¡Busca por capítulos!

Dejad vuestros comentarios

Nos gustaría saber la opinión de los lectores de esta historia, por favor, dejad comentarios, y si tenéis alguna duda, no dudéis en preguntar ^^

Para el que no sepa hacerlo: Al final del capítulo hay un apartado donde pone "X comentarios", pinchad ahí y os dará la opción de comentar ;)

lunes, 8 de febrero de 2010

Capitulo- LXXXIII- LA LLAMADA DE EDWARD

ERI
Llevaba un par de horas despierta, asomada a la ventana, observando mi antiguo hogar. Había cambiado mucho desde mi partida al País del Fuego, y estaba repleta de gente de todas partes, gente triste por la pérdida de todo lo que tenían y gente feliz de seguir viva…
Suspiré, yo no sabía en cual de los dos bandos encontrarme, simplemente me aferraba a que estaba viva y tenía a Axel a mi lado, pero no dejaba de pensar en la destrucción de lo que ahora era mi hogar… Nos iba a costar sudor y sangre poder hacerlo resurgir…
Miré a Axel, que seguía durmiendo a la bartola, con la cama pequeña para él, sonreí, los críos dormían igual de despanzurrados que él, daba gusto ver lo despreocupado que parecía dormido.


AXEL
Abrí los ojos y aparté las sábanas de encima de mí. Tenía calor y las sábanas me molestaban.
Giré la cabeza y vi que Eri no estaba en la cama. Me senté y fue cuando la vi asomada a la ventana.
Me froté el pelo y me levanté acercándome a ella. Rodeé su cintura con mis brazos abrazándola por detrás. La besé en el hombro y sonreí mirándola, aun que ella seguía con la vista fija en la ventana.
-¿Pasa algo?


ERI
Miré a Axel cuando me abrazó y sonreí. Le agarré de la nuca y le besé.
-Buenos días. –volví a mirar al exterior.
-Todo está en orden, parece ser. Sólo observaba a la gente que hay por aquí, me pregunto cuándo podrán volver a sus hogares… -apoyé la cabeza en su pecho agarrando sus manos entre las mías y cerré los ojos.
-Echo de menos estar en casa…


AXEL
Miré al exterior respirando hondo.
-No sé por que, pero me da la sensación de que te saqué de aquí a la fuerza, me refiero que te viniste a vivir al País del Fuego por que te casaste conmigo, pero… seguro que echas de menos este sitio, tus raíces…- Suspiré y la miré.
-Sabes que puedes volver aquí cuando tú quieras…


ERI
Le miré sonriendo y negué con la cabeza.
-No me refería a eso. –me levanté y le miré.
-Me refería a nuestro hogar, en el País del Fuego contigo y con los niños… Nada me ata aquí y lo sabes… -le abracé.
-Me producen algo de nostalgia estas calles, pero por nada del mundo volvería para quedarme, quiero estar allí con vosotros, y, aunque menos importante, con el calorcito… -solté una risotada.


AXEL
Sonreí y la besé en la frente abrazándola con más fuerza.
-Tranquila, volveremos pronto con los gemelos y el calorcito.- La miré de arriba abajo, estaba algo ligerita de ropa.
-Aunque…- Miré sus piernas de infarto, largas, firmes, suaves…
-… yo ya tengo bastante con el subidón que me das tú…- Alcé las cejas.


ERI
Me reí y me mordí el labio.
-A ti no te hace falta un lugar cálido para mantenerte en tu temperatura, eh. –me reí y le besé rodeando su cuello con mis brazos, moviendo mis labios de forma sensual a compás de los suyos. Le acaricié la nuca y su pelo con una de mis manos.



AXEL
Sonreí agarrándola de la cintura mientras me besaba.
-Sabes que contigo cualquier hombre alcanza una temperatura mayor que la mía.- Sonreí de nuevo acariciándola la cintura con mis manos volviendo la mirada a sus piernas.
-Y no me extraña, con esas piernas y lo que hay más arriba, pues…- Esbocé media sonrisa, yo no me cortaba ni un pelo cuando decía que mi mujer estaba buena, y aún me cortaba menos al mirarla de esa manera tan descarada.


ERI
Me reí y le tapé los ojos con ambas manos.
-Pero qué salido eres, caray. –miré mis piernas, ¿de verdad tanto le gustaban? Le besé de nuevo y le miré el pedazo de pecho musculoso que tenía de manera tan descarada como él.
-Como si tuvieses algo que envidiar… -me mordí el labio pasando la mano por su pecho.


AXEL
Me reí y la alcé agarrándola del culo hasta que sus piernas rodearon mi cintura.
-Pues claro que te envidio, mira que piernas, que cara, que ojos, que boca, que… que pechos…- Me reí de nuevo besándola por el cuello abrazándola contra mí con fuerza.


ERI
Encogí el cuello cuando me besó riéndome.
-Supongo que para ti soy prácticamente perfecta. –mi cuello…
-Sigo insistiendo en que no tienes nada que envidiar… -posé mis manos en sus hombros, cada centímetro de músculo que tenía me resultaba digno de envidiar.
-Cuántas mujeres en el mundo deben odiarme por tenerte.


AXEL
La miré y sonreí.
-Pues que odien lo que quieran, es lo único que pueden hacer, por que jamás me tendrán.- Me encogí de brazos y volví a besarla por el cuello llevando mis manos a sus muslos.
-Soy solo tuyo, ya lo sabes de sobra, nenita…


ERI
Sonreí cerrando los ojos mientras acariciaba su nuca. Sentía escalofríos por la espalda por culpa de sus besos y caricias.
-Sólo mío… -acaricié su espalda mientras me besaba por el cuello, cuando se separó le agarré de la cara y le besé en los labios.



AXEL
Sonreí agarrándola de la espalda mientras la seguía el beso. Habíamos pasado tantas cosas que no había tenido tiempo para ella. Era mejor aprovechar los momentos que se nos presentan para poder estar con ella.
La volví a besar por el cuello acariciándola las piernas con suavidad mientras jugueteaba con mi lengua sobre la piel de su cuello.



ERI
Jadeé haciendo que mis manos fallaran por un instante, me hacía perder el control sólo con sus caricias.
Me agarré a su nuca cerrando los ojos.
-Si no me posas en algún lado acabaré en el suelo… -me reí agarrándome de su pelo.



AXEL
La miré y me giré tumbándola en la cama colocándome encima.
-¿Mejor así?- Sonreí de manera juguetona besándola de nuevo por el cuello y recorriendo sus piernas con mis manos.
Bajé los labios por su clavícula depositando intensos besos sobre su piel.



ERI
Cerré los ojos dejándome llevar por sus infinitos besos, iba a acabar conmigo, o acabaría desmayada alguna de las veces, no sería la primera vez que me pasaba…
-Moriría feliz entre tus besos… -le besé con energía clavando mis dedos en su espalda.



AXEL
Solté una risotada cuando dijo esto.
-No pretendo que mueras, Eri… solo quiero que disfrutes, y no te me desmayes como has hecho en otras ocasiones.- Esbocé media sonrisa y la besé en los labios subiéndola la camiseta levemente.


ERI
Seguí su beso.
-No es culpa mía que tus besos me hagan perder la razón. –volví a besarle con energía sintiendo cómo su cuerpo aumentaba de temperatura, el mío también lo hacía, pero no tanto como el suyo, por suerte, ya no me quemaba.
Bajé mis labios a su cuello y le besé con fuerza agarrándome a su espalda.


AXEL
Cerré los ojos cuando me besó por el cuello. Agarré su camiseta y la despojé de ella desnudándola de cintura para arriba.
Acaricié sus costados con mis manos abiertas de par en par acercándome a sus pechos.
Me temperatura corporal empezó a elevarse, y eso que aún no estaba excitado del todo…



ERI
La maldita cama era muy pequeña, pero pude girarme, haciendo que fuese él el que estuviese debajo de mí. Seguí besándole por el cuello y el pecho acariciando sus abdominales y su pelvis con la yema de mis dedos.
Le di un mordisco en el pecho sonriendo antes de volver a sus labios.



AXEL
Sonreí haciendo una mueca cuando me mordió en el pecho. La agarré de los brazos cuando me besó acercándola a mí. Bajé mis manos a su trasero agarrando bien sus cachetes con mis dos manos.
La besé por la barbilla y seguí bajando hasta rozar uno de sus pechos con mis labios. Deposité intensos besos entre sus pechos subiendo mis manos por su espalda desnuda.


ERI
Cerré los ojos acariciando su nuca mientras me besaba por el pecho. Notaba que en la habitación cada vez hacía más calor y su cuerpo iba subiendo la temperatura.
Le besé con fuerza agarrándole del pelo de la nuca y jugueteando con su lengua.



AXEL
Seguí su beso agarrándola fuertemente de los muslos.
Bajé la mirada un momento y fruncí el ceño al ver que de mis manos, mis brazos y mi espalda salía humo.
-Eeeeh…- Me separé levantándome de la cama.
-¿Pero que coño…?- Me miré las manos, en efecto, me salía humo.
-Joder… me noto demasiado cliente…- Miré a Eri y en seguida abrí una de las ventanas para que hiciese menos calor.
-… creo que es debido a la lava que absorbí…


ERI
Me senté en la cama mirándole, le salía humo del cuerpo, yo casi no me había dado cuenta de que había subido tanto la temperatura. Suspiré echándome el pelo hacia atrás mirándole.
-No… no pasa nada… -busqué mi camiseta y volví a ponérmela.




AXEL
Me froté el pelo con la mano, me salía humo igualmente.
-Joder, necesito un baño de agua fría…- Me metí en el baño y abrí el grifo del agua fría. Esperé un poco a que el agua saliese fría del todo y entonces fue cuando me metí, con calzoncillo incluido.

Empezó a salir más humo cuando el agua fría se puso en contacto con mi piel.
Resoplé de gusto frotándome el pelo aclarándome el agua que me caía.
Salí a los pocos minutos empapado de pies a cabeza y sin secarme. Las gotas de agua se evaporaban, pero al menos la temperatura había bajado.
-Lo siento, pequeña…


ERI
Sonreí y negué con la cabeza.
-No te preocupes, no ha sido culpa tuya, es mejor así, podría haberme quemado. –me encogí de hombros.
-¿Tú estás bien? No te sientes mal ni nada de eso, ¿verdad? –me acerqué, aún estaba muy caliente aunque la temperatura hubiese descendido.



AXEL
Me alejé un paso cuando ella se acercó. Sonreí y asentí.
-Si, estoy bien… pero, será mejor que no te acerques mucho, no quiero carbonizarte, preciosa…- Me acerqué a la ventana, tal vez un poco de aire frío me refrescara más rápido…
-Espera un par de minutos, en seguida me enfriaré.- La miré y la guiñé un ojo.



ERI
Bajé los hombros cuando sugirió que era mejor no acercarme a él y le sonreí.
-A veces ser héroe lleva consecuencias, cariño, y esta debe ser una. Absorber la lava de un volcán en erupción no debe de ser bueno para nadie, aunque seas un Piro, es muchísima temperatura… -me crucé de piernas mirando como el aire le revolvía el pelo. Aquí no se podía salir peinada a la calle, nunca se llegaba a ningún lado con el pelo en perfectas condiciones.



AXEL
La miré y asentí.
-Lo sé… - Sonreí y me crucé de brazos apoyando uno de mis hombros en el marco de la ventana.
-La verdad es que nunca antes había absorbido lava, me había “bañado” en ella, pero…- Me encogí de hombros y suspiré.
-Será mejor esperar un poco… a ver si los “efectos secundarios” pasaban rápido…


ERI
Me reí cuando dijo que se había bañado en lava. Algo completamente imposible y mortal para el resto de la gente para él y los suyos era como una pequeña sauna, era verdaderamente increíble. -Seguro que si te metiese en el horno y te cocinase para Navidad me quedarías crudo. –volví a reírme.



AXEL
Me reí con ganas cuando dijo eso.
-Dudo que quieras meterme en el horno, tú donde me vas a meter es en la cama en cuanto me enfríe, nenita, para volver a calentar, pero esta vez… de forma moderada.- Me reí de nuevo lanzándola besitos.



ERI
Sonreí.
-¿Crees que no pasará nada? ¿No volverá a subirte la temperatura como antes? No te estoy rechazando, sólo quiero saber si estarás bien. –me tumbé en la cama boca abajo mirándole.


AXEL
Me encogí de hombros y negué.
-Pues no lo sé… me imagino que sabré cuando he vuelto a mi temperatura normal…- Miré por la ventana y sonreí al ver como los niños que trajimos jugaban con las sacerdotisas y las mujeres que estaban a su cargo… me recordaban a los gemelos a los cuales echaba de menos, a saber que trastadas estaban montando esos dos… eran hijos de su padre, no había duda.



ERI
Me quedé mirándole, verdaderamente seguía enamorada de él como al principio, aunque sólo fuese una adolescente tonta que buscaba el refugio en los brazos de alguien, ahora que había pasado el tiempo sabía que quería estar con él para siempre.
Sonreí.



SAYA
Abrí la puerta del cuarto entrando junto con Kai. Habíamos ido al hospital a ver a Jimmy, pero como me esperaba, no nos dejaron pasar.
-¿Ves? Te dije que no nos dejarían verle…- Dije tumbándome sobre la cama boca abajo y quitándome las botas con los propios pies.
-Ahora está en observación, no le podremos ver hasta que le suban a la planta… la única persona que está con él es Ánima…-Cerré los ojos apoyando la barbilla en mis brazos


KAI
Me tumbé a su lado y la abracé por la cintura.
-Bueno, al menos sabemos que está mejor y se está recuperando, y que gracias a ti Ánima estará bien en poco tiempo. –la besé en la mejilla.
-No nos hemos ido de allí con las manos vacías. –me tumbé boca arriba, aunque los dos estábamos rozando el borde de la cama, era enana.


SAYA
Sonreí tumbándome de lado.
-Me alegra saber que al menos no he perdido mi toque con la medicina…- Sonreí mirándole y acercándome un poco más hasta él. Posé mi mano en su pecho acercando mis labios a su cuello en el cual deposité suaves besos.
Deslicé mi mano por su pecho hacia el lado contrario del cuello que estaba besando.


KAI
Sonreí y la abracé contra mi pecho. No sabía qué íbamos a hacer, pero hasta que Jimmy pudiese volver a luchar tendríamos que esperar, y por sus heridas no iba a ser muy pronto.
Cerré los ojos acariciándola el pelo, esperaba que se encontrase mejor ahora que lo había hablado todo, aunque siguiese asustada, parecía estar mejor que antes.


SAYA
Sonreí y le besé en la barbilla cuando me abrazó contra su pecho.
-Nos vamos a caer de la cama como sigamos así.- Solté una risotada.
-Y esta vez la que se va a quedar encima de la cama soy yo…- Sonreí de nuevo haciendo ademán de tirarle empujándole levemente.
-Que no, no voy ha dejar que te pegues un coscorrón.


KAI
Me agarré a ella cuando intentó tirarme de la cama.
-Pero mira que eres capulla. –tiré levemente de ella, los dos nos resbalamos un poco, pero no llegamos a caernos.
-Que no, que era broma… -me reí y me incorporé subiéndome de nuevo a la cama.
-Este sitio tan estrecho incita a estar pegaditos, eh. –la besé en la cabeza.



SAYA
Le miré rodeando su cuello con mis brazos tumbándole encima de mí.
-Pues si incita mejor, ¿no? Cuanto más pegados más cama habrá para los dos.- Sonreí y le di un beso en la punta de la nariz enredando mis dedos entre el vello de su nuca.
-Al menos yo pienso así, no sé que creerás tú.- Le di un pico en los labios antes de que contestase.



KAI
Sonreí.
-Nada mejor que tenerte pegada a mí. –posé mis manos en su trasero besándola y sonreí travieso, la miré.
-Así evito que te caigas, ¿qué te parece? –me reí.



SAYA
-Hummm… me parece muy bien.- Le besé en los labios revolviendo el pelo de su nuca con mis manos.
Kai debía tener algo mágico, por que, cada vez que estaba asolas con él me olvidaba de los problemas, aún que debía admitir que sentía algo de nerviosismo.
Me separé levemente mirándole a los ojos. Sonreí y le di un toquecito en la nariz con mi dedo índice.
-¿Ya no ronroneas, gatito? ¿Ni me pides que te dé de comer con las patitas? ¿Ni enrollas tú colita en mi muñeca?- Me reí.


KAI
Sonreí.
-Lo siento, ya no puedo hacer nada de eso que me pides, aunque, bueno… -coloqué mis manos en pose de gatito delante de mi cara.
-Si me das un pescadito… -puse la boca con la forma que tienen los gatos imitando a uno, seguramente resultaría gracioso, o patético…
-¿Miau?



SAYA
Le miré entre aterrada y extrañada… Kai no solía hacer ese tipo de tonterías, pero resultaba gracioso.
Me reí acariciándole tras la oreja, como solía hacer cuando era un gatito blanco y mono…
-Que penita, gatito, pero no tengo nada que darte para comer…- Me reí de nuevo.
-Ni siquiera leche, lo siento.- me encogí de hombros.
-Soy una mala dueña que no sabe cuidar de su gatito.


KAI
Me encogí de hombros y la abracé con fuerza rodeando su cadera con mis brazos.
-Entonces tendré que conformarme con tenerte debajo de mí, supongo que al fin y al cabo no es tan malo… -posé la cabeza entre sus pechos.
-Sí, creo que es un buen cambio, no me importaría quedarme así.



SAYA
Le miré alzando una ceja.
-Qué morro tienes, macho., tanto como humano como gato… aprovechas cualquier situación para meterme mano.- Suspiré poniendo los ojos en blanco y sonreí rodeando su cabeza con mis brazos.
Llamaron a la puerta y esta se abrió a continuación dejando paso a una muchacha que cargaba entre sus manos una bandeja.
-Uy, perdonen… he traído la comida…- La chica nos miró un momento y en seguida bajó la cabeza colorada cuando sus ojos se pararon en Kai.
Me senté disimulando la risa…
-Gracias…- La muchacha dejó la bandeja encima de la mesita al lado de la cama y miró a Kai de reojo sonrojándose aún más.
-… d-de nada…- Inclinó la cabeza y se marchó cerrando la puerta de manera respetuosa.
Miré a Kai y solté una risotada.
-Uuuuh, Kai, creo que levantas pasiones entre las sirvientas.- Dije mirando la bandeja con la comida.


KAI
Sonreí negando con la cabeza.
-Eso lo sabes de sobra… -me reí y me acerqué para comer algo también, no estaba de más llenar un poco el buche.
-No me regañes, no va en serio… -sonreí y miré la comida que había en la bandeja, no parecía muy apetitosa, era normal que tuviesen que cortarse con lo que preparaban con toda la gente que había.



SAYA
Le miré de soslayo cuando dijo eso.
-Ya, claro… creído…- Miré la bandeja. Habían preparado un par de filetes y alguna que otra cosa para picar, no me extrañaba, tenían que repartir la comida entre todos lo que había en el reino.
Suspiré y cogí mi plato con el filete.
-Que te aproveche, creído.


KAI
Suspiré
-Ya te he dicho que es broma… -la agarré de la cintura y la besé en la mejilla.
-Me importa muy poco lo que opinen ellas mientras me mires tú… -le di un par de besos en el cuello.


SAYA
Le miré de reojo y alcé las cejas.
-Lo más seguro es que, en cuanto te ha visto, su mente, automáticamente se ha llenado de pensamientos impuros y picantes de ti y ella en la cocina, contra la lavadora o de cara a la nevera o…- Solté una risotada cuando me miró.
-¿Qué? A mi me pasó lo mismo cuando te conocí…- Me llevé la mano a la boca poniéndome muy roja… vaya, lo había soltado así de repente… que mierda… y vergüenza…



KAI
La miré con la boca abierta y empecé a reírme.
-Vaya, vaya con la ninfa más pura que el agua, pensando obscenidades con un rey, eh… -sonreí y la besé en el cuello.
-Qué pillina… -la cogí de la mano.
-Descuida, lo primero que pensé de ti después de mirarte fue: qué mala suerte que sea una ninfa… no puedo tocarla…


SAYA
Le miré aún colorada.
-¿P-pero que dices? Yo no me imaginé ni pensé nada… no sé por que lo he dicho, pero es… -Negué con la cabeza enérgicamente y poniéndome cada vez más roja.
-¿Por qué demonios he dicho eso?... ayyyyy…- Me tapé la cara con la almohada, ahora se mofaría de mí y seguro que querrá que le cuente que es lo que me imaginé…



KAI
Me reí.
-Pero no te escondas… -aparté la almohada de su cara.
-No es para tanto, nena… ¿Pero qué pensaste? –la besé en el cuello.
-Anda, dímelo…


SAYA
Le miré y negué de nuevo.
-¿Q-qué?... que te lo diga…- Me reí nerviosa sintiendo como me ardían las mejillas por la vergüenza.
-Pues… pues…- Carraspeé.
-Fue… fue un simple sueñecito…


KAI
Sonreí.
-Con que tu primer sueño erótico fue conmigo, parece que no ha habido nada de otro hombre en tu vida más que yo… ¿Y qué soñaste? Que iba a tu templo y te desnudaba, que aparecía de la nada y te cogía de repente… -sonreí con los labios pegados a su cuello.


SAYA
Seguro que ahora tenía la cara totalmente roja…
Tragué saliva y le miré…
-Kai…-Me estaba poniendo nerviosa.
-… no… no me acuerdo… bueno, si me acuerdo, pero…
-Le miré y suspiré.
-Fue un sueño bastante… demasiado erótico, ¿pero que esperabas? Es una adolescente con las hormonas alteradas… me salvaste apareciendo tan de repente y…- Me encogí de hombros.



KAI
La cogí de la cara sonriendo y la miré a los ojos.
-No me voy a asustar, nena, ¿por qué no me lo cuentas? Quiero saber que pensaste cuando me viste, nunca me lo has contado… -la besé en la mejilla.



SAYA
Le miré a los ojos cuando me agarró de la cara.
Cogí aire levemente sin apartar la mirada de sus ojazos azules…
-Pues pensé… en esos momentos no sabía que pensar me quedé en blanco… siempre me pasa cuando tus ojos se clavan en los míos con tanta intensidad… pero… me sentí segura aun que mi corazón latiese el doble de rápido y tuviese estremecimientos cada segundo… y, cuando desapareciste, me sentí… mal…- Suspiré.
-Esa noche soñé contigo…


KAI
Sonreí y la besé en la mejilla.
-Yo… también soñé contigo… Y me enfadé conmigo mismo por distraerme de mis cosas con una chica… -sonreí de nuevo.
-Pero para nada me arrepiento de lo que pasó aquel día… -la besé posando mi mano en su nuca.


SAYA
Cerré los ojos cuando me besó. Dejé mi plato de comida en la mesilla y rodeé su cuello con mis brazos sin parar de besarle.
-Te enfadaste por que soñaste con una chica… pero no con una chica cualquiera…- Sonreí y le besé de nuevo tumbándole encima de mí.



KAI
-Sí… Además, fue mucho peor cuando me di cuenta de que le daba muchas vueltas al asunto, y de que, de alguna manera, no eras una chica… cualquiera. –sonreí con mis ojos clavados en los suyos.
-Echaste por tierra todas mis esperanzas de concentrarme por completo en mi propia vida, y no sabes cuánto lo agradezco.


SAYA
Le miré y sonreí acariciándole la nuca.
-Y tú no sabes lo orgullosa que me siento de haber echado por tierra esas esperanzas, si no, nunca habrías acabado entre mis brazos.- Sonreí de nuevo rozando sus labios con los míos.
-Siempre consigo lo que quiero y en esos momentos te quería a ti.


KAI
Sonreí y la besé.
-Aunque en verdad te costó lo tuyo, menos mal que no te rendiste, aunque bueno… eso no importa ahora. –la agarré de la cintura y la volví a besar, acariciando su espalda con mis dedos.


SAYA
Le miré entrecerrando los ojos.
-Tú siempre sacando los detalles.- Alcé una de mis cejas metiendo mis manos bajo su camisa, por la zona de la espalda la cual acaricié con mis uñas con suavidad.
-¿Y qué importará cuanto me costó? Lo que importa es que… mírate ahora donde estás.- Encerré su labio inferior entre mis dientes sin llegar a hacerle daño.



KAI
La besé de nuevo, acercándola más a mí y colocándola entre mis piernas.
-Por eso he dicho que no importa lo que te costó. –la volví a besar, recordar el cómo era antes y cómo me comportaba con ella era algo totalmente distinto a lo que hacía ahora.


SAYA
Le seguí besando acomodándome entre sus piernas. Le agarré de la nuca y apoyé la frente en la suya cerrando los ojos. Suspiré y sonreí.
-Te quiero… no te separes nunca de mí, te necesito conmigo, mi amor…- Posé mi mejilla en la de Kai abrazándole con fuerza.


KAI
La abracé con fuerza acariciando su espalda y la besé en la mejilla.
-Yo también te quiero, y no me separaré de ti. –acaricié su mejilla libre girando su cabeza para que me mirase y la volví a besar.
-Es una promesa.



SAYA
Le miré a los ojos y sonreí acariciándole el cuello con mis dedos.
-Una promesa, tomo nota.- Me reí levemente y le besé.
-¿Qué te parece cerrar la promesa con algo más que besos?- Le di un beso más corto en los labios.



KAI
Volví a besarla repetidas veces, la tumbé suavemente sobre el colchón sin separarme un solo centímetro de sus cálidos labios. La acaricié los brazos y los hombros recorriendo su barbilla y clavícula con mis labios, sabía que la hacía cosquillas con la barba.


SAYA
Me tumbé sobre el colchón colocándole entre mis piernas. Cerré los ojos sintiendo como se me ponía la piel de gallina cuando me besaba por la barbilla y la clavícula produciéndome escalofríos con la barba.
Sonreí cogiendo una bocanada de aire… este hombre y sus caricias…



KAI
La miré con una sonrisa al ver que tenía la piel de gallina. Volví a besarla acariciando su cuello con la yema de mis dedos.
Acaricié su torso desde bajo su pecho hasta debajo de su ombligo, la miré a los ojos y la di besos cortos.


SAYA
Hundí el vientre estirando la espalda mordiéndome el labio.
Sonreí intentando besar sus labios, pero era imposible, se apartaba cuando me acercaba yo…
Me reí y le miré.
-Venga ya, ¿no vas a dejar que te bese?- Deslicé mi dedo índice por sus labios mirándole a los ojos.


KAI
Sonreí y cerré los labios rodeando su dedo con ellos, volví a acercar mis labios a los suyos y volví a besarla, pasando mis labios hasta su cuello, el cual acaricié con suavidad deslizando mis labios por su piel y acariciándola con mi lengua, agarré una de sus manos y entrelacé mis dedos con ella.



SAYA
Mi respiración se agitó en cuanto sus labios entraron en contacto con mi cuello. Cerré los ojos de nuevo soltando un leve gemido…
Tragué saliva jadeando poco a poco, el cuello era mi punto débil, me excitaba tanto como si me acariciasen mis partes más íntimas,
Le agarré de la nuca con la mano que me quedaba libre acercando mis labios a su oreja y encerrando su piel entre mis dientes con suavidad.



KAI
Seguí besándola a lo largo de su cuello, era lo que más le hacía disfrutar, que acariciase y besase su cuello.
Subí de nuevo a sus labios tirando levemente de su inferior.
La miré y acaricié su cuello con mis dedos mientras la besaba.



SAYA
Jadeé con más intensidad disfrutando de sus caricias.
Llevé mis manos a su camisa, la cual desabroché hasta que pude quitársela dejando su torso al descubierto.
Acaricié sus hombros y su pecho con la yema de mis dedos sin dejar de besarle. Recorrí su espalda con mis uñas sin dejarle marca mientras acercaba mis labios a su pecho. Le besé con suavidad rozando su piel con la punta de mi lengua.


KAI
La ayudé a deshacerme de mi camisa y acaricié sus caderas subiendo levemente su camiseta. Bajé mis manos hasta su pantalón corto y lo descendí lentamente besando su cuello.
-¿Te parece bien este trato? –sonreí deshaciéndola de su pantalón y dejándolo a los pies de la cama.


SAYA
Encogí el vientre mientras se deshacía de mi pantalón quedándome con la ropa interior.
-Si… me gusta este trato…- Jadeé de nuevo presionando la piel de su espalda con mis dedos deslizándolos hacia su nuca.
Encogí una de mis piernas rozando mi muslo con su costado.




KAI
Recorrí su cuello con mi lengua y descendí mis labios entre sus pechos. De los besos a las caricias, de las caricias a besos más apasionados, y de aquello, a esto, siempre nos pasaba así, la pasión podía con nosotros, no podíamos controlarnos, y era algo que nos encantaba.



SAYA
Agarré el pelo de su nuca con fuerza dejándome llevar por la excitación.
Le besé con fuerza presionando su cintura con mis muslos agarrando la tira de su pantalón. Se lo desabroché y se lo bajé a continuación acariciando la piel de sus piernas con mis manos.
Aparté el pantalón dejándolo caer a un lado llevando mis manos de nuevo a su nuca y su espalda.



KAI
Al final perdíamos la noción del tiempo, quizá, si dicen que un cuarto de tiempo de nuestra vida la pasamos durmiendo, nosotros otro cuarto lo empleábamos en hacer el amor…
Agarré su tanga y lo retiré con delicadeza sin parar de besarla, así podríamos estar toda la vida…




SAYA
Jadeé de manera audible, mi pecho se movía de arriba abajo a causa de la respiración entrecortada.
Seguí besándole de manera apasionada mientras se deshacía de mi tanga dejándome totalmente desnuda.
Pegué mi vientre al suyo sintiendo su frío. Le miré separándome levemente saliéndo de mi boca un pequeño hilo de bao.
Sonreí y volví a besarle con fuerza agarrándole de la nuca.



KAI
Me deshice de la ropa que nos quedaba por quitar y la besé con fuerza posando mis manos a cada lado de su cuerpo. Penetré poco a poco sintiendo el contacto entre los dos y la besé en el cuello acariciando su piel con mi lengua. Volví a penetrar con más intensidad.



SAYA
Cerré los ojos echando la cabeza hacia atrás soltando un gemido cuando penetró.
Encogí una de mis piernas sintiendo como volvía a penetrar haciéndome gemir de nuevo.
Posé mis manos en sus nuca enredando mis dedos entre su pelo con fuerza mientras él me besaba por el cuello de aquella manera excitándome más.
Clavé mis dedo en su nuca sin hacer mucha fuerza pero son intensidad.



KAI
Tragué saliva seguido de un jadeo echando bao en el cuello de Saya. La besé con intensidad provocando que gimiese de placer.
La miré a los ojos, agarré sus manos entre las mías y penetré con más fuerza, hacía varios días que no estábamos solos y esto era el frenesí.



SAYA
Presioné sus manos cuando me las agarró y penetró con fuerza. Cerré los ojos soltando un gemido, más parecido a un grito que a otra cosa…
Respiré de forma agitada besando los labios de Kai con fogosidad sintiendo como su frío entraba dentro de mi boca haciendo que soltase bao.
Gemí con mis labios pegados a los suyos apretando con fuerza sus manos con las mías.



KAI
Seguí besándola, no dejaría de besarla. Acaricié sus manos con las mías al mismo tiempo que seguía con las penetraciones, intensas y marcadas.
La besé tirando de su labio inferior cuando volví a su cuello, tenía varias marcas y preferí no dejarle más, luego le dolería, de modo que sólo la di suaves besos que la hacían tener escalofríos.


SAYA
Abrí los ojos y me llevé una mano al lado derecho del cuello. Me dolía levemente, seguro que me había hecho un buen chupetón…
Aparté la mano agarrándole de la nuca con mi otra mano aún agarrada a la de él.
Cerré los ojos de nuevo gimiendo seguidamente y jadeando.
Sus penetraciones eran cada vez más agudas y acentuadas, intensas y fuertes.
Una de las veces tuve que agarrarme a él por puro instinto de lo fuerte que penetró haciéndome soltar un enorme gemido.



KAI
Apoyé la frente en su hombro sintiendo el sudor en mi nuca y mi espalda. La besé con fuerza e intensidad acentuando las penetraciones gimiendo con mis labios pegados a los de Saya hasta que alcancé el orgasmo forzando los músculos de los muslos.



SAYA
Arqueé la espalda cerrando los ojos con fuerza cuando tuve el orgasmo. Agarré con fuerza las sábanas con la mano que tenía libre mientras que con la otra presioné la mano de Kai desfogándome.
Volví a apoyar mi espalda sudada sobre el colchón jadeando y respirando hondo. Aflojé mi mano, tanto de la sábana como de la mano de Kai.
Abrí los ojos y le miré.
-Joder…- Cogí aire respirando más tranquila.



KAI
Suspiré recobrándome y me tumbé boca arriba a su lado respirando hondo.
-El trato está totalmente sellado. –sonreí y la miré, cogí su mano entrelazando nuestros dedos, la besé la mano.



SAYA
Le miré y sonreí tumbándome boca abajo aún con su mano cogiendo la mía.
-No lo dudo.- Solté una risotada apartándome el pelo a un lado.
Le miré y sonreí de nuevo algo roja.
-Deberíamos cerrar así los tratos y las promesas más a menudo…-Me mordí el labio.



KAI
Sonreí mirándola de reojo.
-¿No crees que para eso primero tendríamos que hacer más tratos y promesas? –la besé la mano y acto seguido en los labios. Me posicioné bien en la cama para no caerme, era tan pequeña que si no caía uno por un lado de podía caer el otro.


SAYA
Le miré pensativa.
-Bien… pues habrá que ir pensando en más promesas y más tratos.- Sonreí sentándome sobre la cama y tapándome con la sábana dejándole sitio para tumbarse a gusto.
La cama era demasiado pequeña y Kai era un hombre bastante anchote…
Le miré cuando se tumbó repasándole con la mirada... que bueno estaba el muy capullo.
Desvié la mirada apoyando la espalda en el respaldo de la cama.



KAI
La miré y sonreí, apoyé la cabeza en sus piernas.
-¿No tenías hambre? Deberías comer algo… -cogí la bandeja y la apoyé sobre mi vientre.
-Puedes comer sobre mí. –le di uno de los platos, si no comía, se pondría enferma de nuevo, y verla enferma era algo que no soportaba, me ponía nervioso y no sabía qué hacer, estaba comprobado.


SAYA
Miré el plato que me entregó y lo cogí.
La verdad es que no tenía hambre, los nervios se me agarraban al estómago y me era imposible meterme nada a la boca.
Hice una mueca de disgusto y miré a Kai esbozando una sonrisa falsa.
-… si, bueno… la verdad es que no tengo mucha hambre…-Dejé el plato de nuevo en la bandeja.
-Si eso, ya comeré un poco más tarde…- Miré el reloj que colgaba a un lado de la pared el cuarto. Eran más de las cinco de la tarde, no pensaba que fuese tan “tarde”… normal, nos habíamos levantado a las tres…


KAI
Suspiré, la verdad es que yo tampoco tenía mucha hambre, aunque no hubiésemos comido en todo el día.
Cerré los ojos acomodándome en sus piernas, sabía que, como siempre, me acariciaría la cabeza o me llenaría de besitos.




SAYA
Le miré y sonreí acariciándole la barbilla con mis dedos. Kai era un hombre muy atractivo, incluso siendo joven, un adolescente nada más y ya me volvía loca… aun que hacía el esfuerzo por no parecer interesada en él, pero… él me podía…
Ahora, después de varios años, estaba igual, incluso mucho más atractivo con su bigotito y la perilla.
Sonreí de nuevo sin apartar la mirada de él y sin dejar de acariciarle por la barbilla y los labios.
-¿Sabes que tienes unos labios perfectos y muy bonitos?


KAI
Me reí.
-Vaya, gracias. Sí, creo que ya me lo has dicho alguna vez. Son heredados de mi madre. –sonreí, la agarré de la nuca y la acerqué para poder besarla.
-Tus labios también me gustan mucho a mí.



SAYA
Me reí posando una mano en sus pecho desnudo recorriéndolo con mis uñas.
-Bueno, la verdad, es que tus labios no son lo único que me vuelven loca.- Encaminé mi mano hacia su abdomen y seguí bajando hacía su ombligo y un poco más abajo mientras depositaba un mordisco en su cuello.


KAI
Cerré los ojos y sonreí, acaricié su nuca.
-Tu pelo me gusta mucho… -entrelacé su pelo entre mis dedos y la besé echándola sobre mí. -Me gustas tú enterita. –la di otro beso más corto.



SAYA
Le agarré del mentón con mi mano besándole lenta pero apasionadamente introduciendo mi lengua dentro de su boca acariciándola con la de él mientras posaba mis manos una a cada lado de su pelvis.
Sonreí de forma juguetona rozando mis labios con los de él.
-Voy a darme una ducha…- Dije en un susurro agarrando entre mis labios su labio inferior tirando suavemente de él.
Me levanté agarrando la sábana que tenía cubriéndome el cuerpo y la aparté tirándosela a la cara.
Me reí y me dirigí al baño mirándole de reojo y sonriendo para mi misma.



KAI
Sonreí agarrando la sábana que me había tirado, la miré mientras se iba totalmente desnuda hacia el baño.
-Omá, que culito más rico… -sonreí y me levanté.
-Me parece que yo también debería darme una duchita… -la seguí hasta el baño para ducharme con ella.


SAYA
Giré la cabeza cuando le vi entrar en el baño siguiéndome.
-Vaya, que casualidad, cuando yo quiero bañarme tú también, ¿eh?- Me reí y le miré mientras abría el grifo del agua y me metía debajo de él empapándome entera. Alcé la cabeza cerrando los ojos sintiendo el agua fría deslizarse por mi cuerpo desnudo.
Le miré de reojo apartándome el pelo a un lado.
-¿Vienes?


KAI
Sonreí de forma pícara y entré en la ducha con ella, la acorralé contra la pared besándola mientras el agua caía sobre nosotros, la agarré de la cintura sin dejar de besarla.


SAYA
Sonreí posando mis manos en sus costados pegando su cuerpo al mío siguiendo su beso.
Así nos tiramos el resto de la tarde, habían pasado muchas cosas las cuales habían provocado el no poder estar solos, debíamos aprovechar estos momentos para disfrutar el uno del otro, ya fuese haciendo el amor o hablando o simplemente tumbados en la cama dándonos besos y caricias.
Con Kai una perdía la noción del tiempo y no podía centrarse en otra cosa que no fuese él… esa era mi rutina diaria…



EDWARD
Estaba tumbado sobre la cama de mi habitación, a cada lado, oía los gritos de unos y los gritos de otros, todos haciendo el amor con sus respectivas parejas, y yo estaba en mi cuarto más sólo que Draco el día de Navidad, sin mi Xan…
Me revolví el pelo, necesitaba sexo con urgencia, era mucho tiempo ya el que llevaba en abstinencia.
-Xaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaan…


XAN
Habíamos ido al País del Viento a por alimentos y medicinas para la gente de mi pueblo. Teníamos entendido que el Reino del Viento era el que mejor estaba y el que más bienes poseía… Yo y un grupo de soldados y pueblerinos cualquiera nos acercamos hasta allí.
Al parecer, los rumores eran ciertos sobre el bienestar del Reino vecino…
Nos dividimos en grupos para ir más rápido y repartirnos las tareas.
Mientras iba caminando por al calle, escuché a unas mujeres hablar sobre los cinco elegidos y su estancia en el hotel del Rey… entonces, mi Edward también estaba allí.
Sin pensármelo un instante más, me separé se mi grupo con una escusa cualquiera y me dirigí hacia allí.
Entré y pregunté las habitaciones ocupadas por los elegidos, tenía ganas de verle y saber que tal estaba. En cuanto me dijeron su habitación, me fui directa y a toda prisa hacia allí.
Subí las escaleras y en un momento me planté delante de la puerta de la habitación donde supuestamente estaba Edward.
Suspiré y llamé con los nudillos… esperaba no haberme equivocado de cuarto.



EDWARD
Abrí los ojos, justamente cuando llamé a Xan, alguien llamó a la puerta, qué extraño tópico, sólo faltaba que fuese ella…
-¿Servicio de habitaciones? –me levanté y abrí la puerta.
-Lo siento, estoy algo ocupado con… ¡¡¡¡XAAAAAAAAAN!!!! –era mi Xan, mi Xan, estaba allí. O estaba borracho o muuuy desesperado, pero la cogí de la cintura y la besé, si no era ella de verdad ya me disculparía, pero necesitaba besarla.



XAN
Respiré aliviada al ver que no me había equivocado de habitación. Edward abrió la puerta, sonreí y… no me dio tiempo a más. Empezó a gritar mi nombre como un loco y, como no, me alzó en alto y me besó.
Me había echado de menos y yo también a él. Rodeé su cuello con mis brazos besándole también. -Mi Edward…- Sonreí y le abracé… mi gran armario empotrado….


EDWARD
La abracé con fuerza y la besé en la mejilla estrujándola fuerte.
-Mi Xan, mi vida, mi cielo, mi niña… -la besé de nuevo.
-¿Qué haces aquí? ¿Cómo has llegado? Bueno, me da igual, aaahhh… -la volví a besar y bajé mis manos hacia su traserín y lo palpé.
-Je… sí, sí que eres tú…


XAN
Sonreí y le miré cuando me preguntó que hacía ahí.
-Pues, he venido con un gripo para conseg…- Puse los ojos en blanco cuando sus manos fueron directas al pan.
-Edward… ¿Para asegurarte al cien por cien de que soy yo tienes que tocarme el culo?- Sonreí y me bajé de sus brazos entrando en el cuarto y cerrando la puerta.
-¿Tú que tal estás?


EDWARD
Me llevé una mano a los ojos.
-A… snif, ahora estoy muy bien, muy contento de que estés conmigo… -la verdad es que lo estaba haciendo de broma, pero me sentía muy feliz de volver a verla, la había echado de menos aunque no hubiese pasado mucho tiempo. La abracé con fuerza, reteniéndola en mi pecho.



XAN
Sonreí y pasé mis brazos tras su espalda abrazándole. Apoyé la cabeza en su pecho… ese enorme pecho.
-Yo también estoy contenta de verte, Eddie…- Le acaricié la espalda con mis manos mientras sus musculosos brazos me rodeaban.
-Te echo de menos, rubio…


EDWARD
-Y yo, nena, y yo. –la besé con fuerza sin separarla de mí, si la seguía apretando acabaría espachurrándola y dejándola de calcamonía en mi pecho.
Pegué mi frente a la suya.
-Me has venido como caída del cielo, te estaba echando de menos, mucho, en estos momentos… -volví a besarla.


XAN
Sonreí de nuevo agarrándole de la nuca mientras me fundía en sus labios. Le había echado mucho de menos, antes no nos separábamos ni un minuto y ahora estábamos días sin vernos…
-Que ganas tengo de que vuelvas a casa conmigo y con Eddie… - Le agarré de la cara y le miré a los ojos.
-¿Cuánto tiempo vas a quedarte aquí?


EDWARD
Me mordí el labio mirándola, mi rubia, qué guapa era, cuánto me costaba separarme de ella…
-Estaré hasta que un chaval que se nos ha unido al grupo se recupere, está muy malherido, no sé en cuánto se convertirá eso… -la besé con dulzura, acariciando sus gruesos labios, cómo la necesitaba…


XAN
Posé mis manos en sus costados acercándole a mí por completo mientras seguía su dulce beso.
Me separé levemente y le miré esbozando una sonrisa.
Sin hacer mucha fuerza, le empujé hacia atrás hasta que su espalda dio con la pared. Le volví a besar, pero esta vez como a él le gustaba, con fogosidad y fuerza. Metí mis manos bajo su camiseta acariciando su abdomen duro y suave…



EDWARD
La besé con el mismo ímpetu que ella cuando me estampó contra la pared. Ambos necesitábamos del sexo urgentemente y, después de estar oyendo a esas parejitas hacerse de todo, les tocaba a ellos oírnos a nosotros.
La agarré fuerte del culo subiéndola hasta que rodeó mi cadera con sus piernas y no dejé de besarla.



XAN
Me subí encima de él de un salto cuando me agarró del culo.
Volví a besarle agarrando bien fuerte sus labios entre los mío ascendiendo mis manos por debajo de su camiseta subiéndosela al mismo tiempo.
Se la arrebaté dejando su cuerpo musculoso al descubierto.
Le besé por el cuello con intensidad atrapando su piel entre mis labios y acariciándola con mi lengua.



EDWARD
La besé con intensidad acariciando sus caderas con ambas manos, la subí levemente la camiseta acariciando su ombligo y ascendí mi mano hasta uno de sus pechos y la mordí en el labio.
-Nena, si supieses lo que te he echado de menos… -seguí besándola y empotré a ella contra la pared besándola el cuello.


XAN
Respiré con fuerza cuando me empotró contra la pared de esa manera tan salvaje.
Agarré mi camiseta quitándomela rápidamente antes de volver a besarle con fogosidad introduciendo mi lengua dentro de su boca jugueteando con la de él.
-No me lo digas… no digas nada, céntrate en lo que estamos haciendo ahora…- Respiré con fuerza clavándole las uñas en la espalda.




EDWARD
-Auch… -sonreí y la mordí el hombro quitándole el sujetador con una mano, pura práctica, no lo intentéis en casa si no queréis sacaros un ojo.
La besé con mucha fogosidad, jugueteando con su lengua y sus manos que me marcaban por la espalda. La mordí el labio tirando de su pantalón para deshacerla de él.


XAN
Cerré los ojos con fuerza cuando me mordió en el hombro.
-Ah… ¿tienes hambre o qué?- Sonreí y le ayudé a quitarme el pantalón mientras yo me deshacía del suyo.
Seguí besándole haciendo que se tumbase sobre la cama sentándome encima de él. Le bajé el calzoncillo y abrí los ojos ampliamente ante el… monumento…
-Joder, Edward… está enorme…- Le miré y solté una risotada.


EDWARD
Me miré, el pequeño Eddie estaba pidiendo a gritos que Xan viniese con él, asentí.
-Nena, ¿qué querías? Llevo semanas en abstinencia, necesito que vengas con papi y le des lo suyo al pequeño Eddie, ¡ha tomado hasta vida propia! –la tumbé sobre la cama besándola de nuevo y arrancándola el tanga de un tirón, como me gustaba destrozarle la ropa…



XAN
Edward me arrancó el tanga de un tirón.
-Pero mira que llegas ha ser bestia, joder…- Me acerqué y le pegué un mordisco en el pecho tirando de la piel dejándole una buena marca.
Le miré y sonreí.
-Venga, nene, ¿no quieres que mamá le de lo suyo al pequeño Eddie? – Aprisioné su cintura con mis piernas pegando mis caderas a las de él.



EDWARD
La mordí el labio.
-Pero no me aprisiones o no podré jugar con Eddie… -la mordí el cuello haciendo que aflojase el agarre.
-Nena, dile hola a Eddie… -penetré, en esos momentos me sentí morir… Casi sentí ganas de llorar de la alegría que tenía de poder hacer el amor con mi mujer otra vez.
Gemí con fuerza.


XAN
Le agarré con fuerza de la espalda cuando al fin penetró.
-¡Oh, si, Edward!- Gemí agarrándole de la nuca y jadeando soltando varios gemidos.
-Joder, como lo echaba de menos… - Gemí de nuevo besándole con fogosidad y jadeando. Sentí como, con cada roce, nuestros cuerpos soltaban pequeñas descargas que para nosotros era un punto más a favor de la excitación.



EDWARD
Gemí con fuerza penetrando deprisa y seguido. Estaba casi desesperado cuando empecé a llamar al aire a Xan cuando apareció de la nada, ¿tal vez era solo un sueño erótico? En fin, si era así, era un gran sueño, ya recogería más tarde el estropicio.
Gemí y jadeé agarrándome de sus caderas.


XAN
Gemí alto y de manera alucinante echando la cabeza hacia atrás.
-¡Si… Edward… sigue!- Gemí de nuevo de manera bastante audible, pero me importaba una mierda, esta disfrutando a lo grande del buen sexo con mi marido que había nacido para estar conmigo, ser solo mío y me hiciese disfrutar de esta manera.
Le agarré del pelo de la nuca jadeando y gimiendo al la misma vez que el penetraba.


EDWARD
La hice caso y continué con el movimiento de cadera de forma intensa y agudizada, la mordí en el cuello y pasé a sus labios, los cuales también mordí seguido de un intenso y largo beso.
-No pararé… -susurré mientras jadeaba. Hacía siglos que quería estar haciendo esto de nuevo con mi Xan, mi rubia, mi…. Grrrr…


XAN
Edward estaba que mordía, el cuello, los labios… estaba que se salía, si que me había echado de menos…
Me agarré a sus hombros clavándole las uñas, por lo menos de llevaría señales mías de recuerdo.
Gemí sin parar muy alto, cualquiera que pasase por al lado de la puerta del cuarto se pensarían que me están asesinando.
Edward soltaba chispas por todos lados de su cuerpo…
-¡Dios, Eddie, me vas a electrocutar!


EDWARD
Me estaba cargando mucho de electricidad, y los dos sabíamos cómo acababa aquello: al final los dos dejábamos la habitación totalmente llena de electricidad estática. Unos pelos…
Seguí penetrando y jadeando de forma audible.
-Madre mía, Xan… No te vayas nunca… -la besé con fuerza.


XAN
Le agarré de la nuca cuando me besó sin dejar de jadear.
Tuve que separarme para poder desahogar el orgasmo. No sabía que lo tendría tan pronto, pero Edward se estaba empleando a fondo y seguro que había llegado a tocar le punto G.
Clavé las uñas en su espalda gritando y desfogándome de lo lindo. La cama se llenó de chispas al descargar también la electricidad.
-¡¡Edward!!


EDWARD
Tuve el orgasmo al mismo tiempo que Xan, más o menos… Por fin me podía desahogar por completo después de tanto tiempo. Esto del sexo era mano de santo cuando uno estaba angustiado, ahora podía irme a matar a Draco tan tranquilo, y que me echasen encima lo que quisieran.
Me tumbé sobre Xan intentando no aplastarla
-Dios, cariño, no sabes cuánto te quiero… -suspiré notando que a nuestro alrededor fluía la electricidad…



XAN
Respiré con fuerza e intensidad cuando me desahogué con ganas.
Edward se tumbó encima de mí presionándome la tripa.
-Edward… amor, yo también… te quiero, pero… necesito respirar…- Le miré soltando una risotada.
Le empujé suavemente tumbándole a mi lado. Cogí una buena bocanada de aire para recomponerme.


EDWARD
Respiré varias veces, me sentía feliz.
-No puedo creerme todavía que estés aquí, ¿sabes? Es como… esto parece un cuento. El príncipe necesita a la princesa y la princesa: ¡plof! Aparece de la nada. Mira que es casualidad que coincidamos… Ven aquí, pechugona. –la abracé apoyando mi cabeza en su hombro, no dejaría que se fuese por nada del mundo.


XAN
Le miré y sonreí acariciándole la nuca sudada.
-Pues no es un cuento, vengo a este País casi todos los días a por alimentos y esas cosas. Y mira que casualidad, vosotros estáis aquí.- Le besé en la frente apartándole el sudor de la frente.
Miré el reloj, iban a ser las ocho…
-Tendré que irme dentro de media hora, no puedo dejar a Eddie en casa solo.- Le miré.
-Lo siento, nene…


EDWARD
Bajé la mirada acariciando su vientre con una de mis manos, sonreí levemente.
-No tienes por qué disculparte, es normal, si lo anormal es que hayamos conseguido encontrarnos aquí… -suspiré.
-¿Qué tal está Eddie? ¿Se acuerda de mí?


XAN
Sonreí y asentí.
-Pues claro que se acuerda de ti, a todas horas. Tiene muchas ganas de que vuelvas a casa y que juegues con él a eso que jugáis los dos.- Me reí acariciándole los hombros con mis uñas suavemente.



EDWARD
Cerré los ojos acomodándome sobre su hombro. Sólo tenía media hora para estar con ella, después volvería a irse y de nuevo me quedaría solo. Tenía a mis amigos, pero no era lo mismo tenerlos a ellos que a mi mujer a mi lado, apartando el tema del sexo…
-Tengo ganas de abandonar todo e irme contigo a casa de nuevo…


XAN
Suspiré revolviéndole el pelo con cariño.
-Lo sé, pero te necesitan, yo también, pero… está en vuestras manos ayudar a las personas… - Le besé en la mejilla.
-Yo también quiero que vuelvas a casa, con Eddie y conmigo…- Rodeé su cabeza con mis brazos cerrando los ojos.



EDWARD
La abracé con fuerza enterrando mi rostro en su pecho.
-Cuando llegue a casa voy a destrozar la habitación contigo a polvos… -dije con voz de salido, no quería que creyese que me quedaba triste porque volvía a irse, eso sólo se lo pondría más difícil…


XAN
-Uuuuuh, no me tientes, rubio eléctrico.- Me reí.
-Cuando llegues a casa, lo primero que haré es prepararte una buena comida y ya después… ya veremos.- Alcé una de mis cejas abrazándole contra mis pechos, era lo que más le gustaba, que le estrujase contra Pili y Mili.



EDWARD
Me quedé ahí junto a ella, la abracé para evitar que se fuese cuando llegase la hora, sólo habíamos estado un rato juntos y no era suficiente después de tanto tiempo, la echaba mucho de menos, a ella y al niño, esto de estar alejado de la familia no me gustaba nada, ya lo había vivido antes y era un verdadero calvario.
Cerré los ojos escuchando el latido de su corazón.



XAN
Me quedé tumbada junto a él acariciándole la espalda, los hombros y cualquier sitio que tuviese a mi alcance.
Ahora que volví a estar con él, tenía que irme… no quería separarme de él, pero tenía que volver a casa junto con mi hijo, además, Edward tenía una misión importante que cumplir y yo no podía estar ahí, solo le estorbaría.
Edward se quedó dormido encima de mí. Miré la hora, tenía que irme ya.
Me levanté con suavidad y busqué mi ropa para vestirme. Me puse el pantalón y el sujetador mientras buscaba mi camiseta por el suelo.


EDWARD
Me desperté cuando noté movimiento, miré a Xan mientras se vestía, ya se iba y pretendía hacerlo sin despertarme, para ahorrarnos la despedida…
La miré mientras se ponía su camiseta.
-Te voy a echar de menos, mi vida…


XAN
Me giré y le miré mientras me colocaba la camiseta.
Suspiré y sonreí acercándome subiéndome a la cama de rodillas. Le agarré de la nuca con mis manos y le besé de manera apasionada.
Me separé levemente y le miré.
-Yo también te voy a echar de menos.- Le besé de nuevo de la misma manera que antes.



EDWARD
La abracé contra mí sin dejar de besarla, no podía evitar que se fuese, tampoco podía pedirla que se quedase con nosotros, Eddie estaba solo en casa y además, el conflicto que tenía con Kai era algo que no podía arreglarse…
-Volveré lo antes posible… -dije con nuestras narices juntas y acariciando su mejilla.



XAN
Asentí.
-Allí te estaremos esperando.- Le di otro beso y me aparté acercándome a la puerta. Le miré y suspiré.
-Te quiero.- Abrí sin dejar de mirarle.
-Ten mucho cuidado…- Me despedí con la mano y salí cerrando la puerta. Suspiré de nuevo apoyando la espalda en la puerta. Me froté la nuca y me fui de allí cabizbaja.



EDWARD
Miré la puerta mientras se iba y seguí con la mirada fija aunque ya no estuviese allí. Cerré los ojos llevándome la mano hacia la cara, no pensé que sería tan desastroso verla otra vez alejarse de mí, la última vez no fue tan complicado…
No quería estar triste, sólo me haría más complicaciones, era el alma del grupo, y si el alma del grupo estaba de bajón, adiós a la moral de todos…
Aunque en esos momentos no hacía daño a nadie.



JIMMY
Parece que mis heridas mejoraban con los cuidados de los médicos y las enfermeras, sobre todo por la particular, la cual estaba tumbada en mi camilla.
Ánima no se había separado de mí en todo el día y dudaba que se separase en toda la semana de reposo que debía tomar, tanto ella como yo.
Seguía vendado de pies a cabeza, pero al menos las heridas no me dolían tanto como antes, aun que notaba alguna que otra pequeña molestia.
Suspiré agobiado, no me gustaba nada estar empotrado en una camilla con enchufes en todo el cuerpo…
-Dios… que ganas tengo de salir de aquí…


ÁNIMA
Sonreí mirando a Jimmy, el pobre no podía levantarse de la cama y estaba allí totalmente aburrido conmigo a su lado, le acaricié el mentón.
-Yo también quiero poder salir de aquí pronto, pero hasta que estés bien, es lo que tenemos que hacer: esperar. –le besé en la mejilla.
-Estás mejorando con rapidez, es una suerte, en poco estaremos fuera de aquí de nuevo con las energías que necesitamos, aunque, con sinceridad, me parece que yo ya no necesito más cuidados, Saya hizo un buen trabajo, pero no pienso irme de tu lado, si hace falta para retenerme aquí me vuelvo a abrir un boquete en la otra pierna. –le besé en la mejilla.



JIMMY
La miré y negué con la cabeza.
-¿Pero que dices, bestiaja? Estate quieta y no te abras ningún boquete, anda.- La abracé aun que me dolió moverme.
-Ay… -Solté una risotada.
-No dejaré que te marches de aquí hasta que yo me ponga bien, ¿qué haría yo aquí solico y hecho una mierda?


ÁNIMA
-Oh… -le cogí de la cara con ambas manos y le di un pico.
-Pobrecito él, que me lo han masacrado. –le besé en la nariz.
-No te voy a dejar solo aunque venga un seísmo que quiera separarnos. –le acaricié el pelo, era tan guapo incluso herido y débil, aunque me apenaba verlo así, era mucho mejor que no tenerle a mi lado.
-Y no te muevas, si quieres mimos y abrazos, yo te los doy. –le abracé posando su cabeza sobre mi pecho y acariciando su pelo rubio.


JIMMY
Sonreí apoyando la cabeza en su pecho. Rodeé su cintura con mis brazos sonriendo con más amplitud.
-Jo… creo que le voy a pedir a Draco que me hiera más a menudo, solo para poder disfrutar de tus cuidados.- Solté una risotada cerrando los ojos escuchando su corazón.
-Lo que de verdad me alegra es verte bien, bueno, a parte de la pierna y no poder evitar que salieses ilesa, me alivia verte bien.- Suspiré acariciándola la espalda.


ÁNIMA
Le besé en el pelo.
-Lo de que vuelva a herirte no lo digas ni en broma, yo te daré todos los mimos y caricias que quieras sin tener que salir herido. –suspiré oliendo su aroma, aún estando mezclado con el olor del hospital, seguía teniendo ese olor que le caracterizaba, sonreí.
-Yo estoy bien, no podías evitar que alguna bala me alcanzase, aunque hubiese preferido ser yo la que hubiese recibido todas esas heridas en tu lugar, no creo que sea correcto que te hayas sacrificado así por mí. –suspiré algo angustiada, me sentía mal ya que por culpa mía él casi pierde la vida.


JIMMY
La miré frunciendo el ceño cuando dijo eso.
-¿Cómo que no? Ya te dije que te protegería, y ya no por que yo te lo prometiese cuando te conocí, ahora ya es mi deber. Te quiero y no consentiré que te hagan daño… no podía consentir que te pasase nada…- Bajé de nuevo la cabeza apoyándola en su pecho.
-Prefiero estar yo herido antes que tú…


ÁNIMA
Suspiré sonriendo y seguí acariciando su pelo, deposité un beso en él y le alcé la cabeza levemente y con cuidado para no hacerle daño. Le besé en los labios.
-Eres lo mejor que podría haberme pasado en la vida. –volví a besarle, no podía ser más cierto lo que acababa de decirle, pensaba pasar el resto de mi vida a su lado aunque eso supusiese que el resto de mi vida fuese tan sólo una semana más.
-Te quiero con locura.



JIMMY
Alcé las cejas resoplando levemente.
-Vaya…- Sonreí.
Estas cosas no solían pasarle a un… chico, como yo…
-… me da la sensación que estoy viviendo en una realidad que… que no es real, al menos para mí… lo digo, por que…no sé, desde que conocí a Erika y empecé a entender los sentimientos de la gente, he deseado tener algo parecido, poder saber que se siente cuando te quieren y eres importante para alguien… pero, sabía que eso no podría ser y más para mí que solo fui creado para destruir…- La miré a los ojos.
-Pero debe ser que estaba equivocado… todo lo veía negro, Ánima, pero tú… gracias a ti he conocido lo que es el amor, el cariño y me has hecho hacer pensar en otras personas que no fuese yo mismo… el poder protegerte es algo alucinante para mí.- No aparté la mirada de sus ojos azules.
-Tú eres mi mundo.


ÁNIMA
Sentí que el latido de mi corazón aceleraba a medida que iba hablando, lo había pasado realmente mal a lo largo de su vida, pero parecía que yo era su salvación, y eso verdaderamente era lo que me hacía olvidarme de lo mal que lo había pasado yo.
-Me siento casi igual… pensé que nunca iba a encontrar el verdadero amor porque nunca podría elegir a quien querer… pero te he encontrado y he podido elegirte… -le abracé.
-Me siento más feliz que nunca a tu lado…



JIMMY
La abracé apoyando la cabeza en su vientre. Cerré los ojos suspirando. Daba gracias a Dios que la interpusiese en mi vida… si lo que tenía antes se le podría llamar vida…
Nunca perdonaría a Draco por haberse aprovechado de ella, de sus poderes y haberla esclavizado como si fuese un animal. Le arrancaría el corazón con mi manos antes de que Los 5 Elegidos acabasen con él… pagaría lo que le había hecho…



ÁNIMA
No dejé de acariciar su pelo y rostro, estaba aún muy herido y debía cuidar de él, aunque eso no dejaría de hacerlo una vez que se hubiese recuperado. Esperaba que no tuviese que salir herido otra vez si volvíamos a enfrentarnos a Draco, no me perdonaría si volvía a herirle.
Cerré los ojos y me concentré solamente en él, nada más merecía mi atención en esos instantes.



JIMMY
Abrí los ojos y fruncí el ceño levemente.
-Oye, Ánima… no… no me has preguntado por lo de… mi transformación…- La miré levantando la cabeza.
-Te asustaste… ¿verdad? – La miré a los ojos.



ÁNIMA
Desvié levemente la mirada.
-Lo… lo siento… No quería hablar precisamente por eso… -bajé la cabeza.
-Me siento muy avergonzada por haberme asustado al verte transformarte… No me lo esperaba, no sabía que eras así y… me impactó un poco… Pero pude ver que eres realmente tú, no tengo que temer por eso mismo… -no le miré directamente, me sentía mal por asustarme de él…



JIMMY
La agarré de la barbilla girando su cabeza para que me mirase.
-Lo que viste fue lo que soy realmente, este cuerpo no es real… Draco le arrebató la vida a este chico para poder apoderarme de su apariencia… -
Solté su barbilla y bajé la cabeza.
-Es normal que te sintieses asustada, Ánima… soy un monstruo, cualquiera se asustaría…


ÁNIMA
-No… -le levanté la cabeza para que me mirase.
-No eres un monstruo, si lo fueses, habrías matado a alguien inocente, me habrías atacado, pero no me hiciste daño, es más, me salvaste… -le besé en la frente.
-El único monstruo en todo esto es Draco, tú eres un trozo de cielo, eres un sol, Jimmy, para nada eres un monstruo.


JIMMY
Cerré los ojos apoyando la frente en su vientre.
-Solo intento borrar mi pasado… entonces si que era un monstruo… - Suspiré rodeando su cintura de nuevo depositando un beso en su tripa.
-Me alegra saber que no te parezco un monstruo.- Froté mi mejilla son suavidad por su vientre con los ojos cerrados.



ÁNIMA
Le acaricié la mejilla suavemente.
-No me pareces un monstruo en absoluto porque no lo eres, nadie podría pensarlo. –sonreí sin dejar de acariciarle, había hecho cosas mal en el pasado por estar sometido a Draco, pero eso había cambiado. Él podía elegir, y había elegido no seguir sus pasos y trazar su propio camino, por suerte, a mi lado. Yo, básicamente, había hecho algo bastante parecido, elegir mi propio camino sin tener que atarme a nada.
-¿Sabes? Los dos teníamos un destino marcado desde nuestro nacimiento, pero algo ha cambiado y el destino ha querido que los dos, con vidas tan distintas y caminos tan marcados, nos encontráramos para poder unir nuestras vidas convirtiéndola en una, para ser felices… ¿No crees? –le miré sonriendo, quizá para él había sonado algo… cursi…
-Yo al menos pienso que es así.


JIMMY
La miré e hice una pequeña mueca.
-Si, bueno, aun que yo no lo definiría así.- Solté una risotada y volví a recostar la cabeza en su vientre… Las cosas que había dicho Ánima eran muy ciertas, aun que estaba seguro de que ella no había tenido que matar a gente de esa manera tan fría y despiadada como lo hacía yo antes, sin miramientos y sin sentir nada de piedad… ahora… me veía incapaz de hacerle daño a nadie que no fuese Draco o sus subordinados…


ÁNIMA
Suspiré y alcé la mirada al techo, era un sitio aburrido, todo era blanco y había un ruido de continuo que era el sonido que marcaba las constantes de Jimmy, era muy monótono para cualquiera que estuviese allí. Por suerte, yo tenía a Jimmy a mi lado y no me importaba, no sabía cuánto llevábamos allí ni cuánto nos quedaba para poder irnos, lo importante era que él estaba bien, y estaba conmigo.
-Jimmy… no me dejes nunca, ¿vale?



JIMMY
Abrí los ojos y alcé la cabeza para mirarla.
-No lo haré… nunca, te lo prometo…- Sonreí recostándome de nuevo. Tener la cabeza alzada me producía dolor en las heridas.
La acaricié la espalda y las piernas mientras cerraba los ojos y me relajaba, ahora, lo que más necesitaba era descansar.


ÁNIMA
Suspiré acariciándole la espalda levemente, evitando tocar las heridas, ese mal nacido y sus secuaces le habían dejado muchas secuelas y le dolían. Rara vez le oía quejarse de ello, pero en el fondo yo misma podía sentir su dolor en mi pecho, y me costaba mantenerme calmada cuando le hacían las curas, aunque él hiciese todo lo posible por darme a entender que estaba bien…
Suspiré de nuevo intentando relajarme y cerré los ojos, él necesitaba descansar, y para tener los mismos ciclos de sueño, me acostaba al mismo tiempo que él, para estar despierta cuando él lo estuviese.
-Te quiero… -susurré cuando noté que estaba cayendo en la inconsciencia por el sueño, era fantástico oírlo justo antes de dormirse y cuando te despiertas, lo digo por experiencia.


JIMMY
Esbocé una sonrisa y la abracé con más fuerza.
-Yo también te quiero, no sabes cuanto…- Suspiré y esperé hasta que la modorra se apoderó de mí. Me habían puesto calmantes al traerme la cena y estaban empezando a hacerme efecto. Lo bueno de los calmantes es que no sentía ni el más mínimo mal estar y dolor, eso me ayudaría a dormir de un tirón.

1 comentario:

  1. T_T_T_T como mola pero se hecha de menos a los de la black hole sobre todo a jim y erika, pero eso si la historia mola un cacho

    ResponderEliminar