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viernes, 11 de diciembre de 2009

Capitulo- LXIII - ¿QUÉ HARÍA YO SIN TI?

SAYA
Me desperté arropada por un olor agradable a flores. Sería el cielo… pero yo no me merecía ir al cielo… había hecho mucho daño a lo largo de mi vida como para merecer ir a un lugar lleno de paz…
Empecé a escuchar alboroto… una voz masculina alterada y una sacudida.
Abrí los ojos lentamente y miré a mí alrededor. Estaba tendida sobre una camilla, parecía una camilla de hospital… ¿estaba en el hospital? No podía ser, Dark me había atravesado con su espada, me había matado, yo misma sentí como mi corazón dejaba de latir…
Tomé una bocanada de aire y sentí como los pulmones se llenaban de oxígeno, escuché el latido de mi corazón… no era posible que siguiese viva…
Me incorporé, pero cuando lo hice, sentí un leve pinchazo en la zona del abdomen. Dirigí mi mirada hacia mi vientre y me levanté la camiseta de la cual, las manchas de sangre habían desaparecido. Llevaba la misma ropa con la que Dark me había matado pero aún así estaban intactas… Me rasqué la frente intentando poner en orden mis pensamientos. Dark había conseguido matarme, pero… estaba viva… esto era mucho para analizar en esos momentos, además, la herida causante de mi muerte ya no estaba…
Me levanté y me miré en un espejo. Tenía buen color de cara y no había indicio de deterioro en ella. Alcé las cejas suspirando.
Miré la camilla de la cual me había levantado. Estaba cubierta por una sábana blanca y alrededor de ella había flores… flores para los difuntos…
Sacudí la cabeza y abrí la puerta. Asomé la cabeza antes de salir entera. No se escuchaba nada ni había nadie por allí. Por lo que a mi me parecía, aún seguía en la Balck Hole…
Caminé por el pasillo hasta encontrarme con la cocina. Miré el reloj, eran más de las doce de la noche., estarían todos sopa, todos menos…
-Oh, Dios mío…- Salí corriendo de la cocina al ver a Kai subido a la barandilla de la cubierta, quería… ¿¿¿Quería saltar??’?
Atravesé la puerta y de una zancada agarré la mano de Kai.
-¡¡Kai, no!!- Tiré de él hacia atrás con fuerza haciéndonos caer al suelo de espaldas. Cerré los ojos cuando su espalda cayó encima de mí.


KAI
Oí una voz… su voz... Había caído muy deprisa, no había sentido ni siquiera el impacto al caer, pero ya la tenía a mi lado, ya estaba conmigo…
-¿Saya? –abrí los ojos, parecía que seguía en el mismo lugar, en la cubierta, lloviendo… ¿Era así el infierno? ¿La propia vida era igual que el infierno?
Me incorporé y la vi en el suelo, no había cambiado nada desde antes de morir.
-Saya…



SAYA
Me levanté y le miré fijamente y sería. Tensé mi puño y lo descargué en su mejilla.
-¡Tu eres tonto o que coño te pasa! ¡¿En qué estabas pensando?!- Cogí aire, furiosa.
-¡¿Pensabas suicidarte?! ¡Por Dios, Kai!- Me llevé la mano a la frente.
-Desaparezco un par de días y montas esta…- Negué con la cabeza.



KAI
Me quedé mirando al suelo, sentí en la mejilla un golpe, no pensé que eso pasaría. Todo seguía igual que antes, no había cambiado absolutamente desde que me tiré, era verdaderamente extraño, y se suponía que Saya me estaría esperando, no esperaba esta reacción…
La miré.
-¿Qué… ocurre?



SAYA
Abrí los ojos ampliamente y me crucé de brazos.
-¿Qué que ocurre? Que eres un idota, Kai. ¿Me podías explicar que coño pretendías hacer subido a esa barandilla?- Señalé la barandilla.
-Creo que puenting sin cuerda no era lo que pretendías.- Le miré.


KAI
Miré la barandilla, ¿es que no había logrado tirarme? ¿Entonces cómo podía ver a Saya?
-Yo… -no aparté la mirada, estaba muy confuso y no podía entender nada.
-No… no lo entiendo. –miré a Saya, esperaba que ella me lo explicase.


SAYA
Le miré y negué.
-Yo tampoco lo entiendo mucho, se suponía que yo estaba… bueno, que Dark me había matado, pero… ya me ves…- Le miré.
-Kai... se suponía que tú cuidarías de Kai…- Suspiré y cerré los ojos.
-¿Por qué intentabas suicidarte?


KAI
-¿Intentar? –miré de nuevo la barandilla, entonces no lo había conseguido.
-Entonces… ¿no estoy muerto? No entiendo nada, ¿qué está ocurriendo, Saya? Tú… estabas… -me llevé las manos a la cabeza, no entendía nada, me iba a volver loco.



SAYA
-Te estoy diciendo que no lo sé, Kai… me he levantado en un cuarto lleno de flores y con una sábana…- De repente mi mente se llenó de imágenes. Mi muerte y… James resucitándome con su poder.
-….James… ha sido James…- Le miré.



KAI
-¿Ha sido James el qué? –no lo entendía, Saya no podía estar ahí, estaba muerta, pero si yo estaba vivo… ¿me había vuelto loco? La miré de nuevo y posé mi mano en su hombro. Definitivamente, ella estaba ahí, tenía que ser real. La abracé con fuerza contra mí, volvía a tenerla entre mis brazos de una manera u otra, lo demás no importaba.



SAYA
Me quedé un poco parada cuando Kai me abrazó de esa manera tan desesperada. Suspiré y rodeé su cuello con mis brazos acariciándole el pelo de la nuca.
Había sido muy duro para él y seguro que para el pequeñajo también, pero ahora lo importante era intentar calamar a Kai.
Le di besos en la mejilla mientras le abrazaba contra mí con fuerza.



KAI
-Estás aquí… -la abracé con fuerza, no me separé ni un solo centímetro, agarré la tela que llevaba con fuerza entre mis dedos.
-Dios, estás aquí, estás viva… -la agarré de la cara y la besé con fuerza, me separé solo para mirarla, tenía mi nariz completamente pegada a la suya.
-Creí que te había perdido para siempre…



SAYA
Le agarré de los brazos frotando mi mejilla con la suya. Cerré los ojos y suspiré.
-Que poco me conoces.- Sonreí y le volví a besar agarrando con fuerza su nuca.
Me separé y le miré a los ojos. Tenía aspecto cansado y pálido. Me mordí el labio y suspiré.
-
No has dormido nada, ¿verdad?


KAI
-No he dormido, no he comido… Ya sabes que sin ti no soy nadie, Saya, no puedo vivir sin ti… -apoyé mi frente en la suya acariciando sus mejillas con mis pulgares.
-Dios… esto es irreal, es… No pensé que esto pasaría, creí que no volvería a verte jamás y… no podía vivir así, era un infierno sin ti a mi lado, Saya, te lo juro...



SAYA
Cerré los ojos y agarré sus manos.
-Pues ahora estoy aquí y no me iré. Pero no pienso perdonarte la locura que casi haces. Si no llego a tiempo, ¿qué hubiese sido de Kai?- Bajé la mirada. Rodeé su cintura con mis brazos apoyando la cabeza en su hombro.
-Olvídalo, ya hablaremos más adelante.- Me di cuenta de que estábamos empapados por la lluvia, Kai estaba muy débil como para estar bajo la lluvia.
-Vamos dentro.- Le agarré de la mano.


KAI
La agarré de la mano y entramos en la nave. No aparté la mirada de ella ni un segundo. Cuando entramos la volví a abrazar, no podía soportar el separarme de ella ahora que la tenía de nuevo conmigo.


SAYA
Sonreí y le besé en la mejilla.
-Vamos, hay que cambiarte de ropa, estos días sin comer y sin descansar te han debilitado.- Tiré de él y le guié al cuarto de baño.
Una vez allí cerré la puerta y cogí una toalla. Me acerqué a Kai dejando la toalla en el lavabo.
Le miré a los ojos y sonreí de manera dulce. Le desabroché la camisa deslizándola por sus hombros y dejando que cayese al suelo. Posé mis manos en sus hombros y descendí por su pecho apoyando la frente en él.
Le acaricié la espalda presionando su piel con mis dedos.




KAI
Enredé mis dedos entre su pelo acariciándola, creí que no volvería a pasar, pero podía tocarla, sentirla, olerla… Aspiré su aroma, aunque estuviese mojada podía oler toda su fragancia, olía igual de bien que siempre.
-Si supieses lo que te he echado de menos… -la besé en la mejilla rozando la comisura de sus labios.


SAYA
Giré al cabeza cuando me besó en la mejilla haciendo que nuestros labios se rozasen.
Le besé encerrando su labio inferior entre los míos.
Le miré separándome levemente.
Agarré el extremo de mi camiseta y me la quité dejándola a un lado.
-Pues no tienes que echarme más de menos… no voy ha irme nunca más. Lo juro.- Le acaricié su torso mojado. Mis manos se resbalaban a causa del agua.



KAI
Agarré sus manos con las mías y la besé haciendo que se inclinase levemente hacia atrás, y pensar que había intentado tirarme desde esa altura, si lo hubiese hecho antes no podría haber estado con ella…
O quizá… sólo era un sueño… Si lo era, era el sueño más bello que jamás podría soñar y del que jamás me quería despertar. No pensé en ello más, simplemente, disfruté de mi tiempo con Saya.



SAYA
Le acaricié el cuello con suavidad mientras seguía su beso. Deslicé mis labios por su garganta mientras desabrochaba su cinturón y se lo quitaba a continuación.
Seguí besándole el cuello con ternura y despacio mientras agarraba el pantalón y lo dejaba caer.
Llevé mis manos a mi pantalón y también me lo quité dejándolo a un lado con el resto de la ropa.



KAI
Acaricié su cintura y me senté en el borde de la piscina tirando de ella. La besé sin soltarla y acariciando sus labios con los míos y su piel con mis manos. Aunque verdaderamente mi cuerpo estaba resentido yo no lo notaba, con ella era como si todo fuese perfecto aunque el resto alrededor estuviese en pleno caos.



SAYA
Me senté a su lado apoyando las manos a cada lado de su torso. Le besé haciendo que echase la cabeza para atrás, Le mordí son suavidad la barbilla. Deslicé mis manos por sus costados apretando mis dedos contra su piel fría.



KAI
La cogí de la cintura y la tumbé sobre mí, apoyando la espalda en el suelo. Deslicé mis manos por su espalda hasta llegar a la tira de su ropa inferior, desasiéndola de ella, lo aparté a un lado y poco a poco la introduje en el agua sin dejar de besarla. Me deshice también de mi ropa interior y entré en el agua rodeándola la cintura con mis brazos y besándola de nuevo.


SAYA
Le agarré de la nuca pegando mi cuerpo al suyo por completo. Seguí su beso cada vez más intenso. Mojé su torso con mis manos para quitarle el frío de la lluvia. Le besé por le pecho acariciando su piel con mis labios mientras mis manos recorrían cada centímetro de su cuerpo.


KAI
Acaricié sus hombros y su cintura mientras me besaba a lo largo del pecho, cuando dejó sus labios libres los solicité con los míos, rozando su vientre con el mío y a la vez nuestras pelvis, la besé con más intensidad, acariciando su cuello y sus labios.



SAYA
Jadeé cuando me rocé con él. Encogí una de mis piernas posando la rodilla en la pared de la piscina. Me pegué más a él consiguiendo hacer que penetrase. Apoyé las manos en el borde de la piscina y comencé a moverme con lentitud rozando mis labios con los suyos respirando con intensidad.


KAI
Respiré fuerte agarrándola de la cintura y ascendiendo mis manos hacia sus pechos. La besé con ansia acariciando su cuello. Bajé mis labios hasta su clavícula, me moví con ella jadeando.



SAYA
Hice que me mirase agarrándole de la cara.
-Deja que haga yo el trabajo…- Le senté sobre las escaleras de la piscina sentándome yo encima. Posé mis manos tras su nuca moviendo la cadera despacio. Soltaba un jadeo cada vez que mi vientre rozaba su abdomen.


KAI
Jadeé besando su pecho, agarrando su cintura con ambas manos. Si perdía esto para siempre, definitivamente no podía seguir con vida, por suerte Saya había aparecido a tiempo para salvarme.



SAYA
Cerré los ojos agarrándole del pelo con suavidad.
Moví la cadera hundiendo el vientre jadeando y soltando leves gemidos.
Le agarré de los hombros y le empujé suavemente hasta que se recostó sobre los escalones. El agua nos llegaba por la cintura o más abajo, así que, no había riesgo de que el agua nos cubriese.
Me incliné hacia delante apoyando las manos en las escaleras. Le besé presionando mis labios con fuerza.



KAI
Descendí mis manos por sus muslos casi hasta sus rodillas por la parte posterior, besé su pecho y su cuello a la vez que jadeaba.
-No sabía cómo seguir sin ti…


SAYA
Jadeé con más fuerza intensificando los movimientos.
Gemí mordiéndome el labio.
-No pienses más en eso….- Le agarré de la nuca acercándome a su oído.
-Estaré contigo siempre…- Le besé rodando su cuello con mis brazos.


KAI
-Siempre. –respondí entre besos, la acerqué por completo a mí, rodeando su cintura con mis brazos y acariciando su espalda hasta llegar a sus cachetes y agarrarlos con fuerza, aunque con la poca energía que tenía mucho no iba a hacer.



SAYA
Me pegué por completo a su cuerpo sin parar de jadear y de gemir. Cerré los ojos con fuerza acelerando el movimiento y las penetraciones.
Enrede mis dedos en el pelo de su nuca tensando los muslos. Gemí más fuerte pegando mis labios a su cuello.



KAI
Cerré los ojos respirando con fuerza ante sus movimientos, eché la cabeza hacia atrás, apoyándola en las escaleras de la pequeña piscina.
Abrí los ojos para mirarla, era lo que más deseaba, porque así sabía con certeza que estaba ahí, conmigo.


SAYA
Le lamí el cuello con fogosidad cuando apoyó la cabeza en el borde de la piscina. Posé mis manos en su pecho irguiéndome. Descendí mis manos por debajo del agua acariciando la piel de su abdomen y de su cadera.
Me moví con más sensualidad arqueando la espalda hacia atrás jadeando.



KAI
La besé con fogosidad, buscando su lengua con la mía mientras recorría su cuerpo con mis manos, cada centímetro de su piel experimentaba el roce de la yema de mis dedos, no quedó a penas una célula sin recorrer, todo mientras besaba sus labios y mantenía mi cuerpo pegado al suyo.


SAYA
Le agarré de la espalda acariciando su piel y notando toda su musculatura. Jadeé mientras le besaba con fuerza ascendiendo mis manos hacia su cuello el cual recorrí con la yema de mis dedos.
Me separé levemente para poder coger aire y prepararme para el orgasmo. Cerré los ojos con fuerza sintiendo un hormigueo en mis manos. Abrí los ojos de nuevo y me vi reflejada en uno de los espejos, tenía los ojos totalmente negros. Cerré los ojos de nuevo y apoyé las manos en el borde de la piscina.
Tuve el orgasmo, presioné mis manos contra el borde de la piscina agrietándola.


KAI
Cerré los ojos con fuerza llegando al límite, suspiré más tranquilo y la besé de nuevo.
-No vuelvas a irte, por favor, no lo hagas… -seguí besándola, abrazándola por la cintura.



SAYA
Le miré cogiendo aire. Le abracé haciendo que posase su cabeza en mi pecho.
-No lo haré, te lo juro, no me iré. Me quedaré contigo, con mi rey…- Suspiré y me miré las manos, después el azulejo de la piscina.
Cerré los ojos de nuevo y le acaricié la espalda y la nuca mientras le abrazaba.



KAI
Deposité besos sobre su piel mientras acariciaba su espalda, no dejaría que volviese a escaparse de mí nunca más, o iría con ella en el acto, no dejaría tiempo para miramientos.



SAYA
Salimos de la piscina y agarré una toalla. Tapé a Kai y me tapé yo con la misma toalla. Sonreí mordiéndome el labio y le abrace mientras le secaba la espalda.
Le di un beso corto y después otro en la mejilla. Seguí dándole suaves besos por la cara mientras enrollaba la toalla alrededor de su cintura. Cogí otra y me la puse alrededor de mi cuerpo.
-Vamos al cuarto, tienes que descansar.- Le agarré de la mano.


KAI
Sonreí cuando me cubrió a besos, la cogí de la mano y la besé en la mejilla mientras caminábamos hacia la puerta. A lo largo del camino hacia mi cuarto la cubrí a besos por toda la cara, agarrándola de la cintura.
Abrí la puerta, no recordaba que Kai estaba durmiendo ahí, sonreí.



SAYA
Entré en el cuarto y miré la cama. El peque estaba tumbado a un lado durmiendo. Miré de nuevo a Kai y sonreí.
-Sshh…- Entramos y cerré la puerta con cuidado para no hacer ruido. Me acerqué al armario y saqué un pantalón de Kai. Me puse un culot y encima el jersey negro que Kai me regaló hace mucho.
Me acerqué de nuevo a Kai y le entregué el pantalón.
Me senté en la cama y le miré hasta que se lo terminó de poner.
-Ven aquí.- Le indiqué con la mano.



KAI
Sonreí poniéndome los pantalones. Dejé la toalla a un lado y me acerqué como ella me indicó, la cogí de la barbilla y la besé, haciendo que se inclinase levemente hacia atrás.



SAYA
Le agarré de la nuca tirando de él. Me tumbé sobre la cama tumbándole encima de mí acomodándolo entre mis piernas. Le agarré de la cara acariciándole con ternura. Hice que apoyase la cabeza sobre mi pecho para que escuchase los latidos de mi corazón, le abracé contra mí cerrando los ojos mientras recorría con mis manos toda su espalda.
-Te quiero, mi amor.- Susurré bastante bajo, para que el niño no se despertase, pero seguro que Kai lo había escuchado bien.



KAI
Escuché los latidos de su corazón, no oía más que eso, salvo sus palabras dedicada.
-Y yo… mucho más de lo que imaginas… -reposé sobre su pecho largo rato, así me aseguraba de que no se iría de mi lado en toda la noche.
Para cerciorarme seriamente de que estaba ahí estuve como dos horas escuchando sus latidos y su respiración antes de poder dormirme.



SAYA
Estuve toda la noche velándole, cuidando de él. Perderme había sido un golpe muy duro para él y no quería verle sufrir más…
Kai se tumbó a un lado, pero no me soltó, me mantuvo a su lado, pegada a él toda la noche.
Empezó a amanecer y yo seguía sin dormir, no me sentía cansada para nada. Acaricié la mejilla de Kai con el reverso de mi mano y recorrí sus labios con la yema de mis dedos sin llegar a despertarle. No paraba de acariciarle, de colmarle de besos y de mimos.



JIM
Me desperté cuando aún no había amanecido por culpa de una pesadilla. El recordar los hechos de mi padre me había sentado mal. Me senté en la cama intentando no despertar a Erika. Me pasé la mano por la nuca, al mirar mi mano pude verla llena de sangre. Miré mi espalda, aunque a penas podía ver nada, pero pude verla toda llena de sangre.
Fue cuando me desperté de verdad, sobresaltado, sentándome en la cama con la respiración entrecortada. Me llevé la mano a la frente.
-Joder…


ERIKA
La cama botó por un momento. Abrí los ojos y miré a Jim. Estaba sudado y parecía asustado.
-Jim...- Me senté a su lado y le acaricié la nuca haciendo que me mirase girándole la cabeza con mi otra mano.
-Jim, ¿qué pasa? Una pesadilla, ¿verdad?


JIM
Miré a Erika algo sofocado aún y la abracé agarrándome de su camiseta, podía sentir que temblaba.
-Sí… sólo era una pesadilla… -tragué saliva cerrando los ojos. Eran los sueños que tenía en casa, antes de volver a la nave, todos llenos de sangre, mi propia sangre, provocada por aquel que se hacía llamar “mi padre”.


ERIKA
Le abracé intentando tranquilizarle.
-Tranquilo, solo es un sueño.- Le besé en la mejilla y le tumbé de nuevo a mi lado.
-No tengas miedo, peque, estoy contigo…- Sonreí y le besé en la frente acariciándole la cara.


JIM
Respiré hondo con los ojos cerrados.
-No pensé que volvería a tener esas pesadillas, no al menos contigo a mi lado… -la cogí de la mano y abrí los ojos algo traspuesto aún.
-Lo tengo superado, pero…



ERIKA
-Las pesadillas son algo normal, estés conmigo o no, Jim.- Suspiré y le abracé contra mí.
-No te preocupes, no dejaré que te pase nada.- Acaricié su espalda y su pelo con cariño para darle seguridad.
-Mientras esté contigo no pasará nada, te lo prometo.


JIM
Suspiré y la abracé, apoyando mi rostro en su pecho y apoyando mis manos sobre sus omoplatos. Cerré los ojos más tranquilo y respirando hondo, su olor me mantenía distraído, así que lo aspiré calmándome del todo.



ERIKA
Le acaricié la espada y miré el reloj, eran cerca de las ocho.
-Intenta dormir un poco más, Jim, es muy temprano.- Le miré.
-Descansa tranquilo, ¿vale? No me moveré de aquí.- Sonreí dándole un beso en la punta de la nariz.


JIM
Sonreí y la besé en su labio inferior acariciando su espalda y me acerqué dando suaves besos en su cuello mientras volvía a acomodarme con ella entre mis brazos.
-Te amo, princesa.



ERIKA
Sonreí y le rodeé con mis brazos.
-Yo también te amo, peque…- Suspiré y cerré los ojos agarrando las sábanas y tapándonos a los dos.
-Duérmete anda.- Le besé en la cabeza.


JIM
Me mantuve con ella pegada a mí y aspirando su aroma en todo momento. Ya estaba calmado, así que intenté volver a dormirme, aunque me costó un poco, ya que era por la mañana, pero lo conseguí.


ERIKA
Jim logró dormirse de nuevo. Suspiré aliviada cuando vi que descansaba tranquilo.
Le acaricié la mejilla con suavidad sonriendo de nuevo. Cerré los ojos y me acomodé a su lado bostezando.
Agarré las sábanas y me dormí.



KARA
Me desperté cuando la luz del sol se empezaba a filtrar por la ventana. Neo estaba a mi lado con la sábana medio bajada. Sonreí y le tapé bien y le besé en la mejilla. Me levanté y fui al baño.
Me acerqué al lavabo, abrí el agua y me lavé la cara. Cuando alcé la vista pude ver en el espejo el rostro difuminado de Draco. Lancé una exclamación de sorpresa y me giré rápidamente.
No había nada ni nadie… Me llevé la mano al corazón, me había dado un susto de muerte.
-Joder…


NEO
Abrí los ojos levemente, Kara no estaba en la cama, lo que supuse que estaría en el baño o se habría ido a desayunar.
Me giré sobre el colchón y cerré los ojos de nuevo volviéndome a dormir.


KARA
Entré de nuevo en la habitación algo sobresaltada aún y me vestí. Miré a Neo, seguía dormido, así que salí cerrando la puerta sin hacer ruido y me dispuse a hacer el desayuno. No quedaba mucha comida, tuve que hacer tostadas para todos.


JIMMY
Entré en la cocina para pillar algo para comer. Me coloqué la camisa pero sin abrochármela, esa noche me había echado una cabezada, algo raro en mí, pues… nunca antes había dormido.
Miré a Kara cuando entré.
-Buenos días.


KARA
-Hola, Jimmy. –le saludé untando las tostadas, le miré, parecía que esa noche estaba como más descansado y todo. Seguí preparando el desayuno y volví a mirarle.
-Oye, Jimmy… ¿tu padre… suele aparecérsele a la gente en los espejos? Sé que suena estúpido pero me gustaría pensar que no estoy loca.



JIMMY
La miré extrañado.
-¿En los espejos?- Negué bastante extrañado.
-No sé que tiene en mente mi padre, pero no sé… eso de aparecerse en los espejos no es muy típico en él…- Me senté en una silla a su lado y agarré una tostada.
- Es que… ¿se ha aparecido en tu espejo?


KARA
Asentí algo avergonzada.
-Quizá… ha sido solo invención mía… Pero no sé, me he asustado, ha sido solo un momento, pero… Me ha parecido que estaba ahí… -me reí.
-Vas a pensar que me estoy volviendo loca o paranoica…



JIMMY
Negué y la miré.
-No, no, tranquila, en absoluto pienso que estés loca…- Suspiré.
-Tanto mi padre como Dark juegan con la mente de las personas haciendo que piensen que están locas o paranoicas. Suelen hacer eso para poder localizar a sus objetivos y está muy claro que el objetivo de mi padre es encontrarme a mí…- Mordí la tostada.
-Lo más seguro es que vuelva a pasar, pero no debes asustarte si vuelves a verle. Eso le facilitarías las cosas, intentará meterse en tu mente para descubrir mi paradero…


KARA
Bajé la mirada.
-Entonces… no debo asustarme, eso es fácil decirlo cuando no tienes a un tío que ha intentado matarte a tus espaldas… Tú me entiendes… -suspiré y le miré.
-¿Qué les cuesta dejarnos en paz y punto? Bueno, como si nosotros no les dejásemos en paz… -me pasé la mano por el pelo.
-Necesito una tila… -me levanté para prepararme una.



JIMMY
Asentí y suspiré.
-Kara, tienes que entender una cosa, mi padre y Dark no pararan hasta veros bajo tierra y hasta que mi padre consiga su propósito, lo que planeaba desde el principio…- Me crucé de brazos.
-Lo que de verdad debe preocuparos es el tenerme aquí, en vuestra nave…- La miré.
-¿Correríais el riesgo de poneros en peligro por mi culpa?- Negué.
-Creo que no…


KARA
-No seas idiota, Jimmy. –me preparé la tila y la metí en el microondas.
-En esta nave hay dos objetivos: Tú, y Erika, y por nada del mundo voy a dejar que a ninguno de los dos os hagan algo… Ya hemos perdido a Saya, y no pienso consentir que se lleve a más por delante… -me limpié una lágrima que me resbalaba por la mejilla.
-Nadie más va a morir, estés aquí o no, así que te quedas y no vuelvas a decir eso.


JIMMY
La miré y me levanté. Me puse frente a ella y la agarré de la cara limpiando una lágrima que resbalaba por su mejilla con el pulgar.
-No tienes por que llorar más, Kara…- Sonreí levemente.
-Y sobre el tema de Saya… a estas horas tendría que estar con Kai.- Amplié mi sonrisa.
-¿Qué? ¿Pensabas que iba a dejar las cosas así? Dark me subestima.


KARA
Le miré algo confusa.
-Espera, Jimmy, me he perdido. ¿Cómo que debería estar con Kai? ¿De qué estás hablando? –por un lado podría decirse que Kai también estaba muerto… Pero su tono de voz no quería decir eso, de modo que…
-Espera, ¿quieres decir… que Saya está viva? –pregunté algo descompuesta y liada.



JIMMY
La miré y asentí sonriendo.
-Vivita y coleando.- Me encogí de hombros posando mis manos en sus hombros.
-Saya no se merecía acabar de esa manera y bueno, aunque no tenga mucha amistad con Kai… no sé, estaba sufriendo. Además, ¿qué clase de madre sería Saya si deja a su hijo sin el amor de una madre?- Bajé la cabeza.
-Lo que Dark quita, yo lo devuelvo, así de simple.


KARA
Sonreí y le abracé con fuerza.
-Dios, eres… eres un trozo de sol, eres… -le besé en la mejilla repetidas veces achuchándole.
-Jimmy, eres un cielo, te voy a poner un pedestal. –volví a repetir la serie de besos en la mejilla.


JIMMY
-Kara… Kara, vale, vale, me ha quedado muy claro.- Me reí levemente.
-Menudo agradecimiento.- Me separé y la miré sonriendo.
-No sé tú, pero a mi se me ha abierto el apetito.- Me senté de nuevo en la silla y seguí comiendo mi tostada.


KARA
Sonreí y me senté a su lado comiendo una tostada.
-Con esto creo que te vas a ganar el respeto de toda la nave, Jimmy. –sonreí de nuevo y le acaricié el pelo.
-Vamos a cuidarte y protegerte, todos.



JIMMY
Asentí y me terminé la tostada. Sacudí las manos y me levanté.
-Voy a darme una duchita.- Me quité la camisa y la metí en el cesto de la ropa.
-Muy buenas las tostadas.- La guiñé un ojo y salí de la cocina en dirección al baño.


KARA
Sonreí mientras salía. Me levanté y saqué de nuevo la mermelada, entre dos tostadas escribí “Bienvenida”. Sonreí y la dejé sobre la mesa, me dirigí a mi cuarto y abrí, me tiré a la cama de rodillas.
-Neo, despierta, grandullón. –posé mis manos en su brazo y le moví.
-Neo…



NEO
Abrí los ojos y miré a Kara alelado por el sueño.
-¿Qué pasa, Kara?- Me senté sacudiéndome el pelo.
-¿Es navidad o qué?- Sonreí y la miré. Parecía contenta.


KARA
Sonreí y posé las manos en su pecho.
-Mejor… Neo… Saya está viva. –sonreí.
-Jimmy, Jimmy la ha revivido, lo ha hecho y ahora está con Kai. ¡Saya está viva! –voté en la cama.


NEO
-Eh, eh, eh…- La agarré y la miré frunciendo el ceño confuso.
-¿Qué Saya qué?... Saya está viva…- Asentí y la miré.
-¿Estás segura de lo que dices, Kara?-Me rasqué la nuca.



KARA
-Sí, Neo, me lo ha dicho Jimmy, dijo que Saya no debería haber muerto y Kai estaba sufriendo. No sé cómo lo ha hecho pero lo ha hecho, Saya está ahora con Kai. No la he visto… pero yo creo a Jimmy.



NEO
-… estás segura…- Suspiré.
-Bien… si es verdad que James ha hecho eso, significa que la veremos de nuevo por la nave…- Asentí.
-Pues nada, cuando vea a Saya con mis propios ojos le agradeceré a James que lo haya hecho, pero de momento no me lo creo. No de ti, si no de “Jimmy”- Pronuncié su nombre con algo de asco.


KARA
Sonreí y me levanté tirando de él.
-Entonces acompáñame, te voy a demostrar que Jimmy merece tu respeto. –hice que se levantase y tiré de él, llevándole de la mano por el pasillo hasta el cuarto de Kai y Saya. Abrí la puerta despacio para no hacer ruido.



NEO
-Kara, no es plan de venir al cuarto del Jefe y abrir la puerta, sabes que no le gusta.- Susurré y eché un vistazo dentro.
Kai estaba junto con el crío y Saya estaba allí. Parecía inmóvil hasta que movió uno de sus brazos rascándose la nariz.
Suspiré y cerré la puerta con cuidado y miré a Kara.
-Está bien, James tiene mi respeto, pero eso no significa que confíe en él. Aún no he cambiado de opinión respecto a lo que pienso.- Bostecé.
-Ahora me vuelvo a la cama.- Me giré y me dirigí al cuarto.
-Oh, espera…- Me giré de nuevo y me acerqué a Kara. La agarré como un saco patatas y la cargué sobre mi hombro.
-Tú te vienes conmigo a la cama también, y no acepto un no como respuesta.- Volví de nuevo hacia el cuarto.


KARA
Me agarré a su espalda cuando me cogió.
-Eh, eh, campeón, ¿qué haces? –le miré.
-Cariño, como me de con la puerta al entrar te daré un buen muerdo en toda la oreja. –al entrar no me di porque agaché la cabeza.
-Te lo daré igualmente. –le mordí la oreja.



NEO
-Ey, ey.- La tiré contra la cama sin brusquedad. Me llevé la mano a la oreja y me la froté.
-Que manía con morder…- La miré frunciendo el ceño.
-Eres muy traviesa, encanto.- Esbocé media sonrisa y la acorralé contra el colchón poniendo mis manos a cada lado de su cabeza.



KARA
-¿Qué pretendes hacerme tú a mí? –sonreí encogiendo mis piernas y rodeando su cintura con ellas.
-¿Vas a castigarme por traviesa? –alcé las cejas esbozando media sonrisa.



NEO
Me quedé mirando al frente pensativo.
-La verdad…- La miré.
-Es que tengo algo de sueño, son las ocho y media de la mañana y me apetece quedarme hasta las doce o por ahí.- Me quité de encima y me tumbé en la cama quitándome los pantalones del pijama.
-Que a gusto, uno así en gayumbos.- Me recosté sobre la almohada y suspiré relajándome.



KARA
Le miré y apoyé la cabeza en la almohada. Suspiré.
-Genial, yo tengo que hacer un desayuno, nene… -me levanté de la cama y le dejé dormir tranquilo.



NEO
Giré la cabeza y alargué la mano agarrándola de l tira del pantalón.
-No, no, no, ¿donde crees que vas tú, preciosa?- Tiré de ella hasta recostarla de nuevo sobre el colchón y la agarré abrazándola contra mi pecho.
-Tú te quedas conmigo en la camita, calentitos y a gusto. Que se preparen el desayuno ellos mismos, además, seguro que no se despertaran hasta tarde.- Metí la mano bajo su camiseta y la acaricié la espalda con mi mano.



KARA
Sonreí y me acerqué más dejando que me abrazase. Sus manos no estaban tan calientes como las mías, pero creaban una sensación agradable en mi piel.
-Pero qué cabrón eres… -le besé en el pecho y me acurruqué.


NEO
Sonreí y cerré los ojos.
-Ya me conoces.- La besé en la frente y la rodeé con mis brazos para que no se escapase de mí. Estaba calentita y olía a tostadas. Sonreí de nuevo y la abracé con más fuerza hasta que el sueño me venció de nuevo.



KARA
No me dormiría de nuevo, pero estaba muy a gusto entre sus brazos, así que no me moví. Perdí la noción del tiempo a la media hora y volví a quedarme roque.



SAYA
Miré el reloj, eran las diez de la mañana. Kai seguía durmiendo al igual que el peque.
Agarré el brazo de Kai y lo aparté de mi cintura con mucha suavidad para no despertarle.
Me levanté de la cama colocándome el jersey mientras caminaba hacia el servicio para lavarme la cara.



KAI
Me rasqué la frente, sentía que me faltaba algo. Abrí los ojos y me senté de golpe. A mi lado sólo estaba Kai, ni rastro de Saya.
Miré a todas partes, ¿sólo lo había soñado? No, no podía ser…
Me levanté.
-Saya…



SAYA
Me mojé la cara y me recogí el pelo en una coleta. Salí del baño cerrando la puerta.
Kai estaba despierto, de pie ante la cama.
-Vaya, ¿ya te has levantado? Ya era hora, eres un dormilón.- Sonreí y me acerqué.


KAI
Cuando la vi salir del baño me acerqué a paso ligero y la abracé con fuerza.
-Pensé que todo había sido un sueño… No se te ocurra volver a hacerme esto… -la besé en la cabeza sin soltarla.


SAYA
Me reí levemente mordiéndome el labio. Me aparté el flequillo de la cara y le miré.
-Solo he ido al baño, ha sido un segundo.- Le miré a los ojos y suspiré.
-Sé que ha sido un golpe muy fuerte para ti, pero ya estoy aquí y no vas a perderme, te lo juro.- Le acaricié el pecho a la altura de su corazón.
-Dije que cuidaría de ti.- Deposité un beso en su pecho.


KAI
Cerré los ojos y la besé en la frente.
-Cuando he visto que no estabas en la cama he pensado que todo ha sido un sueño, que en verdad no estabas viva y no estuviste aquí… -la cogí de la cara y la besé en la mejilla.
-Te quiero más que a nada, mi vida…


SAYA
Le abracé y suspiré.
-Pues estoy aquí, contigo…- Le acaricié la espalda y le besé en el cuello y en la barbilla.
-Mi niño…- Sonreí frotando mi frente en su cuello.
-¿Por qué me da la sensación de que no te vas a separar de mí en todo el día?- Me reí de forma dulce.



KAI
-Porque no me voy a separar de ti en todo el día. –la acaricié el cuello con mis dedos y la besé en la cabeza.
-Creo que a Kai le hará ilusión saber que estás con nosotros, ¿crees que deberíamos despertarle?



SAYA
Miré al niño, estaba dormidito como un ángel. Miré a Kai y negué.
-No, si eso más tarde, creo que el que necesita toda mi atención es el papi.- Le agarré de la nuca con suavidad.
-Dale tus labios a mamá.- Le besé lentamente.
-Mmm, que ricos.- Me reí y le besé de nuevo.



KAI
Posé las manos en la parte inferior de su cintura y la apreté contra mi cuerpo besándola. Pasé las manos a su vientre sin separarme de sus labios. Bajé los míos por su barbilla hasta su cuello.


SAYA
Le acaricié el pelo sonriendo mientras me besaba por el cuello. Acaricié su espalda y bajé mis labios a su oreja, la cual mordí con suavidad. Me reí de nuevo acariciando sus brazos.
-Como echaba de menos tus brazos enormes y fuertes.-
Me mordí el labio alzando una de mis cejas.


KAI
Fruncí el ceño.
-¿Echado de menos? Creo que eso es… bueno, estabas… -negué con la cabeza.
-Es igual. –la volví a besar abrazándola con fuerza.



SAYA
Me reí y le miré.
-Perdona, pero en el cielo no había ningún ángel que fuese como tú o parecido, eran todos rubios, afeminados y muy pijos. Es normal que te echase de menos, ¿no crees?- Sonreí de nuevo.
-
Por cierto, no me has preguntado como es el cielo, ¿no tienes curiosidad?


KAI
-Es que no creo que hayas ido al cielo… -sonreí.
-Eres una chica muy mala como para haber ido allí. –la besé.
-Aunque… sí, cuéntamelo.


SAYA
Sonreí y le miré acariciándole el pecho de hito en hito.
-Pues… es un lugar precioso, aunque no te lo recomiendo si eres alérgico a las plumas.-Me reí.
-No, en serio… aunque haya estado allí, siento como si hubiese sido todo irreal, un sueño… lo único que me acuerdo es que me sentía en paz, pero… vacía…- Suspiré.
-Me faltabais vosotros, mi hijo y mi rey.- Le besé sin apartar las manos de su pecho.
-Ohm, se me olvidaba, las angelitas son todas muy monas y muy guapas dispuestas a todo… incluso en el cielo hay esa clase de chicas.- Le miré alzando mis cejas.
-Seguro que serás muy feliz cuando vayas al cielo, te lo pasarás pipa con ellas.


KAI
-Sabes que el único cielo que necesito eres tú… Y no voy a ir ahí, yo iré al infierno. –sonreí.
-Aunque… ya que no puedo remediarlo, disfrutaré hasta que toque. –sonreí y la besé, entrelazando nuestros labios. Acaricié su espalda, oí cómo me rugían las tripas.
-Perdón…



SAYA
Me reí y me aparté. Le empujé levemente por la espalda para que se acercara a la puerta.
-Pues tú ve a desayunar mientras yo me encargo del pequeñajo.- Abrí la puerta.
-A llenar la panza, fiera. Yo estaré aquí, no me escaparé, lo prometo.


KAI
La agarré de la mano y la miré. Negué con la cabeza.
-No me pienso ir a ningún sitio sin ti. –cerré la puerta entrelazando sus dedos con los míos.



SAYA
Le miré y suspiré.
-Está bien, pues vamos los dos juntos.- Sonreí levemente y abrí la puerta de nuevo.
-Vamos, no te dejaré, pero tienes que llenar la panza primero.


KAI JR
Abrí los ojos estirándome en la cama.
-¿Papi?- Me senté en la cama y miré a papá, mamá también estaba.
-Hola mami…- Me froté los ojos y volví a mirar.
-¿¿¿Mamá???- Sonreí y salté de la cama al suelo y del suelo a sus brazos.
-¡¡Mami!!- La abracé con fuerza.
-¡Mami, mami, mami! Mi mamá.- La besé en la mejilla abrazándola otra vez.
-Mira papá, es mamá.-Me reí.
Miré a papá serio.
-¿Ves, papi? Te dije que mamá volvería.-
Sonreí de nuevo y abracé a mamá con mucha fuerza.


SAYA
Sonreí y abracé con fuerza a mi niño besándole en la cara.
-Pues claro que iba a volver.- Agarré a mi hijo en brazos y miré a Kai.
-Pero bueno, ¿pensabas que no iba a regresar? Y te vale, tendrías que hacer más caso al peque.- Le guiñé un ojo y dejé al peque en el suelo.
-Vamos a desayunar anda.- El enano salió corriendo saltando y gritando de alegría.
Miré a Kai aún sonriendo. Le agarré de la mano y salí del cuarto tirando de él con suavidad.



KAI
Sonreí. Al fin y al cabo Kai tenía razón y Saya había vuelto junto a nosotros, ¿había sido casualidad o el niño verdaderamente sabía que iba a volver? Agarré fuerte la mano de Saya, en esos momentos poco me importaban las causas o las circunstancias, sólo me importaba que ella estaba conmigo de nuevo.
Fuimos hacia la cocina juntos, Kai ya estaba allí, y vimos dos tostadas en la mesa en las cuales había escrito con mermelada un “Bienvenida”.



SAYA
Sonreí al ver las tostadas escritas.
-Parece que hay alguien más que sabe que he regresado…- Negué con la cabeza sonriendo… esta Kara.
Me senté en una silla y miré al peque mientras mojaba una tostada en el chocolate.
-Tienen buena pinta…- Agarré una silla y la puse a mi lado para que se sentase Kai.
-Ya te quiero ver zampando como una lima y es una orden.- Le señalé entrecerrando los ojos.



KAI
No tardé dos segundos en sentarme a su lado, pegado a ella. Cogí una de las tostadas y le di un mordisco, esto sin dejar de mirar a Saya y sin perder el contacto físico, ya que rozaba su pierna con mi rodilla, me daba miedo a que desapareciese si no la tenía a mi lado en todo momento.



SAYA
Miré al crío mientras desayunaba. Me contó un montón de batallitas y que Kai le había empezado a dar clases con la espada, aunque no estaba muy animado.
Miré a Kai y sonreí.
-¿Es verdad que le das clases al piojo?- Me reí levemente y le agarré de la barbilla.
-Pues ya puedes empezar a animarte si quieres que tu hijo sea un gran espadachín.- Le di un beso en la nariz.



KAI
-Kai aprende muy deprisa y siendo hijo de quien es será un gran espadachín. Yo sería mejor espadachín de lo que soy si mi padre me hubiese enseñado el arte, pero no pudo ser, sólo las primeras lecciones me las dio él. Por suerte Kai me tiene a mí. –le miré sonriendo.



KAI JR
Me limpié el morro con una servilleta y miré a papá.
-Si, menos mal que estás tu, papi, pero recuerda que la primera vez te quité la espada.- Sonreí.
-Soy el mejor.


KAI
-Eso habrá que verlo, pulga, todavía sigo siendo el mejor espadachín de esta nave hasta nueva orden. –di un mordisco a una de las tostadas.
-Me pillaste con la guardia baja. –dije cuando tragué.


KAI JR
-Mentiroso, no estabas con la guardia baja, lo que pasa es que soy más fuerte que tú y te doy miedo.- Me acerqué a mamá y me senté en sus piernas apoyando la cabeza en su pecho.
-El mejor espadachín se lleva a la princesa, y ese soy yo.


KAI
-El mejor espadachín se lleva a la princesa y la convierte en reina. –besé a Saya en la mejilla.
-Jaque mate. –la giré la cara cogiéndola de la barbilla y la besé en los labios.



KAI JR
-Puaj…- Puse cara de asco.
-Sois unos marranos, ¿queréis que vomite las exquisitas tostadas de Kara?- Me bajé de las piernas de mamá. La agarré de la mano y se la besé.
-Discúlpeme madame, pero el cuarto de baño urge mis necesidades.- Me llevé las manos a mis partes.
-¡Qué me meo!- Salí corriendo al cuarto de baño.


KAI
Me reí y volví a besar a Saya, acercándola más y posando la mano en su pierna, ya que el crío se había ido.
-Me gano y fue ciertamente humillante que un crío de seis años me gane siendo un espadachín de primera, aunque aún me queda por concretar si Axel es mejor o peor que yo…


SAYA
Me reí y me senté en la silla de cara a él. Rodeé su cuello con mis brazos.
-Ya te digo yo que Axel es mucho peor, le ganas hasta con un palillo, es demasiado impulsivo y no piensa cuando ataca.- Sonreí enredando mis dedos entre el pelo de su nuca.
Le miré a los ojos… esos ojos que siempre hacían estremecerme de pies a cabeza y me ponía la piel de gallina.
-Dime, ¿qué le apetece hacer a mi rey hoy?- Acerqué mis labios a los suyos rozándolos y sintiendo su aliento frío sobre la piel de mis labios. Clavé mi mirada en sus ojos de nuevo sonriendo.


KAI
-Lo que sea teniéndote a ti cada segundo a mi lado. –la agarré de la cintura y la acerqué a mí, sentándola sobre mis piernas. La besé posando mis manos en sus muslos.



SAYA
Sentí un estremecimiento y pegué un pequeño respingo cuando sus manos se posaron sobre mis muslos.
Le miré mordiéndome el labio.

-Lo siento, pero es que tienes las manos frías y bueno, has ido a un punto bastante sensible…-
Le agarré de la nuca y le besé de nuevo jugueteando con sus labios.


KAI
Sonreí besándola, la abracé rodeando su cintura con mis brazos.
-¿Qué pretendes hacer tú hoy? Haré lo que tú me pidas, siempre que esté dentro de mis posibilidades, ya sabes que estoy algo amuermado. –la volví a besar.



SAYA
Posé mi dedo índice sobre sus labios. Sonreí e incliné la cabeza hacia a un lado entrecerrando los ojos pensativa.
-Estaba pensando en cosas relajadas. Primero una buena ración de mimos, caricias, besos, más caricias…- Recorrí sus labios con la yema de mi dedo.
-Después podemos seguir haciendo lo mismo y por la noche, seguido de un baño de espuma, podríamos hacer el amor. ¿Te parece un buen plan? Es relajado, no me separaré de ti ni un segundo y te trataré como un rey.


KAI
Sonreí pícaramente y la mordí el dedo con suavidad mirándola a los ojos.
-Ese plan me gusta más que cualquier otra cosa que pudiesen darme a elegir. –la besé de nuevo, moviendo mis labios al mismo tiempo que los suyos y acaricié su espalda de arriba abajo con mis manos.


SAYA
Sonreí y me levanté.
-Anda, vamos Romeo.- Le agarré de la mano.
-Ven conmigo si quieres que haga honor a tu titulo.- Le guiñé un ojo.



KAI
Sonreí y me levanté con ella, tiré de su mano acercándola de nuevo y la volví a besar, rodeé su cintura con mi brazo y la besé en la mejilla.
Sonreí y caminé para llevarla hasta nuestro cuarto.


JIM
Salí del cuarto para ir a desayunar, cuando iba por el pasillo pude ver a Kai… con Saya…
Me quedé paralizado, no podía creerlo, seguramente me estaba volviendo loco, Saya había muerto delante de mis ojos…
-Sa… ¿Saya?


SAYA
Miré a Jim apartándome el flequillo de la cara.
-Jim… hola.- Sonreí agarrando las manos de Kai que rodeaba mi cintura.
-Te parecerá extraño… la verdad es que a mi también, pero…- Me encogí de hombros.



JIM
Sí, era ella. No sabía qué había pasado pero era ella, estaba viva. Me acerqué a paso ligero y la estreché en mis brazos, era increíble que algo así pudiera suceder.
-Joder, estás viva…


SAYA
-Si, eso parece…- Le abracé.
-Dale las gracias a James, es el que me ha “salvado”… aunque parezca increíble…- Le miré.
-No os libraréis de mí tan fácilmente.- Le guiñé un ojo.



JIM
-¿James? –fruncí el ceño, ¿él había revivido a Saya? No podía creerlo, era algo que no comprendía, James sólo estaba aquí por Erika, ¿por qué iba a ayudar a Saya?
-Sea como sea… -suspiré- Estoy muy contento de que… vuelvas a estar con nosotros, Saya.


SAYA
Sonreí y le revolví el pelo.
-Gracias, yo también estoy contenta de regresar.- Agarré las manos de Kai y caminé por el pasillo en dirección al cuarto.
-Si me disculpas, tengo algo importante que hacer…


JIM
-Oh… claro… -lógicamente ahora querría estar con Kai, aunque no me importaría que hubiese estado con nosotros un rato y contarnos qué coño estaba pasando aquí…
Suspiré y volví al camarote, de la impresión se me había quitado el hambre…


NEO
Me desperté sobre las once y media, Kara seguía en la cama, a mi lado. Había conseguido dormirse.
Sonreí y me senté sobre la cama rascándome la nuca. Busqué por el suelo mi pantalón.
Me quedé un poco pensativo… aún no me lo creía… ¿Saya viva? Parece que James no era tan… asesino come pensaba…
Suspiré y agarré los pantalones.



KARA
Abrí los ojos, Neo estaba de espaldas a mí, sentado en la cama, sólo en calzoncillos, buscaba sus pantalones.
Sonreí y cuando se inclinó para coger sus pantalones tiré de su calzoncillo dejándole con el culo al aire. Me reí tapándome con las sábanas.



NEO
-Ey… pero bueno…-La miré y sonreí colocándome el calzoncillo.
-Pero que marrana.- Me puse el pantalón y me levanté.
-Intentando dejarme desnudo mientras no miro, ¿eh?- Me acerqué y la besé.
-Tengo que ir ha “currar”. Ahora que el Jefe está ocupado con Saya, alguien tiene que hacerse cargo de la nave.- Me puse una camiseta limpia.



KARA
Arqueé la espalda dejando que la sábana se resbalase de mi cuerpo.
-Tú siempre al pie del cañón, amor... –cerré los ojos estirándome, al final había conseguido hacerme dormir un par de horas más y ahora se iba él…


NEO
-Si, ya me conoces.-Me coloqué bien la camiseta y me abroché el pantalón
La besé de nuevo.
-Nos vemos después.- La di un beso corto y salí cerrando la puerta.


KARA
Cerré los ojos estirándome de nuevo, me coloqué el culot y me levanté de la cama para vestirme, en algún momento del día me tenía que levantar.
Me puse la ropa y salí sin hacer la cama, ya la haría más tarde.



JIMMY
Llamé a la puerta del cuarto de Kai. Abrí y asomé la cabeza.
-Hola…- Estaban en la cama, por suerte vestidos, jugueteando como críos.
-Esto… hola…- No me hacían ni caso.
-¡¿Sé puede?!- Tuve que gritar un poco, a ver si captaba su atención.



KAI
Miré a la puerta, James estaba allí, me levanté de un salto situándome fuera de la cama, le miré. Él había sido el que había devuelto a Saya a la vida, y debía agradecérselo.
Me acerqué.
-No confiaba en ti, nunca lo he hecho, y nunca he sentido la necesidad de tener que agradecerte nada, pero… -extendí mi mano para estrecharla con la suya.
-No puedo hacer mucho más que agradecértelo con toda mi alma y… si alguna vez puedo devolverte el favor, lo haré.



JIMMY
Le miré y después su mano. Suspiré y estreché mi mano buena con la de Kai.
-No tienes que agradecerme nada…- Miré a Saya que estaba sentada en la cama.
-Si me permites…- Dije mirando de nuevo a Kai. Me acerqué a Saya y la miré a los ojos. La agarré de la barbilla haciendo que girase la cabeza de un lado a otro con suavidad. La solté y la miré de nuevo a los ojos.
Asentí y me levanté.
-Parece que todo está bien, es la misma de antes. Está totalmente recuperada.- Me giré y miré a Kai.
-Pues nada, solo venía a ver que tal estaba después de lo que hice para revivirla, pero está bien, nada raro, ni efectos secundarios ni nada…- Sonreí.
-Puedes estar tranquilo, Kai, es la misma de antes.- Me acerqué a la puerta.
-Ya no molesto más, hasta luego.- Salí y cerré la puerta.




KAI
Fruncí el ceño.
-¿Efectos secundarios? –miré a Saya, la veía igual que siempre, como él había dicho. Me encogí de hombros y me acerqué a Saya, tumbándola sobre la cama para besarla de nuevo, estaría así todo el día.


SAYA
Le miré y me encogí de hombros.
-Efectos secundarios… los tiene todo el mundo, ¿no lo sabías?- Me reí cuando me tumbó sobre la cama.
-Hay veces que me vuelvo loca, estás advertido.


KAI
-¿Loca? Lo sé, cada vez que te beso… -pegué mis labios a los suyos y a los pocos segundos los separé- Me da esa impresión. –la volví a besar.
-Yo también me vuelvo loco a veces… -besé su cuello- Por culpa tuya…



SAYA
Me reí de nuevo y le miré agarrándole de la cara.
-¿Por mi culpa? Tienes un morro que te lo pisas, eres tú el que me tienes acorralada en la cama comiéndome los morros y el cuello, ¿y dices que la culpa es mía?- Sonreí.



KAI
Me mordí el labio mirándola a los ojos.
-Te diría que si quieres, paro, pero… -negué con la cabeza.
-No quiero. –la besé con más brío, acariciando sus hombros, me separé sonriendo y agarrando su labio inferior aún.
-¿Tú quieres que pare?



SAYA
Acerqué mis labios a los suyos de nuevo y los rocé con los ojos cerrados.
-¿Y tú quieres parar?- Dije rozando sus carnosos y fríos labios con la punta de mi lengua.
Le acaricié la espalda apretando mis dedos contra su piel.



KAI
Sonreí.
-Ya te he dicho que no… -rocé sus labios sin llegar a besarla sonriendo. Solté una risotada y pegué mis labios a los suyos, dando pequeños besos, cortos pero intensos.



SAYA
-Como te gusta jugar conmigo…- Agarré su labio superior entre los míos encogiendo una de mis piernas.
-Lo odio y lo sabes…- Agarré el pelo de su nuca y tiré con fuerza para que echase la cabeza hacia atrás.
Le mordí en el cuello atrapando su piel entre mis dientes.


KAI
Abrí la boca para quejarme pero me reí.
-¿Y yo juego contigo? –me deshice de su agarre haciéndola cosquillas.
-No basta con morderme, para mantenerme quieto vas a tener que usar otras técnicas, guapa.


SAYA
Rodeé su cintura con mis piernas y sonreí.
-No me desafíes, ojazos.- Me mordí el labio mirando sus ojazos.
-Dios, me vuelves loca.- Agarré con más fuerza su nuca y le besé con intensidad, sin dejar que se escapase de mí.


KAI
Seguí su beso acariciando sus piernas, que ahora rodeaban mi cintura, pegué mi nariz a la suya.
-¿Ves cómo te vuelves loca? Pues a mí me pasa igual contigo. –la volví a besar.



SAYA
-Pues me alegro de que sea así.- Le miré y me quedé algo pensativa.
-Está al caer tu cumpleaños… tienes que ir pensando en lo que quieres que te regale. Tiene que ser algo espacial, no me vale eso de: “No, yo no quiero nada” o “no hace falta que me regales nada”.- Dije imitando su voz. Me reí.


KAI
-Con que estés conmigo todo el día, creo que me basta. –la besé.
-Aunque… creo recordar que el año pasado querías regalarme… a ti, con carmín y cuero negro… -esbocé media sonrisa.



SAYA
Me reí y le miré de nuevo.
-No me he olvidado, tranquilo, lo tengo preparado desde hace un año…- Esbocé media sonrisa.
-¿No quieres nada más a parte de eso?


KAI
Me quedé pensando y la miré.
-En general está todo en orden… lo que quiero es que el reino sea reconstruido, pero eso no te lo puedo pedir, así que dejémoslo así. –sonreí.
-Además, son ya veintisiete, ¿crees que son edades de recibir regalos? Como mucho el dibujo de Kai de todos los años… -me reí.


SAYA
-Oh, vamos, pídeme lo que quieras… lo que más deseas, yo te lo concederé.- Sonreí y le acaricié el cuello.
-Soy como tu hada madrina.- Me reí.
-No, en serio, dime que quieres. De verdad.


KAI
-No quiero nada, Saya… nada material me importa mucho ahora, si quieres regalarme algo, hazlo, pero no tengo nada que pedir… -la besé.
-Me basta con que estés conmigo ese día.


SAYA
Le miré y asentí.
-De acuerdo, si es lo que quieres, te daré lo que quieres.- Sonreí y rodeé su cuello con mis brazos. -Ven aquí.- Le abracé contra mi pecho.



KAI
Sonreí abrazándola y apoyando mi cabeza en su pecho, imité un ronroneo.
-Para mí todos los días son fiesta, ya lo sabes… -escuché el latido de su corazón y su respiración.



SAYA
Sonreí acariciando el vello de su nuca, el cual se le ponía de punta.
Llené el pecho de oxígeno y suspiré cerrando los ojos.
Le besé en la cabeza sin dejar de juguetear con su pelo.
-¿Sabes que es lo que más deseo?


KAI
Alcé la cabeza para poder mirarla directamente.
-¿Qué es lo que más deseas? Haré lo posible por concedértelo. –acaricié sus labios siguiendo el recorrido desde ellos hasta su clavícula con mis dedos.


SAYA
Le miré a los ojos sin dejar de acariciar su nuca.
-Deseo volver a casa y casarme contigo.- Sonreí levemente sin apartar la mirada de sus ojos azules.
-No deseo otra cosa…


KAI
Sonreí.
-Si supieses tú las ganas que tengo de casarme contigo… -la besé con ternura.
-De verte vestida sólo para mí… -la volví a besar.
-De celebrar la noche de bodas haciendo el amor contigo toda la noche… -otro beso más.
-Nada que no hagamos ya… sólo que serás oficialmente mi mujer… otra vez. –esbocé media sonrisa.


SAYA
-Si, otra vez, y otra, y otra y otra…- Sonreí y le di besos por toda la cara.
-Y las que hagan falta, mi amor, mi vida, mi corazón, mi, mi… mío.- Le abracé de nuevo achuchándole contra mi pecho.



KAI
La abracé con fuerza.
-Sólo para ti… pero tú para mí sola, no pienso compartirte con nadie, ni siquiera con ese tal… Kai… creo que es hijo nuestro, pero no te dejo, no… -me acomodé en su pecho.
-Eres totalmente mía.


SAYA
-Pues creo que ese tal Kai, el cual es hijo nuestro, te echará a patadas como no le dejes un ratito con su madre… ya sabes como es…- Sonreí y le rodeé con mis brazos.
-Pero tendrá que esperar, durante un tiempo solo seré para ti.


KAI
-Mmm, eso de durante un tiempo no me ha sonado mucho a eternidad… Supongo que tendré que conformarme. –acaricié su costado con mis dedos, se le puso la piel de gallina, seguí acariciándola.


SAYA
-Bueno… me refiero a que estaré contigo todo el tiempo hasta que te recuperes…- Le miré, seguro que se había extrañado ante la palabra “recuperes”. Desvié la mirada… a ver como se lo explicaba.
-Sé que mi muerte resultó un golpe muy duro para ti y te afectó mucho… por eso… no me apartaré de ti hasta que esté convencida del todo de que te has recuperado del “golpe”.- Le miré de nuevo.



KAI
Bajé la mirada.
-La verdad es que sí que me afectó, pero si estás a mi lado creo que pronto se me pasará. –volví a apoyarme en su pecho.
-Soy más débil de lo que creía, no soy el hombre de hielo, como tú dices… soy más bien un niño encerrado en el cuerpo de un tío frío… -pasé la yema de mis dedos por su antebrazo.


SAYA
Me tumbé de lado haciendo que Kai se tumbase en el otro lado de la cama. Le agarré de la cara para que me mirase.
-No eres débil, que te afecten las cosas no significa que seas débil. Significa que tienes sentimientos y te dejas llevar por ellos. Eso no quiere decir que seas un blando, todo lo contrario, cada vez te hace más fuerte…- Acaricié sus mejillas.
-Ven aquí…- Rodeé su cabeza con mis brazos y le abracé con ternura depositando suaves besos sobre su hombro desnudo.



KAI
Suspiré y la abracé por la cintura.
-Dime tú que haría sin ti… -acaricié su espalda mientras ella me daba mimos, lo único que me hacía falta en esos momentos.
-Ni aire para respirar ni nada, te necesito a ti, mi vida…



SAYA
-Estoy contigo, no voy a soltarte…- Suspiré y le besé en la mejilla acariciando su pelo y su nuca.
-No volveré a dejarte solo…- Le miré a los ojos.
-Nunca te dejaré, estaré contigo toda la eternidad.


KAI
La besé pegándola a mí en totalidad, acariciando su espalda mientras recorría sus labios con los míos.
-Sé que ya lo sabes de sobra… pero te quiero más que a mi propia vida, Saya… -la besé de nuevo, sin dejar que se separase.




SAYA
Le agarré de la cara mientras le besaba. Cogí una buena bocanada de aire y le volví a besar enredando mis labios con los de Kai que se movían desesperados buscando la manera de calmarlos.
Pasé una de mis manos a su nuca y presioné para que nuestros besos fuesen más intensos. Entre besos y beso jadeaba para poder llenar mis pulmones de aire y volví a besar a Kai como él deseaba.


KAI
Agarré a Saya haciendo que se tumbase sobre mí, sin dejar de besarla recorrí toda su espalda con mis manos, la pegué totalmente a mí, la había echado tanto en falta en esos dos días que se me habían antojado siglos, podía haber escrito un libro con todo lo que había sufrido sin ella a mi lado.


SAYA
Seguí su beso presionando mis labios contra los suyos y dejé que me besase como si quisiera absorberme la vida. Me había echado de menos y lo notaba en la manera que tenía de acariciarme y de besarme.
Me separé levemente y le miré a los ojos. Nuestras respiraciones eran entrecortadas y jadeantes. Tragué saliva y volví a besarle encerrando su labio inferior entre los míos.


KAI
Continué su beso, más otro, y otro más. No dejamos de besarnos en todo el día. Por suerte no nos interrumpieron, quería estar solamente con Saya, única y exclusivamente con ella. Era mi mundo y el perderla habría sido lo peor que me podría haber pasado.

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