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sábado, 12 de diciembre de 2009

Capitulo- LXIV - NYLA

ERIKA
Me había enterado la última, como no, de que Saya estaba viva. Al principio no me lo creía, pero James nos lo explicó a todos.
Parece que Neo miraba a James con otros ojos aunque en el fondo no confiaba en él.
Yo estaba contenta ante el buen acto de James. Quería ir a ver a Saya, ya que desde que me enteré de que estaba viva ninguno la habíamos visto.
Me dijeron que estaba con Kai, así que era mejor no molestar…
Estaba en la cubierta, había dejado de llover y hacía un sol muy radiante, hasta hacía calorcito.
Estaba apoyada en la barandilla contemplando el paisaje que sobrevolábamos en esos momentos.


KARA
Me acerqué a Erika, estaba de espaldas apoyada en la barandilla de la cubierta. Me situé tras ella sigilosamente y la tapé los ojos reprimiendo la risa.
-¿Quién soy? –pregunté intentando poner voz de hombre, aunque el intento fue completamente nulo, sabría ya que era yo.


ERIKA
-Kara, me tapas la cara y estoy intentando tomar el sol, si no te importa…- Agarré sus manos.
-Gracias.- Cerré los ojos y seguí tomando el sol.
-No saldré de aquí hasta que no acabe totalmente tostada.


KARA
Alcé las cejas y me situé a su lado dejándola tomar el sol.
-Uhhh, con que quieres ponerte morenita, eh, ¿y eso a qué se debe? ¿Simplemente te apetece o quieres ya hacernos sombra a mí y a Saya como sex symbol? No te queda mucho, la verdad… -sonreí, Erika estaba muy guapa y el paso del tiempo la había resultado beneficioso.


ERIKA
La miré.
-No, simplemente hoy hace calorcito veraniego y quería aprovecharlo… pero…- Sonreí entrecerrando los ojos.
-Me has dado una idea…- Me quité las botas y los calcetines. Me despojé de mi camiseta y de los pantalones quedándome con un conjunto azul clarito. Me senté en una silla y apoyé los pies en la barandilla.
-Ala, esto si que es tomar el sol.- Cerré los ojos acomodándome.


KARA
Me reí con ganas cuando se quedo semi desnuda encima de la silla.
-Ay, que me matas… -me agarré del estómago.
-Ay, pillina, si no fuese porque te conozco diría que tú lo que quieres es cogerte un moreno tropical para seducir a cierto rubio que yo me conozco. –sonreí pícara.



ERIKA
-Ese rubio que tu conoces le seduzco sin hacer falta estar morena.- Sonreí.
-¿No te apuntas un rato?- Señalé otra silla.
-Así podrás seducir a un moreno que yo me sé.


KARA
Sonreí.
-Lo mismo te digo con respecto a ese moreno, pero no me vendría mal un poquillo de más color en la piel. –cogí la silla y me quedé con la ropa interior, me coloqué en la misma posición que ella cerrando los ojos.
-Mmm, calorcito solar, como me gusta. Erika, eres una crack.



ERIKA
Sonreí poniéndome unas gafas de sol.
-Lo sé…- Me reí y cerré los ojos después de ponerme las gafas de sol.
-¿Sabes lo que nos hace falta? Un par de masajistas mulatos, cachas y atractivos.- Sonreí de nuevo.



KARA
Me reí.
-Mulatos, dice. Yo con mi morenazo de metro noventa tengo de sobra, nena. –me acomodé.
-Mmm, pero el masajista no me vendría nada mal, la verdad.


JIM
Salí a la cubierta ya que había salido el sol, abrí los ojos ampliamente cuando divisé a Kara y Erika sentadas tomando el sol. Sonreí y me acerqué.
-Vaya, vaya, pero si están aquí las chicas del calendario, ¿julio y agosto?



ERIKA
Puse mi mano delante de su cara.
-No firmamos autógrafos, lo sentimos y nada de cámaras.- Me reí quitándome las gafas.
Miré a Jim de arriba abajo.
-Humm… oye, Jim, ¿te ofrecerías para hacerme un masaje?-Le guiñé un ojo.



JIM
La miré sonriente.
-¿Qué gano a cambio? –apoyé la mano en su pierna y la besé.
-¿Un masajito sólo? ¿No quieres nada más?



KARA
Miré a Jim.
-Jooder, Erika, qué morro. Oye, si te ofreces nos traes dos zumitos y eso, que no falte. –me reí.


ERIKA
Sonreí mirando a Jim.
-A mi con un masaje y que me des crema me vale, ya te recompensaré cuando estemos solos.- Me tumbé boca abajo y desabroché la parte de atrás de mi sujetador para que no me quedase marca.
Miré a Kara y me reí.



KARA
Sonreí pícara.
-Pero qué morro… -cerré los ojos acomodándome de nuevo.
-Ala, a tostarse un poquito…



JIM
Fui dentro a buscar la crema solar, y ya de paso le traje un zumito a Kara, me sentía servicial.
Me eché la crema en las manos y las posé sobre la espalda de Erika, extendiéndola lentamente a lo largo de toda la espalda, masajeándola.


ERIKA
Suspiré mordiéndome el labio.
-Dios, Jim… me encantan tus masajes…- Dije fingiendo voz excitada.
-Sigue así, no pares.- Miré a Kara y la guiñé un ojo sin que Jim me viese.



KARA
Me reí ante la broma de Erika, a saber qué se estaría pensando Jim en esos momentos.
-Nene, que estoy delante, como la sigas poniendo cachonda… -sonreí mirándole.



JIM
Me sonrojé levemente cuando Erika dijo eso, probablemente era una broma, si se sentía excitada, cosa que dudaba, no lo manifestaría así delante de Kara.
La miré cuando me habló.
-Tú calla… -volví a mirar la espalda de Erika.



ERIKA
-No pares, Jim, ni se te ocurra, ahora no…- Agarré con fuerza mi camiseta que reposaba en el brazo de la silla.
-¡Dios, nunca antes me he sentido tan cachonda!- Vale… ya no podía aguantar más. Empecé a partirme de risa. Tiré de la camiseta y me tapé los pechos con ella para poder girarme y mirar a Jim.
-Lo siento… peque…- Me rompía de la risa.
-Sólo era una broma, no te enfades… ¿vale?- Me tapé la boca con la misma camiseta para que no me viese reír.


JIM
Por un momento llegué a pensar que Erika verdaderamente estaba excitada, pero pronto me olvidé de ello cuando empezó a reírse de mí.
-Te diviertes, eh… -esbocé media sonrisa mientras se partía de risa.


KARA
-Peque, para poner cachonda a una mujer con un masaje ya tienes que ser bueno masajeando, y dudo que tú tengas algo de masajista. –dije esto sin girarme, me encontraba en una postura muy cómoda y ya oía a Erika reírse a gusto, por lo que me imaginé la cara de Jim.


ERIKA
-Perdona que te diga, muñequita de porcelana, que Jim no será un buen masajista pero lo que le falta de masajista lo tiene de…- Me tapé la boca aguantando la risa.
-Bueno, ya sabes…- Me tumbé de nuevo boca abajo.
-Lo que pasa es que tienes envidia de que Jim esté aquí masajeándome y Neo no.


KARA
Jim se puso de nuevo a masajearla sin ningún rencor, le tenía comiendo de su mano…
-No, envidia no, sé que Neo es un hombre ocupado y estará haciendo algo para facilitarnos la existencia en esta nave mientras el resto nos tocamos el chumino, y me incluyo.


NEO
Asomé la cabeza por la ventana y miré la cubierta.
-Coño…- Salí y miré el panorama.
-¿Pero que coño pasa aquí? ¿Montáis una orgía y no me llamáis? Ya os vale, ¿eh?- Miré a Kara.
-¿Te parece bonito estar en pelotas ahí tumbada y no llamarme?-
Dije con voz cabreada.
-Al menos… para ponerte crema, ¿no?... te me vas a tostar.- Sonreí y agarré el bote de crema.



KARA
Me reí mirando a Neo.
-Yo aquí poniéndote de buen trabajador por las nubes y vienes a echarme cremita. –sonreí y suspiré.
-Pues ala, broncéame. –me di la vuelta y me deshice del sujetador echándolo a un lado, me acomodé tumbada boca abajo.
-Envidia ninguna, muñequita. –le dije a Erika sonriendo.



ERIKA
La miré y sonreí. Suspiré de nuevo apoyando la cabeza entre mis manos y cerrando los ojos.
Me sentía en el cielo, el sol calentito y en paz… ojala fuese siempre así.
Me levanté sujetando la camiseta con mi mano.
-Bueno, os dejo aquí, yo voy a vestirme y a practicar un poco con las armas, hace mucho que no descargo…- Sonreí y volví dentro de la nave.



JIM
Me quedé casi con las manos en el aire de lo deprisa que se había ido Erika.
-Toma ya, te doy el masaje y ya puedes irte… -suspiré y miré a Neo.
-Parezco un esclavo. –me reí y me levanté.
-Hasta luego, disfrutad del sol. –entré en la nave tras Erika.



NEO
Levanté una de mis manos pringosas por la crema.
-Hasta luego…-Me encogí de hombros y volví a lo mío.
La piel de Kara era algo áspera por su calor corporal y si unimos el calor del sol a la mezcla pues aún más áspera se vuelve.
Así pasó, que se chupó la crema que había empezado a extender, por lo que tuve que coger de nuevo el bote y pringarme las manos.



KARA
Me estiré cuan larga era.
-¿Tú sabes lo a gustito que estoy, amor? –me reí sintiendo la cremita fría en mi espalda y el calor del sol mezclados.
-Me iba a poner morenita para ti.


NEO
Me reí levemente.
-¿Morenita para mí? ¿Y para que querías ponerte morenita para mí?- Pregunté extendiendo la crema por sus hombros.


KARA
-Ay, no sé, pensé que te gustaría si cogía un poquito de color, pero si quieres no lo hago por ti, como gustes… -sonreí teniendo un escalofrío por el masaje y el contacto de sus enormes manos con mi espalda.


NEO
Me encogí de hombros.
-La verdad es que me da igual, morenita o blanquita. Eso simplemente no me parece importante.- Cogí de nuevo el bote de crema y eché otro poco sobre su piel.



KARA
-Ya sé que te da igual… -suspiré.
-Simplemente quería coger un poquito de color y si te gusta pues mejor, si no, pues ala… -le miré de reojo.
-Tenemos que conseguir provisiones, no queda mucha carne y necesitamos un poco de sal y demás en la cocina, cuando vayamos a parar en algún lado, me avisas. –cerré los ojos disfrutando del masaje.


NEO
-Lo sé…- Miré al frente y suspiré.
-Pues ya está…-Me levanté.
-Tengo que ir a hacer el listado de las cosas que faltan. Tu quédate aquí y toma el sol, después regreso para darte un poco más de crema…- Entré de nuevo en la nave y bajé a la bodega para empezar a trabajar.



KARA
Apoyé los brazos en la silla para alzarme levemente y mirarle mientras se iba, suspiré.
-Ya me he vuelto a quedar solita… -me encogí de hombros y volví a tumbarme, dejando que el sol actuara en mi piel.



NYLA
Llevaba mucho tiempo caminando y corriendo, caminando y corriendo… no podía más, entre los tacones y el miedo a que me siguiesen persiguiendo, me tenía muerta…
Todo eran árboles a mí alrededor, no veía ni rastro de ciudad o civilización, hasta que por fin: ¡Un claro!
Corrí hasta que me liberé de la espesura del bosque.
Alcé la cabeza y divisé una enorme nave negra sobrevolar sobre la zona donde me encontraba.
Levanté los brazos y los sacudí con la esperanza de que me viesen, y un huevo de pato ahumado, si no gritaba no me verían.
-¡¡Eh!! ¡¡Los de ahí arriba!! ¡Estoy aquí abajo! ¡¿Me oyen?!- Cogí aire y empecé a saltar con los zapatos de tacón en mi mano.
-¡¡Mujer rubia en apuros!!



KARA
Fruncí el ceño cuando oí una voz gritar. Me puse el sujetador y me asomé por la barandilla, pude divisar a lo lejos, en el bosque, una mujer pidiendo ayuda. Los civiles debían estar siguiéndola.
-¡Aguanta, ahora vamos! –me vestí por el camino, esto de ayudar a todo el que estaba contra los civiles era un trabajo bien duro.
Corrí por los pasillos hasta dar con Neo.
-Neo, desciende la nave, hay una tía en apuros, debe estar huyendo de los civiles.



NEO
Salí corriendo hacia el puesto de mando y empecé ha descender la nave lo más rápido que pude hasta que estuvimos en tierra firme.
Agarré un rifle y abrí las compuertas para poder salir en busca de esa mujer.
Corrí hacía donde me señalaba Kara todo lo rápido que pude hasta que la divisé. Estaba de espaldas a mi, lo único que me dio tiempo ha ver fue una melena rubia, pues la cargué sobre mi hombro como un saco de patatas y corrí de nuevo hacia la nave.
Una vez dentro, cerré las compuertas y volví a ascender la nave.


NYLA
Todo pasó muy deprisa, me agarraron y me llevaron a la nave… lo importante es que me habían salvado… aunque no sabía donde me había metido…¿y si resultaban ser piratas despiadados que se dedican a robar y violar mujeres hermosas y atractivas como yo?
Tragué saliva y miré a mi “salvador”.
-Por Dios bendito, muchas gra… ¿¿Neo??- Me levanté de un salto y me quedé mirando a mi rescatador, no resultaba ser otro que mi ex marido.
-Pero… yo… tu… ¿por qué demonios sales a rescatarme tu?- Piratas despiadados no… pero donde estuviese mi ex marido, estaba claro que iba a ser mucho peor que meterme en un tugurio lleno de tíos desesperados…


NEO
Me crucé de brazos y miré a la inquilina.
-Ohm, si quieres te dejo donde te hemos encontrado, por mí no hay problema, es más, así te perderé de vista…- Me encogí de hombros y la agarré de nuevo cargándola sobre mi hombro.
-Pero que desagradecida llegas a ser, nunca cambiarás. ¿Y qué coño hacías en medio del bosque gritando como una verdulera?- Mientras la preguntaba me encaminaba a la compuerta. La nave estaba ascendiendo. No estaríamos a mucha altura, así que, si la tiraba no corría el riesgo de espachurrarse contra el suelo.
-¿Sabes? Me da igual lo que estuvieses haciendo, si tanto te ha molestado el rescatarte, no te preocupes, ya lo arreglo.-Nyla no paraba de darme patadas y manotazos en la espalda intentando zafarse de mi agarre.



NYLA
Neo me agarró de nuevo y me subió en su hombro. ¿¿Qué me iba ha dejar donde me encontró?? Empecé a batirme en un duelo por conseguir bajarme de su hombro, pero me era imposible.
-¡Suéltame, troglodita! ¡Salvaje! ¡No puedes hacerle esto a una mujer indefensa! ¡¡No puedes!!- Le propiné puñetazos en la espalda, pero ni se inmutaba… seguía estando como una piedra el muy…
-¡Neo! Exijo, ¡no!, te ordeno, que me bajes ahora mismo.



NEO
Solté una risotada y agarré el pomo de la compuerta.
-¿Ordenarme? ¿Tú a mí? Lo siento, muñequita, pero ya es agua pasada.- Abrí la compuerta.
-Ha sido un placer volver a verte, que disfrutes de la caída.- Como yo decía, no había más de tres o cuatro metros de altura.



NYLA
Abrí los ojos como platos cuando vi la altura y el vacío bajo mis pies. Me agarré a la camiseta de Neo.
-¡¡No!! ¡Espera, espera! ¡Por la madre de Charlize Theron, no me sueltes que me la pego!- Miré de nuevo al vacío y después a Neo.
-Está bien… está bien… t-te diré que hago aquí y… y porque corrí por el bosque, pero…- Miré hacía debajo de reojo.
-Por Dios, no me sueltes…


NEO
La miré y entrecerré los ojos. Tiré de ella y cerré la compuerta.
-Muy bien…- La senté sobre mi sofá con brusquedad y la miré directamente a los ojos de forma intimidante.
-Desembucha, y nada de jueguecitos, Nyla, nos conocemos.- Esbocé media sonrisa juguetona.
-O si no…- Señalé la compuerta.
-Te lanzaré desde una distancia en la que desearás por lo que más quieres llegar al suelo… la caída se te hará eterna…- Asentí.
-Lo comprendes, ¿no?


NYLA
Tragué saliva encogiéndome todo lo que pude sobre el sillón.
-Jo… Neo… ¿desde cuando te has vuelto tan espabilado?- No contestó, simplemente esbozó media sonrisa que hizo que me estremeciese de temor… este tío era capaz de hacer cualquier cosa… tendría que ir con pies de plomo si quería conseguir mi objetivo…
Asentí ante lo último que me dijo.
-Lo comprendo muy bien…-Asentí de nuevo enérgicamente.
-En el bosque… estaba huyendo… La ciudad del Rayo ha sido devastada al igual que los demás… así que, lo único que pude hacer, al igual que los supervivientes era huir de allí…- Respiré hondo.
-Me uní a un grupo que decía de ir al único reino que aún resiste… el del Viento. Así que, recogí lo que aún me servía y me fui con ellos…



NEO
La miré y la escuché con atención.
Suspiré sin apartar la mirada de ella. Me mostraba inexpresivo… totalmente pasivo.
-¿Cuántas personas ibais en el grupo?- Pregunté sentándome en una de las sillas que había en el panel.



NYLA
Bajé la cabeza y pestañeé pensativa.
-Pues… no más de quince, creo… entre ellos, la mayoría eran ancianos y niños…- Le miré de nuevo.
-¿Y eso que tiene que ver con lo que hacía en medio del bosque?



NEO
-Oh, tienes que ver mucho. Con ese detalle me hago una idea de cuanta gente sobrevive y cuanta es victima de los ataques… pero eso son cosas del Jefe y del piloto…- Me crucé de brazos recostándome sobre la silla.
-Continúa…


NYLA
Suspiré y me senté algo más relajada.
-Me uní al grupo, caminamos durante días enteros… el reino del Viento queda un poco lejos, ¿sabes?- Carraspeé cuando Neo me dedicó una mirada inquisitiva.
-Bueno… la cosa es que me despisté y acabé perdiendo al grupo… Estuve buscándolo, pero debe ser que ellos decidieron ir por un lado distinto o, cabe la posibilidad de que como no sé donde está el reino del Viento, eso favorecería mi perdida…- Asentí.
-Me crucé con un grupo de soldados de ese tal Draco e hice lo que todos hacen cuando ven un grupo de esos… correr. Eso los motivó y empezaron a perseguirme como leones.


NEO
La miré algo pensativo… había algo que no me cuadraba… no me fiaba del todo de sus palabras…
Me rasqué el mentón y suspiré.
-Bien… haré como que te creo, pero que sepas una cosa.- Me acerqué y la acorralé en el sillón.
-No te moverás, no respirarás, no dirás nada sin que yo te lo diga, te tendré muy bien vigilada, aunque me joda ver tu careto por aquí. Que te queda clarito, mona…- Me separé y me levanté.



NYLA
Me quedé mirando a Neo totalmente desconcertada… ¿dónde estaba el perro pachón el cual era antes el hombre que ahora tenía delante? Antes era yo quien le decía y quien le ordenaba. ¿Tanto había cambiado desde que nos separamos?
Tragué saliva de nuevo y asentí de nuevo… ¿¿me estaba dejando doblegar??
Fui a decir algo, pero una chica de pelo negro y ojos azules entró en la sala de mandos y se acercó a Neo.
Por las miradas y el contacto me daba a entender que esa chiquilla era algo más que parte de la tripulación para Neo.



NEO
Kara entró en la sala de mando. La miré cuando se acercó.
-Kara… te presento a Nyla… es mi ex mujer.- Miré a Nyla y después a Kara.
-¿Te acuerdas que te hablé de ella? Pues…- Señalé a Nyla con la mano.


KARA
Miré a la chica a la que habíamos rescatado, debía haber dejado que la pillasen los soldados…
-Hola… -sonreí falsamente.
-Soy Kara… Tú no me conoces a mí, pero yo a ti sí, así que… sobran las presentaciones. –volví a sonreír falsamente.



NYLA
Miré a la chica de arriba abajo… era muy mona, no tendría más de veinticinco.
-Hola… -Saludé alzando levemente la cabeza.
-¿Me conoces?- Miré a Neo.- Ohm, ya entiendo… Neo te ha hablado de mi…- Puse los ojos en blanco.
-Genial…


NEO
Miré a Nyla y suspiré.
-Supongo que se quedará aquí durante un tiempo hasta que volvamos al reino del Viento, así que…- Miré Kara.
-Kara, ¿te importaría llevártela para que se de un baño? Dale uno de los uniformes que tenemos de recambio.- Posé una manos sobre su hombro.
-Y otra cosa… ten paciencia…


KARA
-Genial… -no borré mi sonrisa y me posicioné frente a ella.
-¿Me sigues? –me dirigí a la puerta y salí seguida de Nyla, no creía que fuese una amenaza pero si Neo no fue capaz de soportarla no debía ser la mujer más agradable del mundo… La llevé hasta el baño y cogí uno de los uniformes del armario. Le quedaría enorme, pero era lo que había. Se lo ofrecí junto con una toalla.
-Aquí tienes, espero que no te sientas incómoda, hay tres hombres en la nave y la puerta no tiene pestillo… Si necesitas algo…



NYLA
-Ohm… vale.- Agarré la toalla y la ropa.
-Gracias, Kata…- Sonreí y me metí en las duchas
-Vaaaaaaya… que grandes son…- Que lujo, pensaba que estando en la nave en la cual también estaba mi ex marido, sería un a pocilga, pero me equivocaba.



KARA
-Que disfrutes del baño… -cerré la puerta.
-O en el intento resbálate… -susurré al salir. Me fui hasta la sala de mandos y me quedé en el marco de la puerta.
-Cielo, esa tía… ¿es tu ex? –fruncí el ceño- No sé, la imaginaba diferente… Es muy guapa. ¡Eh! No me siento amenazada por ella, al menos no hasta que demuestre que deba estarlo.


NEO
Fruncí el ceño extrañado y la miré.
-¿Pero qué coño dices? Nyla y yo estuvimos casados, si, pero no duramos ni dos telediarios. No nos soportamos, ya lo has visto.- Miré el GPS y puse rumbo al reino del Viento.
-Ahora lo que más quiero es deshacerme de ella antes de que cometa un asesinato…


KARA
Fruncí el ceño.
-Joder, como la quieres… No, si a este paso creo que prefiero ser tu esclava antes que ser tu exmujer… -me acerqué a él.
-La tienes mucho asco, ¿no? ¿Qué te hizo exactamente para que ahora la quieras tirar por la borda? No es por objetar, pura curiosidad.


NEO
La miré y negué.
-Olvídalo, son cosas del pasado… no quiero rememorarlo…- Puse el PA para que la nave se dirigiese a su destino.
-Voy a prepararle a la reina de Saba una habitación…- Me retiré hacia el pasillo.



KARA
Me crucé de brazos dejándole pasar.
-Te has puesto de mala leche, eh… -le seguí por el pasillo, sería capaz hasta de ponerle algo en la cama, como un chicle en la almohada, sólo para que se le jodiese el pelo rubio que tenía.
-No estés mal, en seguida te librarás de ella, y la nave es grande, puedes hasta evitarla el tiempo que esté aquí.


NEO
-Ya… te aseguro que no la soportarás ni aunque te cruces con ella.- Me giré y seguí por el pasillo para prepararle una habitación a Nyla… Dios, ¿por qué no me castigas con, moscas, langostas? Cualquier cosa menos a Nyla…


KAI
Me desperté antes que Saya, y me rugían las tripas de manera atroz. La miré, y pensar que de tantas veces he estado a punto de perderla y lo he hecho… casi. Me incliné y deposité un beso en su hombro, las tripas me sonaron.
-Creo que voy a por el desayuno… -susurré bajándome de la cama. Salí de la habitación, sin Saya, muy a mi pesar, y me dirigí hacia la cocina.
Por el camino me encontré a Jim que venía en dirección contraria.
-Ey, Jim. –le di un pequeño toque en el brazo.
-¿Qué tal, machote? –sonreí y seguí mi camino.



JIM
Me crucé con Kai por el pasillo. Normalmente ni me dirigía la palabra, pero…
Me giré y me quedé mirándole mientras se alejaba por el pasillo, fruncí el ceño.
-Creo que éste ha empezado a fumarse algo…


KAI
Seguí por el pasillo y vi una de las habitaciones libres con la puerta abierta. Me asomé, estaba Neo preparando una cama. Me acerqué y posé mi mano en su hombro.
-Hombre, Neo, ¿qué hay? ¿Haciendo las camas? –me di cuenta de que Kara estaba al otro lado de la cama.
-Madame… -incliné la cabeza.



NEO
Giré la cabeza lentamente y miré a… ¿Kai?
Fruncí el ceño y posé una mano sobre su frente.
-Humm, no, parece que no tienes fiebre…- Le agarré de los hombros.
-Jefe, ¿estás bien?- Le miré a la cara, parecía el mismo…
Empecé a reírme.
-Vaaaaale, esto es una broma, ahora te pondrás a gritarnos y a cagarte en todos, ¿verdad?


KAI
Me puse serio y le miré con mala hostia.
-¡¡SÍI!! –miré su cara de susto y me descojoné, le di un par de golpes en el hombro.
-Sé que tengo fama de tío serio pero por un día que estoy feliz déjame, ¿no? –sonreí y le di un par de golpes en la mejilla.
-Pasadlo bien. –salí de la habitación, no sabía qué estarían haciendo, pero me daba un poco igual.


KARA
Miré a Neo entre desconcertada y acojonada.
-¿Qué… qué coño ha sido eso, Neo? –pregunté con voz temblorosa.
-Kai no era, ¿verdad?



NEO
Negué lentamente mirando la puerta.
-No… ese no era el Jefe… era alguien con el disfraz de Kai…- Me senté en la cama.
-Creo que alguien le está pasando coca o caballo…


KARA
Me crucé de brazos.
-Oye, Neo… ¿crees que lo de Saya le ha trastornado y se ha vuelto loco? Cabe la posibilidad, eh… -le miré, me acerqué y le cogí de la barbilla.
-O simplemente está muy feliz de tener a su mujer, lo que más quiere en el mundo, a su lado de nuevo después de haberla perdido, ¿no? –sonreí.


NEO
Miré a Kara.
-Vale, otra que se ha vuelto majareta…- Me giré.
-Voy a… al país de Yupi a ver si yo también me vuelvo loco…- Salí del cuarto una vez lo dejé listo para la arpía de Nyla.
Bajé a la sala de máquinas… estaría allí un buen rato, necesitaba pensar.



KAI
Volví a la habitación con un par de cafés y galletas, no es que fuese un manitas en la cocina, en el castillo siempre me lo daban todo hecho…
Entré con la bandeja, aunque di un par de golpes en el marco sin querer, cerré los ojos con impaciencia.
-Joder… -entré y cerré la puerta con el pie.



SAYA
Abrí los ojos cuando escuché un golpe. Levanté la cabeza y miré hacia la puerta.
-¿Kai?- Me aparté la sábana y me senté sobre el colchón.
-¿Qué haces?- Llevaba una bandeja con un par de tazas de café
-Vaya… nunca antes me habías traído el desayuno a la cama, aprovecharé, ya que es la primera y la última vez que lo veré con mis ojos.


KAI
Sonreí y me acerqué aún con la bandeja entre las manos, por suerte no se había derramado nada de café. Coloqué la bandeja a su lado y cogí una de las galletas metiéndomela en la boca. La miré sonriendo, me incliné y la besé. Me apoyé en la cama mirándola con media sonrisa.
-Aprovecha, aprovecha…



SAYA
Le miré extrañada… estaba demasiado feliz, pero no le di importancia.
Sonreí y desvié la mirada un poco cohibida.
-¿Qué… qué miras tanto?- Estaba recién levantada, pero era un despertar que… pufff…



KAI
-A ti, ¿qué iba a mirar más que a ti? –cogí otra galleta sin dejar de esbozar mi media sonrisa.
-¿Es que no vas a desayunar, Saya? Pareces algo… no sé, distraída.



SAYA
Desvié la mirada de nuevo hacia la bandeja con el café.
-¿Distraída? No… ¿qué te hace pensar que estoy distraída?- Dios… sentía sus ojos clavados en mí aunque yo no le mirase.


KAI
Sonreí y no dejé ni un momento de mirarla, solté una pequeña risotada, sabía lo que la pasaba.
-¿Sabes por qué te miro así? –cuando me miró volví a reírme.
-Te estoy desnudando con la mirada… Ahora mismo te estoy subiendo poco a poco la camiseta.


SAYA
Le miré y tragué saliva. Sonreí levemente, más bien pareció un “tic”. Miré la bandeja y alargué la mano para coger la taza pero esta se me resbaló cuando dijo que me estaba desnudando con la mirada.
La taza calló al suelo empapando el suelo de café.
-Uy… que… torpe…- Miré de reojo a Kai.
-¿Me traerías… otra taza?


KAI
Sonreí.
-No puedo, es que te estoy quitando el tirante… -no se dio cuenta, pero con mi mano estaba deslizando su tirante izquierdo por su hombro. Me reí levantándome.
-Voy a por una taza, bebe de la otra, pero no la tires. –la guiñé el ojo y salí de la habitación yendo a por otra taza a la cocina.



SAYA
Me dejé caer encima de la almohada resoplando.
-¡Dios!- Me tapé la cara con la almohada ahogando un grito.
-Este hombre es mucho hombre para mí…- Suspiré y me aparté la almohada de la cara.
-Muy bien, este se va ha enterar de lo que vale un peine.


KAI
Al poco volví con otra taza de café y bebí un poco cuando entré.
-He vuelto, ¿qué más has tirado? –entré y me senté en la cama a su lado, sonreí.
-Vaya, parece que el tirante se ha bajado con mi mirada… -dije deslizando mis dedos por su brazo.



SAYA
Me recosté apoyando los codos en el colchón. Le miré fijamente mientras me colocaba el tirante.
-Creo que hace algo de calor…-Me destapé. Me había quitado el pantaloncito, por lo que me había quedado en tanguita blanco de tira fina y con la camisetita corta de tirantes. Ladeé la cabeza arqueando una de mis cejas.
-¿Tú no tienes calor?- Me agarré el extremo de la camiseta subiéndola lentamente con mi dedo. Encogí una de mis piernas adoptando una pose sensual.



KAI
Sonreí acercándome a su rostro.
-Con que te gusta jugar, eh… -la besé mientras recorría su ombligo con mis dedos, parte ya desnuda de ella, ya que se estaba subiendo la camiseta.
-Yo sé jugar a esto… -deslicé mis dedos suavemente por su vientre bajando hasta la tira del tanga.


SAYA
Posé mi dedo índice sobre sus labios y agarré su mano con la que me quedaba libre.
-¿Quién ha dicho nada de jugar? Solo he dicho que tengo calor…- Acerqué mis labios a los suyos sin llegar a besarle, solo a rozarlos.
-¿Me has traído la taza de café?- Esbocé media sonrisa.



KAI
Interpuse la taza entre sus labios y los míos.
-Ya te he dicho que cogieses la otra, esta es mía. –bebí alzando la cabeza, ya que quedaba poco café, sentí cómo el líquido me descendía por la garganta. Sonreí dejando la taza a un lado.



SAYA
Aproveché cuando Kai bebió para acercarme y morderle en el cuello, justo cuando tenía la cabeza alzada.
Le mordí con cuidado pero de manera rápida, como lo haría una serpiente. Me reí y le empujé suavemente con el pie.



KAI
Me llevé la mano al cuello sonriendo.
-Qué capulla, como te aprovechas… -agarré su pie cuando me empujó, sonreí y pegué un leve mordisco en su dedo gordo.
-Ahora te tengo yo…



SAYA
No dije nada, le miré esbozando mi media sonrisa.
-¿Y qué vas ha hacer ahora? ¿Seguirás mordiéndome el pie hasta que sacies tu apetito?- Coloqué mi otra piernas entre las de él y subí el pie hasta su entrepierna la cual froté con suavidad



KAI
La miré soltando su pie y agarrando el otro con la otra mano.
-No te pases, muñeca, que tú siempre intentas hacer trampas entrando en zona minada, yo también sé hacer eso, mona. –la acerqué a mí y agarré la tira de su tanga de nuevo, a ver cómo se escapaba ahora que la tenía agarrada.



SAYA
Me inmovilizó por completo.
-Eso si que es hacer trampas… si me inmovilizas es como si nada…- Le agarré de la mano como pude.
Le miré a los ojos mientras luchaba por agarrar su mano.



KAI
La besé atravesando la barrera entre su parte íntima y mi mano.
-Mmm… ¿esto es trampa? Como tú lo hacías siempre yo pensaba que ya era parte del juego. –la volví a besar, pasando mi lengua entre sus labios para buscar la suya.



SAYA
Su mano logró llegar a su objetivo. Pegué un pequeño respingo sintiendo que me estremecía haciendo que soltase un pequeño gemido.
-Tramposo…- Agarré su muñeca.



KAI
-¿No te gusta? Vaya… pues por tu reacción corporal yo diría que sí te gusta… ¿no tienes calor ahora? –la besé en el cuello, dejando una buena marca mientras seguía torturándola.



SAYA
-Kai… eso no vale…- Dije con la voz jadeante mientras seguía acariciando por encima del tanga.
Cerré los ojos cuando me besó por el cuello, y encima se aprovechaba de la situación el muy…


KAI
-Esto es por lo menos por todas las veces que me has torturado tú a mí. –la volví a dar besos por el cuello.
-Sólo dices que es trampa, pero en ningún momento has dicho que no te gustara, ¿verdad? –sonreí.


SAYA
-¿Por eso lo haces? ¿Por rencor?...- Le miré y alcé una de mis cejas.
-Si es así, ya puedes ir parando, si no… sigue hasta que acabe gritando de placer.- Solté su muñeca y me senté sobre él agarrándole de la nuca.



KAI
Sonreí y la besé cuando se acomodó encima de mí. No aparté mi mano de su entrepierna, ya que había dejado claro que la gustaba.
-Ya quemas… -sonreí y volví a besarla, su temperatura era elevada para mí.



SAYA
Me tumbé haciendo que se tumbase encima de mí sin dejar de besarle. Me contoneé debido a la excitación.
Agarré el cordón de su pantalón. Por el bulto que pude apreciar, el también estaba excitado.
Sonreí y levanté mi pelvis haciendo que se rozara con el bultito de Kai.
-¿También tienes calor o me lo parece a mí?- Pregunté sin dejar de contonearme.



KAI
Sonreí.
-Sólo te lo parece a ti. –la seguí besando y con mi mano libre me bajé el pantalón.
-Esto sí es un buen desayuno y no el café rancio que hace Kara. –la besé por el cuello.



SAYA
Agarré la tira de mi tanga y me lo bajé mientras Kai me besaba por el cuello.
Eché la cabeza hacia atrás dejando escapar otro gemido. Sentía que me ardía todo el cuerpo, estaba muy excitada, más que cuando solíamos hacer el amor de manera normal.
Me contoneé de nuevo rozando la pelvis de Kai, cosa que me hizo jadear con más excitación.



KAI
Me deshice de la ropa interior y la besé de nuevo por el cuello, acariciando sus pechos y su torso mientras poco a poco penetraba. Jadeé con mis labios pegados a su cuello, sin separarlos.



SAYA
Sexo por la mañana, sexo por la noche… esto era un no parar, pero tampoco me importaba mucho, no hacía nada malo ni dañaba a nadie.
Agarré su espalda clavando mis dedos en su piel jadeando con intensidad.
-No, Kai… no tan despacio…- Gemí.
-Así… no acabaré gritando de placer…


KAI
Sonreí y la agarré de los muslos y aceleré ligeramente, más aumenté la intensidad.
-¿Mejor así, majestad? –sonreí y la besé el cuello recorriéndolo en todo su contorno, usando mi lengua y mis dientes para darla pequeños mordiscos.



SAYA
Encogí mi pierna derecha clavando mis uñas en la piel de su espalda mientras gemía.
-¿Esto es lo único… que sabes hacer?- Le miré.
-Creo que me va ha entrar la modorra…- Gemí.
Por desgracia, mis gemidos me delataban.



KAI
Embestí con fuerza sonriendo maliciosamente.
-Sí… ya veo como te duermes. –embestí un par de veces, escuchando cómo gemía.
-Menuda modorra. –bajé la cabeza jadeando, no sabía de dónde sacaba esas energías tan de mañana y sin apenas desayunar.


SAYA
-¡Ah!...- Clavé mis uñas con más fuerza en su espalda arañándole.
-Dios, Kai…no pares…- Arqueé la espalda encogiendo una de mis piernas.
Gemí con fuerza sin parar de jadear. Le agarré de la nuca y descendí con mis uñas arañándole sin llegar ha hacerle herida.


KAI
Saya me estaba dejando la espalda hecha un asco con tanto arañazo y clavarme las uñas, eso me motivaba más, ya me quejaría más tarde. La besé con energía y pasión mientras seguía con la intensidad casi al límite.


SAYA
Agarré el pelo de su nuca mientras me besaba jadeando. Entrelacé mis dedos en su pelo.
Cerré los ojos con fuerza mordiéndome el labio gimiendo intensamente.
Le miré y le besé con fuerza jugueteando con su lengua.


KAI
Apoyé las manos en el colchón jadeando y cerrando los ojos con fuerza, sentía que tenía la nuca llena de sudor que caía por mi cuello. Seguí con la misma intensidad, gemí. Me acerqué más a Saya y la abracé pegándola totalmente a mí.


SAYA
Agarré sus hombros con fuerza cerrando los ojos.
Gemí fuerte, pareció más un grito lujurioso.
Acaricié su nuca con fuerza limpiándole el sudor que le resbalaba por la piel. Jadeé, estaba a punto de llegar al orgasmo y me daba la sensación que iba ha ser bastante audible.


KAI
No pude aumentar la intensidad, pero la mantuve, respirando con fuerza.
-Saya… -tragué saliva, apoyé la frente en la suya y tuve el orgasmo agarrándome a sus muñecas.



SAYA
Eché la cabeza hacia atrás cuando Kai tuvo el orgasmo. Cerré los ojos con fuerza y le seguí profiriendo un buen grito lleno de placer y excitación.
Me relajé y dejé caer el cuerpo sobre el colchón aún jadeando. Miré a Kai apartándome el flequillo empapado por el sudor, las piernas me temblaban ligeramente al igual que los brazos por la tensión.
Mi pecho y mi vientre subía y bajaba rápidamente buscando el aire que me faltaba.



KAI
Jadeé y me tumbé al lado de Saya agotado, me había empleado a fondo y ahora estaba cansado.
Cuando pude haber recuperado ligeramente el aliento posé mi mano en el vientre de Saya y la besé en la mejilla.
-¿Ya te has dormido? –dejé escapar una risotada.



SAYA
Le miré y le saqué la lengua. Me reí aún jadeando.
-Cállate…- Sonreí y le miré.
-¿Y tú qué? ¿Te has cansado de jugar?


KAI
-Te aseguro… -cogí aire- que por el momento sí… -me reí y me tumbé boca arriba cogiendo bien el aire.
-Me agotas, Saya… -sonreí mirándola.



SAYA
Le miré de reojo soltando una risotada.
-Te agoto…- Negué sonriendo. Me levanté y me agarré el pelo echándomelo a un lado. Tenía la espalda empapada al igual que la nuca. Sentía como las gotas se resbalaban a lo largo de mi espalda y mis costados.
-Ahora si que tengo calor.


KAI
Posé la mano en su espalda, resbalándose por las gotas de sudor.
-Se nota, cariño… estás empapada de sudor. –apliqué algo de frío con mi mano y el sudor que había alrededor se cristalizó, sonreí.



SAYA
Cerré los ojos y suspiré aliviada cuando sentí el frescor por mi espalda. Se me puso la piel de gallina cuando el sudor se congelo sobre mi piel. Un escalofrío subió por mi espina dorsal y llegó hasta mi cabeza. Abrí la boca y dejé que saliese bao.
Sonreí y abrí los ojos.
Giré la cabeza y miré a Kai por encima de mi hombro sin darme la vuelta.
-Gracias por refrescarme.


KAI
-Todo un placer. –sonreí y repetí la operación sobre mi frente, no me sobraba el frío en esos momentos.
-Si cada vez que jugueteemos acabamos así… con tanto ejercicio vamos a quedarnos cachas. –me reí y marqué músculo.
-¿Qué te parece? Esto no es de entrenar con la espada.



SAYA
Le miré.
-Hum… creído…- Aparté las sábanas y me levanté agarrándome el pelo con la mano. Me acerqué al armario para coger una toalla. Iba completamente desnuda, pero no me importaba, solo estaba Kai y creo que a él le importaría menos el verme sin ropa.
-Voy a darme una duchita, musculitos.


KAI
Sonreí.
-Muy bien, majestad, daos una buena ducha, que el rey hoy estaba juguetón y, bueno… es lo que ha pasado, habéis acabado sudando… -cerré los ojos apoyando la cabeza en el colchón.



SAYA
Me acerqué y le mordí en uno de sus cachetes, como estaba tumbado boca arriba no pude morderle bien, pero se llevó un bocado. Me reí tapándome con la toalla y me alejé corriendo para que no me pillase.
Me incliné.
-Discúlpeme, su majestad, pero cuando llama el apetito y tengo delante de mi tan exquisito pastelito pues…- Me mordí el labio acercándome a la puerta.
-Yo me retiro.- Salí del cuarto.



KAI
-Capulla… -me reí frotándome donde me había mordido. Suspiré y me acomodé de nuevo. Debía ser bastante tarde, pero no pensaba levantarme ni aunque se hubiese colado alguien en la nave, sólo si Saya me quería fuera de la cama.



NYLA
Salí de las duchas y me vestí con la ropa que me había dado la chiquilla morena… ¿cómo se llamaba? ¿Kata? Si, eso, Kata.
Me peiné un poco y me miré en el espejo. El uniforme me quedaba grande, pero no me importaba. Abrí la puerta, cuando fui a salir me topé con una chica que por su aspecto iba ligera de ropa… o sin ropa…
La miré bien… era bastante… muy hermosa para ser una humana común.
-Uy… hola, creo que no nos han presentado.- Extendí mi mano.
-Soy Nyla, Neo me ha rescatado justo cuando unos civiles querían apresarme.



SAYA
Me topé con una mujer, nunca antes la había visto…
-…hola…- Agarré su mano.
-Yo soy Saya… y me alegro de que Neo te salvase…- Sonreí y miré el baño.
-¿Has… has terminado?- Señalé las duchas.


NYLA
Señaló las duchas.
-Ohm… - Me reí y me aparté.
-Claro, Saya…- Sonreí falsamente y la dejé paso.
-Ya nos veremos por aquí…- Me giré y me alejé de las duchas.
Otra gallinita más en el corral a la cual esta zorra se iba ha devorar.



KARA
Me dispuse a preparar la comida, al ser más ese día tendría que preparar algo diferente a lo previsto. Me asomé a la nevera para ver qué podía cocinar. Al final me decanté por hacer huevos fritos con patatas fritas y nadie se quejaría, sabían que conmigo no debían hacerlo.
Empecé a preparar la comida, me dispuse a cortar las patatas, así que me senté en la mesa con un cuchillo.



JIMMY
Pasé por la cocina y vi a Kara sentada preparando la comida. Esbocé media sonrisa y me acerqué sigiloso. Estaba de espaldas a mí, por lo que no me vio. Rodeé sus hombros con mis brazos y la di un beso en la mejilla.
-Hola, bombón, ¿qué tal mi cocinera favorita?


KARA
Abrí los ojos como platos cuando Jimmy se acercó así a mí.
-Pero niño… ¿Cuándo te has cogido esas confianzas? Nada, no pasa nada, dame mimos mientras cocino… -me reí y seguí pelando patatas.


JIMMY
Sonreí y la besé de nuevo en la mejilla abrazándola con más fuerza.
Me senté a su lado y la miré apartándome el flequillo de la cara.
-¿Qué haces aquí tú solita?- Miré a mi alrededor.
-Que raro que ese pedazo de guarda espaldas no esté aquí contigo, ¿no?- Me crucé de brazos y la miré arqueando una de mis cejas.
-Bueno a falta de moreno, tienes a este rubio.- Esbocé media sonrisa.


KARA
Jimmy parecía especialmente de buen humor, me había dado cariños y ahora se me insinuaba…
-Uy… a ver, ¿qué quieres? ¿Dinero? ¿Algo especial para comer? ¿Sexo? –me reí.
-Va, hoy pareces muy feliz, me gusta, te daré un premio.



JIMMY
-Uuuuhhh.-Me froté las manos.
-¿Qué premio es ese?- La guiñé un ojo y sonreí.
-Si me vas ha dar un premio cada vez que estoy feliz, ya puedo empezar a serlo todos los días.


KARA
-Uh, exactamente, nene, es lo que pretendo, que todos seamos felices, menuda pifia si alguien no lo es, y ya va siendo hora de que tú empieces a serlo también. –le acaricié el pelo.
-¿Me ayudas a hacer la comida? Necesitaría un poco de mano en la cocina, la verdad, cocinar para ocho cada día es costoso y ahora nueve…



JIMMY
La miré extrañado.
-Perdona… ¿has dicho nueve?- Me reí levemente.
-¿Alguna estáis embarazada o qué?- Me encogí de hombros.



KARA
Abrí los ojos ampliamente.
-Joder… pues creo que no, vamos… Es la ex de Neo, la “hemos” salvado de los civiles y la hemos acoplado a la nave, pero se marchará en breve, Neo no la soporta. –dije pelando patatas.


JIMMY
Asentí y la miré.
-Creo, desde mi punto de vista, que no deberíais “acoger” a gente de esa manera…- Me miró extrañada.
-Mira… he visto actuar a mi padre de muchas maneras. Solía… solía convencer a la gente de que su dictadura es lo mejor para este mundo y una vez conseguido su objetivo mandaba a cada persona a una nave para que espiase y algunos, asesinasen a la tripulación.- Suspiré.
-Por eso digo, que tengáis mucho cuidado de la gente que metéis en la nave…- Bajé la cabeza.
-Sé que no soy el más indicado para decirlo, pero… me preocupo por vosotros…


KARA
-Oh… -le cogí de la cara y le besé en la mejilla.
-Pero qué rico, madre, que se preocupa. –le volví a besar.
-No te preocupes, Jimmy, Neo la tiene todo el tiempo en el punto de mira, no se fía ni un pelo de ella. Si hace algo sospechoso Neo se encargará, luego ya si eso puede que nos avise. –me reí.



JIMMY
Miré a Kara y agarré sus manos cuando me cogió de la cara.
-Lo digo en serio, Kara. No os confiéis, mi padre es capaz de cualquier cosa con tal de deshacerse de de los rebeldes…- La miré a los ojos seriamente.
-No os confiéis.


KARA
Se había puesto muy serio.
-Va-vale… tendremos cuidado con esa rubia escuálida… -miré mis manos, las tenía entre las suyas.
-Eh… no es que me moleste, cielo, pero… -miré de reojo las patatas y sonreí.


JIMMY
Solté sus manos y me levanté.
-Me gustaría ayudarte en la cocina, pero… tengo asuntos que reclaman mi atención… lo siento.- Salí de la cocina.


KARA
Me rasqué la nuca.
-Claro... todos estamos ocupados... –suspiré y seguí pelando patatas, tardaría bastante en ponerme a freír los huevos y en terminar de hacer la comida. Jimmy había estado muy raro: primero muy feliz y luego extremadamente preocupado…



NYLA
-Vaya, me recorro la nave de arriba abajo y mira con quién me encuentro.- Entré en la cocina. Kata estaba allí pelando patatas como una chacha.
-¿No te aburres aquí solita? No, no lo creo en compañía de tus… hortalizas.- Sonreí falsamente y me senté cruzándome de piernas.
-¿Qué os une a ti y a Neo?



KARA
Abrí los ojos ampliamente algo confusa, ¿cómo puñetas podía preguntar eso así tan de repente?
-Oh, bueno… La verdad es que lo que nos unió fue la atracción física y el sexo… sí, eso fue. –asentí y seguí con lo mío, más le valía no tocar la moral, tenía un cuchillo en la mano.



NYLA
Sonreí levemente.
-Ya me lo imaginaba… el punto débil de Neo siempre han sido las curvas, pero no pensaba que esta vez eligiese a… bueno… eres una niña.- Me crucé de brazos
-No es por ofender, pero creo que Neo se merece algo más… ¿a su altura? Si, se merece algo más.



KARA
Solté una risotada.
-¿Perdona? Eh… ¿qué insinúas exactamente? Si Neo está conmigo es porque me quiere, y me quiere a mí, no necesito más “altura” para estar con él. Además, ¿qué vas a decirme tú? Os divorciasteis, ¿quién está a la altura y quién no?


NYLA
-Bueno, Neo y yo somos casos distintos. Desde el principio no conectábamos, pero cuando lo hacíamos sabía muy bien que estaba a su altura. Pero bueno, eso nunca lo entenderás.- Me levanté.
-Eres demasiado joven como para entenderlo. No creo que duréis mucho así que, disfruta del tiempo que os queda.- La guiñé un ojo lanzándola un beso.
-Hasta luego, ricura.


KARA
Me levanté haciendo que la silla hiciese ruido al retroceder.
-No soy una cría, ¿entiendes? El que sea más joven que tú no quiere decir que sea una cría, porque soy una mujer, si no lo fuese dudo que Neo se hubiese casado conmigo. –me crucé de brazos.
-Lo que te pasa es que te da rabia que Neo me prefiera a mí que a una cuarentona como tú.



NYLA
Me reí saliendo de la cocina.
-Que te lo pases bien entre tus hortalizas, nena.- ¿Envidia yo? Yo podía tener al hombre que yo quisiese con solo chasquear los dedos… niñas…



KARA
Respiré fuerte intentando contenerme, ya me había tocado los huevos.
-¡Son tubérculos! –no se me pudo ocurrir nada más inteligente que decir eso, la muy idiota me había cabreado de verdad. Di una patada a la silla haciéndola volcar.
-Una cría… -suspiré, en el fondo… tenía razón.


SAYA
Escuché ruidos en la cocina cuando salía de la ducha ya vestida. Me dirigí hacia allí no sin antes toparme con Nyla que me dedicó una sonrisita triunfal… ya está, había cabreado a quién quisiese que estaba en la cocina que no era otra que Kara.
Entré y la miré.
-Ey… tranquila…- Me acerqué a ella, estaba que echaba humo y nunca mejor dicho.
-¿Qué pasa?


KARA
-Esa… zorra. –suspiré intentando calmarme, pero no podía, mi temperatura corporal ya había ascendido.
-Dice que no estoy a la altura de Neo, que soy una cría y que Neo sólo me quiere por el físico. Es una zorra, no tiene ni puta idea…


SAYA
Miré la puerta y después a Kara.
-¡¿Esa zorra?!- Dije señalando la puerta, por donde se había ido Nyla.
-¿Qué te ha dicho qué? ¿Se puede saber quién coño es esa tía para saber lo que le gusta o le deja de gustar a Neo?


KARA
Bajé la cabeza.
-La exmujer de Neo… sabe más de él que cualquiera de esta puta nave… -suspiré por la impotencia.
-Tenía ganas de liarme a hostias con ella, de verdad… Lo peor es que lo que dice sobre que soy una cría es prácticamente verdad, Neo es mayor que yo y… sé que me quiere, pero… -le di una patada a la silla.
-¡Zorra!



SAYA
Suspiré y me acerqué.
-Tranquila, Kara, lo primero que tienes que hacer es tranquilizarte, respirar hondo y bajar la temperatura de tu cuerpo si no quieres que salga la cocina en llamas.- Posé una mano sobre su hombro, pero la retiré en seguida cuando sentí que me había quemado.
-Auch… recórcholis, Kara…- Dejé escapar una pequeña risotada.
-Ya, lo siento…- Suspiré.
-No te dejes influenciar por esa zorra del copón. Todo lo hace por joder, sabes que Neo te quiere, lo hemos visto todos. Te pidió que te casases con él, lo hicisteis y ahora vivís juntos, lo que diga esa rubia estirada te tiene que resbalar.- Sonreí.
-Dime, ¿con quién duerme Neo todas las noches?


KARA
Miré al suelo.
-Yo, claro, pero es que… esa zorra me ha cabreado un montón y… me siento frustrada por no haberla dado un puñetazo en mitad de la cara… -coloqué la silla de nuevo y me senté en ella.
-Y encima me llama Kata…




SAYA
Alcé una ceja y me senté a su lado.
-¿Qué te llama Kata? Mira que hay que ser tonto para no saberse tu nombre, aun que creo que ella lo hace aposta con tal de joderte…- Suspiré y la miré.
-Pues cada vez que ella se cruce por tu lado, llámala zorra.- Me encogí de hombros.
-Sin cortarte ni un pelo, cada vez que ella te llame Kata tu la contestas llamándola zorra.


KARA
-Eso es un juego de niños, además sería bailarle el agua, sabe que me pica y… ¿no sería mejor cacho perra? No, demasiado largo, zorra está bien… -me crucé de brazos. -Ya me advirtió Neo de que no la soportaría.


SAYA
-Vamos Kara, tu eres una mujer de bandera, ardiente y con los ovarios bien puestos.- Pasé mi brazo por su hombro haciendo que apoyase su cabeza en mi hombro.
-Esa guarra, rubia de bote, oxigenada, arpía y pelandrusca no sé saldrá con la suya. Eres tú la que tiene al piloto, no ella. Ya pasó su oportunidad y la cagó.


KARA
-Lo sé… y si vuelve a por mí tengo claro que la que tiene a Neo, la que se lo ha ganado soy yo, no ella, que lo perdió porque no se aguantaban el uno al otro. No tiene ni puta idea de lo que ha perdido, y yo he hecho con él, no haberlo dejado escapar… -suspiré.
-No sé por qué me ofendo, es una amargada.


SAYA
-Tranquila, Kara, yo me encargo de esa zorra asquerosa…- Suspiré y me quedé en silencio un momento.
-Ohm, gracias por las tostadas, estaban muy buenas, y muy graciosas con las palabra “bienvenida”- Sonreí y la miré.
-Gracias.

KARA
Sonreí y la abracé.
-No tienes por qué dármelas, en esta nave no somos nadie si no estás tú, ya lo sabes. Y más ese marido tuyo que tienes, parecía un zombie… -sonreí separándome y volví al trabajo.


SAYA
Suspiré y asentí.
-Si… y será mejor que vuelva con el, sino, empezará a gritar como un descosido.- Sonreí y me levanté.
-Pues nada…- Miré a Kara.
-Lo dicho, no te piques, déjale esto a mami.- La guiñé un ojo y salí de la cocina de vuelta al cuarto.


KARA
Sonreí, sin Saya todo habría sido un verdadero caos.
Seguí preparando la comida, pero la de Nyla la pondría con azúcar, quería divertirme un poco… Nunca hay que meterse con el cocinero… y menos conmigo.

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