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lunes, 30 de noviembre de 2009

Capitulo- LIX- PLAN DE ATAQUE.

JIM
Me desperté cuando oí un ruido, aunque debía ser Kara, que preparaba el desayuno. Me revolví el pelo y me desperecé, Erika había conseguido dormirse y estaba acurrucada a mi lado. Sonreí y la acaricié el hombro con el reverso de mis dedos, esperaba que al menos después de dormir estuviese mejor.


ERIKA
Sentí algo recorrer mi hombro, al principio pensé que seria algún bicho o alguna mota de polvo, pero me di cuenta que era Jim. No me moví, suspiré y me acomodé en la almohada tapándome con la sábana.



JIM
La besé en la frente y la tapé bien con la sábana. Me levanté y, aprovechando que estaba aún grogui, me cambié de ropa, me senté en la cama con cuidado para ponerme las zapatillas y oí algo romperse, una de dos: Kara estaba patosa, o cabreada.
Me levanté y salí cerrando la puerta. Me dirigí a la cocina, Kara estaba recogiendo un vaso del suelo.
-¿Estás… bien?



KARA
Se me había caído un vaso y había estallado.
-Joder… -me agaché para recogerlo, en ese momento llegó Jim, le miré.
-Sí… sólo ha sido un descuido, hay café en la encimera. –se acercó y se agachó delante de mí.
-No te preocupes, ya está. –sostuve los cristales entre las manos y los llevé al fregadero, cuando cayeron, uno se me clavó en el dedo.
-Au… -me quité el cristal y me metí el dedo en la boca.


JIM
-Vaya, ya te has cortado. –me acerqué.
-Mete el dedo debajo del agua, voy a por una tirita. –fui a la sala de curas y volví con una tirita. Me fijé en que Kara tenía ojeras y no tenía muy buena cara. Le puse la tirita sobre la herida.
-No has dormido nada, ¿verdad?



KARA
-La verdad es que no. –respondí sentándome en una silla.
-Neo está muy cabreado conmigo y viceversa, y no me gusta nada esta situación… -suspiré.
-Él no acepta a Jimmy en la nave, y necesita nuestra ayuda, no quiere comprender que ha cambiado…



JIM
Bajé la cabeza.
-Ya, bueno… Tienes que entender tú también cómo se siente él. James siempre ha sido nuestro enemigo, casi nuestro principal objetivo, y el tenerlo como amigo ahora no es nada fácil de asimilar, Kara. –parecía que se iba a echar a llorar.
-Oh, venga… No estés así, llegaréis a un acuerdo.



KARA
-No hay acuerdo al que llegar, Jim. Sé perfectamente que teme por lo que pueda hacer, pero ya tiene claro que no va a hacer nada malo, sólo quiere ayudarnos, es más, me salvó la vida, y me jode que ni eso lo tome en cuenta… -enterré mi cara en las manos.



JIM
No tenía mucha confianza con Kara, pero aún así apoyé mi mano en su hombro intentando consolarla, aunque no la ayudara mucho.
Neo tampoco debía estar en su mejor momento, pero él no se dejaría consolar, al menos no por mí, quizá por Kara, pero el problema era ella.


NEO
Entré en la cocina, Jim y Kara estaban allí. Les miré no muy contento, no había pasado buena noche y no me apetecía charlar con nadie.
Pasé y me serví un poco de café en una taza, me fijé que en el fregadero había cachos de cristal. Volví la mirada a mi taza, me eché un par de cucharadas de azúcar y volví a salir por la puerta sin decir nada.



KARA
Cuando Neo se marchó me aparté de Jim, al levantarme la silla cayó al suelo, salí de la cocina y me fui a la cubierta, no podía con esa situación. Me quedé apoyada en la barandilla reprimiendo las lágrimas.


JIM
Me quedé sentado en la cocina sin saber qué hacer, en realidad, no era un problema de ambos, pero lo habían tomado de esa manera y ahora no había forma de arreglarlo si no lo hacían ellos mismos.
Me levanté y tomé un poco de café, nos esperaba un día largo…



ERIKA
Me desperté, Jim ya no estaba en la cama. Me levanté y miré la hora… no tenía nada de ganas de ponerme en pie, quería seguir en la cama y dormir hasta cuando quisiese…
Suspiré y me senté sobre la cama, si no me levantaba vendría Jim a despertarme, o si no Kara o cualquiera… no se podía dormir, eso estaba claro…
Salí del camarote y me dirigí a la cocina, desayunaría algo y después me daría una duchita. Hoy iba a ser un día movidito y para no agobiarme pasaría el día entero encerrada en el armero… mi pasatiempo favorito.
Entré en la cocina, allí estaba Jim.
-Hola.- Me acerqué a la nevera y cogí el zumo de naranja.


JIM
Sonreí cuando Erika entró.
-Hola, princesa, espero que hayas dormido algo… -me acerqué y la besé en la mejilla.
-Podrías haberte quedado un rato más, ya que no has dormido en toda la noche…


ERIKA
Me encogí de hombros sirviéndome el zumo en un vaso.
-Ya, bueno, de todas formas tengo pensado estar metida en el armero, quiero revisar cosas, familiarizarme con las armas nuevas, ya sabes… intentar que me cojan cariño.- Me llevé el vaso a la boca.



JIM
Sonreí.
-Está bien. –deposité un beso en su cuello con suavidad y volví a mi taza de café.
-Pásatelo bien con las pistolas y todo eso, seguro que te mantienen entretenida. –eché la taza al fregadero y la llené de agua.


ERIKA
-Al menos evitaran que piense en cosas en las cuales no quiero pensar…- Suspiré y miré el vaso con el zumo.
-Me lío yo sola.- Me bebí el zumo de un solo trago y lo dejé en el fregadero.
-Ala, ya tienes trabajo, friega los vasos.- Sonreí y salí de la cocina.


JIM
-Ah… Me dejas con todo el fregado y no me das ni un beso de buenos días… -hinché los mofletes y empecé a fregar las tazas y quité los cristales tirándolos a la papelera.
-Ay, qué soledad…



SAYA
Me desperté, estaba tumbada en un lado de la cama, y eso que me puse encima de él…
Seguía roncando, eso si que no había cambiado…
Suspiré y le miré apartándome el flequillo de la cara. Me destapé y saqué una pierna por encima de la sábana, lo acerqué a la cara de Kai y se lo planté en toda la boca.
A ver si roncaba ahora.



KAI
Noté que algo me despertaba, no supe qué era hasta que abrí los ojos y vi el pie de Saya delante de mi cara.
-¡Ah! –rodé apartándome y tapándome la nariz.
-Oh, Dios Santo… -hice que me daban arcadas.
-Que alguien me mate, por favor…



SAYA
Agarré la almohada y la impacté contra su cara.
-Eso te pasa por ponerte a roncar.- Le golpeé de nuevo.
-Te dije que te pellizcaría los pezones.- Me reí y aparté la almohada y le agarré un pezón.



KAI
-Oh, quita, coño. –le di un manotazo en la mano y me agarré del pecho colocándome boca abajo.
-No me maltrates, mala bestia. –la miré de reojo con mala leche.


SAYA
Le di una colleja y me levanté.
-Vete a la mierda.- Le tiré la sábana a la cabeza mientras me levantaba de la cama.
-Y la mala bestia lo será tú, mamón, que con los ronquidos que metes parece que estoy invocando al demonio.

KAI
Me quité la sábana de encima.
-Pero bueno, vale ya, ¿no? Joder, quieres acabar conmigo. –se la tiré a ella sobre la cabeza.
-Como si roncar fuese una opción que elijo para joderte, lo que me faltaba. –la di un empujón leve, sin llegar a hacerla daño.



SAYA
Miré su mano cuando me empujó, luego le miré a él.
-¿Me has pegado, Kai? ¿Te has atrevido a ponerme la mano encima?- Entrecerré los ojos mirándole.
-Sabes que pegarme o empujarme es lo mismo que firmar tu sentencia de muerte.



KAI
Fruncí el ceño mirándola.
-Vete a tomar viento… -me levanté y la empujé contra el colchón.
-Ahí te quedas, yo me voy a desayunar, tú haz lo que te de la gana. –me coloqué el pantalón, el cual llevaba mal puesto.



SAYA
Le miré con cara de asesina cuando me tiró contra el colchón.
-Cabrón…- Vi que se le veía todo el culo, de repente el “cabreo” desapareció.
-Dios…- Me dejé caer sobre el colchón.
-Kai, te ruego que no vuelvas ha hacer eso si no quieres que me de un infarto.


KAI
Sonreí.
-¿El qué? –me miré el pantalón.
-Oh… -agarré la tira del pantalón y lo fui bajando levemente, aunque lo subí rápidamente antes de que se viera nada.
-Más en el próximo capítulo, nenas. –abrí la puerta y salí.
-Hasta luego. –me fui por el pasillo para ir a desayunar.


SAYA
Me levanté de la cama y salí del camarote al pasillo. Miré a Kai y silbé para que se girase. Le lancé a la cara la camiseta y el culot junto con las braguitas.
-Voy a darme una ducha, llévame la ropa sucia a lavar, por fi.- Sonreí mandándole un beso.
-Gracias amor.- Neo pasó por nuestro lado.
-Buenos días.- Canturreé metiéndome en el baño.


NEO
Iba hacia mi camarote cuando me encontré al Jefe y a Saya en el pasillo. Saya estaba… ¿desnuda? La miré mientras pasaba por su lado. Volví la mirada a Kai cuando Saya entró en el baño.
-Esa… ¿esa era tu mujer desnuda? ¿Es nudista o qué?



KAI
Miré mal a Saya cuando entró al baño y acto seguido miré a Neo. Le señalé.
-Borra esa imagen de tu mente, ahora. –me di la vuelta y volví a emprender el camino a la cocina, ahora con la ropa de Saya entre las manos.


NEO
Me encogí de hombros.
-No hay nada que no haya visto antes y encima en la misma chica…- Suspiré y seguí mi camino al camarote.


KARA
Bajé al armero, sabía que Erika estaba allí y ambas estábamos en la misma situación: Queríamos ayudar a Jimmy. Abrí la puerta y la vi allí sola con las armas, qué peligro…
Me acerqué.
-Hola…


ERIKA
Me senté en el suelo mientras montaba y desmontaba un par de fusiles nuevos que ni siquiera Neo había sacado de su embalaje. La puerta se abrió y entró Kara.
-Hola.- Volví la mirada a los fusiles.
-¿Qué tal?


KARA
Me senté a su lado mirando las armas con las que jugaba.
-Pues… bastante mal, la verdad. –la miré.
-¿Tú?



ERIKA
Me encogí de hombros y la miré.
-Pues ya vez, aquí, intentando pensar en otras cosas y dejar de comerme el coco con lo de James…- Suspiré y dejé las armas en el suelo.
-Aún estás cabreada con Neo, ¿verdad?


KARA
Suspiré.
-Sí… Se está pasando. –encogí las piernas y miré a Erika apoyando mi cabeza en mis rodillas.
-Tengo… un pequeño “plan” para acabar con Dark, aunque no sé si surtirá efecto… -esperé a que me prestase atención.
-Está siguiendo a Jimmy para poder matarnos a nosotros. Debemos retener a Jimmy con nosotros y llevarlo a un lugar donde no pueda usar su poder de Sombra, de esa forma no podría escapar. Lo malo es que no creo que sea tan estúpido de caer en una trampa como esa…



ERIKA
Miré a Kara.
-Está bien el plan, pero lo malo es que yo que sepa, no conozco ningún sitio donde uno pierda sus poderes de elemental.- Suspiré.
-Creo que ese plan no nos sirve, a menos que tu sepas de algún lugar como ese.- Volví la mirada a los fusiles, empecé a limpiarlos con un trapo blanco.



KARA
-La verdad es que ahora no se me ocurre ningún sitio, pero estoy segura de que haberlo lo hay, mi madre me habló de ello, sólo recuerdo que existe. –intenté hacer memoria.
-No sé, quizá algún templo, o una ciudad… -suspiré.
-Joder, tiene que haber alguna forma, no podemos dejar que nos mangonee así.


ERIKA
Suspiré y me levanté con los fusiles en la mano. Los dejé en el armero.
-Pues ya me dirás, yo no conozco ningún lugar que sea así…- Me volví hacia Kara y me acerqué.
-Oye… ahora que dices, ¿el Jefe y Saya no conocían a un viejo sabio o no se qué? Verás, podríamos trazar un plan, ya que es el único sabio que aún sigue siendo leal a los reyes, ¿no?


KARA
Me encogí de hombros.
-Supongo, yo de sabios no sé mucho, el hombre más sabio que he conocido ha sido a mi padre, y no era un lumbreras, así que imagínate. –la miré.
-Aunque sí que podemos preguntarles a ellos, aunque… ¿para qué necesitamos a un viejo loco?


ERIKA
-Kara, es un sabio, es poderosos, además, ayudó a Saya y a Kai en la guerra contra los sombras, no sé… tal vez ese “viejo loco” sepa algo que nos pueda servir de ayuda…- Me senté de nuevo a su lado.
-Creo que debería decírselo al Jefe, a ver que piensa él de esto.


KARA
Asentí.
-Y si atraemos también a Draco podríamos matar dos pájaros de un tiro. –me levanté y me sacudí el pantalón.
-Vamos a hablar con Kai sobre esto, después… me pondré a limpiar, me mantendrá entretenida.



ERIKA
Me levanté junto con Kara y salimos de la armería. Encontramos a Kai en la cocina desayunando, Saya también estaba allí.
-Jefe, tenemos que hablar con vosotros de un asuntillo.


KAI
Estaba desayunando con Saya. Yo estaba sentado en la encimera y ella estaba de pie entre mis piernas, miré a Kara y Erika cuando entraron en la cocina.
-Eh… claro, ¿qué?



ERIKA
-Creo que tenemos un plan para poder capturar a Dark y a Draco.- Miré a Kara y acto seguido a Kai.
-Tenemos entendido que conocéis a un sabio que os echó un cable en la batalla contra los sombras.


KAI
-Así es, el Sabio Supremo, ese… viejo loco. ¿Por qué? ¿Creéis que puede ayudarnos? Ese hombre está muy mayor y no creo que pueda sernos de mucha ayuda ahora. –me metí una cereza en la boca.



ERIKA
-Es que, hemos pensado que podría ayudarnos, no sé, es poderoso. Ya que están buscando a James, podríamos atraerle hacia nosotros, que el anciano sabio neutralizara sus poderes y entonces atacar nosotros… no sé como lo veréis vosotros…


KAI
Miré a Saya y sonreí, volví a mirar a Erika.
-La verdad es que es una gran idea, Erika, creo que podría funcionar, ¿no? –miré a Saya.



SAYA
Sonreí y miré a Erika.
-¿Por qué no? No perdemos nada por intentarlo, bueno, la paciencia… ese viejo es muy puñetero.- Suspiré.
-Pero si, podemos ir a buscarlo.


KAI
Asentí.
-Si queréis veros con él os aconsejo que os pongáis casco, está verdaderamente como un rebaño de cabras. Acabaremos con esos dos en poco tiempo… -esbocé media sonrisa, no creía verdaderamente que pudiese sernos de gran ayuda, pero por intentarlo no pasaría nada.



ERIKA
Sonreí y asentí.
-Funcionará, eso sí… si conseguimos que James vuelva, sin él… no podremos hacer mucho…- Desvié la mirada.
-Bueno, será mejor que vuelva a lo mío…- Salí de la cocina y me dirigí de nuevo al armero.



KAI
Erika y Kara salieron, miré a Saya sonriendo.
-Ese tipo está como una maldita cabra, ¿tú crees que nos ayudará? –la acerqué agarrándola de la cintura.


SAYA
Sonreí y le miré rodeando su cuello con mis brazos.
-Ese viejo loco nos tiene miedo, creo que si le amenazamos un poquito hará lo que nos de la gana.- Le acaricié la nuca.
-O siempre puedo liarme a leches con él.


KAI
-Mmm, esa idea me gusta. –la besé acercándola más todavía y acariciando su espalda.
-Oye, pues han tenido una buena idea, si funciona puede salir redondo, ¿no crees? –la volví a besar.


SAYA
Sonreí de nuevo.
-Si, al menos hay alguien en esta nave que piensa un poco.- Le di un toquecito en la nariz y me reí.



KAI
-Sí… lo mismo digo. –imité su risa estúpida y la pegué un mordisco en el cuello.
-Me he quedado con hambre. –cogí otra cereza y me la metí en la boca.
-Ahora tenemos que encontrar a James otra vez…



SAYA
-Pues ya me dirás tú como le convencemos para que se quede con nosotros.- Me separé apartando sus manos de mi cintura.
-Voy un rato con mi hijo, me aburro contigo.- Cogí una cereza y me la metí en la boca.


KAI
Negué con la cabeza.
-Esta mujer… -me bajé de la encimera y fui hacia la sala de mandos, debía convencer a Neo de que dejase a James estar aquí al menos por un tiempo.
Entré y me senté a su lado de forma casual.
-¿Qué hay, piloto?


NEO
Miré a Kai de reojo, no le dije nada. Seguí a mis cosas, cambiando palancas y mirando el GPS por si el radar detectaba algo inusual. Me crucé de brazos y le miré.
-¿Qué quieres?- Seguro que era para pedirme alguna cosa.



KAI
-Eh, tranquilo, sensible… -posé la mano en su hombro.
-Tenemos un plan para acabar con Dark y Draco, y es bastante eficaz, si me permites decir, se trata de atraerles hasta el Templo Sagrado, allí el sabio podrá despojarles de sus poderes y así poder atacarles con ventaja.



NEO
-Muy bien, ¿algo más?- Dije volviendo la mirada al horizonte.
-Eso de matar a Draco y a Dark lo veo bien.- Le miré de reojo.
-Pero sé muy bien lo que vas a pedirme y la respuesta es no, os he escuchado hablar desde aquí. No soy entupido.


KAI
-Neo, necesitamos a James con nosotros para atraerlos, sin él jamás van a ir hasta allí. El plan es prácticamente perfecto, son sólo un par de días, hasta que acabemos con ellos, no más. –suspiré.
-Vamos, Neo, no tendrás ni que verle la cara, y será una buena razón para arreglar lo que ha pasado con Kara…


NEO
Negué.
-No, he dicho que no. Ese asesino no pisará mi nave. Si tantas ganas tenéis de estar con él ya podéis ir a buscarlo, pero yo me largaré, me largaré con MI nave. No me repetiré más veces.- Fruncí el ceño mirando a Kai.


KAI
-Estás siendo irracional, Neo, no lo entiendo. –me crucé de brazos.
-No te estamos pidiendo que acojas a un asesino en tu nave, sólo tenemos que mantener a James con nosotros hasta allí, después nos libraremos de él, sólo vamos a utilizarle para acabar con Draco y Dark, no entiendo cómo puedes negarte así presentándose esta oportunidad, no tienes nada que perder, sólo ganas. Neo, hazlo por mí, soy tu amigo… O hazlo por Kara, es tu mujer, si lo haces la harás feliz. Neo…



NEO
Miré a Kai seriamente.
-No, es mi respuesta final y mi última palabra.- Me levanté de mi sillón y me alejé de allí sin decir nada más, no iban a convencerme de que James permaneciese aquí…


KAI
Suspiré llevándome las manos a la cabeza, no sabía cómo hacer cambiar de opinión a este hombre, parecía literalmente imposible que dejase que James pisase su nave, por lo que… debíamos mantener a James aquí por las malas.


SAYA
Me crucé con Neo después de salir de ver a Kai Jr. No tenía buena cara, más bien iba con cara de cabreo monumental, la misma cara que hace cuatro días, no dormía con Kara y se pasaba el día solo…
Suspiré y entré en el puesto de mandos y vi a Kai.
-Se ha vuelto a negar, ¿verdad?


KAI
-¿Negarse? ¿Qué dices? Eso no se llama negarse, eso se llama dar LA negativa, no puedo hacerle cambiar de opinión de ninguna de las maneras, ni siquiera se inmuta cuando le digo que lo haga por Kara, nada le importa.


SAYA
Me crucé de brazos y suspiré.
-No podemos dejar pasar esta oportunidad, necesitamos más que nunca a James pero Neo…-Negué.
-Sé que es su nave, pero no podemos dejar las cosas así, le guste o no… es mejor seguir con el plan ignorando lo que piense.


KAI
-Le tendremos encerrado en la bodega. Él tampoco quiere venir, por lo que le tendremos allí retenido y constantemente vigilado, todo esto sin que Neo se entere, o intentará matarle. Eso sí, lo que debemos idear ahora es cómo vamos a llamar la atención de James para que venga.


SAYA
-Creo que eso no es problema, él dijo que vendría cada vez que Erika le necesitase. Solo tenemos que decirle a Erika que le llame, ¿no? Luego le encerramos y ya está.- Le miré apoyándome en el panel.


KAI
-Supongo que tendremos que hacerlo así, no entiendo la política de Neo, hay algo que tiene que estar ocultando, el creer que aún es peligroso no es motivo suficiente para dejar pasar esta oportunidad. –negué con la cabeza.



SAYA
-Oculte algo o no, es algo que jamás nos contará, pero tiene que entender que necesitamos la ayuda de James, así que…- Miré a Kai.
-Me pondré en marcha, hablaré con Erika y una vez tengamos aquí a James, te avisaré.-
Le acaricié la cabeza como a un niño pequeño.


KAI
Le aparté la mano.
-Quitaaa… -me levanté.
-Está bien, ve a hablar con Erika, yo… prepararé todo para la estancia del invitado… -salí de la sala de mandos.



SAYA
Suspiré y me encaminé al armero, donde se encontraba Erika. Estaba sola, mucho mejor, así no tendría que estar dando explicaciones falsas si Jim llega a estar por aquí.
Me acerqué y me senté en el suelo a su lado.
-Erika, tengo que pedirte un favor, espero que no te cause problemas, pero es urgente…- Suspiré y la miré.
-Necesito que llames a James.


ERIKA
Miré a Saya algo desconcertada.
-No puedo hacer eso, Neo le mataría si le ve por aquí y es más… ¿cómo hago eso? ¿Cómo le llamo? Hace cuatro días que no sé de él…- Suspiré.
-Ni si quiera sé si quiere volver a verme…


SAYA
-Por Neo no te preocupes, no se enterará, te lo prometo. Lo mantendremos en secreto.- Me rasqué la nuca.
-Tienes que llamar a James, es el único modo de que venga aquí. Solo tú puedes hacer que vuelva… Llámale, no sé… cuando… cuando Kai murió, podíamos comunicarnos mediante la mente, tal vez James haya abierto una especie de canal entre tú y él… inténtalo al menos.- La miré y suspiré.



ERIKA
La miré y asentí.
-Está bien, aunque no estoy muy convencida de esto… Neo acabará enterándose y se liará una buena…- Suspiré.
-Intentaré hacer lo que tú me dices… no sé si funcionará…- Cerré los ojos y pensé en James.
-“James, necesito que vengas, por favor, no te niegues a esto… te necesito, te necesitamos”- Miré a Saya.
-Nada… como ves, no pasa nada.- De repente, James apareció delante de nosotras, tenía el rostro cubierto con su capucha.
-James…


JIMMY
Erika me llamó. No parecía estar en peligro, pero si era importante.
Aparecí en la sala de armas, estaba junto con Saya. Las miré a las dos.
-Estoy aquí… supongo que no tengo escapatoria…


SAYA
Negué y sonreí.
-No, no tienes escapatoria.- Me levanté y salí del armero en busca de Kai, ya teníamos la primera parte del plan… solo faltaba encontrar al viejo loco y convencerle de nuestro plan… eso sería más difícil.



KAI
Estábamos Erika, Saya, James y yo en el armero, le contamos a James el plan.
-Espero por tu bien que no tengas quejas al respecto, ya bastantes problemas tenemos con Neo nosotros, así que tú te quedarás quietecito y sin salir, ¿de acuerdo?


JIMMY
Suspiré y le miré a través de mi flequillo rubio.
-No tengo quejas, me parece bien, pero lo advierto, como ese gorila me toque un solo pelo, le mataré.- Me crucé de brazos.
-Yo intento hacer las cosas más amenas, por Erika sobre todo. Intento protegerla y si estoy aquí lo único que hago es ponerla en peligro…- Desvié la mirada.
-Me quedaré hasta que hasta que logremos matar a Dark, después, una vez que Erika esté a salvo del todo, me iré.


ERIKA
Miré a James y asentí con la cabeza baja.
-Está bien… nos vale…- Le miré, su rostro aún estaba oculto por su capucha. Me acerqué y le abracé.
-No vuelvas a marcharte sin despedirte.- Hundí la cabeza en su pecho abrazándole con fuerza.



JIMMY
Miré a Kai y a Saya mientras abrazaba a Erika, la había echado de menos.
Me quité la capucha besando la cabeza de Erika.
-Me quedaré, lo prometo.


KAI
Desvié la mirada cuando se abrazaron.
-Está bien, te vas a quedar en el armero, Neo no suele pasar por aquí, y nos encargaremos de que sea así. –me giré y salí de allí.



SAYA
Sonreí y salí tras Kai. Cerré la puerta para dejarles un poco de “intimidad”.
Se habían echado mucho de menos… y también se notaba que sentían algo el uno por el otro…
Esto dificultaría las cosas, sobre todo con Jim…
Suspiré y me fui junto con Kai, había que planear las cosas.



KAI
-Todo se tuerce. Jim nos la va a liar, Neo nos la va a liar, y si él la lía, Kara la va a liar. –me llevé las manos a la cabeza.
-Dios, ¿has visto lo que ha hecho un solo tío? –suspiré.



SAYA
Fruncí el ceño y le miré.
-Kai… tranquilo, ¿vale?- Le agarré de las manos y le agarré de la barbilla.
-Déjalo en mis manos, sabes que siempre acabo solucionando las cosas. Me encargaré de Jim, se lo explicaré todo, sobre lo de Neo, con tal de mantenerlo en secreto vale. Kara se enterará, pero me haré cargo de que también lo mantenga en secreto delante de Neo.- Le miré.
-Vamos, bebé, no te agobies.


KAI
-No me agobio, simplemente pienso que ese chico no hace más que meternos en problemas, y aún queda que Neo no nos mate a todos por traicionarle… -bajé la cabeza.
-Hacemos mal en hacer todo esto que estamos haciendo…



SAYA
-¿Y que hacemos si no? No tenemos otro plan, Neo se toma esto muy en serio, pero… si esta es la única manera de poder matar a ese cabronazo, me arriesgaré…- Le miré.
-¿Qué piensas hacer tú?


KAI
-Claro que voy a hacer eso, simplemente no me siento del todo cómodo sabiendo que vamos a pegar la puñalada trapera del siglo… -me encogí de hombros.



SAYA
Suspiré y le miré.
-Tranquilo, venga, olvídate de eso.- Sonreí y le agarré de la cara.
-¿Puedo hacer algo para que te sientas mejor? Y no pidas imposibles, no puedo hacer milagros.


KAI
Negué.
-Déjalo, sabes que soy un blandengue. –la besé en los labios.
-En cuanto se monte seré el primero en salir de aquí a balazos. –miré que no hubiese nadie por ahí.
-Como oiga un solo grito empezaré a disparar, ya verás qué rápido se calman todos.



SAYA
Me reí y le miré de nuevo. Agarré su mano y tiré de él.
-Vamos, te haré un masaje para aliviar la tensión y no te niegues, lo necesitas y seguiré insistiendo hasta que aceptes.- Sonreí.



KAI
-Mmm… un masajito me vendría de perlas… -la seguí sin rechistar. La agarré de la cintura.
-Me encanta estar casado contigo, aunque literalmente estemos separados. –la besé en la mejilla.



SAYA
Sonreí.
-Oficialmente no, pero sabes muy bien que en realidad nunca me separé de ti.- Entré en el camarote junto con Kai.
-Y cuidaré de ti estemos casados o no.- Le senté sobre la cama, me puse detrás de él de rodillas. Le quité la camiseta y empecé a masajearle los hombros con suavidad.




KAI
-Mmm… qué felicidad… -ronroneé mientras masajeaba mi espalda, me venía muy bien aliviar la tensión.
-Como te quiero… -sonreí y un escalofrío me recorrió toda la espalda. Me reí.
-Eres la mejor.



SAYA
Me reí y le di un beso bajo la oreja.
-Lo sé.- Sonreí y descendí mis manos por sus costados presionando los músculos y librándolos de tensión.
-¿Ves? Nunca está de más desconectar de los problemas.- Le besé por la nuca mientras seguía descendiendo mis manos a lo largo de su espalda… y que espalda… ¡Omá!



KAI
-Me voy a dormir si seguimos en este plan. –suspiré. Bajé la cabeza, la tensión se iba y me relajaba por momentos.
-Si no voy al cielo al menos estoy cerca.


SAYA
-De eso se trata, ¿no? Tú relájate, si acabas dormido, mejor que mejor.- Sonreí y seguí con el masaje y la ración de besos por toda su nuca. Deslicé mis dedos pulgares por toda su columna vertebral.


KAI
Sentí cómo de la relajación iba perdiendo fuerzas, me tumbé boca abajo para que siguiese masajeando sentada sobre mí. Cada vez que rozaba mi cuello con los dedos, me sentía más flojo y adormilado.



SAYA
Me senté encima de él apoyando mis rodillas sobre el colchón. Masaje sus hombros y le miré estaba medio sopa. Sonreí y seguí con el masaje hasta que por fin le venció el sueño. Se quedó dormidito como un bebé. Me levanté y me senté en el colchón contemplando su carita mientras dormía.
O algunas veces quería matarlo o había otras que me lo comería enterito.


JIM
Busqué a Erika por la nave, no había subido a comer, bueno, ni ella ni nadie, pero decidí buscarla. Bajé al armero, al principio pensé que se estaría dando una ducha pero los baños estaban vacíos, por lo que debía seguir allí.


ERIKA
Estaba en el armero con James. Estaba contándome que le parecía el plan cuando Jim entró. Giré la cabeza y le miré.
James sujetaba una de mis manos jugueteando con mis dedos mientras me hablaba. Aparté la mano, pero seguro que Jim ya se habría dado cuenta,
-Hola…


JIM
Nada más entrar me la encontré nada más y nada menos que con James, y… cogidos de la mano, hablando como si nada…
-¿Hola? –fruncí el ceño y señalé a James.
-¿Se puede saber qué coño haces aquí y qué cojones hacíais?


JIMMY
Miré a Jim cuando entró. Erika apartó su mano, la cual agarré de nuevo.
-Hola, ricitos.- Sonreí.
-Solo estábamos hablando, estoy aquí porque me da la gana, ¿necesito invitación?- Volví la mirada a Erika y sonreí.



JIM
Apreté los dientes.
-¿De qué coño vas? –me acerqué a paso firme.
-¿Te parece normal estar haciendo manitas con mi novia y restregármelo de esa manera tan… subnormal? Eres… -no pude contenerme, descargué mi puño contra su cara de subnormal, me tenía harto.




JIMMY
Miré a Jim cuando me golpeó en la cara. Sonreí frotándome la mejilla.
-Ya te vale, comportarte así delante de una mujer.- Miré a Erika.
-Lo siento por tu novio.- Me levanté y descargué mi puño contra su estómago.
Le agarré del pelo cuando se agachó.
-Por respeto a Erika y por no ensuciarme, prefiero golpearte con mi puño izquierdo, el de carne y hueso, si no, te juro que te habría reventado por dentro.- Le solté cuando Erika se puso entremedias.



ERIKA
-¡Jim!- Grité cuando golpeó la cara de James, este se levantó y le devolvió el golpe a Jim.
-¡¿Pero qué coño os pasa?! ¡¡¿Sois subnormales los dos o qué?!!- Me puse entre los dos, si conocía bien a Jim, intentaría devolverle a James el golpe.



JIM
Tosí con la mano en el estómago, ya tenía heridas anteriores y ésta sólo era una más para el montón. Me incorporé mirando con desprecio a James. Su amenaza de llevarse a Erika se estaba cumpliendo y encima delante de mis narices, me sentía dolido y humillado, y Erika estaba entre los dos…
-No voy a rendirme, Erika me quiere y voy a luchar por ello. –me coloqué al lado de ella.
-Por muy cariñosa que pueda llegar a ser contigo, sólo eres su segundo plato, eres el premio de consolación, y eso nunca va a cambiar. Erika es MI chica.


ERIKA
Miré a Jim cuando dijo aquello.
-Jim…-Le miré perpleja, nunca antes había dicho esas palabras… sabía muy bien las intenciones de James y hacía todo lo posible por impedir que siguiese adelante, pero la forma como me trataba, impulsivo y cariñoso a la vez…
Suspiré y les miré, primero a uno y luego a otro.
-Bueno, basta ya.- Me separé de Jim y de James.
-Sois unos gilipollas, los dos. ¿Pero que coño os pensáis? ¿Los Mosqueteros? Una para todos y todos para una, ¿no? Pues de eso nada monada, paso de vuestras estupideces de niños pequeños. Parecéis críos peleando por un caramelo, pues no soy un caramelo, que os quede claro.- Les miré cabreada.
-Paso de vosotros y de vuestras historias. Hasta que esto no esté solucionado… no me acercaré a ninguno de vosotros y espero que vosotros, par de idiotas, os quedéis con la copla.


JIM
Me acerqué a paso ligero a Erika hasta colocarme a escasos centímetros de su cara.
-¿Te crees que con eso lo vas a arreglar, Erika? ¿Crees que con pasar un par de días de los dos vas a conseguir algo? Estás muy equivocada, ¿sabes? Yo no sé qué tienes en mente, pero me gustaría recordarte lo siguiente: Tan sólo anoche llorabas por este gilipollas de lo preocupada que estabas por si se hacía daño con una piedra, y yo estaba a tu lado apoyándote aún odiándole con toda mi alma, yo he estado siempre a tu merced, he hecho todo lo que me has pedido sin importarme, pero eso se ha acabado, si dejarte a tu merced significa darle vía libre a este ladrón no pienso consentirlo. Eres el amor de mi vida y no pienso dejarte escapar porque un niñato se interponga en mi camino, no. –la agarré de los hombros.
-Se acabó el besar por donde pisas, voy a luchar por ti aunque eso signifique que ahora mismo me partas los morros. –la besé, pero no lo hice de forma sumisa, la besé con fuerza, para no darla oportunidad a escapar de mí.


JIMMY
Carraspeé cuando Jim besó a Erika.
-Buuuueno, pues nada, me voy a dar una vueltecita, cuando terminéis con vuestras tonterías me avisáis.- Me giré y empecé a caminar por el armero, era bastante grande, uno se perdía si no tenía cuidado.


ERIKA
Cerré los puños con fuerza cuando Jim me besó de esa manera tan… tan… No me daba tiempo entre beso y beso a decirle nada, me besaba con fuerza parecía como si me arrancase los labios. Posé las manos sobre su pecho y empujé levemente para poder respirar.
-Jim…- Bajé la cabeza con la respiración entrecortada. Sentí que me había sonrojado, pero bien. No me atrevía a mirarle a los ojos.



JIM
La cogí de la barbilla y la alcé la cabeza.
-¿Por qué todos os empeñáis en que desista? Es que no lo voy a hacer, ¿no entiendes que eres mi única razón de seguir en este patético mundo? –la cogí de ambos lados de la cara y la volví a besar, me daba igual si ese… bah, no merecía que pensase ningún insulto original, estuviera por ahí.



ERIKA
Me sonrojé aún más cuando hizo que le mirase, me besó de nuevo… Dios, quería morirme…
Esta vez posé las manos en su pecho, pero agarré su camiseta con fuerza.
-Jim, para… - Dije aún con sus labios pegados a los míos.
-Para… por favor…- Me separé y me alejé hacia la puerta, la abrí y salí… no podía aguantar más esa situación.


JIM
Me mordí el labio, ¿pero por qué coño se iba ahora? Me llevé la mano a la cabeza suspirando y me giré, James ya estaba al alcance de mi vista otra vez, qué tío más plasta…
-¿Pero es que no te rindes? –me callé un momento y me reí.
-En fin, qué pregunta. Si no me rindo yo no tengo derecho a preguntarte eso.



JIMMY
Erika se marchó, estaba sonrojada y lo más seguro que las provocaciones de Jim habían hecho efecto en ella…
Suspiré y miré a Jim.
-Perdona, ¿decías algo? Es que no oigo las gilipollece.- Sonreí y me volví hacia él.
-No me rindo, Jim. Al final, Erika me elegirá a mí, estoy seguro. Si me disculpas, tengo que ir a hacer un par de cosillas, nos vemos.- Desaparecí delante de sus narices, ya le devolvería la pelota…


ERIKA
El resto del día lo había pasado o en la cubierta o en mi camarote. La experiencia vivida en el armero había hecho mella en mí…
Tanto Jim como James iban a luchar por conseguirme… muchas mujeres se sentirían alagadas… yo no…
Estaba segura al cien por cien de que estaba enamorada de Jim. Él y yo habíamos vivido muchas cosas juntos, me ayudó con mi supuesto cáncer, le ayudé cuando lo pasó mal con Saya… definitivamente le quería a él…
Pero James era muy distinto… me sentía bien a su lado, disfrutaba de su compañía, era un buen… ¿amigo? Tenía que admitir que me sentía atraída hacia él y en más de una ocasión he deseado que me besase y más… pero siempre se interponía por medio el pensamiento de Jim, cosa que agradecía…
A estas alturas, no sabía que pensar ni que hacer…
Cuando terminé de cenar, me fui directa a mi camarote. Allí estaba Jim, tumbado sobre mi cama….
Me quedé en la puerta, tenía miedo de lo que pudiese decirme… estaría cabreado, seguro.
Caminé hasta situarme en mi lado de la cama, me senté y me quité la parte de arriba del pijama quedándome con la camiseta de tirantes. Suspiré y me tumbé sobre el colchón dándole la espalda a Jim… parece que estaba dormido, ni de movió ni habló desde que entré en el camarote…



JIM
Miré a Erika, ni siquiera me dirigió la palabra al entrar, parecía algo asustada… Antes había deseado hacerla mía ahí mismo, sin importarme que estuviese el otro delante, pero ella se había ido…
La agarré de las muñecas tumbándola boca arriba sobre la cama y me coloqué encima de ella mirándola a los ojos.
-Dime por qué te has ido antes.


ERIKA
Miré a Jim cuando, de repente, me agarró de las muñecas y se tumbó encima de mí mirándome a los ojos.
Desvié la mirada a causa de que me estaba poniendo roja de nuevo.
-¿Qué querías que hiciese? Me sentía incómoda… no sé… tenía que aliviar la tensión de alguna manera…


JIM
La miré bien, estaba roja, nunca antes había conseguido intimidarla de aquella manera, no sabía si eso era bueno o si me estaba volviendo un bruto…
-¿Te… te incomodo? ¿Te asusto?



ERIKA
Le miré y negué enérgicamente.
-No, es… es todo lo contrario… ahora no es incomodidad, no estoy asustada, es…- Desvié la mirada de nuevo.
-No sé como decirlo… - Me sonrojé aún más….



JIM
Acerqué mi rostro al suyo, deslizando mi nariz por su mejilla hasta llegar a su oído.
-Quizá… ¿te excita? –susurré, quería pensar que era eso, porque si se trataba de algo malo ahora mismo saltaba de la cama.


ERIKA
Sentí un escalofrío cuando me susurró en el oído. Le miré, había dado en el clavo…
Asentí.
-Nunca… nunca antes te había visto así… tan impulsivo y fogoso… Antes en la armería, me ha pasado lo mismo, la forma como me has besado junto con lo que me has dicho… me ha hecho sentir lo mismo que ahora….- Tensé los puños cuando sentí otro escalofrío.



JIM
Uf…
Sonreí ligeramente y acerqué mis labios a los suyos, besándola con pasión, sin soltar sus muñecas, pero sin apretar, para no hacerla daño.


ERIKA
Jim me besó, como antes en la armería, de igual forma, con fuerza y fiereza…
Me costaba lo mío seguir el ritmo de sus besos, eran impresionantes y seguro que a cualquier chica le pasaría lo mismo que a mí….
-Jim… lo estás haciendo otra vez…- Susurré a causa de la excitación.



JIM
-Claro que lo estoy haciendo otra vez, ¿no te gusta? Pensé que ése era uno de los defectos que debía corregir, lo poco impulsivo que era… -la di un beso corto.
-¿Te gusta… o no?


ERIKA
Le miré sin saber exactamente lo que decir.
-… yo no te he pedido que… bueno, que cambiases… Pero esto… me impresionas…- Solté una pequeña risotada.



JIM
Esbocé media sonrisa.
-Eso no responde del todo a mi pregunta, aunque… por el tono que empleas, lo tomaré como un sí. –bajé mis labios hasta su cuello, besándola suavemente por la garganta, acariciando sus manos mientras descendía las mías a lo largo de sus brazos.


ERIKA
-Dime una cosa. ¿Haces esto por qué quieres o para asegurarte de que no siento nada por James?- Le miré… le conocía muy bien y sabía que había gato encerrado.



JIM
La miré a los ojos, no podía creer que me dijese eso. Me senté apartándome de ella.
-¿Crees que estoy haciendo esto para competir contra ese tipo? Yo nunca te he tenido como un premio que se pueda ganar, Erika, sólo quiero luchar porque sigas a mi lado, y si estoy haciendo esto es porque quiero estar contigo y hacer esto contigo, independientemente de si James está por medio o no. –bajé la cabeza, era evidente que hiciese lo que hiciese jamás lo haría bien.




ERIKA
Me senté en la cama y le miré con los brazos cruzados.
-¿Por qué será que no me lo creo? Os he visto abajo, vuestro comportamiento, parecíais niños y ahora, el como me has agarrado, no sé, no es propio de ti… - Suspiré echándome el pelo hacia atrás.
-No hace falta que compitas contra nadie, sabes cual es mi elección.


JIM
Apoyé mi cuerpo sobre mi mano mirándola.
-Te estoy diciendo que no compito, Erika, ¿no me escuchas? Lo único que estoy haciendo es luchar por conservarte, ese tipo está intentando conquistarte, y si no me equivoco, más de una vez ha estado a punto de hacerlo, una vez intentó besarte, y os he encontrado cogidos de la mano, ¿crees que debo quedarme de brazos cruzados? Y te repito que esto lo estaba haciendo porque quería, pero ya veo… que no sirve de nada, yo no sé qué piensas, pero el que debería dudar soy yo, no tú.



ERIKA
Suspiré y miré hacia otro lado.
-Es verdad, James intentó besarme, pero yo se lo impedí y si me coge la mano es porque yo le dejo, no me importa, no hace nada malo. Si volviese a intentar besarme le frenaría de nuevo, no necesito que luches por mantenerme a tu lado, ya lo hago yo sola.


JIM
La miré.
-Cuando él está delante no parece que lo dejes claro, por eso se lo he hecho saber, Erika. ¿Qué harías tú si otra chica se enamora de mí e intenta por todos los medios apartarme de ti? ¿Te quedarías quieta?



ERIKA
Me levanté de la cama y le miré seria.
-Estoy harta de que intentéis controlar mi vida, con quien debo o no debo estar, donde y cuando, no soy un cría y de ahora en adelante haré lo que quiera, ¿está claro?- Salí del camarote pegando un portazo. ¿Pero que coño se pensaba que era? Era libre de elegir lo que quisiese, de hacer lo que me diese la gana sin contar con nadie, ya era hora de pensar en mí misma.


JIM
Miré al suelo, Erika era una egoísta al pensar que siempre la estaba controlando cuando hacía todo por ella…
Suspiré, desde la llegada de James, en esta nave había ido todo de mal en peor. Quizá ni siquiera fuese su culpa, y sólo nos había hecho ver las cosas, pero sabía que quería acabar con él…



KARA
Eran las doce de la noche, intenté hacer el menos ruido posible, me puse una chaqueta y me guardé un bocadillo para bajárselo a Jimmy, esperaba que Neo no preguntase por ello, pero para asegurarme de que no me seguía, me asomé a la sala de mandos.
-Duerme en la cama, lleva cuatro días vacía, yo dormiré hoy en el gimnasio. –me fui y bajé las escaleras, pero me dirigí al armero, donde me había dicho Saya que estaba Jimmy.
Abrí la puerta, entré y cerré.



JIMMY
Estaba sentando en el suelo, con la espalda pegada a un armario. Miré la puerta cuando Kara entró.
-Hola…- Me levanté y la miré mientras se acercaba, no tenía buena cara.
-¿Qué tal… por aquí?


KARA
Me encogí de hombros y le ofrecí el bocadillo.
-Eso qué más da, te he traído esto, como he pensado que te gusta mi comida pues nada… aprovecha… Y bueno, quería echarte la bronca por irte sin despedirte y por volver a irte sin despedirte… -me crucé de brazos cuando cogió el bocadillo envuelto en papel de aluminio.



JIMMY
Me encogí de hombros y dejé el bocadillo encima del armario.
-Y que más dará despedirme o no, ni que os importase mucho.- Me senté de nuevo y miré al suelo.

KARA
Me senté a su lado y le miré.
-Tienes muy mala carilla… ¿qué ha pasado? –abracé mis piernas contra mi pecho y le miré con la cabeza apoyada sobre las rodillas.


JIMMY
La miré de reojo cuando se sentó a mi lado. Me llevé la mano a la nuca frotándome el pelo.
-Nada… no ha pasado nada….- Suspiré y apoyé la cabeza en la puerta del armario.



KARA
-Vamos, normalmente tienes una cara de chulo prepotente que dan ganas de abofetear y ahora parece que te hayan tratado como un perrillo abandonado. ¿Es por Erika?



JIMMY
-He dicho que no me pasa nada, Kara…- Suspiré y me aparté el flequillo de la cara.
-Lo siento por ser tan borde… pero no me encuentro de humor como para sonreír…


KARA
-Es que no te estoy pidiendo que sonrías, sólo te pregunto cuál es el motivo por el que tienes esa carilla de tristón, últimamente estamos todos así, pero bueno, creo que puedes confiar en mí cuando te pregunto… -le miré a los ojos y ladeé la cabeza intentando que él me mirase a mí.




JIMMY
Suspiré cerrando los ojos.
-Confío en ti, la cuestión es, que si tú confías en mí.- Esperé en silencio su respuesta con la cabeza apoyada en el armario y sin emitir ni un sonido.



KARA
Suspiré.
-Si después de haberte metido en la nave de mi marido a escondidas sin que él lo sepa, vengo a traerte comida e intento consolarte no sabes si confío en ti, Jimmy, no sé qué hacer. –me encogí de hombros.




JIMMY
Esbocé media sonrisa y la miré.
-Tal vez sea simple amabilidad o pena.- Negué y me levanté, cogí el bocadillo y le pegué un buen mordisco.
-Está muy bueno.


KARA
Sonreí levemente.
-Claro que sí, todo lo que hago yo sabe a gloria. –apoyé la cabeza en la puerta del armario mirándole.
-Mira que hacérnoslo pasar mal pensando que el loco de tu hermano podría haberte matado…


JIMMY
Tragué y la miré.
-Oh, venga ya, soy un asesino, ¿recuerdas? A nadie le importaría si muero o no.- Volví a morder el bocadillo.




KARA
Fruncí el ceño, estiré la pierna y le di una patada con la planta del pie en la espinilla, haciendo que se desequilibrase levemente.
-Imbécil, ¿y Erika y yo? Te hemos cogido cariño, si te mueres nos jodería, ¿vale? –me crucé de brazos.
-A ver si te crees que te puedes morir sin que lleve consecuencias.



JIMMY
Me froté la pierna y la miré.
-¿Qué me has cogido cariño? Pero si hace menos de una semana decías que me tenías asco.- Volví la mirada al bocadillo.


KARA
-¿Es que una no puede cambiar de opinión? He visto que eres un chico mono y majo cuando no vas de macho prepotente… -bajé la cabeza.
-Nadie quiere ya creerme.


JIMMY
Sonreí y la miré. Dejé el bocadillo sobre el armario de nuevo, agarré la mano de Kara y tiré de ella hasta que su cabeza quedó pegada en mi pecho. Rodeé sus hombros con mis brazos y cerré los ojos.
-No quiero que pienses que soy un aprovechado…- Sonreí.
-… no sabía como darte las gracias, sé que con un simple “gracias” no habría servido, al menos para mí…



KARA
Me sorprendí cuando Jimmy me abrazó, no sabía que podría llegar a tomarse esas confianzas, pero no me molestó, sólo me estaba dando las gracias.
Sonreí y posé las manos en su espalda.
-Esto es una buena forma de darme las gracias.


JIMMY
Sonreí.
-Y gracias por el bocadillo, me rugían las tripas.- Me reí y la miré. Me separé y volví a apoyar la espalda en el armario.


KARA
Revolví su pelo rubio.
-Ay, el cabecita loca. –sonreí.
-Estás mucho más guapo contento, que lo sepas, si sonríes más ligarás un montón. –solté una pequeña risotada.



JIMMY
Solté una pequeña risa sarcástica.
-Pero que dices… yo nunca… bueno…- La miré.
-He vivido con mi padre siempre, no he tenido oportunidad de tener pareja ni nada de eso…


KARA
-Bueno… ahora que has cambiado de vida y no le tendrás encima, tendrás oportunidad de conocer chicas, ¿no crees? Cuando empieces a viajar conocerás gente de todo tipo y alguna nena mona se quedará prendadita de ti, eso si sonríes, claro.


JIMMY
Negué y la miré.
-Creo que paso de esas cosas… incluido de Erika… estoy estropeando mucho las cosas , será mejor que esté quietecito y no mareé más la perdiz.- Mordí de nuevo el bocadillo.



KARA
Abrí los ojos ampliamente.
-Guao… Bueno, no puedo decirte nada respecto a eso, pero… Me parece noble por tu parte. –sonreí y apoyé mi mano en su hombro.
-Come, no te preocupes más por esas cosas, tú llena el buche.


JIMMY
Asentí y seguí comiendo lo que me quedaba del bocata.
-Soy demasiado blando.- Sonreí.
-Pero solo delante de vosotras…


KARA
-Pues con lo agradable que eres en plan sensible deberías desarrollar esa faceta como personalidad… -sonreí, acto seguido bostecé.
-Bueno, peque, yo tengo que ir yendo a dormir, no rindo si no por la mañana. –me levanté.



JIMMY
Asentí y la miré.
-Claro, que descanses… ya nos veremos por la mañana…- Suspiré y tiré la el papel del bocadillo por ahí.



KARA
-¡Eh! Mamón. –me agaché y cogí el papel que acababa de tirar.
-No seas marrano, en esta nave quiero limpieza. –le eché una mirada de aviso y sonreí.
-Advertido quedas, hasta mañana. –salí del armero y cerré la puerta, me dirigí hacia el gimnasio, dormiría encima de una colchoneta.


JIMMY
Sonreí y me levanté, me tumbé encima del armario, no solía dormir, es más, nunca dormía, pero bueno, descansar un poco la espalda nunca viene mal… seguro que me pasaría la noche deambulando por la nave.


KAI
Me desperté por culpa de los rayos de sol que me daban en toda la cara. Saya seguía dormida a mi lado, y esa noche no había recibido ninguna paliza, por lo que no debí haber roncado.
Quería devolverle la jugarreta por despertarme, de modo que empecé a hacerle cosquillas a Saya en la nariz.



SAYA
Abrí los ojos lentamente cuando sentí un cosquilleo en la nariz.
Me froté la nariz y me giré dejando que el sol me diese en la espalda, estaba muy calentita.



KAI
Torcí el morro, no había conseguido despertarla y encima se acomodaba. Retiré su pelo de su nuca y empecé a deslizar la yema de mis dedos lentamente por ella, al ser su punto débil tenía que sentirlo más que cualquier otra cosa…


SAYA
Encogí el cuello y me giré de nuevo. Miré a Kai ya agarré su mano.
-¿Qué haces?- Dije con voz adormilada.
-¿Tienes ganas de jugar o es una venganza?- Sonreí y acomodé mi cabeza en su pecho.



KAI
Sonreí.
-Un poco de las dos cosas, me gusta torturarte, por lo que es una venganza mientras juego, es divertido. –apoyé mi cabeza en la suya oliendo su pelo, la acaricié la melena a la altura de la nuca. -Hoy he sido un chico bueno y no he roncado.



SAYA
Sonreí aún con los ojos cerrados.
-Ya lo sé.- Acaricié su torso desnudo con la yema de mis dedos.
-Te castigo por cosas malas, pero también te premio cuando eres buen chico.- Sonreí y deposité suaves besos por su pecho.


KAI
Sonreí y la acerqué más a mí.
-Qué guay, me premias con besitos y mimitos, como si fuese un peluchito… Dios, estoy empezando a hablar como una niña pija, méteme un muerdo o algo para despejarme, esto debe ser malo.



SAYA
Me reí y agarré su piel entre mis dientes con suavidad y tiré acariciándole con mi lengua.
Le miré y sonreí.
-¿Mejor?


KAI
Solté una risa viciosa.
-Sí... –la besé mientras con mi cuerpo la hacía colocarse boca arriba conmigo encima de ella.



SAYA
Sonreí mientras seguía su beso. Me acomodé sobre al colchón apoyando la cabeza en la almohada.
Le miré a los ojos mientras deslizaba mis dedos por su barbilla y su mentón.
-¿Sabes? La primera vez que te vi me quedé impresionada, no me creía que existiese un hombre tan atractivo y con ese porte tan varonil.- Solté una risotada.
-Ha pasado muco tiempo y sigo pensando lo mismo.


KAI
Esbocé media sonrisa y puse los ojos en blanco.
-Sí, bueno… en poco tiempo empezarán a salirme canas por toda la cabeza mientras tú sigues siendo una mujer diez y dejarás de verme tan atractivo y varonil. –apoyé la cabeza en su pecho.
-Hasta entonces me gusta que sea así.



SAYA
Me reí y le miré.
-Tú nunca dejarás de parecerme atractivo ni irresistible, Kai. Con solo una mirada tuya puedes hacer conmigo lo que quieras, siendo una mujer diez o cero.- Sonreí.
Entrecerré los ojos ladeando la cabeza.
-Además, te encanta ejercer ese poder sobre mí, te sientes más poderoso y eso te gusta.


KAI
Sonreí ampliamente y la miré a los ojos.
-Bueno… me gusta saber que te resulto atractivo y fascinante, y sentir que en cierta parte te impongo respeto me demuestra que sigo teniendo mi mirada penetrante. –sonreí empleando mi mirada de nuevo, aunque ya a penas la descolocaba, pero era divertido ver sus reacciones.



SAYA
-No hagas eso.- Me giré tumbándome boca abajo con Kai aún encima de mí.
-Eres un torturador… no puedes mirar así a una chica indefensa en tu cama….- Dije empleando mi toque indefenso y provocador a la vez.


KAI
-¿Indefensa? Pero si tú eres toda una fiera con uñas y dientes. –dije apoyando mis manos en su cadera y girándola de nuevo.
-No te escapes. –la besé.


SAYA
-¿Pero que hace?- Posé mis dedos sobre sus labios cuando terminó de besarme.
-Su majestad no puede juguetear así con las damas, no es propio de vos.- Sonreí mordiéndome el labio. Sabía que le encantaba jugar a ese juego…


KAI
Me quejé.
-Ah… su majestad puede hacer lo que le de la gana con las damas, que para eso es el rey y puede hacer lo que le venga en gana siempre. –sonreí y la besé.
-Además, esta dama quiere que juguetee… ¿o no?


SAYA
Le miré alzando las cejas.
-¿Cómo os atrevéis a decir eso de una señorita? Pienso quejarme y hacer que os destronen, así yo aprovecho y me hago con el poder.- Sonreí malévola.
-Te cagarás en los calzoncillos.



KAI
-Buah, que basta eres, menuda dama estás hecha… Además, si me destronas ahora, el poder será para Kai, y yo le veo muy espabilado como para usarlo y no pedirte que le ayudes… -la agarré de uno de los cachetes.
-Mira lo que hago, ¿me vas a destronar?



SAYA
Le di un toque en la mano para que la apartase de mi culo.
-Las manos quietas.- Me aparté sentándome en la cama.
-Los reyes de hoy en día sois unos desvergonzados, os aprovecháis de las mujeres como os da la gana.- Le miré.
-Aunque hay algunas que no pueden resistirse… como es mi caso.- Carraspeé desviando la mirada de su descomunal pecho y sus prietos abdominales.



KAI
Me reí.
-Claro, ya lo decía yo. Y de desvergonzado no tengo nada, monada, que eres mi mujer y mientras tú hagas lo que quieras conmigo, literalmente hablando, yo tengo el derecho a hacerlo también. –la volví a tumbar y la besé por el cuello. Una de dos: me esperaba una zurra o que se derritiese entre mis brazos.



SAYA
-Eres… eres un manipulador…- Sentí un escalofrío. Cerré los ojos y le agarré del pelo de la nuca, tiré de él haciendo que girase sobre la cama y me puse encima de él.
-Como has dicho antes, cariño mío, soy una fiera con uñas y dientes. Si tu juegas yo juego y no quiero mencionar quién es él que sale perdiendo siempre.- Me acerqué a su cuello y le mordí de igual manera que antes en su pecho.


KAI
Encogí el cuello.
-Ahhh, si te pones agresiva no vale, quedo como una niñita. –me dio un escalofrío y me reí.
-¿Cómo osas hacerle esto a tu rey?



SAYA
Esbocé media sonrisa malévola deslizando mis manos por su cuello.
-De ve en cuando no está de más ver a un Rey bajo sus súbditos.- Acaricié su barbilla con mis labios bajando por su garganta.
-Esto es como en el ajedrez, siempre gana la Reina… a no ser que se la coman.- Dije con mis labios pegados a su piel.



KAI
-Ajá, pero lo malo es que… yo soy el Rey, y a mi me puedes hacer un Jake Mate… -la miré cuando alzó la cabeza.
-¿Crees que puedo ganar o me harás Jake? –la agarré del pelo con suavidad y la besé con intensidad.



SAYA
Le agarré del cuello con las dos manos acercando su rostro al mío mientras jugueteaba con sus labios fríos. Le miré sin apartar mi rostro apenas un par de milímetros.
-La verdad, es que nunca he jugado al ajedrez.


KAI
-Mmm, entonces ganaré la partida. –la volví a girar posándome sobre ella, la besé agarrándola de los hombros. Esto me recordaba nuestros últimos meses en el castillo, cada día era igual, nos pasábamos toda la mañana y toda la noche jugueteando en la cama como dos adolescentes enamorados.



SAYA
Posé mi pié en su pecho impidiendo que me besase de nuevo.
-¿Qué te hace estar tan seguro de que podrás ganarme? Yo guardo muchos ases en la manga y aunque no sepa jugar al ajedrez se hacer Jake Mate en todo.


KAI
Alcé una ceja.
-Saya… ¿me estás rechazando? –me levanté.
-De acuerdo… Jake Mate, pero luego no digas que tenga compasión, te he dejado ganar… -sonreí y me alejé para vestirme.



SAYA
Le miré.
-¿Pero que dices? No te he rechazado…- Negué con la cabeza. Me levanté de la cama y corrí hasta él subiéndome encima y rodeando su cintura con mis piernas, sin querer le empotré contra la pared.
-Uy… perdona, me he pasado.- Sonreí y le abracé.
-No te vayas, bebé.


KAI
-Encima de que juegas conmigo como te da la gana ahora no quieres que me vaya, me controlas a tu antojo y te mola, ¿eh? –dije frotándome la coronilla por el golpe que me acababa de dar contra la pared y la miré.
-No soy un bebé…


SAYA
Fruncí el ceño, extrañada y me bajé.
-¿Pero que pasa? No estaba jugando contigo de ninguna manera, estábamos bien hasta ahora.- Suspiré y bajé la cabeza.
-Veo que se acabó…- Cogí mi ropa y me dirigí a la salida.
-Ya nos veremos cuando se te pasen esos arrebatos.- Salí.



KAI
-Eh, eh, eh… -la cogí de la muñeca.
-¿Pero a dónde vas? No lo estaba diciendo de malas, joder, tú también me dices esas cosas y sé que no va con intención de criticar. –puse los ojos en blanco.
-No me he cogido ningún arrebato, yo seguía jugando.



SAYA
Suspiré y le miré.
-Pues por eso, como seguías jugando y por lo que veo no te gusta nada mi manera de responder a tu juego, será mejor que lo dejé.- Miré su mano agarrando mi muñeca.
-¿Puedo irme ya?


KAI
-No hasta que esta tontería se arregle. Ha habido un problema al interpretarlo, Saya, no tienes por qué enfadarte, venga, entra, por favor… -la rogué con la mirada también, no soportaba que acabáramos enfadados, y menos por algo que había sido malinterpretado.


SAYA
Suspiré resignada y le miré.
-Está bien…- Entré de nuevo en el camarote, dejé la ropa sobre una silla y me crucé de brazos. Le miré mientras cerraba la puerta y se acercaba.



KAI
Ladeé la cabeza mirándola, me acerqué y la cogí de la cintura acercándome a su rostro.
-No te enfades conmigo… -llevé mis labios a su cuello.
-No me gusta que te pongas así, sólo en la cama… -esbocé media sonrisa y deposité un beso en su cuello.



SAYA
Le acaricié la nuca.
-No me enfado.- Suspiré y le acaricié la espalda con la mano que me quedaba libre.
-
No puedo cabrearme contigo a estas alturas… solo es eso… pensaba que lo decías en serio.


KAI
Sonreí y la miré.
-Claro que no lo decía en serio, ¿cómo voy a quejarme de algo que yo hago más que tú? –la acaricié la garganta con la yema de mis dedos.


SAYA
-Pues lo parecía… -Le miré.
-Sabes que no me gusta jugar con tus sentimientos… me gusta hacerte de rabiar y ponerte burro, pero nada más…- Sonreí.
-Lo más normal.


KAI
-Por eso digo que eres malvada y retorcida. –la miré con los ojos entrecerrados.
-No más normal eh… -la besé.
-¿Y por qué no me dejas… -la besé de nuevo- besarte hoy, eh?



SAYA
Sonreí y le miré.
-Porque se que eso te da rabia y me encanta cuando estás en ese plan. Intentando conseguir lo que quieres.- Deslicé mi dedo por su pecho.



KAI
-Claro… ¿a que te castigo sin besos por el resto del día por torturarme? –la miré con una ceja alzada.
-Sí, eso pienso hacer, me parece que sí. –la solté y me separé con las manos en la nuca.



SAYA
Esbocé media sonrisa y me acerqué sinuosa. Posé mis manos en su abdomen.
-Vale, tal vez no tenga besos tuyos el resto del día, pero tú no te librarás de mi tortura.-Dije casi en un susurro acercando mis labios a su pecho.
-¿Podrás resistirte?



KAI
Me crucé de brazos tragando saliva.
-Por supuesto que sí, ¿por quién me tomas? –desvié la mirada. La verdad es que me iba a costar un poco, pero capaz era, no era la primera vez que hacíamos este juego.



SAYA
Sonreí de nuevo acariciando su torso mientras rozaba la piel de su cuello con mis labios.
-Te gusta hacerte el machote, pero sé que no puedes resistirte a mí.- Deslicé mis manos por su abdomen y seguí bajando hasta por debajo de su ombligo.
-Te deseo…- Bajé mis labios por su garganta rozando su piel fría.


KAI
Retrocedí un paso cuando deslizó sus manos por debajo del ombligo, carraspeé.
-Tengo hambre, ¿tú no? ¿Qué tal si vamos a desayunar? ¿O a comer? Quizá sea hasta la hora de comer… -miré mi muñeca, pero no llevaba reloj.
-Uh, el tiempo vuela, fíjate…


SAYA
Me reí y me acerqué de nuevo.
-Puedes disimular cuanto quieras, Kai, aunque seas el hombre de hielo te derrites por mi. Y cuanto más te resistas más insistiré yo.- Posé mis manos sobre su cadera o pelvis, la cual acaricié con la yema de mis dedos.




KAI
La miré a los ojos, ella sabía que podía conmigo, pero con una sola mirada yo también podía derribar todas sus barreras. Dentro de lo que cabía en mi concentración, dispuse mi mirada más efectiva contra Saya, y sabía que al menos se quedaría quieta, era un truco que la dejaba K.O.


SAYA
Le miré a los ojos.
-Si piensas que con tu mirada me pienso quedar quieta, te equivocas, lo único que haces en motivarme más, bombón.- Le empujé sobre la cama, me senté encima de él.


KAI
-Ya, bueno, técnica fallida, pero tampoco creas que yo voy a ceder, mona. –la saqué la lengua y coloqué mis manos bajo mi nuca mirándola.
-Hazme cuanto quieras, no voy a entregarme a ti, estás castigada.



SAYA
-Me subestimas, amorcito. No tienes ni idea de lo que soy capaz.- Sonreí y me incliné hacia él, deslicé mis manos por sus costados mientras acariciaba su garganta con la punta de mi nariz.
Seguí bajando las manos hasta la tira de su pantalón, le miré y alcé las cejas. Le mordí en el pecho a la vez que introducía mi mano bajo su pantalón.


KAI
Agarré su mano.
-Eh, eh, ehhhhh. Eso es trampa, no se permite, ¡mec! –me senté.
-Oye, una cosa es provocar y otra muy diferente es meter mano, eh… Yo también puedo hacerlo entonces, ¿no? Antes no me has dejado, si tú lo haces yo puedo hacerlo también. –la agarré de ambos cachetes.
-¿Algo que objetar?


SAYA
-Si.- Puse los ojos en blanco y me levanté.
-Que eres un aburrido y un bebé.- Cogí mi ropa.
-Esta vez si que me voy, aquí te quedas, rajado.- Abrí la puerta y salí.



KAI
Torcí el morro cuando salió.
-A esta mujer no hay quien la entienda. –me tumbé sobre la cama rascándome la frente y me levanté. En un par de días íbamos a estar totalmente ocupados intentando cargarnos a unos cabrones y ahora debía aprovechar el tiempo, no malgastarlo.
Salí del cuarto poniéndome la camisa, no sabía qué hora sería, pero por la altura del sol no muy temprano.

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