¡Busca por capítulos!

Dejad vuestros comentarios

Nos gustaría saber la opinión de los lectores de esta historia, por favor, dejad comentarios, y si tenéis alguna duda, no dudéis en preguntar ^^

Para el que no sepa hacerlo: Al final del capítulo hay un apartado donde pone "X comentarios", pinchad ahí y os dará la opción de comentar ;)

sábado, 30 de enero de 2010

Capitulo- LXXX- ¿GRIPE?

SAYA
Después de comer reanudamos la marcha de camino al templo de los sabios, si no recordaba mal estaba entre el Reino del Rayo y el del Hielo.
La noche se nos echó encima en nada, los días pasaban rápidamente y sin a penas darnos cuenta.
Kai estaba metido en mi mochila, de vez en cuando salía de ahí y caminaba a mi lado estirando las patas.
Paramos en el camino para cenar y descansar, Necesitábamos recuperar fuerzas para seguir con el viaje.
Axel preparó pescado en la hoguera, fritito y crujiente para todos, incluso para ese idiota de Kyle que aún nos seguía…
Cogí un par de pescaditos y me senté a un lado. En cuanto me senté, Kai se puso encima de mí maullando.
-Tienes hambre, ¿eh?- Sonreí.



KAI
Me moría de hambre, y el olor del pescado me gustaba esta vez más que nunca, me sonaron las tripas en cuanto Saya cogió dos pescados para ella y para mí. Me senté encima de ella y alcé la cabeza olisqueando el pescado, me alcé sobre mis patas para llegar, pero caí hacia adelante, contra sus rodillas.
Grité un maullido.



SAYA
Miré a Kai y me reí.
-¿Dónde vas?- Le agarré sentándole encima de mis piernas.
-Toma fiera.- Sonreí y le ofrecí el pescadito.
-Uno no puede ser tan ansioso en la vida.- Le besé en la cabeza mientras agarraba entre sus patitas el pescadito.
-Que aproveche.


KAI
Por más que intentaba seguir comiendo como una persona normal y corriente, mis patitas de gato no me lo permitían, tenía que apoyar la comida en algún lado y tirar con los colmillos, pero no quería manchar a Saya, la miré con el pescadito en la boca y mis ojos con la pupila totalmente dilatada al ser de noche.



SAYA
Le miré, parecía que le resultaba difícil comer así.
-Trae.- Cogí su pescadito y arranqué un cachito entre mis dedos. Lo acerqué a su hocico.
-Abre.- Sonreí. Me miró con sus ojazos.
-Vamos, yo te daré de cenar.


KAI
Moví el rabo y apoyé mis patas en su vientre cogiendo el cacho que me ofrecía con la boca. La lamí el dedo en señal de agradecimiento y empecé a comerme el cacho de pescado, aunque lo hacía de forma lenta, además, así la daría más tiempo a ella para comer su parte.
Maullé.



SAYA
Sonreí y partí otro cachito cuando maulló.
-Toma.- Se lo ofrecí y me reí cuando lo cogió entre sus morritos con cuidado.
-Está bueno, ¿eh? Pues no te acostumbres, no pienso darte de comer cuando vuelvas a ser humano.- Sonreí mordiéndome el labio.
-Pero mira que eres mono.


KAI
Maullé de nuevo acurrucándome entre sus piernas, si no fuese porque estábamos de misión, no me importaría quedarme así un tiempo más.
Dejé que cenase tranquila para pedirle el siguiente cacho. La verdad es que mi estómago era muy pequeño, no creía poder comerme todo el pescado yo solo.



SAYA
Miré a Kai ofreciéndole otro pedacito de pescado. Sonreí y saqué de mi mochila el saco, lo extendí en el suelo poniendo el de Kai como almohada.
Me recosté con Kai acurrucado encima de mi torso.
Alcé la vista al cielo, la luna estaba creciente, pronto sería luna llena. Cerré los ojos disfrutando de la brisita de la noche.
Bajé la mirada cuando escuché a Kai maullar.
Sonreí dulcemente y le acaricié tras las orejas haciendo que ronronease.
-Si no fuera por que no eres un perro te diría que llevas una vida muy perra.- Me reí.


KAI
Me acurruqué en su estómago encogiendo la cola. Rocé mi cabeza contra ella. Nunca había dormido en forma de gato y no sabía cómo sería, aunque esperaba poder despertarme si acechaba algún peligro y poder alertarles, ya que yo no podía hacer nada más tal y como estaba… Ronroneé de manera melódica para que Saya se durmiese.



SAYA
Sonreí y miré a Kai.
-Ven aquí conmigo.- Le agarré y me tumbé de lado colocando a mi Kai a un lado. Él se espanzurró todo lo largo que era. Suspiré pasando mi brazo por encima de él rodeándole. Le besé en la cabeza y agarré una de sus patitas acariciándole los deditos con la yema de los míos. Escuché como ronroneaba. Cerré los ojos relajándome y escuchando su ronroneo el cual me sumía cada vez más en el sueño.


KAI
Tardé lo mío en dormirme, me costaba hacerlo ya que no estaba acostumbrado a ese cuerpo, pero lo conseguí con las caricias de Saya. En esos momentos echaba de menos mis brazos para poder abrazarla, pero la cosa no duraría mucho si los sabios aceptaban ayudarme.


AXEL
Miré a Saya junto con Kai. Se habían quedado frititos. Sonreí y miré a Eri alzando las cejas.
-Que mono es Kai en forma de gato, dan ganas de espachurrarlo a abrazos.- Me reí.
-Es más mimoso que cuando era humano, debería quedarse así… aun que, no creo que quiera, no veo a Kai sobrevivir sin el sexo con Saya.- Moví el fuego con un palo.



ERI
Sonreí y les miré.
-Yo tampoco les veo, la verdad, son muy de hacerlo a menudo. –me reí y me junté a él, sentándome entre sus piernas.
-Si tú te convirtieses en gatito te llevaría todo el día en brazos. –sonreí.
-O… dentro de la camiseta. –me reí y miré al fuego.



AXEL
La miré y después a mi alrededor.
-¿Dónde están esas locas cuando las necesitas? Eh, que yo también ayudé a cargarme a Aleera, jopelas, quiero ser un gato y estar toooodo el día entre los pechos… brazos de Eri.- Sonreí y miré a Eri de reojo.
-Bueno, no hace falta ser un gato para eso.- Me ti la cabeza bajo la camiseta de Eri e imité un ronroneo.



ERI
Me reí, por suerte Edward y Kyle ya estaban roncando y no me resultó incómodo. Le acaricié la cabeza por encima de mi camiseta.
-Qué gatito más travieso, ¿no? –me reí y me revolví un poco.
-Me haces cosquillas.


AXEL
Me reí y saqué la cabeza de debajo de su camiseta.
-Vale, no te hago más cosquillas.- Sonreí y me froté el mentón.
-Mira, ya no tengo barbita, como a ti te gusta, suavecito como el culito de un bebé.- Me reí de nuevo y la agarré de los hombros tumbándola encima de mi saco. Me puse encima y ronroneé de nuevo.
-Me da envidia Kai, él está lleno de mimitos, ¿me das unos poquitos?


ERI
Me reí acariciando su cara libre de barba, como me gustaba, con aspecto juvenil y cara de bueno.
Sonreí rodeando su cuello con mis brazos y le besé acariciando su nuca y su espalda. Le tumbé a mi lado y le acaricié por la cara.
-¿Qué clase de mimitos quieres?


AXEL
La miré y sonreí.
-Los que tú quieras, puedes darme los mimos que a ti te de la gana, soy todo todito tuyo.- Me reí colocando mis manos tras la nuca. La miré alzando las cejas.
Puse morritos cerrando los ojos.
-De momento quiero un súper beso.


ERI
Me reí, le agarré de la cara y le besé con pasión, intentando que lo considerara como un “súper beso”. Moví mis labios a compás de los suyos de manera pasional, tiré de su labio inferior al separarme levemente y me mordí el labio mirando sus ojos.
Le volví a besar de nuevo.



AXEL
-Wooo… eso no ha sido un súper beso… eso ha sido un ultra beso.- Me reí y la agarré de la nuca posando mi otra mano en su espalda. Correspondí a su beso de la misma manera. La miré con una sonrisita juguetona en mis labios.
-Ñam, ñam, nena.


ERI
Me reí.
-Tienes hambre después de cenar, eh. –me reí y le volví a besar acariciando su pecho. Bajé mis labios por su cuello sintiendo su calor, además en aumento, me reí y le mordí en el cuello sin llegar a hacerle daño.



AXEL
Hice una mueca mientras sonreía cuando me mordió.
-Ayyyy…que se me pone la piel de gallina.- Me reí y la miré señalando el pelo de mis brazos.
-Mira…- Me froté y la miré.
-¿Tú quieres que te ponga la piel de gallina?- No la dejé contesta, agarré el cuello de su camiseta apartándolo a un lado del hombro y acerqué mis boca a su cuello, el cual mordí y acaricié con mi lengua para después hacerla un buen chupetón.


ERI
Encogí el cuello.
-Ay… -me reí.
-Eso es venganza… -cerré los ojos, me estaba dejando una buena marca que me duraría varios días.
-Axel… yo también tengo la carne de gallina. –sonreí mordiéndome el labio inferior.



AXEL
Sonreí y la miré.
-Lo sé, y seguro que la piel no es lo único que tienes erizado, verdad.- Dije en un susurro acercando mis labios a su oído y bajé por su cuello. Atrapé su piel entre mis dientes agarrando sus muslos con mis manos.



ERI
Cogí aire de manera bastante audible, sonreí.
-Axel… -posé mi mano en su nuca, cuando se ponía travieso no había nada que lo parase, estiré el cuello sintiendo sus dientes mordiéndome y sus manos recorriendo mis muslos.


AXEL
Sonreí y seguí besándola por el cuello de manera intensa mientras mis manos ascendían por sus piernas presionando la piel son mis dedos. Ascendí hasta encontrarme con el extremo de su pantalón corto. Sonreí de nuevo y metí las manos dentro subiendo hasta sus ingles. Tuvo un pequeño espasmo cuando mis manos se acercaron a territorio prohibido.
Giré la cabeza por si nos veía alguno, pero no. Saya y Kai estaban a tomar por culo de nosotros. Edward a un lado tumbado de lado dándonos la espalda y Kyle boca abajo roncando. Sonreí de forma traviesa y volví a juntar mis labios a su cuello.



ERI
Cerré los ojos jadeando levemente, tragué saliva y llevé mi mano a su nuca.
-Axel… -susurré tragando saliva, encogí las piernas y llevé mis manos a su espalda, él lo que quería era esta clase de mimos pero se había hecho el interesante.
Sentía todo mi cuerpo con la piel erizada, me volvía loca.


AXEL
Miré a Eri y sonreí sin sacar las manos de debajo de su pantalón.
-¿Decías algo?- Alcé una ceja y la subí la camiseta por debajo de los pechos. Acerqué mis labios a su vientre el cual besé metiendo de nuevo la mano bajo su pantalón… y eso que solo la estaba acariciando los muslos y las ingles, que si no…



ERI
Le miré, cómo le gustaba hacerme de rabiar, le agarré del pelo de la nuca apartando sus labios de mi cuello.
-Vamos a otro sitio y te daré los mimos que quieres. –le besé con fuerza mientras me sentaba con las manos en su pelo.


AXEL
Sonreí y me levanté con ella. La agarré de la cintura y caminé guiándola hacia el interior del bosque.
Una vez lejos del campamento, sin pensármelo dos veces, agarré a Eri en brazos haciendo que rodease mi cintura con sus piernas. La besé con fuerza empotrándola contra un árbol sin hacerla daño. Seguí besándola con fogosidad llevando mis manos a sus muslos como antes.



ERI
Me agarré al tronco del árbol cuando me empotró contra él y con la mano libre me agarré a su nuca, sabía que cuando se ponía juguetón…
Le besé con fuerza y pasión, agarrando su pelo con fuera y rodeando su cintura con mis piernas evitando que pudiese escapar, aunque supiese que no lo iba a hacer.



AXEL
La miré y agarré el extremo de mi camiseta despojándome de ella, sabía que le encantaba verme mi camiseta, era un lujo para ella.
Dejé caer la camiseta a un lado agarrándola de nuevo de los muslos.
Aprisionó mi cintura con sus piernas mientras me besaba con bastante fuerza y fogosidad.
-No soy el único travieso aquí, nena.- Esbocé media sonrisa y la pegué un bocado en el cuello.



ERI
Sonreí agarrándole fuerte del pelo. Jadeé cuando volvió a morderme el cuello, cualquiera pensaría que mi marido me maltrata de las marcas que me estaba dejando por todo el cuello.
-Pareces un vampiro, me vas a dejar sin sangre… -volví a jadear, tenía que agarrarme al árbol o era capaz de caerme.



AXEL
Me reí y agarré su camiseta quitándosela y dejándola a un lado junto a la mía. Posé una mano en uno de sus pechos y la besé en la clavícula, cerca del pecho.
Acaricié su muslo con la mano que me quedaba libre agarrando con ansia su piel.
Seguí besándola entre los pechos acariciándola con suavidad el que tenía bajo mi mano.



ERI
Gemí con sus caricias, más bien era él el que no paraba de “mimarme” a mí, pero al fin y al cabo, yo salía ganando con todo esto, no podía quejarme.
Acaricié sus hombros y clavé las uñas sin llegar a provocarle dolor. Posé mis manos en su fuerte pecho, me encantaba verle sin su camiseta, su pecho me tenía loca y su abdomen me ponía enferma del todo.



AXEL
Deslicé mis manos por su cintura y su vientre hasta llegar a la cremallera de su pantalón, el cual desabroché lentamente besando sus labios con pasión y fogosidad.
La agarré de la parte trasera de su espalda levantándola suavemente para poder bajarla el pantalón.


ERI
Me quitó el pantalón, que acabó en el mismo lugar que el resto de nuestra ropa. Agarré la tira de su pantalón y empecé a desabrocharle el botón mientras le besaba con fogosidad. Le deshice del botón y tiré de los pantalones haciéndolos caer, no me solté de su espalda ni sus labios.



AXEL
Me encargué de quitarme del todo los pantalones apartándolos con el pie.
Sonreí de firma juguetona y agarré la tirilla de su tanguita. Metí los dedos bajo la tirilla bajándola el tanga hasta que también acabó retirado por ahí.
La besé en los labios mientras que mis manos ascendían por sus muslos y seguían subiendo hasta sus ingles. Eri cerró las piernas automáticamente. La miré y esbocé media sonrisa posando mis manos en cada rodilla suya separando sus piernas de nuevo.
Acaricié sus muslos de nuevo al igual que sus ingles. La besé en el cuello llevando mis manos a su entre pierna la cual acaricié con mis dedos de manera suave.



ERI
Gemí tapándome la boca con una mano, iba a matarme si hacía eso por mucho tiempo, además, si seguía en ese plan, la diversión para él iba a terminar pronto. Me agarré fuerte a su hombro con la mano libre gimiendo bajo la otra mano.
-Por Dios, Axel…


AXEL
Sonreí mientras la besaba en el cuello.
-¿No te gusta?- Encerré entre mis dientes la piel de su mandíbula.
Agarré mis calzoncillos y me los quité dejándolos en el suelo.
La agarré de los muslos y penetré con intensidad, tal y como estaba Eri no era para estar con finuras.
Jadeé volviendo a penetrar mientras aprisionaba la piel de sus muslos entre mis dedos. Solté un gemido notando como me subía la temperatura.



ERI
El ambiente ya tenía una temperatura más alta, se notaba cuando Axel se ponía en situación. Me agarré fuerte a sus hombros con las manos gimiendo a cada penetración.
-Un día de estos, Axel… -gemí con fuerza.
-Vas a acabar conmigo…


AXEL
Sonreí penetrando con más intensidad.
-Morirás, pero de placer, nena, de placer…- Gemí posando una de mis manos en el tronco del árbol, al lado de la cabeza de Eri.
Seguí moviéndome sin dejar de jadear. Tragué saliva y la besé.



ERI
Le agarré fuerte de la espalda. Él siempre era el que hacía casi todo cuando acabábamos haciendo el amor, pero parecía no importarle, porque nunca dejaba de sorprenderme.
-A… Axel… -volví a gemir, esperaba que no nos estuviesen oyendo…



AXEL
Seguí penetrando aumentando la velocidad i la intensidad y me atrevo a decir que también la fuerza, pero sin sobrepasarme.
Cerré los ojos con fuerza y aún con mi mano en el tronco y la otra en el muslo de Eri.
Gemí varias veces seguidas jadeando intensamente.
-J-joder…-Tragué saliva.



ERI
Gemí con fuerza agarrándome a él. Clavé mis uñas en su espalda gimiendo por las penetraciones, si le había dejado marca ya le pediría perdón más tarde, no podía controlar el impulso.
Sentí que no podía más y tuve el orgasmo echando la cabeza hacia atrás, intenté no gritar mucho, pero me sobrepasé.



AXEL
Tuve el orgasmo a los escasos segundos después que ella. La miré alucinado jadeando y soltándola con cuidado. Los animales que había en el bosque y los cuales hacían ruido por las noches se callaron de repente cuando Eri gritó de esa manera.
Tragué saliva y suspiré.
-Joder, Eri… vaya… vaya par de pulmones, coño.- Me reí y la miré apartando la mano del tronco el cual estaba quemado.
-Ala…


ERI
Desvié la mirada algo sonrojada, había gritado demasiado alto.
-Ha sido culpa tuya… -miré el tronco, lo había quemado.
-Y tú eres un bruto, casi provocas un incendio en mitad del bosque. –le di un azote en el culo.
-Eso es por como te pones conmigo.


AXEL
La miré y me reí.
-¿Y como quieres que me ponga? Me pongo como una moto cuando te veo desnuda, es normal, eres mi mujer y estás muy buena.- Esbocé media sonrisa poniéndome los calzoncillos. Agarre el tanga de Eri y lo miré.
-Vaya, que sexy, me gusta… mmmmm.- Miré a Eri de reojo.
- Algún día me gustaría que bailases para mí.


ERI
Cogí mi tanga y me lo puse de nuevo.
-Mucho tienes que hacer tú para que baile para ti. –sonreí y seguí vistiéndome, al menos ahora estaba más cansada y podría dormirme tranquila en brazos de Axel.
Le miré de reojo y sonreí. Terminé de vestirme y me acerqué, le di un pico.
-Podrías bailarme tú a mí.


AXEL
La miré mientras me abrochaba el pantalón. Sonreí y la correspondí al beso cuando se acercó. La miré y solté una risotada.
-¿Quieres que baile para ti?- Me reí.
-No creo que quieras verme bailar, no lo hago nada bien, soy un desastre para eso.- Sonreí y me puse la camiseta.
-Ahora será mejor que vayamos a descansar después de un largo rato de sexo puro y desenfrenado.- La di un besito en la punta de la nariz.
-Vamos a dormir.


ERI
Solté una risotada.
-Tendrás morro… -le volví a besar y le cogí de la mano tirando de él para irnos a dormir, como él decía, debíamos descansar tras un largo rato de puro y desenfrenado sexo.
Me reí mientras volvíamos, Eddie estaba despierto y se rió al vernos, por lo que le había despertado mi grito.
Me sonrojé y me senté en mi saco.


AXEL
Miré a Edward.
-¿Y tú de que te ríes? A dormir ahora mismo, hombre, que es muy tarde.- Me tumbé en el saco junto con Eri.
-Esta juventud de hoy en día…- Miré a Eri aguantándome la risa. Estaba colorada, lo más seguro es que Edward se hubiese enterado de todo, pero me importaba una mierda.
Abracé a Eri apoyando la cabeza en el saco.


ERI
Me encogí abrazada a Axel, él y Edward se lo estaban pasando pipa, pero bueno, intenté dormirme, con el calor, no me costaría mucho. Me acurruqué en el pecho de Axel.
-Buenas noches… -susurré.



AXEL
Me llevé las manos a la boca bostezando. Me reí y la miré pasando mi brazo alrededor de su cintura
-Buenas noches, pequeña.- La besé en la frente con ternura y cerré los ojos suspirando.
No me arrepentía de haberme encontrado de nuevo con Saya y Kai, de no haber sido así, no habríamos emprendido el viaje y yo seguiría en mi reino amargado y estresado por las reparaciones… me habría alejado mucho de Eri y de los gemelos y lo más seguro es que hubieran acabado yéndose hartos de mí.
Me alegraba de que no fuese así, al contrario, Eri y yo nos hemos unido más que nunca y la relación entre Kai y yo había mejorado…en general, no me arrepentía de estar ahí.



KAI
Me desperté, me sentía raro…
Me miré la mano. (“Oh, claro, soy un gato”) Me estiré bostezando y me desperecé sacudiéndome, a mi lado seguía Saya dormida, la había llenado de pelos…
Giré la cabeza mirándola y la lamí la nariz.



SAYA
Arrugué la nariz y abrí los ojos cuando sentí que me lamían. Miré a Kai y me froté la nariz.
-¿Qué pasa?- Sonreí y le acaricié la cabeza medio adormilada. Me senté colocándome el pelo a un lado, agarré a Kai y le coloqué entre mis piernas.
-¿Tienes hambre?- Le acaricié bajo el hocico y agarré mi mochila.
-A ver que te doy…



KAI
Posé mis patas en su pierna olisqueando, este maldito olfato desarrollado me daba mucha hambre.
Me acomodé entre sus piernas pasando mi cabeza contra su vientre, me sentía juguetón en ese cuerpo peludo.



SAYA
Saqué de la mochila un melocotón. Vi como Kai se relamía los morritos cuando vio la pieza de fruta. Sonreí agarrando la navaja y empecé a cortar el melocotón en cachitos pequeños.
Cogí un pedazo y se lo ofrecí.
-Qué aproveche, pequeño mío.


KAI
De verdad me estaba tratando como a un gato, ¿pero qué iba a hacer? Era un gato, y yo no podía pelarme un melocotón con estas garras. Me estaba mimando y cuando volviese a mi forma no me daría de comer…
Me comí el cacho que me había pelado y me acurruqué en su regazo.


SAYA
Sonreí cortando otro cacho.
-Menudo señorito estás hecho.- Me reí y le ofrecí otro cacho que lo agarró entre sus morritos. Partí lo que quedaba del melocotón y lo dejé sobre el saco para que Kai comiese. Me levanté y le miré.
-Mientras tú desayunas, yo voy a darme un bañito.- Le di un beso en la cabeza.
-Volveré en seguida…


KAI
Seguí comiendo, dijo que se iba a dar un baño y se fue. Cogí un par de cachos con la boca y la seguí de cerca, no tenía muy claro por qué, pero no pensaba bañarme con ella, pero sí quería verla mientras se bañaba, aunque me llamase salido.


SAYA
Giré la cabeza y vi que Kai me seguía. Fruncí el ceño algo extrañada…
-¿Quieres venir?- Sonreí cuando maulló contento con el cachito de melocotón en su boquita.
Me encogí de hombros.
-Vale, ven si quieres.- Me giré y seguí caminando hasta que encontré el río. Dejé mi toalla colgada en una rama y empecé a desnudarme. Me recogí el pelo en una coleta alta y me metí en el agua.


KAI
Me tumbé en la arena comiéndome el melocotón mientras la miraba entrar en el agua, estos ojos hacían maravillas. Podía ver cada detalle del cuerpo de Saya, aunque ya me lo conociese de sobra.
La miré mientras se bañaba. Cuando lo había en un río podía uno quedarse alucinado por cómo se movía, era el poder de ninfa que aún quedaba en ella: dejar embobado a cualquiera con un simple movimiento.



SAYA
Salí del agua al ratito. Cogí mi toalla y me sequé la cara con ella mientras me acercaba a Kai que estaba tumbadito en la arena moviendo su colita de un lado a otro. Sonreí y me agaché ante él tapándome con la toalla.
-Pero que chico más bueno.- Acerqué mi mano a su cabecita la cual acaricié con suavidad.



KAI
Esbocé una sonrisa felina y maullé. Me levanté y me acerqué a ella, me metí debajo de la toalla subiéndome a su pierna, ronroneé haciéndola ver que estaba feliz de estar ahí abajo.


SAYA
Miré a Kai cuando se subió encima de mi pierna debajo de la toalla.
-Kai… tienes un morro que te lo pisas, aún siendo un gato no pierdes oportunidad de meterme mano… o pata.- Me reí y agarré la toalla apartándola. Le miré y alcé las cejas.
-¿Qué? ¿Estás cómodo ahí?


KAI
La miré apoyando mis patas en su vientre y maullé moviendo el rabo, restregué la cabeza contra ella feliz.
-Miauuuu. –me acomodé de nuevo en su pierna ronroneando, en esos momentos desearía volver a ser humano pero ya.


SAYA
Le miré sonriendo. Puse los ojos en blanco y suspiré.
-¿Miau? Si, mucho miau…- Negué con la cabeza y la agarré en brazos dejándole a un lado.
Me levanté tapándome con la toalla.
-Voy a vestirme, gatito.- Sonreí y me acerqué a mi mochila para sacar mi ropa limpia.



KAI
Bajé las orejas y me tumbé de nuevo ronroneando tristón. Me giré poniéndome boca arriba y alzando las patas para que me hiciese caso.
-Miauuu. –Dios, estaba haciendo el ridículo…
-¿Miau?



SAYA
Miré a Kai cuando maulló. Me abroché el pantalón y me acerqué ya vestida. Me senté a su lado mientras él llamaba mi atención.
Me reí y le rasqué la tripita… pues anda que…
-Que mimoso te has vuelto, creo que eso de convertirte en gato te ha beneficiado.


KAI
Maullé y me agarré a su mano con mis patas y la atrapé el brazo para que no me soltase, enrollé la cola por su muñeca y maullé lamiendo sus dedos.
Cerré los ojos y me quedé así.


SAYA
Sonreí mirando como atrapaba mi brazo. Me lamió los dedos y cerró los ojillos quedándose con mi brazo.
-Pues nada… cuando quieras devolvérmelo me lo devuelves.- Sonreí de nuevo y le hice cosquillitas con mis dedos en su cuello.
-Vas a echar de menos ser gato cuando vayamos a ver a los sabios, ¿eh?


KAI
Negué con la cabeza con energía. A lo mejor al principio sí, pero en cuanto estuviésemos en la cama se me iba a olvidar que había sido un gato…
Abrí los ojos y la miré, no sabía cómo eran los míos, pero debían ser como los de cualquier gato del color azul.
-Miau.



SAYA
Le miré de nuevo cuando maulló.
-¿Qué te pasa ahora?- Le agarré de la colita con la mano que me quedaba libre. Sonreí cuando la enrolló alrededor de mi muñeca.
Me reí y le alcé colocándolo entre mis brazos boca arriba como si fuese un bebé.
-¿Ves? Tengo razón cuando digo que tengo dos niños pequeños.- Me levanté y caminé de regreso al campamento.



KAI
Moví la cola y las patas maullando armónicamente imitando a un bebé, me encogí en su pecho, estaba viviendo del cuento, pero tenía que aprovechar ahora que era un animal doméstico, ¿no?


SAYA
Sonreí y le miré.
-Que mono eres, me dan ganas de comerte enterito.- Le di un beso en el morrete de gato que tenía.
-Anda, vamos con los demás, a ver si se han despertado.- Dije acariciando su colita, la cual no dejaba de mover.



KAI
Ronroneé de nuevo encogiendo la colita y acurrucándome hasta hacerme un ovillo, Axel se moría de envidia, seguro, me encantaba esa situación.
-Miauuu… -escondí el rostro entre sus pechos.



SAYA
Puse los ojos en blanco, pero mira que llegaba ha ser salidillo… incluso siento un gato.
Llegamos al campamento, todos estaban despiertos y desayunando.
Sonreí y les miré.
-Buenos días.- Me senté encima de una roca con Kai aún entre mis brazos y mis… pechos.



AXEL
Miré a Saya cuando llegó, llevaba al mamón de Kai metido entre las tetas, pero que morro tenían algunos.
Me abroché las botas y les miré.
-Ese gato está muy mal enseñado, ¿no?- Sonreí y miré a Kai, que no hacía ni puto caso.



ERI
Miré a Kai.
-Pero qué cosa más rica… -le acaricié en el cuello, ronroneó feliz.
-Jo, quiero un gatito… -me reí y le acaricié por la barriguita, se notaba su ronroneo.


AXEL
-Eh, eh, eh, pero bueno.- Me acerqué y miré a Kai.
-Me parece muy bien que tengas a tu mujercita loquita con tu nueva apariencia de gatito blanco adorable y mimoso, pero no intentas acaramelar a mi mujer porque soy capaz de hacerme una bufanda con tú pellejo.- Entrecerré los ojos mirándole.



ERI
Me reí y besé a Axel en la mejilla.
-No te pongas celoso, tontín, sólo es un gatito… -ronroneó con mis cosquillas, noté que miraba a Axel desafiante, pero qué capullo podía llegar a ser si quería. Le tiré del rabo y maulló quejándose.
-Eres un gatito mono, pero no te permito que te burles de Axel.


SAYA
Miré a Eri apartando su mano.
-Eh, pero bueno, no seas burra.- Escondí a Kai entre mis brazos.
-No le tires de la cola si no quieres que yo te tiré a ti de otra cosa.- Miré a Kai.
-Pobrecito, que la mala de Eri le a tirado de su colita.- Miré a Eri y sonreí guiñándola un ojo para que viese que iba de broma.


ERI
Sonreí y me junté a Axel.
-Me… me ha pegado por tirar de la cola a su gatito… -me senté en sus rodillas apoyando la cabeza en su hombro.
-Por defenderte… -le
miré con cara tristona.


AXEL
Miré a Saya y la saqué la lengua.
-Mira Kai, claro, como es un gato ahora tiene más privilegios…- Alcé la cabeza indignado.
-Tú podrás tener los mimos que quieras, pero te recuerdo que llevas dos días de abstinencia, gatito mono.- Me reí.
-Pobrecillo que no puede disfrutar del sexo a lo grande con su mujercita.- Le señalé.
-¡Ja! ¿Quién es el privilegiado ahora?


KAI
Le bufé enseñando los dientes y volví a posar la cabeza entre los pechos de Saya, acurrucándome ahí.
Le volví a mirar y le volví a bufar, le puse caritas a Saya alzando las patas.



SAYA
Miré a Axel.
-Para que te enteres, si lleva dos días de abstinencia no es por culpa suya, es por culpa de esas guarras, además, el sexo no es tan importante, pero no te preocupes, en cuanto le devuelvan su forma humana nos pasaremos todo el día y toda la noche haciendo el amor como dos descosidos.- Alcé las cejas.



ERI
Me reí.
-Yo me lo creo… -volví a reírme y miré a Axel.
-Tiene razón, llevan sólo dos días, acabarán haciéndolo como descosidos en cuanto tengan la oportunidad. –le acaricié el pelo.


AXEL
La miré.
-¿Y eso a mí que coño me importa? A mí como si se tiran follando una semana o un mes entero.- Me levanté y me estiré.
-Tenemos prisa, ¿no?- Cogí mi mochila cargándola al hombro.


ERI
Me reí y me levanté.
Acaricié el morro a Kai.
-Tiene envidia de que te demos mimitos, cosita. –me reí y me miró, me lamió la mano.
-Oh… qué rico, ¿seguro que es Kai?


AXEL
Miré a Eri asqueado.
-Puaj… te dejas lamer por eso, a saber si no tiene la rabia o te pega lombrices o garrapatas, no sé, cualquier cosa de esas que tienen esos bichos.- Negué con la cabeza y empecé a caminar, ya que los demás ya estaban listos… gatos… puaj…



ERI
-No te enfades, mi amor… -me acerqué y le besé en la mejilla.
-Sólo es un gatito, el pobre no ha elegido convertirse en eso, dale cuartelillo. –le volví a besar en la mejilla y cogí mi mochila.
-Anda, vámonos, tenemos que buscar a los sabios.


AXEL
-Si… vamos a buscarlos y que le devuelvan su aspecto y a ver si se te quita el encoñamiento y dejas de darle “cuartelillos” al minino.- Me acomodé la mochila y seguí caminando mirando al frente.


SAYA
Puse los ojos en banco y me levanté mirando a Kai.
-Tú ni puto caso…- Sonreí y le señalé la mochila.
-¿Prefieres la mochila, caminar o mis brazos?- Pregunté acariciándole una orejita.



KAI
La lamí en la mejilla y me subí a su hombro, me metí en la mochila, no quería que cargase conmigo todo el camino. Era un gato, aún así, pesaba lo mío para que me llevase en brazos.
Saqué la cabeza fuera de la mochila y maullé.


SAYA
Sonreí mirando como se metía en la mochila.
-Pues nada, vámonos.- Suspiré y empecé a caminar detrás de los demás cargando con mi mochila.
Seguimos caminando el resto del día, paramos para comer pero en seguida nos pusimos de nuevo en marcha.
A medida que caminábamos más frío empezaba a hacer hasta el camino se cubrió por completo de nieve. Saqué de mi mochila un jersey negro y me lo puse.
No faltaba nada para llegar, esperaba que los sabios accediesen a mi petición.



KAI
Miré a mí alrededor, había nieve. Deseaba bajar y poder sentirla, pero sabía que estábamos cerca del reino, y no podía ver todo destrozado, no al menos si no era necesario.
Metí la cabeza dentro de la mochila.



SAYA
Miré a Kai cuando metió la cabeza dentro de la mochila. Agarré la mochila y la apoyé contra mi pecho.
-Eh… ¿qué pasa?- Sonreí.
-Estamos cerca, ya falta poquito.-Metí la mano dentro de la mochila para poder acariciarle.
Suspiré y seguí caminando junto con los demás.
Empezaba a anochecer cuando por fin llegamos hasta el templo de los sabios. Sentí un gran alivio al verlo. Abracé la mochila contra mí y empecé a subir las escaleras.
Antes de que yo llamase, la puerta se abrió. Nos dio la bienvenida una anciana, la misma anciana que me recibió la última vez que vine.
Inclinó la cabeza y se retiró para dejarnos pasar. Agarró la mochila de los demás, cuando fue a coger la mía negué con la cabeza.
-No….- Suspiré.
-Dónde están los sabios, necesitamos hablar con ellos.- La anciana nos miró, uno a uno. Esbozó una gran sonrisa cuando reconoció a Axel y a Eri. Asintió enérgicamente y nos señaló con la mano que la siguiésemos.
Miré a Eri y acto seguido caminamos detrás de la anciana que nos guió por el pasillo hasta dejarnos en frente de una puerta. Sonrió e inclinó la cabeza de nuevo retirándose.
Miré la puerta y abrí.
Los sabios estaban sentados en torno a una mesa, como siempre, con su semblante serio y sus miradas fijas en nosotros.
Entré y miré la sala.
-Vaya, que bonito, que raro que a Dark no se le ocurriese atacar este lugar, ¿no?- Ladeé la cabeza mirándoles. Uno de los sabios, es que se situaba en el centro de la mesa, se levantó y nos miró.
-¿A que debemos está visita tan inesperada?- Preguntó dirigiendo la mirada de uno a otro.
Agarré la mochila y me acerqué hasta la mesa colocándola con cuidado encima de la tabla.
-Quiero pediros un favor.- Abrí la mochila para dejar que Kai saliese.



KAI
Saya abrió la mochila cuando fue a pedirles el favor, era hora de mi actuación. Asomé la cabeza y salí, posándome sobre la mesa, miré a los sabios, que me miraron con cierto interés algunos y otros con perplejidad.
Me senté en la mesa.
-¿Es una broma? –dijo uno de ellos.



SAYA
Kai salió de dentro de la mochila, los sabios se quedaron atónitos al verle, claro, ellos pensaban que era un simple gato, normal y corriente…
-¿Un gato? ¿Y para que nos traes a nosotros un gato?- Dijo el primer anciano.
-No es un gato corriente. Este gato es Kai, el Rey del Hielo, víctima de un conjuro.- Los sabios miraron a Kai de nuevo, alucinados.
-Las hermanas de Aleera nos atacaron por sorpresa, querían venganza y maldijeron a Kai con un embrujo o no sé….- Retiré la mochila de encima de la mesa.
-Quiero pediros que por favor le devolváis a su forma original. Solo vosotros tenéis el poder suficiente como para invertir el conjuro, ninguno de nosotros estamos a la altura…- El sabio se volvió a sentar pensativo.
-¿Ese gato es el Rey del Hielo? ¿Y cómo un Rey tan “poderoso” fue capaz de dejarse conjurar de esa manera?- Suspiré.
-Ya he dicho que nos pilló por sorpresa, no teníamos ni idea de que esto pasaría…- Los sabios guardaron silencio.
Me rasqué la nuca y les miré.
-Nosotros hemos hecho muchas cosas por vosotros, es hora de que nos devuelvan el favor.- Otro de los sabios golpeó la mesa con el puño y se levantó.
-¡¿Crees que puedes presentarte aquí junto con estos payasos y decirnos que es lo que debemos hacer?! Estás muy equivocada, ninfa.- Miré al sabio frunciendo el ceño.


AXEL
-¿¿Payasos??- Dije en un grito.
-Nosotros no somos payasos, harías bien en controlar tu lengua, anciano, ¿o has olvidado a caso quiénes fueron los encargados de admitiros en el consejo por vuestra sabiduría? Yo me acuerdo muy bien, y también recuerdo que de igual modo que os cedieron este puesto de la misma manera os lo podemos arrebatar.- El sabio se sentó de nuevo bufando cabreado.
Me dirigí al consejo.
-No estamos aquí por placer, estamos aquí por necesidad, si no, no estaríamos aquí.- Suspiré.
-¿Tenéis el remedio para ayudar a Kai o estamos perdiendo el tiempo?- No dijeron nada, se dedicaron a mirarse los unos a los otros. Esbocé media sonrisa.
-Lo que me imaginaba, estamos perdiendo el tiempo.- Me crucé de brazos.
-Bien, ya que no estáis por la labor de ayudar, ya me encargaré de reunir a los demás reyes y llegar al acuerdo de que abdiquéis.- Me giré con intención de irme.
-Vámonos.- Sonreí… 3, 2, 1…
-¡Esperad, señor!- Me giré y miré al sabio que se había levantado.
-¿Si?- Sonreí.
-Está bien, está bien… nos encargaremos del Rey…- Los sabios se levantaron y se retiraron un momento. Volvieron al rato y se sentaron de nuevo, menos uno, que se acercó a Saya.


SAYA
Uno de los sabios de acercó a mi y me entregó un pequeño frasco rojo.
-¿Y esto?- Pregunté mirando el frasco.
-Es una poción ante el conjuro que han empleado con mi señor. Debe tomárselo esta noche, justo cuando la luna esté arriba del todo. Con una gota basta.- Miré al sabio que inclinó la cabeza y asentí.
-Gracias…- Agarré mi mochila y miré a Kai.
-Vamos…- Salí de la sala junto con Eri y los demás.



EDWARD
Salimos fuera, miré al resto.
-Creo que ha sido demasiado fácil, ¿creéis que funcionará solamente con darle una gota de eso? –miré a Kai, que nos seguía de cerca, caminando sobre sus patas gatunas.



SAYA
-Más le vale que funcione si no quieren que queme el templo con ellos dentro.- Miré el frasquito, acto seguido me lo metí dentro del bolsillo del pantalón.
Giré la cabeza y miré a Kai que caminaba a mi lado menando el rabo.
Salimos al exterior y miré al cielo, era de noche, pero la luna no estaba alzada del todo, tendría que esperar hasta media noche o más…
-Busquemos algún sitio para descansar, ya que ni siquiera los sabios nos han dado refugio…


KAI
Pasé por entre las piernas de Saya, poco faltaba ya para que pudiese comportarme como un gato. La maullé acariciando su pierna con mi costado y mi lomo.
(“Mímame un rato más, que en cuanto vuelva a mi cuerpo…”)
-Miaaauuuu.



SAYA
Bajé la cabeza y miré a Kai que se frotaba contra mi pierna. Sonreí y seguí caminando.
Encontramos una cueva bastante escondida. Axel encendió una hoguera, como siempre mientras Eri preparaba algo para cenar.
Me senté sobre mis lonas apartada de los demás, me apetecía estar con Kai en eso momento.
-Ven.- Le dije señalándole mis piernas.



KAI
Me acerqué a Saya y me subí a sus piernas posando mis patas en su pecho y moviendo la cola.
La lamí la barbilla y la cara, apoyé mi cabeza en su cuello frotándola contra su piel, ronroneé.



SAYA
Sonreí y cerré los ojos acariciándole el lomo. Froté mi frente en su carita acariciándole las orejitas.
Miré el frasquito el cual tenía en una de mis manos. Sonreí y miré a Kai.
-¿Has visto? Te dije que lo conseguiría.- Le acaricié bajo la barbilla dándole un beso en la cabecita.


KAI
Cerré los ojos ronroneando, la lamí la nariz y volví a colocar la cabeza en su hombro. Miré el frasquito y olisqueé el frasco. Bufé pasándome la para por la nariz, olía a mil demonios.



SAYA
Me reí y le miré cuando olió el frasco.
-Lo siento, nene, pero es lo que hay, nadie dijo que esto fuese fácil.- Le agarré para mirarle a la cara.
-Bueno, solo será una gotita, no creo que sea tan mal, ¿no?- Sonreí y le besé en el morrito.
-Estás a tiempo de hacer cualquier cosa gatuna, después, olvídate.- Me reí y le dejé sobre mis piernas de nuevo acariciándole el lomo y la cola con suavidad.
-Yo echaré de menos llevarte en mis brazos… jo, como lo mono que estás.- Sonreí.



KAI
(“Te compraré un gato cuando volvamos, y un perro a Kai, tendremos la casa llena de bichos”) Me acurruqué en sus piernas y moví el rabo de un lado a otro mientras me acariciaba. Ser un gato, al menos su gato de Saya, era una buena vida, pero prefería ser su marido.



SAYA
Me recosté apoyándome en un brazo mientras le acariciaba el lomo con mis dedos.
Axel nos trajo la cena, sonreí y miré a Kai.
-Bueno, esta es la última vez que te doy de comer.- Agarré las salchichas y las partí a cachitos para Kai.
Coloqué los cachitos en la palma de mi mano y se lo acerqué a Kai.
-Toma y que aproveche.


KAI
Bajé las orejas y me acerqué a comer de su mano. Nunca me cansaría de que me diese mimos, pero como ahora no los recibiría más. Comí poco a poco, no me sentía del todo bien. Cuando acabé lo que tenía en la mano me tumbé sobre su estómago.



SAYA
Sonreí levemente y le acaricié mientras terminaba de cenar.
Me recosté contra la pared mientras esperaba a que llegase la hora de darle la pócima a Kai. Cerré los ojos y suspiré sin dejar de acariciarle. Escuchaba sus ronroneos y eso me relajaba, hasta tal punto que me adormilé.



KAI
Con las caricias de Saya no podía mantenerme alerta, me estaba adormilando. Sabía que debía quedarme despierto, debía tomarme la maldita y asquerosa pócima cuando la luna estuviese alta para recuperar mi forma, pero estaba tan cansado, las caricias de Saya ayudaban a que me quedase dormido, y no me encontraba demasiado bien… acabe durmiéndome.


SAYA
Estaba tan cansada que al final me quedé frita, cogí el sueño, un sueño placentero y profundo…
Abrí los ojos cuando escuché la voz de Axel llamándome.
-¿Qué? ¿Qué pasa?- Miré a Kai y me acordé de repente.
-Mierda, ¿qué hora es?-Pregunté levantándome. Axel señaló su reloj, eran las doce en punto.
-Coño.- Agarré a Kai.
-Vamos, nene, es hora de despertarse.- Agarré la pócima y dejé a Kai en el suelo. Me agaché frente a él abriendo el frasquito.
-A ver… abre la boca…


KAI
Abrí los ojos lentamente, Saya me estaba llamando. Abrí los ojos completamente y parpadeé varias veces, me había quedado dormido y debía tomarme la pócima. Intenté desperezarme pasándome las patas por la cara varias veces y miré a Saya, aunque la veía algo borrosa por el sueño.



SAYA
Miré a Kai, estaba aún adormilado.
-Vamos, nene, tienes que despertarte…- Le agarré en brazos.
-Vamos fuera, allí te refrescarás y nos espabilaremos antes…- Me levanté con Kai entre mis brazos. Salimos fuera sintiendo como mis mejillas se ponían rojas por el frío. Dejé a Kai sobre la nieve y me agaché de nuevo mirándole.
Le acaricié la cabecita.
-Cuando estés listo.


KAI
Me pasé una pata por las orejas intentando desperezarme completamente, miré hacia atrás y moví mi rabo de un lado a otro, ya no lo volvería a ver, y me estaba acostumbrando a él, era gracioso.
Miré a Saya a los ojos y asentí. Abrí la boca y saqué la lengua.



SAYA
Suspiré y abrí el frasco.
-Vale… una gota bastará.- Acerqué el frasquito hasta la boca de Kai, lo incliné levemente y despacio hasta que una gota rojiza asomó por la boca de la botellita. Lo incliné de nuevo y la gota cayó directamente en la lengua de Kai.
Cerré el frasco y me alejé un paso mirándole atentamente.
-¿Sientes… algo?


KAI
Bajé la cabeza, era sólo una gota, mas sabía como si me hubiesen lanzado un rayo y escocía como si me hubiesen dado puro ácido. Removí la cabeza varias veces y la apoyé en la nieve intentando aliviar el dolor de alguna forma. El dolor de la lengua comenzó a expandirse por la boca, bajando por la garganta y siguiendo más allá, hasta que no pude más que sentir dolor por todo el cuerpo.
Aún con cuerdas bocales felinas, proferí un grito tirándome sobre la nieve, cuando me transformaron en gato no había sido doloroso, malditos sabios…
Me encogí en la nieve intentando así concentrar el dolor, pero seguía ahí, cuando de repente paró, caí en la inconsciencia.



EDWARD
Posé la mano en el hombro de Saya cuando vi que Kai caía inconsciente, no fuese que se acercase y provocase algo.
-Mirad… -su cuerpo fue adoptando forma humana poco a poco, cayéndose el pelo y alargándose sus extremidades.
Cuando se completó la transformación, pudimos ver a Kai tendido sobre la nieve, desnudo, y saliendo humo de alrededor de su cuerpo.



SAYA
Observé toda la transformación sin apartar la mirada aunque me sobrecogí cuando le escuché gritar.
No me di ni cuentas de que Edward estaba a mi lado hasta que habló. Suspiré y me agaché ante Kai que estaba tendido en el suelo con su forma humana y echando humo.
Alargué una de mis manos hasta él y la posé en su cabeza.
Sonreí y miré a Edward.
-¿Me ayudas ha llevarle dentro?


EDWARD
Me acerqué y me agaché.
-Tranquila, Saya, yo me ocupo. –le cogí en brazos, el condenado casi quemaba de lo caliente que estaba, era por la transformación, supuse.
Le metí dentro de la cueva y lo dejé sobre su saco, que acababa de abrir Eri al ver que estaba inconsciente.
-Ya ha vuelto…


AXEL
Miré a Edward cuando entró con Kai en brazos, ya había vuelto a su forma humana… menos mal…
-Pues ya era hora, tanto miau, miau, me estaba volviendo loco…- Me tumbé en mi saco llevándome las manos detrás de la cabeza.



EDWARD
Negué con la cabeza poniendo los ojos en blanco.
-En fin… -miré a Saya.
-Aquí lo tienes, si necesitas ayuda para algo, avísame. –sonreí y me aparté de allí, acercándome al fuego, ya que ellos estaban apartados, Kai ya tenía bastante calor por sí mismo como para acercarse a una fogata.



SAYA
Miré a Edward y sonreí asintiendo.
-Gracias, Eddie.- Me senté al lado de Kai y le miré. Sonreí y me incliné dándole un beso en la mejilla. Apoyé la frente en su mejilla acariciándole el pelo con suavidad. Estaba muy acalorado y sudando… le había costado lo suyo volver a su forma humana.
Sonreí de nuevo besándole otra vez en la mejilla.
Me separé sentándome de nuevo. Le agarré y le recosté sobre mi pecho acariciándole la espalda y el cuello… mí hombre.


KAI
Abrí los ojos lentamente, tenía mucho calor y me sentía reventado.
-¿Saya? –parpadeé varias veces y abrí los ojos completamente, notaba el sudor en mi espalda. Alcé la cabeza y miré a Saya, sonreí.
-Hola.



SAYA
Le miré y sonreí acariciándole la mejilla con el reverso de mi mano.
-Hola, gatito blanco.- Me reí levemente.
-¿Cómo estás?- Le aparté el flequillo mojado de la frente.
-Parece que te ha costado…



KAI
Cerré los ojos suspirando.
-Ha sido una mierda… -me llevé la mano a los ojos.
-El puto remedio de los viejos esos parecía ácido puro, me ha dejado la lengua como un colador. –sonreí y llevé mi MANO a su mejilla.
-Tranquila, estoy bien.


SAYA
Posé mi mano encima de la que él levó a mi mejilla. Cerré los ojos y le di besos en la mano.
Le miré y sonreí.
-Me alegro de que hayas vuelto, mi vida.- Le acaricié la mejilla de nuevo y el cuello. Le besé en la frente.
-Descansa.


KAI
Sonreí y asentí.
-Pero antes una cosa. –la cogí de la nuca y la acerqué a mí, la besé, había echado de menos besarla. Ella me había dado besos en el “morro”, pero no era comparación con un buen beso humano.



SAYA
Le agarré de la cara cuando me besó. Había echado de menos sus labios, y eso que solo habían pasado dos días…
Me separé levemente y le miré sonriendo.
-Vamos, a dormir.- Le di un beso más corto.
-No me separaré de ti en toda la noche.- Le abracé acariciando su espalda con la yema de mis dedos.



KAI
Me acurruqué en su regazo, me sentía débil, por lo que lo que me proporcionaba ella en esos momentos era, más que nada, protección. Por culpa de la transformación había acabado agotado y con una temperatura elevada, pero supuse que por la mañana estaría mejor, y más si Saya no se separaba de mí.



AXEL
Miré a Kai y a Saya… vaya dos…
Negué con la cabeza sonriendo y volví a tumbarme en mi saco boca arriba mirando al techo.
Bostecé y cerré los ojos tapándome con la manta del saco.
-Hasta mañana por la mañana.


EDWARD
Sonreí y me tumbé en mi saco.
-Descansad, ya mañana tenemos que ir… a buscar a Draco, ¿no es así, Kyle? –le miré, estaba frente al fuego admirándolo, me miró algo distraído y asintió.
-A ver dónde nos llevas…


KYLE
Me tenían fichado, ni uno solo se fiaba de mí, iba a tenerlo crudo a la hora de guiarles si seguían en ese plan, pero debía llevarles hasta allí, ellos no podrían acabar con Draco, estaba seguro, y me daría una recompensa por llevarlos hasta allí, quizá otorgarme poderes sombra…
-Dormid bien… -me acosté sobre el suelo.


EDWARD
Todos se acostaron, en la cueva se hizo el silencio, solo se oía el crujir de la leña en la hoguera.
Suspiré y cerré los ojos apoyando la cabeza en la pared abrazando a Kai.
Estaba muy cansada y necesitaba dormir.
Respiré hondo relajándome y sintiendo como el sueño se apoderaba de mí poco a poco hasta que me dormí de todo.


KYLE
Fui el primero en despertarme. La luz del sol no alumbraba mucho, era temprano. Me levanté, eso de dormir en el suelo se tenía que acabar, Tenía la espalda fatal.
Miré a mí alrededor, todos dormían, sobre todo los dos tortolitos, como si hubiesen ido a la guerra…
Busqué comida por las mochilas, necesitaba llenar el buche o acabaría por desmayarme en mitad del camino.
Mientras comía, el tío grandote se despertó y me miró.



EDWARD
Cuando me desperté vi a Kyle comiendo de la mochila de Eri, le señalé.
-Mira, aquí nadie se fía de ti, y si sigues haciendo ese tipo de cosas lo único que vas a conseguir es que acabemos matándote. Coger comida no es grave, pero como me entere que nos estás tendiendo una trampa, te juro que seré yo mismo el que te saque los ojos de las cuencas, dicho está.


KYLE
Tragué lo que tenía en la boca y le miré alzando una ceja.
-Nos levantamos amenazadores, eh… -me acomodé en la pared.
-Amenaza cuanto quieras, Tedie, yo no pretendo tenderos una trampa, ni que fuese un maldito Sombra… -seguí comiendo.


EDWARD
-Precisamente por eso no confiamos en ti, porque puedes tener razones oscuras detrás de esa fachada de rebelde que quiere acabar con Draco. Según Saya, tienes una marca de Draco en el hombro, y puedes decir que te pasó como a Saya y la marcaron, pero también puedes habértela hecho voluntariamente como cada soldado de Draco, nadie puede saberlo, así que, ándate con ojo. –le señalé.



KYLE
-¿Y qué vas a hacer si no? ¿Vas a usar tu fuerza de macho alfa y me vas a pegar? Por muy grande que seas eres un llorica peor que cualquiera de estos de aquí, no eres capaz de matar una mosca.


EDWARD
Fruncí el ceño y me levanté, me acerqué y le agarré de la camisa.
-Mira, guapito de cara, tú estás aquí de ocupa, tócame más los cojones y te reviento, porque nadie te quiere aquí y podemos encontrar nosotros solitos la guarida de Draco.


AXEL
Abrí los ojos cuando escuché la voz de Edward y la otra… me pareció ser la de Kyle.
Alcé la cabeza y les miré. Kyle estaba robando comida de la mochila de Eri…
-Eh, pero bueno, ¿de qué coño vas tú?- Dije mirando a Kyle.
-Si quieres comer cómprate la comida, y si no tienes dinero, te jodes y la buscas como hemos hecho nosotros.- Fruncí el ceño.
-No me gustas nada, tío… es normal que Saya se comporte así contigo. Apareces de la nada, nos robas la comida y encima te haces el chulo… poco vas a durar aquí, guapito de cara. Tú dedícate a guiarnos hacia la guarida de Draco y de los demás te olvidas.- Miré la mochila de Eri.
-Y sobre la comida, tendrás que aprender a ganártela, si te portas bien, claro.- Alcé las cejas y posé una mano en el hombro de Edward.
-Eddie, suéltale, no merece la pena que te ensucies las manos con él.


EDWARD
Fruncí el ceño, no tenía una pizca de miedo en los ojos, ni siquiera le había provocado. Si lo mismo tenía razón y era un llorica incapaz de matar una mosca…
Qué coño.
Descargué el puño libre contra su cara, haciéndole escupir sangre, cayó al suelo a los pies de Eri, que se sentó sobresaltada en el saco y me miró.
-Perdona por despertarte, pequeña… -me froté la mano y salí fuera.


AXEL
Me agaché ante Kyle y le miré con una sonrisa de oreja a oreja.
-No deberías provocar a nuestro “Tedie”, parecerá un blandito, pero ten mucho cuidado con él la próxima vez que quieras picarle. Yo que tú no volvería a intentarlo.- Le di un golpecito en la cabeza con mi mano.
-Buenos días.- Me levanté y me acerqué a Eri entregándole su mochila.
-Esta rata te ha robado comida, ten cuidado.- Miré a Kyle mientras Eri cogía la mochila.



ERI
Miré a Axel cuando me entregó mi mochila y me dijo que Kyle me había robado, le miré abrazando mi mochila contra mi pecho.
-No deberías meter la mano en las pertenencias de los demás… -miré dentro de la mochila, parecía que sólo había cogido las galletas que se estaba comiendo, por suerte, le miré.
-Si tienes hambre, dilo, pero no vuelvas a robarme. –me separé de él, ya que estaba sentado delante de mí.



KYLE
Escupí la sangre a un lado y me levanté. Malditos rebeldes, por una miserable caja de galletas iban a acusarme de traidor, me esperaba un viaje de cuidado…
Me levanté mirando a la chica.
-Descuida, no te he cogido la foto de tus gemelos, que por cierto, son monísimos. –negué con la cabeza y salí de allí, qué asco de gente…



ERI
Abracé la mochila contra mi pecho.
-Si lo hubieses hecho no estarías en pie, capullo… -suspiré, lógicamente no querría la foto de mis gemelos, pero aún así me había dado apuro que la hubiese podido coger, miré a Axel.
-Voy… a prepararos el desayuno… -me levanté con mi mochila y busqué algo que prepararles.


AXEL
Miré a Eri y asentí. Me senté a un lado y saqué mi navaja que tenía guardada en una de mis botas. La abrí y con una piedra especial empecé a afilarla sin quitarle ojo de encima.
A partir de ahora le íbamos ha tener bien vigilado, al menos yo.



KAI
Me desperté, aunque tuve que volver a cerrar los ojos, la luz me dio de lleno. No era muy intensa, pero el cambio de ojos era fuerte, me los tapé con una mano.
Me percaté de que Saya había dormido sentada contra la pared conmigo entre las piernas, esta mujer… era tan sacrificada…
Me incorporé frotándome el pelo, me sentía raro después de dos días sin lamerme la pata para pasármela por las orejas, solté una risotada.



AXEL
Miré a Kai cuando se despertó. Él y Saya estaban algo apartados, por lo que Kai no me vio saludarle con la mano.
Suspiré y levanté el brazo.
-¡Buenos días, minino! ¿Te apetece un platito se leche o una latita de atún?- Solté una risotada y volví a lo mío con la navaja.



KAI
Miré a Axel.
-¿Qué? Ni hablar, necesito carne, me siento carnívoro… -miré a Eri que negó con la cabeza.
-Malditas excursiones… -me llevé las manos a la cabeza y miré a Saya, la cogí en brazos y la tumbé sobre un saco, para que durmiese un poco más. Me acerqué a Axel y Eri, más alejado de Saya, para no despertarla.
-Quiero comida de verdad…


AXEL
Miré a Kai alzando las cejas cuando se acercó tan fresco y tan…
-Oye, Kai… primero: si quieres zampar, te das un bañito antes, que hueles a gato y segundo…ya de paso te vistes.- Señalé con mi cabeza su cosita al aire.
-A mi no me importa que estés tan desnudito, pero, por favor, que hay señoritas delante…


KAI
Me miré y me tapé, Eri no me miraba, miraba a la comida sonrojada.
-Joder, lo siento, llevo dos días caminando por ahí en pelota picada, se me ha olvidado… -me levanté y me acerqué a la mochila de Saya, ahí estaba mi ropa, la cogí y empecé a vestirme, Eri se reía por lo bajini.
-…



AXEL
Me reí y miré a Eri negando.
-Excusas, excusas, excusas.- Miré la navaja y la soplé para quitar el polvillo de la piedra.
-No te preocupes, Kai, es normal… pero intenta no volver a aparecer así, que no soy de piedra.- Me reí de nuevo lanzándole un beso.



KAI
Negué con la cabeza poniéndome unos calzoncillos y cogí ropa para vestirme después de un buen baño.
-No te preocupes, por ti, no volveré a despelotarme en la vida, Axel… -sonreí levemente y miré a Saya, la aparté el pelo de la cara, parecía que estaba a gusto y tranquila.
Me levanté y me dirigí al exterior.
-No sufráis por mí en mi ausencia. –me marché buscando el río más próximo, si no estaba congelado, claro…



AXEL
Me acerqué a Kai.
-Espera muchacho, ¿dónde vas? Si quieres darte un buen baño, aprovecha la mini sauna que he hecho en la parte de atrás de la cueva, el agua estará caliente todavía.- Sonreí.
-Además, los ríos de por aquí están congelados… he tenido que fundir la nieve para poder hacer el estanque.


KAI
Miré a Axel. Eso del agua caliente no me iba mucho, pero ya que era la única forma de bañarse por aquí…
-Está bien… -volví a entrar y fui hacia donde me indicó.
-Si se despierta Saya decidle dónde estoy, que no me he vuelto gato de nuevo ni nada de eso… -me dirigí hacia la “sauna”.



AXEL
Le miré y asentí.
-Vale, eso está hecho.- Cuando se fue me llevé la mano a la boca aguantando la risa… si, eso era lo que exactamente iba a decirle a Saya.
Me senté en la roca de nuevo y cogí mi vaso con el café calentándolo algo más en mi mano.



SAYA
Abrí los ojos. Me sentía ligera… Fruncí el ceño y me senté rápidamente mirando a mí alrededor.
Kai no estaba y mi mochila tampoco. Supuse que se había ido a vestir.
Me levanté peinándome con la mano.
Me coloqué el jersey tapándome bien con él, hacía bastante frío.
-¿Y Kai?-Miré a Axel.


AXEL
Miré a Saya cuando se despertó.
-Ohm, bueno… esto, Kai, si…-Me froté la nuca.
-No está aquí, como ves… se… se ha ido, verás, se bebió de nuevo la poción y se transformó en gatito cuando una gatita parda muy mona pasó por aquí.- Empecé a reír con ganas ante lo que dije y la cara de Saya.
-Es broma, está atrás, dándose un baño. Volverá en seguida.- La ofrecí un vaso de café.
-Toma, está calentito.


SAYA
Agarré el vaso cuando Axel me lo ofreció.
-Ja, ja, ja… pero que gracioso eres, Axel, ¿te has desayunado un payaso?- Axel soltó una risotada sarcástica. Me llevé el vaso a la boca pegando un trago del café caliente.
Tuve un escalofrío cuando sentí el líquido caer por mi garganta.



ERI
Miré a Saya cuando se despertó y sonreí con la pequeña “disputa” que tuvieron, la miré, tenía puesto un jersey negro que le quedaba grande.
-Ese jersey era de Kai, ¿no, Saya? –antes solía vestir con ropa negra, aunque últimamente le veía con camisas blancas.
Me senté al lado de Axel, estaba helada y él desprendía calorcito.



SAYA
Miré a Eri cuando me preguntó y asentí tapándome las manos con las mangas poniendo el vaso de café entre ellas.
-Si, ¿por qué?- Pregunté dando otro trago al café. Estaba muy calentito, así me ayudaría a entrar en calor.



ERI
Sonreí y negué con la cabeza.
-Te queda bien. –bebí de mi café y abracé mis piernas, miré fuera, no veía ni a Eddie ni a ese Kyle, quizá cada uno se había ido por un lado, no se habían caído bien, con lo majo que era Eddie…



KAI
Me lavé lo más deprisa que pude, el agua estaba muy caliente para mí y no me sentía del todo a gusto. Me puse la ropa y me miré las manos, las tenía enrojecidas por el calor.
Volví con las cosas, las dejé cuidadosamente sin hacer ruido y me acerqué a Saya por detrás, abrazándola.
-Traigo calorcito… -la besé en la oreja, ella necesitaba más el calor que yo.



SAYA
Miré a Kai de reojo cuando me abrazó. Carraspeé poniéndome tensa.
-¿Ya has venido de ligarte a la gatita parda? Espero que te lo hayas pasado bien.- Me bebí lo último que quedaba de mi café.
-Según me ha dicho Axel era muy mona.


KAI
Fruncí el ceño y la miré, después miré a Axel.
-¿De quién habla? Ahhh, de la gata que intentaste cepillarte anoche, Axel, si te mola ese rollo como quieras, pero a mí no me metas en el saco… -me senté al lado de Saya, volvía a llevar mi jersey, sonreí.



AXEL
Miré a Kai y me reí.
-Si, claro, intenta echarme a mi las culpas, ligoncete.- Miré a Saya.
-Vale, ya se acabó la broma…- Bajé a la cabeza atándome los cordones de las botas.
-Nada de bromas que estén relacionadas con gatos….


SAYA
Miré a Axel y asentí.
-Te lo agradecería.- Me crucé de brazos intentando entrar en calor, nunca antes había tenido tanto frío como hoy…
Me incline a un lado apoyando la cabeza en el hombro de Kai.



KAI
Acaricié el pelo de Saya.
-Estás helada, deberías ir a darte un baño, te aseguro que el agua está caliente… -cogí una galleta que había en un paquete.
-¿Cómo tienes tanto frío? Ni siquiera estamos dentro del País del Hielo.


SAYA
Suspiré encogiéndome de hombros.
-No lo sé… últimamente no me encuentro muy bien… creo que tengo algo de fiebre… desde que regresamos de las cavernas y utilicé mi poder no me encuentro muy así…- Me encogí… está temblando y me ardían los ojos…



KAI
La miré preocupado, llevaba así desde las cuevas y no había dicho nada, cargando conmigo y haciendo lo posible por que no se notase.
-Saya… -la acerqué a mí y puse mi mano en su frente.
-Tienes razón, tienes fiebre, pero no algo, tienes bastante fiebre… -la miré.
-Joder, Saya, ¿por qué no nos lo has dicho?



SAYA
-… no lo veía necesario… no es grave, solo es un poco de fiebre, se me pasará en seguida…- Le miré y sonreí levemente.
-No te preocupes, estoy bien…- Cerré los ojos, no podía mantenerlos abiertos, me quemaban y me lloraban. Kai tenía razón, tendría por lo menos treinta y ocho o treinta y nueve…



KAI
Posé mi mano en su frente e hice que apoyase su cabeza en mi pecho.
-No, Saya, no estás bien, te pasa algo. –la cogí en brazos y la llevé hasta los sacos de nuevo y la tumbé. Busqué algo con lo que pudiese empaparle la frente.
-No nos iremos hasta que mejores.



SAYA
Le miré y negué incorporándome encima de los sacos.
-¿Qué? No, Kai, no.- Negué de nuevo.
-No podemos retrasarnos más, yo estoy bien, solo es un poco de fiebre…- Suspiré.
-Es a causa de la temperatura, en cuanto no pongamos en marcha y salgamos de aquí mejoraré, de verdad…- Le miré.



KAI
-No. Saya, nunca te has puesto enferma aquí, no mejorará si nos alejamos del frío si es lo que piensas, no voy a dejar que viajes en este estado, podrías ponerte peor, además, tú misma has dicho que ha sido desde que usaste tu energía en las cuevas. –la miré serio, estaba débil y enferma, nos lo había ocultado y ahora pretendía que lo dejáramos correr.



SAYA
Bajé la cabeza y suspiré de nuevo.
-No podemos retrasarnos más, Kai, no importa como esté… me pondré bien… no importa…- Le miré.
-Tenemos una misión que cumplir y si nos quedamos aquí, a parte de sentirme culpable por lo inútil que soy ya, nos retrasaremos…- Bajé la cabeza de nuevo… no iba ha hacerle cambiar de parecer.



KAI
La cogí de la cara para que me mirase.
-Es una misión, Saya, pero no podemos cumplirla si te desmayas en mitad de combate, que es probable que pase tal y como estás. Lo mejor será esperar a que te recuperes, no tienes que sentirte culpable, mi vida, no es culpa tuya que estés así… -la besé en la cabeza, no dejaría que siguiese en ese estado, sería peor para ella.



SAYA
Cerré los ojos y tosí… joder… seguro que era gripe…
Me tapé la boca apartándome de Kai tosiendo de nuevo. Respiré hondo cuando la tos pasó.
-… creo que es gripe…- Me llevé la mano al pecho, sentía un leve pinchazo cada vez que respiraba.


KAI
Me senté delante de ella.
-¿Gripe? ¿Por haber usado tu poder te ha dado… gripe? –alcé las cejas, estaba pasando algo raro, ¿cuándo había tenido Saya gripe? Y más, pasando frío…



SAYA
-No lo sé Kai.- Le miré seria.
-Tal vez al utilizarlo no recuperé bien las fueras y mis defensas bajaron, no tengo ni puta idea, si lo supiese no estaría aquí y así…- Suspiré… se me estaba poniendo dolor de cabeza…
-No se que demonios me pasa, pero se me pasará en seguida…


KAI
Suspiré.
-Está bien, nos quedaremos hasta que se te pase. –hice que se tumbase.
-Y no rechistes, o no se te pasará. –posé mi mano ya fría en su frente.
-Sé que me preferías de gato, así no te retenía, ¿verdad?



SAYA
Le miré y solté una risotada.
-Seguro que te las habrías apañado muy bien para convencerme de que me quedase. Nunca te librarás de ese poder de persuasión que tienes, ni siendo gato ni humano.- Suspiré.
-De gato eras muy mono, pero te prefiero así.- Sonreí levemente mirándole.



KAI
Solté una risotada sonriendo.
-vaya, me alegra saberlo, casi estaba a punto de ir a los sabios a que me volviesen gato de nuevo… -la cogí de la mano.
-Te compraré un minino cuando volvamos, como regalo de boda. –sonreí.


SAYA
Le miré y negué.
-No, no quiero un minino, ninguno sería igual de mimoso que tú.- Me reí.
-Gracias, pero no quiero gatos.- Acaricié su mano con mis dedos.
-Yo me conformo, me basta y me sobra con que te vas a casar conmigo.


KAI
Sonreí. Me acerqué y la besé antes de que pudiese retenerme y la miré.
-Dudo que sea contagioso. –la volví a besar, acariciando sus dedos con los míos, en esos momentos deseaba que el tiempo volase y pudiésemos casarnos de una maldita vez.



SAYA
Giré la cabeza hacia un lado cuando me besó por segunda vez.
-No lo hagas.- Dije seriamente.
-Puede que tú dudes de que sea contagioso, pero yo dudo de que no lo sea…- Le miré de reojo.
-No quiero que también caigas tú enfermo… y no me vengas con que nunca te has puesto malo y que no te podrías malo nunca…- Le miré seria.
-No vuelvas ha besarme hasta que esté curada al cien por cien…


KAI
Bajé la mirada.
-Me estás diciendo que me privas de besarte hasta que te recuperes, ¿es así? –suspiré y asentí.
-De acuerdo, si es lo que quieres… aunque no te prometo que vaya a resistirme. –sonreí y la acaricié el pelo.



SAYA
Bajé la mirada y suspiré.
-Pues tendrás que esforzarte, lo siento.- Me tumbé de lado encogiendo las piernas. Estaba helada y de vez en cuando me entraban temblores, se me ponía la piel de gallina y sentía que la cabeza me iba a estallar.
Cerré los ojos tapándome la boca tosiendo.



KAI
Suspiré y me levanté, la cogí en brazos, saco incluido, y la llevé cerca de la fogata que hubo la noche anterior, la aparté el flequillo de la cara tapándola bien, miré a Axel.
-Por favor, enciende un fuego. –busqué una toalla pequeña entre las mochilas y la enfrié hasta que quedó húmeda, la coloqué sobre su frente.
-Te pondrás bien pronto…



AXEL
Miré a Kai cuando se acercó con Saya y la tapó.
-¿Pero qué haces, hombre?- Me acerqué a Saya destapándola.
-Lo mejor para que la baje la fiebre es destaparla y…quitarla ropa…- Miré a Kai.
-El calor aumenta la fiebre.- Puse una mano en su frente.
-Tiene mucha fiebre, Kai, lo mejor es que la desnudes, no del todo, pero quítala ropa… el jersey y los pantalones por lo menos… y aléjala del calor…


KAI
Bajé la cabeza cerrando los ojos, ¿cómo había podido confundirlo por completo?
-Lo siento… al tener tanto frío pensé que… -negué con la cabeza y la volví a coger para alejarla de allí, la llevé de nuevo hasta nuestras cosas e hice lo que Axel me había indicado, le quité el jersey y los pantalones, aunque sabía que podía hacerlo ella sola, estaba hecha polvo, y había estado ocultándonoslo durante varios días sólo para no retrasarnos… aunque, viéndolo así, yo hacía prácticamente lo mismo, se sentía culpable porque nos retrasábamos.
-Perdóname, Saya, me pongo nervioso cuando veo que no estás bien…



SAYA
Le miré y negué.
-No pasa nada, te entiendo…- Tenía la piel de gallina y sentí mucho más frío cuando me quedé con la camiseta interior y el culot.
-Dios… estoy helada…- Me encogí agarrándome los brazos. Tenía la piel muy caliente, pero sentía un frío terrible.



KAI
La acaricié el pelo suspirando, estaba temblando, aún no comprendía cómo se había llegado a poner enferma, aunque su explicación sobre la falta de defensas era bastante buena…
Bajé la cabeza.
-Creo que deberíamos irnos a un lugar algo más cálido, aquí podrías empeorar.



SAYA
Miré a Kai.
-Ya te lo dije, podemos irnos cuando queráis, yo estoy bien…-Me senté y cogí mi mochila.
-Por mí podemos irnos ya, así no perderemos más tiempo.-Empecé a meter mis cosas en la mochila.



KAI
Suspiré y me rasqué la nuca.
-Supongo que sí… -me levanté.
-Podríamos movernos ya, aprovechar que tenemos todo el día para viajar. –miré a Axel y a Eri, esperaba que estuviesen de acuerdo, no quería que la salud de Saya empeorase.



ERI
Me levanté.
-A mí me parece genial, aquí hace mucho frío… -dije frotándome los brazos, empecé a recoger las cosas.



AXEL
Asentí y cogí mi mochila metiendo los sacos de dormir dentro. Agarré también la mochila de Edward, ya que estaba fuera, y metí sus cosas en ella.
-Será mejor encontrar un lugar más calido, por vosotros y sobre todo por Saya…- Suspiré.
-Vámonos.


EDWARD
Hacía un par de horas que habíamos salido de allí, Saya estaba enferma y necesitaba un entorno algo más cálido. Iban todos con caras tristonas, excepto ese Kyle, que iba al frente por la nieve tan tranquilo, como si no supiese la manía que le habíamos cogido todos.
Suspiré y miré a Saya, Kai no se separaba de ella, al menos en su medida, ya que no quería que pasase más frío del que tenía.
-¿Qué tal vas, princesa? ¿Necesitas parar?


SAYA
Miré a Edward cuando me preguntó.
-No, no, tranquilo, voy bien.- Sonreí levemente y tosí de nuevo.
-Sigamos, de verdad.- Asentí y seguí caminando, aun que me costaba mucho con la temblera de piernas que tenía.



ERI
El único que parecía cómodo en aquel lugar era Kai, y aún así estaba muy preocupado por Saya. Era un simple resfriado, pero con este frío cualquiera se fiaba de ello, además, Saya tenía muy mala cara y tenía la fiebre muy alta.
-Cuanto antes salgamos de aquí será mejor, espero que encontremos caballos en algún pueblo por el que pasemos, nos facilitarán el viaje. –sonreí y miré a Saya.
-Aunque si quisiese, podríamos conseguir otro transporte, ya que no te gustan los caballos…


SAYA
Miré a Eri sin decir nada.
Seguí caminando agarrando la manta que me había dado Kai y la cual tapaba mis hombros.
Aun que no servía de nada, ya que iba medio desnuda y la nieve calaba mis botas…
Cerré los ojos un momento respirando hondo…
-Me da igual el trasporte que cojáis…


AXEL
Fruncí el ceño y miré a Kai.
-Oye, hablando de transporte, ¿tú no tenías unos amiguitos nuevos, grandotes y que obedecían todo lo que tú dijeses? No lo digo por mí, si no, ya que Saya está que no puede ni caminar, no le vendría mal un bicho de esos…- Alcé las cejas y miré a los demás.


KAI
Miré a Saya, no sabía si le haría gracia ir montada sobre un bicho de esos…
-¿Crees que harán esto? Esos bichos han sido creados para matar… -volví a mirar a Saya, no podía seguir en ese plan.
-No sé… si con llamarles bastará, pero lo intentaré. –me detuve y cerré los ojos concentrándome. “Os necesito aquí”, pensé, aunque no sabía si sólo con eso surtiría efecto…
Pasaron un par de minutos cuando oí un ruido, me giré y vi un grupo no muy elevado de aquellas criaturas acercarse corriendo por la nieve.
-Vaya…


AXEL
Me reí cuando vi a los bicharracos esos correr hacia nosotros.
-Guau, yo también quiero un bicho de esos.- Sonreí y me crucé de brazos.
Los animales frenaron ante Kai y bajaron las orejas y la cabeza en señal de respeto… jo, ahora molaban mucho más sin tener ese aspecto tan macabro.



SAYA
Giré la cabeza cuando vi acercarse a un grupo de animales… me resultaban familiares.
Abrí los ojos ampliamente y di un par de pasos hacia atrás.
-¿Qué…? ¿Qué coño hacen esos bichos aquí?-Miré a Kai cuando los bicharracos esos se postraron ante él.
Fruncí el ceño.
-¿Qué me he perdido?


KAI
Giré la cabeza y miré a Saya.
-Estabas inconsciente cuando pasó. Luché contra el jefe de estas criaturas, le vencí, y ahora soy… su nuevo jefe. –miré a las criaturas, esperaban órdenes, asentí.
-Quiero que uno de vosotros la lleve. –cogí a Saya de la mano y la acerqué.
-Tranquila, me obedecen, no te harán daño.



SAYA
Me acerqué cuando Kai me agarró de la mano.
-¿Quieres que me monte en uno de estos animales?- Uno se quedó, los otros se retiraron hacia el bosque.
El que se quedó dirigió su mirada hacia mí, tenía los ojos azules…
Suspiré y asentí.
-Está bien… me montaré en…- Señalé al animal con la cabeza.


KAI
Sonreí.
-Te recordará a mí. Está fresquito y tiene los ojos azules. –lo miré.
-Cuida de ella. –la agarré de la cintura y la subí con ayuda del propio animal, ahora que estaban bajo mi mando parecían mucho más civilizados y tranquilos.
-Estarás mejor así. –miré a Axel.
-Gracias por recordármelo, no se me habría ocurrido.



AXEL
Sonreí y negué.
-Tranquilo, así mejor, no se cansará tanto y el bicho este está frío, ¿no?- Me encogí de hombros y emprendí la marcha de nuevo.
-Pues así mejor, se le bajará la fiebre antes.- Sonreí y miré a Saya. Acto seguido, volví la mirada al frente y seguí caminando.



SAYA
Me subí con ayuda de Kai. El animal era bastante cómodo, aun que se me puso la piel de gallina cuando le sentí tan frío debajo de mí.
Me cubrí bien con la manta tapándome también la cabeza como si fuese una capucha, ya que se había puesto a nevar.
Suspiré y miré al animal.
-¿Te importa cargar conmigo? No pesó mucho y…- No me dio tiempo a terminar la frase. El animal soltó un gemido cerrando los ojos sacudiendo la cabeza.
Volvió la mirada a Kai y empezó a andar en cuanto Kai lo hizo.
Al menos así no me cansaba y les ahorraría problemas en el viaje. Sentí que a medida que íbamos entrando en una zona más calurosa y la nieve iba desapareciendo, mejor me iba encontrando, aun que el cansancio y el dolor corporal no me lo quitaba nadie…

No hay comentarios:

Publicar un comentario