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domingo, 4 de octubre de 2009

Capitulo XLIII- GÉNESIS

No me lo puedo creer, pero me lo estoy creyendo, ya por el capi 43, como molamos, pues ala, a disfrutar lectores... ^^


KAI
La pista de Draco nos llevaba hasta el País del Aire, donde nació Erika. Habían pasado un par de días desde que les implantaron las chicas los trasmisores y no habíamos dado alcance a ninguno, esta vez al menos la señal se había parado.
Saya y yo estábamos en la cubierta, no faltaba mucho para llegar.
-Mmm… ¿ornitorrinco? –dije con ademán de continuar el juego de las palabras encadenadas.


SAYA
El país del Viento estaba cerca, faltaba muy poco para llegar. Jim nos informó de que la señal de Draco paraba allí.
Salí con Kai a la cubierta, se estaba muy bien, corría el aire y no hacía mucho calor.
Kai y yo jugábamos mientras para pasar el rato. Era raro, porque a él nunca le ha gustado jugar, pero bueno…
-Veamos… ¿cotorra?



KAI
-Ajá, rata de alcantarilla, chúpate esa. –mi tono no sonaba gracioso porque siempre tenía mi tono serio, pero igualmente lo dije.
-Mira. –señalé el Templo del Viento, el más alto de todos los templos por excelencia, su tesoro solía estar en la cúpula más alta.
-Ahí debería relucir el tesoro, está muy vacío sin él.


SAYA
Miré el templo y asentí.
-Si… se ve algo deprimente…- Suspiré apoyando los codos en la barandilla. Miré hacia le vacío. Todo era bosque y más bosque atravesado por un río.
-Me parece mentira… que vivamos en un mundo con tantas maravillas y… Draco se lo esté llevando todo por delante…



KAI
-Eso es lo que ocurre cuando dejas en manos del pueblo la decisión de elegir a su patriarca. Yo ni siquiera me presenté a esas elecciones, pero si lo hubiese hecho no me habrían votado, simplemente porque les aterro. En cambio Axel se presentó y quedó en segundo puesto, sólo que Draco tuvo buena suerte y tiene a todos comiendo de su mano, aunque realmente pocos sabemos lo que realmente trama…-oí gente en el bosque.
-Gente en el bosque… debe haber una fiesta, y si hay una fiesta, Draco estará allí.


SAYA
-Ohm… que guay…- Me estiré y miré a Kai.
-¿Hace falta que Kara y yo nos pongamos otro disfraz o podemos bajar tal y como estamos?- Le pregunté alzando mis cejas.



KAI
-Hombre, para mí mucho mejor que vayas desnuda, pero ya sabes, lo dejo a tu elección. –la imité alzando las cejas y fui al interior de la nave para avisar a Neo de que parase.



SAYA
Puse los ojos en blanco.
-No sé ni para qué pregunto si ya me sé tu respuesta….- Me quedé en la cubierta contemplando el templo del viento.



NEO
Kai entró en el puesto de mandos.
-¡Eh, Jefe! Parece que se está montando una buena ahí abajo, ¿qué hago? ¿Aterrizo?- Señalé el GPS.
-Además, la señal de Draco está en el país del Viento.



KAI
-Sí, aterriza. –dije apoyando las manos en el panel sin tocar ningún botón, le miré.
-¿Qué tal con Kara? –le pregunté, sabía lo que la estaba pasando por Saya y Neo no debía estar pasándolo bien si sabía que su novia le ocultaba algo.



NEO
Suspiré y le miré.
-Pues no lo sé, Jefe… lleva días sin querer hablar conmigo… sé que le pasa algo, pero no quiere contármelo.- Me froté la nuca.
-Yo ya no tengo ni idea de lo que puedo hacer… quiero ayudarla, pero no me deja. Siempre que intento saber que le ocurre, o huye, o cambia de tema totalmente…



KAI
-Estará enferma y no querrá preocuparte, y no quiero preocuparte, pero cuando no lo cuentan no es nada leve. Deberías sonsacárselo de alguna manera, y si no te lo cuenta… amenázala con dejarla, puede que funcione. Sé que suena brusco, pero si se lo guarda para ella y no es bueno… -me separé del puesto de mandos



NEO
Me quedé pensativo por un momento… Kai tenía razón, Kara estaba enferma y no me lo quería contar…
Agarré los mandos mirando por le ventanal.
-Aterrizaré la nave…- Dije simplemente. Empecé a descender sobre un terreno libre que encontramos cerca del templo y del reino del Viento. Ejecuté la misma maniobra de siempre hasta que la panza de la Quimera se posó sobre el terreno. Apagué los motores y abrí la compuerta para salir de inmediato, como ordenó Kai.



KARA
Estaba hecha un asco, debía tener gripe o algo, no podía casi dormir y las ojeras ya se me marcaban. Me maquillaba para que no se notase tanto, pero a Neo no se le escapaba y siempre me preguntaba, intentaba evitarle de cualquier manera, no sería tan grave.
Teníamos que bajar de la nave y yo fui detrás de Saya, que venía de la cubierta. Miré al cielo, el sol brillaba alto y me hizo daño en los ojos.
-Joder… -vi a Neo y me acerqué a él con la mano tapándome del sol.



NEO
Cogí mi mochila y metí en ella algo de dinero y un par de cosas más, aunque seguro que nos tendrían bien atendidos… eso esperaba.
Empezamos a salir de la nave. Vi que Kara salía detrás de Saya, tenía una ojeras espantosas y cara de cansada… y todo por ser tan cabezona y no contarme nada… Me cabreaba un huevo…
Se acercó a mí, la miré y acto seguido me coloqué la mochila sobre un hombro. No la dije nada, ella no quería hablar, pues yo tampoco…
Emprendí el camino siguiendo a los demás.



KARA
Neo ni siquiera me dijo nada, simplemente me miró y se marchó, estaba cabreado conmigo. Suspiré y le seguí, no podía decirle que estaba enferma, porque ni yo sabía lo que me pasaba y preocuparse por una chorrada era tontería, más de una vez me había puesto nerviosa por un mero constipado…
Les seguí a cierta distancia, prefería ir despacio.



ERIKA
No me encontraba con ánimos para bajar y menos a mi país… Pero tenía que hacerlo, además, había una fiesta o no se qué chorrada, un poco de distracción no me vendría bien…
Jim no se separó de mí, como me dijo, siempre estaba encima de mí aunque yo le dijese que me dejara sola…
Suspiré y salí la última junto con Jim, que se encargó de cerrar el portón de la nave.



JIM
No me separaba de Erika ni un minuto, pero ella siempre intentaba huir de mí, y me sentaba fatal. Bajamos de la nave y cerré. Suspiré.
-Vamos. –la cogí de la mano y seguí a nuestros compañeros.



ERIKA
Me agarró de la mano caminando tras nuestros compañeros. Suspiré sin decir nada mirando su mano agarrando la mía. Era inútil decirle nada al respecto, pues él pasaría de mí, de lo que yo le dijese…
Seguí a Jim por el bosque, siguiendo el caudal del río, camino del templo.



SAYA
Iba junto a Kai, a la cabeza, como siempre. Los demás le seguíamos, algunos cabizbajos y deprimidos… Volví la cabeza hacia el frente, chocándome con la espalda de Kai, que había frenado sin decir nada.
-Kai, no hagas eso, no te pares sin…- No terminé la frase, una mujer anciana estaba delante de nosotros acompañada de otras mujeres más jóvenes.
-Bienvenidos.- Nos saludó con voz amable recibiéndonos. Miré a Kai, era el Jefe y el que debía responder al saludo.



KAI
Incliné la cabeza levemente ante la anciana, si nos daba la bienvenida era porque, una de dos, o sabían que veníamos, cosa muy improbable, o estaban celebrando algo y daban la bienvenida a todos sus visitantes.
-¿Qué se celebra?



SAYA
Me fijé en que la anciana no miraba a Kai directamente, solo ladeó la cabeza en sentido a su voz, eso significaba que era ciega. La anciana se acercó a Kai, no dije nada, solo observé.
-¿Sois forasteros? Ser bienvenidos a nuestra morada, caballero.- Sonreí, acto seguido la mujer agarró el brazo derecho de Kai y empezó a palpar.
-Oh, si, por su voz ya sabía que era joven y probablemente muy varonil. Tiene unos brazos muy fuertes…un gran ejemplar.- Me tapé la boca intentando contener la risa.



KAI
Giré la cabeza hacia Saya con los ojos abiertos como platos, hice un gesto de que me ayudase.
-Esto… ¿puede guiarnos? –miré mal a Saya mientras se reía.



SAYA
Intentaba aguantarme la risa, pero no podía. De repente la anciana se colocó frente a mí. No me había dado cuenta, pues si que era rápida… La miré, y justo cuando la iba a decir que nos guiase, sus manos fueron a parar a mi trasero. Abrí los ojos quedándome tensa como un palo.
-Eeeeh… señora…- Dije, pero esta siguió sobando pensativa.
-Humm… también eres joven, una buena hembra…- Sus manos fueron a parar a mis caderas.
-Se nota que ya has sido madre…- Era ciega, pero no tonta. Miré a Kai, seguro que ahora era él el que se cachondeaba.
-Señora, tenemos pris…- Me puse aún más tensa cuando sus manos se plantaron en mis pechos.
-Si… una buena hembra, le vendrías muy bien a mi nieto…


KAI
Carraspeé.
-Señora, nos gustaría que nos guiase, y si no le importa… -agarré del brazo a Saya y tiré de ella.
-Esta mujer ya está casada, de modo que dudo que le vaya bien a su nieto.



SAYA
Suspiré aliviada cuando me libré de la anciana. Me escondí tras el brazo de Kai, si esa vieja volvía a tocarme, sería capaz de arrearla…
-Claro, les guiaré. Es un día especial el de hoy.- La anciana emprendió la marcha seguida por nosotros.
-Una de nuestras jóvenes sacerdotisas se gradúa esta tarde, nos impresionará con un espectáculo de invocaciones y magia. Les aseguró que les gustará, sobre todo a los hombres, pues Génesis es la más hermosa de nuestras jóvenes sacerdotisas.- Escuché a la anciana mientras caminaba, una invocadora, nunca había visto una.
-Después de la exhibición podrán pasar al gran comedor y abastecerse como deseen- Dicho esto, nos hizo pasar al templo. Había mucha gente allí, junto con las sacerdotisas que se diferenciaban muy bien porque todas iban vestidas con túnicas blancas de seda.



KARA
Entramos en el templo, estaba eso abarrotado y no cabía ni un alfiler, lo iba a pasar mal. Me acomodé cerca de la puerta por si tenía que salir. Me apoyé en la pared y miré a las sacerdotisas, eran guapísimas. Neo se alejó por otro lado, definitivamente estaba muy cabreado…


NEO
Entramos en el templo, ya no quedaba ni una silla desocupada, pues vaya birria de templo. Suspiré y me apoyé en una columna cerca de lo que sería el escenario, supongo… Miré a Kara, la tenía en frente por si se ponía mala o algo, poder salir junto con ella… No estaba cabreado, solo entristecido, parece que no confiaba en mí después de todo…


ERIKA
Encontré dos sillas desocupadas, que suerte, me senté y al lado de mí, Jim que aún sostenía mi mano. Suspiré y miré hacia el frente, a las sacerdotisas.
-Son muy guapas… ¿quién crees que será Génesis?



JIM
Miré entre el grupo de jóvenes sacerdotisas, algunas menores que yo, incluso.
-Aquella. –dije señalando a una chica morena de ojos rasgados.



ERIKA
Miré a la chica que señaló, la verdad es que era muy guapa. Sonreí y me acomodé en la silla esperando a que empezase el espectáculo.



SAYA
Me quedé junto la puerta, apoyada en la pared con Kai a mi lado. Suspiré y miré a centro del templo cuando las luces empezaron a apagarse, solo la claridad de unas antorchas iluminaban escasamente la habitación. La gente guardó silencio de repente, las sacerdotisas se pusieron en círculo de rodillas en el suelo, empezaron a expulsar una especie de neblina de sus manos hasta dejar totalmente el centro del templo cubierto por él.
Miré atenta, entonces una explosión hizo que las sacerdotisas desapareciesen dando paso a una muchacha de unos dieciocho años, no más. Iba vestida como las demás sacerdotisas. Esta permanecía inmóvil, de pie en el centro de la sala. Se desprendió de la túnica dejando ver un hermoso vestido de seda rosado, su figura era esbelta, no parecía una chica de dieciocho años…
La muchacha levantó la cabeza dejando ver su rostro, era muy guapa, la verdad. Suspiré y la miré.



KAI
No es que fuera a interesarme mucho el espectáculo, de modo que miré por las gradas, buscando a Draco entre ellas, entonces hubo una pequeña explosión. Mi acto reflejo hizo que agarrase mi espada, pero solo comenzaba el espectáculo, la solté y miré a la chica que estaba en el centro.
Tenía una belleza exótica, esperé a que se moviese para apartar la vista.



GÉNESIS
Era el día de mi graduación, hacía tan solo una semana que había cumplido los dieciocho años y como toda sacerdotisa tenía que pasar por una especie de examen para nombrarme invocadora.
Aparecí en el templo, delante de un montón de personas, esperando a que diera comienzo mi magia. Me desprendí de la túnica para estar más cómoda a la hora de efectuar mis movimientos.
Empezaría con algo sencillo. Levanté la mirada hacia el público, abrí levemente la boca y dejé escapar el aliento que poco a poco fue adquiriendo forma, textura y color hasta que al fin apareció delante de mí una criatura alada, blanco como la nieve, transparente como el aire. Con un moviendo de mi mano derecha, la criatura alzó el vuelo girando sobre sí misma, cayó en picado transformándose en un grifo, mitad águila, mitad león.
La gente se quedó impactada cuando el animal se esfumó como el humo.
Sonreí y miré al público. Alguien llamó mi atención, un hombre, apoyado junto a la puerta del templo. Sus ojos reflejaban firmeza, azules como el hielo, penetrantes…
Incliné la cabeza levemente en su dirección.
-Es un placer y un verdadero orgullo tener ante mí al rey del país del Hielo.- Dije sin tener que elevar mucho la voz, pues el público guardaba silencio y la cámara resonaba con amplitud.
-Me gustaría honrarle con un presente.- Anduve por entre el público que retiraba las sillas para dejarme paso. Me acerqué a aquel hombre se aspecto misterioso. Era muy atractivo y mucho más hermoso de cerca. Sonreí y extendí mi mano a la altura del pecho con la palma hacia arriba.
-¿Le importaría a su majestad prestarme una pizca de su elemento?



KAI
Cuando invocó la criatura de aquella manera me quedé fascinado, era maravillosa la forma de moverse tan grácil al crear la invocación.
La chica comenzó a acercarse en mi dirección, no sin haberme nombrado antes. Eso me traería problemas, posiblemente aquel lugar estuviese plagado de civiles que nos arrestarían.
Por el momento no quise hacerle un feo a la chica, de modo que creé una esfera perfecta de hielo y la deposité sobre su mano.


GÉNESIS
Sonreí y agarré la esfera en mi mano. Incliné la cabeza de nuevo y volví a mi sitio. Le mostré la esfera en la palma de mi mano, acerqué mi rostro y soplé sobre la esfera. Esta empezó a desformarse, poco a poco, creando una pequeña cría de Alcon en mi mano.
-Incluso las cosas más pequeñas pueden ser grandiosas.- Sonreí y lancé la cría de Alcon hacia arriba creciendo de repente. Un Alcon azulado, de alas nevadas y ojos tan azules como los del rey, se alzaba encima de nosotros creando un arco con las alas rodeándole un alo de hielo. Sonreí y miré se nuevo al rey del Hielo.
-Se bienvenido a nuestro reino, mi señor.


KAI
Asentí ante su bienvenida. No pensé que una sacerdotisa tan joven pudiese desenvolverse de esa manera con las invocaciones, estaba impresionado. Comencé a aplaudir, se lo merecía, y la gente continuó el aplauso, creando un gran bullicio en el templo.



GÉNESIS
Sonreí ante los aplausos. Hice que el Alcon de hielo se minimizara hasta acabar en la palma de mi mano. Me acerqué de nuevo al rey y se lo entregué como obsequio. El Alcon se había congelado del todo transformándose en una estatuilla de cristal.
-Os dará suerte.



KAI
Me quedé mirándola, realmente era muy hermosa, incluso para no ser una ninfa, tenía algo mágico.
Asentí casi a trompicones y cogí el obsequio.



GÉNESIS
Sonreí y me retiré inclinando de nuevo la cabeza. Me alejé de allí poniéndome de nuevo la túnica. Las demás sacerdotisas vinieron en mi busca, me fui con ellas, ahora debía ver a la sacerdotisa mayor para que me diera su veredicto.


SAYA
Estuve observando a Kai y a la sacerdotisa desde que empezó la exhibición. Conocía muy bien esa mirada, Kai miraba a esa muchacha con fascinación… como me miraba a mí cuando nos conocimos.
Estaba tan embobado que no se dio cuenta de que me marche antes de que ella terminara sus invocaciones. No sé… pero sentí un fuerte dolor en el pecho… Kai se había fijado en otra mujer…


JIM
Me levanté junto con Erika cuando el espectáculo acabó.
-Ha… ha sido alucinante, ¿no crees? Guao, esto… ¿cómo hará eso? Nunca había visto a una sacerdotisa invocar, ¿cómo lo hacen? –estaba entusiasmado, había sido espectacular.



ERIKA
Aplaudí junto con el público, había sido emocionante, las criaturas que había invocado… todo, había sido alucinante.
-Si, ha sido muy chulo… me ha gustado mucho.- Sonreí y miré al Jefe, Saya no estaba.
-Oye… ¿no te has fijado en el Jefe y en la chica?- Susurré solo para Jim.



JIM
La miré y después eché un vistazo al Jefe, que parecía buscar a alguien.
-Pues no, la verdad, estaba más concentrado en las criaturas que invocaba, ¿por qué lo dices?



ERIKA
-Si, a parte de eso… cuando se ha acercado al Jefe… no sé… además, Saya se ha ido sin ni siquiera él darse cuenta. Me parece extraño…- Miré al Jefe, parecía algo distraído.



JIM
Suspiré encogiéndome de hombros.
-Pues yo no he visto nada, te preocupas demasiado, Erika. ¿Quieres ir a tomar algo?



ERIKA
Asentí y le miré.
-De acuerdo, vamos…- Le agarré de la mano y salimos fuera. Me comía mucho el coco con estas cosas… pero había sido tan… raro.


KARA
Me dispuse a salir justamente cuando el resto del mundo decidió que era hora de salir y tuve que quedarme quieta, apoyada en la pared al lado de la puerta hasta que tuviese al menos un par de centímetros para pasar por ella.



NEO
La gente empezó a salir a mogollón, Kara se quedó contra la pared esperando a que saliesen. Me acerqué y la agarré de la mano tirando de ella y abriéndome paso entre la gente hasta que puse sacarla fuera.



KARA
Neo me sacó de allí, cuando salimos no dejé que me soltase la mano.
-Gracias, Neo. –dije. Si hubiese estado de mal humor los habría echado yo misma a patadas, pero con los ánimos que llevaba no quería ponerme a gritar.



NEO
La saqué al exterior, para que respirar aire puro.
-De nada…- Dije y la miré.
-Vamos… te invito a una copa…- Señalé el lugar donde tenían puesta la comida y las bebidas.



KARA
Sonreí y asentí. Después de todo seguía siendo atento conmigo
.


KAI
Saya había salido antes que yo y ni siquiera me había percatado. Ahora la buscaba entre la multitud fuera del templo, ¿por qué se había ido sin avisar?
Me metí entre la gente sin llegar a tocarla, empezaba a ponerme nervioso por no encontrarla.



SAYA
Había salido fuera, tanta multitud y en un espacio pequeño me agobiaba demasiado. Además, Kai estaba muy ocupado con la sacerdotisa, no me echaría de menos. La gente fue hacia el comedor para celebrar la graduación de Génesis…
Me senté en el césped, al lado de un árbol, la noche se nos venía encima y estaba muy a gusto allí. Vi a Kai salir del templo, parecía nervioso, miraba a todos lados, me imagino que estaba buscándome. Levanté el brazo para que me viese.



KAI
Suspiré aliviado cuando la vi sentada frente a un árbol. Me acerqué a paso ligero.
-¿Se puede saber dónde te habías metido? Podrías avisar al menos… -dije arrodillándome frente a ella para estar a su altura.



SAYA
Me encogí de hombros.
-Estabas muy atento con la exhibición, no quería interrumpirte. Sabes que no me gustan nada los espacios cerrados…- Bajé la mirada al césped.
-Debes de sentirte muy orgulloso, eres conocido hasta en el reino del Viento, te obsequian y todo.- Señalé su “regalo”.


KAI
Lo raro era que alguien me conociese. La cogí de la barbilla y la hice mirarme.
-¿Se puede saber qué pasa, Saya? –le pregunté entre mosqueado y preocupado, ¿por qué se comportaba ahora de esa forma? No estaría…



SAYA
-No me pasa nada, de verdad.- Sonreí.
-Tranquilo, solo es eso… que me agobio mucho…- Le miré aún sonriendo. Vi que la sacerdotisa de antes se acercaba a nosotros. Carraspeé y me separé un poco de Kai.


GÉNESIS
Para mi orgullo y sorpresa, me dieron el rango de invocadora con una buena nota. Ahora lo que más deseaba era celebrarlo por lo alto. Salí junto con las demás sacerdotisas que se quedaron igual de fascinadas con el joven rey tanto como yo.
Sonreí y anduve hasta alcanzarle. Estaba frente a una chica, no le di mucha importancia.
-Mi señor.- Dije inclinando la cabeza.
-Espero no interrumpir, pero me gustaría que me acompañase a dentro, sería un placer que el rey del Hielo estuviese presente en este gran acto.



KAI
Miré a Saya, ya había dejado claro que no volvería a entrar y yo no iba a entrar sin ella.
-Gracias por la invitación, pero me parece que voy a quedarme aquí con mi esposa.


SAYA
-Ve si quieres, no me importa, yo me quedaré aquí un rato.- Dije mirándole.
-No quiero que esto se haga una carga para ti por mi culpa, de verdad, no me moveré de aquí.- Sonreí encogiendo las piernas contra mi pecho.



GÉNESIS
¿Su esposa? Entonces estaba casado con esa mujer… no resultaba ser un problema, es más, sería interesante…
-No me gustaría parecer pesada ni nada de eso, pero hay personas que quieren conocerle, el señor de este país está también y se ha emocionado mucho al saber que usted está aquí.



KAI
Miré a Saya de nuevo, sabía que en el fondo no quería que me fuese, pero quizá beneficiaría que hablase con el rey del Viento.
Dediqué a Saya una última mirada y me levanté.
-Está bien, iré. –seguí a la sacerdotisa.



SAYA
Asentí y le miré mientras se levantaba. Suspiré y apoyé la espalda en el tronco viendo como se alejaba junto con la sacerdotisa. Me sentía como una idiota con los celos apuñalándome como cuchillos… Era una estupidez, Kai no me abandonaría por una niña…



JIM
Erika y yo nos quedamos mirando cómo el Jefe dejaba a Saya sola mientras entraba con aquella sacerdotisa, ¿qué estaba pasando aquí?
-¿Por qué no se lleva a Saya? –acto seguido di un trago al refresco que había cogido.



ERIKA
Me quedé tan extrañada como Jim cuando vimos al Jefe entrar en con la sacerdotisa ¡agarrada a su brazo!
-Uuuh, esto no me gusta nada…- Me fijé en las miradas que se dedicaban el uno al otro.
-Solo he visto al Jefe mirar a una persona así, a Saya, y esa no es Saya, vamos más quisiera…- Me crucé de brazos
.


JIM
-Lo mismo estamos exagerando, no hay que sacar conclusiones precipitadas. –le ofrecí mi bebida.
-¿Qué hacemos? ¿Vamos con Saya?



ERIKA
Cogí el vaso que Jim me ofreció, lo agarré mirando al Jefe. Me lo bebí de un trago y dejé el vaso a mala leche sobre la mesa.
-Si, vamos con ella, ya que OTROS están muy ocupados tonteando con niñitas.- Dije alto para que me escuchasen, pero pocos fueron los que se giraron y me miraron mientras salía.



KAI
Erika estaba llamando la atención, no sabía a qué venía, las mujeres son muy extrañas. Entré de nuevo en el templo con la sacerdotisa agarrada a mi brazo, aunque eso podría habérselo ahorrado.
Era fascinante, era una chica muy agradable, pero muy atrevida, ¿cómo era capaz de tener tantas confianzas de repente?



GÉNESIS
Entramos en el salón y le conduje entre la gente hacia mi rey.
-¿Cómo es que habéis acabado en nuestro reino?- Le pregunté intrigada, sonreí mirándole. La verdad, es que había tenido mucha suerte al encontrarle…



KAI
La miré de reojo, no paraba de mirarme.
-Ahora me dedico a la piratería y a enfrentarme a la dictadura, espero que tu rey siga con esas creencias o me meterás en un apuro. –dije apartando sin brusquedad sus brazos del mío, no me sentía cómodo.



GÉNESIS
Sonreí y me acerqué a una de las mesas y agarré dos copas, una se la entregué a él.
-Si, por suerte, nuestro rey está preparando a su ejército, quiere que vayan a las fronteras y protegernos de las tropas de Draco. Verá, seguro que no hace falta que se lo diga, pero, cuando empezó la dictadura, el consejo de sabios se apoderó de los ejércitos reales, de todos los reinos. Estaban al mando de los sabios, pero hace poco, descubrieron sus artimañas. Utilizaban los ejércitos para protegerse a ellos mismos, a los demás nos dejaron a nuestra suerte… Ha lo que voy es que hemos recuperado a nuestros soldados y todo porque dicen que fue gracias a la persuasión de una mujer… aunque, no se sabe quién es esa mujer, no han querido desvelar su nombre, solo se sabe que es una ninfa…- Agarré una jarra con vino tinto.
-¿Vino?



KAI
Solté una pequeña risotada cuando dijo aquello, esta Saya, ella sola podía cambiar el mundo, le acerqué mi copa para que sirviese el vino.
-Siempre digo que una sola persona puede cambiar el mundo, al menos el mundo de otra persona. –me llevé la copa a los labios cuando me sirvió el vino.


GÉNESIS
Sonreí y le miré a los ojos mientras bebía de mi copa. Me tenía hipnotizada, su mirada era penetrante.
-Dicen que usted un rey aterrador, a mí no me lo parece.



KAI
-Mmm, bueno, últimamente he perdido parte de la fiereza que tenía hace un tiempo además de que… bueno, no estamos en guerra. De todas maneras, no me has visto aún enfadado.



GÉNESIS
-Ohm, no se preocupe, creo que ni siquiera enfadado le tendría miedo. Además, no tengo la necesidad de enfadarle.- Sonreí arqueando una de mis cejas.


KAI
-Supongo que no. –aparté mi copa.
-Pero no intentes emborracharme, no estaría sólo de mal humor, podría matarte y no creo que una chica recién en la flor de la vida quiera morir, ¿no? –esbocé media sonrisa.



GÉNESIS
-Puede confiar totalmente en mí. Me ha quedado muy claro que el alcohol fuera de mi vista.- Sonreí dejando la copa que tenía entre mis mano encima de la mesa.
-Seguro que disfruto más de su compañía estando sobrio.


KAI
-Puedes jurarlo. –dije dejando la copa al lado de la suya. Miré a mí alrededor.
-¿Dónde está tu rey? –empezaba a sentirme más incómodo ahí solo con ella, juraría que me estaba intentando seducir.



GÉNESIS
Miré por todos lados.
-Pues…- Fruncí el ceño extrañada.
-Juraría que estaba aquí hace un rato…- Una de mis compañeras sacerdotisas pasó por mi lado. Me acerqué a ella y la pregunté por el rey. Asentí y volví junto con mi acompañante.
-Mi señor le recibirá en seguida, acompáñeme.- Dije señalando con la mano que me siguiese.


KAI
Asentí y la seguí. Sólo estaba haciendo negocios, sólo eso… Respiré varias veces, por primera vez en mucho tiempo empezaba a sentir sudor por los nervios.



SAYA
Las horas pasaban como si fueran eternas. Seguía sentada en el mismo sitio, de vez en cuando me levantaba y daba paseos cortos por los alrededores comiéndome la cabeza como una gilipollas… Erika y Jim vinieron a hacer me compañía, estaban sentados en el césped hablando entre ellos, de vez en cuando me decían a mí algo, pero tenían que repetírmelo, porque no les prestaba atención.


JIM
-Saaaaaaya. –la llamé esta por tercera vez, y por fin me miró.
-Se está haciendo de noche, ¿dónde nos vamos a quedar? –pregunté haciendo una trenza en el pelo de Erika, que estaba sentada entre mis piernas.



SAYA
-¿Qué?- Le dije a Jim, que me había llamado por lo menos tres veces.
-Lo siento, estoy algo despistada, perdona.- Me senté a su lado junto con Erika.
-No lo sé, me imagino que en la nave…- Suspiré.



ERIKA
Miré a Saya y suspiré impaciente.
-Dios, Saya, me pones de los nervios.- Ella me miró asustada.
-¿Por qué coño no entras ahí y vas con Kai? Así estarás más tranquila y le tendrás bien vigilado, joder. A veces pareces tonta.


JIM
Asentí.
-La verdad es que Erika tiene razón, si estás preocupada deberías entrar ahí y estar con él, al fin y al cabo antes eras la reina, sabrás comportarte, ¿no? Bueno, eso no es lo que te preocupa, pero… -miré a Erika y después volví a mirar a Saya.
-¿A qué esperas?



SAYA
Miré la puerta del salón pensativa, después volví la cabeza hacia Jim y Erika.
-… no pinto nada ahí dentro, pero bueno.- Me levanté y caminé hacia el salón. Entré, estaba hasta arriba de gente. Kara y Neo estaban en un lado hablando con un par de personas más, parecían integrarse muy bien… Busqué a Kai con la mirada… pero no le encontré, ni a él ni a la sacerdotisa que le acompañaba…
-Vaya búsqueda más absurda…- Dicho esto volví a la puerta para salir de allí.


KAI
Vi a Saya en la entrada de la puerta, me dispuse a irla a buscar.



SAYA
Salí al exterior de nuevo, un relámpago iluminó el cielo, en un segundo se puso a llover.
-Vaya…- La gente empezó a salir corriendo a refugiarse, Jim y Erika se quedaron bajo el árbol que les cubría de la lluvia y estaban fuera de peligro por los rayos, pues Jim era un gran pararrayos.
A mí no me importaba mojarme, por lo que terminé de salir del todo del salón dejando que la lluvia me mojase. Me senté en un banco al lado del templo a la espera de que le Jefazo dijera lo que teníamos que hacer
.


KAI
Saya salió antes de que pudiese ir a buscarla, de modo que acabé la conferencia y salí, estaba lloviendo y sólo estaban ellos tres de mi tripulación en la calle. Me acerqué a Saya, que estaba bajo la lluvia como el que está tomando el sol.



SAYA
Kai salió al poco de ir yo a buscarle. Le miré cuando se acercó.
-Hola…- Dije echándome a un lado por si quería sentarse él.
-¿Qué tal ahí dentro?- Le pregunté mirando hacia el salón.

KAI
Me senté a su lado. Definitivamente, no estaba bien, yo debía estar haciendo algo mal, y seguramente estaría… celosa.
-Bien, he hecho un pacto con el rey, nos hemos aliado momentáneamente, quizá eso ayude a las tropas en caso de guerra.
La miré bien.
-Saya, ¿qué ocurre?



SAYA
Le miré y asentí.
-Si, ¿tendría que pasarme algo?- Le pregunté apartándome un mechón de la cara.


KAI
La cogí de la barbilla haciendo que me mirase.
-Saya, te conozco, y sé que te pasa algo. –estaba celosa, seguro que era eso, no podía culparla, yo era el primer celoso siempre, pero ella no quería admitir que la pasaba algo.


SAYA
-No es nada… solo que…- Sacudí la cabeza.
-Nada…- Me levanté.
-Jim y Erika me han preguntado donde íbamos a dormir esta noche, están algo cansados…



KAI
No quería siquiera mencionar nada.
-Iremos a la nave, saldremos mañana. –dije levantándome. No la quité el ojo de encima mientras caminábamos, pero no la miraba directamente.



SAYA
Suspiré.
-No me mires de esa manera, no me pasa nada…- No le miré.
-Solo estoy cansada… si me notas algo seria o decaída es por eso.- Era imposible mentir a Kai, me conocía de sobra y no se le escapaba ni una.



KAI
-Vale, lo que tú digas. –pasamos por el lado de Jim y Erika, que estaban sobre el césped dándose el lote.
-Vamos, tortolitos, nos vamos.



JIM
Erika y yo estábamos tan a gusto sobre el césped cuando de repente llegó Kai a cortarnos el rollo. Nos sentamos los dos de golpe, me pasé la mano por la barbilla, me quedaban restos de saliva.
Me levanté colorado y ayudé a Erika.



ERIKA
Me levanté junto con Jim, Kai había vuelto… le dediqué una mirada sospechosa cuando pasó por nuestro lado.
-Si… Jefe…- Dije sin dejar de mirarle.


KAI
Miré a Erika, me estaba fulminando con la mirada.
Nos fuimos hasta la nave y entré. No me sentía a gusto con nada. Saya estaba decaída y no quería contármelo, Erika ahora me odiaba, esa chica me causaba malas vibraciones… Todo era tan confuso…



SAYA
Entré en la nave detrás de Kai, le miré y suspiré.
-Voy a darme un baño, si tu quieres acostarte ya, hazlo, no hace falta que me esperes.- Le di un beso en la mejilla acariciándole la mejilla con suavidad. Me separé y caminé por el pasillo dirigiéndome a las duchas.



KAI
Suspiré y me fui hasta el camarote, solo. Seguramente Saya dormiría a la esquina de la cama, la conocía demasiado bien como para saber cómo iba a reaccionar.



JIM
Entré con Erika en la nave, parecía mosqueada con Kai.
-Oye, princesa, ¿por qué no lo olvidas un poco? Si tienen un problema lo solucionarán ellos solos, no te preocupes. –la besé en la cabeza.
-Vamos a dormir.



ERIKA
Suspiré y miré a Jim.
-De acuerdo, vamos a dormir.- Dije achuchándome a él rodeándole la cintura con mis brazos. Le di un mordisquito en la barbilla.



JIM
Sonreí, la alcé en el aire y la llevé hasta la habitación mientras tonteábamos, menos mal que se le había pasado rápido.



KARA
Estaba agotadísima, Neo yo volvíamos a la nave después de toda la tarde, necesitaba echarme a dormir, si es que podía. Mientras nos movíamos me desvié varias veces del camino por frotarme los ojos.



NEO
Caminábamos hacia la nave, Kara estaba que se caía del sueño. Suspiré y la cogí en brazos haciendo que apoyara la cabeza sobre mí hombro. La besé en la cabeza y entré en la nave con ella entre mis brazos.



KARA
Neo me cogió en brazos y lo agradecí.
-Lo siento, no duermo bien desde hace varias noches, no me extraña que me esté cayendo a cachos. –me abracé a él lo más fuerte que pude, estaba mucho mejor entre sus brazos cálidos que en una cama.
-Te quiero, grandullón, te quiero mucho.



NEO
Entré en mi camarote y la tumbé sobre el colchón con suavidad. La quité las botas para que estuviese más cómoda. Las dejé debajo de una silla, me quité la camiseta dejándola en la misma silla.
Me acerqué de nuevo a Kara y me tumbé colocándola entre mis piernas haciendo que apoyara la cabeza en mi pecho. La rodeé con mis brazos acariciándola los hombros con suavidad.



KARA
Estaba en el cielo con ese hombre. No tardé a penas unos segundos en dormirme en sus brazos, eso era el paraíso.



NEO
Se durmió antes de que yo cogiese el sueño. La acaricié el pelo quedándome poco a poco sopa, hasta que al final e dormí.



SAYA
Entré en el camarote de Kai. Acababa de salir de la ducha, ya me había vestido y lo único que me faltaba era secarme un poco el pelo.
No podía dejar de pensar en Génesis y las miradas que se dedicaron Kai y ella esa noche. Sacudí la cabeza intentando borrar de mi mente aquellos pensamientos.



KAI
Saya llegó al cuarto, yo todavía no me había dormido y la oí llegar. No me moví ni un ápice, estaba casi en el centro de la cama, así que seguramente se pondría en la esquina solamente para no rozarme.



SAYA
Dejé la toalla con la que me secaba el pelo tendida encima de una silla. Miré a Kai y me acerqué. Me metí en la cama, a su lado, me daba la espalda.
-… pero mira que llego a ser tonta…- Dije para mí misma. Pasé mi brazo derecho por encima de su cintura rodeándole y pegándome por completo a él, entrelacé mi pierna entre las de él y cerré los ojos. Kai me quería y loa celos que sentía eran una gilipollez.



KAI
Vaya, estaba equivocado, estas mujeres… Posé mi mano sobre la suya y entrelacé mis dedos con los suyos, seguramente se sentiría mejor así que si estábamos cada uno a una punta.


SAYA
Froté mi pie por su pierna agarrándole con más fuerza. Necesitaba sentir que era mío, mi hombre de hielo. Sonreí levemente dándole un beso en la nuca.


KAI
Con sus caricias y sus mimos no tardé en dormirme.
Cuando llevaba un par de horas inconsciente, mi menté comenzó a tomar forma. En mi visión, besaba un cuello, el de Saya. Lo recorría de arriba abajo, la besé en los labios, pero no podía ver su rostro, tenía los ojos cerrados.
Nos besamos, yo la acariciaba y pasamos la noche juntos. Cuando la miré no era Saya, era… era Génesis…
Abrí los ojos de golpe y me senté sudoroso. Saya seguía a mi lado. Suspiré aliviado.



SAYA
Kai me despertó, estaba sobresaltado y algo alterado. Me senté y le miré.
-Ey… ¿estás bien?- Pregunté secándole el sudor del cuello.
-¿Una pesadilla?- Le miré, parecía desorientado.



KAI
Calmé mi respiración poco a poco.
-Em… sí, estoy bien… -me sequé el sudor de la frente.
-Una pesadilla, sólo eso.



SAYA
Le agarré de los hombros y le tumbé de nuevo encima de mí. Hice que apoyase su cabeza en mi pecho mientras le acariciaba la nuca y los hombros.
-Me dijiste que nunca soñabas…



KAI
Eso digo yo.
-Ya… eso pensaba yo, pero hoy he soñado, fíjate. –la abracé, en esos momentos sólo tenía en mente la cara de Génesis frente a mí, ¿por qué había soñado con otra mujer teniendo a la mía delante de mí?



SAYA
No dije nada, solo me dediqué a acariciarle la espalda y la nuca.
-No te preocupes… intenta dormirte de nuevo…- Tragué saliva, no quería imaginarme lo que había soñado…



KAI
Suspiré aliviado y la abracé enterrando mi rostro en su pecho. Intenté eliminar de mi mente todo recuerdo de aquella pesadilla/sueño.
-No me sueltes en toda la noche.


SAYA
Asentí abrazándole con más fuerza.
-No lo haré…- Cerré los ojos, no pude reprimir una pequeña lágrima. Me mordí el labio. Sentía que mi corazón se partía en dos. No sabía lo que realmente pasaba, pero esa sacerdotisa había influido demasiado en Kai…



JIM
Era por la mañana, me había levantado pronto para ver qué indicaba el radar. La señal de Draco seguía en el mismo lugar, de modo que seguía aquí.
-Y no nos iremos hasta pillarte o que te pires. –bostecé y me rasqué la nuca. Acto seguido me coloqué el pantalón del pijama, no me había cambiado.
-¡Quiero un aumento de sueldo!



NEO
Me levanté con un dolor de cabeza cojonudo. Fui a la sala de mandos a buscar una pastilla para ver si me lo calmaba. Escuché a Jim gritar en la sala de ordenadores, abrí la puerta y le miré.
-Pues te jodes, chaval, no hay sueldo. Y no grites que me duele la cabeza a horrores.



JIM
Me giré en la silla y le miré.
-Ya has estado dándole al calimocho, ¿eh? –pregunté en un tono normal.
-Creo que nos vamos a tener que quedar aquí, Draco no se ha movido. –me rasqué la cabeza.
-¿Qué tal?



NEO
-Mal, la cabeza me va ha estallar y no es por beber, es por que no descanso… He estado toda la noche sin dormir sin quitarle ojo de encima a Kara. Ahora está arriba durmiendo… a ver si se recupera…- Suspiré y me tomé la pastilla para el dolor de cabeza.



JIM
-Estás bien jodido, eh… -dije levantándome.
-Sé que te preocupas por ella, Neo, pero no puedes ahora arriesgar tu salud por vigilarla, no va a cambiar nada a mejor que tú no duermas por ella. –suspiré.
-¿Por qué no haces algo que no te perjudique a ti? Habla con ella, si de verdad te quiere y confía en ti te contará lo que la pasa y podrías arreglarlo. –le di en el brazo con cariño.
-¿Por qué no intentas descansar? Yo me ocupo de Quimera.



NEO
-No, ya que estoy despierto aprovecharé para mirar unas cosas en la sala de máquinas, pero gracias de todas formas.- Dije saliendo de la sala de ordenadores. Fui a la cocina para hacerme un café bien cargadito y a continuación ponerme manos a la obra.



KAI
Me estaba vistiendo. No hacía mucho rato que me había despertado, pero seguía pensando en lo que había soñado la noche anterior, no podía quitármelo de la cabeza. Nunca soñaba, y ahora había tenido un sueño con una mujer que no era Saya… La miré mientras me colocaba la camisa. Seguía dormida, con su cuerpo perfecto semidesnudo.
Sonreí y me acerqué. La tapé bien y deposité un beso en su cuello.
-Te quiero. –susurré y salí del camarote cerrando la puerta.



SAYA
Después de que Kai volviese a conciliar el sueño, me costó lo mío poder conciliarlo yo. Me comía demasiado el coco por una estupidez, pero no podía evitarlo, Kai era un hombre muy deseable y cualquier mujer haría lo que fuese por conseguirlo…
Me desperté, miré a los lados, Kai no estaba en la cama. Me incorporé sentándome sobre el colchón. Miré la ventana que estaba abierta pero con la persiana medio bajada. Me acerqué y levanté la persiana hasta arriba. Entrecerré los ojos al principio por la claridad hasta que me acostumbré a la luz del sol. Erika estaba fuera, sentada en el césped leyendo un libro. Vi que algo le llamaba la atención, giré la cabeza hacia donde ella miraba. Génesis estaba junto a Kai, hablaban entre ellos, entonces fue cuando la sacerdotisa le señaló algo a Kai, acto seguido empezaron a caminar hacia el interior del templo… Suspiré sin apartarme de la ventana.


KAI
Había salido con intención de buscar a Draco por la ciudad, pero no di a penas dos pasos fuera y Génesis estaba ahí. Dijo que tenía una sorpresa que darme. No sabía qué podría darme ella, pero la seguí, no tardaría mucho en soltarme y dejarme marchar.
Entramos en el templo, me pasé la mano por la barba que hacía días que no me afeitaba.
-Tengo algo de prisa, Génesis.


GÉNESIS
Fui a buscar a Kai, tenía algo que darle, a parte para ganarme su confianza, también para complacerle en lo que él necesitase.
Le guié hasta el templo, caminamos hasta llegar a una puerta en el fondo, la abrí y dejé que pasase él primero. Luego entré yo cerrando la puerta detrás de mí.
-Sé que tiene prisa, pero no se preocupe, no tardaremos mucho y se lo aseguro… lo que voy a hacer, me lo agradecerá con creces.- Sonreí pasando por su lado muy cerca, casi rozándole.



KAI
Sentí un escalofrío recorrerme por la nuca cuando me rozó al pasar por mi lado. Bajé la mirada siguiéndola por donde me guiase.
-¿Por qué me traes aquí?


GÉNESIS
Sonreí y le miré a los ojos.
-Su brazo izquierdo está dañado, ¿verdad?- Al ver la expresión de sorpresa en su rostro me demostró que había dado en el clavo.
-Le he traído a la morada de la ninfa del viento, ella utilizará sus poderes curativos para sanarle el brazo. Así, no tendrá que preocuparse por nada.- Dicho esto me acerqué a una puerta vallada, la abrí y salimos al exterior, a la parte trasera del templo. La ninfa estaba allí, sentada en una roca. Nos miró cuando nos acercamos dedicándonos una sonrisa amable.



KAI
Vaya, Génesis iba a hacer que curasen mi brazo… Últimamente había tenido la moral no muy alta por culpa de mi herida, pero ahora podría disfrutar de nuevo de mi zurda.
-¿Por qué haces esto, Génesis?



GÉNESIS
-¿Tiene que existir algún motivo?- Sonreí y me acerqué, le ayudé a arremangarse la manga hasta dejar al descubierto su brazo y la cicatriz. Me perdí en su mirada mientras le arremangaba. Sentí un escalofrío cuando acaricié la piel de su brazo.
-No tiene porque desconfiar de mí.- Dije casi en un susurro sin apartar la vista de sus ojos.


KAI
Me perdí en sus ojos oscuros. No sabía si ella me estaba mirando así por algo en especial o simplemente me miraba porque me estaba remangando el brazo. Desvié la mirada cuando la ninfa se acercó.
Personalmente, creo que las ninfas no tendrían que sufrir ya ese trabajo que desempeñan, ya no tienen ningún tesoro que proteger. Hice una reverencia con la cabeza cuando estuvo en frente de mí.



GÉNESIS
Me aparté levemente para dejar a la ninfa hacer su trabajo como curandera. Sonreí y miré como la ninfa acercaba sus manos, sin llegar a tocar la piel de Kai, en frente de la cicatriz del brazo. Sus manos se iluminaron desprendiendo un calor agradable, vi como la cicatriz desaparecía poco a poco hasta que al final no quedó rastro de ella.
La ninfa se retiró inclinando la cabeza cordialmente. Sonreí y me acerqué de nuevo a Kai, posé una de mis manos en su brazo suavemente.
-Como nuevo…- Le miré alzando una de mis cejas.



KAI
Mire mi brazo y lo moví, parecía que estaba como nuevo, incluso mejor que antes, lo machacaba mucho.
-Gracias por esto, Génesis, de verdad, ¿cómo puedo agradecértelo?



GÉNESIS
Le miré pensativa.
-Pues…- Me mordí el labio y me acerqué hasta tener su rostro a escasos centímetro del mío.
-Anoche apareciste en mis sueños, fue el mejor sueño de toda mi vida.- Rocé mis labios con los suyos.


ERIKA
Como lo sabía, lo estaba viendo, ya me lo imaginaba, pero que…zorra. Corrí antes de que esa tía besara al Jefe. Lo que iba a hacer iba a marcarme de por vida.
-¡¡Jefeeee!!- Grité contenta, me tropecé y acabé abrazándome a él.
-Uy…



KAI

-Erika, ¿qué haces aquí? –pregunté intentando olvidarme de lo que había pasado, Génesis había intentado besarme, y si no hubiese sido por Erika lo habría hecho…



ERIKA
-Pues… pues…- Me encogí de hombros y le miré sonriente.
-Q-que le echaba de menos.- Le achuché con fuerza.
-Uyyyyyy… pero que mono es mi Jefe.



KAI
La aparté.
-Erika, por favor… - miré a Génesis.
-Bueno… tengo que irme, estamos en misión y me necesitan. –en realidad Erika me había salvado de cometer un error, y esperaba que me sacase de allí.




GÉNESIS
Le tenía, era mío, iba a besarle cuando una chica pelirroja entró en el templo llevándose por delante a Kai.
Sonreí falsamente cuando me dijo que debía irse.
-No se preocupe, luego nos vemos…- Dejé que se marchara, pero la próxima vez no se me escapaba
.


ERIKA
Saqué de allí al Jefe casi a la fuerza. Una vez fuera, cambié mi semblante por completo, me puse seria, nunca antes me había puesto tan seria. Le miré.
-Siéntete agradecido, esta vez te he salvado el culo, la próxima vez, te juro que me la cargo.- Dicho esto volví a la nave.


KAI
Suspiré cuando Erika se marchó. Me largué de ahí lo más rápido posible, quería concentrarme en la búsqueda de Draco y olvidarme del incidente.

1 comentario:

  1. fantasticfabuloso chicas... Me encanta Erika xDDD
    Cada dia mas xDDD

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