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martes, 25 de agosto de 2009

Capítulo VI- ACAMPADA

Y he aquí el capítulo VI después de unas laaaargas vacaciones por mi parte, siento haberos dejado con la intriga ^^ (voy a tener que hablar en singular la próxima vez, esto sólo lo lee una persona...)

KAI
Había reunido a toda la tripulación a las puertas de la Quimera, debía comunicarles dónde nos hospedaríamos. Yo siempre había preferido la ciudad, pero sabiendo donde estábamos no podía desaprovechar la oportunidad de volver al sitio donde guardaba un buen recuerdo con Saya.
-Vale, tripulación, -comencé- la Quimera, muy a mi pesar, está en obras por un duro ataque, como todos bien sabéis, y no podemos dormir aquí por el ruido de las obras y… porque la pared de casi todos los camarotes da al aire libre. Podríamos hospedarnos en el hotel de la ciudad, pero he pensado que hacer un poco de campo no nos vendría mal a ninguno. Hay una pequeña reserva para refugiados en el interior del bosque, donde hadas y silfos acogen a los viajeros en tiendas. Iremos allí. –declaré, cogiendo mi bolsa con mis pertenencias y cargándomela al hombro.
-Vamos allá.



JIM
El Jefe había declarado que dormiríamos en el bosque, lejos de la tecnología, ordenadores, electricidad… Ay… mi gozo en un pozo… Bajé los hombros afligido y cogí mi mochila echándomela a la espalda y vi a Saya, que me saludó con la mano sonriendo, giré la cabeza sonrojado, levanté la mano en señal de saludo, de forma tímida. ¿Lo hacía aposta?

Eché a andar detrás de Neo, intentando librarme de la vista de Saya sin que ella se diese cuenta.


SAYA
Kai había decidido ir a hospedarnos al bosque, sonreí levemente cuando recordé lo que pasamos él y yo en ese mismo sitio.
Miré a Jim y le saludé sonriente, giró la cabeza rápidamente, sonrojado. Miré a Tigre que portaba mi mochila en su lomo, no era muy pesada, pero había insistido en llevarla él.
-Vamos, cachorro, ya has oído al Jefazo.- Nos adentramos en el bosque, como no, yo iba la última, detrás de Tigre. Vi como Neo se paraba en medio del camino y sacaba una pistola, apuntaba a una pitón albina que se había atravesado en su camino. Me acerqué y aparté el arma antes de que disparase. Le miré y acto seguido me agaché y agarré a la serpiente que se enrolló alrededor de mi cintura y cadera sin presionar. Sonreí mirando a Neo.
-¿Te da miedo una simple serpiente?-Sonreí burlona y le di un beso en la cabeza al reptil dejándolo sobre una rama.


JIM
…Vale, definitivamente, esta mujer es rara. ¡¡Acaba de besar una serpiente, por Dios!! Abrí los ojos como platos. ¿No tenía miedo a un bicho que podía estrangularte en cuestión de segundos? He de reconocer que es una chica muy valiente. Respiré fuerte cuando dejó el reptil sobre un árbol, pues me miró y siseó. Retrocedí varios pasos.
-¿En serio tenemos que dormir aquí? –pregunté sin apartar la mirada de la pitón.




SAYA
Me reí de forma melódica cuando Jim se asustó al ver que la serpiente le siseaba. Me acerqué y posé una de mis manos en su hombro.
-Tranquilo, las serpientes son animales inofensivos, siempre y cuando no las apuntes con una pistola en toda la cara.- Miré a Neo devolviéndole la pistola y pasando por su lado.
-Toma, la necesitaras por si algún ratón se cruza de nuevo por donde pisas.- Dicho esto me puse en cabeza, al lado de Erika y detrás de Kai.



KARA
Me reí ante al comentario de Saya.
-Tiene razón, Neo, deberías estar atento por si hay ratas también por aquí, podrían atacarte, llevarse tus dientes y hacer contrabando con el Ratoncito Pérez.
Posé la mano en su hombro y le di un beso en la mejilla.
-Es broma, yo te protegeré de roedores. –dije sacando una de las pistolas de mi cinturón.
-Bum.


NEO
Saya agarró a la serpiente y encima la besó en la cabeza como si de un cachorro se tratase… A decir verdad, estaba bastante provocativa besando un animal tan peligroso.
-Ja, ja…- Seguí caminando y entonces fue cuando Kara le siguió la broma a Saya.
-Guárdate eso para volarle la cabeza a una que yo me sé.- Dije fulminando con la mirada a la ninfa.
-Aún no sé que hace aquí.- Gruñí, pues era una pesadilla de mujer, la odiaba cada vez más, si no la mataban pronto lo haría ya tirándola desde la Quimera, a ella y a su perro.


KAI
Miré a Neo de reojo, estaba hablando mal de Saya. Ella sabía protegerse solita, pero sentía el impulso de defenderla.
-¿Te importa, Neo? –me giré y le miré.
-Saya nos salvó a todos del ataque de James y ahora forma parte de la tripulación, harías bien en guardarla respeto. –lo dije serio, pero no de forma amenazante, no quería empezar una pelea con mi amigo.


NEO
Kai salió en defensa de Saya, como esperaba, el Jefe aún estaba enamorado de esa infeliz arpía.
-¿Qué nos salvó? Kai, es una pesadilla de mujer, no debería estar entre la tripulación, traerá muchos problemas.-Miré a Saya.
-No pienso dejar que vuelva a embarcar en la Quimera, ni ella ni el chucho.-Me crucé de brazos mirando a Kai.
-Te dije que te prestaría mis servicios como piloto junto con mi nave si no había ningún incidente ni acababa destrozada, pues bien, mi nave está hecha trizas y todo por culpa de ella.- Señalé a Saya, el chucho gruñó enseñando la fila de enormes dientes.



KAI
-Dame un solo motivo para que eche a Saya de la Quimera, Neo, ella no ha tenido ninguna culpa, ¿no lo entiendes? Fue ella la que descubrió que el barco no era de mercancías, gracias a ella hemos dado con James y he podido debilitarle. ¿Qué te ha hecho mal a ti? –le pregunté de forma amable, él estaba nervioso y lo último que necesitaba es que miembros de la tripulación discutiesen.



SAYA
Kai me defendió, se lo agradecí, pero yo sola me las apañaba bien.
Me puse entre Neo y Kai.
-Está bien… Parad… Joder, parecéis críos.-Miré a Neo.
-Está bien, Neo, tu ganas, no volveré a embarcarme en la Quimera.-Miré a Kai, seguro que se negaría, pero antes de que dijera nada hablé yo.
-Déjalo, Kai… no hay nada más que hablar.- Volví a reanudar la marcha firme y a paso ligero.


KAI
No me dio tiempo a responder cuando Saya aceptó a no volver a embarcar en la Quimera. Me crucé de brazos y miré a Neo, esta vez enfadado.
-Hablaremos más tarde. –dije secamente, siguiendo a Saya.
-Saya, Saya, ¿qué haces? ¿Qué pretendes con eso, eh?




SAYA
Kai me siguió y se situó a mi lado. Él creía que me conocía, pero no sabía mis trucos de persuasión.
Le miré y arqueé una de mis dejas esbozando media sonrisa.
-Si piensas que me voy a ir de la Quimera vas listo, aún me queda mucha guerra que darte.-Le contesté de forma que los demás no me escucharan.
-Solo lo he dicho para que se callara, es peor que un niño, y yo tengo uno en casa, es mejor que les digas que sí. Estarán contentos.-Sonreí y miré al frente.
-Me colaré de nuevo en la nave haciéndole creer que yo me he quedado en tierra.




KAI
Esa mujer… era un caso perdido, ya no sabía qué hacer con ella, me tenía frito. Sonreí cuando me contó su idea.
-Oh, ahora te dedicas a delinquir, eh, muy bien, ya tengo algo que contarle a Kai cuando volvamos a casa: Oye, hijo, ¿sabes que tu mamá es una ocupa? Debe hacerle gracia. –sonreí y miré al frente, a penas quedaban un par de kilómetros para llegar.
-Ya casi estamos. –dije mirando hacia atrás, para que la compañía se enterase.



SAYA
Sonreí sobre lo que me había dicho Kai, miró a los compañeros avisándoles de que estábamos a punto de llegar.
-Si, y yo le contaré como su padre se dedica a plantarme plátanos en la cabeza.-Me reí levemente recordando la escena. Le miré inclinando la cabeza a un lado.



KAI
-Oh, como si tú te librases de ello, me tiraste un tomate en mal estado, mala persona. Y no contenta con eso, luego me devolviste el plátano. –puse los ojos en blanco.
-Qué pena damos, de verdad. –dije, mientras caminaba entre la maleza, cada vez había más vegetación, signo de que estábamos cerca.



SAYA
Me echó en cara lo del tomate, pero no le di importancia, pues había sido un momento divertido tanto para él como para mí.
Sonreí y le agarré del extremo de su manga un momento, pero en seguida le solté. Suspiré y bajé la cabeza. Al rato llegamos por fin al pueblo de las hadas, donde una vez, mis amigos y yo paramos a descansar. Había hadas de todos los tamaños y colores, silfos cantando y tocando instrumentos, y me fijé que también alguna que otra ninfa se paseaba desnuda o con ropa muy ligera. Seguro que habían venido aquí a refugiarse.
En cuanto llegamos nos dieron la bienvenida y se ocuparon de nuestro equipaje, nos asignaron a cada uno una tienda al lado de un manantial de aguas frías y transparentes. A las mujeres nos dieron ropa limpia y como no, típica del lugar, muy ligera y casi transparente.
No se las demás, pero como naturaleza de ninfa me gustaba vestir así.
Salí de mi tienda con un vestido azul cielo de seda muy fina, resaltaba mi figura y mis curvas, pues la espalda la llevaba completamente al aire al igual que mis piernas. Miré a Erika, pues se sentía incomoda con esa ropa, sonreí y me acerqué al manantial e introduje la mano dentro.



KARA
Nos vistieron con seda, menudo lujo. A mí me dieron un traje blanco transparente que no me cubría más que el torso. Llegaba mínimamente a los muslos y era de tirantes, enseñando toda la espalda, como el de Saya.
-Oye, parecemos griegas, ¿y esta ropa? –le pregunté a ella agarrándome del vestido.



SAYA
Me erguí y la miré.
-Es la ropa típica del lugar, si te fijas, todo el mundo aquí presente la lleva.-Sonreí y miré a Erika, estaba sentada con las piernas encogidas contra el pecho, nos miró y acto seguido entró en su tienda y la cerró.
-No está acostumbrada, ¿verdad? Aún es una niña, cuando yo vine por primera vez, tenía más o menos su edad, me costaba mucho mostrarme en público con esta ropa, pero…- Me encogí de hombros y me senté sobre una roca.



KARA
-Sí, aún es un poco joven, pero yo no sabía que este tipo de cosas le avergonzasen, la verdad, a ella le gusta vivir al límite. –dije sentándome sobre una roca con las piernas cruzadas.
-¿Tú participaste en la guerra de los elementos? –cambié de tema totalmente, pero necesitaba saberlo.


SAYA
Asentí y la miré.
-Si, participé… pero no es algo de lo que me sienta orgullosa… Para mí no hubo ni ganadores ni perdedores, solo vencidos, y muertos… la mayoría amigos.-Cerré los ojos y recordé, los gritos, la sangre, todas las vidas que arrebaté…Miré el suelo apoyando los codos sobre mis rodillas llevándome la mano a los labios.
-En definitiva, todo salió bien… o eso creíamos.- Suspiré y me erguí aún sentada, alcé los brazos por encima de mi cabeza y me estiré.



KARA
Yo también participé en la guerra, aunque en la primera batalla fui retirada por serias heridas, así que no pude estar mucho tiempo.
-Sí, supongo que salió bien, pero no del todo. Quedaron algunos sombra diciendo convertirse, pero no se yo… Y…oí el rumor de que había sombras en nuestras filas, ¿es eso cierto? –más valía que no, o me pillaría un rebote de aupa.


SAYA
-No todos los sombras lucharon en el bando enemigo, algunos tenían intenciones buenas y no deseaban hacer daño. Y otros, sencillamente se retiraron porque tenían familias a las que proteger o no querían involucrarse en la batalla.- Le dije a Kara mirándola.
-Había mucha gente que pereció en la guerra, y mucha era inocente. Tanto nosotros como ellos fuimos crueles, pues matábamos sin mirar, sin importarnos a quién, si era un padre de familia, un hijo, si tenía esposa… Era mucho el odio que sentíamos hacia ellos, rencor por lo que nos hicieron.- Guardé silencio apoyando la barbilla en mis rodillas.



KARA
Imité su posición.
-Sí, fuimos muy crueles, tanto ellos como nosotros. Pero ellos querían dominar solos el mundo, y no podíamos consentirlo, y ellos no podían consentir que los aniquilásemos, por eso entramos en guerra. Mi novio y mi hermana perecieron allí, igual que sus familias, y nosotros aquí seguimos. Será suerte, o el destino, el caso es que nosotros nos hemos librado mientras que ellos yacen bajo tierra. –dije, con rabia, el haber perdido a mis seres más queridos en esa guerra no me hacía ninguna gracia.





SAYA
No dije nada, era duro perder a los seres más amados y lo más seguro es que otra batalla entre los grupos rebeldes y el ejercito de Draco sea ejecutada.
Suspiré y me acordé de mi hijo… Me gustaría poder abrazarlo una vez más, sentime madre por última vez, pues lo que se avecinaba era mucho más duro que cualquier guerra anterior a estos años.
Me levanté y me volví a estirar.
-Bueno, eso ya son cosas pasadas, no es bueno dejarse dominar por cosas del pasado, yo lo veo así, las cosas pasan por alguna razón, a veces buena y… a veces malas.-Dicho esto me alejé para volver a mi tienda.



NEO
Me asignaron una tienda un poco alejada, pero me gustaba la tranquilidad. Salí para tomar algo de aire fresco, pues por el día había hecho mucho calor pero por la noche se estaba de lujo.
Me senté al lado de Kara, pues estaba algo distraída, la miré bien y sonreí.
-Estás preciosa, nena.-Me senté y la miré.
-¿Te pasa algo? ¿Te ha dicho algo esa tía? Porque voy y me la cargo, ¿eh?-La acaricié el hombro con un dedo.



KARA
Sonreí cuando Neo se sentó a mi lado.
-Gracias, nene, tú tampoco estás nada mal. –me agarré de las piernas y miré a la hoguera que se extendía en el centro del campamento. Era grande y alta, me encanta el fuego, tiene lógica, ¿no?
-¿Eh? No… sólo hablábamos de la guerra. –dije simplemente, no quería volver a dar detalles.



NEO
Asentí y pasé uno de mis brazos por detrás de su espalda y posando la mano en su cintura, la arrimé a mí haciendo que apoyara su cabeza en mi hombro, la di un beso en la frente con cariño y la sonreí.
-No te preocupes, princesa, estoy aquí para protegerte, tu a mi de las ratas y yo a ti de los gamberros.-Me reí levemente acariciándola el brazo.



KARA
Esbocé una dulce sonrisa, me había juntado a él y me daba mimitos, qué cariñoso estaba. Pasé mi mano hasta su cintura abrazándole, alcé la cabeza y le di un beso en la mejilla.
-Pero qué rico eres, madre. –le acaricié el brazo.
-¿Ves? Cuando no, eres un soso, pero cuando quieres eres un peluchito mimosín… -dije haciéndole carantoñas en la nariz.



NEO
Sonreí y la agarré la mano con la que me daba toques en la nariz a modo de carantoña.
-Quieta.-Dije con dulzura, la tenía agarrada de la mano entrelazando mis dedos con los de ella, la miré y sonreí. Era muy hermosa y estaba empezando a perder la cabeza por ella. Seguro que ella no sentiría lo mismo, pues su manera de ser era no atarse a nadie.
Suspiré y la volví a besar en la frente.
-Deberías ir a descansar, ha sido un día algo duro para todos.



KARA
Pero qué cariñoso estaba ahora, ¿estaría feliz? No hacía más que darme mimos y caricias, y cosas bonitas… Ay, madre, qué incomprensibles son a veces los hombres. Bueno, mejor, digo yo. Me levanté tirando de su mano, me mordí un dedo juguetona.
-¿Duermes conmigo? Este sitio es desconocido para mí… y no me apetece dormir solita… -dije en plan adolescente tonta, yo nunca había sido de esas… así me había tirado la adolescencia, repartiendo hostias como panes.



NEO
Se levantó haciendo que yo también me levantara, me miró juguetona imitando a una quinceañera miedosa. Sonreí y asentí a su petición, me acerqué hasta quedarme en frente de ella y sin importarme quien nos viera, la besé agarrándola de la cara con una mano.
-Que causalidad, a mi tampoco me apetece dormir solo.-Sonreí y la dí un beso corto.



KARA
Sonreí, le cogí de la mano y le guié hasta mi tienda, era una de las más pequeñas, más diversión… Le abrí la puerta y cuando fue a entrar le empujé dentro riéndome. Acto seguido entré yo y la cerré.



KAI
Llevaba un buen rato dando vueltas por todas partes, asegurándome de que el perímetro era seguro, Jim me había acompañado y ahora volvíamos al campamento. Supuse que Saya seguiría levantada, pero parecía que se había ido ya a dormir. Me senté sobre un tronco y miré a mi lado, donde estaba Jim. En ese momento me imaginé que era Edward, y me reí, tenía gracia, hace años estaba en el mismo sitio, en la misma situación con él, solo que ahora, en vez de él, ocupada su lugar el pequeño Jim. Estaba distraído y yo aburrido.

Miré la tienda de Saya.
-Hasta mañana, Jim. –me levanté y me dirigí a ella. Abrí con cuidado y asomé la cabeza.
-¿Hola?


SAYA
Escuché la voz de Kai, estaba sentada en lo que en cuestión es la “cama” que resultaba ser una especie de colchón.
-Pasa, como si estuvieses en tu casa.-Sonreí irónica y me levanté.
-¿Tú tampoco puedes dormir?-Pregunté, pues yo no podía dejar de pensar en mi pequeño Kai.
-Estaba pensando en Kai… le echo de menos.-Suspiré agarrándome de un brazo.



KAI
Sonreí y pasé dentro, cerrando. Me senté frente a ella, la coloqué entre mis piernas y la abracé, apoyando su cabeza en mi pecho.
-Normal, el instinto maternal tiene cosas que… bueno, tienes a tu hijo a kilómetros y le echas de menos, y más cuando sólo tiene seis años, tiene sentido. –dije acariciándole la espalda para consolarla.




SAYA
Se acercó y me sentó entre sus piernas apoyándome en su pecho. Me acarició la espalda consolándome, pues en esos momentos no me encontraba muy subida de ánimos, y más después de hablar con Kara sobre la guerra. Me acordé de mi hijo, pues le añoraba bastante, solo tenía seis años y se encontraba en el reino del hielo, solo, sin su madre. Cerré los ojos y suspiré rodeando la cintura de Kai con mis brazos y poniendo mis piernas sobre las de él. Agradecía el que él estuviese ahí conmigo, aun que estuviésemos separados y no fuésemos nada, pero compartíamos algo en común, nuestro hijo.
-No debería haberme ido de su lado, es muy pequeño… nos necesita. -Alcé la cabeza y le miré, seguro que notaba la preocupación reflejada en mis ojos, pues ese era mi fallo, dejaba que se notasen mis sentimientos a través de mis miradas. Esa era la razón de porque Kai me conocía tan bien.
Como siempre, me sumergí en sus ojos azules, pues cada vez que clavaba mis ojos en los suyos me quedaba un buen rato como hipnotizada.
Sacudí la cabeza y me levanté.
-Deberías irte ya, es tarde y mañana hay cosas que hacer. -Me acerqué a la entrada y abrí, no quería que se fuera, pero tampoco que ocurriese nada más entre nosotros, pues siempre pasaba lo mismo, nos cabreábamos y a los dos días ya estábamos haciendo el amor y… reconciliándonos. Era una rutina que debía acabar.



KAI
No era la primera vez que me rechazaba, pero esta vez fue… bastante fría, si se puede decir así. Me levanté apoyando la mano sobre la rodilla.
-Como desees. –dije simplemente. No quería que se sintiese incómoda, no conmigo. Por un momento llegué a pensar que lo nuestro podría arreglarse, pero era una ilusión estúpida, aún no había aprendido la lección.
-Hasta mañana. –dije pasando por su lado y saliendo.
-Y no te preocupes por Kai. Si ha salido a su madre, sabrá cuidarse solo. –me despedí con un movimiento de la cabeza y me dirigí a mi tienda.



SAYA
Asentí cuando se despidió, le miré con la cabeza algo baja.
-Hasta mañana entonces, y que descanses.- Dije y acto seguido cerré la cremallera de la tienda. Creo que el rechazo acontecido en la tienda le había dejado fuera de sí, pues nunca le había rechazado, es más, siempre me dejaba seducir y caía en sus brazos, esos enormes brazos y ese abdomen y… ¡Puf! Sacudí de nuevo la cabeza suspirando y me dirigí a la cama a descansar. Me dejé caer bocabajo y me tapé la cara con la almohada.



KAI
Definitivamente esta vez no iba a picar, y era algo que en el fondo agradecía. No soportaría de nuevo el perderla después de una estúpida discusión, habían sido ya muchas veces las que había pasado eso. Me llevé la mano al pecho. La máquina que ayudaba a mi corazón funcionar ahora no asomaba al exterior, se había acoplado dentro de la piel, dejando ver sólo una línea rosa sobre la piel. Parecía que Saya no se había percatado cuando me vio sin camiseta, y lo agradecí, ella sufría más que yo cuando recordaba que en un pasado yo… morí. Lo extraño es que los sabios quisiesen revivirme a mí.

Me adentré en mi tienda, dispuesto a conciliar el sueño pronto.



NEO
Abrí los ojos lentamente, sentía fresquito introduciéndose por debajo de la sabana de seda que nos habían proporcionado las hadas aquella noche. Me incorporé levemente y miré a mi lado, sonreí cuando descubrí a Kara tumbada desnuda y las finas sabanas a la altura de sus caderas. Recorrí con el dedo el contorno de su cintura repasando sus curvas con la yema casi sin llegar a tocarla del todo. Bajé la sabana un palmo más hasta dejar al descubierto los cachetes de su culo respingón. Sonreí y me quedé mirándola sin decir nada. La contemplé y me quedé con cada movimiento que hacia, con su respiración… era una suerte tener a una mujer así a mi lado.



KARA
Aún no estaba del todo consciente cuando noté algo recorrerme por el cuerpo. Por un momento pensé que sería un asqueroso bicho, pero la somnolencia me hacía jugar una mala pasada, era él… el hombretón que tenía al lado, que me estaba haciendo caricias y jugueteando con la silueta de mi cuerpo. Sonreí y abrí los ojos, le vi mirándome de arriba abajo, me mordí el labio.
-¿Me miras a mí, o es que te has quedado embobado, Action Man?


NEO
Se despertó al poco y me miró mordiéndose el labio.
Esbocé media sonrisa.
-¿Action man? Creo que me confundes, preciosa, yo soy el Ken Playboy.- Sonreí y busqué mis calzoncillos por el suelo destapándome por completo.



KARA
Pero qué hombre… Vaya pecho, vaya espalda, vaya culo, vaya… Grr. Alargué la mano hasta agarrarle uno de los cachetes.
-Pues nada, Ken, habrá que levantarse. –agarré el vestido y me lo coloqué sobre el cuerpo.
-Venga, muñeco de Lego, que hay una nave que visitar, quizá la tengan arreglada ya, no sabes como son de mañosos estos silfos. –salí de la tienda.


NEO
Sonreí y vi como abandonaba la tienda, es verdad, Quimera había resultado estar hecha una porquería, pero no importaba, hoy era un día de felicidad.
Kara y yo, ejem…congeniábamos muy bien y para colmo Saya… bueno, la arpía, no iba a embarcar en MI nave. Me da igual como se ponga Kai, esa tía, por llamarla de alguna manera “fina”, no pisaría MI nave nunca más. Salí de la tienda vestido y con el equipaje, Jim y Erika discutían porque resulta que les había tocado dormir en la misma tienda, la excusa era que no quedaban más tiendas individuales. Sonreí y respiré hondo esperando a Kai.


KAI
Cuando terminé de ponerme las botas salí de la tienda rascándome la nuca. Me cargué la espada al cinto y salí al centro del campamento, donde me esperaba Neo. Kara paseaba con ese vestido tan… transparente por ahí, y los chicos estaban peleando de nuevo.
Me coloqué al lado de Neo conteniendo un bostezo en mi garganta.
-¿Nos vamos ya o tienes miedo a verla con las tripas al aire? –él sabía que me refería a la Quimera.



NEO
Kai salió de su respectiva tienda y se situó a mi lado. Le miré sonriente.
-Podemos irnos ya, Jefe, confío en esos silfos. Seguro que han hecho un buen trabajo.-Dije simplemente y me eché el saco tras el hombro.
-Vámonos ya.- Empecé a caminar en dirección al bosque con la conciencia tranquila de que Saya no nos seguiría.



SAYA
Salí de la tienda con mi indumentaria de siempre limpia y seca.
Miré a Neo que se marchaba con una sonrisa de placer en los labios, puse los ojos en blanco y me crucé de brazos viendo como uno a uno se iban marchando. Erika me dedicó una sonrisa calurosa y Jim… bueno, me miró algo sonrojado.
Sonreí levemente y suspiré.



KAI
Eché una mirada a Saya. No sabía qué era exactamente lo que planeaba para entrar en la nave sin que Neo la echase de una patada en la boca. Suspiré y caminé tras mi tripulación, esperando que Saya tuviese las ideas claras, no me hacía gracia dejarla en tierra.



SAYA
Miré a Kai y bajé la cabeza a la espera de que desaparecieran en la espesura del bosque.
Esperé un par de minutos para dejar que Neo disfrutara de su “triunfo”.
-Ya he esperado demasiado.- Corrí y salté encima de la rama de un árbol, Tigre me seguía de cerca, pues era tan rápido como yo y muy silencioso gracias a unas almohadillas en la planta de sus garras que hacía que el más mínimo ruido desapareciese. Seguí corriendo y saltando por las ramas hasta alcanzarles, me escondí entre las copas y esperé otro poco hasta que llegasen al puerto junto con la nave.
Quimera estaba perfecta, parecía nueva, Neo se acercó a uno de los silfos y les pagó mientras los demás embarcaban, esta era la mía. Sonreí y me bajé del árbol, vigilé que Neo no se girase y me viese. Me agazapé tras unos barriles y esperé a que embarcara él también.
Justo cuando la compuerta se cerraba, salté seguida de Tigre y nos colamos de nuevo en el lugar donde había comenzando todo: en la bodega.

3 comentarios:

  1. Bien capi nuevo xDD!! ya os echaba de menos. Vuestra historia como siempre genial!! Me encanta la pareja Neo/Kara, esperemos que se lo empiecen a tomar en serio!! jaja ya tengo ganas de ver el siguiente capi, subidlo pronto profisss besitoss!!!

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  2. Esto....sabeis donde compran la ropa las hadas?... ¿igual en Gucci?
    PD. como siempre Kai se sale

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  3. genial la pareja de NEo y Kara *0*!!! Son mis preferidooos!! Siento decirlo pero... KAi me cae muy gordo ¬¬ esta genial esta historia!! ^^

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