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miércoles, 26 de agosto de 2009

Capitulo- IX - La isla del Metal.

Por fin el noveno capítulo, esperamos que os guste tanto como a mi ^^

NEO
Bajé junto con Kara, era la única persona en esta mierda de mundo con la que me sentía a gusto.
-Bien, capitana, ¿dónde vamos?- La pregunté caminando a su lado cargando con un saco vacío para llenarlo de provisiones.
-¿Tú crees que le pasa algo de verdad al Jefe?


KARA
Bajé con Neo, y agradecí ir con él, Jim últimamente estaba insoportable, Erika estaba… más bien mosqueada todo el tiempo, y con Saya no me sentía a gusto.
-Bueno, podemos recorrer el mercadillo, a ver qué encontramos. –cogí el dinero que teníamos en la cámara.
-Mmm, pronto tendremos que ir a por más. –sugerí.
-No creo que en realidad le pase nada, pero sus motivos tendrá para quedarse. Tú eres su amigo, le conoces mejor que yo.


NEO
Me reí irónico.
-Si, bueno, su “amigo”. Lo único que sé de Kai es que tiene mala uva, Saya le vuelve loco y…nada más. Pero estoy seguro que esa tía esconde algo, seguro que le han cruzado los cables y se lo ha cargado.- Exageraba, pero me daba igual
-En fin, ya hablaré con él cuando volvamos… si es que no me encuentro con un cadáver en descomposición.


KARA
Me tuve que reír ante esos comentarios tan sádicos.
-Pero que burro eres. –dije echando a andar hacia el mercado, que se encontraba a unos metros al norte.
-No sé por qué Saya te tiene tan comido, no te tienes que dejar llevar por todo eso. Simplemente pasa de ella, no tiene sentido que te enfades por… por nada.


NEO
La seguí hacia el mercado.
-Pero, es que no la puedo ni ver. Tiene aires de superioridad y encima tiene a Kai como a un muñeco roto: “ahora si te quiero, ahora ya no”. ¡Es una zorra!- Miré a mi alrededor, me miraba todo el mundo.
-¿Tengo monos en la cara? Sigan con lo suyo y dejen de cuchichear como viejas pellejas.- Les dije a los ciudadanos de los alrededores, aunque no me entenderían. Los nativos de aquella isla hablaban en otro idioma.


KARA
Se había puesto nervioso, qué mono. Sonreí.
-Qué tonto eres. ¿Se puede saber a ti que te influye el que ella haga todo eso? ¿Es que acaso te lo está haciendo a ti? –negué con la cabeza, me acerqué y le agarré de la camiseta.
-Anda, ven aquí. –le besé, intentando que se calmase.
-Contrólate, que van a pensar que eres un terrorista.

NEO
Kara me calmó de la única manera que sabía que me gustaba, besándome.
Me tranquilicé un poco, estaba dando la nota y no era plan de desahogarme con ella.
-Está bien…- Respiré hondo y la miré.
-¿Sabes que eres lo mejor que tengo en este mundo?- Sonreí y la di un pico.



KARA
Sonreí, pero qué mono era a veces. El único problema en eso, es que quizá él sentía más por mí de lo que sentía yo por él. Hacía tanto que no mantenía una relación seria que tenía miedo de meterme en una, y no sabía si podría. Preferí no pensar en ello.
-¿Y qué pasa con Quimera?


NEO
Sonreí y me quedé pensativo un momento.
-¿Quién es esa? Oh, si, esa nave que se me cae a pedazos. Es solo eso, una nave.- Me separé un poco y la miré esbozando media sonrisa.
-Anda vamos.- La indiqué con un movimiento de cabeza.


KARA
Sonreí y le seguí. Este hombre era impredecible, a veces lo único que quería era estar a solas con su nave, recorriendo cada metro de ella, observando su mejor creación, diciendo que era su único amor. Ahora decía que sólo era “una nave”. ¿Realmente se estaba enamorando de mí?



ERIKA
Iba junto con Jim, al que no le había dirigido la palabra desde que abandonaos el mundo de las hadas, pero aún así… le veía algo distraído, algo distante a nosotros. Siempre había sido tímido, pero…
-Oye, Jim… ¿estás bien? Te veo algo distraído. ¿Te encuentras bien?- Pregunté olvidando lo que sucedió, pues era mi amigo y mi compañero y es muy normal que me preocupara por él.
-Puedes contarme lo que sea, de verdad.- Sonreí y esperé a que me dijera algo, pero lo malo es que siguiera cabreado conmigo.

JIM
Saya se había ido sola, y nos había mentido sobre Kai, él nunca se ponía enfermo, y si tenía algún motivo para quedarse nos lo comunicaba él directamente, ¿qué se traía entre manos? …Saya se había mudado al cuarto del Jefe… Suspiré, entonces Erika me preguntó qué era lo que me pasaba.
-No es nada, son tonterías. –dije simplemente, caminando con las manos en los bolsillos y la cabeza gacha.


ERIKA
Incluso cuando le pregunté se notaba que estaba algo en su onda.
-Es por Saya, ¿verdad? – Bajé la mirada.
-Sé lo que te pasa con ella, te gusta…- La voz me salía desanimada, no es que me gustase ni que estuviera celosa, sino que me dolía ver a uno de mis amigos así, pasándolo mal.
-No es por meterme donde no me llaman, pero… ¿no crees que es demasiado mayor para ti?


JIM
Abrí los ojos como platos cuando dijo eso. Me había descubierto… Bueno, yo tampoco es que hubiese hecho mucho por remediarlo. Me dio un escalofrío… me estaba pillando por Saya. La miré de reojo.
-No… no tienes ni idea de lo que dices, Erika… -dije intentando evadir el tema, aunque sabía que no funcionaría. Caminé un poco más deprisa para adelantarla.

ERIKA
Sonreí y le seguí.
-Ey, tranquilo, no tienes porque avergonzarte y ocultarlo. Y sobre todo tratando con una chica. Jim, soy tu amiga, puedes contarme lo que sea, lo guardaré en secreto.- Me puse en frente de él y le sonreí amistosamente.
-¿Sabe Saya lo que sientes por ella?.... no, no lo creo, ¿verdad?


JIM
Me quedé parado cuando ella se puso frente a mí y la miré a los ojos, pero con la cabeza aún en dirección al suelo. Desvié la mirada.
-Te he dicho que no, Erika, no me hagas hablar… -dije esquivándola.


ERIKA
Bajé la cabeza resignada, no quería contármelo y yo no era nadie para obligarle.
-Lo siento, solo me preocupaba por ti, no volveré a hacerlo.- Caminé detrás de él, esa era la oportunidad para conocerle mejor y…. se habían torcido las cosas.
Caminé a su lado sin mediar palabra, cabizbaja y suspirando.

JIM
Me había pillado de lleno, y todo era un asco. No tenía nada que hacer con Saya. Ella, aunque fuese la ex de Kai, ahora volvía a estar con él. Me había hecho ilusiones inútiles al pensar que quizá podría tener algo con ella… suspiré y pestañeé cuando noté que a mis ojos empezaban a acudir las lágrimas. ¿Por qué era tan débil?


ERIKA
Le miré, sus ojos se empañaron y algo me aprisionó el corazón.
-Jim…- Pude decir antes de rodearle la cabeza con los brazos en un intento conseguido de abrazo.
-Lo siento, pequeño…- Le acaricié la nuca y el pelo para que se desahogara.


JIM
No quería llorar, no quería sentirme mal, porque sólo era un capricho, sólo eso… Pero no podía soportar que me hubiera equivocado de tal manera al encapricharme justo de ella, la única mujer en el mundo que era totalmente inalcanzable para mí. Erika me abrazó, y no pude contener las lágrimas más, así que rodeé su cintura con mis brazos y mis hombros se convulsionaron cuando dejé escapar las lágrimas que tenía en mis ojos.

ERIKA
Le abracé con fuerza y la acaricié la cabeza y la espalda consolándole.
-No te agobies por eso, Jim, se que es duro, pero… no dejes que tu vida se destroce por culpa de una simple mujer. Puede que para ti sea la mujer más importante del mundo y que solo tengas ojos para ella, pero lo único que conseguirás es volverte loco.- Le miré y le sequé las lágrimas, me incliné hacia delante y le besé en la mejilla cariñosamente.
-Sssh… puedes contar conmigo para lo que quieras.



JIM
Sonreí cuando dijo eso y me besó en la mejilla, la volví a abrazar y la besé yo también en la mejilla.
-Muchas gracias. –le dije al oído enterrando mi rostro en su pelo, para acabar con las lágrimas que ya no quería derramar.


ERIKA
Sonreí y respondí a su abrazo de nuevo.
-No tienes porque dármelas, de hoy en adelante tienes una amiga para lo que necesites.- Me reí levemente y me separé un poco para mirarle a la cara secándole las últimas lágrimas.
-Así me gustas más, sonriente.- Esbocé una amplia sonrisa y le agarré de la mano.
-Vamos, tenemos muuuucho que hacer.- Tiré de él sin soltar su mano. Ahora más que nunca necesitaba mi apoyo, ya que los demás iban a su royo.



JIM
Sonreí y la seguí, tenía razón, había mucho que hacer, y no podía pensar sólo en mí. Erika estaba haciendo eso por mí cuando yo sólo la estaba molestándola siempre, verdaderamente era una amiga, y yo nunca lo había sabido ver.
-Muchas gracias, Erika.

ERIKA
Le miré caminando a su lado y sonreí.
-No seas tonto, lo hago porque te aprecio y no me gusta verte sufrir.- Le guiñé un ojo sonriendo.
-Aunque después nos hagamos travesuras.- Me reí y empecé a hacerle cosquillas.
El cachondeo terminó cuando vimos correr a Saya hacia nosotros, la perseguían unos soldados de Draco.
-¡Oh, mierda! ¡¡Corre Saya!!-Tiré de Jim.
-¡¡Vámonos, tenemos que avisar a Kara y a Neo!!- Corrí junto con Jim mientras Saya nos pisaba los talones.


SAYA
Recolectaba algo de carne y de fruta para el viaje, ya tenía el trabajo medio hecho y aliviada por que Kai no estuviese aquí, me dolía tener que dejarle encadenado, pero mejor prevenir que curar.
Iba a pagarle al tendero cuando una bala me atravesó la mano de lleno.
Miré de donde había venido aquella bala y vi a un grupo de 5 soldados apuntándome. Sin decir nada, eché a correr alertando a Jim y a Erika, a los primeros que encontré.
-¡¡Todo el mundo a cubierto!!- las balas volaban a mi alrededor e intentaba esquivarlas.
-¡¡A la Quimera, vamos!!- Gemí de dolor cuando una bala me rozó el costado derecho, caí de rodillas pero en seguida me levante, tenía la mano ensangrentada y ahora el costado.


JIM
Casi no me había percatado de lo que había pasado. Erika tiraba de mí hacia la nave, mientras Saya nos seguía, perseguida por seguidores del ejército.
-¡Espera, Erika! ¡Hay que ayudar a Saya! –volví la cabeza para mirarla, estaba en el suelo.
-¡¡Saya!! –me solté de la mano de Erika y corrí a ayudarla, se había levantado sola.
-¿Estás bien? –pregunte histérico. La cogí de la mano y tiré de ella.
-¡Vamos, corre! –alcé la mano, haciendo que unos rayos saliesen de ella, cayendo en el lugar donde estaban nuestros enemigos. No me detuve a ver a cuantos había barrido, y seguí corriendo, tirando de Saya.



SAYA
Jim corrió hasta mí y me agarró de la mano para ayudarme. Corrí junto a él y justo cuando llegamos a la nave, le empujé dentro. Neo apareció junto con Kara que entraron justo después que yo.
-¡Neo, sácanos de aquí!- Me empujó para quitarme del medio dándome justo en la rozadura del costado. Cerré los ojos con fuerza mientras los soldados que quedaban en pie seguían disparando. La Quimera despegó alejándose de la isla del metal. Respiré más tranquila al ver que la única que estaba herida era yo… como no.



JIM
Ya estábamos todos dentro de la nave y a salvo.
-¡Saya! –corrí a su lado y miré su herida.
-¿Estás bien? ¿Te duele mucho? –estaba muy nervioso y me había olvidado del resto de la tripulación, pero ella era la que estaba herida.
-Ven, te curaré la herida. –dije tirando de ella con suavidad.


SAYA
Jim estaba histérico, se acercó a mí y dijo que me curaría.
-Jim, tranquilo estoy bien, solo es un rasguño, se curara en seguida.- Me miré el costado y luego la mano.
-Vaya, no era bastante con los demás agujeros.- Bromeé para relajar el ambiente.
Me senté en una silla y me despojé de los cinturones y de la pechera. Me subí un poco la camiseta para no pringarla de sangre y miré a Jim.
-Hazme un favor, desinfecta y después tapona sin miedo.


JIM
La llevé hasta el puesto de mandos y saqué el botiquín con las manos temblorosas, estaba muy nervioso. La habían herido y por poco la matan… Inspiré hondo para calmarme y me acerqué a ella. Saqué una gasa y agua oxigenada para desinfectar la herida. Lo pasé por la herida quitando la sangre, pero no me gustaba hacerla daño.
-¿Te... te hago daño?


SAYA
Sonreí y miré como Jim me pasaba la gasa por la herida.
-No me haces daño, tesoro, eres muy dulce.- Sonreí hundiendo el vientre por el escozor.
-Se me curará en seguida, tranquilo.- Cogí una tira larga de venda y me la enrollé en la mano en una especie de guante.
-Tápala ya, Jim, mañana me la miraré más a fondo.- Le entregué un par de gasas para que me las colocase encima del costado y así evitar que entrara alguna infección.



JIM
Le curé la herida con cuidado, y posé las gasas, agarrándolas con esparadrapo. Tragué saliva.
-Siento no serte de mayor ayuda. –me disculpé.
-Déjame mirarte lo de la mano.

SAYA
Me levanté cuando me tapó la herida del costado.
-No, déjalo, voy a ver a Kai, estará nervioso por lo que acaba de pasar y no estaba en muy buenas condiciones.- Sonreí a Jim.
-Muchas gracias, me has servido de gran ayuda.- Sonreí de nuevo y me dirigí al pasillo camino del camarote de Kai… a ver con lo que me encontraba yo.


JIM
Ya se iba… Le había curado la herida y ahora se iba con Kai… Me quedé quieto en el sitio. Me senté mirando la gasa con su sangre. Me llevé la mano a la cara, me perdía la cabeza, y no podía seguir así. Apoyé la cabeza en la pared con los ojos cerrados.

1 comentario:

  1. Genial!!! pobre Jim... con lo majo que es él, ¿os he dicho ya que me encantan los tiros?

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