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lunes, 7 de diciembre de 2009

Capítulo- LXII- LOS QUE SUPERAN LA AGONÍA Y LOS QUE NO.

JIM
Habían pasado dos días desde la muerte de Saya todos estábamos bastante afectados, incluso a Neo le había sentado mal. Kai se pasaba todo el día con su hijo o solo en la cubierta, pero el resto tampoco hacíamos una fiesta…
En ese momento estaba sentado en la cocina intentando comer algo, nadie tenía ganas de preparar la comida por lo que comíamos lo que pillábamos.


JIMMY
Entré en la cocina. Estaban todos reunidos allí. Lo único que se veían eran rostros apagados, tristes y llorosos. Suspiré y me senté en una silla libre al fondo. Me crucé de brazos y les miré.
Tenía que admitirlo, yo también me sentía mal por lo sucedido. No había conseguido tenerle mucho aprecio, pero la verdad es que me dolía.
-Dark lo pagará caro… lo juro.- Les dije mirándoles.



KARA
Miré a Jimmy cuando entró.
-Todos lo decimos, ¿pero de qué servirá ir a por él? Lo más posible es que si volvemos a luchar contra él quiera acabar con Kai o con cualquiera de nosotros. –apoyé la cabeza en el pecho de Neo.
-Es mucho más fuerte de lo que creíamos y a su vez mucho más fuerte que nosotros…



JIMMY
-Si, es verdad, es muy fuerte y fuimos al Templo para nada, al final Dark descubrió la jugarreta y se nos adelantó antes de poder prepararnos. Pero no podemos rendirnos, al menos yo no me rendiré. Iré tras Dark, aunque tenga que hacerlo yo solo…- Me levanté de la silla.
-La próxima vez será a él al que atraviesen con una espada, y será la mía.- Salí de la cocina.



KARA
Nadie dijo nada cuando Jimmy se marchó. Me abracé a Neo.
-Espero que no pretenda irse o le daré una patada en el culo cuando vuelva a verle… -miré a los demás, parecía que no se habían ni dado cuenta de que Jimmy había estado aquí. Suspiré.


JIMMY
Fui por el pasillo y pasé por al lado del cuarto donde aún permanecía el cuerpo de Saya.
Kai estaba allí, sentado a su lado como si tuviese la esperanza de que iba ha despertar en cualquier momento. Suspiré y entré.
-Hola…- Me apoyé en la pared cruzándome de brazos.
-No he tenido la oportunidad de darte el pésame… lo siento.


KAI
No miré a James cuando entró. Tenía la mano de Saya entre las mías, estaba hasta más fría que yo… Si no fuese por la ausencia de color en su piel, podría decir que dormía. Su belleza aún se conservaba, seguía siendo mi Saya…
-Te parecerá una ñoñería, pero Saya era mi mundo, y sin ella yo no puedo ser yo mismo. –le miré.
-No sé qué voy a hacer a partir de ahora…


JIMMY
Negué y le miré.
-No me parece una ñoñería ni nada de eso, Kai…- Suspiré y me acerqué.
-No soy el más indicado para dar ánimos, ya que tengo antecedentes y muy mala fama, pero… creo que deberías pensar en tu hijo… Aunque hayas perdido a Saya, creo que Kai te necesita…- Posé una de mis manos en su hombro.
-¿Por qué no vas a comer alguna cosa? O a dormir algo si lo prefieres…


KAI
Negué.
-¿De qué me sirve satisfacer mis necesidades vitales si no estoy vivo? –le miré, era posible que no entendiese lo que quería decir. Volví a mirar a Saya.
-Supongo que puedo ir con Kai, hoy no ha dormido mucho porque ha tenido pesadillas, no sé si ahora habrá dormido algo más… -me levanté soltando la mano de Saya con cuidado y salí de la habitación.



JIMMY
Me aparté de la puerta para dejar paso a Kai. Suspiré y miré a Saya. Me acerqué hasta ella y la miré. Agarré su muñeca, esta fría como una piedra. Aún así, su cara no mostraba ningún signo de desgaste ni estaba demacrada, solo le faltaba color.
Solté su muñeca con suavidad y miré la puerta.
Me acerqué y la cerré del todo, con llave, así evitaría que entrase nadie.
Me acerqué de nuevo a Saya y me incliné hacia su rostro.
-¿Cómo se te ocurre marcharte dejando a tu familia sola?- Negué.
-Yo me ocuparé de deshacer este sufrimiento… si me permites…- Agarré la sábana y la destapé.
-Bien… esto te va ha doler.


KAI
Entré en mi cuarto, donde estaba acostado Kai en el lado de su madre… Me senté a su lado y le acaricié el flequillo, parecía que ahora estaba durmiendo mejor que por la noche, estaba más tranquilo.
-Era mamá la que sabía cuidarte… yo sólo no voy a poder educarte como es debido, soy un desastre como padre… -me tumbé besándole en la cabeza.


KAI JR
Estaba con mamá y papá en casa. Jugábamos en la nieve como solíamos hacer siempre que papá no tenía trabajo ni reuniones en el castillo.
Me reía y corría perseguido por papá que quería lanzarme una bola de nueve, pero mamá le adelantó dándole en la cara. Me tiré al suelo riéndome de nuevo. Mamá se acercó y empezó ha hacerme cosquillas.
Me giré para agarrar nieve y hacer una bola, pero la nieve era de color rojo. Solté la nieve y me miré las manos, estaba manchado de sangre.
Miré a Mamá, estaba…
-¡¡¡Mami!!!- Me desperté llorando y gritando.
-¡¡Mamá!! ¡Mamá! ¡No te mueras!- Aparté las sábanas y me giré abriendo los ojos.
-… papi…- Le miré aún llorando.



KAI
Me senté e incorporé a Kai entre mis piernas abrazándole contra mi pecho.
-Tranquilo, sólo ha sido un sueño… -le rodeé con mis brazos intentando que se sintiese protegido. Era sólo un niño cuando perdí a mis padres y lo que más temía era que me hiciesen daño si ellos no estaban, no quería que Kai pasase por el mismo trago al perder a su madre…



KAI JR
Abracé a papá con fuerza.
-Desde que mamá no está tengo la misma pesadilla… quiero que vuelva, la echo de menos…- Le miré secándome las lágrimas con las manos.
-No puedo dormir, me da miedo volver a cerrar los ojos… volveré a tener la pesadilla…- Apoyé la cabeza en el brazo de mi papi.
-Al principio estoy muy feliz, jugando con vosotros en la nieve, pero después… la nieve se pone roja y veo a mamá…


KAI
-Shh… -le acaricié la cabeza.
-No pasará nada, papá está contigo. –le acaricié y le mecí contra mi pecho.
-Me quedaré contigo para que duermas sin pesadillas. –me tumbé aún con Kai entre mis brazos.


KAI JR
Cerré los ojos y suspiré abrazándome a mi papi.
-Te quiero, papi…- Dije antes de volver a quedarme dormido.
Esperaba que con mi papi no tuviese de nuevo pesadillas, él me protegía.


JIM
Erika y yo nos habíamos quedado solos en la cocina, yo removía mi café sin apartar la vista de la cuchara. No pude evitar acordarme de las veces que Saya intentó ayudarme y cuando la conocí como mi “enfermera” particular.
Se me humedecieron los ojos y solté la cuchara.
-Esto es un asco.



ERIKA
Miré a Jim mientras pelaba una naranja con el cuchillo. Suspiré y me acerqué dejando la naranja y el cuchillo sobre la encimera.
Me senté a su lado y le agarré de la mano.
-Si que lo es… Saya era una pieza fundamental en esta nave, sobre todo para Kai. Demostró ser una buena amiga y compañera… pero… tendremos que superarlo y afrontarlo, y para eso tenemos que apoyarnos los unos a los otros.- Le acaricié la nuca.


JIM
Suspiré con fuerza y la abracé apoyando mi cabeza en su hombro. Posiblemente no se sentía del todo cómoda, pero ahora necesitaba de su cariño.
Me separé mordiéndome el labio.
-Perdona, no quería hacerte sentir incómoda…


ERIKA
Le miré bajando la cabeza.
Suspiré y acerqué mi silla a la de Jim.
Le agarré de la espalda y le volví a abrazar haciendo que apoyase su cabeza sobre mi hombro.
-No digas tonterías, Jim… no me siento incómoda si me abrazas y más en una situación tan dura como esta…- Le acaricié la nuca con suavidad.


JIM
La abracé con fuerza cerrando los ojos. Su pelo seguía oliendo a melocotón, sonreí levemente.
-Y pensar que hace un par de días todo iba de perlas y teníamos asegurado que mataríamos a Dark… -suspiré.



ERIKA
-Hay veces que las cosas salen mal y se tuercen, pero como todo… se solucionará, tranquilo…- Suspiré y acaricié su espalda intentando consolarle.
Me separé levemente y le miré.
-No te derrumbes, Jim… todo saldrá bien…- Le acaricié la mejilla.



JIM
Suspiré y la acaricié la cara.
-No sabes lo que me ayuda que estés a mi lado aún estándolo pasando mal también. –la besé en la mejilla con ternura posando mi mano en su nuca.
-Gracias. –susurré en su oído.


ERIKA
Le miré y asentí.
-De nada…- Me levanté apartando la silla con cuidado y volví a la encimera donde tenía la naranja. Al coger el cuchillo, este se me resbaló debido al jugo de la naranja, el mango se había impregnado, cortándome en la palma de la mano.
-¡Ah!- Grité tirando el cuchillo al fregadero. Me agarré la muñeca y me miré la mano herida. Agarré un trapo y me envolví la mano.
-Joder… mira que soy patosa, coño.


JIM
Me levanté deprisa cuando gritó.
-¿Estás bien? –me acerqué y le miré la herida.
-Dios… -la tapé la mano con el trapo.
-Ven, vamos a la enfermería. –posé mi mano en su cintura y la llevé hasta la enfermería, saqué el alcohol del armario, gasas y vendas. Me acerqué a ella y le destapé la herida.
-Avísame si te duele… -mojé una gasa con alcohol y lo pasé con suavidad por encima de la herida.



ERIKA
Me mordí el labio con fuerza cuando pasó la gasa por la herida. Me escocía mucho, pero no dije nada.
Miré a Jim mientras me curaba la mano.
-Tú siempre cuidando de mí…- Sonreí y gemí levemente cuando sentí de nuevo el escozor.
-Au…


JIM
-Lo siento, perdona, ya casi está. –quité la sangre de la herida. Cogí una de las vendas y la corté con cierta torpeza.
-Joder… -corté otro cacho.
-Lo siento, no soy muy buen enfermero… -esta vez lo corté bien y rodeé la herida con la venda sin apretar mucho.



ERIKA
Sonreí de nuevo.
-No importa, con tal de que la herida esté desinfectada me vale.- Le ayudé a colocar la venda.
-Ya está… gracias.- Le miré y le sonreí de nuevo.


JIM
Sonreí levemente y la acaricié el pelo.
-Tienes que tener más cuidado, ¿vale? –me quedé mirando a sus ojos, la acaricié la mejilla. -Aún a riesgo de que me pegues una bofetada, lo haré. –acerqué mi rostro al suyo y la besé en los labios.


ERIKA
Puse mis dedos ante sus labios cuando terminó de besarme.
-No lo hagas, Jim…- Le miré apartándome.
-Gracias por curarme la mano, en serio…- Salí de la enfermería.



JIM
Dejé caer mis hombros.
-Espera, Erika… -la seguí y la agarré de la muñeca.
-Perdóname, Erika… Nunca pretendí que te sintieras presionada ni ofendida cuando te dije aquello sobre James… Es sólo que… me siento amenazado por él… -la miré a los ojos.
-Tengo miedo de que puedas enamorarte de él y me olvides a mí… No quiero perderte.


ERIKA
Suspiré y desvié la mirada. De repente me acordé del beso que me dio James antes de desmayarme y que me trajera a la nave. Bajé la cabeza.
-En estos momentos no estoy con ganas de enamorarme de nadie…- Me solté de su agarré.
-Gracias, de verdad…- Me retiré y me alejé camino de mi cuarto.


JIM
Desvié la mirada, no podía arreglarlo con ella si ella no quería arreglarlo…
Me giré y me fui por el otro lado, ¿es que no podía ir algo bien?



KAI
Kai había logrado dormirse completamente y parecía que no soñaba, de modo que le dejé descansar tranquilo.
Salí de la habitación y fui a la cubierta. Hacía aire.
Miré el cielo, no hacía buen tiempo, posiblemente llovería. Cerré los ojos, no me sentía con ganas de nada, ni comer, ni dormir… Echaba tanto de menos a Saya, y sólo habían pasado dos días…
Miré de nuevo al cielo, quería tenerla conmigo de nuevo, sentía un gran vacío que ni siquiera mi hijo podía llenar. Tampoco podía hacer nada por él, sin Saya no podía vivir, y si no podía vivir, no podía cuidar de un niño. Hasta Kara sería capaz de hacerlo mejor que yo…
Me senté en el suelo apoyando la espalda en la pared.


NEO
Salí fuera junto con Kai que estaba sentado en el suelo de la cubierta.
-Hola.- Me senté a su lado y miré al cielo.
-Parece que se va a poner a llover, ¿eh?- Le miré. Tenía muy mala cara, a penas comía y de dormir había que olvidarse…
Suspiré y volví la mirada al frente.



KAI
No miré directamente a Neo.
-Supongo… -miré al suelo.
-¿Cómo… cómo te sentirías tú… si perdieses a la persona que más necesitas y quieres en este mundo? Porque… yo lo único que siento es… que nada tiene sentido. Nada sin ella a mi lado… -me llevé las manos a la cabeza apoyando los codos en las rodillas.


NEO
Miré a Kai y suspiré.
-Esto nos viene grande, sobre todo a ti… Por lo que me dijiste, tú y Saya estuvisteis juntos desde muy jóvenes… es muy normal que ahora te sientas así, muy solo… pero las cosas se solucionan y hay que seguir adelante, Kai.- Miré al frente de nuevo cerrando los ojos.


KAI
-Yo no puedo… -suspiré alzando la cabeza cerrando los ojos.
-No veo el lado positivo de todo esto… No lo hay, ¿qué hay de positivo en que Saya se haya ido? Era mi mundo… -sentí que la sangre me ardía, no hacían más que venirme imágenes a la mente de cómo aquel hijo de puta la atravesaba…



NEO
Me levanté.
-No puedo hacer nada, por más cosas que te diga… Lo único que te digo ahora es, que no estés solo, cuenta con tu hijo, él te necesita…- Volví dentro y me senté en mi sofá.



JIMMY
Abrí la puerta jadeando y agarrándome al marco de la puerta.
Estaba cansado y con las energías gastadas. Entrecerré la puerta echando un último vistazo. Las sábanas se movieron y yo sonreí.
-Espero que esto salga bien…- Dije para mi mismo alejándome del cuarto.


KARA
Llegué a la sala de mandos y me senté junto a Neo, miré fuera, estaba empezando a llover.
-Acorde con nosotros… -me encogí en mi silla.
-Menudo desastre… -le miré y le acaricié la nuca.
-¿Tú qué tal estás, cielo?


NEO
-¿Yo? Estoy bien… cansado, pero bien. No tardaré en irme a la cama esta noche.- Suspiré y me froté la frente bostezando.
-No suelo dormir bien y me levanto muy temprano…- Me recosté sobre el respaldo de mi sillón.


KARA
Me levanté y me coloqué detrás de él haciéndole un masaje en los hombros.
-¿Por qué no te echas en la cama? No creo que vaya a pasar nada si te vas a descansar. –le besé en la mejilla y seguí masajeando, quizá se quedaría dormido ahí, su sillón era cómodo y estaba hecho polvo.



NEO
Suspiré y cerré los ojos disfrutando del masaje.
-Me quedaré aquí, en mi sillón un rato, ya me acostaré en la cama cuando anochezca…- Me acomodé en el sillón y me relajé. Con suerte me quedaría dormido.


KARA
Seguí dándole el masaje, se estaba adormeciendo. Le besé en la mejilla y la oreja mientras le masajeaba la nuca.
-Anda, oso, relájate. –seguí con el masaje mirando la lluvia caer.



NEO
Suspiré de nuevo sintiendo como me invadía el sueño, así que dejé que hiciese efecto en mí.
-Voy ha quedarme dormido…- Así pasó, me quedé dormido. Estaba cansado y destrozado.


KARA
Sonreí y le besé el pelo. Me acerqué al interruptor de la luz y la apagué, salí cerrando la puerta con cuidado, le dejé durmiendo, que falta le hacía.



ERIKA
Estaba en el cuarto, asomada a la ventana. Veía al Jefe sentado en la cubierta, se le veía aplomado y muy tristón.
Suspiré y entré cerrando la ventana.
Me senté en la cama, estaba anocheciendo y no tenía nada de hambre. Me tumbé de lado agarrando la almohada… no podía olvidarme del beso que me robó James. Cerré los ojos y sacudí la cabeza para quitarme de la cabeza esas tonterías.


KARA
Llamé a la puerta del cuarto de Erika, había visto a Jim por ahí de modo que debía estar sola.
Asomé la cabeza y la vi tumbada en la cama, parecía afligida.
-¿Puedo pasar?



ERIKA
Suspiré.
-Como quieras… aunque no me apetece hablar…- No me moví ni un ápice, no me apetecía nada. Ni hablar, ni comer, ni pensar…


KARA
Me senté a su lado, parecía que le había dado un bajón, estos días nos pasaba constantemente. La acaricié el pelo.
Suspiré.


ERIKA
Cerré los ojos y suspiré. Lo único que quería era dormir y descansar un poco antes de comenzar el día siguiente… otro día duro y cansado….
Suspiré de nuevo y agarré las sábanas para taparme.
-Puedes dormir aquí si quieres.


KARA
Sonreí y me tumbé a su lado.
-Sólo si tú me dejas… -la acaricié el pelo.
-Qué pelo más suave y bonito se te ha quedado después de un tiempecito de volver del hospital, ¿ves? –estiré uno de sus rizos.
-Estás muy guapa.



ERIKA
Sonreí levemente con los ojos cerrados.
-Gracias, Kara… la verdad es que me salir del hospital me has sentado bien… allí a penas comía y bueno…- Me encogí de hombros.



KARA
-En resumen: los hospitales son un asco, qué me vas a contar. –sonreí.
-Hoy estamos todos agotados. –bostecé.
-¿Ves? Y Neo acaba de dormirse en su silla, no sabes qué eficacia tiene un masajito en los hombros. –me acomodé.


ERIKA
-Duerme cuanto quieras, estás en tu cuarto.- Me reí levemente y me acomodé el la almohada.
-Lo siento si acabo durmiéndome, pero es que estoy cansada.


KARA
-Tú descansa tranquila. Lo más seguro es que acabe roque en dos minutos yo también. Pero ven aquí, pelirroja, que no te de vergüenza, grr… -me reí y la abracé.
-Mucho mejor sin duermo abrazada a ti, eres blandita… -sonreí.



ERIKA
Me reí y dejé que me abrazase. Agarré su brazo cuando me abrazó. Suspiré y cerré los ojos de nuevo.
El sueño era pesado y notaba que perdía la noción del tiempo hasta que finalmente me dormí.



KARA
La acaricié el pelo, se había quedado dormida. Al igual que para Neo, Jim era casi como un hermano pequeño, yo le estaba cogiendo a Erika ese mismo cariño como hermana pequeña. Además, ella siempre intentaba ayudarme y yo me sentía con la obligación de ayudarla cada vez que me necesitaba.
Me acomodé sin dejar de abrazarla y me quedé sopa poco después que ella.



JIMMY
Había anochecido del todo y los demás estaban acostados. En la nave reinaba el silencio. Caminé por los pasillos y las salas que eran accesibles.
Había gastado energías antes, en la sala donde se encontraba Saya, pero ya me había recuperado.
Fui a la cocina y abrí la nevera. Había un recipiente lleno de comida donde ponía mi nombre.
Sonreí y lo cogí, Kara me había apartado la cena. Me senté en una silla y abrí el recipiente. El olor era delicioso por lo que el apetito aumentó. Clavé el tenedor y empecé a cenar.


JIM
Entré en la cocina, tenía que llevarme algo a la boca antes de irme a dormir, estaba hambriento.
Nada más atravesar la puerta divisé a James, casi se me quitaron las ganas de comer.
Me acerqué al frutero y cogí una manzana.


JIMMY
Miré a Jim cuando entró. Me metí en la boca otro pedazo de carne de la tartera.
-Que silencio, ¿verdad?- Le miré de reojo esparciendo la comida por la tartera con el tenedor.
-¿Tú no tienes sueño?


JIM
-Todos tenemos sueño pero casi ninguno hemos dormido bien estos días, todos queríamos mucho a Saya. –mordí la manzana sin mirarle, estaba resentido con él y no dejaría de estarlo si no dejaba en paz a Erika.



JIMMY
Miré el reloj que colgaba en la pared de la cocina.
-Si, bueno… -Me levanté dejando la tartera en el fregadero.
Miré a Jim.
-Pronto os olvidaréis de esto y de la muerte de Saya, no merece la pena recordar algo que tiene solución.- Sonreí y le miré.
-Bueno, tengo que irme, si me disculpas…- Tiré la servilleta a la papelera.
-Que pases buena noche.


JIM
Fruncí el ceño.
-Siento decirte que todo tiene solución en esta vida salvo la muerte, perdona si te bajo de la nube en la que vives. –desvié la mirada ofendido, parecía no importarle nada pese a que gracias a su ayuda podía estar en esta nave.



JIMMY
Sonreí y le miré antes de salir.
-Oh, claro que tiene solución.- Alcé las cejas.
-Espera y verás.- Salí de la cocina para seguir con mi paseo nocturno. Faltaba poco para que despertase… muy poco.



JIM
Tiré lo que quedaba de manzana a la papelera y me fui hacia mi cuarto, necesitaba echarme un buen rato, había pasado las noches anteriores mal por la muerte de Saya y porque principalmente no podía dormir con Erika, ya que estaba cabreada conmigo…



NEO
Me levanté nada mas amanecer, no eran ni las ocho, pero no podía dormir más. Me levanté de mi sillón y me estiré para desentumecer los músculos de la espalda y los hombros al igual que los brazos.
-Necesito un café.- Me dirigí a la cocina y cogí una taza del armario, la llené de café y me senté en la silla.
-Otro espantoso día de lluvia y de tristeza… que asco…- Suspiré viendo como caía la lluvia a través de la ventanilla de la cocina.


JIM
Había dormido en la habitación de Neo, resulta que Kara había dormido en la mía y me había dicho que me acoplase allí, que no había nadie, pero no me había sentado muy bien su colchón…
Entré en la cocina con el pelo revuelto y sin camiseta, Neo estaba allí.
-Hola… -me acerqué y me eché café en una taza imitándole.



NEO
Mire a Jim y sonreí levemente.
-Hola, muchacho, ¿qué tal la noche?- Dije revolviéndole el pelo.
-Espero que hayas descansado un poco… lo necesitamos… bueno, necesitamos unas vacaciones.- Me reí ligeramente mirando la taza de café.


JIM
-La verdad es que siempre estamos de vacaciones pero nunca descansamos. –al dar un trago al café se me cayó un poco encima, quemaba. Entonces me di cuenta de que no llevaba la camiseta, por suerte a penas se notaban ya las marcas, suerte que se curaban solas con el tiempo, y con el ánimo que teníamos todos seguramente no preguntarían, pero de todas formas me giré para mirar a Neo de frente tapándome con los brazos, el moratón de la espalda era más chungo de ocultar.
-Tu cama es un asco, no he podido dormir.



NEO
-Jim, todos los colchones de esta nave son los mismos, es imposible que hayas dormido mal. Tanto tu colchón como el mío es el mismo.- Le miré mientras bebía de la taza.
-Y no me digas que es porque Kara y yo hacemos el amor ahí, porque no es cierto. Desde que construí la nave no hemos estrenado el colchón, nos gusta… bueno, ya me entiendes, otros sitios.


JIM
-…Quizá no sea el colchón sino la soledad lo que no me ha dejado dormir, Neo… -me encogí de hombros.
-No llevo una buena racha con Erika desde que nos hemos vuelto a encontrar, siempre acabo cagándola de alguna manera, ya no sé qué hacer… -desvié la mirada.


NEO
-No sé chico… yo ya te he dado mis consejos pero veo que te dejas mangonear…- Suspiré y me crucé de brazos.
-No sé que más decirte, solo que pienses en ti mismo y en lo que es mejor para ti… tú verás lo que haces…


JIM
-Pero si pienso en mí mismo solamente acabaré solo, Neo. Quiero a Erika y la necesito a mi lado… Lucho por ella, y lo único que gano a cambio es que se enfade conmigo porque “la obligo a estar con quien yo digo”. –me crucé de brazos.
-Las mujeres son muy complicadas.


NEO
Negué.
-Erika espera algo de ti, aunque ella no lo diga. Tienes que tomar las riendas… lo único que hago es repetirme…- Suspiré de nuevo y le miré.
-Cuando la besas, ¿se resiste o ves que ella se “deje llevar”?


JIM
-La última vez que la besé no dijo nada porque estábamos los dos de bajón, pero me pidió que no lo hiciese… Otras veces se deja llevar como si no tuviese opción… -cerré los ojos.
-No sé qué espera de mí. Si soy más impulsivo le parece raro y no me deja hacer nada y si no lo soy pasa de mí, ¡no puedo hacer nada!



NEO
Me levanté y dejé la taza en el fregadero.
-¿Quieres un consejo? Sé impulsivo, eres tú el que tiene que llevar la iniciativa. Hazla entender que no tiene escapatoria…- Sonreí.
-Si de verdad quiere estar contigo no se resistirá.- Posé una mano sobre su hombro.
-Si no me crees, pruébalo más tarde cuando esté sola.- Me estiré.
-Bueno, muchacho, voy ha hacer mi trabajo. Deberías hacer tú el tuyo.- Salí de la cocina y me dirigí a mi puesto.


JIM
Me estiré y me dirigí a mi cuarto para vestirme, estaría en la sala de ordenadores al menos toda la mañana, y esperaba poder hacer caso a Neo, si no surtía efecto, es que Erika ya no estaba interesada en lo que yo podía ofrecerle…



KAI JR
Me estiré en la cama y abrí los ojos frotándomelos con las manos.
-¿Papi?...- Me giré tumbándome boca abajo. Pero papá no estaba en la cama.
-Papi…- Miré la habitación. Me levanté de la cama y salí del cuarto para buscar a mi papá.
Recorrí la nave hasta que le encontré fuera. Estaba sentado y mojado, estaba lloviendo.
Me senté a su lado mojándome yo también y le abracé agarrando su brazo.



KAI
Miré a Kai cuando se agarró a mi brazo, no me había percatado de que llovía hasta entonces.
Le miré, el pobre se sentía solo…
-Hijo, vas a ponerte enfermo aquí fuera… -me levanté y le cogí en brazos.


KAI JR
-Pensaba que ibas a dormir conmigo… pero no estabas en la cama conmigo.- Le miré.
-He soñado con mamá, pero no era una pesadilla…- Sonreí.
-Estaba muy guapa, iba vestida de blanco y tenía unas alas grandes y blancas muy bonitas. Era un ángel muy hermoso. – Apoyé la cabeza en el pecho de mi papi.
-Me abrazaba y me cantaba como hacía antes, jugaba conmigo al escondite… me lo pasaba muy bien…- Suspiré.
-Seguro que es el ángel más bonito que hay en el cielo.


KAI
Me quedé largo rato en silencio.
-Sin duda lo es. –entré en la nave, no podía dejar que Kai se pusiese enfermo por la lluvia, aunque no por frío, por estar mojado, así que le llevé al cuarto de baño y le senté en el lavabo buscando una toalla. Cuando me agaché en el armario la rodilla me falló y tuve que apoyar la mano en el suelo para no caerme.
Abrí el armario y saqué la toalla, me levanté y empecé a secarle el pelo con ella.



KAI JR
Miré a Papá quitándome la camiseta.
-Está mojada.- Sonreí dándole la camiseta mientras me secaba el pelo.
Le miré sonriente a los ojos. Estiré la mano y la posé sobre su mejilla.
-Papi… aún sigues triste...


KAI
Le miré, después bajé la mirada al suelo mientras me alejaba para escurrir la camiseta.
-No creo que se me quite la tristeza, hijo… -escurrí el agua de la camiseta en el bidé.



KAI JR
Cogí airé con fuerza y resoplé apartándome el flequillo de la cara con el aire.
-Mamá me dijo en el sueño que cuidase de ti y no dejase que estuvieses triste…- Aparté la toalla de mi cabeza y le miré.
-Además… me ha dicho también que no es bueno para tu corazón… ¿estás enfermo?


KAI
Le miré de reojo, no sabía exactamente qué pasaba, pero no lo tomé en serio, sólo era un crío…
-El corazón no me funciona muy bien, pero el que esté triste o no, no me va a afectar en el corazón, sólo me afecta si me pongo muy nervioso. –me quité la camiseta y los pantalones y los escurrí también, aunque no me importaba mucho que estuviesen mojados.



KAI JR
-Pues tengo que cuidar de ti y no ponerte nervioso.- Me levanté y me crucé de brazos.
- Así que, ahora seré un niño grande y me portaré muy bien.- Sonreí y miré a mi papá.
-Si mamá ve que estás bien se pondrá muy contenta.


KAI
-Dudo mucho eso, hijo. –recogí toda la ropa.
-Vamos a la habitación a ponernos ropa limpia, venga… -ambos fuimos a mi cuarto y saqué ropa seca para los dos, un pijama para él y unos pantalones para mí, los cuales me puse y me senté en la cama viendo como se vestía él


KAI JR
Agarré el pijama y me puse los pantalones sentándome sobre la cama. Miré a papá y sonreí mientras me ponía la camiseta del pijama. Me coloqué el pelo, se me había despeinado por la camiseta.
-Ya estoy…- Sonreí.
-Ohm, se me olvidaba, mira lo que sé hacer.- Le agarré de la mano y puse las mías encima. Las retiré y dejé sobre su mano un patito de hielo.
-¿Has visto? Sé hacer formas con el hielo.


KAI
Miré la figura. La verdad es que tenía mérito que ya hiciese unas figuras tan detalladas, Kai tenía madera de artista.
Le acaricié el pelo.
-Es muy bonito, hijo. Me alegro de que aprendas tú solo.



KAI JR
Le miré y suspiré. Ni con eso había logrado hacerle sonreír.
-No lo he aprendido yo solo… me acuerdo de los trucos que me enseñabas antes…- Bajé la cabeza y resoplé.
Me rasqué la nuca, pensativo.
-Papi, ¿quieres que hagamos algo los dos?- Le miré y sonreí de nuevo.


KAI
-Claro. ¿Qué quieres hacer? –coloqué la figura de hielo en la mesilla. La había hecho con hielo normal, por lo que terminaría por derretirse, tendría que enseñarle a usar el hielo que no se derrite.



KAI JR
Sonreí y me puse de pie sobre la cama entusiasmado.
-¡Ya sé! Enséñame a luchar con la espada. En el gimnasio, allí hay espadas de madera. Cuando he ido a buscarte he pasado por allí y las he visto.- Sonreí y le abracé.
-Anda, enséñame, papi chulo.


KAI
No me encontraba con fuerzas ni ganas de ponerme a luchar, pero Kai parecía emocionado y no podía quitarle la ilusión, hacía tiempo que quería enseñarle un par de trucos… y hacía tiempo que Saya me había pedido clases con la espada, y nunca llegué a dárselas…
Miré a Kai.
-Claro… vamos. –me levanté.



KAI JR
-¡Yupiiii! – Salí corriendo de la habitación. Papá me siguió hasta el gimnasio.
-¿Has visto que grande es? Me gusta mucho.- Me acerqué a las espadas de madera y cogí una.
-Venga papi, ya verás que fuerte soy. Te voy a ganar.


KAI
Cogí una de las espadas, no sabía para qué utilidad las tendría Neo exactamente, pero para enseñarle a Kai no estaría mal. La miré, era de madera resistente, idónea para el entrenamiento, miré a Kai.
-No te pongas muy nervioso, ya sé que te hace ilusión.


KAI JR
Sonreí rascándome la nuca.
-Es que quiero ser tan fuerte como tú y un gran espadachín…- Miré a Papá empuñando la espada de madera. La moví de arriba abajo hasta que salió disparada de entre mis manos hacia atrás. La espada se dio contra unas pesas haciendo que se cayesen al suelo. Me tapé los oídos por el escándalo.
-Lo siento… je, je…


KAI
Le entregué la espada que tenía en las manos y le froté el pelo.
-Te he dicho que te mantengas calmado. Un buen espadachín debe mantener la calma y estar muy atento cuando pelea. –me acerqué a las pesas y comencé a ordenarlas. -Ven y ayúdame.



KAI JR
Dejé la espada en la colchoneta y me acerqué corriendo.
Agarré una pesa pero me caí de culo.
-Jo… como pesa…- Me reí y le di la pesa a mi papá.
Cogí otra más pequeña y la alcé.
-¡Eh! Esta no pesa… ¡¡soy muy fuerte!!- Me reí de nuevo y se la di a papá.


KAI
Coloqué las pesas en su lugar con cuidado.
-Esto no ha pasado, ¿vale? –le revolví el pelo y volví a coger la espada.
-Venga, vamos a probar, pero ten más cuidado.



KAI JR
Asentí y me acerqué a papá cogiendo otra espada.
-Vale, estoy más tranquilo. Un espadachín debe mantener la calma y estar muy atento cuando pelea.- Sonreí y miré a papi para que se diese cuenta de que me había quedado con lo que me había dicho antes.



KAI
Le miré y esbocé media sonrisa.
-Eso es. –alcé la espada delante de mí, esperando a que me imitase.
-Veo que memorizar la lección teórica se te da bien, y es lo primero que debes aprender: la teoría, de modo que cada cosa que diga debes estar atento, pequeño aprendiz.


KAI JR
Asentí con energía.
-Cuando el profe me daba clases en casa siempre sacaba sobresalientes, me quedaba con todo lo que me decía.- Sonreí ampliamente.
-Soy un gran alumno, maestro.- Agarré la espada tl y como lo hacía mi papi.
-Estoy listo, pa… maestro.- Me reí y le miré.


KAI
-Tienes suerte de haber heredado esa capacidad de aprendizaje, supongo que de mí, aunque tu madre también… -desvié la mirada.
-Bueno, tu madre también era muy inteligente… -le miré.
-El objetivo principal de un espadachín es desarmar a un enemigo para poder vencerlo.



KAI JR
Le miré extrañado y bajé la espada.
-¿Pero eso no sería hacer trampas? Le quitas el arma y así tienes oportunidad pero no sería noble por tu parte…- Le miré y carraspeé.
-Yo no digo nada… tú eres el maestros…- Balbuceé agarrando de nuevo la espada.


KAI
-Si no quieres que tenga oportunidad de atravesarte cuando tú ya le has dado el golpe final debes hacerlo así, ahora, si quieres mantener una pelea noble… El objetivo sería distinto: Llegar al adversario antes de que él llegue a ti. ¿Dónde has aprendido tú eso de la nobleza? –bajé la espada mirándole.



KAI JR
Le señalé con el dedo índice.
-Siempre iba a verte cuando entrenabas. Cuando desarmabas a tus adversarios les dejabas que cogiesen de nuevo la espada. Decías que era cortés y noble…- Sonreí de forma pícara.
-
Ya te he dicho que memorizo muy bien lo que dice la gente.


KAI
Miré la espada de madera.
-Supongo que la gente cambia de opinión, seguramente te haya dado primero esa lección porque… quiero protegerte. Antes de que seas leal prefiero que sigas vivo. –volví a alzar la espada y la coloqué a escasos centímetros de su rostro.
-Pero sin bajar la guardia.



KAI JR
Golpeé su espada con la mía mandando la de mi padre a la otra punta.
-Uy… per… perdona…- Fui corriendo a por la espada de papá.
-Me he pasado un poco.- Me reí y le entregué la espada de nuevo.
-Estoy un poco torpe.


KAI
Cogí la espada algo incrédulo.
-No, qué va, hijo, lo has hecho genial… -agarré fuerte el mango.
-Poca gente consigue desarmarme de esa manera, quizá te he subestimado… -le revolví el pelo y volví a alzar la espada, esta vez agarrándola con firmeza.
-¿Cuál crees que es el cometido principal de ser espadachín, Kai?



KAI JR
Le miré y sonreí picarón de nuevo.
-Eso depende de el espadachín, cada uno tiene un cometido diferente… pero yo sé cual es el mío…- Bajé la cabeza mirando mi espada de madera, volví a mirar a papá.
- Mi cometido es proteger a la gente, cuidar de que ningún mal les dañe. Ser fuerte, más fuerte que mis adversarios y no rendirme nunca.


KAI
Desvié la mirada al suelo.
-Creí que ese era también mi cometido, pero yo me he rendido, no soy tan fuerte como pensaba, y no me sirve de nada todo lo que sé, porque he perdido a mamá… No pude salvarla… -dejé que la espada se resbalase de mi mano, cayendo al suelo.



KAI JR
Miré la espada y luego a papá.
-¡No fue culpa tuya! ¡Mamá no murió porque no pudieses protegerla!- Tiré la espada al suelo y me puse firme mirando a papá.
-¡No te has rendido, aún sigues aquí conmigo, enseñándome y cuidando de mí!- Respiré algo nervioso.
-… papá… - Me acerqué.- Eres muy fuerte y quieres a mamá, eso es lo más importante… ella cuida de nosotros desde el cielo.- Sonreí y le miré.



KAI
-Eres mucho más fuerte que yo en ese aspecto… El que está cuidando de mí eres tú, eres el único que me ata a seguir luchando… -me agaché y le abracé, posando una de mis manos en su nuca.
-¿Qué voy a hacer sin ella?



KAI JR
Le abracé y suspiré.
-Crees que mamá se ha ido, pero en realidad está con nosotros, aun que no la podamos ver…- Le miré y posé mis manitas en los ojos de papá con cuidado.
-Cierra los ojos.


KAI
Le obedecí, parecía increíble que el único consuelo que pudiera tener fuese en un niño de seis años…
Supuse que ahora intentaría calmarme, no era de extrañar, quería cuidar de mí, y haría lo que estuviese en su mano.



KAI JR
-¿A qué ahora ves a mamá? Yo cuando cierro los ojos la veo…- Cerré los ojos y sonreí.
-Yo la veo como en mi sueño, vestida de blanco y con las alas de un ángel… tiene una sonrisa muy bonita…- Acaricié las mejillas de papá intentando animarle.



KAI
Me mordí el labio y apoyé la cabeza en su pecho, abrazándole por la espalda. No podía imaginarme a Saya, si lo hacía sabía que volvería a derrumbarme y no quería que Kai me viese de nuevo así.
-Mamá siempre ha sido más bella que cualquier criatura en el mundo…



KAI JR
Abracé a papá apoyando la cabeza en su hombro.
-Mamá volverá… te lo prometo…- Susurré y le acaricié el pelo.
-Volverá con nosotros…


KAI
-Ojala fuera verdad… -suspiré abrazándole con fuerza, no sabía hasta que punto necesitaba que esas palabras fueran ciertas…
Me separé levemente.
-Perdóname, Kai, no hago más que cargarte a ti con mis cosas, parece mentira que yo sea el adulto…



KAI JR
Sonreí y negué.
Le miré a los ojos y torcí el morro.
-¿Por qué no vas a dormir un poco? Tienes los ojos rojos y unas ojeras muy feas.- Le cogí de la mano.
-Ya entrenaremos cuando te pongas bueno.- Tiré de él.
-Vamos, a la cama.


KAI
Dejé que tirase de mí, verdaderamente me estaba cuidando él a mí, aunque no podría dormir nada, me acostaría a su lado, intentaría al menos descansar un poco para poder entrenarle.
Llegamos a la habitación y me senté en la cama.
-¿Duermes conmigo?


KAI JR
Me encogí de hombros y sonreí.
-Pues claro.- Me subí a la cama y me tumbé a un lado. Le miré y si unos golpecitos al colchón para que se tumbase a mi lado.
-Ahora quiero que duermas como un niño bueno.


KAI
Me tumbé a su lado.
-Como un niño bueno. –me tapé con la manta tapándole a él también, le abracé contra mi pecho y cerré los ojos, sentí que eso me molestó, aunque intentaría dormir, siempre y cuando las imágenes de la muerte de Saya no volvieran a revivir en mi mente.


ERIKA
Me levanté antes que Kara, que aún seguía en mi cama durmiendo. Aproveché la soledad de los baños para darme una ducha de agua fría y despejarme un poco.
Aún no dejaba de pensar en Jim y… otras cosas que para mí, supuestamente, no tendrían importancia, pero que en realidad me afectaban… como era el beso de James…
¿Qué significaba para mí? Era un chico que me… ¿intrigaba? Me fascinaba, pero no estaba enamorada…
Parecía mentira que hace un año estuviese regañando a Kai por lo que sucedió con Génesis y ahora fuese yo la que sufriese lo mismo… me lo tenía merecido…
Tenía que poner las cosas claras, alejar a James y estar con Jim, que era al que realmente quería…
Suspiré y me puse la ropa interior y una camiseta de tirantes. Estaba sofocada. Me sequé el pelo con una toalla y después me pasé el peine para desenredarlo mientras me miraba al espejo…
Era verdad que había cambiado… me encontraba más mujer.



JIM
Abrí la puerta del baño, necesitaba darme una ducha. Erika estaba dentro, sola…
La miré, estaba semi desnuda frente al espejo, tragué saliva, verdaderamente su cuerpo ahora estaba más formado y, bueno… Estaba que rompía.
Suspiré y cerré la puerta del baño mirándola.


ERIKA
Miré al espejo vi a Jim reflejado en el mirándome.
-¿Qué? ¿Disfrutando de las vistas?- Le pregunté dejando la toalla tendida encima de un radiador para que se secase. Me giré y le miré.
-Las duchas ya están libres, yo he terminado.- Cogí mis pantalones y me dirigí a la puerta.



JIM
Posé la mano en la puerta para impedir que saliese.
La miré serio a los ojos, no iba a dejar que se fuese ignorándome de nuevo por las buenas.
Una vez estuvo lo suficientemente cerca la acorralé en la pared, posando mis manos a cada lado de su cabeza.
-Estoy harto de que seas tú siempre la que mande, te dejo, vuelvo contigo, te ignoro… Te estás pasando y no puedo consentir que me mangonees así. –una de mis manos fue directa a su cuello, acariciando su garganta con los dedos.



ERIKA
Le miré extrañada cuando me acorraló y me agarró del cuello. Le miré algo confusa, tragué saliva y fruncí el ceño.
-¿Yo soy la que se está pasando? ¿Y que pasa contigo, Jim? Con tus celos y tus gilipolleces. Sabes muy bien que James no es nada para mí, pero no entra en tu cabeza y no haces más que enrabietarte y prohibirme ser su amiga…- Aparté su mano de mi cuello.



JIM
-En ningún momento he dicho eso, te lo estás inventando, Erika. Lo que no quiero es que te haga daño, ¿no lo entiendes? ¿Mis celos y gilipolleces? No sé quién está verdaderamente haciéndolo mal aquí… -la miré serio.
-Ya te dije que no me voy a rendir, y voy a luchar por ti, dices que no es necesario, pero, mírate. Estás cabreada conmigo por querer protegerte, ¿lo ves normal? –posé mi mano en su cintura.
-Te quiero más que a nada, Erika, y tú me quieres a mí, ¿por qué luchas contra mí? –acerqué mis labios a los suyos, rozándolos levemente.



ERIKA
Le miré a los ojos con la respiración entrecortada. Mi corazón iba como un tren por la tensión.
-Yo no estoy luchando contra ti, Jim… estoy en medio de una batalla que estáis librando tanto tú como James…- Me lamí los labios, los tenía secos por los nervios.
-Sé lo que pretendéis… pero no es justo… no sé que hacer… pero… en ningún momento se me ha ocurrido luchar contra ti…


JIM
La besé, había nacido con el don de saber besar bien y por suerte eso le gustaba a Erika, era una buena forma de desarmarla. Separé mis labios levemente de los suyos.
-Yo no pretendo más que mantenerte a mi lado, Erika. –la volví a besar.



ERIKA
Fruncí el ceño mientras me besaba. Intentaba resistirme, no quería darle esperanzas, pero mis labios se movían solos, no me obedecían.
-Jim… espera, para, para.- Le agarré de la cara evitando que volviese a besarme. Cogí aire y bajé la mirada tragando saliva
-No puedes hacerme esto… es trampa… sabes que si me besas ganas… no vale…


JIM
-No es trampa, Erika. –la cogí de la barbilla.
-Nadie aquí juega limpio… -la volví a besar, encerrando sus labios entre los míos. Acaricié su cintura con mi mano libre.


ERIKA
-Jim, no…- Me aparté y le miré negando con la cabeza.
-No quiero seguir con esto… tanta rivalidad… -Agarré el pantalón de nuevo y me acerqué a la puerta.
-Déjame salir…


JIM
-No. ¿Rivalidad? ¿De qué estás hablando, Erika? Es que no te entiendo, sólo quiero estar contigo, sólo eso, ¿por qué me lo pones tan difícil? –suspiré y apoyé la mano en la puerta.
-No me hagas esto, Erika… -la besé de nuevo, esta vez con más pasión y agarrándola de la nuca intentando que no escapase de mi beso.
-Haría lo que fuera por ti, pero no me pidas que renuncie a ti, no otra vez…



ERIKA
Posé mis manos sobre su torso, estaba sin camiseta, pero me daba igual. Intenté apartarle, pero no me dejaba, no me servía de nada resistirme.
Le miré cuando paró de besarme, pero aún así no me soltó.
-…- No sabía que decir, no me salían las palabras. Mantuve mi mirada en sus ojos.



JIM
-Es muy duro esto, Erika, no eres la única que lo está pasando mal, princesa… -la acaricié la mejilla.
-Si supieses cuanto te necesito… -suspiré.
-Todo este año ha sido un verdadero infierno sin ti, tener que convivir con mi padre es lo peor que me puede pasar… -suspiré, de una vez por todas se lo acabaría contando, aunque no cambiase nada las cosas.
Me giré enseñándole el moratón ya casi curado de mi costado.
-Eso… me lo hice al tirarme mi padre por las escaleras de casa… -la miré.
-Mi padre me maltrata, y es durísimo, pero… -la cogí de la mano.
-Volver a verte ha sido la mejor cura, ya no tengo pesadillas por las noches. Si no soñaba contigo, soñaba que mi padre me mataba… -tragué saliva.
-Ha sido volver a verte y… -sonreí.
-No he vuelto a tener pesadillas, ¿entiendes? Eres mi razón de ser, Erika, y si no estás conmigo, yo no soy nadie… -la acaricié la mejilla de nuevo.


ERIKA
Me llevé la mano a la boca cuando me enseñó el hematoma de su costado.
-Jim…- Le miré.
-¿Por qué no me lo has contado antes?- Todo encajaba, por eso no quería contarme nada acerca de su familia, su padre era un maltratador y tenía a Jim hecho un mártir.
-Dios… yo… lo siento, Jim. No sabía nada, si lo hubiese sabido lo habría entendido mejor…- Bajé la cabeza, ahora me sentía fatal… no solo sufría por mi culpa, también sufría con cosas secundarias.
Le miré y rodeé su cintura con mis brazos con cuidado de no hacerle daño en el hematoma. Apoyé la cabeza en su pecho y cerré los ojos.
-Lo siento, Jim… no hago más que causarte problemas y no pienso en las consecuencias… perdóname…


JIM
-No, no, no… -la abracé.
-No, Erika, no, en absoluto, tú me has salvado, el poder estar contigo me hace sentirme bien, no quiero que te sientas atada a mí por esto, sólo te lo he contado para que sepas lo importante que eres para mí… No quiero por encima de nada que estés conmigo por pena… -la besé en la cabeza. -No te sientas obligada ahora a estar conmigo por esto, por favor… Lo que quiero es que estés conmigo porque me quieres, no porque sea un pobre crío indefenso…


ERIKA
Le miré y fruncí el ceño de nuevo.
-Jim… yo te quiero, voy ha estar contigo por esa única razón no por pena… por Dios, eso sería de rastrera…- Negué con la cabeza.
-Además, si que eres un crío indefenso, no haces más que quejarte. Lo que me falta es tumbarte sobre la cama y cambiarte el pañal y después el biberón.- Sonreí.



JIM
Bajé la mirada.
-Lo siento… soy así, cuando quiero algo y no lo consigo… -sonreí y la miré.
-Y como te quiero a ti y me lo pones tan difícil… -suspiré y la acaricié la cara.



ERIKA
-Soy una mala madre que no cuida de su bebé.- Agarré la mano con la que me acariciaba.
-De ahora en adelante te daré los caprichos que tú quieras… a la mierda lo demás.- Llevé mi mano a su nuca y agarré con suavidad sus rizos rubios.
-Te quiero, Jim. Solo a ti, no existe nadie más, solo tú.


JIM
Sonreí.
-Lo sé… Yo también te quiero… No, te amo, que es más. –sonreí y la besé agarrando sus rizos pelirrojos entre mis dedos. No pensé que lo que nos uniría sería el saber el por qué no me gustaba hablar de mi familia…
-Sólo te pido que seas mía… -la besé- Siempre.


ERIKA
-Siempre, te lo juro.- Le rodeé el cuello con mis brazos y le besé yo.
De repente la puerta se abrió. No quedamos mirando quien era, James.
-… ¿hola?


JIMMY
Abrí la puerta del baño, iba a darme una ducha, pero me encontré con Erika y Jim algo acarameladitos.
-Uy, perdón, vuelvo más tarde.- Cerré rascándome la nuca. Suspiré y bajé la cabeza.
-Soy un tonto…- Me encogí de hombros y volví a mi cuarto para esperar a que terminasen.


JIM
No solté a Erika, pero me quedé mirando a la puerta cuando James se fue. Miré a Erika.
-Supongo… que deberíamos irnos de aquí… -la coloqué el flequillo con mis dedos.


ERIKA
Asentí y cogí los pantalones.
-Terminaré de vestirme en mi cuarto.- Le miré y sonreí.
-¿Me acompañas?- Le agarré de la mano y alcé una de mis cejas.



JIM
Sonreí picarón.
-Claro que te acompaño… -la besé en la mejilla y la cogí de la mano para irnos juntos a su cuarto.


NEO
Estaba sentado en mi sillón mirando por el ventanal… no paraba de llover, el cielo estaba nublado al más no poder…
Suspire y me recosté sobre el respaldo.
-Dios, no para de llover… que asco. Debe ser que el sol está de vacaciones…- Miré el GPS, indicaba que había niebla.
-Cojonudo.


KARA
Hacía un rato que me había ido a vestir a mi cuarto y fui a buscar a Neo, seguía en la sala de mandos, cuando entré estaba mirando por el ventanal. Entré y me senté encima de él, mirándole de frente. Apoyé mis manos en sus hombros.
-No mires tanto por la ventana y mírame a mí. –le besé pasando la mano por todo su rostro.


NEO
Kara me sobresaltó.
Sonreí y la agarré de los cachetes.
-Vaya, si que ha cambiado el temporal, de repente hace calor.- Me incliné y la besé por el cuello dándola un muerdo bajo la oreja.
-Ñam, que hambre tiene este oso.- Froté su culito con mis manos palpando bien.
-Grrr….


KARA
-Ha sobrado carne de ayer, está en la nevera. –me reí y le agarré del pelo inclinándole la cabeza ligeramente hacia atrás.
-Como aprovechamos, eh, cabrón. –le mordí en el cuello como si fuese a chuparle la sangre.

NEO
-Auch…- Fruncí el ceño cuando me mordió.
Sonreí y agarré su culito con más fuerza haciendo que se levantase para acercarla más.
-Se me pone la piel de gallina…- Me reí encogiendo el cuello.
-Las películas de vampiros se acabaron para ti.


KARA
Fruncí el ceño.
-¿Qué películas? –sonreí y le pasé el dedo por la garganta, haciendo que tuviese un escalofrío.
-Ay, pillín, si te tengo calado, que te conozco y te tengo comiendo de la palma de mi mano… -le besé acariciando sus hombros.


NEO
La miré y asentí.
-Nos hemos levantado con el egocentrismo en el pie derecho, ¿eh?- La di un piquito y me levanté sentándola a ella en mi sillón.
-Ahora vengo, voy a ver que tal va los motores y el combustible…- La guiñé un ojo y me fui a la parte de abajo.



KARA
Me acomodé en su sillón, el cabrón se había gastado más en él que en la nevera, era bueno, no, era muy bueno, apoyé bien la espalda.
-Cualquiera se hace piloto así… -apoyé los pies en el borde del panel de mandos sin dar a ningún botón.



NEO
Bajé y miré los motores, parece que todo funcionaba correctamente y el nivel del combustible era elevado.
Suspiré sonriendo y me acerqué al motor principal. Apreté las válvulas y me aseguré que la temperatura no subiese a más de mil grados.
Me pasé un pañuelo por la frente para quitarme el sudor y eché un último vistazo.
Subí de nuevo y cerré la compuerta herméticamente.
-Todo en orden.- Dije mirando a Kara que se había acomodado en mi sillón. Sonreí y negué con la cabeza.
-Voy a mirar el panel de gravedad, tú ponte cómoda, no te cortes.- Me reí levemente y me fui por el pasillo.


KARA
-Eso hago, mi amor, eso hago… -me fui resbalando poco a poco hasta que di con el culo en el suelo y el sillón se echó hacia atrás.
-Au… puto sillón, menuda mierda… -me levanté frotándome la coronilla, ya que me había dado con el sillón en la cabeza.
-¡Tu sillón ha querido matarme!



NEO
Revisé el panel de gravedad, todo en su sitio y correcto.
Volví a mi puesto y encontré a Kara en el suelo.
-Hombre, yo te decía que te pusieses cómoda en el sillón, no en el suelo, pero tú misma.- Me acerqué y la ayudé a levantarse.
-Anda, monina. Siéntate y sé buena mientras papi hace su trabajo.- La senté de nuevo en el sillón.


KARA
-Oh, te parece gracioso, ya verás cuando te caigas por las escaleras lo que te digo… -encogí las piernas sobre el sillón mirándole y le di un pequeño empujón en el culo con el pie.
-Qué papi ni qué leches…



NEO
Puse los ojos en blanco y seguí con mi trabajo supervisando la nave de arriba abajo.
Llevé a cada cuarto sábanas limpias y toallas al igual que en el baño. Cambié los botes de gel vacíos por otros nuevos, las esponjas y las toallas sucias.
Me dediqué casi toda la mañana a la nave, para que no faltase de nada y se quejase luego la peña.


KARA
Le pasé un poco el trapo a los mandos, Neo los tenía un poco descuidados en cuanto a la limpieza, de eso me encargaba yo. Sin querer moví una palanca y la nave se tambaleó haciéndome caer al suelo.
-Me cago en la hostia puta… -volví a poner la palanca en su lugar, suspiré, ahora Neo me arrancaría la cabeza.



NEO
Subí a la sala de mandos.
-¿Sé puede saber que coño estás haciendo, Kara?- Me acerqué.
-¿No puedes estarte quieta y sentada?- Suspiré y me crucé de brazos.
-Mira que te lo tengo dicho, no limpies el panel, ya lo hago yo. Tú vete ha hacer cualquier cosa, pero de esto me encargo yo, Kara.- Negué con la cabeza.
-Haz lo que te de la gana, pero lejos del panel, quedas avisada.- Me giré y volví a mis cosas.



KARA
Miré el panel y suspiré, cogí el trapo y salí de allí. Había sido la capitana de la Quimera pero en cuanto a botones nunca había tenido mucha idea, yo era más de estrategia aérea, y tampoco es que fuese lo que mejor se me daba. Neo odiaba que tocasen su panel de mandos y no era la primera vez que metía la pata…
Guardé el trapo y me metí en la cocina a hacer la cena, lo único de lo que podía presumir.
Saqué filetes de pescado y los preparé para hornearlos, posiblemente ya nadie quería cenar, pero cocinar me gustaba, si nadie los comía iban al congelador.


JIMMY
Entré en la cocina cuando Kara estaba a punto de hacer la cena. Me senté en la encimera sin hacer ruido y la miré mientras sacaba de la nevera pescado.
-Hola.- Dije cuando se giró hacia mi.



KARA
-Será… -del susto la bandeja se me resbaló y el pescado acabó por el suelo, por suerte estaba envuelto.
-Hola… -me agaché y lo recogí.
-Hoy no doy abasto… -me levanté y saqué la fuente del horno dejándola sobre la encimera contigua a la que ocupaba Jimmy.



JIMMY
-Perdona… no pretendía asustarte…- La miré cruzándome de brazos.
-¿Estás bien? Te noto… “torpe” y no sueles serlo…- Me encogí de hombros y la miré.



KARA
-No, estoy bien, es sólo que he metido la pata por milésima vez en la sala de mandos y parece que nunca aprendo, soy como una niña. –saqué la sal gorda y un par de especias.
-Has aparecido tan de repente que me he asustado, eso es todo. –abrí la bolsa de la sal y empecé a esparcirla por la fuente.


JIMMY
Asentí y miré como preparaba el pescado.
Me mantuve en silencio un buen rato, a decir verdad, todo el rato que estuvo Kara preparando la cena. No me moví de mi sitio ni cambié de postura, solo contemplaba a Kara cocinar.



KARA
Cuando metí el pescado en el horno miré a Jimmy de reojo.
-Estás muy callado, o muy atento… ¿quieres aprender a cocinar o algo? Podría enseñarte, esto es bastante fácil, la verdad… ¿O te pasa algo? –cerré el horno programándolo.



JIMMY
Negué y sonreí.
-No, solo te contemplo. Me gusta ver como cocinas, pero si te incomoda, me voy…- Me levanté de un salto colocándome el jersey.
-No quiero ser un estorbo…- Me dirigí a la puerta.


KARA
-Eh, eh, eh, quieto ahí. –señalé la encimera.
-Vuelve aquí, yo no te he echado, y no me dejes sola, que me aburro… además, el pescado va a tardar como veinte minutos en estar listo, ¿por qué no me cuentas un poco qué es de ti? –me senté en una silla mirándole.



JIMMY
Me senté de nuevo en la encimera y la miré.
-¿Qué quieres saber de mí? Ya lo sabéis todo…- Me crucé de brazos encogiéndome de hombros.
-No soy un tío muy interesante…


KARA
Solté una risotada.
-Venga ya, Jimmy, eres el hijo de un dictador que intenta arrasar el planeta y hermano de un tío que tiene problemas psicóticos y se dedica a hacer explotar cosas, por fuerza tienes que ser un tipo interesante teniendo una familia así… -me crucé de brazos apoyando la espalda en el respaldo, esperaba no volver a caerme.



JIMMY
-Siento decepcionarte, Kara, pero no tengo nada que contar. Todo lo que sabéis es toda mi vida. Fui una creación, me adiestraron para matar, luego crearon a Dark al cual también adiestraron para matar y ser despiadado. Toda mi vida ha sido un baño de sangre y sufrimiento…- Me encogí de hombros.
-Fin.


KARA
-¿En serio no te ha pasado nada interesante a lo largo de tu vida? Vamos, alguna vez te habrán tirado los trastos, habrás intentado batir el récord de caídas en un día… cosas de esas… -me levanté y me situé frente a él.
-Es igual. –le acaricié el pelo tan rubio que tenía.
-No te preocupes, yo tampoco es que sea la tía más interesante del mundo, Jimmy. –le miré a los ojos, los tenía de un color fascinante.
-Tus ojos son preciosos, una mirada y desarmas a cualquiera. –sonreí.



JIMMY
La miré cuando dijo eso.
-Antes eran negros… pero parece que bastante tiempo alejado de la oscuridad ha hecho efecto en mí…- Suspiré de nuevo.
-Nunca he tenido tiempo para los ligues ni para ninguna tontería de esas…


KARA
-Ay, tonto… -le abracé, era un chico muy sensible cuando quería, le acaricié el pelo.
-Tú no te aflijas por esas cosas, tienes toda la vida por delante para ello… -me separé de él.
-No creas que por ser un chico guapo ya que no ligues sea una cosa sobrenatural, eh… Mírame a mí, no ligué hasta los dieciséis. –sonreí.
-¿Cuántos años tienes?



JIMMY
Me quedé algo alucinado, nunca me habían preguntado por mi edad.
-Pues… no… no lo sé. Yo nací así, no envejezco ni crezco más… además…- Desvié la mirada.
-Esta no es mi apariencia verdadera… -La miré de reojo, no sé si lo había entendido.



KARA
No sólo no sabía su edad sino que esa ni siquiera era su verdadera apariencia, no era ese chico que todos conocíamos…
-¿No? Entonces… ¿cómo eres? Bueno… tu verdadera apariencia, ¿cuál es? –la verdad es que me intrigaba, ¿sería como los bichos sombra que nos atacaban por culpa de Draco o por el contrario sería… otra cosa?


JIMMY
La miré y luego desvié la mirada.
-Mi verdadera apariencia es… es toda la mezcla, la mezcla que ha creado mi soledad, el miedo, la tristeza, el odio o el rencor…- Me miré el brazo de metal y cerré el puño.
-Soy un monstruo deforme, asesino y sin capacidad de razonar… Este cuerpo era de un chico que no conocía, seguro que mi padre ejecutó algún conjuro para poder meterme en él y así controlarme… cosa que agradezco aunque lo lamento por el chico…- La miré.
-Desde el día de mi… “nacimiento” no he sacado a la luz mi verdadera forma… eso sería si todo lo que lo creó se manifestara de nuevo… no sé si me sigues…


KARA
-Supongo que sí, aunque es algo bastante complejo. Debe ser duro saber eso… Pero hay algo que no entiendo. Tú… bueno, pareces elemental, un ser humano al fin y al cabo, y con esto no me refiero a apariencia física, sino a la personalidad, no pareces un ser frío y sin escrúpulos. Tienes sentimientos y sensaciones, eso es humano… -le di un toque en la barbilla.
-Aún no te he visto sonreír de felicidad, pero lo harás, te lo mereces.


JIMMY
-Si tengo sentimientos es gracias a lo que voy aprendiendo. Siempre he estado rodeado de maldad y no he visto nada más hasta ahora…- Suspiré.
-Me refiero a que ahora estoy rodeado de cursilerías y de mucho… mucho… amor… y bueno, es algo que nunca había experimentado y no sé, tanta cursilería y tanto empalagosidad… me gusta…- Sonreí levemente.


KARA
Sonreí y le cogí de la cara con ambas manos.
-Ay, que al nene le gusta la cursilería. –sonreí y le acaricié el pelo.
-Rubio, rubio, si fuesen otras circunstancias… ay, lo que te hacía. –me reí y me asomé al horno para ver qué tal iba el pescado, aún le faltaba un poco.


KAI
No conseguía dormir y estaba ya amaneciendo, aunque la lluvia no cesaba. Salí a la cubierta y noté cómo el agua me caía sobre la piel como si quisiese herirme. No hacía más que pensar en Saya, en que no volvería a tenerla a mi lado, que cada mañana me levantaría con la cama vacía, que no volvería a oír su voz…
Me sentía más desgraciado que nunca, ni siquiera con la muerte de mis padres lo había pasado tan mal, ni con la muerte de mi hermana, que había sido más reciente…
-¿Por qué te has ido? –le pregunté a la nada.
-Te dije que sería yo quién perdería la vida si hacía falta… ¿por qué te has ido tú? –cerré los ojos, no podía imaginarme un futuro sin ella a mi lado, ya no.
Abrí los ojos y miré la barandilla. Me levanté y me acerqué. Al otro lado sólo se veían nubes, estábamos a una altura considerablemente alta.

Por un momento me planteé la idea de dejar de existir… Sería muy duro para Kai, sí, pero era un niño muy fuerte, no tardaría mucho en superarlo, y estaba seguro de que Kara cuidaría de él si era necesario, y además tenía a Max y a Natty. Nadie más a parte de él y mi hermano me echarían de menos. Quizá Neo, Axel… pero lo superarían, no era el ser más querido del mundo. Mi reino perdería a su rey, pero Max no lo hacía tan mal, podría sucederme bien hasta que Kai alcanzara la mayoría de edad…
El mayor problema ahora era mi hijo, pero saldría adelante. Miré al frente. Nunca me había planteado en serio el dejar de existir, hasta ahora…

Alcé un pie por encima de la barandilla y lo posé, después el otro, subiéndome sobre ella. El aire azotaba contra mí, amenazando con tirarme si no lo hacía yo mismo. Miré hacia abajo. No estaba del todo seguro, sólo necesitaba un pase para asegurarme, y era que en el otro lado me encontraría con Saya. Cerré los ojos y la imaginé esperándome.
Adelanté uno de mis pies y eché el peso de mi cuerpo hacia adelante.

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