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jueves, 5 de noviembre de 2009

Capitulo LII- DARCK

e nMalos malotes, muuuu malos señores... muahahahahahaha XD



KAI
Después de tres insufribles horas, conseguimos rescatar a más de cincuenta personas que se habían quedado rezagadas o atrapadas. Aún quedaba gente, lo presentía…
Llegamos al refugio, la gente del grupo rogó que me quedase cuidando a la gente, ellos irían a continuar el rescate.
Limpié el sudor de mi frente mientras buscaba con la mirada a Saya y a mi hijo, debían estar asustados y preocupados, como todos.



SAYA
Me estaba ocupando de curar las heridas de una niña cuando vi entrar a Kai. Se le notaba decaído y dolido después del desastre que había acontecido… Me acerqué a él cuando terminé de vendar a la niña. Le acaricié la cara con ternura y acto seguido le abracé.


KAI
Abracé a Saya con fuerza. Me sentía impotente ya que mi gente estaba muriendo y mi país me necesitaba más que nunca.
-No sé cómo hacer para que todo se arregle, no veo cómo… -cerré los ojos suspirando. La gente tenía sus esperanzas banas puestas en mí.


SAYA
Le abracé contra mí rodeándole el cuello con mis brazos.
-Tranquilo, mi vida… lo solucionaremos, no dejaré que te lo cargues solo, ayudaremos a esta gente…- Le besé en la mejilla.
-Te lo prometo…


KAI
Suspiré.
-Gracias… -la besé en la cabeza, ella tampoco lo estaba pasando bien.
-¿Dónde está Kai? –pregunté mirándola


SAYA
-Está allí.- Señalé al fondo, estaba con un grupito de niños.
-Ve a verle, no ha dejado de preguntar por su padre ni un momento desde que te has ido.- Sonreí levemente.



KAI
La besé en la frente y me acerqué a mi hijo, el cual me abrazó al verme. Le cogí en brazos y le acaricié el pelo.
-Todo saldrá bien, hijo. Nosotros estamos bien, ¿verdad?



KAI JR
Abracé a mi papá cuando le vi acercarse.
-Si… estamos bien… pero hay otros niños… como yo que se han quedado solitos…- Miré a mi papá con los ojos llenos de lágrimas.


KAI
-No llores, Kai. Tienes que ser fuerte. –miré a los niños.
-Estos niños ahora necesitan que los consueles y que seas su amigo, si estáis juntos será mejor que estar solos, ¿verdad? –pasé la mano por sus ojos para quitarle las lágrimas.
-Ahora tenéis que ser unos niños fuertes, ¿vale?



KAI JR
-V-vale… seré fuerte…- Asentí y le abracé.
-Te quiero, papi… no me dejes nunca, ¿vale?- Dije abrazándole con fuerza.



KAI
-Claro que no, hijo. –le besé en la cabeza y miré a los niños.
-Vosotros también tenéis que ser fuertes, ¿vale? No debéis llorar, porque debéis agradecer que aún estéis vivos. –dejé a Kai con ellos.
-Seguiremos buscando, ¿de acuerdo?




KAI JR
-Tranquilo, papi, yo me encargo de estos niños, no dejaré que les pase nada malo…- Una niña me agarró de la mano, me sonrojé rascándome la nuca.
-… je, je…



KAI
Sonreí levemente y fui con los heridos. Casi todos tenían unas estrías negras muy extrañas, no podía imaginarme cómo se habían producido.
Estuve hablando con varias personas, pero ninguna pudo decirme nada en claro, todo había sucedido muy deprisa.



SAYA
Me acerqué a Kai para hablar con él.
-Ven…- Le llevé hasta un rincón apartado donde nadie pudiese escucharnos.
-He hablado con un campesino que estaba de caza cuando le pilló la explosión. Dice, que mientras iba caminando por el bosque, escuchó voces procedentes del otro lado de la frontera. Se acercó para ver y descubrió ha un grupo de veinte hombres vestidos de negro y armados. Creyó oír decir que las ordenes eran directas de… Draco…- Le miré.
-¿Y si… y si no acabamos con él como creímos…? Tal vez… el muy cabrón se escaqueo…


KAI
Negué con la cabeza.
-Eso es imposible, Saya. Nosotros mismos presenciamos la explosión, nadie pudo salir vivo de allí. –miré a mi alrededor por si había gente mirando.
-Draco murió aquel día, Saya.


SAYA
-¿Entonces me lo estoy inventando? Kai, vimos la explosión, pero después ni nos dignamos en comprobar si estaban bien muertos, nos largamos de allí sin asegurarnos si quiera…- Desvié la mirada,
-Sé cuanto te duele esto, Kai, es tu reino y tu pueblo… pero… hay algo que me dice que Draco no ha muerto...- Le volví a mirar.
-Puedes creerme si quieres…- Me retiré y volví con mi hijo.


KAI
Desvié la mirada cuando se marchó. Si nosotros salimos vivos de la explosión de la Quimera, ellos también pudieron haber escapado…
Suspiré, si esos cabrones seguían vivos iban a pagarlo caro, muy caro, por destrozar mi país…


SAYA
Hablé con mi hijo dejándole las cosas claras. Si no hacíamos nada, perderíamos a más de la mitad de los refugiados…
Miré a Kai, estaba junto a un grupo de muchachos jóvenes, seguro que irían a buscar más supervivientes…
Me acerqué y le di un toqué en el hombro.
-Kai… no sé que pensamientos tendrás tú, comprendería que te quedases aquí al cuidado de los ciudadanos, es tu gente y es un deber real… todo ese rollo… pero yo voy a ir a investigar… donde ocurrió la explosión…- Segurísimo que se iba a negar, pero no me lo impediría.



KAI
Suspiré.
-Está bien. –miré al grupo de chicos con los que hablaba.
-Vosotros dos. –señalé a unos que parecían serios y no aparentaban estar asustados.
-Acompañar a la reina, no dejéis que la pase nada. –asintieron. Miré a Saya.
-Ten cuidado, no quiero arrepentirme de dejarte ir.



SAYA
-No te arrepentirás.- Por suerte no se había negado. Le besé en la mejilla y salí junto con los otros dos chicos. Sentí que me apuñalaban el corazón cada vez que contemplaba la ciudad… Suspiré y fui en busca de respuestas.



KAI
Suspiré, no me hacía gracia que Saya saliese sin mí por ahí, pero yo tenía trabajo que hacer con la gente. Los niños parecían más calmados, pero la gente que verdaderamente sabía lo que pasaba lloraba desesperada y alguno sufría ataques de ansiedad.
Se me escapaba de las manos…



SAYA
Me introduje en el bosque junto con los dos muchachos, caminaban detrás de mí armados y atentos, mirando hacia todos lados. No hablaron durante todo el camino, cosa que agradecí, pues así me sería más sencillo percibir algún sonido extraño o por si se nos acercaban por algún lado.
Llegamos al lugar de la explosión… me asombré al ver el enorme boquete que había dejado en el suelo, con forma de cúpula invertida, de gran profundidad y anchura acentuada… Me agaché y miré más de cerca la tierra dañada, había que fijarse bien para poder percibir las pequeñas grietas que dejaban las estrías negras. Eran demasiado finas para la vista humana, parecían pequeñas venas de color negro… Suspiré y seguí investigando, registrando cada rincón… no había rastro de Draco… Solo los estigmas de la explosión… árboles podridos, olor a quemado, neblina negra y poco más…
Me giré hacia mis acompañantes.
-Podemos irnos ya… no hay nada que demuestre que Draco es el culpable…- Caminé hacia ellos con intención de alejarnos de allí. Una estría enorme surgió del boquete cuando le di la espalda, me giré rápidamente y me aparté de un salto cuando vi que la estría se cernía sobre mí. Me libré por un pelo… aún que se llevó a uno de mis acompañantes por delante. Le atravesó el pecho arrancándole el corazón de cuajo. Antes de caer al suelo fulminado, disparó el arma matando a su compañero. Me cubrí la cabeza con los brazos evitando que me diese alguna bala loca. Mis “guardaespaldas” estaban muertos, y la estría seguía creciendo arrancando las raíces de los árboles que estaban a su alrededor. Me arrastré para impedir que me alcanzase.
Alcé la cabeza cuando vi que en realidad, las estrías procedían de una enorme criatura negra la cual se erguía delante de mí. Era tan alta como un edificio de siete pisos, llena de tentáculos con espinas y de ojos centelleantes.
-Oh… Dios…- Me levanté cuando la criatura rugió, tuve que taparme los oídos, su rugido parecía más una tiza chirriando sobre una pizarra. Corrí por el bosque con la intención de escapar de aquel monstruo… no podía correr hacia el reino del Hielo… pondría en peligro la vida de Kai y mi hijo, así que, corrí en dirección contraria.



KAI
Todos oímos un ruido chirriante que hizo que nos tapásemos los oídos. La gente se preguntaba qué fue eso, yo sólo pude pensar en Saya.
-Joder… -salí corriendo, aunque el grupo de chicos me siguió, algo había en la ciudad y debíamos encontrarlo, quizá había encontrado a Saya…
Cuando corrimos un buen rato vimos un enorme monstruo situado a las afueras de la ciudad. Me quedé en blanco sin saber qué hacer. Miré al resto, parecían asustados.
Emprendí la caminata hasta el bicho con velocidad, no debía permitir que entrase a la ciudad.



SAYA
Vi que el enorme monstruo se acercaba al reino del Hielo, corrí a toda velocidad agarrando una liana tirada en el suelo, me serviría de cuerda. Me colé por entre las piernas de la criatura y lancé la diana por detrás de sus tobillos para volver a cogerla yo entre mis manos. Corrí en dirección contraria haciendo que el monstruo girara 90 º y cayese al suelo produciendo un gran estruendo.


KAI
Cuando estaba a punto de llegar vi como el monstruo se precipitaba contra el suelo creando un gran estruendo que me hizo retroceder. Si había caído debía de haberlo hecho algo, o alguien…
-¡Saya! –grité mientras reanudaba la marcha a toda velocidad.



SAYA
Respiré hondo cuando la criatura se estrelló contra el suelo. Escuché la voz de Kai llamándome.
-Oh… no…- Caminé en su dirección.
-¡Estoy aquí!- Grité para que me oyese.


KAI
Seguí el sonido de su voz y cuando la vi casi me la llevé por delante, la cogí de los hombros.
-¿Estás bien? –miré al bicho estrellado contra el suelo.
-¿Qué ha pasado? ¿Qué es eso?



SAYA
Miré el monstruo.
-No lo sé… estaba contemplando la zona afectada por la explosión cuando…- Uno de los tentáculos de la criatura se lanzó contra nosotros que logramos esquivarlo a tiempo.
-Paso eso…


KAI
Agarré a Saya tirando de ella para alejarla de la criatura y lancé varias estacas de hielo para clavar el tentáculo en el suelo.
-Joder, no está muerto…


SAYA
-No… solo lo he atontado un poco, es grande, pero… torpe…- Me acerqué al tentáculo que aún seguía moviéndose bajo las estacas de hielo.
-Parece… petróleo…- Justo cuando me iba a levantar, una de las púas del tentáculo me escupió un líquido negro que fue a parar a mis ojos.
-¡Mierda!- Sentía como la viscosidad negra se aferraba a mi piel. Intenté quitármela de encima, me estaba dejando ciega.


KAI
-Mierda, Saya… -me acerqué a ella alejándola del bicho.
-Quítate eso… -aparté sus manos e intenté arrebatarle aquello, era pegajoso.
-Mierda…


SAYA
Dios, se estaba metiendo en las cuencas de mis ojos, me dolía a horrores. Empecé a gritar intentando arrancarme aquello.
-¡¿Qué es esto?!- Tiré de la viscosidad hasta que pude arrancármela del todo. La tiré al suelo llevándome las manos a los ojos. Aún me dolían.


KAI
-Vale, Saya, tranquila, mírame. –la cogí de la cara y la alcé para mirarla.
-Saya, abre los ojos y mírame, mírame. –temía que pudiera haberse quedado ciega, esa porquería la había atacado directamente a los ojos.



SAYA
Bajé la cabeza y me giré.
-Espera…- Abrí los ojos poco a poco, los volví a cerrar cuando noté la claridad, me dañaba la luz.
-No puedo abrirlos… me daña demasiado la luz…- ¿Qué coño me había hecho esa cosa?


KAI
La cogí en brazos y la interné en el bosque, bajo los árboles. Me retiré la chaqueta y la puse sobre ella para privarla de toda luz.
-A ver, Saya, abre los ojos, cariño. –la cogí de la barbilla y la miré.


SAYA
Tragué saliva, me quemaban las retinas.
-Kai...- Abrí los ojos pestañeando varias veces. Le miré y automáticamente los cerré de nuevo tapándome con la mano.
-¡¿Por qué coño brillas tanto?!


KAI
Suspiré.
-No sé qué te pasa, pero eso te ha jodido bien… -la tapé bien la cabeza y la abracé.
-Esperemos un rato a ver si se te pasa… -miré al bicho, no podía moverse, por el momento lo dejé como estaba.


SAYA
El dolor cesó, pero no me atrevía a abrir los ojos. Cuando miré a Kai, una luz muy fuerte me dañó las pupilas…
Estuvimos un rato bajo los árboles, suspiré y me atreví a volver a abrirlos. Miré al suelo, era alucinante… podía ver la circulación de as plantas, tenían un luz tenue y no me molestaba. Miré hacia el tronco del árbol que tenía a mi lado, igual, podía ver la sabía recorrer la corteza con un brillo amarillento, podía ver todo el interior del árbol.
Giré la cabeza para mirar a Kai, entrecerré los ojos cuando percibí la luz que desprendía, y eso que le estaba mirando de reojo.


KAI
Me llevé la mano a la frente.
-¿Pero qué te pasa, Saya? –giré la cabeza cuando oí un movimiento, la bestia se había desprendido de su tentáculo herido y se disponía a levantarse.
-¡Mierda! –alcé mi mano e hice que hielo le inmovilizase las piernas. Cogí a Saya por los hombros.
-No te muevas de aquí. –le puse la capucha y me levanté corriendo hacia el bicho, al paso alcé varias estalagmitas que lo hirieron.



SAYA
Me cubrí la cabeza con la capucha para evitar que me dañase la luz del sol. Me sentí impotente por no poder hacer nada, esa criatura me había cegado y no podía hacer nada…
No aparté la mirada del suelo, era el único punto donde los ojos no se resentían. Alcé la cabeza cuando escuché al monstruo acercarse. Me quedé mirando la criatura, al igual que en los árboles, podía ver su corriente de energía… al ser negra me dañaba menos la vista. Seguí contemplando al monstruo, de arriba abajo hasta que encontré un punto donde se almacenaba toda la energía, ¿su… punto débil?
-¡Kai! Intenta herirle bajo la clavícula, a la altura del pecho.


KAI
Iba corriendo hacia la bestia cuando Saya dijo algo que no entendí.
-¿Qué? –pregunté girando la cabeza, sentí que algo me empujaba, uno de los tentáculos me lanzó a varios metros de allí, haciéndome caer sobre la nieve.
-Ag… -me senté sobre la nieve con la mano en el pecho. Me levanté y creé una lanza de hielo.


SAYA
Kai no me escuchó y si no hacía nada podría resultar gravemente herido. A pesar del dolor que me causaría, me coloqué bien la capucha y salí corriendo en dirección a Kai. Agarré la lanza de hielo que había hecho y la lancé con fuerza haciendo que atravesara el pecho de la criatura. Esta se retorció de dolor hasta que al final cayó al suelo desintegrándose.


KAI
Miré a la criatura y después a Saya. No podía mirarme a mí, pero sí a aquel monstruo.
-Dijiste…. Que apuntase a su pecho. –afirmé entendiéndolo.
-¿Qué le pasa a tu vista?



SAYA
Bajé la mirada de nuevo al suelo. Tanto tiempo mirando la luz, traía sus consecuencias.
-No lo sé, Kai… solo que… es algo raro… puedo ver la energía de las cosas, de las plantas, de los árboles… de esa criatura, pero cuando te miro a ti… me daña…


KAI
Desvié la mirada, no sabía qué decir.
-¿Qué puedo hacer? –no esperé a que respondiese, la tapé la cara con la capucha, la agarré de la mano y tiré de ella ligeramente volviendo al reino. Allí al menos intentarían averiguar qué la pasaba e intentarían curarla, aunque ahora la prioridad eran los demás ciudadanos.



SAYA
Caminé detrás de él, con la cabeza gacha y tapándome con la capucha. Cuando llegamos al reino, no pude resistir el impulso de mirarme en algún lado. Me acerqué a lo que quedaba de fuente y me miré en el agua.
-Dios… doy miedo…- Tenía todo el iris negro no se diferenciaba la pupila, eran los ojos de un… sombra.



KAI
Cerré los ojos, también vi su reflejo en el agua.
-No sé qué coño ha pasado, pero te voy a curar. –la miré, aunque ella no me miró a mí.
-Vamos, debemos volver. –tiré de su mano mirando al suelo. Las cosas iban perfectas y ahora no hacían más que empeorar.


SAYA
Agarré su mano y le seguí.
Entramos en el refugio, pero no me quité la capucha. Levanté levemente la mirada y miré a los ciudadanos… algunos tenían más luz que otros, los enfermos eran visibles a mis ojos ahora, pues veía la misma energía que poseía la criatura. Escuché la voz de mi hijo, me giré, tuve que cerrar los ojos llevándome las manos a la cara cuando sus destellos me hirieron los ojos.



KAI
Posé la mano en el hombro de Kai cuando se acercó hacia nosotros.
-Kai, mamá está cansada, déjala echarse un rato, ¿vale? –conduje a Saya hasta una de las camillas más alejadas de la puerta y apagué los focos de su alrededor.
-Intenta descansar un poco, puede que la vista mejore.


SAYA
Me tumbé y suspiré.
-Si... seguro…- Intenté mirarle, pero me era imposible.
-Lo siento… siempre que quiero hacer algo… te pongo en peligro o te llevas alguna sorpresita desagradable…- Me tumbé de cara a la pared.


KAI
La miré.
-Es algo a lo que me até cuando decidí estar contigo. –me marché de ahí, no me haría mal curarme el brazo que había dejado con la herida abierta toda la mañana, así que me fui a una de las camillas libres donde me atendieron.



SAYA
Me quedé allí tumbada hasta que cayó la noche. Unos cuantos habían ido de caza y otros habían recuperado algunas cosas que sirviesen de alimento y para cocinar.
Mi hijo vino a visitarme un par de veces, no hablamos, él se dedicaba a acariciarme el pelo y a darme besitos en la cara.
Al rato, cuando los niños ya estaban dormidos y el silencio reinaba en esos momentos, decidí levantarme. Dentro del refugio se estaba a oscuras y no me dañaba la luz, así que pude abrir los ojos de par en par. Me senté sobre la camilla colocándome la capucha sobre la cabeza para ocultar un poco mis… ojos…



KAI
Estaba fuera, junto a la entrada del refugio, sentado en la nieve con un cigarrillo. Hacía años que no me había hecho falta echarle la mano a uno, pero me sentía realmente desolado por todo lo que ocurría.
Contemplaba mi ciudad totalmente destruida. Había sido rey de aquel país hacía ya casi veinte años, y no me sirvió de nada a la hora de la verdad. Eché la cabeza hacia atrás expulsando el humor por mis fosas nasales.
Mi hijo probablemente acabaría con un trauma y mi mujer ciega…
Cerré los ojos. Todo había pasado de perfección a completa destrucción.



SAYA
Encontré a Kai sentado en la entrada del refugio. Estaba… ¿fumando? Entrecerré los ojos por la luz que desprendía este hombre… pero tenía que esforzarme un poco si quería recuperarme. Me acerqué y me senté a su lado, agarré su cigarrillo y pegué una calada. En ningún momento giré la cabeza, no por que me doliese verle, sino… porque no quería que me mirase con estos ojos…


KAI
La miré de reojo.
-No sabía que te gustara copiar mis malos hábitos. –dije expulsando el humo de mi boca y mirando de nuevo la ciudad.
-Odio todo esto, es una ruina.


SAYA
Suspiré y miré hacia el cielo negro.
-No sé que decirte, Kai… en estos momentos no se me ocurre nada que decirte para animarte…- Bajé la mirada.



KAI
-Como si fuese el único que necesita ayuda… -apoyé los brazos sobre mis rodillas y miré al suelo, pasaba de torturarme más con los destrozos.
-Todos lo estamos pasando mal, y es normal, ¿no crees? –no la miré, no iba a recibir respuesta.


SAYA
Me encogí de hombros ajustándome bien la capucha. Respiré hondo y le quité de nuevo el cigarro dando otra calada.
-Creo que estaré sin poder mirarte una buena temporada… o hasta que me acostumbre.


KAI
Suspiré dando una calada.
-Lo bueno de eso es que no tendrás que verme el feo careto. –desvié la mirada. Que no me viese no me molestaba, no era culpa suya, pero el que no pudiese mirarme y poder mirarla a los ojos era algo a lo que no me gustaría acostumbrarme.
-¿Crees de veras que ha sido Draco?



SAYA
-A estas alturas ya no sé ni lo que creer…- Cerré los ojos un momento.
-Lo que no entiendo es… ¿por qué no puedo mirarte directamente?- Dije mirándole de reojo.



KAI
-Si yo lo supiese me quitaría un peso de encima, pero no es el caso… -tiré el cigarro a la nieve. Rodeé sus hombros con mi brazo y la besé en la cabeza.
-Sé que suena a tópico, pero… tenemos que salir de esta como sea. –miré al cielo. Al no haber luz artificial en la calle salvo el foco del refugio se veían todas las estrellas.
-Hasta tu estrella está hoy más iluminada. –dije mirando la estrella que, en un pasado, yo le regalé.


SAYA
Alcé la cabeza y miré al cielo, me despojé de la capucha, no la necesitaba a no ser que a Kai le incomodasen mis nuevos ojos…
Suspiré y apoyé la cabeza en su hombro.



KAI
-Kai es incluso más valiente que nosotros… Con sólo siete años ha conseguido hacer que un grupo entero de niños que acaban de quedarse huérfanos no se sientan solos… -cerré los ojos con mi cabeza apoyada en la suya.



SAYA
-¿Qué te esperabas? Es hijo de un rey y de una ninfa con mala leche.- Me reí, intentaba relajar el ambiente un poco.
-La verdad es que estoy muy orgullosa de mi familia… aun que hayan dificultades, pero se afrontan entre los tres…


KAI
-Sí, supongo que sí… -suspiré.
-Saya… si resulta que esos cabrones siguen vivos… ¿qué vamos a hacer? –la miré, quizá no era la pregunta más adecuada, pero debía saberlo.



SAYA
Cerré los ojos y suspiré.
-Lo primero que haré yo es cabrearme de verdad y después…- Abrí los ojos mirando el cielo.
-… lo más lógico es evitar que vuelvan a las andadas, ¿no crees?


KAI
La abracé contra mi pecho y la besé en la cabeza.
-No permitiré que vuelvan a haceros daño, eso jamás. Esos hijos de puta han hecho demasiado daño a todo el mundo, y no voy a dejar que os lo hagan a vosotros. Kai y tú sois mi vida. –la abracé con más fuerza, ella podría oír mi corazón.



SAYA
Le rodeé la cintura con mis brazos apoyando la cabeza en su pecho escuchando los latidos de su corazón… un corazón lleno de rencor y de ira el cual se volvía más frío a medida que recibía más daño…
-Yo te protegeré… cuidaré de ti.


KAI
La acaricié el pelo. Siempre lo estábamos pasando mal salvo este último año, y ahora…
-Cielo, prométeme que antes que a mí protegerás a Kai y te protegerás a ti… Sé que nuestra gente me necesita, pero si alguno de los dos faltase, yo… -la abracé con más fuerza intentando desechar esa posibilidad.


SAYA
Le correspondí al abrazo.
-No puedes pedirme que me proteja yo antes de protegerte a ti, no puedes, sabes que no lo haré… aunque me lo pidas tú…- Sentí el impulso de girar la cabeza y de mirarle para e influirle confianza… pero no podía…



KAI
La agarré del pelo de la nuca.
-Saya, por favor… -suspiré y la solté, pero no dejé de abrazarla.
-Te quiero. –la besé en los labios. Tan solo esa mañana estábamos juntos en mi cama…



SAYA
Cerré los ojos cuando me besó. Mantuve los ojos cerrados aún cuando se separó.
Bajé la cabeza negando.
-Yo también te quiero, por eso no puedo obedecer lo que me pides… lo siento…- Me levanté cubriéndome de nuevo con la capucha.


KAI
-Saya… -le agarré de la mano y la senté sobre mí acariciando sus brazos.
-Quédate aquí conmigo, ya han sido bastantes emociones por hoy. –la besé en la cabeza. No tenía la vista hacia mí, de modo que no le molestaría a la vista.



SAYA
Suspiré y le agarré de las manos.
-Está bien… me quedaré contigo…- Apoyé la nuca en su hombro acariciando la suya con una de mis manos.


KAI
-Sé que lo tenemos muy difícil, pero… Volveremos a nuestra antigua vida… -la acaricié el pelo con los dedos, la besé la piel de su cuello con suavidad, disfrutando de nuestro momento juntos.



SAYA
-… si… eso espero…- Suspiré sin dejar de acariciar su nuca.
Pasamos la noche los dos juntos, fuera, contemplando las estrellas.
Las semanas pasaron, durante ese tiempo no pasó nada fuera de lugar, ayudamos a los ciudadanos a recuperar sus cosas de valor e intentamos reconstruir algunas viviendas que aún se podían aprovechar para trasladar allí a las personas que ya podían valerse por sí mismas. Las que aún estaban enfermas se quedaron en el refugio junto con los niños que se habían quedado desgraciados y sin familias.
Yo permanecía el mayor tiempo posible dentro del refugio para evitar que la luz del sol me dañase, por la noche solía salir a tomar un poco el aire.
Para poder manejarme bien por el día, me vendaba los ojos con un trozo de tela negra, eso me entorpecía la vista, pero al menos me protegía del sol.


KAI
Parecía que había pasado otro año desde la catástrofe, era horrible, pero al menos íbamos avanzando.
Habíamos quedado incomunicados con el exterior, por lo que había mandado varios muchachos a buscar ayuda a los países vecinos, posiblemente el primero en ayudarnos sería Axel, y de verdad lo necesitábamos.
Me dedicaba a habilitar las casas que tenían remedio, y llegaba al refugio por la madrugada hecho polvo.
Ese mismo día llegué a las cuatro, todos los que todavía estaban allí estaban acostados, y yo necesitaba una cama. Miré por la sala, Kai estaba sobre mi cama, ni rastro de Saya. Últimamente no estábamos muy juntos, ya que yo me dedicaba a trabajar todo el día y ella no podía salir. Me acerqué a la cama y me acosté junto a Kai, por suerte me despertaría por la mañana cuando él se levantase.
Cuando me tumbé a su lado se movió.
-Eh… -susurré- Duerme, peque. –le abracé y cerré los ojos, estaba rendido.



SAYA
Estaba caminando, por la zona donde cayó la “bomba”, me quité la venda, pues no la necesitaba de momento y me até el trozo de tela en la muñeca. La tierra dañada se recuperaba al paso del tiempo… Me senté sobre una roca sin apartar la mirada del boquete en la tierra… No encontraba rastro ni de Draco ni de James… nada… tal vez Kai tuviese razón y esos cabrones estaban muertos, pero… ¿si ellos no eran… quién podría ser?
Me quedé toda la noche allí, hasta que vi el sol salir por el horizonte, me levanté y me coloqué la venda sobre los ojos de nuevo, volví al refugio donde aún seguían dormidos los que allí residían, entre los cuales estaban mi hijo y Kai. Sonreí cuando les percibí bajo la tela negra de mi venda. Me acerqué y les miré.


KAI
Abrí los ojos. Debían ser las siete de la mañana cuando Saya volvió. Estiré la mano para agarrar la suya, Kai se encogió en mis brazos.
-¿Has dormido algo? –susurré para no despertar a nadie,



SAYA
Agarré la mano de Kai.
-Sssh… duerme un poco más, es muy temprano.- Le besé en la mejilla haciendo que se tumbara de nuevo.
Me senté en una silla al lado de la cama donde estaba Kai.
-Dormiré después… no tengo sueño…- Sonreí y apoyé la cabeza en la pared.



KAI
-Si llega alguien de fuera, como las tropas del Fuego, lo que sea… -bostecé, hacía siglos que no lo hacía- Avísame. –volví a tumbarme, necesitaba al menos un par de horas más.


SAYA
-Tranquilo… lo haré…- Sonreí y le acaricié la nuca.
Me quedé allí, a su lado, cerré los ojos y dejé que el sueño se apoderase de mí hasta que me dormí. Tuve sueños rarísimos, en ellos aparecían Aleera y dos mujeres más que no conocía, igual que ella, chupa-sangres… Draco y James y otro hombre más… sentía que me invadía el pánico y el horror cuando miraba sus ojos negros, esos ojos… tan parecidos a los míos…
Me desperté de golpe. Miré a Kai que seguía en la cama junto al niño… El sol iluminaba bastante, supuse que serian más de las diez de a mañana.



KAI
Me rasqué la oreja cuando oí algo, me giré y vi a Saya sentada. Eran casi las once, era muy tarde.
-Joder… -me rasqué la cabeza y me levanté moviendo lo menos posible a Kai.
-Podrías haberme avisado, es muy tarde… -dije colocándome el pantalón.


SAYA
Tenía la mirada perdida, aunque no se me notaba con la venda.
-¿Eh?...- Dije girando la cabeza hacia Kai.
-Ohm… lo… lo siento, no tenía ni idea de que hora… era…- Me rasqué la nuca levantándome.
-Ahora vengo... voy a refrescarme la cara... – Salí fuera, la luz me sentó como si me hubiesen dado un fogonazo en la cara, pero pude con ello.



KAI
La miré cuando salió. No había dormido bien y encima ahora salía a la calle, donde más le molestaba la luz. Salí detrás de ella y posé mi mano en su hombro.
-Saya, acuéstate con el niño en la cama, haz el favor, necesitas dormir tú también.


SAYA
Me sobresalté pegando un grito cuando sentí una mano sobre mi hombro.
Me tapé la boca avergonzada cuando vi a Kai.
-Lo siento…- Respiré agitada con el corazón a mil. No podía quitarme de la cabeza a aquel hombre y me había asustado como una tonta.
-Si… será mejor que me acueste un rato…


KAI
Me separé de ella cuando gritó, ni siquiera cuando no me conocía se había asustado conmigo y ahora estaba aterrorizada.
-Saya, ¿estás bien? –seguramente la falta de sueño y la falta de visión la estaban trastornando de alguna manera…



SAYA
-Si, si, tranquilo, solo me he sobresaltado un poco, nada más… de verdad…- Sonreí falsamente y caminé de nuevo al refugio, tal vez dormir un rato me tranquilizaba.



KAI
Me quedé algo extrañado, la verdad es que nada de lo que pasaba últimamente era muy normal, pero sin duda la que más afectada estaba por todo era Saya, y más por lo de la vista… ¿Qué coño sería eso? Y es más, ¿cómo podría solucionarlo?
Salí de nuevo hacia el pueblo, debían estar esperándome desde hacía bastante rato, me había retrasado mucho.



SAYA
Volví al refugio y me acosté junto con mi hijo que seguía dormidito. Me tumbé y le agarré entre mis brazos. No me costó mucho conciliar el sueño… esperaba que al menos esta vez no tuviese pesadillas.



KAI
Iba camino de la última casa donde estaba trabajando, teníamos mucho trabajo y poca gente para realizarlo. Me acerqué a lo poco que quedaba de la fuente y me eché agua por la nuca. La explosión había provocado que la nieve se fundiese y el fresco matutino ya no era el mismo.
Caminé hasta mi destino y me puse a trabajar.




NEO
Desde hace un par de semanas habían ocurrido varios fenómenos extraños, explosiones, ataques misteriosos… Las ciudades y los reinos estaban completamente destruidos sin descontar mi país. Había quedado borrado del mapa, afortunadamente pude salir ileso junto con Kara que vino a vivir conmigo después de habernos cargado a Draco y a James aunque estos ataques me ponían los pelos de punta…
Logré construir una nueva nave ya que la Quimera quedó en tal mal estado, así que, decidí construir otra nueva, más resistente y con un par de sorpresitas nuevas…
Sobrevolaba la frontera del reino del Hielo, estaba destruido en su totalidad… el castillo de Kai hecho ruinas al igual que el pueblo entero.
-Que desastre… joder…- Susurré haciendo la maniobra de aterrizaje.
Saqué la cabeza por una de las ventanillas para avisar a las personas que estaban en tierra. Vi que Kai estaba entre ellos.
-¡Jefe! ¡Ya llegan los refuerzos!


KAI
Alcé la mirada al cielo cuando oí un “Jefe”. Hice de visera con la mano y pude ver que una nave negra sobrevolaba los cielos de mi reino, vi a Neo asomarse por la ventana. Después de verle con ese ímpetu parecía que no había pasado un año desde la última vez que le vi.
Por un momento vi una pequeña esperanza y el muy capullo me arrancó una sonrisa de la cara.


KARA
Me asomé al lado de Neo, esto estaba peor que el País de los Humanos.
-Santa Hera… -vi a Kai, me entró la risa al verle de albañil.
-¡Polito de fresa! ¡Ya estamos para ayudarte, no nos llores más! –me reí y volví a entrar en la nave dándole una palmada en el hombro a Neo.
-Vamos, nene, hay que parar el cacharro. –dije a mala leche para picarle.



NEO
Me reí cuando escuché a Kara llamarle al Jefe polito de fresa, pero que mala leche.
Descendí con la nave hasta que la aterricé del todo, apagué los motores y me levanté de mi silla. Miré a Kara alzando una de mis cejas.
-Perdone señorita Kara, pero esto no es un cacharro es una nave y muy buena.- La guiñé un ojo y abrí la compuerta.
-¡Ya estamos aquí!- Dije abriendo los brazos.
-Vamos Jefe, un abracito.


KAI
Le di un puñetazo en el hombro.
-No doy abrazos, ya lo sabes, y menos a ti. –esbocé media sonrisa que se borró cuando vi a Kara bajar y saludarme feliz.
-Irradia felicidad… ¿habéis echado un polvo antes de bajar o qué? –la gente se quedó detrás de mí mirando a los recién llegados.



NEO
Sonreí y le miré cruzándome de brazos.
-Me extraña que no sepas como es Kara, nació riéndose…- La miré de reojo.
-Veo que la cuidad está algo dañada… no sois los únicos afectados, el país de los Humanos, el del Viento, el del Rayo y el del Fuego también están que dan pena. La gente que se ha quedado sin hogar se dirige al norte, hacia los países que aún resisten.- Suspiré.
-También hemos visto a bastante gente subiendo a sus naves, creen que los sucesos están relacionados con Draco…


KAI
-Sí, eso también hemos llegado a pensar nosotros, la verdad, aunque no me hace ninguna gracia todo esto. Cuando se supone que al fin hemos acabado con ellos… -apreté el puño mirando al suelo.


KARA
Le di una colleja a Kai.
-¡No seas muermo, tío! Mira a tu gente, está deprimida porque eres un sieso. –me acerqué a ellos.
-Hay comida en la nave, si venís conmigo os daré la necesaria. –a la gente se le dibujó una sonrisa en la cara, a la cual respondí.
-¿Lo ves? No es tan difícil. –la gente me siguió hasta la nave, les llevé hasta la despensa.


NEO
La gente siguió a Kara hasta el interior de la nave donde les proporcionaría alimentos. Miré a Kai, se le notaba cansado, no parecía el mismo… era… más humano. Suspiré y posé una mano en su hombro.
-No te preocupes, Jefe, estamos aquí para ayudar en lo que sea necesario.- Sonreí y asentí.
Me parecido extraño no ver a Saya.
-Vaya… que raro que Saya no ande por aquí… ¿la ha pasado algo?


KAI
Desvié la mirada.
-Algo la atacó y no está del todo bien… -le miré.
-Ahora está descansando en el refugio, no sé qué hacer por ella… -moví mi pelo sudoroso. Miré a Kara mientras entraba con los aldeanos, después volví a mirar a Neo sonriendo levemente.
-¿Os casasteis?



NEO
Sonreí y asentí.
-Si, acabamos casándonos. No os invitamos porque fue algo privado, solo estuvo el hermano de Kara como testigo…- Respiré hondo y miré a Kai.
-¿Y tu con Saya? Creo que os ibais a casar.


KAI
-Bueno, dejamos ese tema un poco apartado. Estamos bien, y bueno… ya nos casaremos. De todas formas, si lo hubiésemos hecho te habrías enterado, soy rey, ¿recuerdas?


NEO
-Oh, si, perdóneme usted, majestad.- Sonreí en plan broma.
-Dime, Jefe, ¿quieres que te ayude en algo? ¿Necesitáis algo en concreto? ¿Un milagro? ¿Un hada madrina?- Me reí.
-No, en serio, estoy aquí para ayudar en lo que me pidáis.


KAI
Miré a mi alrededor.
-Pues necesitamos mucha más ayuda de la que tú nos puedas llegar a proporcionar, por desgracia, pero supongo que si nos traes alimentos ya será algo. –sonreí y le di una palmada en el hombro.
-Muchas gracias.


NEO
-De eso se encarga Kara.- Señalé la nave.
-Está chula, ¿eh? Me ha llevado todo este tiempo construirla, pero al final me ha quedado una obra de arte.- Sonreí y le miré.
-Parece más pequeña que la Quimera, pero te aseguro que es más espaciosa.- Suspiré.
-Bueno, si quieres vamos al pueblo, puedo ocuparme de llevar a algunas personas al refugio del país vecino, allí tienen más posibilidades de sobrevivir.


KAI
Asentí.
-Tienes razón, creo que tú eres mejor líder que yo… -sonreí levemente.
-Por cierto… tu nave es una joya, me encanta. Ya me la enseñarás por dentro.



KARA
Salí seguida de la gente con comida para llevar al refugio, parecía que vivían a base de comida que tenían allí y no era abundante para todos, y había muchos niños.
Me coloqué al lado de Neo y le entregué un saco con frutas.
-Toma, grandullón. –le di otro saco a Kai.
-Vamos para allá.


NEO
Fuimos al refugio y empecé a organizar a las personas para trasladarlas en mi nave al país del viento, allí había buenos hospitales y contaban con las sacerdotisas y sus poderes curativos.
Los primeros en embarcar fueron los niños huérfanos y los ancianos además de las víctimas enfermas.
-Bien, Kara se quedará aquí con vosotros, yo mientras dejaré a los pueblerinos y volveré para encargarme de otro grupo.- Miré a Kai.


KAI
Asentí.
-Gracias por todo, Neo, me estás salvando el pellejo, si no hubieses aparecido no habría sabido qué hacer…



KARA
-Tranquilo, polito, Neo es todo un líder, será hasta mejor padre que tú. –sonreí y miré a Neo.
-Guíalos, gordo, confían en ti. –le besé y le di una palmada en el culo antes de que se fuese.
-Mi hombre… -me crucé de brazos sonriendo y divisé al pequeño Kai Jr. salir del refugio.
-¡Ay, rubito! –corrí y le cogí en brazos.
-Mi niño guapo, como te he echado de menos.


KAI JR
Salí a la calle frotándome los ojos, acababa de despertarme y aún estaba tonto. Miré al frente cuando escuché a alguien que se acercaba.
-… ¿Kara?- Dije extrañado.
-¿Qué haces aquí?- Me acerqué hasta ella y estiré los brazos para que me cogiese.


KARA
Le besé en la mejilla.
-Qué guapo estás, mira que rico recién levantado. –le abracé.
-Ay mi rubio. –le llené la cara de besos, ese crío me volvía loca.
-Qué grande estás, como pesas, tío.



KAI JR
Sonreí colorado y la abracé yo también.
-Tú también estás muy guapa, Kara…- La di un beso en los labios poniéndome aún más rojo.
-¿Has venido a verme? ¿Neo ya no es tú novio? Así puedo serlo yo.


KARA
Me mordí el labio sonriendo.
-Tú puedes ser lo que quieras, cielo. –le besé en la nariz.
-Aunque… -miré hacia atrás.
-Verás… Neo se empeñó en que nos casásemos y eso… Pero… eso no importa, ¿verdad? –susurré.


KAI JR
Me rasqué la ceja y la miré extrañado.
-¿Casados? ¿Cómo mi mami y mi papi?...- Me encogí de hombros y la abracé de nuevo.
-No pasa nada, yo también me voy a casar contigo.- Sonreí y la di un beso en la mejilla.



KARA
Sonreí, este niño era tan rico, parecía mentira que fuese hijo de quien era.
-Claro que sí, yo me caso contigo, y me vengo aquí a vivir contigo, todo lo que tú quieras. –le abracé con fuerza, me lo llevaría a cuestas a todas partes.


KAI JR
Sonreí y apoyé la cabeza en su hombro.
Giré la cabeza al ver a mi mami salir.
-¡Mami! Mira quien está aquí.- Señalé a Kara.



SAYA
Me desperté y salí fuera al escuchar alboroto. El crió estaba en brazos de… ¿Kara?
-… Kara… ¿qué haces aquí?- Pregunté acercándome. Al menos con la venda la luz que expulsaban no me dañaba.



KARA
Miré a Saya algo extrañada, llevaba una venda en los ojos, aunque bueno, sonreí.
-Hola. –dije contenta mientras la abrazaba con mi brazo libre.
-Venimos a ayudaros, ya que estáis aquí algo petaditos, papá no sabe hacer nada solo. –dije mirando a Kai Jr. y haciéndole cosquillas con mi nariz en la suya.
-Os hemos traído alimentos y estamos llevando a la gente a un lugar seguro.


SAYA
Sonreí levemente.
-Ohm… os lo agradezco…- Dije sin muchos ánimos alborotando el pelo de mi hijo.
-Kai, sé bueno, voy con papá…- Me alejé hacia donde estaba Kai.


KAI
Quedaba ya poca gente en la ciudad, y era algo bueno, porque significaba que estaban en un lugar mejor que este destrozado país, que más tarde intentaríamos resurgir.
Kara estaba jugando con mi hijo cuando salió Saya y se acercó.
-Espero que estés mejor. –la acaricié el cuello, aunque estaba lleno de manchas y posiblemente la pondría perdida.


SAYA
Me acerqué a Kai, estaba guarreado. Me reí levemente cuando le vi la ropa y las manos.
-Si, estoy mejor, no te preocupes…- Me coloqué bien la cinta de los ojos apretando el nudo de la nuca.
-Me alegro de que hayan llegado Kara y Neo.


KAI
-Sí, la verdad es que es una gran ayuda tenerlos aquí. –me crucé de brazos.
-Una vez esté todo estabilizado podremos volver a casa, supongo… -me mordí el labio y miré como Kara jugaba con Kai.
-Ella no parece afectada en absoluto de todo lo que ha pasado…


SAYA
Giré la cabeza y miré a Kara.
-Bueno, es mejor no agobiarse con los problemas… algunos son más complicados pero creo que lo que ella hace está bien…- Me crucé de brazos y giré la cabeza hacia él sonriendo.



KAI
Suspiré y miré hacia la ciudad destrozada.
-Supongo que debemos dar las gracias a que seguimos vivos los tres, ¿no? –la miré, aunque me era difícil hacerlo ya que no podía ver sus ojos, y no podía transmitirle nada por mi mirada.



SAYA
Suspiré y asentí.
Bajé la cabeza frunciendo el ceño levemente.
-Y… ¿Qué vamos a hacer una vez haya trasladado Neo a los ciudadanos?


KAI
Miré al frente, la verdad es que no había pensado en eso.
-Pues no lo sé… Supongo que siempre podremos ir con Neo a buscar solución a esto o respuestas a nuestras preguntas. –la incógnita estaba en si Draco y James seguían vivos, y no me hacía ninguna gracia no saberlo, pero a la vez el no estar seguro de ello me aliviaba.


SAYA
Asentí ligeramente. Me crucé de brazos y suspiré.
Noté un escalofrío que me recorrió la espalda cuando me vino a la mente mi sueño reciente… los ojos de aquel hombre, negros y despiadados…
Levanté la cabeza con un ligero suspiro de asombro cuando resonó en mi cabeza una voz misteriosa llamándome.
Giré la cabeza hacia las ruinas de la cuidad… el bosque… el refugio…


KAI
Miré a Saya, parecía nerviosa y alerta.
-Saya, ¿qué pasa? –miré a donde ella dirigía la mirada, aunque no vi nada fuera de lo común.


SAYA
Seguí mirando… la voz resonó de nuevo… el bosque, quería que fuese al bosque. Me giré y corrí hacia el interior del bosque siguiendo la voz. Aceleré la carrera, algo me decía que tenía que correr más deprisa…


KAI
-Saya… -miré a Kara, seguía con el crío, no había problema, de modo que seguí a Saya.
-¡Saya! –corrí a una velocidad rápida ya que ella iba muy deprisa.
-Saya, ¿qué ocurre? –pregunté siguiéndola.



SAYA
Seguí corriendo a pesar de que Kai me perseguía… el impulso era cada vez más fuerte, así que, apreté de nuevo el paso.
La voz me llevó hasta la zona dañada por la explosión… ¿otra vez? ¿Por qué?
Paré en seco sintiendo como se me cortaba el aliento al descubrir lo que había allí, o mejor dicho, quién había ahí.
Sus ojos traspasaron la venda negra clavando su mirada en los míos. No supe que decir… me congelé al instante…


DARK
Saya obedeció a mis llamadas, buena chica… Esbocé media sonrisa cuando me miró. Aún con la venda podía ver la catástrofe que le había causado el monstruo que invoqué en sus “precioso” ojos… aunque, ahora los tenía mejor…
La miré esbozando media sonrisa siniestra.
-Saya…- Dije con voz potente.



KAI
Al fin Saya paró, justamente en el lugar de la explosión, paré unos metros detrás de ella disminuyendo el paso cuando vi un sombra en a una distancia corta de nosotros. No le había visto en la vida, pero no me gustaba ni un pelo. Me acerqué hasta Saya, no se apartaban la vista el uno del otro si podría llamarse así.



SAYA
Recobré el aliento cuando sentí que mis pulmones ardían por falta de oxígeno. Estaba tensa, sin dejar de mirar a aquel tipo… ese hombre había aparecido en mis sueños y algo me decía que era el partícipe de lo que me había pasado en los ojos…


DARK
Me reí levantándome.
-Has acudido a mi llamada, veo que no eres tan tonta… lo que creía…- Sonreí maliciosamente.
Me acerqué a ella, vi que el chico que la acompañaba dio un paso hacia delante. Levanté en dedo índice y lo moví hacia los dados negando.
-No, no, no, sé buen chico y no te metas en esto…- Dije sin borrar la sonrisa de mi cara. Me puse en frente de Saya y con un movimiento rápido de mis manos, la arrebaté la venda de sus ojos.


KAI
Aquel tipo no me gustaba ni un pelo, mucho menos que Draco y James si cabe decirlo. Se acercó y yo adelanté un paso, pero con una sola mirada me mantuvo en el sitio. No sabía exactamente qué pensar, pero… me intimidaba, por ello me quedé quieto mientras se acercaba, jamás me había pasado esto…


DARK
Sonreí triunfal cuando el hombrecito de hielo se quedó en su sitio. Volví a clavar los ojos en los de Saya.
-Magníficos, una verdadera obra de arte… Bonitos ojos…- Me reí de forma perversa, la agarré de la mandíbula con fuerza para que no apartase la mirada de mis ojos, ella frunció el ceño soltando un leve gemido de dolor.
-Eso es, ahora no apartes la mirada, o te dolerá y no me gustaría destrozar un rostro tan bonito…- Me reí de nuevo.
-Vamos, muéstrame lo que quiero ver…- Me acerqué a su rostro sin dejar de mirarla. Poco a poco se fueron dibujando imágenes en sus pupilas, sonreí.
-Buena chica, muy buena chica, así me gusta.- Se quejó, pues lo que me estaba mostrando no era para nada agradable. Cerró los ojos, así que, tuve que hacerla un poco de daño. Apreté mi mano presionando su mandíbula. Abrió los ojos de nuevo.
-No lo estropees, preciosa.



KAI
Era la primera vez que me sentía intimidado por alguien y verdaderamente me incomodaba. No sentía fuerzas para moverme y proteger a Saya, pero a medida que él la hacía más daño más aumentaba mi ira y eso fue lo que me sacó de aquel miedo que sentía.
Cargué mi brazo izquierdo con hielo rodeando la mano y lo descargué contra su cara, aunque me costó lo mío decidir aquello, aparté a Saya respirando con fuerza, aún me sentía confuso.
-No la toques.



DARK
Me froté la cara y miré al reycito.
-Te lo he advertido…- Le lancé una bola de energía al estómago apartándole.
-Que no te metieses en esto…- Me acerqué a Saya de nuevo y la volví a agarrar, no se opuso, pues estaba alelada. Sonreí, la agarré de la cintura, no se mantenía ni por su propio pie.
-Vaya, esto lo pone un poco más difícil… - La volví a agarrar de la mandíbula y seguí con mi trabajo.
-Vamos, dale el secreto a papi, no seas mala…- Las imágenes siguieron pasando… escenas de su pasado con los 5 elegidos… sus presente y su… futuro.
Me reí de nuevo.
-Creo que tu futuro no te va ha gustar, encanto.



SAYA
Estaba sin fuerzas… me sentía caer… solo veía sus ojos, escuchaba su voz… nada más…
Todo pasó tan deprisa que ni me di cuenta… mi pasado… el futuro…
Abrí los ojos ampliamente intentando zafarme de su agarre cuando contemple aquellas escenas… sangre, muerte, destrucción… mis manos… manchadas de sangre, la sangre de mis seres queridos…
Empecé a gritar e intenté cerrar los ojos.
-¡¡Suéltame!! ¡¡Para, por favor!!


KAI
Me apartó con una bola de energía haciéndome caer al suelo un par de metros alejado de ellos, tosí por el dolor, pero no pude moverme. Sabía que haría daño a Saya y no podía permitirlo. Con la mano en el estómago me levanté levemente, apoyando un brazo sobre el suelo para verles, Saya comenzó a gritar.
-¡Hijo puta, suéltala! –creé una gran estaca de hielo y la lancé contra él, hiriéndole en el brazo, no sabía si eso serviría para frenarle, por lo que fui preparando otra.


DARK
Una estaca de hielo me rozó el brazo, no solté a la chica, me miré el brazo.
-¡Eh, reycito!- Me giré para que me viese.
-Mira…- La herida se cerró sola.
-No tienes nada que hacer contra mí.- Me reí y volví a mirar a Saya.
-¿Ves eso, Saya? Es el futuro que te espera si no os entregáis a Draco… si, está vivo y viene a por vosotros, no tendrá piedad a no ser que vengáis conmigo… Tus seres queridos morirán por tu culpa.- Susurré estas palabras cerca de su oído con crueldad, para torturarla un poco.
La miré sonriendo de nuevo.


SAYA
Negué sintiendo como me caían las lágrimas.
-No… no dejaré que eso ocurra…- Respiré fuerte apretando los dientes.
-No lo permitiré…-Seguí escuchando sus risitas malévolas, burlándose de mí y haciéndole daño a Kai. Cerré los ojos.
-¡No!- Dejé que toda mi furia saliese despedida, aparté a aquel tipo sin tocarle, utilizando toda mi energía. Caí al suelo de rodillas jadeando. Cerré los ojos y me desplomé en el suelo, desmayada.



KAI
No supe qué pudo pasar, pero Saya acabó desmayada y el tipo ya no la tocaba. Me levanté y fui hacia ella lo más deprisa que pude manteniéndola entre mis brazos vigilando a aquel tipo para que no volviese a acercarse.
-Lárgate, te mataré.



DARK
Me reí y desaparecí entre las sombras… de todas maneras, ya tenía lo que quería.
Esto de hacer favores me cansaba de veras, de ahora en adelante me divertiría a mi costa…



KAI
Suspiré cuando desapareció y miré a Saya.
-Saya… -lo único que pude hacer fue volver a ponerle la venda para cuando despertase. Había usado un poder fuera de lo normal en ella. Miré la herida de mi estómago, odiaba el poder de los sombra… Apliqué hielo a la herida para aliviarla mientras acariciaba la frente de Saya para intentar reanimarla.
Una vez la herida estuvo casi cerrada, cogí a Saya en brazos y la llevé al refugio. Kara me preguntó y la respondí que más tarde se lo contaría, hice que se llevase al crío.
Tumbé a Saya sobre una camilla y me quedé junto a ella.

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