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martes, 2 de marzo de 2010

Capitulo- LXXXVII- LA BATALLA DEFINITIVA

EDWARD
Por fin podía hacerme con un arma, llevaba todo el camino luchando sólo con el elemento del rayo, ya que mi lanza no estaba conmigo, pero ahora Jimmy había encontrado una lanza nueva para mí, que podía extender mi elemento tanto como quisiese de lejos sin tener que esforzarme tanto como lo hacía con la otra. Pura tecnología de última generación.
Estuvimos viendo todo lo que haríamos con aquellas maravillas de armas más tarde, con eso, iba a estar chupado vencer a Draco.
Me cargué tanto de electricidad que, a dos metros de distancia, le di un calambre a Axel.
-Ups… -me reí.
-Perdona, amor…


AXEL
Estaba mirando las armas que Jimmy nos había ofrecido. Había de todo, ametralladoras, espadas, cuchillos, dardos, arcos… de todo.
Nunca antes había utilizado un arma de fuego, casi siempre utilizaba mi espada, aun que, esta vez no la llevaba… me gustaba más utilizar mi elemento, era algo más natural…
Se me cayó al suelo la ametralladora que tenía en las manos cuando sentí un calambrazo en el culo. Me llevé las manos al cachete víctima y me giré mirando a Edward.
-Au…- Dije agachándome para coger el arma.
-No bastaba con que Saya me atravesase la pierna con una daga, encima tú vas ahora y me carbonizas el culo… no sé dónde estoy más seguro, si aquí o con Draco.- Alcé la cabeza indignado a la vez que dejaba la ametralladora en el estante. Naturalmente iba en broma… aun que, estaba saliendo más mal parado ahí que frente al ejército de Draco…



EDWARD
Me rasqué la nuca.
-Lo siento… -miré el arma, podría llegar a ser muy peligrosa para alguien que no fuese Electro, y más para los Aqua, eso estaría bien si nos encontrábamos de nuevo con ese tal Jack…
Miré a Saya, ¿estaría mejor?



SAYA
Me desperté al rato, bastante tarde, la verdad…
Los demás estaban mirando armas y practicando un poco… estaban todos menos Kai.
Me levanté y miré a mi lado, había un par de piezas de frutas. Agarré una manzana y me giré para mirar a los demás.
Me fijé en que la puerta estaba abierta, suponía que si Kai no estaba ahí abajo, estaría fuera…
Suspiré y caminé hacia la entrada hasta salir al exterior.
Aspiré un poco de aire puro. Agradecía un poco de sol después de pasar toda la noche bajo techo.
Giré la cabeza cuando escuché unos ruidos… ¿sería Kai?
Me agaché y saqué de mi bota mi navaja, no podía fiarme ni un pelo y menos en ese sitio.
Eché a andar hacia los ruidos, pero me quité las botas para procurar no hacer ruido al caminar. Las dejé bajó un árbol y seguí caminando.
Escuché los ruidos más claros, me estaba acercando…
Cerré la navaja y me la guarde en el pantalón cuando vi a Kai. Era él el que causaba esos ruidos. Estaba frente a un lago practicando con los guantes nuevos.
Sonreí levemente mientras le pegaba un mordisco a mi manzana.
Apoyé la espalda en el tronco del árbol más cercano y le miré sin hacer ruido, no quería desconcentrarle.



KAI
Llevaba bastante rato manipulando el hielo del lago, la energía era inagotable, de modo que no sentía ningún tipo de cansancio.
Cerré los ojos y alcé las manos frente al lago congelado. Comencé a alzar parte del hielo frente a mí. Con el tiempo, un Frío podía alcanzar un nivel suficiente como para convertir el hielo en una figura que no se derretía, quería enseñarle esto a Kai, pero para él, siendo un niño pequeño aún, iba a serle difícil de aprender.
Para hacer eso, la energía que había que usar era mucha más que para usar el hielo normal, por lo que me concentré aunque no gastase energía.
La figura fue tomando forma, en un principio pensé en hacer una sirena, mis maestros me enseñaron que era una figura fácil de hacer y bella, pero al final, acabé haciendo la figura de Saya y, como si fuese una escena, estaba rodeada de unas pequeñas fuentes de agua, como si ella misma las invocara.
Suspiré bajando las manos una vez acabé, era igual.



SAYA
Miré a Kai mientras mordía de nuevo la manzana.
Fruncí el ceño extrañada cuando empezó a crear una figura con su hielo. Nunca antes había visto a Kai utilizar todo su poder, era fascinante…
Seguí mirando aquella figura que fue tomando forma femenina. Al principio pensé que sería una sirena o la figura de su madre, pero…
Tragué saliva y miré con más fascinación aquella figura… esa era yo… cuando era ninfa.
Bajé la mirada un momento y suspiré tirando el hueso de la manzana a un lado.
Miré de nuevo a Kai y me acerqué un par de pasos metiendo las manos en los bolsillos de mi pantalón.
-Es muy bonita.- Dije y sonreí levemente.



KAI
Me giré cuando vi a Saya llegar, había visto su figura.
Suspiré.
-Espero que te guste… porque me gustaría que perdurase para siempre. –la miré y sonreí, alargué mi mano ofreciéndosela para que se acercase.


SAYA
Me acerqué hasta Kai agarrando su mano.
-¿Cuál te gustaría que perdurase, la de hielo o la original?- Sonreí de nuevo y miré la figura.
-No hace falta que contestes, es broma.- Suspiré mientras mis ojos estudiaban la figura de arriba abajo.
-Es muy bonita, Kai, mejor que la real.


KAI
La miré mientras ella observaba la figura de su propio cuerpo.
-Siento decirte que la original nunca podrá ser superada por una simple figura de hielo, por muy eterna que sea. –la cogí de la barbilla y la besé.
-Sólo quería hacerte un homenaje.


SAYA
Le miré y sonreí de nuevo.
-Me gusta.- Agarré la mano que tenía él en mi barbilla.
-Pero… para hacer un homenaje hace falta que esa persona haya hecho algo bueno… ¿qué he hecho yo para merecerme un homenaje?- Solté una pequeña risotada sin apartar la mirada de sus ojos.


KAI
Sonreí acariciando su rostro.
-¿Te parece poco mérito el soportarme tanto tiempo? –volví a besarla posando mi mano en lo más bajo de su espalda.
-Lo dejaré aquí para que, cuando Draco desaparezca, todo el que pase sepa lo importante que es esta ninfa para un Frío…



SAYA
Le miré y parpadeé un par de veces.
-¿Vas… vas a dejarlo ahí?-Miré de nuevo la figura y después a él de nuevo.
Sonreí de nuevo más ampliamente, aun que un poco avergonzada, la verdad…
Bajé la cabeza y asentí.
-Me parece bien…- Le miré de nuevo posando mis manos, cada una en el costado de Kai agarrando su camiseta.



KAI
Sonreí y posé mis manos sobre sus hombros depositando un beso en su mejilla sonrojada, después la besé en los labios rodeando sus brazos con los míos. Debía disfrutar de ella en esos momentos todo lo que pudiese, después no podríamos tener un solo minuto de paz.



JACK
Estaba caminando por una zona de selva, había conseguido que Draco me diese otra oportunidad, y esperaba poder vengarme de Kai otra vez…
Oí un ruido extraño a lo lejos, ¿habría algún animal o es que había alguien más por ahí?
Seguí el sonido hasta que vi a lo lejos una figura de hielo alzada sobre el lago… No podía ser otro que Kai…
Corrí hasta allí subiéndome a un árbol. Cuando llegué, Kai estaba con su mujer haciendo manitas…
Solté una risotada.
-Habéis encontrado la isla de Draco y en vez de aprovechar el tiempo lo estáis perdiendo… -sonreí cuando me miraron.


SAYA
Miré a Kai separándome de él cuando escuché una voz familiar. Puse los ojos en blanco y miré hacia el árbol donde estaba Jack.
-Pero bueno, ¿es qué tú no te cansas nunca? ¿No sabes cuando morirte o qué?- Suspiré y le miré frunciendo el ceño.
Por un momento que teníamos de “paz”, llegaba este y lo jodía todo.


JACK
Me reí y me tele transporté junto al lago, agarré una de las fuentes de agua que sobresalía de la figura que había hecho Kai.
-Parece mentira que un niñato como eras ahora puedas hacer este tipo de cosas tan… bonitas. –tiré hasta arrancar parte del hielo.
-No se derriten, pero se rompen, como todas. –di un puñetazo destrozando la mitad de la figura, Kai se lanzó sobre mí, le lancé lejos con el poder de la oscuridad y miré a Saya.
-¿Te quieres venir conmigo? Lo pasaremos bien. –sonreí.


SAYA
Miré a Jack apretando los dientes. Lanzó a Kai lejos de nosotros.
Miré de nuevo a Jack y saqué de detrás de mi pantalón la navaja.
Le miré con asco cuando me dijo que me fuese con él.
-¿Pasármelo bien? ¿Contigo?- Solté una risotada.
-Lo siento, pero no, lo único que me pasaría si me fuese contigo es que cogería una buena indigestión o te vomitaría en la cara.


JACK
Esbocé media sonrisa y me tele transporté justamente frente a ella agarrándola fuerte de la muñeca con la que sujetaba la navaja.
-Eso se puede arreglar. –la di un pico y nos tele transporté a los dos al castillo de Draco, tirándola al suelo con fuerza para que no la diese tiempo a atacarme.
-Serás nuestro cebo perfecto. –sonreí, ahora sí que Kai estaba obligado a venir al castillo y traería al resto consigo.



SAYA
Caí al suelo desorientada ¿Qué había pasado? ¿Dónde estaba?
Alcé la cabeza y miré a Jack, fruncí el ceño y me levanté mirando a mí alrededor.
-…cebo… -Miré a Jack de nuevo.
-¡Serás cabrón!- Le arreé un puñetazo en la cara haciendo que retrocediese.
-¡¿Dónde estoy?!- Le agarré del cuello de la camisa preparada por si tenía que golpearle de nuevo.



JACK
Le devolví el golpe a Saya con el reverso de la mano haciéndola caer al suelo de frente.
-No consentiré que te pases un solo pelo conmigo. Estás donde querías estar, así que no te quejes. –salí de allí, ya que la había encerrado en una de las celdas.
-Espero que tu estancia aquí sea agradable, al menos hasta que Draco decida que debéis morir. –sonreí.


SAYA
Jack se marchó cerrando la puerta de la celda…
Me levanté y con un grito de guerra golpeé la puerta con mi hombro derecho. Vi que no resultaba, pero no desistí, seguí golpeando cada vez con más fuerza hasta que sentí que el hombro se resentía.
Jadeé del esfuerzo y me deslicé por la pared hasta que acabé sentada sobre el suelo.
-Joder…- Cogí airé y apoyé la cabeza en la pared…
Kai vendría a buscarme junto con los demás, justo lo que Draco tenía planeado…
Cogí aire varias veces y grité de nuevo, no pararía hasta que me quedase muda.



KAI
-¡¡No!! –me levanté, el muy cabrón se había llevado a Saya.
-No, joder… -me dejé caer de rodillas.
-De todas las cosas que pudiese haberte llevado te has llevado lo que más me importa… -me llevé la mano a la cara.
-Saya… -alcé la mirada, la figura de hielo eterno estaba destrozada. Apreté los dientes y los puños, si quería verme allí, no tendría que esperar mucho.
Me levanté y me dirigí a la base secreta de James, saldría a buscarla solo o acompañado.
Entré y cogí mis cosas.
-Han secuestrado a Saya…



JIMMY
Kai entró en el almacén a toda prisa. Tenía mala cara y parecía muy angustiado.
Me acerqué y posé una mano en su hombro.
-¿Qué? ¿Cómo que la han secuestrado? Si Saya estaba…- Miré el saco vacío.
-… P-pero… si estaba aquí…- Suspiré, había salido de allí sin darnos cuenta.
-Joder… ¿quién la a secuestrado?- Miré a Kai, estaba dispuesto a ir a buscarla…


KAI
Miré a James cuando me preguntó.
-Jack, saben que estamos aquí. –cogí un par de dagas y me armé con mi espada.
-Sé que es lo que quiere Draco, pero pienso ir a buscarla, si queremos acabar con él creo que deberíais coger ya vuestras cosas y seguirme, aunque siempre sois libres de quedaros y hacer lo que queráis… -guardé mi espada y me dirigí a la puerta.



JIMMY
Miré a Kai y le agarré del brazo.
-Kai, espera un segundo, por Dios.- Le miré y suspiré.
-Sé que esto es duro para ti y que lo que más quieres ahora es ir a buscar a Saya, pero… Draco está muy bien preparado, Kai, tiene un gran ejército, cuenta con Dark y con esas locas…- Me rasqué la nuca.
-Piénsalo un momento, Kai, no estamos preparados… con esto no te quiero decir que no quiera ir a buscar a Saya, ahora que está bajo el poder de Draco, harán lo que quieran con ella y lo más seguro es que la torturaran hasta conseguir nuestro paradero… pero ante todo, Kai… tenemos que estar listo, y tú aún no lo estas…



KAI
¿Tortura?
-No, no, no, no pienso dejar que la hagan nada, James, ¿no lo entiendes? Sé que no van a matarla porque nos necesitan a todos, pero si la hacen algo yo… -miré al exterior.
-No puedo quedarme aquí a esperar… -me deshice del brazo de James, pero esta vez me agarró Edward también.
-No, tú no, Edward…



EDWARD
Agarré a Kai, pretendía irse solo a buscar a buscar a Saya.
-Kai, no puedes irte solo, sólo va a ser peor. –cerré la puerta para que no saliese.
-Vamos a ir todos a rescatar a Saya y a derrotar a Draco, pero para eso debemos estar preparados, no puedes irte así como así. –asintió, aunque no muy convencido debía estar seguro de que no se iría.



AXEL
Me acerqué hasta Kai cuando dijo de marcharse solo a buscar a Saya. Por suerte, Edward se lo impidió.
Suspiré y posé mi mano en su hombro.
-Tranquilo, Kai, iremos a por Saya en seguida, no dejaremos que ese tío la toque ni un pelo de la cabeza.- Le miré y asentí.
-Vamos a prepararnos anda…- Tiré de él suavemente para que me siguiese, sabía que si le dejábamos un segundo solo se iría a buscar a Saya.


JACK
Saya llevaba encerrada dos horas en la celda, me tele transporté frente a ella.
-¿Qué tal? ¿Te lo pasas bien aquí? ¿O quieres un juguetito para divertirte? –me reí y la cogí de la barbilla, seguro que me escupía o algo parecido.



SAYA
Llevaba metida en esa celda dos horas. No tenía escapatoria y encima no podía hacer nada por evitar que me tuviesen como cebo. Conocía muy bien a Kai y seguro que ya estaba de camino hacia aquí… mierda…
Alcé la cabeza cuando vi a Jack aparecer delante de mí. Me levanté y le miré frunciendo el ceño.
Aparté su mano de un manotazo cuando me agarró de la barbilla.
-Lo único que me divertiría ahora es verte muerto, sabandija…


JACK
-¿Muerto? Pues vaya, yo pensé que después de tanto tiempo al fin querrías conocerme en persona… -metí las manos en mis bolsillos.
-Sabes que Kai y yo éramos amigos en la infancia, ¿verdad? Supongo que te habrá contado toda la historia en su versión…



SAYA
Miré a Jack y resoplé cruzándome de brazos.
-¿Y eso que importa ahora? Y no queda nada de lo que erais antes, no quiero escuchar ninguna otra “versión”- Me senté en el suelo.
-Lárgate de aquí…


JACK
-Creo que no. –me senté frente a ella a pocos metros.
-Me aburro, y Draco me obliga a vigilarte. Si todo marcha según lo previsto, me dejará matarle después del maldito “ritual”. Así que me voy a quedar aquí bastante rato. –le ofrecí un bocadillo.


SAYA
Le miré y después el bocadillo.
Volví a mirarle y entrecerré los ojos. Cogí aire y le propiné una patada en la cara apartándole de mí.
-¡No quiero nada de ti, cabronazo!- Me puse encima de él cuando estaba tirado en el suelo y empecé a golpearle en la cara con los puños.
-Te mataré antes de que puedas tocarle un pelo a Kai.


JACK
Me desmaterialicé cuando me estaba abofeteando en la cara. Aparecí sólo dos metros detrás de ella, me llevé la mano a la cara.
-Joder, eres muy agresiva. –me agarré la mandíbula.
-No tengo nada contra ti, sólo es de atún, no lleva veneno…



SAYA
Jack desapareció cuando me liaba a hostias con él. Apareció detrás de mí a dos metros, más o menos. Me levanté y me giré con el bocadillo en la mano, el cual lancé estrellándolo contra su cara.
-He dicho que no quiero nada de ti.- Respiré hondo.
Giré la cabeza hacia la puerta cuando oí que se abría. Dark entró seguido de un par de mercenarios… ¿Y ahora qué?



DARK
Jack había atrapado a Saya con la escusa de que necesitaba un cebo y así atraer a los demás.
Bueno, ya que estaba allí y hacía tiempo que no me desahogaba pues nada, aprovecharía que estaba ella.
Entré en la celda con un par de mis hombres. Cerré y miré a Jack.
-¿Qué haces tú aquí?


JACK
Miré de reojo a Dark con la mano en la boca.
-Tu padre me ha mandado vigilarla, iba a darla un calmante para que estuviese tranquilita, pero no ha picado, es más lista de lo que pensaba. –me levanté mirándola con los ojos entrecerrados.
-Ojala que Draco te mate después de todo esto.



SAYA
Miré a Dark y a Jack mientras hablaban…
Miré a Jack y apreté los dientes furiosa. Me lancé a por él pero Dark me agarró del brazo antes de que pudiese hacer nada.
-¡Suéltame, desgraciado!- Intenté zafarme de su agarré, pero me era imposible.
Dark me soltó pero los dos hombres que venían con él me agarraron, cada uno de un braz poniéndome de cara a la pared.
-¡Soltadme, dejadme en paz!


DARK
Hice que agarrasen a Saya. Miré a Jack mientras desenrollaba un látigo negro.
-Si no quieres ver sangre más te vale irte de aquí, nenuco.- Le miré esbozando media sonrisa cínica.
-Tú verás, no quiero que te desmayes como una niñita pija.- Solté una risotada mientras me acercaba a Saya empuñando el látigo.


JACK
Fruncí el ceño.
-Eres un idiota, ¿tú te crees que me da miedo la sangre? –solté una risotada y me crucé de brazos apoyando mi espalda en la pared.
-Me gustaría ver cómo torturas a la mujer de Kai, la verdad, pero sabes que no debes matarla, ¿verdad?


DARK
Sonreí y le miré.
-Mira, niño, mientras tú estabas bajo tierra siendo pasto de los gusanos, yo me encargaba de todo esto, no me digas lo que tengo que hacer, sé muy bien que no puedo matarla… y no lo haré, solo me divertiré un poco.- Sonreí de nuevo volviendo la mirada a Saya.
Golpeé la parte trasera de sus rodillas haciendo que cayese al suelo arrodillándose en el suelo.
La desgarré la camiseta tirándola a un lado.
Sin pensármelo don veces estiré el brazo haciendo que el látigo golpease la espalda desnuda de Saya produciéndola una larga herida que nacía en el hombro y corría a lo largo de la espalda hasta los riñones.
Saya soltó un alarido de dolor y después otro seguidamente cuando volví a golpearla la espalda produciéndola otra herida.


SAYA
Apreté los dientes respirando deprisa cuando Dark me golpeó haciéndome caer de rodillas. Me arrancó la camiseta y pude ver plasmada su sombra en la pared, sostenía algo en sus manos, al principio no sabía que era, pero cuando noté el latigazo y después el dolor seguida de la quemazón, las ideas me quedaron muy claras.
Grité cuando sentí el escozor y el intenso dolor. Dark arremetió de nuevo haciéndome gritar de nuevo. Cerré los ojos con fuerza sintiendo como me corría la sangre a lo largo y ancho de mi espalda.
Dark siguió con los latigazos, intenté no gritar, eso le motivaba aún más, pero el dolor era demasiado fuerte….



KAI
Sentí un fuerte estremecimiento, seguro que estaban haciendo daño a Saya… Edward me retenía aún, no me soltaba para que no saliese a buscarla yo solo.
-Por favor, la están haciendo daño, lo sé… -tiré del brazo, pero Edward no me soltó.
-¡Joder! –tragué saliva, podía sentir hasta un leve escozor en la espalda.
-Jodido Dark… -bajé la cabeza.



JIMMY
Miré a Kai mientras me ponía el chaleco antibalas, íbamos a salir ya y debíamos estar preparados. Los demás también se pusieron los chalecos y las túnicas.
Me acerqué a Kai y le entregué un chaleco.
-Ten, en cuanto te lo pongas nos pondremos en marcha.


KAI
Tragué saliva de nuevo y agarré el chaleco. Edward al fin me soltó, me puse el chaleco a toda prisa y cogí de nuevo mis cosas.
-Habréis cogido algo para ella, ¿verdad? –miré al resto, Ánima alzó una mochila, asentí y salí de allí dejando la puerta abierta para que saliesen los demás.


AXEL
Miré a Kai mientras me armaba con un par de ametralladoras y una mochila también llena de armas. Suspiré y esperé a que saliesen los demás para salir yo el último.
Seguimos el paso de Kai, osease, corriendo.
Tenía mucha prisa por encontrar a Saya, así que en vez de caminar, iba corriendo. Nosotros le seguimos sin rechistar, también queríamos encontrar a Saya.



JACK
Miré a Dark mientras torturaba de esa manera a Saya, era un jodido sádico, la había dejado la espalda como un cuadro.
Miré a la puerta de la celda.
-Ya vienen para acá. –me separé de la pared y miré de nuevo a Saya mientras gritaba de dolor… Salí de allí.


DARK
Miré a Jack dejando caer el látigo empapado de sangre al suelo. Miré a mis hombres para que soltasen a Saya que cayó sobre el suelo sin fuerzas.
-Vámonos ya, tenemos trabajo que hacer.- Me giré limpiándome la sangre que me había salpicado en las manos con la camiseta que llevaba antes Saya.
Cerré la celda dejando a Saya tirada en el suelo, no sabía si la había dejado inconsciente, pero me daba igual, ¿no la había matado, no?
Me encogí de hombros y me alejé de allí. Tenía un ejército que preparar.


SAYA
Dark se cansó de darme latigazos… no sabía muy bien por que, pero escuché a Jack decir que venían hacia aquí… Kai venía hacia aquí….
Caí al suelo sin a penas fuerzas y respirando con fuerza. Sentía que me ardía la espalda, me escocía como si me hubiesen quemado con un hierro al rojo vivo. Cerré los ojos con fuerza tumbándome boca abajo, cosa que me dolió aún más
Grité de dolor intentando levantarme, pero entre el dolor y la sangre que había perdido me era imposible…
-…Kai….- Me encogí tumbándome de lado agarrándome las piernas contra el pecho.


KAI
Paré en seco, Saya me necesitaba con ella.
-Joder… -corrí más deprisa, ya no me importaba si me seguían o no, Saya me necesitaba a su lado y no podía dejarla sola más tiempo.
-Saya, ya voy… -saqué la espada, en cuanto llegase reventaría la puerta.



JIMMY
Kai apretó la carrera de tal manera que nos costó seguirle.
-¡Kai, no corras tanto, joder!- Le seguimos como pudimos.
Joder… Kai se iba a precipitar y no sabía que le esperaba allí. La montaña estaba a escasos metros de nosotros y pudimos ver las torretas del castillo de Draco… Madre mía… nos esperaba una buena.
Seguimos corriendo hasta que alcanzamos el claro y justamente en frente… los soldados de Dark que empezaron a dispararnos en cuanto nos vieron aparecer.
-¡A cubierto!


KAI
Iba a tal velocidad que no me percaté que los soldados de Draco se situaban frente a nosotros y comenzaron a disparar. Fui a ponerme a cubierto, como dijo James, pero empezaron a disparar y varias balas impactaron en mi pecho, haciéndome caer de espaldas en el suelo.
Tosí con la mano en el pecho, dolía como cien puñetazos.
-Saya… -me levanté como pude.


JIMMY
Kai calló al suelo debido a que las balas de los mercenarios le dieron de lleno.
-¡Kai!- Grité y me levanté corriendo hasta que llegué a su lado. Le agarré de los brazos y le ayudé a levantarse.
-¡Vamos!- Le llevé hasta cubrirnos tras una roca. No pararon de disparar hasta que nos ocultamos.
-¿Estás bien?- Le pregunté nervioso. Sabía que llevaba el chaleco antibalas pero era muy jodido cuando te disparaban aún llevándolo.



KAI
Respiré hondo y repetidas veces, me estaba quedando sin aire por culpa de la presión del chaleco. Me quité la camiseta y me desabroché el chaleco liberándome, al fin pude respirar.
Me miré el pecho, lo tenía totalmente rojo, en seguida eso se pondría negro.
-Joder… -cerré los ojos con fuerza, debía ir con Saya.



JIMMY
Kai se quitó la camiseta y después el chaleco.
-Kai, no puedes ser tan temerario, tenemos que trabajar en equipo si queremos salir vivos de aquí y sobre todo si quieres encontrar a Saya, pero si lo haces todo a lo loco despídete de Saya y de nuestras vidas…- Le miré seriamente.
-Vuelve a ponerte el chaleco, y… por favor, cuenta con nosotros…


KAI
Negué con la cabeza.
-Saya está sufriendo mucho, no puedo permitirme más tiempo… -me puse de nuevo el chaleco, pero la camiseta la dejé ahí.
-Si fuese Ánima la que estuviese en peligro estoy seguro de que habrías ido tú solo sin contar con nosotros. –me levanté abrochándome el chaleco.



JIMMY
Suspiré bajando la mirada.
-Esta bien, tienes razón…- Me levanté junto con Kai y desenvainé mi espada.
-Vamos, nosotros te cubriremos…- Asentí mirando a Kai. Axel cargó las ametralladoras dispuesto a disparar.
-Preparados…


AXEL
Me había hecho con dos pistolas que había metido en dos bolsillos del chaleco, las agarré cuando James nos avisó de que estuviésemos preparados. Me asomé, eran muchos, pero podríamos con ellos con todo lo que nos habíamos preparado.
Suspiré y salí sacando las pistolas y empecé a disparar a los primeros de la fila, que cayeron con el contacto de las balas.



JIMMY
Salí detrás de Kai mientras Axel disparaba con sus armas junto con Edward y Eri que lanzaba sus flechas a gran velocidad.
Cuando Kai terminó con la primera fila, yo me lancé a por al segunda con la espada en la mano. Varias balas me acertaron en el pecho, en las piernas y en los brazos, pero no le di importancia, aun que sentía el dolor. Lo primordial era ayudar a Kai.
Cuando abatí al último hombre de mi fila, me agaché para que Kai disparase la siguiente fila.



KAI
Seguí disparando junto con Axel, moviéndome hacia adelante cada vez que vencíamos a una fila.
Me dispararon de nuevo, cerré los ojos con fuerza cuando me dieron en el brazo izquierdo, no podía permitirme fallar con ese brazo, joder…
Seguí disparando mientras James iba delante con la espada, Ánima iba detrás de nosotros con un arco, pero en su forma invisible, justamente cuando uno me apuntó a la cabeza, recibió una flecha en la frente, esa debió ser ella.
Corrí más rápido y, aunque llevándome varios balazos por medio, conseguí pasar entre ellos y entrar.



JIMMY
Corrí detrás de Kai mientras decapitaba y atravesaba a los soldados se interponían en medio. Adelanté a Kai y cargué mi espada chocándola contra el portón principal abriéndola.
Dejé que Kai entrase.
-¡Ve a por Saya, nosotros nos encargaremos de que nadie entre!- Miré a Kai dándome la vuelta para atacar a más soldados que intentaban alcanzar a Kai.



KAI
Entré en la base, al fin. Corrí al interior y me apoyé contra la pared respirando con fuerza, tenía balas hasta en el culo, joder.
Me miré el brazo y cogí el cuchillo con el que me había equipado al salir. Cerré los ojos con fuerza respirando y miré el agujero de la bala. Metí la punta del cuchillo soltando un gemido de dolor y tiré de la bala incrustada en mi carne. Salió, por suerte. Jadeé y esta vez metí la punta en otra de las heridas, debía quitar al menos las del brazo.
Una vez estuve liberado de ellas respiré fuerte sudando como nunca. Me levanté y busqué las celdas, Saya debía estar allí.
Al cruzar una esquina, vi dos soldados, me pegué a la pared. Saqué la espada, y cuando pasaron por mi lado les corté la cabeza de una sola tajada.
Suspiré.



SAYA
Estaba tumbada en la celda, me dolía mucho la espalda, cada vez que quería moverme los latigazos y la quemazón volvían. Las lágrimas me saltaban cada vez que intentaba cambiar de posición…
La puerta de la celda se abrió. Alcé la cabeza y miré quién era mi visitante…
Me quedé sin aliento cuando vi a las hermanas de Aleera allí de pie. El pánico me invadió por completo y me arrastré por el suelo intentando alejarme de ella, ¿pero a donde quería ir? Estaba metida en una celda, no tenía escapatoria.
Sin darme a penas cuenta, una de ellas se posicionó detrás de mí y me agarró del pelo haciendo que echase la cabeza hacia atrás. La otra vampiresa se acercó colocándose delante de mí agarrándome el brazo derecho…
-No…- Cerré los ojos con fuerza soltando un alarido de dolor cuando sentí los dos pares de colmillos atravesar la piel del cuello y la vena de mi brazo derecho.
No sentí el veneno, pues tenían prohibido matarme, pero si sentí como succionaban mi sangre sin ninguna piedad, tirando de la piel bruscamente y de la vena hasta romperla.
Volví a gritar, no tenía fuerzas para poder librarme de ellas…



KAI
Oí un grito de Saya, la seguían torturando, malditos hijos de puta…
-¡Saya! –corrí donde había oído el grito, las hermanas de Aleera la estaban mordiendo…
-¡Malditas zorras! –le rebané la cabeza con la espada a la que la sujetaba, haciendo que la otra se separase sólo por el mero hecho de verme allí.
-¡Suéltala! –cogí la pistola de mi bolsillo derecho y la disparé entre las cejas. Me acerqué a Saya y vi que su espalda estaba toda cubierta de sangre.
-Oh, dios mío… -la cogí en brazos.
-Saya, ya estoy aquí… -salí fuera dándome prisa antes de que ellas se recuperasen.
-Te voy a sacar de aquí…



HERMANAS DE ALEERA
El rey del Hielo apareció en el momento menos oportuno. Rebanó la cabeza de Marishka antes de que se diese cuenta, mientras que a mí me disparó en la cabeza… pobre idiota. Ahora que acabábamos de beber sangre de ninfa nos sentíamos mucho más fuertes y ágiles. Nos regeneramos en seguida.
Dejé escapar un grito agudo de ira y me transformé echando a volar junto con mi hermana.
Me planté delante del Rey y le golpeé en la mandíbula con la mano haciendo que saliese disparado bastantes metros lejos de su Saya.
Me reí relamiéndome los labios y quitándome los restos de la sangre de la ninfa.
Agarré a Saya, ya que estaba a falta de fuerzas por el cuello y la alcé. Lamí la sangre que se le deslizaba por el hombro mientras que Marishka se acercaba al reycito y jugaba con él.
-En cuanto bebamos la última sangre de tus venas, seremos hermosas para siempre.



KAI
Las miré con furia.
-Vosotras sois unas verdaderas arpías, jamás seréis hermosas. –atravesé el pecho de la que se me acercaba con varias estacas de hielo.
-Soltad a Saya… -lancé a la que agarraba a Saya una lanza de hielo.
-No volváis a tocarla…


HERMANAS DE ALEERA
Kai atacó a mi hermana de nuevo. Fruncí el ceño y agarré con más fuerza el cuello de la ninfa.
El rey de las narices no se cansaba, me lanzó a mí una de sus estacas, aún que logré esquivarla, pero, eso si, la estaca llegó a rozar la pierna izquierda de Saya.
Me reí.
-¿A quién a puntas, a mí o a tu mujercita?- Me reí de nuevo y la solté lanzándola contra Kai. Giré la cabeza y escuché atentamente.
Miré de nuevo a Kai y me reí.
-De momento te dejaré marchar, aún que, nos volveremos a ver muy pronto.- Le lancé un beso y desaparecí dejándole ahí, pronto moriría y yo podría disfrutar del sabor de su sangre.



KAI
Agarré a Saya entre mis brazos cuando se fueron.
-Saya, Saya mi vida, perdóname… -la miré la pierna y apliqué frío en la herida.
-Lo siento… -la besé en la frente.
-Saya, ¿me oyes?



SAYA
Abrí los ojos y miré a Kai.
-E-estoy bien…- Pude decir, aun que en un susurro, me sentía muy débil, demasiado débil… había perdido demasiada sangre y encima esas sanguijuelas se habían cebado conmigo.
Miré a Kai y cogí aire varias veces. Me agarré a sus brazos con fuerza, o con la única que me quedaba y me apreté contra él.
-Kai…


KAI
La acaricié.
-Tranquila, voy a sacarte de aquí. –la besé con fuerza antes de levantarme con ella en brazos.
-Siempre eres tú a la que cogen, a la que hieren, nunca puedo rescatarte antes de que te hagan daño, Saya, perdóname… -bajé la cabeza mientras caminaba hacia la salida, la mayoría de las veces que se la habían llevado había sido delante de mis ojos.



SAYA
Le miré y posé uno de mis dedos en sus labios.
-No digas eso, Kai… no tengo que perdonarte nada, no ha sido culpa tuya… es más, no quería que viniese aquí, sabía muy bien que tú también… acabarías herido…- Dije posando una mano sobre una de sus heridas en el brazo.
Seguro que los demás también estaban aquí…



KAI
Tragué saliva.
-Yo estoy bien… -me sentía algo dolorido, pero la prioridad era sacar a Saya de allí.
-Saya… por favor, prométeme que no van a hacerte daño más veces, no puedo soportarlo… -al salir, muchos soldados rodeaban a los demás del grupo. Estaban todos maniatados, cubiertos de sangre y agotados, después de luchar los habían apresado.
-No… -uno de ellos me dio con el arma en la nuca, sentí que todo se nublaba por un momento, y caí de frente, haciendo que Saya cayese también, no pude evitar soltarla.



SAYA
Golpearon a Kai nada más salir haciéndonos caer al suelo a los dos. Un soldado me agarró impidiendo que me levantase y me ató las manos al igual que a Kai.
-¡Kai!- El soldado que me ataba me golpeó en la mejilla con fuerza.
-¡Calla, bruja!- Miré a los demás, estaban sobre el suelo, al igual que nosotros. Las puertas se abrieron y vi como Dark salía a “recibirnos”.



DARK
Salí fuera después de que mis hombres apresaran a los cinco elegidos junto con el piojo de James y su novia la fantasma.
Sonreí y caminé hasta situarme al lado del rey del Hielo. Le miré esbozando media sonrisa.
-Vaya, por fin, ya era hora. Tengo que admitir que sois duros de roer y difíciles de abatir, pero, miraos ahora, bajo nuestro poder y muy pronto bajo tierra.- Solté una risotada y agarré a Kai haciendo que se levantase. Mis soldados hicieron lo mismo con los demás presos.
-Lleváoslos ante Draco, se sentirá dichoso de verles aquí.
Mis hombres obedecieron y empezaron a entrar dentro del cuartel y dirigieron a los prisioneros a la sala del trono donde estaba Draco, como no, sin dar un palo al agua, sentado en su trono.
Incliné la cabeza.
-Padre…- Dije y acto seguido hice que mis hombres inclinasen a los prisioneros.
-¡Inclinaos ante vuestro nuevo Dios!- Grité golpeando a Kai para que se inclinase.
-Padre, aquí tienes lo que querías.


KAI
Hice fuerza con la cabeza evitando que Dark me hiciese inclinarme ante Draco.
-No pienso inclinarme jamás ante él… -le escupí a los pies.
-Muérete.



DRACO
Sonreí cuando Dark me trajo a los cinco elegidos, por fin los tenía en bandeja.
Me levanté del trono cuando como no, el rey del hielo, se reveló. Bajé los escalones y me situé delante de él.
-Habéis caído como moscas en mi trampa. –sonreí y le abofeteé en la cara, no se cayó porque Dark lo sujetaba.
-Al fin voy a cumplir con mi cometido, todo gracias a tus imprudencias… -él desvió la mirada, me reí.
-Hombre de hielo… más bien conejito de peluche… -negué con la cabeza.
-Anda, llevároslos…



DARK
Asentí sonriendo y agarré a Kai levantándole. Los demás también se levantaron aún que de mala gana.
-Vamos, conejito.- Me reí a la vez que mis hombres.
-Te daré de comer y si quieres te rasco la tripita.- Se rieron aún más con mis bromas, no estaba de más avergonzar al “Rey”.
Miré a James y después a Draco.
-Padre, ¿y con este que hacemos?-James me miró con furia y después a Draco… que niño más repulsivo.


DRACO
Miré a James que nos miraba desafiante.
-A él déjale aquí, tenemos muchas cosas de las que hablar mi querido hijo y yo… -esbocé media sonrisa.



ÁNIMA
Pisé con fuerza al soldado que me agarraba haciendo que me soltase y corrí hacia Jimmy, pero me volvieron a agarrar.
-Soltadme… -me retorcí.
-No vas a tocarle, maldito… -tiré, pero no me soltaban, no dejaría que tocasen a Jimmy.



JIMMY
Miré a Draco cuando dijo que quería hablar conmigo, eso significaba que se liaría a golpes conmigo hasta matarme…
Aún así no cambié mi semblante, seguí mirándole desafiante, pues me habían entrenado para no tener miedo.
Ánima hizo un intento nulo de acercarse a mí.
-Ánima… vete con los demás… no pintas nada en esto.- La dije mirando a mi padre con la furia encendida.



DRACO
Sonreí y miré a los soldados.
-No, no os la llevéis, dejadla aquí conmigo… -el soldado que la tenía apresada la dejó arrodillada frente a mí, la agarré del brazo mientras se llevaban al resto.
La muchachita tenía una herida en el brazo y un par de disparos en el chaleco antibalas que llevaba, miré a James.
-James, ¿se puede saber de dónde habéis sacado todo esto?



JIMMY
Negué con la cabeza y miré a Draco.
-No, Draco, ella no tiene nada que ver en esto, no… no la toques…- Fruncí el ceño y vi que se fijaba en el chaleco que llevaba ella.
-No pienso decirte nada a no ser que la sueltes, si lo haces… te contaré todo y… podrás matarme si quieres y como quieras, no me opondré para nada…- Jadeé de la impotencia sin apartar la mirada de Draco.
-Por favor… te lo suplico…


DRACO
Me reí cuando me suplicó que dejase a su novia, justamente lo que quería, que sufriese.
-Me parece que disfrutaré más así, hijo. –la desabroché el chaleco antibalas, parecía que hasta la había liberado de la presión.
-Qué pena, con lo inútil que eres y lo hermosa que podrías llegar a ser si no te descuidases tanto… -negué con la cabeza desgarrando el chaleco antibalas junto con la camiseta del uniforme de mis propios hombres.
-No sabes elegir, James. –la agarré del brazo colocándola frente a mí y la agarré del cuello haciendo que le mirase a él.
-Suplica por ella y quizá la libere. –ella negó con la cabeza con el semblante serio.



JIMMY
Apreté los dientes soltando un grito de ira cuando Draco la desgarró el chaleco y la camiseta dejándola con el torso desnudo.
-¡Déjala!- Me levanté, pero Dark me golpeó en la pierna haciéndome caer de nuevo. Respiré con fuerza y le miré tragando saliva.
-Ella no tiene por que sufrir esto, Draco, es inocente, déjala ir, ya me tienes a mí, puedes hacer conmigo lo que te plazca…- Bajé la cabeza y cogí aire.
-Tortúrame, decapítame, córtame a cachitos o quémame vivo, lo que quieras…-Le miré de nuevo, mi semblante ya no mostraba seriedad, mostraba miedo, miedo por ella.
-Por favor, te suplico que la liberes, dame a mí el sufrimiento y el castigo que merezco, pero ella no… por favor…- Incliné la cabeza ante él.
-Te lo pido de rodillas… soy tuyo, haz conmigo lo que quieras, me someto a lo que tú elijas.


ÁNIMA
Sentí que mis ojos se llenaron de lágrimas, Jimmy se estaba arrodillando y humillando para que no me hiciesen daño.
-Jimmy… -pisé a Draco, pero me tiró contra el suelo, cayendo a pocos metros de Jimmy. Le miré.
-Jimmy, no tienes por qué hacer esto, no voy a dejarte solo… -intenté incorporarme con los brazos atados a mi espalda.



DRACO
-Oh, pero qué tierno… -me acerqué a la niña y la agarré de la nuca.
-James, James, James… ¿sabes qué? Voy a hacer un trato contigo. Vas a tener que elegir. Tu chica a cambio de tu lealtad. –sonreí.
-Liberaremos a tu chica a cambio de que vuelvas a mi servicio y me seas fiel.



JIMMY
Cerré los ojos y suspiré… volver otra vez a esa vida de asesino, la cual estaba intentando olvidar… era por Ánima, ante todo estaba ella, solo ella… haría cualquier cosa por ella, por que saliese de aquí viva e ilesa.
Alcé la cabeza y miré a Draco, después, clave mis ojos en los de Ánima.
-Juré que te protegería con mi vida… escúchame, da igual lo que haga, da igual como acabe yo, lo importante es que tú sigas viva… si sé que tú estás bien podré… podré morir tranquilo…- Susurré esas palabras tan solo para ella, en ese momento no estaban ni Draco ni Dark, tan solo ella.
-Ánima, eres mi vida, y te quiero… siempre estaré contigo…


ÁNIMA
Negué con la cabeza mirándole a los ojos.
-No, no, Jimmy, no lo hagas… -me acerqué más a él arrastrando las rodillas.
-No, esta vida es la que debes olvidar, no puedes volver a hacerlo, te mandarán acabar con los cinco elegidos, volverás a hacer lo que no quieres… Jimmy, no lo hagas… -acabé frente a él y pegué mi frente a la suya.
-Estaremos juntos siempre, pero no te rindas, no dejes que te venza…



JIMMY
Ánima se acercó a mí intentando persuadirme, pero no podía correr el riesgo de que la matasen por mi culpa, no lo permitiría…
Suspiré y le miré.
-Gracias…- Sonreí.- Gracias a ti he podido luchar y he… he conocido algo maravilloso… el amor…- Sonreí de nuevo y la besé en la frente. Alcé la cabeza y miré a Draco.
-Está bien… acepto tu oferta, soy tuyo…


ÁNIMA
-¡No! –miré a Jimmy a los ojos.
-Jimmy, no hagas esto, no va a funcionar, sabes que te van a engañar… Jimmy, te quiero, no quiero que hagas esto… -le besé en los labios, sabía que me iban a separar de él en cualquier momento y debía convencerle.


DRACO
-Oh, venga, pasteleo no… -agarré a la chica del pelo separándola de James.
-Niña, él ya ha elegido, y me ha elegido a mí, lo siento. –la levanté agarrándola del brazo. Se retorcía llamando a James por un estúpido nombre.
-Cierra la boca, no me hagas cerrártela yo.


JIMMY
Miré a Draco.
-Ya has conseguido lo que querías, ahora deja que se vaya de aquí, yo haré todo lo que quieras, lo juro… padre…- Desde hacía mucho no llamaba a Draco padre… pues para mí, desde hacía tiempo ya no lo consideraba mi padre…
Miré a Draco.
-Deja que se largue de aquí.


DRACO
Miré a la chica, que no apartaba la mirada de James.
-Muy bien. –agarré sus muñecas y le deshice de las cuerdas, dejándola libre, pero como supuse, en vez de salir de allí, corrió a abrazar a James, estos críos…


ÁNIMA
Abracé a Jimmy con fuerza, enseguida le soltarían, pero yo no me iría de allí, no por mi propio pie.
-Jimmy… -susurré- No lo hagas, por favor, vamos a liberar al resto y a derrotar a Draco, pero no hagas esto… -cerré los ojos.
-Tenemos que irnos de aquí, para estar los dos juntos en tu cabaña, para casarnos, no puedes dejarme sola, Jimmy…



JIMMY
Cerré los ojos cuando Ánima me abrazó. Suspiré y giré la cabeza hasta que mi rostro dio con su pelo. Aspiré su olor… tal vez ya no volvería a verla.
La besé en el pelo y acerqué mis labios a su oído.
-Vete, Ánima, ponte a salvo… me reuniré contigo muy pronto…- No sabía si eso sería real o no, pero tenía que infundirla esperanza para que saliese de aquí ilesa.
Miré a Dark.
-… llévatela de aquí…- Me aparté de Ánima para dejar que Dark se la llevase y la dejase libre.



DARK
Me acerqué y agarré a la chica del brazo apartándola de James.
-Vamos niña, siéntete afortunada.- Solté una risotada y tiré de ella para salir de la sala del trono y sacarla de allí.
-Sé buena chica, anda.- Se removía como una lagartija sin dejar de gritar el nombre de Jimmy… ¿Jimmy? Pues vaya mierda de nombre…


DRACO
La niña no quería irse de allí, era una estúpida, no quería salvarse…
-Bueno, James, has conseguido que la chica esté a salvo, ¿crees que tendrás motivación ahora? –sonreí acercándome, le deshice de sus cuerdas.
-Sé buen chico y pórtate bien. –le agarré de la nuca sin hacerle daño.
-Ve con las chicas, ellas te ayudarán a reincorporarte.



JIMMY
Me levanté cuando Draco me desató las manos. Me froté las muñecas y le miré.
-Sé lo que tengo que hacer, padre, no hace falta que me lo recuerdes…-Le miré apartándome y caminando para salir de la sala. Cerré la puerta a mi espalda… Me apoyé en ella y bajé la cabeza cerrando los ojos.
-…Ánima…- Me llevé una de mis manos a los ojos, quería ser fuerte pero no pude reprimir algunas lágrimas…
Alcé la cabeza y cogí aire… después de todo, esta era mi verdadera vida, yo no podía gozar con el amor y una vida fuera del asesinato y la maldad…
Suspiré de nuevo y me dirigí a los aposentos de las vampiresas… era mejor preparase para lo que venía a continuación.



KAI
Nos dejaron en una celda, nos soltaron de golpe contra el suelo, me puse de rodillas y agarré a Saya cuando me la tiraron encima, la miré, no la habían vuelto a herir, por suerte.
-Saya… -a los demás también les tiraron contra el suelo, incluido al grandote de Edward. Todos tenían alguna herida, habían luchando hasta el final.
-¡Joder! Después de todo lo que nos hemos preparado y lo bien equipados que vamos nos han metido aquí…



AXEL
Reboté contra el suelo poniéndome de pie cuando me lanzaron dentro de la celda. Agarré a Eri antes de que se diese el cocorotazo contra el suelo. La pegué a mí evitando que la hiciesen algo sin quitarle ojo de encima a los guardias de la puerta, la cual cerraron dejándonos ahí metidos.
Miré a Eri agarrándola de la cara, parece que estaba bien, salvo por un par de heridas que tenía en la cara.
La besé en la mejilla abrazándola de nuevo contra mí.
-Tranquila…- Miré a Kai que chillo desesperado… le entendía.
-Kai, tienes que comprender que ellos son militares y mercenarios llevan más tiempo que nosotros preparándose… ¿qué esperabas?- Miré a Saya, estaba bastante pálida… había perdido mucha sangre por lo que veía.


KAI
Miré a Saya y posé las manos sobre su espalda, debía curarla esas malditas heridas... Empecé a aplicar hielo sobre ellas, agarré su nuca y pegué su rostro a mi pecho para no oírla gritar, la dolería mucho…
-Aguanta, tengo que evitar que te desangres…



SAYA
Miré a Kai, con su mirada ya supe lo que venía ahora. Posó sus manos sobre las heridas de mi espalda, cosa que me dolió bastante. Cogí aire varias veces y me agarré fuertemente a su torso mientras me cerraba las heridas. Eran finas, pero me escocían a horrores.
Apreté los dientes y cerré los ojos con fuerza reprimiendo un grito, pero aún así gemí de dolor clavando las uñas en su torso.


AXEL
Miré como Kai curaba las heridas de Saya… la agonía que estaba sintiendo la pobre no nos la imaginábamos ninguno…
Suspiré y me quité la túnica, me acerqué hasta Saya y se la coloqué por encima, entre la pérdida de sangre, el hielo, y que encima estaba la pobre con el torso al aire, iba apañada. Así entraría en calor, y más rápido, ya que la túnica iba impregnada con mi calor corporal.
Me alejé y me senté sobre el suelo colocando a Eri entre mis piernas.
-Saldremos de aquí…


ERI
Apoyé la cabeza en el pecho de Axel cerrando los ojos, lo decía simplemente para animarnos, pero dudaba que fuese cierto, a estas alturas, no nos quedaban fuerzas para seguir.
Derramé una lágrima que me limpié antes de que Axel se percatara.
-Claro… Volveremos a casa…


AXEL
La miré y sonreí.
-Pues claro que si… volveremos a casa… ya lo veras…- Miré la celda y apoyé la nuca en la pared cerrando los ojos y suspirando.
Estábamos perdidos, ya no había nada que pudiésemos hacer… ni si quiera sabíamos si James estaba vivo o no…
Nos quedaríamos allí hasta que llegase nuestra hora…


JIMMY
Salí de mis nuevos aposentos. Me había vestido para la ocasión.
Iba vestido totalmente de negro, salvo por la túnica que era rojo sangre. Me peiné hacía atrás como solía hacer antes de conocer a… Ánima…
Suspiré y caminé por los pasillos hasta que vi a Dark entrar a una sala. Los portones eran enormes y la sala… descomunal.
Había cinco altares, cada uno con un símbolo diferente, representando el Hielo, el Fuego, el Agua, el Viento y el Rayo… para los cinco elegidos y en el centro…
Cogí una bocanada de aire cuando vi los cinco tesoros reunidos en uno… una esfera negra… el arma definitiva.
En la sala también habían monjes y soldados al servicio de Draco… las hermanas de Aleera y Draco preparado para el ritual…
Me acerqué hasta él y me incliné.
-Ya estoy listo para serviros, padre… prometo no decepcionaros…



DRACO
Miré a James cuando entró en la sala, le indiqué que se acercase.
-Espero que así sea, James, o tendremos serios problemas, podría irme a buscar a esa niña por traicionarme y matarla, así que ya sabes qué tienes que hacer. –posé mi mano en su hombro.


JIMMY
Me acerqué y le miré.
-Lo sé, no os preocupéis, no será necesario que hagáis eso… he jurado que seguiría vuestras órdenes… vos fuisteis quién me creó…- Bajé la cabeza en señal de respeto.
-¿Cuáles son vuestras órdenes?


DRACO
-Vas a ayudar a Dark a traer a los cinco elegidos hasta aquí para poder hacer el ritual, sin pegas ni errores. –me fui hasta mi posición, iba a presenciarlo todo en primera fila.
-Hoy mi reino será infinito y eterno.



JIMMY
Asentí y le miré.
-Como deseéis, padre…- Me retiré y me puse la capucha. Me reuní con Dark en la puerta y desde ahí nos dirigimos hacía las celdas.
No dije nada durante el camino, tan solo me dediqué a caminar al lado de mi siniestro hermano, el cual me miraba sin fiarse demasiado.
Suspiré y dejé que fuese él quién abriese la celda… en cuanto me viesen en el bando enemigo… volverían a desconfiar en mí… me lo merecía…
Entré dentro de la celda y me acerqué a Kai que se encargaba de curar a Saya.
Me agaché y agarré a Saya para que se levantase, aún que estaba muy falta de fuerza.
Miré a Kai.
-Lo siento…- Fue lo único que dije. Encadené las manos de Saya mientras Dark se encargaba de Axel y Eri.
-Puedes odiarme si quieres… estás en todo tú derecho…



KAI
Fruncí el ceño cuando James vino con Dark y empezó a apresarnos a todos, ¿es que todo había sido mentira para poder tenernos ahí en ese momento? No sabía si eso era así o le habían tendido una trampa, pero…
Cargué mi puño y lo descargué contra su mejilla.
-A Saya ni tocarla. –la agarré entre mis brazos.
-Traidor…



JIMMY
Como esperaba, Kai me golpeó en la cara con el puño, no podía echárselo en cara… le comprendía…
Me llevé la mano a la mejilla sin decir nada ni levantar la mirada… me sentía miserable y me daba asco que no fuese capaz de plantarle cara a mi padre…
Fui a acercarme de nuevo para apartar a Saya de Kai, pero Dark se me adelantó y le asestó un puñetazo a Kai haciendo que cayese al suelo.
Acto seguido, agarró a Saya con fuerza y la empujó fuera de la celda.
Le miré y fruncí el ceño.


DARK
Vi como el reycito golpeaba al payaso de mi hermano que se quedó sin hacer nada… había cambiado mucho, antes no se dejaría tocar por nadie, pero ahora…
Resoplé y golpeé al tolili de Kai separándole de su amada, la cual empujé con nada de suavidad fuera de la celda. Miré a James furioso.
-Eres un puto blando, te has convertido en un niñito blandito que se deja pegar por todo Dios…- Solté una risotada.
-Debí matar a esa chica en cuanto puso un pie fuera de este sitio, pero no sería justo y se rompería el trato que hiciste con Draco…- Suspiré y saqué de allí al rey del Fuego junto con la rubia del Viento.


ERI
Me retorcí cuando Dark me agarró para sacarme de allí junto con el resto.
-No, suéltame, sucio sádico, loco… -cerré los ojos y creé un remolino de viento a mi alrededor, apartándole hasta una pared.



DARK
La chica rubia creó un remolino haciéndome retroceder.
Fruncí el ceño y me acerqué hasta ella y la golpeé la mejilla con el reverso de mi mano con bastante fuerza. La agarré del pelo y tiré de ella sacándola de la celda. Miré por el rabillo del ojo como el reycito de Fuego se lanzaba contra mí. Le agarré del cuello antes de que pudiese alcanzarme. Apreté su garganta con fuerza haciendo que acabase en el suelo de rodillas.
-Draco no me tiene permitido mataros, que si no…- Sonreí y le si una patada en la cara tirándolo al suelo.
-¡Vamos, moveros de una puta vez si no queréis que me ponga a sacar ojos y tripas!-Levanté al rey del Fuego y le empujé para que caminase, aun que tenía la tocha rota, que se joda.


ERI
Fruncí el ceño cuando le rompió la nariz a Axel, corrí a su lado y le miré, maldito hijo de puta…
-Ojala te mueras lentamente, cabronazo. –miré a Axel.
-Cariño, ¿estás bien? –estaba sangrando, el muy… No le ataqué de nuevo, sabía que iba a ser peor…



AXEL
El muy cabrón de Dark me golpeó en la cara rompiéndome la nariz. Empecé a sangrar por las fosas nasales sintiendo un dolor agudo cada vez que intentaba respirar. Bajé la cabeza y escupí la sangre que se colaba en mi boca. No podía limpiarme, ya que tenía las manos atadas, pero giré la cabeza y me limpié la sangre con la hombrera de mi camiseta…
Miré a Dark con asco cuando pasó por mi lado.
-Si, estoy bien.- Le contesté a Eri sin apartar la mirada de Dark.
-Vamos…- Empecé a andar aún con el dolor en la napia.



JACK
Dark llegó a la sala del ritual con los demás e incluso James iba con él… Alcé una ceja cuando vi que ayudaba a nuestro bando, ¿qué me había perdido?
Me situé cerca de Draco, entre los dos hermanos estaban colocando a los cinco elegidos cada uno en su respectivo poste, con las manos alzadas y sin los malditos chalecos que llevaban, más de uno tenía el pecho morado por las balas y todos sangraban por alguna parte del cuerpo, estaban hechos un asco.
-Joder, Dark, no te puedes controlar.



DARK
Miré a Jack de soslayo mientras terminaba de atar las manos de Kai.
-Pues ya ves, es mi naturaleza, y si no quieres que descargue esa naturaleza contra tu carita de niño más te vale no tocarme los cojones, criajo…- Pasé por su lado golpeando su hombro con el mío.
-Que disfrutes del espectáculo.- Me alejé y me situé en mi posición.


ERI
Moví las muñecas, Dark no tenía ninguna consideración y se me estaban quedando sin riego sanguíneo, pero qué más iba a dar, íbamos a morir todos en cuestión de minutos, todo lo que habíamos conseguido en el viaje iba a ser en vano por culpa de esto…
Miré a Jimmy, ¿qué le habría pasado?
-Jimmy… -tragué saliva-
Jimmy, ayúdanos, sabemos que sigues siendo tú, ayúdanos a salir de aquí, todos acabaremos con Draco y Dark…


JIMMY
Me acerqué hasta Eri y llevé mis manos a las ataduras de sus muñecas. Las aflojé de manera que pudiese moverlas y de un tirón liberarse. Luego me acerqué hasta Axel e hice lo mismo, y así uno a uno mientras Darco se preparaba para comenzar su ritual.
Me acerqué a Dark y le miré.
-Yo seré un blando, pero tú eres un idiota que no sabe apretar cadenas. He tenido que revisarlas una por una. Las de Eri estaban demasiado flojas, un poco más y de un tironcito se libera… serás inútil…- Negué con la cabeza y me senté en mi sitio, no muy lejos de Draco, si esto salía bien tal vez podía salvarles a todos, aun que yo… correría un riesgo muy grande…


DRACO
Todo estaba listo, me reí cuando vi las caras triunfantes de mis súbditos y las de terror de los elegidos. Empecé a reírme más fuerte de la euforia que sentía, al fin podía realizar mi sueño de ser el amo supremo de todo el mundo y poder dominar a todas y cada una de las criaturas sin excepción, sería el ser más poderoso que jamás había habitado el mundo.
Miré a mi público.
-Hoy el mundo va a cambiar, nosotros, los Sombra, al fin dejaremos de estar por debajo de los demás, seremos en la escala los más poderosos y fuertes, yo os lideraré, seré vuestro dios. –mis súbditos me aclamaron, aunque los elegidos me miraron de soslayo.
-Estos cinco simples elementales van a hacernos tomar un giro en la vida, agradecerles a ellos que vayamos a ser los más fuertes en todo el mundo. –mis súbditos abuchearon a los cinco que estaban ahí empotrados, más de uno lanzó piedras, me reí.
-Procedamos… -bajé de mi trono hacia el pentágono donde estaban situados, era hora de cambiar las tornas…
Me coloqué frente a la mesa que había en el centro y observé los cinco tesoros, colocados con sus respectivos elementos.
-El príncipe que los guiaría. –cogí la Llama Eterna, tesoro del fuego, y lo coloqué en su lugar. Sonreí.
-El rey que los cuidaría. –sujeté entre mis manos el Frío Profundo, tesoro del hielo, y lo coloqué en su lugar.
-La ninfa que los protegería. –cogí el Agua Pura, tesoro del agua, y lo coloqué en su lugar.
-La sabia que les mostraría el camino. –cogí la Ráfaga Incesable, tesoro del viento, y lo coloqué en su lugar.
-Y por último, el guerrero que les mantendría unidos, has hecho muy bien tu trabajo… -me reí cogiendo el Rayo Vital, tesoro del rayo, y lo coloqué en su lugar. En ese momento se produjo la unión, saliendo de cada tesoro una tenue luz. El público mantuvo el silencio.
Una vez fusionados los tesoros, el conjunto se volvió negro en su totalidad, una esfera negra llena de oscuridad.
Empecé a reírme por mi éxito, era imparable. De esa esfera comenzaron a salir rayos negros en todas direcciones, dando de lleno a los cinco elegidos sin darme tiempo a reaccionar, todo salía según lo previsto.
-Sí… -oía sus gritos de dolor y lo disfrutaba como si saborease la victoria entre mis dedos.
-Devora sus almas, ¡dame el poder! –la esfera comenzó a coger tamaño, le estaba arrebatando el alma a esos infelices.


JIMMY
Contemplé el poder que mi padre ejercía sobre esos tesoros, la fuente de vida de todo reino y país. Sin esos tesoros todos se cernían a la oscuridad…
No pude apartar la vista, era asombroso como esa esfera crecía y crecía…
Escuché los gritos de dolor de los cinco elegidos… se retorcían y veía como poco a poco sus almas iban siendo devoradas por la oscuridad.
Los súbditos de mi padre empezaron a chillas eufóricos y de contento mientras Draco se mofaba del sufrimiento de Kai y los demás…
Cerré los ojos apretando los puños, cogí aire y me levanté. Dark se quedó mirándome extrañado. Le miré y esbocé media sonrisa siniestra, acto seguido le propiné un puñetazo en la cara haciendo que cayese de la silla.
Me quité la túnica y sin perder más tiempo, corrí hasta bajar al pentágono. Con todas mis fuerzas, empujé a Draco contra la mesa donde estaba la esfera negra que también cayó al suelo apartando sus rayos negros de los cuerpos de los cinco elegidos, así, librándoles del dolor.
Miré a Kai y asentí mientras me encargaba de inmovilizar a Draco.
-Lo siento, Draco, pero este mundo no está hecho para ninguno de los dos.- Agarré la esfera entre mis manos y soltando un grito de guerra lo impacté contra Draco. Los rayos negros empezaron a rodearnos tanto a mí como a Draco. La esfera dejó de crecer, pero tal y como era, absorbía todo lo perteneciente a la oscuridad. Los súbditos de mi padre empezaron a desmaterializarse consumidos por la propia esfera.
Mantuve sujeta la esfera mientras sentía como devoraba mi cuerpo al igual que el de Draco y el de Dark que se acercó para impedirme lo imposible.
-¡¡Te arrastraré al infierno, de donde nunca debiste salir!!- Grité de nuevo sintiendo como la esfera desataba todo su poder contra nosotros.


ÁNIMA
Había conseguido entrar de nuevo, sorteando a todos los soldados con la invisibilidad, estaba agotada, cuando encontré la sala ya no pude mantener más el poder.
Lo que vi me dejó totalmente impactada: los cinco elegidos estaban semi inconscientes atados a postes, y Jimmy sujetaba una gran bola oscura entre sus manos que deshacía a todos los Sombra, incluido él…
-Jimmy… -negué con la cabeza y corrí apartando a la gente que aún no había desaparecido.
-¡¡Jimmy!!



JIMMY
Sentí como mis manos se hundían en la esfera, el poder era demasiado para mí, pero tenía que aguantar.
Apreté los dientes viendo como el partícipe de todo esto se consumía bajo su propio poder.
-¡¡¿Cómo te sientes ahora?!! ¡¡¿Te crees un Dios?!!- Miré a Dark que se arrastraba hacia nosotros desapareciendo también poco a poco. Las hermanas de Aleera se consumieron gritando en brutal agonía como si las estuviesen quemando vivas.
Volví la mirada a Dark que finalmente desapareció ahogando un grito.
Miré a Draco y esbocé media sonrisa.
-Fin del trayecto, padre.


DRACO
James estaba logrando que todos nos desintegrásemos poco a poco como si nos tratásemos de mísero polvo.
-¡¡¡Siempre fuiste un traidor!!! ¡¡No mereces ser un Sombra!! –le agarré del cuello con la mano que me quedaba material.
-Puede que yo muera, pero te voy a llevar conmigo… ¡Da igual si yo muero! ¡¡La oscuridad jamás desaparecerá!! –mi mano material se fue junto con la otra, todo mi cuerpo era absorbido por aquella esfera de pura energía.



JIMMY
Apreté los dientes cuando Draco me agarró del cuello, pero pronto su mano se fue junto con el resto de su cuerpo.
-Si, yo también moriré, pero es una cosa que ya tengo asumido desde que me creaste…- Logré decirle antes de que desapareciese del todo… tan solo quedaba yo… Miré a los cinco elegidos mientras sentía como mi cuerpo también se desvanecía.
-Nunca os he abandonado…- Alcé la cabeza y grité de dolor rindiéndome.


ÁNIMA
Jimmy gritó de dolor, la esfera se lo llevaba a él, no…
-¡¡¡JIMMY!!! –me lancé sobre él apartándolo de aquella maldita cosa que casi lo absorbe por completo. En ese mismo momento, pude ver como del cuerpo de Jimmy salía toda aquella oscuridad que habitaba en él y se encerraba dentro de la esfera, que encogió hasta desaparecer.
Rodamos por el suelo al caer, acabé sobre él mareada de la emoción.
Me apoyé sobre mis manos y miré a Jimmy debajo de mí, estaba totalmente inconsciente, quizá… ¿se había llevado toda su alma?
-Jimmy… -le agarré de la cara, no, no podía ser, yo podía sentir su alma dentro de él, pero no se movía, estaba totalmente inmóvil.
-Jimmy, Jimmy… -le moví, no se despertaba, había llegado tarde…
-No… -le agarré de la camisa con fuerza.
-No puedes dejarme, me prometiste que no me dejarías, me lo prometiste… -empecé a derramar lágrimas como si fuesen cascadas, no podía…
-No te mueras… -apoyé mi frente en su pecho llorando como nunca lo había hecho.


JIMMY
Esa esfera me estaba matando, cosa que ya me esperaba, absorbía mi alma sin piedad…
Estaba perdido, sentía que estaba perdido… no había esperanza, todo lo veía negro, pero… una voz… alguien me llamaba, sentí que me agarraban y me sacaban de esa oscuridad…
De repente sentí que todo lo que no tenía sentido para mí se concentró en una sola persona… Ánima.
Me sentí liberado, toda la oscuridad que vivía en mí desapareció junto con esa esfera…
Caí contra el suelo, pero no me sentía en mi cuerpo, era una sensación rara… quería moverme pero algo no me lo permitía… me sentía vulnerable, vacío y pesado, pero a la vez liberado…
Escuché desde lejos otra vez aquella voz, una voz dulce, pero que mostraba angustia…
Poco a poco mi cuerpo volvió a la realidad.
Abrí los ojos e inhalé la primera bocanada de aire llenando mis pulmones de oxígeno.
Parpadeé un par de veces y entonces fue cuando la vi… ¿un ángel?
-… Á-Ánima…


ÁNIMA
Abrí los ojos aún teniendo la frente pegada a su pecho, me… me había llamado… Por todos los santos, o yo estaba muerta o él seguía vivo…
Alcé la cabeza lentamente con la boca abierta y le miré, tenía los ojos abiertos, aunque estaba hecho polvo.
Me llevé las manos a la boca, estaba vivo, mi Jimmy estaba vivo.
-Ji… -le miré y me llevé la mano al corazón, se me iba a salir del pecho.
-¿E-estás… estás bien?



JIMMY
Tragué saliva y me incorporé sentándome. Me llevé una mano el pecho mientras me miraba la otra… ya… ya no era de metal…
Abrí la boca alucinado y la miré con más detenimiento… estaba vivo, pero…
Miré a Ánima cuando me preguntó…
-Creo… creo que necesito una vacaciones.- Solté una risotada.
-O jubilarme, ya que estamos…


ÁNIMA
Me reí llevándome las manos a la boca. Cerré los ojos derramando lágrimas. Estaba bien, estaba vivo, pero…
Abrí los ojos mirándole mientras observaba contento su nuevo aspecto. Le crucé la cara con mi mano derecha llevándomela de nuevo a la boca arrepentida de lo fuerte que le había dado.


JIMMY
Sonreí mirando mi brazo… volví la mirada a Ánima y entonces fue cuando su mano se estrelló en mi mejilla produciendo un sonido seco.
En la sala se hizo el silencio mientras yo recapacitaba y estudiaba lo que acababa de pasar…
Me llevé la mano a la mandíbula y la miré.
-…Au…- Me encogí de hombros con la interrogación en mi rostro.
-P-pero… ¿¿Por qué me pegas??- La pregunté alzando un poco la voz… guao, si que me había dolido…


ÁNIMA
Cerré los ojos con fuerza y le acaricié la mejilla, le había hecho daño…
-¡¡Eres un idiota!! –seguí derramando lágrimas, no podía contenerme.
-Me prometiste que no me ibas a dejar sola y te rendiste, eres un maldito mentiroso y no volveré a confiar en ti en mi vida… -le di golpes en el pecho.
-¡Mentiroso! ¡Mentiroso!



JIMMY
La miré mientras me golpeaba en el pecho. Suspiré y la agarré de las muñecas sin hacerla daño y la besé en los labios impidiendo que siguiese llamándome mentiroso.
La besé con intensidad y ternura llevando sus manos detrás de mi cuello. La rodeé la cintura acercándola más a mí sin dejar de besarla.



ÁNIMA
Me besó, así me callaba la boca, será…
Le besé con fuerza abrazándole, era la segunda vez que casi le perdía, iba a darle tal paliza que iba a querer morirse del todo… pero por el momento disfrutaría de otro más de nuestros besos eternos e interminables…


AXEL
Vale, he de admitir que todo había pasado muy deprisa. Aún seguía vivo, no solo yo, si no también Eri, Kai, Saya y Eddie… James nos había salvado, después de todo, seguía de nuestra parte, aun que eso casi le cuesta la vida.
Draco y Dark al final habían sucumbido y se habían ido de regreso al infierno… estábamos en paz… ¿no?
Nosotros aún seguíamos atados mientras Ánima y James se daban el lote delante de nosotros, vale, el pobre casi la palma y Ánima se había asustado mucho, pero, joder, ahora que ya sabía que estaba vivito y coleando… ¿¿Qué pasaba con nosotros??
Carraspeé y les miré.
-Esto… no quiero destrozar el ambiente ni nada de eso, todos nos alegramos de que sigas vivo, James, pero… ¡Soltadnos de una jodida vez, qué yo también quiero comerle la boca a mi mujer!-James se pitorreó de mí y siguió a lo suyo.
-Oye niño… se me están durmiendo los brazos…- Dije con una vocecilla.



JIMMY
Miré a Axel cuando empezó a quejarse, puse los ojos en blanco y me levanté con la ayuda de Ánima.
-Ya voy, ya voy… anda, que si no fuese por mí…- Me acerqué al poste de Axel y tiré de las ataduras soltándole, hice lo mismo con el de Eri, Edward y Saya… Miré a Kai y le solté…
-
Espero… que aún no sigas pensando que soy un traidor.


KAI
Solté una risotada.
-No sé por qué en el fondo sabía que nunca nos habías traicionado… Viendo que Ánima no estaba contigo, pude imaginarme por qué nos hacías todo esto… -posé mi mano en su hombro.
-Me alegro de que estés bien.



JIMMY
Le miré y asentí esbozando una leve sonrisa.
-Y yo me alegro de estar vivo…- Me aparté y miré a mi alrededor. Aquel imperio, el cual había levantado mi padre se había desintegrado junto con él. Desde ahora ya no tendríamos que sufrir más por su culpa…
Algo de lo que me dijo antes de morir era cierto, la oscuridad jamás morirá, pero si se puede neutralizar, para eso existían las personas como nosotros capaces de hacer grandes cosas por gente a la que se ama…
Bajé la mirada y aparté un montón de cenizas, las cuales ocultaban cinco cristales.
Sonreí y los cogí. Me acerqué de nuevo hacia los demás y dejé los cristales encima de la mesa de piedra.
-Creo… creo que esto os pertenece…


ERI
En cuanto Jimmy nos liberó, me enganché a Axel temblando como una hoja como si fuese una lapa.
-Mi hombre… -le besé repetidas veces.
-Mi vida, casi morimos… -le abracé por el cuello y le volví a besar, me separé cuando se quejó por la nariz rota.
-Lo siento, lo siento… -me arranqué un cacho de manga para taponarle la herida.
-Si supieses el miedo que he pasado… -le volví a abrazar y miré los cristales cuando Jimmy los dejó de nuevo sobre la mesa.



AXEL
En cuanto Eri fue liberada, se abrazó a mí como un pulpo a un pez…
-Eri… tranquila, pequeña, ya estás a salvo.- La miré mientras la abrazaba. Me dio besos, pero me quejé por la nariz, aún seguía teniéndola rota…
-Tranquila, vamos, ya no corres peligro.- Intenté consolarla… vaya mujer…
Miré los tesoros aún con Eri enganchada a mí. Me acerqué y agarré el tesoro del Fuego. En cuanto mi mano tocó el cristal, sentí como una potente corriente de energía recorría mi cuerpo, de pies a cabeza, haciendo que me sintiese como nuevo. La nariz se curó sola y las heridas y hematomas que tenía por el cuerpo desaparecieron. Dejé el tesoro de nuevo sobre la piedra y sonreí.
-¡Wooo! Que pasada, me siento como recién salido de fábrica…



KAI
Al agarrar su esfera, Axel se recuperó, por lo que, uno a uno, nos acercamos a obtener los beneficios que nuestros tesoros podían ofrecernos, aunque Saya no pudo tocar el tesoro del agua, eso la convertiría en ninfa, y ella no quería ser ninfa…
La miré.
-¿Qué hacemos con tu tesoro?



SAYA
Miré mi tesoro y después a Kai. Suspiré… no podía tocarlo, eso me devolvería el poder de ninfa y yo no quería volver a serlo, pero… estaba muy herida y el tesoro me devolvería las energías gastadas…
-… no lo sé… si lo toco…- Miré el agua que fluía dentro de aquel pequeño cristal… me acerqué un par de pasos más…
-Que demonios…- Alargué la mano y la planté encima del tesoro. La energía del cristal me invadió como una oleada y sentí como el Agua Pura recorrías mis venas como ríos salvajes… cerré los ojos y aparté la mano del tesoro. Abrí los ojos y miré a los demás que me miraban con la boca abierta.
-¿Qué?...- Tenían caras de alelaos.
-¿Tan raro se os hace verme de nuevo… así?- Agarré un mechón de mi pelo… era totalmente azul, como antes y en mi piel se percibía un leve tono azulado…
-Vaya…


KAI
Me quedé mirando a Saya como los demás cuando su cuerpo volvió a ser el de una ninfa, con la piel, los ojos y el pelo azulados. Sonreí y me acerqué.
-Vuelves a ser ninfa… -la miré de arriba abajo sonriendo.
-Eres intocable… -esbocé media sonrisa maliciosa y me acerqué rodeando su cintura con mis brazos y la besé en los labios con pasión mientras volvía de nuevo a perder su tono azulado en el cuerpo, poco le había durado ser ninfa…


SAYA
Miré a Kai mientras se acercaba tentado a tocarme… por un momento me sentí como aquella vez en el bosque, cuando me besó por primera vez. Era la naturaleza de una ninfa, y si encima se te presentaba un hombre así… era muy difícil resistirse a no ser tocada…
Rodeé su cuello con mis brazos mientras sentía como el poder de ninfa desaparecía y volvía a ser yo.
Había durado poco, pero no estaba mal…
Le miré apoyando mi frente sobre la suya.
-¿Seguro que quieres que sea así? No sé… pienso que, a lo mejor, te gustaba más con la piel y el pelo azul…- Sonreí.


KAI
Sonreí acariciando un mechón de su pelo con suavidad.
-A mí me gustas azul, verde, morada y hasta con escamas, aunque… sobre todo roja. –sonreí y cogiéndola de la barbilla la volví a besar, seguro que su piel ahora se había tornado a un ligero rojo.


SAYA
Sonreí cuando me dijo eso… siempre conseguía que me ruborizase, da igual el tiempo que llevásemos juntos, el lo lograba y yo en cambio… nunca le había puesto rojo…
Este hombre… era mucho para mí… algún día me moriría en sus brazos si seguía diciéndome esa clase de cosas.
Sonreí y me separé levemente de él… era mejor largarse de allí…
-Vámonos a casa…- Hacía mucho tiempo que tenía ganas de decir eso y al fin, se hacia realidad.


KAI
La cogí la mano sonriendo y miré al resto de mis compañeros.
-A casa entonces… -comenzamos a caminar fuera de la montaña, no sabía cómo íbamos a salir de ahí, pero algo se nos ocurriría con la marcha, nada nos impediría volver, por mis santos… Alcé la mirada al ver una sombra en el cielo.



NEO
Al fin encontramos a Kai y a Saya. Habíamos estado buscándoles desde hacía tiempo, pero nada, ni rastro. Hasta que topamos con una embarcación donde resultaba que la capitana era le mismísima hermana mayor de Saya… no pensaba que Saya tuviese hermanas… bueno, al final les encontramos en la isla de Draco, aun que, Draco ya no existía.
Saqué la cabeza por el ventanal de la Black Hole y sonreí moviendo el brazo.
-¡¡JEFE!!


KAI
Hacía semanas o quizá meses desde que no veíamos a la Black Hole, pero ahí estaba sobrevolando sobre nosotros, y Neo saludándome como un niño pequeño que no ve a su padre desde hace tiempo…
Negué con la cabeza sonriendo, qué oportuno era el cabrón…


NEO
Aterricé la nave en la playa y abrí la compuerta, pues tanto los gemelos como Kai Jr. se morían de ganas por ver a sus padres.
Sonreí y miré como los críos corrían por la playa llamando a sus padres… les habían echado de menos.



KAI JR
No paraba de saltar, tenía ganas de ver a Papá y a Mamá.
-¡¡Neo, abre la puerta, ábrela ya….!- En cuanto se abrió salí disparado, casi me caigo, por la playa.
-¡¡¡Papá, Mamá!!!- Corrí moviendo los brazos. Salté subiéndome a los brazos de mi Papi cuando estuve cerca de él.
-¡¡Papi!!- Le abracé con fuerza… llorando…


KAI
Kai salió corriendo de la nave, tan deprisa que casi se cae el pobre. Corrió a toda prisa para alcanzarme y se subió a mis brazos. Le abracé con fuerza, como había echado de menos a ese pequeñajo.
-Hola, pulga… -le besé en la mejilla mientras le abrazaba, enseguida Saya estaría abrazándonos a los dos.



SAYA
La Black Hole vino en nuestra busca… menos mal.
Suspiré y sonreí a esperas de que aterrizase.
La puerta se abrió y pude ver como Kai salía corriendo desde dentro.
En cuanto alcanzó a su padre, se subió encima de su regazo y le abrazó con fuerza… este enano.
Me acerqué y aproveché que estaban padre e hijo enganchados para engancharme yo también.
-Ayyy, mis hombres…- Sonreí besé la mejilla de mi hijo y después la de mi hombre, claro.



KAI JR
-¡Mami!- Me reí cuando Mamá empezó a besarme en la mejilla.
-Mamiiiii, besos nooooo.- Me reí de nuevo saltando a los brazos de mi Mamá.
-Os he echado muuuuuucho de menos.- Sonreí y abracé a Mamá agarrando la mano de mi Papi.
-¿Los malos se han ido?


KAI
Acaricié la melena de mi hijo sonriendo.
-Claro que se han ido, y esta vez de verdad, papá ha visto como se iban todos, no quedaba ni uno, podemos volver a casa todos juntos. –le besé en la frente.



KAI JR
Sonreí y abracé a Mamá.
-¡¡Siiii a casa!!- Me reí y abracé a Papá dándole besos en la mejilla.
-¡A casa, a casa, a caaaaaaasa!- Me reí de nuevo.


EDWARD
Miré a Saya y Kai cómo se abrazaban a su semillita, parecían tan felices de volver a verse los tres juntos…
Suspiré, en cualquier momento los demo… hijos de Axel y Eri saldrían igualmente a abrazarles y decirles todo lo que les había echado de menos…
Bajé la cabeza, mi Xan… mi Eddie… Suspiré de nuevo.



XAN
La nave de Neo aterrizó en la playa, en cuanto me enteré de que iban a buscar a los cinco elegidos, tanto yo como Eddie decidimos ir a buscarle también, total, nadie me necesitaba en el Reino del Rayo.
Salí de la nave junto con Eddie. Sonreí y le indiqué que fuese corriendo a abrazar a su padre.
No se lo pensó dos veces, salió de la nave escopetado gritando a su padre. Sonreí y yo me acerqué caminando…


EDWARD
Alcé la cabeza cuando oí un “papá, papi” muy peculiar, ese… ese era mi Eddie Junior…
Venía corriendo escopetado, yo corrí también hacia él, pero el pobrecillo se me cayó de bruces a la arena…
-¡¡Eddie!! –le cogí en brazos, a él no le importó la caída, me abrazó casi ahogándome de la fuerza.
-Mi niño, mi cosita… -le besé en la mejilla repetidas veces y vi a Xan a lo lejos…
Me tapé los ojos con una mano, se me estaban llenando de lágrimas, joder… Después de tanto tiempo sin ellos era normal…
Abrí mis brazos para cuando Xan llegase poder abrazarla también.



XAN
Sonreí y me acerqué hasta Edward que sostenía al chiquitín en uno de sus brazos.
-Hola, grandullón.- Le rodeé el cuello con un brazo y le besé sin decir nada más. Le agarré de la cara con la mano que me quedaba libre mientras bebía de sus labios. Le había echado de menos… todos esos días habían sido insufribles para mí sin mi hombre-relámpago.



EDWARD
Abracé con mi brazo libre a Xan y la besé mientras mi niño me abrazaba apoyando su cabeza en mi hombro libre, por fin tenía a mi mujer y mi niño juntos otra vez conmigo…
Que se jodiese el resto, ahora no estaba solo como siempre, muahahaha.
Miré a Xan.
-Por favor, vamos a casita, papá necesita una dosis de cariños y amor…


XAN
Le miré y sonreí.
-Nos iremos a casa, eso te lo garantizo, pero…- Bajé la cabeza mordiéndome el labio inferior.
-Verás, hay algo que quiero decirte, rubio…- Le volví a mirar.
-Creo que la casa se nos queda pequeña… - Sonreí de nuevo.
-¡Estoy embarazada!


EDWARD
Me quedé mirando a Xan cuando me dijo aquello. Tuve que hacer un curso intensivo de relación para poder saber qué me quería decir.
Embarazada quería decir que tenía un hijo mío dentro de ella, si tenía un hijo mío dentro de ella es que íbamos a tener otro hijo… y si íbamos a tener otro hijo es porque estaba embarazada…
-¡¡¡¡AHHHH!!!! –la abracé con fuerza.
-¡¡¡¡¡AHHH!!!!! ¡¡VOY A SER PAPÁ OTRA VEZ!! –la miré con una sonrisa de oreja a oreja en mis labios.
-Entonces… lo del hotel no fue un sueño…


XAN
Sonreí y le abracé cuando empezó a chillar de contento. Iba a ser madre por segunda vez y me alegraba que Edward estuviese así de ilusionado.
Le miré.
-Pues claro que fue real, debe ser que esa noche de total locura desenfrenada, pues, da sus frutos.- Dije pasando mi dedo índice por su pecho.
Sonreí de nuevo.



EDWARD
La besé de nuevo repetidas veces.
-Dios, como te quiero. –miré al resto.
-Chupaos esa, que ahora voy a tener otro hijo y vosotros os aguantáis con los que ya tenéis, chincha… -volví a besar a Xan y luego a Eddie.
-Como os quiero.


XAN
Miré a Edward y me reí cuando empezó a mofarse delante de los demás.
Le agarré de la mano y tiré suavemente.
-Vamos dentro, seguro que tienes hambre, que te conozco muy bien.- Sonreí de nuevo y le guié hacia la nave.


EDWARD
Miré a mi Eddie y le besé en la mejilla, como había echado de menos a mi pequeñajo. Él me abrazó otra vez, como si no quisiese que nadie le quitase a su papá.
Seguí a Xan hasta el interior de la nave, me iba a comer un regimiento entero de todo lo que me pusiesen delante.


NEO
Salí de la nave y me dirigí hacia donde estaba Kai.
-Me alegro de veros.- Sonreí y me crucé de brazos viendo como el enano de Kai Jr. se enganchaba a su padre como un mono a una rama.
-Estaréis cansados, vamos dentro, Kara habrá preparado algo para vosotros.- Le indiqué con la cabeza que me siguiesen.
Una vez entraron todos, cerré la compuerta y alcé la nave poniendo rumbo hacia el Reino del Rayo, seguro que estaba como locos por volver a sus casas.


JIMMY
Entré en la cocina seguido de Ánima. Cerré los ojos oliendo la sabrosa comida de mi Kara.
Me asomé y la vi de espaldas cocinando. Sonreí y me acerqué hasta ella. Rodeé su cintura con mis brazos y la besé en la mejilla con fuerza.
-Grrrr, morena cuanto te he echado de menos.


KARA
Sentí que me rodeaban la cintura.
-La co… -cuando oí su voz supe que no era Neo, me giré, era mi Jimmy, pero estaba enorme, más alto que yo y más guapo que antes.
-¡¡Jimmy!! –le abracé con fuerza.
-Mi Jimmy, qué miedo he pasado, tontorrón, y yo pensando lo peor… -le besé en la mejilla.
-Ay, madre, qué guapo estás… -le miré de arriba abajo.
-Ay… qué polvo te echaba…



ÁNIMA
Entré a la cocina de la nave detrás de Jimmy, Kara le abrazaba y besaba por todas partes. Yo no me consideraba celosa, pero cualquiera diría que eran amantes…
Me reí levemente.
-Bueno, mejor os dejo solos, hace tiempo que no os veis y querréis contaros muchas cosas… -volví a reírme y me acerqué, Kara me miró como si yo también hubiese dado un cambio radical, me miré, con tanta sangre y hecha polvo normal que me mirase así.
-Hola, Kara. –sonreí.


JIMMY
Miré a Ánima cuando dijo que nos dejaba solos… tal vez querría darse un baño. La obres estaba cansada y necesitaba relajación.
-Esto, Kara… aparta mi comida y la de Ánima, vamos a darnos un baño, no me parece bien sentarnos a comer llenos de sangre y bueno…- Me rasqué la nuca y la besé en la mejilla.
-Luego nos vemos, tengo que contarte muchas cosas.- Agarré a Ánima de la mano y me giré guiñándola un ojo a Kara.


KARA
Tan rápido como llegó se fue con su novia otra vez a ducharse… Qué tortolitos, qué monos.
Suspiré y empecé a preparar más comida, por si venían con ganas de comerse un elefante, que no faltase.
-Jimmy… -canturreé contenta.
-Jimmy, Jimmy ha vuelto. –seguí cantando.


AXEL
Entré en la cocina guiado por un buen aroma.
-Mmmmm que bien huele.- Vi que allí estaba la cocinera y capitana de aquella nave. Me acerqué y olí lo que estaba cocinando.
Sonreí y la miré agarrándola de una mano la cual besé.
-A sus pies, capitana.


KARA
El mismísimo rey del Fuego llegó y me… me besó la mano, él a mí.
-Ma-majestad… -bajé la cabeza, siempre me había parecido que le debía mucho respeto a ese hombre y… joder, de cerca estaba más bueno que en la tele…
-Ay… un rey de verdad en mi cocina… -le miré, el pobre estaba hecho polvo pero… tenía un buen polvo…
-E-esto… yo soy Kara…


AXEL
La miré cuando se ruborizó…
-Puedes llamarme Axel, no hace falta que me llames majestad.- Me reí y olí de nuevo la zampoña. La miré de nuevo cuando me dijo su nombre. Sonreí de nuevo y asentí.
-Ya lo sé, sé como te llamas.- Metí el dedo en el puchero y me lo llevé a la boca pringado con lo que estaba cocinando Kara.
-Mmmmm… que…que… ¡Qué ico ^^!


KARA
Ay, encima le gustaba mi comida…
-Sa-be mi nombre y le gusta mi comida… -di un resoplido y tuve que apoyar la mano en el armario.
-Ayyyyyy... madre de Dios, me ha tocado el gordo…



AXEL
La miré y me reí… vaya, no sabía que iba a reaccionar así…
Agarré la camiseta agujereada y sucia y me la quité sacudiéndome el polvo que se había quedado en mis hombros, por suerte no tenía heridas y gracias al tesoro del Fuego.
-Esto…- Busqué la papelera con la mirada.
-¿Dónde puedo echar esto?- La miré sujetando la camiseta con mi mano.



KARA
Abrí los ojos como platos, madre de Dios como estaba mi rey…
-¿Eh? –le miré y cogí la camiseta.
-Yo… yo me ocupo de ella… -la agarré contra mi pecho sin dejar de mirarle, sabía que mi temperatura corporal había aumentado y me faltaba poco para que de mis orejas saliese humo.


AXEL
Miré el puchero, aún le faltaba algo, así que aprovecharía para ir a ducharme.
-Bueno, voy a ir a darme un bañito mientras terminas esa deliciosa comida.- Sonreí y la miré agarrando de nuevo su mano, la cual besé por última vez.
-Me alegro de volver a verte, Kara.- Sonreí y salí de la cocina en busca de las duchas.



KARA
Le miré mientras se marchaba y me agarré a la encimera medio cayéndome al suelo.
-Aaaaaaaay, omá qué rico… -olí la camiseta, estaba toda pringada de sangre y estaba sucia pero a mí me olía a gloria.
-Gracias, Señor, me ha tocado el gordo…



SAYA
Al final nos reunimos todos en la cocina, Kara había preparado la comida, la verdad es que estábamos hambrientos.
Nos sentamos alrededor de la mensa, aun que algunos se quedaron de pie, ya que la cocina era algo pequeña y nosotros éramos ciento y la madre.
Jim y Erika también salieron a saludar, aun que… hubo muchas miradas entre Jim y Jimmy, aún había enemistad entre ellos, en cambio Erika parecía natural.
¡Erika!
Me levanté y miré a Eri.
-Oye, Eri… ¿me prestarías un momento tú tesoro? Lo necesito para una cosa urgente.


ERI
Miré a Saya cuando me pidió el tesoro. Alcé las cejas algo extrañada y lo busqué entre mis bolsillos, pero no lo encontré.
-Espera, ¿dónde está? –miré a Riku y Sora, estaban jugando con él.
-¡La madre que os parió! –se lo quité a Riku de entre las manos.
-¡Niños, con esto no se juega! ¡Es un objeto sagrado! –suspiré, estos niños…
-Ten… -se lo ofrecí a Saya, aunque no sabía para qué lo quería.


SAYA
Sonreí y agarré el tesoro poniéndolo encima de un paño, pues yo no lo podía tocar.
-Gracias, en seguida te lo doy.- Me acerqué hasta Erika, la cual charlaba con Jimmy.
-Erika, tengo algo para ti.- Señalé el tesoro con la mirada.


ERIKA
Me alegraba tanto de que Saya y los demás estuviesen bien que hubiesen regresado a la nave… sobre todo por Jimmy, había cambiado mucho y encima iba a casarse… como cambiaban las cosas…
Saya se acercó y me mostró el tesoro del Viento… era muy bonito, nunca antes lo había visto tan de cerca.
Lo miré alucinada.
-Vaya… es precioso…- Miré a Saya extrañada.
-¿Y… para qué querría yo eso? No soy ninfa ni nada, no puedo tocarlo.


SAYA
La miré y sonreí.
-¿A no? ¿Y qué pasa con tú enfermedad? El tesoro es el único que puede solucionar lo que tienes ahí dentro… tienes que librarte de eso, te está haciendo mucho daño…- La ofrecí el tesoro, en cuanto lo tocase se purificaría y adiós a esos malditos ataques que la dejaban con un pie aquí y el otro en el otro barrio.


ERIKA
Miré a Saya… era verdad… me había olvidado por completo…
-Gracias, Saya…- Miré el tesoro, no me fiaba mucho, la verdad, no sabía que efectos tendría eso sobre mí, pero… había que arriesgarse…
Suspiré y alargué la mano hasta que cogí el cristal.
Lo miré mientras sentí mejoría. Todo eso que me hacia sufrir, no solo a mí, si no también a Jim, desapareció por completo… me sentía muchísimo mejor, mis pulmones ya no sufrían al respirar… Miré a Saya y sonreí.
-Como nueva.- Me reí de alegría. Después de todo, las cosas habían salido bien.



JIM
Miré a Erika cuando tocó el tesoro del Viento, ¿cómo podía estar tan segura de que eso la curaría de repente después de estar tantos años enferma? Si eso fuese así…
Tuve que mantenerme callado, porque cuando rozó el cristal, su aspecto mejoró, la palidez de su piel y su aspecto de enferma desapareció, volvía a estar bien.
La miré con la boca abierta.
-Te… te ha curado… -sonreí sin apartar la mirada de ella.


SAYA
Miré a Erika, su aspecto pasó de ser demacración total a salud plena. Su piel se iluminó abandonando la palidez y sus ojos volvieron a adquirir aquel brillo de vida. Volvía a ser la de antes.
Sonreí y miré a Jim, estaba el pobre alucinado.
-Estos tesoros tienen poderes inimaginables, Jim, es normal que pueda curar un cáncer.- Me giré y le entregué el tesoro a Eri.
-Gracias.- Suspiré y me senté de nuevo en mi silla.
Todos allí presentes miraron a Erika con la boca abierta mientras ella les dedicaba una sonrisa de oreja a oreja.



ERIKA
Me miré la piel de los brazos, volvía a tener mi tono rosado y mi pelo anaranjado ya no parecía oxidado.
Sonreí con amplitud, me sentía como nueva, era alucinante.
Todos me miraban anonadados, solté una risotada.
-¿Qué pasa?- Me reí y me encogí de hombros.


JIM
Miré a Erika aún sonriendo.
-¿Cómo que qué pasa? –la cogí de la mano mirándola de nuevo al nuevo brillo que tenía en los ojos.
-¿Pues qué va a pasar? Que estás preciosa… -la besé en la mejilla cogiéndola de la cara con suavidad, ya no parecía tan débil, me sentía feliz…


JACK
Sentía un peso enorme sobre mí. Me levanté como pude, me sentía más débil, me habían arrebatado el poder de la oscuridad, pero por suerte, aún seguía vivo.
Cuando me levanté y miré a mi alrededor, vi que era el único que quedaba de los míos, todos los demás eran Sombras puros…
Solté una risotada y me llevé la mano a la frente.
-Pringados… -miré al cielo, seguro que los cinco elegidos estaban a salvo.
-Kai… Nos vamos a volver a ver pronto… y esta vez te mataré para siempre…