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miércoles, 24 de marzo de 2010

Capitulo- XC - SOLOS TÚ Y YO.

NEO
Me desperté temprano. Tuve que ponerme un jersey, ya que habíamos llegado al Reino del Hielo y cada vez que respiraba echaba bao por la boca.
-Joder, ayer a casi 40 grados y hoy a menos 3… puf…- Me froté las manos y me fijé en el GPS.
Estábamos sobrevolando lo que quedaba del castillo de Kai. Al ser temprano, no había nadie por la calle, así que aproveché y aterricé ante el castillo.
Miré la hora, era muy temprano, así que prefería esperar un poco más para despertar a Kai más tarde.



KARA
Me levanté y me puse un jersey gordo y unos pantalones bien calentitos, había muy pocos grados en ese lugar y a mí me sentaba como un tiro. Fui a la sala de mandos y me senté con Neo encogiéndome con una manta.
-Dios, como odio este sitio. –le besé en la mejilla.
-No me traigas nunca de vacaciones.


NEO
La miré y negué.
-No, tranquila, no pienso traerte nunca de vacaciones.- Solté una risotada y tosí.
-Vaya, estos cambios bruscos de temperatura no me viene nada bien.- Sonreí de nuevo colocándome bien el cuello alto del jersey.
-¿Por qué te has levantado tan pronto? En la cama estarás mucho más calentita, ¿no crees?


KARA
Negué con la cabeza tapándome bien con la manta.
-No puedo dormir con tanto frío, no siento los pieees. –me dio un tembleque.
Posé mi mano en su frente.
-No te habrás puesto malo, ¿verdad? Porque si hace falta conduzco yo.


NEO
La miré y negué.
-No, tranquila, no hace falta, no estoy enfermo, lo único es que ha sido un cambio de temperatura brutal y bueno, parece que me he acatarrado un poco, solo eso, pero estoy muy bien.- Sonreí y me recosté sobre el sofá.
-Ven aquí.- Señalé mis piernas.



KARA
-Ouh… -me senté sobre él y le acaricié la frente.
-Me cago en los cambios de temperatura… -le besé en la frente y luego en la nariz.
-Estás acostumbrado a pasar mucho calor, es normal que caigas malo así… -le besé en los labios.
-Uhh, como te note un poco más caliente de lo normal no te dejo conducir, eh. –le volví a besar.


NEO
Sonreí y apoyé la frente en su hombro.
-Estoy bien, no me pasa nada…- No era del todo verdad, me sentía algo cansado y me dolía la cabeza, pero no le di importancia, sería un simple resfriado.
-Te aseguro que en cuanto me encuentre un poquitín febril, no conduciré.


KARA
Sonreí acariciándole la frente.
-De acuerdo, me parece bien. –volví a besarle y le abracé por la cabeza, le rodeé con mi manta, no quería que pillase una mala enfermedad o que tuviese fiebre.
-Yo cuido de ti, oso… -le acaricié la nuca aplicando calor con mi mano.



NEO
Sonreí y rodeé su cintura con mis brazos notando su calorcito.
-Eso me gusta, cuida de tu oso y tu oso cuidará de ti.- Solté una risotada y froté mi frente en su cuello con suavidad.
-Que calentita, estaría agarrado a ti todo el día.- Suspiré.
-Dentro de nada estaremos solitos, entonces dejaré de pasar frío.


KARA
-Por supuesto, mi oso. –le acaricié todo su pelo negro hasta acabar mis manos en su nuca.
-En casita hace calorcito y sabes que hacemos subir más la temperatura… -esbocé media sonrisa. -No te preocupes por eso. –le besé rodeando su cuello con mis brazos.


NEO
Seguí su beso buscando el calor que desprendía de sus labios y de su aliento.
Me separé levemente y la miré.
-Mucho mejor, ahora estoy más calentito, pero aún así no voy a soltarte.- Sonreí como un niño pequeño y posé la cabeza en sus pechos.


KARA
Sonreí y seguí acariciando su nuca, debía mantenerle en una buena temperatura para que no se pusiese peor.
-Como te quiero, mi hombre… -le besé en la cabeza. Allí hacia un frío terrible, pero con él a mi lado no era tan malo.


NEO
Suspiré y sonreí.
-Yo también te quiero, nenita de fuego.- Sonreí de nuevo achuchándola con más fuerza.
Estaba muy a gusto, calentita y blandita, como a mi más me gustaba.
¿En qué estaría pensando cuando me casé con Nyla? Teniendo a Kara ninguno podría fijarse en otra mujer.



ÁNIMA
Cuando me desperté sentía mucho frío. Miré a Jimmy, estaba a mi lado sin camiseta, con el frío que hacía se iba a poner malísimo. Cogí la sábana y nos tapé hasta el cuello, me encogí en su pecho.
-Brrrr… -le abracé.



JIMMY
Sentí que Ánima se abrazaba a mí, a parte de sentirla a ella, sentí frío, ¿habríamos llegado al Reino de Kai?
-Hace frío, ¿eh?- Sonreí levemente y la besé en la frente.
-Creo que ya estamos en casa.


ÁNIMA
Pegué la frente en su pecho.
-Sí, ya se nota, ya se nota. –temblé tapándome bien.
-¿Cuántos grados hay aquí? Menos de cero, ¿verdad? –le abracé con fuerza.
-Jimmy… nunca he visto la nieve. –le miré.
-¿Cómo es? He oído que es blanca y helada, agua helada, pero nunca la he visto…


JIMMY
La miré y sonreí.
-Pues… no sé, es algo que yo tampoco es que lo conozca mucho, pero, bueno algo he visto. Es muy blanca, tan blanca que, cuando el sol proyecta sus rayos en ella, produce colores que jamás puedas imaginar. Es algo maravilloso, es…como si vieses cumplidos todos tus sueños, solo con ver esos colores.- La miré de nuevo y sonreí.
-Es, como cuando te miro a ti, es lo mismo lo que pasa que el mirarte a ti es mucho más maravilloso que un simple copo de nieve.


ÁNIMA
Me sonrojé cuando Jimmy dijo eso.
-Pe-pe… -escondí mi rostro en su pecho.
-Maldito, siempre me dices cosas preciosas y me haces enrojecer… -¿cómo me decía tales cosas? Así sólo conseguía ponerme roja y sentirme indefensa.
-Pues si tan bonita es la nieve, creo que este sitio me va a gustar.



JIMMY
Sonreí y me levanté revolviéndome el pelo.
-Brrr, hace mucho frío, estamos dentro de una nevera, ¿no?- Solté una risotada y me puse en seguida una camiseta, aún que seguía teniendo frío.
Abrí el armario y saque algo de ropa de abrigo, tanto para mí como para Ánima.
-Quédate en la cama un rato, hasta que Kai se despierte y nos diga que nos debemos ir ya.


ÁNIMA
-Vale… pero me voy a poner un jersey, con tu permiso… -me quité las sábanas por un momento, me quité la camiseta de tirantes que llevaba, menudo cambio de indumentaria.
-Qué frío… -me puse un jersey encima bien calentito y volví a meterme en la cama.
-Pero no te vayas, quédate conmigo…



JIMMY
La miré y sonreí mientras se cambiaba.
-No puedo quedarme, voy a salir por si Kai se despierta, así puedo venir a avisarte.- Me acerqué y posé mis manos en el colchón, una a cada lado de la cintura de Ánima. La miré y sonreí de nuevo.
-Tú duerme un poco más, descansa, yo no me voy a ir de la nave.- La besé en la frente tapándola bien con la sábana.


ÁNIMA
-No me fío… esto es muy bonito, aún no me creo que sea real y me da la sensación de que si te dejo marchar no te volveré a ver. –le agarré para tumbarle a mi lado y le apresé con mis brazos.
-Que nos avise él cuando se levante, no hay prisa.



JIMMY
La miré y puse los ojos en blanco.
-Pero que chica, no voy a irme a ningún lado.- Me reí, me había aprisionado entero con los brazos, no había manera de moverme.
Me reí de nuevo intentando levantarme.
-Ánima.- Lo intenté de nuevo, pero nada.
Me dejé caer sobre la almohada y la miré.
-Oye… me estás secuestrando, ¿sabías? No me lo digas, ¿también me atarás las manos al cabecero de la cama para que no me escape?


ÁNIMA
Le miré y alcé las cejas.
-Oye, ¿sabes? Buena idea, me has dado una gran idea, ¿dónde crees que puede haber trozos de tela? –me separé para dejarle ir, no quería que pensara que era una psicópata posesiva.
-No podré dormir si no estás protegiéndome…



JIMMY
La miré abriendo los ojos de par en par.
-Joder, Ánima, no se tú, pero ahora mismo tengo un calor alucinante.- Me reí y me levanté colocándome bien la sudadera.
-Claro que podrás dormir sin mí en la cama, rodeándote con mi enormes brazos, dándote besos incansables en el cuello y en los pechos, poniéndote cachonda perdida y… bueno muchas más cosas que no te voy a decir, lo primero por que no se me ocurre nada más, y lo segundo, por que no quiero llevarme una paliza.- Me acerqué a la puerta mientras la decía todo esto.


ÁNIMA
Fruncí el ceño y arrugué la nariz.
-Te mataré algún día, sí que lo haré. –me tumbé tapándome hasta arriba, tenía mucho frío, ¿por qué tenía que irse? No tenía ningún asunto importante ahí afuera…



JIMMY
La miré y sonreí lanzándola un beso.
-Nos vemos luego, cervatilla.- Salí del cuarto y me dirigí a la cocina. Pasé por el puesto de mandos, donde estaban Neo y Kara dándose calor mutuo… esos si que sabían vivir.
Sobre todo Neo, que tenía un calefactor como mujer.
Sonreí y pasé saludándolos con la mano, no quería interrumpir su momento íntimo.



KAI
Me desperté con ese agradable frío, ya habíamos llegado. Sonreí y abrí los ojos, me di cuenta de que una de mis manos descansaba sobre un pecho de Saya. Me reí en bajo y me acerqué más a ella juntando mi nariz a su garganta, pasándola mi aliento gélido.
-…Saya… -susurré.
-Tengo frío, dame camiseta.


SAYA
Encogí el cuello en sueños cuando sentí que algo me recorría por él.
Abrí los ojos levemente cuando escuché la voz de Kai pidiéndome la camiseta.
Me giré tumbándome boca arriba y me estiré haciendo ruiditos raros.
-¿Frío? Tú no tienes frío…


KAI
-¿Cómo que no tengo frío? –agarré mi camiseta, que dejaba ver casi todo en ella, ya que le quedaba grande, y tiré para arrebatársela y dejarla semidesnuda, sonreí ampliamente.
-Ya se me ha pasado el frío. –tiré mi camiseta por ahí.


SAYA
Me senté sobre la cama de un salto cuando Kai tiró de la camiseta dejándome desnuda de cintura para arriba.
-¿Eh? ¿Pero qué pasa?- Agarré las sábanas y me tapé con ellas mirando a Kai aún adormilada.
-¿Por qué me quitas la camiseta? Eres un salido, todo para mirarme las tetas…


KAI
-Eso es siempre, y qué más te da si las voy a ver igual. –la tumbé y la besé en el cuello apartando sus manos y bajando mis labios a lo largo de su torso.
-Buenos días… -la besé en los labios y sonreí. Me levanté y me fui a vestir.


SAYA
Vale, no entendía nada, me acababa de despertar, me había quitado la camiseta y para colmo me ponía… Dios, yo a este hombre no le entendía…
Me quedé tumbada sobre la cama tal y como me había dejado él: tumbada boca arriba, con los brazos alzados por encima de mi cabeza y… prácticamente desnuda…
Alcé la cabeza hacia atrás para poder mirarle mientras se acercaba al armario para cambiarse.
Mientras él buscaba su ropa, yo llevé mis manos a la tira del culot y me lo quité hasta quedarme como Dios me trajo al mundo. Me tumbé boca abajo y lancé el culot hasta que aterrizo encima de la ropa que tenía Kai entre sus manos.
Después, volví a tumbarme boca arriba en la misma postura de antes…
-Buenos días.


KAI
Abrí los ojos como platos cuando el culot voló hasta mi ropa. Me reí y me giré para mirarla totalmente en cueros. Esbocé media sonrisa y me quité los pantalones para cambiármelos.
-Ya estamos en casa…


SAYA
Me levanté de la cama y caminé hasta el armario donde estaba Kai con mi culot y su ropa.
Sonreí agarrando mi ropa interior con dos dedos.
-Lo sé.- Le miré y entrecerré los ojos apoyándome en la puerta del armario.
-Pero no me saltes con otro tema, guapito de cara. Sé muy bien que has querido desnudarme por que tienes intenciones sexuales conmigo, pero siento decirte que voy a casarme y quiero llegar virgen al matrimonio.- Alcé las ceja y abrí el armario para buscar algo de mi ropa.


KAI
Me mordí el labio e intenté no reírme, pero no pude aguantarme y a reírme a carcajada limpia.
-Tú virgen… y yo monja… -seguí riéndome.
-Sí, eres tan casta… como la Virgen María… -me tapé la boca para intentar calmarme.
-Vale, ya, ya está… -busqué unos pantalones y camiseta limpios que ponerme.
-Virgen hasta el matrimonio, dice…



SAYA
Me giré con mi ropa limpia y le miré de soslayo dejando la ropa encima de la mesa.
-Tche… pues claro que soy virgen, pura y casta, ¿qué te piensas que soy yo? ¿Una buscona?- Negué con la cabeza y le miré. El muy capullo se reía como quería y más.
-Humm… por que pases la noche conmigo e intentes seducirme a todas horas no significa que vaya a caer en tus redes, nene.- Claramente iba de broma, le estaba vacilando un rato… solo eso.



KAI
La acaricié el trasero con suavidad.
-Tranquila, puede que ahora no, pero cuando quiera puedo tenerte comiendo de mi mano. –esbocé media sonrisa y me vestí.


SAYA
Le di un manotazo suave en las manos cuando me acarició el culo.
-Eh, pero bueno…- Sonreí poniéndome la ropa interior.
Me acerqué a Kai y le abracé por detrás acariciando su prieto abdomen. Pegué mis labios a su oreja para poder susurrarle.
-Eso ya lo sé.- Le di un beso en el hombro y acto seguido me separé para terminar de vestirme.
Estaba muy emocionada, por fin habíamos llegado a casa.



KAI
Sonreí ampliamente y me preparé todo para irnos.
-Voy a despertar al enano, por fin bajamos aquí, aunque… nosotros aún no nos quedemos en casa… -sonreí y salí mirándola de arriba abajo.



SAYA
Le miré mientras salía del cuarto…
Suspiré y terminé de ponerme la camiseta.
Sabía que él deseaba estar en casa y que el pequeño viaje a la aldea de los Aqua era un fastidio para él, pero… había insistido en acompañarme, aún que, ya intentaría convencerle de que se quedase en casa mientras yo me encargaba de lo demás…



KAI
Entré en la habitación de Kai intentando no hacer ruido y me acerqué a su cama, bendita niñez, se dormía a pierna suelta…
Me agaché a su altura y le di toques en la nariz, que arrugaba a cada toque. Me reí y le hice cosquillas.



KAI JR
Me froté la nariz y gruñí cuando me despertaron.
-¡Ñaaaaaa! No me hagáis cosquillas…- Me giré en la cama metiéndome bajo las sábanas.
-Como me sigáis haciendo cosquillas llamaré a mi Papá.- Me agarré a la almohada… malditos malos, siempre atacando con cosquillas…


KAI
Sonreí.
-Te voy a comer, muchacho. –gruñí y le cogí entre mis brazos, simulando que le mordía en el cuello, sin hacerle daño.
-Mmm, carne humana infantil, muahahaha.



KAI JR
Me revolví cuando uno de los malos peludos y feos me agarro para comerme.
-¡Noooo! No quiero que me coman, suéltame, bola de pelo.- Alargué la mano y le di un bofetón en la cara.
-¡Toma leña de la buena!- Abrí los ojos cuando el sueño se acabó.
Mi mano estaba en la cara de mí… mí… ¡Por Mickey Mouse y el Pato Donald!
Quité la mano de su cara y sonreí inocente.
-Esto… je, je… ¿ya hemos llegado?



KAI
Bajé la cabeza con la mano en el carrillo del golpe y me di la vuelta haciéndome el dolido. Convulsioné mis hombros.
-Me ha pegado… -me froté la mejilla, joder con el niño, nadie intentara hacerle cosquillas…



KAI JR
Miré a Papá… ¿estaba llorando?
Me acerqué a él a gatas y me subí encima de su espalda.
-Papi… ¿estás llorando por qué te he pegado? Lo siento, es que… estaba soñando con unos tíos feos y peludos y querían hacerme cosquillas y comer mi carne humana infantil…- Asentí y le miré apartándole las manos de la cara.
-¿Estás llorando?


KAI
-¡Bu! –le cogí y empecé a hacerle cosquillas en la parte de las costillas, esperaba que al menos despierto no me abofeteara de nuevo.
-Esto te pasa por pegar a tu padre, niño, la próxima vez que te pase, mira la cara a tu adversario. –le tumbé sobre la cama.
-Y si estuviese llorando, ¿qué, eh?



KAI JR
Empecé a reírme cuando Papá volvió con las cosquillas.
-¡No, Papá, más cosquillas no!- Me retorcí de la risa tumbándome boca abajo.
-¡Ay, que me meo, que me hago pipi!- Me levanté de un salto y corrí al baño.
-¡Que me lo hago encima, Jo!


KAI
Fruncí el ceño cuando el niño se fue corriendo sin ni siquiera responderme, negué con la cabeza y me levanté.
-Vístete, ya hemos llegado, Kai, estamos en casa. –recogí algo de ropa que tenía por el suelo y la coloqué sobre la cama.
-Te espero en la cocina desayunando. –salí cerrando la puerta y me dirigí a la cocina.



KAI JR
Salí del baño y vi que Papá ya no estaba en el cuarto.
-¿Papá?- Me encogí de hombros y cogí mi ropa para poder cambiarme.
Metí mis cosas en la mochila y bajé a desayunar.
Ya estábamos en casa, ¡qué alegría!




KARA
Preparé el desayuno para todos, el primero en entrar fue Kai, y después Kai Jr., yo ya tenía todo listo, sonreí.
-Buenos días, señores Fríos… -les puse la comida en la mesa y me abrigué bien.
-No pienso venir a visitaros nunca, que lo sepáis, aquí no hay quien viva.



KAI JR
Miré a Kara y me crucé de brazos.
-Pues si no vienes tú iré yo a verte.- Cogí mi taza de cola-cao y me le empecé a beber.
-Aquí no se está tan mal, jo, hace frío pero yo no tengo frío.- Me encogí de hombros y cogí un bollo de chocolate para mojar en el cola-cao.
-Pero bueno, ya iré yo a verte y así no tendrás frío.- Sonreí manchándome el morro de chocolate.

KARA
Sonreí y le cogí de la cara dándole un beso en la mejilla.
-Eso espero, granujilla. –saqué el café y se lo puse a Kai delante, parecía también contento de haber vuelto a casa, pero con las expresiones de ese hombre cualquiera se fiaba de lo que estaba pensando…
-Te voy a echar de menos, criaturita. –volví a besar a Kai Jr. en la mejilla varias veces, ese crío era un amor.



KAI JR
Sonreí y me limpié la boca con un papel quitándome el chocolate.
La miré y la abracé.
-Yo también te echaré de menos, Kara, mi dulce, dulce Kara.- Me reí y miré el bollo.
-Jo, sobre todo tus bollitos, te salen muy ricos.


KARA
Sonreí y le acaricié la cabeza mientras volvía a mis cosas, me había acostumbrado a tenerle por aquí, me iba a dar pena despedirme de él.
-Come todos los que quieras, peque, son para ti todos. -sonreí y cogí una bolsita para meter alguna cosilla que le gustase y pusiese llevarse.




KAI JR
Sonreí y cogí otro bolla, estaban muy ricos.
-Gracias, Kara.- Sonreí de nuevo y mordí el bollito. Bebí un poco de cola-cao y suspiré.
Tenía muchas ganas de bajar y volver a casa, con mi cuarto lleno de peluches… con el tío Max y con la tía súper chula Natty y con mis papis, claro…



KAI
Miré a Kai desayunar, probablemente le costaría volver a acostumbrarse a la comida del castillo, pero no iba a hacer a Kara venir a prepararle la comida… ¿no?
Terminé de desayunar y me levanté.
-Cuando estemos todos listos nos marchamos. –salí de la cocina.



KAI JR
Miré a Papá y me levanté.
-Yo ya estoy.- Cogí lo que me quedaba de bollo y le seguí.
-Yo quiero volver a casa ya, ¿por qué tarda tanto Mamá?- Me lamí los labios. Tenía un poco de azúcar.
-Jo, es verdad eso de que las mujeres son unas tardonas…- Bufé y me crucé de brazos cuando terminé mi bollito.
Vi a Mamá acercarse por el pasillo junto con Jimmy y su novia Ánima.
Sonreí y pegué saltitos de alegría.
-¡Bien, bien! ¡A casa, a casa!- Jimmy se acercó hasta mí y posó su manos sobre mi cabeza. Sonreí de nuevo y le agarré de la mano.
-Yo voy con Jimmy.- Canturreé.



ÁNIMA
Sonreí cuando el pequeño Kai agarró a Jimmy de la mano y dijo que iría con él, ese niño quería mucho a Jimmy.
No sabía si yo le caería bien después de arrebatarle un poco a su amigo, pero intentaría que nos llevásemos bien.
Miré al peque, era tan rico… no se parecía a su padre en ese aspecto, pero quizá cuando creciese sería apuesto como él.



SAYA
Sonreí y miré a Kai Jr. cuando agarró la mano de Jimmy, este niño….
Miré a Kai y suspiré.
-Por mí ya podemos irnos.- El peque estaba muy emocionado por volver a casa, así que, ¿por qué hacerle esperar?


JIMMY
Miré a Kai Jr. Sonreí y le agarré sentándolo encima de mis hombros.
-Vamos, enano, a casa.- Kai gritó emocionado.
Miré a Kara y la guiñé un ojo.
-Ya nos veremos, preciosa. Cuídate mucho, ¿eh?


KARA
Me acerqué a Jimmy y le abracé.
-Al menos esta vez te despides, que siempre te vas sin avisar. –le besé en la mejilla con fuerza, luego cogí la manita de Kai, que estaba sentado sobre los hombros de Jimmy.
-Cuídate mucho, peque, y cuida de Jimmy, ¿vale? –le besé en la manita y miré a Ánima.
-Cuídalo tú también. –ella asintió sonriendo, al fin tendrían un sitio para ellos.
Miré de nuevo a Jimmy y Kai, mis dos niños…



KAI JR
Miré a Kara y sonreí.
-Ya nos veremos.- Canturreé. Miré a Papá y a Mamá.
-Vámonos ya, jopelines.-Le di toquecitos a Papá en la cabeza con mi mano.
-Vamos, vamos.- Me reí y me agarré a Jimmy.


JIMMY
Me reí y caminé hacia la salida.
-Vale, vale, vamos.- Salí de la nave con el peque emocionado sobre mis hombros.
-Ya estamos fuera, nene.- Me giré hacia el castillo, estaba… desolado…
-Vaya…-Alcé la mirada al peque.
-Bueno, no pasa nada, ya veras como todo vuelve a la normalidad.


KAI
Se me encogió el corazón al ver todo destrozado, esperaba que al menos la ninfa estuviese allí para que ella misma colocase el tesoro en su lugar, sería su cometido, si no había llegado aún del Reino del Viento lo haría yo mismo.
Tragué saliva cuando pisé el suelo nevado y miré las ruinas de mi castillo, pronto volvería a su estado original… eso esperaba.
Suspiré agarrando el tesoro del hielo que descansaba en mi bolsillo sin tocarlo directamente.



MAX
Una nave aterrizó frente al castillo de mis padres. Me resultaba familiar de haberla visto antes, pero… aún así no me sonaba mucho.
Hasta que vi salir a un chico con mi sobrino sobre sus hombros… ese chico era… ¡¿James?! ¿¿Kai Jr. estaba con James??
-¡¡Kai!!- Grité y caminé a paso ligero hasta alcanzar a ese bastardo.
-¡Tú, suelta a mi sobrino, pedazo de cabrón!- Le pegué un buen puñetazo en la cara haciendo que se desequilibrase hacia atrás.
Kai Jr. se agarró bien a él para no caer.
-Kai, ven conmigo.- Dije mirando a ese desgraciado con el ceño fruncido.



KAI
Mire a Max con los ojos abiertos como platos cuando golpeó a James, claro, él no sabía nada…
-¡Max, cálmate! –Ánima agarró a James cuando le abofeteó, me acerqué a Max, que había cogido a Kai en brazos.
-Max, James no está de parte de Draco, está con nosotros, cálmate.



MAX
Mi hermano salió de la nave y me pidió que me calmase.
Le miré atónito cuando me dijo que ese maldito crío estaba de parte nuestra y no de Draco.
-¿¿Qué?? ¿¿Y tú le crees??- Negué con la cabeza agarrando a mi sobrino intentando alejarlo de ese tío.
-¿Y tú te lo has creído?- Miré de nuevo a James, era verdad que parecía diferente, pero…



KAI
-Max… -posé mi mano en su hombro, comprendía que estuviese así, pero él debía entender que James ahora era amigo y además pertenecería al consejo y sería mi consejero personal.
-James traicionó a Draco hace mucho, nos ha estado ayudando desde entonces y fue él el que logró vencer a Draco y a todos sus secuaces. Si no le crees a él créeme a mí.


MAX
Le miré y después de nuevo a James…
-No sé yo…- Suspiré y dejé a Kai Jr. en el suelo.
-Está bien… si lo dices tú entonces me fiaré, pero solo por que lo dices tú…- Señalé a James.
-De él si que no me fío, así que mucho cuidado.- Entrecerré los ojos y suspiré mirando de nuevo a Kai.
-Bienvenido a casa…


NATTY
Me acerqué a Max cuando le oí gritar, los demás habían llegado, pero estaba James con ellos, el que secuestró al pequeño Kai. Le miré con el ceño fruncido, entonces Kai explicó lo que había pasado, pero… no terminaba de convencerme…
Miré a Kai Jr., estaba bien, de modo que Kai debía estar diciendo la verdad…
Miré a Saya y sonreí.
-Bienvenidos de nuevo.




KAI JR
Miré al tío y a la tía cuando se cabrearon con Jimmy.
-¡Eh! No peguéis a Jimmy, es mi amigo, ¿por qué le tratáis así?... Jo…- Me acerqué de nuevo a Jimmy y le agarré de la mano.
-En cuanto la casa esté bien te enseñaré mi cuarto, ya verás como te gusta, Jimmy.- Sonreí.



SAYA
Max golpeó al pobre Jimmy sin comérselo ni bebérselo…
Suspiré y miré a Natty cuando se acercó.
-Hola, Natty, me alegro de verte.- Sonreí y la abracé.
-¿Qué tal vosotros? ¿Y las niñas?


NATTY
Respondí al abrazo de Saya.
-Nosotros estamos bien, las niñas con ganas de volver a casa… Por suerte ya estáis aquí. –sonreí. -He oído que habéis salvado de nuevo el mundo y que habéis conseguido los tesoros… ¿es verdad?


SAYA
Miré a Natty y sonreí.
-Si, aun que, los rumores no son del todo ciertos…- Suspiré y miré a Jimmy.
-Fue James quién salvó al mundo y quién rescató los tesoros, nosotros estábamos un poco impedidos…- Me rasqué la nuca.
-Por eso le hemos traído con nosotros.


KAI
Miré a las chicas mientras hablaban.
-A partir de ahora James formará parte del congreso de sabios y será mi consejero, de modo que lo veremos muy a menudo, espero que no suponga ningún problema… -miré a James, quizá le costaría, pero poco a poco debía integrarse en ese mundo.


MAX
Miré a Kai y alcé las cejas.
-¿Qué?... Cojonudo, encima le tendremos andando por aquí…- Asentí frustrado.
Miré a Kai.
-Haz lo que quieras, tú eres el rey, ¿no?- Negué con la cabeza.
-Voy a buscar a las niñas…- Me giré y fui hacia el parque donde estaban jugando.



ÁNIMA
Miré a la gente que nos recibió, no parecía que fuesen a aceptar a Jimmy tan fácilmente… Si le conociesen enseguida cambiaría su concepto sobre él. Miré a Jimmy.
-No te preocupes. Ya has oído a Kai, eres un miembro de los sabios y su consejero y eso implica respeto y aceptación, la gente te aceptará. –no sabía si lo que había pasado le preocupaba, pero al menos sabía que nosotros le apoyábamos.



JIMMY
Miré a Ánima, aún me dolía la mejilla por el puñetazo del hermano de Kai… genial…
Suspiré y negué.
-No, tranquila, no me importa que la gente no me acepte, es algo… normal en mí, así que…- Me encogí de hombros.
Suspiré y miré el castillo. No lo recordaba muy bien, pero seguro que era alucinante verlo en pie de nuevo.


NATTY
Suspiré, la bienvenida no había sido la mejor, pero ese chico había secuestrado a nuestro sobrino tiempo atrás y había sido un secuaz directo de Draco, le faltaban hazañas por hacer para poder confiar en él, al menos por mi parte. No parecía el mismo asesino de antes, eso estaba claro.
Miré a Kai Jr. y sonreí.
-Hola, nene. –le besé en la mejilla.
-¿Me has echado de menos? –le abracé con fuerza.


KAI JR
La miré enfadada y me separé de ella agarrando la mano de Jimmy.
-No, no te he echado de menos.- Estaba enfadado con los tíos, se habían portado muy mal con mi amigo Jimmy.
-Jimmy no es malo.- Miré a Jimmy.
-¿A qué no?


JIMMY
Miré a Kai Jr. cuando le dijo eso a su tía… vaya, se había cabreado mucho.
Suspiré y negué.
-No, enano, no soy malo, soy tu amigo.- Sonreí levemente.
Me iba a costar lo mío ganarme la confianza de los tíos de Kai Jr. y no solo la confianza de ellos, sino, el de toda la Sede y seguro que también el de el Reino entero.


KAI
Suspiré.
Miré a Kai cuando le dijo eso a Natty, así sólo se iba a enfadar más, tal y como era ella…
Cogí el tesoro envuelto en un paño dentro de mi bolsillo y lo saqué, miré a Saya.
-Voy a llevarlo a su sitio… ¿me acompañas?



SAYA
Miré a Kai Jr.
Las cosas habían empezado mal… Jimmy no había encajado del todo, pero, suponía que eso era cuestión de tiempo.
Miré a Kai cuando sacó el tesoro de su bolsillo.
Suspiré y asentí.
-Claro, te acompaño…- Kai Jr. se quedaría con Jimmy, así que, no había problema en demorarnos un momento.


KAI
Saya y yo nos dirigimos solos hacia lo que antes era el templo que, por desgracia, también estaba destrozado. Cogí de la mano a Saya para que no tropezase mientras nos acercábamos entre los escombros hacia el pedestal del tesoro, vacío y sin vida.
Suspiré.
-Espero que todo vuelva a la normalidad después de esto. –destapé el tesoro y lo observé, era realmente una maravilla. Lo coloqué en su hueco con cuidado.
Acto seguido, una leve luz salió del tesoro, una luz azulada que resplandeció un instante. Entonces, esa leve luz empezó a extenderse por todo el pedestal, bañando todo el suelo, los escombros, que relucieron a su contacto. La luz no hacía daño a los ojos.
Fue extendiéndose por toda la zona, cada vez más lejos, dejando un suave brillo azulado que encogía en corazón.
Tragué saliva mientras la luz cubría el castillo y poco a poco las casas, el comercio…
Todo se cubrió de esa tenue luz, pero… ¿sólo eso?
Esperé a que todo lo que alcanzaba mi vista resplandeciese, ¿sería ese su poder nada más? No, debía esperar.
Cuando supe que todo estuvo bañado con esa luz, empezó a lucir de manera más intensa hasta cegarnos. Agarré a Saya y la junté a mí para taparnos los ojos ambos mientras el brillo duraba.
Pestañeé un par de veces antes de abrir los ojos por completo, ya no había tal luz.
Miré a mí alrededor.
El pedestal, el templo, todo estaba bien, cada cosa en su lugar, no había escombros ni paredes derribadas.
Salí fuera y observé el castillo, volvía a alzarse de esa manera tan majestuosa ante las vistas de toda la ciudad repleta de edificios perfectos.
Cerré los ojos suspirando de alivio, todo volvía a estar como antes.



SAYA
Miré a Kai después de todo lo sucedido.
Suspiré y sonreí.
-Vaya, todo está perfecto, incluso diría que mejor que antes.- Le miré y solté una risotada.
Acto seguido rodeé su cintura con mis brazos y apoyé la frente en su pecho.
Sabía que se sentía muy emocionado y contento por ver su Reino totalmente reconstruido.
Las casas, el castillo… lo único que le quedaba de su familia… todo recuperado.
Sonreí de nuevo y giré la cabeza hacia el castillo sin dejar de abrazarle.
-Ahora si se puede decir que estamos en casa.


KAI
Suspiré de nuevo apoyando la frente en la cabeza de Saya. Mi hogar volvía a ser como antes, las casas y todo lo visible estaban en perfecto estado y mi pueblo podría volver a sus hogares en cualquier momento.
Abracé fuerte a Saya, por un momento creí que no iba a ser posible que todo sucediese así, pero el tesoro había hecho un milagro para todos nosotros.



KAI JR
Miré el castillo y sonreí.
-¡Mira, Jimmy, mira mi casa!- Le agarré de la mano y tiré de él.
-Vamos, vamos, te enseñaré mi cuarto.- Me reí y agarré la mano de Ánima.
-Venga, ven tú también.- Tiré de los dos hacia mi casa.
-Es muy grande y bonita, vamos os gustará.


JIMMY
Miré a Kai y sonreí. El castillo estaba de nuevo en pie. El tesoro sagrado había hecho su trabajo perfectamente.
Suspiré y seguí a Kai Jr. junto con Ánima.
-Vale, vale, gamberro. Ya vamos a ver tu cuarto.- Me reí y le seguí, vaya terremoto estaba hecho el chaval.



ÁNIMA
Kai tiró de nosotros para que entrásemos a ver su cuarto, estaba muy emocionado y contento, y no era para menos, después de que su casa estuviese destrozada ahora volvía a estar en pie.
El peque nos llevó por los pasillos. Era un sitio precioso, nunca había estado en un lugar tan grande a excepción de la guarida de Draco, y no había color.



NEO
Miré como el Reino de Kai volvía a su perfecto estado. Sonreí conforme y suspiré.
-Nosotros debemos irnos, Kara.- La miré y sonreí.
-Misión cumplida, ahora nos toca a nosotros regresar a casa. Todo ha terminado.- Me giré sobre el sillón y agarré el timón.
Kai y los demás estarían demasiado emocionados para las despedidas, así que, decidí emprender la marcha sin decir nada más.
Tanto a Kai como a mí nunca nos gustaron las despedidas, ¿para qué despedirse si nos volveremos a ver?
Encendí los motores y despegué la nave en un momento.
-Buena suerte, Jefe.- Dije para mí mismo.
-¡Bien, señoras y señores! Siéntense y abróchense los cinturones. La Aerolínea- Compañías Neo está efectuando el despegué.-Programé el GPS.
-¿Destino? Casa.



KARA
Sonreí a Neo cuando despegó. Me había resultado emocionante ver como todo volvía a reconstruirse solo, esperaba que cuando llegásemos a casa hubiese pasado de igual manera y estuviese todo en pie.
Suspiré mirando por la ventana, echaría de menos a todos, habíamos vivido muchas aventuras juntos, parecía un cuento para niños.
Sonreí acercándome a Neo mientras él programaba el GPS.
-Qué ganas de estar ya en casa… -miré al horizonte, tardaríamos lo nuestro en alejarnos de ese frío, pero después ya podríamos descansar.


NEO
Sonreí y asentí.
-Llegaremos muy pronto.- Suspiré y nos fuimos alejando del Reino del Hielo poco a poco.
Ya habíamos terminado con nuestra misión. Ahora, lo único que faltaba era volver a casa y vivir una vida normal y tranquila, junto con nuestros seres queridos y procurando que lo sucedido con Draco no se vuelva a repetir.


KAI
Saya y yo volvimos a la zona del castillo, Kai, Ánima y James no estaban, por lo que supuse que habían entrado. Posé la mano en la puerta del castillo, deseaba volver a entrar, pero aún teníamos algo que hacer.
Miré a Natty, que estaba frente a la puerta sonriendo de nostalgia.
-Saya y yo vamos a ausentarnos un par de días, bueno… no sé cuánto tiempo, en realidad, tenemos que ir al Reino del Agua, de modo que quiero que mientras no esté aquí, tratéis bien a James y su compañera, Kai me dirá si sucede lo contrario. –ella asintió no muy convencida.
Miré a Saya.
-Cuando tú digas nos marchamos.



SAYA
Miré a Kai.
-Oye, Kai, de verdad, sé que quieres estar aquí en casa. Yo puedo ocupare de esto sola, de verdad…- Sabía que no me serviría de nada, pero… debía intentarlo al menos.
-Ya ha sido demasiado viaje para ti… quédate aquí y descansa…- Asentí acomodándome la mochila sobre el hombro.



KAI
Negué con la cabeza.
-No, Saya, voy a ir contigo, ya lo sabes. Puedo esperar, además, tiene que volver la gente a sus casas para que esto empiece a funcionar, así que no te preocupes por ello, quiero ir contigo. –sonreí y me hice con la mochila que había preparado con comida y demás cosas que necesitaríamos para el viaje.
-Kai estará bien con ellos, podemos irnos ya, ¿no?


SAYA
Le miré y suspiré.
-Está bien… es imposible negociar contigo, así que… si, supongo que podemos irnos ya.- Le miré y asentí.
No me importaba que viniese, es más, agradecía su compañía, pero sabía que él deseaba estar ya en su castillo y disfrutar de la libertad de poder manejar su Reino, pero… no podía negarme a lo que él quería…



KAI
Me despedí de Natty con la cabeza y Saya y yo emprendimos la marcha hacia el bosque, dirigiéndonos a donde ahora asentaban su base los que habían sobrevivido del Reino del Agua.
Iba a dejar el tesoro en manos de Nidy, supuse que ella se sentiría dichosa de recibir tal honor como poder proteger el tesoro.


SAYA
Nos adentramos en el bosque camino de lo que quedaba del Reino del Agua. Efectivamente, allí no estaba la Aldea Aqua, pero quería hacer algo allí antes de entregarle el tesoro a Nidy.
No tenía ni idea del aspecto que tendría ahora el Reino, ya que la última vez que fui estaba desolado, pero con las lluvias y la subida del mar, estaría completamente inundado.
Seguramente ya no quedaría nada, pero los de la Aldea Aqua podrían volver a levantarlo con el tesoro y una nueva ninfa.



KAI
Comenzamos el viaje sin hablar mucho, acompañados por el sonido de los únicos pájaros que sobrevivían a las bajas temperaturas del Reino del Hielo y algún que otro animal.
Me quedé pensativo un momento.
-Saya… ¿sabemos si tu rey desapareció o murió? En la aldea no estaba con los demás, lo habríamos sabido.



SAYA
Miré a Kai y negué.
-Pues… no lo sé y Nidy no me ha dicho nada al respecto, aún que… conociéndole, seguro que esta escondido bajo alguna roca. Siempre ha sido un cobarde, o, ¿quién sabe? Lo más seguro es que esté muerto… no lo sé, y me importa muy poco.- Seguí caminando notando como mis botas se hundían levemente en la nieve.
No tenía ningún buen recuerdo de ese “Rey”. No se preocupaba por su gente y… bueno, miles de cosas que no venían al caso.



KAI
Asentí.
-Lo digo básicamente porque la aldea necesitará un líder o algún patriarca, dada la poca población que hay. Si ese hombre ha desaparecido del mapa supongo que tendrán a alguien en su lugar… debo saber esas cosas. –la miré, no quería que se sintiese mal, lo más seguro es que al llegar se desolaría al verlo todo destrozado. La cogí de la mano y la acerqué a mí.
-Estamos viajando los dos solitos.



SAYA
Le miré cuando me agarró de la mano.
-Lo sé.- Sonreí.
-Mira, yo no sé muy bien como va eso del liderazgo, pero… si son tan pocos y viven bien así, ¿por qué tendrían que tener un líder, un Jefe o lo que sea?- Me encogí de hombros y suspiré.
-Bueno, olvídalo, supongo que tú sabrás más que yo.


KAI
-Ya, no digo líder, sino un representante, alguien que pueda ayudarles. Si necesitan ayuda, no pueden venir todos a negociar para que los demás países les ayuden, sino que necesitan a alguien que los represente, y creo que tener un líder siempre ha sido algo eficaz en el orden, siempre y cuando ese líder no sea como el anterior rey que tuvisteis… Pero yo me encargaré de averiguar eso, sólo quiero ayudarlos, porque van a necesitar ayuda para poder recuperar su reino. –la miré, seguramente ella también querría lo mejor para los suyos.



SAYA
Le miré y negué.
-Creo que ves la manera de vivir muy distinta a como la veo yo.- Suspiré y miré al suelo mientras caminábamos.
-¿Por qué alguien necesita un líder o alguien superior a ellos? Las cosas son siempre así… si no hay Jefe o Rey las cosas van mal, pues yo creo que no… a lo mejor hay países en los cuales las cosas vayan muchísimo mejor…- Sacudí la cabeza.
-Déjalo, me estoy liando yo sola…


KAI
Me reí y la besé en la mejilla.
-Me parece que eres un poco anarquista, no te gusta nada el poder de alguien sobre otros, eh. –sonreí.
-Ya entiendo por qué me odias tanto a veces, lo que es la autoridad a ti ninguna, ¿me equivoco?


SAYA
Le miré de reojo y negué.
-No soporto que la gente me diga lo que debo o no hacer como si fuese tonta o no supiese hacer las cosas por mí misma…- Suspiré.
-No lo aguanto.- Le miré y esbocé una leve sonrisa.
-Creo que yo no duraría ni dos segundos dentro de la Sede, ¿verdad? Me echarían a patadas…


KAI
Asentí varias veces.
-Sí, y además te prohibirían la entrada de por vida. –sonreí y la volví a besar en la mejilla.
-Dejemos de hablar de la maldita política, no sé por qué puñetas habré sacado el tema… -negué con la cabeza y miré un momento a Saya.
-¿Recuerdas esa estatua de hielo eterno que te hice? La haré en el jardín del castillo, quiero que todos sepan cual fue su reina. –sonreí.



SAYA
Le miré con los ojos bien abiertos quedándome sin aliento un momento.
-¿Q-qué?- Sentí que me subían los colores. Me reí levemente de la vergüenza…
-Pero Kai… n-no puedes hacer eso… aún que me case contigo yo no… no soy la reina de ningún sitio…- Le miré de nuevo.
-No creo que sea buena idea…


KAI
Me reí cuando se puso roja.
-Tú sí que eres la reina del Reino del Hielo, y mi reina, además. –la besé con suavidad.
-Y te mereces eso y más. Quiero que sea un regalo de bodas, y sabes que no vas a poder impedirlo.



SAYA
Le miré y suspiré.
-Sigo pensando que no lo veo justo… yo no he gobernado de ninguna manera el Reino, es mi hogar tan solo porque estoy contigo, pero…- Bajé la cabeza.
-No soy nada perteneciente al Reino…- Miré al frente y suspiré.
-Haz lo que quieras…


KAI
-Saya… -la cogí de la barbilla y la miré a los ojos.
-Tú, en el momento que estás casada conmigo, eres mi reina, hagas o no hagas actos como monarca. Si quieres ocuparte de algo puedes hacerlo y si no quieres yo me encargo de todo y ya lo sabes desde que nos casamos por primera vez. Sa… saliste corriendo por el miedo, pero ya te dije que haría todo por ti, me da igual, si no quieres que lo haga porque eres mi reina, lo haré porque eres mi mujer y te quiero… ¿te parece mejor razón?



SAYA
Le miré sin decir nada.
-¿Qué quieres que te diga, Kai? Tú eres el que quiere hacerlo, no puedo decirte nada…- Miré al frente y seguí caminando.
No lo veía justo, mucha de la gente del Reino aún no me aceptaban. No me veían la más indicada para “reinar” al lado de Kai, y yo no me veía capaz de hacerlo, tan solo era una humana, una ex – ninfa, nada más. La gente tan solo me veía así y si encima Kai se esforzaba por construir una estatua en honor a la reina del hielo…. Dios, que falso sonaba…



KAI
Bajé la cabeza, no hacía más que cagarla desde que empezamos el viaje, sólo sacaba temas que a ella no le gustaban y acababa entristecida.
-Lo siento, no abriré la boca. –la besé en la mejilla y seguí caminando, prefería mantener la boca cerrada todo el camino a hacerla sufrir más.



SAYA
Le miré y puse los ojos en blanco.
-Te lo tomas todo muy a pecho, Kai.- Negué con la cabeza y seguí caminando.
O a veces este hombre se pasaba o había veces que se disculpaba por nada… no le entendía.
-No has dicho nada malo para que tengas que disculparte, solo te he dado mi opinión, allá tú lo que quieras hacer.


KAI
-Ya, pero no hago más que sacar temas que te molestan, por eso prefiero no decir nada más que pueda hacerlo. –la nieve empezaba a verse más ausente a medida que avanzábamos, nos estábamos alejando del reino.


SAYA
Suspiré y seguí caminando.
-Está bien…- No dijimos nada más en todo el día, supuestamente para no sacar temas dolorosos…
Kai hacía demasiadas cosas por mí y no era justo…
Al fin llegamos al bosque que conectaba con el Reino del Agua. La vegetación era mucho más abundante en ese sitio… se notaba la fertilidad de ese bosque y lo bien alimentado que estaba.
Seguimos caminando. Paré al lado de un árbol cuyas raíces me resultaban familiares. Me agaché y cogí una raíz entre mis dedos. La miré bien y después el árbol… ya sabía yo que era ese sitio…


KAI
Me acerqué a Saya cuando se agachó a las raíces de un árbol, le resultaría familiar. La verdad es que la zona también me resultaba familiar a mí.
Me agaché a su lado.
-¿Te trae recuerdos?


SAYA
Me levanté y miré a Kai.
-Claro que si.- Posé la mano en el tronco cascado de aquel árbol, en el cual se inició una historia que aún estaba presente.
-Aquí es donde nos conocimos.- Le miré de nuevo alzando las cejas y sonriendo levemente.
Me giré y seguí caminando hacia el Reino.



KAI
Miré el tronco de arriba abajo, Saya lo recordaba más que yo, pues sólo iba de paso, sin embargo ella solía salir cada día y pasaba por allí para ir a verme…
La seguí cuando siguió caminando hacia el reino.
-¿Quieres que te escolte hasta el reino, ninfa del agua? –sonreí mirándola.



SAYA
Me reí y le miré.
-Ohm, bueno, no es digno de un Rey, además tendréis cosas más importantes que hacer, pero si es con tal de que yo llegue sana y salva, ¿por qué no aprovechar sus servicios?- Sonreí y miré el bosque… todo me resultaba familiar, tuviese más vegetación o no.
Suspiré y seguimos caminando hasta que llegamos a donde supuestamente estaba la puerta que conducía al interior del Reino.
Cogí una bocanada de aire… estaba todo inundado, tan solo se veían los tejados de las casa, del palacio y del tempo.
El lago en el que solía bañarme había crecido hasta cubrir toda la ciudad.
-… vaya…


KAI
Miré todo el panorama, estaba inundado en su totalidad, como si un tsunami le hubiese pasado por encima.
Miré a Saya.
-Está… devastado. –posé mi mano en su hombro y la atraje hacia mí para infundirla ánimos.
-Puede que podamos hacer algo…



SAYA
-Ya no se puede hacer nada. El tesoro solo funciona cuando el Reino no ha sufrido una catástrofe natural, como el del Hielo o los demás… este ya no puede levantarse…- Suspiré y miré el tejado del Templo.
-Tengo que ir a por unas cosas.- Le entregué la mochila donde descansaba el tesoro del Agua.
Acto seguido me quité las botas dejándolas apoyadas en un árbol. Me desabroché el pantalón y me lo quité al igual que las botas dejándolas encima de una rama. Por último me deshice del jersey de Kai quedándome con la camiseta interior blanca de tirantes.
-Voy a bajar un momento, tú quédate aquí cuidando del tesoro.


KAI
La miré, no sabía qué era lo que quería rescatar, pero lo mejor era dejarla ir. Asentí.
-Te esperaré aquí, ten cuidado. –dejé las mochilas en el suelo apoyadas en mis piernas y busqué algo con lo que poder secar a Saya cuando saliese del agua para que no cogiese frío.


SAYA
Asentí.
-No tardaré, será un segundo.- Me acerqué al agua, había creado una pequeña playa con la tierra del bosque.
Me metí en el agua hasta que me cubrió por la cintura.
Sonreí y giré la cabeza para mirar a Kai.
-¡Eh! ¿Quieres que pesque alguna cosa para cenar? ¿Atún, Bacalao, Trucha?- Solté una risotada.


KAI
Sonreí sentándome en el suelo con las mochilas pegadas a mí.
-Una lubina al horno estaría muy bien. –me reí.
-Date prisa, o cogerás frío, y cuando empiece a anochecer yo me escondo que vienen los lobos. –me abracé a las mochilas simulando a un excursionista asustado.


SAYA
Me reí y negué con la cabeza… vaya hombre.
Suspiré y miré el agua. Respiré hondo varias veces llenando mis pulmones de oxígeno antes de zambullirme y desaparecer bajo el agua.
Buceé intentando aclarar la vista, el agua estaba algo oscura y no se veía muy bien.
Seguí buceando hasta que pude diferenciar el Templo y lo que quedaba del Palacio… estaba todo comido por el agua… una pena.
Me dirigí hacia el Templo sumergiéndome aún más, estaba demasiado bajo…
Posé las manos en la puerta del templo, la cual estaba cerrada por la presión del agua. Tuve que colarme por un pequeño agujero situado en la parte alta de la puerta. Cuando entré pude sacar la cabeza y respirar, pues se había hecho una pequeño bolsa de aire dentro, en lo que antes era mi cuarto. Respiré hondo varias veces y miré a mí alrededor… Con ese aspecto, las cosas no me sonaban casi, tan solo la cama, situada a un lado de la estancia y la mesita de noche a su lado. Nadé hasta que mis pies pudieron tocar el suelo. Me incorporé, el agua me llegaba por el pecho, más o menos.
Caminé hasta la cama. Cogí airé y me sumergí metiendo la mano bajo las patas de la cama. Palpé el suelo mohoso con la mano buscando una caja, pero… no la encontraba.
Seguí metiendo más la mano, pero tuve que retirarla rápidamente, me había cortado o… algo me había mordido.
Saqué la mano y me la miré.
-Ah…- Tenía sangre en el dedo índice. Me sumergí de nuevo y miré bajo la cama. No me había mordido nada, era un muelle del colchón que se había salido y detrás del muelle estaba la caja.
Empujé el colchón para retirarlo del somier y poder coger la caja con más facilidad.
Una vez retirada, cogí la caja y me dispuse a salir de allí.
Buceé colándome por el agujero con la caja entre mis manos.
Nadé rápidamente hasta que alcancé la superficie. Saqué la cabeza cogiendo una buena bocanada de aire.
Respiré profundamente y nadé hasta que alcancé la orilla.
-¿He tardado mucho?- Dije jadeante caminando hasta situarme al lado de Kai.




KAI
Miré a Saya cuando salió del agua y preparé la manta que llevaba entre mis manos para ella.
-La verdad es que estaba pensando ya en irme, como tardabas tanto… -cuando la tuve a mi lado la rodeé con la manta y la situé entre mis piernas secándola como pude.
-¿Has encontrado lo que querías?



SAYA
Le miré y sonreí.
-Ya, que te ibas a ir y me ibas a abandonar aquí, si, si…- Me senté en el suelo. Kai me colocó entre sus piernas y empezó a secarme.
Le miré y sonreí.
-No te preocupes, no voy a pillar un resfriado, no hace frío por aquí.- Me agarré el pelo echándomelo a un lado y escurriendo el agua.
Le miré y señalé la caja.
-Si he encontrado lo que quería, o eso creo.


KAI
Cuando señaló la caja vi que tenía una herida en el dedo que le sangraba. Cogí su mano y metí el dedo en mi boca reteniendo la sangre con mi lengua mientras miraba la caja.
-¿Qué ef? –pregunté sin soltar el dedo, hasta que dejase de sangrar.


SAYA
Miré a Kai cuando se metió mi dedo herido en su boca. Alcé una ceja sin poder reprimir una carcajada.
-Es algo que no pude coger cuando recibí la carta de los sabios. Me marché tan deprisa que… bueno, no me marché, más bien me desterraron , pero bueno, no es el caso, no me dio tiempo a recogerla y parece que nadie la a tocado, o que Nidy la cuidó mientras yo no estaba.- Agarré la tapa apartándola para poder ver el interior.
-Es lo único que me queda de mi familia… de mi madre y de Mika…- Las fotografías que teníamos estaban mojadas y arrugadas, algunas incluso muy estropeadas.
También había un recogedor de marfil en forma de mariposa.
Lo agarré y se lo enseñé a Kai.
-Esto se lo puso mi madre el día de su boda.- Entre las fotos había una de mi madre con un vestido de blando y con su pelo largo suelto y un par de mechones elegantes recogidos con el recogedor de marfil.
Sonreí… esas cosas me trían muchos recuerdos…



KAI
-Vaya… -lo miré sin tocarlo, no quería ser responsable de que pudiera romperse.
Miré a Saya y sonreí.
-¿Te lo pondrás tú en nuestra boda? –quizá a ella no la haría gracia, pero era algo de su madre, al fin y al cabo, era un recuerdo.



SAYA
Le miré y sonreí.
-Puede, tal ves si, no sé… ya veré.- Me miré el dedo herido. Había dejado de sangrar y la herida se había cerrado.
Metí las cosas de nuevo en la caja y la cerré a continuación.
-Bueno, basta de perder el tiempo con estas cosas.- Cogí la caja y la metí dentro de mi mochila.
Me levanté y cogí los pantalones para ponérmelos junto con las botas. El jersey lo guardé, ya que no hacía frío.
-No podremos cruzar por aquí, así que… tengo una idea, cruzaremos por encima de la cascada, vamos.


KAI
Sonreí cuando mencionó la cascada y la seguí guardando la manta y cargando mi mochila a mi hombro.
-Yo te sigo. –caminé cerca de ella, se sabía bien el camino, por lo que dudaba que llegásemos a perdernos.



SAYA
Me puse en marcha seguida de Kai. La verdad es que me conocía muy bien ese bosque, aún que hayan pasado muchos años y ahora todo estuviese cambiado. Lo había recorrido tantas veces a lo largo de mi infancia que el recuerdo no se había borrado de mi mente… por suerte.
Conduje a Kai por el bosque, sorteando los árboles caídos y los obstáculos que había dejado el agua del Lago… ahora sería enorme…
Kai me seguía de cerca, en esos momentos me sentía como una monitora llevando de excursión al chico malo de la clase para ver si aprendía un poco… vaya cosas.
Me reí para mis adentros sin dejar de caminar.
Antes de lo que me imaginaba, llegamos al sendero que conducía a la parte alta de la cascada. Allí había un pequeño camino de piedra que, si mal no recuerdo, atravesaba el agua de la cascada y conducía a la otra orilla… ahora no sabía como estaría, si el agua había crecido a esa magnitud tal vez ahora ya no había camino por el que pasar…
El sendero por el que caminábamos ahora mismo era algo empinado hacía arriba. El suelo esta humedecido y resbalaba. Tuve que andar con mucho cuidado de no resbalar, aún que, una de las veces caí hacia atrás, pero por suerte Kai estaba ahí para agarrarme y evitar que me diese un mal golpe… que torpe podía llegar a ser a veces…
A los pocos minutos alcanzamos la cima de la cascada. Miré hacía donde supuestamente estaba antes el Reino del Agua, ahora tan solo era un enorme lago que atravesaba el bosque.
Miré la cascada, también había ganado tamaño, pero por suerte el camino de piedra estaba ahí, algo más estrecho, pero ahí estaba.
Suspiré y miré a Kai.
-Tenemos que pasar por ahí…- Miré el camino y me quité las botas. Era mejor pasar descalzo, ya que las piedras estaban mojadas y si resbalaba y caía al agua, acto seguido caería por la catarata, así que… mejor ir con pies de plomo.
-Pasaré yo primero.- Cargué con la mochila del tesoro y me encaminé hacia el “puentecito”.



KAI
Miré la altura que había desde el inicio de la catarata hasta su fin, no me gustaría que acabásemos ahí abajo…
-Me siento como todo un explorador, me falta una cantimplora atada a la cintura y una riñonera con el bocata de chorizo. –me colgué bien la mochila a la espalda, Saya pasaría primero, la verdad es que teníamos muy poco margen de error…
Suspiré y asentí.
-Si crees que necesitas ayuda avísame. –era una tontería decir eso, si necesitaba ayuda se caería y tendría que agarrarla para volver a subirla, no había más. Me quité también mis botas para cuando llegase mi turno.



SAYA
Le miré y sonreí.
-Oh, mi héroe.- Solté una risotada divertida y me acerqué al caminito de piedra.
El agua que iba directa a la catarata iba muy deprisa. El río era muy caudaloso y como no tuviese cuidado la corriente me arrastraría.
Posé un pie sobre la primera piedra y miré la siguiente.
Agarré bien la correa de la mochila para que no se me escapase de entre las manos.
Calculé bien y posé el otro pie en la otra piedra. Estaban muy húmedas y resbaladizas por lo que tuve que hacer presión con la planta de los pies asegurando bien el equilibrio.
Así, una a una fui pasando las piedras hasta que llegué a la otra orilla.
Posé los pies en el suelo e incliné el cuerpo hacia delante en señal de agradecimiento.
-Gracias, gracias, señoras y señores. Y este ha sido el número de la trapecista Saya.- Miré a Kai.
-¿El siguiente, por favor?



KAI
Negué con la cabeza, al fina hasta se lo había pasado bien. Pues a ver cómo me iba a mí porque con agua no sabía tratar…
Agarré bien la mochila y posé un pie sobre una de las rocas con cuidado, posándolo bien evitando que resbalase. Alcé el otro pie y lo pegué a la siguiente piedra de la misma manera. Por el momento no iba mal la cosa, pero mejor no confiarse.
Posé el pie en la siguiente piedra, aunque por un momento resbaló. Me agaché agarrándome a la piedra segura mientras volvía a colocarme.
-Todo en orden… -me incorporé y seguí pasando por el puente de piedra hasta llegar al otro lado, en el cual salté la última piedra para llegar a suelo firme, también mojado, en el cual me resbalé y caí de culo.
-Genial… -me rasqué la nuca, menudo ridículo, menos mal que sólo estaba Saya…



SAYA
Kai me pegó un buen susto. Pensé que iba a caer al agua, pero se agarró a la roca a tiempo. Suspiré y le miré más tranquila.
Cuando pensé que llegaría “ileso” a la orilla donde estaba yo, resbaló cayó al suelo de culo. Por suerte no se hizo daño.
Me reí y me acerqué para ayudarle a levantarse.
-Anda, “héroe”, levanta.


KAI
Cogí la mano de Saya y me levanté sacudiendo el pantalón mojado.
-Por poco soy pasto de peces… -suspiré y cogí las botas para volver a ponérmelas, esperaba no encontrarme con más puentes de esos…
-Bueno, prueba superada, ¿tengo ya la insignia de puentes resbaladizos?


SAYA
Le miré y me reí.
-No, esa no, pero la de payasito si que te la has ganado.- Me reí de nuevo poniéndome las botas.
-Tranquilo, a partir de aquí todo es tierra firme, no tendrás que cruzar más puentes mojados ni nada de eso.- Negué con la cabeza colocándome bien la mochila.
-¿Seguimos?


KAI
Suspiré ante su ironía.
-Por supuesto, guíame, Gandalf. –sonreí y la seguí, ella sabía el camino, no tenía otra que seguirla. ¿Y si la pasaba algo a ella? Lo tenía crudo para llegar o volver con ella en brazos sin saber por donde ir…
Me puse a su altura.
-¿Qué más lugares mortíferos debemos pasar? ¿Sólo eso?



SAYA
Reanudé la marcha con Kai a mi lado. Suspiré pensativa y le miré.
-Pues… tenemos que adentrarnos en el bosque encantado, donde moran las hadas y elfas, junto con las sirenas y las musas. Se dedican a seducir a los hombres extraviados, les engatusan para acostarse con ellos llenándoles la cabeza de maravillas y cuando estos se despiertan, resulta que todo ha sido un sueño.- Me reí alzando las cejas.
-¿Te gusta la idea, eh?- Sonreí y seguí caminando.


KAI
Esbocé media sonrisa mirándola.
La agarré de la muñeca atrayéndola a mí y la susurré al oído:
-A mí lo único que permito que me hechice es una antigua ninfa del agua que yo conozco, ¿te suena? –deposité un beso en su cuello.



SAYA
Entrecerré los ojos, pensativa.
-Pues… no, no me suena. Fíjate tú, conozco un montón de criaturas, pero esa ninfa no me suena de nada. ¿Tan especial es para que solo te dejes hechizar por ella?- Le miré y sonreí sin dejar de caminar.
Por mirarle, metí el pié entre unas raíces tropezando y cayendo sobre el pecho de Kai. Menos mal que estaba allí…


KAI
Sonreí agarrando a Saya para que no se cayese.
-Parece que la naturaleza quiere que estemos lo más juntos posible. –miré la raíz con la que había tropezado.
-Gracias. –sonreí e incorporé a Saya, aunque sin soltarla.


SAYA
Le miré.
-Ja, ja, ja, ¿la naturaleza? Seguro que ha sido la naturaleza, no me habrás puesto la zancadilla, ¿no?- Me reí apartando la raíz con el pie sin dañarla.
Le miré de nuevo, aún me tenía agarrada contra él.
Solté una risotada.
-Creo que no voy a caer más, puedes soltarme si quieres.


KAI
Solté a Saya y miré al suelo procurando ver por donde pisaba, como acabase tropezando yo con la buena suerte que tenía acabaría con la cabeza metida en un tronco o algo parecido…
Continué caminado al lado de Saya, el bosque era muy traicionero, y esperaba que lo que Saya había dicho sobre las criaturas mágicas no fuese cierto.


SAYA
Seguí caminando junto con Kai. Aún faltaba para llegar a la Aldea Aqua, lo más seguro es que llegásemos mañana al atardecer.
Avanzamos bastante, caminamos todo el día hasta que la noche se nos echó encima, sería mejor para a descansar y mañana por la mañana seguiríamos.
Este pequeño viaje me recordaba al que habíamos dado nosotros dos junto con Axel, Eri y Edward… pero ahora, cada uno estaba en casa descansando. Me pregunto que estarían haciendo ahora.
Paramos en un pequeño claro junto a un riachuelo en el que pudimos beber y refrescarnos un poco.
Me senté sobre la hierba quitándome las botas. Tenía los pies algo doloridos por la caminata, pero en seguida se me pasaría.
Alcé la cabeza al cielo, había luna llena, proyectaba una tenue luz la cual nos alumbraba, así que no hacía falta encender ninguna fogata.


KAI
Me senté al lado de Saya apoyando mis manos en el suelo para apoyarme en ellas, miré hacia donde la mirada de Saya se dirigía, hacia la luna, la luna llena.
-Auuuu. –simulé el aullido de un lobo y sonreí.
-Imagínate que vienen los lobos y nos atacan, tendrías que defenderme tú a mí, porque yo no sé luchar contra lobos. –solté una risotada y me tumbé.


SAYA
Le miré y sonreí.
-Tranquilo, no vendrá ningún lobo, yo les echaré a patadas.- Sonreí y me senté sobre él posando las manos a cada lado de su pecho inclinándome hacia delante.
-Pero… no son los lobos lo que debería preocuparte.- Sonreí picarona y le mordí suavemente bajo la barbilla tirando de la piel con delicadeza.


KAI
Sonreí.
-Vaya, es cierto, ¿cómo he podido olvidarme de la bestia más peligrosa de todo el bosque? Ahora me ataca… -la agarré de la cintura y me tumbé con ella encima de mí.
-Por favor, devórame rápido, no soporto el dolor… -posé mis manos en su trasero sonriendo.


SAYA
Sonreí y ronroneé volviendo a morderle en la barbilla.
-¿Rápido?- Solté una risotada.
-A mi me gusta devorarte poco a poco, saboreándote bien.- Le miré y alcé una ceja.
Posé mis manos en su abdomen y le besé de manera suave, recorriendo sus labios con mi lengua. Hacia mucho que no estaba con Kai a solas y ahora que lo estábamos quería aprovechar.


KAI
Seguí su beso de manera lenta, como ella quería “devorarme”. Acaricié toda su espalda hasta llegar a sus hombros y su cuello, en el cual me concentré en acariciar con más intensidad.
La miré.
-¿Me vas a devorar, o te voy a devorar yo? –me giré, haciendo que quedase debajo de mí mientras la besaba.



SAYA
Le miré rozando mis labios con los de él.
-Sabes que me gusta que me devores tú.- Acaricié su barbilla con la punta de mi lengua.
Agarré el extremo de su camisa sacándola de dentro del pantalón. Metí las manos bajo su camisa acariciando su espalda y su abdomen con mis manos y mis uñas.


KAI
La besé con más ímpetu acariciando su vientre con suavidad directamente en su piel aterciopelada.
Cualquiera diría que estábamos totalmente solos en ese enorme bosque…
Descendí mis labios por su cuello saboreándolo y atrapándolo entre mis dientes y acariciándolo con mi lengua.


SAYA
Cerré los ojos cogiendo una gran bocanada de aire cuando Kai empezó a besarme, lamerle y acariciarme el cuello. Esa era la parte de mi cuerpo que más me excitaba…
Empecé a sentir esa oleada de calor que me subía desde el vientre hasta la cabeza.
Agarré su camisa y empecé a desabrochársela hasta que le despojé de ella por completo dejando ver su musculoso pecho y su ancha espalda la cual acaricié con las manos desde la nuca hasta por debajo de su ombligo.


KAI
Aparté mi camisa a un lado sin dejar de juguetear con el cuello de Saya y sus labios. Bajé mis besos hasta su pecho, el cual despojé de ropa con suavidad y sin prisas, acariciando su piel al mismo tiempo.
Pasé mis manos a lo largo de su cintura, hasta acabar en uno de sus pechos mientras la quitaba la camiseta dejándola con la mía.


SAYA
Mi respiración se agitó a causa de sus caricias y sus besos.
Le miré y sonreí alzando las cejas.
-Y yo que quería llegar virgen al matrimonio.- Solté una risotada y giré poniéndome sobre él. Agarré sus muñecas haciendo que alzara los brazos por encima de su cabeza. Me incliné y deposité intensos besos sobre la piel de su cuello y fui descendiendo por su pecho.
Encerré entre mis dientes la piel de su abdomen rozándola con mi lengua.
Seguí descendiendo hasta debajo de su ombligo. Le mordí de nuevo con suavidad jugueteando mi lengua con su piel.



KAI
Acaricié todo su vientre y hombros con las manos, siguiendo por la espalda mientras era ella la que me besaba.
La agarré del trasero juntándola a mí por completo y la besé de nuevo en los labios recorriendo su espalda de abajo arriba.



SAYA
Le besé con pasión cuando me juntó a él.
Introduje mi lengua dentro de su boca buscando la suya, la cual encontré con éxito.
Descendí mis manos hasta el cinturón de su pantalón el cual empecé a desabrochar hasta que se lo quité tirando de él. Lo dejé a un lado y volví a besarle de la misma manera que antes mientras mis manos se encaminaban al pantalón.


KAI
Después de tanto tiempo sin poder pasar un minuto solos, al fin podríamos disfrutar de plena intimidad, quién iba a decir que en un viaje como este podríamos aprovechar los descansos para este tipo de cosas…
Agarré sus muslos con fuerza juntándolos alrededor de mi cadera y agarré el extremo de su pantalón con la yema de mis dedos pulgares, bajándolo poco a poco sin perder un solo segundo de sus besos.


SAYA
Retiré a un lado mi pantalón cuando Kai terminó de quitármelos.
Sonreí y volví a presionar mis labios con los suyos cogiendo una buena bocanada de aire. Me deshice de su pantalón dejándolo junto a los míos.
Seguí besándole sintiendo su aliento gélido meterse en mi boca junto con su lengua.
Bajé mis manos por su pecho hasta su pelvis, la cual presioné suavemente con mis dedos en busca de la tira de su calzoncillo.



KAI
Levanté ligeramente la pelvis para ayudarla a deshacerse de mis calzoncillos, acto seguido la besé por el vientre, subiendo hasta su pecho mientras acariciaba toda su espalda.
Agarré la tira de su tanga con mis pulgares y lo retiré con suavidad juntando mis labios a los suyos de nuevo.


SAYA
Le besé de nuevo mientras se encargaba de deshacerse de mi tanga.
Jadeé posando las manos en su pecho y me senté sobre su pelvis haciendo que penetrase. Jadeé con más intensidad cuando una oleada de placer me sacudió haciendo que se me erizase toda la piel.
Presioné su cadera con mis muslos y empecé a moverme con suavidad soltando leves gemidos de excitación.


KAI
Cerré los ojos posando mis manos en sus caderas. Jadeé y acaricié su torso desde el cuello hasta lo más bajo de su espalda.
Besé su cuello con intensidad jugando con mi lengua por él.
-Lo echaba de menos… -la besé de nuevo en los labios sin dejarla responder.


SAYA
Sonreí y le agarré de la nuca haciendo que se sentase conmigo aún encima.
Seguí moviendo la pelvis con suavidad y lentamente. Hundí el vientre cuando este se rozó con la piel fría del abdomen de Kai.
Jadeé con más amplitud soltando de vez en cuando gemidos.
Agarré el vello de su nuca entre mis dedos besándole de nuevo con fogosidad.
¿Qué si lo echaba de menos? Tanto él como yo…


KAI
La besé con intensidad, cada centímetro de sus labios y su cuello quedó marcado por mis labios. La miré a los ojos posando mis manos a cada lado de su cuello mientras recorría su rostro con mis labios.
Me atreví a acelerar levemente el ritmo mientras seguía con mis interminables besos.



SAYA
Cerré los ojos respirando con intensidad cuando aceleró las penetraciones. Solté un gemido más intenso que los demás agarrándome a los hombros de Kai.
Le miré jadeando mientras recorría con mis dedos los músculos de sus brazos y sus hombros… me volvían loca.
Me apreté contra él juntando mi vientre con su abdomen frío volviendo a besarle.
No quería que esa noche acabase, estar ahí en medio del bosque con Kai era lo que más deseaba en esos momentos.




KAI
Gemí acariciando las caderas de Saya con fuerza, apretando ligeramente su piel con mis dedos. Volví a besarla y agarré el pelo de su nuca con una de mis manos mientras la otra agarraba bien su espalda.
Besé de nuevo su cuello y añadí intensidad a las penetraciones.



SAYA
Alcé la cabeza agarrando su nuca con fuerza gimiendo cada vez más alto. El placer aumentó cuando Kai penetró más fuerte. Encogí las piernas gimiendo de nuevo sin dejar me moverme encima de él.
Me mordí el labio inferior inclinando mi cuerpo hacia atrás ligeramente arqueando la espalda.
Jadeé gimiendo a cada penetración.
-Oh… Kai…- Presioné la piel de sus hombros con mis dedos moviendo mi cadera cada vez más rápido.



KAI
Jadeé con fuerza agarrándola de la cintura. Hacer el amor con Saya era uno de esos placeres de la vida que no se abandonarían por nada del mundo, y esto era un claro ejemplo del por qué.
Acallé mis jadeos ahogándolos entre mis dientes que aprisionaban su cuello, sabía cuánto le gustaba a ella y cuánto me gustaba a mí.



SAYA
La piel se me erizó cuando Kai me mordió el cuello. Gemí más alto agarrándome a sus hombros.
Me moví con más rapidez sintiendo como las gotas de sudor caían a los largo de mi espalda.
Me pegué de nuevo a él cerrando los ojos con fuerza sintiendo como el orgasmo estaba a flor de piel. Estaba a punto de llegar al clímax… tanto tiempo sin hacer el amor traía sus consecuencias.
Gemí con fuerza y clavé mis uñas en los hombros de Kai.
Me puse tensa y dejé escapar el orgasmo en un grito lleno de placer.


KAI
Apreté los dedos en la espalda de Saya cuando el orgasmo escapó haciéndome llegar al final de la excitación.
Respiré con fuerza cogiendo aire. Di un beso corto a Saya antes de tumbarme sobre la hierba con ella tumbada sobre mí, aunque seguí llenando mis pulmones de aire.



SAYA
Jadeé tumbándome sobre Kai. Estaba acalorada, cada vez que hacía el amor con él acababa muy acalorada.
Respiré hondo apartándome el pelo hacía un lado.
Miré a Kai y solté una risotada. Me quité de encima de él para que pudiese respirar mejor y me tumbé a su lado apoyando la cabeza en su pecho.
Respiré hondo cerrando los ojos.
-No tienes ni idea de lo satisfecha que me siento en estos momentos.- Me reí.


KAI
Sonreí acariciando su pelo con la mano que tenía debajo de ella. La besé en la cabeza.
-Tranquila, con lo satisfecho que estoy yo me doy por enterado.- Sonreí soltando una risotada.
-Creo que este viaje nos está sentando bien, exceptuando la medio caída no ha estado mal, y esto no ha estado nada mal. -me reí.


SAYA
Me reí y le miré.
-No, la verdad es que me he divertido mucho cuando te has caído.- Me reí de nuevo y le miré apoyando los codos con su pecho.
-Pobrecillo que se ha caído él.- Sonreí y le besé en los labios con cariño. En ese momento me sonaron las tripas.
Me reí sin apartar del todo los labios de los de Kai.
-Ups, creo que tengo hambre.


KAI
Sonreí.
-¿Todavía? Qué ansiosa. –la volví a besar, aunque sabía perfectamente que se refería a comida. Me senté agarrándola y busqué la manta que había usado antes para taparnos a los dos con ella, ¿para qué la ropa?
Busqué algo de comida en mi mochila, me había preparado para el viaje antes de salir de la nave.



SAYA
Sonreí y me senté entre las piernas de Kai apoyando la espalda en su pecho. Agarré la manta y me tapé con ella hasta el pecho y de paso también tapé a Kai.
-Ñam, que hambre.- Me volvieron a sonar las tripas.
Miré al cielo y sonreí.
-Oye Kai, ¿crees qué la Sede aceptará a Jimmy en el consejo?


KAI
Solté una risotada cogiendo una ensalada que Kara nos había guardado en una tartera.
-Ya lo creo que aceptarán. –le ofrecí la ensalada mientras buscaba algún tenedor entre las cosas que tenía para abastecernos durante al menos dos semanas.


SAYA
Cogí la tartera con la ensalada de Kara dentro. Me volvieron a sonar las tripas cuando percibí el olor a vinagre.
La abrí y esperé a que Kai me diese uno de los tenedores.
-Vaya, estás muy seguro de ello, ¿no?- Le miré y fruncí el ceño algo extrañada.



KAI
Cogí un tenedor y se lo di.
-Oh, sí, estoy cien por cien seguro de que James estará en el consejo con un par de palabras que tenga con los sabios. –la miré esbozando media sonrisa y cogí un segundo tenedor para mí.


SAYA
Sonreí.
-Ya me imaginaba.- Pinché un trocito de tomate alzando las cejas.
-Tú y tus formas de persuadir al consejo.- Me reí metiéndome en la boca el pedacito de tomate. Pinché de nuevo otro trozo de tomate y se lo ofrecí a Kai sonriendo.



KAI
Solté una risotada y abrí la boca para coger lo que Saya me ofrecía.
-Me deben muchas cosas aunque me hayan librado de ser un gato el resto de mi vida. –tragué.
-Puedo echarles con un par de reuniones si no aceptan mi petición.



SAYA
Asentí y me metí en la boca otra pinchada de la ensalada.
-Pues espero que le acepten, ya era hora de meter a alguien de confianza en la Sede.- Suspiré y me acomodé entre las piernas de Kai.
-¿Te molesto?- Le miré.



KAI
Asentí gravemente.
-Mucho, por eso te he echado a patadas. –la besé en la cabeza y cogí otra pinchada. Esa situación me parecía muy curiosa y muy agradable al mismo tiempo, sería algo que recordaría por mucho tiempo.

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