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viernes, 19 de marzo de 2010

Capitulo- LXXXVIII- UNA NUEVA OPORTUNIDAD

KAI
Terminamos de comer, al fin comida de verdad, Kara me había llenado el estómago como no lo había llenado desde hacía meses, había sido todo un gozo.
Cuando terminamos, cogí en brazos y los dos nos fuimos a la cubierta, estábamos contentos de volver a vernos, sobre todo él, nos había echado mucho de menos a Saya y a mí. Le conté a Kai muchas de las cosas que habíamos hecho en el viaje, estaba ilusionado con las aventuras que habíamos vivido.
Nos quedamos fuera un buen rato, me gustaba volver a volar en la Black Hole.
-Te has portado bien, ¿verdad?



KAI JR
Miré a Papá y asentí rápidamente.
-Si, si, si, he sido muy bueno y he ayudado a Kara en muchas cosas. La ayudé a hacer las camas, cuidar de los gemelos y…- Me encogí de hombros.
-No sé que más.- Me reí agarrándome al brazo de mi Papi.
-Estoy muy fuerte Papá, seguro que te gano.- Sonreí.


KAI
Sonreí revolviéndole el pelo.
-Claro que sí, de eso estate seguro, yo estoy hecho un viejo… -al menos había podido curarme gracias al tesoro del hielo, pero estaba cansado, que intenten robarte el alma no es plato de buen gusto.
-Vamos a volver a casa, hijo. –le besé en la cabeza.



KAI JR
Sonreí y asentí.
-Ya lo sé, tengo ganas de volver a casa y no marcharme de allí nuuuuunca más.- Sonreí y le miré. -Esto… ¿mas vas a comprar un perrito?- Me reí y le abracé fuerte.
-Anda, di que si Papi Chulo, quiero un perro.


KAI
Sonreí.
-Claro, a estas alturas pídeme lo que te de la gana, como si quieres una motosierra… -le besé en la sien.
-Te dije que te compraría un perro y te lo compraré una vez volvamos a casa y volvamos tener el castillo en condiciones. ¿Cómo lo llamarás?


KAI JR
Miré a Papi y me encogí de hombros.
-Pues… no lo sé…¿Tú como llamarías a un perro, Papi?- Le miré y me rasqué la nariz.
-¿Alguna vez has tenido un perro? ¿O un gato? ¿Te gustan los gatos? A mi sí, pero me gustan más los perritos, son blanditos y muy juguetones, los gatos te arañan…


KAI
Carraspeé y desvié la mirada.
-Los gatos son unos plastas, hijo, mejor un perro y punto… -sonreí y le miré.
-¿Sabes que en este viaje papá se ha convertido en un gatito blanco? –me reí, menuda experiencia siendo un felino…


KAI JR
Miré a Papá y ladeé la cabeza extrañado.
-¿Tú? ¿Un gato?- Negué y me reí.
-Noooo, tú no puedes ser un gato, los gatos son pequeños tienen una colita muy laaaarga y unos bigotes muy finos. Las orejitas de punta y una uñas muy afiladas.- Le miré y sonreí.
-Tú no eres un gato, eres mi Papá.


KAI
Sonreí negando con la cabeza.
-Vale, es verdad, soy tu papá. –le abracé.
-Pero si algún día te apetece jugar con un gatito, pregúntale a mamá dónde encontrar uno, ya verás qué te responde…



KAI JR
Miré a Papá y me reí abrazándole de nuevo con mis bracitos.
Junté mi mejilla con la de Papi, que estaba fría. Cerré los ojos sonriendo.
-Qué fresquito estás…- Le di un beso en la mejilla y volví a abrazarle.
-¿No te volverás a ir, verdad?


KAI
Abracé a mi hijo acariciándole el pelo de la nuca.
-Claro que no, hijo, me quedaré contigo y con mamá en casa, como todo este año, ¿vale? –le besé en la frente.
-Además con un nuevo hermanito. –sonreí.


KAI JR
Miré a Papá y sonreí ampliamente.
-¡Mamá va a tener otro nene! ¿Le metiste la semillita por el ombligo? ¿Eh, Papá? ¿Es un niño? Seguro que es un niño, no me gustan las niñas, ¿verdad, Papá? ¡Un hermano, un hermano, un hermano!- Grité y me reí abrazando a Papi.



KAI
Me reí.
-¿Se… semillita? –volví a reírme.
-Pues no, todavía no se la he metido por el ombligo… -me reí tapándome la boca.
-Además, va a ser una hermanita.


KAI JR
Fruncí el ceño.
-¿Una… niña? No, yo quiero que sea un niño como yo, así podremos jugar a los coches y a las espada y a las peleas y a las carreras… una niña solo juega con esas estúpidas muñecas… ¡Puaj!- Me crucé de brazos enfadado.
-Yo quiero un hermanito pequeño.


KAI
Sonreí y le revolví el pelo.
-Nosotros no podemos elegir, hijo, además, sea lo que sea, estoy seguro de que jugará contigo a lo que quieras. –le bajé de la barandilla.
-Anda, vamos a ver a mamá, ya habrá terminado de ducharse y de todo lo que tenía que hacer.


KAI JR
Suspiré y abrí los brazos para que Papá me cogiese en brazos.
-Valeeee…- Me bajó al suelo y le seguí.
Jooo, yo quería tener un hermanito, no una niña… las niñas solo se ponían vestiditos y jugaban con sus muñequitas Barbies y con los peluches…



EDWARD
Estaba en una habitación que nos habían prestado con Xan, Eddie se había ido a jugar con los gemelos de Axel, era un niño y prefería jugar a estar con el plasta de su padre, pero así tenía tiempo con Xan.
Estaba abrazado a ella, apoyando mi cabeza en su vientre.
-Me encanta esta sensación… y eso que aún no se mueve ni nada… -suspiré.
-No sabes lo contento que estoy…


XAN
Miré a Edward mientras intentaba escuchar alguna cosa en mi vientre.
Me reí y le acaricié la nuca.
-Todavía es muy pronto para que sientas algo, dame un par de meses y entonces si que podrás notar algo.- Sonreí sin dejar de acariciar la cabeza de Edward.



EDWARD
Sonreí.
-Y pensar que después de tanto tiempo nos vemos un día y pasa esto… -me reí.
-Qué cosas tiene la vida, eh, y yo comiéndome el coco sobre si fue real o no… -le besé en el vientre y después subí a sus labios, posando mi mano en su espalda.
-Como te quiero, rubia.


XAN
Sonreí y rodeé su cuello con mis brazos cuando me besó.
-Yo también te quiero, grandullón.- Le volví a besar.
Acerqué mi nariz a su cuello y aspiré levemente.
-Mmmmm, que bien hueles, tigre.- Me reí y le miré alzando una ceja.
Acto seguido le volví a besar.


EDWARD
Sonreí maliciosamente y la besé tumbándola sobre la cama de nuevo.
-¿Huelo a tigre? –pregunté algo confuso, acto seguido me reí mordiéndola el cuello con suavidad.
-Cuando volvamos a casa voy a hacerte el amor tantas veces que voy a poner la casa patas arriba, van a creer que estoy cometiendo un asesinato.


XAN
Le miré y sonreí mordiéndome el labio agarrando el pelo de su nuca entre mis dedos.
-No me digas eso, grandullón, sabes que me vuelvo loca cuando hacemos el amor y encima me lo restriegas así…- Alcé levemente le cabeza y lamí sus labios con la punta de mi lengua.



EDWARD
Cerré los ojos cuando hizo eso.
-Ay… madre. –la miré.
-Sabes que a mí me encanta restregártelo… -la besé con fuerza.
-¿Sabes que tengo unas ganas locas de volver a hacerlo donde nos conocimos? –sonreí maliciosamente.


XAN
Le miré y empecé a reírme.
-Edward, nos conocimos en el colegio donde va tú hijo, y nos lo montamos en la biblioteca, ¿no crees que somos mayorcitos como para volver allí y liarnos entre los libros?- Me mordí el labio sonriendo.
-Sabes muy bien que yo haría el amor contigo en cualquier parte, pero ¿volver allí no lo ves un poco arriesgado, amor?- Le mordí el labio inferior sin llegar a hacerle daño.


EDWARD
Solté una risotada.
-¿Arriesgado? ¿Desde cuándo esa palabra está en nuestro diccionario del sexo? Allí es donde más burro me pones, entre libros, que si Becquer, que si Lorca que si, grr… -la mordí el cuello.
-Si allí nos lo pasamos bomba…


XAN
Encogí el cuello sintiendo que se me ponía la piel de gallina.
-Ya lo sé, yo también me pongo muy cachonda al recordar ese día, pero…- Posé mi dedo índice sobre sus labios.
- ¿Y si nos pillan? ¿O piensas colarte de noche cuando el instituto esté cerrado?- … ¿para qué coño le daré ideas?


EDWARD
Sonreí maliciosamente.
-De noche cuando no haya nadie y como antes por la tarde cuando está vacío… -la besé con pasión.
-Sabes que al final los dos caeremos en la tentación de hacer el amor en la biblioteca… sobre la mesa, contra los libros, en la sección de adultos…


XAN
Me reí de nuevo y le miré.
-¿Qué? ¿Sección de adultos?- Me reí otra vez.
-¿Desde cuando hay una sección de adultos en un colegio?- Sonreí y negué.
-Déjate de hacer el amor y duerme un poco, anda, rubiales.- Sonreí de nuevo y le tumbé a un lado de la cama.


EDWARD
-¿¿Quéeeee?? Oh, venga ya, Xan, ¿qué me vas a dejar sin sexo desenfrenado puro y duro? ¿Me estás diciendo eso? Ahhhhhhh… -me tumbé apoyando la cabeza entre sus voluminosos pechos.


XAN
Miré a Edward cuando se tumbó encima de mí y posó la cabeza entre mis pechos. Puse los ojos en blanco y suspiré.
-Yo también me muero de ganas por tener sexo puro y duro ahora mismo contigo, pero lo primero es lo primero.- Le aparté sin brusquedad haciendo que se tumbase sobre la cama. Me senté sobre él a horcajadas y posé mis manos en su pecho.
-A dormir, grandullón.- Me quité de encima.



EDWARD
Hice ruiditos con ademán de ponerme a llorar.
-Pe-pero… ¿Encima te vas? He dormido meses yo solito, ¿y ahora te vuelves a ir? Pues no, señora.-la agarré y la tumbé sobre mí abrazándola.
-Tú conmigo…


XAN
Suspiré y le miré.
-Edward, yo no tengo sueño aún, no voy a dormirme y tú necesitas descansar a pierna suelta sin que nadie te moleste, así que…- Aparté sus brazo y me levanté y le miré.
-Tú a dormir, yo iré a buscar a tú hijo y lo a ayudar a Kara con la cena.- Sonreí y le guiñé un ojo.
-Duerme.


EDWARD
Puse carita triste y me eché de lado haciendo ruiditos de perro herido mientras se iba. Era cierto que tenía que descansar, estaba hecho un asco, pero me quedaba otra vez solito…
Suspiré e intenté dormirme, con suerte, pronto me recuperaría y volvería a la carga con mi Xan… Ejejeje…


JIMMY
Entré en mi cuarto después de haberme dado una buena ducha. Me secaba el pelo con una toalla mientras que con otra me cubría de cintura para abajo.
Me acerqué a mi armario, por suerte aún quedaba algo de mis pertenencia allí.
Cogí un pantalón y me quité la toalla procurando que no entrase nadie. Me sequé el pelo dejando después las toallas encima de una silla. Me miré el brazo derecho… Sonreí al ver que ya no era de metal… todo había vuelto a la normalidad…


ÁNIMA
Entré en la habitación de Jimmy, al fin teníamos un buen sitio donde descansar, la Black Hole era muy acogedora.
Al abrir la puerta pillé a Jimmy desnudo, me mordí el labio y entré cerrando la puerta.
-Vaya espectáculo… -me tapé la boca y le miré de arriba abajo.
-Menos mal que soy yo la que ha entrado sin llamar y por suerte no me he equivocado de habitación… -me abaniqué con la mano.



JIMMY
La puerta se abrió, fui a coger la toalla, pero entonces escuché la voz de Ánima. Dejé la toalla donde estaba y cogí mis pantalones poniéndomelos.
Me giré y la miré mientras me secaba el pelo con la toalla de antes.
Sonreí y me acerqué hasta ella.
-Ya me has visto desnudo dos o tres veces mientras que yo a ti nunca te he pillado recién salidita de la ducha.- Esbocé media sonrisa.



ÁNIMA
Me mordí el labio mirándole.
-Ya… es que debe ser que yo te huelo cuando te quitas la ropa… -le agarré de la nuca y le besé. Se me hacía raro que, al agarrar su brazo derecho, este fuese tan normal como el izquierdo, y no de metal, como lo era antes, pero no me importaba en absoluto, y además, él se encontraría mejor.
-Eso se podría remediar… -alcé las cejas agarrando el extremo de mi camiseta y subiéndola lentamente.



JIMMY
La miré y me reí.
-Vaya mujer.- Negué con la cabeza y me acerqué a la cama dejando la toalla a un lado de la habitación.
-¿Me vas ha hacer un Streep- Tease?- Alcé las cejas relamiéndome los labios.
-No estaría mal.- Sonreí.


ÁNIMA
Me reí y solté la camiseta. Me acerqué y le senté en la cama sentándome sobre sus piernas.
-Creo que no es lo mío eso de exhibirme, yo soy más de tirar vasos sin querer y luego ponerte sin casi rozarte. –me reí recorriendo sus carnosos labios con mis dedos.



JIMMY
La miré y esbocé media sonrisa juguetona.
-Eres una cabrona, ¿qué me pones sin rozarme?- La mordí el dedo con suavidad mientras la agarraba de los muslos colocándola de tal manera que sus piernas rodearon mi cintura.
-Siento decirte, nena, que a mi me pones siempre.- Me acerqué y la besé en el cuello de manera apasionada haciendo que se inclinase hacia atrás.



ÁNIMA
Cerré los ojos con fuerza y agarré el pelo de su nuca respirando fuerte.
-Y me lo dices tú a mí… -me mordí el labio sintiendo sus labios sobre mi cuello, me ponía malísima con este hombre.
-No hay caricia que no me des que no me mate, Jimmy…


JIMMY
Me reí y seguí besándola por el cuello, cada vez con más ímpetu. Mis labios recorrían todo su cuello casi con furia.
Mis manos se aferraron a sus muslos y los acariciaron con intensidad…
Perdía totalmente el control con Ánima, lo único que quería en esos momentos es darla placer y no pararía hasta conseguirlo.



ÁNIMA
Solté un leve gemido y me tapé la boca, el maldito me estaba excitando…
-Te mataré después de esto, Jimmy… -no hacía más que besarme por el cuello y agarrarme de los muslos, se notaba que le gustaban…
Le cogí de la cara y le besé echándole hacia atrás, tumbándole sobre la cama.



JIMMY
Esbocé media sonrisa y la besé con fuerza mientras mis manos se colaban bajo su pantalón. Masajeé con intensidad pero de manera suave sus ingles mientras mi lengua jugaba con la de ella dentro de nuestras bocas.
Respiré fuerte y seguí acariciando bajo el pantalón mientras ella me besaba.



ÁNIMA
Gemí más intensamente que antes cuando introdujo la mano debajo del pantalón, no podía hacerme eso…
-Jimmy… -jadeé agarrándome a las sábanas con fuerza.
Bajé la cabeza jadeando. Le besé con fuerza pasando mis manos a lo largo de su pecho desnudo.



JIMMY
La besé de la misma manera que ella. Llevé mis manos fuera del pantalón el cual desabroché mientras ella me besaba y se moría de placer.
Una vez desabrochado, se lo quité lentamente dejándolo a un lado de la cama apartado.
Llevé mis manos de nuevo a sus muslos desnudos. Ascendí una de mis manos hasta la tira de su braguita, la cual aparté e introduje los dedos dentro de ella. Sentí como tenía un pequeño espasmo, pero yo aún así no aparté los dedos los cuales moví como si tuviesen vida propia.



ÁNIMA
Gemí con fuerza agarrándome a su nuca.
-No, por favor… no me hagas esto, Jimmy… -gemí de nuevo agarrándome fuerte a él, le encantaba torturarme hasta hacerme gritar.
-J-Jimmy…


JIMMY
La miré cuando me dijo que no hiciese eso.
-¿Qué pasa? ¿A caso no te gusta?- La besé por el cuello mientras seguía moviendo los dedo dentro de ella.
Claro que le gustaba, pero Ánima era de esas mujeres que cuando gemían no sabían si decir si o no.



ÁNIMA
Me mordí el labio con fuerza, pensé que iba a hacerme sangre y todo de la fuerza que hacía con los dientes.
Le agarré fuerte del pelo de la nuca, sentía que de tanto torturarme el orgasmo llegaba solo y ya…
Cerré los ojos con fuerza y me tapé la boca para no gritar cuando el orgasmo salió de dentro de mí, ¿cómo lo había hecho así él solo?



JIMMY
Miré a Ánima cuando tuvo el orgasmo. Saqué los dedos de debajo de su braguita y sonreí.
-¿Ves como no es tan malo?- Solté una pequeña risotada y la agarré de los muslos tumbándola sobre mí.
-Hay otra maneras de disfrutar del sexo que no sea el simple mete-saca, cervatilla.


ÁNIMA
Le pegué en el pecho flojo sonriendo.
-Eres un maldito torturador y te voy a matar… -suspiré con fuerza, me iba a matar sólo con sus manos debajo de mi pantalón.
Le agarré de los hombros y le besé.
-Porque ahora estoy agotada y herida, pero sino, te iba a enseñar lo que soy capaz de hacer… -le volví a besar.



JIMMY
Sonreí y la besé. La tumbé a mi lado y la abracé rodeando su cintura con mis brazos.
-Pronto verás de lo que es capaz mi lengua, cervatilla, pero ahora mimir.- Bostecé, estaba cansado y hacía días que no dormía muy bien. Por fin podíamos disfrutas de un colchón blandito.


ÁNIMA
Abrí los ojos como platos cuando dijo eso… ¿lengua? ¿Me iba a…?
Me puse roja como un tomate y me acurruqué en su pecho, suspiré, ya veríamos cual de las dos cosas sería peor, si los dedos o la lengua…
Enterré mi rostro en su pecho, y me ardía la cara.



JIMMY
La miré y me reí. Estaba roja como un tomate y noté su piel algo caliente.
-Ay, cervatilla.- Me acerqué a su oído.
-Eres tan exquisita que me comería cualquier parte de tu cuerpo.- Me reí apartándome, seguro que se había puesto aún más roja.



ÁNIMA
Me puse más roja aún y me giré en la cama, esas cosas no las podía decir un hombre, era demasiado…
Cerré los ojos tapándome la cara.
-¿No… no ibas a dormirte? –le miré de reojo.



JIMMY
Solté una risotada y la agarré pegándola por completo a mí.
-Si, pero no te me escapes.- La di un beso tras la oreja. Y suspiré cerrando los ojos.
No la solté ni un momento, quería pasar toda la noche a su lado.
Sentí que el sueño me vencía, entre el silencio y lo bien que estaba junto a mi mujer, me facilitó poder dormirme en nada.


KAI
Me dejé caer de espaldas sobre la cama y me quité los zapatos suspirando.
-Qué a gusto se está, joder… -me estiré todo lo largo que era.
-Me moriría tranquilo y a gusto ahora mismo… -me acomodé bien en la cama.
-¿Dónde está mi reina?



SAYA
Entré en el cuarto después de terminar de asearme un poco, me sentía mucho mejor después de una duchita con agua fresquita.
Aún tenía el pelo húmedo, pero no me importaba.
Cerré la puerta y vi a Kai tumbado sobre la cama.
Sonreí y me acerqué hasta sentarme a los pies de la cama.
-Echabas de menos una cama, ¿eh?


KAI
Miré a Saya cuando entró, estábamos conectados…
-Echaba de menos una cama y a mi señora, no te he visto en toda la tarde… -la agarré tumbándola y la besé acariciando su melena mojada por la ducha.
-Mmm, sabe mejor en una cama…


SAYA
Miré a Kai y sonreí cuando me tumbó en la cama.
-Bueno, quería dejaros tiempo libre a ti y a tu hijo, de paso he ido a relajarme un poco.- Sonreí de nuevo recostándome sobre el colchón. Me coloqué el tirante de la camiseta que se me había bajado por la humedad y le miré alargando mi mano hacia su barbilla.
-¿Me has echado mucho de menos?


KAI
Sonreí.
-¿Acaso lo dudabas? –volví a acercarme para besarla.
-Cada segundo que no estoy contigo es tiempo que te echo de menos. –la acaricié la mejilla y volví a juntar mis labios con los suyos con suavidad.



SAYA
Sonreí posando mi mano en su nuca jugueteando con su pelo entre mis dedos.
-Pues entonces tendrás que echarme de menos poco, por que no me separó de ti ni un instante.- Sonreí de nuevo y me tumbé sobre el colchón colocando un brazo mío bajo mi cabeza. Le miré sin dejar de acariciarle la nuca.



KAI
Me tumbé boca abajo a su lado mirándola.
-Supongo que es así. –sonreí pasando el reverso de mi dedo índice por su barbilla bajando por su cuello y su clavícula.
-Al fin podemos volver a casa…



SAYA
Le miré y asentí.
-Si, y esta vez ya pueden ir buscándose a otra, por que yo no pienso volver a salir a salvar más el mundo.- Solté una risotada.
-Me jubilo, a partir de ahora pienso vivir tranquila y solo para mi familia…


KAI
Solté una risotada.
-Me alegra saber eso, yo también creo que me voy a jubilar, llevo mucho tiempo rompiéndome de todo y ya está bien. –la volví a besar y apoyé mi cabeza sobre su clavícula.



SAYA
Sonreí y le acaricié la mejilla y el pelo con mis manos. Posé mis labios en su cabeza y cerré los ojos.
Me alegraba saber que estaba a mi lado y que Draco no había llegado a dañarle, a mi no me importaba lo que pudiese pasarme, Kai era mi verdadera razón de vivir y sin él no habría podido seguir adelante… tal vez por mi hijo, pero… la vida sin mi hombre de hielo sería un calvario…
-Te quiero, Kai.


KAI
Solté una risotada.
-Lo sé… -sonreí y la miré.
-Yo más. –la besé, esta vez con más pasión, acariciando su pelo. Al fin podíamos descansar sin preocuparnos de que nadie nos molestase, no aquí, en la Black Hole al menos.



AXEL
Estaba en el cuarto que nos había dado Neo, el tripulante de la nave, encima de la cama con mis manos tapando mis ojos.
-Vale… 99 y… ¡100!- Me destapé los ojos y miré por mi cuarto.
-A ver, a ver, ¿dónde se habrás escondido mis bestias pardas?- Vi los pies de Riku asomar por debajo de la cama y los de Sora por detrás de la mesita de noche.
Puse los ojos en blanco y caminé de forma disimulada con las manos detrás de mi espalda.
-¿Dónde estarán?- Canturreé pasando por al lado de Riku, que salió agarrándose a mi pierna y soltando un… “¡Te la ligas, papi!”
Suspiré y me reí cogiéndole en brazos.
-Ay, Riku, ¿cuántas veces te voy a decir que esto es el escondite, no el pilla-pilla?- Sonreí y le tiré sobre la cama, este rebotó riéndose.
-¡Mirad, es el niño-pelota!- Sora salió de su escondite y trepó por mi espalda hasta subirse a mi cabeza. Le sujeté para evitar que cayese.
-No me lo digas, tú eres Sapider-man.- Me reí de nuevo y me tumbé en la cama con mis gemelos que empezaron a subirse encima de mi como lagartijas.




ERI
Entré en el cuarto que nos habían prestado secándome el pelo con una toalla, Axel jugaba con los gemelos en la cama, sonreí. Hacía tanto que no veía a mis niños…
Me acerqué a la cama dejando la toalla sobre mis hombros.
-¿Yo también puedo? –me senté junto a ellos y cogí a Sora en brazos besándole en la mejilla, aunque, como siempre, intentaba llevarse los menos besos posibles.
Me reí mirando a Riku trepar por el pecho de su padre.



AXEL
Me reí agarrando al mono de Riku.
-¿Qué pasa contigo, Chita?- Sonreí y le dije al oído que fuese con su madre. El peque obedeció y se lanzó contra su madre chillando de contento.
Me reí y me senté sobre la cama mirando lo que mas quería, mí familia.



ERI
Sonreí cuando Riku vino conmigo, miré a Axel sonriendo, los niños nos habían echado de menos, pero su padre era mucho más divertido que yo. Con los gemelos encima de mí, me puse al lado de Axel.
-¿Qué os parece si hoy dormimos los cuatro juntos? –los niños gritaron de contento y se pusieron a saltar en la cama.
Me reí.
-En qué momento lo he dicho…



AXEL
Miré a Eri y asentí de manera enérgica.
-Si, mami, siiiii, nene quere mimir con Eri.- Me reí haciendo pucheritos al igual que los críos.
-Dormimos los cuatro juntos esta noche.- Asentí, los niños gritaron emocionados tirándose encima de mí.
Me reí, me encantaba verles así de contentos.



ERI
Sonreí y cogí a Riku en brazos, junté mi nariz con la suya.
-Pero dormir, diablillos, es dormir, no dar vueltas sin dejar a mamá y papá sin dormir, eh… -Riku se rió divertido y me abrazó.
Me tumbé en la cama y Riku se sentó a mi lado acomodándose.



AXEL
Me tumbé boca arriba mientras Eri y los críos se acomodaban en el colchón. Por suerte la cama era grande y podíamos dormir los cuatro perfectamente.
Me llevé la mano a la boca ahogando un bostezo, estaba reventado y necesitaba dormir bien y de un tirón.
-Que descanséis tesoros míos.- Les miré a los tres.


ERI
Sonreí.
-Y tú, papi. –dijimos los tres a la vez, los niños se rieron, solían decir cosas a la vez, pero al sumarme yo les resultó divertido.
Abracé a los niños llevando mi mano a la nuca de Axel y cerré los ojos esperando que los niños se durmiesen pronto también.



AXEL
Cerré los ojos suspirando y me relajé. Caería en el sueño antes de darme cuenta. La batalla contra Draco la había librado James, pero… mi cuerpo estaba resentido después de habernos sometido a esa brutal descarga de energía…
Cada vez que me acordaba sentía esa agonía en mi pecho.
Intenté olvidarme de ello con éxito, pues Draco y todos sus malditos secuaces habían muerto, ya no existían… y eso me alegraba y más sabiendo que mi familia estaba viva y a salvo.



JIM
Desde que Erika tocó el tesoro del viento tenía mucho mejor aspecto y parecía hasta más contenta.
Cuando me metí en la cama me quedé mirándola, hacía mucho tiempo que no tenía las mejillas tan sonrosadas.
Sonreí.
-Quién iba a decir que al encontrarles a ellos encontraríamos una cura para ti.



ERIKA
Dejé el libro que estaba leyendo encima de mi mesilla cuando Jim entró y se metió en la cama. Le miré y sonreí de oreja a oreja.
Me acerqué y apoyé la cabeza en su pecho rodeando su cintura con mis brazos.
Suspiré y asentí.
-Si, ha sido una verdadera suerte…


JIM
La abracé con fuerza y la besé en la cabeza acariciando su espalda.
-Me alegro tanto de que estés bien… -la separé levemente para mirarla, la cogí de la cara y sonreí.
-Guapa. –la besé acariciando sus labios con suavidad. Lo único que no me gustaba en esos instantes, es que James andaba por la nave…



ERIKA
Sonreí y seguí su beso. Me separé levemente y apoyé la frente en su clavícula.
-Ahora que Draco está muerto… ¿qué piensas hacer? Me refiero a cuando casa uno se vaya a su Reino… ¿vendrías al mío a vivir conmigo?- Le miré algo colorada… nunca antes le había pedido eso a un chico.



JIM
Sonreí y la cogí de la barbilla.
-Yo iba a proponerte justo lo mismo, sólo que… no sabía cómo decirte que quería meterme en tu casa, sonaría algo… criminal. –solté una risotada.
-Si es contigo, donde sea, excepto en mi casa donde quieras. –sonreí y la besé de nuevo.



ERIKA
Le miré y asentí.
-Me parece bien.- Me acerqué y le besé con lentitud y suavidad. Iba a pasar el resto de mi vida con Jim… nunca se sabes, tal vez, si seguíamos juntos, algún día me pediría que me casase con él… pero que cosas tengo…
Le abracé sin dejar de besarle, en esos momentos no quería otra cosa que no fuese Jim.



JIM
Me tumbé sobre la cama sin soltarla y seguí besándola, acaricié su espalda y su pelo moviendo nuestros labios al unísono.
Nos habíamos separado por culpa de su enfermedad, pero al fin estábamos juntos de nuevo y de manera estable, esperaba seguir así y poder vivir tranquilos y en paz alguna vez, ninguno de los dos había llevado una vida fácil.


NEO
Salí del servicio con el pantalón del pijama puesto. Ya habíamos cenado, aun que la mayoría se había acostado directamente, no me extrañaba, los pobres estaban rendidos.
Me acerqué a la cama y gateé por ella hasta alcanzar a Kara que leía una revista.
-Mujercita de fuego.- Sonreí y la besé por el cuello apartándola disimuladamente la revista.
-¿La nena no quiere mimos de su Neo?


KARA
Sonreí cuando Neo vino con sus mimitos.
-¿Cuándo he prescindido yo de los mimos de mi Neo? –dejé la revista en la mesilla cerrando los ojos mientras me besaba por el cuello, le acaricié la nuca y le miré.
-Nunca renegaré a tus mimos. –le besé recostándome sobre el colchón y rodeando su cuello con mis brazos.



NEO
Me tumbé sobre ella posando una de mis manos en su cadera mientras que con la otra, aparté un largo mechón de sus pelo para poder seguir dándola suaves besos por el cuello.
-Eso me parece muy bien.- Dije sin apartar los labios de su piel cálida.
Bajé mi otra mano al otro lado de su cadera y seguí con mis besos bajando por la clavícula y entre sus pechos.


KARA
Sonreí mordiéndome el labio inferior.
Le acaricié los hombros desnudos y recorrí su espalda con mis manos, me distraía de cualquier actividad que pudiese estar haciendo…
-Nene, me haces perder la cabeza…



NEO
Alcé la cabeza y la miré con una sonrisa juguetona en los labios.
-Ya lo sé, por eso lo hago, y por que me gusta.- Alcé las cejas y levanté su camiseta hasta por debajo de sus pechos.
Seguí con la racha de besos por todo su vientre hasta por debajo del ombligo. Sabía que eso haría que perdiese aún más la cabeza… pero que malo era.



KARA
Puse los ojos en blanco y acto seguido los cerré sintiendo sus labios por todo mi vientre que ya empezaba a arder por culpa de sus besos.
Le miré, estaba jugando conmigo y me quería hacer perder la cabeza, le encantaba verme disfrutar aunque él hiciese todo el trabajo…



NEO
Acaricié su cintura con mis manos y la miré sonriendo.
Sentí que su temperatura estaba subiendo… esta mujer y su facilidad para excitarla…
-¿Quieres qué sigas bajando o quieres que haga algo especial?- Pregunté agarrando la tira de sus pantalón deslizando la yema de mis dedos por dentro acariciando su contorno.



KARA
Alcé una ceja.
-Vaya, ¿quieres sorprenderme con algo especial? –sonreí y coloqué mis manos bajo mi nuca mirándole pícaramente.
-Sorpréndeme, piloto, creo que estoy preparada para lo que me eches.



NEO
La miré y alcé las cejas soltando una risotada.
-Vaya, vaya, con la mujer ardiente… ¿seré capaz de hacerte gritar de placer o no?- Esbocé media sonrisa y empecé a tirar de su pantaloncito hacia abajo con suavidad mientras volvía con los besos, esta vez más picantes, utilizando mi lengua como estimulante.
Retiré los pantalones del todo y acto seguido, agarré la tira de su tanga con mis dientes.



KARA
Jadeé de forma audible y sonreí apoyando la cabeza en la almohada.
-Espero que me hagas gritar. –le miré cuando agarró el tanga con los dientes, me reí y acto seguido me mordí el labio inferior.
-Me parece sí que voy a gritar hoy…



NEO
Sonreí aún con la tira de su tanga entre mis dientes. Tiré hacia abajo poniéndome de pie a los pies de la cama. Agarré una de sus piernas haciendo que la flexionara levemente. Tiré por última vez del tanga retirándoselo del todo. La miré y dejé el tanguita rosita a un lado de la cama.
Deslicé mis manos por sus piernas ascendiendo hasta la parte interior de sus muslos, los cuales empujé suavemente separándola las piernas. Volví a inclinarme sobre la cama y pequé mis labios a su pelvis la cual acaricié con la punta de mi lengua y fui descendiendo lentamente hasta su entre pierna.



KARA
Jadeé cerrando los ojos.
Mi temperatura corporal aumentó aún más, si no se abrasaba la lengua era porque ya la tenía acostumbrada a altas temperaturas.
-Madre mía, Neo, si los mimos de todos los días fuesen así… -jadeé mordiéndome el labio de nuevo.



NEO
Noté como su temperatura ascendía de manera rápida… y eso que no había empezado todavía…
Suspiré, me encantaba hacerle esto, pero… siempre acababa achicharrándome… bueno, tendría que acostumbrarme.
Apreté la piel de sus muslos con mis dedos sin llegar a hacerla daño mientras descendía mi lengua hacia su punto de éxtasis total.
Introduje mi lengua poco a poco y con suavidad mientras mis manos recorrían sus ingles estimulándola aún más… con un poco de suerte, la haría llegar al orgasmo.



KARA
Jadeé con más fuerza agarrándome a las sábanas de la cama, tenía un conocimiento innato de lo que me gustaba y nunca me libraba de llegar a tocar el cielo con la punta de mis dedos cada vez que me hacía cosas así…
Resoplé cuando un escalofrío recorrió mi espalda de abajo arriba.



NEO
Dios, su piel empezaba a quemar… no saldría vivo de ahí, seguro que incendiaba la cama…
Aún a sabiendas de que mi vida corría peligro, seguí estimulando la zona con mi lengua y mis labios, cada vez de manera más intensa.
Mis manos se aferraron a su cadera clavando los dedos suavemente en su piel.
Mi lengua parecía que tenía vida propia, y era algo bueno, por que sabía donde y como tocar a Kara para que llegase al clímax perfecto.



KARA
Gemí con fuerza y me agarré el extremo de la camiseta, mi pobre hombre se estaría achicharrando enterito, pero no podía pedirle que parase porque no quería, puro egoísmo, le daría sus mimitos para consolarle más tarde.
-Si… -jadeé- Si ves que sale alguna llama… si eso te apartas… -sonreí, no veía posible que saliese alguna llama, pero por si acaso una previene…


NEO
No pude evitar soltar una risotada cuando dijo eso.
Alcé la cabeza y la miré, así mi lengua también descansaría, estaba ardiendo más por dentro que por fuera.
Pero eso se podía arreglar. Llevé una de mis manos a su entre pierna y la penetre con uno de mis dedos.
Acerqué mis labios a su cuello mientras frotaba con suavidad su puntito con la yema de mi dedo.



KARA
Gemí con fuerza clavando las uñas en su espalda, maldito cabrón, como me manejaba a su antojo…
-Vamos a salir ardiendo los dos… -sonreí y le miré, le mordí el labio mientras él se apoderaba de mis sentidos por completo y como quería.



NEO
La miré y sonreí alzando una ceja.
-¿Te preocupa eso mucho en estos momento? Tú relájate y disfruta.- La besé con fuerza enredando mi lengua con la de ella mientras yo seguía buscando su punto G con mis dedos.
Cada vez que frotaba, más caliente la notaba… era verdad que íbamos a salir ardiendo…



KARA
Estaba llegando al cénit, Neo me estaba matando de placer y si seguía así pronto terminaría.
Seguí besándole con ímpetu, clavando mis uñas en su espalda descargando la adrenalina. Le arañé y quizá llegué a hacerle marcas, pero estaba tan excitada en ese momento que no controlaba mi fuerza.



NEO
Solté un leve siseo cerrando los ojos con fuerza cuando sentí que las uñas de Kara desgarraban la piel de mi espalda ligeramente… seguro que me dejaría marca.
Como, “venganza”, me atreví a introducir otro de mis dedos dentro de su vagina y froté con suavidad mientras mis labios se aferraban a los suyos con lujuria… hasta sus labios quemaban…


KARA
Gemí con más fuerza echando mi cabeza hacia atrás, no podía más, había alcanzado mi punto más débil.
Grité de placer sin cortarme nada mientras el orgasmo salía despedido desde el estómago.
Me dejé caer sobre el colchón jadeando y respirando con fuerza.



NEO
Logré que Kara llegase al orgasmo, normalmente lo alcanzaba con la penetración, pero, parece que esa noche había dado todo y me había esforzado bastante.
Sonreí y aparté mi mano de su entrepierna. Me recosté a un dejando que respirase… hacía mucho calor dentro del cuarto… me fije en que… ¡Kara echaba humo!
-Jo-der…- Solté una risotada y me levanté para abrir el ventanal y que entrase algo de aire fresco.
Me acerqué de nuevo a la cama y me recosté de lado mirando a Kara.
-Espero… que te haya gustado.


KARA
Le miré aún cogiendo aire.
-¿Gus… tado? –negué con la cabeza.
-Eres un hijo de puta. –me tumbé sobre él agarrándole de los hombros con fuerza y le besé con fiereza.
-Maldito cabrón, que si me ha gustado, dice, pero ¿tú no ves como estoy? Que hasta he subido la temperatura del cuarto.



NEO
Me reí y la agarré del culo con mis manos.
-Es normal, nena, te has puesto como una moto, y… bueno, me he esforzado bastante para conseguir que sintiese mucho placer.- Apreté mis manos sobre la piel de su traserito.
-Al parecer lo he conseguido.


KARA
Solté una risotada.
-No, no sólo eso, es que te has pasado, guapo… -le besé con fuerza acariciando su pecho con mis manos.
Era un verdadero oso en la cama y me sentía afortunada de que no sólo me hiciese feliz como su esposa sino como mujer.
-No sabes cuánto te quiero, oso… -le besé con más fuerza.


NEO
Sonreí.
-¡Oh, si! Claro que lo sé.- La mordí la barbilla con suavidad mientras ascendía mis manos hacia su camiseta, la cual agarré y subí hasta dejarla libre de ella.
Me tumbé encima y posé una de mis manos en uno de sus pechos.
-¿Qué tal un poco de sexo normal? El gran oso quiere comerte entera… otra vez.- Solté una risotada.


KARA
Me reí rodeando su cintura con mis piernas y su cuello con mis brazos.
-Oh, gran oso, poséeme… -le besé jugueteando con nuestras lenguas de manera frenética mientras buscaba el borde de sus pantalones con mi mano, le deshice de ellos.
-Esto no lo vamos a necesitar… -le besé de nuevo, acariciando su nuca.



NEO
Sonreí y agarré su culito con mis manos. Me encantaba esa mujer, cada centímetro de su cuerpo me volvía loco, podía perderme en sus curvas y perdía la razón con sus pechos… era perfecta.
La besé con fiereza sintiendo su lengua como un látigo de fuego, la cual azotaba a l mía…
Me apreté más contra ella sintiendo la excitación correr dentro de mí.



KARA
Recorrí todo su torso con mis manos hasta que llegaron al premio gordo. Sonreí y acaricié suavemente su entrepierna por encima de los calzoncillos.
-Me ha tocado la lotería, eh… -sonreí y le mordí el labio.
-Es sólo mío… -le volví a besar sin apartar las manos de mi gran oso…



NEO
La besé apretando mis labios con los de ella.
Sentí que la excitación se multiplicaba cuando sus manos acariciaron mi punto débil. Cerré los ojos y empecé a soltar leves jadeos.
La miré y sonreí.
-Es todo tuyo, puedes hacer con él lo que quieras, con él y conmigo.- Sonreí y la besé de nuevo acariciando uno de sus suaves pechos con mi mano.



KARA
Cerré los ojos respirando fuerte mientras le despojaba de los calzoncillos con ambas manos, sonreí ampliamente.
-Puff… -le besé de nuevo, acariciando su nuca con una mano y su punto débil con la otra.
-Ahora voy a tener que hacer que grites tú… -sonreí pícaramente y me giré tumbándole boca arriba. Me mordí el labio recorriendo todo su pecho con mi mano.



NEO
La miré cuando se tumbó encima. Mi respiración aumentó mientras ella me acariciaba con esa suavidad…
Alcé una ceja y esbocé media sonrisa.
-¿Qué piensas hacer? Habíamos quedado en que ahora venia el sexo normal, ¿no?- Solté un gemido notando una fuerte oleada de placer cuando su mano presionó mi entre pierna… joder…


KARA
Sonreí.
-Es que nadie ha dicho lo contrario, grandullón. –pasé mi dedo índice por sus labios, bajando por su barbilla y clavícula.
Pasé mi lengua por todo su pecho y me senté poco a poco sobre su entrepierna, haciendo que penetrase.
Gemí cuando nuestras pelvis estuvieron totalmente juntas.


NEO
Cerré los ojos y gemí sintiendo como Kara me hacía penetrar poco a poco. Jadeé cuando empezó a moverse.
Llevé mis manos a su cadera siguiendo el movimiento de su pelvis con la mía.
-Así, despacio…- Gemí de nuevo sin dejar de moverme debajo de ella. Los movimientos eran lentos y suaves cosa que hizo subirme la temperatura hasta a mí.



KARA
Suspiré tragando saliva, pedía que fuese despacio, y como buena chica, mantuve un ritmo lento, pero intenso y placentero para ambos.
Acaricié todo su pecho con suavidad, después de haberle arañado con fiereza, ahora debía mimarle un poquito, regla de la equivalencia…



NEO
Eché la cabeza hacia atrás jadeando de pura excitación. Me moví despacio sintiendo mejor las penetraciones y las caricias de nuestras pelvis.
Llevé mis manos a su trasero y, sin que ella se diese cuenta, penetré de manera intensa haciendo que pegase un pequeño brinco.
La miré mordiéndome el labio y alzando una ceja.
-Lo siento, nena, pero… es que me puedes…- Jadeé y embestí de nuevo sin sobrepasarme.



KARA
Solté un pequeño grito ahogado cuando Neo penetró con intensidad de repente, no podía mantener un ritmo lento tal y como estaba…
Cerré los ojos echando la cabeza hacia atrás y agarrándome con las manos a cada lado de él en la sábana. Jadeé con fuerza ejerciendo presión con mis muslos a cada penetración.



NEO
Resoplé agarrando su cadera con ambas manos presionando su piel con mis dedos.
Jadeé sin parar de moverme gimiendo cada vez más alto.
-Uf, nena…- Kara estaba muy caliente y yo demasiado excitado… no iba a durar mucho. Embestí de nuevo soltando otro potente gemido.
-Estoy a punto, morena…


KARA
Gemí alto sin soltar las sábanas.
-No hace falta que lo jures… -sonreí, estaba casi tan caliente como yo, y eso era bastante difícil…
Aumenté la marcha de los movimientos con mi cadera apoyando mis manos en su pecho.


NEO
Cerré los ojos con fuerza y me incliné hacia delante levantando la cabeza y la espalda del colchón dejando que el orgasmo saliese profiriendo un grito placentero. Me dejé caer de nuevo sobre el colchón jadeando y sudando. Miré a Kara y acaricié su cintura con suavidad.
-Eres la mejor, mujer ardiente.


KARA
Respiré con fuerza y sonreí mientras me acariciaba. Cogí una buena bocanada de aire y me tumbé a su lado recuperándome, este era el mejor deporte que podía haber.
-Gracias, no podría decir que te quedas atrás. –le sonreí y le miré. Le agarré de la nuca y le besé.

NEO
Solté una risotada y pasé mi brazo por encima de su cintura.
La besé en la frente apartándola el pelo sudado del cuello.
-Pienso retirarme en cuanto dejemos a los demás en su casa, adiós naves y adiós vida entre máquinas.- Sonreí y me acerqué más a ella.
-Lo único que haré es dedicarme a mi esposa.


KARA
Le miré a los ojos.
-Sabes que adoro que estés siempre conmigo, pero no quiero ser el motivo por el cual dejes tu vida, Neo, sé que todo esto te encanta y no me gustaría que lo dejases por mí… -le acaricié el pelo de la nuca, empapado en sudor.



NEO
La miré y negué.
-No, Kara, tú no eres ningún impedimento. Me casé contigo porque te quiero. Venderé la Black Hole y con el dinero que gane lo invertiré en un taller mecánico. Lo único que repararé serán coches y así aprovecho y arreglo mi moto.- La besé.
-Y en cuanto esté reparada, te llevaré a dar una vuelta.


KARA
Bajé la mirada a su pecho mientras pasaba mi mano por él.
-Si eso es lo que quieres… te ayudaré en todo lo que me sea posible… -le miré sonriendo y rodeé su cuello con mis brazos besándole.
-Espero que la moto esté reparada pronto, me gustaría dar una vuelta agarrada a ti.



NEO
Sonreí y asentí.
-Lo estará muy pronto y daremos las vueltas que tú quieras.- Sonreí de nuevo y volví a besarla rodeando su cintura con mis brazos.
-Pero ahora, a dormir…- Bostecé acurrucándome en la almohada.
-Mañana me toca currar…


KARA
Solté una risotada y le acaricié la cabeza cerrando los ojos mientras intentaba conciliar el sueño junto con Neo. No tardaríamos mucho en llegar a nuestro siguiente destino a dejar a los primeros pasajeros al día siguiente, era una pena despedirse tan rápido.



SAYA
Me desperté de repente sentándome sobre la cama de un salto.
Me llevé la mano al pecho con la respiración agitada… malditas pesadillas.
Me eché el pelo hacia atrás, estaba acalorada.
Tragué saliva sin apartar la mano de mi pecho. Por un momento había sentido el mismo dolor que sentí cuando estaba en la guarida de Draco y esa esfera negra intentaba arrancarme el alma…
Suspiré y me giré en la cama para abrir la ventana, necesitaba algo de aire fresco. Miré el reloj, no eran ni las nueve de la mañana…
Volví a sentarme y miré al colchón quedándome pensando en la puta pesadilla…


KAI
Abrí los ojos cuando sentí movimiento en la cama. Pasé mi mano por mi frente para despejarme y miré a Saya, estaba sentada en el colchón y parecía algo alterada.
Me senté y posé mi mano en su brazo con suavidad.
-Saya, ¿pasa algo?


SAYA
Miré a Kai, le había despertado…
-Lo siento, no quería despertarte… no me pasa nada, tranquilo.- Sonreí levemente y asentí.
-Duerme, de verdad, yo estoy bien…- Le miré empujándole suavemente para volver a tumbarle.
-No te preocupes… solo ha sido un mal sueño.


KAI
Suspiré y tiré de ella para que se tumbase conmigo.
-Sabes que no me gustan tus malos sueños, lo pasas muy mal para ser solo sueños… -la miré a los ojos.
-Dime qué ha sido, ¿vale? –esbocé media sonrisa para que se sintiese mejor.



SAYA
Hice una mueca de disgusto cuando me pidió que se lo contase.
Negué con la cabeza y volví a sentarme.
-No, Kai, de verdad… solo ha sido un sueño, olvídalo…- Suspiré y le miré.
-Duérmete…- Le miré y sonreí levemente.



KAI
Suspiré.
-Precisamente si sólo ha sido un sueño no debería importarte contármelo… -cerré los ojos, no sabía por qué, pero las últimas pesadillas de Saya habían sido premonitorias, y no me extrañaría que esta lo fuese también, y más cuando no le hacía gracia contármelo.



SAYA
Suspiré y le miré de reojo.
-Ya… pero hay cosas que es mejo no contarlas, Kai…- Me froté la frente levantándome de la cama.
-Duerme de nuevo y no te preocupes… yo voy a despejarme…- Le miré y salí del cuarto cerrando la puerta a mi espalda.



KAI
Me quedé sentado en la cama mirándola mientras se marchaba. Suspiré pasándome la mano por la nuca, no la gustaba nada la idea de contármelo, por lo que no sería nada bueno.
Volví a tumbarme en la cama, aunque posiblemente ya no podría volver a dormirme.



NEO
Me desperté nada más sonó el despertador, sobre las nueve y media y las diez.
Me vestí y le di un besó en el cuello a Kara dejándola dormir. Salí del cuarto y me dirigí al puesto de mandos. El GPS indicaba que sobrevolábamos el Reino del Rayo.
Todos seguían dormidos, menos Saya, que estaba en la cubierta… algo raro, pero ella sabrá.
Me fui a la cocina a prepararme un buen café.


JIM
Estaba en la cocina desayunando cuando entró Neo, le saludé con la mano mientras bebía de mi taza.
-Buenos días, señor piloto, buena mañana para madrugar. –sonreí mirándole mientras entraba.


NEO
Jim estaba desayunando cuando entré en la cocina.
-Uy, hola, pensaba que estabas aún dormido…- Abrí el armario de la cocina y saqué una taza, la cual llené de café.
-Buenos días, entonces.- Alcé la taza en modo de saludo antes de llevármela a los labios.
-Me alegro por lo de Erika.- Sonreí.



JIM
Sonreí mirando mi taza.
-Más me alegro yo, hacía tiempo que no la veía así. –bebí un poco más de mi taza.
-Todo gracias al tesoro del Viento. –miré a Neo y sonreí.
-Creo… que cuando lleguemos al País del Viento debemos separarnos. –le miré esta vez algo más serio, el afecto que había conseguido tener con Neo era prácticamente el de hermanos y se me haría fastidioso no verle a diario como ahora.



NEO
Miré a Jim y sonreí.
-Bueno, pero no será una despedida para siempre, sabes que los reinos son vecino, podemos seguir viéndonos siempre que queráis.- Me senté a su lado dejando mi taza encima de la mesa.
-Ya no puedo, eres mayor de edad, pero… me hubiese gustado, no “adoptarte”, pero ya sabes…- Miré mi taza.
-Ahora ya eres mayorcito y creo que eres tú el que debe cuidar de Erika ahora.- Le miré de nuevo.
-Siempre serás el hermano que nunca tuve.


JIM
Sonreí.
-Tú eres lo más parecido a una familia que he tenido, ojala hubieses sido mi hermano mayor… -suspiré, lo mío no era una familia, la mejor familia que tenía era él y ni siquiera teníamos la misma sangre.
-Ahora tengo que cuidar de Erika, seré el hombre que quiero ser y no el niño que todos creen que soy. –sonreí.



NEO
Le miré y solté una pequeña risotada revolviéndole el pelo.
-Jim, tú siempre serás un niño para mí, aun que esté encerrado en el cuerpo de un hombre.- Me levanté y dejé mi taza en el fregadero.
-Bueno, tengo una nave que aterrizar y unos huéspedes que se van.- Le di una palmadita en la espalda antes de salir.



JIM
Sonreí cuando salió de la cocina, ahora tocaba aterrizar la nave en mi propio país, aunque yo no me quedaría, ni siquiera tenía previsto bajar de la nave, sólo por no tener que encontrarme con aquel hombre que decía ser mi padre, no le iba a dar el gusto de verme más, ahora me iría a vivir con mi Erika y cuidaría de ella lo mejor que pudiese.


NEO
Me senté en mi sillón y empecé a descender la nave ante la puerta del Reino del Rayo donde los pueblerinos empezaron a gritar de emoción y saludaban alegres porque los héroes habían regresado y al fin habían acabado con Draco y su maldita dictadura.
Podía escuchar los gritos de júbilo cuando la nave dio contra el suelo. Paré los motores y abrí las compuertas.
Vi como la gente se amontonaba en las murallas del Reino intentando llegar hasta aquí… Dios, parecíamos actores famosos.
Sonreí y esperé a que los invitados saliesen. Por fin ya estaban en casa.


EDWARD
Al fin estábamos en casa, y esperaba que no tuviese que volver a hacer un viaje así sin mi familia. Cuando nos asomamos a la puerta para poder bajar había muchísima gente vitoreándonos, sonreí y cogí a mi hijo en brazos, si teníamos que pasar entre toda esa gente mejor no dejar que se perdiese.
Miré a los demás, que habían venido a despedirnos, sólo yo y mi familia nos bajábamos aquí.
-Bueno… supongo que todo acaba aquí. –sonreí.


AXEL
Salimos a despedirnos de Edward. Él y su familia se bajaban ya de la nave.
Suspiré y le miré.
-No digas eso, rubiales, no acaba aquí, no tiene porque acabar.- Sonreí ampliamente.
-Lo más seguro es que la gente quiera celebrar por todo lo alto la victoria, y si hay cachondeo yo pienso estar ahí, espero que todos vosotros también.- Sonreí de nuevo y me acerqué a Edward.
-Y si ese no es el caso, que te vaya muy bien.- Le abracé.



EDWARD
Abracé a Axel cuando se acercó, después de todo, iba a echar de menos también a mis amigos, era una pena no poder estar todos juntos, pero cada uno tenía su hogar.
-Dentro de poco vamos a volver a vernos por cualquier circunstancia, y si no hay fiesta, tendréis que venir al menos a ver a mi segundo hijo cuando nazca, o me cabrearé muchísimo. –les miré con los ojos entrecerrados y sonreí.
Busqué a Saya con la mirada, a ella sí que tenía ganas de poder abrazarla.



SAYA
Miré a Edward mientras se despedía de Axel. Unos ya se iban a casa mientras que otros debíamos esperar un poco más, aun que, la verdad es que me alegraba mucho de que fuese así, era hora de descansar…
Vi que Edward me buscaba con la mirada, sonreí y me acerqué hasta él. Le miré esbozando una leve sonrisa.
-Bueno, grandote, ya me contarás que tal es eso de ser papá por segunda vez.


EDWARD
Sonreí ampliamente y abracé a Saya con fuerza alzándola en el aire.
-Mi ninfa, cómo te voy a echar de menos a ti… -la besé en la mejilla con fuerza.
-Y lo de ser papá por segunda vez eso no me lo vas a tener que preguntar a mí, ¿verdad? –sonreí y la dejé en el suelo.



SAYA
Le miré y sonreí cuando me dejó en el suelo.
-Cuídate mucho, rubio, y cuida de tu familia.- Le besé en la mejilla y me aparté para dejarle pasar. Vi a la gente que había al otro lado de la muralla, vitoreaban a los cinco elegidos… hacia mucho que no veía tanta gente sonriente y alegre…



EDWARD
Me despedí de los demás, no sin darle las gracias a Jimmy por todo lo que había hecho por todos nosotros en esos últimos momentos.
Cogí la mano de Xan y salimos los tres de la nave, Eddie se tapó los por la luz cegadora del sol y cuando estuvimos abajo la gente nos aplaudió, sonreí triunfal, llenaba de satisfacción saber que tu gente te apoyaba.


SAYA
Neo cerró las compuertas cuando Edward y Xan salieron con el pequeño Eddie en brazos. Los demás corrieron a la cubierta para ver por última vez al guerrero del Rayo.
Les seguí y me apoyé en la barandilla viendo como abrían la puerta y les dejaban pasar. La gente abrazó a Edward dándole la bienvenida y todo su calor.
Sonreí… uno que ya estaba en casa.



KARA
Me asomé al ventanal de la sala de mandos sonriendo.
-Vaya recibimiento ha recibido el chispitas, ¿crees que nos esperarán a nosotros así? –me reí mirando el GPS, no sabía a dónde nos dirigíamos ahora, pero nuestro destino era el último donde debíamos parar, así que no me preocupé por pensar que volvíamos a casa.



NEO
Miré a Kara y sonreí.
-Pues… no lo sé, tal vez, aún que la gente espera tan solo a los cinco elegido, así que… no tengo ni idea, nena.- Miré el GPS.
-Próxima parada, el Reino del Viento.- Programé el GPS y agarré los mandos de la nave poniendo el rumbo.



KARA
Suspiré, los próximos en marcharse serían Erika y Jim, no sabía cómo iban a arreglárselas solos ellos dos, pero debía confiar en que podrían, habían demostrado ser responsables y maduros, al menos en su medida, podrían vivir solos, aunque… ¿juntos? Me reí, si habían estado tanto tiempo juntos en una nave no habría problema para hacerlo en una casa.
Me senté en mi silla mirando por el ventanal.



ERIKA
Estaba mirando como nos alejábamos cada vez más del Reino del Rayo, hasta que al final lo perdimos por completo…
El siguiente Reino al que iríamos era al del Viento, eso significaba que volvía a casa, y no sola, que era lo mejor, sino con Jim…
Se me hacía raro convivir con él… supongo que siempre había vivido sola y ahora meterme en casa con alguien más me parecía extraño.
Tratándose de Jim, me daba igual lo extraña que me sentía, era el chico con el que compartiría mi vida, así que a la porra las extrañezas.



JIM
Me acerqué a Erika y la abracé por la cintura. Deposité un beso en su hombro.
-Pronto llegaremos al Reino del Viento, a nuestra casa. –sonreí y la besé en el cuello, no sabía cómo sería el vivir en su casa, pero me iba a gustar, estaba seguro de ello, y más si vivía allí con ella a solas.



ERIKA
Giré la cabeza y le miré sonriendo.
-Lo sé, y cuanto más nos acercamos más ganas tengo de llegar.- Sonreí de nuevo y le besé bajo la barbilla posando mis manos encima de las de él.
-Tú y yo solitos, nadie más.- Apoyé la nuca en su pecho mirando al frente.
No podía creerme que al fin volviésemos a casa y fuéramos a llevar una vida normal y corriente, como la de cualquier otra persona, los dos juntos sin complicaciones no líos raros.


JIM
Sonreí besándola cerca de la oreja.
-Los dos solos en tu casita, y cuando cumplas los dieciocho… -me acerqué más a su oído y susurré:
-Pienso casarme contigo, no voy a dejarte escapar esta vez.



ERIKA
Me reí cuando me dijo eso. Giré la cabeza y le miré de nuevo.
-¿Casarme a los dieciocho?- Me reí de nuevo y asentí.
-Si, me parece bien, y espero que nunca me dejes escapar, te tomo la palabra.- Me giré y rodeé su cintura con mis brazos alzando la cabeza para poder mirarle.
Sonreí y me puse de puntillas para alcanzar sus labios.


JIM
Sonreí agarrándola de la clavícula con las dos manos y la besé acariciando de manera suave sus labios, como me gustaba besarla. Al fin la tenía conmigo de manera completa, y no dejaría que nada ni nadie la apartasen de mi lado.


JIMMY
Edward ya se había ido, solo era cuestión de tiempo que Axel y Eri también se fuesen…
Por fin podíamos descansar tranquilos y yo retirarme y olvidarme para siempre de lo que había sido en el pasado.
Ahora tenía un futuro por delante con Ánima a mi lado…
Me acerqué a Kai, había algo de lo que quería hablar con él.
-Oye, Kai… quería pedirte un favor.


KAI
Me giré cuando James me llamó.
-Claro, dime, después de todo lo que has hecho por nosotros, lo que pidas es poco. –me crucé de brazos y le escuché.


JIMMY
Miré a Kai y me rasqué la nuca.
-Si, bueno… más bien el favor no es para mí, sino para… Ánima.- Suspiré.
-Verás… pienso irme a vivir con ella, retirarnos a una cabaña que tengo por las montañas, pero resulta que esa cabaña esta en ruinas, cuando rescaté a Ánima unos hijos de puta la quemaron con nosotros dentro y, bueno la cosa es que… me gustaría que la diese asilo mientras yo me encargo de reconstruir la cabaña de nuevo.- Le miré.



KAI
Miré a James alzando una ceja.
-No digas tonterías, James. Tú y Ánima podéis quedaros en el castillo y puedo pedir que os la reconstruyan como tú quieras, puedes aspirar a mucho más que una cabaña si lo deseas, e incluso te invito a quedarte en el castillo porque además, yo mismo quería pedirte un favor. –no sabía si la idea le gustaría, pero lo pensaba hacer.
-Todo el valor y la ayuda que has desempleado para los elegidos en los últimos tiempos y sobre todo en la última batalla me han servido para hacerme ver que tienes madera para ser mi consejero personal, pertenecerías al consejo de sabios, no acepto un no por respuesta.



JIMMY
Abrí los ojos ampliamente y miré a Kai.
-¿¿Qué?? ¿Yo, tú consejero y encima miembro del consejo de sabios?... no sé, Kai… es un puesto demasiado grande para mí, yo…- Solté una risotada frotándome la nuca, la verdad es que… me parecía muy bien, además serviría de mucha ayuda, yo conocía escritos y profecías que ni los sabios sabían aún…
Miré a Kai de nuevo.
-No sé…


KAI
-No seas modesto, James, eres ideal para ser uno de los sabios, mucho mejor que todos los corruptos que están metidos en la sede, tú podrás ponerlo todo en orden, tienes capacidad para hacerlo y lo harás. –sonreí.
-Además el sueldo que se cobra da lo menos para una casona bien grande donde a ti te de la gana, aunque el dinero creo que para ti es lo de menos, pero podrás vivir como desees y podrás darle a Ánima una buena vida, a cambio de eso yo te ofrezco toda la ayuda necesaria y además protección para Ánima si es que aún la necesita, no sé cuánto loco queda suelto.



JIMMY
Miré a Kai y sonreí suspirando.
-Está bien, Kai, creo que te lo debo después de todo lo que has hecho por mí.- Asentí.
-Acepto tu oferta.- ¿Qué había mejor que poder ser el consejero de un gran rey y encima poder darle a Ánima lo que ella más deseaba? Nada, no había nada mejor que eso.



KAI
Sonreí y le di un par de golpes en el hombro.
-Me alegra saber que ahora tengo un buen consejero personal, y a Saya le alegrará que por fin tenga un ayudante después de llevar desde los once años como rey. –sonreí de nuevo y me fui por el pasillo para irme hacia la cocina, tenía hambre.



JIMMY
Miré a Kai mientras se iba por el pasillo…
Dios… era increíble, pasaba de ser el hijo de un cabrón endemoniado al miembro más joven de la sede de los sabios… joder, no me lo creía aún…
Resoplé frotándome la cara con las manos, me parecía estar en un sueño…
-Dios… gracias, gracias, gracias y mil gracias.


ÁNIMA
Hacía rato que no veía a Jimmy, pero cuando al fin le encontré le oí hablar para sí mismo, sonreí acercándome a él.
-¿A quién le das las gracias? –pregunté, ya que no estaba hablando con nadie más, sólo me había cruzado con Kai al llegar, ¿habría hecho algo Kai que agradase a Jimmy?



JIMMY
Miré a Ánima cuando se acercó y me preguntó.
-¿La verdad? No lo sé, no sé a quién agradecerle las cosas que me están pasando… no sé a quién agradecerle que te interpusiera en mi camino, no sé a quién darle las gracias por lograr que te enamorases de mí y ahora… no sé a quién darle las gracias por lo que me acaba de ofrecer Kai…- Cogí aire, estaba nervioso y emocionado.



ÁNIMA
Sonreí cuando vi a Jimmy tan emocionado, estaba muy contento, y eso me alegraba a mí.
Me reí, le cogí de la cara y le di un beso corto.
-¿Pero qué te ha ofrecido Kai? –sonreí de nuevo, esperaba que algo bueno, aunque, viendo su cara, era evidente que lo era.



JIMMY
Suspiré y agarré sus manos acercándolas a mis mejillas.
-Me ha ofrecido la solución a todos mis problemas, Ánima… Kai quiere que sea miembro de la sede de los sabios, que forme parte del consejo... he de admitir que la principio iba a negarme, pero… pensé en ti, si soy miembro podremos vivir dentro del Reino de Hielo, en una casa propia, o si lo deseamos, en la cabaña, me ayudarían a reconstruirla y lo que pagan por ser consejero… bueno, eso es lo de menos, pero gracias a ello podré darte una buena vida, Ánima…- Sonreí… esto me estaba afectando mucho, pero me sentía bien.



ÁNIMA
Sonreí ampliamente, aunque de nuevo lo había hecho por mí, él también sería feliz, y además tendría un puesto importante y sería reconocido como sabio, y no como hijo de Draco, que era lo que más deseaba, poder borrar su oscuro pasado.
-Te dije que tenías madera. –rodeé su cuello con mis brazos y le besé.
-Kai te ha reconocido como sabio y podrás dar tus propias ideas para cambiar la corrupción de los sabios y ayudar al mundo… -volví a sonreír abrazándole. La suya era una dura misión, pero estaba segura de que lo haría genial, y me tenía a su lado para lo que quisiese y lo sabía.



JIMMY
La abracé con fuerza apoyando la frente en su cabeza.
En esos momentos agradecía, no sé a quién, tener a mi lado a una mujer como Ánima, ella me ayudaba a ver las cosas más fáciles y sencillas…
Sonreí y cerré los ojos.
¿Salvar el mundo? Sonaba irónico cuando hace nada era yo quién intentaba destruirlo.
Solté una pequeña risotada y la miré agarrándola de la cara.
-Te daré todo lo que desees, todo y más, lo juro por mi vida. No pararé hasta hacerte la mujer más feliz de este mundo.


ÁNIMA
Sonreí bajando la cabeza algo sonrojada, estaba casi segura de que yo era la única mujer con tanta suerte de tenerle a él, le miré a los ojos.
-Sabes perfectamente que contigo a mi lado no necesito que me des más, eres muchísimo más de lo que jamás nadie me pueda dar. –le agarré de la nuca para poder besarle.


JIMMY
Sonreí y posé mis manos tras su espalda acercándola más a mí mientras me besaba.
La miré sin borrar la sonrisa de mis labios. Rocé mi nariz con la de ella.
-Si, eso ya lo sé, pero habrá algo que quieras a parte de mí.- La di un beso corto.



ÁNIMA
Sonreí y le besé de nuevo, me sentía muy contenta de que al fin Jimmy encontrase un lugar donde se encontraba bien y además yo podría estar con él.
-Te quiero a ti entero en cuerpo y alma y todo lo que quieras darme. –sonreí besándole de nuevo, acariciando su nuca con mis dedos, iba a pasar una larga vida a su lado, mucho más de lo que habría deseado de una vida al borde de la muerte y siempre huyendo, Jimmy me había dado una segunda oportunidad.

1 comentario:

  1. por favorpor favorpor favorpor favorpor favorpor favorpor favorpor favorpor favorpor favorpor favorpor favorpor favorpor favorpor favorpor favorpor favorpor favorpor favorpor favorpor favorpor favorpor favorpor favorpor favorpor favor más :)
    Que ganas de leer más no pareis porfa.... Me encantaaa!!!

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