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sábado, 20 de marzo de 2010

Capitulo- LXXXIX- "POCO A POCO LLEGAREMOS A NUESTRO HOGAR..."

ERIKA
Quedaba muy poco para llegar a casa. Cada vez tenía más ganas de llegar, no sabía como estarían las cosas, después de que el reino acogiera a todas esas personas desamparadas…
Seguro que había cambiado mucho, pero aún así, tenía ganas de volver. Añoraba mi casa, era lo único que tenía de mi padre…
Ahora no estaría sola, Jim estaría a mi lado, era lo que más deseaba.
Vivir con Jim, dormir y despertarme todos los días abrazada a él…
Giré la cabeza a un lado, podían verse las torretas del castillo del Reino del Viento… faltaba muy poco.



KARA
Me situé al lado de Erika, que miraba nuestro destino, donde ella ya se bajaría, el grupo se separaba de nuevo…
-Tienes ganas de volver, ¿verdad? Ya falta muy poco para bajar, lo tienes todo listo, ¿no? –me daba pena tener que despedirme de ella, pero sabía que algún día tenía que ser así, y ese día ya estaba aquí.


ERIKA
Miré a Kara y sonreí.
-Si, lo tengo todo listo, he hecho las maletas y estoy deseando volver a mi casa junto con mi hombre.- Sonreí de nuevo mirando las torretas, cada vez eran más grandes.
-¿Tú volverás al Reino del Fuego junto con Neo, verdad?


KARA
Asentí mirando las torretas del reino.
-A ser posible con él solo y sin tener que aguantar a mí hermano por la casa. –me reí y miré las nubes que sobrevolábamos.
-Le echaré de menos al volar.


ERIKA
Asentí y seguí mirando el Reino, cada vez estaba más cerca…
Yo también echaría de menos todo esto, a Neo, a Kara… bueno, a todos, incluido el borde de Kai… a parte de ser un borde había demostrado ser un buen Jefe…
Lo mejor era pensar en las cosas buenas que me llevaría de cada uno, era mejor olvidarse de las diferencias y las complicaciones…
Era el momento de vivir la vida, de nuevo.



JIM
Entré en la sala de mandos, no quedaba nada para llegar y quería pasar los últimos minutos allí con Neo, ya me había despedido de mi querida sala de ordenadores…
Me senté en la silla de Kara mirando por el gran ventanal, suspiré.
-Me voy a independizar. –miré a Neo y me reí.


NEO
Jim se sentó a mi lado mientras pilotaba. Le miré y esbocé media sonrisa.
-Si, serás todo un hombre, Jim.- Solté una risotada volviendo la mirada al frente.
-Se te echará de menos trajinando con los ordenadores.- Suspiré.
-Bueno, ya te compraré un súper ordenador por tu cumpleaños.- Me reí.



JIM
Me reí a su vez.
-Tranquilo, de eso puedo encargarme yo. Me pondré a trabajar en algo, Erika tiene que terminar de estudiar, yo ya soy un caso perdido… -me reí de nuevo, la verdad es que había dejado de estudiar muy pronto, pero… ya le pediría a Erika alguna clase particular.
-Voy a intentar ayudarla a buscar a su padre, si aún está vivo puede que le encontremos en algún sitio.


NEO
Le miré de nuevo y asentí.
-Me parece bien, la pobre estaba muy mal cuando la recogimos, buscaba a su padre como una loca, sin éxito, claro, pero… si ella dice que está vivo, tal vez sea así, no hay que perder la esperanza y más cortarle las alas a ella.- Suspiré.
Dudaba que el padre de Erika siguiese vivo, si después de recorrernos el mundo entero no le habíamos encontrado, ¿qué la hacia pensar que ahora si le encontraría?
Yo no era nadie para negarlo, ella sabría lo que hacer…



JIM
Suspiré, a penas eran unos minutos lo que teníamos antes de aterrizar la nave.
-¿Tú qué harás? Irás a vivir con Kara de nuevo, supongo, ¿dónde os quedaréis? –acaricié el panel de mandos sin tocar ningún botón, sería quizá la última vez que pisaba esa sala.



NEO
Miré a Jim y alcé una deja soltando una risotada.
-¿Tú qué crees, Jim? ¿Dónde vamos a estar?- Asentí, era evidente en donde viviría. Kara tenía que volver con Sein y yo no tenía ningún otro lugar a parte de la aldea humana…
-Iré a vivir con Kara y su hermano, lógico, ¿no?


JIM
Asentí, supuse que el hermano de Kara no viviría con ellos, pero al parecer sí.
-A mí me gustaría que viviésemos todos en un mismo país, al menos sería más fácil vernos de vez en cuando, pero claro, cada uno tiene su hogar, y el mío ahora es aquí… -suspiré, no sabía cómo sería la casa de Erika.



NEO
Miré al frente sin soltar el volante.
-Ya, bueno, cada uno ha hecho su vida y tiene su hogar…- Me encogí de hombros.
-Además, bastante tiempo nos hemos tenido que soportar ya, ¿no?- Le miré esbozando media sonrisa.
-Nos volveremos a ver, de eso no te preocupes.


JIM
Sonreí.
-Eso seguro, porque si no venís vosotros a vernos iré yo hacia allí y os buscaré por cada casa hasta que os encuentre, sólo para daros la brasa un rato. –me reí posando una mano en su hombro.
-Ya la próxima vez seré más alto que tú. –volví a reírme, ya estaba bastante alto, pero superar a Neo iba a ser algo bastante difícil.



NEO
Le miré de soslayo.
-Tche… más quisieras tú ser más alto que yo, si, si.- Volví la mirada al frente y sonreí.
-Te falta mucho para alcanzarme, chaval, come más petit suis y ya hablaremos.-Miré el GPS, sobrevolábamos el Reino del Viento. Suspiré y miré de nuevo a Jim.
-Bueno, chico, ya hemos llegado.


JIM
Suspiré y miré a Neo.
-Los viajes como piratas del aire han acabado para mí. –me levanté, esos años que había pasado junto a ellos habían sido buenos, pero ahora estaría viviendo una vida tranquila junto con Erika, lo prefería así.



ERIKA
La nave empezó a descender ante la puerta del Reino del Viento… ya habíamos llegado…
Suspiré y entré en la nave para recoger mis maletas, no me gustaban nada las despedidas… aún que esa no sería la última vez que vería a mis compañeros, pero nunca se sabe…
Neo abrió la compuerta en cuanto apagó los motores.
Le miré y sonreí levemente.
-Gracias, Neo.- Me acerqué y le abracé.
-Cuida de Kara, ¿eh?—Asintió a mi petición, sabía que la cuidaría muy bien.
Me despedí de Kara y de Saya… de Jimmy… más bien le dije adiós, después de todo lo que había pasado era mejor tener el menor acercamiento posible a él…
Miré a Kai, al que también dediqué un simple adiós, no podía perdonarle tantas cosas que había hecho… podría decirse que era rencorosa, pero… así era yo.
Salí de la nave con las maletas y esperé a que Jim terminase de despedirse para poder entrar en el Reino, del cual salían muchas personas, todas ellas habían estado antes ingresadas en el hospital. Ya volvían a sus respectivos Reinos.



JIM
Cogí las pocas cosas que llevaba encima y me dirigí a la compuerta. Di un fuerte abrazo a Neo, a mi hermano.
-Nos veremos pronto. –sonreí y me acerqué a Saya, a la que abracé con fuerza.
-Te echaré mucho de menos. –la besé en la mejilla y de los demás me despedí con la mano, excepto de James y su amiga, había desdeñado su presencia desde que llegaron y no iba a hacerles caso ahora.
-Muchas gracias por todo, cuidaos. –cogí a Erika de la mano.



NEO
-Cuidaos, chicos.- Sonreí y cerré la compuerta en cuanto Erika y Jim salieron.
Puse los motores en marcha y despegué la nave de nuevo.
La nava cada vez estaba más vacía y silenciosa hasta que llegase el momento en el que tan solo estaríamos Kara y yo…
Suspiré y miré el GPS… el Reino del Fuego.
Puse rumbo y agarré el volante.
Miré a Kara.
-Oye, Kara, puedes quedarte en casa mientras yo llevo a Kai y Saya al Reino del Hielo.


KARA
Me senté al lado de Neo mirando por la ventana.
-Creo que no, no me hace ilusión llegar y encontrarme con todo destrozado otra vez yo sola. Prefiero quedarme contigo y volver los dos juntos. –le miré. Sein estaría bien, siempre había sabido cuidarse él solo, y no me apetecía nada ver todo devastado.



NEO
Miré a Kara.
-Bueno, por eso no te preocupes, en cuanto Axel coloque el cristal en el altar sagrado todo volverá a su estado original.- Sonreí y miré al frente.
-Todo volverá a ser como antes, poco a poco, pero se recuperará…


KARA
Suspiré.
-Por eso prefiero esperar… o… ¿o es que quieres quedarte solo por alguna razón? Si es así sólo dímelo y me quedo cuando lleguemos. –le miré, quizá quería dar una última vuelta él solo con su nave, ya que tenía pensado venderla.
En mi opinión, no tenía por qué hacerlo, pero él lo prefería así, y era suya, era su elección.



NEO
La miré y solté una risotada.
-No, no, Kara, no quiero quedarme solo por ninguna razón, tan solo lo he dicho por ti, tendrás muchas ganas de estar en casa y descansar por fin, solo era por eso.- Me reí de nuevo y agarré su mano, la cual besé y llevé a mi pecho después.


KARA
Sonreí y me senté sobre sus piernas.
-Pues yo me quedo con mi hombre hasta que volvamos, prefiero estar contigo a tener que llegar y oír a mi hermano decir cosas así como: “Vaya, te dignas a aparecer por aquí”, “He destrozado la moto, cómprame otra”, o “He matado a tu segundo gato pero esta vez no te he comprado otro”. –sonreí y le di un pico.
-Te aseguro que prefiero quedarme contigo.


NEO
La miré y me reí cuando me dijo eso… esta Kara…
-No lo pongo en duda.- Suspiré.
Lo hacía por ella, para que no tuviese que soportar más tiempo metida aquí, pero prefería estar conmigo, no podía negárselo.
Sonreí y la miré de nuevo.
-Pues nada, reina, se hará lo que tú quieras.- La besé en la mejilla y seguí pilotando.



ERI
Había conseguido que los críos se echasen un rato la siesta, estaban muy nerviosos por volver a casa y jugar con sus cosas… No sabía qué poder podía llegara a tener el tesoro del fuego sobre el reino en su totalidad. Se reconstruiría, tenía entendido, pero… ¿en qué medida?
Lo sabría cuando llegásemos, y era la próxima parada.



AXEL
Cada vez quedábamos menos personas en la nave, Edward ya se había ido y los adolescentes también se habían ido… tan solo quedábamos nosotros, los siguientes en abandonar la nave… tenía ganas de volver, a mi castillo, con mis cosas, con mi mujer y con mis hijos…
En cuanto el tesoro sagrado estuviese en su sitio, todo el Reino del Fuego volvería a ser el mismo.


ERI
Miré a Axel, pensé en cómo estaba poco antes de empezar el viaje, y es que había pasado muy mala racha intentando reconstruir el país con la poca gente que quedaba en él.
Esperaba que esta vez resultase más fácil.
Posé mi mano en su mejilla y sonreí.
-Pronto estaremos en casita, eh. Ya tengo ganas de volver, un poquito de paz y demás…


AXEL
Miré a Eri y asentí.
-Lo sé…- Suspiré y apoyé los brazos en la barandilla. Podía notar el aire volcánico, aún faltaba un poco, pero lo notaba a kilómetros…
El Reino había quedado hecho una verdadera ruina, pero… gracias al poder del tesoro, me imagino, que volvería a reconstruirse solo… ese cristal tenía poderes inimaginables y entre ellos devolver el equilibrio al Reino.


ERI
Miré a lo lejos, el aire era más bien cálido.
-Espero que no hayas dejado el tesoro cerca de los niños… -me reí, los críos eran verdaderos diablillos y jugaban con todo a su alcance, sobre todo si tenía forma circular…
-Creo que voy a darme una ducha, aún tardaremos en llegar. –me acerqué y le besé en la mejilla, después me dirigí a las duchas.



AXEL
La miré y asentí cuando se marchó hacia las duchas.
Volví la mirada al frente. Contemplé el bosque, todo parecía muy tranquilo, ya no se veía ningún indicio de los soldados de Draco…
Me sentía bien y liberado, ya no había complicaciones ni más luchas.
Ahora, lo único que haría era tumbarme sobre mi cama y olvidar…



KAI
Me encontraba en la cubierta con Saya, allí arriba hacía algo de calor, pero no me molestaba mucho.
Me mosqueaba el sueño que Saya había tenido y no había querido contarme, y si insistía acabaría por mosquearse.
-He nombrado a James consejero personal y miembro del consejo de sabios.


SAYA
Miré a Kai.
-Ohm, eso está bien, supongo.- Me encogí de hombros y sonreí levemente.
-Así tendrás más ayuda, y bueno, al menos uno de los sabios te será fiel, no como ese montón de viejos…- Suspiré y miré el río que sobrevolábamos.
Axel nos miró y entró dentro, supongo que no querría interrumpir, aún que… no había mucho que interrumpir.



KAI
Axel entró, así que me acerqué a Saya y le abracé por la cintura, depositando un beso en su sien.
-Te veo algo distraída… -la miré y la besé en la mejilla. En cuanto volviésemos a casa podríamos estar los dos solos, y pronto podríamos volver a casarnos, y esperaba que esta vez fuese la definitiva.



SAYA
Negué con la cabeza.
-No, estoy bien…- Me encogí de hombros y seguí mirando al paisaje.
-¿Te parece que esté distraída?- Le miré de reojo y posé la nuca en su hombro.
-Tan solo… tengo ganas de llegar a casa…


KAI
-Y yo. –la besé acariciando su vientre con mis manos. No sabía si ese mismo día llegaríamos, aunque… teniendo a Saya al lado no es que el tiempo me pasase despacio, no me importaba mucho.
Esbocé media sonrisa.
-Oye… Jim te ha abrazado con mucho ímpetu… ¿no seguirá enamorado de ti? –alcé las cejas. Sabía que no, o eso al menos creía…


SAYA
Miré a Kai y entrecerré los ojos.
-Pues… no creo, ¿eh? Pero…. Creo que yo empiezo a sentir algo por aquí por la tripa y el estómago cuando pienso en su abrazo o cuando me besó, ¿crees que seré yo la que está enamorada del chavalin?- Le miré y sonreí, claramente iba en broma.
-No sé, esas cosas suelen pasar…- Alcé las cejas.-… y… al decir verdad, el chaval no está nada mal.- Solté una risotada.


KAI
Entrecerré los ojos negando con la cabeza.
-Pero qué mala leche tienes… -la mordí en el cuello.
-Pero si es un nene parásito que no sabe vivir sin una mujer que le cuide… Bueno… en eso nos parecemos… -la abracé con más fuerza.
-Dudo que te enamores de él, te gustan más los morenos. –moví la cabeza simulando una melena al viento, aunque de melena poco tenía.


SAYA
Solté un grito cuando me mordió en el cuello. Me reí levemente y le miré tapándome el cuello con las manos, me había puesto la piel de gallina.
-¿Y yo tengo mala leche?- Me reí de nuevo.
-¿Qué importan rubios o morenos? Hay otras cosas que importan más, al menos para mí.- Le miré y alcé las cejas mordiéndome el labio.
-Pero, vivirás con esa incógnita, lo siento.- Me separé de él.
-Me voy a dar una ducha. – Le miré y sonreí, al menos había logrado que se olvidase del tema de la pesadilla que había tenido esa noche.



KAI
La miré con los ojos entrecerrados.
-¿Esa es una nueva táctica para huir de mí? No te servirá de nada… -la agarré de la camiseta acercándola a mí y la besé.
-¿Crees que puedes escaparte de mí? –me quedé con la nariz pegada a la suya y pasé mis labios suavemente desde su mejilla hasta su barbilla.



SAYA
Me reí cuando me agarró acercándome a él de nuevo. Posé mis manos en sus costados cuando me besó.
Cerré los ojos cuando me acarició la mejilla y la barbilla con sus carnosos labios.
Sonreí aún con los ojos cerrados.
-No es ninguna táctica, moreno, es que hace calor y me siento pegajosa.


KAI
Sonreí con mis labios pegados a su cuello, su delicioso y delicado cuello.
-No puedo creerme que tengas calor conmigo a tu lado, si mi cuerpo no supera los treinta grados… -la besé con suavidad, pasando mis labios por el mismo recorrido, pero al revés, hasta acabar en sus labios.


SAYA
Solté una risotada mientras sus labios me acariciaban produciéndome escalofríos.
-Bueno… es que contigo una no sabe si sentir frío… o calor.- Ascendí mis manos a lo largo de sus costados hasta pasarlas a sus hombros.
Finalmente, le agarré de la nuca mientras seguía su beso con suavidad.


KAI
Sonreí con mis labios pegados a los suyos.
Había conseguido que se quedase, aunque escaparse no fuese su verdadera intención. Acaricié su espalda con mis manos. Eso de que no sabía si tener frío o calor tenía mucho sentido…
Me separé levemente, dejando que un leve bao helado quedase entre nuestros labios, esbocé media sonrisa.



SAYA
Le miré cuando separó sus labios de los míos… ¿ya? ¿Tan pronto paraban sus dulces labios de besarme? Jo…era verdad eso de que lo bueno duraba poco, en cambio… los segundos que estuve allí atada en la guarida de Draco mientras esa esfera intentaba arrancarme el alma, habían sido para mí eternos…
Suspiré y bajé la cabeza bajando también mis manos de su nuca.



KAI
Solté una leve risotada cuando bajó la cabeza.
-La nena se ha quedado con ganas de más, ¿no? –rodeé su cintura con mis brazos y la besé de nuevo, esta vez con más pasión, acariciando la piel de su espalda con la yema de mis dedos. Sus labios podían perderme…



SAYA
Sonreí cuando volvió al ataque. Rodeé su cuello con mis brazos inclinándome levemente hacia atrás.
No sabría describir lo que sentía ni las reacciones que tenía mi cuerpo cada vez que Kai me besaba. Incluso, después de tanto tiempo, seguía sintiendo lo mismo: primero una oleada de frío me entraba por la boca y me sacudía todo el cuerpo, y después, otra oleada, pero de calor, ascender desde mi vientre hasta que salía de nuevo por la boca… era muy extraño, pero me gustaba.



KAI
Ascendí una de mis manos por su espalda hasta llegar a su nuca, donde la dejé posada.
Sentía mucho calor proceder de sus labios, era lo que tenía el cuerpo humano, reaccionaba con calor a casi todo, excepto en los Fríos, pero Saya no lo era.
La primera vez que nos besamos no podría decir cuánto duró ni cuándo había sido exactamente, el tiempo se paró cuando la toqué por vez primera…
No dejé escapar sus labios de entre los míos.


SAYA
Sentí un fuerte escalofrío cuando su mano ascendió por mi espalda y se posó en mi nuca. Sentí su mano helada, lo que provocó que mi piel se pusiese de gallina.
En esos momentos me vino a la mente la primera vez que me besó y me tocó… es esos momentos me sentí vulnerable, era la primera vez que alguien me tocaba y me besaba… nunca pensé que sería él, por mucho que lo había deseado.
Solté una risotada separando mis labios de los suyos.
Posé la frente en su cuello sintiendo que me sonrojaba… malditos buenos recuerdos.
-Lo siento… es que… me ha venido a la mente algo…



KAI
Sonreí acariciando su rostro levemente acalorado con mis manos. La cogí de la barbilla para poder mirarla, estaba sonrojada.
-¿Nuestro primer beso? –sonreí con amplitud volviendo a besarla. De eso hacían ya por lo menos diez años, éramos sólo unos niños, aún así, había cambiado nuestro futuro en un solo beso.


SAYA
Le miré y sonreí.
-Si, bueno… no solo el primer beso, hay muchas cosas de las que me acuerdo, aun que…- Entrecerré los ojos y le golpeé el hombro levemente con la mano.
-Aún siento rencor por haber aparecido en el templo y haberme espiado mientras me bañaba en la catarata, eres un marrano pervertido.- Sonreí.
Ese día me cabreé mucho con él…



KAI
Suspiré cruzándome de brazos.
-Nunca he llegado a afirmarlo, Nidy es una bocazas. –la miré de reojo, quizá eso le molestó entonces, pero ahora no creo que la importase que la viese desnuda o de cualquier manera, aunque a escondidas era distinto…
-¿Me perdonarás algún día? ¿Y si me espías mientras me ducho? ¿Quedaríamos en paz?



SAYA
Me acerqué de nuevo a él posando mis manos en sus brazos cruzados.
-Ya, ya, tú con tal de echarle la culpa a la pobre Nidy estás contento.- Me reí.
-Tal vez te perdone algún día, aún que, no sentiría tanto rencor si en vez de haberte quedado tras el árbol te hubieses metido en el lago conmigo.- Le miré y alcé las cejas insinuante.
-Te aseguro que al principio me habría cortado un poco, pero… seguro que después te habría recibido con los brazos abiertos.


KAI
Solté una risotada rascándome la nuca.
-Bueno, de eso estoy seguro, por entonces ya estabas loquita por mí, sólo había que verte la cara cada vez que pasaba cerca de ti, y si ibas cada día a verme dudo que fuese solamente para que no me quedase solito… -alcé una ceja.



SAYA
Alcé las cajas cruzándome de brazos.
-Ohm, veo que a medida que vas creciendo te vuelves más listo.- Solté una risotada.
-Tal vez por entonces ya estaba loquita por tus huesos, pero yo te recuerdo que tú también y hacías todo lo posible por no pensar en mí… incluso eras borde conmigo… como te odio.- A parte de los momentos buenos, también me acordaba de la manera que tenía antes Kai de hablarme… el peor fue, el día de su cumpleaños, yo fui la única que le felicitó y encima le hizo un regalo… los hombres podían llegar a ser unos orgullosos…



KAI
-Bueno, ha cambiado todo desde entonces, ¿no? –pasé el reverso de mi dedo índice por su mejilla hasta acabar en su barbilla.
-Ahora soy un hombre totalmente a tu merced, no podrás quejarte de todo lo que te amo. –la besé con suavidad, sin soltar su barbilla de entre mis dedos.



SAYA
Posé mi mano sobre su mejilla mientras me besaba.
-Y no me quejo, es más, creo que es mucho para mí.- Sonreí y le di un beso más corto.
-Ahora si que me voy a la ducha, y está vez no es una táctica.- Me separé dirigiéndome al interior de la nave. Antes de entrar me giré y le miré.
-Dices que ahora eres un hombre a mi merced, yo estoy a tu merced desde aquella noche en el bosque.- Sonreí de nuevo y entré dirigiéndome a las duchas.



KAI
Sonreí negando con la cabeza. No sabía exactamente si se refería al día que nos conocimos o al día que la besé por primera vez, ambas se habían desarrollado en un bosque, nuestra vida giraba en torno al bosque…
Solté una risotada y me apoyé en la barandilla de la cubierta, empecé a reconstruir los hechos de aquella primera vez…


KAI
Ya había caído la noche sobre la Aldea de las Hadas. En el cielo se podía ver con total claridad cada una de las estrellas que lo adornaban, era un lugar muy limpio y sin luz artificial, nunca había visto unas estrellas así.
Suspiré mirando al frente, iba atravesando el bosque, prefería hacerlo a irme a dormir, todos tenían una buena fiesta montada, sobre todo aquella princesa hada con el maldito Axel…
Esos días habían sido muy difíciles para mí. Tener a Saya otra vez encima era como un martirio, entre sus malas caras y las ganas irrefrenables de…
Meneé la cabeza, a parte de eso estaba que tenía que viajar con el hijo del propio asesino de mi padre, no soportaba tener que hacerlo y no poder atravesarle con mi espada…
Sin darme cuenta, llegué al lago de las hadas, juraría haber oído a Saya decir rato antes que había ido a darse un baño…
Retrocedí antes de que creyese que volvía a espiarla…



SAYA
Hacía un buen rato que había ido a nadar al lago. La noche era perfecta para poder relajarme, entre todo el estrés y la mala leche que me ponía ver el careto de Kai…
Suspiré mientras salía del lago. Sin secarme si quiera, me puse por encima el vestido que me habían beneficiado las hadas, el cual tenía colgado en la rama de un árbol, ya que mi ropa estaba al cargo de las lavanderas.
Era lo que más me gustaba de ese sitio, eran muy hospitalarios.
Nada más terminar de vestirme, eché un último vistazo al lago y después me giré con intenciones de irme a mi tienda a descansar un poco.



KAI
Me subí a un árbol cuando vi a Saya salir del agua y vestirse, no quería meterme en más líos, esta vez no tendría piedad en atacarme si me veía ahí…
Volvía hacia su tienda con su vestido ligero que marcaba todas y cada una de sus curvas empapadas.
Tragué saliva, no podía dejarme llevar por eso, sería un gran error… pero esta vez, dejé a un lado la razón e hice caso al… ¿corazón?
Bajé del árbol e intenté no hacer mucho ruido para que no se asustase al oírme posar los pies sobre la hierba.



SAYA
Me giré de golpe cuando escuché pasos detrás de mí.
Cogí una bocanada de aire, que mala suerte que en esos momentos no llevase mi navaja.
Suspiré más tranquila cuando vi que era Kai.
-Dios… me has asustado.- Me llevé la mano al pecho y le miré.
-¿Vuelves a las andadas? ¿Qué pasa? ¿Te has quedado con las ganas de verme de nuevo desnuda, o qué?


KAI
Fruncí el ceño, sabía que no tendría ni que haber bajado, pero… quería hacerlo, necesitaba hacerlo…
Suspiré y me acerqué a ella, cosa que la haría retroceder.
-No estaba mirándote, no al menos esta vez, aunque… -cerré los ojos, era preciosa, y el sólo recuerdo de verla desnuda era fantástico.
La miré de nuevo con mis ojos casi brillando.



SAYA
Retrocedí hasta que mi espalda dio de lleno con el árbol. Posé las manos en el tronco… ¿por qué se acercaba tanto? ¿Y por qué me temblaba todo?
Sentí que mi respiración se agitaba al igual que las pulsaciones de mi corazón cuando me miró de esa manera.
Tragué saliva sonrojada.
-¿Qué… qué quieres?- Pregunté, aún que me costó vocalizar bien, me temblaba todo el cuerpo.



KAI
Apoyé las manos a cada lado de su cabeza sobre la corteza del árbol. Sabía que ella estaba asustada, probablemente creería que quería hacerla daño.
-No quiero hacer nada malo, nada malo a ti al menos no, Saya. –cerré los ojos y acerqué mi rostro al suyo, podía sentir su respiración agitada por los temblores.
La miré a los ojos.
-No sabes cuánto tiempo llevo queriendo tocarte y… besarte…


SAYA
Mi corazón se aceleró aún más cuando me dijo lo que deseaba…
Le miré a los ojos cuando él lo hizo. Sus labios estaban a escasos centímetros de los míos, notaba su aliento frío mezclarse con el mío… era… excitante.
Cerré los ojos un momento… me tenía acorralada y, al igual que él, yo también deseaba que me tocase y besarle… desde que le vi el el bosque, desde que me salvó la vida… sabía que le pertenecía solo a él… estaba a su merced…
Abrí los ojos y le miré.
-Hazlo… tócame…- Dije en un susurro.


KAI
El corazón se olvidó de latir por un momento. Ella me había aceptado, pedía que la tocase, que fuese yo el responsable de que sus poderes desapareciesen para siempre… Confiaba en que yo la haría feliz y la libraría de esa vida que ella no quería…
-¿Estás segura de eso? Es una decisión muy difícil y dura… Es cierto que… deseo poder acariciar tu piel y besarte, toda la noche, todo el día… pero… no podrás volver a ser ninfa. –no me separé ni un centímetro de ella mientras hablaba, quería sentirla muy cerca.


SAYA
Le miré y asentí lentamente sin apartarme de él ni un centímetro…
-Ya te dije que no quería seguir siendo una ninfa… y… desde que… desde que me salvaste la vida en el bosque… yo… no he deseado otra cosa que no fuese… ser tocada por ti…- Me puse aún más roja… me había atrevido a decirle lo que realmente sentía…
Levanté un brazo hasta que pude agarrar su muñeca con mi mano, sin tocarle la piel de la mano, quería que fuese él quién me tocase primero.
Guié su mano hasta posarla en mi cintura, cosa que provocó que nos acercásemos más. Mi torso mojado se pegó completamente al de él. Lo sentí duró y tan frío como una estatua de hielo… me gustaba.
Le miré a los ojos, nuestros labios estaban a punto de tocarse…



KAI
Respiré hondo, sintiendo su aliento húmedo cerca del mío. Lo que estaba a punto de hacer cambiaría nuestras vidas por completo, las de ambos. Quería besarla y sentir su piel bajo la mía, quería ser yo el que la tocase y la hiciese mía…
Cerré los ojos a medida que acercaba cada vez más mis labios a los suyos, ese momento era crucial, sentía que hasta me temblaba algo la mano que tenía posada en su cintura mojada.
Nunca había besado a nadie, pero me moví por el instinto.
Deslicé mis labios hasta los suyos, que al fin lograron juntarse. Atrapé sus labios entre los míos que, como supuse, eran fríos y húmedos. La sensación que noté era indescriptible. Más de una vez me había imaginado como sería, pero nunca lo había llegado a pensar así.
Una gran oleada de calor sacudió mi cuerpo y ascendí la mano que tenía en su cintura hasta su brazo desnudo. Lo notaba también frío y húmedo, no sólo por el agua, sino por el propio elemento, que poco a poco, fue perdiendo intensidad.
No me separé de sus labios, que me atreví a mover entre los míos, fusionándolos y acariciándolos. Saya era mía…



SAYA
Cogí una gran bocanada de aire antes de que sus labios acabasen presionando los míos de repente.
Cerré los ojos con fuerza sintiendo como su aliente gélido penetraba dentro de mi cuerpo enfriándolo, pero a la vez, quemándome cada célula de mi organismo.
Llevé mis manos a su nuca obligándole a pegarse más a mi cuerpo hambriento de él.
La sensación de sentir sus fríos y carnosos labios recorrer cada milímetro de los míos era mejor que cualquier otra cosa, tan solo le deseaba a él… que sus manos acariciasen todo mi cuerpo, de arriba abajo sin excepciones…
Sus labios empezaron a moverse junto con los míos que le seguían con pasión… una pasión desenfrenada…
Me estaba dejando llevar por la locura, y es que, en solo eso podía pensar, en dejarme llevar por él…
A medida que él me besaba, sentía que mi cuerpo sufría un cambio repentino, me sentía más vulnerable y el agua que fluía dentro de mí… desaparecía poco a poco…
Pero, no me preocupé… me sentí liberada.


KAI
A medida que pasaba el tiempo, aumentaba la pasión de nuestro beso, ese largo e infinito beso. Mis manos se posaron en su cuello, la agarré de tal manera que pudo inclinarse más y la besé con más intensidad, notando sus labios pegados a los míos como si dependiesen los unos de los otros.
Acaricié su cuello frío, aunque no tanto, debajo de mis manos.
Estaba viviendo un sueño y al mismo tiempo una pesadilla, pero el sueño ahora mismo nublaba por completo cualquier indicio de pesadilla.
Agarré su pelo entre mis dedos, un pelo muy suave, que poco a poco fue perdiendo su tacto, pero en eso se basaba la pérdida de poderes, yo seguía concentrado en su beso y acariciar todo su cuello, bajando las manos por sus hombros y caderas.



SAYA
Un escalofrío subió por toda mi espalda hasta la nuca. Sus manos me acariciaban con la misma pasión con la que sus labios besaban los míos.
Le agarré de la cara separando mis labios de los suyos un momento.
Aún seguía con los ojos cerrados, pero mi respiración estaba muy agitada, al igual que la de él…
No me atreví a mirarle, seguro que había perdido todo… “mi encanto” de ninfa y ahora tan solo tendría la apariencia de una simple humana…



KAI
La agarré de la cara con suavidad y la miré. Su piel y su pelo habían cambiado de color, ahora su piel era rosácea como la de cualquiera, pero tenía algo especial, y sus mejillas sonrojadas la hacían hermosa. Su pelo ya no era tan brillante como antes, pero el moreno la sentaba bien, y seguía siendo tan hermosa como lo era antes, al menos para mí sí lo era.
La alcé la cabeza para que me mirase, quería ver sus ojos.
-Ábrelos. –susurré.



SAYA
Kai hizo que alzase la cabeza… quería que abriese los ojos, pero… ahora que me había tocado, mis poderes y mi aspecto de ninfa habían desaparecido totalmente…
Mi aspecto sería el de una humana… ¿le seguiría gustando así?
Suspiré y abrí los ojos… levanté la mirada directamente a sus ojos… ahora estaba más nerviosa que antes…
-Si… si ya no te gusto o… bueno, cualquier cosa de esas… lo entenderé…


KAI
Miré sus ojos más oscuros que antes, lo único que quería era que tuviese ese brillo que antes tenía cuando me miraba, y ahí estaba, igual que antes.
Sonreí.
-Eres la mujer más hermosa que pueda haber, siendo o no ninfa. –la volví a besar, agarrando su nuca entre mis dedos, ella temía que pudiese dejar de gustarme así, pero me gustaba más, era más humana.


SAYA
Un nuevo escalofrío invadió mi cuerpo cuando me besó.
Era la mujer más hermosa para él, con eso ya me bastaba y me sobraba.
Siendo ninfa o no, aún sentía algo por mí.
Posé mis manos tras su espalda empujándole suavemente hacia mí… sus labios creaban adición, y, al ser humana al cien por cien, los sentía mucho más fríos y excitantes.


KAI
Continué besándola y bajé mi mano por su cintura, acariciándola con suavidad hasta su muslo, en el cual clavé ligeramente mis dedos, sintiendo su piel debajo de mí.
Su vestido se subió levemente al acariciarla, no dejé de besarla, llevaba mucho tiempo deseándolo.


SAYA
Le besé con más pasión y fogosidad cuando su mano acarició mi muslo haciendo que el vestido se subiese levemente.
Solté un leve gemido cuando lo hizo. Nunca antes me habían tocado así y no conocía las reacciones de mi cuerpo, pero… el gemir y el jadear es algo que salía automáticamente.
Me apreté más contra él pegando mis labios a los suyos y separándolos simultáneamente y sin dejar de jadear.



KAI
No me separé de ella, sus labios y los míos jugaban como si se hubiesen estado esperando toda la vida, ¿es que estábamos destinados a estar juntos quizás? Eran muchos meses los que habíamos estado juntos cada día, había nacido algo entre los dos, ella me fascinaba de una manera que no podría haberme imaginado, perdía el sentido y la cordura por ella.


SAYA
Posé mis manos en su pecho agarrando su camisa entre mis dedos.
Le miré con la respiración agitada. Esbocé una leve sonrisa tragando saliva. Sentí que me subían los colores, por la cercanía, el momento y la situación….
Le di un beso más corto y volví a mirarle.
-Kai… quiero pasar la noche contigo, en tu tienda…


KAI
Posé mis manos sobre su rostro, acariciando sus mejillas sonrojadas con mis pulgares.
-Yo quiero que pases toda la noche conmigo en mi tienda. –la besé de nuevo y la agarré de la cintura, la alcé para cogerla en volandas, sin separar nuestros labios. Ahora que podía tocarla no la soltaría.
Caminé hacia la aldea de las Hadas, allí estaba mi tienda, donde dormiría por primera vez acompañado de alguien.


SAYA
Me agarré a él cuando me cogió en volandas.
Salimos del bosque y nos dirigimos a su tienda.
Era la primera vez que pasaba la noche acompañada de alguien que no fuese Nidy.
La aldea estaba desierta, cada uno en su cama.
Bajé de los brazos de Kai y entré en la tienda seguida de él.
No sabía que haríamos esa noche, pero… lo que si sabía era que esa noche compartiríamos algo más que palabras.


KAI
Cerré la tienda y miré a Saya. Me acerqué a ella y la agarré de la cintura besándola, esta vez apretando mis labios contra los suyos.
-¿Te has dado cuenta de todo lo que ha cambiado ahora? –la abracé por la cintura tumbándola sobre mi “cama”.
-Si te pedía entonces que fueses feliz, era una invitación para que ambos los fuésemos.



SAYA
Me recosté sobre la cama agarrando a Kai de los brazos haciendo que se tumbase encima de mí.
-Lo sé… y cuando yo te dije que tu también tenías derecho a serlo, quedó totalmente claro que era yo la que quería hacerte feliz…- Le agarré del pelo de su nuca besándole con fuerza pegando mi espalda a los cojines que formaban el colchón de la cama de Kai.
Seguí besándole notando como el vestido se subía cuando Kai se recostó sobre mí.



KAI
Su piel estaba erizada por el frío, me encantaba notarlo bajo mi mano, a mi el contacto físico no era algo que me sobrase y ella era la primera vez que era tocada, ambos estábamos algo nerviosos y emocionados.
No dejé ni un momento de besar sus labios, su barbilla y, más tarde, su fino cuello, en el cual me concentré, sintiendo su piel entre mis labios.
La mano que tenía sobre su muslo izquierdo, empezó a ascender, aprovechando que su vestido estaba ligeramente subido, hasta la cintura desnuda.


SAYA
Eché la cabeza hacia atrás cerrando los ojos cuando sus labios besaron mi cuello. Cogí una bocanada de aire y hundí el vientre cuando su mano se coló bajo el vestido.
Tragué saliva clavando mis uñas ligeramente en su nuca agarrando su pelo entre mis dedos.
Mi cuerpo se calentaba como si tuviese vida propia, no obedecía a mi mente….
Por una vez en la vida no quería tener control sobre mi cuerpo, que fuese Kai quién me llevase… pues mi cuerpo solo reaccionaba a sus movimientos.



KAI
Volví a besar sus labios, y me atreví a introducir la lengua entre ellos para encontrar la suya. Era húmeda y ligera, y se fusionaba con la mía como si ambas hubiesen salido del mismo molde y se hubiesen separado.
Seguí acariciando su cintura, sus muslos, su cuello… Saya me hacía perder la razón y no sabía por qué, pero me gustaba.


SAYA
Dios… estaba perdiendo completamente el control de mi cuerpo.
La locura y la pasión me invadían por completo, me dejaba guiar por lo que sentía….
Le besé de la misma manera que él me besó, jugueteando con su lengua, que se movía junto a la mía como si se tratase de una culebra enroscándose con la mía.
Jamás pensé que sería capaz de hacer algo así, tanto tiempo siendo intocable traía sus consecuencias.
Llevé mis manos a la parte delante de su camisa la cual desabroché dejando su torso al descubierto.
Deslicé mis manos por su piel con suavidad volviendo a besarle.



KAI
No pensé que ella iba a estar preparada para hacer algo así, al fin y al cabo, era la primera vez que alguien la tocaba, pero ella misma me estaba demostrando que me equivocaba.
Cogí aire para poder volver a besarla por su delicado cuello, el cual mordí levemente, sintiendo todo el calor que invadía el cuerpo de Saya.



SAYA
Cerré los ojos apretando la piel de su espalda con mis dedos. Su piel era tan fría y tan suave bajo mis dedos…
Solté un gemido cuando me mordió el cuello…
Acababa de darme cuenta de cual era mi punto débil.
Cada vez que sus labios rozaban mi cuello, una oleada enorme de calor recorría mi cuerpo de arriba abajo.
-Kai...- Dije soltando una bocanada de aire encogiendo mi pierna izquierda.



KAI
La miré cuando me llamó, no sabía exactamente si que besase su cuello la gustaba o no, pero por el calor que desprendía y el tono que había usado, debía encantarla.
Besé sus labios de nuevo, acariciando su cuello con la yema de mis dedos, estaba dispuesto a llegar hasta el final.
Bajé mis manos hacia su ropa interior y agarré sus bordes lentamente.



SAYA
Abrí los ojos cogiendo una gran bocanada de aire cuando sentí que agarraba mi ropa interior.
Pensaba que estaba lista, pero, en esos momento sme di cuenta que era demasiado temprano para mí.
Agarré su mano y le miré.
-Kai… espera…- Tragué saliva respirando muy agitada.
-Espera un momento… yo…- Suspiré.
-Lo…lo siento, pero… creo que es demasiado pronto para mí llegar más lejos…- Le miré con algo de miedo… no sabía si se cabrearía, pero todo había sido tan… repentino…


KAI
Tragué saliva cuando me frenó, después de hasta donde habíamos llegado no me esperaba esa reacción, pero la verdad es que esperar un poco más no era problema.
Negué con la cabeza.
-No te preocupes… -acaricié su cuello.
-Si he podido esperarte todo este tiempo, un poco más no será para tanto, sólo cuando tú estés preparada. –la besé de nuevo, llevando mi mano de nuevo a su rostro. Me hubiese gustado poder haberla hecho mía esa noche, pero debía comprender que no todo se obtenía con el primer beso, debía esperar, algo que no me importaba siempre y cuando Saya siguiese conmigo.


SAYA
Le miré y sonreí.
Me aliviaba saber que no se lo había tomado a mal.
-Gracias…- Bajé la cabeza colorada.
-Espero que no tengas que esperar mucho.- Solté una risotada y le miré de nuevo acariciando su espalda con mis manos.
-Aun que… esta noche no hagamos nada, pienso quedarme aquí, si tu quieres, claro…- Sonreí de nuevo.



KAI
Asentí y acaricié suavemente su cabello con mi mano derecha.
-Quédate el tiempo que tú quieras, ahora que puedo tocarte, quiero tenerte en contacto conmigo, para sentirte y saber que estás aquí, conmigo. –volví a juntar nuestros labios, los echaba de menos si no los tenía junto a los míos.



SAYA
Rodeé su cuello con mis brazos cuando volvió a besarme. Sus labios eran tan fríos y suaves… me pasaría toda mi vida pegada a ellos.
Sonreí y le miré acariciándole la nuca con mis dedos.
Aún le tenía encima de mí, pero era algo que no me importaba, así podía tenerle pegada totalmente a mi.
-Entonces, me quedaré contigo para que sepas que estoy aquí.


KAI
Me tumbé de lado para poder tenerla totalmente pegada a mí sin que tuviese que aguantar mi peso, pero no me separé de sus labios, nada más que para poder coger aire los dos, que lo necesitábamos.
No sabía si podía dormir aquella noche, nunca había dormido acompañado, pero su compañía me resultaba placentera.



SAYA
Me arrimé a él de manera que mi pecho estuviese pegado al de él mientras le besaba.
Sus besos eran como una droga, no debería haberle besado, pero… si no lo hubiese hecho no estaría esa noche con él en la misma tienda disfrutando de sus labios y de todo él.
Le agarré de la nuca con una de mis manos mientras que con la otra agarraba su brazo y lo pasaba por encima de mi cintura.
Le miré y sonreí. Apoyé mi frente en su pecho atreviéndome a depositar besos sobre su piel.


KAI
Suspiré acariciando su cintura y espalda con mis manos, sospechaba que esto me iba a complicar y alegrar la vida al mismo tiempo.
-Saya… -susurré.
-No te vayas de mi lado… -la besé de nuevo antes de intentar dormirme. Saya era más importante para mí de lo que pensé.



KAI
Sonreí, ese recuerdo seguía vivo en mi mente como si hubiese pasado el mismo día anterior, aunque hubiesen pasado ya diez años.
Miré hacia atrás, Saya se había marchado a las duchas, pero también se había acordado de ello, ¿quién iba a decirnos que después de aquel beso siguiésemos juntos durante todo este tiempo? Aunque claro… sin contar el tiempo que habíamos estado separados…
Suspiré apoyándome de nuevo en la barandilla, deseaba poder casarme con ella de nuevo.



NEO
Llegamos al Reino del Fuego cuando el sol ya se estaba poniendo.
Suspiré y empecé a aterrizar la nave ante la puerta del Reino, el cual estaba devastado… suponía que, ahora que tenían el tesoro del Fuego, este tuviese el poder suficiente como para volver a levantarlo.
Muchas personas estaban sufriendo por ello, sus hogares habían sido destruidos, pero ahora, ya tendrían un motivo para que les devolviesen la esperanza.
Apagué los motores cuando aterricé la nave por completo.
Abrí la compuerta y resoplé cuando una oleada de calor entró dentro presionando el ambiente… que calor…
-Fin de trayecto.


KARA
Sentí una gran oleada de calor al abrir las compuertas. Suspiré, era un calor encantador.
-Al fin en casa. –sonreí y me levanté estirándome.
-Si no te importa… creo que voy a bajar, sólo para ver si veo a Sein, enseguida vuelvo a subir, ¿vale?



NEO
Miré a Kara y asentí.
-Bien, tómate tú tiempo, yo te esperaré aquí.- Sonreí y me levanté quitándome la camiseta.
-Yo aprovecharé y me daré una buena ducha de agua fría.- Me acerqué y la besé en la frente.
-Saluda a Sein de mi parte.- La miré guiñándola un ojo mientras me dirigía a las duchas.


KARA
Sonreí.
-Tú dúchate tranquilo, grandullón, no tardaré mucho. –salí de allí, quería ver a mi hermano pequeño y decirle que pronto estaría en casa, aunque no sabía cien por cien segura si estaría en casa…
Salí con mi mochila en el hombro y me metí entre la gente que me miró preguntándose si sería alguien importante… Pché.
Me dirigí a casa, una de las pocas que estaban decentemente bien.



AXEL
Al fin estábamos en casa, que alegría, tenía ganas de hacer entrega del tesoro y que todo volviese a la normalidad, mi castillo, mi reino con mi familia y mi gente…
Ya teníamos todo listo para salir, eso si, no quería irme de la nave sin despedirme de mis amigos.
Me dirigí hacia la cubierta, donde estaba Kai, ya que Saya aún no había salido de las duchas, esa mujer… cuando entraba en el agua no había Dios que la sacase de ella…
Suspiré y me acerqué hasta colocarme a su lado apoyando los codos en la barandilla.
El sol ya ocultaba sus últimos rayos dando paso a la noche.
-Nos vamos ya, Kai.


KAI
Miré a Axel, él y su familia se marchaban ya, habíamos aterrizado en el Reino del Fuego, hacía mucho calor.
-Espero que pronto se arregle todo y podáis volver al castillo cuanto antes. –sonreí levemente, pasaría tiempo hasta que volviésemos a vernos.



AXEL
Asentí y le miré.
-Ya, yo también espero que puedas volver a casa con Saya y el crío…- Suspiré y me giré en su dirección.
-Sé que no te van muchos las despedidas y, bueno, los dos sabemos que no nos hemos llevado muy bien, pero…te deseo lo mejor, Kai.


KAI
Asentí y apoyé mi mano en su hombro.
-Lo mismo digo, Axel. Tenemos que levantar de nuevo los países, necesitamos poner todo lo posible por nuestra parte para poder hacerlo, así que ya sabes, y no vuelvas a recaer, si necesitas ayuda, ya sabes. –sonreí y miré a la ciudad, estaba arrasada, pero pronto volvería a la normalidad con el tesoro.


AXEL
Esbocé media sonrisa y asentí.
-Lo sé, es mejor contar con los amigos que contar con uno solo, ¿no?- Solté una pequeña risotada y le di unos golpecitos en el hombro.
-Ya nos veremos.- Sonreí y salí de la cubierta dirigiéndome a la salida donde, supuestamente, estarían Eri con los gemelos.
Ya era hora de descansar.



KAI
Miré hacia atrás mientras Axel se marchaba, lógicamente, esa ironía lo decía por mí. Negué con la cabeza sonriendo y apoyé mi mano helada en mi nuca para poder calmar un poco el calor.
Entré, sería mejor no aguantar el calor del sol para mí.
Ahora Neo nos llevaría a nosotros…


NEO
Salí de las duchas y me dirigí a la sala de mandos.
Axel y su familia ya habían abandonado la nave… otros que volvían a casita… bueno, no podía quejarme, dentro de poco yo también volvería con Kara y con Sein a casa… la que sería mi nueva casa, claro…
Me senté en mi sillón y puse rumbo al Reino del Hielo, eso sí, no puse en marcha la nave hasta que Kara no volviese.



KARA
Volví a la nave deprisa, me había demorado un poco, y la gente ya se había metido en sus casas, por lo que todo estaba preparado para irnos.
Entré en la nave y cerré la compuerta, me dirigí a la sala de mandos y me senté con Neo.
-Ya estoy aquí. –le di un beso en los labios.
-Cuando quieras nos vamos. –saqué de la mochila una botella de ron.
-Te he traído esto para cuando no estés conduciendo. –sonreí y la dejé a un lado, donde no pudiera volcarse.



NEO
Kara llegó sofocada. La miré y sonreí.
Encendí los motores cuando se sentó a mi lado.
-Muy bien, pues en marcha.- Miré la botella de ron y después a ella.
-Vaya, gracias.- Me reí y elevé la nave.
-¿Cómo está Sein?- La miré mientras programaba el GPS.



KARA
-Pues… bastante bien. He conseguido incluso que me llegue a decir que se ha preocupado por nosotros y todo, con lo soso que es… -me reí encogiéndome en la silla, abrazando mis piernas.
-El pobre ha pensado que Draco nos había hecho polvo hasta que se descubrió que ha muerto, pero está bien, dice que te manda recuerdos, que quiere que vuelvas en seguida para ayudarle con la moto. –sonreí, mi hermano apreciaba mucho a Neo, y era bueno que se llevasen bien.



NEO
Sonreí y miré al frente agarrando el timón entre mis manos.
-Si, en cuanto vuelva nos pondremos en ello.- La miré y posé una de mis manos en una de sus piernas.
-¿Sabes? Pensé que Jim era el único chico que consideraba de mi familia. Él y yo tenemos una buena relación y he llegado a quererle como si fuese mi hermano pequeño, ya que… nunca he tenido uno…- Solté una pequeña risotada y la miré de nuevo.
-Lo que quiero decir es que… aún que, haya pasado muy poco tiempo con él, considero a Sein como si fuese algo más que un hermano pequeño… no sé si me entiendes…


KARA
Miré a Neo algo extrañada.
-Dios mío, Neo, ¿cómo puedes querer tanto a ese niño? Si es un cacho de carne con ojos… -me reí, ese chico era muy soso y estético, no sabía que Neo le quisiese tanto…
-¿En serio?



NEO
La miré y solté una risotada.
-Si, muy en serio… puede que te parezca mucho, pero… en él veo al chico que era yo cuando tenía su edad.- La miré cuando puso cara de asombro.
Me reí y asentí enérgicamente.
-Si, si, puedes poner la cara que quieras, pero, es así… yo de joven era muy, pero que muy soso.


KARA
Alcé las cejas.
-Siento decirte, Neo, que por muy serio que seas me extraña muchísimo que te parecieses a mi hermano ni en el blanco de los ojos… pero bueno, mejor te conocerás tú que yo… creo. –alcé una ceja algo extrañada.
-En serio me parece muy extraño, Neo. –sonreí.
-Pero bueno, me alegro de que os llevéis tan bien, así tiene una figura masculina en la que fijarse, ha crecido solo con mi hermana y conmigo.


NEO
La miré de reojo y esbocé media sonrisa picarona.
-Entonces… no me extraña que sea así de… ¿soso?- La miré sonriendo, seguro que eso la picaría… o esperaba que o se cabrease.
-Pobre Sein, ahora empiezo a comprenderle.- Alcé las cejas.



KARA
Le miré entrecerrando los ojos.
-Pero qué majo eres, cariño. –le pegué un puñetazo no muy fuerte en el brazo.
-Sein es así porque lo lleva en los genes, y lo bueno es que no ha salido un depravado viviendo con dos mujeres tan buenorras como lo éramos mi hermana y yo, pché. –me reí.
-Ahora empiezo a comprenderle, dice… -negué con la cabeza.


NEO
La miré sonriendo y la agarré de la cintura sentándola sobre mis piernas.
-No solo empiezo a comprenderle, más bien le envidio.- Rodeé su cadera con mis brazos y apoyé la cabeza entre sus pechistos de caramelo.
-Mmmm… que bien me lo voy a pasar cuando volvamos a casa. – Ronroneé como un gatito.



KARA
Puse los ojos en blanco y sonreí, le acaricié la nuca.
-Pero que morro tienes, nene, aprovechándote de mí… -le miré, se le veía a gusto sobre mis pechos. Me reí y le besé en la cabeza.
-Nada, nada, disfruta, cuando lleguemos a casa la vamos a destrozar. –sonreí, en cuanto dejásemos a Saya y los Kai en el Reino del Hielo ya estaríamos los dos solos.



NEO
Asentí sin apartar la cara de sus voluminosos, duritos, aterciopelados, rosados, cálidos, suaves, deliciosos pechos ni un centímetro.
Suspiré acercándola más a mí.
Hacía bastante calor, pero no me importaba con tal de estar con Kara.
Nunca pensé, que, después de lo sucedido con Nyla, iba a volver a enamorarme de alguien, pero, resulta que todo es posible y me alegraba de estar casado con una mujer como Kara…



KARA
Seguí acariciando la nuca de mi Neo, se le veía muy a gusto, y no me podía quejar, a mí no me desagradaba.
Le besé en la cabeza y después de alcé la cara para poder besarle en los labios, ese día en las duchas había cambiado por completo la vida de ambos, había sido una verdadera suerte.



KAI JR
Salí de la bañera después de que los primos se fuesen a casa con sus papis… jo, que rollo, ahora me aburriría, aun que Jimmy jugaba conmigo a las cartas… lo que pasaba es que estaba todo el rato con su novia besuqueándose y haciendo ruidos raros en su habitación… Jimmy había caído víctima de los besos y los abrazos…
Suspiré y salí de mi cuarto con el pijama puesto, bueno… tan solo con el pantalón, hacía bastante calor.
Entré en la cocina, mi dulce Kara había preparado unos sándwiches muy ricos y mi tripita hacia ruido.
-¡Ha jalar!- Me subí encima de la silla y agarré tres sándwiches.
-Ñam, todos estos para mí.



KAI
Entré en la cocina, Kai estaba allí, apoderándose él solo de tres sándwiches, menudo fondo tenía el crío.
Me senté a su lado y le vi comer, había echado de menos al pequeñajo. Le acaricié la cabeza.
-Tienes hambre, eh.



KAI JR
Miré a Papá y sonreí con la boca manchada de tomate cuando entró a comer también.
-Si, tengo mucha hambre, esto de ser niñera agota mucho.- Asentí lamiéndome la boca y pegándole un buen mordisco de nuevo al sándwich.
-¿Tú no tienes hambre, papi?


KAI
Sonreí negando con la cabeza y cogí una servilleta dejándosela al lado, menudos manchurrones se estaba dejando…
Me levanté y cogí uno de los sándwiches que había preparado Kara, me senté al lado de mi hijo y empecé a comer con él.
-Mira que es difícil cuidar de esos bichos, eh. ¿Te han dado mucho trabajo?



KAI JR
Asentí enérgicamente y suspiré.
-Si, mucho, son muy revoltosos, mucho más que yo, y ya es decir…- Mordí de nuevo el sándwich. -Son unos bichos, jugaban con cosas que no son suyas y más de una vez les pillé jugando con la ropa interior de Mamá. Se las ponían encima de la cabeza y decían, “mira, Tate, esto es de la chica guapa”, yo entraba cabreado y les decía, “¡no, eso es de mi mami!- Miré a Papá.
-Se asustaban y salían corriendo. Después iban al cuarto de Jim y de Erika y lo revolvían todo o lo ensuciaban…


KAI
Abrí los ojos como platos cuando describió las travesuras de los niños, ¿cómo podían estar sus padres tan tranquilos si era para agarrarlos a un palo con correa?
-Vaya… -me reí, lo de la ropa interior de Saya tenía que comentárselo…
-Creo que agradezco que tú seas un niño tan bueno…


KAI JR
Sonreí y miré a Papá.
-Yo zoy mu weno, papi.- Dije poniendo caritas de angelito.
-Yo no juego con la ropa interior de Mamá, eso no se hace, un caballero como yo no hace esas cosas, yo juego con tu ropa interior.- Mordí el tercer sándwich.
-Que rico está.


KAI
Le miré alzando una ceja y le di una colleja.
-Niño, con la ropa no se juega, y punto. –negué con la cabeza.
-¿Para que están los juguetes? ¿Qué le has hecho a mi ropa? Contesta, pequeño truhán. –entrecerré los ojos.
-¿Te la has puesto en la cabeza? ¿La has usado de trapo? Habla.



KAI JR
Papá me pegó una colleja haciendo que me manchase la nariz de tomate.
Le miré enfadado.
-¿¿Por qué me pegas?? Era un bruto, ahora no te voy a decir nada.- Me levanté de la silla.
-Me voy a la cama.- Me crucé de brazos y me fui a mi cuarto.
Papá era un bruto, siempre me pegaba…


KAI
-Kai… -suspiré y me levanté.
-Kai, perdona… -le abracé cuando se iba hacia su cuarto.
-No te enfades, por favor, no quería hacerte daño. –le besé en la mejilla.
-Lo siento… -tragué saliva, esa faceta de dar collejas cuando hacíamos algo mal la había heredado de mi padre y no me gustaba…



KAI JR
Miré a Papá aún enfadado.
Siempre me pegaba collejas y no me gustaba nada.
-Siempre que hago algo que no te gusta me pegas, pues a mi no me gusta que me pegues y yo en cambio no te pego cuando no me gusta…- Seguí con los brazos cruzados y con cara de cabreo.



KAI
Suspiré y no le solté.
-Lo sé, hijo, lo siento… no me gusta pegarte… -quería dejar de hacer eso, o Kai me empezaría a odiar, y era algo que realmente no podría soportar, que mi hijo me odiase…
-Perdóname, por favor…



KAI JR
Miré a Papá y suspiré bajando los brazos.
-Está bien, te perdono…- Sonreí y le abracé.
A Papá no le gustaba que yo hiciese trastadas y a mi… que Papá me pegase por hacer trastadas… Jo, ser un niño no era nada fácil…



KAI
Abracé a Kai con fuerza y le cogí en brazos, le besé en la cabeza.
-Anda, vamos a terminar de comer. –le limpié con la mano el tomate que tenía en la cara y le llevé de nuevo a la cocina. Le senté en la silla y volví a sentarme a su lado. No me sentía a gusto así, debía hacer algo para dejar de hacerle eso a Kai.
Cogí de nuevo mi sándwich y volví a comer.



JIMMY
Después de terminar de recoger algunas cosas que me podrían resultar valiosas, decidí salir un rato a cubierta a tomar el aire, aún que, fuese algo caliente, pero dentro de la nave hacía mucho más calor.
Aún me sentía emocionado por la oferta de Kai… sería un miembro más en la sede de los sabios, y no solo eso, sería el consejero personal de Kai…
No me lo había terminado de creer… hacía nada era un delincuente buscado por todo el mundo y ahora sería parte de un grupo de sabios poderosos…
Me alegraba por que así le podría dar a Ánima todo lo que quisiese y cuidaría de ella como se merece… aun que, nuestra cabaña no estaba mal del todo…
Eso era algo que debía discutir con ella…



ÁNIMA
Me puse unos tirantes y pantalones cortos, en el Reino del Fuego hacía mucho calor… Salí a la cubierta haciéndome una cola de caballo en el pelo, allí estaba Jimmy. Sonreí, estaba contento por la oferta de Kai, y eso le dibujaba una sonrisa en la cara a cada instante, me encantaba.
Me acerqué a él y le tapé los ojos con las manos, soplándole aire frío en la nuca.


JIMMY
Sentí que unas manos cálidas me tapaban los ojos.
Solté una risotada y posé mis manos encima de las anónimas.
-Humm… ¿de quién serán estas suaves y delicadas manos de mujer?- Me hice el interesante y seguí palpándolas.
-A ver, a ver… humm… no sé, no sé… pueden que sean de una mujer joven, muy hermosa, de cabello castaño ondulado, de impresionantes ojos azules oscuros, un metro sesenta y cinco, curvas de infarto y… -Solté una risotada.
-Bueno… mejor no meterme en detalles más íntimos.


ÁNIMA
Me sonrojé a medida que supuestamente me iba describiendo a mí, sí que tenía una buena vista subjetiva.
-Vaya, ¿quién seré? –me reí y le destapé los ojos para mirarle.
-No sé si tomarme eso como cumplido, como peloteo… -sonreí y le besé agarrándome a su camiseta.



JIMMY
Me reí y la agarré de los hombros separándola para mirarla a la cara.
-Nena, me subestimas, yo nunca te diría cosas así por peloteo… bueno, a no ser que nos enfademos, pero mientras que no sea así, no es peloteo.- Alcé las cejas y la agarré de la cintura pegándola a mí.
-Hace calor, ¿eh?- Esbocé media sonrisa burlona.



ÁNIMA
Me mordí el labio, no tenía bastante calor como para que me pegase a él de esa manera.
-Puf… -me abaniqué con la mano el cuello, ya que estaba sudando no me venía mal.
-Y si encima nos arrejuntamos tanto vamos a salir ardiendo… -esbocé media sonrisa, Jimmy sabía seducirme siempre y no podía escaparme.



JIMMY
Solté una risotada pegándola más a mí de manera que su torso estuviese junto con el mío.
Hice que se inclinase un poco hacia atrás mientras la comía la boca…
Esta mujer me volvía loco, hiciese calor, frío, ventisca, un huracán…
Ella sacaba mi parte más juguetona y tierna a la vez.



ÁNIMA
Me agarré a su nuca derritiéndome en sus brazos, no sería la primera vez que perdía el equilibrio por su culpa, me tenía totalmente a su merced…
Sonreí siguiendo su largo beso, eran interminables, como el primero, lo adoraba…
Sentí como mi piel poco a poco iba poniéndose de gallina, perdía el control y la cabeza por sus caricias y besos como una niña tonta…



JIMMY
Separé mis labios de los suyos para coger aire.
Bajé la mirada a la piel de su cuello y su clavícula, la tenía erizada.
Esbocé media sonrisa y la miré de nuevo a los ojos.
-¿Tienes frío, cervatilla?- Alcé las cejas.
Sabía de sobra que esa reacción era a causa de mis besos…



ÁNIMA
Le miré frunciendo el ceño.
-Te parecerá bonito que cada vez que nos vemos acabe de tal manera… -sonreí y me incorporé.
-Y lo peor es que tú te vas siempre con esa sonrisa triunfal, disfrutando de hacerme sufrir así…


JIMMY
Sonreí sin soltar su cintura de entre mis manos.
-¿Sufrir así, como?- Sonreí de nuevo de esa manera “triunfal”.
Acaricié su cuello con el reverso de mi mano y la miré a los ojos.
-Sabes que me gusta mucho hacer disfrutar y sé cuanto te gustan mis besos locos y desenfrenados, ¿verdad? Y no solo en los labios.- Me incliné hasta que mis labios se pegaron a su cuello en el que fui depositando intensos besos y fui bajando por su hombro y su clavícula hasta por encima de uno de sus pechos.


ÁNIMA
Cerré los ojos, maldito…
-No se puede tener una conversación civilizada, siempre… -suspiré.
-Acabo por los suelos… -negué con la cabeza.
-No me quiero imaginar el día que te quiera sermonear, no voy a poder imponerme, eres un manipulador conmigo… ¿por qué me gusta tanto?



JIMMY
La miré y sonreí.
-Pues… no lo se, nena, pero resulta que a mi también me gusta.- Solté una risotada y volví a besarla en los labios.
Me separé de ella y me coloqué a su espalda rodeándola con mis brazos. Apoyé la barbilla en su hombro dándola un suave beso bajo la oreja.
-Oye, preciosa, ¿dónde prefieres que vivamos, en la cuidad del Hielo o a las afueras, en nuestra cabaña?


ÁNIMA
Bajé la mirada a la barandilla, me había pillado algo despistada.
-Pues… no lo sé, Jimmy. A las afueras es un lugar muy tranquilo y bonito… pero al reino tienes que ir cada día, posiblemente eso te llevaría bastante tiempo para ir y volver… -le miré.
-Como tú desees.


JIMMY
Sonreí y suspiré.
-Bueno, haré lo que tú quieras, aún queda tiempo hasta que lleguemos, así que, piénsatelo.- La besé en la mejilla.
-Será lo que tú quieras, y no te preocupes por lo de ir todos los días al reino, ya me las apañaré como sea.- Sonreí mirándola a los ojos.



ÁNIMA
Sonreí.
-Creo que será mejor vivir en el Reino del Hielo… Kai te necesita como consejero, y si no recuerdo mal, Kai te ha ofrecido un lugar, ¿no? –le besé.
-Además, si hace frío allí, me gustaría dormir abrazadita a ti para que me des calor… -sonreí.



JIMMY
La miré y asentí.
-Entonces será como tú quieras, si quieres que vivamos en el Reino del Hielo pues nada, a pasar frío.- Me reí y la abracé con más fuerza.
-Uuuh, pienso en el frío y no paso tanto calor.


ÁNIMA
Me reí abrazándole también, acariciando su nuca desde el inicio hasta la espalda.
-Si supone algún problema a mí no me importa, siempre y cuando cada día pueda estar contigo… -le besé en la mejilla y después en los labios, acariciando su pelo.
Quería pasar el resto de mi vida a su lado, sin importar donde.



JIMMY
Negué y la miré.
-No, creo que no supondrá ningún problema.- Sonreí y suspiré depositando un beso en su cabeza. Cerré los ojos sin separar mis labios de su cabeza.
-Me da igual donde vivir, mientras que sea contigo, me da igual, como si es en medio de la nada, o en una pocilga.- Solté una risotada.
-No, bueno, en una pocilga no.


ÁNIMA
Sonreí acariciando su cuello y su pecho.
-Eso mismo opino yo… -le besé en la garganta con suavidad, pasando mis dedos a lo largo de su pecho.
-Quiero tener un hogar donde poder vivir sin pasar miedo, sin tener que rendirle cuentas a nadie ni vivir a cambio de algo… Sé que contigo voy a ser feliz, es más, ya lo soy… -volví a besarle.



JIMMY
La miré a los ojos y sonreí.
-Me gusta la idea.- Le besé en la frente.
-Yo también me siento feliz estando contigo, cervatilla.- Sonreí de nuevo.
Me reí cuando mis tripas irrumpieron en aquel momento.
-Lo siento, tengo hambre ¿Qué tal si cenamos?


ÁNIMA
Me reí cuando oí las tripas de Jimmy sonar por el hambre.
-Claro, cenemos… -le besé.
-Aunque pensé que conmigo ya te bastaba, rubio. –sonreí y le di un beso más corto.



JIMMY
Me reí y la miré alzando las cejas.
-Contigo tengo de sobra, lo que pasa es que tú satisfaces un hambre totalmente distinto al que siento ahora, y, que quieres que te diga, aún no he desarrollado la capacidad del canibalismo.- Me reí de nuevo y la agarré de la mano para conducirla a la cocina.



ÁNIMA
Me reí cuando dijo lo del canibalismo y le di la mano para seguirle hasta la cocina y poder cenar algo.
No tardaríamos más de un día, supuse, en llegar al Reino del Hielo, estaba ansiosa por conocerlo, nunca había estado allí.


KAI JR
Me bebí el vaso de leche que me había dado Papá de un trago.
Sonreí y me lamí la boca quitándome los restos de la leche.
-Que fresquita.- Sonreí de nuevo y me tiré un eructo.
Me reí y miré a Papá.
-Yo ya estoy lleno, me voy a la cama.


KAI
Me crucé de brazos mirando a Kai.
-¿Cuántas veces te he dicho que no seas tan cerdo, niño? –le hice cosquillas.
-No te tires eructos, ¿en que idioma te lo digo? –fruncí el ceño.
-Y además pretendías irte sin despedirte ni nada.


KAI JR
Le miré y me reí.
-Es que, me gusta tirarme eructos, me quedo muy a gusto.- Sonreí y me acerqué.
-Me voy a dormir.- Le di un beso en la mejilla.
-¿Me avisarás cuando lleguemos a casa?


KAI
Puse los ojos en blanco.
-Emm… no lo sé, me parece que a lo mejor te dejo aquí con Neo y me bajo yo con mamá, me gusta esa idea, ¿y a ti? –alcé las cejas.


KAI JR
Le saqué la lengua y me giré.
-Pues vete, pero no creo que Mamá me deje aquí solo.- Me reí como los malos de la tele.
-!Tengo un as en la manga, Batm… digo, Papá¡- Me reí de nuevo como un malo y me fui por el pasillo directo a mi cuarto.



KAI
Negué con la cabeza cuando salió, a veces parecía que estaba loco… Me levanté y miré hacia la puerta, ¿dónde podría estar Saya? Hacía mucho rato que se había ido a duchar y aún no la había visto.
Salí de la cocina, desde que soñó aquella pesadilla creo que había intentado evitarme.



SAYA
Hacía rato que había salido de la ducha. Aún no había ido a cenar… ya iría más tarde.
Terminé de vestirme, me puse un simple culot y una camiseta de marga corta de Kai. Me quedaba algo grande, pero, estaba fresquita.
Todos se habían ido ya, solo quedábamos nosotros y tenía muchas ganas de volver a casa.
Antes, tenía que hacer un par de cosas, supongo que no me llevaría mucho.
Saqué del armario una mochila y un pequeño trapo en el cual envolví el tesoro del Agua sin tocarlo. Después lo metí dentro de la mochila y la guardé dentro del armario hasta que llegásemos al Reino del Hielo.



KAI
Entré en la habitación, Saya estaba ahí con mi ropa puesta. Alcé una ceja y entré. Me acerqué y la abracé por la cintura y la besé en el cuello.
-Pero bueno, como te gusta robarme la ropa, eh… te queda muy sexy. –sonreí y la besé en la nuca.


SAYA
Sonreí y me giré cuando Kai entró en la habitación.
-Vaya, gracias por el cumplido.- Sonreí de nuevo y miré detrás de él.
-Uy, que raro que el enano no esté contigo.- Le miré de nuevo y alcé una ceja.
-No le habrás pegado, ¿verdad?


KAI
Bajé la cabeza y me separé.
-No, ahora no… pero antes le he dado una colleja… -suspiré y me senté en la cama. Kai me había perdonado, por suerte, pero ahora Saya se enfadaría conmigo por pegar al niño…



SAYA
Miré a Kai y suspiré.
Me acerqué y me senté detrás de él rodeando sus hombros con mis brazos. Apoyé la mejilla en su hombro y le miré.
-¿Qué ha hecho?- Pregunté tranquila. Si le había dado una colleja era por algo que el peque había hecho.


KAI
Suspiré.
-Simplemente me ha contado que ha estado jugando con mi ropa interior al contrarrestar que los gemelos jugaban con la tuya… -como si fuese suficiente razón para pegar a un niño…



SAYA
Le miré y alcé las cejas.
Me reí y rodeé su cintura con mis brazos.
-Con que, jugaba con tú ropa interior y los gemelos con la mía, ¿no?- Me reí de nuevo.
-Lo siento, pero…- Me encogí de hombros.
-Son solo niños, tienes que entenderlo.


KAI
-Ya… -suspiré.
-No quiero volver a hacerlo, me recuerda demasiado a cómo nos educaba mi padre… -cerré los ojos.
-Supongo que no soy el mejor padre del mundo… o al menos no como quisiera ser.



SAYA
Suspiré y le miré de nuevo.
-Bueno, no te preocupes por eso, Kai, cada uno tiene su manera de educar… yo le consiento mucho y en cambio tú intentas que sea un buen chico, educado y bien formado.- Me encogí de hombros.
-Es lo que hay, no creo que lo estés haciendo mal, si Kai tiene ese comportamiento es porque… es un niño y bueno, ya te he dicho que yo le consiento muchas cosas…


KAI
La miré y suspiré.
-Supongo que es lo que contrarresta y complementa, tú le dejas hacer todo y yo no le dejo hacer nada… -me rasqué la frente.
-En fin…



SAYA
Sonreí y le abracé con más fuerza.
Suspiré y resoplé recostándome sobre la cama tirando de Kai tumbándole sobre mí.
-Tú eres un Papá muy bueno, y no solo un buen Papá…- Sonreí de nuevo y le di besitos por el cuello.
-Vamos, nene, no te preocupes por eso.


KAI
Suspiré.
-No quiero que Kai me odie, y a este paso no voy muy bien… -suspiré.
-Antes se ha enfadado conmigo, he tenido que pedirle por favor que me perdonase… -cerré los ojos apoyando la cabeza en el pecho de Saya.



SAYA
Miré a Kai.
-No te preocupes, Kai, el crío no puede odiarte, eres su figura, su ídolo. Sigue tus pasos y quieres ser igual que tú, ¿cómo una persona que odia a otra intenta ser como ella?- Sonreí y le besé en la cabeza.
-No te preocupes, solo es un niño y tranquilízate, no te odiará.


KAI
La miré.
-Eso espero, la verdad, y si quiere seguir mis pasos será mejor que me porte como un buen padre y dejar de hacer eso que le enfada… -la abracé con fuerza.
-De todas formas le compraré el perro que quiere.


SAYA
Asentí y le abracé contra mi pecho.
-Oye, tenía pensado que, cuando lleguemos al Reino del Hielo, tú sabes que hacer con el tesoro, pero yo, estaba pensando en llevar el del Agua a la aldea donde esta Nidy y entregárselo, yo no puedo tenerlo, creo que es mejor que se lo queden ellos.- Le miré y le acaricié la barbilla con mis dedos.
-Así que, mientras tú te encargas del reino y me encargaré de ir en busca de la aldea.


KAI
Negué con la cabeza.
-Colocaré el tesoro en su lugar y me iré contigo… ¿Qué te parecería hacer un último viaje los dos juntos, solos, de vuelta? –la besé en la barbilla.
-¿Te gusta la idea?


SAYA
Le miré y sonreí.
-Bueno, yo estaba pensando que, como estas harto de viajar y te dedicarás a tu reino, pues yo mientras iba a la aldea Aqua, pero como tú quieras, si quieres venir conmigo, pues…- Me encogí de hombros y le miré mordiéndome el labio inferior.
-Me gusta la idea de viajar tu y yo solos, no solo me gusta, me excita.- Solté una risotada apoyando mis piernas desnudas encima de las de Kai.



KAI
Esbocé media sonrisa.
-Vaya, con que te excita el saber que viajaremos los dos solos, eh. –sonreí y la besé acariciando su barbilla.
-A mí también me resulta excitante. –alcé las cejas.



SAYA
Le miré.
-Si, si, seguro que si.- Le miré de soslayo.
-Tendremos que ir… ¿a caballo?- Le miré de nuevo esperando que la respuesta fuese no, pero… a saber…
-O, bueno, como quieras, creo que… la fobia a esos animales ya no es tan fuerte…creo…


KAI
-Creo que puedo llevar un caballo conmigo para cuando nos cansemos ir sobre él, pero podemos ir andando, ¿es un buen trato? –pegué mi nariz a la suya.
-¿O prefieres que te lleve en volandas? –sonreí y la mordí el labio.



SAYA
Sonreí y agarré su labio superior cuando mordió el mío. Ronroneé como una gatita mimosa y rodeé su cuello con mis brazos.
-Bueno, no me parece mala idea, pero, no quiero que te canses, o sino seré yo la que te tenga que llevar a ti en volandas.- Me reí levemente.
-El caballo está bien, pero espero que no se meta en nuestros momentos íntimos.


KAI
Sonreí.
-Pero bueno, ¿qué te piensas que vamos a hacer en mitad del bosque tú y yo? –la besé agarrando su barbilla entre mis dedos.
-El caballo no molestará en momentos íntimos, Saya… -la besé en el cuello, agarrando su piel entre mis dientes.



SAYA
Cerré los ojos mordiéndome el labio cuando me besó el cuello.
-Eso espero… por que, por una vez que podemos estar solos, sin Kai y sin los demás, no pienso dejarte escapar, moreno…- Sonreí tragando saliva.
-Kai, se me pone la piel de gallina…- Capullo…



KAI
Me reí y me separé levemente.
-Voy a vestirme para ir a dormir, pero luego no te libras. –la di un beso corto y me levanté para ir al baño a ponerme el pantalón, pero antes miré de reojo a Saya, vestida con mi ropa estaba realmente sexy…


SAYA
Le miré y sonreí mordiéndome el labio. Mis ojos fueron directos a su culito respingón.
-Ñam, ñam, vaya culo.- Me reí cuando me miró.
-Aquí te espero, bombón.- Sonreí y me tumbé boca arriba posando los pies en la pared mirando la puerta mientras se cerraba.
Suspiré sin dejar de sonreír… este hombre me volvía loca.



KAI
Me cambié de ropa en el baño, aunque no era necesario esconderme, quería echarme un poco de agua, hacía mucho calor.
Me eché agua por el pelo y me apoyé en el lavabo mirándome al espejo, tenía la piel ligeramente enrojecida por el calor, no me gustaba nada…
Suspiré y salí del baño, me acerqué a la cama y me tumbé sobre Saya.
-Vaya, vaya, si sigues aquí, no te has ido.



SAYA
Kai salió del baño y se tumbó encima de mí sin darme tiempo a reaccionar.
Le miré y sonreí.
-¿Y a dónde iba a irme?- Posé mis manos en su cara y le miré extrañada.
-¿Estás bien? Pareces muy acalorado, y eso que ya estamos algo alejados del Reino del Fuego.


KAI
Cogí su mano y la besé mirándola.
-Tranquila, estoy bien, cuando más cerca estemos de casa me pondré mejor. –sonreí y la besé en los labios.



SAYA
Le miré no muy segura.
Le acaricié la nuca y le miré cuando se separó de mí.
-¿De verdad? Puedes llamarme pesada si quieres, pero… no sé, estás muy rojo…- Me encogí de hombros y suspiré.



KAI
Sonreí.
-¿Pero sabes por qué es eso? –me acerqué más a ella, pegando mi rostro al suyo.
-Eso es porque tú me pones así de ardiente. –la besé acariciando toda su garganta con la yema de mis dedos.



SAYA
Sonreí y le agarré de los hombros para que me mirase.
-No, en serio, Kai.- Le miré suspirando. Borré la sonrisa de mis labios para que notase que estaba preocupada.
-No estoy de broma…


KAI
-Saya, no me ocurre nada, estoy bien, lo único que me pasa es que aún estoy algo acalorado, se me pasará en un rato, de verdad. –asentí y apoyé la cabeza de nuevo en su pecho.


SAYA
Le miré y suspiré.
-Está bien, lo siento, es que… no sé, has tenido tanto problemas con las temperaturas y el hielo que…-Bajé la mirada.
-Perdona, ya me callo.- Sonreí levemente.


KAI
Sonreí cerrando los ojos.
-Estaré bien si me dejas dormir aquí… - me acomodé entre sus pechos, acariciando su cintura con mis manos.
-Sí, ya estoy mejor… -suspiré y la besé en la clavícula.



SAYA
Sonreí y le abracé acariciando su espalda desnuda con mis manos.
Noté que su piel estaba reseca y más caliente de lo normal…
No quería preocuparme pero… no podía evitarlo. Habíamos pasado por muchas cosas por eso, los baños con agua fría y con el hielo… quedarme toda la noche con él esperando a que se despertase y con el miedo que de no lo hiciese…
Menos mal que no faltaba nada para volver a casa, nos olvidaríamos de todo esto y viviríamos tranquilos…

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