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martes, 24 de noviembre de 2009

Capitulo- LVI- NUEVO MIEMBRO A BORDO.

Capi nuevo, recién salido del horno XD Esperamos que os guste ^^



KAI
Me encontraba con mi hijo en la cubierta de la nave, le había hecho levantarse temprano aquel día para darle una sorpresa: Le daría su primera clase con la espada. Era aún muy pequeño, pero sabía que le gustaría aprender un par de trucos para antes de empezar el adiestramiento cuando estuviese listo.
Le esperaba sentado en el borde de la cubierta.


KAI JR
Papá me despertó temprano…jo… aún tenía mucho sueño…
-Papá… ¿qué pasa? Tengo sueño… ¿porqué me levanto tan pronto? ¿Tengo cole?


KAI
Sonreí.
-Algo así. –le tiré la barra de metal que había encontrado.
-Voy a enseñarte a luchar, ¿no te apetece? Mira que puede resultar muy interesante, pero por mí me vuelvo a la cama…


KAI JR
Miré el palo de metal y luego a papá.
Me giré bostezando.
-Vale, hasta mañana…-Me froté los ojos.



KAI
Se me borró la sonrisa de la cara. Al parecer no le interesaba tanto como parecía… Me reí.
-Soy estúpido. –le quité la barra y le cogí en brazos.
-Anda, mira que tener tanto sueño a las nueve de la mañana…



KAI JR
Apoyé la cabeza en su hombro agarrándole de la camiseta. Cerré los ojos.
-Luego… si quieres…- Bostecé.
-… te doy una paliza.


KAI
Sonreí.
-Nada de palizas hasta que estés preparado para levantarte a las nueve de la mañana para practicar, nene. –le acaricié la melena llevándole hasta su cuarto. Me tumbé en su cama con él encima.
-¿Te molesta si duermo un par de horitas contigo?



KAI JR
-No…- Cerré los ojos aún agarrando la camisa a mi papá.
-Así no tendré pesadillas con monstruos malos…- Me dormí de nuevo.



KAI
Sonreí y le besé en la cabeza arropándole con mis brazos.
-Monstruos malos… -negué con la cabeza y cerré los ojos. Si Saya pasase por allí nos sacaría una foto que acto seguido yo quemaría, por lo que esperaba que no se despertase aún…



JAMES
Aparecí en el cuarto de Erika de golpe cayendo sobre una mesa destrozándola. Me levanté y busqué a Erika con la mirada, estaba en su cama, me acerqué y la zarandeé levemente en el brazo.
-Erika… Erika despierta…- Se giró.
-Erika…


ERIKA
Me giré cuando escuché la voz de James, abrí los ojos y le miré.
-James… ¿qué pasa?- Me senté en la cama y le miré. Abrí los ojos ampliamente cuando descubrí una enorme herida en uno de sus costados. Le miré.
-James…- Se dejó caer sobre la cama desmayado.
-¡James! Oh, mierda… ¡James!


JIM
Oí a Erika gritar el nombre de James. Sólo con eso supe que tenía que ir a su cuarto. Me levanté corriendo y fui hacia allí. La verdad es que sus gritos parecían preocupados, pero si era ella la que estaba en peligro…
Abrí la puerta.
-Erika, ¿qué pasa? –James estaba desplomado sobre la cama, en ese momento tuve ganas de rematarle…
Cerré la puerta para que nadie más acudiese, no quería que hubiese problemas.
-¿Qué ha pasado?


ERIKA
-No… no lo sé, estaba durmiendo cuando a aparecido y me ha despertado.- Señalé la mesa.
-Ha caído sobre la mesa y después de ha desmayado encima de la cama…- Giré a James para verle la cara, estaba pálido y tenía ojeras…
-Está herido… creo que ha sido Dark…- Miré a Jim.
-Tenemos que ayudarle…


JIM
La miré y suspiré.
-Esto no le va a gustar a Kai… -me mordí el labio.
-Qué le den. –miré a James, parecía hasta indefenso…
-Arriba, campeón. –me lo cargué a la espalda.
-Vamos a llevarlo a la enfermería, ayúdame. –cuando estuvo bien sujeto me levanté y nos dirigimos a la enfermería, lo dejé sobre la camilla y le miré la herida.
-Se ha desmayado por la pérdida de sangre… ¿sabes qué tipo es? Habrá que ponerle alguna trasfusión. –me acerqué a la nevera donde teníamos las trasfusiones de sangre.


ERIKA
Asentí quitándole la camiseta a James, estaba ensangrentado…
-Si, es igual que yo, 0+… -Preparé las vías para inyectarle las transfusiones.
Limpié la sangre de alrededor con una gasa y agua.


JIM
Cuando le quitó la camiseta me la imaginé haciéndolo en otra situación y tuve que centrarme en buscar el 0+, que era el más abundante. Cogí una bolsa y la saqué, me acerqué y lo coloqué en su lugar.
-Habrá que coser la herida, ¿tú sabes?


ERIKA
Miré a Jim y asentí.
-Técnicamente…- Agarré una aguja y la desinfecté, acto seguido cogí hilo especial para coser y empecé con su herida. Con mucho cuidado cerré la herida con el hilo hasta que finalmente la cerré del todo.
-Y está…- Suspiré y vendé su torso con mucho cuidado. Aún estaba sin conocimiento después de ponerle las transfusiones.


JIM
Le cuidaba con tanto mimo que parecía que no quería romperle, le tenía mucho más cariño de lo que pensaba…
-¿Estás bien, Erika? Pareces muy preocupada. Está bien, se le pasará enseguida.


ERIKA
-Lo sé…- Suspiré.
-Pero es que… ha salido herido y yo no quería que le pasara nada…- Miré a James… parecía ten indefenso… tan vulnerable…



JAMES
Me desperté, me sentía mareado y confuso. Miré la sala en la cual me encontraba, era una enfermería… Giré la cabeza y vi que Erika estaba allí.
-Erika…- Me levanté deprisa, me agarré el costado con fuerza cuando un dolor punzante acudió a ese punto, gemí de dolor.
-Erika…- Agarré su mano.
-No he podido detenerle… me siguió, mi padre me ha encontrado… si descubre donde estáis vendrá a por vosotros…


JIM
Desvié la mirada ruborizado por los celos cuando la cogió la mano, le miré desconcertado cuando dijo eso.
-¿Qué? –me llevé la mano a la cabeza.
-Si nos encuentra estamos muertos, ¿cómo lo traes aquí?


JAMES
Miré al ricitos de oro.
-Tranquilízate, Picachu, no saben que estoy aquí. Solo saben que he desaparecido…- Me levanté de la camilla aún agarrando la mano de Erika.


JIM
-Pi… Pikachu… ¿Me has llamado Pikachu? –desvié la mirada y miré su mano.
-¿Y quieres dejar de sobarla, coño? –puse los ojos en blanco.


JAMES
Miré a Erika.
-¿Me has curado tú?- Sonreí mirándola a los ojos sin soltar su mano, aunque al Picachu le jorobase.
Sonreí de nuevo al ver que asentía.
-Muchas gracias.- La aparté el flequillo.


JIM
Arrugué la nariz y carraspeé dándole un manotazo, cuando me miró sonreí.
-Yo te he traído hasta aquí, ¿a mí no me vas a coger de la manita? –como siguiese en plan manoseo sería capaz de dejarle calvo…



JAMES
Esbocé media sonrisa y me crucé de brazos.
-¿Te pones celoso, Picachu?- Me reí.
-Tranquilo, no tienes motivos para ponerte celoso, Erika te ama a ti, no puedo hacer anda por evitarlo, aunque yo la ame a ella.- Le guiñé un ojo a Erika cuando me miró.


JIM
Fruncí el ceño, en ese momento sentí el impulso de partirle la cara, pero Erika estaba delante y no lo haría por ella.
-Bueno, chulo-putas, te hemos salvado, punto, deja de inflar los cojones y dinos qué haces aquí.


ERIKA
Le di un toqué a Jim en el brazo.
-Jim…- Le miré frunciendo el ceño.
-Parecéis críos…- Miré a James, estaba algo sonrojada…no pensaba que diría aquello tan directo… ¿me amaba?


JAMES
Sonreí de nuevo y me senté sobre la camilla con los brazos cruzados.
-Quiero hablar con Erika a solas, Jim.- Era la primera vez que le llamaba por su nombre. Le miré serio.
-Por favor…


JIM
Fruncí el ceño, sabía que no debía dejarles a solas, él haría algo que más tarde yo tendría que pagar, pero…
Miré a Erika, no creía que fuese del todo cierto eso de que no sintiese nada por él. Suspiré y salí. No di un portazo, pero tampoco cerré educadamente.



JAMES
Volví la mirada a Erika cuando el ricitos de marchó. Suspiré y la indiqué que se acercase, que se sentase a mi lado. Cuando se acercó, la agarré de la cintura antes de que sentase. Apoyé la cabeza en su pecho y la abracé.
-Te he echado de menos…- Cerré los ojos y suspiré de nuevo. Olía a vida, era algo de lo que yo carecía… era un ángel…
La miré y sonreí.
-¿Sabes? Eres el ángel que me guía en este infierno continuo… gracias a ti puedo seguir a delante, Erika…


ERIKA
Tragué saliva cuando me abrazó de aquella manera, sentí un escalofrío cuando me miró y se me erizó la piel cuando me dijo aquello.
-James…- Logré decir, casi en un susurro. No aparté la mirada de sus ojos… aquellos ojos penetrantes los cuales ya no eran negros, eran verdes grisáceos…
¿Qué me pasaba? No podía dejar de mirarle… sentía el deseo irrefrenable de besarle…


JAMES
-Erika… quiero que te mantengas a salvo, en todo momento. No quiero que corras peligro, no soportaría verte en manos de Dark, me mataría verte sufrir…- La acaricié su rostro de porcelana.
-Eres mi mundo…-
Me levanté sin soltar su cintura, la agarré de la cara con la mano que me quedaba libre y me acerqué hasta que nuestros labios se rozaron.


ERIKA
No tenía palabras, me tenía bajo su poder, no apartaba la mirada de sus ojos, no podía… Me agarró de la cintura con más intensidad acercándome a él. Se inclinó hacia delante sintiendo sus labios cálidos posarse sobre los míos. Cerré los ojos respirando de forma audible.
Abrí los ojos de nuevo y posé mis dedos sobre sus labios con suavidad.
-No puedo, James…


JAMES
La miré y aparté mi cara.
-Lo siento…- La solté esbozando media sonrisa.
-Esta vez me has frenado, la próxima no tendrás escapatoria.- Me tumbé sobre la camilla.
-Yo me quedo aquí, espero no molestar.- Sonreí de nuevo y la miré.
-Vamos, Erika, no me mires así, no voy a parar hasta que te enamores de mí.- La guiñé un ojo y coloqué mis manos tras mi nuca.


ERIKA
Pestañeé y me crucé de brazos.
-Oye, pero que morro tienes…- Vi que se tumbaba y me ignoraba por completo… suspiré y salí de la enfermería. Me apoyé en la puerta y miré al suelo, pensativa.
-La que me ha caído encima…


JIM
Me encontraba en la esquina del pasillo con el cuerpo apoyado en mis manos tras mi espalda apoyada en la pared, con la cabeza mirando al suelo y el flequillo cayendo sobre mis ojos.
Me incorporé y me fui por el pasillo hacia el lado contrario, no me apetecía cruzarme con Erika en ese momento, aunque no hubieran hecho nada yo no podía saberlo porque no lo había visto y me sentía tan celoso…


ERIKA
Suspiré y miré como Jim se alejaba… seguro que no tenía ganas de hablar conmigo, así que, prefería dejarle tranquilo. Volví a mi cuarto una vez él volvió al suyo… esta situación me traería muchos problemas… James y Jim… Jim y James… Dios, me quería morir.


KARA
Tenía que tomarme el medicamento, así que fui a la enfermería. Abrí la puerta y vi allí a James semi-desnudo.
-¡¡Ah!! –di un grito y cargué en mi mano una llama cuando recordé que ahora había que darle un “trato especial”.
-¿Qué coño haces aquí? ¡Y vístete!


JAMES
Se abrió la puerta de la enfermería. Grité cuando la chica que entró gritó. Me tapé con una manta que había allí.
-¡Marrana!- La miré bien.
-¡Anda! Pero si eres la chica- cowboy.- Esbocé media sonrisa.
-Vienes a marcarte otro bailecito para mí, ¿eh?


KARA
Fruncí el ceño y apagué la bola acercándome sinuosamente.
-Claro que sí, lo que el señor pida… -le di un puñetazo en la cara y me miré los nudillos.
-Joder, que cara más dura… -le miré.
-Perdona… Es que aún me das asco.


JAMES
-Au…- Me froté la mejilla.
-Bueno, supongo que tendré que ir acostumbrándome a esto.- La miré y esbocé media sonrisa. La miré de arriba abajo silbando.
-Nena, estás que te rompes.- Me reí alzando las manos.
-No, no tranquila, es broma, iba en broma, lo juro.


KARA
Me crucé de brazos y le pellizqué en el brazo.
-Enano cabrón, yo no voy a hacerte más daño porque luego Erika se enfada conmigo, pero como llame a mi marido el oso pardo te arrancará los huevos, porque, a parte de que esta es su nave, es muy celoso, ¿sabes? Si le digo que has dicho eso… Date por castrati, mono. –le solté cruzándome de brazos de nuevo.



JAMES
Me froté el brazo cuando dejó de pellizcarme.
-Au… ¿pero qué manía tenéis las mujeres con castrarnos a los hombres? Es doloroso y humillante…- La miré entrecerrando los ojos de forma sospechosa.
-Eres peligrosa… será mejor no meterme contigo…


KARA
-Más te vale, pelo-pollo. –me fui al armario de medicamentos y cogí la caja y un vaso de agua.
-¿Qué huevos haces aquí? ¿Cómo has entrado? ¿Por qué sigues semi-desnudo delante de una mujer casada? Deja de mirarme las tetas.


JAMES
-Joder, deberías meterte a periodista, no paras de hacer preguntas y eres igual de pesada que ellos…- Suspiré y me recosté sobre la incómoda camilla. Me llevé las manos detrás de la nuca.
-Estoy aquí porque no tenía otro lugar y porque echaba de menos a Erika, esa chica tan maravillosa que tenéis a bordo y la cual me ha curado la herida del costado. – Miré al techo.
-No pienso hacer más declaraciones.


KARA
Me acerqué, era cierto, llevaba una venda en el costado. Hinqué el dedo, a lo que puso cara de dolor.
-Ah, es verdad, tienes una pupa. –bebí agua con una pajita haciéndome la inocente.
-Que sepas que si por tu culpa Jim acaba depre, Neo cogerá tus piernas y se hará un buen caldo con tus huesos, sólo digo eso. –volví a meterme la pajita en la boca.


JAMES
Esbocé media sonrisa y la miré entrecerrando los ojos.
-¿Crees que dejaré que tu osito mimoso me haga daño? Ni él ni nadie de esta nave mi intimida, muñequita de porcelana.- Me senté sujetándome el costado, la muy hija de puta me había hincado el dedo y ahora me dolía a horrores.



KARA
-Ya, bueno, nadie te intimida, pero mira. –señalé su brazo metálico.
-Ese brazo te lo quitó Kai, puede que no le tengas miedo, pero irá a por el otro. Jim ya te tiene calado por querer ir a por su novia. Mi “osito mimoso” tampoco te aprecia demasiado, Saya te tiene rabia y yo, bueno, sabes mi opinión al respecto. A la única que tienes un poco contenta es a Erika, pero tú pásate y somos cinco contra ti, ten cuidado. –volví a beber agua, no sabía que ese crío era tan vacilón…


JAMES
Me incliné hacia delante y la miré directamente a los ojos.
-Verás, no entiendes nada, puede que Kai me arrancase un brazo, que Saya me tenga mucha rabia, que tu “osito de peluche” no me aprecie y bueno, Jim… simplemente Jim me la suda, ¿pero sabes por qué? Porque he vivido cosas muchísimo peores que enfrentarme a vosotros, porque vosotros comparados con la gente con la que he estado sois unos críos y no me dais miedo porque he afrontado cosas mayores que estas.- La miré con intensidad.
-Puede que seáis cinco contra uno, pero no tengo miedo, ¿debería tenerlo?


KARA
Tragué saliva y solté la pajita.
-Vale, no… no era necesario… el… -dejé el vaso en la mesa y salí de allí, verdaderamente cuando quería acojonar lo hacía el muy cabrón. Cerré la puerta de la enfermería y me fui a preparar el desayuno.


JAMES
Seguí mirándola hasta que se marchó. Mi semblante cambió enteramente. Me puse serio mirando la puerta. Me agarré el costado tumbándome de nuevo en la camilla…
Esto iba a ser muy duro para mí, tener que intentar clamar las cosas y que confiasen en mí si querían seguir con vida… iba a ser muy difícil.


KAI
Me desperté, aún tenía a Kai encima, por lo que no debió haber pasado mucho rato desde que volvimos a dormirnos.
Le hice cosquillas.
-Arriba, servicio de despertador, hay que levantarse, ya, ya.


KAI JR
-Mmmm… ¡Papaaaaá!- Me encogí tapándome con la manta.
-No quiero levantarmeeeee…- Metí la cabeza bajo la almohada.
-Quiero seguir durmiendo…


KAI
Agarré de su pantalón y tiré.
-Vamos, jovencito, levanta el culo de la cama si no quieres que me enfade, arriba. –le dejé en el suelo y le quité la almohada de las manos. Me levanté y le empujé hasta la puerta.
-Venga, a armar follón.



KAI JR
Me colé entre sus piernas y salté a la cama de nuevo. Me tapé con la sábana agarrando la almohada.
-Yo quiero dormir, jooooo...- Cerré los ojos acurrucándome en la cama.


KAI
Puse los ojos en blanco.
-Va el monstruo. –me coloqué encima de él y empecé a hacerle cosquillas encima de las sábanas.
-Gruar… ¿dónde está Kai? Quiero comerle. –como entrase alguien ahora…



KAI JR
-¡Nooo! ¡Déjameeeee! Quiero dormir un poco más…- Miré a papá y le di un capón en la frente.
-Malo, eres muy malo.- Me tapé de nuevo con las sábanas.


KAI
Me quedé pillado con el puto niño…
-Vale, vale… -me levanté.
-Ya veo lo que me quieres que hasta me pegas, me lo apuntaré para el futuro. –metí mis manos en los bolsillos y salí cerrando la puerta de la habitación, estaba entrando en una fase de pre-rebeldía y un día le iba a dar una colleja…


KAI JR
Papá se había cabreado… me levanté corriendo de la cama y abrí la puerta.
-¡¡Papi!!- Me agarré a su pierna abrazándole.
-Lo siento por pegarte… no te enfades, porfi…


KAI
-¿Por qué me has pegado? ¿Eh? –me crucé de brazos indignándome.
-¿Es porque soy malo? ¿Por eso? ¿Por qué me pegas? –hice que me iba a poner a llorar.
-¿Es que no me quieres?



KAI JR
-Si, si, si, si, si, si, te quiero muuuuucho, mucho, mucho, muuuucho.- Le agarré fuerte de la puerta.
-Venga, papi chulo, no te enfades, yo te quiero mucho, eres el mejor papi, el más fuerte…- Le miré.
-No llores, ¿vale?


KAI
Sonreí y me agaché.
-Vale, yo no lloro, pero no vuelvas a hacerlo, y a mami ni se te ocurra hacérselo, porque seguro que ella sí que llora, y como llore te castigo, eh… -le miré serio.
-Anda, dame un beso y te dejo seguir durmiendo. –le puse la mejilla.


KAI JR
Sonreí y rodeé su cuello con mis bracitos.
Le di un fuerte beso en la mejilla.
-Uy… te he dejado un poco de hielo.- Le limpié la mejilla dándole otro beso más.


KAI
Sonreí y le di un beso en la cabeza.
-Anda, vuelve a la cama, pedorro. –me levanté y me fui hacia la cocina, tenía que prepararme un café bien cargadito.


SAYA
Salí del cuarto, pillé a Kai yendo hacia la cocina. Me acerqué por detrás y le agarré de las muñecas haciendo que pusiese los brazos tras su espalda.
-Estás detenido, todo lo que digas será utilizado en tu contra, tiene derecho a un abogado y… no me sé más, que estás detenido, leches.- Sonreí sin soltarle.


KAI
Al tener mis muñecas sujetas, alcé los brazos sobre mi cabeza e incliné el cuerpo hacia delante haciendo que Saya acabase sobre mi espalda.
-No he hecho nada, no tienes derecho a arrestarme, corrupta.


SAYA
Solté sus muñecas y me dejé caer al suelo de pie.
-Corrupta dice.- Negué y pasé por su lado empujándole levemente.


KAI
La agarré de las muñecas acercándome a su espalda, mordí la piel de su nuca.
-Yo también te arresto, por arrestarme sin motivo, tienes derecho a guardar silencio.


SAYA
-¿Pero qué dices? Yo te arresto con motivo, por manipulador y por calculador y por morderme la nuca ahora mismo…- Le miré de reojo.
-Además, no puedes arrestarme, me quieres demasiado.


KAI
-Buah, quererte yo. –pasé mis brazos por su cintura, situando mis manos en su vientre.
-¿Cómo voy a querer yo a una tía orgullosa y pedorra como tú? Anda, qué cosas tienes, y te he dicho que tienes derecho a guardar silencio. –la besé en el cuello mientras caminábamos.


SAYA
-Soy una orgullosa, puedo saltarme tus leyes y desobedecerte siempre que a mi me de la gana.- Le miré de reojo girando la cabeza hacia él.
-No me da la gana guardar silencio.


KAI
La besé en la mejilla.
-Pues no lo hagas. –la di una palmada en el culo y entré en la cocina donde estaba Kara, aunque sin nada especial de desayuno en la mesa.



SAYA
Suspiré y le miré mientras entraba en la cocina. Estos hombres siempre tan románticos…
Entré en la cocina y me acerqué a la encimera, agarré una manzana y salí de nuevo dedicándole a Kara una sonrisa como saludo.


KARA
Kai y Saya entraron en la cocina, yo seguía dándole vueltas a lo que dijo James. ¿Era una amenaza? El caso es que ellos debían saber que él estaba en la nave.
Tenemos un inquilino en la nave… -Kai me miró algo confuso.
-James se nos ha colado aquí dentro…



KAI
Apoyé mi mano en la mesa mirando a Kara.
-¿Cómo que ese tío está en la nave? ¿Quién le ha invitado? –puse los ojos en blanco, tenía una invitación VIP por culpa mía.
Di un golpe en la mesa haciendo que Kara se sobresaltara.
-Levanta a Neo de la cama, reunión en cinco minutos en la sala de mandos. –salí de la cocina.



KARA
Fruncí el ceño.
-De puta madre, despertar a Neo, no sé qué me da más miedo… -me levanté y fui hacia mi cuarto, abrí la puerta con cuidado, estaba todo a oscuras y Neo seguía dormido.
Suspiré y entré, me senté en la cama y le di besos en la nuca.
-Oso, tienes que levantarte.



NEO
-Ya… me imagino…- Me levanté y me puse la camiseta.
-¿Ahora qué pasa? He oído a Kai cabreado que había reunión… ¿Qué le pica ahora?- La miré mientras me ataba las botas
.


KARA
Desvié la mirada.
-Pues… le pica que… -le miré.
-Tenemos a James semi-desnudo en la sala de curas echándose una siesta. –asentí con la cabeza nerviosa por su reacción.



NEO
-¿¿Qué?? ¿Qué cojones hace ese en mi nave?-Me levanté y salí del cuarto, pasé por la sala de mandos donde estaban todos reunidos, pero pasé de largo, abrí la puerta de la enfermería y allí me lo encontré.
-Me cagó en la madre que te parió.- Me acerqué y le agarré del cuello.
-¿¿Qué se supone que haces tú aquí?? ¿¿En mi nave??


JAMES
La puerta se abrió, entró el gorila. Me levanté de la camilla cuando me agarró del cuello. Le miré a los ojos, me estaba estrangulando…
-¿Podría decirle…alguien al gorila este… que me suelte de una… puta vez?- No quería hacerle daño, pero como siguiese así descargaría una buena bola de energía contra su pecho y no le gustaría.



KARA
Seguí a Neo, por si cometía alguna barbaridad.
Le agarró del cuello, qué menos.
-Cielo, anda, no hagas eso… -le agarré del brazo.
-Todos tenemos ganas de matarle, pero contrólate, que… -señalé la habitación de al lado con la cabeza, dándole a entender que allí estaba Erika.
-Anda, afloja la mano, grandullón.


NEO
Miré a James frunciendo el ceño. Le solté pero antes le propiné un buen puñetazo en la cara haciéndole sangrar por la boca. Salí de la sala sin mirar a nadie.
Tenía que aguantar a ese mamón y encima no podía hacer nada…


JAMES
-Joder…- Respiré para poder llenar mis pulmones de oxígeno. Todos estaban allí, menos Erika y el Picachu…
-Vale, antes de ponernos bestias, a insultar, a intentar matarme o mutilarme, torturarme y demás cosas que se os pasan por la cabeza, hablemos como gente civilizada…- Me limpié la sangre que me caía del labio debido al puñetazo que me había propinado aquel gorila sin cerebro.



KARA
Miré a Neo mientras se marchaba mordiéndome el labio. Me crucé de brazos y miré a James.
-Ya nos dirás tú qué es lo que haces aquí, a ver. –esperaba que el pequeño Kai siguiese en la cama, porque no me hacía ninguna gracia que se topase con el tipejo este, y más después de haber sido secuestrado por él.



JAMES
Les miré y suspiré.
-Estoy aquí por Erika, principalmente por ella, sé que creéis que solo estoy aquí o bien para tenderos una trampa o para mataros o a saber que más cosas, pero es normal, yo también desconfiaría de mí mismo después de las cosas que he hecho y de las cuales me arrepiento…- Les miré con sinceridad.
-No miento…


SAYA
Me crucé de brazos y le miré escuchando lo que decía… una parte de mí se lo creía, pero otra parte no estaba muy convencida…
-Estás aquí por Erika… quieres protegerla… ¿por qué y de quién? Y nada de andarse por las ramas, las cartas sobre la mesa…- Le miré fijamente.


JAMES
Esbocé media sonrisa mirando a Saya. Me fijé en sus ojos y me reí levemente.
-Puf… tenéis un problema bien gordo…- Me miraron extrañados, señalé a Saya.
-Dark ha utilizado contigo una de sus técnicas más antiguas y poderosas. Tus ojos se han convertido en los suyos, todo lo que ves él también lo puede ver.


KAI
Tragué saliva cuando dijo eso. Sentí que empezaba a sonrojarme por todas las cosas que pudo ver aquel cabrón a través de los ojos de Saya.
Me acerqué a James y le cogí del pelo echándole la cabeza hacia atrás.
-¿Cómo se puede curar eso?


JAMES
Aparté su mano con brusquedad, y le miré con el ceño fruncido.
-¿Quieres que te lo cuente? Pues no vuelvas a hacer eso, o si no, me largo y te quedas con tu mujercita así, con esos ojos y que Dark consiga dar con vosotros, os mate y a tomar por culo.- Le miré.
-Estoy aquí para ayudaros, ¿quieres saber como se puede curar Saya? Pues mantente tranquilo.


KAI
Me apoyé en la pared sin mirarle, me sacaba de quicio y mucho más el no poder matarle en ese mismo instante.



KARA
Negué con la cabeza.
-Menos mal que somos los Piro los impulsivos, que si no… -miré a James.
-Explícate, majo, si quieres estar en esta nave, has de contribuir a la par de caerle bien a todos o te haremos la vida imposible.


JAMES
Miré a Kai y después a Kara.
-Como decía…- Miré a Saya.
-Dark utiliza una técnica que consiste en controlar a una persona elegida explícitamente por él. Esta vez, eligió a Saya porque ella es la que más reciente tiene los recuerdos. Su manera de “manifestarse”, por decirlo de una manera, es mediante tus sueños o visiones… se comunica contigo para lograr encontrar algo en concreto, ese “algo” que busca reside en Erika…- Me señalé en el pecho.
-Aquí dentro. – Les miré esbozando media sonrisa.
-Lo que Erika tiene dentro es algo muy importante para los sombras, es una especie de fuente vital. Erika no tienes cáncer, eso que conserva la mantiene viva, hace que su organismo sea más fuerte pero a la vez la daña.- Miré a Kai.
-Sobre los ojos de tu mujer, cualquier sombra puede curarla, es un método muy doloroso, pero lo hay…- Suspiré.
-Muchos otros se sacaron los ojos de cuajo y punto, pero como sé que no estáis por la labor de dañar a una criatura tan preciada como lo es una ninfa, os voy a hacer el favor y la curaré yo.


KARA
Alcé las manos al cielo.
-De puta madre, hagamos una carnicería con los ojos de Saya y los pulmones de Erika, estofado para comer, chicos… -me crucé de brazos.
-Estamos todos jodidos, y todo por culpa vuestra, los Sombra sois unos jodidos cabrones insensibles, deberíais extinguiros. –me apoyé en la pared.
-¿Y ahora qué? Puedes curar a Saya, guay. ¿Y qué pasa con Erika? ¿No hay manera de curarla?


JAMES
-Si, hay manera de curarla, solo tiene que purificarse con el tesoro del Viento, eso sí, antes de que Dark dé con vosotros, cosa que veo ya demasiado tarde…- Suspiré y miré a Saya.
-Muy bien… túmbate sobre la camilla…- Me aparté para que pudiera tumbarse. Agarré las sábanas y las rajé haciendo un par de tiras. Le até las muñecas y los tobillos.
Miré a Kai cuando se acercó.
-Tranquilo, hombre, no pienso hacerla nada, como ya he dicho el método es doloroso, solo tomo precauciones, paso de que se lié a puñetazos y a patadas.


KAI
No me fiaba ni un pelo de ese tipo.
-Mira, chaval, no me hace ninguna gracia que le pongas la mano encima, como hagas algo fuera de lo normal me da igual todo lo demás, te arrancaré la cabeza. –me coloqué al lado de Saya, si de verdad la iba a doler intentaría ayudarla.


JAMES
Miré a Kara y a Kai.
-Sé que él se negará, pero tú, chata, no puedes estar aquí… necesito concentrarme y podría resultar peligroso para ti.- Señalé la puerta con mi barbilla.


KARA
Le miré con una mueca de desprecio.
-Tú sigue por ese camino, chato. Qué poco vas a durar aquí. –dije mientras me marchaba, en poco tiempo acabaría con el pelo en llamas.



JAMES
Suspiré y miré a Saya, me coloqué a la altura de su cabeza. Miré a Kai.
-Retírate, no puedes estar en contacto con ella…- Le miré.
-No la haré nada malo, voy a curarla, era lo que queríais, ¿no?


KAI
-Como comprenderás, tengo razones suficientes para dudar de ti, ¿no crees? –miré a Saya y suspiré, retrocedí alejándome un poco, pero no lo suficiente, le quería tener cerca.



JAMES
Seguí mirando a Kai.
-
Más, retírate mucho más. Si Kara ha tenido que irse es por algo, pégate a la pared y no te muevas de ahí, ¿entendido?


KAI
Bufé y obedecí, qué ganas le tenía, joder…
-Saya, si ves que no te está curando llámame y le arrancaré la cabeza. –me apoyé en la pared al otro extremo de donde él estaba.


JAMES
Negué con la cabeza suspirando.
-Y yo que pensaba jubilarme…- Miré a Saya.
-Vamos allá…- Coloqué mis manos encima de sus ojos.
-Muy bien, Saya, esto te dolerá pero intenta sobre todo no cerrar los ojos…- Me concentré mirando mis manos sobre los ojos de Saya, no aparté la mirada de ese punto, seguí concentrándome almacenando mi energía en las manos.
-Si te duele, grita…- Descargué toda mi energía sobre sus ojos con enormes chispazos negros que enseguida envolvieron mi cuerpo junto al de Saya que empezó a gritar como una condenada. Se movía sin parar, pero yo hacía presión con las manos para evitar que cerrase los ojos. Siguió gritando… era muy doloroso…



KAI
Respiré con fuerza sin mirar directamente a Saya cuando gritaba, no podía soportar verla sufrir.
Cerré los ojos esperando la mínima señal de que me pidiese ayuda para acudir junto a ella, pero no me llamó.


JAMES
Fruncí el ceño presionando con más fuerza, no paraba de moverse a pesar de que estaba maniatada.
-Jo- der…- Apreté los dientes a causa del esfuerzo y del dolor punzante que sentía en la herida del costado.
-Saya… no cierres los ojos…- Dije con los dientes aún apretados. De repente, una fuerza invisible me lanzó con fuerza contra la pared de la enfermería. Caí al suelo desorientado y mareado.
-¿Qué… qué demonios ha sido… eso?


KAI
Corrí hacia Saya, empleó con James la misma técnica que había empleado con Dark, sólo que éste no se esfumó.
-Saya, ¿estás bien? -le acaricié la frente.


SAYA
Respiré de forma agitada.
-Me arden… me arden los ojos…- Dije aún retorciéndome de dolor. No solo era dolor físico… James me había hecho lo mismo que Dark, ver las mismas cosas horribles que me hizo ver Dark, todas mis pesadillas y mis miedos…


JAMES
Me levanté como pude y miré a Kai.
-Aplícale frío, no hielo, solo frío… eso es buena señal…- Me senté en el suelo, me miré el costado, estaba sangrando…
-Oh, mierda…- Miré a Kai de nuevo.
-Una vez… se haya calmado el ardor… que abra los ojos… esta curada…- Cerré los ojos y me dejé caer al suelo. Estaba sin fuerzas… necesitaba descansar, dejé que mi cuerpo y mi mente cayesen en la inconsciencia…



KAI
Cogí la mano a Saya y esperé a que se calmase, James cayó redondo al suelo, alcé una ceja y le miré.
-¿Hola? –le di con la punta del pie en la pierna, pero no se movió.
-Oh, vaya…


SAYA
Cada vez que movía cualquier parte de mi cuerpo sentía ese dolor punzante que me había atormentado segundos antes.
-¿Qué me ha hecho?- Dije gimiendo por el dolor.


KAI
Me agaché a su lado, apoyando mi frente en la suya.
-Tranquila, tranquila. –transmití frío por su cuerpo con mi mano derecha, la izquierda la tenía apoyada en su pelo.
-Pronto estarás mejor.


SAYA
Cerré los puños con fuerza tirando de mis ataduras.
-Suéltame… no puedo moverme…- No me atreví a abrir los ojos, a parte de que dolían y no cesaba ese maldito ardor.


KAI
-Cálmate, Saya. –seguí aplicando frío sin llegar al hielo, la acaricié la frente y eché una mirada de reojo a James.
-Joder… ¡Erika! –le quité las ataduras a Saya y volví a la misma posición, evitando que se moviese.


SAYA
Me llevé una de mis manos a los ojos. Respiré intentando controlar la situación. Sentí la mano de Kai en mi frente transmitiendo frío… cosa que agradecí…
Aparté mis manos y abrí los ojos lentamente. Miré el techo, directamente al foco de luz… no me dañaba… Giré la cabeza y miré a Kai.
-¿Qué?... ¿sigo… sigo dando miedo?


KAI
La miré a los ojos, volvían a tener su color original. Sonreí.
-No das miedo, eres preciosa. –la besé en la frente, al menos ese tío no volvería a molestarnos más a costa de Saya… por ahora.


SAYA
Suspiré aliviada cerrando los ojos. Agarré la mano de Kai y le miré.
-¿Y James?- Me levanté y miré hacia donde estaba James… tirado en el suelo sangrando. Miré a Kai levantándome. Me acerqué a James y agarré un pedazo de tela que había utilizado para atarme un tobillo. Presioné su herida para que dejase de sangrar.
-¿Vas a ayudarme o te quedarás hay mirando?- Le dije a Kai, tenía que ayudarme a levantarlo, yo sola no podía.


KAI
Me acerqué.
-A veces tu cortesía para decir las cosas me desconcierta. –me agaché y cogí en brazos a James, la verdad es que hacía escasos minutos le habría dejado ahí tirado, pero acababa de curar a Saya y… muy a mi pesar, se lo debía.
Le tumbé sobre la camilla. Miré su herida.
-Esto estaba cosido antes.


SAYA
Miré la herida y corté la venda.
-Pues se lo volveremos a coser.- Le entregué las vendas manchadas de sangre. Me volví hacia el lavabo que había allí y mojé un trapo limpio, me acerqué a James y limpié la herida con cuidado. Con unas pinzas, agarré el hilo que aún tenía unido a la herida y tiré poco a poco para deshacerle de él. Miré a Kai.
-Tráeme hilo nuevo…-Suspiré cuando puso mala cara.
-Por favor.


KAI
Puse los ojos en blanco y obedecí. Busqué entre los cajones el hilo para coser heridas y lo saqué. Me acerqué a ella y se lo entregué después de tirar las vendas ensangrentadas en la papelera.
-Parece mentira que esté yo haciendo esto.


SAYA
Cogí el hilo y una aguja limpia. Miré a Kai de nuevo.
-Eso no es lo único que vas ha hacer.- Señalé la herida con mi barbilla.
-Presiona la herida, quiero ver si tiene infección.


KAI
Ya tuve que reírme por no llorar, la obedecí, aunque no tuve mucho cuidado en si le hacía daño o no, total, estaba inconsciente.
-¿Tú le has dicho a Kai que este tipo está en la nave?


SAYA
James tenía la herida infectada, cuando Kai apretó el pus y la suciedad salió junto con la sangre. Lo limpié con agua oxigenada y gasas.
-No… no le he dicho nada… aún no sabemos si James se quedará en la nave…


KAI
La miré.
-¿Bromeas? Se nos ha acoplado ya en esta sala la noche que no quiera ir a ver a su amiguita a su cuarto. James se va a quedar, por eso tengo miedo por Kai, no sé cómo lo va a tomar, es sólo un niño. –fruncí el ceño.
-Pa-parezco yo la madre hablando así.


SAYA
Le miré.
-Bienvenido al club…- Volví la mirada a la herida, la sangre salía limpia del todo. Agarré la aguja y la clavé sobre la piel intentando hacerlo lo más suave posible y así que no le quedase marca…


KAI
-Y pensar que hace un año intentábamos matarnos mutuamente… y mira ahora que plan. –me rasqué la nuca.
-¿Crees que llegaremos a apreciarle? –fruncí el ceño.
-¿Estoy diciendo yo eso?


SAYA
Suspiré y le miré.
-Hombre, date cuenta que le salvó la vida a Erika y hace un segundo me ha curado los ojos, así que no sé, Kai. Si lo hace con un propósito que le beneficie a él y no a nosotros entonces si podemos desconfiar de él, pero yo por el momento estoy en deuda.


KAI
-Vale, vale… -la miré y sonreí.
-Estás mucho más guapa con tus ojos, ¿sabes? –seguramente ahora no era un momento para ponerse meloso, pero me agradaba que volviese a tener sus ojos claros y no los de aquel psicópata.


SAYA
Le miré y sonreí, bajé la cabeza sonrojada.
-Menudo momento para ponerte cariñoso.- Me reí levemente y corté el hilo con los dientes.
-Ya está.- Le vendé de nuevo y mejor, no como antes… ¿quién coño le curaría?


KAI
-Llamaré a Erika, otra vez… Posiblemente quiera saber que le ha pasado a su amante. –me reí y me giré, Jim estaba en la puerta empantanado.
-Ay… Era broma, eh. Espera, yo a ti te debo una paliza… -me crucé de brazos.


JIM
Kara había estado refunfuñando todo el rato sobre James, así que empecé a buscarle. Le encontré en la enfermería con Saya y Kai, iba a entrar cuando Kai se refirió a él como “amante de Erika”, intentó disculparse y acto seguido me amenazó.
-Haz lo que te de la gana, ya no me importa que te enfades conmigo, así que si quieres pegarme, hazlo, pero no creo que le guste ni a Saya ni a Erika. –esbocé media sonrisa.


KAI
El niño cabrón me tenía agarrado por los huevos. Salí de la enfermería sin dirigirle una mirada y me marché, ya le pillaría…


SAYA
-¡¡Kai!! Pero… será cabrón… -Me crucé de brazos y miré la puerta, por donde se había ido Kai… este tío se desatendía de todo…
Suspiré, ya me había cabreado… Miré a Jim.
-Esto es lo que pasa cuando te casas con un tío que tiene un morro que se lo pisa…- Me giré hacía James.
-No podemos dejarlo aquí, su herida se ha infectado a causa de la suciedad de a camilla, es mejor llevarlo a un camarote.


ERIKA
-Lo llevaremos al mío…- Les miré y entré.
-Es mejor que esté en mi cuarto, si se despierta y me ve no se desconcertará tanto…- Suspiré y me acerqué a James.


JIM
Bajé la mirada, esa situación me gustaba muy poco, pero… Suspiré y me cargué a James de nuevo en la espalda. De la habitación a la sala de curas y de allí a la habitación de nuevo.
-Creo que lo primero que verá será a mí, a ver que grito pega… -le coloqué bien y lo llevé hacia la habitación de Erika, dejándolo sobre la cama.


ERIKA
Entré en mi cuarto seguida de Saya. Me senté en la cama al lado de James.
-Yo me encargo de él, podéis iros…- Dije mirando a Saya y a Jim. Saya asintió y salió del cuarto.


JIM
Desvié la mirada al suelo cuando nos “echó” a los dos. Tragué saliva y la miré.
-¿Qué paso en la sala de curas?


ERIKA
Le miré.
-No sé a que te refieres, estuvimos hablando, nada más…- Miré de nuevo a James. Aún seguía sin sentido, respiraba de manera leve, parecía y un niño indefenso…


JIM
No la miré, sabía que pasaba algo entre ellos dos y no me lo quería contar, puede que para no hacerme daño, aún así…
Suspiré y salí de la habitación cerrando la puerta.


ERIKA
Miré a Jim cuando se marchó. Suspiré… se notaba que estaba celoso… Cerré los ojos girando la cabeza hacia James. Le miré y aparté de su cara su flequillo… no podía dejar de mirarle… parecía tan frágil…



KAI
Me encontraba en la cubierta limpiando mi espada. Era ya bastante vieja y cada vez funcionaba con más dificultad, pero era la que había heredado de la familia, el único recuerdo que quedaba de mi estirpe, todo lo demás se había destruido en la catástrofe.
La miré, tenía varios puntos ligeramente oxidados y el mango estaba muy desgastado.
Suspiré, esa espada no llegaría a la siguiente generación.


KAI JR
Me senté al lado de papá, estaba limpiando su espada, le miré.
-¿Fue el abuelo quién te regaló la espada?- Miré la espada.


KAI
-Así es. –le miré de reojo y seguí pasando el paño por el filo.
-Esta espada la tenemos desde hace cuatro generaciones, pero ya es muy vieja, no creo que puedas llegar a tenerla tú. –me encogí de hombros.



KAI JR
Le miré.
-Pues vaya…- Me crucé de brazos.
-Bueno, no pasa nada, cuando se te rompa esa te puedes hacer otra, ¿no? Aunque esa es muy bonita… me gusta…


KAI
-Ya, pero fíjate, está hecha un asco… Dentro de nada tendré que hacerme con otra, aunque me guste esta a mí también… -le miré.
-Haré que hagan una especial para ti, el heredero debe tener una buena espada para defender a su país, ¿no crees?



KAI JR
Sonreí y asentí.
-Guay… eso me gustaría, tener mi propia espada…- Miré la espada de mi padre.
Suspiré y me levanté.
-Voy a jugar un rato por ahí.- Le di un beso en la mejilla y me fui corriendo.


SAYA
Me apoyé en el marco de la puerta, Kai estaba de espaldas a mí ocupado limpiando su espada. Sonreí cuando mi hijo se fue corriendo a jugar.
-¿Qué la pasa a tu espada?


KAI
Suspiré.
-Está en las últimas, es muy antigua y le falta poco para jubilarse. –al intentar pulir una parte, el trapo resbaló y la palma de mi mano chocó contra la cuchilla.
-Ah… -separé la mano lo más deprisa que pude, me sangraba la mano.
-Mierda, en el óxido, de puta madre…


SAYA
Me senté a su lado. Me arranqué una manga y cogí su mano.
-Tranquilo, no pasa nada.- Le tapé la herida con la manga.
-¿Ves? Ya está… no te preocupes por el óxido, eres de hielo, ¿no? No creo que te afecte.- Le miré sujetando el trozo de tela con una mano y con la otra su mano.



KAI
La miré.
-Ya verás, si me da el tétanos… -la besé en el cuello- Te echaré las culpas a ti. –la mordí y me reí aplicando hielo en mi mano.



SAYA
Le miré de soslayo soltando su mano.
-Échame las culpas que quieras, paso de lo que digas.- Me crucé de brazos mirando como se curaba la herida.


KAI
-¿Ves? No hay quien pueda contigo, no te doy más mimos. Si te los doy ahí los dos cubiertos de sangre te sonrojas, te los doy ahora que estamos solos y te mosqueas… -negué con la cabeza y miré cómo se iba cerrando la herida.
La miré, estaba distraída con mi mano. La cogí de la barbilla y la besé en los labios con intensidad.


SAYA
Me pilló por sorpresa. Le miré cuando terminó de besarme.
-Al menos yo te doy mimos estando en cualquier situación.- Le fui a dar otro beso, pero cuando se acercó, me retiré y miré al frente suspirando.


KAI
Torcí el morro y la mordí la oreja, acto seguido me alejé porque iría a por mí. Me reí.
-Mira que eres mamona, me dejas con las ganas. –moví la mano, ya estaba curada.



SAYA
Posé mis dedos sobre su boca.
-No soporto que me muerdas la oreja y lo sabes.- Le miré dándole un golpecito en sus partes reales.


KAI
Me reí encogiéndome.
-Capulla… -la empujé hasta que acabó con la espalda pegada al suelo y la besé.
-¿Y ahora qué? ¿Pretendes resistirte o me dejarás besarte tranquilo? Claro que siempre puedo seguir limpiando mi espada. –la volví a besar.


SAYA
Le agarré de la mandíbula impidiendo que me besase.
-Ohm, puedes seguir limpiando tu preciada espada, si tanto lo deseas, ya se encargará otro de darme los besos que quiero y de dárselos yo, claro.- Sonreí soltando su mandíbula.


KAI
La miré serio.
-Muy bien. –me incorporé y continué limpiando mi espada. Siempre se quejaba de que no la daba mimos y cuando se los daba me mandaba a la mierda, que me los diese ella si quería.


SAYA
Me levanté y le miré de nuevo, sonreí.
-No me digas que te has cabreado.- Incliné la cabeza hacia un lado para mirarle a la cara.
Puse los ojos en blanco y me puse delante de él con cuidado de no cortarme con el filo de la espada. Le mire.
-Te has cabreado, ¿verdad?


KAI
Le saqué la lengua y me giré para evitar su mirada, seguí pasando el paño por la espada, aunque no podía hacer mucho más por ella, la recubrí de hielo para enfriarla y tiré el paño a un lado.


SAYA
Me giré de nuevo poniéndome delante de él de nuevo.
-Kai…- Sonreí.
-¿No me miras? ¿El nene está cabreado?


KAI
La miré de reojo y seguí a lo mío.
-Ahora te enfadarás tú y me dejarás aquí solo, ¿no? –la miré envainando la espada.


SAYA
Sonreí y me acerqué posando mis manos una en cada muslo de Kai. Me puse de rodillas entre sus piernas y me acerqué a su rostro, le besé. Sus labios eran tan fríos y carnosos… me podría tirar todo el día sin despegarme de ellos.


KAI
Seguí su beso moviendo mis labios con los suyos y sonreí malicioso.
-¿Te parece bien jugar así conmigo? –la volví a besar agarrándola de la nuca y acariciando su pelo.


SAYA
-Tú también juegas conmigo a tu antojo.- Le miré alzando una de mis cejas.
-Pero yo al contrario que tú, no me quejo.- Le volví a besar agarrándole de la camisa, a la altura del pecho.


KAI
-Ya, tú no te quejas, tú… -no pude terminar porque me besó- Tú simplemente te cabreas, -la besé de nuevo- y luego tengo que ir a pedirte perdón. –me desequilibré y caí de espaldas.
-Toma ya. –la seguí besando
.


SAYA
Miré a Kai cuando cayó de espaldas. Sonreí.
-Ohm, es verdad, te cuesta mucho pedir perdón, lo olvidaba.- Me incliné hacia delante deslizando las manos por sus muslos. Me acerqué de nuevo y le besé.


KAI
-Qué pesada eres. –la seguí besando, acaricié su pelo y su cuello.
-¿Sabes que por cosas como estas nació Kai? –me reí y la abracé por la cintura para que no pudiese escaparse y la seguí besando.



SAYA
Sonreí mientras seguía sus besos. Metí las manos bajo su camisa acariciando su abdomen.
-¿Y sabes que por cosas como estas haces que pierda la cabeza?- Me reí dándole otro beso. Me erguí sentándome sobre mis rodillas. Deslicé mis manos por dentro de su camisa hasta sacarlas. Esbocé media sonrisa mirándole a los ojos.


KAI
Sonreí llevando mis manos tras la cabeza.
-¿Qué? –esbocé una sonrisa traviesa.
-¿Disfrutando de las vistas? –me senté y pegué mi nariz a la suya.


SAYA
Sonreí y le agarré de la nuca cuando se sentó. Rocé su labio inferior con la punta de mi lengua. Sonreí de nuevo de forma juguetona. Le agarré del pelo de la nuca con fuerza besándole con intensidad


KAI
La agarré de la cintura siguiendo su beso, bajé a su clavícula para volver a sus labios. La di besos cortos mientras con la yema de mis dedos acariciaba su vientre y sus caderas.


SAYA
Hundí el vientre soltando una pequeña risa con mis labios pegados a los suyos cuando me acarició. Seguí sus besos cortos acariciándole el cuello con mis manos.
-Espero que te guste la ración de mimos de hoy.- Sonreí.


KAI
Sonreí y la volví a besar pegándola a mí.
-Me gusta, siempre y cuando se repita. –seguí acariciando sus labios con los míos y su vientre con mis manos.
-¿Sabes qué? Me gustan tanto tus besos que cambiaría cualquier cosa por ellos.


SAYA
Sonreí y le volví a besar.
-No hace falta que cambies nada, Kai, yo te los daré siempre que lo desees.-Rodeé su cuello con mis brazos besándole de nuevo.



KAI
Sonreí sin apartarme de ella, la agarré de los hombros sin dejar de besarla.
-Te quiero, Saya. –la cogí de la cara y la volví a besar, no me separaría de ella en ese momento pasase lo que pasase.



SAYA
Sonreí de nuevo.
-Yo también te quiero.- Le agarré del pelo de la nuca con bastante fuerza besándole con ímpetu, ¿qué me hacía este hombre? Cada vez que me besaba o me tocaba producía en mí estas sensaciones…


KAI
A medida que íbamos avanzando sentí que cada vez hacía más calor, y no era sólo provocado por Saya, era la temperatura ambiental, estaba aumentando. Me separé de ella un momento.
-Dios, no lo soporto… -me quité la camisa y me abaniqué con las manos riéndome.
-El cabrón de Neo nos ha traído al País del Fuego o cerca, porque me estoy asfixiando…


SAYA
Le miré cuando se quitó la camisa. Sonreí.
-Tú si que me subes la temperatura.- Me reí y me asomé por la barandilla.
-Estamos sobrevolando un desierto…


KAI
-Me parece estupendo… -recubrí mi cuerpo de escarcha.
-Mucho mejor… -restregué el hielo de mi cuello.
-Voy a ver al crío, tendrá calor también, y más con esa chupa de cuero que lleva. –sonreí y me levanté, la tiré la camiseta.
-Para mi fan número uno. –me reí.


SAYA
Agarré la camisa cuando me la tiro, empecé a gritar como una colegiala que acaba de ver a su cantante o actor favorito. Me reí y le miré mordiéndome el labio mientras se iba.
-Dios… gracias por darme un hombre así…


KAI
-¡Pulga! –busqué al crío por la nave, le encontré engullendo un bocadillo en la cocina con Kara.
-¿No tienes calor, enano? –le quité la chaqueta mientras tragaba el enorme bocadillo.
-Menudo estómago, chaval, ¿de qué es?



KAI JR
Miré a Papá y le entregué la chaqueta con el bocadillo en la boca.
-Es de chorizo.- Sonreí y lo dejé en la mesa.
-Espera.- Me quité la camiseta.
-Toma, está mojada.- Agarré el bocadillo y me lo metí de nuevo en la boca.


KAI
-Estabas sudando y no eres capaz de quitarte las cosas, ya te vale. –miré a Kara.
-Y tú también, qué buena madre vas a ser…


KARA
-Cállate, imbécil, vete a la mierda un rato, ¿quieres? Yo no sabía que el crío tenía calor, no ha dicho nada y yo, como comprenderás, estoy de maravilla. –acaricié el pelo a Kai.
-Qué bien come él, ala, tú aliméntate, no te quedes escuálido como tu padre.



KAI JR
Sonreí y me comí el bocadillo.
-Mi padre no está delgado, lo que pasa es que pasa mucho tiempo con mi madre en la cama dándose besos y por eso está así.- Me zampé el bocata entero.



KAI
Sonreí.
-Eso mismo, Kara, no te metas conmigo, que mi hijo me defiende. –le revolví el pelo.
-Si tienes calor búscame, enano. –salí de la cocina dedicándole una sonrisa maliciosa a Kara.
Me asomé a la ventana, estábamos en pleno desierto, pude divisar dos personas correr a toda velocidad, detrás de ellos había un grupo de civiles siguiéndoles.
-Joder… -corrí hacia la sala de mandos.

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