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miércoles, 2 de diciembre de 2009

Capitulo- LXI - VIEJO LOCO...

NEO
El Jefe me ordenó que pusiese rumbo al templo sagrado, donde residían los sabios, según parece, Kara y Erika tenían un plan para poder acabar con Draco, Dark y ese capullo de James…
Ya era hora de ponerse en acción y movernos de una vez.
Miré el GPS, no faltaba mucho, un par de kilómetros, así que, decidí aterrizar la nave en un sitio oculto para que los seguidores de Draco no nos pillasen.
Aterricé en el bosque, detrás de una cascada, allí era imposible que la viesen.



KAI
Nos reunimos en la salida.
-Antes de nada, ese hombre no rige bien de la cabeza, para ser tan mayor tiene mucha energía y no para de decir tonterías, cuidado las chicas, siente debilidad por el género femenino, o al menos la última vez que lo vimos… -les miré a todos en general.
-En fin, ya sé, puede sonar exagerado, es para que no os asustéis. Bien, pues dicho todo esto… en marcha.




ERIKA
Salí junto con Jim y Kara, que no se separaba de mí… no me extrañaba, Neo parecía ausente, no nos miraba, no decía nada… que hombre más raro…
Miré a Kara y la agarré de la mano.
James se quedaría en la nave hasta más tarde, así no habría sospecha ante Neo…
Caminamos a través del bosque, se veía el techo del templo desde lejos, era muy grande y de color blanco…
Paramos ante la puerta principal, parecía que no había nadie.
Giré la cabeza cuando escuché un relinche.
-¡Anda, mira, Kara! Caballos.- Sonreí y me acerqué a las cuadrigas donde estaban atados.



KARA
Me acerqué a los caballos junto con Erika. Los había visto, pero nunca me había acercado a ninguno, yo era más de ciudad. Me quedé a un par de metros mirándolos, eran realmente preciosos.
-¿Te gustan los caballos?



ERIKA
Sonreí y la miré mientras acariciaba el hocico de uno.
-Bueno, no es mi animal favorito, pero si, es un animal que no me desagrada.- Sonreí de nuevo mirando al caballo que acariciaba, Era de pelaje marrón, muy suave y aterciopelado.
Miré a Saya, parecía que no se quería acercar.
-¡Eh, Saya! Acércate, mira que suaves son.


SAYA
Miré a Erika cuando me dijo que me acercase.
-No… esto, ya los veo desde aquí. ¡Oh, si! Son preciosos, muy… grandes…- Desvié la mirada al suelo frotándome la nuca.
Miré a Kai de reojo y esbocé una sonrisa falsa.


ERIKA
-¿Qué? ¿No te acercas? Pero si son unos animales muy amistosos.- Sonreí de nuevo sin dejar de acariciar al caballo.
-No tendrás miedo, ¿verdad?


SAYA
La miré de nuevo.
-¿Yo?... Erika, por Dios, no digas tonterías… ¿miedo yo? ¿De un caballo?- Me reí falsamente y de forma exagerada.
-Vamos, tenemos trabajo, ¿no?


KAI
Me reí cuando Saya intentó convencer a Erika de que no le daban miedo los caballos.
-No, Erika, ¿cómo dices esas cosas? –me acerqué a un caballo y lo acaricié.
-Saya adora a los caballos, tenía tres en casa para ella solita y los montaba a los tres todos los días, ¿a qué sí? –el caballo me estornudó encima, le miré.
-Tú… Tú fuiste el que… -le miré.
-Tú eres amigo mío… -me limpié la cara.
-Ey, yo te monté a ti. –le acaricié el hocico.
-Mira, Saya, es amigo nuestro. –me estornudó de nuevo, en la nuca.
-¡Pero bueno, qué asco de bicho! ¿Estás constipado o qué? –saqué un pañuelo del bolsillo y me limpié a fondo.



SAYA
Kai se acercó a uno de los caballos endemoniados. Parece que le conocía y encima como premio le estornudó en la cara y en la nuca.
Empecé a reírme junto con Erika y Kara.
-Si, parece que te conoce muy bien. Creo que le gustas, asegúrate de que sea yegua.- Me reí de nuevo.


KAI
Miré al caballo, me había puesto en ridículo, y como premio me dio un empujoncito en la espalda.
-Ah, ahora te disculpas, ya no quiero saber nada. –me dio otro, le miré. Suspiré.
-No puedo enfadarme contigo… -le acaricié las crines, señalé a Saya.
-¿La recuerdas? –el caballo relinchó.
-Eh, Saya, se acuerda de ti, ¿por qué no vienes a saludarle?


SAYA
Me quité la bota y se la tiré a la cabeza cuando se dio la vuelta.
-Gilipollas.- Le miré con el ceño fruncido.
-No voy ha acercarme, no quiero romper vuestro momento de intimidad, parecéis muy tiernos.- Negué y me dirigí a la puerta cojeando por la falta de bota.


KAI
Me froté la nuca. Me agaché y cogí la bota, se la tiré a la nuca.
-Guarra. –di un par de palmadas al caballo y fui hacia la puerta, que se abrió desde dentro.


ANCIANO SABIO
Abrí las puertas, sabía que habían llegado visitantes y había que darles su merecida bienvenida.
Al abrir, la puerta casi choca contra la ninfa.
-¡¡Hola!! –corrí hacia ella y la abracé, había menguado, por lo que mi cabeza quedaba perfectamente a la altura de sus perfectos pechitos.
-Mmm, cuanto te he echado de menos, querida ninfa… -restregué mi cabeza entre sus pechos, como se notaba que había sido madre.
-Estás muy delgada…



SAYA
Grité cuando el viejo loco salió a recibirnos. Me abrazó y como no, aprovechó su estatura para poder sobarme las tetas.
Cerré los puños con fuerza.
-Dios… ¡Qué asco te tengo, viejo salido!- Estrellé mi puño en toda su cara vieja y arrugada.
-¡Como se nota que no has cambiado nada, joder! ¡Salido de mierda!- Bufé y entré pasando por encima de él, ya que estaba en el suelo del hostión que acababa de darle.


ANCIANO SABIO
-Ma… mala pécora… con lo simpático que soy… -el reycito me ayudó a incorporarme, me sacudí la túnica con las manos, le di un puñetazo en el abdomen que supo encajar.
-Eh… aún no te has vuelto un blandengue, veo que sabes llevar mis lecciones.


KAI
-¿Lec… ciones? Viejo, tú nunca me has entrenado, creo que ya chocheas… Vale, me refiero que chocheas más que antes. –le empujé para que entrase.
-Te recomiendo que no vuelvas a hacerle eso a Saya, por tu salud, ya sabes…


ANCIANO SABIO
-Quita… -me aparté y me coloqué en la puerta.
-Pasa tú, acomodaos, yo quiero dar la bienvenida a las damas… -sabía que había otras dos chicas jóvenes por aquí, me hacía tan feliz…



KAI
Le miré cuando entré, no me había mirado directamente ni una sola vez, me fijé en sus ojos. El maldito viejo se había quedado ciego, y aún así seguía salido como el pico de una mesa…
Negué con la cabeza y entré.



NEO
Menuda escenita habían montado aquí estos. Suspiré y entré detrás de Kai.
Miré al viejo, estaba ciego, pero que energías…
-Con permiso.- Dije pasando por su lado y acomodando el saco que llevaba al hombro lleno de armas para el plan.


KARA
Erika y yo pasamos después de Neo, el viejo no nos miraba, pero parecía que de alguna forma nos veía pasar…
-Esto… con permiso… -me agarré al brazo de Erika mientras traspasábamos la puerta.



ANCIANO SABIO
Las otras chicas pasaban por la puerta, a juzgar por el timbre de voz de la que habló, debía ser una mujer ya madura, pero debía comprobarlo. Me acerqué y la agarré de ambos cachetes.
-Oh… debes tener alrededor de veinte añitos, eh… Trabajas duro, tienes buen culito.


NEO
Me giré lentamente cuando escuché al viejo decir algo de un culito duro.
Como me imaginaba, se estaba aprovechando de Kara, de mi mujer.
Me acerqué y agarré al viejo por la capucha de la túnica y le elevé en el aire.
-Oye, puede que tengas el título de sabio, pero con Kara no juegues, ¿me has oído? O te juro que el poco respeto que te tengo lo perderé por completo como vuelvas a ponerle una mano encima a mi mujer.


ANCIANO SABIO
El tipo grandote me alzó en el aire, pataleé sintiendo que mis pies no tocaban el suelo.
-Vale, vale, mujer de culito duro intocable porque tiene marido abusón, suéltameeeee. –supliqué pataleando e intentando atizarle al pecho, aunque no lograba atinarle.
-Respeta a tus mayores, jovencito, sólo comprobaba con las manos, con los ojos ya no puedo, ¿no lo ves?



NEO
Entrecerré los ojos.
-Eres ciego pero nada tonto.- Le solté dejando que cayese al suelo.
-Yo te respetaré a ti cuando respetes a las damas.- Me giré y volví a entrar. Miré a Kara sin decir nada.


KARA
Desvié la mirada cuando Neo me miró. Estaba enfadado pero al menos le importaba lo que me pasase, o eso hacía entender.
Miré al viejo, estaba con las patas al aire y la túnica bajada.
-Og… -me llevé la mano a la boca y pasé deprisa.
-Qué asco… -tiré de Erika para que cuando se levantase no la toquetease a ella también.


JIM
Me acerqué al sabio y le ayudé a levantarse.
-Levántese, por favor, menudo espectáculo está dando… -le coloqué la túnica.
-Madre mía, ¿cómo se le ocurre hacerle eso a Kara? ¿No ve que es una muerte segura?



ANCIANO SABIO
Un chico me ayudó a levantarme, dirigí mi atención a él, aunque sin mirarle, claro está.
-Una muerte segura, sí, pero la mejor muerte de todas. –entré de nuevo en el castillo, el chico me siguió cerrando las compuertas.


SAYA
Me puse la bota que le había tirado a Kai antes en la cabeza. Los demás empezaron a entrar.
Una vez estuvimos dentro y reunidos, comenzamos a explicarle al sabio lo que pretendíamos con esa visita, parece que lo entendió y que la idea era buena…
Le miré y me crucé de brazos sentándome sobre la mesa central de la sala.
-Entonces, ¿qué te parece? ¿Nos ayudarás?


ANCIANO SABIO
-Mmm… -me apoyé sobre el respaldo de mi sillón, acaricié el brazo del sillón como si fuese un gato.
-La verdad es que la idea es tentadora. –dije con voz ronca, imitando al Padrino.
-Interesante… ¿Qué me ofrecéis a cambio? ¿Trabajo para mí, abastecimiento durante años, alegrarme la vida con una buena noche desenfrenada…? Estoy abierto a ideas, Saya ya está mayor para mí, pero la otra chiquilla tiene un buen culo.


SAYA
Le miré y fruncí el ceño.
-Pero serás cabrón.- Estiré el pié y estrellé el tacón de mi bota en todo su careto.
-¡Hijo de puta! ¡No deberías haberte quedado ciego, deberías haber estirado la pata y haberte muerto del todo! ¡Zombi de mierda! ¡Maldita pasa salida!- Seguí dándole de hostias en la cara.


KAI
Saya se estaba viciando con el viejo, me acerqué y la alcé por la cintura, aunque no dejaba de dar patadas al aire.
-Saya, para, para, ya te has viciado bastante, tranquila. –la alejé del viejo.
-Le necesitamos, si le matas no nos sirve de nada.


ANCIANO SABIO
Me incorporé con la nariz sangrando, cerré los ojos pareciendo sereno.
-Di lo que quieras, monada, yo trabajo por un precio, no gratis. Tengo que pagarme el templo, mi pensión no llega para tanto.


KAI
-Maldito viejo, si tú no pagas nada, ¿qué pensión? Además tienes el jodido negocio de las profecías, tienes que cobrar mucho, eh… -sujeté bien a Saya.
-Sh… ya pasó. Viejo, no te pases… -dije acariciando a Saya detrás de la oreja, como si fuera un perro. Parece increíble, pero la gustaba.



SAYA
Kai me agarró y me separó del puto viejo asqueroso.
-¡Suéltame, Kai! ¡Lo mato, lo mato!- Me acarició detrás de la oreja como si fuese un perro.
Aparté su mano.
-¡Déjate de gilipolleces, Kai, te juro que le despellejaré y me haré un abrigo con su piel!


KAI
La abracé contra mi pecho impidiendo que hablase, la acaricié la cabeza.
-Ala, ala, ya… -miré al viejo.
-Te daré treinta guiles por los servicios, no más, tengo un reino que restaurar, y tú un mundo que salvar, la gente te ha olvidado, ¿no quieres volver a salir en la prensa como “Sabio Supremo salva al mundo de la dictadura gracias a sus actos”? Tiene que ser reconfortante saber que has salvado el mundo. –sonreí.
-¿Qué me dices?



ANCIANO SABIO
Me crucé de brazos.
-Que te has vuelto un blando y un marica, pensaba que eras el hombre de hielo, ¿dónde está tu seriedad y tu mano dura? “¿Ala, ala?” Vamos… Ya no te tomo en serio. –
giré la cabeza resignado.



KAI

Solté a Saya y me retiré a un lado de la sala con los brazos cruzados, dándole la espalda al viejo.
-No vuelvas a dirigirme la palabra, viejo verde. Ahora… me iré con mi tripulación a pedirle ayuda a otro Sabio, aunque pensaba que tú nos ayudarías, la verdad. Vamos, nos vamos de aquí.



ANCIANO SABIO
-Lo que yo te diga, si más gilipollas no puedes estar, tú has pasado mucho tiempo con Axel, ¿verdad? Se te ha pegado la tontería. Haz el favor de sentarte y dejar de hacer el memo. –cogí la tetera.
-¿Un poco de té quiere alguien?


SAYA
Miré al viejo con cara de asesina mientras Kai volvía a sentarse. Me había puesto de mal humor, este viejo no tenía remedio.
Estuvimos el resto del día en la sala principal, el viejo accedió, pero claro, con intereses, así que tuvimos que pagarle…
Pasaríamos la noche allí y por la mañana trazaríamos una estrategia para poner el plan en marcha…
El templo era enorme, por lo que nos dieron una habitación para cada uno… no era listo ni nada el puto viejo, una habitación para cada uno, así aprovechaba para meterse en las habitaciones de las chicas mientras dormíamos… esa noche yo no pegaría ojo…


KARA
Cuando tuvimos un rato libre, salí fuera y me quedé mirando los caballos. Eran realmente preciosos, aunque no me atrevía a acercarme a ellos, los animales no me tenían mucho aprecio salvo los gatos y mi hermano…
Los caballos se quedaron mirándome, me crucé de brazos.
-Hola…



NEO
Salí fuera una vez terminamos la “reunión”.
Me senté sobre un banco de piedra y saqué de mi bolsillo un paquete de tabaco. Cogí un cigarro y me lo llevé a los labios encendiéndolo con el mechero.
Pegué una calada y expulsé el humo alzando la cabeza hacia el cielo. Estaba empezando a anochecer, el cielo estaba rosado por las nubes y los últimos rayos del sol.
Giré la cabeza cuando escuché la voz de Kara, estaba junto a los caballos. La miré desde donde estaba sin decir nada, pegando otra calada al cigarrillo.



KARA
Adelanté un par de pasos hacia los caballos, uno relinchó y retrocedí tres.
-Vale, vale, ha quedado claro, no me acerco… -noté el olor a tabaco que procedía de la entrada del castillo, me crucé de brazos y miré a Neo. Iba a regañarle por fumar pero lo mejor era no tocar las narices, miré de nuevo a los caballos, pero ahora pasaban de mí.
-No me ataquéis que hago muslito de jamelgo. –me acerqué y con un poco de pavor acaricié las crines de uno.
-Oh, no es tan difícil…


NEO
Me levanté tirando lo que me quedaba de cigarro, siempre empezaba un cigarro, pero nunca lo terminaba. Me acerqué hasta donde estaba Kara y apoyé los codos en la valla donde estaban atados los caballos. Estiré el brazo y acaricié el hocico del más próximo a mí.
-¿Te dan miedo o qué?


KARA
Seguí acariciando al caballo y bajé la cabeza cuando Neo me habló.
-No, no me dan miedo, simplemente nunca he estado cerca de uno y no sabía cómo tratarlos… -el caballo se alejó, así que retrocedí un par de pasos alejándome de la valla, pude contar ocho caballos en total.
-Has vuelto a fumar.



NEO
-No fumo, no llego a terminarme los cigarros… Lo hago desde que tenía catorce años, pero así pasa, que siempre tengo que tirar los paquetes porque me caducan, nunca los termino…- Suspiré y me aparté de la valla.
La miré y saqué le paquete de tabaco.
-Tranquila, lo tiraré.- Lo lancé lejos, no vi donde cayó porque se perdió entre la espesura del bosque.



KARA
Giré la cabeza siguiendo el paquete con la mirada hasta que lo perdí de vista, miré a Neo.
-Eres un marrano. –me apoyé en la valla mirando a los caballos, entre ellos había un potrillo jugueteando.
Quería arreglar las cosas con Neo, pero me sentía aún furiosa por su opinión sobre Jimmy, bajé la mirada hacia mis botas.



NEO
La miré de nuevo.
-Ya, bueno, es una de mis cualidades.- Eché una última mirada a los caballos y después a Kara.
-Que pases buena noche.- Me giré y me dirigí de nuevo al Templo.


KARA
Di una patada a la valla con los ojos llenos de lágrimas y me fui hacia el bosque, pasaba de encontrarme con nadie en esos momentos.
Caminé unos veinte metros por el bosque y me senté en una roca.



ANCIANO SABIO
Me coloqué frente a las escaleras que daban al segundo piso, Saya pasó por mi lado.
-Sayita bonita… no te enfades conmigo, sabes que yo os aprecio mucho, sois dos de los cinco Elegidos, se os coge aprecio, y más a ti… Vale, no me pegues. –me cubrí la cabeza.
-No te sientas ofendida, pero hace más de seis añitos que os dije que teníais que salvar el mundo y el reloj sigue corriendo, ¿cuándo vais a mover el culito?



SAYA
Miré al viejo y suspiré controlando mi mal genio.
-Moveremos el culo cuando tú dejes de meterle mano.- Subí las escaleras.
-Ahora me apetece darme una duchita y librarme de la tensión, si no te importa.


ANCIANO SABIO
-Me gusta la idea, yo llevo dos días sin ducharme, creo que me voy a bañar contigo… -la seguí, seguramente acabaría tirándome por las escaleras.



KAI
Agarré al viejo del hombro.
-Viejo, tú no te vas a ninguna parte, tú te quedas en tu sillón al lado de la chimenea como buen abuelote que eres, ala, tira. –le empujé y acabó en el suelo.
-Pero… ¿pero qué haces? –le alcé con una mano y le incorporé.
-Anda, tira, que me tienes quemado… Pareces un niñato adolescente, de verdad.


ANCIANO SABIO
-Si, pero yo no soy al que tienen en abstinencia por gilipollas. –le levanté el dedo y me fui al salón a sentarme en mi querido sillón junto a la chimenea.
-Ahí os quedáis, desagradecidos y malas personas.


ERIKA
Subí al mi cuarto después de cenar, el mío estaba situado al final del pasillo…
-Jo… podrían habérmelo puesto un poco más cerca…- Caminé hasta situarme frente a la puerta, abrí y entré.
-Vaaaaya…- Silbé.
-Que pasada de habitación.- La cama era enorme, por lo menos cabían cuatro personas, estaba repleta de cojines y podría cubrirla con las corinas que tenía atadas en los extremos.
-Como mola…- Me acerqué a la cama y me tumbé sobre ella. Vi la puerta del servicio. Fui allí y abrí.
-Joder… ¡Un jacuzzi! Este viejo es millonario…


KARA
Después de un buen rato decidí subir a mi cuarto. Abrí la puerta, era una habitación enorme con la cama casi el doble de grande que la mía. No me fijé mucho más en el resto, sólo pude averiguar que era todo una pijotada y el tío este sabía de decoración. Me tumbé sobre la cama boca abajo, las sábanas eran de seda.
-La madre que lo parió…



NEO
Subí a mi cuarto y abrí la puerta, estaba cansado, desde hace cuatro días había estado durmiendo en el sillón y necesitaba una cama.
Abrí y miré la habitación…
-¿Pero que mierda es esta?- La cama era enana, de 90 cm, demasiado pequeña para mí. Entré y cerré la puerta.
-¿Estoy en la casa de los siete enanitos o que?- Me acerqué y miré la cama, encima era muy bajita.
Dejé el saco en el suelo y me senté sobre la cama con mucho cuidado… parecía que se iba a romper… así pasó, en cuanto me apoyé en ella, el somier se partió por la mitad haciéndome caer al suelo.
-…cojonudo…- Me levanté y me llevé las manos a la cara…
-Pues nada.- Agarré el colchón y lo tendí en el suelo. Acto seguido, me tumbé yo, aunque mis piernas sobresalían por debajo.


JIM
Oí un ruido, me asomé a una de las habitaciones.
-¿Qué ha pasado? –vi a Neo tumbado en un colchón de 90 centímetros en el suelo, alcé una ceja.
-Esto… Neo, ¿estás bien ahí? –la habitación era un jodido asco, como el mío fuese igual…



NEO
-Si, Jim, estoy bien, cierra la puerta y márchate, tengo sueño.- No me moví, lo único que hice fue quitarme la camiseta y volver a tumbarme boca abajo.


JIM
-Va-vale… -cerré la puerta y busqué mi habitación, estaba justo en frente. Abrí la puerta, era igual o peor que la de Neo.
-¿Qué? Joder… -di al interruptor de la luz, pero no se encendió. Bajé la cabeza.
-Qué puto asco. –arranqué el interruptor y metí los dedos en la corriente, la bombilla se encendió.
-Mejor así. –me acerqué a la cama.
-Paso de cargármela… -retiré el colchón y lo eché al suelo.
-Normal que nos pida dinero, tiene la choza hecha un asco. –me tumbé, los muelles sonaron como si estuviesen pillando la cola a un gato.
-Qué bien voy a dormir…


KAI
Entré en el cuarto, el picaporte se me quedó en la mano.
-Puto viejo hijo de puta… -lo tiré por ahí, me crucé de brazos.
-Al final me iré a dormir con Saya y así al menos podría cerrar la puerta… -me senté en la cama, olía raro.
-Qué asco. –me tumbé boca arriba.


SAYA
Salí después de darme una buena ducha, tenía el pelo chorreando y ni siquiera había cogido la toalla. Miré la cama, era enorme y de lujo. Me tumbé sobre ella dejando que las sábanas se pegasen en mi cuerpo mojado y desnudo, me sentía en la gloria.
-He de admitirlo, este viejo sabe como complacer a una mujer sin hacer falta el sexo…- Sonreí y me tapé con las sábanas blancas, las estaba empapando, pero no me importaba.
Miré la puerta entrecerrando los ojos.
-Será mejor que cierre la puerta, no me gustaría que pasase ese viejo mientras duermo, y más si duermo desnuda.- Me levanté y cerré la puerta del todo.
Volví a la cama y me tiré encima de ella tapándome de nuevo con las sábanas.



ANCIANO SABIO
Abrí la puerta del cuarto de Saya sonriente.
-Hola, querida ninfa, ¿es de tu agrado la habitación? Ohm, te has dado ya la duchita, muy bien, muy bien. Esto… ¿puedo dormir contigo? Me siento tan solito…


SAYA
Como me esperaba, el viejo verde entró. Cogí un cojín y me tapé con él.
-¡Sal de aquí, pervertido de los cojones!- Agarré la lamparilla de la mesilla al lado de mi cama y se la lancé estrellándola contra la pared cerca de él.
-Esto es solo un aviso. ¡La próxima vez no fallaré!


ANCIANO SABIO
-Pero qué arisca… si no puedo ver tus preciosas curvas ni tus preciosos pechitos ya… ¿no ves que me he quedado cieguito? –me llevé el brazo a los ojos.
-Ya no me quieres, Saya… -cerré la puerta antes de que me tirase algo más.
Fui a lo largo del pasillo, pasé de largo de la habitación de la veinteañera, su marido me castraría…
Llegué al cuarto de la jovencita, abrí la puerta con cara sonriente.
-¿Es de su agrado la habitación, señorita?



ERIKA
Estaba tumbada sobre la cama, con mi pijama ya puesto y medio dormida cuando el anciano Sabio entró.
-Si… gracias…- Bostecé.
-Mañana le daré las gracias de mejor manera, ahora estoy algo alelada… hasta mañana.- Me giré y me tapé con las sábanas
.


ANCIANO SABIO
Sonreí.
-Si necesita algo la señorita, mi habitación es la de al lado de las escaleras, hasta mañana. –Canturreé mientras cerraba la puerta.
Posiblemente los chicos se cabrearían cuando se enteraran de que les había dado las habitaciones malas del templo, pero no era problema, mis chicas dormían bien en sus respectivas habitaciones.
Me fui hacia mi cuarto, esperaba que alguna necesitase ayuda en medio de la noche y recurriese a mí.



SAYA
Después de la “visita” del viejo loco, no me fiaba mucho, tendría cojones de volver… así que no fui capaz de conciliar el sueño, no me fiaba ni un pelo.
Estaba tumbada en la cama, sin moverme, ya me había secado, pero seguía desnuda cubierta por las sábanas de mi cama.
Estaba en la gloria aunque estuviese a la vez ojo a visor de que ese puto enfermo no volviese a mi cuarto… estaría ciego, pero no era tonto.




ANCIANO SABIO
Me paseé por el templo varias veces hasta que llegaron mis “guardias” para vigilar, no estaba bien tener el templo desprotegido con nuestros invitados tan importantes. Custodiaron las puertas y los pasillos, entonces pude irme tranquilo a la cama, si aparecía algún sombra que no fuese el joven James, lo retendrían.


NEO
No daba más que vueltas sobre el colchón… no podía dejar de pensar en Kara, todos estos días haciéndome el duro y fingiendo que no me importaba nada, pero en realidad si que me importaba… la estaba haciendo sufrir y eso no fue lo que la prometí cuando me casé con ella… viviría para hacerla feliz, pero lo de James…
Suspiré y me senté sobre el colchón frotándome la frente.
-Que gilipollas eres, Neo…- Me levanté y salí del cuarto. No se escuchaba nada y el pasillo estaba desértico, aproveche y me acerqué al cuarto de Kara. Abrí la puerta con lentitud y entré con sigilo.
Kara estaba tumbada sobre su cama, parece que estaba dormida. Cerré y me acerqué hasta la cama. Me senté en el lado en el que Kara dormía, la miré y sonreí.
Acaricié uno de sus hombros con el reverso de mi mano…
Era un idiota por hacerla esto… un idiota…



KARA
Joder… si ya sabía yo que no debía bajar la guardia, ya estaba el puto salido, le iba a reventar la cabeza. Saqué una de las gemelas de debajo de la almohada y le apunté en la cabeza, pero no era el viejo… Era Neo.
-Neo… -me senté apartando el arma rápidamente.
-Lo… lo siento. Es por culpa de ese viejo salido… -tragué saliva.
-¿Qué… haces aquí?



NEO
La miré a los ojos cuando me apuntó con el arma, no aparté la mirada ni siquiera cuando apartó la pistola.
La agarré de la cintura y la acerqué a mí. Seguí mirándola a los ojos.
-Kara… te quiero, más que a mi propia vida, tú eres mi vida… lo que más quiero, mi alegría y… y no hago más que joderte y no quiero hacerlo, no quiero destrozarte la vida…- Me mojé los labios con la lengua, estaba nervioso y se me secaban muy rápido.
-Lo que quiero que sepas es, que aunque me cabreé, me comporte de esta manera inadecuada… nunca… pero nunca dejaré de quererte… y te pido perdón por todo lo que te hago pasar…
Cuando nos casamos, prometí que te haría feliz… quiero cumplir esa promesa…


KARA
Se me llenaron los ojos de lágrimas, este hombre no me permitía estar enfadada de verdad lo suficiente como para no perdonarle todo con una simple frase típica de “te quiero”…
Le rodeé el cuello con mis brazos dejando escapar una lágrima
-Perdóname…



NEO
La abracé rodeando su cintura con mis brazos. Cerré los ojos y suspiré.
-No tengo nada que perdonarte, Kara… no te merezco…- Suspiré de nuevo apoyando la frente en su hombro.



KARA
-Soy una cabrona, no debí tratarte así, pero… Es que me sentí tan furiosa que… -respiré fuerte sin dejar de abrazarle.
-Te quiero, Neo, te quiero más que a nada, no quiero volver a pasar por esto nunca más…


NEO
La agarré de la cara y la miré.
-Te lo juro, no volverá a pasar.- Sonreí, era la primera vez que sonreía en estos cuatro días…
La abracé contra mi pecho con fuerza besándola en la cabeza.



KARA
Le abracé fuerte desahogando las lágrimas contenidas contra su pecho, le había echado de menos y todo por un chico que ni siquiera confiaba en mí, me había peleado con mi Neo por él, no pensé que llegase a ser tan importante el maldito niño, pero así era.
-No quiero dormir una noche más sola, y hoy menos.


NEO
La miré y la agarré de los hombros, la tumbé con suavidad sobre la cama y después yo a su lado. La abracé contra mi pecho de nuevo rodeando su cintura con mis brazos. Hice que apoyase la espalda en mi torso sin soltarla. Cerré los ojos y la bese en la nuca y en el cuello bajando por su hombro.


KARA
Noté un escalofrío recorrerme toda la espalda, me encogí sobre mí misma agarrándome a las manos de mi marido, me sentía mucho más segura con él a mi lado, corriésemos peligro o no.


NEO
La seguí dando besos por todo su cuello y su hombro sin soltar su cintura.
Ahora si que podía dormir tranquilo.
-Te quiero.- Susurré en su oído besándola en la mejilla.


KARA
Me dio otro escalofrío, sus caricias podían conmigo. Giré la cabeza para mirarle.
-Yo te quiero mucho más… -le agarré de la nuca y le besé, dios como echaba de menos el contacto de sus labios con los míos, había sido insufrible estar sin él



NEO
La giré hacia mí agarrándola de la cintura. La cogí de la nuca haciendo que alzara la cabeza mientras la besaba.
Seguro que notaba por mi forma de besarla que la había echado de menos, al igual que ella a mí.
Seguí besando sus labios de fuego sin parar, solamente para coger otra bocanada de aire y eran escasos segundos.



KARA
No le solté, le besaba casi con desesperación, moviendo mis labios a compás de los suyos y acariciando su nuca, casi me parecía un extraño, y eso que sólo habían pasado cinco escasos días sin él, no quería pensar qué pasaría si me lo arrebataran o le pasaba algo…



NEO
La agarré de la cara y la miré sonriendo. La di un beso corto seguido de otro más y otro y otro hasta que terminé besándola de nuevo con desesperación.
-Deberías…- La besé.-… dormir un poco…- Sonreí besándola de nuevo.



KARA
Sonreí, no podía articular una palabra sin tener que besarme antes.
-Y tú… -me besó, me reí- También deberías. –le besé yo, pegándole a mí completamente.


NEO
Sonreí y la miré.
-Me gustaría seguir besándote toda la noche, pero será mejor que descansemos.- La besé en la frente y la tumbé sobre mí rodeándola con mis brazos. Cerré los ojos y suspiré.
La acaricié la espalda hasta que sentí que me vencía el sueño.
-Te quiero.- Logré decir antes de dormirme por completo.


KARA
Sonreí acariciando su pecho con la yema de mis dedos. En ese momento era totalmente feliz, nada ni nadie podría importarme ahora más que mi Neo. Tardé mucho más que él en dormirme, porque estaba trazando con mis dedos cada centímetro de su pecho y su brazo, hasta que el cansancio no me dijo basta no cerré los ojos.



SAYA
Seguía sin poder dormir, pero no por el viejo salido, a ese le metía un cate en la calva y a tomar viento…
Ahora… no paraba de pensar en el plan, el cual pondríamos en marcha al día siguiente…
Suspiré y me tumbé de lado con la mirada hacia la ventana.
Según James y lo que he podido averiguar yo sola, Dark buscaba algo que Erika tiene en su interior y para llegar a ella primero tiene que dar conmigo y con mis recuerdos… ahora iría directamente a por mí ya que James me curó y fastidió la única manera que tenía Dark de dar con Erika… todo se nos venía encima y aunque no quisiera aparentarlo, estaba aterrada…
Todo podía salir al revés…



KAI
No había podido pegar ojo de ninguna de las maneras, así que decidí ir a ver cómo estaba Saya, aunque me echase a patadas de la habitación.
Caminé por el pasillo en silencio, vi a dos tipos, pero pude averiguar que eran de la guardia del Sabio… Cómo no, chicos-lobo…
Llegué hasta el cuarto de Saya y abrí lentamente, me asomé, estaba despierta mirando a la ventana.
-Hola, ¿puedo pasar?



SAYA
Levanté la cabeza levemente y miré a Kai. Me lo pensé un momento, suspiré y volví a recostar la cabeza sobre la almohada.
-Claro, pasa…- No me moví, seguí tumbada de lado con la sábana sobre mí, seguro que notaba que estaba desnuda, entre lo fina que era la sabana, blanca y que seguía mojada desde que me había duchado, se daría cuenta en seguida. Kai se fijaba en eso con facilidad.



KAI
Atravesé la habitación. Como no, era mucho mejor que la mía, y probablemente mejor que cualquier otra.
-¿No puedes dormir? –me percaté de que estaba totalmente desnuda, me rasqué la nuca sentándome a su lado.



SAYA
-¿Dormir? ¿En este templo? ¿Con un viejo salido? No, creo que no. Prefiero permanecer despierta y ojo a visor.- Fruncí el ceño, extrañada y le miré girándome.
-¿Y tú qué? ¿Me echabas de menos o tampoco podías dormir?


KAI
Sonreí apoyándome en mis rodillas.
-Un poco de ambas cosas, la verdad, a parte de que en mi cuarto hay una especie hedor extraño, creo que hay un muerto en el armario. –la miré, había salido de la ducha y se había metido en la cama sin secarse ni vestirse, aún sabiendo que el viejo andaba cerca, y decía que no podía dormir…



SAYA
Volví a tumbarme de lado mirando hacia la ventana.
-Pues no me extrañaría, este viejo loco es capaz de cualquier cosa.- Suspiré agarrando la sábana.
-Si te preguntas porque estoy desnuda, tiene una respuesta sencilla: porque me da la gana y porque estoy muy agustito así. Y tranquilo, no dejaré que el salido se acerque a mi cuarto.


KAI
-No he dicho nada… -la miré inclinando la cabeza hacia ella.
-¿Por qué tan a la defensiva? No te he hecho nada ahora, o al menos eso creo, ¿qué te he hecho ahora?



SAYA
-Nada, yo no he dicho que hayas hecho nada malo, solo respondo a tu pregunta, aunque no la hayas formulado.- Le miré de rojo.
-Así que, un muerto en tu armario, ¿no?- Me reí levemente.
-Será una rata o algún animalillo… o simplemente que esa habitación lleva tiempo sin limpiar.


KAI
-Bueno, si entrases no opinarías igual… -esbocé media sonrisa.
-Por lo visto, tu cuarto es casi mejor que el que teníamos en casa, y el mío parece el de un mendigo bajo un puente, ahí se nota de verdad la inclinación del viejo por las mujeres… Es cómoda… -dije refiriéndome a la cama mientras daba un par de botes.


SAYA
Suspiré y me tumbé boca arriba y le miré.
-Está bien, puedes dormir aquí.- Puse los ojos en blanco sonriendo, parecía un niño pequeño pidiendo quedarse con indirectas.
-Pero nada de botes.- Sonreí de nuevo.


KAI
Sonreí y me tumbé a su lado, la camada sí que era cómoda, el viejo era muy jodido…
-¿Nada de botes? Mira que me lo estabas poniendo a huevo con tu cuerpo desnudo y mojado bajo las sábanas… -me mordí el labio y gruñí.



SAYA
-Pues tendrás que aguantar la tentación, estoy castigada, ¿recuerdas?- Me giré de nuevo dándole la espalda.
-
Ahora sé bueno y a dormir.


KAI
-Sólo te había castigado a besos… Pero bueno… -me tumbé boca arriba con las manos detrás de la nuca y me acomodé en el colchón. La miré de reojo, sonreí y solté una pequeña risotada, cerré los ojos sin dejar de sonreír.


SAYA
Giré la cabeza y le miré.
-¿De qué te ríes?- Alcé una de mis cejas. Negué con la cabeza y volví a recostarla sobre la almohada.
-Déjalo…- Suspiré.


KAI
Me acerqué cogiéndola de la cintura, la pegué completamente a mí y la besé en el cuello, sonreí.
-Te levanto el castigo, porque veo que te has portado bien, y porque me estás provocando aunque no quieras.


SAYA
Le miré de reojo.
-¿Te estoy provocando? Lo siento.- Me levanté apartando las sábanas, fui al cuarto de baño y salí al rato con una camiseta y el culot.
-Ya está.- Me tumbé de nuevo.



KAI
Puse los ojos en blanco.
-Pero Saya… -la miré con los ojos entrecerrados.
-Esto es por lo de esta mañana, ¿me equivoco? –si alguien la conocía y podía leerle la mente, ese era yo.



SAYA
Le miré.
-¿El qué? ¿Qué ha pasado esta mañana? No recuerdo que pasara nada, ¿me equivoco?- Me crucé de brazos tumbándome de nuevo y dándole la espalda.


KAI
Me volví a acercar a ella, la acaricié el brazo con mis dedos.
-Te gusta mucho hacerte de rogar… -la besé detrás de la oreja con suavidad y seguí dándola pequeños besos hasta su hombro.



SAYA
-Puedes tirarte así toooooda la noche, no pienso ceder, Kai.- Aunque sus caricias y sus besos me deshacían, permanecería tan fría como una estaca de hielo…
Le iba ha devolver la pelota, así sabría como me sentía.



KAI
-Bueno… al menos te daré mimos. –seguí besándola por el cuello y el hombro, no haríamos botar la cama, pero sí quería besarla por todos aquellos besos que no le había dado a lo largo del día.



SAYA
Sentí un escalofrío que hizo que encogiese el cuello… este hombre me mataría algún día…
Carraspeé y me crucé de brazos de nuevo…
Sentí otro escalofrío, esta vez se me erizó la piel, me mordí el labio... madre mía… esto me iba ha costar…


KAI
-¿Sabes? Podría desistir… -dije antes de besar su clavícula.
-Pero sé que esto te gusta… -besé su cuello- Y a mí también… -la besé en la nuca.
-Así que hasta que no me rechaces de verdad, seguiré besándote. –acaricié su hombro besándola en la nuca de nuevo.


SAYA
Suspiré y me levanté.
-Tengo que ir al baño…- Entré en el baño y cerré la puerta. Apoyé la espalda en la puerta frotándome la nuca, aún tenía los pelos de punta.
-Maldito Kai…- Me acerqué al lavabo y me eché agua fría por la nuca, el cuello y la cara para intentar despejarme…



KAI
Abrí la puerta, la estaba poniendo muy nerviosa y ya no podía resistirse, aunque no quería tampoco cortarlo de manera brusca. Sonreí y me situé detrás de ella posando mis manos en su cintura.
-¿Te encuentras bien?


SAYA
Abrí los ojos ampliamente… ¿¿Cuándo había entrado??
-Si… ¿por qué?- Dije secándome la cara con la toalla. Tenía que mantener la calma… ¡Era imposible con este hombre toqueteando como si fuese un pulpo!
-Solo tenía un poco de calor…- … mierda.


KAI
Sonreí.
-Con que… calor. –bajé mis manos hacia su vientre y la besé en el hombro dejando una pequeña marca mientras acariciaba su ombligo, tenía la carne de gallina y se notaba que tenía calor…

SAYA
Dejé la toalla encima del lavabo y cerré los ojos. Suspiré y los abrí de nuevo.
-Mucho mejor, gracias…- Me retiré agarrando sus manos y apartándolas con suavidad.
Salí del baño… cuanta más distancia mejor…



KAI
Posé mis manos en ambos cachetes y susurré a su oído.
-Si estás mejor, ¿por qué huyes de mí? –agarré su oreja entre mis dientes con suavidad mientras palpaba bien la carne entre mis manos.


SAYA
-Ey…- Me reí nerviosa y retiré su mano.
-Quieto, pirata…- Me giré y me separé un par de pasos.
-Pero que lanzado estás ahora y que modosito esta mañana, ¿eh?- Di un par de pasos hacia atrás de nuevo.



KAI
-Ya sé que te ha molestado, y lo siento… No quería caer en la tentación tan pronto y tú me estabas provocando mucho… -me acerqué un par de pasos.
-Sabes que no me gusta perder, y me estabas sacando mucha ventaja.



SAYA
-Bueno… hay que aprender a perder en esta vida… ¿no?- Quise dar otro paso hacia atrás, pero la pared me lo impidió.
-Yo solo te demostraba… que no te serviría de nada hacerte… bueno, el machote…


KAI
Abrí los ojos ampliamente y luego sonreí.
-Bueno… -
seguí acercándome.
-Procuraré no hacerme mucho el machote, pero no me pidas que aprenda a perder, porque así sólo perderé. –apoyé las manos en la pared, a cada lado de su cabeza, acerqué mi rostro al suyo.


SAYA
Respiré con más fuerza cuando me acorraló en la pared. Sus labios casi rozaban los míos y podía sentir su aliento cada vez que él respiraba.
-¿No… no tienes sueño…?- Tragué saliva.



KAI
La besé con intensidad, moviendo mis labios agarrando los suyos, tiré ligeramente de su labio inferior.
-No… ¿Tú sí? –no la dejé responder, la volví a besar con más pasión.


SAYA
Le agarré con fuerza de la nuca mientras seguía su beso. Cuando se separó para coger airé, fue cuando me aparté dejándole con los morros pegados a la pared.
-Si… tengo mucho, pero mucho sueño, me caigo del sueño que tengo…- Me acerqué a la cama y me tumbé.
-Pues eso… hasta mañana.- Jesús, la Virgen, San José y todo el belén entero, esto me estaba costando sudor y sangre… bueno, sangre no…


KAI
Me reí cuando se metió en la cama.
-No te tapes mucho, con el calor que tienes te va a dar algo… -me metí en la cama con ella, me tumbé boca arriba y la tumbé sobre mí, agarrándola de la cintura.
-Pues nada… muy buenas noches…


SAYA
Me quité de encima de él y me tapé con la sábana hasta el cuello, protegiendo mi punto débil.
-Que descanses…- Resoplé frotándome la cara… me quedaba con las ganas de… muchas cosas, pero él también… y esto iba a durar.


KAI
Sonreí y la abracé riéndome.
-Ven, te aliviaré el calor… o no. –la pegué totalmente a mí, estaba sudando, no sabía cómo podía ponerse la sábana hasta el cuello, aunque bueno, siendo de seda, tampoco hacía mucho…


SAYA
-Así no alivias nada…- Y vuelta a empezar. Habíamos empezado en la cama y como siempre, terminábamos en la cama.
Me giré y le miré.
-¿Por qué no te vas a un lado de la cama y yo me quedo en el mío?- Tragué saliva, sabía muy bien su respuesta… no debería haberle mirado a los ojos…



KAI
-Me apetece dormir abrazado a ti, tengo miedo en este sitio tan tenebroso… -solté una risotada y le dediqué una de mis mejores miradas.
-¿Estás segura de que quieres que me vaya a mi lado de la cama? Yo estoy muy a gusto aquí…



SAYA
Entrecerré los ojos y posé una mano en su pecho empujándole hacia atrás.
-Si, tú en un lado y yo en otro y si resulta que estabas a gusto no haberme rechazado esta mañana.- Me giré de nuevo y me crucé de brazos.
-Buenas noches.


KAI
Negué con la cabeza.
-Abstinencia por la mañana, abstinencia por la noche… Ya verás dentro de un par de días como estaremos, puff… -cerré los ojos, al menos si me rechazaba definitivamente intentaría descansar.



SAYA
-Yo estaré muy bien, te lo aseguro, puedo aguantar más que tú. Al contrario que un hombre, no soy una fábrica de testosterona alborotada.- Agarré la almohada y me la acomodé debajo de la cabeza.
-A ver cuanto aguantas tú. Te doy cinco minutos.


KAI
-Vale, cariño, que descanses. –me giré.
-Picada… -susurré, no sabia si me había oído, lo había dicho más alto de lo que había previsto, aunque bueno, como mucho me daría una patada y me echaría de la cama.



SAYA
Estiré al brazo hacia atrás y le dí un manotazo en la nariz.
-Mira, y encima te devuelvo la de la otra noche, duele, ¿eh?- Sonreí y cerré los ojos.
Picada… este acabaría suplicando de rodillas.


KAI
Me llevé la mano a la nariz.
-Cabrona, ¿recuerdas que hace poco me la rompí? –la di un manotazo, quise darla en la pierna, pero atiné en todo el culo, y sonó. Me giré con los ojos abiertos, seguramente la habría mosqueado…
Me reí y volví a tumbarme.



SAYA
Abrí los ojos ampliamente y abrí la boca soltando un grito sordo. Me senté y me destapé, me bajé el culot y me miré el cachete de mi culo. Tenía la marca de cinco dedos en él.
Miré a Kai con cara de asesina.
-Pero… serás capullo.- Me coloqué el culot de nuevo y me senté encima de él agarrando la almohada, empecé a golpearle con ella.
-Me has dejado todo el culo marcado, capullo integral.


KAI
Me reí y le agarré de las muñecas cuando empezó a atacarme con su almohada.
-¿Pica, eh? Así tienes una marca que te hace juego con la del cuello. –una de las veces me dio con la almohada en un ojo, el cual cerré rápidamente.
-Vale, me está bien empleado.



SAYA
-Eres un maldito asqueroso, no podré sentarme en un mes, ya veras.- Me froté el cachete.
-Jo… mi culito, parece que me han puesto una inyección…- Le miré mientras me frotaba mi culito respingón.
-Ya te vales… y después dices que la fiera soy yo…


KAI
Parpadeé.
-Oye, no te he dado tan fuerte, no me seas exagerada, tú me has dado hostias de mayor calibre. –aprovechando la situación, la agarré de la cintura, haciéndola girar para tumbarla y acabar yo encima de ella, apoyé mi cabeza sobre sus pechos.
-Yo voy a dormir aquí. –cerré los ojos.



SAYA
-Que te crees tu eso, cara queso. Quita, quita, quita, quita…- Le agarré de los hombros y le intenté quitar de encima.
-No te aproveches, Kai...- No podía quitármelo de encima.
-Quita, coño.


KAI
-Jo, cállate e intenta dormirte de una vez y dejarme dormir. –bostecé.
-Si no dejas de moverte y hablar mañana no rendiremos, no has querido echar un polvo, y ahora no te callas, dejas de tocar las pelotas. –me reí y la abracé.
-Buenas noches.


SAYA
-¿Echar un polvo? Tú no querías echarlo esta mañana, así que, jodete y quítate de encima, coño.- Me giré y me aparté. Me levanté de la cama.
-Joder, cuando te pones pesadito no hay quién te aguante, joder.- Me acerqué a la puerta.
-Me voy a dormir con Erika, aquí te quedas tú solo.- Cerré la puerta de un portazo.


KAI
Me rasqué la nuca, me había pasado de pesado, definitivamente no tenía término medio…
Me levanté y salí deprisa, no encima de que la había molestado ahora se iba. Abrí la puerta y antes de que se alejase por el pasillo la llamé.
-Eh, no seas tonta y entra en tu cuarto, ya me voy yo al mío. –me fui a lo largo del pasillo hacia mi cuarto, el cual no tenía ni que abrir, porque el picaporte estaba roto. Entré y miré la cama.
-Ahí tienes, Kai, como castigo, a la dura cama. –me eché sobre la cama y cerré los ojos, volvió el hedor, me tapé la nariz.
-Ag.



SAYA
Suspiré y miré a Kai mientras se iba.
Me había cabreado demasiado, no sabía controlarme…
Me acerqué al cuarto de Kai, el cual era un asco.
-Kai… lo siento… perdona por ponerme así…- Me rasqué la frente.
-Anda… vuelve al cuarto conmigo, no quiero que cojas una infección por mi culpa…- Le miré.
-Vamos, prometo no tirarte de la cama ni ponerte el pie en la cara. Dejaré que me abraces y te pongas pesado cuanto quieras…


KAI
-No te preocupes… Si este cuarto no está tan mal, tengo compañía… -señalé el armario donde supuestamente guardaban el cadáver.
-Es un poco sucio mi compañero, pero va acorde con lo capullo e injusto que soy. Vete tú, yo no merezco tu cama. –me giré en la maldita cama de 90.



SAYA
Negué y me acerqué.
-No seas tonto…- Posé mi mano sobre su espalda.
-Venga, anda, ven conmigo. Si no vienes me quedaré contigo aquí y no creo que quieras y mucho menos que quepamos en esa mierda de cama.


KAI
Suspiré, encima que me estaba perdonando yo haciéndome el mártir…
Me levanté de la asquerosa cama, mataría al viejo por la mañana. La miré, sonreí y la cogí en volandas. La besé y sonreí.
-¿Coges el taxi? –caminé hacia su cuarto.



SAYA
Sonreí y dejé que me llevase al cuarto. Una vez allí hice que se tumbase encima de mí y empecé a besarle con intensidad agarrando su nuca y pegando todo su cuerpo helado al mío.
Le llené de caricias y de besos por todo su cuerpo disfrutando de su piel, de sus labios, de sus miradas…
En fin, cedí… no podía resistirme, así que, esa noche botamos la cama.

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