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sábado, 10 de octubre de 2009

Capítulo XLVII - DE DESAYUNO: TORTITAS

Aquí os encontraréis con una sorpresita y con muchas broncas, jujuju...

KARA
Iba a preparar un desayuno rico, rico para todos, me sentía con fuerzas para hacer de todo, así que me fui a la cocina nada más levantarme, sin despertar a Neo. Empecé a preparar tortitas, sabía que les gustaban a todos. Me llevó cerca de diez minutos hacer la masa, entonces empecé a ponerlas en la sartén.


SAYA
Un olor delicioso entró por mis fosas nasales cuando salí de las duchas, ya vestida. Seguí el olor y entré en la cocina, allí estaba Kara haciendo el desayuno. Tenía mejor aspecto y color en la cara, sonreí y entré.
-Buenos días, capitana.- Me acerqué y la miré.
-¿Qué tal te encuentras?

KARA
-Estoy mucho mejor. –sonreí.
-Estoy haciendo ricas tortitas, ¿vas a querer? Qué preguntas, claro que quieres. –sonreí y eché la última tortita en el plato.
-Ve poniendo la mesa mientras recojo esto, porfi. –eché la sartén a fregadero.

SAYA
Sonreí y asentí.
-Claro.- Saqué los platos y los fui colocando encima de la mesa.
-Pues me alegro mucho que estés mejor, últimamente he estado algo decaída y no te he preguntado.- Me giré y saqué los cubiertos.

KARA
-Es que creo que estoy algo enferma, pero se me está pasando, gracias por preguntar. –sonreí y coloqué el plato sobre la mesa, fui a la nevera y la abrí.
-Ey, aquí no hay nata, menudo chasco. Voy a buscar a la bodega. –cerré la nevera.
-Cuidado que no acaben antes de que vuelva, al menos quiero una. –sonreí y salí de la cocina.
Sonreí.
-Tranquila, ve a por la nata, yo cuidaré de que estos gamberros no se coman todo.- Me senté en una silla y esperé a que la jauría bajase a desayunar.

JIM
Fui a desayunar, Kara había preparado tortitas y me apetecía comer un par. Entré en la cocina, Saya estaba allí.
-Buenos días… -me senté en una silla y me dispuse a coger una tortita.

SAYA
Jim entró en la cocina, sonreí.
-Hola… si quieres nata, tendrás que esperar hasta que venga Kara, ha ido a buscarla.- Le noté algo decaído.
-¿Estás bien?


JIM
-Seh. –cogí una y la enrollé, la mordí, estaba muy rica, pero sin nata perdía su encanto.
-Esperaré a que Kara vuelva con la nata… -me incliné con la silla hacia atrás.

ERIKA
Bajé a la cocina a por algo para desayunar, por suerte Kara había hecho tortitas. Jim estaba allí junto con Saya. Entré sin decir nada y cogí una tortita, acto seguido volví a salir de la cocina de camino a mi cuarto.

JIM
Bajé la cabeza cuando Erika entró y sin decir nada salió. Dejé la tortita en la mesa, se me había quitado el apetito.
-Todo esto es culpa del jodido Jefe.

SAYA
Miré a Jim.
-Erika… ¿sigue cabreada por lo de Kai?- Señalé la puerta por donde se había ido Erika.
-…… no te habla, ¿verdad?


JIM
-Ni a mí ni a nadie. –dije mirándola con la rabia de la impotencia, desvié la mirada cruzándome de brazos.
-Se está automarginando y ni siquiera quiere verme la cara, no me hace ni puto caso cuando intento animarla y me duele que no quiera ni verme.


SAYA
Suspiré y le miré.
-No lo entiendo, ella no debería cabrearse, no le afecta este tema, tendría que ser yo la que siguiese cabreada con Kai…- No sabía que decirle, Erika no debía coger estos rebotes por un tema que no la incumbe. Me quedé pensativa, miré a Jim y me levanté.
-Ven conmigo.- Dije agarrándole de la mano.


JIM
La seguí, aunque no muy convencido.
-Si piensas hacerla cambiar de opinión no creo que tengas mucho éxito, ella se siente dolida por lo que ha hecho Kai y porque tú le has perdonado, aún así… está comportándose de una manera muy extraña.

SAYA
Caminé hacia el cuarto de Erika seguida de Jim.
-No nos iremos de su cuarto hasta que no nos diga lo que le pasa, tendrá que liarse a puñetazos conmigo para echarme.- Llegué ante la puerta del cuarto de Erika, no llamé, abrí sin más, cerré la puerta y me planté delante de ella por si se le ocurría salir.
-Muy bien Erika, cuéntame que coño te pasa.

ERIKA
Saya abrió la puerta de golpe, entró en mi cuarto junto con Jim.
-¿Qué haces? ¿Nunca te han enseñado a llamar antes de entrar?- Me levanté y me dirigí hacia ella.
-No quiero ver a nadie, joder, ¿no lo entiendes o qué?


SAYA
La miré seria cruzándome de brazos.
-Entiendo que no quieras verme a mí, ni que quieras volver a dirigirle la palabra a Kai, pero lo que en mi cabeza no cabe es el que hayas dejado de hablar a Jim, ¿qué culpa tiene él en todo esto? ¿Y por qué te afecta más a ti la infidelidad de Kai que a mí?

ERIKA
La miré y señalé mi puerta.
-Largo de aquí, no voy a repetirlo más.- Me acerqué a la puerta pero Saya me lo impidió, es más me agarró del brazo y acto seguido me abofeteó la cara.
-…….


JIM
Se me cortó la respiración cuando vi a Saya cruzarle la cara a Erika.
-Saya, ¿qué estás haciendo?


SAYA
Suspiré y la miré.
-Lo siento Erika, pero no soporto que te comportes así, no es tu forma de ser, Jim está muy preocupado por ti y encima no le dejas ni acercarse, ¿pero que te pasa? Esto no te incumbe, Kai y yo solucionaremos nuestros problemas, tú no te metas.- Me giré dispuesta a salir del cuarto.
-Ya lo he dejado bien claro, ni se te ocurra echar a Jim de la habitación hasta que no le expliques lo que te pasa.- Abrí la puerta y salí, me quedé allí fuera, cruzada de brazos por si a Erika se le ocurría desobedecer.

JIM
No me había gustado que Saya hubiese pegado a Erika, pero parecía al menos haber reaccionado. Me acerqué y la cogí de la cara haciendo que me mirase.
-Eh, ¿estás bien?

ERIKA
Miré a Jim aún con mi mano en la mejilla.
-….s-si… estoy bien…- Bajé la cabeza. Saya me había echado una buena bronca y a decir verdad, tenía razón… pero me daba coraje.


JIM
-Lo siento, mi niña. –la besé en la cabeza y la abracé.
-No pasa nada, ¿vale?

ERIKA
Me dejé abrazar sin decir nada, me sentía mal, había defendido a Saya por encima de todo y ahora me lo agradecía de esta manera… No podía negar que me había distanciado mucho de Jim, no tenía culpa de nada…
-Lo siento… Jim….


JIM
La acaricié el pelo.
-Shh, no pasa nada, ya te lo he dicho, todo está bien. A veces la gente no quiere ser ayudada porque no necesita ayuda, Erika, es lo que pretende decirte Saya. Está bien que la defiendas, pero no puedes encerrarte así del mundo por ello, ¿entiendes? –se lo dije de manera dulce y consoladora, no necesitaba ahora más regañinas.

ERIKA
Le escuché sin decir nada, no sabía como reaccionar. Asentí simplemente. Estaba todo claro, no volvería a esforzarme en ayudar a nadie, lo único que recibes a cambio son malos tratos y malas maneras…

JIM
La besé en la frente. La había echado de menos, pero se veía que ella a mí no, ni siquiera me correspondió al abrazo.
-Te dejo sola… -me separé de ella y abrí la puerta, Saya estaba ahí.
-¿Puedo salir?

ERIKA
Jim se iba, me iba a quedar sola y no me extrañaba, me había comportado mal con él sin motivo. Era el único en esta mierda de vida que me hacia feliz, no se lo merecía… Abrió la puerta, iba a marcharse… ¿qué coño estoy haciendo?
Le agarré de la mano.
-…no… no te vayas…

JIM
La miré cuando me cogió de la mano, ¿ahora no quería que me fuese? Me pasé la mano por la frente suspirando. Miré a Saya y cerré la puerta. Me quedé quieto, si alguno de los dos hacía algo que fuese ella.

ERIKA
Le miré y le abracé.
-Lo siento, Jim, perdóname, eres lo más importante y te he tratado como una mierda… soy una gilipollas, me enfado y lo pago con todos sin darme cuenta del daño que causaba… lo siento mucho, de verdad…


JIM
-Ya te he dicho que no tenías que disculparte. –la abracé con fuerza.
-Yo no me he enfadado contigo… sólo me sentía solo y rechazado, pero eso no ha sido culpa tuya, yo sabía cómo te sentías y aún así no te dejaba en paz, de modo que creo que aquí el que debería disculparse soy yo.

ERIKA
Le miré y negué con la cabeza.
-No, ni se te ocurra, no has hecho nada malo… peluche.- Le acaricié la mejilla.
-He sido una estúpida… solo espero que puedas perdonarme…


JIM
Negué.
-Qué cabezota eres. –la cogí de la barbilla y la besé con ternura. Dios, como había añorado esos labios.
-Te perdono sólo para hacerte feliz.

ERIKA
Sonreí. Le rodeé el cuello con mis brazos, me puse de puntillas y pegué mis labios a los de él. Le besé con ganas, le había echado de menos, y todo por mi culpa. Le agarré de la nuca para que el espacio entre nuestros labios fuese pésimo.

JIM
La agarré de la cintura para que no se cansase de estar de puntillas, no la iba a separar de mí en un buen rato. Mis labios se entrecerraban en los suyos con ganas, la quería tanto que ese momento no lo iba a estropear nadie.

ERIKA
Le seguí besando, solo me separaba para coger aire, pero eran escasos segundos.
Había estado tanto tiempo separada de él que había hecho mella.
-Te quiero mucho, Jim.- Dije entre beso y beso agarrándole de la cara para volver a besarle de nuevo.


JIM
Sonreí mientras la besaba, después de todo sí que me había echado de menos, y me alegraba que estuviese mejor.
-Yo más. –no quería discutir con ella, pero tenía claro que era así.

ERIKA
-Eso es mentira…- Le volví a besar.
-Sabes que yo te quiero más…- Sonreí y le agarré de la camiseta tirando de él hasta la cama donde me tumbé colocándole encima de mí.

JIM
-Tú lo que quieres de mí no son sólo besos, pillina… -la abracé y la seguí besando.

ERIKA
-Eso es cierto… te quiero a ti entero.- Sonreí siguiendo sus besos, esos besos que me deshacían, me volvían loca.

JIM
Sonreí y seguí besándola, sabía que mis besos la hacían enloquecer. Esperaba que Saya ya se hubiese ido, o oiría cosas que no le gustarían oír.

KARA
Cuando llegué a la cocina no había nadie, esperé un buen rato para que viniesen y poder echar la nata, o bajaría.
Nadie vino, así que fui a buscar a Saya, que estaba en el pasillo de los camarotes. Me acerqué.
-¿No vas a desayunar?

SAYA
Kara vino a buscarme justo cuando iba a marcharme.
-Si, ya voy, será mejor que no les molestemos… están en un momento muy íntimo.- Dije señalando la puerta del camarote de Erika con la mano.
-Ya me entiendes.- Sonreí y la miré.
-¿Vamos?


KARA
Sonreí y asentí con la cabeza. Nos fuimos a lo largo del pasillo, y justo antes de entrar en la cocina mi vista me falló un momento, de modo que paré.

SAYA
Miré a Kara extrañada.
-¿Estás bien?- Dije agarrándola del brazo levemente.
-¿Necesitas algo?- Pregunté entrando en la cocina y sentándola en una de las sillas.


KARA
Parpadeé varias veces, parecía que se me había pasado.
-Creo que estoy bien… -la miré.
-Sí, estoy bien. –sonreí.
-Por un momento me he asustado, pero estoy bien, gracias.

SAYA
La miré atenta.
-¿De verdad? ¿Quieres algo?- Me senté en una silla a su lado.


KARA
Sonreí y negué con la cabeza.
-Tranquila, estoy bien, sólo ha sido un pequeño mareo, pero estoy bien, de verdad. –me levanté no con mucha velocidad por si volvía el mareo, pero no fue así.
-Voy a llamar a Neo para que venga a desayunar, llévale las tortitas a Kai si quieres, os las podéis tomar en su cuarto, con más intimidad. –sonreí y salí en busca de Neo.

SAYA
Me levanté junto con ella por si le entraba otro mareo, pero parece que se mantuvo estable. Asentí cuando dijo que iba en busca de Neo, miré las tortitas y la nata. Suspiré y agarré el plato, salí de la cocina camino del cuarto de Kai.


KARA
No faltaban dos pasos hasta el cuarto de Neo cuando se me nubló la vista de nuevo. La cabeza comenzó a darme vueltas y noté que perdía el equilibrio. Parpadeé varias veces apoyando la mano en la pared mientras cerraba los ojos.
Respiré hondo varias veces y cuando me calmé volví a abrir los ojos.
Suspiré y abrí la puerta del camarote de Neo.
-¿Hola? –susurré, no sabía si aún seguía dormido.

NEO
Escuché abrirse la puerta del camarote, me giré sobre la cama y abrí los ojos. Sonreí al ver a Kara, me incorporé y me senté sobre el colchón.
-Hola, pasa, princesa.- Dije buscando mi camiseta por el suelo.

KARA
Entré mordiéndome el labio, menudo hombre… me senté a su lado abrazándole.
-Buenos días, grandullón, habrás dormido bien, no veas como roncabas. –di un beso en su barbilla.

NEO
-Uy… ¿he roncado? Pues lo siento si te he despertado, preciosa.- Dije arrimándola a mi costado y besándola en la frente.
-¿Qué tal te encuentras hoy?


KARA
-Pues no sé… Me he despertado bastante bien, pero antes me he mareado un poco. –le miré.
-Pero tranquilo, estoy bien.

NEO
La abracé a mí, rodeándola los hombros con mis brazos, la besé en la cabeza.
-Bueno, Neo está aquí para cuidar de ti.- Sonreí y la acaricié la mejilla acurrucándola contra mi pecho desnudo.

KARA
-He hecho el desayuno. –le di un toque en la nariz mirándole.
-¿A quién le apetece desayunar algo rico, rico? –sonreí y me levanté.
-Vayamos juntos, osito de peluche. –sonreí de nuevo.
-Por cierto, ¿qué va a pasar con Draco?

NEO
Suspiré y me levanté poniéndome la camiseta.
-Pues… tendré que hablarlo con el Jefe, allí no encontramos rastro de Draco y bueno el transmisor, se supone que está en el cuarto, pero como lié una buena allí arriba, pues…- Me encogí de hombros.
-No sé como se lo va ha tomar Kai…

KARA
-Oh, tranquilo. A parte de que Kai está de buen humor últimamente, como se pase yo sé de una que le va a partir la cara en cuatro lados. –sonreí y abrí la puerta.
-Si quieres, puedo decírselo yo, no me importa que me grite, sabes que le frío.

NEO
Sonreí y salí detrás de ella, la agarré del culo con mis manazas y la besé en el cuello.
-No frías tanto, anda, peleona, al único que debes poner caliente es a mi.- Sonreí.


KARA
-Hmm… ya, bueno, pero ese tío se merece más de una hostia en medio de la cara, es insoportable y lo que ha hecho ha sido algo imperdonable, ¿cómo ha sido capaz? –le miré de reojo.
-¿O no crees que lo que ha hecho ha sido rastrero?

NEO
La miré pensativo.
-Hombre, yo nunca he sentido afecto hacia Saya, pero creo que no se merecía que la tratasen de esa manera, además, no veía a Kai capaz de serle infiel a Saya, siempre me daba la paliza con que no podría olvidarse de ella y todo ese rollo…- Dije entrando en la cocina.


KARA
-Los hombres por lo general sois unos infieles, pero yo sé que tú no, porque si no acabarías con tus amigos los huevos en la garganta, ¿a qué tú nunca me serás infiel, osito de peluche? –le pregunté agarrándome a su brazo y poniendo tono de niña buena.

NEO
-Nooooo, tranquila, infiel yo, pero que cosas dices.- Negué con la cabeza.
-Solo me he liado con una morena, una rubia, una pelirroja… ¿pero yo infiel?- Sonreí agarrándola de la cintura.


KARA
-Mamón… -le di un golpe en el brazo. Me senté en una silla.
-Por cierto… ¿cuántas novias has tenido tú? –nunca habíamos hablado de ese tema y la verdad, me interesaba bastante.

NEO
Me encogí de hombros.
-He tenido mis rollos, como cualquier chaval, aunque una vez llegué a casarme. Era muy joven… tendría yo… veintidós. Pero no duramos mucho, un par de años, acabamos mal, no nos soportábamos.- La miré.

KARA
Joder… había estado casado… ¡¡había estado casado!!
-¿Te casaste? –no debí parecer tan alarmada, se asustó.
-Quiero decir… joder, no lo sabía… -desvié la mirada. Dijo que era un crío a esa edad, la edad que tenía yo, por lo tanto… para él era una cría.
-Y… ¿cómo es que no os soportabais? Bueno… no quiero ser cotilla, no hace falta que me lo cuentes.


NEO
Sonreí.
-No importa, no me importa contártelo.- Me senté a su lado en otra silla.
-La verdad que al principio todo era buen rollito, nos queríamos y éramos una pareja normal, pero… las cosas empezaron a torcerse cuando yo me obsesioné tanto el la construcción de la Quimera…- Desvié la mirada al suelo.
-La conocí al poco de volver de las montañas cuando fui a entrenarme con los monjes, ella trabajaba como enfermera en un hospital, nos conocimos por casualidad, tuve un pequeño accidente en mi taller, una de mis grúas se me cayó encima de mi pierna derecha, estuve casi tres meses sin poder moverme, me hospitalizaron y ella era la que se encargaba de curarme…- Miré a Kara.
-Por cierto, se llama Nyla.- Sonreí.
-Lo que te decía, al principio congeniábamos muy bien, ella cuidaba de mí y bueno, compartíamos muchas cosas en común, sin darme cuenta me fui enamorando de ella y parece que Nyla sentía lo mismo, así que, cuando me dieron el alta, decidimos seguir con nuestra amistad que fue creciendo hasta que me atrevía a pedirle que se casase conmigo.

KARA
En ese momento me dio una punzada en el corazón, pero era una estupidez, Neo hacía mucho tiempo que había estado con esa tía y… vaya, ya la había cogido manía sin conocerla.
-Que… pena que saliese mal, parecía una historia de amor bonita, pero bueno… -sonreí.
-Agradezco por un lado que fuese así, supongo.

NEO
La miré y sonreí.
-Yo también me alegro que las cosas saliesen torcidas con ella, sino, no te habría conocido.- La agarré y la senté encima de mí. La abracé por la cintura apoyando la barbilla en su hombro.
-Oye, Kara… ¿tú te casarías conmigo?- La miré de reojo.
-Espera, quiero que te cases conmigo, que seas mi mujer, solo mía.

KARA
… ¿Había oído bien? Que… que… quería que…
Le miré a los ojos, no me estaba diciendo ninguna broma, iba en serio.
-Ca… ¿casarnos? –tragué saliva. Se mezcló todo entonces. Los mareos, el no desayunar y la impresión. Sentí que me iba, mi cabeza empezó a girar sola y sentí que mi cuerpo caía.

NEO
Kara me miró y antes de poder hacer nada, se desmayó. La agarré para que no se golpease contra el suelo.
-…….. ¿Kara?- La zarandeé suavemente.
-Mierda… la he matado….- La di toques en la mejilla con mis manos, nada, no se despertaba.
-Joder….- Me levanté con Kara entre mis brazos, salí de la cocina y la llevé al camarote.
-Pues buena la he liado, le pido que se case conmigo y me la cargo… que burro soy…No me quiero imaginar cuando la pida un hijo…- La tumbé en la cama y suspiré. La besé en la frente y acto seguido salí cerrando la puerta.

KAI
Era ya por la tarde, Saya se había quedado frita después de todo el día de… ejercicio. Me encaminé hacia el puesto de mandos, llevábamos mucho tiempo parados y debíamos ir a buscar a Draco.
Entré, Neo estaba allí, por suerte.
-Neo, ¿qué pasa con Draco? ¿Sigue aquí?

NEO
Kara seguía en la cama… menudo shock la había provocado…
Estaba sentado en mi silla encendiendo los motores cuando entró el Jefe y me preguntó por Draco…
Tragué saliva y le miré.
-Pues…….. No… ya no sigue aquí… Jim y yo lo comprobamos y verás…- Desvié la mirada.
-No te enfades, Jefe, pero… Draco solo estuvo un día en lo que llevamos de tiempo… Se alojó una noche en el hotel de la ciudad y después… desapareció dejando su mierda y en ella… el transmisor…- Dios, me olía un despido inmediato.

KAI
Desvié la mirada al suelo.
-¿Cómo has dicho? –menuda panda de…
-¿Qué he estado buscando a ese cabrón estos días por aquí y el muy hijo de puta dejó su mierda en un hotel? ¡¿Y con la mierda iba el transmisor?! ¿¿Se puede saber qué clase de mierda era el transmisor ese?? –respiré hondo.
-¿Dónde está Jim?


NEO
Puuuuffff…. Se había cabreado de verdad… Me veía en la calle junto con Jim.
-Jefe… no teníamos ni idea de que esto pasaría, te lo juro…- Suspiré y señalé el pasillo.
-Jim estará con Erika…

KAI
Asentí y salí por la puerta, me volví a asomar.
-Tú no creas que te vas a librar después de habérmelo ocultado. –me fui a lo largo del pasillo, maldito niñato, no sabía ni por qué le había enrolado en mi tripulación.


JIM
Estaba tumbado en la cama con Erika, nos habíamos quedado algo fritos, y se nos había pasado la hora de comer. Yo jugaba con su pelo con ella encima de mí mientras ella me acariciaba la barba que hacía días que no me afeitaba.

KAI
Abrí la puerta del cuarto de Erika, acto seguido Jim cogió la manta y tapó a ambos corriendo.
-Jim, sal aquí, ahora. –recalqué y cerré la puerta.


JIM
Tragué saliva, miré a Erika.
-Nena, te quiero, ¿lo sabías? Vale, pues eso. –me senté.
-Es que la última vez que estuve a punto de morir me juré que me despediría de ti si volvía a estar en peligro de muerte y… -me levanté y agarré mis calzoncillos.
-Pues eso… que… adiós.

ERIKA
Pegué un grito cuando Kai abrió la puerta de mi cuarto de golpe. Jim me tapó con la manta procurando que no se me viera nada.
Kai parecía enfadado, miré a Jim cuando me dijo aquella chorrada, alcé una de mis cejas mirándole seria.
-¿Pero que coño estás diciendo, Jim?- Me levanté y empecé a vestirme para acompañarle fuera.
-Anda vamos, a ver que coño le pasa al Jefe…


JIM

-Ah, no. –dije mientras me ponía los pantalones.
-Tú no vienes, te veo capaz de seguirme cuando me despida, ni de coña creas que te voy a dejar estar presente. –me coloqué la camiseta.
-Tú quédate aquí, esto lo arreglo yo que soy el que ha metido la pata. –abrí la puerta.

ERIKA
Me senté de nuevo en la cama cuando me dijo que me quedara en el camarote.
-Pero Jim…- No me dejó acabar, abrió la puerta y salió antes de poder rechistar. Suspiré y me dejé caer sobre el colchón… estos hombres y su orgullo masculino.


KAI
Cuando Jim salió le miré.
-¿Se puede saber qué mierda de transmisor has hecho que lo ha perdido a la primera de cambio, Jim? –le exigí saber.

JIM
-Eh, tranquilidad, ¿vale? –dios, como venía el gallito. Se me quedó mirando de una manera que me llegué a acojonar.
-Vamos a ver, Kai, yo hice lo que pude, no soy Dios, ¿vale? No sabía que después de una evacuación eso salía también…

KAI
En el momento en que me faltó al respeto tuve ganas de abofetearle en toda la cara.
-No, no eres un Dios, en eso estamos los dos completamente de acuerdo. Yo te metí aquí porque eras el mejor, Jim, porque eras el mejor, si me fallas en algo tan serio voy a tener que empezar a desconfiar de tus capacidades. –suspiré.
-Más te vale que podamos encontrar a James, sino, date por despedido. –me fui por el pasillo. Todo un trabajo arriesgando el pellejo para que ahora el cabrón cague nuestra única pista de encontrarle.


JIM
Fruncí el ceño. Maldito cabrón, siempre con su superioridad por encima de todo sin tener en cuenta que el resto también somos personas.
-Eh, Jefe. –dije acercándome a él. Cuando se giró le devolví el puñetazo que me pegó en la fiesta.
-Eso es para que sepas que no estoy a tu merced, y que soy el mejor sin que tú me des ninguna segunda oportunidad. –me di la vuelta y volví al cuarto de Erika.

KAI
Jim se atrevió a darme un puñetazo, maldito crío malcriado… me limpié la sangre del labio y me di la vuelta, pasaba de pegar a un niñato.

ERIKA
Jim entró en el cuarto, no tardó mucho en volver. Le miré y me levanté tapándome con la sábana.
-¿Qué ha pasado? Espero que no se haya pasado ese idiota o me lo cargo.- Dije señalando la puerta.


JIM
Suspiré, estaba cabreado.
-Me ha dado un ultimátum: si no encontramos a James me echa. Yo le he partido el morral. –me apoyé en la puerta.

ERIKA
Abrí los ojos ampliamente y me acerqué.
-¿¿Le has pegado al Jefe?? Jo… ni yo misma me habría atrevido…- Le miré.
-No te preocupes, encontraremos a James, no dejaré que el idiota de Kai te eche de la Quimera.- Le abracé.


JIM
-No, te aseguro que si no encontramos a James no me va a echar, me voy a ir yo. Estoy harto de que ese tío nos humille siempre, hay que dejar que se baje del olmo en el que está subido. –estaba muy cabreado y no me apetecía hablar de ese tío ni de coña.

ERIKA
Suspiré y le abracé fuerte.
-Si tú te vas… me iré contigo… y me da igual lo que me digas, aunque te niegues, me iré contigo…

JIM
Bajé la cabeza y la abracé con fuerza, depositando un beso en su pelo. No iba a poder impedirla que se fuese también. No sólo no me dejaría, es que no podría irme sin ella, la necesitaba a mi lado.

ERIKA
Seguí entre sus brazos intentando calmarle, estaba muy enfadado y yo era la única que podía consolarle.

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