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viernes, 28 de mayo de 2010

Capitulo- XCIV- UNA VELADA POCO ROMÁNTICA…

KAI
Después de abrigarnos los dos, salimos a los jardines del castillo, donde el suelo estaba totalmente nevado. Nos pusimos botas para andar sin complicaciones y abrí la puerta principal.
Esbocé media sonrisa ofreciéndole mi brazo a Saya para que se agarrase, y una vez lo hizo, comenzamos a caminar hacia el laberinto de setos que había en la parte posterior del castillo.
-Vamos a perdernos un rato.


SAYA
Agarré el brazo de Kai y sonreí caminando a su lado recorriendo el laberinto nevado.
Pude ver a Kai Jr. a lo lejos en el establo junto a un hombre rubio.
-¿Ese es el nuevo mozo de los caballos?- Pregunté señalándolo con la barbilla.
Desde mi posición no le veía muy bien, pero no estaba mal.


KAI
Miré al nuevo mozo, que estaba adaptándose a su puesto de trabajo.
-Sí, es… Carlos, creo, no me he fijado mucho en su nombre. Es un Piro, no sé por qué ha venido de tan lejos para trabajar aquí. –se montó en uno de los caballos a pelo, si era bueno no le pasaría nada, pero se iba a romper en dos mitades si no lo era.
-Parece que se quiere lucir delante del niño.



SAYA
Sonreí y le miré mientras se montaba encima del caballo.
-Parece que a Kai le cae muy bien.- Miré a Kai de reojo y sonreí.
-Es muy mono, y eso que no le veo bien desde aquí.- Solté una risotada y miré a Kai agarrándome más a su brazo y apoyando la mejilla colorada por el frío sobre su hombro.


KAI
Alcé las cejas.
-¿Intentas ponerme celoso diciendo que ese chaval es mono? Anda ya. –la puse la capucha del abrigo hasta cubrir sus ojos.
El tal Mario empezó a trotar con el caballo por las pistas de equitación cubiertas de nieve, a Kai parecía llamarle la atención.
Negué con la cabeza.
-Si quieres a un egocéntrico ya me tienes a mí.


SAYA
Me reí y me retiré la capucha dándole un golpe en el hombro sin fuerza.
-No intento ponerte celoso, tontorrón. Solo he dicho que me parece mono, nada más.- Le di un beso en la mejilla y seguí caminando tirando de él.
-Vamos, egocéntrico.- Sonreí mordiéndome el labio.
-Estamos en un laberinto, ¿no? Pues a ver si me encuentras.- Le solté y caminé desviándome por un camino distinto al que íbamos. Sonreí y miré a Kai de reojo.


KAI
Alcé las cejas. Conocía ese laberinto como la palma de mi mano, cuando mi padre no estaba en casa, jugaba con mi madre y mi hermana al escondite, si ella se desviaba acabaría encontrándola de cualquier manera. Esbocé media sonrisa siguiéndola, ya estaba trazando en mi mente el camino a seguir según donde torciera la próxima vez.
-Ya puedes correr si quieres perderme de vista.



SAYA
Le miré y suspiré.
-Ohm, claro, supongo que te sabes todo el laberinto, sería una tontería intentar despistarte.- Caminé delante de él arrancando una hojita del la pared del laberinto.
Kai se conocía el laberinto y los jardines como la palma de su mano, cosa que le quitaba toda la magia…


KAI
Suspiré y alcé la mirada cuando giramos la esquina. Fruncí el ceño y miré hacia atrás. Debía haber un camino a la izquierda, pero… no lo había…
-Ehm… -retrocedí sobre mis pasos.
-Llámame “memoria pez”, pero creo que desde los siete años se me ha desviado la coordinación. –volví a mirar, intentando recordar qué camino era ese.
Me rasqué la nuca.
-Ahora lo recuerdo… lo cambiaron por este mismo problema… -carraspeé mirando al frente.
Sonreí.
-Nos… hemos perdido.



SAYA
Miré a Kai y me encogí de hombros.
-Genial, pues nada, entonces sigamos.- Me giré y miré hacia delante. Seguí caminando sin darle mucha importancia.
-Sigamos hacia delante y punto, ya encontraremos el camino.- Como dije, seguí caminando siguiendo los pasillos del laberinto.


KAI
La miré mientras caminaba, pasando de lo que la había dicho.
-Pensaba que querías que nos perdiésemos… Que sería más… divertido. –me acerqué abrazándola por la cintura y la besé en la mejilla.
-Y si recuerdo el camino, me pondré a dar vueltas como un pato mareado para perderme, y a poder ser, quedarme por aquí perdido y que tengas que venir a buscarme. –la miré alzando las cejas.
-¿Me voy yo y tú me buscas?



SAYA
Le miré y alcé una de mis cejas.
-Pensaba que te sabías el camino, es lo que intentado hacer yo hace un par de minutos…- Suspiré y asentí.
-Está bien… tu te vas y yo te busco…- Bajé la mirada al suelo y esperé a que se marcharse para ir a buscarle.


KAI
-Ah, ah, eso es trampa. –la puse de nuevo la capucha.
-“Que pesadito eres con la capuchita” –dije imitando su voz y la di un par de vueltas.
-Así es más divertido, ¿o no? –esbocé media sonrisa y miré el suelo, las huellas en la nieve eran lo más delatador, pero por suerte mucha gente había pasado a lo largo del día por ahí, no distinguiría las mías.
Eché a andar deprisa y me metí por uno de los pasillos.



SAYA
Puse los ojos en blanco cuando me puso la capucha. Suspiré y cuando me dio un par de vueltas.
-¿Esto qué es, la gallinita ciega?- Esperé un par de segundos y me retiré la capucha. Estaba sola en el pasillo. Kai se había marchado para esconderse. Sonreí y negué con la cabeza y empecé a andar por el pasillo torciendo hacia la derecha. Kai jugaba con ventaja, se sabía el laberinto mientras que yo no me sabía nada de nada.


KAI
Me paré frente a un pasillo sin salida, con tanta tontería me había perdido de verdad…
-Ahí va… -miré hacia atrás y volví sobre mis pasos para meterme en otro pasillo, la memoria me fallaba de verdad. Oí los pasos de Saya en la nieve, así que me moví deprisa por el lado contrario, quizá un pasillo paralelo, se oían mis pasos.



SAYA
Seguí caminando apareciendo en otros pasillos iguales que los que había dejado atrás. No encontraba a Kai pero disfrutaba del paisaje y de la nieve.
Escuché unos pasos, serían los de Kai, no había nadie más por ahí… o ese pensaba yo.
Giré una esquina y pude vislumbrar la silueta de Kai. Sonreí y suspiré.
-Uy, creo que te he visto.


KAI
Me escondí detrás de un seto cuando oí la voz de Saya, me había pillado. Sonreí y me fui moviendo poco a poco más lejos.
Podía diferenciar las huellas de Saya en el suelo, conocía sus botas, pero era ella la que me perseguía a mí, y, al menos eso nos serviría para salir más tarde si es que no encontraba la salida. Entonces oí unos cascos contra la nieve. Miré al final del pasillo y vi uno de los caballos de la cuadra llegar corriendo, pasó de largo pasando justo por delante de Saya cuando entraba en mi pasillo.
Miré uno de los anexos que salían y corrí hacia allí aprovechando la confusión.



SAYA
Seguí caminando por el pasillo que había visto a Kai, pero en vez de encontrarme con Kai me topé con un caballo que se me echaba encima. Iba sin jinete y sin riendas, así que seguro que se había escapado de las cuadras.
Abrí los ojos ampliamente y caí al suelo de espaldas cuando el caballo se encabritó alzándose sobre sus patas traseras. Retrocedí hasta que mi espalda dio contra la pared del laberinto. El caballo relinchó agitando sus patas delanteras, me cubrí la cabeza cuando una de sus pezuñas pasó tan cerca de mi cara.
-¡Joder!- Grité intentando moverme hacia aun lado, pero el caballo estaba muy nervioso y no paraba de agitarse.



KAI
Abrí los ojos ampliamente cuando oí al caballo relinchar. Fruncí el ceño y salí de mi escondite para ir a parar al caballo, ya que estaba encima de Saya, prácticamente.
-¡Sa…! –tuve que frenarme, porque vi una melena rubia pasar por delante de mí, era el chaval de las cuadras.
Corrió detrás del caballo.



DAVID
Uno de los caballos nuevos, que aún no estaban amansados, se me escapó de las manos cuando intentaba colocarle las riendas, adentrándose dentro de un laberinto de setos situado cerca del establo.
-¡Eh! –el caballo era salvaje y corría muy deprisa, me iba a costar alcanzarle, pero no podía dejar que mi primer día de trabajo empezase así.
Corrí por los pasillos del laberinto, siguiendo al semental desde unos metros más atrás, si lo perdía de vista podía seguir sus huellas en la nieve, suerte.
Cuando vi que frenaba, se desbocó y empezó a relinchar, había encontrado algo que le había alarmado. Corrí hacia allí, aunque casi chocándome con el rey, que salió de la nada. Llegué hasta el caballo y me puse delante de él.
-¡Para, para, pequeño, para! –moví los brazos intentando calmarle. Poco a poco dejó de agitar sus patas y se desvió del camino. Cogí la cuerda que llevaba atada al pantalón y se la até al cuello y, aunque reaccionó algo nervioso, se mantuvo más bien quieto.
Suspiré y miré a lo que le había alterado, era una mujer… No… una… parecía una ninfa, era tan guapa y…
-¡Oh, lo siento, lo siento mucho! –me acerqué ayudando a la chica a levantarse.
-Perdona, se me ha escapado el caballo, no pensé que fuese tan bravo. –la miré por si la había herido.
-¿Estás bien? –el rey se acercó por detrás.



SAYA
De repente el caballo se amansó y pude escuchar la voz de un hombre que incitaba al animal a calmarse. Abrí los ojos y vi que era el nuevo mozo de los caballos. Tragué saliva y me levanté con su ayuda. Las piernas me temblaban y el corazón me iba a mil por hora. Tuve que agarrarme al chico para evitar caerme.
Odiaba a esos animales, los odiaba con todas mis fuerzas…
-S-si… estoy bien…


DAVID
Suspiré aliviado.
-Menos mal, ya pensaba que iba a perder mi empleo el primer día por impertinente… -esbocé media sonrisa y la miré de nuevo.
-Vaya, estás temblando, ¿en serio estás bien?


KAI
Me acerqué a Saya, el caballo la había atacado y se había asustado mucho, estaba temblando.
-Saya, ¿no te ha hecho nada? –me acerqué y la cogí de la barbilla para mirarla, por suerte no había llegado a tocarla.
Suspiré y tiré levemente de ella abrazándola.



DAVID
Miré cómo el rey abrazaba a aquella chica y… oh, mierda, el caballo había atacado a la reina.
-So… sois vos… -negué con la cabeza inclinando mi cabeza.
-Lo siento, lo siento muchísimo, majestad, de verdad. Os prometo que haré lo que esté en mi mano para compensaros por el incidente…


SAYA
Miré al chico cuando inclinó la cabeza. Negué enérgicamente y le miré de nuevo.
-N-no… tranquilo, estoy bien, no hace falta que hagas nada… ha sido un accidente…- Asentí y miré al caballo, al menos se había calmado. Cerré los ojos suspirando pesadamente y apoyé la frente en el pecho de Kai.


DAVID
Carraspeé para aclararme la voz, menuda metedura de pata… El rey me miró con cara de malas pulgas, bajé la mirada al suelo.
-Yo… llevaré el caballo a la cuadra. –me acerqué al caballo y agarré las riendas con firmeza.
-Yo… de verdad lo siento… -suspiré y busqué las huellas del caballo en el suelo, que eran un poco difíciles de encontrar entre tanta marca, y empecé a seguirlas. La reina… Joder…



KAI
Suspiré acariciando el pelo de Saya intentando que se calmase, se había llevado un buen susto. La abracé contra mi pecho y la besé en la cabeza con suavidad.
-¿Estás mejor? ¿Quieres que volvamos ya o prefieres seguir paseando para despejarte un poco más? –la miré a los ojos.



SAYA
Miré a Kai y negué.
-Nada de paseos, al menos cerca del establo. Creo que me volveré a casa…- Le miré de nuevo y respiré más tranquila… había visto la pezuña de ese animal tan cerca de mí, casi rozándome…
-Ohm… antes de que se me olvide… te pillé.- Solté una risotada y volví a apoyar la frente en el peco de Kai.



KAI
Sonreí abrazándola.
-Parece que he perdido entonces… -la besé en la sien rodeando sus hombros con mi brazo.
-Tendré que tener unas palabras con el nuevo empleado, no ha empezado con buen pie… -suspiré mirando al suelo, siguiendo las huellas del caballo.



SAYA
Miré a Kai y negué.
-No… no le eches la bronca, Kai, un error lo comete cualquiera. Ha sido un accidente y estoy bien…- Me miré por si acaso tenía alguna herida.
-Si… estoy bien.- Miré a Kai de nuevo y sonreí levemente.
-No creo que una bronca le venga muy bien y más siendo su primer día. Además, tengo que agradecerle que haya llegado a tiempo y calmado al animal.


KAI
Suspiré.
-Sí, te ha salvado de salir herida, pero si hubiese tenido cuidado con el caballo no habría tenido que hacerlo… -bajé los hombros suspirando.
-Está bien, no le diré nada, pero espero que no siga esta dinámica siempre. –la miré.
-No me gustaría que no pudieses ni salir al jardín por culpa de los caballos.



SAYA
Solté una risotada nerviosa y me agarré a su brazo.
-Eso no hace falta ni que lo digas, no pienso salir más al jardín… si antes odiaba a los caballos, ahora ya ni te cuento…- Suspiré y negué.
-¿Vamos a casa? O me voy yo si tú quieres quedarte por aquí…


KAI
Negué con la cabeza.
-Tranquila, me quedo contigo. Ya que se ha estropeado el paseo, debo recompensarte de alguna manera, ¿no? Supongo que podría llevarte a cenar o cosas de esas que hacen las parejas normales… -solté una risotada.



SAYA
Le miré y alcé las cejas.
-¿Cenar? ¿Tú y yo? ¿Fuera del castillo?- Solté una risotada.
-Vale, creo que ya tengo bastante por hoy como para que me gastes una broma. Te he pillado.- Negué con la cabeza y seguí caminando para salir del laberinto… aun que… la idea de Kai me hubiese gustado.


KAI
Fruncí el ceño.
-Saya… -solté una risotada.
-Te lo estoy diciendo en serio. Quiero compensarte, y además, nunca te he llevado a cenar, creo que te lo mereces. Podemos cenar donde queramos, sólo tienes que vestirte y vamos donde tú quieras. –asentí.
-De verdad.


SAYA
Le miré y alcé las cejas.
-¿En-en serio?- Parpadeé un par de veces y carraspeé. No me lo podía creer, Kai quería salir a cenar conmigo fuera del palacio.
Sonreí y asentí.
-Me parece bien.


KAI
Sonreí.
-Entonces decidido, esta noche nos vamos tú y yo a cenar, y después, nena, lo que surja. –solté una risotada y la besé en los labios.
-Y tal y como estás… surgirá. –esbocé media sonrisa y la volví a besar, haciendo que se inclinase levemente hacia atrás.
-Verás como no te arrepientes.



SAYA
Alcé las cejas y posé mis manos en su pecho apartándolo levemente.
-Espera, ¿cómo que “y tal y como estás, surgirá”? ¿A qué te refieres con eso? ¿Me estás llamando salida?- Le miré indignada y cruzándome de brazos.
A ver si se pensaba que como me había insinuado un poco ya era una salida.


KAI
-Eh… -me rasqué la nuca.
-Saya, no te he llamado salida. Cuando he dicho “y tal y como estás” me refería a “tal y como estás de buena”, no sé si lo has captado es la miradita que te he echado. –me encogí de hombros.
La abracé por la cintura.
-Si sabes que el salido de los dos soy yo.



SAYA
-Ohm…- Me puse algo roja, había metido la pata y encima Kai me decía que estaba “buena”.
Le miré y esbocé media sonrisa.
-Si es que, da igual que sean reyes o campesinos, los hombres seréis siempre igual de salidos.- Puse los ojos en blanco y me separé para salir finalmente del laberinto.



KAI
Alcé las cejas y negué con la cabeza siguiéndola.
-Eso es un estereotipo, que lo sepas, no todos somos unos salidos. –entramos al castillo y me quité el abrigo, esperaba que Kai estuviese bien y no le hubiese pasado nada con los caballos…
Suspiré y cogí a Saya de la cintura cuando se quitó el abrigo.
-¿A dónde desea la reina ir a cenar esta noche? –la besé en el cuello.



SAYA
Me quité el abrigo dejándolo colgado en el perchero de la entrada junto al de Kai.
Sonreí y me encogí de hombros.
-Pues… no sé… tú eres el que más conoce tú propio reino… yo no tengo ni idea de que sitios hay por aquí.- Le miré de reojo y me encogí de hombros de nuevo.
-¿Qué… sugieres tú?


KAI
Suspiré mirándola.
-Pues… Hay un restaurante que me llamó la atención cuando pasamos por allí, como a ti te gusta de todo supongo que no te desagradará. –la besé en el hombro.
-Si yo lo que quiero es verte con uno de esos preciosos vestidos de tu armario. –la volví a besar en el cuello.


SAYA
Solté una risotada y puse los ojos en blanco.
-Como no…- Negué con la cabeza sonriendo y suspiré.
-Pues nada, será mejor que suba y mire en mi armario que vestido ponerme para alegrarte la vista.- Me separé y me dirigí hacia las escaleras para subir al cuarto.
Era la primera vez salía con Kai como si fuésemos una pareja normal… ¿tendría fiebre?



KAI
Sonreí y suspiré. Aún tenía que esperar a la noche para verla con el vestido, pero… podía esperar.
Me llevé la mano a la nuca y me dirigí a mi despacho para adelantar algo de papeleo. Pensé en Max, en cuanto llegase con las chicas debía hablar con él sobre lo que había dicho.


JIMMY
Había pasado la mañana junto a los sabios. Me enseñaron la sede y mi despacho… tenía despacho, jo, que nivel.
Ánima había estado sola todo ese tiempo y eso me hizo pensar en algo.
Así que, nada más salir, me dirigí a toda prisa al cuarto para hablar con Ánima. Me sentía ilusionado y emocionado.
Abrí la puerta del cuarto y sonreí cerrando después.
-¿Ánima?


ÁNIMA
Estaba sentada junto a la ventana de la habitación leyendo un libro que me pareció curioso de la biblioteca del castillo, entonces llegó Jimmy.
Sonreí.
-Vaya, ya has vuelto. –cerré el libro dejando la hoja marcada por un marca páginas y me levanté.

-Buenos días.


JIMMY
Me acerqué y sonreí.
-Hola.- La besé en la frente y miré el libro que estaba leyendo.
-¿Qué lees?- Me senté en la cama haciendo que se sentase encima de mis piernas. Rodeé su cintura con mis brazos y cogí el libro leyendo el título.
-Debes de haberte aburrido mucho sin mi ¿no? Porque yo no he hecho otra cosa que pensar en ti toda la mañana.


ÁNIMA
Sonreí y acaricié su barbilla con mis dedos.
-La verdad es que aquí sin ti sí que es un poco aburrido. No conozco a nadie más que Kai, Saya y Kai Jr. y los tres están ocupados todo el tiempo, así que estoy casi todo el tiempo sola si tú no estás. –le besé en los labios con ternura.
-Sin ti no soy nada. –sonreí.



JIMMY
Sonreí y la miré.
-Pues como te he dejado sola, esta noche tengo una sorpresa para ti, para compensártelo.- La besé en la mejilla con suavidad varias veces.
-¿Qué te parece si vamos a cenar tú y yo solitos esta noche?- Sonreí mordiéndome el labio mientras la acariciaba una de sus piernas con suavidad.


ÁNIMA
Sonreí y cerré los ojos mientras me besaba.
-Me encantaría, aunque… ¿Te refieres a la ciudad? ¿En… sociedad? –coloqué un mechón de mi pelo tras mi oreja.
-Bueno, supongo que no tengo de qué preocuparme si nadie descubre quién soy, además… tú me proteges, ¿verdad? –sonreí.


JIMMY
Sonreí y seguí dándola besos por la mejilla y fui bajando lentamente por su cuello.
-Bueno, por eso no te preocupes, donde vamos es un sitio muy solitario. Como he dicho tú y yo solos.- La miré y esbocé media sonrisa.
-He reservado la mejor mesa de todo el reino y con muy buenas vistas.


ÁNIMA
Sonreí ampliamente.
-No sé qué es lo que tramas, pero eres un cielo. –le cogí de las mejillas y le besé en los labios, acariciándolos.
-Te quiero. –le volví a besar rodeando su cuello con mis brazos y acariciando su pelo rubio.



JIMMY
Posé mis manos tras su espalda siguiendo su beso.
-Yo también te quiero.- Sonreí y la besé de nuevo tumbándome y colocándola encima de mí.
-Ponte algo bonito, ¿eh? Aún que, con que te pongas un vestidito me vale, cualquier cosa quedará perfecto en ti.- Sonreí y la besé suavemente en el cuello.



ÁNIMA
Sonreí.
-Lo único malo… es que yo no tengo vestidos… -le miré.
-Voy a tener que pedirlo por aquí a alguien… En un castillo supongo que habrá muchos vestidos. –sonreí.
-Quiero ponerme guapa para ti. –dije pasando mi dedo por su nuez, bastante pronunciada.



JIMMY
La miré y me reí.
-Bueno, eso no tienen ningún problema.- Me levanté y miré el reloj.
-¿Quieres que vayamos de compras?- Alcé las cejas y asentí.
-Nunca he ido de comprar y no sé tú ¿Te apetece?- La cogí en brazos y sonreí ampliamente.
-Yo te ayudaré a elegir un vestido y lo que quieras.


ÁNIMA
Sonreí de nuevo.
-Bueno… nunca he ido de compras… compras. Y sí, me encantará ir a comprar un vestido contigo, así sé cuál te gusta, y te pediría que fueses más objetivo en vez de ser tan pelota… -esbocé media sonrisa y me levanté.
-¿Entonces qué? ¿Nos vamos? –pregunté yendo a buscar un abrigo bien cálido al armario.



JIMMY
Asentí y me quité la túnica blanca de los sabios. Me puse una camiseta de manga corta y después encima una sudadera gordita. Cogí mi abrigo y me lo puse encima.
-Venga.- La agarré de la mano y tiré de ella saliendo del cuarto.
Sonreí y la besé en la mano.



ÁNIMA
Sonreí de nuevo, no paraba de hacer cosas que llegaban a sonrojarme, era un chico fantástico, y era mío, era yo la que me iba a casar con él… Suspiré y le seguí cogida de su mano. Me pegué totalmente a él cuando salimos del castillo, hacía mucho frío y estaba mucho mejor a su lado.



JIMMY
Llevé a Ánima a una gran tienda que había en el centro. Era muy grande y había de todo. Por suerte hacía calorcito allí dentro.
-Vaya, que grande es esto, ¿no?- Miré a Ánima y sonreí.
-Pues nada, tú dirás.- La señalé con la barbilla unas estanterías llenas de ropa de mujer.
-Yo te sigo.


ÁNIMA
Suspiré mirando a todas partes, había mucha ropa, sólo había visto tanta ropa en los armarios de algunas mujeres con las que había llegado a hospedarme, pero… no llegaban a esto.
-Vaya… -no solté la mano de Jimmy mientras miraba por encima los vestidos. Me paré frente a uno de color lila que me llamó la atención. Lo miré y lo cogí para verlo bien.


JIMMY
Seguí a Ánima y la miré cuando cogió un vestido que llamó su atención.
-Coge los que más te gustan y te los pruebas.- Miré hacia el fondo de la tienda.
-Allí estas los probadores.- La besé en la mejilla y sonreí.
-Vamos, no te cortes, mira cuanto quieras y lo que te guste lo coges.


ÁNIMA
Sonreí y le besé en la mejilla. Sujeté el vestido entre mis brazos y me dirigí a los probadores para ponérmelo.
Me dio un poco de reparo, pero me miré en el espejo cuando lo tuve puesto y no me quedaba tan mal…
Salí para que Jimmy pudiese verlo.
-¿Te… gusta?



JIMMY
Esperé a que Ánima saliese de los probadores. Me apoyé en la pared y la miré cuando salió ya vestida.
La miré y abrí los ojos ampliamente repasándola con los ojos de arriba abajo.
-Dios… quiero decir…- Carraspeé y me froté la nuca.
-Estás preciosa…- Esbocé media sonrisa. ¿Preciosa? Estaba deslumbrante, hermosa… Dios, que buenorra…


ÁNIMA
Sonreí bajando la mirada, colorada, cómo no.
-Vaya… gracias. –le miré y después miré el vestido.
-Bueno… no creo que sea nada del otro mundo, pero… si a ti te gusta, creo que cogeré este, al menos para esta noche. –asentí sonriendo y volví a entrar al probador para volver a cambiarme.



JIMMY
Esbocé media sonrisa y miré a mí alrededor asegurándome de que nadie nos miraba. Me metí dentro de los probadores y asomé la cabeza en el probador en el que estaba Ánima justo bajándose el vestido.
-Guao… así me gustas más.


ÁNIMA
Exclamé tapándome cuando vi la cabeza de Jimmy asomar detrás de la cortina del probador.
-¡Jimmy! –suspiré aliviada.
-Eres un idiota. –sonreí mirando fuera y tiré de él para que entrase conmigo. Me di la vuelta.
-¿Terminas de desabrochármelo? Es que no llego… -esbocé media sonrisa.



JIMMY
Esbocé media sonrisa y cerré la cortina de manera que no se viese nada desde fuera.
-Claro.- Agarré la cremallera del vestido y terminé de bajársela lentamente. Acaricié su espalda desnuda con la yema de mis dedos dejando caer el vestido al suelo. Seguí bajando las manos hasta la tira de su braguita y finalmente hasta sus cachetes, los cuales agarré juntando su espalda a mi pecho. La besé por el cuello dándola pequeños mordiscos suaves.
Acerqué mis labios a su oído y sonreí.
-¿Sabes que me haces perder la cabeza?- Susurré posando una de mis manos sobre el espejo del probador llevando mi otra mano hasta posarla sobre su vientre desnudo.



ÁNIMA
Cerré los ojos sintiendo cómo mi piel se alarmaba ante las caricias de Jimmy.
-No hace falta que lo jures. –sonreí mordiéndome el labio. Giré la cabeza cerrando los ojos y posé mis labios en su barbilla.
-Aunque mantienes la postura mucho mejor que yo. –suspiré posando una de mis manos tras su nuca.



JIMMY
Me reí levemente y la mordí en el hombro con suavidad retirando el tirante de su sujetador.
-¿Sabes que los lugares estrechos me ponen mucho? Y más si estoy contigo tan apretado a tu cuerpazo.- Aparté su pelo hacia un lado y seguí dándola mordiscos por el hombro y el cuello acariciando su vientre con mi otra mano hasta la tira de su braguita y más abajo.



ÁNIMA
Suspiré con fuerza, con los ojos aún cerrados. Abrí los ojos mirando al espejo. Me vi ahí semidesnuda, con Jimmy acariciándome y mordiéndome por el hombro, automáticamente enrojecí por ver mi cara.
Volví a cerrar los ojos.
-¿Sabes qué es lo que más me pone a mí? –me giré rodeando su cuello con mis brazos.
-Tú. –le besé en los labios con pasión.


JIMMY
Correspondí a su beso con fiereza y la agarré de los cachetes de su trasero alzándola y haciendo que sus piernas rodeasen mi cintura. La empotré contra la pared del probador sin parar de besarla. Me quité la chaqueta y después la sudadera quedándome tan solo con la camiseta de manga corta de debajo.
La besé de nuevo presionando los cachetes de su culito con fuerza, pero sin llegar a hacerla daño.



ÁNIMA
Respiré con fuerza cuando de repente acabé con la espalda en la pared. Agarré el pelo de Jimmy entre mis dedos besándole con fiereza, no podía hacerme eso… no en un lugar público, iba a morirme si no podía desahogarme por la excitación.
-Dios, como me pones, Jimmy. –me mordí el labio y le volví a besar.



JIMMY
Esbocé media sonrisa y me quité la camiseta quedándome con el torso al descubierto.
La besé con fuerza. Estar encerrado ahí dentro con Ánima me excitaba mucho y más estando ella medio desnuda.
Mientras la besaba, posé una de mis manos en uno de sus pechos mientras que la otra seguía teniéndola en su trasero.
Respiré con fuerza sin parar de acariciarla, esperaba que no nos pillasen aún que pensar en eso me motivaba mucho más.



ÁNIMA
Cogí aire con energía, agarrando con fuerza su pelo entre mis dedos, me volvía loca; sus caricias, sus besos, sus palabras, él entero…
Pasé mis manos a su nuca, la cual acaricié apretando su piel con mis dedos. Le besé con fuerza, era casi una competición por cuál de los dos ganaba en cuanto a besos.
Le miré y posé mis manos en su pecho volviendo a besarle.



JIMMY
Esbocé media sonrisa y agarré sus braguitas con mis dedos. Se las bajé con lentitud mientras la besaba acariciando sus labios con mi lengua.
Dejé caer sus braguitas al suelo y la besé con fogosidad mientras me desabrochaba el cinturón preparado para lo que venía a continuación y que no olvidaríamos en la vida.



ÁNIMA
Gemí levemente, mordiéndome el labio y encogiendo el vientre cuando me deshizo de las braguitas, quería hacerme el amor ahí sin importar lo demás, y yo, estaba encantadísima.
Le besé de nuevo, bajando mis manos hacia su pantalón para ayudarle a deshacerse de él, acaricié su pelvis con suavidad.


JIMMY
Solté un gemido cuando sus manos rozaron mi punto más íntimo haciendo que me excitase aún más.
Me bajé los pantalones y acto seguido los calzoncillos. La besé presionando mis labios contra los suyos agarrando uno de sus muslos con fuerza y penetre completamente.
Gemí y volví a penetrar posando mi mano libre sobre la pared.



ÁNIMA
Ahogué el gemido en sus labios, penetró limpiamente sin darme tiempo a reaccionar. Apreté mis dedos contra sus hombros encogiendo el vientre y arqueando la espalda, besando sus labios sin descanso.
Me agarré fuertemente con las piernas alrededor de su cintura, estaba muy excitada…


JIMMY
Jadeé y seguí penetrando de manera seguida. Agarré fuertemente su muslo y posé mis labios sobre su cuello para poder ahogar los gemidos y que no nos pillasen.
Aumente la velocidad poco a poco acariciando uno de los pechos de Ánima por encima del sujetador.


ÁNIMA
Me mordí el labio con fuerza, casi haciéndome daño, para que no se oyesen mis gemidos. Esta era una de las veces que más estaba disfrutando del sexo con Jimmy, debía ser la situación o el cómo nos habíamos seducido el uno al otro.
Acaricié todo su pecho y su torso cerrando los ojos y concentrándome en no hacer ruido.



JIMMY
Cerré los ojos y jadeé con bastante fuerza sin dejar de penetrar.
Estaba tan excitado que pronto acabaría, pero me iba a quedar con las ganas de repetir.
Aumenté aún más la velocidad sin poder controlarlo, estaba siendo el mejor “polvo” de toda mi vida.



ÁNIMA
Se me escapó un gemido al aire y alcé la cabeza tapándome la boca. Había aumentado la velocidad de las penetraciones, y, al estar de pie, se notaban mucho más que al estar tumbados.
-Jimmy… -jadeé, aunque casi fue un susurro. Me estaba matando de placer, estaba casi segura de que iba a acabar antes que él.
-Por favor, no pares… -susurré.



JIMMY
Esbocé media sonrisa y negué cuando me pidió que no parase.
-No…- Me apreté contra ella agarrándola de los muslos penetrando con velocidad pero sin ejercer mucha fuerza. Lo mejor era disfrutarlo y sentirlo al cien por cien.
Apreté los labios y gemí intentando aguantar, tal y como quería Ánima.


ÁNIMA
Me agarré a la pared con una de mis manos, casi arañando la pared, disfrutando como si fuese a morir.
Con la otra mano arañé el hombro de Jimmy.
Arqueé la espalda sintiendo como el orgasmo se liberaba, mordiéndome el labio para no delatarnos.


JIMMY
Apreté los dientes cuando Ánima me arañó el hombro, me había hecho daño, pero no le di importancia.
Tuve el orgasmo un par de segundos detrás de ella.
Jadeé y apoyé las manos en la pared encima de su cabeza dejando antes a Ánima de pie sobre el suelo.
Tragué saliva y la miré esbozando media sonrisa.
-Dios… puede que… te suene algo vulgar… pero… vaya pedazo de polvo.- Susurré casi sin aliento.



ÁNIMA
Sonreí respirando seguidamente.
-Nunca mejor dicho. –le cogí de la cara y le besé mirándole, entonces me di cuenta de las marcas de su hombro.
-Dios… -pasé mis dedos y me mordí el labio.
-Lo… lo siento… me he emocionado. –le besé en el hombro, sobre las marcas de mis uñas.



JIMMY
La miré y negué con la cabeza.
-No te preocupes.- La besé en los labios y sonreí.
-Será mejor que te vistas, cojas el vestido y nos marchemos. No quiero levantar sospechas.- Solté una risotada poniéndome los calzoncillos y los pantalones. Busqué mi camiseta y mi sudaderas para poder ponérmelas. Una vez puestas, cogí el abrigo y salí del probador peinándome con la mano.
-Por cierto.- Asomé la cabeza dentro del probador.
-Me gusta el vestido.- Me reí y salí de los probadores. Por suerte nadie sospechaba nada… o eso creía.



ÁNIMA
Suspiré apoyando la espalda en la pared. Qué hombre, madre mía… Sonreí ampliamente mientras me vestía. Me había gustado tanto la experiencia que pensaba venir a comprar ropa más de vez en cuando.
Salí ya vestida y con el vestido de color lila sobre mi brazo. Sonreí a Jimmy cuando le vi.
-Ya estoy…



JIMMY
La miré y asentí.
-Muy bien, señorita. Si fuese tan amable de seguirme, tendré el inmenso placer de poder regalárselo.- Sonreí y la ofrecí mi mano para llevarla hasta la caja y poder pagar su vestido.



ÁNIMA
Sonreí agarrando su mano cuando me la ofreció.
-Eres un cielo. –le besé en la mejilla y fuimos hacia la caja para pagar el vestido. Si no me lo regalaba él no sabía cómo pagarlo y, al menos ahora él cobraría por ser uno de los sabios, era un puesto muy importante en la sociedad.


JIMMY
Pagué el vestido y se lo entregué envuelto en la bolsa para que no se estropease hasta esa misma noche. Tenía una gran sorpresa preparada para Ánima y tenía el presentimiento que esa noche sería la más especial de todas.
Salimos de la tienda agarrados y con los abrigos bien abrochados, hacía algo de rasca.



ÁNIMA
Volvimos al castillo juntos. Jimmy estaba haciendo muchas cosas por mí, me sentía en parte culpable, pero muy afortunada de tenerle.
A lo largo del camino no paré de decirle que le quería y que quería estar con él el resto de mi vida, no me cansaba.
Esa noche quería llevarme a cenar, los dos solos, no podía esperar a que llegase el momento.



JIMMY
Esperaba que la sorpresa de esa noche me saliese bien, no podía fallar o si no, en vez de recordarlo como la mejor noche de nuestra vida, sería la peor… estaba convencido de que saldría bien. Con Ánima todo salía bien.
Yo ya tenía la ropa que me pondría esa misma noche y lo tenía todo preparado, aún faltaban algunos retoques que ya me encargaría de arreglar más tarde cuando Ánima estuviese preparándose para salir.


ÁNIMA
Fui al baño a ponerme el precioso vestido que me había regalado Jimmy. Me costó un poco abrocharme yo sola, pero me bastó para vestirme. Me arreglé el pelo suelto sobre los hombros y me maquillé un poco, echándome sombra negra en los ojos y pintándome los labios de un rojo no muy fuerte.
Sonreí mirándome al espejo, me gusta mucho.
Salí de la habitación, preparada para la cena, al fin.


JIMMY
Fui a buscar a Ánima ya vestido para la ocasión. Me había puesto un traje muy elegante de color blanco. Nunca antes me había vestido de blanco.
Decidí no ponerme la chaqueta ni la corbata, quedaría muy formal y a mi me gustaba ir más suelto. Tan solo fui con la camisa blanca a juego con los pantalones. Me peiné el palo a mi manera y subí al cuarto a buscar a mi niña.
La encontré saliendo del cuarto. Sonreí mirándola con el vestido y pintada.
-Guao… estás deslumbrante.


ÁNIMA
Sonreí sonrojándome levemente.
-Tú… estás muy elegante y muy guapo. –me acerqué posando una mano en su pecho.
-El blanco… te sienta genial. –esbocé media sonrisa y le di un leve beso en la mejilla, intentando no marcarle con el pintalabios.


JIMMY
Sonreí y la ofrecí su abrigo poniéndome yo el mío.
-¿Vamos, princesa?- La ofrecí mi brazo para que lo agarrase.
Nos alejamos por el pasillo y bajamos las escaleras hasta la puerta del castillo del cual salimos.
El cielo estaba totalmente despejado y había luna llena…
Miré hacia el establo y con una señal, un sirviente de acercó agarrando las riendas de un hermoso caballo blanco.
Sonreí y miré a Ánima.
-Como te prometí, totalmente solos.


ÁNIMA
Me llevé la mano a la boca.
-Madre mía… - miré a Jimmy. Había preparado algo en plan romántico, con caballo blanco y todo, como en las películas.
-¿Me vas a llevar como a una princesa? –solté una risotada mirando el caballo, era precioso.


JIMMY
Sonreí y asentí.
-Si, más o menos.- La agarré de la cintura y la ayudé a subirse a lomos del caballo. Me monté detrás de ella y agarré las tiendas. Miré al sirviente y asentí sonriendo para que se retirase.
-Pues nada, en marcha.- Espoleé el caballo y empezó a andar adentrándose en el bosque nevado.


ÁNIMA
Sonreí tapándome bien con el abrigo. Aunque no nevaba, siempre había una temperatura muy baja.
Suspiré cerrando los ojos y apoyé la cabeza en el hombro de Jimmy.
-Si supieses lo bien que me siento ahora… -sonreí y le miré.
-¿Se puede saber a dónde me llevas?



JIMMY
La miré y sonreí.
-Ya lo verás, es algo muy especial. No tengas tanta prisa, cervatilla.- La besé en la frente haciendo que el caballo fuese más rápido.
Estuvimos andando por el bosque cerca de un cuarto de hora. Cuando por fin llegamos, hice parar al caballo y me apeé de él ayudando a Ánima a bajar también.
Sonreí y la agarré de la mano tirando de ella suavemente.
-Espero que te guste.- Miré hacia el claro donde moraba una pequeña cabaña de la cual desprendía una cálida luz y al lado de la cabaña, a la orilla del río, había un altar con rosas blancas a los lados.



ÁNIMA
Me quedé sin aliento cuando, después de mirar una cabaña que se alzaba frente a nosotros, vi un altar. Cuando me acordé de respirar cogí una bocanada de aire y miré a Jimmy.
-Ji-Jimmy… esto… -miré de nuevo el altar.
-¿Es… lo que pienso que es? –tragué saliva y volví a mirar a Jimmy.



JIMMY
Miré a Ánima y suspiré agarrando su mano firmemente.
-Solo si tú quieres que lo sea.- Sonreí dulcemente mirándola a los ojos.
-No podía esperar más, Ánima, te quiero demasiado como para dejar pasar el tiempo y no poder disfrutarlo a tu lado. Pero solo lo haré si verdaderamente lo deseas.- Suspiré y miré el altar de nuevo.
-Si tú quieres… nos casaremos ahora mismo.


ÁNIMA
Tragué saliva y bajé la mirada sintiendo que mis ojos se humedecían, me parecía estúpido ponerme a llorar ahora, pero era la emoción la que no me dejaba estar tranquila.
Suspiré y miré a Jimmy.
-Pues claro que quiero casarme contigo ahora, Jimmy… -tragué saliva parpadeando para disolver las lágrimas.
-Te quiero más que a nadie…



JIMMY
Sonreí ampliamente y asentí.
-Entonces… no esperemos más.- La agarré de la mano y la guié hasta el altar de donde cogí una rosa blanca y se la entregué a Ánima.
Sonreí y la miré a los ojos.
-Lo bueno es que puedo casarnos yo mismo.- Solté una risotada.
-Será una boda muy íntima.- La agarré de las manos poniéndola en frente de mí y la miré de nuevo. Estaba preciosa y más bajo la luz de la luna y las estrellas.
Suspiré y pensé bien las palabras que iba a dedicarla, aun que, no hacía falta pensarlas, me salían desde el corazón.
-Ánima, quiero pasar el resto de mi vida contigo, cuidar de ti, darte todo mi amor, dedicarme a ti al cien por cien y si… los dioses me concediesen ese placer, poder darte hijos a los que criar junto a ti. Eres lo mejor que me ha pasado y no lo cambiaría ni por todo el oro del mundo. Eres lo que necesito para vivir, el aire de mis pulmones, la sangre de mi corazón… eso no vale nada, tan solo viviré si estás conmigo ¿Quieres ser mi mujer para siempre?


ÁNIMA
Me mordí el labio sin poder evitar que una lágrima se deslizase por mi mejilla.
-Siempre he estado huyendo y escondiéndome desde que era una niña hasta que tú me encontraste y me rescataste como si fuese una cervatilla herida. –no pude evitar soltar una pequeña risotada.
-Desde que te conozco… sé que eres la única persona en el mundo que puede lograr hacerme feliz, que me protege, que me cuida y que me quiere… Yo… te quiero más de lo que jamás había pensado que podía llegar a querer, Jimmy… Y quiero pasar el resto de mi vida a tu lado… -sonreí.
-Por supuesto que quiero ser tu mujer para siempre. –sonreí ampliamente, esa era la noche más feliz de mi vida…


JIMMY
Sonreí y saqué de mi bolsillo una cajita de terciopelo blanco. La abrí y saqué de ella un anillo bastante llamativo.
-Pues entonces, dame tú mano y cerraremos en “trato”.- Sonreí agarrando su mano suavemente y la puse el anillo mirándola a los ojos.
La besé en la mano después de ponerla el anillo y sonreí de nuevo.



ÁNIMA
Sonreí de nuevo con el corazón acelerado a mil por hora, me había comprado hasta el anillo sin que yo me diese cuenta…
Le miré a los ojos una vez me lo puso y rodeé su cuello con mis brazos.
-Te quiero, Jimmy… Me has hecho la mujer más feliz sobre la faz de la tierra…



JIMMY
Sonreí y la abracé cuando ella se lanzó a mis brazos. Cerré los ojos y la abracé con fuerza.
-Yo también te quiero, no sabes cuanto.- La agarré de la cara y la besé con dulzura abrazándola después.
-Esa es la cabaña que han construido para nosotros. Gracias a Kai, claro.- Sonreí y señalé la cabaña con la mano.
-Viviremos ahí, si tú quieres, claro.


ÁNIMA
Suspiré mirando la cabaña. El anillo, la boda por sorpresa, el vestido… Jimmy estaba haciendo todo eso por mí, y yo ni siquiera había comprado su anillo…
-Dios, Jimmy… -le miré.
-Yo… no sé cómo podré agradecerte todo esto que haces, de verdad. –le abracé con fuerza, apoyando mi cabeza en su pecho.
-Te juro que haré lo posible por hacerte feliz…



JIMMY
Sonreí y negué.
-No, tranquila, con que te quedes conmigo para siempre tengo toda la felicidad que necesito.- Asentí y la agarré de la mano.
-Venga, vamos a ver como han dejado la cabaña.- La llevé hasta la cabala y abrí la puerta. Como esperaba, la cena estaba encima de una acogedora mesa con varias copas y champán. La cama estaba llena de pétalos de rosa blanca y las velas iluminaban la cabaña de manera romántica.


ÁNIMA
Suspiré sin creerme lo que veía a mí alrededor.
-Dios, Jimmy… -miré toda la cabaña, era todo perfecto. Había tenido tantas emociones en ese día que ya no sabía cómo iba a poder mejorar la cosa.
-Esto… esto es un palacio, me siento como… No me merezco todo esto… -le miré, me encantaba esa cabaña.



JIMMY
Puse los ojos en blanco e hice que entrase dentro.
-Venga, venga, menos hablar y mas degustar, leches.- Me reí y cerré la puerta. Agarré la botella de champán y me dispuse a abrir el corcho.
Estaba bastante duro, pero al final lo abrí.
-Ya est…- No me dio tiempo a decir nada más. El champán salió a presión empapándome entero. Adiós la camisa, peinado…
-…vaya…


ÁNIMA
Me llevé la mano a la boca riéndome después de que a Jimmy se le derramase todo el champán encima.
-Vaya, sí que estaba cargado… -me acerqué y le besé en la barbilla, quitándole el champán.
-Eso ha sido una bromita de Kai, a lo mejor. –me reí y le besé, sabía a champán.


JIMMY
La miré y alcé una ceja.
-¿De Kai? Qué va, lo que pasa es que hay que tener mucho cuidado con estas cosas.- Sonreí y la miré mordiéndome el labio al tenerla tan cerquita.
-¿Sabes? Creo que no hace falta que te sirva champán en la copa, yo voy bastante cargado.- Me reí y la miré.



ÁNIMA
Me reí posando una de mis manos en su pecho mojado por champán.
-Tienes razón en eso. –sonreí y le besé en el cuello, donde también tenía champán. Posé mis dedos sobre la piel desnuda de su cuello, desabrochando el botón de su camisa.
Sonreí.
-Sabe mejor en tu piel.



JIMMY
Me reí y la miré mientras me desabrochaba la camisa.
-Uuh, veo que quieres el postre antes que la cena, ¿eh?- Me reí y posé mis manos en su espalda.
-Es una tendencia nueva, pero me gusta mucho.- Sonreí y la besé en los labios.



ÁNIMA
Cuando me besó en los labios pegué mi cuerpo totalmente al suyo, agarrándome del cuello de su camisa. Me puse de puntillas y seguí besándole. Sonreí y le miré.
-Eres un postre muy sabroso y tentador… -pasé mis dedos a lo largo de su cuello hasta otro botón de su camisa, desabrochándolo.



JIMMY
Miré sus manos mientras me desabrochaba otro botón de mi camisa.
Esbocé media sonrisa y dejé que hiciese. Esa noche era solo para los dos, así que, dejaría que hiciese lo que quisiese conmigo.
La besé con suavidad acariciándola la espalda.
Me alegraba saber que a Ánima le había gustado la sorpresa. Pensaba que era algo precipitado, pero al parecer si que le había hecho ilusión.


ÁNIMA
Le besé con más pasión, moviendo nuestros labios a unísono. Pasé mis manos alrededor de su pecho, llevándolas a la espalda, la cual acaricié sin separarme un solo centímetro de su cuerpo, esa noche era solamente para los dos, y tenía que aprovechar de Jimmy, aunque ahora… estábamos casados… eso significaba que estaría conmigo para siempre.



JIMMY
Seguí los besos de Ánima, las caricias, la daría todo mi amor y mi cariño, todo lo que se merecía.
Ánima era lo mejor que me había pasado. Después de lo sucedido anteriormente con Erika y Jim… pensaba que jamás me enamoraría, que eso estaba fuera de mi alcance… demasiado fuera de mi alcance, pero no sabía a quién darle las gracias por darme a una mujer como Ánima. Estaba claro que jamás la dejaría ir.


KAI
Había llevado a Saya a uno de los restaurantes de la ciudad. No había elegido el más caro ni el más refinado, bastante bien comíamos ya en casa. Éste era más ameno y la gente que acudía allí, aunque vestía bien para la ocasión, era la gente normal de la ciudad con una renta media.
No había visto el vestido que se había puesto Saya, ya que le había esperado en la entrada y ya llevaba el abrigo puesto, sería una sorpresa para cuando se lo quitase.
Sonreí cuando estuvimos frente a la puerta.
-Aquí es.


SAYA
Kai me llevó a un restaurante muy elegante, aun que para él no lo era mucho. Yo nunca había ido a un restaurante y a mi me parecía una gozada.
Sonreí y miré la puerta.
-Pues nada, vamos dentro que me estoy quedando helada.- La gente de dentro iba muy elegante, menos mal, no iba a desentonar mucho.



KAI
Sonreí, vi que, por suerte, la gente no se había percatado de nuestra llegada. Había reservado una mesa alejada de las demás y discreción, quería una velada a solas, y no con las miradas de mi gente encima.
-Déjame tu abrigo, aquí dentro hay buena temperatura.



SAYA
Entré dentro. Suspiré aliviada al sentir el calorcito de la calefacción.
Miré a Kai y fui a darle mi abrigo, pero el mozo de la entrada se acerco y me pidió el abrigo amablemente al igual que el de Kai.
Sonreí y me desabroché el abrigo dándoselo al mozo. La miradas de algunos hombres, como no, se clavaron en mí cuando dejé a simple vista mi vestido negro, incluso el mozo se quedó mirándome cogiendo el abrigo de Kai.



KAI
Esbocé media sonrisa cuando muchos se quedaron mirando a Saya, a cualquiera se le podía ir la vista con ella.
La cogí de la cintura.
-Si me descuido se te lanzan como leones. –sonreí y la besé en la mejilla mientras seguía al camarero que nos llevaba hasta la mesa reservada, a un lado apartado en el restaurante, con velas, como había pedido.


SAYA
Sonreí bajando la cabeza sonrojándome cuando sentí que me miraban con atención…
Me agarré al brazo de Kai y caminé a su lado hasta nuestra mesa.
Sonreí y alcé una de mis cejas mirando la mesa.
-¿Velas? Vaya, Kai…- Sonreí y miré al camarero que me ofreció la silla para que me sentase.


KAI
Sonreí.
-Bueno, supongo que para una vez que te llevo a cenar debo hacerlo en condiciones, ¿no crees? ¿O… me he pasado con las velas? Se quitan y punto… -me encogí de hombros y me senté.
-Me gustaría que todo saliese como a ti te guste.


SAYA
Sonreí y me senté en frente de Kai.
-Tranquilo, no te agobies. Todo esto está bien.- Asentí y suspiré mirando a la gente que cenaba como si nada, hablando y disfrutando de la noche.
El camarero se acercó a nuestra mesa y nos sirvió champán en las copas.
-Gracias.- El camarero se marchó inclinando la cabeza.



KAI
Sonreí mirando el vestido que llevaba Saya mientras cogía la copa de champán.
-Bonito vestido. –hice chocar mi copa con la suya, brindando.
-Por nosotros. –esbocé media sonrisa y bebí un poco del champán.
-Estás preciosa, creo que voy a llevarte a cenar más a menudo para verte con esos vestidos. –solté una risotada.
-Aunque… no te hagan falta.



SAYA
Bajé la cabeza sonrojándome de nuevo mientras bebía de mi copa.
-Gracias… pero para de decirme esas cosas… no haces más que ponerme roja y nerviosa.- Le miré y sonreí.
-Tu no te quedas atrás.- Miré su traje y asentí.


KAI
Solté una risotada.
-Un trapo viejo que tenía por ahí tirado. –bebí de mi copa y vi cómo el camarero llegaba con la carta y la dejaba en la mesa.
-Mira qué quieres comer, yo ya lo sé, he venido alguna vez y conozco la comida. –dejé mi copa sobre la mesa.


SAYA
Dejé mi copa en la mesa y le miré frunciendo el ceño extrañada.
-¿Qué? Nunca antes me había dicho que habías venido aquí ¿Cuándo? ¿Y con quién?- El camarero me miró de manera extraña.
Solté una risotada al darme cuenta de que me estaba pasando un poco.
-Lo siento…- El camarero dejó la carta con el menú y se marchó.

KAI
Solté una risotada.
-Tranquila, señora, “no seas celoso, Kai”. He venido solo cuando he venido. Cuando estábamos separados de vez en cuando, cuando venía a ver a Kai, si no comía en casa pasaba por aquí, pero solo un par de veces. Venía SOLO. –me reí apoyando mi espalda en la silla.
-Siempre solo…


SAYA
Le miré y sonreí poniéndome roja de nuevo.
-No eran celos, listo.- Me reí y negué con la cabeza.
-Es qué… pensaba que esta era la primera vez que venías y conmigo…- Solté una risotada.
-Olvídalo.- Cogí la carta y miré el menú.


KAI
La miré.
-Oh, bueno, es la primera vez que vengo contigo, sí. Aunque si quieres, me hago el sueco. –me moví en la silla.
-Estas sillas son muy incómodas, ¿no? –le quité la carta.
-¿Qué hay en el menú? Vaya, pato a la naranja, cochinillo, qué de cosas… -solté una risotada escondido tras la carta



SAYA
Me quitó la carta cuando la estaba mirando. Puse los ojos en blanco y bebí un poco de mi copa.
-¿Qué? ¿Hay algo en la carta que te apetezca?- Dejé la copa sobre la mesa y apoyé la espalda en el respaldo de la silla cruzándome de piernas.
Miré a Kai, bueno, estaba escondido tras la carta, pero aún así le miré.


KAI
Sonreí apartando la carta, vi que se había cruzado de piernas.
-Vaya, de lo que me apetece no está en la carta, no veo Saya por ninguna parte. –le devolví la carta para que ella mirase.
-Ay, qué poco te va a durar el vestido puesto… -me reí


SAYA
Entrecerré los ojos y cogí la carta cuando me la ofreció.
-Piensa en comer y ya veré si te dejo quitarme el vestido después.- Sonreí y miré la carta.
Al final me decanté por una ensalada de pasta.
Muchos camareros no me quitaban los ojos de encima, al parecer si que destacaba…



KAI
Cuando vino el camarero a tomar nota, mientras le dictaba me di cuenta de que no paraba de mirar a Saya al mismo tiempo que escribía.
Carraspeé.
-¿Tomas nota y te vas o también le vas a pedir el número de teléfono? –el camarero me miró algo distraído y se marchó con las cosas apuntadas.
-No me lo puedo creer… bueno, sí me lo creo, pero no saben disimular



SAYA
Me tapé la boca aguantándome la risa cuando Kai le dijo eso al camarero que se marchó echando leches.
Miré a Kai y negué con la cabeza.
-Ellos podrían disimular un poco, y tú cortarte. Un poco más y le fulminas con la mirada.- Me reí y me levanté.
-Voy al servicio mientras te traen lo tuyo.- Le besé en la mejilla dejándole la marca del pintalabios en ella.
-Ahora vengo.


KAI
Sonreí mirándola mientras se iba hacia el servicio. Me había dejado marca, seguro, pero no me limpiaría, así notaban con quien estaba esa morena… Solté una risotada, menuda mente más extraña tenía.
Esperé a que trajesen la comida, pero esperaría a que llegase Saya para empezar a comer.



SAYA
Entré en el servicio y me acerqué al lavabo. Me mojé la nuca, hacía unos días que no me encontraba muy bien. Cerré los ojos y respiré hondo, pero el olor a la comida entró por mis fosas nasales haciendo que tuviese una arcada. Me metí en uno de los servicios y empecé a vomitar.
Ya sabía lo que me pasaba… no hacía falta más pruebas. Me llevé la mano el vientre y respiré hondo saliendo del servicio. Me lavé la boca con agua y salí de nuevo para encontrarme con Kai… debía decirle lo que me pasaba.
Me senté en la silla cuando llegué y me abaniqué con la servilleta. Estaba algo acalorada por la vomitona.
-Oye Kai… no me encuentro muy bien…


KAI
Miré a Saya cuando volvió, no tenía buena cara.
-¿Cómo que no te encuentras bien? –el camarero trajo la comida, pero negué con la cabeza. -No, llévesela, lo siento, pero no vamos a comer. –el camarero me miró entre extrañado y perplejo. Le miré de forma que entendió que se tenía que ir.
Me levanté y me acerqué a Saya.
-Entonces, si no te encuentras bien, será mejor que volvamos


SAYA
Miré a Kai y tragué saliva.
-Verás Kai… no te he sido del todo sincera…-Suspiré y le miré algo apurada. Sabía que lo llevábamos planeando hacia mucho, pero tal vez era algo precipitado.
-Kai… estoy… bueno…- Carraspeé y negué con la cabeza. Le miré a los ojos y suspiré de nuevo.
-Estoy embarazada… Kai…


KAI
Parpadeé varias veces.
-¿Qué? –sonreí algo perplejo.
-¿Embarazada? –ensanché mi sonrisa y negué con la cabeza.
-Pero… ¿por qué has esperado a decírmelo ahora? De pensar que te habría sentado tan mal, bueno… habría planeado otra cosa. –suspiré y la abracé.
-Esto es lo que estábamos esperando, ¿no? Entonces es bueno.


SAYA
Miré a Kai y negué con la cabeza.
-Te lo habría dicho antes, pero, aún no estaba segura. Llevaba varios días con la sospecha, pero… ahora mismo en el servicio me ha quedado claro…- Le miré de nuevo y sonreí.
-Estoy embarazada…- Sonreí más ampliamente y abracé a Kai sin importarme las personas que nos estaban viendo. Estaba contenta, iba a tener otro hijo de Kai, no podía ocurrir nada mejor.


KAI
Sonreí y la miré. La cogí de la cara y la besé en los labios con cariño, me sentía contento, llevábamos tiempo con la idea en mente de tener otro hijo. La abracé de nuevo, acariciando su pelo.
Me separé levemente mirándola a los ojos. La primera vez que se quedó embarazada no me resultó una idea muy buena, sólo teníamos diecisiete años y yo no quería cuidar de un niño tan pronto, pero ella estaba dispuesta a tenerlo, lo malo… es que lo perdimos…
Y, cuando se quedó embarazada de Kai, cuando ella se enteró, yo estaba… muerto, por lo que… no me enteré. Ahora me sentía contento y estaba presente.



SAYA
Miré a Kai y sonreí de nuevo sintiéndome contenta. La gente de alrededor se nos quedaron mirando, pero no me importó lo más mínimo.
-No hace falta que nos vayamos… estoy bien…- Sonreí y asentí dándole un beso corto en los labios. Era la primera vez que salíamos juntos como una pareja normal y no iba a desaprovecharla por nada.

KAI
Sonreí y asentí.
-Está bien, como quieras. Aunque… si te sientes peor, sólo dímelo, y terminaremos la velada en casa. –la besé en la frente y me volví a sentar en mi sitio.
Miré hacia donde estaba el camarero que nos atendía.
-Jefe, traiga la comida. –parecía frustrado después de tanta indecisión, pero al final trajo la comida.



SAYA
Miré al camarero cuando trajo la cena de Kai. Seguía sin quitarme la mirada de encima, incluso cuando estaba sirviendo el vino.
Alcé las cejas y le miré.
-¿Aún sigues replanteándote la idea de pedirme el teléfono o vas a mirar como echas el vino en las copas?- Señalé la botella con la barbilla. Estaba echando todo el líquido fuera. Rápidamente retiró la botella y la dejó en un botellero marchándose a por un trapo para limpiar la mesa.
Bajé la cabeza y me reí por lo bajo.



KAI
Puse los ojos en blanco.
-Ya verás si el chaval no se controla y nos acaba fastidiando la noche. El caballo ya nos fastidió el paseo, a ver éste como se las ingenia… -volvió a limpiar, pero de vez en cuando seguía mirando a Saya de reojo, éste no aprendía.
-Lo estamos diciendo por las buenas, atiende a tu trabajo y deja de mirar a mi mujer, ¿te parece? –asintió algo colorado y se marchó.



SAYA
Me llevé la mano a la nuca y me rasqué avergonzada, me sentía algo incómoda… ¿qué tenía yo en particular que no tuviesen otras mujeres? Mirase por donde mirase había mujeres muy hermosas cenando también allí… ¿sería por qué era la mujer del rey?
Suspiré y miré el plato con la ensalada.
-Pues nada… al ataque, ¿no?


KAI
Solté una risotada.
-Al ataque… -empezamos a comer. Ese restaurante tenía buena comida, pero el servicio me estaba resultando incompetente.
Suspiré, una de las velas se estaba apagando, me pregunté cuánto llevaban encendidas.
-Vaya… no… no me hago a la idea de que estés embarazada… -sonreí negando con la cabeza, se me hacía muy extraño saber que íbamos a ser padres de nuevo.



SAYA
Miré a Kai y alcé las cejas.
-¿De verdad te extraña que me haya quedado embarazada? Pues chico, no sé porque si pasamos más tiempo en la cama que otro sitito.- Una mujer de la mesa de al lado me miró algo sorprendida. Esbocé una sonrisa forzada y miré a Kai de nuevo colorada.



KAI
Me reí cuando se giró colorada.
-No es que me extrañe que te hayas quedado embaraza, es sólo que me ha pillado de sorpresa, y no me he hecho a la idea aún. –me encogí de hombros.
-Lo raro es que te hayas quedado embarazada ahora y no a lo largo de este año y medio… -solté una risotada.


SAYA
Suspiré y le miré.
-Ya te lo he dicho. Las ninfas son criaturas raras, no están echas para tener hijos… no son como las otras mujeres… ellas eligen cuando quieren quedarse embarazadas…- Miré mi plato… se me hacía raro hablar en pasado… bueno, yo ya no era una ninfa así que… ¿qué más daba?


KAI
Suspiré y seguí comiendo.
Charlamos a lo largo de la cena, contamos cosas, nos reímos del camarero… Hasta que llegó la hora del postre, mi parte preferida de la cena.
-Yo ya sé qué me voy a pedir. Hay muy buenas tartas, elije lo que quieras, pero te recomiendo una. –sonreí y le pasé la tarta de postres.



SAYA
Cogí la carta y le miré sonriendo.
-A ver, experto ¿qué me recomiendas?- Acerqué mi silla a la de Kai para que me enseñase las tartas de postre.
-Te considero un experto porque has venido más veces, no por otra cosa.- Me reí y miré la carta.


KAI
Sonreí soltando una risotada y rodeé sus hombros con mi brazo aprovechando que estaba más cerca, la besé en la sien.
-Bueno, la que mejor hacen es la de frutas del bosque con un poco de ron, pero la de queso también está bastante bien. La de chocolate es muy pesada, pero tiene un poco de whisky. Las que no llevan alcohol son las de limón y de arándanos, tú eliges.



SAYA
Alcé las cejas y le miré.
-¿Hay algo que no lleve alcohol? No me lo digas, los helados para los niños.- Me reí y miré la carta.
-Pues… creo que frutas del bosque.- Dejé la carta sobre la mesa y asentí.
-Que corra el ron.- Solté una risotada.
-Ay… como echo de menos la bodega de Neo…- Suspiré.



KAI
Solté una risotada mientras devolvía la carta.
-Lo de siempre. –miré a Saya.
-Le diré que por la boda nos regale algo de su ron para recordar los viejos tiempos en la nave. –sonreí y le serví un poco de vino que quedaba en la botella.



SAYA
Sonreí y bebí de mi copa cuando Kai me sirvió. El mal estar se fue pasando poco a poco, era normal que sintiese algo de náuseas. Cuando una estaba embarazada era lo más normal.
Esperé a que trajesen el postre, aun que no tardaron mucho. Esta vez nos sirvió una camarera… genial, ahora al que no le quitaba ojo de encima era a Kai…
-Será posible…- Susurré.


KAI
No pude contener la risa cuando dejó la tarda de Saya y mi bol de fresas en la mesa. Suspiré.
-Qué pena de personal… -miré a Saya.
-A comer. –esbocé media sonrisa mientras pinchaba un cacho de fresa que había dentro del bol, con un zumo que preparaban ellos mismos.



SAYA
Negué con la cabeza y miré a Kai cuando se iba a meter el pedazo de fresa en la boca. Me adelanté y atrapé el pedazo entre mis dientes.
-Mmm… que rico.- Sonreí y volví a mi tarta.
Miré a Kai de nuevo y sonreí señalando las fresas con la barbilla.
-Están buenas, date prisa o alguien se las comerá antes que tú.- Sonreí de nuevo y me metí en la boca una cereza que había encima del pedazo de tarta.



KAI
-Como tú, ¿no? –negué con la cabeza y seguí comiendo mis fresas. En ese lugar las hacían especialmente deliciosas, aunque no podían compararse a las que Saya me traía desde el País del Agua, eso nunca.
Cuando terminamos de comer pagué la cuenta y nos marchamos camino a casa. Cuando salimos la agarré del brazo para volver por la nieve, eran las doce de la noche.
-¿Tienes frío?



SAYA
Negué y sonreí mirando a Kai.
-¿Estando tú aquí? No, no tengo nada de frío.- Me agarré a su brazo con las dos manos y posé mi mejilla en su hombro.
-Hueles a fresas.- Me reí y le miré.



KAI
Miré a Saya con el ceño fruncido, me dio la impresión de que iba un poco “piripi”, pero mejor lo dejé pasar.
Seguimos caminando por la nieve, el restaurante no estaba precisamente al lado del castillo y había que recorrer un buen tramo hasta llegar a casa.
Cuando llegamos, estaba todo a oscuras y en silencio, estaban ya acostados.
-No hagas mucho ruido.



SAYA
Entré en el castillo y me quité el abrigo. Me descalcé en seguida, esos malditos tacones me estaban matando.
-Dios, que dolor de pies.- Susurré. Al intentar quitarme el zapato derecho, perdí el equilibrio y tropecé. Me agarré a la pared evitando darme el castañazo contra el suelo. Me llevé la mano a la boca para no hacer ruido cuando me reí.
-Sssshhhh… lo siento…


KAI
Me llevé la mano a la cara cuando la vi tropezarse, definitivamente estaba algo borracha.
-Madre mía… -me acerqué y la cogí en brazos.
-¿Pero cuánto has bebido, mujer? Has aprovechado que he ido al baño para beberte algo más, ¿no? –subí las escaleras con ella en brazos.



SAYA
Miré a Kai y negué.
-No… habrá sido el champán, el vino y el ron de la tarta.- Puse morritos y fruncí el ceño.
-Oh, vamos, Kai, que no es para tanto, suelta… - Me bajé de los brazos de Kai y le miré colocándome el vestido.
-Ya soy mayorcita para saber lo que hacer…


KAI
Fruncí el ceño.
-Champán, vino y ron de la tarta te han hecho esto… -la coloqué bien el vestido, ya que se le había subido hasta la cadera.
-Ya sé que eres mayorcita, pero vas algo desequilibrada y prefiero prevenir que curar. –la agarré de la cintura para llevarla hasta la habitación.



SAYA
Bufé y puse los ojos en blanco.
-Deberías pintarte los labios, ibas ha hacer de mi madre.- Tanto sermoneo me ponía enferma… se me olvidaba que estaba ante la perfección en persona…
Entré en el cuarto y cuando Kai me soltó, me senté sobre la cama y me dejé caer de espaldas.



KAI
Solté una risotada cuando se tiró sobre la cama. Me quité la chaqueta dejándola sobre el respaldo de una silla.
Me acerqué posando mis rodillas a cada lado de su cadera y apoyé las manos a los lados de su cabeza.
-¿Soy tu mamá? –la besé en los labios.
-¿Tu mamá te besaba así?



SAYA
Le mordí el labio inferior y solté una risotada.
-Kai, pareces tonto, nadie en la vida me ha besado como me besas tú.- Posé mis manos en su pecho y le empujé sin hacer mucha fuerza.
-Ahora déjame un momento, me quiero quitar el vestido antes de que se estropeé.- Agarré el extremo del vestido y tiré hacia arriba. No calculé bien y caí al suelo al otro lado de la cama.
-Ayy…

KAI
Abrí los ojos como platos cuando Saya empezó a caer de la cama. Estiré el brazo, pero se resbaló antes de que pudiese engancharla, y se cayó al suelo.
Negué con la cabeza.
-Ay, madre… -me asomé riéndome.
-¿Estás bien? ¿Te has hecho daño?


SAYA
Me levanté de un salto y asentí.
-Si, si, perfectamente. Mi culo amortiguó el golpe.- Me quité el vestido por fin y se lo lancé a Kai a la cara. Me subí a la cama de nuevo y me tumbé de nuevo dejando caer la espalda sobre el colchón.

KAI
Me quité el vestido de la cara y lo dejé junto a mi chaqueta.
-Cómo eres… -me tumbé a su lado, mirando al techo.
-¿Te lo has pasado bien? ¿Te gustaría volver a salir otra noche? O… ¿prefieres dejarlo? Puede que no te haya parecido tan divertido… -la miré.
-A mí me ha gustado cenar contigo fuera.


SAYA
Me encogí de hombros y suspiré.
-No ha estado mal… si al menos me hubiese ahorrado la parte de la vomitona habría estado mejor…- Me tumbé de lado y le miré apoyando la cabeza en su hombro.
-Ha estado bien y no me importaría repetirlo.- Sonreí.
-Esto es como el sexo. Ha sido la primera vez pero se mejora con la práctica ¿no?


KAI
Solté una risotada.
-Claro, será eso. Aunque con nosotros no hubo mucho problema, ¿eh? –esbocé media sonrisa y la besé en los labios.
-Mmm, sabes a frutas del bosque. –la volví a besar.
-Con ron. –la volví a besar.
-Me gusta.


SAYA
Me reí y asentí.
-Si, seguro.- Me tumbé boca abajo y rodeé su cintura con uno de mis brazos. Posé una de mis piernas encima de las suyas metiéndola por debajo y acariciado su piel con la mía.
Le miré mordiéndome el labio inferior. Acerqué mi rostro al suyo y le mordí la oreja sin hacerle daño.


KAI
Sonreí cerrando los ojos.
-Pues claro. –disfruté del silencio de la noche, el contacto con la piel de Saya, sus caricias, su olor.
-¿Me dejas hacer algo? –hice que se girase un poco, hasta quedarse de lado. Me tumbé frente a ella y posé mi mano en su vientre.
Cerré los ojos de nuevo suspirando, fue así cómo averigüé la primera vez que Saya estaba embarazada.
Busqué, entre todos sus órganos cálidos por la sangre un punto frío, que era nuestro hijo. Lo encontré después de un par de minutos y sonreí.
-Aquí está.



SAYA
Sonreí y le miré mientras me palpaba el vientre.
-Pues claro ¿Dónde quieres que esté?- Solté una risotada y me tumbé boca arriba.
-Ven aquí.- Le agarré de los hombros haciendo que posase la cabeza en mi vientre. Le acaricié la nuca y suspiré cerrando los ojos.
Seguro que Kai podía notar los latidos de mi corazón. Latían de manera apresurada por la emoción.



KAI
Suspiré cerrando los ojos, con mi oreja posada sobre el vientre de Saya. Aún no podía oír nada procedente de nuestro hijo, pero pronto sí lo haría, por entonces, podía oír el latido de Saya, acelerado.
Sonreí y acaricié su vientre con mi pulgar, buscando una de sus manos, la cual agarré con la mía libre.


SAYA
Abrí los ojos y miré al techo sin dejar de acariciar la nuca de Kai mientras jugueteaba con los dedos de su otra mano, la cual tenía cogida.
-Kai… ¿qué habrías hecho si no hubieses llegado a conocerme?- Tal vez se extrañaría con la pregunta, pero me intrigaba… muchas cosas que habían pasado no habrían sucedido… cosas malas y que había provocado bastante dolor…
Como la muerte de Hanna… no podría olvidarme del tiempo que pasé con Kai en aquella casa al lado del País de las Hadas… no hablaba y parecía un muerto viviente…


KAI
Suspiré cuando preguntó eso.
-Pues… no lo puedo saber… Pero posiblemente estaría muy amargado, muy solo. No habría sabido convivir con alguien que yo buscase si es que hubiese querido juntarme con alguien. Posiblemente no sería feliz, fue casi cosa del destino que tú y yo nos cruzáramos en el camino. –la miré.
-No habría vivido sin ti. –sonreí.
-No pienses en lo contrario, eres lo que me complementa.


SAYA
Sonreí y asentí.
-Eso ya lo sé. Eres un desastre y sin mi o conmigo… bueno, tal vez conmigo lo seas menos, pero sigues siendo un desastre igualmente.- Me encogí de hombros y me reí.
-Es broma, no te lo tomes a mal.- Sonreí de nuevo y le di un beso en la frente enredando mis dedos entre el pelo de su nuca. Fui bajando mis labios por sus mejillas hasta sus labios. Le besé con dulzura y entonces fue cuando escuché un ladrido. Miré hacia la puerta y sonreí.
-Uy… creo que esta noche no dormiremos solos.
Ziper entró en el cuarto y se subió a la cama de un saltito, algo torpe, pero se subió encima del colchón.


KAI
Puse los ojos en blanco.
-¿Otra vez el perro? –le miré cuando se subió a la cama. Para ir hacia Saya, se subió encima de mi estómago, pasando por mi pecho y posando sus patas en mi cara, apoyando las delanteras en el pecho de Saya.
-Oh, genial…



SAYA
Sonreí cuando Ziper vino hacia mí. Le cogí en brazos apoyándolo en mi vientre.
-Eh, hola chiquitín.- El cachorro ladró y acercó su morrito a mi barbilla para lamerme. Sonreí y le acaricie el pelaje con suavidad. Miré a Kai y puse caritas.
-¿Se puede quedar?


KAI
Suspiré sentándome.
-Se suponía que sólo se iba a quedar una noche… -la miré, estaba poniendo caritas.
-No creas que por ponerme caritas voy a ceder… -suspiré tumbándome en mi lado de la cama.
-Que sea la última noche, la última, repito.


SAYA
Sonreí y miré a Ziper que ladró de nuevo.
Me tumbé sobre la cama y tumbé al cachorro sobre mi vientre. Se hizo un ovillo de pelo y cerró los ojillos meneando la colita de un lado a otro.
-Pero mira que bueno es.- Me mordí el labio mirando al cachorrillo.
-Será la última noche para mí, pero ese deberías decírselo a él.- Señalé al perrillo.


KAI
Miré al perro y posé mi dedo en su hocico, haciendo que abriese los ojos.
-Escucha, Perro, hoy te dejo quedarte porque Saya me lo ha pedido, pero mañana duermes en tu cama, o en su defecto, con Kai, pero no en esta cama, ¿me has entendido? Si no, ya te lo explicaré llevándote yo mismo. –me tumbé de lado para intentar dormirme.



SAYA
Miré a Kai y después a Ziper que se relamió el hocico cuando Kai apartó el dedo de su morro.
Negué con la cabeza y me recosté sobre en colchón.
-Pero mira que eres burro, ni que se tratase de un asesino en serie.- Puse los ojos en blanco y acaricié al cachorro que bostezó y cerró los ojos a continuación.



KAI
-Yo no he dicho tal cosa… -suspiré.
-Pero está invadiendo mi territorio, y me muerde los dedos de los pies cuando se despierta. –acaricié la cabeza del perro.
-Así que pórtate bien. –miré a Saya, no podía abrazarla porque el perro estaba encima de ella… Pasé mi brazo alrededor de su pecho juntándome más a ella.



SAYA
Sonreí y miré a Kai cuando se acercó más a mí. Le besé en la mejilla varias veces y le alboroté el palo.
-Invadiendo su territorio, dice…- Suspiré y negué con la cabeza.
Miré a Ziper y vi como olfateaba el brazo de Kai y gruñía a continuación empujando el brazo de Kai con las patitas.



KAI
Fruncí el ceño mirando al perro.
-¿Pero tú lo estás viendo? Mira cómo me gruñe. –imité un bufido apartando las patas del perro.
-He dicho que te portes bien, no acapares a mi mujer. –cerré los ojos suspirando, me iba a dar la noche el perrillo de las narices.


SAYA
Puse los ojos en blanco y suspiré levantándome con el perro entre mis brazos.
-Ahora vengo… voy a llevar al perro al cuarto de Kai…- Me puse el camisón y salí del cuarto cerrando la puerta.
-Muy bien, pequeño, es mejor que vuelvas a la cama…- Entré en el cuarto de Kai Jr. Me acerqué a la cama del perro y le dejé allí tumbado.
-Ahora a dormir, peque.- Le acaricié la cabecilla y sonreí cuando me lamió la mano. Me levanté y suspiré.
-Ha dormir.- Susurré y me alejé, pero ZIper empezó a lloriquear.
-Ssssh… vale, vale…- Miré a Kai Jr. por suerte no se había despertado.
-Sssh…- Suspiré y le acaricié de nuevo.
-Sé que te da miedo dormir solo, pero tienes que empezar a acostumbrarte…- Ziper me miró con esos ojitos tiernos…Dios… no podía contenerme…
-Vamos, no me hagas esto…- Me levanté y le miré.
-Duerme… quieto ahí…- Me fui alejando hasta que salí del cuarto. Ziper empezó a lloriquear de nuevo pero le ignoré. Debía aprender a dormir solo.
Volví al cuarto con Kai y me tumbé en la cama.
-Arreglado.


KAI
Suspiré.
-No te he pedido que te lo lleves, seguro que ahora estás enfadada comigo… -la miré de reojo cuando se tumbó en la cama. El cachorro lloriqueaba desde el cuarto de Kai, eso seguro que a Saya le sentaba mal.


SAYA
Suspiré y le miré.
-No estoy cabreada, Kai, lo único que me pasa es que a veces pareces mucho más infantil que tú propio hijo. Ziper es un cachorro aún y no está acostumbrado a dormir solo. Me parece ridículo que te piques con un perro…- Negué con la cabeza y me tumbé de lado.
-Buenas noches…


KAI
Suspiré poniendo los ojos en blanco.
-No me pico con un perro, es sólo que no me gusta que esté el perro en mi cama cuando tiene una propia, eso es todo. Yo no le he echado de la cama en ningún momento, te lo has llevado. –cerré los ojos.
-Mira, déjalo… -suspiré.



SAYA
Me senté sobre la cama y le di un golpe con la almohada.
-Me lo he llevado para que al señorito no le molestase, porque si no te has dado cuenta hago todo lo que el señorito me diga. Es verdad que no has dicho que me lo llevase pero sé claramente que estás mejor así que con el cachorro aquí conmigo.- Agarré de nuevo la almohada y le golpeé otra vez con ella.
-Eres un cascarrabias y incomprensible.


KAI
Me giré cuando me golpeó.
-¿Qué coño…? –me cubrí cuando empezó a echarme la bronca y puse mis brazos delante de mi cara cuando me volvió a golpear, me senté mirándola fijamente.
-Pe-pero… ¿Pero tú estás tonta? Ya sabes de sobra que soy así, ¿aún te sorprendes? Sabes que soy el tío más asqueroso, borde y carcamal de todo el mundo, ¡pues lo siento! Perdóname la vida si en vez de querer dormir con un perro quiero dormir con mi mujer, lo siento, mil perdones…


SAYA
Le miré sin creerme lo que estaba diciendo.
-¿Qué yo soy la tonta? ¡Y tú eres imbécil de nacimiento y aún no te has dado cuenta!- Suspiré y me levanté cogiendo mi almohada.
-Paso de tus tonterías, viejuno, aquí te quedas, me voy a dormir con el perro que al menos me da menos guerra que tú.- Salí del cuarto pegando un portazo. Suspiré frunciendo el ceño y me dirigí hacia el cuarto de Kai Jr. ¿No quería cama? Pues toma cama, y toda para el señorito.


KAI
La miré mientras se iba. ¿Esta mujer que tenía en la cabeza?
-Pero a dónde irá… -me levanté negando con la cabeza.
-Dios, por favor, que sea todo por culpa del alcohol… ¡Este perro me va a llevar a la ruina y…! ¡Ah! Acabará con mi matrimonio una bola peluda de kilo y medio. –la seguí por el pasillo hasta que la agarré del brazo sin hacer fuerza antes de que abriese la puerta.
-Saya, por favor, no saques las cosas de quicio y vuelve a la cama.



SAYA
Fui a abrir la puerta del cuarto de Kai Jr. pero el petardo Kai me agarró del brazo impidiéndomelo. Me giré y e hice que se tragase la almohada.
-Suéltame.- Susurré.
-Vuelve a tu camita, solo, sin perro y sin mujer.- Fruncí el ceño y le miré fijamente.
-Fuera.

KAI
Puse los ojos en blanco.
-Vale, me has quemado. –cogí la almohada con una mano y con la otra agarré a Saya cargándola a mi hombro como si fuese un saco de patatas.
-Quería ser amable y comprensivo, pero como nunca funciona me tengo que comportar como un ogro. –entré en la habitación y cerré la puerta.
Me acerqué a la cama y senté a Saya dejando la almohada a su lado.



SAYA
Intenté bajarme del hombro de Kai, pero llegamos a la habitación antes de que pudiese hacer nada.
Le miré cabreada cuando me sentó sobre la cama y suspiré.
-¿Amable y comprensivo? Ja-ja-ja, cuando vea que eres amable y comprensivo entonces te haré caso, pero de momento paso.- Le tiré la almohada de nuevo pero esta vez la agarraría seguro.

KAI
Agarré la almohada y la tiré contra el suelo.
-¡Deja de tirarme la jodida almohada, cojones! –me di la vuelta con las manos en la cabeza.
-Dios, no puedo contigo, ¿es que no tienes sueño? –suspiré y cogí la almohada. Respiré varias veces y volví a girarme. Le devolví la almohada.
-Vamos a dormir, anda… -dije más calmado e intentando ser “a… amable”.



SAYA
Le miré y fruncí el ceño.
-No me sale de los cojones.- Me senté en mi lado de la cama y me crucé de brazos.
-No te soporto, yo si que no puedo contigo. Acabarás matándome algún día de estos o mejor aún, ingresándome en un psiquiátrico.- Cogí la almohada y la apretujé contra mi pecho por no cogerle a el la cabeza y… ¡Dios! ¿Por qué me castigas así?

KAI
Suspiré.
-Mira, te voy a hacer un favor. Me voy a ir para que se te quiten las ganas de espachurrarme la cabeza con las manos, que sé que tienes ganas y te sobran. Me voy a dormir a otra habitación mientras tú recitas a los cuatro vientos lo poco que me soportas, así podrás dormir tranquila. –me rasqué la nuca y me dirigí a la puerta, abriéndola.



SAYA
Le miré y bufé.
-Muy bien.- Me tumbé de lado y suspiré intentando calamar mi instinto asesino.
-Que duermas bien y espero que el perro no te de el coñazo, o tal vez si.- Dejé que se fuese.
No me apetecía salir en la primera plana del periódico como: “Mujer desesperada asesina al rey a base de golpes con la almohada”
Respiré hondo y cerré los ojos tranquilizándome.



KAI
Salí cerrando la puerta detrás de mí. Ahora estaba tranquilo y ella mejor sin verme.
Me fui a un cuarto alejado del mío y el de Kai, me levantaría temprano para adelantar papeleo y más tarde recibir a mi hermano, tenía que hablar con él. Saya no querría ni mirarme en todo el día hasta que se le pasase y me echase la bronca otra vez, o que se calmase todo, quizá. El caso es que no quería ver a ese perro ni en pintura.
Entré en la habitación y cerré la puerta una vez dentro.



JIMMY
Tuve que despertarme bastante temprano. Tenía que someterme a varias pruebas ante los sabios para que formase parte al cien por cien del senado.
Me dio bastante pereza y lastima tener que dejar a Ánima allí sola… desnuda… sobre la cama… media tapada… ¡joder! ¡Qué cruel es el destino, coño!
Me vestí con la túnica blanca y dejé a Ánima que durmiese todo lo que quisiese. Encendí la chimenea antes de irme para que estuviese calentita.
Llegué al palacio temprano, Kai y Saya aún seguirían dormidos, por lo que me fui directamente a al sala donde me esperaban los sabios…