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lunes, 12 de octubre de 2009

Capitulo XLVIII- MUERE UNA OBRA DE ARTE

Este capi viene cargadito de acción y de explosiones, acción, acción y más acción... XD





NEO
Parece que Kai estaba hecho una fiera, menos mal que aún no se me había cruzado por mi camino… pero seguro que acabará echándome la peta a mí también…
Me senté en mi silla, en el puesto de mando, dispuesto a despegar la nave, Kara seguía en su cuarto, aún no había ido a verla y no sabía como iba a reaccionar después de haberla pedido que se casara conmigo…
Suspiré y empecé a encender los motores, uno a uno, la nave se elevó con suavidad y fue alcanzando altitud a medida que iban encendiéndose los motores.
Una vez en el aire, metí las velocidades y Quimera empezó a moverse alejándonos del reino del Viento.



KARA
Me desperté. Me dolía la cabeza y el estómago.
-Qué coño… -me llevé la mano a la cabeza y recordé lo que había pasado.
-Neo… -me llevé la mano a la boca sonrojada, me había pedido que me casase con él, madre mía. Me tapé la cara con ambas manos sonriendo como una estúpida.
Me levanté aún sonriente y salí del camarote sin zapatillas, fui hacia el panel de mandos, corrí hacia Neo, me subí sobre él de un salto y le besé.
-Sí, sí. –le volví a besar.



NEO
Kara se lanzó encima de mi sonriente. Me pilló por sorpresa y no sabía de qué me hablaba al principio.
-…- Sonreí y la abracé.
-¿¿D-de verdad?? ¿Quieres… casarte conmigo?- La miré emocionado, me parecía increíble que la mujer más maravillosa del mundo fuese a ser mi mujer.


KARA
-Claro que quiero, claro que quiero casarme contigo, te quiero. –le cogí de la cara y le besé de nuevo.
-Te quiero, eres mi vida, quiero ser tu mujer, pero siempre. –le volví a besar, estaba muy emocionada. Al fin y al cabo no me veía como una cría.


NEO
Sonreí y la abracé. Me alegraba mucho que Kara aceptara ser mi mujer, la quería y eso era lo más importante.
-No te dejaré nunca, te quiero, de verdad.- La besé sin soltarla.



KARA
Me fui a la cubierta a despejarme. Saya estaba dormida y no había otra persona con la que quisiera hablar en ese momento. Habíamos perdido la pista de Draco y era algo esencial. Me había aplicado hielo en la herida del labio, pero la herida seguía abierta. Jodido Jim…



NEO
Me levanté y me vestí, la nave ya se había puesto en marcha, eso significaba que nos íbamos, lejos de Génesis y de las complicaciones…
Llegué al puesto de mandos, Neo y Kara no paraban de darse mimitos, estaban muy felices y empalagosos…



SAYA
Sonreí negando con la cabeza. Salí a la cubierta, Kai estaba allí.
-¿Qué hace mi hombre tan…?- Le miré, tenía el labio partido.
-¿Qué te ha pasado?- Dije acercándome a él.



KAI
-El crío de los cojones me ha dado un puñetazo por echarle la bronca porque ha perdido el rastro de Draco después de todo lo que arriesgamos. –di un golpe a la barandilla con el puño.



SAYA
-……mierda….- Desvié la mirada.
Jim había golpeado a Kai y encima habíamos perdido la señal de Draco.
-Bueno… aún nos queda James, ¿no? Lo importante ahora es no perder su señal, seguirle, pero en serio… No quiero decir que con Draco no íbamos en serio, pero…perdimos mucho tiempo en el reino del Viento con temas… que no vienes a cuento…- Suspiré y le miré.
-No te preocupes, encontraremos a James y con él a Draco. Confía en mí.


KAI
Desvié la mirada.
-El caso no es ese, Saya. Jim ha fallado en algo que le pedí, algo primordial para acabar con la dictadura, y algo en lo que casi morimos… -di otro golpe.
-Maldita sea.



SAYA
Suspiré y le abracé por detrás.
-Tranquilo, Kai, se solucionará. Jim es un niño de 17 años, ¿qué esperas de él?...- Le masaje los hombros.
-Encontraremos a James… y acabaremos con esto.
-Volveremos a casa, juntos…


KAI
Suspiré y apoyé mis manos sobre las suyas. Estaba claro que Saya quería volver a casa, pero yo no volvería hasta haber recuperado mi puesto como rey y la paz general, sin dictaduras.
-Yo ya no sé qué hacer después de todo lo que hemos intentado.


SAYA
Miré hacia el cielo y suspiré.
-Es hora de actuar… Buscaremos la señal de James e iremos a por él. Te aseguro que ese cerdo y su padre lo pagaran caro.



KAI
-Claro que lo pagarán caro después de todo lo que han hecho… -suspiré, me sentía tan impotente…
-¿Qué puedo hacer yo sólo? He probado de todo y no he sido capaz ni de debilitarles…



SAYA
Bajé la mirada acariciándole uno de sus brazos.
-La solución no es hacer las cosas solo, ¿recuerdas? Tú me lo has dicho muchas veces, que cuente con la ayuda de los demás, pues así es como debemos enfrentarnos a Draco y a James, no intentes cargártelo todo tu solo…



KAI
-Ya, Saya. El caso es que no puedo contar con ellos, ya lo has visto. Desde un principio tuve que haberme ido solo. Habría sido más discreto, sería más fuerte… y ya habría acabado con ellos. –me separé de la barandilla.
-Voy a darme una ducha. –me fui al interior de la nave, no quería pagar el cabreo con Saya.


SAYA
Me aparté para que Kai pudiese pasar, bajé la mirada al suelo, cuando estaba así de cabreado lo mejor era no cruzarse en su camino ni mirarle directamente… todos los fríos son así
Suspiré y me apoyé a la barandilla, ya se le pasaría.



KARA
Estaba sentada aún sobre Neo, dándonos mimitos y besos. Estábamos los dos tan contentos que no queríamos separarnos ni un segundo.
-¿Cuándo te has dado cuenta de que querías… bueno, pasar el resto de tu vida conmigo? Es que cuando has recordado a tu exmujer es cuando me lo has propuesto… -dije acariciándole una ceja.


NEO
-Bueno… sé que con Nyla la cosa salió mal, pero porque no había… por así decirlo, pasión, en cambio contigo es todo lo contrario, no sabría vivir sin una mujer como tu.- Sonreí y la miré.
-Quiero cuidar de ti, pasar el resto de mi vida contigo, Kara. Por eso te lo he pedido.



KARA
Sonreí y me coloqué el pelo tras la oreja.
-¿Y se puede saber cómo sabías que yo quería casarme contigo, eh? ¿Eres adivino o algo? –sonreí y volví a besarle, entrecerrando sus labios entre los míos, cómo le quería a ese maldito piloto de una nave con nombre de mujer…



NEO
Sonreí rodeando su cintura con mis brazos.
-No soy adivino, pero suponía que no te desagradaría la idea de ser la mujer de un piloto que conduce una nave con nombre de mujer, ¿no?- Sonreí y la volví a besar. Un pitido en el panel llamó mi atención estropeando el momento íntimo entre Kara y yo.
-Mierda… ¿Qué pasa ahora?- Miré el panel. Había una luz roja que parpadeaba. Sonreí.
-Es el piloto automático, creo que nos hemos apoyado demasiado.



KARA
Sonreí y le miré.
-Mmm, que le den al piloto automático. –le rodeé el cuello con mis brazos y le besé de nuevo, su silla se inclinó hacia atrás y me reí.
-Vamos a acabar en el suelo, gordo… -no dejé de besarle, como si nos caíamos.



NEO
Sonreí, la silla se inclinaba cada vez más hacia atrás.
-Veras el castañazo que nos vamos a pegar.- Dije entre beso y beso.
Así pasó, las patas cedieron y caímos hacia atrás. Me golpeé la espalda contra el suelo, menos mal que Kara estaba encima de mí y no de golpeó con nada.
-Ay…- Me quejé y me reí al mimo tiempo.
-¿Te has hecho daño?



KARA
Me reí con él.
-Yo estoy bien, ¿y tú? –me levanté y tiré de él aún riéndome.
-Parecemos dos gilipollas… -cuando estuvo de pie le miré a los ojos- Pero estoy feliz. –me subí a su cadera de un salto, enrollando mis piernas en su cintura y volví a besarle.



NEO
Me froté la espalda y la miré. La agarré cuando saltó sobre mí, sonreí y la besé.
-¿Cómo quiere celebrar mi prometida su felicidad?



KARA
Me mordí el labio sonriendo.
-Dime qué puede hacer una pareja de prometidos en una nave voladora, porque a mí no es que se me ocurra mucho, osito. Sorpréndeme con lo que puede hacer tu nave para nosotros.



NEO
Sonreí.
-La nave es muy grande, podemos hacer lo que tú desees, mi princesa.- La besé por el cuello.
-Vale, no se puede hacer mucho dentro de una nave, pero en cuanto volvamos, lo primero que voy a hacer es darte una vuelta en mi moto. Te llevaré donde quieras, a las estrellas si lo deseas, a la luna.- Sonreí y la aparté un mechón de la cara.


KARA
Me mordí el labio. Ese hombre era mucho más de lo que jamás había llegado a desear, me trataba como si me debiese máximo respeto y devoción, me lo comía.
Le volví a besar.
-No sabía que tenías moto, grandullón… ya me llevarás a dar una vueltecita. –sonreí.



NEO
Sonreí y asentí.
-Eso está hecho, preciosa.- Nos quedamos por ahí deambulando y comiéndonos a besos y lo que no son besos. Las horas se nos pasaban volando, ¿y qué más daba? ¿A quién le molestaba?



DARK
Que panda de salidos, no hacían otra cosa que estar dándole todo el puto día, bueno, así estarían entretenidos y yo podría recorrer esa lata a mis anchas. El único que me causaría “problemas” sería el Jefe de la tripulación, pero por lo que tenía entendido aún no había salido de su cuarto y si lo había hecho no se había dado cuenta de que llevaba casi tres semanas infiltrado en la nave. No sería muy listo…
Me encontraba en la cubierta, encima del mástil, en el punto más alto de la nave, y ninguno de esos idiotas me había descubierto, o yo era muy bueno o estos tíos eran cortos y con ganas. Les tenía preparada una sorpresa, seguro que alucinarían, y volarían por los aires de alegría. Sonreí y metí una de mis manos en mi bolsillo del pantalón, saqué un detonador a control remoto, lo destapé y apreté el botón principal.
-Boom…- La nave empezó a explotar por distintos puntos, sonreí y antes de que la cubierta volara en mil pedazos, desaparecí.



JIM
Estaba en la sala de ordenadores buscando la pista de James, estaba bastante lejos de nuestro alcance, pero se movía, de modo que no había perdido el dichoso transmisor. Me apoyé en la silla suspirando, al menos no me despedirían. Entonces oí una gran explosión.
-Pero qué… -fue una cadena, dentro de la nave.
-Oh, mierda… -salí de la sala lo más rápido que pude, eso saldría volando en cuestión de segundos.
La cadena de explosiones se oía cada vez más cerca, hasta que una onda expansiva hizo que me empujara a una velocidad vertiginosa en la que no pude frenar bien y di con la cabeza en una columna, sentí como me retumbaba toda la cabeza y acto seguido el dolor de la herida sangrante fue tan fuerte que perdí el conocimiento, cayendo al suelo, y una mesa cayó casi encima de mí.


ERIKA
Me dedicaba a recoger lo que otros no eran capaces de hacer. La bodega estaba hecha un asco y desde la muerte de Tigre, ninguno ha sido capaz de volver a bajar.
Suspiré metiendo la fregona en el cubo con agua y jabón.
-Que gente más guarra, joder.- Dejé a un lado la fregona y me acerqué a las lonas, estaban polvorientas y descolocadas. Me agaché, entonces fue cuando un estruendo seguido de un temblor hizo que me tambalease. Me levanté y miré atenta, empecé a sentir mucho calor, pero no era procedente de mí, sino… Miré la pared de la bodega, en un segundo la pared explotó dando paso a una enorme llamarada. Grité y me agaché tapándome la cabeza en un acto reflejo, la nave volvió a temblar violentamente haciéndome caer sobre las lonas boca arriba, las demás lonas cayeron sobre mí tapándome por completo.


KARA
Estaba en el puesto de mandos con Neo, aún. Oímos un ruido muy fuerte venir de la cola de la nave, me giré.
-¿Qué ha sido eso?


NEO
Me quedé alerta cuando escuché aquel sonido.
-… algo ha explotado…- Iba a salir del puesto de mandos cuando una llamarada hizo que retrocediera. Las llamas alcanzaron mi brazo derecho quemándome la camiseta y parte de la piel.
-¡Joder!- Retrocedí, una nueva explosión provocó que la cola de la nave se desprendiera por completo dejando la Quimera sin el panel de gravedad. Empezamos a caer en picado.
-¡¡Mierda!!- Me senté en mi silla y agarré el timón.
-¡¡Kara, sujétate a algo!!- Intenté alzar el morro de la Quimera, parece que al principio estaba funcionando, pero la nave explotó de nuevo llevándose por delante la sala de máquinas. Ahora si que no podía hacer nada, pero aún así lo intenté, no iba a dejar que la tripulación pereciera por mi culpa.



KAI
Acababa de salir de las duchas, me estaba pasando las manos por el pelo para quitar restos de agua cuando hubo una turbulencia con una explosión. Miré a mi alrededor, debió ser algo de la sala de máquinas.
Bajé a toda velocidad para ver que ocurría, entonces, nada más entrar, otra explosión se produjo, llevándose media sala. Del impulso y la presión yo salí disparado hacia la pared más alejada de la otra ya desprendida de la nave.
Choqué contra la pared, haciéndome daño en el hombro.
-¡Joder! –cuando fui a incorporarme para salir de allí como fuera, hubo otra explosión en otra de las salas de la nave, que hizo retumbar esta de nuevo, haciéndome caer sobre un hierro saliente en la pared, atravesándome el pecho y quedándome clavado en él. Grité de dolor, el pecho me ardía, y el hierro no estaba a más de unos centímetros del corazón. No podía moverme, me limité a permanecer consciente para poder salir de allí.


SAYA
Seguía mirando el paisaje en la cubierta. Era agradable la sensación y me sentía clamada. Pero no duró mucho. Vi como la cola de la nave estallaba creando una fuerte onda expansiva que por suerte no llegó a alcanzarme. Me agazapé agarrándome a la barandilla de la cubierta. Abrí los ojos ampliamente cuando vi que la cola salía despedida hacia abajo colisionando contra el suelo.
-Oh… Dios mío…- La nave empezó a reventar en cachos, el fuego fundía el metal destrozando la estructura de la Quimera. Me quedé quieta, sin saber reaccionar, solo contemplaba la destrucción de la nave.
Otra fuerte explosión hizo que cayese al suelo de espaldas, vi como la sala de máquinas sa desprendía de la nave, entonces sentí como el estómago me subía a la garganta, caíamos en picado a gran velocidad. Me deslicé hacia la barandilla agarrándome a ella, intenté escalar por ella para llegar a la puerta de la sala de mandos, pero otra enorme explosión se llevó gran parte de la cubierta.
-…..mierda.- Un cacho de barandilla me empotro contra la pared dejándome encajada entre esta y el pedazo de barandilla. No podía moverme, intenté liberarme, pero el metal estaba al rojo vivo y no podía tocarlo.



KARA
Estaba agarrada a una de las columnas del puesto de mandos, la nave estaba totalmente inclinada y nos la íbamos a pegar contra el suelo de lleno. Miré a Neo, hacía lo posible para levantar la nave, pero parecía inútil.
-Neo, por favor, agárrate a algo, intenta salvarte, ya no se puede levantar la nave. –le pedí, si nos la íbamos a pegar quería que al menos pudiese frenar el golpe en vez de intentar lo inútil.
Se abrió un boquete en la pared cerca de mí por culpa de otra explosión, grité cuando la presión hizo que me soltase y cayese contra los mandos. Al chocar, la pierna chocó contra el borde del panel. Noté como el hueso se rompía dentro de la pierna y atravesaba la piel hasta desgarrar la última capa y salir por detrás de la pierna.
Grité de dolor, jamás había experimentado un dolor tan fuerte, y cada vez era más intenso.



NEO
Miré a Kara cuando empezó a chillar de dolor, mire su pierna, estaba ensangrentada yb el hueso sobresalía por la parte de atrás, llevándose por delante el músculo del gemelo.
-Dios…- Me levanté para poder sujetarla, solté el timón y cuando me acerqué a Kara vi como el morro de lo que quedaba de la Quimera se precipitaba contra el suelo. Colisionó haciéndome atravesar el ventanal de la fuerza del golpe. Sentí como los fragmentos del cristal desgarraban mi piel. Aterricé contra el suelo golpeándome el cráneo contra una roca. Sentí un dolor espantoso que me recorrió la cabeza y me bajó por todo el cuerpo. Giré sobre mí mismo en el suelo y me quedé mirando el morro de la nave. Fui brutalmente aplastado por los restos de la Quimera.


KARA
Neo salió disparado por el ventanal, el corazón se me paró.
-¡¡Neo!! –cayó al suelo, pero a partir de ahí no pude verle. Por un momento no oí nada, sólo pude oír el latido lentísimo de mi corazón mientras veía caer el resto de la nave sobre el lugar donde había caído Neo.
-¡¡¡¡¡NEO!!!!!



NEO
Por fin silencio, ya no se escuchaba ninguna explosión, ni metal desquebrajándose ni cristales estallando, solo el sonido de las llamas quemando lo que quedaba de la Quimera.
La cabeza me daba vueltas y me dolía todo el cuerpo, me sentía agarrotado, tenía los músculos atrofiados y mis extremidades aplastadas. Intenté moverme, pero el dolor era punzante…
Abrí los ojos, al principio no veía bien, tenía la vista nublada y distorsionada. Poco a poco fue aclarándose.
Logré liberar uno de mis brazos de debajo de lo que quedaba del panel de control, me llevé la mano a la cara, la sentí húmeda. Retiré la mano y vi que se había empapado de sangre. Me incorporé con cuidado, reuní todas mis fuerzas sobre mi brazo libre para poder liberar el otro, una vez liberados mis brazos me dispuse a retirar las placas de metal que me rodeaban.
-… ¡me cago en mi puta madre, joder!- Salí de entre los escombros hasta alcanzar la superficie. Me levanté y miré a mí alrededor. Era un caos, todo en llamas, era como si estuviésemos en el infierno.
-Kara…- Miré atento a todos lados.
-¡¡Kara!!- Estaba hecho una mierda, pero aún así empecé a correr en todas direcciones buscando a Kara.
-¡¡Kara, joder, dime algo!!



KARA
Del dolor interior que sentía en ese momento no podía ni llorar… Neo…
No quise moverme ni intentarlo siquiera, no quería hacer nada, ahora Neo… Neo… Oí su voz. Dios, estaba vivo, ¡estaba vivo! Quise gritar cuando me llamó, pero las fuerzas me fallaban, mi vista se nubló hasta apagarse, cayendo en la inconsciencia.



NEO
Seguí buscando a Kara por todos lados, gritando su nombre desesperado. Mi corazón iba a mil, sentía que se me iba a salir del pecho y que de un momento a otro pararía en seco si no encontraba a Kara.
-¡¡¡KARA!!!- Miré hacia un lado, allí estaba, tumbada en el suelo inmóvil.
-Dios mío… no… no por favor…- Corrí hasta ella a toda velocidad y me dejé caer de rodillas a su lado.
-Kara…- La agarré como pude entre mis brazos.
-Kara… preciosa…- La miré inclinándome hacia su rostro, ladeé la cabeza para ver si aún respiraba. Me alivió el ver que si. Cerré los ojos y suspiré.
-Gracias…- Tenía la pierna destrozada y sangrando, tenía que hacerle un torniquete si no quería que muriese desangrada. Miré a todos lados pero no encontré nada con lo que taponar la herida, así que, me desgarré la camiseta y la até alrededor de su pierna con fuerza.
-Ya está…- Me quedé junto a ella y miré por si había señales de vida.



JIM
Me dolía la cabeza a horrores, tenía una jaqueca impresionante, pero aún así abrí los ojos. Estaba tumbado sobre… ¿hierba? Me incorporé como pude, estaba en medio del bosque, ¿cómo coño había llegado allí?
Me dolía la herida que me había hecho con la columna, me llegaba desde encima de la ceja hasta por debajo del ojo, por suerte no me había entrado sangre en él. Arranqué el bajo de mi pantalón y me lo llevé al ojo. Me levanté y miré a mí alrededor. Todo estaba en llamas y la nave estaba totalmente destrozada.
-Dios… -en ese momento, por muy mal que pudiesen haber quedado parados los demás sólo pude ver en mi mente a Erika.
-¡Erika! –salí corriendo con la mano en el ojo y la busqué por todas partes.
-¡Erika! ¡Erika, responde!



ERIKA
Por fin pude sacar la cabeza de debajo de las lonas, un poco más y no lo cuento. Abrí la boca cogiendo una buena bocanada de aire sintiendo como mis pulmones se llenaban. Parpadeé varias veces y miré el cielo.
-¿Un árbol?- Pregunté extrañada.
-¿Dónde coño estoy?- Escuché a Jim llamarme.
-¡¡Jim!! ¡Estoy aquí!- No podía levantar la cabeza, pero mis brazos estaban libres, así que los moví para que Jim me viese.
-¡Jim, una ayudita, estoy encajada!



JIM
Oí a Erika y a lo lejos la vi mover los brazos bajo las lonas.
-¡Erika! Dios mío, estás bien. –corrí hacia ella lo más deprisa que pude. Solté el cacho de tela que tenía en la mano y comencé a tirar de las lonas hasta liberar a mi niña.
-Dios, Erika. –la abracé con fuerza.
-Por un momento pensé que te había perdido…


ERIKA
Jim me ayudó a quitarme de encima las lonas. Sentí una liberación increíble cuando pude levantarme. Jim me abrazó con fuerza, le correspondí al abrazo.
-Estoy bien, pero tú estás sangrando…- Dije mirándole el ojo.



JIM
-Ohm… -me agaché y volví a agarrar el cacho de tela, me lo coloqué por el lado que no había dado en el suelo.
-Con esto está bien. –la miré.
-Vamos a buscar a los demás. –la cogí de la mano y tiré de ella pasando por encima de los escombros.



SAYA
La barandilla seguía obstaculizando mis movimientos. El golpe había hecho que mi hombro derecho se descolocara, por lo que sentía un hormigueo. Por lo demás, parecía que no estaba herida de gravedad, solo rasguños y magulladuras.
Utilicé mi brazo bueno para apartar la barandilla como pude, estaba quemada y oxidada, por lo que me resultó fácil apartarla una vez fría. Me levanté y agarré mi hombro dislocado con mi mano buena. Coloqué la muñeca de mi brazo chungo entre mis piernas para sujetarlo, cerré los ojos y coloqué el hombro hasta que escuché un chasquido. Me mordí el labio con fuerza ahogando un grito. Jadeé y moví el brazo ya colocado, parecía que estaba bien.
Miré la nave, estaba destrozada y había fuego por todos los escombros.
-Madre mía…- Miré a mí alrededor.
-Kai…- Empecé a buscar algún indicio que me ayudara a encontrar a Kai entre el metal.
-¡¡Kai!!- Grité su nombre por si me escuchaba.


KAI
Estaba débil por culpa de la herida y del fuego. Quise separarme de la barra de hierro, pero ahora mismo el hielo no me funcionaría por el calor. Tragué saliva y posé las manos sobre la pared, que ahora era suelo. Me impulsé como pude y me separé poco a poco de la barra.
Me dejé caer sobre el suelo ya sin la barra atravesándome, con el pecho sangrando y la boca. Oí a Saya llamarme, alcé la cabeza.
-Por aquí. –dije en un tono alto para que me oyese.



SAYA
Escuché la voz de Kai y me dirigí hacia allí.
-¡Kai!- Le vi, estaba en el suelo sangrando por el pecho.
-¡¡Kai!!- Me acerqué corriendo y me senté a su lado.
-¡Joder!...- No sabía que hacer, tenía que parar la hemorragia y hacer que dejara de desangrase. Posé mis manos sobre su pecho taponando como podía. Le miré desesperada y asustada.
-Kai…- Seguí presionando manchándome con su sangre.
-¿Q-que hago, Kai…?-Dije con la voz destrozada. No sabía como ayudarle, se estaba desangrando y yo no podía hacer nada.


KAI
La agarré la mano que tenía sobre mi herida.
-Tranquila, Saya, estoy bien… sólo ayúdame a salir de aquí, hace mucho calor. –me apoyé en su hombro y con ayuda suya me levanté.



SAYA
Le ayudé a levantarse con cuidado, se apoyó en mi hombro, me dolió pero no dije nada, ahora mismo me importaba poco el dolor físico que pudiese tener yo es ese momento.
Tenía la camisa ensangrentada, no paraba de sangrar tanto por el pecho como por la boca.
Le alejé del fuego, divisé un pequeño riachuelo a lo lejos.
-Vamos…- Le llevé hasta allí y le ayudé a sentarse, retiré su camisa mojándola en el riachuelo, le limpié la herida refrescándole a la vez.


KAI
Tragué saliva y respiré fuerte cuando me colocó la camisa mojada sobre la herida. Había perdido mucha sangre y se notaba en mis fuerzas.
-Saya… ¿dónde están los demás?


SAYA
Me levanté y miré por todos lados.
-No… no lo sé…- Me pareció ver a Jim y a Erika a lo lejos.
-Jim y Erika están allí.- Señalé.
-¡¡Jim, Erika!!- Les llamé, me agaché de nuevo cuando me vieron y se dirigían hacia aquí. Miré a Kai.
-Hay que buscar ayuda, estás mal herido y aún no sabemos como estarán los demás…


KAI
-Estoy algo débil por la pérdida de sangre, no sé cuanto podré caminar. –me pasé agua por la nuca, tenía mucho calor. Tragué saliva y bebí un poco de agua para refrescarme.



JIM
Encontramos a Kai y a Saya. Corrimos hacia ellos cuando les divisamos, Kai estaba malherido, Saya parecía estar bien.
-Chicos, ¿qué hacemos?



ERIKA
Saya nos avisó desde lejos, parece que ella estaba bien, un par de heridas leves, pero nada más. El que estaba grave era Kai que se desangraba por el pecho y parecía fatigado. Suspiré y miré a Jim.
-Deberíamos buscar ayuda, ¿no? Y también a Neo y a Kara, no sabemos dónde pueden estar…- Miré a Kai.
-Yo me encargo de ir a buscarlos, vosotros quedaron aquí, no tardaré.- Dicho esto, me di la vuelta y salí corriendo a buscar a Neo y a Kara.


JIM
Me giré en dirección a Erika cuando se fue.
-¡Ten cuidado con los escombros y el fuego! –me agaché al lado de Saya.
-Iré a buscar ayuda, pero no sé como cuanto de lejos estamos de la ciudad, intenta taponarle la herida… bueno, qué te voy a contar que no sepas. –me levanté y salí corriendo lejos del fuego.



SAYA
Erika fue a buscar a Neo y a Kara, Jim en cambio, a buscar ayuda. Miré a Kai y taponé la herida con su camisa húmeda. Tenía muy mala cara y se notaba que tenía calor. Suspiré y le acaricié la frente.
-Aguanta un poco, Jim vendrá con ayuda.- Le dije con tono calmado para que viese que estaba tranquila aunque en realidad tenía los nervios de punta.


KAI
Saya quería ocultar lo nerviosa que estaba, la cogí de la mano y sonreí.
-Eh, saldré de esta, mi reina, siempre lo hago. –la besé la mano.
-Sólo espero que tú estés bien, lo estás, ¿verdad?



SAYA
Sonreí y asentí.
-Si, estoy bien.- Seguí taponando a la espera de que Jim no tardase mucho y que Erika encontrase sanos y salvos a Neo y a Kara. El sonido de un motor llamó mi atención haciendo que alzara la cabeza hacia el cielo. Encima de nosotros aparecieron tres naves con el emblema del reino del Viento, eran naves de ayuda sanitaria.
Sonreí y miré a Kai.



KAI
Fruncí el ceño mirando al cielo.
-Joder, qué rápido, ¿Jim se ha metido un petardo en el culo o me he quedado dormido? No, no me lo digas, me he muerto ya. –cerré los ojos y eché la cabeza hacia atrás.
-Oye, así se está bien. –sonreí y la miré.
-¿Ves? Mala hierba nunca muere.



SAYA
-No creo que haya sido Jim…- Miré por donde se había ido.
-Tendré que ir a avisarle de que vuelva…- Las naves empezaron a aterrizar y a desembarcar los tripulantes, la mayoría médicos. Se acercaron a Kai y entre unos cuantos le tumbaron en una camilla. Erika volvió junto con Neo que llevaba a Kara en brazos, estaban ensangrentados y con mala cara. Se los llevaron dentro de la nave.
-Erika, ve y busca a Jim, debo entrar con Kai.



ERIKA
Encontré a Neo junto con Kara, que estaba sin sentido y muy mal herida. Neo parecía estar mejor, solo tenía una brecha en la cabeza y un par de heridas más, pero no le afectaban mucho… normal, es un armario empotrado. Volvimos donde estaba Saya junto con Kai, Jim no estaba allí. Unas naves del país del Viento vinieron en nuestra ayuda, se llevaron al Jefe y a los demás dentro, yo en cambio, me adentré en el bosque para buscar a Jim.



KAI
Habíamos llegado hacía a penas un par de horas al hospital y ya me habían despachado. Tenía el pecho vendado y un par de puntos en un brazo, del que ni me había dado cuenta de que me había herido. Estaba esperando a que dejasen pasar a Saya, estaría histérica.



SAYA
Estaba en la sala de espera junto con Erika, las únicas que estábamos ilesas. No dejaba de recorrer el cuarto de un lado a otro, me estaba poniendo cada vez más nerviosa. La puerta se abrió y entró un medico, me miró y dijo que ya podía pasar a ver a Kai.
Fui hacía allí a toda velocidad, abrí la puerta de la habitación de Kai, estaba tumbado en la cama con una venda sobre su pecho. Suspiré aliviada cuando vi que se encontraba bien. Entré y cerré la puerta.
-Hola, mi niño.- Me acerqué y me puse al lado de su cama.
-¿Cómo te encuentras?- Dije agarrando una de sus manos.



KAI
-Me siento morir, no quiero seguir con este dolor insoportable, mátame, por favor… -le dije con voz de moribundo y acto seguido sonreí.
-Ya ni lo noto, estoy como nuevo, puedes… darle las gracias también a las enfermeras, pero… no las des un puñetazo, ¿vale? –la saqué la lengua.


SAYA
Me alegraba que estuviese bien. Sonreí.
-Espera, ¿por qué las tendría que pegar cuando son ellas las que te han curado? A veces dices unas cosas… como si fuese una asesina en potencia, jo…- Dije jugueteando con sus dedos.



KAI
Sonreí y tiré de ella para besarla, esta mujer…
-Qué tonta eres, mi amor. Auch… -me quejé cuando sin querer apoyé su mano sobre la herida.
-Jo, qué bien, me voy a torturar yo solo…



SAYA
Sonreí y aparté la mano cuando se quejó.
-Lo siento…- Deslicé la mano por encima de la venda con mucha suavidad y la dejé sobre su corazón.
-Yo cuidaré de ti, pequeño.- Sonreí y me incliné depositando un beso sobre su pecho.



KAI
Sonreí.
-Vaya, mi corazón tiene protección personal, eso me honra. –la cogí de la cara y la volví a besar. Y pensar que en esa jodida explosión podría haberla perdido…
Seguí besándola, no quería que se separase de mí.



GÉNESIS
Me enteré que la nave donde viajaba Kai había explotado y que los habían traído aquí, al hospital. Me dirigí allí para hacerles una visita y de paso disculparme con Kai y Saya.
Entré en la habitación de Kai, estaba con Saya… sentí un dolor fuerte en el pecho cuando les vi besarse… suspiré y les miré.
-… hola...- Saludé.


KAI
Solté a Saya suavemente cuando oí la voz de Génesis, pero no la miré, me refugié en la mirada de Saya, y después cerré los ojos, no quería verla después de todo lo que había pasado.



SAYA
Me puse tensa cuando escuché la voz de Génesis. Kai ni la miró, yo giré la cabeza y la miré directamente y seria.
-¿A qué has venido?- Pregunté secamente, Kai me tenía agarrada por el brazo, sabía muy bien que perdería los estribos con esa niñata.



GÉNESIS
Tragué saliva cuando Saya me miró de aquella manera, después del puñetazo, el odio y la envidia se había transformado en miedo y respeto. Desvié la mirada hacia Kai, que no me dedicó ni siquiera un saludo.
-... vengo a ver… como estabais después del accidente… y a disculparme por lo que hice… me siento mal, de verdad.



KAI
Desvié la mirada hacia Génesis, parecía realmente arrepentida, pero yo no quería establecer otra conversación con ella. Todos los malos recuerdos y los remordimientos afloraron en mí e hicieron que me sintiese rastrero y traidor.
Volví a desviar la mirada, esta vez hacia las sábanas que me cubrían las piernas.



SAYA
Suspiré y miré a Kai, se le notaba incómodo. Miré a Génesis.
-… Génesis… ahora mismo estamos en un momento en el que no nos apetece escuchar ni hablar de ningún tema, y más si es un tema pasado y del cuál los tres lo pasamos mal… así que… te agradecería que te fueras…- La miré.



GÉNESIS
-……- Asentí y bajé la cabeza.
-Estoy muy arrepentida… de verdad… no espero vuestro perdón, pero al menos ya estáis enterados de que me arrepiento de lo que hice…- Me giré hacia la puerta.
-Que se mejore, majestad…- Abrí y salí.



KAI
Suspiré. Había hecho mal y ahora lo estaba pagando Génesis, y Saya estaba sufriendo, cuando era yo el que hice las cosas mal.
-Lo siento, Saya, fue todo mi culpa… si me hubiese estado quieto yo… -bajé la cabeza.


SAYA
Miré a Kai cuando Génesis se marchó.
-No fue tu culpa, Kai… no te culpo de fijarte en otras mujeres, eso no se puede evitar… Puede que esa chica tenga algo que a mí me falte… algo que te guste y yo carezca de ello… así que, no te culpo…



KAI
-No digas eso, Saya. Tú eres todo mi mundo, nada que no tengas tú voy a ir a buscarlo a otra mujer. –la besé.
-Eres perfecta en todo, porque eres la mujer de la que estoy enamorado y todo lo que veo en ti es perfecto, ¿vale?



SAYA
Sonreí levemente y le miré.
-… vale.- Suspiré y apoyé la cabeza en su hombro bueno. Kai me decía eso solo para que me sintiese mejor, pero en realidad Génesis tenía algo que yo no. Cerré los ojos intentando olvidarme de todo.



JIM
Salí de la sala de curas después de que me colocasen los puntos. Sonreí cuando vi a Erika esperarme y me acerqué.
-Me han dicho que me va a quedar una apuesta cicatriz. –alcé la ceja buena haciéndome el interesante.


ERIKA
Jim salió de la sala de curas. Yo le esperaba en la sala de espera, sonreí cuando le vi.
-Lo que te faltaba ya, una cicatriz en el ojo.- Suspiré.
-¿Estás bien? ¿Ya no te duele?



JIM
-No, tranquila, me han dado un calmante, no lo noto apenas. –la cogí de la cara y la besé.
-Estás bien, ¿verdad, princesa? –la abracé.
-Ay… qué mal, de verdad, menuda mala pata… La Quimera se ha ido al traste.



ERIKA
Le abracé con fuerza.
-Si… Seguro que Neo lo está pasando muy mal, a parte de Kara, la Quimera era su mayor tesoro, el mismo la creó.- Me separé y le miré.
-Me alegro que estés bien, no sabría que hacer si tú…- Negué con la cabeza.
-Te quiero.



JIM
Sonreí.
-Yo también, princesa. –la besé con ternura, la quería más que a nada en el mundo.
-Si me hubiese pasado algo te habría protegido desde donde estuviese. –la volví a besar.



ERIKA
Sonreí y le abracé con más fuerza.
-Eres mi peluche, mi niño, mi vida… no sabría que hacer sin ti…- Cerré los ojos apoyando la cabeza en su pecho.



JIM
La besé en la cabeza. Suspiré, menos mal que estaba bien, podría haberme dado algo.
-Vámonos fuera un rato, ¿vale? Aquí el ambiente está muy cargado. –la agarré de la cintura y salimos fuera.


NEO
Estaba junto a Kara, no me había separado de ella ni siquiera en el quirófano, mientras la operaban. La llevaron a una habitación para descansar mientras me curaban a mí la brecha, me dieron un par de puntos vendándome la cabeza con una venda, parecía un karateca.
Estaba sentado en una silla, mirando a Kara que seguía dormida.



KARA
Notaba como poco a poco recobraba la consciencia. Primero empecé a oír un “bip” que se repetía. Luego noté que en mis párpados se traspasaba una tenue luz. Cogí aire antes de abrir los ojos, pero la luz era más fuerte de lo que pensaba y tuve que volver a cerrarlos.
-¿N-Neo?



NEO
Miré a Kara.
-Estoy aquí, preciosa.- La agarré de la mano para que supiese que estaba junto a ella.
Noté que le molestaba la luz, así que, la apagué, se veía por la suave luz que entraba por entre las rejas de la persiana.


KARA
Abrí los ojos y le vi, estaba herido. Fruncí el ceño apenada.
-Neo… -le agarré de la mano.
-¿Qué te ha pasado, gordo?



NEO
Sonreí y la miré.
-Tranquila, estoy bien, me han curado y ahora estoy mucho mejor.- La besé la mano mientras la acariciaba el pelo con la otra.
-¿Tú como te encuentras?



KARA
No me había dado casi cuenta de que no sentía casi el cuerpo hasta que me preguntó.
-Pues… la verdad es que a penas noto nada… ¿qué ha pasado? –le pregunté mirándole la venda de la cabeza.



NEO
Bajé la mirada.
-Pues no lo sé… pero la Quimera…- Sacudí la cabeza y la miré.
-Bueno, eso no importa, lo que en verdad es importante es que estás viva. Solo tienes que descansar y recuperarte.- Sonreí y la besé en la frente.
-No te preocupes por nada, solo alégrate de seguir viva.


KARA
Le acaricié la cara, entristecida.
-Lo siento mucho, cielo… Sé lo importante que era para ti la Quimera… -me mordí el labio. Parecía estar contento de que yo estuviese bien, pero… por dentro estaba muy afligido por la nave, y era normal, todo aquel trabajo que había empleado en ella y el cariño que la tenía…


NEO
Me encogí de hombros sin soltar su mano.
-Era solo una nave, metal, material, no era importante. Lo único que agradezco es haberla construido.- Sonreí y me acerqué más a ella.
-Así logré conocer a la mujer más hermosa y maravillosa del mundo. El tesoro de mi vida que se convertirá en mi mujer.- Sonreí.



KARA
Sonreí.
-No digas eso, me haces sonrojar, imbécil… -me tapé la cara riéndome. Noté calor a la altura del estómago pero en el costado. Me desabroché el estúpido camisón y miré, lo tenía vendado.
-¿Qué… tengo aquí?



NEO
La miré.
-Pues no sé, cuando te encontré no vi ninguna herida en tu costado.- me encogí de hombro sin saber que decir.


KARA
Fruncí el ceño y volví a colocarme el camisón. Entonces me di cuenta de que estábamos en un hospital. Ahora no podía ponerme nerviosa, no podíamos salir corriendo.
Cogí aire un par de veces.
-Bueno… ¿cuándo nos vamos de aquí?



NEO
-Cuando te recuperes, tienes que descansar, ha sido una operación muy complicada y necesitas reposo, sobre todo para poder volver a mover la pierna, si empiezas a andar ahora te podrías hacer mucho daño.- La agarré de la mano con fuerza, sabía muy bien que no le gustaba nada estar en un hospital, pero tenía que reponerse.



KARA
Suspiré y le miré mordiéndome el labio.
-Está bien… No quiero quedarme con la pata chula, así que estaré aquí el tiempo que haga falta, tú estarás conmigo… ¿verdad? –sabía que la respuesta era sí, pero necesitaba saberlo con certeza, no podría salir de esto sola.
-Tú cuidas de mí y yo de ti. –sonreí.



NEO
Sonreí y la besé con ternura.
-Pues claro que me quedaré aquí, no me moveré, estaré aquí para lo que necesites.- La acaricié la mejilla.
-Cuidaré de ti como te mereces, como mi princesa.



KARA
Sonreí y le volví a besar.
-Sabes que me siento la mujer más afortunada del mundo teniéndote, ¿verdad, grandullón? –le volví a besar con más ganas.
-Soy la mujer más feliz de este planeta… -le di otro beso más.
-Gritaría a los cuatro vientos que voy a casarme contigo si no fuese porque sé que pasarías vergüenza… -sonreí.


NEO
Kara estaba feliz, aún teniendo la pierna recién operada, eso era bueno, se notaba que intentaba olvidarse de que estaba en un hospital y yo era su único apoyo para hacerle el trabajo más fácil.
-Me alegro que pienses eso, porque yo siento lo mismo que tú.- Sonreí y la besé en la frente.
-Ahora descansa un poco, anda, duerme, yo no me moveré de aquí, lo prometo.


KARA
Sonreí y le besé.
-Vale, si te quedas conmigo lo haré. –me recosté sobre la incómoda almohada e intenté olvidarme por completo de que estaba en un hospital. Después de conseguirlo, no tardé mucho en rendirme, pero antes de conseguir dormirme, oí a un doctor hablar con Neo sobre mi hígado… Bueno, el hígado de Kyle…

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