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martes, 1 de septiembre de 2009

Capítulo XVI - SE ACABÓ LA FIESTA

A mí personalmente me encanta este capítulo, pasadlo bien, jojojo ^^

KAI
Llegamos al castillo más tarde de lo previsto, y cuando entramos estaba todo plagado de gente vestida con todo tipo de disfraces. Al menos íbamos a pasar desapercibidos, había gente que iba mucho más cantosa que nosotros. Nos dispersamos, yo me quedé cerca de la puerta, apoyado en la pared, justo al lado de la mesa de bebidas.



SAYA
Entré después de Kai, el palacio era enorme y estaba hasta arriba de gente disfrazada, todos con máscara, seguro que nos confundíamos alguno, menos mal que Jim nos repartió comunicadores de oído para estar en contacto.
Nos dispersamos para encontrar a James, Kai se quedó en la puerta, Neo se fue a una esquina, cerca de la salida de emergencia, Kara cerca de lo que supuestamente era el trono, Jim se retiró cerca de la pista de baile y Erika se sentó en unos escalones, todo vigilado.
Yo me dediqué a dar vueltas por el recinto intentando detectar a James, pero nada, o ese todavía no había aparecido o se escondía muy bien.
Miré a Kai y me llevé una mano a mi oreja derecha conectando el comunicador solo para hablar con él.
-Te vigilo, ten mucho cuidado a quien muerdes, vampiro, las gitanas somos todas unas brujas. No te gustaría tener que lanzarte un mal de ojo.



KAI
Sonreí cuando Saya me advirtió, ¿estaba celosa acaso? Eso era muy poco común en ella, me hizo reír.
-Tranquila, reservo mis colmillos para su precioso cuello. –dije, mientras una mujer a mi lado me lanzaba miradas descaradamente.
-No te prometo que no se me lance alguna.



SAYA
Sonreí y seguí caminando.
-Pues mira, gasta el tiempo en morder a otras, por que mi “precioso cuello”, como tú dices, está fuera de tú alcance, nene.- Le contesté con una sonrisa triunfal en mis labios.
-Yo tampoco te prometo que no me lance a alguno.- Miré a un grupo de “caza-vampiros” que me miraban desde lejos.
-Y encima son caza-vampiros.



KAI
-Oh, con que prefieres un puñado de caza-vampiros burros y sucios que a este atractivo vampiro con ganas de sangre… Bien, tú sabrás lo que haces, luego no te arrepientas. –crucé los brazos sobre el pecho y miré con cautela a todas partes, aquel mal nacido debía estar por ahí.


NEO
Me estaba mareando con tanto disfraz, bostecé, pues era aburridísimo.
Me crucé de brazos y miré hacia la el centro de la sala, unas chicas, niñatas, me miraban y se reían o me saludaban como tontas. Puse los ojos en blanco y entonces fue cuando se me acercaron.
Iban disfrazadas de fulanas medievales, muy escotadas, con polvos blancos en la cara, corsé y faldas desgarradas.
-Joder…- susurré.
En seguida me vi rodeado y bombardeado a preguntas como “¿cómo te llamas bombón?”, “¿podemos hacer algo para complacerte?”



KARA
Estaba cerca del palco real, vigilando, mientras un montón de tíos pasaban delante de mí y me miraban, me silbaban o me decían burradas, a lo que yo siempre contestaba echándoles una mirada fulminante, lanzándoles un corte de mangas o mandándoles a paseo.
Jugaba con mi diadema con cuernos cuando alcé la cabeza y vi a Neo en la otra esquina, rodeado de fulanas. Sentí como me hervía la sangre. Estaban intentando conquistar a mi Neo. Él no era tonto, pero lo nuestro no era nada serio, quizá quisiese…
Fruncí el ceño, me levanté y atravesé toda la pista de baile a paso ligero. Llegué hasta donde las tías adoraban a Neo, y las aparté, colocándome delante de él.
-Eh, pedazo de perras, este hombre está pillado, ¿vale? Dejad de zorrear con él, es mío, ¿queda claro? Y ahora fuera. –me crucé de brazos mientras las chicas se marchaban cuchicheando.
Mis mejillas se ruborizaron, ¿qué diría Neo ahora?


NEO
Kara vino en mi ayuda, espantó a las fulanas y me liberó de ser violado.
Me crucé de brazos y la miré.
-Joder, Kara, cualquiera que nos vean van a decir que somos marido y mujer.- Sonreí y me percaté de que estaba colorada.
-Kara, antes, en la sala de máquinas, querías decirme algo, ¿verdad? ¿Por qué no lo haces?


KARA
Mierda, mierda, me había pillado. Me pasé la mano por la melena, apartándola a un lado, empezaba a tener calor por los nervios.
-Nada, fue una estupidez que me pasó por la cabeza, no te preocupes, no es nada importante… -me fui por el mismo camino, esquivando a la gente.


NEO
Como no, intentó huir. La seguí entre la gente hasta que la agarré del brazo y la atraje hasta un lado más despejado.
-Kara, cuéntamelo, ¿qué ocurre?- Me empezaba a preocupar de verdad.
-No tienes porque ocultarme nada, por favor… ¿qué te pasa?



KARA
Me dejó cerca de él, alejados del resto. ¿Pero cómo podía hacer eso? ¿Por qué lo hacía? Estábamos felices así, ¿por qué estropearlo? Desvié la mirada. Era cruel por su parte retenerme así.
-Te he dicho que no es importante. –me solté de su brazo.
-Y no vuelvas a hacer eso. –me aparté.


NEO
Se apartó, me quité el sombrero y acto seguido la agarré de la cintura, la arrimé a mí y la besé.
No era un beso como los de antes, que solo busca provocar para después disfrutar del sexo, no, ese beso iba cargado de sentimientos, para que se diera cuenta de que no solo buscaba su compañía física. Dentro de mí se estaban despertando sentimientos hacia ella que nunca pensé tener.



KARA
Me besó, era diferente a las demás veces, ¿se daría él cuenta de ello? Cerré los ojos, dejándome llevar, y rodeándole la nuca con los brazos, acercándole más a mí, acercando nuestros cuerpos. En ese momento me sentí… no podía describirlo.
Me separé ligeramente, apoyando mi frente en la suya.
-No insistas…


NEO
Sonreí y volví a besarla, fue un beso más corto.
-No me lo digas si no quieres, pero yo sé muy bien lo que te pasa, aunque no quieras reconocerlo.- Me separé lentamente de ella, cogí el sombrero y me lo puse de nuevo.
-Debería empezar a vigilar.- La guiñé un ojo y volví a mi puesto.



KARA
Me quedé paralizada. ¿Qué lo sabía? ¿¿Qué lo sabía?? ¡¿Y cómo era tan cabrón de dejarme así?! Ahora estábamos de servicio, pero en cuanto subiésemos a la nave, uh… la que le esperaba…
No pude evitar soltar una risotada, y volví a mi puesto, chocándome con un chaval que venía desde el otro lado, dándonos en el hombro.
-Mira por donde vas… Estos críos… -volví.


JAMES
Todo iba según el plan que mi padre había maquinado, todo el palacio estaba lleno de rebeldes pasándoselo en grande y confiados en que esa noche sería la mejor de todas.
Llegué junto a mi padre a eso de las nueve y media, como no, mi padre se quedaría al margen y me lo cargaría todo a mí, pues nada.
Como pensé, mi disfraz de hechicero pasó desapercibido entre la multitud. Mi mascara me cubría casi todo el rostro y era muy difícil que me reconociesen.
Al final de la sala, justo en la puerta principal pude distinguir una figura que me resultaba muy familiar. Me mantuve alerta y me aseguré de que aquella persona no fuese la que pensaba, aunque me encantaría…
Caminaba por la pista de baile cuando me golpeé el hombro con una tía con un aspecto que dejaba mucho que desear, parecía una prostituta.
No dije nada, tan solo seguí caminando, entonces vi a una chica, estaba sentada en los grandes escalones que conducían a los aposentos y los cuartos de los criados. Parecía aburrida, así que, me acerqué, además, con ese traje de ángel cualquiera se resistía.



ERIKA
No pasaba nada interesante, pues vaya, y yo que pensaba que iba a alucinar con esta fiesta.
Solo bailaban y bebían como locos, bueno… los bailes eran muy elegantes, pero aún así me aburría.
Un chico disfrazado de hechicero se acercó a mí… ya empezamos la ronda de rechazos.
Antes de que dijese nada, me levanté y caminé con destino a Jim, que estaba a un lado de la sala… A ver si me lo quitaba de encima.


JAMES
La chica se levantó y se retiró, vaya, era tímida. Sonreí y la seguí hasta que la tuve a mi alcance.
-¿Por qué huyes, pelirroja?- Pregunté agarrándola suavemente del brazo y girándola para mirarla. Tenía unos ojos grandes y marrones, sonreí y la besé en la mano.
-Solo quería pedirla si me concede este baile.



ERIKA
Me alcanzó y me pidió si bailaba con él, pero… ¿si no lo conozco de nada?
-Eeeh… - No sabía que contestar, nunca me había encontrado en esta situación.
La verdad es que era guapo, aunque llevaba la máscara y no se le veía el rostro.
-Esto… - Joder, joder, ¿y qué le decía yo ahora?
-… Si, de acuerdo, pero solo un baile.



JAMES
Esbocé media sonrisa y la agarré de la cintura con cuidado de no estropear su precioso traje.
-Perfecto.- La guié hasta la pista, un poco retirados para que no nos molestasen, la coloqué en frente de mí y la arrimé para poder colocar mi mano derecha en su cintura y con la otra agarré la suya.
-La cosa es, que tenemos que estar algo más pegados.- La junté a mí más aún.
-Así.- Sonreí y cuando la música sonó empezamos a bailar. Ella lo hacía bastante bien, pero se notaba que estaba acongojada.



JIM
Paseaba por la pista, mirando como bailaban las parejas, más de una chica se quedó mirando mi pecho cuando pasaba por su lado, sonreía satisfecho. Al principio fue divertido, pero pronto se hizo muy aburrido, así que me senté en una silla, junto a los rechazados. Crucé los brazos y miré a todas partes, sin tener ninguna pista de Draco o James, cómo me repateaba compartir su nombre…
Entonces, a lo lejos, vi como un chico intentaba bailar con Erika, ella parecía querer huir, pues había intentado venir en mi dirección, acto seguido me levanté para ir a buscarla, pero entonces cedió, y bailó con el chico.
Me quedé parado entre la multitud, todos bailaban a mi alrededor, y unos cuantos me miraron extrañados.
Me… me estaba poniendo celoso… Debía ser porque ese día Erika iba preciosa, sí, sería eso. No, ¿qué digo? Soy estúpido, ya es la segunda mujer que me quitan…
Me di la vuelta y vi a Saya. Se me ocurrió una idea, y sonreí pícaramente.
Me acerqué hasta ella, que estaba de espaldas, por lo tanto no me vio. Di dos toques en su hombro, y cuando se giró, la agarré de la cintura y la besé. Sabía que eso no la gustaría, pero me lo estaba pasando pipa.



SAYA
Contemplaba a las parejas que bailaban, hasta Erika se había a animado a echarse un bailoteo.
Sonreí y entonces fue cuando sentí dos toques en el hombro, me di la vuelta y vi a Jim.
-Hol… - No me dio tiempo a más, me agarró de la cintura y me besó… otra vez. Me aparté y le miré con el ceño fruncido.
-¡Jim! ¿Qué coño haces?- Intenté separarme, pero, joder con el “niño”, me tenía bien sujeta.



KAI
Miraba a mi alrededor, ni rastro. Había que empezar a buscar de otra manera, ahí quietos no estábamos haciendo nada de provecho. Me separé de la pared escupí en mi mano la dentadura de goma. Hice muecas de dolor, me había dejado la boca hecha un asco, y no la había usado para nada. La tiré hacia atrás, cayese donde cayese. Sonó un “plof”, y miré hacia atrás, estaba en la fuente del ponche, justamente cuando una señora se estaba sirviendo sin mirar siquiera. Me dio un escalofrío, y me moví de allí.
Estaba casi en el centro de la pista cuando divisé a Saya, y me encaminé hacia allí, Jim llegó tras ella y la besó. Me paré. ¿Y ese niño de qué iba? Puse los ojos en blanco y seguí caminando. Cuando llegué le propiné un capón en toda la coronilla.
-Hola, Jim, ¿qué tal la fiesta?


JIM
Sonreí, y cuando iba a darla el segundo, recibí un capón en toda la coronilla. Coño, como picaba, me llevé una mano al chichón, mientras con la otra seguía sujetando la cintura de Saya.
-Auch, auch… -miré a Kai con el ceño fruncido.
-¿De qué vas, Kai? ¿Sabes que Saya no es de tu propiedad? Te recuerdo que estáis divorciados.


SAYA
Jim intentó besarme de nuevo, como lo haga le doy una bofetada.
Entonces llegó Kai, ¡gracias al cielo!, y le propinó un callejón… que bruto llegaba ser a veces.
Suspiré e intenté explicarle a Kai lo que pasaba, pero el niño de mierda se adelantó. Le miré mal, pero ni caso…
Pues nada, que empezasen a discutir, pero que a mí me dejasen en paz. Intenté zafarme pero no podía.
-Jim…- Le llamé y señalé su brazo en mi cintura.



JIM
Saya me llamó, pero no podía hablar ahora, tenía algo que conversar con su “exmarido”, así que la solté la cintura.
-Eres un cabrón, ¿lo sabías? Por eso te dejó, y me alegro de que así fuese, y ahora no es nada tuyo, ¿entiendes? –Saya hizo ademán de irse, pero la agarré del brazo y la coloqué a mi lado.
-Es una persona, ¿sabes? Es libre de hacer lo que quiera, y no tienes porque reclamarla. –estaba enfurecido…
-Ah, y no contento con eso, me tratas como un niño, porque a un hombre se le pega un puñetazo en la cara, no una mierda de capón. Ma-ri-cón.



KAI
¿Quería que le pegase? ¿Ese chico era masoquista?
-¿En serio? Vale, tus deseos son órdenes. –cargué el puño y se lo estampé en toda la nariz, haciendo que cayese al suelo. Me miré la mano, me había dejado los nudillos hechos polvo, sacudí los dedos.


JIM
Me dio mi merecido, me rompió la nariz por dos lados… De puuuuuta madre. Me llevé la mano a la nariz, que no paraba de sangrar, y me alejé de allí. Ese tío no tenía término medio, era… insoportable.
Salí fuera, no quería que nadie me viese así.



SAYA
¡Ala! Ya se había armado la marimorena, genial.
Kai le dio un puñetazo en toda la cara a Jim, yo me tapé la mía en un auto reflejo, pues los golpes que daba Kai eran bestiales y no quería que rebotase en mí.
Jim cayó al suelo redondo y con la nariz sangrando, miré a Kai y negué con la cabeza.
-Kai, eres un bruto, joder.- Iba a ayudar a Jim, pero este se levantó y se fue.
-Perfecto… debería ir a ver que le has hecho.



KAI
-¿Por qué? Está bien, sólo le he roto la nariz, no es el fin del mundo. –alcé la mano amoratada.
-Mira, yo también estoy accidentado. –miré a todas partes. La gente seguía bailando a nuestro alrededor. Era muy silencioso repartiendo hostias, debía ser. Miré a Saya, nunca había bailado con ella, y puede que quisiese. Yo… por así decirlo, era un buen bailarín, todo príncipe debe saber bailar, y aprendí desde muy pequeño. Nunca me había gustado, pero quizá sorprendería a Saya.
-¿Le gustaría bailar? –la cogí de la mano y la besé.


SAYA
Le miré sorprendida.
-¿Qué?- Me eché a reír.
-Vamos, Kai, no estoy para bromas, a ti nunca te a gustado bailar.- Miré a mi alrededor.
-¿Lo… lo dices en serio?- No me lo creía, pero bueno, tal vez era de verdad.



KAI
Sonreí, sabía que reaccionaría así. Tiré de su mano hasta llevarla al centro de la pista. Agarré su mano derecha con mi izquierda, y con mi derecha agarré su cadera, acercándola a mí hasta pegar nuestros cuerpos.
-Oh, no te he preguntado, ¿sabes bailar?


SAYA
No, no iba en broma, me llevó hasta el centro de la pista y me arrimó a él en posición para bailar.
-…Si, se bailar, todas las ninfas saben bailar.- Le miré indecisa, aún no me lo creía. Posé mi mano izquierda en su hombro derecho y miré nuestros pies y después su rostro.




KAI
Empecé a mover los pies como recordaba, hacía muchísimos años que no lo hacía, pero me desenvolvía bien. Sonreí picarón cuando empezamos a movernos, estaba tan asombrada como esperaba.


SAYA
Empecé a bailar al compás que el marcaba… como siempre y en todas las cosas.
Carraspeé un poco y desvié la mirada hacia otro lado.
No me sentía incomoda, pero estaba haciendo algo con él que jamás, mientras estábamos casados, habíamos hecho… ¿tendría fiebre?
Me atreví a mirarle. Le encontré tan atractivo e irresistible… Sonreí y me acerqué a su oído y le susurré… jamás había pensado que yo le diría aquello.
-Si no fuera porque estamos rodeados de gente, sería capaz de hacerte el amor aquí mismo.


KAI
Esbocé una pequeña sonrisa. De nuevo la tenía comiendo de mi mano. No sabía si volvería a estar conmigo de forma seria después de todo lo que estábamos viviendo, pero si no era así…
Me acerqué a su rostro, la incliné ligeramente y la mordí el cuello, tirando levemente de su piel.


SAYA
Cerré los ojos y sentí como se me erizaba toda la piel, un escalofrío me corrió desde toda la columna vertebral hasta la raíz del cabello.
Noté sus labios tan fríos cuando me rozó la piel del cuello que me lo traspasó a todo el cuerpo.
Dejé escapar un leve gemido que solo lograría escuchar él. Le agarré de la nuca entrelazando los dedos entre su cabello.
Abrí los ojos y le miré.
-Me cazaste, ¿ahora me convertirás en tu novia, Drácula?- Sonreí.



KAI
Sonreí en su oído.
-Sólo si tú quieres. –la incorporé y junté mis labios con los suyos, como si estuviésemos haciendo un pacto.



SAYA
Se suponía que íbamos a bailar, pero así son las cosas, y más si se trata de tu exmarido.
Me besó y le correspondí al beso encantada. Me separé levemente y le miré.
-Haces que se me erice la piel.- Le rocé los labios con los míos con mi mano aún en su nuca.



KAI
-Mi piel no ha vuelto a la normalidad desde que te besé por primera vez. –la volví a besar, esta vez con más pasión, moviendo los labios al compás de los suyos. La agarré de la cintura y la pegué completamente a mí.




SAYA
Me volvió a besar, así lo único que lograba era volverme aún más loca, pero no quería que dejase de besarme.
Paré poco a poco y separé mi rostro del suyo, sonreí y le miré.
-Como sigas así me va a dar igual quien haya en esta mierda de palacio.- Miré a mi alrededor.
-Y no me apetece tener que exhibir tu cuerpo de mármol.



KAI
Volví a sonreír, entonces alguien se chocó conmigo, empujándome hacia delante. Me giré agarrando a Saya para que no cayese.
-Eh, cuidado. –me fijé, lo primero que vi fue a Erika, mirándome, y a su lado el chico con el que me había chocado. Un rubio vestido de hechicero que…
-Tú…



JAMES
Me choqué contra alguien, miré hacia atrás y le vi, era algo más alto que yo y…
-Tu… -Sin decir nada le propiné un puñetazo en toda la cara con mi brazo de metal. Que probara mi acero.
-Ohm, al fin de dignas en aparecer, reycito patético. Tú me arrancaste el brazo, pero yo te arrancaré la vida de cuajo.- Me quité la máscara de un tirón.



KAI
No me dio tiempo a reaccionar cuando me propinó un puñetazo con el brazo que supuestamente yo le había arrebatado. Estos sombra eran soberanamente cabrones. Ahora llevaba un brazo de metal, y sentí mientras caía al suelo que el hueso de mi nariz se partía en dos mitades y el músculo del labio superior se desprendía.
Caí de lleno, golpeándome la cara contra el suelo, me sentí mareado mientras la gente chillaba a mi alrededor.



SAYA
James estaba frente a nosotros, golpeó a Kai a traición, sin darle tiempo a reaccionar.
-¡Kai!- Grité y me acerqué a él, tenía la nariz sangrando, al igual que el labio. Miré a James con desprecio y me levanté quitándome la máscara.
-¡Hijo de puta!- Me lancé a por James, pero unos soldados me aprisionaron echando por la borda el intento de despellejar a ese cabrón.


KAI
La cabeza me daba vueltas, no sabía si podría levantarme en ese momento me sentía dolorido. Oí gritar a Saya y vi desde el suelo, sólo los pies, como la agarraban.
-Saya… murmuré apenas, apoyé la mano en el suelo, haciendo un intento de incorporarme, pero un soldado me dio con algo duro en la nuca, debía haber sido el mango de un rifle o una escopeta, y me sentí cada vez peor.



ERIKA
No me lo podía creer, era con James con el que estaba bailando hace tres segundos escasos, por James me había sentido… puaj.
Se mofó de Saya y pegó al Jefe, antes de que se diera cuenta, cerré el puño y se lo descargué a James en topa la cara.
-¡Cabrón!- Unos guardias me agarraron al igual que a Saya. No me lo creía, no… parecía tan distinto cuando estaba bailando conmigo… ¿Y qué más da?



JAMES.
La chica con la que estaba bailando me golpeó la cara, no me dolió tanto, pero me fastidió. Vi como mis soldados rodeaban a todos los rebeldes.
-Habéis caído en mi trampa, asquerosos piratas. Toooodos pensasteis que viniendo aquí por invitación nuestra podríais capturarme a mí o a mi padre, pero no, vosotros sois los que habéis caído.- Me acerqué al reycito que permanecía en el suelo ensangrentado.
-Sobre todo tu, ¿verdad?- Le agarré del cuello para darle definitivamente el golpe de gracia y dejarle seco. Escuchaba por detrás como Saya gritaba histérica su nombre y como me insultaba a mí, me daba igual, pronto se reuniría con él.



KAI
Empezaba a recobrar fuerzas poco a poco, pero necesitaba ayuda para levantarme, ayuda que me ofreció James, alzándome del cuello. Tenía una bola de sangre acumulada en la boca, y se la escupí directamente a los ojos.
Me soltó, así que agarré mi espada, bajo la capa y fui a atravesarle directamente el corazón, pero no tenía todas mis capacidades al máximo, y la espada se deslizó hasta un lado de su cuello. Acto seguido, un guardia me agarró por detrás.



JAMES
Kai me la tenía guardada, me escupió una bola enorme de sangre en toda la cara, le solté y cuando recobré la vista, Kai ya se abalanzaba sobre mí para atravesarme con su espada. Pero le salió mal, pude esquivarle y lo único que consiguió es hacerme un arañazo en el cuello con el filo de su espada.
Sonreí y me aparté cuando los soldados les apresaron.
-Llevaros a los demás rebeldes de aquí, menos a los seis de la tripulación de Kai, se de una persona a la que le divertirá mutilaros.- Miré hacia Kai, pero no directamente a él, sino a su hombro derecho.
-Kai, te presento a Aleera, tenía muchas ganas de conocerte.



ALEERA
Olía a sangre por todas partes, era un olor excitante para mí. James me avisó que esa noche iba a ser memorable. Escuché los gritos, era música celestial para mis oídos, y después, la sangre.
Bajé a la sala donde bailaban los rebeldes que ahora, los soldados de Draco, se ocupaban de retirar para hacer una sangría con ellos. Sonreí y me acerqué cuando oí la palabra clave.
Me coloqué detrás del rey del hielo, según me había contado James… oh, si, era perfecto, hermoso y muy atractivo, el sueño de cualquier chiquilla. Me acerqué por detrás de forma silenciosa y deslicé mis manos hasta sus fuertes hombros, sentí que estaba muy frío. Me reí de forma cantarina enseñando mis afilados colmillos.



KAI
Noté unas manos sobre mis hombros, me aparté rápidamente. Miré al autor de las manos. Era una mujer pelirroja, con unos ojos brillantes que me miraban fijamente, parecía que estaba loca. Entonces me fijé en algo que me dejó paralizado: sus colmillos. Era una maldita sombra chupasangre, como las odiaba, sobre todo a las mujeres. Ya me mordieron una vez, si lo volvían a hacer me dejaba morir…


JAMES
Sonreí al ver que le afectaba la presencia de Aleera.
-Le he hablado mucho de ti, de cómo me cercenaste el brazo y las ganas que tengo de matarte.- Los guardias le tenían sujeto, hecho que aproveché para propinarle un puñetazo en el estómago de nuevo con mi puño de acero.
-¿Verdad que duele?- Sonreí malévolo.
-¡¿Y qué tal te sentaría que lo utilizara contra tu bella esposa?!- Dije chillando y propinándole un puñetazo a Saya en el mismo lado que él. Saya escupió sangre soltando un alarido de dolor. Me reí y miré a la chica con la que estaba bailando. Respiré hondo y miré a los guardias.
-Lleváoslos con los demás, servirán de carnaza para mis criaturas.- Dicho esto me retiré junto con Aleera.

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