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domingo, 16 de enero de 2011

Capítulo- C - UNA NUEVA VIDA COMIENZA.

KAI
Saya aún seguía picada por lo que había pasado, intenté no cabrearla más, no quería que el viaje se fastidiase, sólo quería disfrutar de nuestra semana juntos, y solos completamente, sin doncellas ni nadie que nos pudiese molestar, y no quería pensar en los posibles vecinos plastas.
Llegamos al País de las Hadas donde nos íbamos a hospedar esa semana.
En la parte del “poblado” se estaba mucho mejor que en la ciudad, aunque era, sin comparación, por la noche cuando verdaderamente se podía disfrutar del lugar.
Cogí las maletas, que no llevaban mucho, al bajar de la nave y nos encaminamos a la cabaña reservada para nosotros. Como había pedido, estaba alejada del resto, cerca del bosque y el lago. Ya estaba oscureciendo, eso era lo mejor.
Llegamos a la entrada y miré a Saya.
-¿Haces los honores?

SAYA
Miré el bosque y el lago cuando llegamos. Estaba anocheciendo y se veía mucho más hermoso que cuando era pleno día. Era lo mejor de ese sitio, la superficie del lago estaba lleno de pequeñas luciérnagas… la última ve que vi una cosa sí fue antes de conocer a Axel y a los demás, cuando aún era ninfa.
Suspiré y me dirigí a la tienda que nos habían asignado a Kai y a mí y abrí entrando dentro.
Era una tienda espaciosa y bastante tranquila. No había cama, solo un gran colchón sobre una moqueta de pelo y lleno de cojines. Tampoco había mucha luz, solo unas pequeñas velas situadas a un lado de la habitación, la verdad es que era muy romántico.

KAI
Dejé las maletas a un lado de la tienda mirando el interior. Esbocé media sonrisa.
-La verdad es que entra en situación… -asentí pasándome la mano por la nuca.
-Espero que te guste… -me agaché mirando la “cama” que teníamos, compuesta solamente por un colchón sobre el suelo.
-El sitio es acogedor, romántico… -posé la mano a un par de centímetros de las velas, pero sin apagarlas.
-Ideal para los recién casados…

SAYA
Caminé por la tienda mirándola detenidamente. Suspiré y asentí.
-Si, es muy bonita.- Me llevé las manos a los zapatos los cuales me quité dejándolos caer por ahí. El suelo de la tienda era muy suave, ya que estaba cubierto por la moqueta de pelo.
Había una pequeña ventana en un lateral por el que entraba la luz del exterior y el aire fresco. Me asomé y pude ver el lago, a medida que iba cayendo la tarde, se veía más nítido.

KAI
Miré a Saya, era la segunda vez que se fijaba en el lago desde que llegamos, seguramente le recordaría a algo, quizá cuando era ninfa o cuando la toqué y nos besamos por primera vez.
Me acerqué a ella y abracé su cintura entre mis brazos, posando la barbilla en su hombro.
-¿Quieres ir?

SAYA
Miré a Kai de reojo cuando se acercó y me abrazó por detrás.
-¿Y qué me veas desnuda mientras me baño como hiciste cuando nos conocimos?- Esbocé media sonrisa.
-Creo que no.- Solté una pequeña risotada recordando lo furiosa que me puse cuando la pequeña Nidy me dijo que Kai había ido a verme mientras me bañaba… bueno, más bien me sentí avergonzada y no me cabreé… pero en esos tiempos yo era muy orgullosa…

KAI
Me encogí de hombros.
-La verdad es que no tendría ningún reparo en volver a verte así, estabas realmente hermosa en el agua. –la besé en la mejilla.
-Aunque respeto que quieras intimidad, si quieres puedo ordenar un poco todo esto mientras te das un bañito. –la miré.
-¿Te tiento? –sonreí.

SAYA
Sonreí levemente y le miré de reojo.
-Me tienta, me tienta…- Me giré y suspiré.
-Está bien, tú ordena y yo me baño.- Me separé de él y sonreí dirigiéndome a la salida. Cerré la tienda cuando salí y me dirigí a la parte de atrás, donde estaba el lago. El sol ya se había puesto del todo y el cielo estaba cubierto de estrella junto con la luna, luna llena.
Caminé hasta la orilla y miré el lago. Sonreí y me acerqué a un árbol cercano mientras me quitaba el vestido que lo dejé sobre una rama. Me quité también la ropa interior, ya que el lago era muy extenso y el lugar donde estaba era muy íntimo, nadie me vería salvo Kai.
Caminé hasta el lago e introduje los pies dentro. Me adentré en el agua hasta que me llegó por la cadera o un poco más arriba. Cerré los ojos sintiendo el agua fresca sobre mi piel. Hacía mucho tiempo que no me sentía así y lo echaba de menos.

KAI
Había hecho bien en pedir ese lugar para nosotros, sabía que a Saya la gustaría estar cerca del lago, y alrededor no teníamos más tiendas, era lo bueno de ser alguien importante, todo el mundo te debía favores y te hacía favores sin esperar a cambio, sólo por ser tú.
Como dije, deshice las maletas y preparé la sábana para dormir mientras Saya se daba un baño tranquila, esperaba que nadie se acercase al lago por entonces, así tendría tiempo de relajarse, al menos hasta que me acercase yo, no me pretendía quedar encerrado en la tienda toda la noche mientras Saya estaba fuera.
Al levantarme vi la ventana a mi lado, por la cual me asomé. Con suerte podría ver a Saya… Dios, ¿seguía igual que con diecisiete años?

SAYA
Me sumergí bajó el agua y buceé hasta la zona más profunda sin ninguna dificultad. Llegué a tocar la tierra del fondo, y volví a subir a la superficie cogiendo una bocanada de aire. Nadé de nuevo hasta la zona donde daba pie echándome el pelo hacia atrás. El agua estaba muy fresca, sin llegar a estar helada.
En esos momentos me sentí muy en paz, la misma sensación que tenía cuando me tiraba las horas muertas sentada sobre la roca en el lago del Reino del Agua…era lo único bueno de ser ninfa.

KAI
Sonreí cuando la vi aparecer de debajo del agua al poco de estar mirando. Parecía contenta de poder estar disfrutando aquello, por lo que decidí dejarla un rato más aunque fuese, se veía que le encantaba.
Yo, mientras, fui a por algo de cena, todo frutas naturales, ya que por allí se alimentaban de lo que la naturaleza les daba.

SAYA
Mientras caminaba hacia la orilla, me dio por mirar hacia al tienda, donde vi a Kai.
Sonreí levemente y vi que se alejaba, supuse que iría a por la cena.
Mientras él iba a por la cena yo aprovecharía para seguir nadando por el lago, luego no tendría tiempo, pues Kai no se despegaría de mí ni loco…
Sonreí ante esa idea.

KAI
Las hadas me dieron encantadas un gran lote de frutas normales y exóticas, varias piezas para los dos solos. Ese era el tipo de comida que comía Saya cuando era ninfa, por eso sabía muy bien qué era lo mejor, aunque yo no cambiaría de opinión respecto a las fresas.
Llegué con el cesto de frutas que me habían dado a la tienda, donde entré, después de unos diez minutos entre ir, que me lo diesen y volver.

SAYA
Vi a Kai entrar en la tienda con una cesta llena de frutas. Salí del lago escurriéndome el pelo mojado y cogí mi vestido el cual me puse totalmente mojada ya que no había cogido ninguna toalla. Me dirigí a la tienda y entré.
-Ñam.- Miré a Kai y sonreí acercándome.
-Que de fruta y supongo que las fresas son solo para ti.

KAI
Sonreí cuando dijo lo de las fresas, entonces la miré, tenía todo el vestido totalmente pegado al cuerpo, ya que estaba mojada.
Carraspeé mirando de nuevo al cesto de frutas.
-Bueno, no me importa compartirlas contigo, si es que quieres alguna… -la miré de nuevo.
-Ehm… -negué con la cabeza.
-Nada…

SAYA
Me senté a los pies del colchón para no mojarlo, ya que el vestido también estaba empapado ahora Miré a Kai y fruncí el ceño extrañada, entonces me di cuenta de lo que miraba…
Puse los ojos en blanco y esbocé media sonrisa.
-¿Ehm? ¿Nada, que?- Solté una risotada y alcé las cejas mirándole.
-¿Demasiada provocación para ti o qué? Pensaba que era el hombre de hielo y que un simple vestidito mojado y medio transparente no tendría efecto sobre ti.

KAI
Miré a Saya a la cara cuando dijo aquello.
-¿Eh? No digas tonterías… -desvié la mirada.
-Sabes que de hombre de hielo me queda más bien poco, me has amansado, soy como una especie de gato ahora… -la miré.
-¿Nunca te has parado a pensarlo? Soy celoso y arisco como los gatos. –negué con la cabeza.
-No me gusta…

SAYA
Le miré y solté una risotada cogiendo un albaricoque de la cesta de frutas.
-Ohm, pues a mí si. Y yo podría decir lo mismo, antes no me dejaba dominar por ti y ahora en cambio, casi nunca replico ¿quién es el gato manso?- Sonreí mirándole mientras mordía el albaricoque.
-Los dos hemos cambiado mucho y yo creo que para mejor.

KAI
Me encogí de hombros.
-Supongo que si hemos cambiado es para permanecer juntos, antes con mi dureza y tu orgullo era casi imposible mantener una relación estable, eran continuas peleas y broncas. –cogí una fresa.
-Aunque siempre me has tenido loco, dura o sumisa. –esbocé media sonrisa metiéndome la fresa en la boca.

SAYA
Miré a Kai y sonreí.
-Eso ya lo sé.- Alcé una ceja y sonreí de nuevo mirando lo que había en el frutero.
-Te tengo loco desde que me salvaste en el bosque, así que, no me extraño.- Cogí una fresita y me acerqué a Kai apoyando una mano en una de sus piernas y posé la fresa en sus labios mirándole.
-Y me apuesto lo que sea que te conquisté con mis fresas.- Me reí levemente.
-Abre.

KAI
Sonreí y mordí la fresa agarrando a Saya de la cintura y tumbándola sobre mí, cayendo sobre el colchón.
-No apuestes tanto, porque no fue eso. –la besé.
-Te lo aseguro, no fueron las fresas, aunque he de decir que influyeron para que quisiese volver allí.

SAYA
Me coloqué encima de Kai cuando me tumbó sobre él. Sonreí y posé las manos a cada lado de su cabeza y mis rodillas de su cintura, evitando así mojarle.
-No mientas, mentiroso, sé muy bien que solo me quieres porque sé donde crecen las mejores fresas, solo por interés ¿eh?- Solté una risotada.

KAI
Negué con la cabeza.
-Te aseguro que no, porque yo también sé dónde crecen, lista. –agarré un mechón de su pelo mojado.
-Y te aseguro que si fuese por eso te tendría todos los días yendo a por ellas y no es así. –alcé las cejas.

SAYA
Puse los ojos en blanco y sonreí quitándome de encima de él.
-Ya lo sé, era solo una broma.- Me levanté estirándome y me acerqué donde teníamos la ropa cogiendo una toalla.
-Será mejor que me seque.- Me quité el vestido dejándolo caer al suelo y rodeé mi cuerpo desnudo con la toalla.
Lo bueno de ese sitio es que había muy buena temperatura y lo agradecía después de estar en el Reino del Hielo.

KAI
Me mordí el labio mirándola y negué con la cabeza.
-Uno así no puede concentrarse, menos mal que no estoy haciendo papeleo… -sonreí cogiendo una manzana del bol de frutas.
-Aquí no hace frío, pero hay bastante humedad, aunque no creo que eso te moleste. –le di un mordisco a la manzana sin apartar la mirada de ella.

SAYA
Me senté en el colchón de nuevo sujetándome bien la toalla.
Miré a Kai y negué.
-¿Cómo va ha molestarme la humedad?- Sonreí echándome el pelo empapado a un lado.
Cogí una cereza y la miré jugueteando con el rabillo verde.
-Echaba de menos la humedad… bueno, en general este sitio…

KAI
Me acerqué a Saya y me senté tras ella. Empecé a masajear sus hombros pegándola a mí.
-Parece que este sitio es ideal para ti, podríamos venir más de vez en cuando, con Kai si te da reparo dejarlo allí, claro. –la besé en la mejilla.
-A mí no me importaría desconectar cada cierto tiempo.

SAYA
Bajé la mirada y sonreí negando.
-Ya, a mí también me gustaría venir de vez en cuando, pero… dentro de nada tendré que estar al cuidado del más peque de la familia, Kai también me necesita, y bueno… tú siempre estás hasta arriba de trabajo, así que…- Me encogí de hombros y le miré girando la cabeza.
-No importa, creo que con esta semana tengo suficiente, de veras…- Volví la mirada a la cereza, la cual me metí en la boca quedándome con el rabillo en la mano.

KAI
La abracé rodeando su cintura con mis brazos.
-Sabes que por ti haría lo que fuese si fuese necesario. –apoyé la barbilla en su hombro. -Te he demostrado lo que te quiero y lo que te necesito, o al menos eso creo, así que no creo que haya problema con eso, ¿no? Puedes pedirme lo que quieras si lo deseas.

SAYA
Sonreí y le miré.
-Me has regalado una estrella, tú jersey favorito, las noches más apasionadas que jamás me imaginaba tener, te has jugado la vida por mi en muchas ocasiones y has luchado por mí hasta que has conseguido tenerme a tu lado de nuevo ¿y aún piensas que deseo algo más?- Me giré del todo y posé una de mis manos en su mejilla acariciándole con cariño.
-No deseo nada más, Kai, ya tengo todo lo que quiero.

KAI
Sonreí.
-Es que… sabes la obsesión que tengo porque seas feliz… Y he averiguado que no es solamente porque te quiero con locura y quiero lo mejor para ti… Es que me siento en deuda contigo. –suspiré.
-Yo te arrebaté el poder de ninfa, y ciertamente es darte libertad, pero a la vez te he atado a otra vida. Sé que quieres esto, pero a veces me siento culpable de haberte robado la libertad que entonces tenías. –la cogí de la barbilla.
-Por eso me obsesiona tanto tu felicidad.

SAYA
Le miré y negué con la cabeza varias veces.
-Sabes que no es así, la vida que llevaba antes era un asco, es verdad que tenía algunas cosas que ahora no tengo, pero no las extraño porque ahora tengo algo mejor en lo que pensar.
Tú me has dado una vida mejor y te lo agradezco, la que está en deuda contigo soy yo, y no hay más que hablar.-
Sonreí.

KAI
Sonreí y asentí.
-Me gusta oírlo, eso significa que no lo he hecho tan mal después de todo, ¿no? Aunque hay seis años de nuestra vida que fastidié a base de bien… Por suerte se ha arreglado. –la besé en los labios con cariño y la abracé contra mi pecho.

SAYA
Le miré acariciándole la barbilla con mis manos.
-Olvídate de eso, ya es algo pasado y como bien has dicho, ya está arreglado.-Sonreí y le di un beso corto en los labios.
-Ahora lo que toca es adorarte un poco.- Sonreí y me levanté dejando el cesto con la fruta a un lado.
-¿Sabes que es lo que nos separa en estos momentos? La luz- Me acerqué a las velas, las cuales apagué soplando suavemente. Tan solo nos alumbraba la luz de la luna, y era bastante. Me acerqué de nuevo a Kai quedándome de pie frente a él. Le acaricié la nuca y el cuello ascendiendo a sus mejillas con mis manos. Le miré a los ojos y sonreí.

KAI
Cerré los ojos cuando me acarició y abrí los ojos para mirarla cuando ella lo hizo, sonreí a su vez. Posé mis manos en su cintura acariciándola con suavidad y después su espalda.
Posé mi frente en su vientre y deposité un suave beso.

SAYA
Cerré los ojos y enredé mis dedos entre su pelo posando mis labios en su cabeza.
Mi corazón latía de manera apresurada debido a todo el amor que sentía por Kai, ese amor había ido creciendo poco a poco a media que pasaba los días junto a él hasta hacerse enorme… tan enorme que sería capaz de morir por él… de echo ya lo hice, pero moriría cuantas veces fuesen necesaria con tal de que él estuviese bien.
Hice que alzase la cabeza para que me mirase. Le besé en la frente y después en las mejillas con suavidad hasta llegar a sus labios, donde le besé con más intensidad.

KAI
La cogí de las mejillas cuando me besó en los labios y correspondí de buen gusto a su beso. Sus besos eran mi peor maldición y mi mejor cura, me distraían, me hacían olvidar todo lo demás… sin embargo podrían llegar a sacarme del más profundo sueño y si fuese posible del sueño eterno. Me levanté agarrándola de la cintura y la tumbé suavemente sobre el colchón, sin separarme de sus labios.

SAYA
Volví a atrapar los labios de Kai en cuanto me tumbó en el colchón. Le agarré de la nuca atrayéndolo hacia mí haciendo que se recostase encima de mi cuerpo.
Me sentía totalmente sumisa de Kai, cada vez que sus labios me besaban experimentaba la misma sensación, algunas veces mayores que otras, como ahora.
Le miré a los ojos acariciándole el cuello con mis manos. Ese azul profundo había desaparecido adquiriendo un tono plateado… esos ojos que desde el primer día me habían intimidado, ahora me transmitían calor…

KAI
Acaricié su frente, apartando el pelo que caía sobre su frente a un lado, lo tenía mojado.
La miré con intensidad acariciando su piel con suavidad. Recorrí la yema de mis dedos hasta su cuello sin apartar la mirada de sus ojos, que brillaban con luz propia.
-Si no soy el hombre más feliz del mundo que caiga un rayo y me atraviese ahora mismo. –la besé en los labios.

SAYA
Solté una risotada y rodeé su cuello con mis brazos cuando me besó en los labios.
Descendí mis manos lentamente por su espalda y agarré el extremo de su camisa de la cual tiré con suavidad sacándola de dentro de sus pantalones.
Le miré a los ojos y sonreí mientras le desabrochaba la camisa.
-Y si no lo eres, yo me encargaré de que lo seas.- Rocé sus labios con los míos.
-Yo cuidaré de ti.- Le besé retirando su camisa cuando terminé de desabrocharla. La dejé a un lado y posé mis manos en sus hombros mientras mis labios se enredaban con los de Kai.

KAI
Sonreí besándola con ganas, como si mi vida dependiese de ello.
Acaricié su hombro y su cadera. Bajé mis labios por su barbilla y la volví a mirar, con la luz de la luna estaba realmente preciosa, no sabía cómo podía estar más bella cada día que pasaba.
Dicen que cuando una mujer está enamorada se la ve más guapa, y es más bella aún cuando se queda embarazada, pero Saya era la belleza hecha mujer, estuviese como estuviese.
La besé de nuevo en los labios, era el hombre más afortunado que había.

SAYA
Rodé suavemente sobre el colchón haciendo que Kai se colocase debajo de mí. Agarré sus manos las cuales alcé por encima de su cabeza y descendí las mías acariciándole los brazos hasta que llegué a su pecho. Le miré fijamente, la luz que proyectaba la luna sobre él, hacia que se marcasen más los músculos de su pecho y de su abdomen. Parecía una estatua de mármol suave y fría.
Me incliné hacia delante hasta que mis labios se posaron suavemente sobre su pecho, en el cual deposité dulces besos mientras mis manos seguían acariciando todo su torso que se estremecía bajo ellas.

KAI
Respiré con fuerza cuando empezó a acariciar y besar mi torso. La miré y enredé su pelo mojado entre mis manos, acariciándolo con suavidad. Bajé mis manos hasta sus hombros, los cuales agarré con suavidad y acaricié, con mis pulgares.
La cogí de las mejillas atrayéndola hasta mí, besando suavemente su clavícula.

SAYA
Cerré los ojos cuando los labios fríos de Kai acariciaron mi cuello provocando que la piel se me erizase de manera visible. Cogí una leve bocanada de aire bajando la cabeza hasta que mi mejilla se posó en su sien donde le besé varias veces. Mis manos surcaban libremente por sus costados desnudos y descansaban sobre su abdomen para volver a recorrerlo con suavidad.

KAI
La abracé por la cintura, juntando su cuerpo con el mío. La miré a los ojos acariciando su espalda y la besé en la clavícula y en los pechos con suavidad, pasando mi mano por la parte más baja de su espalda retirando la toalla de alrededor de su cuerpo, dejándola completamente desnuda.
La besé bajo los pechos y volví a subir al cuello.

SAYA
Hundí el vientre cuando me quitó la toalla lentamente. Pasé mis manos tras su cabeza enredando mis dedos entre el vello de su nuca. Alcé la cabeza levemente con los ojos cerrados mientras él me besaba por el cuello sintiendo un escalofrío recorrerme la espalda de abajo arriba. Apreté mis dedos contra su nuca cogiendo otra bocanada de aire, esta vez más intensa.

KAI
Deposité un último beso suave sobre la piel de su cuello antes de hacer que se tumbase de nuevo sobre el colchón. Besé su vientre, subiendo lentamente por todo su torso hasta sus labios de nuevo, los cuales besé con intensidad mientras deslizaba mis dedos por su clavícula, entre sus pechos, por su vientre…
Besé su cuello, más intensamente que antes.

SAYA
Cerré los ojos de nuevo mordiéndome el labio inferior cuando me besó por el vientre.
Sentí una gran oleada de calor cuando volvió a besarme en los labios y sus dedos descendieron a lo largo de mi cuerpo hasta llegar al vientre el cual encogí contoneando la cintura levemente. Jadeé ligeramente echando la cabeza hacia atrás al notar sus labios en mi cuello. Llevé mis manos a su espalda y descendí hasta la tira de su pantalón para volver a subir de nuevo hasta sus hombros.

KAI
Seguí besando su piel con suavidad pero al mismo tiempo con intensidad, la miré a los ojos acariciando su hombro.
-¿Qué habría sido de esta noche tan perfecta si no nos hubiésemos conocido? –sonreí y la besé de nuevo, desabrochándome yo mismo el pantalón, pero con mi mano libre acariciando su cuerpo.

SAYA
Cerré los ojos cuando me volvió a besar. Saboreé sus labios con intensidad mientras le ayudaba a deshacerse de los pantalones. Los tiré por ahí una vez libre de ellos y besé sus labios de nuevo dejando que su aliento gélido penetrase dentro de mi cuerpo, teniendo calor y frío al mismo tiempo. Agarré la tira de su ropa interior entre mis dedos y los retiré con suavidad, acariciando la piel de sus muslos.

KAI
Jadeé con sus labios pegados a los míos, era imposible no sentir toda la pasión que había entre los dos, se podía palpar, se podía sentir.
Apoyé mi mano en su cabeza, enredado sus cabellos entre mis dedos, e hice que alzase levemente la cabeza para besarla con intensidad mientras con la otra mano acariciaba su muslo suavemente.

SAYA
Respiré con intensidad sintiendo su mano sobre mi muslo haciendo que encogiese la pierna. Hizo que me levantase levemente, acto que aproveché para acariciar toda su espalda de arriba abajo hasta que llegué a los cachetes de su trasero, el cual presione con mis dedos sin apartar mis labios ansiosos de los de Kai.
Mi cuerpo, como en otras ocasiones, aumentó su temperatura, deseaba que me hiciese suya en seguida. La pasión recorría mis venas y no quería otra cosa que explotarla haciendo el amor con Kai.

KAI
Una vez tuve su muslo en mi mano, me dispuse a penetrar.
Habían sido unos largos preliminares pero muy intensos y apasionados, me encantaba estar así con Saya, era imposible no poder disfrutar de ella y con ella. Jadeé al sentir la penetración dentro de ella y la miré expulsando bao por entre mis labios.

SAYA
Cerré los ojos soltando un gemido leve cuando sentí que penetraba.
Un cosquilleo recorrió mis muslos llegando hasta la boca de mi estómago haciendo que me estremeciese por completo. Abrí los ojos que se encontraron con los de Kai Posé mis manos a cada lado de su cara y rocé sus labios con los míos suavemente mientras jadeaba.

KAI
Acaricié sus labios con los míos, sin llegar a besarla del todo. Seguí con las penetraciones con suavidad, sintiéndolas profundamente.
Jadeé besando sus labios con intensidad, posando mi cuerpo suavemente sobre el suyo sin llegar a apoyarme, sólo para poder sentir nuestros cuerpos juntos, sentir su piel bajo la mía.

SAYA
Posé mi frente en la de Kai cerrando los ojos mientras sentía como penetraba suavemente y de forma completa. Posé mis manos en la parte más baja de sus costados siguiendo los movimientos de su pelvis con la mía. Ascendí mis manos lentamente por toda su espalda fría y tensa, sintiendo cada músculo… esos músculos que me volvían loca.
Le miré jadeando y solté un gemido cuando una de sus penetraciones dio en el punto más sensible de mi sexo.

KAI
Pude alcanzar un punto que le gustó a Saya, por lo que insistí en esa zona y con ese movimiento varias veces, de forma más intensa. Posé mis labios en su barbilla, su cuello, su clavícula. Me concentré en besar su cuello moviéndome con más intensidad y acaricié su rostro volviendo a besar sus labios.

SAYA
Kai hizo que gimiese de nuevo de manera más intensa. Eché la cabeza hacia atrás cerrando los ojos y gemí varias veces, cada vez más alto e intensamente.
Encorvé la espalda hacia atrás encogiendo una de mis piernas mientras Kai seguía penetrando y acariciando ese punto que hacia todo más excitante y placentero, al menos para mí. Posé mis manos en sus hombros presionando la piel con mis dedos, no quería sobrepasarme pero en esos momentos no podía controlarme.

KAI
Noté lo excitada que estaba Saya por sus gemidos y sus movimientos, por lo que seguí con los movimientos. Apoyé mi frente en el colchón justo al lado de su cabeza, respirando con fuerza y sintiendo su piel erizada bajo la mía.
Besé su oreja con suavidad intensificando las penetraciones y agarrando sus manos entre las mías, entrelazando los dedos.

SAYA
Apreté mis dedos entre los suyos cuando me agarró de las manos. Respiré con fuerza notando como mi pecho subía y bajaba cada vez que respiraba. Me mordí el labio inferior aún con los ojos cerrados moviéndome al igual que Kai.
Fruncí el ceño y solté un gran gemido.
No sabía si Kai estaba sintiendo el mismo placer que yo, esperaba que si porque yo me estaba volviendo loca.

KAI
Respiré con fuerza, sintiéndola pegada a mí, su cuerpo contra el mío, piel con piel y sexo con sexo.
Jadeé junto a su cuello dando suaves besos en él. Apreté con fuerza sus manos haciendo que las alzase por encima de su cabeza.
La besé en los labios de nuevo, jugando con ellos y con su lengua.

SAYA
Le besé con urgencia acariciando su legua gélida con la mía no tan gélida. Jadeé, pero aún así no quise separar mis labios de los de Kai.
Entonces llegó el momento del clímax, sentí como mi sexo ardía debido a la excitación y, sin poder remedirlo, eché la cabeza hacia atrás y dejé escapar mi último gemido seguido del orgasmo. Apreté las manos de Kai con fuerza presionando su cadera con mis muslos mientras dejaba escapar el orgasmo con mucha intensidad.

KAI
Al sentir el orgasmo de Saya noté cómo el mío quiso escapar con él. La abracé con fuerza pegando mi cuerpo completamente al suyo. Respiré con fuerza, dejando escapar el aire de mis pulmones.
Suspiré y la miré, la besé en los labios sonriendo, tumbándome a su lado para no aplastarla.

SAYA
Respiré hondo para poder recuperar el aliento y me tumbé de lado mirando a Kai. Sonreí y sentí que mis mejillas se sonrojaban… ¿y ahora porque me sonrojaba?
Solté una risotada tonta y me acerqué a él posando mi frente en su brazo agarrándome a él.
Me mordí el labio sonriendo y cerrando los ojos… jamás me había sentido tan bien.

KAI
Sonreí abrazándola cuando se juntó a mí. La besé en la cabeza acariciando la piel de su brazo.
-Te quiero, mi vida. –la volví a besar en la cabeza juntándola totalmente a mí. Si pudiese, la tendría así toda la vida, totalmente pegada a mí, sintiendo su piel y su aliento.

SAYA
Sonreí y rodeé su cintura con mis brazos apoyando mi cabeza en su pecho.
-Yo también te quiero.- Le di un beso en el pecho y volví a recostar la cabeza en él. Escuché el latir de su corazón y sonreí… me gustaba ese sonido y esperaba que durase mucho… esa máquina era su salvación pero también su condenación. Todo era perfecto y no quería pensar en nada que pudiese destrozar el momento, por lo que me abracé más fuerte a Kai sintiendo que estaba a mi lado.

KAI
Respiré con fuerza sintiendo a Saya junto a mí. Acaricié su pelo y su espalda con suavidad. No quería que ese momento acabase, era totalmente perfecto, nada podía estropearlo, ni nadie, ya estábamos completamente solos.
Sentía que Saya y yo éramos casi una sola persona, estábamos conectados y ya nada podía separarnos.

SAYA
Acaricié el pecho de Kai y sonreí encogiéndome como una gatita mansa.
Ese momento era solo de los dos, perdidos en medio del bosque, en una tienda en medio de ninguna parte… solos nosotros dos.
-¿Sabes? Creo que si deseo algo…

KAI
Miré a Saya cuando me habló, por un momento no sabía a qué se refería, pero enseguida caí en que se refería a mi petición de darle lo que ella desease.
-Claro, dime, haré lo que pueda. –dije mirándola a los ojos, siempre que fuese necesario, haría lo que estuviese en mi mano por complacerla.

SAYA
Levanté la cabeza y le miré sonriendo.
-Bueno, creo que es algo que no está a tu alcance.- Solté una risotada y me acerqué más a su rostro hasta que mi nariz dio con la de él.
-Lo que deseo es que, los Dioses paren la luna para que nunca llegue el día y esta noche sea eterna para los dos.- Acaricié la punta de su nariz con la mía al igual que sus dulces labios con los míos sin llegar a besarlos.

KAI
Posé mi mano en su nuca sintiendo mucho que eso no estuviese en mi mano.
-Lo cierto es… que no puedo hacer que dure físicamente para siempre, pero lo que si puedo hacer es que nunca la olvidemos, ni tú ni yo en toda nuestra vida, de esa forma también puede permanecer eterna. –la besé en los labios.
-¿Te gusta la idea? –la volví a besar, moviendo nuestros labios al mismo ritmo.

SAYA
Le miré y sonreí.
-Bueno, pues entonces deja que vuelva a formular el deseo.- Sonreí de nuevo sin apartar la mirada de sus ojos.
-Haz que nunca me olvide de esta noche, ni de ninguna otra noche a tu lado.- Le besé en los labios de manera tierna posando mis dedos sobre su barbilla.
Sería imposible olvidarme de esa noche, si aún me acordaba del primer beso y de la primera vez que hicimos el amor ¿por qué me iba a olvidar de esa noche o de las que vienen?
Gracias a Kai, todo era inolvidable…

KAI
Posé mi mano en lo bajo de su espalda apoyando la frente en la suya, mirándola a los ojos.
Parecía mentira que esa misma mañana hubiésemos tenido un pequeño roce, cada vez los superábamos mejor y más rápido, eso era gracias a todo el tiempo que pasábamos los dos juntos, llegaría un momento en que no nos pelearíamos, digo yo.
La besé en los labios apretándola contra mí, esperaba que la noche se hiciese eterna.

9 MESES DESPUÉS…

SAYA
Me dejé caer sobre el colchón sudando y jadeando de cansancio. Cerré los ojos respirando hondo y entonces fue cuando escuché el llanto de mi bebé, que fue música celestial para mis oídos. Sonreí y levanté la cabeza para mirar a mi hijo.
-¿Cómo está? ¿Estás bien?- Fue lo primero que pregunté, no me importaba si era niño o niña, lo primordial era saber si estaba sano.
Pude ver como las enfermeras y la matrona envolvían a mi pequeño en una mantita mientras movía sus diminutos bracitos y lloraba a voz en grito.
-Vaya, esta niña tiene unos buenos pulmones.- Solté una risotada cuando la matrona dijo eso acercándose a mí con mi niña en brazos.
-¿Es una niña?- La miré cuando me la entregaron, era sonrojada y muy pequeña. La cogí con mucho cuidado… era tan frágil.
-Es una niña preciosa.- Sonreí y la besé en la frente mirándola con mis ojos llenos de lágrimas.
-Hola pequeña mía, hola…- Me reí levemente sin apartar los ojos de esa pequeña criatura. La matrona se acercó de nuevo y me miró.
-¿Y con que nombre deberemos referirnos a la nueva princesita?- Sonreí y miré a mi hija mientras pensaba en un nombre.
-Kristín, se llamará Kristín.- Sonreí limpiando la carita de Kristín con la mantita.
-Creo que será mejor que dejemos entrar al padre, que estará nervioso.- Asentí y acaricié la carita sonrosada de aquella preciosidad.
Kai había tenido que esperar fuera y seguro que estaría mordiéndose las uñas de las manos, o seguro que ya iba por el muñón… conociéndole…

KAI
Esta vez sí que había estado presente cuando Saya se había puesto de parto, y estaba contento de poder presenciarlo, pero… no me habían permitido entrar.
Había estado esperando todo el tiempo fuera, escuchando los gritos de dolor de Saya. No podía soportarlo, era mucho tiempo el que llevaba esperando fuera sin poder hacer nada y sin saber cómo estaban Saya y mi hijo…
Apoyé la frente sobre mis manos moviendo la pierna de forma nerviosa, no podía estarme quieto un segundo, y cada nuevo sonido dentro era un martillazo en mi cabeza.
Fue entonces cuando oí un llanto infantil, ese era el llanto de mi hijo.
Me levanté del suelo deprisa, había empezado hasta a sudar un sudor frío que recorrió mi nuca.
-Saya… -tragué saliva y entonces la matrona abrió la puerta invitándome a pasar.
Por un momento me sentí paralizado, tenía miedo de que algo saliese mal, pero la expresión de felicidad de la matrona me hizo confiar.
Me acerqué y entré en la habitación, viendo a Saya tumbada con un bulto entre los brazos que era nuestro hijo…
Suspiré acercándome.

SAYA
Kai entró cuando la matrona se lo permitió, para estas cosas el poder de Rey no valía nada…
Sonreí y le miré mientras se acercaba a la cama donde estaba tumbada con Kristín entre mis manos, había dejado de llorar y se metía el dedo pulgas en la boca. Aún tenía los ojos cerrados, pero seguro que sería azules como los de su padre.
-Hola.- Sonreí de nuevo y destapé un poco a Kristín para que Kai la viese.
-Mira, es una niña preciosa…

KAI
Me quedé de nuevo algo paralizado cuando Saya me mostró a la niña, porque era una niña, si no había oído mal. Me acerqué a la cama, Saya tenía cara de agotada, y era normal, había estado mucho tiempo debatiendo para traer a nuestra hija al mundo.
Suspiré sentándome junto a Saya en la cama y la besé en la frente posando mi mano sobre su cabeza.
-¿Estás bien? –miré al bebé que sostenía en brazos, era tan extraño ver que de nosotros dos podía haber salido algo así…

SAYA
Kai se sentó a mi lado mirando al bebé un poco perplejo. En el fondo le entendía, no tuvo la oportunidad de ver a Kai Jr. nacer y ahora estaba presente con Kristín… podría decirse que era algo nuevo para él.
Sonreí y asentí.
-Claro que está bien, muerta de hambre, pero muy bien.- Solté una risotada y miré a la matrona cuando se acercó.
-Creo que es hora de que nos llevemos a esta linda criaturita a lavarla un poco, en seguida os la devolvemos.- Dejé que cogiese a la cría para que la bañasen un poco. Suspiré y la miré mientras abandonaba la habitación. Suspiré y recosté la cabeza sobre la almohada dejando que las enfermeras cambiasen las sábanas que se habían manchado.
Miré a Kai y sonreí.
-Debes de haberlo pasado muy mal ahí afuera…

KAI
Miré a la niña mientras se la llevaban, no había pasado a penas cinco minutos junto a sus padres, pero ya se la estaban llevando, tampoco creía que corriese prisa que estuviese impoluta…
Miré a Saya cuando me habló.
-¿Qué? –negué con la cabeza.
-Claro que lo he pasado mal, no tenía ni idea de cómo estabais ni tú ni la niña, pero… Tú debes de haberlo pasado peor… -miré la puerta, no sabía qué coño me pasaba pero no me fiaba un pelo de que se llevasen tan rápido a la niña.

SAYA
Me encogí de hombros y suspiré.
-Estoy bien, ya he pasado por esto más…- Fruncí el ceño y miré a Kai, no apartaba la mirada de la puerta.
-Eh, ¿me estás escuchando? Se que la madera de la puerta es preciosa pero no hace falta que me ignores, leches.- Alcé una ceja y suspiré de nuevo relajándome.
-Solo han ido a lavarla, si yo no me preocupo tú tampoco debes hacerlo.

KAI
Miré a Saya frunciendo el ceño.
-Lo siento… Es que no sé, no sé cómo funciona esto y me ha parecido algo sospechoso, eso es todo. –suspiré y la miré. Acaricié su frente.
-Debes estar cansada. No sé cómo es, pero por lo que sé… -me encogí de hombros.
-¿Necesitas que te traiga algo? O, no sé… -me sentía nervioso. Era el hombre de hielo, ante un combate de veinte contra mí podía mantener la cabeza fría, pero un bebé recién nacido había podido conmigo.

SAYA
Miré a Kai y negué.
-No, estoy bien, no necesito nada.- Sonreí levemente y me tapé ligeramente con las sábanas limpias cuando las enfermeras salieron de la habitación.
Kai estaba muy descolocado, tal vez sería por su carácter… pero me había imaginado otra reacción muy diferente… yo y mi imaginación tonta…

KAI
Bajé la mirada, Saya no parecía muy contenta, y seguro que era por culpa mía.
-Lo siento… me-me siento algo nervioso… -suspiré cerrando los ojos.
-Tengo miedo de hacerlo mal, de cogerla y hacerla daño, de no saber agarrarla… -miré a Saya.
-Con Kai no me pasó esto, fue más de golpe y no tuve tiempo a reaccionar, pero… -solté una risotada.
-Maldita sea, soy un padre horrendo que no es capaz de coger a su hija en brazos.

SAYA
Mire a Kai y suspiré frotándome la frente.
-No seas idiota, Kai, no eres ningún padre horrendo… entiendo tú reacción, no tienes culpa de nada… soy yo que me ilusiono en seguida y creo estar en un cuento de hadas…- Sonreí levemente y negué con la cabeza.
-No te preocupes… te comprendo…

KAI
Negué con la cabeza.
-No he sido capaz de hacer lo que quería hacer desde un principio. –la miré.
-Mientras estaba ahí afuera esperando a que esa… tía me dejase entrar, sólo imaginaba cómo sería coger a nuestra hija en brazos… Pero al verla tan pequeña me he… asombrado, no podía creerme que fuese real… -me llevé la mano a la frente.
-Me odio a mí mismo… -negué con la cabeza.

SAYA
Puse los ojos en blanco y me senté sobre la cama, aun que me costó los mío.
-Kai, venga, no seas tan dramático.- Solté una risotada y posé una mano en su mejilla.
-Eso le pasa a todos los hombres que son primerizos, porque podríamos decir que esta es tu primera experiencia.- Sonreí.
-Vamos, no te preocupes, todos pasan por lo mismo… bueno… excepto Axel que lo celebró con fuegos artificiales… bueno… y… y Edward que se comía a Eddie enterito de no ser por Xan, pero ellos no cuentan, son rarezas de la naturaleza.- Me reí y miré a Kai mordiéndome el labio.
-Kai… no te lo tomes en serio ¿eh? Tenemos toda la vida por delante y seguro que poco a poco irás, no sé, aprendiendo o acostumbrándote…

KAI
Miré a Saya.
-Por favor, Saya, hasta mi padre, que como padre se podría decir que no era precisamente el mejor, hizo mejor las cosas cuando nací yo, y era mucho menos inexpresivo que yo… -negué con la cabeza.
-No lo entiendo. –miré a la puerta, ¿cuánto se tardaba en lavar a un bebé de cuarenta centímetros?
Miré a Saya de nuevo.
-Te juro que voy a calmarme, la cría tendrá al padre que merece. –cogí su mano y la besé.

SAYA
Le miré y suspiré.
-Kai, tú no eres tu padre ¿por qué te comparas con él? Sois muy diferentes, tú al menos te has mostrado nervioso y preocupado, eso para mí es ser bastante expresivo.- Le miré y sonreí haciendo que me mirase acariciando su mejilla.
-Olvida el pasado, Kai y vive el presente.

KAI
-Es que… el por qué me comparo con mi padre… -negué con la cabeza.
-Es porque no quiero llegar a ser como él, Saya. –suspiré apoyando mi frente en la suya.
-No quiero que mis hijos me quieran por ser su padre… quiero que me quieran por ser un buen padre… -la abracé apoyando la frente en su hombro.

SAYA
Suspiré y cerré los ojos rodeando sus hombros con mis brazos.
-No eres como él, Kai, no lo eres.- Le besé en la mejilla y acaricie la nuca intentando consolarle… y pensar que era yo la que necesitaba los cuidados… este hombre…
Sonreí y le volví a besar en la mejilla.
La puerta se abrió y vi entrar a la matrona con la niña en brazos, ya lavadita.
Sonreí cuando la matrona se acercó para entregarme a Kristín.
-No, yo ya la he cogido antes, ahora le toca a su padre.

KAI
Miré a Saya cuando dijo que yo cogiese a la niña.
Miré el bebé, que ya no estaba cubierto de sangre y parecía más tranquilo. Miré a la matrona y extendí los brazos hacia la niña, cogiéndola por debajo de la cabeza con cuidado. La acerqué a mí sin separarme del lado de Saya y la sostuve entre mis brazos mirándola. Era muy pequeña, con los mofletes hinchados y rojos, tenía las manos tan pequeñas y… Bueno, en general todo muy pequeño. La sostuve con un brazo y con mi mano libre acaricié su mejilla con un solo dedo sonriendo.
-Hola, mi niña…

SAYA
Miré a Kai mientras saludaba a la pequeña. Me recosté sobre la cama sonriendo.
-¿Ves? No es tan terrible.- Solté una risotada y cerré los ojos suspirando de nuevo. Estaba muy cansada, notaba que mi cuerpo estaba resentido después de todo el esfuerzo, pero no me arrepentía.
Miré a la niña cuando empezó a llorar en brazos de Kai. Sonreí y miré a Kai. A ver como salía de esta.

KAI
Alcé las cejas cuando empezó a llorar, ya había hecho algo mal…
-Ay… ¿Qué he hecho? No la habré hecho daño… -la miré, pero no parecía haberla agarrado mal.
Seguí acariciándola por la mejilla.
-No llores, pequeña… -vi cómo al pasar mi dedo por sus labios abría la boca.
-Oh… -empezó a chupar mi dedo, sonreí.
-Creo que tiene hambre… -dije mirando a Saya.

SAYA
Sonreí y me senté sobre la cama para coger a Kristín.
-Trae anda, no quiero que te coma entero.- Me reí levemente y cogí a la pequeña para darla el pecho.
-Ohm… creo que aún no te lo he dicho, pero, se llama Kristín.- Sonreí.
-¿Qué te parece? ¿Te gusta o prefieres otro nombre?

KAI
No aparté la mirada de la niña cuando la cogió en brazos, después miré a Saya.
-¿Kristín? –miré a la niña, se notaba que quería comer…
-No está mal. –me encogí de hombros y cogí su manita con la mía con cuidado.
-Hola, Kris. –sonreí.
-Bienvenida a la familia. –la besé en la mano, esa mano diminuta y helada.

SAYA
Sonreí y miré a Kris mientras la daba el pecho, se veía tan frágil y tan pequeñita.
Acaricié su cabecita con cuidado y después miré a Kai. Cerré los ojos y apoyé mi cabeza en su hombro.
La puerta del cuarto se abrió y vi la cabecita de Kai Jr. asomar tímidamente.
Sonreí y le miré.
-Hola, piojo, ¿no quieres conocer a tu hermanita?

KAI JR
Mamá se había puesto muy malita, el tío Max me dijo que era porque mi hermanito/a quería salir ya de dentro de su tripita.
A mi no me dejaron entrar para ver como salía mi hermanito/a pequeño/a… jo, que yo era su hermano mayor…
Esperé mucho rato hasta que me dejaron pasar. Papá estaba con Mamá y mi nuevo hermano/a.
Miré a Mamá y entré en la habitación. Me acerqué a la cama y me puse de puntillas para llegar a ver a mi hermanito/a pequeño/a.
-No veo…

KAI
Sonreí y cogí a Kai en brazos subiéndolo a la cama, sentándolo entre mis piernas mientras miraba a Kris comer.
-Esta es Kristín, tu hermana pequeña. –sabía que Kai quería un hermano, pero no se puede elegir…
-Tienes que cuidarla bien, ya que eres su hermano mayor, ¿de acuerdo?

KAI JR
Miré a mi nueva hermanita cuando Papá me cogió en brazos. La miré y fruncí el ceño extrañado.
-Es… una niña…- Miré a Papá.
-Yo te dije que metieses un niño en el ombligo de Mamá…- Suspiré y volví a mirar a mi hermana. Posé mi dedo en su nariz.
-Qué pequeña es…- Sonreí y agarré una de sus manos.
-Con una mano tan pequeña no va ha poder jugar con mis juguetes.- Me reí y miré a mi hermanita que abrió los ojos y me miró agarrándome un dedo con su manita.
-… me… me ha cogido el dedo…

KAI
Miré a la niña cuando abrió los ojos, los tenía igual de azules que Kai y que yo, y yo que había tenido la esperanza de que los tuviese como su madre…
Sonreí.
-Eso es que le gustas, quiere a su hermanito mayor. –sonreí y besé a Kai en la mejilla.
-Podrás jugar con ella cundo sea un poco más mayor, hasta entonces puedes mimarla mucho.

KAI JR
Sonreí cuando me miró.
-Hola, hermanita pequeña, yo soy Kai Jr. tú hermano mayor y yo me encargaré de cuidar de ti ¿me has oído? Si, si, yo cuidaré e ti y te enseñaré a jugar a la pelota y con mis muñecos.- Se llevó mi dedo a la boca.
-… ahora se quiere comer mi dedo…- Miré a Papá y después a Mamá.
-Me da igual que sea una niña, es mi hermanita.- Sonreí y acaricié su mejillita con mi dedo.

KAI
Sonreí mirando a Saya y, aprovechando que Kai estaba entretenido con su nueva hermanita y, seguramente, su nuevo juguete… la besé en los labios.
-Debes estar cansada, ¿quieres que te dejemos descansar? ¿O quieres estar con la niña un rato más? –miré a la niña, que no apartaba la mirada de Kai.

SAYA
Miré a Kai y asentí.
-La verdad es que no me vendría mal dormir un poco.- Sonreí y le di la niña a Kai para que la tumbase en la cuna o se al llevase.
Me tumbé sobre la cama y me tapé con la sábana hasta la cintura.
-Si quieres puedes tumbarla en la cuna y que se duerna o si no, pues llévatela para que Max y Natty la conozcan.

KAI
Miré a Saya con la niña entre los brazos.
-A parte de que te sería más difícil dormir si ella llorase, hoy… el que ha visto El Rey León soy yo… -solté una risotada.
-Voy a presumir de niña por todo el castillo. –miré a Kris acariciando su barbilla.
-Es preciosa. –sonreí y besé a Saya en la frente.
-Tú descansa, cuando te despiertes tendrás a tu niña a tu lado.

SAYA
Sonreí y le miré asintiendo.
-Me parece bien.- Miré a Kai Jr. que se bajó de la cama de un salto.
-Tú tendrás que cuidar de tu hermanita a partir de ahora, así que, échale una mano a Papá ¿vale?- Le acaricié su pelo rubio y le indiqué con la cabeza que se fuese con Kai.
-Vamos.

KAI JR
Me bajé de la cama y asentí a lo que me dijo mi Mamá.
-Si, si, yo cuidaré de ella y ayudaré a Papá.- Sonreí y miré a papi.
-Vamos, papi, quiero que el tío y la tía vean a mi hermanita y también Jimmy y Ánima.-Salí de la habitación.

KAI
Acaricié la cabeza de Saya.
-Descansa. –agarré a la niña con cuidado y salí de la habitación cerrando la puerta. Besé a Kris en la frente.
-Vamos a presentarte a los demás. –miré a Kai.
-¿Vamos, Kai?

KAI JR
Miré a papi y asentí.
-Vamos, colega.- Sonreí y me agarré al pantalón de papi.
-La tía Natty la va ha llenar de besos, como me hizo a mí cuando nací… puaj…- Me limpié la cara… aún podía notar esos labios tan calientes... prrrrr…
-Y al tío Max también le gustará y a Jimmy y a Ánima… a todo el mundo.

KAI
-Claro, ha sido una niña que todo el mundo esperaba conocer, todos quieren verla. –seguimos caminando por el pasillo, aunque no nos cruzamos con nadie del servicio, estarían todos a sus tareas.
-Y tu tía no la va a comer a besos, porque me la comeré antes yo. –besé a Kris en la mejilla.

KAI JR
Me reí y miré a Papá cuando le dio besitos a mi hermanita.
Sonreí y me agarré de nuevo al pantalón de mi papi mientras íbamos a ver a los tíos a las primas. -Yo cuidaré de ella, soy su hermano mayor y nunca dejaré que le pase nada malo.- Negué con la cabeza.
-¡No, señor!- Sonreí y me rasqué la nariz. Escuché un ladrido y miré el pasillo.
-¡Ziper!- Sonreí y corrí para acariciar a mi perrito.
-Mira, Ziper, tengo una nueva hermanita, es muy pequeñita y yo cuidaré de ella, ¿sabes? Soy su hermano mayor.- Acaricié la cabeza de Ziper y miré a Papá.
-¿Puede venir a conocer a mi hermanita también?

KAI
Asentí.
-Claro, pero ten cuidado con él, la hermanita es muy pequeña y puede asustarse. –hice una señal con la cabeza de que me siguiese.
-Venga, vamos a buscar a los tíos, aunque me tienes que decir dónde están, yo llevo mucho rato allí y no sé dónde está la gente ahora. –arropé bien a la niña con la manta, aún era muy delicada y aquí hacía mucho frío.

KAI JR
Sonreí y me volví a agarrar al pantalón de Papá.
-Ohm, pues los tíos están en la sala de estar, abajo.- Asentí.
-Yo estaba esperando con ellos antes.- Miré a Ziper que me seguía moviendo el rabito muy contento.
-Tal vez están todavía allí.- Me encogí de hombros.

KAI
Asentí cogiendo la mano de mi hijo, pero agarrando bien con mi brazo libre a la niña, estaba segura.
-Pues vamos a la sala de estar, se pondrán muy contentos. –sonreí.
Bajamos hacia la sala de estar y nos asomamos.
-Hola… Hemos traído una nueva inquilina.

MAX
Levanté la cabeza cuando escuché la voz de mi hermano. Me levanté del sillón y suspiré sonriendo.
-Por fin, ya era hora, llevamos esperando mucho tiempo.- Sonreí y me acerqué a Kai que venía con mi sobrino y el perrillo meneando la cola. Me fijé en que mi hermano traía un pequeño bulto envuelto en una mantita de color rosado.
Miré a Kai y mi sonrisa se ensanchó.
-Ese es… ese es… ese es…- Miré a la criaturita que tenía entre sus brazos y sonreí de nuevo.
-Es mi sobrina… es preciosa…- Era tan pequeña y rosadita y… vaya par de ojazos azules que tenía…


NATTY
Me levanté junto con Max cuando Kai llegó con nuestro sobrinito en brazos, que resultó ser una niña. Me mordí el labio cuando la vi tan pequeña entre los brazos de su padre, era toda una ricura.
-Ay, pero qué bonita es… -la acaricié la mejilla, la cual tenía muy suave y sonrojada.
-Hola, princesa. –la besé en su diminuta nariz.
-Qué rica, te comía enterita.

KAI JR
Miré a mis tíos y sonreí cuando vieron a mi hermanita pequeña.
-Es mi hermanita y yo cuido de ella y se llama… se llama…- Fruncí el ceño y tiré de los pantalones de Papá para que me mirase.
-Papi… como se llama mi hermanita.- Aún no sabía como se llamaba y no iba a llamarla bebé o hermanita pequeña siempre.

KAI
Miré a Kai cuando me preguntó y luego miré a Kris.
-Pues la princesa de la casa se llama Kristín. –miré a Max y a Natty.
-Lo ha elegido Saya, yo… la llamo Kris. –agarré su manita, que se enganchó a uno de mis dedos en cuanto la acerqué a ella.

MAX
Sonreí y miré a la muñequita cuando agarró el dedito de su padre y clavó sus ojazos azules en él.
-Me gusta ese nombre.- Pasé mi dedo con mucha suavidad por su mejilla.
-Pues, bienvenida al mundo, Kris.- Sonreí y aparté el dedo mirándola.
-¿Y cómo está Saya?

KAI
Miré a Max.
-Está muy cansada aunque no lo haya demostrado, está demasiado contenta con el nacimiento de Kris como para quejarse. La hemos dejado durmiendo, necesitaba descansar. –miré a Kris.
-Supongo que deberíamos presentársela a James y a Ánima también, después la dejaremos descansar con su madre, acaba de nacer y no estará para muchos trotes.

KAI JR
Sonreí y agarré la mano de mi papi para ir a buscar a Jimmy y a Ánima.
-Si, si, si, quiero que Jimmy conozca a mi hermanita, ya verás que contento se va ha poner.-Tiré de la mano de papi sonriendo.
-Vamos, papi, vamos, vamos.- Ziper salió conmigo y con mi papi de la sala de estar, él también quería acompañarnos.

KAI
Me despedí con la cabeza de Max y Natty y salí junto con Kai de la sala de estar.
-Será mejor que no salgamos del castillo, hace mucho frío para Kris, será mejor que vengan ellos, ¿crees que estarán en casa? ¿Por qué no llamas a Jimmy? –era la primera vez que le llamaba así, pero es que mi hijo siempre le llamaba “Jimmy”…

KAI JR
Miré a Papá y fruncí el ceño.
-¿Qué le llame? Es que su cabaña está muy lejos y me da miedo ir por el bosque yo solito…- Bajé la cabeza algo cortado.
-Hay monstruos malos y lobos que podrían comerme…-Miré a Papá de nuevo.

KAI
Alcé las cejas y me saqué el móvil que llevaba en el bolsillo.
-Llamarle, hijo, no ir a buscarle, no pienso dejar que te vayas tú solo hasta allí. –negué con la cabeza.
-Bueno, ya le llamo yo, no pasa nada. –marqué el teléfono mientras me acercaba a una de las sillas agarrando a Kris contra mi pecho, esperé a que descolgasen el teléfono.
-¿James? Soy Kai. –miré a Kris, que no apartaba su mirada de mí. Sonreí.
-Saya ha dado a luz.

JIMMY
Kai me llamó diciéndome que Saya había dado a luz, bueno, más bien me avisó Ánima en plena reunión. No le di mucha importancia el dejar a los sabios ahí plantados, me era más urgente conocer al hijo de Kai que estar ahí sentado escuchando a esos viejos.
Había resultado ser una niña, una niña muy hermosa. Como no, los ojos eran de Kai, grandes y muy azules.
-Enhorabuena, Kai, es preciosa.

KAI
Asentí.
-Lo es. Dicen que todos los recién nacidos son iguales… Pero Kris tiene la sangre de su madre y estoy seguro de que será una niña preciosa, aunque ya lo sea… -la acaricié la mejilla, se estaba quedando frita entre mis brazos.

ÁNIMA
Se me encogió el corazón de la emoción al ver a la niña de Kai y Saya que acababa de nacer, tenía los ojos preciosos y enormes, aunque poco a poco los fue cerrando y alguna vez bostezó, debía estar cansada después de todos los viajes que le había dado Kai.
Sonreí mirándola.
-Opino lo mismo que Jimmy, no hay más palabras, es preciosa.

JIMMY
Sonreí mirando a Kris. Tenía los ojos de Kai pero había en ella muchos rasgos de Saya.
-La verdad es que Saya es una mujer muy hermosa, si Kris a salido a ella, creo que tendrás serios problemas cuando sea una adolescente.- Me reí levemente.
-Pero bueno, eso es el futuro, ahora tan solo es un bebé y necesitan que la cuiden.- La cría cerró los ojos acurrucándose en el regazo de Kai… parecía una muñequita tan quieta.
-Creo que será mejor que la acuestes.

KAI
Miré a Kris y asentí.
-La verdad es que parece cansada, la llevaré a su cuna junto a Saya. –aún no me creía que Kris ya hubiese nacido, pero la tenía entre mis brazos.
Miré a James y Ánima.
-Si queréis, podéis quedaros a cenar, estáis invitados, no hace falta ni que lo diga, seguro que a Kai le gusta la idea. –miré a Kai y sonreí.
-Voy a acostar a la niña y me quedaré con Saya, vosotros poneos cómodos. –asentí y subí las escaleras hasta la habitación donde descansaba Saya. Kris se había dormido en el trayecto, de modo que no había problema, esperaba que no fuese una niña llorona, aunque por el momento sólo había llorado una vez cuando tenía hambre.
Entré con sigilo en la habitación y acosté a la niña en la cuna boca abajo, ya que no hacía mucho que había comido y era mejor que durmiese en esa postura.
La besé en la cabeza y me senté en la silla al lado de Saya.

SAYA
Gracias al cansancio no me costó nada conciliar el sueño. Me desperté y miré la hora, eran las diez de la noche… vaya… si que había dormido.
Me giré sobre la cama con cuidado, aun me sentía algo dolorida y miré a Kai que estaba sentado a mi lado.
-¿Has estado mucho rato ahí sentado?- Conociendo a Kai, se habría tirado en esa silla toda la tarde.

KAI
Me froté el ojo.
Me había quedado algo traspuesto después de esperar a que Saya se despertase. Negué con la cabeza.
-No importa el tiempo que haya estado, se me ha pasado volando mirando a mi reina y a mi princesa dormir como ángeles. –sonreí.

SAYA
Me senté sobre el colchón y miré la cuna. Sonreí, Kris dormía como un verdadero ángel.
-Vaya ¿y no ha llorado ni una sola vez?- Dije en voz baja para no despertarla, ahora que dormía profundamente era mejor aprovecharlo.
-Espero que no sea tan llorona como lo fue Kai Jr.- Sonreí y miré a Kai.
-¿Me ayudas a levantarme?

KAI
-Claro. –me acerqué a Saya y la cogí de la espalda y la muñeca tirando lentamente de ella para ayudarla.
-Con cuidado. –sonreí.
-No ha llorado, es una niña muy buena, la verdad. –la miré, seguía quieta y con su respiración muy lenta.

SAYA
Me levanté con la ayuda de Kai. El dormir había echo que recuperase mis fuerzas, pero aún sentía algo de dolor, una simple molestia.
Me agarré a los brazos de Kai y miré la cuna.
-Si, bueno, es la primera noche, además, ella también está cansada, yo no he hecho todo el trabajo.- Solté una leve risotada.
-Lo más seguro es que se tire durmiendo toda la noche…

KAI
-Mejor así, te dejará descansar tranquila, a ti y a mí, después ya veremos como se porta si no tenemos que levantarnos cada diez minutos a ver qué la pasa. –me encogí de hombros.
-Espero que estés mejor, todos han preguntado qué tal estabas a parte de decir que Kris es un bebé precioso.

SAYA
Miré a Kai y sonreí.
-Yo estoy bien, no me encuentro tan cansada, pero me gustaría darme una ducha y bajar a cenar algo que me suenan las tripas.- Sonreí de nuevo.
-Si quieres tú ve bajando, ya me apaño yo sola.- Asentí.
-No creo que Kris se despierte, pero puedo decirle a alguna de las doncellas que suba de vez en cuando a echarle un vistazo.

KAI
La miré.
-¿Seguro que puedes sola? Debes estar dolorida y necesitarás ayuda, ¿no? ¿Te apañas sola? –la acompañé hasta el baño, no sin echar un vistazo antes a Kris, miré de nuevo a Saya.
-Puedo ayudarte, no me importa, si no quieres puedo bajar a decir que te preparen algo… Bueno, que nos preparen algo, con la tontería no he cenado. –me encogí de hombros.

SAYA
Negué con la cabeza.
-Tranquilo, Kai, ya he pasado por esto.- Solté una risotada.
-Baja a cenar, yo me ducharé y bajaré después, no te preocupes, de verdad.- Sonreí.
-Puedo apañármelas muy bien sola, en serio.- Le indiqué con la cabeza que saliese.
-Vamos, ve abajo.

KAI
Suspiré asintiendo.
-Precisamente por eso quiero ayudarte, porque has pasado por ello y yo no estuve ahí contigo, y quiero que esta vez te resulte más sencillo. –la besé en la frente.
-Les diré a las cocineras que te preparen un festín. –sonreí y salí del cuarto de baño, me acerqué a la cuna y besé a Kris en la mejilla con suavidad antes de irme al piso de abajo.

SAYA
Le miré mientras se marchaba. Suspiré y me rasqué la nuca… le notaba apurado…
Miré la ducha y me acerqué dejando que el agua caliente saliese del grifo.
Me quité el camisón que llevaba dejándolo caer al suelo y me metí bajo el agua cerrando la mampara. Cerré los ojos frotándome la cara con las manos y el agua caliente.
Tardé diez minutos en ducharme, no quería ausentarme mucho.
Me vestí y salí cruzándome con una de las doncellas a la cual le dije que echara un vistazo a Kris de vez en cuando hasta que subiésemos de cenar.
Bajé las escaleras y me dirigí hacia la sala donde estaban todos cenando, incluso Jimmy y Ánima.
-Buenas noches.- Sonreí y me acerqué.

KAI
Saya bajó después de diez minutos, no había tardado mucho. Sonreí al verla, parecía estar mucho mejor de cómo la había encontrado nada más nacer Kris, ese era el inconveniente de querer tener hijos, la madre tenía que sufrir.
-Buenas noches. –Natty estaba loca de contento y nada más aparecer Saya la abrazó, por suerte tuvo en consideración que acababa de dar a luz, podría haberla hecho daño.

SAYA
Nada más bajar Natty me abrazó, al principio tuve algo de miedo, ya sabía lo “cariñosa” que era Natty y no controlaba su fuerza, pero la verdad es que fue bastante delicada… que raro…
Sonreí y les miré.
-No hace falta que me lo digáis, Kris es un niña preciosa.- Solté una risotada y me senté en una silla libre.

ÁNIMA
Sonreí cuando Saya bajó a cenar, ya pensaba que no la veríamos ese día.
-Claro que lo es, salvo los ojos es igualita a ti, Saya, y con lo guapa que eres tú… -me encogí de hombros y solté una risotada.
-Aunque suene a peloteo es verdad, Kris es una ricura. Me alegro de que las dos estéis bien. –sonreí.

JIMMY
Todos nos alegramos cuando vimos a Saya. Al parecer estaba muy bien, estupenda. Aún con cara de cansada y algo pálida seguía estando hermosa… ¿cómo lo hacia? Serían cosas de ninfas, supongo.
-Yo también me alegro de verte, Saya y enhorabuena por esa preciosidad de niña, en serio, lo mío no es peloteo como Ánima.- Me reí mirando a Ánima de reojo.

ÁNIMA
Miré a Jimmy cuando dijo eso.
-No era peloteo. –dije entrecerrando los ojos y le di un toque en el brazo.
-Saya es guapísima y Kris ha salido igual, pues será una preciosidad. –apoyé mi espalda en el respaldo de la silla, hacía tiempo que no cenábamos en el castillo.
-Y vendré a verla de vez en cuando, cuando esté solita en casa y aburrida. –miré a Jimmy de reojo.

SAYA
Miré a Ánima y sonreí.
-Vaya, gracias, así podrás ir aprendiendo cuando quieras ser mami, ¿no?- Sonreí y vi que Jimmy desviaba la mirada hacia otro lado colorado. Solté una risotada y miré a Ánima.
-¿No tenías ganas tú también de tener un hijo?- La verdad es que se me hacía algo raro al ver a Jimmy con un crío en brazos… pero si ha dejado de lado la criminalidad, se ha enamorad y es miembro de un consejo, ¿por qué no podría ser padre también?

ÁNIMA
Bajé la mirada algo sonrojada cuando Saya preguntó eso. Sonreí y la miré.
-Bueno, claro que quiero, quiero tener hijos con Jimmy, pero… Bueno, acabamos de casarnos y Jimmy tiene mucho trabajo, y… -miré a Jimmy de reojo.
-La verdad es que no nos hemos puesto a hablar seriamente de ello. –volví a mirar a Saya.
-Pero yo estoy preparada desde hace tiempo, y más que dispuesta con Jimmy. –sonreí de nuevo.

JIMMY
Miré a Ánima y suspiré. Sonreí y agarré una de sus manos entre las mías entrelazando sus dedos con los míos.
-La verdad es que la culpa es mía, últimamente no tengo más que reuniones y no me da para ponerme a pensar en formar una familia y me jode, por que sé que… sé que Ánima lo lleva esperando mucho tiempo.- Miré a Saya y después a Ánima.
-Pero te prometo que lo hablaremos.- Sonreí y la besé en la mano.
-Te puedo asegurar que tendremos todos los hijos que quieras.- Solté una risotada.

ÁNIMA
Miré a Jimmy conmovida y, como no, acabé sonrojándome, a lo que alguno se rió. Sonreí mirando a Jimmy, era como un príncipe azul pero sin ser pomposo, y nunca paraba de hacerme sonrojar.
Desvié la mirada.
-Si yo no tengo ninguna prisa, y tú tienes muchas cosas que hacer, no tienes por qué preocuparte por eso… -la verdad es que desde que había visto a Kristín, tan pequeña y tan rica no había parado de imaginarme a un bebé mío y de Jimmy, con sus ojos y su sonrisa…

SAYA
Sonreí y miré a Jimmy y a Ánima.
Las cosas habían cambiado mucho, al principio cada uno iba a su bola, siempre con broncas, sobre todo Kai y yo…
La Quimera, Neo, Kara, Jim, Erika… todos habíamos cambiado mucho.
Neo pasó de ser un “soso”, como lo llamaba Kara, a estar siempre atento de los demás, como el hermano mayor de cada uno, y claro, el marido perfecto para Kara…
Ella también había cambiado mucho, siempre cabreada y dando órdenes, ahora era más bien una gatita mansa entre los brazos de su Neo.
Jim y Erika, bueno, ellos son un caso especial que había acabado en algo especial, gracias a Dios. Cada uno había tomado su camino, solos o en compañía de su alma gemela, cada uno tenía su vida y cada uno afrontaría su destino, como yo lo había hecho…
Había perdido todo el miedo de pensar que a Kai y a mí siempre nos irían mal las cosas, pero, entendía, que con un poco de esfuerzo y esperanza se puede conseguir lo que quisiésemos.
Yo ya sabía cual era mi futuro y me sentía dichosa de que fuese así, cuidar de mi familia, de mis hijos y sobre todo, pasar el resto de mi vida con Kai.

KAI
Miré a Saya y posé mi mano sobre la suya.
Si me hubiesen dicho en nuestro reencuentro aquel día en la nave que esto iba a pasar me habría echado a reír. Todo había cambiado desde entonces, lo que más, nosotros dos y nuestra relación.
Por ese entonces nunca llegué a pensar que volvería a estar junto a Saya, y mucho menos que nos reuniríamos junto con nuestros amigos para celebrar que habíamos tenido otro hijo… Pero había pasado, y me alegraba de corazón que nuestra vida hubiese cambiado así.
Cogí mi copa y la alcé.
-Vamos a brindar, brindemos… Por el cambio, porque todos hemos cambiado.

JIMMY
Cogí mi copa y la alcé.
-Si, sobre todo yo.- Me eché a reír.
-Por nosotros, que nuestras vidas sigan así de plenas, o más.- Sonreí.
Miré a Max, que me miró y alzó su copa en mi dirección dedicándome una sonrisa sincera a lo que yo respondí de la misma manera.
Al parecer, la tensión que había entre Max y yo iba desapareciendo poco a poco, y me alegraba de verás.
Me alegrada por todo, en el fondo, agradecía a Draco que me hubiese creado, aunque me arrepentía de que lo hubiese hecho solo para destruir y quitar la vida. Pero, si pensaba en positivo, al crearme me había brindado la oportunidad de aprender, de corregir mis errores y de conocer el amor.
Al final había elegido un bando, y era el más indicado.

KAI
Sonreí y asentí bebiendo de mi copa una vez brindamos. La verdad es que James sí que había cambiado el que más, pero nosotros no nos habíamos quedado atrás, por suerte.
Esperaba poder pasar los años junto a mi familia sin más problemas que a la hora que tuviesen que llegar los niños por la noche, porque ese tipo de problemas no se podían evitar. Sabía que no iba a tener una vida larga, ya me habían dejado claro que la máquina de mi corazón no iba a durar eternamente, pero no pensaría en ello hasta que me llegase la hora, aún tenía muchos años por vivir y los disfrutaría, al menos disfrutaría lo que no había disfrutado a lo largo de mi vida antes de conocer a Saya, ahora sí lo haría.

NEO
Alcé la mirada al cielo, un cielo bastante despejado. Era una noche muy fresca y llena de estrellas. Por un momento me acordé de Quimera y de cómo la construí junto con mi padre…
También me vino a la mente el día que conocí a Kai en aquella taberna y me ofreció trabajo, desde entonces le consideré como un buen amigo del que confiar…
Todo había empezado con un reencuentro y había terminado con vidas diferentes, muy diferentes a las que yo me había imaginado.
Yo, por ejemplo, jamás pensé que encontraría a la mujer de mi vida, ni que me casaría ni nada de esas cosas. Toda la vida atado a las máquinas acaba convirtiéndote en una de ellas, pero gracias a Kara, eso no ocurrió…
Ahora tenía un planteamiento totalmente distinto, prefería formar mi propia familia a tener que lamentarme por la que dejé atrás… era un hombre nuevo y todo se lo debía a las causalidades y al destino.

KARA
Encontré a Neo después de estar largo rato buscándole. Sonreí, estaba mirando a las estrellas. Me acerqué a él y rodeé su cintura con mis brazos.
Neo se había convertido en lo más importante de mi vida, y era increíble pensar cómo había sucedido. Yo había llegado a pensar que nunca podría olvidar ese recuerdo tan funesto que tenía de la guerra, pero Neo ocupaba ya todos mis recuerdos, no me dolía ya pensar en ello.
Sonreí apoyando la cabeza en su espalda.
El saber que estaríamos juntos me hacía seguir adelante, además de que gracias a él había dejado de ser la borde asquerosa de antes… bueno, al menos esa parte de mí se había suavizado…

ERIKA
Estaba estudiando en mi cuarto, aun me faltaba un año para graduarme y no quería perder el tiempo.
Al final Jim se vino a vivir conmigo a la casa de mi padre… al que aún no había encontrado pero conservaba la esperanza de que algún día volviera conmigo y que estaba en algún lugar a salvo. Y no tenía miedo del exterior, ahora que Draco había desaparecido, podía vivir más tranquila.
Más tranquila también porque ya no viviría aterrorizada por culpa de esa extraña enfermedad que ya no moraba en mi cuerpo gracias al tesoro del viento.
Miré el libro y suspiré cerrándolo y apoyándome en él. Miré por la ventana y sentí algo de nostalgia, echaba de menos a los demás. Había compartido muchas cosas con ellos y se habían sacrificado por mí millones de veces… eso era algo que jamás olvidaría…
Nunca me olvidaría de Neo, de Kara, ni de Saya, ni si quiera del borde de Kai… Jimmy… todos eran muy importantes para mí y sentía que pronto nos volveríamos a ver, hasta entonces, a vivir la vida.

JIM
Entré en el cuarto de Erika, que estaba estudiando, con una taza de café. Sonreí, se estaba esforzando mucho en el instituto. Me acerqué y me senté a su lado dejando su café en la mesa.
Ahora que vivía con ella, hacía lo que podía por ayudarla. Mientras ella estaba en clase, yo me dedicaba a hacerle la comida cuando volviese, ¡eh!, que había aprendido a cocinar, y de vez en cuando hacía apaños a los vecinos por un dinerillo, del estilo arréglame esto, prográmame tal…
La vida era mucho más fácil así, sin pasar tanto peligro cada día, era un verdadero alivio. Además, estaba feliz viviendo con Erika, al final, después de todas las dificultades había salido bien, y esperaba que lo nuestro durase.
Sonreí al mirarla, ahora que ella estaba bien, yo estaba bien.
La verdad es que a veces me acordaba de los demás, pero a quien más echaba de menos, a parte de Saya, era a Neo, se había convertido en un hermano mayor para mí. A veces hablábamos, y a veces nos veíamos, pero no era lo mismo que cuando vivíamos juntos en la nave.
Por suerte, tenía a Erika, era lo único que necesitaba.

FIN…

DEDICATORIAS:

SAYA: Lo primero de todo darle las gracias a mi compañera Eri, sin ella esta historia no habría sido posible, la verdad es que con ella las cosas molan más, el doble, el triple y suma y sigue ;)
Agradezco a todos los lectores (aunque sean cuatro gatos XD) que hayan seguido esta trama desde principio a fin y sobre todo, espero que les haya gustado, pero no se me pongan tristes porque, esta es nuestra primera historia, pero no la última y que podréis darnos ideas sobre historias, tramas, etc… que queráis que nosotras encarnemos, estaremos encantadas.
En fin, ¿qué más decir? Nos vamos, pero como dijo Terminator: ¡Volveré!
En esta ocasión, volveremos.
¡Chao! :)

ERI: Bueno, yo doy las gracias sobre todo, ante todo y por encima de todo a Saya, porque la historia es guay, engancha y mola gracias a sus infinitas ideas (yo ando escasa de eso… T_T)
¡La historia ha sido la única que he acabado en mi vida, y gracias a ella!:D
También agradezco a los pocos lectores que sois que nos hayáis seguido, que hayáis sido pacientes con la publicación de los capítulos, que os hayáis enfrascado en la historia, riendo, llorando, enfadándoos, así es como debe vivirse una historia :)
Espero de corazón que os haya no gustado, encantado, porque a nosotras nos ha gustado mucho escribirla (¿verdad?:P ).
No nos olvidéis, piratillas, pronto os colmaremos con nuestras locas ideas de nuevo.
No se os olvide comentar, adoramos saber que nos lee alguien :)
Chao, piratillas :)