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lunes, 5 de octubre de 2009

Capítulo XLV - PUNTO FINAL

Tanto sufrimiento, madre mía, y qué tensión! Las sacerdotisas no sacan de quicio, señoras! xD


JIM
En esta jodida nave estaban todos como cabras. Saya no salía de la bodega, Kai no aparecía por la nave, eso desde hacía dos días ya. Erika pasaba de mí, Neo y Kara eran los únicos que parecían estar bien, refiriéndome al sentido de pareja, porque Kara iba arrastrándose a todas partes.
Decidí bajarle la comida a Saya, ya que ella no quería salir de la bodega, ¿qué tenía ese sitio? Abrí la puerta y la vi acurrucada en las lonas. Me acerqué y me senté a su lado, dejé la comida delante de ella.
-Come algo.


SAYA
Hacía dos días que no salía de la bodega, el cabreo se me había pasado, pero la furia seguía ahí… Escuché como la puerta de la bodega se abría, seguro que era Jim, en estos dos días era el único que bajaba a ver como estaba o me bajaba la cena, que siempre la dejaba en el mismo lado sin tocarla.
-No sé porque coño insistes, no pienso comer nada, no voy a beber nada y no pienso hace ni puto caso de lo que me digáis.- Me giré y le miré seria.
-Lárgate de una puta vez, no quiero ver a nadie.

JIM
Suspiré
-Saya, te lo digo muy enserio, no puedes cerrarte así, es que no puedes. Llevas dos días sin comer y sin salir de aquí, ¿no ves que no sirve de nada lo que estás haciendo? Dime de qué sirve que dejes de comer, ¿eso te va a devolver a Kai? ¿Eso le va a hacer feliz a él, o a ti? Lo que estás haciendo es una soberana estupidez, y él te baila el agua, sois los dos un poco imbéciles, con todo el respeto del mundo. –la miré.
-Sé que te sientes enfurecida con toda esta situación, pero es inútil lo que estás haciendo, no hará bien a nadie, y mucho menos a ti. No me voy a ir de aquí, Saya, aunque me eches a patadas, aunque me pegues, aunque me grites. No me iré hasta que recapacites.


SAYA
Le ignoré totalmente.
-Muy bien, haz lo que te salga de la pelotas, pero déjame tranquila, ¿quieres?- Volví a tumbarme entre las lonas dándole la espada. Pasaba de todo el mundo, no me apetecía ni ver ni hablar ni nada, solo cerrar los ojos y dejar que el tiempo pasase…


JIM
-Saya… ¿por qué lo dejas así? ¿Es que ya no te importa? ¿No vas a luchar por él?

SAYA
Me giré y le miré.
-No, no voy a luchar por él…- Me senté y mire al frente.
-No tiene sentido luchar por algo que ya está perdido.- Tal vez Jim no lo entendiese, solo buscaba la felicidad de Kai, y si era feliz junto con Génesis… no iba ha hacer nada por impedírselo.


JIM
La miré entristecido, ya se había rendido. Rodeé sus hombros con mi brazo.
-Saya… no está perdido, no debes rendirte, él te quiere. –la besé en la cabeza.
-Tienes que ser fuerte, sólo es un bache, habéis pasado cosas más fuertes que estas.

SAYA
Negué con la cabeza.
-No, Jim… si el me quisiese no se iría perdiendo el culo detrás de esa chica… Me ha dicho tantas cosas… y ninguna era cierta…- Bajé la cabeza.
-Puede que hayamos pasado por muchas cosas, pero te aseguro que esto es lo que más me duele…


JIM
-Pero Saya. –hice que me mirase.
-¿Cómo puedes pensar eso? Kai te quiere con locura, está tan calado hasta los huesos de ti que ha cambiado su personalidad por completo, ¿cómo puedes pensar que no te quiere? Esa tía es un obstáculo en tu camino que no debes dejar que te venza. Kai es tuyo, no de esa chica. Demuéstrame que me equivoco.


SAYA
Le miré.
-Siempre que teníamos problemas era yo la que acudía a él, ¿dónde está Kai ahora? Si le importase de verdad estaría aquí, pero no…- Suspiré y me levanté.
-Voy a dar una vuelta, pero quiero ir sola.- Me puse una chaqueta, se había levantado algo de aire y hacía frío. Me puse la capucha y salí de la bodega.


JIM
Suspiré profundamente, esto iba de mal en peor. Me levanté y busqué a Erika por la nave. Además de querer comentarla algo, quería hacer las paces con ella, no nos habíamos hablado desde lo de la sala de tiro.
Pasé por el puesto de mandos, Neo me dijo que había salido, de modo que corrí para ver si la alcanzaba, la pillé en el bosque, paré a un par de metros tras ella cogiendo aire.
-¡Eri… Erika! –cogí una gran bocanada de aire, cuando se paró me acerqué a ella.

ERIKA
Salí en busca de Kai y de Génesis, no me gustaba nada la idea de que, ya que Saya se había encerrado en la bodega, esa zorra de mierda tuviera vía libre para acercarse al Jefe. Caminé por el bosque, había visto a Génesis introducirse en él. La seguí a hurtadillas para que no me viese, vi que se desnudaba y se metía en un lago.
-Ah, bueno, solo se está dando un baño.- Susurré, de todas maneras no me moví de allí, me senté en una roca apartada de su vista. Entonces fue cuando vi a Jim correr hacia mí gritando mi nombre.
-Mierda…- Me acerqué a él e hice que se agachase con una mano mía en su cabeza y la otra como mordaza en su boca.
-Sssh… calla, no grites.- Susurré de nuevo.


JIM
-Menuda reconciliación. –dije sarcástico bajo su mano. Me agaché apartando su mano de mi boca y la miré pidiendo una explicación.

ERIKA
Le solté y volví a sentarme en la roca vigilando a Génesis.
-¿Qué haces aquí, Jim?- Dije cruzándome de brazos y colocando una pierna encima de la otra.

JIM
-Oh… -solté indignado.
-Bueno, me gustaría oír al menos una pequeña disculpa por cómo me… bueno, cómo me trataste el otro día… -dije sentándome frente a ella. Susurré más bien, parecía esconderse de alguien.

ERIKA
Le miré.
-Ohm… lo del otro día, ¿aún sigues molesto? Pues vaya…- Volví al mirada hacia el lago y después al cielo.


JIM
-Pues sí, estoy molesto porque no te has dignado siquiera a intentar hablar conmigo, Erika. –desvié la mirada.
-Creo que no ha sido culpa mía que te hayas enfadado y tu reacción conmigo fue muy brusca. –ni siquiera me estaba mirando.

ERIKA
-Vale, escucha Jim, lo siento, lo siento mucho, me comporté de forma brusca contigo… pero necesito que estés en silencio, si nos escuchan despídete de ayudar a Saya.- Señalé el lago.
-Necesito tener vigilada a la fresca de Génesis para saber si mientras la pobre de Saya esta sufriendo, Kai se dedica a juguetear con su amiguita.


JIM
Miré hacia el lago, Génesis estaba desnuda, desvié la mirada.
-Erika, ¿crees que esto está bien? ¿Espiar a una chica mientras se baña en pelotas? –me acerqué más a ella.
-Creo que nos estamos pasando.

ERIKA
-Pues yo no.- Le miré cuando se acercó.
-Si tanto te incomoda ver a Génesis desnuda mírame a mí y ya está.- Volví la mirada la lago. Todo parecía normal. Suspiré y seguí vigilando.


SAYA
Hacía aire y la temperatura había bajado considerablemente. Me cubrí con la capucha mientras caminaba por la calle. Me sentía tan sola y tan perdida… Kai se alejaba de mí cada vez más y esta vez sentía que no volvería. Génesis le tenía y yo ya no podía hacer nada…
Después de estar casi toda la tarde fuera, pensando, decidí volver a la nave. Me pareció ver a Kai adentrarse por el bosque… pero ya no estaba segura de nada…


KAI
No tenía ganas de acercarme a la nave ni de ver a Génesis, sólo quería darme un baño en el lago para despejar mis ideas. Dos días sin dormir me había sentado un poco mal.
Llegué al lago y me desabroché la camisa, fue cuando me fijé en que Génesis estaba en el agua, me detuve.


JIM
Kai llegó al lago, ¿casualidad? ¿O habían quedado allí?
-Erika… Es Kai…


ERIKA
Miré hacia el lago.
-Kai… será… ¿qué coño hace aquí?- Me incorporé levemente asomando la cabeza por encima de la roca.
-Esto no me gusta nada…


GÉNESIS
Me encantaba bañarme desnuda en el lago. Disfrutaba de la mayor intimidad posible. Justo cuando iba a salir, vi a Kai en la orilla, parecía que también iba a darse un baño. Sonreí y me sumergí bajo el agua y buceé hasta tener la orilla a mi alcance. Salí del agua y caminé hasta situarme frente a Kai, muy cerca.
-¿Mi señor viene a disfrutar un rato del agua fresca del lago?- Mis manos se posaron en su abdomen. Acerqué mi rostro a su cuello rozándole la piel con mis labios.
-Le aseguro que será más excitante si me deja que le acompañe.

KAI
Se acercó a mí completamente desnuda y posó sus manos en mi abdomen. Tragué saliva, no podía moverme.
-Génesis… te agradecería que te alejases… -estaba insinuándose de una manera muy directa.

GÉNESIS
Sonreí y le miré.
-No debería pensar tanto en su mujer, después de todo, ha pasado de usted como si nada…- Me acerqué más, rozando sus labios con los míos.
-Quédese conmigo, le deseo y sé muy bien que usted siente lo mismo por mí. Hagamos que el sueño que tuvo la otra noche se haga realidad.- Junté mis labios con los de Kai, le besé por un momento y me separé levemente sin apartar mis manos de su pecho.

KAI
No podía evitarlo más, una vez ella se separó de mis labios, la cogí de la cintura y la volví a besar.

JIM

Miré a Erika.
-Erika, la está… la está besando él…


ERIKA
-Te lo dije, sabía muy bien de que iban…- Cerré los puños con fuerza y golpeé la roca, me levanté y me fui por donde vine junto con Jim. No podíamos decirle nada a Saya, se moriría si se entera.

GÉNESIS
Seguí besando a Kai, el se ofreció a mí y no iba a perder esta oportunidad. Le agarré de la nuca. Era algo alucinante besarle, sentía como su frío se trasmitía a mí y me recorría por todo el cuerpo. Se me erizó la piel cuando me acarició. Seguí besándole intensamente arrebatándole la camisa con suavidad.


KAI
Cada segundo que pasaba me sentía peor, me dolía el pecho, en mi mente sólo veía a Saya… Saya… Saya… claro, no podía estar con otra mujer, no me sentía mejor al estar con Génesis porque sólo quería a Saya, por Génesis sólo estaba… fascinado.
La agarré de los hombros y la aparté bruscamente de mí.


GÉNESIS
Kai me apartó bruscamente… Le miré algo confusa.
-… es por la ninfa, ¿verdad?- Le pregunté sin mirarle. Me había rechazado, todo iba bien, le tenía… pero debe ser que el recuerdo de su mujer era mucho más fuerte que le deseo…

KAI
-Esa ninfa, es mi mujer. –me giré.
-Por cierto, lo siento, Génesis. –salí corriendo, quería pedirle perdón a Saya, ella era la que más había sufrido en todo esto y yo la quería, necesitaba decirla que la amaba, que la necesitaba. Atravesé el bosque en poco tiempo.
Corrí hasta la nave sin detenerme y pasé sin cerrar la compuerta al entrar. Me dirigí a la bodega, pero pasando por mi camarote vi a Saya, quise entrar, pero me quedé en la puerta cogiendo aire.
-Saya…


SAYA
Volví de dar un paseo y de ver como Kai se introducía en el bosque…
Me rendía, si, pero por una buena causa, así Kai sería feliz teniendo lo que quisiese.
Entré en su camarote a recoger mis pertenencias, no eran muchas, pero ya no tenía sentido que se quedaran allí.
Entré y me acerqué a la mesa, donde tenía la bolsa. La agarré y suspiré… Dejé de nuevo la bolsa en la mesa y me acerqué a la ventana, empezaba a anochecer y el cielo estaba anaranjado. Me senté en el poyete y cerré los ojos sintiendo el aire entrar por la ventana.
Escuché la voz de Kai al otro lado del camarote. Giré la cabeza y le miré. Estaba fatigado. Me levanté y le miré.
-Kai… ¿estás bien?- Pregunté al verle jadear, y tan apresurado.


KAI
Me acerqué a ella a paso ligero, la agarré de la cara y la besé con fuerza, casi con desesperación, separé mis labios y la abracé con fuerza.
-Lo siento, lo siento, Saya, lo siento muchísimo… Mi vida, sé que he hecho muy mal, sé que no merezco tu compasión, pero por favor… perdóname… -estaba totalmente desesperado, Saya no merecía que la hubiese sido infiel, no merecía nada malo por mi parte y yo había metido la pata hasta el fondo.
-Soy… lo peor que puedas encontrar, no puedo pasar un día sin cometer un error, pero… te necesito, te necesito conmigo, a mi lado, no soy nadie sin ti… por favor, perdóname.

SAYA
Me quedé congelada y sin saber que decir. Primero me besó, me abrazó y ahora me pedía disculpas…
-… Kai…- Sentí que mi corazón se iba a salir de mi pecho. Estaba paralizada, no sabía que decir… Me separé levemente y le miré con los ojos encharcados en lágrimas.

KAI
La cogí de la cara con mis pulgares bajo sus ojos por si derramaba las lágrimas que guardaba en sus ojos.
-Lo siento muchísimo… -apoyé la frente en la suya.
-Estoy tan arrepentido que… Dios, no sé qué hacer para que me perdones…

SAYA
Tragué saliva sin apartar la mirada de sus ojos.
-N-no tengo nada que perdonarte… - Dije casi en un susurro.
-No has hecho nada que tu no quisieras… yo solo lo he respetado…

KAI
-No, Saya, por favor, eso no… Yo no quería hacerte daño, es lo único que quiero en el mundo… me… me dejé llevar y la he fastidiado… necesito que me digas que me perdonas… o no podré seguir adelante… necesito tu perdón. –cerré los ojos con fuerza.

SAYA
Cerré los ojos y suspiré.
-Te perdono, Kai, aun que es una estupidez… sabes que siempre perdono lo que haces…- Le agarré de la cara para mirarle a los ojos.
-Te quiero tanto que soy capad de perdonarte el más grave de los error.

KAI
-De verdad estoy muy arrepentido, te juro por lo más sagrado que esto no volverá a pasar. –la besé, esta vez con desesperación, por un momento pensé que la perdería, y eso era algo que no estaba dispuesto a permitir. Esto había sido el peor error que cometería en mi vida.
-Te quiero. –dije entre besos.


SAYA
-Espero que sea la primera y la última, porque te aseguro que no me lo pensaré dos veces, te ataré a la pata de la cama y no te soltaré, lo juro.- Le abracé sin dejar de besarle.
-Te quiero Kai, no sabes cuanto.

KAI
No me separé de ella, seguí besándola y abrazándola, la amaba tanto que sabía con certeza que si algún día dejaba de quererme moriría por dentro. Ella había sufrido tanto por mi culpa… eso pasaba queriendo yo si felicidad, ¿qué clase de persona era?
Nuestros labios se entrelazaban desesperados, como si vivir consistiese en ello, no me separaría de ella el resto del día, no soltaría sus labios ni su piel, no la dejaría moverse de mis brazos.
La cogí entre mis brazos y la tumbé sobre mi cama. Pasamos el resto del día demostrando que verdaderamente me había perdonado y que yo la amaba, siempre.

KARA
Estaba ya haciéndose de noche y había dormido como un bebé, ahora estaba mucho mejor, quizá no era más que una gripe y se me pasaría en pocos días. Decidí ir a hacer una visita a Neo, debía estar en la sala de mandos, de modo que me puse las zapatillas y salí del camarote.
Aunque estuviese mejor, seguía teniendo cara de zombie, pero al fin y al cabo, mejor.
Atravesé los pasillos hasta llegar al puesto de mandos, donde estaba Neo, aburrido como una ostra.
-Hola, gordo. –dije entrando con una sonrisa.

NEO
Estaba en la sala de mandos cuando entró Kara, tenía mejor aspecto.
-Hola, nena.- La miré y me giré en la silla, la señalé mis piernas.
-Ven aquí, preciosa.


KARA
Sonreí y me acerqué hasta él para sentarme sobre sus piernas.
-He dormido bastante bien, estoy mejor que antes. –sonreí de nuevo.
-A lo mejor me estoy recuperando sola, quizá sólo es una gripe un poco fuerte.

NEO
Sonreí y la miré.
-Estás preciosa, mi niña.- La besé en los labios de forma cariñosa.
-Te recuperaras, ya lo verás, con mucho cariño y besitos de tu Neo, que es la mejor medicina.

KARA
Sonreí, este hombre era un enorme osito de peluche. Le abracé por el cuello.
-Por supuesto que es mejor que cualquier medicina. –apoyé la cabeza en su hombro.
-Parezco una niña con su papi. –me reí y jugueteé con su pelo, se estaba mejor en sus piernas que en la cama.

NEO
Sonreí y la miré.
-Si, tu papi…- Me reí levemente acariciándola la cabeza.
-¿Te apetece hacer algo? No sé, lo que tú quieras, cielo.


KARA
Le miré.
-Mmm, me apetece cenar contigo, a solas. –dije mirándole directamente a los ojos con una sonrisa.

NEO
Sonreí y asentí.
-Dime, que te apetece cenar y lo prepararé, aunque no sepa cocinar.- Me reí.
-Pero por ti aprendo lo que sea.


KARA
Sonreí.
-No tienes por qué hacerlo, puedo cocinar yo. –me levanté.
-Aunque bueno, si tantas ganas tienes puedo guiarte en lo que debes hacer. –dije tirando de su mano para que se levantase.

NEO
-Muy bien, guíame.- Me levanté y fui a la cocina. Me puse detrás de ella pasando mis manos por su cintura, la besé en el cuello mientras entrábamos a la cocina.

KARA
No quise pedirle que cocinase nada exagerado, así que le enseñé a hacer una tortilla de patata que no tardamos mucho en hacer. Como le dejé cocinarla y el pobre no tenía ni idea de darle la vuelta se rompió, pero el sabor era prácticamente igual que si la hubiese hecho yo.
No era una cena romántica como en las películas, pero para mí era mucho mejor.
-Para ser la primera vez que cocinas nadie ha salido herido ni hemos tenido que ir al baño… -me reí.
-La primera tortilla que hice se quemó por ambos lados.

NEO
-Vaya, y yo que pensaba que eras una experta, pero aún así también tuviste un fallo la primera vez que cocinaste…- Sonreí.
-Es muy normal, las primeras veces no siempre son como uno quiere.- Dejé el tenedor en el plato cuando acabé la tortilla.
-Bueno, algún día te prepararé una cena de verdad, me pondré guapo para ti y después de cenar nos iremos a bailar por ahí.


KARA
-Oh, eso suena bien. –dije sonriendo mientras recogía los platos.
-Aunque he de decirte que la primera vez que cociné tenía siete años… -me reí echando los platos en el fregadero.

NEO
Me levanté y la ayudé a recoger la mesa.
-¿Tan pequeña?- La miré extrañado.
-¿Y tu madre o tu padre? No veo bien que una niña tan pequeña se tuviese que encargar de cocinar.


KARA
-Tranquilo, fui yo la que pidió aprender. Mi madre estaba enferma y mi padre era un desastre en la cocina, de modo que quise aprender a cocinar mientras mi hermana aprendía a cuidar de la casa y de mi hermano. –comencé a limpiar los platos.
-Cuando murió mi madre nos intercambiamos papeles, yo la enseñé a cocinar y ella a mí a limpiar para ayudar a mi padre, aunque nunca llegué a cuidar a mi hermano. –me encogí de hombros.

NEO
Cogí un trapo y fui secando los platos que ella me entregaba ya fregados.
-Entiendo…- Suspiré y la miré dedicándola una sonrisa, no me apetecía ponerme triste en un momento como este.
-Muy bien, princesa, ¿que te apetece hacer cuando terminemos de limpiar? Yo estaba pensando en darme un baño de espuma, relajante e intimo.- Sonreí de nuevo.


KARA
Sonreí y le di un culetazo.
-Estoy hecha un asco por todas partes y lo único que quieres es verme desnuda, eres un caso. –le cogí del cinturón, le acerqué y le besé en la mejilla poniéndome de puntillas.
-¿Sabes que he soñado contigo?

NEO
La miré y alcé una de mis cejas.
-¿Ah si? ¿Y qué has soñado exactamente? – Pregunté agarrándola de la cintura y alzándola en brazos para que no tuviese que ponerse de puntillas para besarme.


KARA
-Pues… nada en especial, simplemente salías tú… Me besabas, y bueno… más o menos lo de siempre. –sonreí.
-Nada que pueda envidiarle la realidad. –le besé pasando mis brazos por sus hombros.

NEO
La agarré por la espalda para arrimarla a mí y tener más sujeción.
-Yo sueño contigo todas las noches, incluso por el día, cuando no duermo.- Sonreí frotando mi nariz con la suya suavemente.


KARA
Sonreí ampliamente y le besé de nuevo, acariciando sus labios suavemente con los míos mientras acariciaba el vello de su nuca.
-Eres un sueño hecho realidad, ¿lo sabías?

NEO
La volví a besar, esta vez con más energía pero sin pasarme, no quería forzar demasiado a Kara con su debilidad. Me separé sonriendo.
-Entonces qué, ¿te apetece darte un baño con papi?


KARA
-Siempre y cuando dejes de decir que eres mi papi, sino me haces pensar en ti como un señor con barba y greñas y no es agradable. –sonreí y me sequé las manos con un trapo.
-Estás más cariñoso de lo normal últimamente, ¿me estás siendo infiel? –me reí cuando vi su cara.

NEO
Puse los ojos en blanco cuando dijo le de la infidelidad.
-Soy cariñoso porque quiero serlo, pero solo lo soy contigo. Además, en estos momentos no estás para que te muestre mi lado salvaje, gatita.


KARA
Sonreí.
-Ya lo sé, tonto, sólo era para picarte, más te vale no serme infiel, vamos, te corto los huevos. –me reí y salí de la cocina.

NEO
-Uy… muy bien, mensaje captado.- Dije llevándome una mano a mi entrepierna. Sonreí y salí detrás de ella.

JIM
Me dispuse a arreglar la compuerta, por alguna razón no cerraba bien y era mejor no dejarlo para después. Erika estaba algo tristona por lo sucedido con Kai y Saya, pero más que eso estaba muy cabreada, así que dejé que estuviese sola con su mala hostia, no quería que se pusiese de peor humor.


ERIKA
Me acosté nada más terminar de cenar, no me apetecía verle la cara a nadie después de lo que vi en el bosque. Estaba muy cabreada y no era plan de ponerme a romper platos ni a estrellar vasos en la cabeza de nadie…
Me metí en mi cuarto y me acosté, mañana sería otro horroroso día y quería sentirme al menos descansada.


KAI
Estaba tumbado sobre la cama boca arriba, con Saya desnuda sobre mí, y sobre ella una sábana. Estaba reflexionando sobre el puñetazo que me había propinado Saya minutos después de acostarnos.
-Oye Saya, ¿antes me has pegado por venganza? –me llevé la mano a la mejilla dolorida.
-Has dado con ganas.

SAYA
Le miré y sin poder aguantarme, empecé a reírme, me tumbé a su lado boca arriba sin dejar de reírme.
-Lo-lo siento…- Me tapé con la sabana y le miré con las palmas de mis manos juntas como si estuviese rezando.
-Perdón.


KAI
La miré como si la estuviese condenando a muerte.
-Pero bueno, ¿cuándo te has vuelto tan salvaje? –sonreí y la hice cosquillas.
-Me has asestado con todas tus fuerzas, que no eres de goma, que tienes un izquierdazo muy duro… -no la dejé aunque me rogara que parase.

SAYA
Me hizo cosquillas, solté un grito y empecé a reírme de nuevo.
-No… Kai… para.- Dije entre risas.
-¡No seas malo!- Intenté apartarle las manos.
-Quieto, o te arrepentirás…- Me reía con ganas. Me incorporé y me senté encima de él inmovilizándole las muñecas sin hacerle daño.
-Quieto…- Sonreí y le miré.
-Para que te enteres, yo siempre he sido muy salvaje y calenturienta, grrrrrr.


KAI
-Uhh… eso ha sonado muy mal, pequeña, además, ¿desde cuando eres un perro? ¿Grr? Por favor, seriedad, que estás intentando acorralarme. –ejercí fuerza con el cuerpo y conseguí sentarme con ella encima y sus manos en mis muñecas, la mordí el cuello haciéndola de rabiar.

SAYA
Me mordió el cuello, sonreí cerrando los ojos.
-Si crees que eso me va a enrabietar estás muy equivocado, lo único que consigues es poner más cachonda.- Me reí juguetona soltando sus muñecas, le agarré del pelo de la nuca con suavidad haciendo que levantara la cabeza, me incliné y le mordí en la clavícula tirando de la piel suavemente.


KAI
-Con que cachonda, eh… -me quejé cuando me mordió.
-Me vas a afeitar con los dientes, cachonda. –me reí y la tumbé agarrándola de los muslos.
-Eres muy bruta a veces. –la besé.

SAYA
Le agarré de la nuca cuando me besó.
-Una cosa, amor, yo parezco un perro pero tú ya lo eres sobretodo cuando jadeas, solo te falta sacar la lengua porque el rabo ya lo meneas.- Me reí por la cara que puso.

KAI
La asqueé.
-Pero que brusca eres, te vas a enterar. –la empecé a hacer cosquillas de nuevo, gritaba diciendo que parase.
-¿Qué? No te oigo, es que soy un perro, quiero jugar.

SAYA
Me reí cuando empezó ha hacerme cosquillas.
-Kai… para por favor.- Me tumbé boca abajo para que no pudiese hacerme cosquillas en la tripa.
-Vamos perrito, ve a por el palito.


KAI
-Ja-ja, ¿sabes? Deberías ser humorista. –la agarré del culo mientras la mordía el cuello bajo la sábana, esta iba a enterarse de lo que era llamarme perro.
-Ahora me portaré mal contigo.

SAYA
Sonreí cuando me agarró del culo.
-Eso es, ahí…mmm… que gustito.- Le miré de reojo.
-Hazme un masaje, anda.- Cerré los ojos apoyando la cabeza en la almohada.


KAI
Puse los ojos en blanco, a veces esta mujer tenía unas salidas muy raras. Pues nada, las manos al pan. Me coloqué a un lado y empecé a hacerla un masaje, qué morro le echaba a veces a la situación.

SAYA
Sonreí mordiéndome el labio inferior.
-Mmm… que bien se está…- Le miré de reojo.
-No sabía que fueras tan bueno con las manos y los masajes, normalmente soy yo la que te los hace.


KAI
-Bueno, supongo que he aprendido de ti, después de todo intento que seas feliz, aunque cometa muchos errores… -seguí con el masaje con cuidado de no apretar en los puntos débiles.

SAYA
Me giré cuando dijo aquello, le miré posando mi dedo índice en sus labios.
-No digas esas cosas, son tonterías ¿de acuerdo?- Aparté el dedo.
-Date la vuelta, deja que te de un masaje yo a ti.


KAI
Sonreí y obedecí. Aún no me sentía a gusto conmigo mismo por dentro, pero no le amargaría el día a Saya con mis caras tristes. Agradecía que me hiciese un masaje, siempre me relajaba muchísimo.

SAYA
Me incorporé tapándome el torso con las sábanas. Me senté a su lado y posé mis manos sobre sus hombros, empecé a masajear suavemente. Fruncí el ceño levemente.
-Dios, Kai, estás lleno de nudos.- Tenía la espalda tensa, los omoplatos contraídos y los músculos de la espalda como piedras. Kai siempre ha sido un hombre bastante musculoso, pero lo que tenía en la espalda era demasiado.
Noté que estaba algo afligido, suspiré y sonreí.
-¿Sabes que voy ha hacer en tu próximo cumpleaños? Me pondré para ti, cuero negro, lencería roja y me pintaré los labios de carmín.


KAI
Abrí los ojos asombrado.
-Guao, ¿y me harás un Streep tease para mí solito? Eso me gustaría mucho. –volví a cerrar los ojos, se estaba muy a gusto así.
-Mi cumpleaños es en un par de meses, pero el tuyo está antes, ¿querrías tú también un Streep tease? –la miré de reojo.

SAYA
Me reí levemente masajeándole la espalda.
-No te veo capaz de hacerme un Streep tease, así que, no, me conformo con una noche loca de sexo desenfrenado.- Sonreí bajando las manos a los riñones.

KAI
-Me parece un trato razonable. –me estaba aliviando casi del todo.
-Un poco más a la derecha… un poco más… ya, ya estoy en el cielo… -ronroneé como un gato mientras me masajeaba la espalda.

SAYA
Sonreí y me incliné hacia delante rozando su oreja con mis labios.
-¿Quiere mi señor que le masajee alguna otra parte?- Le pregunte casi en un susurro con un toque de sensualidad.


KAI
Sonreí y la abracé hasta colocarla encima de mí, la abracé por la cintura y empecé a besarla.

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