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miércoles, 16 de diciembre de 2009

Capitulo- LXVI - LAS CAVERNAS (2ª Parte)

JIM
No había dormido nada ya que después de la ducha me había ido a la sala de ordenadores a matar el tiempo, no podía volver a hacer daño a Erika, no podía consentirlo…
Oí unos pasos que parecían ser los de Neo, ya que era el más grandote de la nave. Miré el reloj, eran las ocho y media, ¿qué haría despierto tan temprano?
Me levanté de mi silla y subí sin hacer ruido, no quería despertar a nadie.
Entré en la sala de mandos y vi a Neo sentado observando el radar.
-¿Pasa algo? –pregunté y me acerqué, dejando un metro de distancia entre él y yo.



NEO
Miré a Jim cuando se acercó. Agarré la silla que tenía a mi lado y la puse a mi otro lado para que Jim se sentase.
-Siéntate y mira.- Señalé el radar.
-El radar a localizado algo, no sé lo que es, pero, ¿ves aquella luz?- Señalé el ventanal.
-Creo que puede tratarse una base o alguna nave, no sé. Parece grande…-
Suspiré.
-Voy ha salir después para averiguar que es…

JIM
Miré donde señaló.
-Puf… No debe ser seguro bajar ahí, deberías llevarte algún arma de larga distancia y… ¿irás tú solo? ¿Kara no te ha dicho nada? –conociendo el peligro que corría lo raro sería que le dejase ir.




NEO
-Kara se opone por completo, pero no voy ha dejar que nadie más me acompañe, es peligroso y ya perdimos a Saya, no voy ha consentir que esta nave pierda a nadie más.- Miré al frente y me crucé de brazos.



JIM
Fruncí el ceño.
-La verdad es que eso es algo contradictorio, pero bueno… -suspiré.
-Ten mucho cuidado ahí abajo, y ya sabes, si necesitas algo, me tienes aquí para lo que sea. –sonreí.

NEO
Sonreí y asentí.
-Gracias…- Esperaría a los demás a que se despertasen para hacerles saber mi idea. Seguro que me liarían una buena, pero no iba ha cambiar de idea… No dejaría que me acompañase nadie, no era por orgullo ni por egocentrismo… no quería que les pasase nada a ninguno. Como piloto era mi responsabilidad cuidar de ellos.



KARA
Nada más estuvimos todos levantados Neo nos reunió. No gustó mucho su idea y propusieron otras para no hacerle ir a él solo, buenas ideas, pero él seguía totalmente encabezonado con que no quería y no cambiaría de opinión.
Yo me mantenía a un lado de la sala, apoyada al lado de la ventana con los brazos cruzados. Si Neo ya había dado su veredicto no cambiaría de opinión así porque sí, iría él solo y le pasaría algo, y cuando pasase ya sería el momento de decir “te lo dije”, y darle una buena paliza por imbécil.
Kai insistió varias veces en que iría con él pero Neo siguió insistiendo en que no. Yo me mantuve callada durante la conversación, él sabía lo que yo pensaba y no le interesaba mi opinión.
Miré al resto, que estaba en desacuerdo, aunque Jim le apoyaba, no sin proponer también ideas alternativas.
-No sirve de nada, no va a ceder, así que cuanto antes lo haga, mejor.

NEO
Asentí y les miré.
-Bien, después de darme vuestra opinión ya esperada, será mejor que me ponga manos a la obra.- Miré a Kara y después a Kai. Suspiré y me encaminé al pasillo. Sentí que me agarraban de la muñeca. Me giré y vi que era Saya.



SAYA
Esto no me gustaba, dejar que Neo se aventurase en medio del mar solo y sin ayuda no era buena idea. Miré a Kara y después a Neo mientras se alejaba. Le seguí y le agarré de la muñeca antes de que hiciese nada. Le miré decidida y seria.
-Neo, iré yo.- No dejé que contestase.
-Sabes de sobra, no solo tú, sino toda la nave, que soy la que más aguanta bajo el agua y la más rápida nadadora. Además tú cuentas con el peso de la bombona do oxígeno y no sé cuantos más cacharros. Yo iría ligera. Una bocanada de aire me sirve para llegar, después buscaré cualquier burbuja de aire y cogeré otra bocanada para volver. Es pan comido para mí.- Suspiré y le solté.
-No le hagas esto a Kara, te necesita y nosotros te necesitamos en el timón por si hay que salir cagando leches…- Le miré a los ojos.
-¿Qué decides?

NEO
Miré a Saya mientras me decía lo que tenía pensado. La verdad es que la idea era buena, pero aún no me fiaba del resultado…
Suspiré y miré a los demás que parecían de acuerdo o más relajados.
Miré a Saya y asentí lentamente.
-De acuerdo… está bien… dejaré que vayas tú.


KAI
Cuando Saya frenó a Neo me dio un vuelco al corazón, no podía ser que fuese a pedirle un remplazo… No me puse del todo nervioso, sabía que Neo se negaría, pero cedió. Me acerqué rápidamente a Saya y la agarré de los hombros.
-No, no, ¿estás loca? No pienso dejarte hacer esto, Saya, ni loco. –cogí aire.
-¿En qué estás pensando? No hace una semana que te apartaron de mi lado, acabo de recuperarte de lo que sería la propia muerte, ¿cómo piensas que voy a dejarte enfrentarte de nuevo a ella? –negué con la cabeza nervioso.
-No, ni de coña, es una locura, me niego, me niego… -no la solté, sabía que intentaría calmarme y con ello poder irse, pero esta vez no iba a ceder de ninguna de las maneras.


SAYA
Miré a Kai frunciendo el ceño.
-Kai, suéltame. No vas a impedirme que vaya, sabes tan bien como yo que lo haré el doble de rápido que Neo o cualquiera de la nave. Aunque ahora sea una humana sigo teniendo las habilidades de un Aqua, así que no me digas que no lo haga porque lo haré.- Le miré fijamente.
-Suéltame.


KAI
La miré a los ojos.
-No voy a dejar que vuelvas a correr peligro de esa manera, cualquiera podría estar ahí abajo, Saya, cualquiera, ¿y si te cogen? ¿Y si vuelven a…? –no terminé la frase, el solo recuerdo de Dark atravesándola me sentaba como mil sablazos.




KARA
Me adelanté un paso.
-¿Por qué no podéis ir juntos? Creo que sería lo más seguro, que no fueseis ninguno de los dos solos, ¿no creéis? –dijésemos lo que dijésemos resultaría inútil, había que ir a averiguar qué era de todas formas.



SAYA
-Sería demasiado arriesgado ir dos personas. Si resulta ser Draco y sus soldados los que están ahí abajo, sería mucho más complejo huir dos que uno…- Dije mirando a Kara.
-Además, alégrate de que no sea Neo el que baje…- Miré a Kai que aún seguí agarrándome.
-No soy tan frágil como crees, Kai.


KAI
-Pero sí más de lo que tú crees… -bajé la cabeza.
-No puedo dejar que corras peligro otra vez, Saya, no… -la abracé.
-Por favor, no vayas. –sabía que se las apañaba bien en el agua, pero si resultaba que tenía que huir era probable que pudiesen alcanzarla con armas y no podía dejar que pasara otra vez.



SAYA
Suspiré y le miré.
-Déjame intentarlo… sé que lo conseguiré…- Me separé de él y miré a Neo.
-Dime que es lo que tengo que hacer…- Neo me miró y me indicó con la cabeza que le siguiese.
Eché un último vistazo a Kai y a continuación seguí a Neo.


JIM
Kai se quedó afligido cuando Saya salió.
-Kai, no dramatices, no es para tanto, ¿vale? Sólo va a nadar un poquito, ver qué hay y volver, lo más seguro es que ni siquiera logren verla, estará bien. –por dentro también sentía preocupación, y en el fondo comprendía a Kai, yo no podría haberla dejado ir tampoco de estar en su situación.
-Le daré una cámara, así sabrás todo lo que ocurre. –corrí hacia la sala de ordenadores y busqué la cámara acuática antes de que Saya se fuese y se la entregué para que la usase.


NEO
La llevé hasta los baños y me coloqué delante de la gran piscina.
-Esto, a parte de ser una piscina también lo utilizo para poder darte paso al exterior.- Saqué de mi bolsillo un pequeño mando con un botón azul en medio el cual presioné. El fondo de la piscina se abrió como una puerta dejando paso a una especie de trampilla. El agua de la piscina subió, pero no llegó a cubrirnos más allá de los talones. Miré a Saya y la entregué varios artilugios.
-Esto es la cámara que me ha entregado Jim. Te lo colocas en la oreja y listo. Con ello nos mostrarás lo que ves y podremos hablar contigo.- Se lo entregué y ella se lo colocó.
-Bien… esto es un “cinturón multiusos” aunque no lleva mucho. Solo una pequeña linterna.- Esbocé media sonrisa y se le entregué también.
-Nosotros lo veremos todo desde la sala de mandos. Desde allí te guiaré y te diré lo que debes hacer, ¿está claro?- Al ver que asentía sonreí.
-Pues ya está. Dejaré que te cambien y te pongas la ropa de baño.- Salí del baño y esperé hasta que ella me dijese que estaba lista.


SAYA
Suspiré y me cambié. Me puse mi traje de baño y después el cinturón con la linterna y la cámara en la oreja. Por si las moscas, me coloqué en el muslo derecho mi cinto con las cuchillas, no iba ha ir con las manos vacías.
Miré la puerta y le indiqué a Neo que entrase de nuevo.
-Ya estoy lista, cuando quieras.


NEO
Entré y asentí.
-Bien, yo voy de nuevo a la sala de mando, tu espera a que te de la señal y entonces podrás zambullirte.- Asentí de nuevo.
-Lo harás bien, mucho mejor que yo.- Sonreí.
-Buena suerte.- Salí del baño y en un momento estuve de nuevo en la sala de mando. Conecté la cámara de Saya directamente con el GPS.
Me senté en el sillón y lo puse en funcionamiento.-
-Ya está. Podremos hablar con ella desde aquí, así la ayudaremos entre todos.- Asentí y me acerqué al micro.
-Cuando quieras, Saya.- Miramos la pantallita y vimos como Saya se zambullía dentro del agua y salía de la nave buceando bajo la panza de la Black Hole.




KARA
Al final se fue Saya sola, lo bueno era que así Neo no tendría por qué ir, en eso sí me había ayudado, pero a costa de ello a Kai no le quedaban uñas que morderse de los nervios, le daría una taquicardia como no se calmase.
Me situé al lado de Neo agachándome, posé mi mano en la suya, me acerqué al micro.
-Ten cuidado, ¿vale?


SAYA
Mientras nadaba alejándome de la nave escuché la voz de Kara diciendo que tuviese cuidado… Seguí nadando, esto de moverme bajo el agua era igual de fácil como un pájaro el volar.
-Bien, Saya, una vez hayas salido de entre las calas, dirígete hacia el frente. Todo recto y verás la luz que índica el radar.- Asentí y seguí nadando hasta divisar la luz de la que me hablaba Neo. A medida que me iba acercando, más oscuro se volvía mí alrededor. La presión ascendió, pero eso no me dificultó para nada el seguir buceando.
Descubrí que la luz resultaba ser dos focos que alumbraban la entrada de una especie de templo. Me acerqué a la parte de arriba, donde enfocaban los focos directamente. Había una especie de símbolo desconocido para mí.
-¿Qué es eso? ¿Un templo?... Saya, acércate más, no lo veo bien desde tu posición.- Me acerqué aun más para que Neo pudiese verlo.
-Bien, la cámara ya lo ha grabado. Puedes volver ya, parece que no hay indicios de Draco… solo era un templo.- Fruncí el ceño… ¿ya está? ¿Así de simple? No… seguro que había algo más.
En vez de dar la vuelta, descendí y me colé por una grieta introduciéndome dentro del templo.
-Saya, ¿qué haces? Te he dicho que vuelvas… obedece la orden…


KAI
-No lo hará… -dije de brazos cruzados mirando la pantalla.
-No obedece órdenes de nadie, sea quien sea. Llegará hasta el meollo del asunto, si eso después volverá… -suspiré.



NEO
Bufé.
-Genial, esta chica hace lo que le da la gana. Menuda patada tiene en la boca y otra en el culo, si se mete en problemas allá ella, después que no venga diciendo que la dejamos sola, porque pasaré de lo que me diga…- Me crucé de brazos.
-Cállate ya, Neo, eres un pesado…- Di un respingo cuando escuché la voz de Saya por el micro.
-¿Dónde coño estás, Saya?- Pregunté agarrando el micro.
-Pues, parece una especie de caverna, he encontrado una bolsa de aire. Voy a dar un rodeo por aquí a ver que encuentro- Suspiré y asentí.
-Está bien, pero al menor indicio de peligro sal de ahí cagando leches.


JIM
Me acerqué al micro.
-Es normal que haya una caverna en el mar, pero, ¿cómo es? Digo yo que tendrá algo de especial si se trata de, bueno, un templo, signos de civilización. Lo que no sé es qué hace un templo debajo del mar. Una base, vale, pero… ¿quién vendría a un templo bajo el mar? ¿Sirenas?



SAYA
-No lo sé, está todo lleno de inscripciones que no conozco… debe ser una caverna abandonada o está aquí desde hace mucho… mirad, os enseñaré las inscripciones.- Acerqué la cámara para que viesen los dibujos de la pared.
-Son extrañas… nunca las había vis…- No terminé la frase. Volví la cabeza hacia donde m dirigía.
-¿Qué pasa, Saya?- Escuché de nuevo la voz de Neo.
-Sssh… creo que no estoy sola en la cueva…- Me agazapé y miré atenta.
-Saya, si crees que hay algo en la caverna a parte de ti, ¿por qué no te das la vuelta y vienes de nuevo a la nave?- Negué.
-No… voy ha echar un vistazo.- Seguí caminando sigilosamente siguiendo la voz que me había parecido escuchar.


KAI
Suspiré fuerte.
-Tiene instintos suicidas, como la rocen yo mismo iré a por ella. –miré a otro lado, no quería ni saber qué se encontraría.


KARA
-Saya… -la llamé.
-Ya sabemos que no es una base de Draco, con eso es bastante, sal de ahí antes de que puedan hacerte daño, ya tenemos lo que queríamos. –miré a Neo, Saya no atendía a razones.


SAYA
Suspiré.
-Joder, ¿queréis callaros de una vez? Mira que estáis pesaditos. Me resultaría más fácil oír lo que hay en la caverna si cerráis el pico…- Negué con la cabeza y seguí caminando.
Las cuevas eran estrechas, angostas y húmedas, pero aún así seguí caminando. Tuve que encender la linterna para poder ver donde pisaba.
-Saya, eres muy cabezota, no hay nada, solo cueva y más cueva. Vuelve de una vez, joder.- Puse los ojos en blanco.
-Te recuerdo Neo, que no soy yo la que quería averiguar que es lo que había aquí, así que, deja de dar el coñazo.- Bufé.
Divisé una luz al final del túnel y escuché una voz masculina hablando con alguien más. Salí del túnel con sigilo y asomé la cabeza.

Me situaba en la parte de arriba de una especie de balconcito de piedra. Me tumbé boca abajo y asomé la cabeza de nuevo para ver de donde procedía la voz.
-… aquí tienes a Draco.- Dije casi en un susurró cuando vi al mismísimo Draco junto con sus soldados que apuntaban a los nativos de esas cavernas. Se trataban de criaturas parecidas a las sirenas, solo que estos carecían de cola. Los tenía esclavizados…



DRACO
Mandé apresar al último grupo de criaturas, con éstas podíamos contar con una nueva incorporación de más de dos mil miembros, todos habían caído en poco tiempo.
-Vigilad que no quede nadie. –agarré el pelo de una de las niñas que había en el grupo, estaba aterrorizada.
-Y aseguraos de que no escapen, en el agua se desenvuelven bien, pero en tierra les ganamos terreno, ¿verdad, pequeña? –pregunté pasando mi dedo cubierto por un guante de cuero bajo su barbilla, la madre la atrajo hacia ella soltando una amenaza, la miré de soslayo.
-Procurad que no os muerdan, tienen la rabia. –algunos de los soldados rieron mi gracia y se llevaron al grupo a lo largo del pasillo. Noté una presencia una vez solo en el pasillo, alcé la mirada.



SAYA
Fruncí el ceño y apreté los dientes cuando vi como esa sabandija trataba a la gente de esas cavernas. Le miré fijamente, tenía ganas de lanzarme sobre él y espachurrarle la cabeza contra la pared de un golpe. Pero no sería lo correcto…
Me tumbé boca arriba rápidamente cuando vi que alzaba la cabeza hacía donde me situaba yo. Me quedé inmóvil con la esperanza de que no me viese.
-Saya, ¿qué coño haces? Así no vemos nada, date la vuelta de nuevo…- Cerré los ojos y me quité el micro del oído y lo puse delante de mi para que me viesen, Les indiqué con el dedo que se callasen.
Suspiré y volví a girarme para asegurarme de que Draco no me había visto.
Suspiré aliviada y me dispuse a marcharme de allí, pero antes de irme, vi una mesa llena de papeles y fundas para guardar mapas y todo tipo de documentos. Me acerqué con cuidado de que no me viesen, pero la mesa estaba custodiada por dos guardias. Me daban la espada, así que aproveché. Me acerqué con rapidez y golpeé al primero detrás de la rodilla para que cayese al suelo y así darme la oportunidad e golpear al segundo. Le asesté un puñetazo en el pecho y cayó al suelo de espaldas. El primero intentó levantarse, pero me puse encima de él y agarrándole de la cabeza, le partí el cuello. El segundó se acercó a mí corriendo. Alargué la mano hasta mi cinto y cogí una cuchilla. Se la lancé atravesándole la cabeza entre ceja y ceja.
Respiré más tranquila y me levanté.
Me acerqué a la mesa y miré el pergamino que había encima…
-¿Qué es esto?- Le eché un vistazo rápido. Justo cuando estaba concentrada, un soldado apareció y me disparó rozándome el hombro. Era una bala electrocutada. Solo me rozó, pero sirvió para dejarme el ante brazo atontado. Agarré otra cuchilla y se la lancé clavándosela en el pecho. Enrollé el pergamino y lo metí en una funda, la cual me cargué en el hombro sano.
-Será mejor que me largue de aquí.- Salí de la salita y me introduje de nuevo en los túneles.


KAI
Me acerqué y le quité el micro a Neo de las manos.
-Saya, ¿qué ha pasado? ¿Te han herido? Iré a buscarte ahora mismo.



JIM
-Tranquilo, Kai, no puedes ir a buscarla, nos descubrirían, por lo que hemos oído, tiene aquí a media flota, son miles de hombres, ¿cómo vamos a poder con ellos? Debemos permanecer aquí, sería muy llamativo si ahora alguno de nosotros saliese, debemos esperar a que Saya vuelva…


KAI
Tragué saliva e intenté tranquilizarme, sentía el impulso de ir a por ella, pero…
-Saya, ¿qué ha pasado?



SAYA
-Tranquilo, Kai, estoy bien… solo me he topado con un par de guardias, pero ya está solucionado, ya voy para allá…- Seguí caminando agarrando la funda que llevaba sobre el hombro. Me miré el otro hombro al notar algo cálido y húmedo deslizarse con suavidad.
-Vaya…- La bala me había rozado y ahora tenía una pequeña herida.
-Esto no me vendrá muy bien para los tiburones…- Suspiré y seguí andando hasta que encontré el lugar por donde había venido.
Me sentía mal por no poder ayudar a esa gente… eran demasiados soldados y yo solo una… me haría picadillo. Eché un último vistazo hacia atrás antes de zambullirme en el agua.



KAI
Solté el micrófono y, después de que Neo me dijese por dónde había salido Saya, corrí hacia allí.
Llegué al baño y esperé a que Saya llegase, debía asegurarme de que estaba bien.
-Vamos…



SAYA
Llegué a la Balck Hole, me faltaba muy poco para quedarme sin aire, pero llegaría de sobra. Saqué la cabeza del agua con brusquedad llenando mis pulmones de oxígeno. Jadeé mientras me acercaba al borde de la piscina donde me esperaba Kai.
Subí las escaleras aún respirando con fuerza mientras dejaba en el suelo la funda con el pergamino robado.
Miré a Kai.
-… hola…



KAI
La abracé suspirando aliviado. Por suerte estaba bien.
-¿Por qué no has vuelto antes? Podrían haberte matado, has tenido suerte de encontrarte con pocos guardias… -cerré los ojos, ahora me diría que no era para tanto, pero, ¿y si lo hubiese sido?

SAYA
Suspiré.
-Estoy bien, Kai. No ha sido difícil… ya te dije que lo conseguiría.- Le miré.
-Como te he dicho, no soy tan frágil como crees.- Me quité el cinturón y la cámara del oído al igual que mi cinto con las cuchillas.
-Voy ha darme una ducha y quitarme la sal de encima…


KAI
Bajé la cabeza y recogí sus cosas.
-Llevaré tus cosas a la habitación y avisaré a los demás de que estás bien… -salí cerrando la puerta para que pudiese ducharse tranquila, llevé cada cosa a su lugar y volví a la sala de mandos.
-Saya parece estar bien, se está dando una ducha…



NEO
Asentí.
-Bien, yo pondré en marcha la nave mañana nada más levantarme. Es mejor salir de aquí cuanto antes. Seguro que Draco descubrirá los cadáveres de los soldados que Saya venció y querrá saber quiénes son los responsables… por ahora nos mantendremos alejados de él…- Suspiré y me crucé de brazos.


KARA
-Creo que Draco ya se huele algo, lo extraño sería que no nos hubiese empezado a buscar ya a pesar de no saber que estamos aquí con certeza, creo que ha pillado a Saya, aunque no la haya visto… -suspiré.
-Tendremos que estar atentos, por si nos encontrasen.




NEO
Me levanté y apagué el GPS al igual que el radar.
-Voy a la sala de máquinas a mirar unas cuantas cosas. Luego subiré a los baños y dejaré la piscina como estaba.- Me retiré y me fui en dirección a la sala de los motores.




DRACO
Estábamos ya todos en la nave, faltaba poco para marcharnos, pero había algo que no terminaba de gustarme. Cuando me quedé solo en el pasillo pude sentir la presencia de alguien más, la presencia de alguien conocido…
Me hallaba en mitad del pasillo esperando que diesen la alarma de irnos cuando un soldado raso vino corriendo hacia mí.
-Señor… Hemos encontrado tres soldados muertos, alguien los ha matado… -con eso se confirmaban mis sospechas.
-Informa de que aún no podemos irnos, por aquí hay unos amigos que quieren vernos… -el soldado salió corriendo de nuevo por el pasillo, yo fui detrás de él, pero a paso normal. Me dirigí a la sala principal, a Aleera le encantaría saber quiénes habían venido a vernos.


NEO
Después de que Saya termina se de ducharse, fui a los baños y cerré la piscina. El agua que había quedado en el suelo se coló por unas rendijas dejando el suelo libre de humedad.
Salí de los baños y volví a mi puesto a vigilar por si acaso ocurría algo más… según tenía entendido y había visto en la grabación de Saya, Draco había aprisionado a los habitantes de las cavernas… ¿qué andaba buscando?


KARA
Me senté en mi silla y miré al mismo lugar que miraba Neo, después le miré a él.
-¿Ocurre algo, grandullón? Pareces pensativo. –incliné la cabeza para verle mejor la cara.


NEO
Negué mirando al frente.
-No me pasa nada…- Me crucé de brazos y seguí sin apartar la mirada del ventanal. Había algo que me escamaba y no iba ha apartarme del puesto de mandos en toda la noche, tal vez sería necesario sacar la nave antes de que amaneciese…


KARA
Suspiré.
-No entiendo por qué no para… Draco es… No sé por qué hace todo esto, está loco, joder, ¿qué beneficio saca de todo esto que hace? –negué con la cabeza.
-Y pensar que es tan fácil como cortarle la cabeza para acabar con todo esto…


NEO
No dije nada, solo la escuché… no estaba de acuerdo con ella, Draco no era moco de pavo… no se dejaría vencer así, tan fácil.
Me recosté sobre el respaldo descansando las manos sobre los brazos de mi sillón sin apartar la vista.


KARA
Suspiré, Neo no estaba muy hablador, y tal como estaban las cosas, esa noche se haría muy larga. Me acomodé en mi silla y miré al exterior, aunque a penas se podía diferenciar algo, el fondo del mar era muy oscuro.


SAYA
Entré en el cuarto después de darme una ducha. Ya me había vestido con ropas limpias, lo único que me faltaba era que se me secase el pelo.
No había nadie en el cuarto, acto que aproveché para mirar lo que había robado en las cavernas. Me acerqué a la cama y dejé la toalla con la que me secaba el pelo. Cogí la funda y la abrí sacando el pergamino de su interior. Lo extendí sobre la mesa que tenía Kai a un lado de la habitación y lo miré con más detenimiento.
Los dibujos eran extraños, pero había algo en ellos que llamaban mi atención. Al lado de los dibujos había un texto escrito en el mismo idioma de las inscripciones que había en las cuevas, las cuales me eran imposibles de leer… tal vez cuando era ninfa si que las podría haber descifrado, pero ahora ya no lo conocías… mucha de la ciencia que me enseñaron de pequeña, antes de nombrarme guardiana se había borrado al dejar de serlo… era lo único que me daba rabia.
Apoyé las manos en la mesa y seguí mirando el pergamino con la esperanza de encontrar algo que me sirviese para entenderlo.


KAI
Abrí la puerta de la habitación, Saya ya había terminado de ducharse. La vi observando algo sobre la mesa. Me acerqué y pude ver que se trataba de un pergamino con formas y letras extrañas que no conocía. Fruncí el ceño.
-¿Esto lo has sacado de la caverna?




SAYA
Kai entró en el cuarto y se acercó.
-Si, lo encontré junto otras cosas más, pero esto me llamó la atención…- Me crucé de brazos si apartar la mirada del pergamino.
-No sé lo que pone… no conozco esta escritura…



KAI
Observé bien las escrituras, ni siquiera me sonaban a pesar de todas las enseñanzas que me habían dado de pequeño.
-No sé, parece una lengua antigua, quizá necesitaríamos a alguno de los habitantes de esas cuevas para que lo tradujese. Aunque claro… todos han sido secuestrados por Draco… -miré a Saya.
-Aunque no has investigado la zona a fondo, quizá alguien haya conseguido esconderse, ¿no crees?


SAYA
Suspiré.
-No lo sé… había mucha gente allí, si alguno ha logrado esconderse, seguro que Draco ya lo ha encontrado… nadie logra escapar de él…- Me quedé mirando los dibujos. Eran muy extraños pero cada uno tenía un símbolo diferente que si lograba descifrar.
-Mira…- Me incliné hacia el pergamino y señalé los dibujos. Tenían formas humanas y cada forma tenía en el pecho una marca.
-Creo que sé lo que es esto. Parecen cinco personas… tal vez cinco elementales… este símbolo retorcido es el del fuego, este que parece una estrella es el hie…- Fruncí el ceño y agarré el pergamino.
-Kai… so… somos nosotros…


KAI
Miré el pergamino detenidamente.
-Los héroes de los cinco reinos… -señalé la figura de hielo.
-Ese soy yo… -señalé la figura del agua.
-Tú… Eri, Axel y Edward, los elegidos para la profecía, este pergamino contiene la profecía, ¿pero qué haría ahí?



SAYA
Lo miré junto con Kai, había algo más. Negué.
-No creo que sea la profecía, Kai… las cinco figuras rodean una sexta, pero esta no tiene símbolo…- Me quedé pensativa.
-El arma… ¡eso es!- Miré a Kai.
-Eso es lo que busca Draco. Para hacer funcionar su arma no necesita almas de niños, almas inocentes… nos necesita a nosotros, a los cinco elegidos… Por eso estaba en las cavernas, esas cavernas contienen la historia, las profecías…- Miré de nuevo el pergamino.
-Quiere cumplir “su” profecía… el fin de nuestro mundo… Por eso busca a James, si encuentra a James, nos encontrará a nosotros.


KAI
Miré al pergamino detenidamente.
-Espera… ya se ha cumplido ya profecía, es imposible que vuelva a sucederse. Además, según James, lo que busca Draco lo tiene Erika y… -miré a Saya.
-Espera un momento… ¿¿Erika tiene el arma??


SAYA
Fruncí el ceño y le miré.
-No, Erika no puede tener el arma. Esa fuerza se consigue uniendo los cinco tesoros… pero… puede que la energía que Draco necesita para hacer funcionar el arma esté dentro de Erika…- Negué.
-No podemos dejar que Draco toque a Erika…


KAI
Parecía mentira que después de Eri en el grupo el más inteligente fuese yo, Saya se lucía a descubrir cosas nuevas sobre la profecía.
-Entonces… para realizar la profecía tendríamos que reunirnos todos de nuevo… No lo entiendo, ¿el viejo nos engañó? Se suponía que cumplimos la profecía.


SAYA
Entrecerré los ojos mirando a Kai.
-Kai, pero que poco conoces a los sabios. Ese viejo loco, al igual que los demás sabios son unos mentirosos aprovechados. Con tal de salir ilesos son capaces de inventarse cualquier historia. ¿No recuerdas que me presenté ante el consejo para que le devolviesen los ejércitos reales a cada reino? Pues a eso me refiero, son unos malditos estafadores…


KAI
-No sé por qué llegué a pensar que el Sabio Supremo lo era por algo… -suspiré.
-Entonces… lo que busca Draco ahora lo tenemos nosotros… -fruncí el ceño y la miré.
-¿Crees que sabrá que es a nosotros a quien necesita? Y si lo sabe… ¿podría ir a buscar a Axel, Eri y Edward? –me rasqué el mentón.
-No, hemos dicho que esto es lo que estaba buscando… ¿entonces por qué quería a toda esa gente?



SAYA
-Lo que quieren todos los hombres con poder, más poder. Esclavizar a la gente y tenerla bajo control. Cuantos menos rebeldes mejor…- Suspiré y guardé el pergamino de nuevo en su funda. Me acerqué al armario y lo puse arriba del todo.
-Ahora, lo que debemos hacer es alejar a Erika de Draco y de Dark cuanto antes.- Suspiré y me senté en la mesa.


KAI
-Eso es lo que hacemos básicamente de continuo. La única manera que veo de solucionarlo es alejándola de James, ya que es a él al que pueden encontrar fácilmente, pero Erika y Kara se opondrán… -la miré.
-Es la única solución, ¿no?



SAYA
-Bueno, si no recuerdo mal, fue él mismo el que dijo que no quería permanecer en la nave para no poner en peligro a Erika, que así era la única manera de protegerla…- Suspiré y fruncí el ceño, extrañada.
-Hablando de James, hace mucho que no le veo por la nave, desde ayer más bien…


KAI
-Es cierto… -la miré.
-Desapareció cuando Neo transformó la nave y desde entonces no ha vuelto a aparecer. –me crucé de brazos.
-¿Se habrá ido el muy capullo sin decir nada?



SAYA
Negué.
-No creo que se haya ido así por las buenas… seguro que ha ido a investigar o lo que quiera que haga cuando se marcha…- Miré a Kai y ladeé la cabeza.
-Aún no confías en él, ¿verdad?


KAI
La miré, suspiré y la cogí de las manos.
-¿Cómo no voy a confiar en el después de, sin darle yo nada a cambio, te haya devuelto a la vida? Se ha ganado mi confianza y un puesto en el castillo si me permites decirlo. –esbocé media sonrisa.



SAYA
-Joder, y pensar que no hace ni una semana le odiabas a muerte…- Suspiré y bajé la mirada.
-Oye, Kai…- Miré sus manos cogiendo las mías. Levanté la cabeza y le miré.
-¿Puedo pedirte un favor?


KAI
Suspiré.
-Te temo… -solté una risotada.
-Dime. –no solté sus manos, no sabía qué me pediría y si podría hacerle el favor, pero la escucharía, qué menos.


SAYA
Suspiré cerrando los ojos.
-¿Podrías dejar de tratarme como si fuese un pedazo de cristal?- Le miré, sabía cual sería su reacción y le temía.
-Sé que no puedes evitarlo, y me gusta que seas protector conmigo, pero… hay veces, como antes de irme, que me haces sentir inútil…


KAI
Negué con la cabeza sin mirarla.
-No pretendo hacerte sentir inútil, Saya… Lo has hecho muy bien, y nos has proporcionado una valiosísima información… -la miré.
-Pero no hace nada que te he perdido, y tengo miedo de volver a hacerlo, no creo que cada vez que lo haga pueda llegar James y revivirte, por eso… quiero que evites estar cerca de la muerte lo más posible, tengo más miedo que nunca a que pueda pasarte algo, no… -bajé la cabeza.
-Sabes que no lo soportaría, y la próxima vez no creo que espere dos días para tomar la decisión.


SAYA
Le miré y le agarré de la cara para que me mirase.
-Perdóname… no quería que te pusieses triste…- Acaricié su mejilla con el reverso de mi mano.
-Hay veces que digo las cosas sin pensarlas… lo siento.- Le agarré de la nuca y le atraje hasta mí para poder abrazarle. Cerré los ojos rodeando sus hombros con mis brazos.


KAI
La abracé con fuerza.
-No es culpa tuya… Creo que me ha sentado peor de lo que debería, pronto se me pasará, supongo… -aspiré su aroma.
-Es sólo que quiero tenerte lo más viva que pueda a mi lado y… arriesgándote así no me parecía la mejor manera. –la miré.
-Perdóname tú también, a veces me paso de sobre protector.



SAYA
Sonreí levemente acariciando sus brazos.
-No te preocupes, me gusta que seas mi protector.- Sonreí. Sentí un pinchazo en el hombro derecho cuando lo moví.
-Au…- Me miré el hombro, me lo había vendado, pero seguía doliéndome. Posé mi mano izquierda sobre el hombro para calmar un poco el dolor.



KAI
-Pero qué… -miré su hombro, estaba vendado, la miré a los ojos.
-Saya… Me has dicho que no te han hecho nada… -la quité la camiseta para curarla.
-¿Por qué no me has dicho que estabas herida?



SAYA
-No, si no es nada…- Me quitó la camiseta.
-Es solo una rozadura, debí hacérmela cuando venía de vuelta, no veas si están afiladas las paredes de las cuevas. Lo raro es que no tenga las rodillas o los codos desollados…- Le miré, esperaba que se tragase esa mentirijillas, si le decía que me habían disparado me armaría una buena.
Creo que sería capaz de atarme a la cama para que no escapase…


KAI
Le quité la venda y la miré serio.
-¿Por qué me lo querías ocultar, Saya? Es que debería darte igual que me preocupase, ¿no ves que estás herida? ¿Cuánto pensabas ocultármelo? ¿Preferías que lo hubiese averiguado cuando estuviese ya curado? –alcé la mano sobre la herida y comencé a aplicar hielo.



SAYA
-Ya te he dicho que no es nada, míralo tú.- Le enseñé la rozadura antes de que me aplicase el hielo.
-No es nada, se curaría en seguida si no me pusiese hielo, pero bueno…- Me encogí de hombros.
-Así también se cura rápido…- Suspiré y le miré a los ojos.
-Te has cabreado, ¿verdad?


KAI
Suspiré mientras se cerraba la herida, aparté la mano y la miré.
-No, no me he cabreado. Pero no me gusta que después de preguntarte si estabas herida me dijeses que no. No es muy grave, pero… -negué con la cabeza.
-Lo siento, lo siento… Me preocupo demasiado.



SAYA
Sonreí y apoyé la frente en su barbilla.
-No quiero que te enfades, bebé.- Le di besitos bajo la barbilla con cariño.
-Estoy bien, muy bien, con fuerzas para seguir dándote guerra.- Seguí con los besos por su cuello frío.
-Y para seguir volviéndote loco. No te librarás de mí tan fácilmente.


KAI
-Más me vale no librarme de ti en toda mi vida, no hago nada a derechas sin ti. –la besé.
-Es como si tú cubrieses todo lo malo que yo hago. –la volví a besar.
-Podría decirse que soy tu mitad mala.



SAYA
Le miré alzando una ceja. Me empecé a reír con ganas por lo que acababa de decir. Me tapé la boca sin parar de reírme.
-Espera…- Me agarré la tripa, dios, me estaba descojonando de lo lindo.
-¿Mi… mi parte “mala”?- Le miré tranquilizándome un poco.
-Venga, Kai… no me hagas reír más que me meo. ¿Tú mi parte mala? Pero si eres un monaguillo comparado conmigo.


KAI
Desvié la mirada.
-Vale… ya me dirás qué haces tú para ser peor que yo… -la abracé contra mi pecho apoyando mi barbilla en su hombro.
-Ahora resulta que soy un santo.



SAYA
Sonreí y apoyé una mano en su pecho para poder mirarle.
-No, guapo, yo no he dicho que seas un santo. Solo digo que tú comparado conmigo eres un simple monaguillo, un niñito inocente.- Le miré con cara de chula sin borrar mi sonrisa.
-Yo soy el demonio en persona, aún que no tenga cuernos ni tridente y seas tú el que tiene el rabo…- Me reí.
-… yo soy el demonio, pero en cuerpo de mujer.


KAI
Sonreí.
-Vaya, con que eres el diablo en mujer. Te recuerdo que te dejas llevar por este monaguillo muchas veces, eres un diablo un poco blando, ¿no? –sonreí y la acerqué a mí agarrándola del culo.
-¿Desatas tu ira, Satanás?



SAYA
-Bueno, eso de que me dejo llevar por el monaguillo tiene una explicación. La razón es que, a parte de ser un monaguillo realmente irresistible, pues desde siempre me he sentido atraída por la gente que práctica la religión.- Me reí de nuevo.
-Y… ahora mismo estás pecando…- Señalé sus manos en mi trasero.
-Me estás tocando el culo.


KAI
Miré donde reposaban mis manos.
-Vaya, es verdad, estoy pecando. –la miré.
-Tendré que rezar para ser perdonado, ¿o me llevas al infierno directamente? Para qué esperar… Además, el cielo debe ser aburrido con tanto pijo rubio vestido de blanco.



SAYA
Sonreí.
-Ohm, no te creas, también hay rubitas que se morirían por pecar a espaldas de su Dios. Y seguramente que si tu subieras al cielo, cosa que veo improbable porque te voy ha llevar al infierno conmigo de cabeza, seguro que durarías menos que una piruleta en la puerta de un colegio.- Asentí.
-Así que, ¿te llevo allí directamente o prefieres pedir una plaza?


KAI
-La verdad es que me da un poco igual a dónde ir mientras me lleves contigo. Si voy al cielo sin ti sería el infierno y si voy al infierno contigo sería el cielo… Aunque creo que con tanto pecado que hemos cometido ya a poco cielo podemos optar.
-sonreí.
-¿No estás cansada después de tu aventura, diablo?



SAYA
Sonreí.
-¿Cansada? No, no estoy cansada.- Agarré mi camiseta y me la puse.
-Pero no veo correcto estar aquí, sentada encima de una mesa y sin camiseta.- Me bajé de la mesa quedándome totalmente pegada a Kai. No habría más de dos centímetros de separación entre sus labios y los míos.
-¿Y tú no estás cansado, San Kai?


KAI
La besé.
-La verdad es que como me tienes todo el día a ejercicio algo cansado sí que estoy, que no me quejo del ejercicio. –sonreí y la volví a besar, pegándola más a mí.



SAYA
Le miré esbozando media sonrisa.
-Ya.- Suspiré y agarré sus manos para que me soltase sin brusquedad.
-Anda, descansa. Creo que soy demasiado fogosa para ti y agoto tus energías. Se acabaron los calentones por hoy.- Sonreí y le di un beso en la mejilla.



KAI
Abrí los ojos como platos.
-Ehhhhh, ¿cómo que se acabaron? Si aún no han empezado. –la agarré de la cintura.
-Demasiado fogosa para mí dice… Te recuerdo que la última vez no parabas de gritarme que no parara, oh, sí, Kai, sigue. –me reí.
-No me trates como a un pobrecito, no agotas todas mis energías.


SAYA
Me reí.
-Ssssh.- Posé mi dedo sobre sus labios.
-Yo no soy la que se ha quejado de que está cansada de tanto sexo. No tengo la culpa de que nuestra vida sexual sea muy activa.- Sonreí.
-Y ahora, a descansar.- Me separé y señalé la cama.
-A dormir.


KAI
Me crucé de brazos y negué con la cabeza.
-No quiero dormir. –me alejé de la cama y me negué como un niño que no quiere comerse la verdura.
-No puedes obligarme.


SAYA
Le miré y me encogí de hombros.
-Muy bien, pues no duermas, pero nada de sexo por hoy.- Sonreí alzando una ceja y me acerqué a la puerta.
-Que descanses.


KAI
Tiré de su camiseta hasta pegar su espalda a mi pecho y la abracé, acerqué mis labios a su oído.
-¿Pero no ves que si no me sigues el rollo me dejas en ridículo? –dije casi en un susurro, acto seguido la besé en el cuello.


SAYA
Me reí de nuevo.
-¿Ves como en el fondo eres un bebé?- Me giré y le aparté empujándole suavemente hacia atrás. -He-dicho-que-no.- Sonreí alejándome.


KAI
Arrugué la nariz haciéndome el picado, la agarré del pantalón antes de que llegase a tocar la puerta.
-¿Pero se puede saber a dónde crees que vas tú? Después de tenerme preocupado ahora por lo menor podrías consolarme y pretendes irte… -negué con la cabeza.
-No, no, no…



SAYA
Entrecerré los ojos mirándole.
-Pero que morro le echas, tío.- Me reí.
-Utilizas las preocupaciones para que me quede, eres un manipulador.- Sonreí y solté su mano de mi pantalón.
-Ya he dicho que no y es que no, aunque yo también me muera de ganas.


KAI
-Entonces no sé por qué no te dejas llevar por la tentación. –la volví a agarrar y la tumbé sobre la cama sin brusquedad pero tampoco muy cuidadosamente, me puse sobre ella sin dejarla escapatoria.
-Que no te vas, no te dejo. –la besé por el cuello.



SAYA
-Eh, eh, eso no vale, ya están inmovilizando…- Posé mis manos sobre su pecho y empujé para quitármelo de encima, pero me era casi imposible.
-Muy bien, puedes desgastarte los labios besándome por el cuello, pero no pienso dejarte hacer nada más.


KAI
-No sé por qué te resistes tanto, si tú también quieres… -me tumbé, pero la abracé contra mi pecho y no la dejé escapar. La besé en la nuca.
-Muy bien, te dejaré, pero no voy a permitir que te escapes, tú te quedas conmigo. apoyé mi cabeza en su hombro y la besé desde el hombro al cuello.


SAYA
Cerré los ojos resoplando… Dios, la tentación era enorme, pero mantendría la cabeza fría, aunque el resto de mi cuerpo estuviese como un volcán.
-Claro que quiero, y me resisto, a parte de porque estás cansado, también porque me dijiste que te gustaba que me hiciese la difícil…- Suspiré sintiendo sus suaves labios por mi cuello.
-Joder… quieres dejar de besarme el cuello, así es imposible que una se resista.


KAI
-Es que te dije que me gustaba que te hicieses la difícil. –la besé por el rostro y la oreja.
-Pero no la imposible, sabes tan bien como yo que quieres caer en la tentación. –acaricié su vientre.



SAYA
Hundí el vientre al contacto con su mano.
-Ayyyy, Kai, para, para…- Me tumbé a un lado colocándome la camiseta que se me había subido cuando Kai me había acariciado.
Suspiré, sentía que me ardía la cara.



KAI
Me tumbé colocando mis manos bajo mi cabeza.
-Y cuando yo me hago el difícil cedo para que no te cabrees. –la miré de reojo.
-Muy bien, te dejaré en paz. –me levanté y me quité la camisa colocándola sobre la silla. Me deshice de mis pantalones y busqué el pijama en el armario.
-Es una pena…



SAYA
Me mordí el labio cuando se quitó la camiseta y los pantalones…
Aguanta, Saya, aguanta…
-Dios, si es que está como un queso…- Dije para mí misma, pero seguro que Kai lo escuchó… solía pensar en alto.
Me levanté de la cama y me acerqué a él, le miré seria.
-Tú… eres… no…- Suspiré de nuevo y le agarré de la nuca besándole con fuerza.
-Odio que me hagas esto…-Le volví a besar.


KAI
La miré cuando se separó la segunda vez.
-¿Qué haga el qué? Oh… que ahora estás cediendo… ya… -me rasqué la barbilla y luego la miré.
-¿Y si ahora fuese yo es que se hace el “difícil”? –me crucé de brazos esbozando media sonrisa.


SAYA
Le miré y me encogí de hombros.
-Ohm, de acuerdo, pues nada. A propósito tu pantalón está abajo, en la lavandería, tendrás que coger uno limpio.- Me acerqué al armario y cogí una camiseta de tirantes y un pantalón.
-Si me disculpas, voy a ponerme el pijama.- Cerré el armario.


KAI
La quité la camiseta y la dejé caer, posé mis manos en sus hombros y la besé en uno de ellos.
-De modo que a ti no te gusta que me haga el difícil, eres impaciente… -seguí por su nuca acariciándola los hombros.



SAYA
Me despojó de la camiseta dejándome el torso completamente desnudo.
-No soy impaciente, pero si tú estás calentándome sin parar es lo que pasa.- Me giré para mirarle apoyando mi espalda en la puerta del armario. Dejé la ropa que había cogido a un lado y le agarré de la nuca acercándole a mí.
-Después no te quejes si estás cansado o si te pido que no pares y que quiero más…


KAI
La agarré de la cintura y pegué mí frente a la suya.
-Si me lo pides te llevaré al mismo infierno. –la besé con intensidad, moviendo nuestros labios acorde con la pasión. La alcé y la tumbé sobre la cama besándola, esta vez ya era la definitiva después de tanto jugar.


SAYA
Tanto picarnos el uno al otro, siempre traía consecuencias… la verdad que no me quejaba para nada de las consecuencias…
Le agarré de la nuca con las dos manos mientras seguía sus besos. Siempre acabábamos igual, era lo más normal. Entre nosotros había una fuerte atracción, la cual no podíamos evitar.


KAI
Seguí besándola acariciando su vientre y su cadera, al no llevar camiseta me era más fácil. Acaricié su ombligo y clavé levemente los dedos en su piel, como ella solía hacer conmigo, aunque yo no usé las uñas.


SAYA
Hundí el vientre soltando una pequeña risa cuando me acarició.
-Me haces cosquillas…- Miré su mano en mi ombligo. Sonreí mordiéndome el labio. Agarré su otra mano y la llevé a uno de mis pechos mientras volvía ha besarle.


KAI
Acaricié su pecho con pasión por petición suya, no debían gustarle mucho las cosquillas, más que nada porque se reía. La besé el cuello y la clavícula acariciándola por todas partes, pero centrándome en los pechos, ya que ella misma me lo había pedido.


SAYA
Cerré los ojos recorriendo su espalda con mis manos y mis dedos. Intenté no utilizar mis uñas, ya que parecía que no le gustaba…
Eché la cabeza hacia atrás sintiendo el placer que me provocaban sus besos por mi cuello. Ascendí mis manos hasta alcanzar el vello de su nuca. Enredé mis dedos entre su pelo soltando pequeños jadeos.



KAI
Acaricié sus muslos, haciendo que encogiese las piernas, y la besé por el torso de arriba abajo.
-Imagínate que noche tan aburrida si te llegas a negar del todo… -la besé con fuerza agarrando sus manos, enredado sus dedos con los míos.


SAYA
Le besé de la misma manera que él, presionando mis dedos con los suyos. Encogí mis piernas apretando su cadera con mis muslos intensamente mientras mi lengua buscaba la de Kai. Sentí que la excitación se apoderaba de mí… al igual que mi energía… Abrí los ojos cuando se separó para coger aire, sentí que me centelleaban como en el templo del Anciano Sabio.
-Mierda…- Empujé a Kai apartándolo de encima de mí. Me puse de rodillas en la cama y descargué mi energía contra el armario destrozándolo en mil pedazos. La habitación se lleno de plumas debido a que dentro del armario había almohadas.
Jadeé y me dejé caer boca abajo sobre el colchón sintiendo como me invadía el cansancio.


KAI
-¡Saya! –la cogí entre mis brazos y la aparté el pelo de la cara, no había pasado esto en las otras veces, ¿por qué sí ahora?
-Saya, ¿estás bien? ¿Puedes oírme?


SAYA
-Si… estoy bien… no te preocupes.- Le miré. Me llevé la mano a la nariz, me sangraba de nuevo.
-Oh… mierda…- Cerré los ojos y suspiré. Me senté como pude tapándome con las sábanas.
-No entiendo lo que me pasa… lo siento.


KAI
-Vale, tranquila, no hagas eso. –la alcé la cabeza.
-No te muevas. –fui al cuarto de baño y traje papel en abundancia, se lo coloqué bajo la nariz.
-Voy a por algodón. –salí directo a la sala de curas, no pensé que podría volver a pasarla eso así tan de repente, y menos en esa situación. Traje el algodón y la ayudé a ponérselo.
-Saya, ¿qué notas cuando te pasa?


SAYA
Le miré cuando me preguntó.
-Pues… no sé, suele ocurrirme cuando siento que estoy en peligro, como en el templo o cuando Dark nos atacó en el Reino del Hielo… normalmente es así, pero ahora…- Suspiré.
-Creo que ha sido a causa de la excitación… del subidón de adrenalina… no sé si me entiendes…- Bajé la cabeza, la nariz había dejado de sangrar.
-Es ago que no puedo controlar…


KAI
Suspiré y la abracé contra mi pecho.
-No sé cómo puedo ayudarte… -la besé en la cabeza y la acuné entre mis brazos. Después de unos minutos abrí los ojos y la miré.
-Tal vez James pueda ayudarte.




SAYA
-Tal vez… pero no sabemos donde está y mucho menos si volverá… así que, hasta entonces, será mejor que no…- Le miré.
-Puede que la próxima vez no sea tan rápida como lo he sido ahora y te dañe, creo que lo mejor es, hasta que consiga saber que me pasa y puedo controlarlo… es mejor que…- Desvié la mirada.
-Evite estas situaciones… ya me entiendes…


KAI
Bajé la mirada al suelo.
-Claro, lo entiendo, y me parece bien. –la miré.
-Si con estos nos evitamos el que… bueno, te descontroles y te pase esto, lo prefiero. No sé cuánto daño puede hacerte esto, de modo que intentaremos ver al menos como evitarlo antes de volver a hacerlo.



SAYA
Asentí y le miré.
-Lo siento mucho, Kai, de verdad… me siento mal por no ser capaz de controlarme…- Suspiré.
-Siempre… siempre acabo perjudicándote… haces lo posible por mí y yo en cambio no me esfuerzo en mejorar las cosas…- Me levanté y me puse la camiseta.



KAI
-Eh… -me levanté y la abracé por detrás.
-No digas eso, ¿vale? –la besé en el hombro.
-Tú no tienes la culpa de esto, fue Dark quien te lo hizo, no has podido evitarlo, no me molesta, de verdad, encontraremos la forma de ayudarte.



SAYA
Bajé la mirada al suelo. Agarré sus manos apartándolas con suavidad.
-Lo siento, Kai…- Me acerqué a la puerta y abrí.
-Necesito estar sola…- Salí y cerré la puerta. Apoyé la espalda en la puerta y cerré los ojos reprimiendo las lágrimas. Respiré con fuerza del coraje y la impotencia de no poder controlarme… me daba rabia de mi misma…


KAI
Suspiré cerrando los ojos cuando salió, no se sentía bien y mi ayuda no le servía de nada. Me senté en la cama, apoyando mis brazos en las rodillas. Debía encontrar la forma de salvarla, debía hacer que James volviese para curarla y después irse para no poner el peligro a Erika… después de lo que había hecho, ¿cómo iba a pedirle eso?


NEO
Toda la noche la pasé despierto, vigilando y cuidando de que no hubiese ninguna amenaza.
En cuanto amaneció, puse en marcha la Black Hole sacándola de debajo del mar.
Puse rumbo al reino del Viento. Por suerte las naves que vimos antes de sumergir la Black Hole habían desaparecido.
Parece que todo estaba en calma. No me la jugué más. Puse la nave en marcha para salir de allí lo antes posible.


KARA
Me desperté, me había quedado dormida en mi silla sin darme cuenta, miré a todos lados, había luz, por lo que estábamos en el exterior. Me froté los ojos y miré a Neo.
-Oh… perdona, cielo, me quedé dormida…


NEO
-No importa…- Suspiré y me levanté de mi sillón.
-Ya estamos fuera del agua, he puesto rumbo al País del Viento para dejar a Nyla allí…- Me quedé con la boca medio abierta y pensativo.
-Espera…- Miré a Kara.
-¿Dónde está Nyla?


KARA
Le miré cuando me preguntó, me encogí de hombros.
-Y yo qué sé. Mejor si no nos cruzamos con ella hasta entonces, es una zorra asquerosa y no la soporto. Tenías razón con respecto a ella. Y lo que no entiendo… es cómo llegaste a casarte con ella.



NEO
Negué enérgicamente y la miré frunciendo el ceño.
-Olvídate de eso… quiero decir, que no la veo desde hace dos días, al igual que James. Su cuarto está vacío y no la he visto por aquí… ¿No crees que es algo extraño que hayan desaparecido ellos dos? ¿Y a la vez?


KARA
Desvié la mirada y acto seguido me levanté de golpe.
-Esa zorra no le habrá hecho daño, ¿¿verdad?? –me giré y fui a paso ligero hacia el cuarto de Nyla y abrí la puerta de golpe, no estaba allí.
-Joder. –di un golpe en la pared.



NEO
Seguí a Kara a paso ligero, no me fiaba ni un pelo de esta situación. Primero James, ahora Nyla, no es que me preocupase mucho, la verdad, pero estaba claro que aquí pasaba algo raro.
-Espero que no estén compinchados y por su culpa hayamos tenido que permanecer dos días bajo el agua, por que si es así, juro que me los cargaré a los dos.- Justo cuando iba a alcanzar a Kara, algo me golpeó en la cara lanzándome hacia atrás a gran velocidad.
Me estrellé contra la pared sintiendo como los huesos de mi espalda se resentían.



KARA
Me giré a toda prisa.
-¡Neo! –corrí a su lado.
-Neo, ¿qué ha pasado? –le sujeté, parecía que se había hecho daño, miré al frente.


NYLA
-Uy, pobre Neo, espero no haberte hecho mucho daño.- Sonreí malévola y me acerqué hasta ellos mirándome las uñas.
-Pero mira que llegáis ha ser idiotas e ignorantes. Os tragasteis el truquito de la mujer en apuros. ¿Cómo coño voy ha estar yo en apuros?- Me reí y les miré.
-Gracias a mí, Draco y Dark saben sonde estáis y viene para acá. Ohm, a propósito, si buscas a “Jimmy”, creo que ya es demasiado tarde, seguro que Dark ya se ha deshecho de él.



KARA
El corazón me dio un vuelco cuando la zorra de Nyla dijo eso. Fruncí el ceño y rodeé mis puños de fuego.
-¡¡Hija de puta!! –corrí hacia ella, la agarré de la camisa y la empotré contra la pared, asesté varios puñetazos seguidos en su cara.
-¡¡Puta!! ¡¿Dónde está Jimmy?!


NYLA
Desaparecí entre sus manos riéndome. Me posicioné a su espalda y apreté su cabeza contra la pared.
-James se merece que Dark le mate y mucho más, es un traidor por aliarse con los rebeldes. Draco conseguirá su objetivo y atrapará a la chica pelirroja y después acabará con el mundo arrastrándoos a vosotros.- La agarré del pelo y la lancé contra el panel de mandos



NEO
Me levanté como pude y miré a Nyla frunciendo el ceño. Tensé los puños cuando lanzó a Kara contra los mandos.
-¡Desgraciada!- Me lancé contra ella, pero antes de que mi puño se estrellase contra su cara, se desvaneció en el aire.
-Pero… ¿qué cojones eres tú? Tu elemento es el rayo, no puedes desaparecer así como si fueses un sombra. ¡Es imposible!


NYLA
Aparecí detrás de el y le agarré del cuello.
-Nada es imposible, amor.- Le propiné una patada en la espalda haciendo que cayese al suelo de cara.
-Es lo que tiene si te vuelves la mano derecha del demonio.
-Vamos, rendíos y entregadme a la chiquilla del pelo rojo. Será más fácil y así tendréis unos minutos más de vida. Seguro que Draco se apiada de vosotros.



KARA
Tosí incorporándome después del golpe contra los mandos.
-Hija de puta, la traidora eres tú… -me puse de pie.
-Eres una aberración como persona, jamás te entregaremos a Erika. –rodeé todo mi cuerpo con fuego y la lancé una llamarada, así evitaría que volviese a tocarme, corrí hacia Neo y me posicioné delante de él para protegerle.
-Te has aliado con el enemigo, el que quiere destruir el mundo, ¿te crees que así tienes la vida arreglada? Draco es un hijo de puta y Dark está loco, te matarán en cuanto vean que no te necesitan.


NYLA
-No, eso no ocurrirá.- Estiré el brazo abriendo mi mano. El fuego se extinguió antes de que llegase a tocarme.
-No lo entiendes, si le entregó a Draco lo que quieres me dará un sitio entre su guardia, y como sé que no voy ha fallar no me preocupa que intente matarme, porque no lo hará.- Sonreí y les miré.
Abrí las manos llenándolas de energía.
-Ahora os mataré y asunto resuelto. Dos pájaros de un tiro.- Les lancé unas bolas de energía, peri estás rebotaron contra una capa invisible devolviéndomelas a mí. Caí al suelo cuando las bolas me alcanzaron.
-¿Qué coño ha sido eso?


SAYA
Escuché algo de revuelo cuando caminaba hacia la cocina. Kara y Neo se hallaban en el suelo heridos. De pie, frente a ellos, estaba Nyla… ya decía yo que esta tía nos traería problemas.
Justo antes de que su ataque dañase a Kara y a Neo, creé una barrera con mi nuevo “poder”, aunque eso significase que después sufriese yo los daños.


KARA
Alcé la cabeza, Saya nos había salvado, pero parecía algo deteriorada después de eso.
-Saya, déjala, será peor para ti. –me levanté e intenté crear una nueva bola de fuego, aunque me costó lo mío por culpa de Nyla, cogí aire y le lancé la bola lo más deprisa que pude, intentando adelantarme a que la eliminase.



NYLA
Golpeé la bola de fuego con mi antebrazo enviándosela a Saya que la golpeó en el pecho deshaciendo la barrera.
-¿Pero quién os creéis que sois para intentar atacarme? Os lo diré, solo sois unos insignificantes rebeldes. No lograréis acabar conmigo.



SAYA
Me levanté con la mano en el pecho, me había quemado parte de la camiseta. Miré a Nyla y escuché lo que dijo. Esbocé media sonrisa.
-¿Qué te apuestas?- Me cargué de energía y la desaté contra Nyla apartándola de Kara y de Neo. Mantuve la barrera como pude, no iba ha dejar que les dañase.
-Kara, Neo, sacad de aquí a Erika, no podemos dejar que se le lleve.- Les miré.
-¡Vamos! Yo puedo mantenerla un rato aquí.


KARA
Por un momento dudé en qué hacer, ¿sacar a Erika de allí? ¿Cómo? Asentí y levanté a Neo, tiré de él y ambos corrimos por el pasillo hacia el cuarto de Erika.
-¡Saya, ten cuidado! –llegamos hasta el cuarto de Jim y Erika y abrí de golpe, los dos estaban aún durmiendo. Corrí hacia Erika y la moví.
-Erika, vamos, arriba, vamos.



ERIKA
Abrí los ojos de golpe y miré a Kara.
-¿Qué? ¿Qué pasa, Kara?- Me incorporé rápidamente. Miré a Kara asustada.
-Kara, ¿qué pasa? ¿A dónde vamos?- Me quedé aterrorizada cuando escuché un grito desgarrador procedente del pasillo. Miré de nuevo a Kara, blanca como la pared.
-Esa… ¿esa era Saya?


NEO
Miré a Erika y la agarré del brazo.
-Vamos, ahora no te preocupes por Saya, tenemos que sacarte de aquí. Te llevaré a las naves pilotos y te sacaremos de aquí.- Abrí la puerta. Me quedé congelado al ver delante de mí a Dark.
-Jo-der…- Me agarró del cuello y me lanzó fuera del alcance de Erika.


DARK
Sonreí malévolo cuando encontré por fin a la chica pelirroja.
-Hola, pequeña. Al fin nos conocemos.- Me reí y la agarré del brazo. Saqué mi espada y amenacé el cuello de la chica con ella cuando vi que los que quedaban aún en pie se acercaban para atacarme.
-Quietecitos estáis mucho más guapos.- Sonreí de nuevo y miré a la chica.
-Ahora, si me disculpáis, me llevó a la chiquita. No os importa, ¿verdad?


JIM
Oí la voz de Kara y me desperté, Erika se levantó y en pocos segundos Neo salió disparado. Me levanté corriendo, era Dark.
-Hijo de… -fui a soltarle una descarga, pero la electricidad se quedó en mis dedos cuando agarró a Erika.
-Suéltala, ahora mismo… -cargué más mis manos amenazándole.



KARA
Por desgracia no llevaba mis gemelas encima, habría sido más sencillo si me liase a balazos. Rodeé mis manos de nuevo con fuego dispuesta a atacar.
-Erika, no permitas que te lleve, no puede. –no podía evitar desviar la mirada hacia Neo, no sabía si estaba bien, pero debía ayudar a Erika.


DARK
Esbocé media sonrisa de nuevo.
-Oh, claro que vendrá conmigo.- Acaricié la barbilla de la chica. Estaba aterrorizada… eso me gustaba. Me reí.
-¿Verdad que serás una buena chica y vendrás conmigo? Ya sabes lo que le puede pasar a tus amigos si te niegas.- La besé en la mejilla y me reí de nuevo clavando mis ojos en el muchacho eléctrico.


ERIKA
Miré a Jim con los ojos encharcado en lágrimas. No quería que les hiciese daño… Cerré los ojos asqueada cuando me besó en la mejilla. Mis lágrimas se desbordaron por mis mejillas mirando de nuevo a Jim.
Asentí.
-Si… iré contigo…- Bajé la cabeza.
-Iré, pero para esta lucha, por favor…


DARK
Sonreí y pasé mi brazo libre por su cintura rodeándola y acercándola más a mí.
-Buena, chica.- Susurré en su oído.
-Claro que pararé la lucha. En cuanto tus amigos hayan muerto, parará.- Me reí y aparté la espada. El grandullón se levantó y se lanzó contra mí cuando estaba desprevenido. Alcé la espada y le atravesé un hombro. Saqué la hoja de mi espada y le propiné una patada en el estómago lanzándolo lejos de mí.
-Uno menos.- Me reí.
-Despídete de tus amigos.-
Agarré de nuevo a la chica y desaparecí de la nave con ella profiriendo un grito desgarrador… me encanta mi trabajo.


JIM
-¡¡¡ERIKA!!! –corrí hacia ella, pero se desvanecieron, casi me pareció poder agarrar su muñeca antes de desaparecer por completo, pero no fue sí, caí contra el suelo. Apoyé las manos en el suelo y solté un grito desgarrador dejando fluir las lágrimas, ese hijo de puta se la había llevado delante de mis narices.
Aporreé el suelo con el puño.
-Erika…


KARA
Respiré fuerte y negué con la cabeza.
-Erika… -susurré mientras mis ojos se encharcaban de lágrimas. Miré a Neo, estaba gravemente herido.
-Aguanta, Neo…



KAI
Había oído mucho revuelo, me acerqué a toda velocidad siguiendo los ruidos y encontré el panorama. Neo estaba herido en el suelo.
-¿Qué ha pasado? –me acerqué y sin esperar empecé a aplicar hielo.


KARA
-Ha sido Dark… -Kai me miró.
-Nos ha atacado y… se ha llevado a Erika… -tragué saliva y miré a Jim, estaba en el suelo, destrozado.



KAI
Miré a Kara.
-¡¿Qué?! ¿Cómo que se ha llevado a Erika? –miré a todas partes mientras seguía aplicando hielo a la herida de Neo.
-Espera, ¿y Saya? ¿¿Dónde está Saya??



KARA
Miré al final del pasillo.
-Mierda…


KAI
Miré al lugar donde Kara dirigía la mirada, no había terminado con Neo, pero ya no corría peligro. Me levanté y corrí en busca de Saya, ¿cómo se les ocurría dejarla sola?


SAYA
Deshice la barrera, ya no podía mantenerla más, estaba agotada. Di un par de pasos hacia atrás y apoyé la espalda en la pared respirando con dificultad. Nyla seguía de pie, delante de mí con esa sonrisita de triunfo… si supiese controlar mi poder… la haría mil pedacitos…
No me di cuenta, me agarró del cuello empotrándome contra la pared. Alzó la mano y la cargó de energía…
-Mierda… joder…- Intenté zafarme de su agarre. Otra vez no, no quería acabar de nuevo…
Cerré los ojos cuando su mano descendió para propinarme el golpe final, pero una mano la frenó. Abrí los ojos ampliamente cuando vi a… Dark. Con la otra mano agarraba a Erika.
-¡¡No, Erika!!

DARK
Impedí que Nyla atacase a Saya. La miré y sonreí.
-Vaya, parece que sigues con vida.- Me reí.
-Será muy divertido volver a matarte.- Miré a Nyla y me puse serio.
-Vámonos, hemos acabado aquí. Mi padre quiere matarlos personalmente.- Solté a Nyla y desaparecí de nuevo con la chica.



SAYA
-¡¡No, no, suéltame!! ¡¡¡Erika!!!- Nyla me soltó. Corrí detrás de ella, pero esta se lanzó desde la barandilla al vacío. Alargué la mano, pero no llegué a agarrarla.
Retrocedí y me apoyé en la pared. Me deje caer por esta hasta sentarme en el suelo.
-Erika…- Cerré los ojos respirando hondo, estaba cansada y sin fuerzas.
-Mierda…- Golpeé el suelo con la mano.



KAI
Encontré a Saya apoyada en la pared de la cubierta, por suerte parecía estar bien, sólo agotada, debió haber usado su poder.
-Saya. –me agaché a su lado y la miré con detenimiento. Tenía parte de la camisa desgarrada y algún que otro rasguño, pero nada grave.
-¿Estás bien?


SAYA
Miré a Kai y negué.
-No, Kai, no estoy nada bien…- Suspiré y miré al frente.
-Se han llevado ha Erika, sabes lo que viene después, ¿no? Vendrá a por nosotros…- Posé la frente en mis manos.
-Dios… tenemos que salvar a Erika, no podemos dejar que la hagan daño…


KAI
Miré al cielo, como si en el instante anterior Dark se hubiese ido por ahí, miré a Saya.
-Les buscaremos, Jim hará lo posible por encontrar a Erika, y aún tenemos tiempo, primero tiene que encontrar a Axel, Eri y Edward, es el tiempo que tenemos para poder salvarla, pero debemos ponernos en marcha ya. –me levanté con ella en brazos.
-Lo conseguiremos.


SAYA
Apoyé la cabeza en el hombro de Kai y cerré los ojos. Sentí que me costaba llenar los pulmones de aire… si cada vez que usaba mi poder acababa así, de poca ayuda iba ha servir a la hora de la verdad.



NEO
Tenía el hombro dolorido, pero aún así llegué hasta la sala de mandos y cambié el rumbo.
-Hasta los cojones me tienen. Vamos ha acabar con esto de una maldita vez.- Puse rumbo hacia las ruinas del reino de las Sombras, donde se ocultaba Draco y donde había llevado a Erika.
-Yo voy ha buscar a Erika, el que no esté de acuerdo conmigo, ya puede ir tirándose por la borda, porque no voy ha dar la vuelta.


KARA
Me acerqué a Neo.
-Todos queremos ir a buscar a Erika. –me giré, había dejado a Jim sentado en mi silla algo apartado, estaba con la cara entre las manos, aún seguía hecho polvo por lo que acababa de ocurrir.
Volví a mirar a Neo.
-Cuando antes rescatemos a Erika, mejor.


JIMMY
Aparecí en medio del puesto de mandos, al lado de Jim. Posé mis manos en su espalda y miré a los demás, acto seguido desaparecí llevándome a Jim conmigo.


JIM
No sabía quién me había tocado, pero no me inmuté hasta que noté una sensación extraña. Alcé la cabeza, ya no estaba en la sala de mandos, me giré.
Había sido James.
-Tú… -me levanté y le agarré del cuello.


JIMMY
Aparté su mano y le asesté un puñetazo en la cara.
-¿Qué coño haces? Será imbécil.- Me coloqué bien la túnica y le miré-
-Ya sé que estás dolido por lo que le ha pasado ha Erika, pero aún no es tarde, necesito tu ayuda para poder llevarla de vuelta a la nave.


JIM
Le miré apretando los dientes.
-No sé por qué tendría que confiar en ti, seguro que tú estás compinchado con ellos de nuevo, llevas días sin aparecer, ¿¿cómo explicas eso?? –lo último lo grité, me sentía furioso por no haber podido hacer nada


JIMMY
Le miré y me crucé de brazos.
-¿Has terminado de gritar como un histérico?- Alcé una ceja.
-Bien, lo primero, no estoy compinchado con ellos de nuevo y segundo, no es de tu interés saber que he estado haciendo estos días fuera de la nave.- Fruncí el ceño.
-Voy a rescatar a Erika y ponerla a salvo. Te llevo conmigo porque la quieres y sé que me serás de gran ayuda, pero veo que ahora estás actuando como un perro rabioso…- Suspiré.
-Debería dejarte en la nave e irme yo solo.


JIM
-No. –dije secamente.
-Sólo quiero salvar a Erika, me da igual el precio, dime lo que debo hacer y lo haré, sólo quiero salvarla, es lo único que quiero… -suspiré intentando calmarme, necesitaba que ese tipo me ayudase y no podía permitir que me dejase de lado mientras iba a buscar él solo a Erika.



JIMMY
Asentí y suspiré.
-Solo tienes que venir conmigo a donde la tienen presa.- Le miré y señalé una gran torreta negra. No se había dado cuenta, pero le había tele trasportado al reino de las Sombras.
-Erika está allí. En lo que queda del Palacio de Rikki, el antiguo rey del reino de las Sombras. Mi padre estará preparándolo todo para empezar el ritual. Si no nos damos prisa antes de que le saque la cosa que tiene dentro, la matará.- Me puse la capucha y le entregué a Jim una túnica igual que la mía.
-Ponte esto. Este sitio esta lleno de guardias, así pasarás inadvertido.


JIM
Miré algo inseguro la capa que me ofrecía. ¿Inadvertido con eso puesto? Tenía que creer en él, era la única manera de rescatar a Erika. Me la coloqué encima del cuerpo y me puse la capucha, así parecía un maldito sombra.
-Está bien, guíame.


JIMMY
Esbocé media sonrisa cuando miró la túnica y se la puso.
-Bien, ahora pareces un sombra, enhorabuena.- Me reí levemente, sabía que eso le cabrearía.
-Vamos, Romeo. Rescatemos a Erika.- Empecé a caminar adentrándome en el bosque de camino a las ruinas del antiguo castillo de los Sombras.



JIM
Le seguí no muy seguro de lo que haría para rescatarla.
Miré a lo lejos, había escombros de un antiguo castillo, derribado tras la Guerra de los Elementos. -¿Cómo os habéis instalado aquí? Pensaba que como fue vuestro antiguo reino de una raza casi extinguida lo tendríais, no sé… como un lugar sagrado.



JIMMY
Solté una carcajada y le miré.
-Para los sombras no hay nada sagrado. Les importa muy poco si estas ruinas eran antes pertenecientes a un Reino.- Negué con la cabeza.
-Mi padre solo las tiene como otra de sus muchas bases.- Dije sin dejar de caminar. Estábamos a punto de abandonar el bosque.



JIM
-Es una verdadera pena que no sintáis nada de aprecio por vuestras raíces, aunque tratándose de Draco no me extraña nada, no siente aprecio por nada más que por sí mismo. –miré a lo lejos, estaba cerca de Erika.
->



JIMMY
Miré al frente seriamente.
-No son mis raíces… para mi, yo no pertenezco a este lugar…- Salimos del bosque. Empujé a Jim sin brusquedad, pero tampoco muy cuidadoso, contra el tronco de un árbol. Me puse a su lado ocultándonos de unos soldados de mi padre.
-Esto está llenito de soldados, tendremos que tener cuidado…- Dirigí mi mirada hacia un grupo de monjes, iban vestidos con las mismas túnicas que nosotros.
-Vamos, tengo una idea.


JIM
Fruncí el ceño, si era lo que estaba pensando, nos iba a mezclar con un grupo de clérigos.
-Esto no tiene sentido… -le seguí.


JIMMY
Le miré y esbocé media sonrisa traviesa.
-Claro que tiene sentido. Ahora junta tus manos y baja la cabeza, no dejes que te vean el rostro. Una vez que la hilera de monjes se acerque, colócate detrás. Nos infiltraremos dentro del castillo sin ser descubiertos.- Sonreí de nuevo.
-Vamos, Jim, será divertido.


JIM
Me rasqué la cabeza y asentí. Si no fuera porque la situación era muy seria y estaba muy preocupado por lo que pudiesen hacerle a Erika, seguramente me entraría la risa al imitar a ese puñado de monjes.
-Divertido sería si no corriésemos peligro de muerte.



JIMMY
-¿Pero que dices? Eso es lo que lo hace más emocionante…- Suspiré.
-No sabes vivir la vida a tope, es lo que te falla. Seguro que te lo habrá dicho Erika en más de una ocasión.- No dejé que Jim contestase. Justo cuando lo iba ha hacer, los monjes pasaron por nuestro lado.
-Ahora guarda silencio.- Agaché la cabeza y le indiqué a Jim que se siguiese.


JIM
Fruncí el ceño, no sabía dejar de criticar ni en momentos así. Le seguí e imité la posición de los monjes, si nos pillaban íbamos a morir, al menos yo, puede que a él sólo le capturasen para entregárselo a su padre, aunque éste le mataría luego por traidor…
Más nos valía no desentonar si queríamos salvar a Erika.

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