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sábado, 5 de diciembre de 2009

Capítulo- LXI - CATÁSTROFE

KARA
Me desperté en los brazos de Neo, sonreí acurrucándome más. De alguna manera nos habíamos perdonado el uno al otro, aunque habría problemas a la hora de ver a Jimmy, pues ninguno de los dos había cambiado de idea con respecto a él. Yo quería ayudarle, y Neo matarle…
Suspiré y apoyé mi frente en su pecho, de nuevo podía oler su aroma, sonreí.



NEO
Abrí los ojos cuando noté movimiento a mi lado, en la cama. La tenue luz de la mañana se colaba entre las rendijas de la persiana haciendo que su luz se reflectara en la espalda de Kara. Sonreí y rodeé su cuerpo apretujándolo contra mí sintiendo su calor, un calor agradable y el cual había echado de menos esto últimos días…
Bajé la cabeza hasta que mis labios se posaron sobre su cabeza. Olí su pelo y cerré los ojos apretándola más contra mí sin llegar ha hacerla daño.


KARA
Sonreí de nuevo y deposité un beso en su pecho, seguido de más y más besos hasta llegar a su cuello, sonreí rodeándolo con mis brazos, junté mi nariz con la suya mirándole.
-Buenos días, ¿me has echado de menos? –volví a besarle, esta vez en los labios.


NEO
Esbocé media sonrisa mirándola a los ojos. Ascendí mi mano con suavidad desde su espalda hasta situarla detrás de su cabeza, en la nuca.
Enredé Mis dedos entre su cabello negro y la volví a besar. Sentí una gran satisfacción cuando sus labios me transmitieron calor expandiéndose por todo mi cuerpo calentándome los músculos. Tuve un escalofrío haciendo que moviese los hombros y soltase un pequeño gemido seguido de una risotada.
-Pues claro que te he echado de menos.- Volví a pegar mis labios a los suyos.
-Puedes quemarme todo lo que quieras, preciosa… creo que lo necesito.- Hice que levantara la cabeza ejerciendo fuerza con la mano que tenía en su nuca mientras la besaba.


KARA
Le acaricié la nuca con ambas manos, pasé los dedos por su pelo mientras le besaba con ganas. Me había pedido calor, y no tuve que hacer esfuerzo, sólo con sentirle a mi lado mi temperatura se elevaba ella sola. Sonreí mientras le acercaba más a mí, quedando su torso pegado al mío.


NEO
Acaricié sus brazos con las palmas de mis manos bajando uno de los tirantes de su camiseta para dormir. Incliné mí rostro hasta que mis labios se posaron sobre su hombro desnudo. Rocé su piel ascendiendo por su cuello y descendiendo después por su clavícula encima de sus pechos.
Cerré los ojos suspirando sin dejar ni un instante de acariciar su ardiente piel por donde mis manos quisiesen.


KARA
Sonreí y me mordí el labio sintiendo sus besos por toda la parte del pecho.
-Pirata, como sigas con esos besos vas a acabar quemándote, lo sabes. –le miré mordiéndome el labio inferior, sin dejar que se separase ni un centímetro de mí.


NEO
-Quiero quemarme, me arriesgo a ello.- Dije en un susurro mirándola a los ojos.
Seguí bajando el tirante de su camiseta al igual que el otro.
Deslicé la punta de mi nariz por su barbilla y seguí bajando por su mandíbula y su cuello acariciando su clavícula. Rocé su piel con mis labios y la besé entre sus pechos posando una mano tras su espalda haciendo que se arqueara levemente.



KARA
Aspiré fuerte cerrando los ojos mientras me besaba de nuevo, este hombre conseguía hacerme alcanzar temperaturas elevadas tan sólo con el roce de su piel. Tragué saliva acariciándole la nuca con mi mano.


NEO
Bajé la mano que me quedaba libre por debajo de las sábanas y la deslicé por uno de sus muslos acariciándola con suavidad mientras seguía con los besos por su cuello y sus pechos. Introduje la mano que tenía en su espalda bajo la camiseta para poder acariciar su piel con la yema de mis dedos.
Tenía la piel calida, ardía y eso me gustaba.
Ascendí la mano que acariciaba su muslo hacia la ingle. Acaricie el interior de su muslo con toda mi mano con mucha suavidad.


KARA
Cerré los ojos jadeando, me iba a matar sólo con rozarme la piel. Se notaba que nos echábamos de menos. Agarré el pelo de su coronilla entre mis dedos. Encogí una de mis piernas rozando su cadera en el movimiento, eché mi cabeza hacia atrás, apoyándola de nuevo en la almohada.


NEO
Pasé la mano que tenía en su espalda hacia la parte delantera. Acaricié su cuello cuando echó la cabeza hacia atrás y la descendí poco a poco pasándola por uno de sus pechos y parando en su vientre. Mi otra mano seguía acariciando su muslo pero la llevé junto con la otra y agarré el extremo de su camiseta la cual subí despacio hasta sacarla por encima de su cabeza. La dejé a un lado de la cama y volví a llevar mis manos a su torso desnudo, acariciando su cintura mientras se contoneaba bajo mis manos y su cadera.


KARA
Jadeé cuando sentí un enorme escalofrío recorrer todo mi cuerpo.
-Madre mía, Neo, ¿cómo me haces esto? –sonreí y le miré a los ojos, pasé mis manos por su pelo hasta su nuca y hacia la espalda, le acaricié los omoplatos mientras él seguía centrado en mi cintura.


NEO
Esbocé media sonrisa y la miré.
-Lo hago por qué sé que te gusta.- Dije con un poco de tono pícaro.
Descendí mis manos hasta agarrar la tira de su pantaloncito. Tiré de él con suavidad y lo bajé con lentitud dejando ver su ropa interior.
Sonreí de nuevo y acerqué mis labios a su ombligo y bajé un poco hasta tocar con ellos el extremo de su braguita. Acaricié de nuevo sus muslos mientras seguí rozando la piel de su ombligo.
Agarré las braguitas y me deshice de ella de igual manera que el pantaloncito. Una vez despojada de toda la ropa, me dispuse a empezar lo que tenía en mente desde hace mucho. Seguí con mis
labios pegados a la piel de su ombligo. Descendí poco a poco depositando suaves besos por su piel. Mis manos ascendieron por sus muslos hasta llegar a sus ingles, las cuales recorrí con suavidad de arriba abajo.
Mis labios siguieron descendiendo hasta que llegué a su parte íntima, la cual besé con más intensidad.


KARA
Me llevé la mano a la boca cerrando los ojos e intentando que el gemido que solté no se oyese muy alto. Sentía que me iba a morir.
-Neo… -otro escalofrío recorrió toda mi espalda hasta el final de mi cabeza.
-Me vas a matar…


NEO
Sonreí mientras seguía masajeando sus ingles con las manos. Volví a acercar mis labios a su entrepierna, la cual volví a besar, pero esta vez la rocé con mi lengua estimulando así su punto y haciendo que Kara disfrutase más con la excitación y el placer.



KARA
Gemí de nuevo, tapándome la boca con ambas manos. Sentía cómo cada célula de mi cuerpo iba aumentando su temperatura, haciendo que mi piel alcanzara un par de grados más, todo por culpa de Neo, me iba a matar si seguía así, era capaz de desmayarme del placer.



NEO
Miré a Kara y esbocé media sonrisa. Me puse a la altura de sus labios y la besé con fuerza. Llevé mi mano a su entrepierna que froté con la mayor suavidad posible para que no dejase de sentir placer mientras que yo me despojaba del pantalón con la mano que me quedaba libre.
Una vez me libré del pantalón y del calzoncillo, me acomodé entre sus piernas y penetré don intensidad y suavidad al mismo tiempo.
Empecé a moverme lentamente agarrando los muslos de Kara. Besé su cuello rozando su piel con mi lengua. Resoplé al notar tan caliente a Kara cuando penetré.
-Uf… no sé tú… pero yo tengo mucho calor…- Seguí moviendo la cadera de arriba abajo con lentitud e intensidad.


KARA
Me agarré a su espalda con fuerza, estaba más en la tumba que en la tierra.
-Yo ya no sé ni a qué tempera… -gemí cerrando los ojos con fuerza, no pude terminar ni la frase, iba a acabar conmigo en cuestión de minutos, nunca antes habíamos hecho esto, pero me estaba encantando.
-No tienes idea… -jadeé- de cómo estoy ahora… -le abracé con fuerza, impidiendo que se alejase un solo centímetro de mí.



NEO
Jadeé y sentí que mi respiración se agitaba cada vez que volvía a penetrar. Estaba ardiendo, pero era un ardor placentero… no como la vez que estuvimos haciendo el amor en las duchas… esta vez era un calor agradable y muy placentero…
Me moví con más fuerza cambiando el movimiento de mi pelvis, en vez de arriba abajo empecé a rotar la cadera agarrando con fuerza sus muslos.
-¡Ahh!... Kara…- Gemí presionando su piel con mis dedos.



KARA
Jadeé con fuerza agarrándole de la nuca, haciendo que apoyase su cabeza en mi pecho, apoyando yo la cabeza de nuevo en la almohada.
-No se te ocurra… -gemí arqueando la espalda- parar ahora… -intenté añadir a duras penas, sólo se oyó un suspiro



NEO
Jadeé y la miré.
-No pienso parar…- Gemí y acerqué mi rostro a su cuello. Encerré su piel entre mis dientes sin hacerla daño pero con intensidad, seguro que la dejaba un buen moratón.
Seguí penetrando, con más fuerza y rapidez. Frené un poco para qué pudiésemos disfrutar más y ser más duraderos.
Respiré fuerte cerrando los ojos. Ascendí mis manos de nuevo por sus muslos hasta alcanzar sus ingles las cuales acaricié como antes, con la yema de mis dedos siguiendo el movimiento de mi cadera.


KARA
Sentía que iba a explotar, gemí de nuevo, más fuerte, quizá demasiado, por eso volví a taparme la boca. Si para tener este tipo de relaciones teníamos que estar separados cinco días casi merecía la pena cabrearse cada dos días de estar juntos. Me agarré fuerte a las sábanas alzando ligeramente mi cadera, con tanta excitación que me estaba provocando no sabía si ya había alcanzado algún orgasmo casi sin darme cuenta, pero sabía que uno estaba por llegar.



NEO
Agarré la cadera de Kara respirando con fuerza y velocidad.
Cerré los ojos con fuerza y gemí.
-Kara…- Estaba a punto de tener el orgasmo y estaba seguro que iba ha ser el mayor que he tenido nunca.
-Dios, Kara… no… no puedo más…- Agarré las sábanas con fuerza entre mis manos y eyaculé teniendo un potente orgasmo.



KARA
Casi al mismo que Neo sentí que se desataba el orgasmo, me agarré a su espalda con fuerza, casi clavándole las uñas.
-Dios… Santo… -aflojé la presión dejándome caer sobre el colchón, respirando con intensidad.



NEO
Me dejé caer de lado sobre el colchón. Respiré hondo para poder llenar mis pulmones de oxígeno. Rodé sobre la cama y me tumbé boca arriba jadeando aún del esfuerzo.
Me froté el pelo y a frente limpiándome las gotas de sudor que me recorrían.
Giré la cabeza y miré a Kara.
-¿Estás bien?... espero no haberte hecho daño… creo que he estado demasiado bruto.


KARA
Respiré hondo y rápido un par de veces, le miré con el ceño fruncido.
-Claro que has sido un verdadero bruto. –le abracé sin dejar un centímetro de separación entre los dos.
-Por eso me ha gustado tanto, creo que vas a subir de rango en la escala animal, león. –le besé en el pecho.



NEO
Solté una pequeña risotada y la miré rodeando sus hombros con mis brazos.
-¿Escala animal? ¿Desde cuándo me tienes en una escala animal? ¿Con qué anima empecé? ¿Y cuál es el animal tope?- Me reí y la miré alzando una de mis cejas.



KARA
Sonreí mirándole.
-Dejémoslo en que en la cama eres todo un animal, basta de leones, tú eres mi oso particular. –
le besé pasando mi mano por su pelo.
-Mi oso.



NEO
Sonreí y la abracé con más fuerzas contra mí.
-Voy ha darme una duchita y quitarme el sudor.- Dije girándome hacia Kara y la besé por el cuello mientras me levantaba de la cama.
Me levanté del todo y me estiré mientras me giraba hacia la puerta del baño.
-Ahora salgo.


KARA
Sonreí tapándome mínimamente con la sábana, le enseñé mi pierna desnuda.
-¿No me llevas contigo, grandullón? Podríamos darnos una duchita juntos. –alcé una ceja esbozando media sonrisa a mi oso.



NEO
Me giré de nuevo hacia Kara y me acerqué.
-Si, es verdad, me olvidaba de lo esencial.- La agarré de la cintura y a cogí en volandas sin esfuerzo.
Sonreí y me dirigí al baño junto con Kara.



KARA
Sonreí rodeando su cuello con mis brazos.
-Al final el viejo nos ha hecho un favor poniéndome en este cuarto lujoso, no sabes el jacuzzi que hay en el baño… -sonreí pasando mi mano por su garganta.



NEO
Sonreí alzando mis cejas mientras me mordía el labio.
-Uuuh, recuérdame que le de las gracias más tarde.- Entré en el baño y cerré la puerta con el pié ya que tenía las manos ocupadas.


JIM
Salí de mi cuarto con la mano en la espalda, aquel colchón era la peor cama en la que había dormido en toda mi vida, probablemente peor que las veces que he tenido que dormir en el suelo…
Me coloqué bien la camiseta y me asomé a la ventana del pasillo, el sol estaba alto. Miré justamente al extremo más alejado del pasillo, allí estaba Erika sola en su cuarto, suspiré.


ERIKA
Salí de mi cuarto secándome el pelo con una toalla. Había dormido de maravilla y necesitaba una duchita…
Caminé por el pasillo secándome la nuca mientras tarareaba. Ya me había vestido y me dirigía a la cocina del Templo a desayunar algo.
Me crucé con Jim, le miré sin dejar de caminar.
-Bueno días.- Dije mientras me echaba el pelo a un lado y me lo secaba a continuación.


JIM
Miré su nuca cuando se retiró el pelo, pude oler la fragancia del champú que había usado para lavarse el pelo; melocotón. Aspiré cerrando los ojos y sonreí.
-Hueles muy bien.



ERIKA
Giré la cabeza y le miré.
-Gracias, la ducha que hay en mi cuarto es un lujo, si quieres darte una ducha, aprovecha ahora que está libre.- Me giré de nuevo y bajé las escaleras en dirección a la cocina.



JIM
Abrí los ojos con amplitud y miré al pasillo, la seguí.
-Espera, ¿cuarto de lujo? Mi cuarto ni siquiera tenía luz corriente, ¿en que templo has estado tú? –al bajar deprisa pisé mal uno de los escalones y me resbalé.
Caí hacia adelante llevándome a Erika conmigo al suelo, por suerte no quedaban más escaleras y caímos en plano, yo encima de ella. Fruncí el ceño intentando no aplastarla.
-Lo siento…


ERIKA
Cerré los ojos con fuerza cuando sentí que caía al suelo con Jim encima.
Miré a Jim y suspiré.
-Está bien… estas perdonado, pero ahora, ¿te importaría levantarte, por favor?- Dije con voz clamada interponiendo la toalla entre él y yo.



JIM
Me quedé mirándola, sin querer mi vista fue a su pecho, últimamente me pasaba con frecuencia, suerte que sólo me pasaba con ella.
-Pe-perdona… -me incorporé, pero calculé mal y apoyé mi mano izquierda en uno de sus pechos, miré mi mano y sentí que mi rostro enrojecía.


ERIKA
Fui a levantarme pero la mano de Jim me lo impidió posándose justo en mi pecho izquierdo.
Miré su mano y después le miré a él.
-Jim… ¿te importa apartar tu mano de mi pecho?- Suspiré cada vez más nerviosa mirando hacia otro lado… primero la caída y ahora la mano en mi teta… hay que joderse…



JIM
Tragué saliva y me impulsé hacia atrás cayendo de culo para apartarme de ella, no era plan de cabrearla más.
-No… no ha sido con intención de… bueno, ya sabes… Ha sido sin querer… -no iba a arreglarlo de esa forma ni de ninguna de las maneras como siguiese en ese plan.



ERIKA
Me incorporé apoyando los codos sobre el suelo.
-No pasa nada… no he pensado nada, tranquilo.- Me llevé las manos al extremo de mi minifalda de camuflaje, era la primera vez que me ponía falda, así que, me sentía un poco rara. Me coloqué la falda ya que, al caer Jim sobre mí, se me había subido un poco sin que se me llegase a ver nada, pero casi.
-Pero ten más cuidado en las escaleras la próxima vez.- Me levanté frotándome la parte trasera.


JIM
Sentí que me sonrojaba de nuevo, bajé la mirada levemente mirando su nueva falda.
-Esto… nunca te habías puesto eso… ¿Es nuevo? –se veían todas sus piernas y verdaderamente la quedaba bien, suerte que el viejo estaba ciego…



ERIKA
Le miré recogiendo la toalla del suelo flexionando las rodillas.
-Si… Kara me obligó a comprármela, dice que suelo vestir muy tapadita y que ya no soy una niña… Me dice que ya tengo cuerpo para lucir así que, será mejor que la haga caso.- Desvié la mirada ha la toalla.



JIM
Me mordí el labio mirándola, realmente parecía otra, cómo me gustaría que vistiese así más a menudo…
-E-estás muy guapa, Erika. Te queda muy bien. –sonreí, al menos no creo que le importara que la halagase.


ERIKA
-Gracias, Jim…- Sonreí levemente y me acerqué.
-¿Qué haces todavía en el suelo? Vamos, levanta.- Le extendí mi mano para ayudarle a levantarse.
-Te has quedado muy embobado, no es más que una falda… vale, una mini falda, pero no es una cosa del otro mundo…


JIM
-Ya, bueno… nunca te he visto con una. –me levanté cogiéndola de la mano.
-Deberías vestirte más así, te hace muy buena figura. –sonreí metiendo mis manos en los bolsillos mirándola de nuevo de arriba abajo.



ERIKA
Desvié la mirada.
-Jim… ¿podrías dejar de mirarme así? Parece que me miras como si fuese comestible y creo que ya me has devorado bastante por los ojos, ¿no crees?- Dije dulcemente, no quería incomodarle, es más, esbocé una de mis dulces sonrisas.



JIM
Desvié la mirada sonriendo.
-Perdona… es que te repito que estás muy guapa… -la miré de reojo y suspiré.
-En fin… será mejor que vayamos a desayunar, ¿no crees? Aunque… ten cuidado por donde vas luciendo tu tipo, hay mucho salido por aquí…


ERIKA
Me reí y caminé delante de él hacia la cocina. Me vi reflejada en la cristalera de la puerta de la cocina. La verdad es que me sentaba muy bien, aunque fuese algo cortita, ¿y qué importaba? Tenía un cuerpazo y era hora de lucirlo.



JIMMY
Entré en el Templo después de que los guardias del Sabio me dejasen pasar. Me encontré a Jim y a Erika en la cocina.
-Muy buenos días, que bonito es el Templo y…- Me fijé que Erika llevaba un conjuntito muy sexy. Una mini faldita y una camisetita que apenas cubría su ombligo.
-… joder…- Sonreí y me acerqué a Erika.
-Vaya, Erika… estás… ¡puf!- Me reí rascándome la nuca.
-Me gusta tu nueva forma de vestir, estás muy sexy, pelirroja.


ERIKA
James llegó, al principió me sobresaltó, no me había dado cuenta… era demasiado sigiloso.
Se acercó a mi y me miró de igual manera que Jim, creo que incluso de forma más descarada.
-Gracias, James.- Suspiré poniendo los ojos en blanco.
-En que hora me fui con Kara a comprar…- Entré en la cocina seguida de Jim y de James.


JIM
Miré a James advirtiéndole, el muy cabrón había mirado a Erika de forma exagerada. Entré en la cocina siguiendo a Erika, busqué en la despensa algo ligero para desayunar, sin perder de vista a James, no me fiaba ni un pelo.


JIMMY
Sonreí y entré en la cocina, me senté en la mesa cruzándome de brazos sin apartar la mirada de Erika.
-¿Y a qué se debe este cambio? Es un cambio a mejor, sin duda.- Sonreí y la guiñé un ojo cuando me miró.


ERIKA
Miré a James seria mientras dejaba sobre la mesa, a su lado un vaso largo.
Suspire cuando sentí sus ojos grisáceos sobre mí.
-Te agradecería que dejases de mirarme de esa manera.


JIMMY
Me incliné hacia ella hasta que mi nariz rozó su oreja.
-¿Por qué tendría que hacer eso?- Susurré pasando mis labios por el lóbulo de su oreja y seguí hacia la mejilla.


ERIKA
Estiré mi mano y le di una bofetada en la cara cuando hizo eso.
-Porqué me incomodas.- Agarré el vaso frunciendo el ceño y lo guardé donde estaba.
-De repente he perdido el apetito.- Salí.


JIM
Me reí dando un mordisco al bollo que había conseguidO encontrar entre los armarios. El sabio debía tener el azúcar por las nubes, porque estaba todo plagado.
-Te dije que no ibas a conseguir nada, Erika es una mujer de armas tomar, y no vuelvas a mirarla así, no sólo la incomodas, es que se te pone cara de salido. –di otro mordisco.



JIMMY
Me quedé algo pillado, sin saber reaccionar cuando Erika me abofeteó la cara. Me froté la mejilla y miré a Jim.
-Al menos yo me fijo en ella, no como tú, Jim.- Alcé mis cejas y me levanté de la mesa. Salí de la cocina no sin antes dedicarle una mirada a Jim de advertencia… no era propio de Erika, así que tendría que hablar con ella cuando se le calmase el mosqueo.


JIM
-¿Quién te ha dicho que no lo haya hecho? –me senté en la encimera, ese tipo creía que se iba a ganar a Erika con un par de carantoñas y la cosa no era tan simple como él la pintaba, más ahora que Erika estaba enfadada con los hombres en general por mi culpa, en parte me alegraba.


SAYA
Me había levantado de la cama mucho antes que Kai, la verdad es que desde que él volvió al cuarto no dormí, no por su culpa, sino… por cosas que me reconcomían la cabeza.
Me estaba dando una buena ducha con agua fría para despejarme intentando relajarme, nos esperaba un día duro y hoy más que nunca necesitaba estar centrada.


KAI
Saya ya había vuelto a irse de la cama sin despertarme… Supuse que estaría en el baño, pero no me levanté para comprobarlo, me giré en la cama y vi su ropa en la silla, de modo que estaba en la ducha. Me tapé los ojos apoyando mi brazo sobre mi frente para protegerme de la luz del sol, descansaría un rato más, al menos hasta que llegase Saya.


SAYA
Salí al poco del baño con una toalla enrollada sobre mi cuerpo y con otra me secaba el pelo.
Me acerqué a la silla donde tenía la ropa. Me senté sobre ella secándome los brazos. Me quedé mirando el suelo, pensativa mientras me pasaba la toalla por la nuca.
Suspiré y negué con la cabeza para despejar mi mente.
Miré a Kai, que seguía tumbado sobre la cama. Sonreí levemente y me levanté acercándome a la ventana. Bajé las persianas hasta que el sol dejó de darle de lleno a Kai.



KAI
Suspiré sonriendo.
-A ti te pasa algo… aún no me has dicho que me levante de la cama, ¿hay algo que te preocupe? –aparté mi brazo de mi frente para poder mirarla.


SAYA
Miré a Kai y negué.
-No me pasa nada… solo que no quería despertarte…- Me encogí de hombros y me acerqué de nuevo a la silla para poder vestirme. Me senté y me puse la ropa interior dejando la toalla a un lado. Me puse los pantalones cortos negros y una camiseta blanca de manga corta muy normalita. Me eché el pelo hacia un lado y me lo sequé ligeramente con la toalla.
Miré a Kai, aún seguía con su mirada clavada en mí. Suspiré y me acerqué sentándome en la cama, a su lado.
-No te preocupes… solo estoy algo despistada…


KAI
Me acerqué a ella cuando se sentó a mi lado, pasé el dorso de mi dedo índice por su espalda y su costado, acariciando su piel.
-¿No me vas a contar que te pasa entonces?



SAYA
Le miré y asentí.
-Estoy un poco nerviosa, nada más… a parte de no dormir por “miedo” a que el viejo entrase, pues…- Le miré de nuevo.
-Vale, vale, no era por eso. Tengo miedo por lo que pueda ocurrir hoy… estoy acojonada… - Me froté la frente apartándome el pelo mojado.
-Tengo un mal presentimiento…


KAI
-Dios… -me senté.
-Ya estás otra vez con… esas cosas, si tú dices que va a pasar algo malo es porque va a pasar, en serio, tienes algo de bruja… -la cogí de la cara.
-No te preocupes, no voy a dejar que te pase nada, antes muero que dejar que te toquen.



SAYA
-Kai…- Aparté sus manos sin brusquedad y me levanté.
-No tengo miedo por mí, es por lo que pueda pasar… Dark es peligroso, es fuerte… un cabrón y nada idiota, seguro que sabe lo que tenemos planeado y nos tenderá una trampa. Somos idiotas en confiar en un viejo senil…- Suspiré de nuevo.
-Olvídalo, son gilipolleces de las mías. Ahora me dirás que todo saldrá bien y que nos cargaremos a ese hijo de puta, como siempre…- Le miré.
-No digas nada…


KAI
Desvié la mirada.
-No sé, pensé que antes confiabas en mí, pero… -me levanté buscando mi ropa por la habitación- ya veo que las cosas cambian… -agarré mis calzoncillos, que estaban a los pies de la cama y me los puse.
-Siempre intento protegeros por encima de todo… Si alguien ha de morir hoy por vosotros sabes que seré yo.


SAYA
Miré a Kai y le pegué una bofetada en la cara. No iba con mucha fuerza, pero aún así sonó.
Le miré seria. Bajé la cabeza cuando me miró él a mí.
-… lo… lo siento…- Tragué saliva sin alzar la mirada.



KAI
Me quedé mirándola sintiendo aún el leve escozor en la cara por la bofetada.
-¿Por qué has hecho eso? Olvídalo, mira, déjalo… -agarré mis pantalones y me los puse.
-A veces te comportas de manera realmente extraña y cuando el resto queremos ayudarte sólo te apartas de nosotros… -me abroché el pantalón y me dirigí a la puerta.



SAYA
-Espera, Kai… no te vayas…- Me acerqué y me abracé a él.
-Lo siento… lo siento mucho, perdóname, mi amor…- Cerré los ojos rompiendo a llorar.
-… no puedo… no soportaría la idea de perderte, por eso… cuando has hablado de esa manera…- Tuve que parar a causa de mi llanto.
-Lo siento… pero tengo mucho miedo…


KAI
Suspiré y la abracé, no me gustaba nada que se encontrase así, aparte de su miedo, siempre que sentía cosas como esa más tarde ocurrían.
-Tranquila, sabes que al final siempre nos libramos de todas las malas… -la besé en la frente acariciándola el pelo.


SAYA
Me abracé con más fuerza a él… algo me decía que iba a desaparecer, que me lo iban ha arrebatar, que ese día sería el último en el cual podríamos estar juntos…
No quería, si me lo quitaban me arrancarían la vida de cuajo… Kai era todo mi mundo y mi existencia, no me podía imaginar vivir en un mundo sin él…
Abrí los ojos ampliamente cuando escuché una explosión seguido de un temblor.
Miré a Kai, iba a decir algo, pero otra explosión invadió el silencio, esta vez fue más intensa, al igual que el temblor.



KAI
Abracé a Saya cubriendo su cabeza con mi brazo cuando el temblor hizo que algunos escombros se derrumbasen del techo, por suerte no fue muy fuerte.
-Mierda, salgamos de aquí ahora mismo. –la agarré de la mano y tiré de ella, corrí hacia mi “cuarto” y cogí la espada, la había dejado allí, salimos al exterior.



SAYA
Cuando salimos a fuera, las explosiones resultaron ser los motores de un ejército de naves sombra aterrizando cerca del Templo, demasiado cerca…
Vimos como los seguidores de Draco, soldados bien armados hasta los dientes, salían de las naves y se dirigían hacia aquí corriendo. Cuando nos vieron a Kai y a mí comenzaron a disparar.
-¡Al suelo, Kai!- Grité, y en ese momento, sentí como mi energía salía a través de mi cuerpo creando una barrera. Pude ver como las balas rebotaban contra el escudo invisible y retrocedían impactando en los cuerpos de los soldados atacantes.
Me agarré la cabeza cayendo de rodillas y frunciendo el ceño por el dolor.


KAI
-Saya… -me agaché a su lado y alcé la espada frente a nosotros, no sabía cómo había hecho eso, pero no era la primera vez, y a ella no la sentaba nada bien.
-Saya, no puedes distraerte, levanta.


SAYA
Me levanté como pude y agarré la mano de Kai.
Noté que algo cálido me escurría sobre el labio superior. Me llevé el dedo y lo miré, vi que era sangre. Me sangraba la nariz. No me habían alcanzado con ninguna bala así que sería por el desgaste de energía que acababa de ejecutar.


KAI
-No sé qué coño es lo que haces, pero si te va a hacer daño no vuelvas a hacerlo. –la solté la mano para agarrar la espada con las dos y alzarla delante de mí.
-Ve a buscar al viejo, les quitará los poderes a todos.


SAYA
Miré a Kai, aún estaba algo desorientada, pero sabía muy bien lo que pretendía.
-¿¿Qué?? ¿Y dejarte solo? Ni hablar, él habrá escuchado tan bien como nosotros las explosiones y los temblores, además, no puede quitarle los poderes a los soldados, no son sombras ni elementales, son humanos…- Le miré. Iba a decir algo más pero la puerta de una de las naves se abrió dando paso a miles de criaturas negras. Las mismas criaturas que nos atacaron cuando fuimos al País del Agua.
-Oh… Dios….


KAI
-Joder, ¡Saya, llama al viejo! –corrí hacia las criaturas y me llevé algunas por delante mientras me enfrentaba a ellas, entonces una recibió un balazo entre los ojos, miré atrás, Kara y Neo acababan de salir para ayudar.


KARA
Salvé a Kai de que un bicho le pegase un zarpazo en mitad de la espalda, con los arañazos de Saya ya tenía bastante.
Al oír las explosiones, Neo y yo salimos lo más deprisa posible, a mí no me había dado tiempo ni a terminar de vestirme, por lo que iba con los pantalones pero sin camiseta, sólo llevaba el sujetador, no creía que a nadie le importase en mitad de un combate.
Miré a Saya y empecé a lanzar tiros a diestro y siniestro contra los bichos. Las balas no los mataban si no atravesaban su cabeza, por lo que tuve que concentrarme en apuntar.



NEO
Cargué un par de fusiles y empecé a disparar a cuantos soldados y cuantas criaturas se acercaban atacantes hacia nosotros.
Cargué de nuevo y disparé. La puerta principal reventó cuando dos bicharracos que se peleaban para ver quién mordía primero, intentaban pasar por ella. Se quedaron mirándonos con esos ojos rojos llameantes. Rugieron y se lanzaron contra nosotros de nuevo.
-¡¡Dios, son demasiados, coño!!- Disparé como un loco, pero no se acababan.


SAYA
Miré a mis compañeros como peleaban y como se defendían… me sentía como una inútil. Cerré los ojos y respiré con fuerza concentrándome. Escuché los disparos, los rugidos, el blandir de la espada de Kai… mi corazón.
Abrí los ojos de golpe justo cuando una criatura se abalanzaba sobre mí.
-Muere, criatura del demonio.- Mis ojos centellearon y noté como salía de nuevo otra ráfaga de energía, más potente que antes y más grande que se llevó a todas las criaturas que había en el Templo.
Cerré los ojos con fuerza y los abrí a continuación jadeando.



KAI
Miré a Saya jadeando cuando hizo que todas las criaturas desapareciesen de un solo golpe, estaba alucinando…
Miré a mí alrededor, los soldados también nos miraban incrédulos, sin saber exactamente qué hacer ante Saya.


NEO
-Coño…- Fue lo único que logró salir de mi boca cuando vi aquella fuerza manar de Saya.
Los soldados se quedaron tan atónitos como nosotros.
Giré la cabeza haca Saya que nos miraba sin saber que decir.



SAYA
No tenía ni idea de cómo coño podía hacer eso y porque tanta fuerza se acumulaba en mi interior, pero una cosa estaba clara… la utilizaría contra esos hijos de perra.
Di un paso al frente lo cual hizo que algunos soldados retrocedieran.
Cerré y abrí las manos una y otra vez sintiendo un hormigueo recorrer mis brazos cargándose de energía, si lograba controlarlo tal ver sirviese como buena defensa.


KAI
Miré a Saya serio.
-Saya, no hagas muchos esfuerzos, te lo advierto, te podría ser dañino. Si una barrera ha logrado hacerte sangrar imagínate lo que te puede pasar si intentas matar a todos esos tíos de golpe, ¿eh?


SAYA
-¿Prefieres que me quede de brazos cruzados? Lo siento, pero eso no puedo hacerlo… al menos… déjame intentarlo.- Miré a los soldados, cuando vieron que no pasaba nada, volvieron al ataque y a disparar. Lanzaron granadas y explosivos de toda clase.
Abrí las manos y alcé los brazos levemente dejando que la energía fluyese de la punta de mis dedos. Mis ojos centellearon de nuevo, mi vista me recordaba a cuando tenía los ojos “enfermos”. Creé de nuevo una barrera haciendo rebotar las bombas y que explotaran cuando tocaban las naves enemigas.



KAI
No me hacía ninguna gracia que Saya estuviese haciendo todo eso. Era verdad que nos protegía y era un poder alucinante, pero eso la hacía daño y acabaría pagando por ello.
Cargué mi espada y miré a Kara y Neo.
-Preparad las armas, en cuanto deshaga el escudo atacaremos.


NEO
Asentí sin apartar la mirada de Saya, era alucinante. Las naves enemigas volaban en mil pedazos y también los soldados cercanos.
-¡Eso es, Saya! ¡Vamos, demuéstrales a esos hijos de puta quién eres!- Pegué un grito emocionado alzando mi fusible.


JIMMY
Aparecí en el cuarto de Erika a la cual pillé armada y dispuesta a salir.
-Eeeeh, ¿dónde crees que vas? No puedes salir ahí, Dark te encontrará y no puedo dejar que te haga daño. Vendrás conmigo a la Black Hole, allí te protegeré.- Agarré la muñeca de Erika.


ERIKA
James me pegó un susto de muerte cuando apareció tan de repente en mi cuarto. Aparté su mano cuando me agarró la muñeca.
-¡No! Yo voy abajo a luchar junto con mis amigos, James, no puedo dejarles solos, nos están atacando.- Le miré y negué.
-Aparta de la puerta, James…


JIMMY
Negué y me planté delante de la puerta.
-No… no puedo dejarte ir, Erika… si Dark te encuentra…- La miré agarrándola de los hombros.
-Escúchame. Sé que eres fuerte y valiente, que bajarías a luchar y a defender a tus amigos como una leona hambrienta, pero no puedo dejarte… tengo que protegerte de Dark, él viene a por ti…- La miré a los ojos.
-Por favor…


ERIKA
-No, escúchame tú a mí, James. No voy a irme a ningún sitio. Lo único que haré es bajar y ayudar a mi Jefe, a Saya, al piloto Neo a Jim y a mi mejor amiga, Kara.- Le empujé para que me dejase salir.


JIMMY
-Pero que cabezona eres…- La agarré de la cintura y la empotré contra el marco de la puerta. Apoyé la mano que me quedaba libre tras su nuca y la besé. La besé con fuerza para que no se escapara. Luchaba por resistirse, pero cuanto más intensificaba el beso más dejaba de pelar hasta que ella también me agarró de la nuca. Me separé levemente y la miré.
-Vendrás conmigo, ¿verdad?


ERIKA
No me creía lo que acababa de hacer… le miré a los ojos de forma penetrante.
-James… no puedo…- James me golpeó la nuca e hizo que me desmayase cayendo sobre sus brazos.



JIMMY
-Lo siento, Erika, pero no tengo elección.- La cogí en volandas una vez perdido la conciencia. Miré a mi alrededor preparado para tele transportarme a la nave y proteger allí a Erika.


JIM
Salí por la puerta dispuesto a ayudar. Confiaba con que Erika se quedaría en el interior del templo y no haría ninguna estupidez como salir a ayudarnos…
Parecía que el tema estaba controlado, Saya tenía el mando de la situación, aún así debía prepararme. Cargué mis manos de energía, tenía que hacer algo con aquellos cabrones que venían a por Erika.



DARK
Salí de mi nave, la última que aterrizó.
Abajo se estaba librando una buena batalla… bien.
Sonreí de forma macabra y de un salto me posicioné delante de unas tropas que estaban siendo arrasadas por una fuerza invisible.
Giré la cabeza y me sorprendió lo que vi.
Amplié mi sonrisa.
-Vaya, vaya, con que la pequeña ninfa juega con poderes mayores… interesante.- Cargué energía negra sin esfuerzo en mis manos y lancé una potente corriente sobre la de Saya.
-A ver ahora como te las apañas, preciosa.


SAYA
Algo me empujó haciendo retroceder considerablemente. Mi espalda chocó contra la pared de forma violenta haciendo que la pared se desquebrajara.
Me levanté aturdida y dolorida. Miré al frente…
-D-Dark…- Caminé de forma insegura y nada firme a causa del aturdimiento. Era él quién me había atacado para que mi barrera se viniese abajo.
Estaba listo para atacar de nuevo, así que, cargué energía de nuevo y justo cuando él atacaba yo contraatacaba del mismo modo.
Nuestras ráfagas se encontraron. Él ejercía fuerza para tumbarme de nuevo, es más, me hizo retroceder de nuevo. Cerré los ojos con fuerza y puse mis manos delante de mí como si estuviese empujando algo.
-¡¡Kai, iros de aquí!!- Grité con fuerza. La nariz me sangraba de nuevo y la cabeza me iba ha estallar. Si dejaba que el ataque de Dark nos alcanzara estaríamos muertos.
-¡¡Kai!!- Repetí-
¡¡Marchaos!!


KAI
Miré a Saya, estaba realmente en peligro, eso era una concentración de energía alucinante y podría provocar una gran catástrofe.
-¿Dónde está este viejo cuando se le necesita? -Saya gritó que nos fuésemos, Kara y Neo quizá lo harían, Jim sería el primero en salir corriendo, pero yo no podía irme, no podía dejar allí a Saya.
-¡Ni hablar! –empuñé mi espada y corrí hacia Dark, haría lo que pudiese por ayudar a Saya.


KARA
Saya nos obligó a retirarnos, no sabíamos exactamente si corríamos mucho peligro, pero yo estaba dispuesta a marcharme si ella lo pedía así, entonces Kai corrió como un kamikaze en dirección a Dark.
-Dios Santo, ¡¡estás loco!! –cargué las pistolas para disparar a Dark por si hacía falta.



SAYA
Vi que Kai salía corriendo hacia Dark. Mi corazón se aceleró y noté que acumulaba más energía haciendo crecer mi barrera. Cerré los ojos frunciendo el ceño y grité con mucha fuerza mientras desataba toda mi energía.
-¡¡¡KAI!!!- Empujé mi barrera haciendo que barriese a todos los soldados y las naves que estaban aterrizadas. A Dark también le dio de lleno, la tierra del suelo se levantó y los árboles de nuestro alrededor se incendiaron creando una gran catástrofe.
Yo seguía gritando y expulsando energía con tal de proteger a Kai.
Todo quedó en silencio… los soldados estaban carbonizados, las criaturas que aún quedaban en pie se habían desintegrado y Dark… yacía en el suelo inmóvil.
Bajé los brazos, todo me daba vueltas, la nariz y los oídos me sangraban, sentí que me desvanecía.
Caí de rodillas sobre el suelo agrietado y levantado. Cerré los ojos y tomé oxígeno por la boca con la esperanza de llenar mis pulmones.
Me dejé caer de lado sin fuerzas ni para pestañear.


KAI
Con la fuerza que empleó Saya acabé varios metros alejado de Dark, pero ella sola había logrado placarle. Me levanté mirando a mí alrededor, al agrietarse el suelo, había levantado polvo y no veía nada.
-¿Saya? –miré a mi alrededor moviendo mi mano para dispersar el polvo.
-¡Saya! –pude divisarla en el suelo a lo lejos, inmóvil.
-Saya… -corrí hacia ella lo más deprisa que pude y la sostuve entre mis brazos.
-Saya, Saya, di algo.


SAYA
Miré a Kai cuando me agarró.
-Está bien…-Dije en un hilo de voz.
-Tenía miedo por ti… no… no podía dejar que te pasara nada… perdóname por no obedecerte…- Paré un poco para tomar aire. Cerré los ojos haciendo el esfuerzo de llenarme de aire.
Abrí los ojos de nuevo, giré la cabeza cuando una figura llamó mi atención…
-¡No, Kai!- Dark golpeó a Kai en el mentón lanzándolo lejos de mi.
-¡Cabrón de mierda!- Dark me agarró del cuello y me alzó sin apenas esfuerzos.
Unos soldados supervivientes arrestaron a Kara y a Neo que aún seguían aturdidos.
-No… estabas muerto….


DARK
Sonreí y agarré a Saya del pescuezo.
-No…-
Me reí.-… no estoy muerto, más quisieras que estuviese muerto, preciosa.-Los soldados rodearon a la chica fuego y al grandullón de los fusiles y los inmovilizaron.
Volví la mirada hacia Saya y sonreí.
-No sé como has hecho eso, pero, no importa. Quiero que me digas una cosita, dímela y nos iremos sin hacer más daño a nadie, de lo contrario…- Apreté la mano contra su cuello con más fuerza. Saya emitió un gemido de dolor.
-Queda claro, ¿no?- Asentí.- Bien… la cosa es sencilla, ¿dónde esta la chica del viento? Erika, ¿verdad? Dime donde se esconde.- Al ver que se negaba, chasqueé los dedos y tres soldados trajeron al rey de hielo ante nosotros.
-Oh, no me obligues ha hacerle daño.- Sonreí y los soldados empezaron a golpearle por todos lados.



SAYA
-¡¡No!! ¡Para, para de una puta vez! ¡¡Déjale en paz!!- Me revolví intentando zafarme del agarre de Dark, pero me era imposible.
-Para… no le hagas daño o… o te mataré. ¡Lo juro!- Dark se rió en mi cara. Me soltó y se acercó a Kai. No tenía fuerzas para mantenerme de pie.
-Dark… no le toques…


DARK
Sonreí y me acerqué a Kai. Le agarré de la nuca para que alzara la cabeza.
-¿Y tú hombrecito? Me dirás donde está Erika o sino, Saya sufrirá mucho.- Me reí.
-Oh, si, la haré mucho daño. No me gustaría hacer daño a una mujer tan apetecible, ya me entiendes.


KAI
Tragué saliva, aunque más bien sangre, los soldados se habían viciado conmigo, no pude mirar a Dark mientras me hablaba, sólo podía mantener la vista fija en Saya…
Cerré los ojos.
-No soy gilipollas… Sé que aunque te lo diga vas a intentar matarnos, no te diré donde está, hazme lo que quieras. –sabía que ahora me esperaba otro golpe, me daba igual, sólo esperaba que dejase a Saya en paz.



DARK
Negué con la cabeza y le solté. Los soldados le agarraron de nuevo.
-Rey malo, eres un Rey muy malo, Kai. Mira que es sencillo decirme donde está la chica y el gusano de mi hermano, me los llevo y vosotros seguís con vuestras patéticas vidas, es muy sencillo, pero no queréis colaborar…- Suspiré y un soldado me entregó mi espada, la cual desenvainé. Miré la hoja y el filo.
-Pues nada, tendré que matarte.- Sonreí y posé el filo del cuchillo sobre el cuello de Kai.
-Hora de morir.


SAYA
-¡¡No!!- Me levanté torpemente, pero lo hice, corrí como pude, pero unos soldados me impidieron llegar hasta Kai. Las lágrimas se desbordaban por mis mejillas sintiendo el miedo y la ira.
-¡¡¡Cabrón!!! ¡¡Suéltale!!


DARK
Alcé la espada, preparado para cercenar la cabeza de Kai. Me giré y clavé la punta el en vientre de Saya. Sonreí y la introduje aún más sintiendo como atravesaba la piel y rasgaba sus tendones haciendo que sangrase.
Me reí y saqué la espada de su vientre dejando que se desangrase. Me encogí de hombros.
-Ves, esto pasa por no colaborar.



KAI
Sentí que el corazón me dejaba de latir, vi cómo la sangre emanaba del vientre de Saya. En esos momentos no vi, oí ni sentí nada que no fuese Saya, junto con esa herida en su vientre yo pude sentir el dolor que sentía ella.
-Saya… -fue lo único que pude susurrar.


SAYA
Cerré los ojos con fuerza emitiendo un grito cuando la espada de Dark me atravesó el vientre. Me llevé las manos a mi torso encharcado en sangre.
Sentí que me desvanecía, mi corazón apenas latía y mi respiración se hacía pesada. El dolor punzante en el vientre haría desmayarme antes de morir.
Miré a Dark mientras se reía. Le escupí una bola de sangre que se me había acumulado en la boca antes de caer sobre el suelo, sobre un charco de sangre.


DARK
-Puaj… furcia asquerosa.- La pegué una patada en la cara y otra en el vientre una vez yaciente en el suelo.
-Guarra…- Miré a mis soldados y uno a unos fueros marchándose.
-Bueno, ha sido diver, ya continuaré mi búsqueda yo solito. Espero veros de nuevo… bueno, menos a ella.- Me reí de nuevo y desaparecí junto con las naves.


KAI
Me soltaron, me acerqué lo más deprisa que pude a Saya, no podía estar muerta, siempre acababa hecha polvo pero no muerta…
La sujeté entre mis brazos, en ese momento no sentía el dolor de las heridas, la taponé la herida con mi mano.
-Vamos, Saya, aguanta un poco… -había muchísima sangre alrededor, demasiada…
-Vamos, Saya… -la moví un poco para que me hablase.



SAYA
Abrí los ojos levemente y miré a Kai…
Sonreí y alargué mi mano para acariciar su mejilla.
-Kai… no te preocupes por mí… estoy bien sabiendo que tú… lo estás...- Acaricié su mejilla con el reverso de mi mano.
-No saldré de esta… pero quiero que me… que me prometas una cosa…- Mi voz apenas era audible.
-… que cuidarás de Kai… cuida de él… por mí, por los dos…- Cerré los ojos.
-Te quiero… y perdóname…- Dejé caer la mano, mis fuerzas me abandonaron por completo…



KAI
-Saya… -la moví nervioso.
-¡Saya! –la agarré de la cara con una mano.
-Saya, deja de hacer esto… -tragué saliva. De cero mi corazón pasó a cientos de pulsaciones por minuto.
-Saya, vamos, no, no está pasando esto, Saya… ¡¡Saya!! –seguí intentando reanimarla. No podía irse, no podía dejarme…


NEO
Todo había pasado muy deprisa, Dark estaba hace un segundo en el suelo, parecía muerto, pero en realidad no. Nos había apresado y ahora Saya estaba muerta…
Parecía una pesadilla.
Me acerqué a Kai que aún sostenía a Saya entre sus brazos. Me agaché y posé una mano sobre su hombro.
-… Kai… - Tragué saliva sin saber que decir en esos momentos.- Kai… Saya no… no va ha volver, amigo…



KAI
Aparté la mano de Neo de un manotazo.
-¡No digas gilipolleces! Saya no está muerta, Saya no está muerta, no… -la abracé con fuerza, reteniéndola contra mi pecho.
-Vamos, Saya, respóndeme, di algo, vamos…



KARA
Me agarré al brazo de Neo apoyando la frente en él, las lágrimas recorrían mi rostro. ¿Cómo podía haber pasado esto? Saya… Saya estaba muerta… No podía ser posible.
Nunca había visto a Kai así, estaba desesperado.



NEO
Me levanté y le miré suspirando.
-Dios…- Pasé mi brazo por los hombros de Kara abrazándola.
-Kai…- Me llevé la mano a la frente. El Jefe estaba desesperado, me rompía el alma.
Dark se había pasado de la raya, le había arrebatado la vida ha Saya destrozando una familia…
-Kai… tienes que ser fuerte ahora. Tu hijo te necesita, Saya quería que cuidases de él… esto duele, y lo sé. Perder a los seres queridos es muy doloroso pero… no puedes venirte abajo.


KAI
-Cállate… -noté en mi voz un leve temblor, y por alguna razón veía borroso y sentía los ojos húmedos…
Hacía tantísimo tiempo que no lloraba que casi no recordaba cómo era esa sensación. No solté a Saya.
-No tienes ni idea… ¡No tenéis ni idea! Saya no se puede ir… No puede…



NEO
Bajé la cabeza mirando a Kara. Suspiré y volví la mirada a Kai.
-Kai, tenemos que irnos de aquí… no es un sitio seguro…- Me acerqué y le agarré del antebrazo sin hacer fuerza.
-Vamos, llevaremos a Saya a la nave…- Se resistía cuando tiré ligeramente.
-Kai… vamos…-Le miré.
-Tenemos que volver, te prometo que no la abandonaremos aquí… venga…- Me puse frente a él.
-Deja que la lleve yo… tu estás mal herido y cansado.- Pasé mis brazos por detrás de la espalda de Saya y la elevé cogiéndola en volandas. Me levanté y miré a Kai.
-Vamos, Kai…- Miré a Kara, a ver si ella podía persuadirle o convencerle.


KAI
Cuando Neo me la arrebató de los brazos fue cuando definitivamente pude sentir que no estaba. No podía creerlo aún. Saya era mi mundo, sin ella nada tenía sentido, mi existencia era en vano sin ella a mi lado…
Me llevé las manos a la cabeza y grité, grité como nunca lo había hecho, desatando toda mi ira en ese grito. Quería dejar de sentir en ese mismo instante, no quería seguir viviendo así.


KARA
Cerré los ojos con fuerza cuando Kai gritó. No podía pensar que él llegase a sufrir tanto con algo, quería mucho más a Saya de lo que había imaginado.
Me limpié las lágrimas como pude y me agaché a su lado, posando una mano en su espalda.
-Kai… -intenté no llorar mientras le hablaba- Tenemos que irnos, ya ha pasado todo, no tenemos nada que hacer aquí…



JIM
Estaba alejado de todos ellos y apenas me había percatado del asunto hasta que Kai dio ese grito desgarrado de dolor. Era imposible, Saya…
Miré al suelo sin moverme ni un centímetro. Dark había matado a Saya… Cerré los ojos y dos lágrimas recorrieron mis mejillas, no podía estar pasando de verdad…



NEO
Kai gritó con furia y odio. Había mucho dolor en ese grito. Le había arrebatado todo de golpe y el sufrimiento era enorme.
-Kara… Jim… encargaros de llevar a Kai a la nave… yo me encargaré de Saya…- Dicho esto caminé hacia la Black Hole con el cuerpo inerte de Saya en mis brazos.
Estaba ensangrentada y pálida, pero aún así, no perdió su belleza.
Suspiré y volví la mirada al frente, hacia la puerta de la nave donde esperaban Erika y… James… En esos momentos no tenía ánimos para ponerme a insultar a aquel cabrón, así que, pasé de largo escuchando como goteaba la sangre de unos de los brazos de Saya.


ERIKA
Me quedé sin aliento ante la escena. Neo portaba en sus brazos a Saya, ensangrentada y sin ninguna señal de vida…
Pestañeé evitando que las lágrimas se desbordasen, pero fue inútil…
-Saya…- Me llevé la mano a la boca apoyándome en la pared.
-Dios… está muerta…- Miré a Neo mientras caminaba por el pasillo.


JIMMY
Miré a Neo, después a Erika y de nuevo a Neo.
-Espera… no puede ser… Saya…- No lo entendía, Saya estaba muerta, pero yo había visto su poder, era imposible que Dark acabase con su vida.
-No me lo creo…- Me puse al lado de Erika mirando al suelo.



KAI JR
Salí de mi cuarto después de echarme una buena siesta. Bostecé y me fije que el suelo estaba manchado.
-Uy… esto es… ¿sangre?- Seguí las manchitas de sangre hasta llegar a una habitación donde estaba el grandote de Neo.
-Oye, Neo, hay sangre.- Dije con mi voz infantil.
-¿De quién…?- Abrí los ojos cuando vi a mi mamá tumbada sobre una mesa. Tenía la camiseta manchada de sangre y no se movía.
-¿Ma… má? ¡¡¡¡¡MAMÁ!!!!- Grité con fuerza y corrí hasta Neo. Le pegué puñetazos en las piernas.
-¡¡¡Qué le has hecho a mi mamá!!! ¡¡¡Qué le has hecho!!! ¡¡¡Devuélvemela!!! ¡¡¡MAMÁ!!!- Empecé a llorar gritando sin parar. Mi mamá estaba llena de sangre, estaba muerta.


JIM
Kai no quería moverse del sitio, no hizo ademán ni de querer levantarse, se quedó inmóvil en el suelo. Por primera vez le veía llorar.
-Vamos, Kai… Saya te necesita con ella… -tiré de su brazo sin brusquedad. Él cedió y le ayudé a levantarse, fuimos hacia la nave, aunque Kai parecía verdaderamente un zombie. Cuando llegamos, vimos la sangre en el suelo, llevé a Kai hasta su cuarto.



KARA
Con una mano en la boca e intentando serenarme me fui hasta donde Neo había llevado a Saya, no pude evitar contener las lágrimas cuando la vi de nuevo.
-Dios, Saya… -pude ver al pequeño Kai en la habitación…
-Joder… -me limpié las lágrimas y me acerqué a Kai.
-Ven, cariño, aquí no puedes estar. –le cogí en brazos, no sabía cómo reaccionaría, pero no podía dejar a un niño pequeño ver a su madre muerta.



KAI JR
-¡No! ¡Suéltame, Kara!- No paraba de llorar, me dolía la tripa de llorar.
-Mami…- Agarré a Kara de la camiseta y me tapé la cara con las manos.
-Mi mami… mi mami…


KARA
Cerré los ojos acariciando la cabeza a Kai, le besé en la frente y miré a Neo.
-Voy a llevarlo fuera… -posé mi mano en su mejilla y le besé en la otra acariciándole.
Abracé a Kai y le acaricié la nuca saliendo de allí.
-Tranquilo, cielo… -lo llevé a mi cuarto y le senté en mi cama, le limpié las lágrimas con mis manos, aunque los dos seguíamos llorando. Le besé en la frente.
-Tranquilo, tesoro, mamá siempre te va a querer esté o no esté contigo… Siempre va a cuidar de ti, ¿sabes? Una madre nunca abandona a sus hijos… -me mordí el labio, no quería llorar delante de Kai, no le ayudaría a animarse, pero no podía evitarlo…


KAI JR
Miré a Kara sin dejar de llorar.
Me acerqué y apoyé mi cabeza en su rodilla tumbándome en la cama. Me tapé la cara con las manos sin parar de llorar. Agarré la mano de Kara con fuerza.
-¿Por qué la han matado? Mamá era muy buena… ¿han sido los malos?


KARA
Apoyé mi frente en su cabeza acariciándole la nuca.
-Sí, cariño, han sido los malos… Mamá luchó para salvar a papá para que pudiese cuidar de ti, ¿vale? Mamá es toda una heroína. –sonreí conteniendo las lágrimas y sin dejar de acariciar su pelo.



KAI JR
Asentí y me limpié las lágrimas.
-Mamá es muy valiente... pero no quiero que se vaya… es mi mamá. ¿Qué pasará con papá? Se pondrá muy triste y mamá no podrá darle mimos para alegrarle…- Suspiré y me senté.
-Tendré que hacerlo yo…- Me levanté y salí del cuarto.
Fui a la habitación de papá, estaba sentado en la cama muy triste.
-Papi…- Me acerqué corriendo y le abracé.


KAI
No me di cuenta de que Kai llegó hasta que me abrazó. No me había percatado de que mi hijo también lo estaría pasando mal. Yo perdí a mis padres a su misma edad y era muy duro, pero no había sufrido tanto como lo hacía ahora sólo de pensar que Saya no volvería…
Abracé a Kai y lo subí en mi regazo.



KAI JR
Apoyé la cabeza en su pecho cerrando los ojos.
-No estés triste papi… mamá no está pero yo cuidaré de ti.- Le di un beso en la mejilla y le abracé con fuerza.
-Los malos lo pagaran, en cuanto les vea les pegaré una patada en la cara.


KAI
Le abracé apoyando la cabeza en su hombro.
-Se supone que tengo que cuidarte yo a ti… -no quería que él me viese así pero en esos momentos… Cerré los ojos con fuerza.



KAI JR
-Ya… pero tú estás muy triste y necesitas que te cuide.- Me encogí de hombros.
-Papi… no llores.- Le acaricié la cara y le volví a abrazar con fuerza.
-Mamá no está pero sé muy bien que no se ha ido para siempre, ya verás como vuelve.


KAI
Apoyé la cabeza en su pecho abrazándole y no pude evitar volver a llorar, esta vez desahogándome con las lágrimas. Tragué saliva bajando la cabeza, Kai no quería verme llorar y yo no podía dejar que me viera así.
-Perdóname… no pude salvarla…


KAI JR
Le acaricié el pelo.
-Mamá te salvó a ti, es una heroína…- Le abracé con todas mis fuerzas.
-¿Puedo quedarme aquí contigo? No quiero dormir solo.


KAI
Asentí.
-No te quedes solo, quédate conmigo todo el rato… -parecía que él lo estaba llevando mucho mejor que yo a pesar de ser un niño que acababa de perder a su madre.
Le acaricié la nuca y la espalda… aún no podía creerme que no volvería a ver a Saya…



NEO
Después de que todos se retirasen a sus cuartos me dediqué a limpiar el cuerpo ensangrentado de Saya. La quité la ropa desgarrada y empapada.
Limpié su torso con agua y gasas y una vez limpia, cosí la herida de su vientre con mucho cuidado.
La vestí de nuevo con ropas limpias y cubrí su cuerpo con una sábana blanca.
Antes de cubrir su rostro me quedé contemplándola. Estaba pálida pero daba serenidad ver su rostro.
Suspiré y la cubrí del todo. Me lavé las manos y me llevé el agua con la que la había lavado ahora teñida de rojo al igual que las toallas y las gasas.
Salí del cuarto y cerré la puerta a mi espalda.
Lo más seguro es que Kai quisiera enterrarla, así que dejé el cuerpo en una cámara frigorífica para mantenerla en buen estado.

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