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jueves, 20 de agosto de 2009

Misión Cumplida.




JAMES
Todo marchaba bien, pronto el reino de mi padre será mío, y no solo el reino de las sombras, sino, el planeta entero, seré dueño del universo en cuanto esos rebeldes de pacotilla neutralicen al desgraciado de mi padre… No sé como un “ser” como él pudiera engendrarme a un Dios como yo, es irónico, pero verdad.
El plan de mi padre era tan retorcido y siniestro como lo es él, pero patético a la vez. Solo a un necio se le ocurriría tal sarta de idioteces como intentar hacer funcionar el arma sagrado con almas inocentes, ¿y quienes mejor para tener esas almas? Los niños, claro está.
Mi padre quería poseer el arma, pero el está corrompido por la maldad y la oscuridad al igual que yo, ninguno de los dos tenemos el “poder” de manipular los tesoros, así que, me mando traer a todos los niños de los reinos conquistados y que quedan por conquistar, como por ejemplo el del hielo. Me imagino la cara de ese maldito reycito cuando se entere que me he levado a su hijito, se pondrá furioso y vendrá a por mí, ciego de venganza y rencor, justo en ese momento será cuando me lo quite de en medio.
Conducía mi nave pasando las fronteras camino al reino de mi padre. Llevaba a bordo a veinticinco niños, cada uno de un país, reino o localidad distinta, los había sedado y maniatado con cadenas en las celdas. No es que me dieran miedo un par de niñitos, pero nunca se sabe, estos críos saben mucho y podrían armar una buena si alguno consiguiera escapar.
Con que niños, ¿eh? Mi padre no sabía lo que yo y lo que seguro que era lo correcto en cuanto al funcionamiento de su arma. No necesitaba niños, sino a los cinco elegidos que emprendieron la tarea de recuperar los tesoros hace casi más de seis años. Dentro de esos seis, está mi objetivo principal: Kai.


KAI. JR
¡Jo! Como me dolía la cabeza, seguro que era por el golpetazo que me dio aquel hijo de p***, me voy a callar, seguro que a mamá no le gustaría oírme decir tacos, ni a papá tampoco, pero el no está tan pendiente de mí como mamá.
Abrí los ojos despacito, la cabeza me hacía “pum, pum, pum, pum” sin parar. Me asusté al notar que algo frío me caía por detrás de la cabeza, por el cuello, intenté mirarme, pero no podía, estaba… estaba ¡atado! Me habían atado con cadenas, Sacudí las manos, pero estaban muy fuertes, así que, recordé un truco de magia que me enseñó papá. Cerré las manos con fuerza y congele las cadenas soltándome.
-¡Bien!- Grité contento y dando saltos. - ¡Se lo contaré a papá cuando le vea, seguro que se pone contento!- Me tapé la boca y miré a todos lados, no quería que el chico sombra me pillara.
-Ups… - Me coloqué la chaqueta vaquera que me regaló mamá y miré una puerta roja que había en la pared. Estiré el brazo, pero el agarre estaba muy alto.- Joliiiiiiin- Di un salto, pero tuve la mala suerte de pisar una caja y tropezarme cayendo de culo. Hice mucho ruido, así que corrí y me escondí debajo de una mesa tapándome con un par de mantas viejas y llenas de caca que estaban en el suelo. Escuché atentamente por si venía alguien.


JAMES
La nave se acercaba cada vez más al área de aterrizaje, descendí con sumo cuidado bajando la palanca de seguridad. La nave no acababa de tomar tierra cuando escuché un estruendo procedente de las celdas, ¡mierda! Uno de los niños había escapado.
Me levanté de un salto de mi puesto y me dirigí a las celdas. En efecto, uno de los niños se había liberado de las cadenas, nada más que el hijo de Kai, ¿dónde estaba ese condenado niño?
Miré las cadenas, las había congelado por completo, claro, me lo esperaba siendo hijo de quien era.
-¿Kai? ¿Dónde estás, pequeño? – Pregunté mirando a mí alrededor en busca del mocoso… pero nada, ni rastro, el muy desgraciado había desaparecido.
Suspiré frustrado, pero algo me decía que el niño seguía ahí, en ese mismo cuarto.
-No me iré de aquí hasta que tú no salgas y te lo aseguro, tengo todo el tiempo del mundo.- Pensaba que así le incitaría a salir, pero ese criajo era listo, y como me lo esperaba, tenía más paciencia que yo.


KAI. JR
Me tapé la cara cuando e chico sombra entró en la celda, me llamó, pero yo no dije nada, me tapé la nariz para que no se escuchara mi respiración. Miré debajo de la mesa y le vi de espaldas a mí, no me había visto, menos mal. Dijo que estaría ahí todo el tiempo, pues vale, mi padre me enseñó a tener paciencia. Volví a taparme con la manta y cerré los ojos esperando a que perdiera la paciencia y se pusiera a gritar y a tirarse de los pelos como un loco.
Al pensar en ello, me entró la risa y tuve que taparme la boca para que no me oyese, me quedé en silencio un momento por si me había oído. Retiré la manta un pelín y grité al encontrármelo cara a cara. Quise salir corriendo, pero me alcanzó antes agarrándome de la chaqueta. Me levantó en el aire y me miró sonriendo de una manera que daba miedo.
-¡Suéltame!- Le miré y dejé de gritar.- Estoy mirando a un tío guarro y feo.- Le metí un dedo en el ojo haciendo que me soltara, corrí hacia la puerta y salté intentando llegar hasta el pomo, pero no podía por más que saltaba. -¡Jo! ¡No llego! – Miré hacia atrás y vi como el chico venía hacia mí de nuevo.

JAMES
Le atrapé, el muy asqueroso estaba escondido bajo la mesa de tortura envuelto en una manta vieja y sucia, chico listo… al igual que crédulo.
Le atrapé y le alcé a la altura de mi rostro.
-Te cacé.- Dije esbozando una sonrisa siniestra. Me llamó feo y para colmo me metió el dedo en el ojo derecho, genial.
Le solté y me froté el ojo intentado saber donde estaba. Una vez recuperada la visión de mi ojo, pude distinguir como el piojo intentaba alcanzar el pomo de la puerta, el mico era muy bajo. Me reí y me acerqué alargando mis brazos.
-No escaparás, niñito.- Le tenía, no iba a hacerse con la suya, me reí con más fuerza y me paré de repente abriendo los ojos como platos.
- Un… momento…- Dirigí la mirada hacia mis piernas, ¡ese crío me las estaba congelando! Le miré con odio y pude ver en él un atisbo de burla como el de su padre, eso me hizo enfurecer aún más.
-¡Nooooooo! ¡Desgraciado! ¡No escaparás!- Intenté moverme, pero era inútil.


KAI. JR
¡Jopelas! ¡Le había congelado las piernas!
Sonreí y le saqué la lengua haciendo pedorretas. Me reí salí de las celdas, ¡por fin logré abrirla! Corrí por el pasillo hasta llegar a una sala donde había unas naves grandes y amarillas.
-¡Anda! ¿Y esto?- Me acerqué a una y me subí a la cabina donde estaba en timón, creo que así se llamaba, apreté un botón y la nave rugió como lo hacía Tigre. –Ups… creo que no debería haber apretado el botón.- La nave se movió una compuerta se abrió hacia abajo, vi todo el cielo.
-Señoras y señores… abróchense los cinturones.- Me puse el cinturón y el casco agarré el timón y miré todos los botones de alrededor.
-Guau…. ¿Cómo funcionará esto?- Empujé hacia delante los mandos y la nave salió disparada hacia el exterior.

-¡Creo que ya lo seeeeeeeeeeeeeeeeeeee! ¡WOOOOOOOOO!- Agarré con fuerza el timón y volé lejos del chico sombra.

3 comentarios:

  1. Weno chicas, como siempre genial!!! estoy superenganchada a vuestra historia, espero que la retomeis pronto, que ya no me quedan uñas para morderme!!XDD BSSS

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  2. Chico listo, dedos en ojos, plama de la mano en nariz y rodilla en paquete, depués corre y grita fuego, que si no la gente no sale a socorrerte.
    PD. ese niño es como el que se escapó de la iglesia en le coche familiar.

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  3. Jajjaa, ya entiendo xk habeis elegido el de Star wars para que hiciese de Kai Junior ^^ jaja!! Muy bueno el capitulo

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