueno, olvídalo, supongo que tú sabrás más que yo.


KAI
-Ya, no digo líder, sino un representante, alguien que pueda ayudarles. Si necesitan ayuda, no pueden venir todos a negociar para que los demás países les ayuden, sino que necesitan a alguien que los represente, y creo que tener un líder siempre ha sido algo eficaz en el orden, siempre y cuando ese líder no sea como el anterior rey que tuvisteis… Pero yo me encargaré de averiguar eso, sólo quiero ayudarlos, porque van a necesitar ayuda para poder recuperar su reino. –la miré, seguramente ella también querría lo mejor para los suyos.



SAYA
Le miré y negué.
-Creo que ves la manera de vivir muy distinta a como la veo yo.- Suspiré y miré al suelo mientras caminábamos.
-¿Por qué alguien necesita un líder o alguien superior a ellos? Las cosas son siempre así… si no hay Jefe o Rey las cosas van mal, pues yo creo que no… a lo mejor hay países en los cuales las cosas vayan muchísimo mejor…- Sacudí la cabeza.
-Déjalo, me estoy liando yo sola…


KAI
Me reí y la besé en la mejilla.
-Me parece que eres un poco anarquista, no te gusta nada el poder de alguien sobre otros, eh. –sonreí.
-Ya entiendo por qué me odias tanto a veces, lo que es la autoridad a ti ninguna, ¿me equivoco?


SAYA
Le miré de reojo y negué.
-No soporto que la gente me diga lo que debo o no hacer como si fuese tonta o no supiese hacer las cosas por mí misma…- Suspiré.
-No lo aguanto.- Le miré y esbocé una leve sonrisa.
-Creo que yo no duraría ni dos segundos dentro de la Sede, ¿verdad? Me echarían a patadas…


KAI
Asentí varias veces.
-Sí, y además te prohibirían la entrada de por vida. –sonreí y la volví a besar en la mejilla.
-Dejemos de hablar de la maldita política, no sé por qué puñetas habré sacado el tema… -negué con la cabeza y miré un momento a Saya.
-¿Recuerdas esa estatua de hielo eterno que te hice? La haré en el jardín del castillo, quiero que todos sepan cual fue su reina. –sonreí.



SAYA
Le miré con los ojos bien abiertos quedándome sin aliento un momento.
-¿Q-qué?- Sentí que me subían los colores. Me reí levemente de la vergüenza…
-Pero Kai… n-no puedes hacer eso… aún que me case contigo yo no… no soy la reina de ningún sitio…- Le miré de nuevo.
-No creo que sea buena idea…


KAI
Me reí cuando se puso roja.
-Tú sí que eres la reina del Reino del Hielo, y mi reina, además. –la besé con suavidad.
-Y te mereces eso y más. Quiero que sea un regalo de bodas, y sabes que no vas a poder impedirlo.



SAYA
Le miré y suspiré.
-Sigo pensando que no lo veo justo… yo no he gobernado de ninguna manera el Reino, es mi hogar tan solo porque estoy contigo, pero…- Bajé la cabeza.
-No soy nada perteneciente al Reino…- Miré al frente y suspiré.
-Haz lo que quieras…


KAI
-Saya… -la cogí de la barbilla y la miré a los ojos.
-Tú, en el momento que estás casada conmigo, eres mi reina, hagas o no hagas actos como monarca. Si quieres ocuparte de algo puedes hacerlo y si no quieres yo me encargo de todo y ya lo sabes desde que nos casamos por primera vez. Sa… saliste corriendo por el miedo, pero ya te dije que haría todo por ti, me da igual, si no quieres que lo haga porque eres mi reina, lo haré porque eres mi mujer y te quiero… ¿te parece mejor razón?



SAYA
Le miré sin decir nada.
-¿Qué quieres que te diga, Kai? Tú eres el que quiere hacerlo, no puedo decirte nada…- Miré al frente y seguí caminando.
No lo veía justo, mucha de la gente del Reino aún no me aceptaban. No me veían la más indicada para “reinar” al lado de Kai, y yo no me veía capaz de hacerlo, tan solo era una humana, una ex – ninfa, nada más. La gente tan solo me veía así y si encima Kai se esforzaba por construir una estatua en honor a la reina del hielo…. Dios, que falso sonaba…



KAI
Bajé la cabeza, no hacía más que cagarla desde que empezamos el viaje, sólo sacaba temas que a ella no le gustaban y acababa entristecida.
-Lo siento, no abriré la boca. –la besé en la mejilla y seguí caminando, prefería mantener la boca cerrada todo el camino a hacerla sufrir más.



SAYA
Le miré y puse los ojos en blanco.
-Te lo tomas todo muy a pecho, Kai.- Negué con la cabeza y seguí caminando.
O a veces este hombre se pasaba o había veces que se disculpaba por nada… no le entendía.
-No has dicho nada malo para que tengas que disculparte, solo te he dado mi opinión, allá tú lo que quieras hacer.


KAI
-Ya, pero no hago más que sacar temas que te molestan, por eso prefiero no decir nada más que pueda hacerlo. –la nieve empezaba a verse más ausente a medida que avanzábamos, nos estábamos alejando del reino.


SAYA
Suspiré y seguí caminando.
-Está bien…- No dijimos nada más en todo el día, supuestamente para no sacar temas dolorosos…
Kai hacía demasiadas cosas por mí y no era justo…
Al fin llegamos al bosque que conectaba con el Reino del Agua. La vegetación era mucho más abundante en ese sitio… se notaba la fertilidad de ese bosque y lo bien alimentado que estaba.
Seguimos caminando. Paré al lado de un árbol cuyas raíces me resultaban familiares. Me agaché y cogí una raíz entre mis dedos. La miré bien y después el árbol… ya sabía yo que era ese sitio…


KAI
Me acerqué a Saya cuando se agachó a las raíces de un árbol, le resultaría familiar. La verdad es que la zona también me resultaba familiar a mí.
Me agaché a su lado.
-¿Te trae recuerdos?


SAYA
Me levanté y miré a Kai.
-Claro que si.- Posé la mano en el tronco cascado de aquel árbol, en el cual se inició una historia que aún estaba presente.
-Aquí es donde nos conocimos.- Le miré de nuevo alzando las cejas y sonriendo levemente.
Me giré y seguí caminando hacia el Reino.



KAI
Miré el tronco de arriba abajo, Saya lo recordaba más que yo, pues sólo iba de paso, sin embargo ella solía salir cada día y pasaba por allí para ir a verme…
La seguí cuando siguió caminando hacia el reino.
-¿Quieres que te escolte hasta el reino, ninfa del agua? –sonreí mirándola.



SAYA
Me reí y le miré.
-Ohm, bueno, no es digno de un Rey, además tendréis cosas más importantes que hacer, pero si es con tal de que yo llegue sana y salva, ¿por qué no aprovechar sus servicios?- Sonreí y miré el bosque… todo me resultaba familiar, tuviese más vegetación o no.
Suspiré y seguimos caminando hasta que llegamos a donde supuestamente estaba la puerta que conducía al interior del Reino.
Cogí una bocanada de aire… estaba todo inundado, tan solo se veían los tejados de las casa, del palacio y del tempo.
El lago en el que solía bañarme había crecido hasta cubrir toda la ciudad.
-… vaya…


KAI
Miré todo el panorama, estaba inundado en su totalidad, como si un tsunami le hubiese pasado por encima.
Miré a Saya.
-Está… devastado. –posé mi mano en su hombro y la atraje hacia mí para infundirla ánimos.
-Puede que podamos hacer algo…



SAYA
-Ya no se puede hacer nada. El tesoro solo funciona cuando el Reino no ha sufrido una catástrofe natural, como el del Hielo o los demás… este ya no puede levantarse…- Suspiré y miré el tejado del Templo.
-Tengo que ir a por unas cosas.- Le entregué la mochila donde descansaba el tesoro del Agua.
Acto seguido me quité las botas dejándolas apoyadas en un árbol. Me desabroché el pantalón y me lo quité al igual que las botas dejándolas encima de una rama. Por último me deshice del jersey de Kai quedándome con la camiseta interior blanca de tirantes.
-Voy a bajar un momento, tú quédate aquí cuidando del tesoro.


KAI
La miré, no sabía qué era lo que quería rescatar, pero lo mejor era dejarla ir. Asentí.
-Te esperaré aquí, ten cuidado. –dejé las mochilas en el suelo apoyadas en mis piernas y busqué algo con lo que poder secar a Saya cuando saliese del agua para que no cogiese frío.


SAYA
Asentí.
-No tardaré, será un segundo.- Me acerqué al agua, había creado una pequeña playa con la tierra del bosque.
Me metí en el agua hasta que me cubrió por la cintura.
Sonreí y giré la cabeza para mirar a Kai.
-¡Eh! ¿Quieres que pesque alguna cosa para cenar? ¿Atún, Bacalao, Trucha?- Solté una risotada.


KAI
Sonreí sentándome en el suelo con las mochilas pegadas a mí.
-Una lubina al horno estaría muy bien. –me reí.
-Date prisa, o cogerás frío, y cuando empiece a anochecer yo me escondo que vienen los lobos. –me abracé a las mochilas simulando a un excursionista asustado.


SAYA
Me reí y negué con la cabeza… vaya hombre.
Suspiré y miré el agua. Respiré hondo varias veces llenando mis pulmones de oxígeno antes de zambullirme y desaparecer bajo el agua.
Buceé intentando aclarar la vista, el agua estaba algo oscura y no se veía muy bien.
Seguí buceando hasta que pude diferenciar el Templo y lo que quedaba del Palacio… estaba todo comido por el agua… una pena.
Me dirigí hacia el Templo sumergiéndome aún más, estaba demasiado bajo…
Posé las manos en la puerta del templo, la cual estaba cerrada por la presión del agua. Tuve que colarme por un pequeño agujero situado en la parte alta de la puerta. Cuando entré pude sacar la cabeza y respirar, pues se había hecho una pequeño bolsa de aire dentro, en lo que antes era mi cuarto. Respiré hondo varias veces y miré a mí alrededor… Con ese aspecto, las cosas no me sonaban casi, tan solo la cama, situada a un lado de la estancia y la mesita de noche a su lado. Nadé hasta que mis pies pudieron tocar el suelo. Me incorporé, el agua me llegaba por el pecho, más o menos.
Caminé hasta la cama. Cogí airé y me sumergí metiendo la mano bajo las patas de la cama. Palpé el suelo mohoso con la mano buscando una caja, pero… no la encontraba.
Seguí metiendo más la mano, pero tuve que retirarla rápidamente, me había cortado o… algo me había mordido.
Saqué la mano y me la miré.
-Ah…- Tenía sangre en el dedo índice. Me sumergí de nuevo y miré bajo la cama. No me había mordido nada, era un muelle del colchón que se había salido y detrás del muelle estaba la caja.
Empujé el colchón para retirarlo del somier y poder coger la caja con más facilidad.
Una vez retirada, cogí la caja y me dispuse a salir de allí.
Buceé colándome por el agujero con la caja entre mis manos.
Nadé rápidamente hasta que alcancé la superficie. Saqué la cabeza cogiendo una buena bocanada de aire.
Respiré profundamente y nadé hasta que alcancé la orilla.
-¿He tardado mucho?- Dije jadeante caminando hasta situarme al lado de Kai.




KAI
Miré a Saya cuando salió del agua y preparé la manta que llevaba entre mis manos para ella.
-La verdad es que estaba pensando ya en irme, como tardabas tanto… -cuando la tuve a mi lado la rodeé con la manta y la situé entre mis piernas secándola como pude.
-¿Has encontrado lo que querías?



SAYA
Le miré y sonreí.
-Ya, que te ibas a ir y me ibas a abandonar aquí, si, si…- Me senté en el suelo. Kai me colocó entre sus piernas y empezó a secarme.
Le miré y sonreí.
-No te preocupes, no voy a pillar un resfriado, no hace frío por aquí.- Me agarré el pelo echándomelo a un lado y escurriendo el agua.
Le miré y señalé la caja.
-Si he encontrado lo que quería, o eso creo.


KAI
Cuando señaló la caja vi que tenía una herida en el dedo que le sangraba. Cogí su mano y metí el dedo en mi boca reteniendo la sangre con mi lengua mientras miraba la caja.
-¿Qué ef? –pregunté sin soltar el dedo, hasta que dejase de sangrar.


SAYA
Miré a Kai cuando se metió mi dedo herido en su boca. Alcé una ceja sin poder reprimir una carcajada.
-Es algo que no pude coger cuando recibí la carta de los sabios. Me marché tan deprisa que… bueno, no me marché, más bien me desterraron , pero bueno, no es el caso, no me dio tiempo a recogerla y parece que nadie la a tocado, o que Nidy la cuidó mientras yo no estaba.- Agarré la tapa apartándola para poder ver el interior.
-Es lo único que me queda de mi familia… de mi madre y de Mika…- Las fotografías que teníamos estaban mojadas y arrugadas, algunas incluso muy estropeadas.
También había un recogedor de marfil en forma de mariposa.
Lo agarré y se lo enseñé a Kai.
-Esto se lo puso mi madre el día de su boda.- Entre las fotos había una de mi madre con un vestido de blando y con su pelo largo suelto y un par de mechones elegantes recogidos con el recogedor de marfil.
Sonreí… esas cosas me trían muchos recuerdos…



KAI
-Vaya… -lo miré sin tocarlo, no quería ser responsable de que pudiera romperse.
Miré a Saya y sonreí.
-¿Te lo pondrás tú en nuestra boda? –quizá a ella no la haría gracia, pero era algo de su madre, al fin y al cabo, era un recuerdo.



SAYA
Le miré y sonreí.
-Puede, tal ves si, no sé… ya veré.- Me miré el dedo herido. Había dejado de sangrar y la herida se había cerrado.
Metí las cosas de nuevo en la caja y la cerré a continuación.
-Bueno, basta de perder el tiempo con estas cosas.- Cogí la caja y la metí dentro de mi mochila.
Me levanté y cogí los pantalones para ponérmelos junto con las botas. El jersey lo guardé, ya que no hacía frío.
-No podremos cruzar por aquí, así que… tengo una idea, cruzaremos por encima de la cascada, vamos.


KAI
Sonreí cuando mencionó la cascada y la seguí guardando la manta y cargando mi mochila a mi hombro.
-Yo te sigo. –caminé cerca de ella, se sabía bien el camino, por lo que dudaba que llegásemos a perdernos.



SAYA
Me puse en marcha seguida de Kai. La verdad es que me conocía muy bien ese bosque, aún que hayan pasado muchos años y ahora todo estuviese cambiado. Lo había recorrido tantas veces a lo largo de mi infancia que el recuerdo no se había borrado de mi mente… por suerte.
Conduje a Kai por el bosque, sorteando los árboles caídos y los obstáculos que había dejado el agua del Lago… ahora sería enorme…
Kai me seguía de cerca, en esos momentos me sentía como una monitora llevando de excursión al chico malo de la clase para ver si aprendía un poco… vaya cosas.
Me reí para mis adentros sin dejar de caminar.
Antes de lo que me imaginaba, llegamos al sendero que conducía a la parte alta de la cascada. Allí había un pequeño camino de piedra que, si mal no recuerdo, atravesaba el agua de la cascada y conducía a la otra orilla… ahora no sabía como estaría, si el agua había crecido a esa magnitud tal vez ahora ya no había camino por el que pasar…
El sendero por el que caminábamos ahora mismo era algo empinado hacía arriba. El suelo esta humedecido y resbalaba. Tuve que andar con mucho cuidado de no resbalar, aún que, una de las veces caí hacia atrás, pero por suerte Kai estaba ahí para agarrarme y evitar que me diese un mal golpe… que torpe podía llegar a ser a veces…
A los pocos minutos alcanzamos la cima de la cascada. Miré hacía donde supuestamente estaba antes el Reino del Agua, ahora tan solo era un enorme lago que atravesaba el bosque.
Miré la cascada, también había ganado tamaño, pero por suerte el camino de piedra estaba ahí, algo más estrecho, pero ahí estaba.
Suspiré y miré a Kai.
-Tenemos que pasar por ahí…- Miré el camino y me quité las botas. Era mejor pasar descalzo, ya que las piedras estaban mojadas y si resbalaba y caía al agua, acto seguido caería por la catarata, así que… mejor ir con pies de plomo.
-Pasaré yo primero.- Cargué con la mochila del tesoro y me encaminé hacia el “puentecito”.



KAI
Miré la altura que había desde el inicio de la catarata hasta su fin, no me gustaría que acabásemos ahí abajo…
-Me siento como todo un explorador, me falta una cantimplora atada a la cintura y una riñonera con el bocata de chorizo. –me colgué bien la mochila a la espalda, Saya pasaría primero, la verdad es que teníamos muy poco margen de error…
Suspiré y asentí.
-Si crees que necesitas ayuda avísame. –era una tontería decir eso, si necesitaba ayuda se caería y tendría que agarrarla para volver a subirla, no había más. Me quité también mis botas para cuando llegase mi turno.



SAYA
Le miré y sonreí.
-Oh, mi héroe.- Solté una risotada divertida y me acerqué al caminito de piedra.
El agua que iba directa a la catarata iba muy deprisa. El río era muy caudaloso y como no tuviese cuidado la corriente me arrastraría.
Posé un pie sobre la primera piedra y miré la siguiente.
Agarré bien la correa de la mochila para que no se me escapase de entre las manos.
Calculé bien y posé el otro pie en la otra piedra. Estaban muy húmedas y resbaladizas por lo que tuve que hacer presión con la planta de los pies asegurando bien el equilibrio.
Así, una a una fui pasando las piedras hasta que llegué a la otra orilla.
Posé los pies en el suelo e incliné el cuerpo hacia delante en señal de agradecimiento.
-Gracias, gracias, señoras y señores. Y este ha sido el número de la trapecista Saya.- Miré a Kai.
-¿El siguiente, por favor?



KAI
Negué con la cabeza, al fina hasta se lo había pasado bien. Pues a ver cómo me iba a mí porque con agua no sabía tratar…
Agarré bien la mochila y posé un pie sobre una de las rocas con cuidado, posándolo bien evitando que resbalase. Alcé el otro pie y lo pegué a la siguiente piedra de la misma manera. Por el momento no iba mal la cosa, pero mejor no confiarse.
Posé el pie en la siguiente piedra, aunque por un momento resbaló. Me agaché agarrándome a la piedra segura mientras volvía a colocarme.
-Todo en orden… -me incorporé y seguí pasando por el puente de piedra hasta llegar al otro lado, en el cual salté la última piedra para llegar a suelo firme, también mojado, en el cual me resbalé y caí de culo.
-Genial… -me rasqué la nuca, menudo ridículo, menos mal que sólo estaba Saya…



SAYA
Kai me pegó un buen susto. Pensé que iba a caer al agua, pero se agarró a la roca a tiempo. Suspiré y le miré más tranquila.
Cuando pensé que llegaría “ileso” a la orilla donde estaba yo, resbaló cayó al suelo de culo. Por suerte no se hizo daño.
Me reí y me acerqué para ayudarle a levantarse.
-Anda, “héroe”, levanta.


KAI
Cogí la mano de Saya y me levanté sacudiendo el pantalón mojado.
-Por poco soy pasto de peces… -suspiré y cogí las botas para volver a ponérmelas, esperaba no encontrarme con más puentes de esos…
-Bueno, prueba superada, ¿tengo ya la insignia de puentes resbaladizos?


SAYA
Le miré y me reí.
-No, esa no, pero la de payasito si que te la has ganado.- Me reí de nuevo poniéndome las botas.
-Tranquilo, a partir de aquí todo es tierra firme, no tendrás que cruzar más puentes mojados ni nada de eso.- Negué con la cabeza colocándome bien la mochila.
-¿Seguimos?


KAI
Suspiré ante su ironía.
-Por supuesto, guíame, Gandalf. –sonreí y la seguí, ella sabía el camino, no tenía otra que seguirla. ¿Y si la pasaba algo a ella? Lo tenía crudo para llegar o volver con ella en brazos sin saber por donde ir…
Me puse a su altura.
-¿Qué más lugares mortíferos debemos pasar? ¿Sólo eso?



SAYA
Reanudé la marcha con Kai a mi lado. Suspiré pensativa y le miré.
-Pues… tenemos que adentrarnos en el bosque encantado, donde moran las hadas y elfas, junto con las sirenas y las musas. Se dedican a seducir a los hombres extraviados, les engatusan para acostarse con ellos llenándoles la cabeza de maravillas y cuando estos se despiertan, resulta que todo ha sido un sueño.- Me reí alzando las cejas.
-¿Te gusta la idea, eh?- Sonreí y seguí caminando.


KAI
Esbocé media sonrisa mirándola.
La agarré de la muñeca atrayéndola a mí y la susurré al oído:
-A mí lo único que permito que me hechice es una antigua ninfa del agua que yo conozco, ¿te suena? –deposité un beso en su cuello.



SAYA
Entrecerré los ojos, pensativa.
-Pues… no, no me suena. Fíjate tú, conozco un montón de criaturas, pero esa ninfa no me suena de nada. ¿Tan especial es para que solo te dejes hechizar por ella?- Le miré y sonreí sin dejar de caminar.
Por mirarle, metí el pié entre unas raíces tropezando y cayendo sobre el pecho de Kai. Menos mal que estaba allí…


KAI
Sonreí agarrando a Saya para que no se cayese.
-Parece que la naturaleza quiere que estemos lo más juntos posible. –miré la raíz con la que había tropezado.
-Gracias. –sonreí e incorporé a Saya, aunque sin soltarla.


SAYA
Le miré.
-Ja, ja, ja, ¿la naturaleza? Seguro que ha sido la naturaleza, no me habrás puesto la zancadilla, ¿no?- Me reí apartando la raíz con el pie sin dañarla.
Le miré de nuevo, aún me tenía agarrada contra él.
Solté una risotada.
-Creo que no voy a caer más, puedes soltarme si quieres.


KAI
Solté a Saya y miré al suelo procurando ver por donde pisaba, como acabase tropezando yo con la buena suerte que tenía acabaría con la cabeza metida en un tronco o algo parecido…
Continué caminado al lado de Saya, el bosque era muy traicionero, y esperaba que lo que Saya había dicho sobre las criaturas mágicas no fuese cierto.


SAYA
Seguí caminando junto con Kai. Aún faltaba para llegar a la Aldea Aqua, lo más seguro es que llegásemos mañana al atardecer.
Avanzamos bastante, caminamos todo el día hasta que la noche se nos echó encima, sería mejor para a descansar y mañana por la mañana seguiríamos.
Este pequeño viaje me recordaba al que habíamos dado nosotros dos junto con Axel, Eri y Edward… pero ahora, cada uno estaba en casa descansando. Me pregunto que estarían haciendo ahora.
Paramos en un pequeño claro junto a un riachuelo en el que pudimos beber y refrescarnos un poco.
Me senté sobre la hierba quitándome las botas. Tenía los pies algo doloridos por la caminata, pero en seguida se me pasaría.
Alcé la cabeza al cielo, había luna llena, proyectaba una tenue luz la cual nos alumbraba, así que no hacía falta encender ninguna fogata.


KAI
Me senté al lado de Saya apoyando mis manos en el suelo para apoyarme en ellas, miré hacia donde la mirada de Saya se dirigía, hacia la luna, la luna llena.
-Auuuu. –simulé el aullido de un lobo y sonreí.
-Imagínate que vienen los lobos y nos atacan, tendrías que defenderme tú a mí, porque yo no sé luchar contra lobos. –solté una risotada y me tumbé.


SAYA
Le miré y sonreí.
-Tranquilo, no vendrá ningún lobo, yo les echaré a patadas.- Sonreí y me senté sobre él posando las manos a cada lado de su pecho inclinándome hacia delante.
-Pero… no son los lobos lo que debería preocuparte.- Sonreí picarona y le mordí suavemente bajo la barbilla tirando de la piel con delicadeza.


KAI
Sonreí.
-Vaya, es cierto, ¿cómo he podido olvidarme de la bestia más peligrosa de todo el bosque? Ahora me ataca… -la agarré de la cintura y me tumbé con ella encima de mí.
-Por favor, devórame rápido, no soporto el dolor… -posé mis manos en su trasero sonriendo.


SAYA
Sonreí y ronroneé volviendo a morderle en la barbilla.
-¿Rápido?- Solté una risotada.
-A mi me gusta devorarte poco a poco, saboreándote bien.- Le miré y alcé una ceja.
Posé mis manos en su abdomen y le besé de manera suave, recorriendo sus labios con mi lengua. Hacia mucho que no estaba con Kai a solas y ahora que lo estábamos quería aprovechar.


KAI
Seguí su beso de manera lenta, como ella quería “devorarme”. Acaricié toda su espalda hasta llegar a sus hombros y su cuello, en el cual me concentré en acariciar con más intensidad.
La miré.
-¿Me vas a devorar, o te voy a devorar yo? –me giré, haciendo que quedase debajo de mí mientras la besaba.



SAYA
Le miré rozando mis labios con los de él.
-Sabes que me gusta que me devores tú.- Acaricié su barbilla con la punta de mi lengua.
Agarré el extremo de su camisa sacándola de dentro del pantalón. Metí las manos bajo su camisa acariciando su espalda y su abdomen con mis manos y mis uñas.


KAI
La besé con más ímpetu acariciando su vientre con suavidad directamente en su piel aterciopelada.
Cualquiera diría que estábamos totalmente solos en ese enorme bosque…
Descendí mis labios por su cuello saboreándolo y atrapándolo entre mis dientes y acariciándolo con mi lengua.


SAYA
Cerré los ojos cogiendo una gran bocanada de aire cuando Kai empezó a besarme, lamerle y acariciarme el cuello. Esa era la parte de mi cuerpo que más me excitaba…
Empecé a sentir esa oleada de calor que me subía desde el vientre hasta la cabeza.
Agarré su camisa y empecé a desabrochársela hasta que le despojé de ella por completo dejando ver su musculoso pecho y su ancha espalda la cual acaricié con las manos desde la nuca hasta por debajo de su ombligo.


KAI
Aparté mi camisa a un lado sin dejar de juguetear con el cuello de Saya y sus labios. Bajé mis besos hasta su pecho, el cual despojé de ropa con suavidad y sin prisas, acariciando su piel al mismo tiempo.
Pasé mis manos a lo largo de su cintura, hasta acabar en uno de sus pechos mientras la quitaba la camiseta dejándola con la mía.


SAYA
Mi respiración se agitó a causa de sus caricias y sus besos.
Le miré y sonreí alzando las cejas.
-Y yo que quería llegar virgen al matrimonio.- Solté una risotada y giré poniéndome sobre él. Agarré sus muñecas haciendo que alzara los brazos por encima de su cabeza. Me incliné y deposité intensos besos sobre la piel de su cuello y fui descendiendo por su pecho.
Encerré entre mis dientes la piel de su abdomen rozándola con mi lengua.
Seguí descendiendo hasta debajo de su ombligo. Le mordí de nuevo con suavidad jugueteando mi lengua con su piel.



KAI
Acaricié todo su vientre y hombros con las manos, siguiendo por la espalda mientras era ella la que me besaba.
La agarré del trasero juntándola a mí por completo y la besé de nuevo en los labios recorriendo su espalda de abajo arriba.



SAYA
Le besé con pasión cuando me juntó a él.
Introduje mi lengua dentro de su boca buscando la suya, la cual encontré con éxito.
Descendí mis manos hasta el cinturón de su pantalón el cual empecé a desabrochar hasta que se lo quité tirando de él. Lo dejé a un lado y volví a besarle de la misma manera que antes mientras mis manos se encaminaban al pantalón.


KAI
Después de tanto tiempo sin poder pasar un minuto solos, al fin podríamos disfrutar de plena intimidad, quién iba a decir que en un viaje como este podríamos aprovechar los descansos para este tipo de cosas…
Agarré sus muslos con fuerza juntándolos alrededor de mi cadera y agarré el extremo de su pantalón con la yema de mis dedos pulgares, bajándolo poco a poco sin perder un solo segundo de sus besos.


SAYA
Retiré a un lado mi pantalón cuando Kai terminó de quitármelos.
Sonreí y volví a presionar mis labios con los suyos cogiendo una buena bocanada de aire. Me deshice de su pantalón dejándolo junto a los míos.
Seguí besándole sintiendo su aliento gélido meterse en mi boca junto con su lengua.
Bajé mis manos por su pecho hasta su pelvis, la cual presioné suavemente con mis dedos en busca de la tira de su calzoncillo.



KAI
Levanté ligeramente la pelvis para ayudarla a deshacerse de mis calzoncillos, acto seguido la besé por el vientre, subiendo hasta su pecho mientras acariciaba toda su espalda.
Agarré la tira de su tanga con mis pulgares y lo retiré con suavidad juntando mis labios a los suyos de nuevo.


SAYA
Le besé de nuevo mientras se encargaba de deshacerse de mi tanga.
Jadeé posando las manos en su pecho y me senté sobre su pelvis haciendo que penetrase. Jadeé con más intensidad cuando una oleada de placer me sacudió haciendo que se me erizase toda la piel.
Presioné su cadera con mis muslos y empecé a moverme con suavidad soltando leves gemidos de excitación.


KAI
Cerré los ojos posando mis manos en sus caderas. Jadeé y acaricié su torso desde el cuello hasta lo más bajo de su espalda.
Besé su cuello con intensidad jugando con mi lengua por él.
-Lo echaba de menos… -la besé de nuevo en los labios sin dejarla responder.


SAYA
Sonreí y le agarré de la nuca haciendo que se sentase conmigo aún encima.
Seguí moviendo la pelvis con suavidad y lentamente. Hundí el vientre cuando este se rozó con la piel fría del abdomen de Kai.
Jadeé con más amplitud soltando de vez en cuando gemidos.
Agarré el vello de su nuca entre mis dedos besándole de nuevo con fogosidad.
¿Qué si lo echaba de menos? Tanto él como yo…


KAI
La besé con intensidad, cada centímetro de sus labios y su cuello quedó marcado por mis labios. La miré a los ojos posando mis manos a cada lado de su cuello mientras recorría su rostro con mis labios.
Me atreví a acelerar levemente el ritmo mientras seguía con mis interminables besos.



SAYA
Cerré los ojos respirando con intensidad cuando aceleró las penetraciones. Solté un gemido más intenso que los demás agarrándome a los hombros de Kai.
Le miré jadeando mientras recorría con mis dedos los músculos de sus brazos y sus hombros… me volvían loca.
Me apreté contra él juntando mi vientre con su abdomen frío volviendo a besarle.
No quería que esa noche acabase, estar ahí en medio del bosque con Kai era lo que más deseaba en esos momentos.




KAI
Gemí acariciando las caderas de Saya con fuerza, apretando ligeramente su piel con mis dedos. Volví a besarla y agarré el pelo de su nuca con una de mis manos mientras la otra agarraba bien su espalda.
Besé de nuevo su cuello y añadí intensidad a las penetraciones.



SAYA
Alcé la cabeza agarrando su nuca con fuerza gimiendo cada vez más alto. El placer aumentó cuando Kai penetró más fuerte. Encogí las piernas gimiendo de nuevo sin dejar me moverme encima de él.
Me mordí el labio inferior inclinando mi cuerpo hacia atrás ligeramente arqueando la espalda.
Jadeé gimiendo a cada penetración.
-Oh… Kai…- Presioné la piel de sus hombros con mis dedos moviendo mi cadera cada vez más rápido.



KAI
Jadeé con fuerza agarrándola de la cintura. Hacer el amor con Saya era uno de esos placeres de la vida que no se abandonarían por nada del mundo, y esto era un claro ejemplo del por qué.
Acallé mis jadeos ahogándolos entre mis dientes que aprisionaban su cuello, sabía cuánto le gustaba a ella y cuánto me gustaba a mí.



SAYA
La piel se me erizó cuando Kai me mordió el cuello. Gemí más alto agarrándome a sus hombros.
Me moví con más rapidez sintiendo como las gotas de sudor caían a los largo de mi espalda.
Me pegué de nuevo a él cerrando los ojos con fuerza sintiendo como el orgasmo estaba a flor de piel. Estaba a punto de llegar al clímax… tanto tiempo sin hacer el amor traía sus consecuencias.
Gemí con fuerza y clavé mis uñas en los hombros de Kai.
Me puse tensa y dejé escapar el orgasmo en un grito lleno de placer.


KAI
Apreté los dedos en la espalda de Saya cuando el orgasmo escapó haciéndome llegar al final de la excitación.
Respiré con fuerza cogiendo aire. Di un beso corto a Saya antes de tumbarme sobre la hierba con ella tumbada sobre mí, aunque seguí llenando mis pulmones de aire.



SAYA
Jadeé tumbándome sobre Kai. Estaba acalorada, cada vez que hacía el amor con él acababa muy acalorada.
Respiré hondo apartándome el pelo hacía un lado.
Miré a Kai y solté una risotada. Me quité de encima de él para que pudiese respirar mejor y me tumbé a su lado apoyando la cabeza en su pecho.
Respiré hondo cerrando los ojos.
-No tienes ni idea de lo satisfecha que me siento en estos momentos.- Me reí.


KAI
Sonreí acariciando su pelo con la mano que tenía debajo de ella. La besé en la cabeza.
-Tranquila, con lo satisfecho que estoy yo me doy por enterado.- Sonreí soltando una risotada.
-Creo que este viaje nos está sentando bien, exceptuando la medio caída no ha estado mal, y esto no ha estado nada mal. -me reí.


SAYA
Me reí y le miré.
-No, la verdad es que me he divertido mucho cuando te has caído.- Me reí de nuevo y le miré apoyando los codos con su pecho.
-Pobrecillo que se ha caído él.- Sonreí y le besé en los labios con cariño. En ese momento me sonaron las tripas.
Me reí sin apartar del todo los labios de los de Kai.
-Ups, creo que tengo hambre.


KAI
Sonreí.
-¿Todavía? Qué ansiosa. –la volví a besar, aunque sabía perfectamente que se refería a comida. Me senté agarrándola y busqué la manta que había usado antes para taparnos a los dos con ella, ¿para qué la ropa?
Busqué algo de comida en mi mochila, me había preparado para el viaje antes de salir de la nave.



SAYA
Sonreí y me senté entre las piernas de Kai apoyando la espalda en su pecho. Agarré la manta y me tapé con ella hasta el pecho y de paso también tapé a Kai.
-Ñam, que hambre.- Me volvieron a sonar las tripas.
Miré al cielo y sonreí.
-Oye Kai, ¿crees qué la Sede aceptará a Jimmy en el consejo?


KAI
Solté una risotada cogiendo una ensalada que Kara nos había guardado en una tartera.
-Ya lo creo que aceptarán. –le ofrecí la ensalada mientras buscaba algún tenedor entre las cosas que tenía para abastecernos durante al menos dos semanas.


SAYA
Cogí la tartera con la ensalada de Kara dentro. Me volvieron a sonar las tripas cuando percibí el olor a vinagre.
La abrí y esperé a que Kai me diese uno de los tenedores.
-Vaya, estás muy seguro de ello, ¿no?- Le miré y fruncí el ceño algo extrañada.



KAI
Cogí un tenedor y se lo di.
-Oh, sí, estoy cien por cien seguro de que James estará en el consejo con un par de palabras que tenga con los sabios. –la miré esbozando media sonrisa y cogí un segundo tenedor para mí.


SAYA
Sonreí.
-Ya me imaginaba.- Pinché un trocito de tomate alzando las cejas.
-Tú y tus formas de persuadir al consejo.- Me reí metiéndome en la boca el pedacito de tomate. Pinché de nuevo otro trozo de tomate y se lo ofrecí a Kai sonriendo.



KAI
Solté una risotada y abrí la boca para coger lo que Saya me ofrecía.
-Me deben muchas cosas aunque me hayan librado de ser un gato el resto de mi vida. –tragué.
-Puedo echarles con un par de reuniones si no aceptan mi petición.



SAYA
Asentí y me metí en la boca otra pinchada de la ensalada.
-Pues espero que le acepten, ya era hora de meter a alguien de confianza en la Sede.- Suspiré y me acomodé entre las piernas de Kai.
-¿Te molesto?- Le miré.



KAI
Asentí gravemente.
-Mucho, por eso te he echado a patadas. –la besé en la cabeza y cogí otra pinchada. Esa situación me parecía muy curiosa y muy agradable al mismo tiempo, sería algo que recordaría por mucho tiempo.

sábado, 20 de marzo de 2010

Capitulo- LXXXIX- "POCO A POCO LLEGAREMOS A NUESTRO HOGAR..."

ERIKA
Quedaba muy poco para llegar a casa. Cada vez tenía más ganas de llegar, no sabía como estarían las cosas, después de que el reino acogiera a todas esas personas desamparadas…
Seguro que había cambiado mucho, pero aún así, tenía ganas de volver. Añoraba mi casa, era lo único que tenía de mi padre…
Ahora no estaría sola, Jim estaría a mi lado, era lo que más deseaba.
Vivir con Jim, dormir y despertarme todos los días abrazada a él…
Giré la cabeza a un lado, podían verse las torretas del castillo del Reino del Viento… faltaba muy poco.



KARA
Me situé al lado de Erika, que miraba nuestro destino, donde ella ya se bajaría, el grupo se separaba de nuevo…
-Tienes ganas de volver, ¿verdad? Ya falta muy poco para bajar, lo tienes todo listo, ¿no? –me daba pena tener que despedirme de ella, pero sabía que algún día tenía que ser así, y ese día ya estaba aquí.


ERIKA
Miré a Kara y sonreí.
-Si, lo tengo todo listo, he hecho las maletas y estoy deseando volver a mi casa junto con mi hombre.- Sonreí de nuevo mirando las torretas, cada vez eran más grandes.
-¿Tú volverás al Reino del Fuego junto con Neo, verdad?


KARA
Asentí mirando las torretas del reino.
-A ser posible con él solo y sin tener que aguantar a mí hermano por la casa. –me reí y miré las nubes que sobrevolábamos.
-Le echaré de menos al volar.


ERIKA
Asentí y seguí mirando el Reino, cada vez estaba más cerca…
Yo también echaría de menos todo esto, a Neo, a Kara… bueno, a todos, incluido el borde de Kai… a parte de ser un borde había demostrado ser un buen Jefe…
Lo mejor era pensar en las cosas buenas que me llevaría de cada uno, era mejor olvidarse de las diferencias y las complicaciones…
Era el momento de vivir la vida, de nuevo.



JIM
Entré en la sala de mandos, no quedaba nada para llegar y quería pasar los últimos minutos allí con Neo, ya me había despedido de mi querida sala de ordenadores…
Me senté en la silla de Kara mirando por el gran ventanal, suspiré.
-Me voy a independizar. –miré a Neo y me reí.


NEO
Jim se sentó a mi lado mientras pilotaba. Le miré y esbocé media sonrisa.
-Si, serás todo un hombre, Jim.- Solté una risotada volviendo la mirada al frente.
-Se te echará de menos trajinando con los ordenadores.- Suspiré.
-Bueno, ya te compraré un súper ordenador por tu cumpleaños.- Me reí.



JIM
Me reí a su vez.
-Tranquilo, de eso puedo encargarme yo. Me pondré a trabajar en algo, Erika tiene que terminar de estudiar, yo ya soy un caso perdido… -me reí de nuevo, la verdad es que había dejado de estudiar muy pronto, pero… ya le pediría a Erika alguna clase particular.
-Voy a intentar ayudarla a buscar a su padre, si aún está vivo puede que le encontremos en algún sitio.


NEO
Le miré de nuevo y asentí.
-Me parece bien, la pobre estaba muy mal cuando la recogimos, buscaba a su padre como una loca, sin éxito, claro, pero… si ella dice que está vivo, tal vez sea así, no hay que perder la esperanza y más cortarle las alas a ella.- Suspiré.
Dudaba que el padre de Erika siguiese vivo, si después de recorrernos el mundo entero no le habíamos encontrado, ¿qué la hacia pensar que ahora si le encontraría?
Yo no era nadie para negarlo, ella sabría lo que hacer…



JIM
Suspiré, a penas eran unos minutos lo que teníamos antes de aterrizar la nave.
-¿Tú qué harás? Irás a vivir con Kara de nuevo, supongo, ¿dónde os quedaréis? –acaricié el panel de mandos sin tocar ningún botón, sería quizá la última vez que pisaba esa sala.



NEO
Miré a Jim y alcé una deja soltando una risotada.
-¿Tú qué crees, Jim? ¿Dónde vamos a estar?- Asentí, era evidente en donde viviría. Kara tenía que volver con Sein y yo no tenía ningún otro lugar a parte de la aldea humana…
-Iré a vivir con Kara y su hermano, lógico, ¿no?


JIM
Asentí, supuse que el hermano de Kara no viviría con ellos, pero al parecer sí.
-A mí me gustaría que viviésemos todos en un mismo país, al menos sería más fácil vernos de vez en cuando, pero claro, cada uno tiene su hogar, y el mío ahora es aquí… -suspiré, no sabía cómo sería la casa de Erika.



NEO
Miré al frente sin soltar el volante.
-Ya, bueno, cada uno ha hecho su vida y tiene su hogar…- Me encogí de hombros.
-Además, bastante tiempo nos hemos tenido que soportar ya, ¿no?- Le miré esbozando media sonrisa.
-Nos volveremos a ver, de eso no te preocupes.


JIM
Sonreí.
-Eso seguro, porque si no venís vosotros a vernos iré yo hacia allí y os buscaré por cada casa hasta que os encuentre, sólo para daros la brasa un rato. –me reí posando una mano en su hombro.
-Ya la próxima vez seré más alto que tú. –volví a reírme, ya estaba bastante alto, pero superar a Neo iba a ser algo bastante difícil.



NEO
Le miré de soslayo.
-Tche… más quisieras tú ser más alto que yo, si, si.- Volví la mirada al frente y sonreí.
-Te falta mucho para alcanzarme, chaval, come más petit suis y ya hablaremos.-Miré el GPS, sobrevolábamos el Reino del Viento. Suspiré y miré de nuevo a Jim.
-Bueno, chico, ya hemos llegado.


JIM
Suspiré y miré a Neo.
-Los viajes como piratas del aire han acabado para mí. –me levanté, esos años que había pasado junto a ellos habían sido buenos, pero ahora estaría viviendo una vida tranquila junto con Erika, lo prefería así.



ERIKA
La nave empezó a descender ante la puerta del Reino del Viento… ya habíamos llegado…
Suspiré y entré en la nave para recoger mis maletas, no me gustaban nada las despedidas… aún que esa no sería la última vez que vería a mis compañeros, pero nunca se sabe…
Neo abrió la compuerta en cuanto apagó los motores.
Le miré y sonreí levemente.
-Gracias, Neo.- Me acerqué y le abracé.
-Cuida de Kara, ¿eh?—Asintió a mi petición, sabía que la cuidaría muy bien.
Me despedí de Kara y de Saya… de Jimmy… más bien le dije adiós, después de todo lo que había pasado era mejor tener el menor acercamiento posible a él…
Miré a Kai, al que también dediqué un simple adiós, no podía perdonarle tantas cosas que había hecho… podría decirse que era rencorosa, pero… así era yo.
Salí de la nave con las maletas y esperé a que Jim terminase de despedirse para poder entrar en el Reino, del cual salían muchas personas, todas ellas habían estado antes ingresadas en el hospital. Ya volvían a sus respectivos Reinos.



JIM
Cogí las pocas cosas que llevaba encima y me dirigí a la compuerta. Di un fuerte abrazo a Neo, a mi hermano.
-Nos veremos pronto. –sonreí y me acerqué a Saya, a la que abracé con fuerza.
-Te echaré mucho de menos. –la besé en la mejilla y de los demás me despedí con la mano, excepto de James y su amiga, había desdeñado su presencia desde que llegaron y no iba a hacerles caso ahora.
-Muchas gracias por todo, cuidaos. –cogí a Erika de la mano.



NEO
-Cuidaos, chicos.- Sonreí y cerré la compuerta en cuanto Erika y Jim salieron.
Puse los motores en marcha y despegué la nave de nuevo.
La nava cada vez estaba más vacía y silenciosa hasta que llegase el momento en el que tan solo estaríamos Kara y yo…
Suspiré y miré el GPS… el Reino del Fuego.
Puse rumbo y agarré el volante.
Miré a Kara.
-Oye, Kara, puedes quedarte en casa mientras yo llevo a Kai y Saya al Reino del Hielo.


KARA
Me senté al lado de Neo mirando por la ventana.
-Creo que no, no me hace ilusión llegar y encontrarme con todo destrozado otra vez yo sola. Prefiero quedarme contigo y volver los dos juntos. –le miré. Sein estaría bien, siempre había sabido cuidarse él solo, y no me apetecía nada ver todo devastado.



NEO
Miré a Kara.
-Bueno, por eso no te preocupes, en cuanto Axel coloque el cristal en el altar sagrado todo volverá a su estado original.- Sonreí y miré al frente.
-Todo volverá a ser como antes, poco a poco, pero se recuperará…


KARA
Suspiré.
-Por eso prefiero esperar… o… ¿o es que quieres quedarte solo por alguna razón? Si es así sólo dímelo y me quedo cuando lleguemos. –le miré, quizá quería dar una última vuelta él solo con su nave, ya que tenía pensado venderla.
En mi opinión, no tenía por qué hacerlo, pero él lo prefería así, y era suya, era su elección.



NEO
La miré y solté una risotada.
-No, no, Kara, no quiero quedarme solo por ninguna razón, tan solo lo he dicho por ti, tendrás muchas ganas de estar en casa y descansar por fin, solo era por eso.- Me reí de nuevo y agarré su mano, la cual besé y llevé a mi pecho después.


KARA
Sonreí y me senté sobre sus piernas.
-Pues yo me quedo con mi hombre hasta que volvamos, prefiero estar contigo a tener que llegar y oír a mi hermano decir cosas así como: “Vaya, te dignas a aparecer por aquí”, “He destrozado la moto, cómprame otra”, o “He matado a tu segundo gato pero esta vez no te he comprado otro”. –sonreí y le di un pico.
-Te aseguro que prefiero quedarme contigo.


NEO
La miré y me reí cuando me dijo eso… esta Kara…
-No lo pongo en duda.- Suspiré.
Lo hacía por ella, para que no tuviese que soportar más tiempo metida aquí, pero prefería estar conmigo, no podía negárselo.
Sonreí y la miré de nuevo.
-Pues nada, reina, se hará lo que tú quieras.- La besé en la mejilla y seguí pilotando.



ERI
Había conseguido que los críos se echasen un rato la siesta, estaban muy nerviosos por volver a casa y jugar con sus cosas… No sabía qué poder podía llegara a tener el tesoro del fuego sobre el reino en su totalidad. Se reconstruiría, tenía entendido, pero… ¿en qué medida?
Lo sabría cuando llegásemos, y era la próxima parada.



AXEL
Cada vez quedábamos menos personas en la nave, Edward ya se había ido y los adolescentes también se habían ido… tan solo quedábamos nosotros, los siguientes en abandonar la nave… tenía ganas de volver, a mi castillo, con mis cosas, con mi mujer y con mis hijos…
En cuanto el tesoro sagrado estuviese en su sitio, todo el Reino del Fuego volvería a ser el mismo.


ERI
Miré a Axel, pensé en cómo estaba poco antes de empezar el viaje, y es que había pasado muy mala racha intentando reconstruir el país con la poca gente que quedaba en él.
Esperaba que esta vez resultase más fácil.
Posé mi mano en su mejilla y sonreí.
-Pronto estaremos en casita, eh. Ya tengo ganas de volver, un poquito de paz y demás…


AXEL
Miré a Eri y asentí.
-Lo sé…- Suspiré y apoyé los brazos en la barandilla. Podía notar el aire volcánico, aún faltaba un poco, pero lo notaba a kilómetros…
El Reino había quedado hecho una verdadera ruina, pero… gracias al poder del tesoro, me imagino, que volvería a reconstruirse solo… ese cristal tenía poderes inimaginables y entre ellos devolver el equilibrio al Reino.


ERI
Miré a lo lejos, el aire era más bien cálido.
-Espero que no hayas dejado el tesoro cerca de los niños… -me reí, los críos eran verdaderos diablillos y jugaban con todo a su alcance, sobre todo si tenía forma circular…
-Creo que voy a darme una ducha, aún tardaremos en llegar. –me acerqué y le besé en la mejilla, después me dirigí a las duchas.



AXEL
La miré y asentí cuando se marchó hacia las duchas.
Volví la mirada al frente. Contemplé el bosque, todo parecía muy tranquilo, ya no se veía ningún indicio de los soldados de Draco…
Me sentía bien y liberado, ya no había complicaciones ni más luchas.
Ahora, lo único que haría era tumbarme sobre mi cama y olvidar…



KAI
Me encontraba en la cubierta con Saya, allí arriba hacía algo de calor, pero no me molestaba mucho.
Me mosqueaba el sueño que Saya había tenido y no había querido contarme, y si insistía acabaría por mosquearse.
-He nombrado a James consejero personal y miembro del consejo de sabios.


SAYA
Miré a Kai.
-Ohm, eso está bien, supongo.- Me encogí de hombros y sonreí levemente.
-Así tendrás más ayuda, y bueno, al menos uno de los sabios te será fiel, no como ese montón de viejos…- Suspiré y miré el río que sobrevolábamos.
Axel nos miró y entró dentro, supongo que no querría interrumpir, aún que… no había mucho que interrumpir.



KAI
Axel entró, así que me acerqué a Saya y le abracé por la cintura, depositando un beso en su sien.
-Te veo algo distraída… -la miré y la besé en la mejilla. En cuanto volviésemos a casa podríamos estar los dos solos, y pronto podríamos volver a casarnos, y esperaba que esta vez fuese la definitiva.



SAYA
Negué con la cabeza.
-No, estoy bien…- Me encogí de hombros y seguí mirando al paisaje.
-¿Te parece que esté distraída?- Le miré de reojo y posé la nuca en su hombro.
-Tan solo… tengo ganas de llegar a casa…


KAI
-Y yo. –la besé acariciando su vientre con mis manos. No sabía si ese mismo día llegaríamos, aunque… teniendo a Saya al lado no es que el tiempo me pasase despacio, no me importaba mucho.
Esbocé media sonrisa.
-Oye… Jim te ha abrazado con mucho ímpetu… ¿no seguirá enamorado de ti? –alcé las cejas. Sabía que no, o eso al menos creía…


SAYA
Miré a Kai y entrecerré los ojos.
-Pues… no creo, ¿eh? Pero…. Creo que yo empiezo a sentir algo por aquí por la tripa y el estómago cuando pienso en su abrazo o cuando me besó, ¿crees que seré yo la que está enamorada del chavalin?- Le miré y sonreí, claramente iba en broma.
-No sé, esas cosas suelen pasar…- Alcé las cejas.-… y… al decir verdad, el chaval no está nada mal.- Solté una risotada.


KAI
Entrecerré los ojos negando con la cabeza.
-Pero qué mala leche tienes… -la mordí en el cuello.
-Pero si es un nene parásito que no sabe vivir sin una mujer que le cuide… Bueno… en eso nos parecemos… -la abracé con más fuerza.
-Dudo que te enamores de él, te gustan más los morenos. –moví la cabeza simulando una melena al viento, aunque de melena poco tenía.


SAYA
Solté un grito cuando me mordió en el cuello. Me reí levemente y le miré tapándome el cuello con las manos, me había puesto la piel de gallina.
-¿Y yo tengo mala leche?- Me reí de nuevo.
-¿Qué importan rubios o morenos? Hay otras cosas que importan más, al menos para mí.- Le miré y alcé las cejas mordiéndome el labio.
-Pero, vivirás con esa incógnita, lo siento.- Me separé de él.
-Me voy a dar una ducha. – Le miré y sonreí, al menos había logrado que se olvidase del tema de la pesadilla que había tenido esa noche.



KAI
La miré con los ojos entrecerrados.
-¿Esa es una nueva táctica para huir de mí? No te servirá de nada… -la agarré de la camiseta acercándola a mí y la besé.
-¿Crees que puedes escaparte de mí? –me quedé con la nariz pegada a la suya y pasé mis labios suavemente desde su mejilla hasta su barbilla.



SAYA
Me reí cuando me agarró acercándome a él de nuevo. Posé mis manos en sus costados cuando me besó.
Cerré los ojos cuando me acarició la mejilla y la barbilla con sus carnosos labios.
Sonreí aún con los ojos cerrados.
-No es ninguna táctica, moreno, es que hace calor y me siento pegajosa.


KAI
Sonreí con mis labios pegados a su cuello, su delicioso y delicado cuello.
-No puedo creerme que tengas calor conmigo a tu lado, si mi cuerpo no supera los treinta grados… -la besé con suavidad, pasando mis labios por el mismo recorrido, pero al revés, hasta acabar en sus labios.


SAYA
Solté una risotada mientras sus labios me acariciaban produciéndome escalofríos.
-Bueno… es que contigo una no sabe si sentir frío… o calor.- Ascendí mis manos a lo largo de sus costados hasta pasarlas a sus hombros.
Finalmente, le agarré de la nuca mientras seguía su beso con suavidad.


KAI
Sonreí con mis labios pegados a los suyos.
Había conseguido que se quedase, aunque escaparse no fuese su verdadera intención. Acaricié su espalda con mis manos. Eso de que no sabía si tener frío o calor tenía mucho sentido…
Me separé levemente, dejando que un leve bao helado quedase entre nuestros labios, esbocé media sonrisa.



SAYA
Le miré cuando separó sus labios de los míos… ¿ya? ¿Tan pronto paraban sus dulces labios de besarme? Jo…era verdad eso de que lo bueno duraba poco, en cambio… los segundos que estuve allí atada en la guarida de Draco mientras esa esfera intentaba arrancarme el alma, habían sido para mí eternos…
Suspiré y bajé la cabeza bajando también mis manos de su nuca.



KAI
Solté una leve risotada cuando bajó la cabeza.
-La nena se ha quedado con ganas de más, ¿no? –rodeé su cintura con mis brazos y la besé de nuevo, esta vez con más pasión, acariciando la piel de su espalda con la yema de mis dedos. Sus labios podían perderme…



SAYA
Sonreí cuando volvió al ataque. Rodeé su cuello con mis brazos inclinándome levemente hacia atrás.
No sabría describir lo que sentía ni las reacciones que tenía mi cuerpo cada vez que Kai me besaba. Incluso, después de tanto tiempo, seguía sintiendo lo mismo: primero una oleada de frío me entraba por la boca y me sacudía todo el cuerpo, y después, otra oleada, pero de calor, ascender desde mi vientre hasta que salía de nuevo por la boca… era muy extraño, pero me gustaba.



KAI
Ascendí una de mis manos por su espalda hasta llegar a su nuca, donde la dejé posada.
Sentía mucho calor proceder de sus labios, era lo que tenía el cuerpo humano, reaccionaba con calor a casi todo, excepto en los Fríos, pero Saya no lo era.
La primera vez que nos besamos no podría decir cuánto duró ni cuándo había sido exactamente, el tiempo se paró cuando la toqué por vez primera…
No dejé escapar sus labios de entre los míos.


SAYA
Sentí un fuerte escalofrío cuando su mano ascendió por mi espalda y se posó en mi nuca. Sentí su mano helada, lo que provocó que mi piel se pusiese de gallina.
En esos momentos me vino a la mente la primera vez que me besó y me tocó… es esos momentos me sentí vulnerable, era la primera vez que alguien me tocaba y me besaba… nunca pensé que sería él, por mucho que lo había deseado.
Solté una risotada separando mis labios de los suyos.
Posé la frente en su cuello sintiendo que me sonrojaba… malditos buenos recuerdos.
-Lo siento… es que… me ha venido a la mente algo…



KAI
Sonreí acariciando su rostro levemente acalorado con mis manos. La cogí de la barbilla para poder mirarla, estaba sonrojada.
-¿Nuestro primer beso? –sonreí con amplitud volviendo a besarla. De eso hacían ya por lo menos diez años, éramos sólo unos niños, aún así, había cambiado nuestro futuro en un solo beso.


SAYA
Le miré y sonreí.
-Si, bueno… no solo el primer beso, hay muchas cosas de las que me acuerdo, aun que…- Entrecerré los ojos y le golpeé el hombro levemente con la mano.
-Aún siento rencor por haber aparecido en el templo y haberme espiado mientras me bañaba en la catarata, eres un marrano pervertido.- Sonreí.
Ese día me cabreé mucho con él…



KAI
Suspiré cruzándome de brazos.
-Nunca he llegado a afirmarlo, Nidy es una bocazas. –la miré de reojo, quizá eso le molestó entonces, pero ahora no creo que la importase que la viese desnuda o de cualquier manera, aunque a escondidas era distinto…
-¿Me perdonarás algún día? ¿Y si me espías mientras me ducho? ¿Quedaríamos en paz?



SAYA
Me acerqué de nuevo a él posando mis manos en sus brazos cruzados.
-Ya, ya, tú con tal de echarle la culpa a la pobre Nidy estás contento.- Me reí.
-Tal vez te perdone algún día, aún que, no sentiría tanto rencor si en vez de haberte quedado tras el árbol te hubieses metido en el lago conmigo.- Le miré y alcé las cejas insinuante.
-Te aseguro que al principio me habría cortado un poco, pero… seguro que después te habría recibido con los brazos abiertos.


KAI
Solté una risotada rascándome la nuca.
-Bueno, de eso estoy seguro, por entonces ya estabas loquita por mí, sólo había que verte la cara cada vez que pasaba cerca de ti, y si ibas cada día a verme dudo que fuese solamente para que no me quedase solito… -alcé una ceja.



SAYA
Alcé las cajas cruzándome de brazos.
-Ohm, veo que a medida que vas creciendo te vuelves más listo.- Solté una risotada.
-Tal vez por entonces ya estaba loquita por tus huesos, pero yo te recuerdo que tú también y hacías todo lo posible por no pensar en mí… incluso eras borde conmigo… como te odio.- A parte de los momentos buenos, también me acordaba de la manera que tenía antes Kai de hablarme… el peor fue, el día de su cumpleaños, yo fui la única que le felicitó y encima le hizo un regalo… los hombres podían llegar a ser unos orgullosos…



KAI
-Bueno, ha cambiado todo desde entonces, ¿no? –pasé el reverso de mi dedo índice por su mejilla hasta acabar en su barbilla.
-Ahora soy un hombre totalmente a tu merced, no podrás quejarte de todo lo que te amo. –la besé con suavidad, sin soltar su barbilla de entre mis dedos.



SAYA
Posé mi mano sobre su mejilla mientras me besaba.
-Y no me quejo, es más, creo que es mucho para mí.- Sonreí y le di un beso más corto.
-Ahora si que me voy a la ducha, y está vez no es una táctica.- Me separé dirigiéndome al interior de la nave. Antes de entrar me giré y le miré.
-Dices que ahora eres un hombre a mi merced, yo estoy a tu merced desde aquella noche en el bosque.- Sonreí de nuevo y entré dirigiéndome a las duchas.



KAI
Sonreí negando con la cabeza. No sabía exactamente si se refería al día que nos conocimos o al día que la besé por primera vez, ambas se habían desarrollado en un bosque, nuestra vida giraba en torno al bosque…
Solté una risotada y me apoyé en la barandilla de la cubierta, empecé a reconstruir los hechos de aquella primera vez…


KAI
Ya había caído la noche sobre la Aldea de las Hadas. En el cielo se podía ver con total claridad cada una de las estrellas que lo adornaban, era un lugar muy limpio y sin luz artificial, nunca había visto unas estrellas así.
Suspiré mirando al frente, iba atravesando el bosque, prefería hacerlo a irme a dormir, todos tenían una buena fiesta montada, sobre todo aquella princesa hada con el maldito Axel…
Esos días habían sido muy difíciles para mí. Tener a Saya otra vez encima era como un martirio, entre sus malas caras y las ganas irrefrenables de…
Meneé la cabeza, a parte de eso estaba que tenía que viajar con el hijo del propio asesino de mi padre, no soportaba tener que hacerlo y no poder atravesarle con mi espada…
Sin darme cuenta, llegué al lago de las hadas, juraría haber oído a Saya decir rato antes que había ido a darse un baño…
Retrocedí antes de que creyese que volvía a espiarla…



SAYA
Hacía un buen rato que había ido a nadar al lago. La noche era perfecta para poder relajarme, entre todo el estrés y la mala leche que me ponía ver el careto de Kai…
Suspiré mientras salía del lago. Sin secarme si quiera, me puse por encima el vestido que me habían beneficiado las hadas, el cual tenía colgado en la rama de un árbol, ya que mi ropa estaba al cargo de las lavanderas.
Era lo que más me gustaba de ese sitio, eran muy hospitalarios.
Nada más terminar de vestirme, eché un último vistazo al lago y después me giré con intenciones de irme a mi tienda a descansar un poco.



KAI
Me subí a un árbol cuando vi a Saya salir del agua y vestirse, no quería meterme en más líos, esta vez no tendría piedad en atacarme si me veía ahí…
Volvía hacia su tienda con su vestido ligero que marcaba todas y cada una de sus curvas empapadas.
Tragué saliva, no podía dejarme llevar por eso, sería un gran error… pero esta vez, dejé a un lado la razón e hice caso al… ¿corazón?
Bajé del árbol e intenté no hacer mucho ruido para que no se asustase al oírme posar los pies sobre la hierba.



SAYA
Me giré de golpe cuando escuché pasos detrás de mí.
Cogí una bocanada de aire, que mala suerte que en esos momentos no llevase mi navaja.
Suspiré más tranquila cuando vi que era Kai.
-Dios… me has asustado.- Me llevé la mano al pecho y le miré.
-¿Vuelves a las andadas? ¿Qué pasa? ¿Te has quedado con las ganas de verme de nuevo desnuda, o qué?


KAI
Fruncí el ceño, sabía que no tendría ni que haber bajado, pero… quería hacerlo, necesitaba hacerlo…
Suspiré y me acerqué a ella, cosa que la haría retroceder.
-No estaba mirándote, no al menos esta vez, aunque… -cerré los ojos, era preciosa, y el sólo recuerdo de verla desnuda era fantástico.
La miré de nuevo con mis ojos casi brillando.



SAYA
Retrocedí hasta que mi espalda dio de lleno con el árbol. Posé las manos en el tronco… ¿por qué se acercaba tanto? ¿Y por qué me temblaba todo?
Sentí que mi respiración se agitaba al igual que las pulsaciones de mi corazón cuando me miró de esa manera.
Tragué saliva sonrojada.
-¿Qué… qué quieres?- Pregunté, aún que me costó vocalizar bien, me temblaba todo el cuerpo.



KAI
Apoyé las manos a cada lado de su cabeza sobre la corteza del árbol. Sabía que ella estaba asustada, probablemente creería que quería hacerla daño.
-No quiero hacer nada malo, nada malo a ti al menos no, Saya. –cerré los ojos y acerqué mi rostro al suyo, podía sentir su respiración agitada por los temblores.
La miré a los ojos.
-No sabes cuánto tiempo llevo queriendo tocarte y… besarte…


SAYA
Mi corazón se aceleró aún más cuando me dijo lo que deseaba…
Le miré a los ojos cuando él lo hizo. Sus labios estaban a escasos centímetros de los míos, notaba su aliento frío mezclarse con el mío… era… excitante.
Cerré los ojos un momento… me tenía acorralada y, al igual que él, yo también deseaba que me tocase y besarle… desde que le vi el el bosque, desde que me salvó la vida… sabía que le pertenecía solo a él… estaba a su merced…
Abrí los ojos y le miré.
-Hazlo… tócame…- Dije en un susurro.


KAI
El corazón se olvidó de latir por un momento. Ella me había aceptado, pedía que la tocase, que fuese yo el responsable de que sus poderes desapareciesen para siempre… Confiaba en que yo la haría feliz y la libraría de esa vida que ella no quería…
-¿Estás segura de eso? Es una decisión muy difícil y dura… Es cierto que… deseo poder acariciar tu piel y besarte, toda la noche, todo el día… pero… no podrás volver a ser ninfa. –no me separé ni un centímetro de ella mientras hablaba, quería sentirla muy cerca.


SAYA
Le miré y asentí lentamente sin apartarme de él ni un centímetro…
-Ya te dije que no quería seguir siendo una ninfa… y… desde que… desde que me salvaste la vida en el bosque… yo… no he deseado otra cosa que no fuese… ser tocada por ti…- Me puse aún más roja… me había atrevido a decirle lo que realmente sentía…
Levanté un brazo hasta que pude agarrar su muñeca con mi mano, sin tocarle la piel de la mano, quería que fuese él quién me tocase primero.
Guié su mano hasta posarla en mi cintura, cosa que provocó que nos acercásemos más. Mi torso mojado se pegó completamente al de él. Lo sentí duró y tan frío como una estatua de hielo… me gustaba.
Le miré a los ojos, nuestros labios estaban a punto de tocarse…



KAI
Respiré hondo, sintiendo su aliento húmedo cerca del mío. Lo que estaba a punto de hacer cambiaría nuestras vidas por completo, las de ambos. Quería besarla y sentir su piel bajo la mía, quería ser yo el que la tocase y la hiciese mía…
Cerré los ojos a medida que acercaba cada vez más mis labios a los suyos, ese momento era crucial, sentía que hasta me temblaba algo la mano que tenía posada en su cintura mojada.
Nunca había besado a nadie, pero me moví por el instinto.
Deslicé mis labios hasta los suyos, que al fin lograron juntarse. Atrapé sus labios entre los míos que, como supuse, eran fríos y húmedos. La sensación que noté era indescriptible. Más de una vez me había imaginado como sería, pero nunca lo había llegado a pensar así.
Una gran oleada de calor sacudió mi cuerpo y ascendí la mano que tenía en su cintura hasta su brazo desnudo. Lo notaba también frío y húmedo, no sólo por el agua, sino por el propio elemento, que poco a poco, fue perdiendo intensidad.
No me separé de sus labios, que me atreví a mover entre los míos, fusionándolos y acariciándolos. Saya era mía…



SAYA
Cogí una gran bocanada de aire antes de que sus labios acabasen presionando los míos de repente.
Cerré los ojos con fuerza sintiendo como su aliente gélido penetraba dentro de mi cuerpo enfriándolo, pero a la vez, quemándome cada célula de mi organismo.
Llevé mis manos a su nuca obligándole a pegarse más a mi cuerpo hambriento de él.
La sensación de sentir sus fríos y carnosos labios recorrer cada milímetro de los míos era mejor que cualquier otra cosa, tan solo le deseaba a él… que sus manos acariciasen todo mi cuerpo, de arriba abajo sin excepciones…
Sus labios empezaron a moverse junto con los míos que le seguían con pasión… una pasión desenfrenada…
Me estaba dejando llevar por la locura, y es que, en solo eso podía pensar, en dejarme llevar por él…
A medida que él me besaba, sentía que mi cuerpo sufría un cambio repentino, me sentía más vulnerable y el agua que fluía dentro de mí… desaparecía poco a poco…
Pero, no me preocupé… me sentí liberada.


KAI
A medida que pasaba el tiempo, aumentaba la pasión de nuestro beso, ese largo e infinito beso. Mis manos se posaron en su cuello, la agarré de tal manera que pudo inclinarse más y la besé con más intensidad, notando sus labios pegados a los míos como si dependiesen los unos de los otros.
Acaricié su cuello frío, aunque no tanto, debajo de mis manos.
Estaba viviendo un sueño y al mismo tiempo una pesadilla, pero el sueño ahora mismo nublaba por completo cualquier indicio de pesadilla.
Agarré su pelo entre mis dedos, un pelo muy suave, que poco a poco fue perdiendo su tacto, pero en eso se basaba la pérdida de poderes, yo seguía concentrado en su beso y acariciar todo su cuello, bajando las manos por sus hombros y caderas.



SAYA
Un escalofrío subió por toda mi espalda hasta la nuca. Sus manos me acariciaban con la misma pasión con la que sus labios besaban los míos.
Le agarré de la cara separando mis labios de los suyos un momento.
Aún seguía con los ojos cerrados, pero mi respiración estaba muy agitada, al igual que la de él…
No me atreví a mirarle, seguro que había perdido todo… “mi encanto” de ninfa y ahora tan solo tendría la apariencia de una simple humana…



KAI
La agarré de la cara con suavidad y la miré. Su piel y su pelo habían cambiado de color, ahora su piel era rosácea como la de cualquiera, pero tenía algo especial, y sus mejillas sonrojadas la hacían hermosa. Su pelo ya no era tan brillante como antes, pero el moreno la sentaba bien, y seguía siendo tan hermosa como lo era antes, al menos para mí sí lo era.
La alcé la cabeza para que me mirase, quería ver sus ojos.
-Ábrelos. –susurré.



SAYA
Kai hizo que alzase la cabeza… quería que abriese los ojos, pero… ahora que me había tocado, mis poderes y mi aspecto de ninfa habían desaparecido totalmente…
Mi aspecto sería el de una humana… ¿le seguiría gustando así?
Suspiré y abrí los ojos… levanté la mirada directamente a sus ojos… ahora estaba más nerviosa que antes…
-Si… si ya no te gusto o… bueno, cualquier cosa de esas… lo entenderé…


KAI
Miré sus ojos más oscuros que antes, lo único que quería era que tuviese ese brillo que antes tenía cuando me miraba, y ahí estaba, igual que antes.
Sonreí.
-Eres la mujer más hermosa que pueda haber, siendo o no ninfa. –la volví a besar, agarrando su nuca entre mis dedos, ella temía que pudiese dejar de gustarme así, pero me gustaba más, era más humana.


SAYA
Un nuevo escalofrío invadió mi cuerpo cuando me besó.
Era la mujer más hermosa para él, con eso ya me bastaba y me sobraba.
Siendo ninfa o no, aún sentía algo por mí.
Posé mis manos tras su espalda empujándole suavemente hacia mí… sus labios creaban adición, y, al ser humana al cien por cien, los sentía mucho más fríos y excitantes.


KAI
Continué besándola y bajé mi mano por su cintura, acariciándola con suavidad hasta su muslo, en el cual clavé ligeramente mis dedos, sintiendo su piel debajo de mí.
Su vestido se subió levemente al acariciarla, no dejé de besarla, llevaba mucho tiempo deseándolo.


SAYA
Le besé con más pasión y fogosidad cuando su mano acarició mi muslo haciendo que el vestido se subiese levemente.
Solté un leve gemido cuando lo hizo. Nunca antes me habían tocado así y no conocía las reacciones de mi cuerpo, pero… el gemir y el jadear es algo que salía automáticamente.
Me apreté más contra él pegando mis labios a los suyos y separándolos simultáneamente y sin dejar de jadear.



KAI
No me separé de ella, sus labios y los míos jugaban como si se hubiesen estado esperando toda la vida, ¿es que estábamos destinados a estar juntos quizás? Eran muchos meses los que habíamos estado juntos cada día, había nacido algo entre los dos, ella me fascinaba de una manera que no podría haberme imaginado, perdía el sentido y la cordura por ella.


SAYA
Posé mis manos en su pecho agarrando su camisa entre mis dedos.
Le miré con la respiración agitada. Esbocé una leve sonrisa tragando saliva. Sentí que me subían los colores, por la cercanía, el momento y la situación….
Le di un beso más corto y volví a mirarle.
-Kai… quiero pasar la noche contigo, en tu tienda…


KAI
Posé mis manos sobre su rostro, acariciando sus mejillas sonrojadas con mis pulgares.
-Yo quiero que pases toda la noche conmigo en mi tienda. –la besé de nuevo y la agarré de la cintura, la alcé para cogerla en volandas, sin separar nuestros labios. Ahora que podía tocarla no la soltaría.
Caminé hacia la aldea de las Hadas, allí estaba mi tienda, donde dormiría por primera vez acompañado de alguien.


SAYA
Me agarré a él cuando me cogió en volandas.
Salimos del bosque y nos dirigimos a su tienda.
Era la primera vez que pasaba la noche acompañada de alguien que no fuese Nidy.
La aldea estaba desierta, cada uno en su cama.
Bajé de los brazos de Kai y entré en la tienda seguida de él.
No sabía que haríamos esa noche, pero… lo que si sabía era que esa noche compartiríamos algo más que palabras.


KAI
Cerré la tienda y miré a Saya. Me acerqué a ella y la agarré de la cintura besándola, esta vez apretando mis labios contra los suyos.
-¿Te has dado cuenta de todo lo que ha cambiado ahora? –la abracé por la cintura tumbándola sobre mi “cama”.
-Si te pedía entonces que fueses feliz, era una invitación para que ambos los fuésemos.



SAYA
Me recosté sobre la cama agarrando a Kai de los brazos haciendo que se tumbase encima de mí.
-Lo sé… y cuando yo te dije que tu también tenías derecho a serlo, quedó totalmente claro que era yo la que quería hacerte feliz…- Le agarré del pelo de su nuca besándole con fuerza pegando mi espalda a los cojines que formaban el colchón de la cama de Kai.
Seguí besándole notando como el vestido se subía cuando Kai se recostó sobre mí.



KAI
Su piel estaba erizada por el frío, me encantaba notarlo bajo mi mano, a mi el contacto físico no era algo que me sobrase y ella era la primera vez que era tocada, ambos estábamos algo nerviosos y emocionados.
No dejé ni un momento de besar sus labios, su barbilla y, más tarde, su fino cuello, en el cual me concentré, sintiendo su piel entre mis labios.
La mano que tenía sobre su muslo izquierdo, empezó a ascender, aprovechando que su vestido estaba ligeramente subido, hasta la cintura desnuda.


SAYA
Eché la cabeza hacia atrás cerrando los ojos cuando sus labios besaron mi cuello. Cogí una bocanada de aire y hundí el vientre cuando su mano se coló bajo el vestido.
Tragué saliva clavando mis uñas ligeramente en su nuca agarrando su pelo entre mis dedos.
Mi cuerpo se calentaba como si tuviese vida propia, no obedecía a mi mente….
Por una vez en la vida no quería tener control sobre mi cuerpo, que fuese Kai quién me llevase… pues mi cuerpo solo reaccionaba a sus movimientos.



KAI
Volví a besar sus labios, y me atreví a introducir la lengua entre ellos para encontrar la suya. Era húmeda y ligera, y se fusionaba con la mía como si ambas hubiesen salido del mismo molde y se hubiesen separado.
Seguí acariciando su cintura, sus muslos, su cuello… Saya me hacía perder la razón y no sabía por qué, pero me gustaba.


SAYA
Dios… estaba perdiendo completamente el control de mi cuerpo.
La locura y la pasión me invadían por completo, me dejaba guiar por lo que sentía….
Le besé de la misma manera que él me besó, jugueteando con su lengua, que se movía junto a la mía como si se tratase de una culebra enroscándose con la mía.
Jamás pensé que sería capaz de hacer algo así, tanto tiempo siendo intocable traía sus consecuencias.
Llevé mis manos a la parte delante de su camisa la cual desabroché dejando su torso al descubierto.
Deslicé mis manos por su piel con suavidad volviendo a besarle.



KAI
No pensé que ella iba a estar preparada para hacer algo así, al fin y al cabo, era la primera vez que alguien la tocaba, pero ella misma me estaba demostrando que me equivocaba.
Cogí aire para poder volver a besarla por su delicado cuello, el cual mordí levemente, sintiendo todo el calor que invadía el cuerpo de Saya.



SAYA
Cerré los ojos apretando la piel de su espalda con mis dedos. Su piel era tan fría y tan suave bajo mis dedos…
Solté un gemido cuando me mordió el cuello…
Acababa de darme cuenta de cual era mi punto débil.
Cada vez que sus labios rozaban mi cuello, una oleada enorme de calor recorría mi cuerpo de arriba abajo.
-Kai...- Dije soltando una bocanada de aire encogiendo mi pierna izquierda.



KAI
La miré cuando me llamó, no sabía exactamente si que besase su cuello la gustaba o no, pero por el calor que desprendía y el tono que había usado, debía encantarla.
Besé sus labios de nuevo, acariciando su cuello con la yema de mis dedos, estaba dispuesto a llegar hasta el final.
Bajé mis manos hacia su ropa interior y agarré sus bordes lentamente.



SAYA
Abrí los ojos cogiendo una gran bocanada de aire cuando sentí que agarraba mi ropa interior.
Pensaba que estaba lista, pero, en esos momento sme di cuenta que era demasiado temprano para mí.
Agarré su mano y le miré.
-Kai… espera…- Tragué saliva respirando muy agitada.
-Espera un momento… yo…- Suspiré.
-Lo…lo siento, pero… creo que es demasiado pronto para mí llegar más lejos…- Le miré con algo de miedo… no sabía si se cabrearía, pero todo había sido tan… repentino…


KAI
Tragué saliva cuando me frenó, después de hasta donde habíamos llegado no me esperaba esa reacción, pero la verdad es que esperar un poco más no era problema.
Negué con la cabeza.
-No te preocupes… -acaricié su cuello.
-Si he podido esperarte todo este tiempo, un poco más no será para tanto, sólo cuando tú estés preparada. –la besé de nuevo, llevando mi mano de nuevo a su rostro. Me hubiese gustado poder haberla hecho mía esa noche, pero debía comprender que no todo se obtenía con el primer beso, debía esperar, algo que no me importaba siempre y cuando Saya siguiese conmigo.


SAYA
Le miré y sonreí.
Me aliviaba saber que no se lo había tomado a mal.
-Gracias…- Bajé la cabeza colorada.
-Espero que no tengas que esperar mucho.- Solté una risotada y le miré de nuevo acariciando su espalda con mis manos.
-Aun que… esta noche no hagamos nada, pienso quedarme aquí, si tu quieres, claro…- Sonreí de nuevo.



KAI
Asentí y acaricié suavemente su cabello con mi mano derecha.
-Quédate el tiempo que tú quieras, ahora que puedo tocarte, quiero tenerte en contacto conmigo, para sentirte y saber que estás aquí, conmigo. –volví a juntar nuestros labios, los echaba de menos si no los tenía junto a los míos.



SAYA
Rodeé su cuello con mis brazos cuando volvió a besarme. Sus labios eran tan fríos y suaves… me pasaría toda mi vida pegada a ellos.
Sonreí y le miré acariciándole la nuca con mis dedos.
Aún le tenía encima de mí, pero era algo que no me importaba, así podía tenerle pegada totalmente a mi.
-Entonces, me quedaré contigo para que sepas que estoy aquí.


KAI
Me tumbé de lado para poder tenerla totalmente pegada a mí sin que tuviese que aguantar mi peso, pero no me separé de sus labios, nada más que para poder coger aire los dos, que lo necesitábamos.
No sabía si podía dormir aquella noche, nunca había dormido acompañado, pero su compañía me resultaba placentera.



SAYA
Me arrimé a él de manera que mi pecho estuviese pegado al de él mientras le besaba.
Sus besos eran como una droga, no debería haberle besado, pero… si no lo hubiese hecho no estaría esa noche con él en la misma tienda disfrutando de sus labios y de todo él.
Le agarré de la nuca con una de mis manos mientras que con la otra agarraba su brazo y lo pasaba por encima de mi cintura.
Le miré y sonreí. Apoyé mi frente en su pecho atreviéndome a depositar besos sobre su piel.


KAI
Suspiré acariciando su cintura y espalda con mis manos, sospechaba que esto me iba a complicar y alegrar la vida al mismo tiempo.
-Saya… -susurré.
-No te vayas de mi lado… -la besé de nuevo antes de intentar dormirme. Saya era más importante para mí de lo que pensé.



KAI
Sonreí, ese recuerdo seguía vivo en mi mente como si hubiese pasado el mismo día anterior, aunque hubiesen pasado ya diez años.
Miré hacia atrás, Saya se había marchado a las duchas, pero también se había acordado de ello, ¿quién iba a decirnos que después de aquel beso siguiésemos juntos durante todo este tiempo? Aunque claro… sin contar el tiempo que habíamos estado separados…
Suspiré apoyándome de nuevo en la barandilla, deseaba poder casarme con ella de nuevo.



NEO
Llegamos al Reino del Fuego cuando el sol ya se estaba poniendo.
Suspiré y empecé a aterrizar la nave ante la puerta del Reino, el cual estaba devastado… suponía que, ahora que tenían el tesoro del Fuego, este tuviese el poder suficiente como para volver a levantarlo.
Muchas personas estaban sufriendo por ello, sus hogares habían sido destruidos, pero ahora, ya tendrían un motivo para que les devolviesen la esperanza.
Apagué los motores cuando aterricé la nave por completo.
Abrí la compuerta y resoplé cuando una oleada de calor entró dentro presionando el ambiente… que calor…
-Fin de trayecto.


KARA
Sentí una gran oleada de calor al abrir las compuertas. Suspiré, era un calor encantador.
-Al fin en casa. –sonreí y me levanté estirándome.
-Si no te importa… creo que voy a bajar, sólo para ver si veo a Sein, enseguida vuelvo a subir, ¿vale?



NEO
Miré a Kara y asentí.
-Bien, tómate tú tiempo, yo te esperaré aquí.- Sonreí y me levanté quitándome la camiseta.
-Yo aprovecharé y me daré una buena ducha de agua fría.- Me acerqué y la besé en la frente.
-Saluda a Sein de mi parte.- La miré guiñándola un ojo mientras me dirigía a las duchas.


KARA
Sonreí.
-Tú dúchate tranquilo, grandullón, no tardaré mucho. –salí de allí, quería ver a mi hermano pequeño y decirle que pronto estaría en casa, aunque no sabía cien por cien segura si estaría en casa…
Salí con mi mochila en el hombro y me metí entre la gente que me miró preguntándose si sería alguien importante… Pché.
Me dirigí a casa, una de las pocas que estaban decentemente bien.



AXEL
Al fin estábamos en casa, que alegría, tenía ganas de hacer entrega del tesoro y que todo volviese a la normalidad, mi castillo, mi reino con mi familia y mi gente…
Ya teníamos todo listo para salir, eso si, no quería irme de la nave sin despedirme de mis amigos.
Me dirigí hacia la cubierta, donde estaba Kai, ya que Saya aún no había salido de las duchas, esa mujer… cuando entraba en el agua no había Dios que la sacase de ella…
Suspiré y me acerqué hasta colocarme a su lado apoyando los codos en la barandilla.
El sol ya ocultaba sus últimos rayos dando paso a la noche.
-Nos vamos ya, Kai.


KAI
Miré a Axel, él y su familia se marchaban ya, habíamos aterrizado en el Reino del Fuego, hacía mucho calor.
-Espero que pronto se arregle todo y podáis volver al castillo cuanto antes. –sonreí levemente, pasaría tiempo hasta que volviésemos a vernos.



AXEL
Asentí y le miré.
-Ya, yo también espero que puedas volver a casa con Saya y el crío…- Suspiré y me giré en su dirección.
-Sé que no te van muchos las despedidas y, bueno, los dos sabemos que no nos hemos llevado muy bien, pero…te deseo lo mejor, Kai.


KAI
Asentí y apoyé mi mano en su hombro.
-Lo mismo digo, Axel. Tenemos que levantar de nuevo los países, necesitamos poner todo lo posible por nuestra parte para poder hacerlo, así que ya sabes, y no vuelvas a recaer, si necesitas ayuda, ya sabes. –sonreí y miré a la ciudad, estaba arrasada, pero pronto volvería a la normalidad con el tesoro.


AXEL
Esbocé media sonrisa y asentí.
-Lo sé, es mejor contar con los amigos que contar con uno solo, ¿no?- Solté una pequeña risotada y le di unos golpecitos en el hombro.
-Ya nos veremos.- Sonreí y salí de la cubierta dirigiéndome a la salida donde, supuestamente, estarían Eri con los gemelos.
Ya era hora de descansar.



KAI
Miré hacia atrás mientras Axel se marchaba, lógicamente, esa ironía lo decía por mí. Negué con la cabeza sonriendo y apoyé mi mano helada en mi nuca para poder calmar un poco el calor.
Entré, sería mejor no aguantar el calor del sol para mí.
Ahora Neo nos llevaría a nosotros…


NEO
Salí de las duchas y me dirigí a la sala de mandos.
Axel y su familia ya habían abandonado la nave… otros que volvían a casita… bueno, no podía quejarme, dentro de poco yo también volvería con Kara y con Sein a casa… la que sería mi nueva casa, claro…
Me senté en mi sillón y puse rumbo al Reino del Hielo, eso sí, no puse en marcha la nave hasta que Kara no volviese.



KARA
Volví a la nave deprisa, me había demorado un poco, y la gente ya se había metido en sus casas, por lo que todo estaba preparado para irnos.
Entré en la nave y cerré la compuerta, me dirigí a la sala de mandos y me senté con Neo.
-Ya estoy aquí. –le di un beso en los labios.
-Cuando quieras nos vamos. –saqué de la mochila una botella de ron.
-Te he traído esto para cuando no estés conduciendo. –sonreí y la dejé a un lado, donde no pudiera volcarse.



NEO
Kara llegó sofocada. La miré y sonreí.
Encendí los motores cuando se sentó a mi lado.
-Muy bien, pues en marcha.- Miré la botella de ron y después a ella.
-Vaya, gracias.- Me reí y elevé la nave.
-¿Cómo está Sein?- La miré mientras programaba el GPS.



KARA
-Pues… bastante bien. He conseguido incluso que me llegue a decir que se ha preocupado por nosotros y todo, con lo soso que es… -me reí encogiéndome en la silla, abrazando mis piernas.
-El pobre ha pensado que Draco nos había hecho polvo hasta que se descubrió que ha muerto, pero está bien, dice que te manda recuerdos, que quiere que vuelvas en seguida para ayudarle con la moto. –sonreí, mi hermano apreciaba mucho a Neo, y era bueno que se llevasen bien.



NEO
Sonreí y miré al frente agarrando el timón entre mis manos.
-Si, en cuanto vuelva nos pondremos en ello.- La miré y posé una de mis manos en una de sus piernas.
-¿Sabes? Pensé que Jim era el único chico que consideraba de mi familia. Él y yo tenemos una buena relación y he llegado a quererle como si fuese mi hermano pequeño, ya que… nunca he tenido uno…- Solté una pequeña risotada y la miré de nuevo.
-Lo que quiero decir es que… aún que, haya pasado muy poco tiempo con él, considero a Sein como si fuese algo más que un hermano pequeño… no sé si me entiendes…


KARA
Miré a Neo algo extrañada.
-Dios mío, Neo, ¿cómo puedes querer tanto a ese niño? Si es un cacho de carne con ojos… -me reí, ese chico era muy soso y estético, no sabía que Neo le quisiese tanto…
-¿En serio?



NEO
La miré y solté una risotada.
-Si, muy en serio… puede que te parezca mucho, pero… en él veo al chico que era yo cuando tenía su edad.- La miré cuando puso cara de asombro.
Me reí y asentí enérgicamente.
-Si, si, puedes poner la cara que quieras, pero, es así… yo de joven era muy, pero que muy soso.


KARA
Alcé las cejas.
-Siento decirte, Neo, que por muy serio que seas me extraña muchísimo que te parecieses a mi hermano ni en el blanco de los ojos… pero bueno, mejor te conocerás tú que yo… creo. –alcé una ceja algo extrañada.
-En serio me parece muy extraño, Neo. –sonreí.
-Pero bueno, me alegro de que os llevéis tan bien, así tiene una figura masculina en la que fijarse, ha crecido solo con mi hermana y conmigo.


NEO
La miré de reojo y esbocé media sonrisa picarona.
-Entonces… no me extraña que sea así de… ¿soso?- La miré sonriendo, seguro que eso la picaría… o esperaba que o se cabrease.
-Pobre Sein, ahora empiezo a comprenderle.- Alcé las cejas.



KARA
Le miré entrecerrando los ojos.
-Pero qué majo eres, cariño. –le pegué un puñetazo no muy fuerte en el brazo.
-Sein es así porque lo lleva en los genes, y lo bueno es que no ha salido un depravado viviendo con dos mujeres tan buenorras como lo éramos mi hermana y yo, pché. –me reí.
-Ahora empiezo a comprenderle, dice… -negué con la cabeza.


NEO
La miré sonriendo y la agarré de la cintura sentándola sobre mis piernas.
-No solo empiezo a comprenderle, más bien le envidio.- Rodeé su cadera con mis brazos y apoyé la cabeza entre sus pechistos de caramelo.
-Mmmm… que bien me lo voy a pasar cuando volvamos a casa. – Ronroneé como un gatito.



KARA
Puse los ojos en blanco y sonreí, le acaricié la nuca.
-Pero que morro tienes, nene, aprovechándote de mí… -le miré, se le veía a gusto sobre mis pechos. Me reí y le besé en la cabeza.
-Nada, nada, disfruta, cuando lleguemos a casa la vamos a destrozar. –sonreí, en cuanto dejásemos a Saya y los Kai en el Reino del Hielo ya estaríamos los dos solos.



NEO
Asentí sin apartar la cara de sus voluminosos, duritos, aterciopelados, rosados, cálidos, suaves, deliciosos pechos ni un centímetro.
Suspiré acercándola más a mí.
Hacía bastante calor, pero no me importaba con tal de estar con Kara.
Nunca pensé, que, después de lo sucedido con Nyla, iba a volver a enamorarme de alguien, pero, resulta que todo es posible y me alegraba de estar casado con una mujer como Kara…



KARA
Seguí acariciando la nuca de mi Neo, se le veía muy a gusto, y no me podía quejar, a mí no me desagradaba.
Le besé en la cabeza y después de alcé la cara para poder besarle en los labios, ese día en las duchas había cambiado por completo la vida de ambos, había sido una verdadera suerte.



KAI JR
Salí de la bañera después de que los primos se fuesen a casa con sus papis… jo, que rollo, ahora me aburriría, aun que Jimmy jugaba conmigo a las cartas… lo que pasaba es que estaba todo el rato con su novia besuqueándose y haciendo ruidos raros en su habitación… Jimmy había caído víctima de los besos y los abrazos…
Suspiré y salí de mi cuarto con el pijama puesto, bueno… tan solo con el pantalón, hacía bastante calor.
Entré en la cocina, mi dulce Kara había preparado unos sándwiches muy ricos y mi tripita hacia ruido.
-¡Ha jalar!- Me subí encima de la silla y agarré tres sándwiches.
-Ñam, todos estos para mí.



KAI
Entré en la cocina, Kai estaba allí, apoderándose él solo de tres sándwiches, menudo fondo tenía el crío.
Me senté a su lado y le vi comer, había echado de menos al pequeñajo. Le acaricié la cabeza.
-Tienes hambre, eh.



KAI JR
Miré a Papá y sonreí con la boca manchada de tomate cuando entró a comer también.
-Si, tengo mucha hambre, esto de ser niñera agota mucho.- Asentí lamiéndome la boca y pegándole un buen mordisco de nuevo al sándwich.
-¿Tú no tienes hambre, papi?


KAI
Sonreí negando con la cabeza y cogí una servilleta dejándosela al lado, menudos manchurrones se estaba dejando…
Me levanté y cogí uno de los sándwiches que había preparado Kara, me senté al lado de mi hijo y empecé a comer con él.
-Mira que es difícil cuidar de esos bichos, eh. ¿Te han dado mucho trabajo?



KAI JR
Asentí enérgicamente y suspiré.
-Si, mucho, son muy revoltosos, mucho más que yo, y ya es decir…- Mordí de nuevo el sándwich. -Son unos bichos, jugaban con cosas que no son suyas y más de una vez les pillé jugando con la ropa interior de Mamá. Se las ponían encima de la cabeza y decían, “mira, Tate, esto es de la chica guapa”, yo entraba cabreado y les decía, “¡no, eso es de mi mami!- Miré a Papá.
-Se asustaban y salían corriendo. Después iban al cuarto de Jim y de Erika y lo revolvían todo o lo ensuciaban…


KAI
Abrí los ojos como platos cuando describió las travesuras de los niños, ¿cómo podían estar sus padres tan tranquilos si era para agarrarlos a un palo con correa?
-Vaya… -me reí, lo de la ropa interior de Saya tenía que comentárselo…
-Creo que agradezco que tú seas un niño tan bueno…


KAI JR
Sonreí y miré a Papá.
-Yo zoy mu weno, papi.- Dije poniendo caritas de angelito.
-Yo no juego con la ropa interior de Mamá, eso no se hace, un caballero como yo no hace esas cosas, yo juego con tu ropa interior.- Mordí el tercer sándwich.
-Que rico está.


KAI
Le miré alzando una ceja y le di una colleja.
-Niño, con la ropa no se juega, y punto. –negué con la cabeza.
-¿Para que están los juguetes? ¿Qué le has hecho a mi ropa? Contesta, pequeño truhán. –entrecerré los ojos.
-¿Te la has puesto en la cabeza? ¿La has usado de trapo? Habla.



KAI JR
Papá me pegó una colleja haciendo que me manchase la nariz de tomate.
Le miré enfadado.
-¿¿Por qué me pegas?? Era un bruto, ahora no te voy a decir nada.- Me levanté de la silla.
-Me voy a la cama.- Me crucé de brazos y me fui a mi cuarto.
Papá era un bruto, siempre me pegaba…


KAI
-Kai… -suspiré y me levanté.
-Kai, perdona… -le abracé cuando se iba hacia su cuarto.
-No te enfades, por favor, no quería hacerte daño. –le besé en la mejilla.
-Lo siento… -tragué saliva, esa faceta de dar collejas cuando hacíamos algo mal la había heredado de mi padre y no me gustaba…



KAI JR
Miré a Papá aún enfadado.
Siempre me pegaba collejas y no me gustaba nada.
-Siempre que hago algo que no te gusta me pegas, pues a mi no me gusta que me pegues y yo en cambio no te pego cuando no me gusta…- Seguí con los brazos cruzados y con cara de cabreo.



KAI
Suspiré y no le solté.
-Lo sé, hijo, lo siento… no me gusta pegarte… -quería dejar de hacer eso, o Kai me empezaría a odiar, y era algo que realmente no podría soportar, que mi hijo me odiase…
-Perdóname, por favor…



KAI JR
Miré a Papá y suspiré bajando los brazos.
-Está bien, te perdono…- Sonreí y le abracé.
A Papá no le gustaba que yo hiciese trastadas y a mi… que Papá me pegase por hacer trastadas… Jo, ser un niño no era nada fácil…



KAI
Abracé a Kai con fuerza y le cogí en brazos, le besé en la cabeza.
-Anda, vamos a terminar de comer. –le limpié con la mano el tomate que tenía en la cara y le llevé de nuevo a la cocina. Le senté en la silla y volví a sentarme a su lado. No me sentía a gusto así, debía hacer algo para dejar de hacerle eso a Kai.
Cogí de nuevo mi sándwich y volví a comer.



JIMMY
Después de terminar de recoger algunas cosas que me podrían resultar valiosas, decidí salir un rato a cubierta a tomar el aire, aún que, fuese algo caliente, pero dentro de la nave hacía mucho más calor.
Aún me sentía emocionado por la oferta de Kai… sería un miembro más en la sede de los sabios, y no solo eso, sería el consejero personal de Kai…
No me lo había terminado de creer… hacía nada era un delincuente buscado por todo el mundo y ahora sería parte de un grupo de sabios poderosos…
Me alegraba por que así le podría dar a Ánima todo lo que quisiese y cuidaría de ella como se merece… aun que, nuestra cabaña no estaba mal del todo…
Eso era algo que debía discutir con ella…



ÁNIMA
Me puse unos tirantes y pantalones cortos, en el Reino del Fuego hacía mucho calor… Salí a la cubierta haciéndome una cola de caballo en el pelo, allí estaba Jimmy. Sonreí, estaba contento por la oferta de Kai, y eso le dibujaba una sonrisa en la cara a cada instante, me encantaba.
Me acerqué a él y le tapé los ojos con las manos, soplándole aire frío en la nuca.


JIMMY
Sentí que unas manos cálidas me tapaban los ojos.
Solté una risotada y posé mis manos encima de las anónimas.
-Humm… ¿de quién serán estas suaves y delicadas manos de mujer?- Me hice el interesante y seguí palpándolas.
-A ver, a ver… humm… no sé, no sé… pueden que sean de una mujer joven, muy hermosa, de cabello castaño ondulado, de impresionantes ojos azules oscuros, un metro sesenta y cinco, curvas de infarto y… -Solté una risotada.
-Bueno… mejor no meterme en detalles más íntimos.


ÁNIMA
Me sonrojé a medida que supuestamente me iba describiendo a mí, sí que tenía una buena vista subjetiva.
-Vaya, ¿quién seré? –me reí y le destapé los ojos para mirarle.
-No sé si tomarme eso como cumplido, como peloteo… -sonreí y le besé agarrándome a su camiseta.



JIMMY
Me reí y la agarré de los hombros separándola para mirarla a la cara.
-Nena, me subestimas, yo nunca te diría cosas así por peloteo… bueno, a no ser que nos enfademos, pero mientras que no sea así, no es peloteo.- Alcé las cejas y la agarré de la cintura pegándola a mí.
-Hace calor, ¿eh?- Esbocé media sonrisa burlona.



ÁNIMA
Me mordí el labio, no tenía bastante calor como para que me pegase a él de esa manera.
-Puf… -me abaniqué con la mano el cuello, ya que estaba sudando no me venía mal.
-Y si encima nos arrejuntamos tanto vamos a salir ardiendo… -esbocé media sonrisa, Jimmy sabía seducirme siempre y no podía escaparme.



JIMMY
Solté una risotada pegándola más a mí de manera que su torso estuviese junto con el mío.
Hice que se inclinase un poco hacia atrás mientras la comía la boca…
Esta mujer me volvía loco, hiciese calor, frío, ventisca, un huracán…
Ella sacaba mi parte más juguetona y tierna a la vez.



ÁNIMA
Me agarré a su nuca derritiéndome en sus brazos, no sería la primera vez que perdía el equilibrio por su culpa, me tenía totalmente a su merced…
Sonreí siguiendo su largo beso, eran interminables, como el primero, lo adoraba…
Sentí como mi piel poco a poco iba poniéndose de gallina, perdía el control y la cabeza por sus caricias y besos como una niña tonta…



JIMMY
Separé mis labios de los suyos para coger aire.
Bajé la mirada a la piel de su cuello y su clavícula, la tenía erizada.
Esbocé media sonrisa y la miré de nuevo a los ojos.
-¿Tienes frío, cervatilla?- Alcé las cejas.
Sabía de sobra que esa reacción era a causa de mis besos…



ÁNIMA
Le miré frunciendo el ceño.
-Te parecerá bonito que cada vez que nos vemos acabe de tal manera… -sonreí y me incorporé.
-Y lo peor es que tú te vas siempre con esa sonrisa triunfal, disfrutando de hacerme sufrir así…


JIMMY
Sonreí sin soltar su cintura de entre mis manos.
-¿Sufrir así, como?- Sonreí de nuevo de esa manera “triunfal”.
Acaricié su cuello con el reverso de mi mano y la miré a los ojos.
-Sabes que me gusta mucho hacer disfrutar y sé cuanto te gustan mis besos locos y desenfrenados, ¿verdad? Y no solo en los labios.- Me incliné hasta que mis labios se pegaron a su cuello en el que fui depositando intensos besos y fui bajando por su hombro y su clavícula hasta por encima de uno de sus pechos.


ÁNIMA
Cerré los ojos, maldito…
-No se puede tener una conversación civilizada, siempre… -suspiré.
-Acabo por los suelos… -negué con la cabeza.
-No me quiero imaginar el día que te quiera sermonear, no voy a poder imponerme, eres un manipulador conmigo… ¿por qué me gusta tanto?



JIMMY
La miré y sonreí.
-Pues… no lo se, nena, pero resulta que a mi también me gusta.- Solté una risotada y volví a besarla en los labios.
Me separé de ella y me coloqué a su espalda rodeándola con mis brazos. Apoyé la barbilla en su hombro dándola un suave beso bajo la oreja.
-Oye, preciosa, ¿dónde prefieres que vivamos, en la cuidad del Hielo o a las afueras, en nuestra cabaña?


ÁNIMA
Bajé la mirada a la barandilla, me había pillado algo despistada.
-Pues… no lo sé, Jimmy. A las afueras es un lugar muy tranquilo y bonito… pero al reino tienes que ir cada día, posiblemente eso te llevaría bastante tiempo para ir y volver… -le miré.
-Como tú desees.


JIMMY
Sonreí y suspiré.
-Bueno, haré lo que tú quieras, aún queda tiempo hasta que lleguemos, así que, piénsatelo.- La besé en la mejilla.
-Será lo que tú quieras, y no te preocupes por lo de ir todos los días al reino, ya me las apañaré como sea.- Sonreí mirándola a los ojos.



ÁNIMA
Sonreí.
-Creo que será mejor vivir en el Reino del Hielo… Kai te necesita como consejero, y si no recuerdo mal, Kai te ha ofrecido un lugar, ¿no? –le besé.
-Además, si hace frío allí, me gustaría dormir abrazadita a ti para que me des calor… -sonreí.



JIMMY
La miré y asentí.
-Entonces será como tú quieras, si quieres que vivamos en el Reino del Hielo pues nada, a pasar frío.- Me reí y la abracé con más fuerza.
-Uuuh, pienso en el frío y no paso tanto calor.


ÁNIMA
Me reí abrazándole también, acariciando su nuca desde el inicio hasta la espalda.
-Si supone algún problema a mí no me importa, siempre y cuando cada día pueda estar contigo… -le besé en la mejilla y después en los labios, acariciando su pelo.
Quería pasar el resto de mi vida a su lado, sin importar donde.



JIMMY
Negué y la miré.
-No, creo que no supondrá ningún problema.- Sonreí y suspiré depositando un beso en su cabeza. Cerré los ojos sin separar mis labios de su cabeza.
-Me da igual donde vivir, mientras que sea contigo, me da igual, como si es en medio de la nada, o en una pocilga.- Solté una risotada.
-No, bueno, en una pocilga no.


ÁNIMA
Sonreí acariciando su cuello y su pecho.
-Eso mismo opino yo… -le besé en la garganta con suavidad, pasando mis dedos a lo largo de su pecho.
-Quiero tener un hogar donde poder vivir sin pasar miedo, sin tener que rendirle cuentas a nadie ni vivir a cambio de algo… Sé que contigo voy a ser feliz, es más, ya lo soy… -volví a besarle.



JIMMY
La miré a los ojos y sonreí.
-Me gusta la idea.- Le besé en la frente.
-Yo también me siento feliz estando contigo, cervatilla.- Sonreí de nuevo.
Me reí cuando mis tripas irrumpieron en aquel momento.
-Lo siento, tengo hambre ¿Qué tal si cenamos?


ÁNIMA
Me reí cuando oí las tripas de Jimmy sonar por el hambre.
-Claro, cenemos… -le besé.
-Aunque pensé que conmigo ya te bastaba, rubio. –sonreí y le di un beso más corto.



JIMMY
Me reí y la miré alzando las cejas.
-Contigo tengo de sobra, lo que pasa es que tú satisfaces un hambre totalmente distinto al que siento ahora, y, que quieres que te diga, aún no he desarrollado la capacidad del canibalismo.- Me reí de nuevo y la agarré de la mano para conducirla a la cocina.



ÁNIMA
Me reí cuando dijo lo del canibalismo y le di la mano para seguirle hasta la cocina y poder cenar algo.
No tardaríamos más de un día, supuse, en llegar al Reino del Hielo, estaba ansiosa por conocerlo, nunca había estado allí.


KAI JR
Me bebí el vaso de leche que me había dado Papá de un trago.
Sonreí y me lamí la boca quitándome los restos de la leche.
-Que fresquita.- Sonreí de nuevo y me tiré un eructo.
Me reí y miré a Papá.
-Yo ya estoy lleno, me voy a la cama.


KAI
Me crucé de brazos mirando a Kai.
-¿Cuántas veces te he dicho que no seas tan cerdo, niño? –le hice cosquillas.
-No te tires eructos, ¿en que idioma te lo digo? –fruncí el ceño.
-Y además pretendías irte sin despedirte ni nada.


KAI JR
Le miré y me reí.
-Es que, me gusta tirarme eructos, me quedo muy a gusto.- Sonreí y me acerqué.
-Me voy a dormir.- Le di un beso en la mejilla.
-¿Me avisarás cuando lleguemos a casa?


KAI
Puse los ojos en blanco.
-Emm… no lo sé, me parece que a lo mejor te dejo aquí con Neo y me bajo yo con mamá, me gusta esa idea, ¿y a ti? –alcé las cejas.


KAI JR
Le saqué la lengua y me giré.
-Pues vete, pero no creo que Mamá me deje aquí solo.- Me reí como los malos de la tele.
-!Tengo un as en la manga, Batm… digo, Papá¡- Me reí de nuevo como un malo y me fui por el pasillo directo a mi cuarto.



KAI
Negué con la cabeza cuando salió, a veces parecía que estaba loco… Me levanté y miré hacia la puerta, ¿dónde podría estar Saya? Hacía mucho rato que se había ido a duchar y aún no la había visto.
Salí de la cocina, desde que soñó aquella pesadilla creo que había intentado evitarme.



SAYA
Hacía rato que había salido de la ducha. Aún no había ido a cenar… ya iría más tarde.
Terminé de vestirme, me puse un simple culot y una camiseta de marga corta de Kai. Me quedaba algo grande, pero, estaba fresquita.
Todos se habían ido ya, solo quedábamos nosotros y tenía muchas ganas de volver a casa.
Antes, tenía que hacer un par de cosas, supongo que no me llevaría mucho.
Saqué del armario una mochila y un pequeño trapo en el cual envolví el tesoro del Agua sin tocarlo. Después lo metí dentro de la mochila y la guardé dentro del armario hasta que llegásemos al Reino del Hielo.



KAI
Entré en la habitación, Saya estaba ahí con mi ropa puesta. Alcé una ceja y entré. Me acerqué y la abracé por la cintura y la besé en el cuello.
-Pero bueno, como te gusta robarme la ropa, eh… te queda muy sexy. –sonreí y la besé en la nuca.


SAYA
Sonreí y me giré cuando Kai entró en la habitación.
-Vaya, gracias por el cumplido.- Sonreí de nuevo y miré detrás de él.
-Uy, que raro que el enano no esté contigo.- Le miré de nuevo y alcé una ceja.
-No le habrás pegado, ¿verdad?


KAI
Bajé la cabeza y me separé.
-No, ahora no… pero antes le he dado una colleja… -suspiré y me senté en la cama. Kai me había perdonado, por suerte, pero ahora Saya se enfadaría conmigo por pegar al niño…



SAYA
Miré a Kai y suspiré.
Me acerqué y me senté detrás de él rodeando sus hombros con mis brazos. Apoyé la mejilla en su hombro y le miré.
-¿Qué ha hecho?- Pregunté tranquila. Si le había dado una colleja era por algo que el peque había hecho.


KAI
Suspiré.
-Simplemente me ha contado que ha estado jugando con mi ropa interior al contrarrestar que los gemelos jugaban con la tuya… -como si fuese suficiente razón para pegar a un niño…



SAYA
Le miré y alcé las cejas.
Me reí y rodeé su cintura con mis brazos.
-Con que, jugaba con tú ropa interior y los gemelos con la mía, ¿no?- Me reí de nuevo.
-Lo siento, pero…- Me encogí de hombros.
-Son solo niños, tienes que entenderlo.


KAI
-Ya… -suspiré.
-No quiero volver a hacerlo, me recuerda demasiado a cómo nos educaba mi padre… -cerré los ojos.
-Supongo que no soy el mejor padre del mundo… o al menos no como quisiera ser.



SAYA
Suspiré y le miré de nuevo.
-Bueno, no te preocupes por eso, Kai, cada uno tiene su manera de educar… yo le consiento mucho y en cambio tú intentas que sea un buen chico, educado y bien formado.- Me encogí de hombros.
-Es lo que hay, no creo que lo estés haciendo mal, si Kai tiene ese comportamiento es porque… es un niño y bueno, ya te he dicho que yo le consiento muchas cosas…


KAI
La miré y suspiré.
-Supongo que es lo que contrarresta y complementa, tú le dejas hacer todo y yo no le dejo hacer nada… -me rasqué la frente.
-En fin…



SAYA
Sonreí y le abracé con más fuerza.
Suspiré y resoplé recostándome sobre la cama tirando de Kai tumbándole sobre mí.
-Tú eres un Papá muy bueno, y no solo un buen Papá…- Sonreí de nuevo y le di besitos por el cuello.
-Vamos, nene, no te preocupes por eso.


KAI
Suspiré.
-No quiero que Kai me odie, y a este paso no voy muy bien… -suspiré.
-Antes se ha enfadado conmigo, he tenido que pedirle por favor que me perdonase… -cerré los ojos apoyando la cabeza en el pecho de Saya.



SAYA
Miré a Kai.
-No te preocupes, Kai, el crío no puede odiarte, eres su figura, su ídolo. Sigue tus pasos y quieres ser igual que tú, ¿cómo una persona que odia a otra intenta ser como ella?- Sonreí y le besé en la cabeza.
-No te preocupes, solo es un niño y tranquilízate, no te odiará.


KAI
La miré.
-Eso espero, la verdad, y si quiere seguir mis pasos será mejor que me porte como un buen padre y dejar de hacer eso que le enfada… -la abracé con fuerza.
-De todas formas le compraré el perro que quiere.


SAYA
Asentí y le abracé contra mi pecho.
-Oye, tenía pensado que, cuando lleguemos al Reino del Hielo, tú sabes que hacer con el tesoro, pero yo, estaba pensando en llevar el del Agua a la aldea donde esta Nidy y entregárselo, yo no puedo tenerlo, creo que es mejor que se lo queden ellos.- Le miré y le acaricié la barbilla con mis dedos.
-Así que, mientras tú te encargas del reino y me encargaré de ir en busca de la aldea.


KAI
Negué con la cabeza.
-Colocaré el tesoro en su lugar y me iré contigo… ¿Qué te parecería hacer un último viaje los dos juntos, solos, de vuelta? –la besé en la barbilla.
-¿Te gusta la idea?


SAYA
Le miré y sonreí.
-Bueno, yo estaba pensando que, como estas harto de viajar y te dedicarás a tu reino, pues yo mientras iba a la aldea Aqua, pero como tú quieras, si quieres venir conmigo, pues…- Me encogí de hombros y le miré mordiéndome el labio inferior.
-Me gusta la idea de viajar tu y yo solos, no solo me gusta, me excita.- Solté una risotada apoyando mis piernas desnudas encima de las de Kai.



KAI
Esbocé media sonrisa.
-Vaya, con que te excita el saber que viajaremos los dos solos, eh. –sonreí y la besé acariciando su barbilla.
-A mí también me resulta excitante. –alcé las cejas.



SAYA
Le miré.
-Si, si, seguro que si.- Le miré de soslayo.
-Tendremos que ir… ¿a caballo?- Le miré de nuevo esperando que la respuesta fuese no, pero… a saber…
-O, bueno, como quieras, creo que… la fobia a esos animales ya no es tan fuerte…creo…


KAI
-Creo que puedo llevar un caballo conmigo para cuando nos cansemos ir sobre él, pero podemos ir andando, ¿es un buen trato? –pegué mi nariz a la suya.
-¿O prefieres que te lleve en volandas? –sonreí y la mordí el labio.



SAYA
Sonreí y agarré su labio superior cuando mordió el mío. Ronroneé como una gatita mimosa y rodeé su cuello con mis brazos.
-Bueno, no me parece mala idea, pero, no quiero que te canses, o sino seré yo la que te tenga que llevar a ti en volandas.- Me reí levemente.
-El caballo está bien, pero espero que no se meta en nuestros momentos íntimos.


KAI
Sonreí.
-Pero bueno, ¿qué te piensas que vamos a hacer en mitad del bosque tú y yo? –la besé agarrando su barbilla entre mis dedos.
-El caballo no molestará en momentos íntimos, Saya… -la besé en el cuello, agarrando su piel entre mis dientes.



SAYA
Cerré los ojos mordiéndome el labio cuando me besó el cuello.
-Eso espero… por que, por una vez que podemos estar solos, sin Kai y sin los demás, no pienso dejarte escapar, moreno…- Sonreí tragando saliva.
-Kai, se me pone la piel de gallina…- Capullo…



KAI
Me reí y me separé levemente.
-Voy a vestirme para ir a dormir, pero luego no te libras. –la di un beso corto y me levanté para ir al baño a ponerme el pantalón, pero antes miré de reojo a Saya, vestida con mi ropa estaba realmente sexy…


SAYA
Le miré y sonreí mordiéndome el labio. Mis ojos fueron directos a su culito respingón.
-Ñam, ñam, vaya culo.- Me reí cuando me miró.
-Aquí te espero, bombón.- Sonreí y me tumbé boca arriba posando los pies en la pared mirando la puerta mientras se cerraba.
Suspiré sin dejar de sonreír… este hombre me volvía loca.



KAI
Me cambié de ropa en el baño, aunque no era necesario esconderme, quería echarme un poco de agua, hacía mucho calor.
Me eché agua por el pelo y me apoyé en el lavabo mirándome al espejo, tenía la piel ligeramente enrojecida por el calor, no me gustaba nada…
Suspiré y salí del baño, me acerqué a la cama y me tumbé sobre Saya.
-Vaya, vaya, si sigues aquí, no te has ido.



SAYA
Kai salió del baño y se tumbó encima de mí sin darme tiempo a reaccionar.
Le miré y sonreí.
-¿Y a dónde iba a irme?- Posé mis manos en su cara y le miré extrañada.
-¿Estás bien? Pareces muy acalorado, y eso que ya estamos algo alejados del Reino del Fuego.


KAI
Cogí su mano y la besé mirándola.
-Tranquila, estoy bien, cuando más cerca estemos de casa me pondré mejor. –sonreí y la besé en los labios.



SAYA
Le miré no muy segura.
Le acaricié la nuca y le miré cuando se separó de mí.
-¿De verdad? Puedes llamarme pesada si quieres, pero… no sé, estás muy rojo…- Me encogí de hombros y suspiré.



KAI
Sonreí.
-¿Pero sabes por qué es eso? –me acerqué más a ella, pegando mi rostro al suyo.
-Eso es porque tú me pones así de ardiente. –la besé acariciando toda su garganta con la yema de mis dedos.



SAYA
Sonreí y le agarré de los hombros para que me mirase.
-No, en serio, Kai.- Le miré suspirando. Borré la sonrisa de mis labios para que notase que estaba preocupada.
-No estoy de broma…


KAI
-Saya, no me ocurre nada, estoy bien, lo único que me pasa es que aún estoy algo acalorado, se me pasará en un rato, de verdad. –asentí y apoyé la cabeza de nuevo en su pecho.


SAYA
Le miré y suspiré.
-Está bien, lo siento, es que… no sé, has tenido tanto problemas con las temperaturas y el hielo que…-Bajé la mirada.
-Perdona, ya me callo.- Sonreí levemente.


KAI
Sonreí cerrando los ojos.
-Estaré bien si me dejas dormir aquí… - me acomodé entre sus pechos, acariciando su cintura con mis manos.
-Sí, ya estoy mejor… -suspiré y la besé en la clavícula.



SAYA
Sonreí y le abracé acariciando su espalda desnuda con mis manos.
Noté que su piel estaba reseca y más caliente de lo normal…
No quería preocuparme pero… no podía evitarlo. Habíamos pasado por muchas cosas por eso, los baños con agua fría y con el hielo… quedarme toda la noche con él esperando a que se despertase y con el miedo que de no lo hiciese…
Menos mal que no faltaba nada para volver a casa, nos olvidaríamos de todo esto y viviríamos tranquilos…