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domingo, 20 de septiembre de 2009

Capitulo XXXIV- EL INQUILINO.

Un capítulo lleno de comedia, con un nuevo personaje muy... ya lo veréis.



SAYA
La tarde estaba avanzada cuando me desperté. Kai seguía durmiendo, no me extrañaba, estaba reventado y cansado después de haberlo pasado tan mal. Sonreí contemplando su rostro, tenía mejor color en la piel y su temperatura había descendido hasta la normalidad.
Me levanté de la cama, tenía la espalda molida y el culo dormido. Miré la ventana, entraba todo el solazo de cara, así que, bajé las persianas levemente para que la luz no le molestase.



KAI
Me giré y noté que Saya ya no estaba en la cama, me senté y la vi de pie frente a la ventana, sonreí.
-¿Te levantas ya? ¿Estás mejor? –me masajeé el hombro que tenía entumecido mientras me levantaba.


SAYA
Kai se despertó, me giré y le miré.
-Sí, estoy mejor, ¿y tú como te encuentras?- Pregunté poniéndome delante de él de pie..
-Tienes mejor aspecto, al menos tienes color en la piel…



KAI
-Sí, estoy mucho mejor gracias a ti. –sonreí. La cogí de la barbilla y la di un beso de “buenos días”, aunque no debía ser muy pronto.
-Y pensar que ahora podría estar en el otro barrio criando malvas…



SAYA
Sonreí.
-Ohm, tranquilo, habría ido al otro barrio y te hubiese traído tirándote de los pelos.- Me reí levemente. Me acerqué y le acaricié el cuello sonriendo.
-No te dejaré escapar por nada del mundo, ya lo sabes…



KAI
-Me alegra saber eso. -la nave dejó de moverse.
-Debemos de haber aterrizado, salgamos. –la acaricié el pelo antes de separarme de ella y dirigirme a la puerta.
-Vayamos a ver que nos depara el futuro.



SAYA
Salí detrás de él.
-Vayamos…- Repetí y suspiré cerrando la puerta después de que Kai saliese. Me llevé la mano al vientre al notar que me sonaban.
-Uy….



KAI
Me reí, estaba hambrienta.
-Creo que antes de bajar deberíamos picar algo, no hemos comido desde… ¿ayer? Vamos, prepararé… un bol con fresas. –sonreí mientras entraba en la cocina y me acercaba a la nevera, en búsqueda de las fresas escondidas.



SAYA
Sonreí y entré en la cocina.
-Pero mira que eres malvado, ¿escondes las fresas solo para ti?- Me acerqué y le di un toqué en el hombro con la mano. Le quité el bol.
-Pues ahora, por listo, te quedas sin ellas, me las comeré todas y no te dejaré ni una.- Le saqué la lengua.


KAI
Le quité una del bol y me la metí en la boca antes de que pusiese acaparar todas para sí sola.
-Autoritariamente, son mías. –dije con la fresa en la boca. Me alejé antes de que me enganchase y me pegase o algo. Busqué más comida por la nevera.



SAYA
Le miré y alcé una de mis cejas.
-Eeeeh, para el carro, Copito, ¿estás utilizando tus poderes de rey sobre mí?- Le di un toque en la oreja.
-Humm… no te pases ni un pelo, te vigilo.- Agarré una fresa y la mordí.



KAI
-Algún día vengaré a mis fresas, tenlo presente. –dije, agarrando una cerveza, cerrando la puerta de la nevera. Me di cuenta de que hacía más tonterías y bromas de lo normal, esperaba que nadie me viese a parte de Saya.
-Iré a buscar a Neo, quiero saber dónde estamos. –salí de la cocina dando un trago a la cerveza.


SAYA
Le miré mientras se iba con la cerveza en la mano, no dije nada pero me quedé mirándole algo rara.
-Pues nada…- Miré las fresas.
-Me pregunto, ¿dónde estará la absenta?- Salí de la cocina con el bol de fresas en la mano.



KAI
Fui a mi ritmo hasta la sala de mandos, donde supuse que estaba Neo, y allí lo encontré, feliz de echar un polvo, como siempre.
-¿Dónde estamos, piloto?


NEO
Aterricé la nave, me había parecido ver a un hombre vagar por los al rededores. Kai entró en la sala de mandos, sonreí y le miré.
-Jefe, veo que está recuperado, me alegro, de verdad. Por una vez, Saya hizo las cosas bien.- Volví la mirada al ventanal. Me preguntó donde estábamos.
-Pues estamos… en medio de la nada, verás, me ha parecido ver a alguien y ahora intento localizarlo con el radar, creo que estaba herido.- El radar empezó a dar señales.
-¿Ves?


KAI
Me acerqué y miré el radar, había alguien debajo de la nave. Eché otro trago a la cerveza.
-¿Somos un equipo de rescate o algo? –le pregunté ante su interés por ayudar a un desconocido.
-Es igual, hoy estoy de buen humor, que se suba


NEO
Asentí y me levanté.
-Muy bien, y ahora que dices lo de que estás contento…esto… ¿cuándo hablaremos del sueldo?- Seguro que sabía que iba de coña, sonreí.
-Vale, no he dicho nada…



KAI
Le miré y posé una mano en su hombro.
-No tengas cara. Y ya que hablamos de cara… -le miré.
-Tú que tienes más fuerza, súbele. –sonreí y salí de la sala de mandos con mi cerveza.
-Y no me manches el pasillo.


NEO
¿Qué no le manche el pasillo? Pero que morro, ¡la nave es mía, zopenco!
Suspiré y abrí la puerta para salir a buscar al sujeto.
-Mira que cargarme a mí con el muerto, pero que tío, con eso de que es el rey abusa sin importarle lo que piensen los demás…- Caminé por el bosque según la dirección del radar.
-¡¿Hola?!



KYLE
Menuda paliza me acababan de dar, sentía que todo me daba vueltas y que me iba a desmayar. No me había salido muy bien la última jugada y acabé en medio del desierto del País del Fuego con varias heridas por el cuerpo y hematomas por la espalda. Entonces oí una nave sobrevolar cerca de mí y noté la sombra que proyectaba sobre mí. Abrí los ojos y la vi no a muchos metros sobre mí. Intenté hacer señas, aunque estaba hecho un asco. Sentí que me desmayaba, y quizá no había pasado media hora cuando oí a alguien gritar.
-¡Ayuda! –mi voz no sonó muy fuerte, así que repetí.
-¡Socorro! –por favor, que me oyese, sentía que el sueño volvía a apoderarse de mí.


NEO
Seguí caminando con la esperanza de encontrarme con aquel tipo que me pareció ver. Escuché una voz que pedía socorro, empecé a correr hacia donde procedía la voz hasta que encontré lo que buscaba.
Era un tío, estaba en el suelo con muy mala pinta. Me acerqué y le tomé el pulso, por suerte seguía con vida. Me lo cargué al hombro y me encaminé de vuelta a la nave.
Allí me encontré con Saya, menuda suerte.
-Ey, Saya, necesito tu ayuda, ¿podrías ocuparte de él, está herido y sé que tu eres muy buena como curandera… je, je, je…- Seguro que notaba que quería encasquetarle al personaje.


SAYA
Neo entró en la nave cargando con un tipo en el hombro, le miré cuando me llamó y me acerqué. Suspiré cuando me encomendó la tarea de curarle.
-Si… ya me encargo yo, túmbalo en el banco, anda.- Me retiré para dejarle espacio para que colocase al herido en el banco. Mientras yo fui al botiquín y cogí lo necesario.
-¿Tengo pinta de enfermera?- Pregunté, pero Neo ya no estaba cuando me giré.
-Pero que morro tiene…- En fin… me acerquen al tío que yacía en el banco, estaba lleno de heridas por todos lados. Me puse de rodillas en el suelo y agarré unas tijeras para poder cortarle la camiseta hecha jirones. Le limpié las heridas con agua para desinfectarlas y acto seguido empecé a curarle con el agua y el yodo. Sufría hematomas por todo el torso y parte de los brazos, heridas cortantes en la cara y contusiones por partes que ni siquiera me atreví a mirar.


KYLE
Sentí como alguien me toqueteaba todas las heridas del cuerpo, como lo pillase lo iba a reventar… Noté que eran manos de mujer, y lo que me había salvado era un hombre… Vale, recapacitemos. Estaba en una nave, lo sabía por el olor a metal y todo lo que había alrededor. Nave rebelde, tesoros de rebeldes, tesoros de rebeldes… Bingo. No tuve más que hacer mi actuación de Don Juan, la cual nunca fallaba.
Abrí los ojos con lentitud y pude ver la mujer que me estaba curando. Guao, era una ninfa, no me sería difícil trabajar.
-E… ¿estoy muerto?


SAYA
El chico pareció reaccionar ante mis curas. Abrió los ojos con lentitud y me miró, era muy atractivo, hay que decirlo todo, y bueno… estaba muy bien formado.
Sonreí y le miré.
-No, no estás muerto, pero poco te ha faltado si no te llega a encontrar el piloto…- Le pasé con cuidado un algodón por el pómulo derecho.
-Soy Saya.- Me presenté, era normal que se sintiese raro en una nave extraña con una desconocida curándole las heridas.



KYLE
Me senté de golpe y la agarré de ambas manos.
-¿No estoy muerto? Pero… -la miré de arriba abajo- Si sois un ángel, ¿no? –volví a mirarla.
-No… sois una ninfa. –le besé en las manos.
-Os estoy eternamente agradecido por haberme salvado, ninfa, eternamente, ¿qué puedo hacer por vos? –le pregunté simulando interés absoluto por ella.



SAYA
Se sentó de repente, menos mal que me agarró de las manos, sino, iba al suelo de culo.
Le miré alucinada cuando empezó a llamarme de usted… vale, definitivamente este tío estaba mal del coco, seguro que le habían golpeado en la cabeza o algo…
-Esto… primero… no me llames de usted, soy Saya, y segundo… ¿me devolverías mis manos?


KYLE
Solté sus manos y bajé la cabeza en señal de respeto.
-Mis disculpas, Saya. Mi nombre es Kyle, encantado de conoceros. –la volví a mirar con mis ojos de corderito degollado.
-Necesito ayuda.



SAYA
Me incliné hacia atrás cuando bajó la cabeza en señal de reverencia.
-Kyle…- No sabía que decirle, me miró con carita de bueno y de desesperado a la vez.
Si, necesitaba ayuda, pero de un buen psiquiatra.
Carraspeé y le miré.
-Está bien, tranquilo, estoy aquí para ayudarte… me imagino….


KYLE
Bajé la cabeza de nuevo.
-Mil gracias, ¡no! Mil y una gracias. Necesito alojamiento, no tengo a donde ir, por favor, dejadme permanecer aquí durante un tiempo… -le supliqué, tiempo suficiente para hacerme con un par de tesoros.


SAYA
Me rasqué la frente.
-Ya, bueno, supongo que por mí, no hay inconveniente, pero… verás, Kyle, yo no soy la Jefa del cotarro, tendrás que hablarlo con el Jefazo y te aseguro que te costará lo tuyo poder convencerle.- Me levanté y le miré. Seguro que Kai se negaría en rotundo, pero nunca se sabe por donde va ha salir este hombre.
-Bien, te facilitaré las cosas… hablaré yo primero con él, le contaré como va el tema y dependa de lo que diga, pues… ya veremos, ¿de acuerdo?- Sonreí.




KYLE
Abrí la boca mostrando emoción y sonreí. Me levanté, la ninfa era mucho más baja que yo. La abracé, quedando su cabeza a la altura de mi pecho.
-Muchas gracias, Saya… no sé cómo podré agradecéroslo… Pedidme lo que queráis.



SAYA
Me estaba abrazando, ¡me estaba abrazando! ¿Y esas confianzas? Bueno, yo le había descamisado, ¡pero era para curarle! La verdad… es que estaba muy durito… ¡¿Pero que coño digo?!
Me separé y le miré sonriendo.
-Je, je… yo…voy a hablar con el Jefe, si me disculpas…- Me separé y me encaminé a los pasillos.


KYLE
-Mil gracias de nuevo, mi lady. –dije inclinándome como si fuese una princesa, ya la estaba poniendo nerviosa, por lo tanto la tenía comiendo de mi mano


SAYA
Joder con el pimpollo… Seguí andando por el pasillo a paso ligero con el convencimiento de que no me siguiese.
Llegué al camarote de Kai y llamé antes de entrar.
-Kai… hay un tío muy ñoño en la sala de mandos, está herido y, bueno, pide que le demos hospedaje durante un tiempo…


KAI
Estaba cambiándome de ropa cuando Saya entró, me coloqué la camisa mientras ella hablaba. Me acerqué a ella y estiré los brazos a mis lados.
-Que haga lo que le de la gana. –dije animado. La cogí de la cara y la besé.
-Estoy benévolo, creo que hasta podría besar a Neo… No, eso ya no. –le besé en la frente y salí del camarote.


SAYA
-Kai…- No me dio tiempo a más, me besó y salió del camarote.
-Uuuuh, esto ha sido por la cerveza…- Salí detrás de él adelantándole.
-No más cervezas.- Le señalé con el dedo. Lo que me faltaba, que cogiera una cogorza…



KAI
-¿No te gusta que esté feliz? –le pregunté, cogiéndola en brazos y besándola el cuello mientras andaba.
-Sí, sí que te gusta, lo que pasa es que le quieres echar la culpa al alcohol. –la dejé en el suelo mientras salía por la estrecha puerta hacia la cubierta.



SAYA
Sonreí y le agarré del brazo para que me mirase, me quedé muy cerca de su rostro mirándole a los ojos.
-Te huele el aliento a cerveza, ¿quién crees que tiene la culpa, amor?- Alcé una de mis cejas.



KAI
La agarré de la cintura y la incliné hacia atrás.
-Tú. –la besé con pasión, sujetándola para que no cayese al suelo. Me separé levemente.
-¿Qué pasa si ahora te suelto? Te caes, ¿verdad? –la erguí.
-Si estuviese borracho no habría podido sujetarte. –alcé una ceja.



SAYA
Le agarré de la nuca cuando me besó inclinándome hacia atrás. Sonreí juguetona y le miré.
-Mi vida, si me hubieses soltado, date por seguro que si hubiese caído yo, habrías ido detrás.- Le di un beso en la punta de la nariz soltándole.
-Más te vale no estar borracho, porque como lo estés, duermes fuera esta noche.- Le di un toquecito en la punta de la nariz y me separé.


KAI
-No estoy borracho, preciosa, sé cuando tengo que parar de beber, y me he bebido un botellín de cerveza, no es para tanto. –me eché el pelo hacia atrás.
-Ya te gustaría a ti que estuviese borracho para hacerme cosas aprovechando que estoy falto de facultades. –le di un toque en la frente con el dedo y me alejé por el lado contrario.


SAYA
Me froté la frente con la mano.
-Más quisieras tú que yo me aprovechase de un pobre rey borracho y falto de sexo.- Me giré.
-Además, no estoy tan desesperada.- Sonreí y volví dentro de la nave, por listo, este no entraba esta noche en el camarote… al menos por un rato.



KYLE
Me habían dejado solo por la nave, plan perfecto. Me paseé por los pasillos, era una nave bastante grande, ¿dónde tendrían los tesoros estos piratas? Pasé por al lado de la cocina, genial, tenía hambre.
Entré y vi a una chica agachada con la cabeza dentro de la nevera. Qué… qué culo.
Entré sigilosamente.
-Di…disculpad, dama.



KARA
Estaba buscando en la nevera para preparar la cena cuando oí una voz desconocida llamarme “dama”. Alcé la cabeza y vi un tío cachas y con la camiseta rota delante de mí. ¿Era mi cumpleaños?
-Esto… ¿tú eres…?



KYLE
-Oh, mis disculpas. –me acerqué, cogí su mano y la besé.
-Mi nombre es Kyle. –la miré a los ojos- ¿Vos sois…?



KARA
-¿¿Eh?? –me puse roja cuando me besó en la mano, ¿pero quién era este tío y qué hacía aquí?
-Yo… bueno, mi nombre es Kara. –dije apartando mi mano y frotándomela.
-¿De dónde has salido?


KYLE
-¿Yo? Bueno… necesitaba ayuda, y vuestro Jefe me la dejado alojarme aquí. –sonreí. Me sonaron las tripas.
-Disculpad. ¿Hay algo que pueda comer?



KARA
Me reí nerviosa y me aparté.
-Saquea la nevera, haz lo que quieras. ¡Neo! –me volví a reír.
-¡¡Neo!!



NEO
Estaba saliendo de la ducha cuando escuché a Kara gritar mi nombre desquiciada. Agarré la toalla tapándome de cintura para abajo y salí corriendo hacia la cocina.
-¡¿Qué pasa, Kara?!- Pregunté preocupado.


KARA
Definitivamente, es mi cumpleaños. Sentí que mis mejillas y mi nariz se tornaban en rojo cuando le vi entrar. Giré la cabeza señalando al tío que cogía las fresas de la nevera, Kai le matará.
-¿Quién es este tío?


NEO
Suspiré más relajado cuando vi que no la ocurría nada grave. Me acerqué sacudiéndome el pelo mojado can la mano.
-Ohm… pues… no lo sé. Lo encontré en el bosque herido y le dije a Saya que hiciese el favor de curarle, ¿qué pasa? ¿Te ha hecho algo?- La dije acercándome a ella y mirando a aquel tío que saqueaba la nevera y las fresas de… uuuuuh.


KARA
Me coloqué tras su espalda desnuda apoyando la cabeza en su nuca.
-Dice cosas raras. Me llama como si fuese de la realeza. –me asomé para ver como el tío, feliz, cerraba la nevera con una pierna y me sonreía. Volví a esconderme tras Neo roja, ¡es que estaba buenísimo! Y encima era mono, pero… muy cursi.



NEO
Giré la cabeza levemente y la miré de reojo. Sonreí.
-Pero eso es un lujo, ¿no? Te llama de usted y encima es amable…- Me reí levemente cuando noté que se sonrojaba.
-Venga, mujer, no es para tanto, si se tratase de un psicópata alocado y pervertido, lo entendería, pero no le veo yo capaz de hacerte nada, pero si estás más segura, ven conmigo al camarote mientras me visto y luego vamos a hablar con Kai, ¿te parece?



KARA
El tío se sentó en la mesa a comer las fresas mientras me miraba. ¿Pero por qué no podía mirar a las fresas? ¿Me tenía que mirar a mí? Me coloqué al otro lado de Neo.
-Vámonos, anda. –dije aún roja de estar con tales hombres en un espacio tan cerrado.
Tiré de él para salir a toda prisa de allí.



KYLE
Vaya, aquella chica estaba pillada. Bueno, no había problema, ya la tenía babeando. Lo más fácil en estos casos era conquistar las mujeres de abordo, y así de paso llevarme un buen… Jeje…
Me comí las fresas hasta que el bol estuvo vacío y lo dejé en el fregadero.
-Ah… mucho mejor. –sonreí y salí de la cocina para seguir con mi tour por la nave.



ERIKA
Salí de mi camarote, la verdad, es que no había salido de él desde que Jim y yo… bueno.
Me dirigí hacia la cocina para coger algo para picar cuando me crucé con un tío rubio y mazo de cachas. Abrí los ojos ampliamente cuando me fijé en él.
-La madre…. de Dios… - Susurré.
-Perdona… ¿quién eres tú?


KYLE
Cuando iba por el pasillo divisé una jovencita que no pasaría de los dieciséis. Las más fáciles de conquistar… Cuando me preguntó me lo dejó en bandeja de plata.
-Dios Santo… Nunca había visto tanta belleza en un cuerpo tan pequeño. –la besé la mano con delicadeza.
-Mi nombre es Kyle, preciosa, ¿tu nombre? –la miré a los ojos, era bastante mona y por el brillo estaba bastante feliz.


ERIKA
Me sonrojé de pies a cabeza cuando me piropeó.
-Y-y-y-yo… m-me llamo E-Erika…- Me besó la mano, me puse rígida y aún más roja que antes, ¿De dónde salía este hombre? Estaba cañón, era guapo y encima un caballero en toda regla. Sonreí y le miré.



KYLE
-Erika… -dije con voz seductora. La cogí de ambas manos.
-Eres la jovencita más bella que he visto jamás. –la cogí de la barbilla y la miré bien.
-Tienes unos ojos preciosos.



ERIKA
Tragué saliva sin dejar de mirarle. Me agarró de ambas manos y sentí como la sangre me subía a la cabeza. Me agarró de la barbilla. Madre mía, era mazo de guapo, tenía una sonrisa maravillosa y sus ojos eran grandes y seductores.
-G-gracias…- Dije en un hilito de voz muy colorada.



KYLE
Sonreí con mis ojos dulces.
-Quería preguntarte algo… -miré a todos lados.
-Parece ser que no le caigo bien a tus amigos. –bajé la cabeza.
-Y… bueno, estoy herido por varias partes del cuerpo que yo no alcanzo a curarme, ¿podrías ayudarme? –le pregunté rogando.



JIM
Cuando salí del camarote para seguir a Erika vi que un tío al que no conocía que la agarraba de las manos, ¿pero quién se creía que era? Me acerqué a toda velocidad cuando vi su rostro a centímetros escasos de él de Erika. Le aparté y me puse frente a ella.
-¿Se puede saber qué estás haciendo con ella? –le pregunté furioso.


KYLE
Un chaval me apartó antes de que pudiese responder la chica. Otra que estaba pillada, ¿es que no había solteras en esta nave?
-Oh, perdona, ¿te he ofendido? –le pregunté a Erika con una mano en el pecho.
-Mil disculpas. –dije bajando la cabeza en señal de reverencia.



ERIKA
Jim apareció apartándome del chico. Menos mal, lo agradecí, pensaba que me iba a dar algo ahí mismo.
Miré al chico que se disculpó.
-No…ji, ji, ji….no pasa nada, no has hecho nada malo.- Miré a Jim.
-Vamos, Jim, tranquilo, no estaba haciendo nada malo… vamos a comer algo, anda.- Le agarré del brazo y tiré de él.
-Bueno, Kyle, me alegro de conocerte, hasta otra…


JIM
Le miré con el ceño fruncido mientras nos íbamos camino a la cocina. Ese tío no me gustaba ni un pelo, y menos después de haber tomado tantas confianzas con MI novia.
Giré la cabeza para mirarle mientras nos íbamos y él me dedicó una sonrisa malévola, ¿qué coño tramaba?


SAYA
Busqué a Kyle por toda la nave, aún no estaba curado del todo y se había ido antes de terminar con él. Le encontré en el pasillo.
Suspiré y me acerqué.
-Por fin.- Le miré.
-Al fin te encuentro, te estaba buscando por todas partes, leñes. Vamos, tengo que terminar de curarte, luego si quieres puedes darte una ducha, le pediré a Neo algo de ropa para que te preste…



KYLE
Sonreí e incliné la cabeza.
-Os lo agradezco, os agradezco mucho lo que estáis haciendo por mí, no sé cómo pagároslo.



SAYA
Puse los ojos en blanco, ya estaba con sus pomposos modales….
-Vale, tranquilo, no hace falta que me lo agradezcas…- Le indiqué el camino hacia los baños.
-¿Vamos?


KYLE
Sonreí y la seguí. Al menos aquí aún no habían pillado mis intenciones, parecían más tontos que los anteriores, y era de agradecer. Me estaba llevando alojamiento, comida y nenas gratis de este puñado de rebeldes imbéciles. Draco acabaría con ellos cuando les pillase, eran muy ingenuos.
Seguí a Saya con una sonrisa, qué bien se me daba actuar.



SAYA
Le llevé hasta los baños, lo tenía todo preparado para curarle.
-Bien, quítate la camiseta, está echa un asco.- Me giré y extendí una de mis manos para que me la diese.
-Y siéntate aquí.- Le señalé una butaca al lado del lavabo.



KYLE
La obedecí y me quité la camiseta destrozada por los golpes, quedándome con el torso herido al descubierto, he de admitir que me habían pegado fuerte y tenía todo dolorido, pero habiendo sido ninfa seguramente me daría algún remedio eficaz.
Me senté donde me indicó y la miré mientras preparaba las cosas para curarme.


SAYA
Se sentó en le butaquita que le dije. Me giré hacia el lavabo y saqué un par de gasas y algodones junto con el agua oxigenada. Le miré de reojo, no apartaba la mirada de mi rostro…era incomodo.
Suspiré y mojé un algodón el el agua, le agarré del mentón y le giré la cara para tener mejor acceso a su pómulo.
-Es de mala educación mirar a alguien de esa manera, ¿no te lo han dicho nunca?- Le dije mientras le limpiaba las heridas de la cara.
-Te pedirá que no lo volvieses a hacer, no le gustaría nada al Jefe ver que intentas ligar conmigo, se cabrearía mucho…



KYLE
-Vaya, con que tu jefe es posesivo contigo… Eso debe ser muy duro, ¿no? ¿Es sólo contigo o con todas las mujeres de esta tripulación? –simulé preocupación, aunque me olía por como me había dicho aquello que el Jefe y ella compartían más que palabras


SAYA
Sonreí mientras le limpiaba la herida de la ceja.
-No es posesivo, pero resulta que el Jefe es mi marido y es bastante celoso. Y no es nada duro, me gusta que se “preocupe” por mí.- Le miré y alcé una de mis finas cejas.


KYLE
Como suponía, el jefe era su marido. Todas las mujeres de esta maldita nave estaban pilladas, así sería mucho más difícil que confiasen en mí y me diesen acceso a los tesoros, y hacer el cuento del rollo de amigo gay ya no colaba, de modo que tendría que esforzarme si quería cumplir con mi cometido.
Cerré el ojo perteneciente a la ceja que me estaba curando, dolía y parecía que no me trataba con delicadeza.
-Un marido celoso es lo peor que puede haber, no deja libertad a la mujer de hacer lo que desee.



SAYA
Este tío iba de listillo.
-No es de ese tipo de posesión. Simplemente no le gusta verme en compañía de otros hombres, a no ser que solo sea un amigo.- Le miré la otra ceja, pasé otro algodón limpio por debajo de su labio.
-No le conoces, no puedes juzgarle.



KYLE
-Puede, pero si es posesivo reaccionará mal te encuentres en la situación que te encuentres con un hombre, ahora mismo si entrase por esa puerta dudaría de ti y a mí me daría una paliza, ¿no crees? –dije mirándola de nuevo, mala educación… era fascinación. Aquella mujer había sido una ninfa, de las mujeres más bellas de este mundo



SAYA
Le miré.
-Te puedo asegurar, que si entrase por aquella puerta y nos viese así, no dudaría de nada ni nadie, solo te estoy curando, no pienso hacer nada más.- Le puse una tirita en la ceja y otra en el labio inferior.
-Y deja de mirarme de esa manera… me incomodas.


KYLE
-No puedo evitarlo, eres muy exótica, me fascinan todos tus rasgos. –dije sincero esta vez, nunca había estado tan cerca de una ninfa y menos me había tocado ninguna.
-Me gustaría saber cómo perdiste tus poderes, debe ser una decisión muy difícil esa de una ninfa dejarse tocar.



SAYA
Suspiré.
-Pues, no es una decisión fácil, pero cuando te enamoras es lo único que te importa. Si hubiese seguido siendo ninfa con mis poderes, lo más seguro es que siguiese en mi reino cuidando del tesoro sagrado… prefiero esto.- Sonreí y le miré.



KYLE
Asentí.
-Tienes mucha personalidad, eso es muy admirable a la hora de salir con una mujer. –me di cuenta de que sin querer había empezado a tratarla de tú.
-Lo siento, mis disculpas, os estoy faltando al respeto, Saya. –no sabía de qué me sonaba tanto ese nombre, juraría haberlo oído antes.



SAYA
Sonreí, que modesto era este hombre.
-No me pidas disculpas, no sé porque andas siempre pidiendo perdón…- Suspiré.
-Levántate, voy a curarte la espalda.- Me aparté un poco para no estorbar a la hora de incorporarse de la butaca.



KYLE
Asentí y me di la vuelta. Si mis encantos como hombre no la conquistaban mi cuerpo me ayudaría a hacerlo, por suerte estaba bien dotado, o al menos eso es lo que me habían dicho muchas mujeres a lo largo de mi vida.
Suspiré, en la espalda a parte de las heridas recientes tenía la cicatriz en marca de “D” de Draco, los rebeldes odiaban a Draco, no sabía si me echaría a patadas por tener una cosa así.



SAYA
Agarré una esponja para limpiarle la sangre seca, me acerqué y me puse tras él. Justo cuando iba a pasarle la esponja divisé en uno de sus omoplatos una cicatriz en forma de “D”. Tragué saliva y me aparté levemente. Tomé una gran bocanada de aire apoyándome en la pared.
-Te… te han marcado a ti también….



KYLE
La miré cuando se apartó.
-Oh, sí… fue hace mucho, no me duele si es lo que os preocupa. –no podía cometer el error de decir que lo había hecho voluntariamente, debía mentir, debía hacerles creer que también era rebelde, o me echarían y me iría con las manos vacías y un tiro en la cabeza.



SAYA
Le miré y me acerqué de nuevo.
-No, no me preocupa eso… tranquilo…- Empecé a limpiarle la espalda intentando no mirar la cicatriz, pues yo tenía una idéntica en el mismo lado de la espalda.
No hablé durante el tiempo que estuvimos en los baños encargándome de curar sus heridas, que no eran pocas.
La mayoría eran cortes o hematomas, ningún indicio de disparo ni heridas graves, solo magulladuras.
-Pues ya estás…- Dije y miré la ventana, ya había anochecido.
-Vaya, pues si que he tardado.- Miré a Kyle.
-Puedes ir a ducharte si quieres, tienes la ropa en los vestuarios y un par de toallas… si necesitas alguna cosa, no dudes en llamarme…- Le miré de nuevo y acto seguido salí de los baños.



KYLE
La miré, parecía nerviosa o preocupada por algo, era el momento perfecto para intentar ablandarla el corazón.
-Saya, esperadme un momento. –fui tras ella, la cogí suavemente de los hombros y deposité un dulce beso en su frente.
-Os agradezco lo que estáis haciendo por mí. –dije soltándola y sonriendo. Volví dentro mientras me quitaba el cinturón
.


SAYA
Kyle depositó un beso en mi frente. Vaaaaaale… lo tomaré como un “gracias”.
-De nada…- Me encogí de hombros y salí de los baños en dirección a la cocina, seguro que la cena ya estaba lista desde hace rato.


KAI
Había ido a buscar a Saya a las duchas para que viniese a cenar, pero esperé en el pasillo cuando vi que un tipo al que no conocía, que debía ser el nuevo inquilino, la besaba en la frente dándola las gracias.
Si no era gay ya tenía que ser corredor de los cien metros lisos para que no le pillase después de tomarse esas confianzas con Saya. Cuando ella vino hacia mí sonreí.
-¿Cenamos?



SAYA
Salí y cerré la puerta para que tuviese más intimidad. Suspiré y miré a Kai, me estaba esperando.
-¿Cuánto llevas esperando?- Le pregunté acercándome hasta él.


KAI
-Poco, acababa de llegar. –miré en dirección a la cocina.
-Kara ha preparado ensalada de pasta, y ya sabes que aquí eso vuela, démonos prisa. –me di la vuelta para moverme y le hice una señal con la cabeza de que me siguiera.


SAYA
Asentí y le miré.
-Pues nada, vamos antes de que nos quedemos sin nada y tengamos que cenar las sobras…- Le seguí, me sentía algo distraída. Me imagino que era por la cicatriz que tenía Kyles… me sentía identificada con él… solo que menos ñoña.



KAI
La miré de reojo.
-¿Te encuentras bien? – le pregunté mientras cruzábamos la esquina hacia la cocina, no parecía muy alegre, y eso que había estado con un tío semidesnudo en el baño… Qué mala leche se me estaba poniendo. De todas formas era eso demasiado superficial para ella… ¿verdad?



SAYA
Le miré y sonreí levemente. Suspiré y me metí las manos en los bolsillos de mi pantalón vaquero.
-Pues la verdad, no, no me encuentro bien.- Dije y alcé la mirada a su rostro.
-Llevo casi toda la tarde sin verte y, bueno, me encontraría mejor, mucho mejor, si me besases.- Sonreí y le agarré de la camisa acercándole a mi.
-¿Tiene solución mi enfermedad?


KAI
-Mmm… -desvié la mirada haciéndome el desinteresado y luego la miré de reojo. La agarré de la cadera por ambos lados y la acerqué a mí.
-Quizá podamos hacer algo. –atrapé sus labios entre los míos, besándolos con ganas, yo también la había echado de menos aquella tarde.


SAYA
Le acaricié la mejilla mientras me besaba. Sonreí separándome levemente.
-Cada día me gustan más tus remedios a mis enfermedades.- Sonreí más ampliamente y le di un beso más corto que el anterior.



KARA
Después de cenar todos, (menos el inquilino, por suerte), me fui a la cubierta a tomar el aire. Ahí dentro me parecía que el ambiente estaba muy cargado.
Estaba sentada en el borde, con los pies fuera de la nave, mirando el cielo estrellado, aunque la brisa no me quitaba el peso de encima, ¿habría comido algo en mal estado?
Suspiré, qué ganas tenía de que Neo viniese a abrazarme por detrás



KYLE
Cuando salí de las duchas salí a la cubierta, no sabía donde estaba nada ni nadie, así que acabé allí. Por suerte estaba la morena, Kara creo recordar que se llamaba.
Me acerqué con sigilo y la sujeté de los brazos para que no cayera del susto.
-No te tires, mujer, que hay mucho por lo que vivir. –sin darme cuenta, cayó de espaldas y tuve que cogerla en brazos.


KARA
De repente alguien me agarró de los brazos, y no era Neo. Del susto caí de espaldas, y el tal Kyle me cogió en brazos. Me dijo algo, pero yo estaba con el corazón bastante acelerado como para oírle. Se me notaba en la cara que estaba sonrojada



KYLE
-¿Estás bien? Pareces muy roja. –dije, aunque sabía por qué era.
-Quizá tengas fiebre. –truco infalible para hacerlas sonrojar más, coloqué la mano sobre su frente.
-Vaya, estás ardiendo



KARA
Me quedé mirándole mientras mi corazón volvía a la normalidad y respondí.
-Soy Piro. – intenté bajarme de sus brazos, pero no me soltó.
-¿Me puedes soltar? –le pregunté algo nerviosa, no quería estar en sus brazos


TIGRE
Llevaba mucho tiempo en la bodega, de vez en cuando me gustaba salir a dar un paseo por la nave, pero últimamente estaba algo falto de fuerzas, y no era porque no me alimentase, sino que la vejez ya casi me había consumido.
Salí a estirar un rato las patas, a ver como estaba el panorama. Había un montón de olores mezclados, y eso solo significaba una cosa, reproducción humana.
Me gustaba salir a la cubierta y tumbarme a ver las estrellas mientras la brisa me refrescaba un poco.
Percibí un olor extraño y nuevo, era un humano, pues vaya…
Le vi, con Kara en brazos, ella estaba incomoda y pidiéndole que la soltase. Sonreí malévolamente y caminé agazapado tras las espaldas del muchacho. Saqué las zarpas y me agaché en señal de ataque. Me aclaré la garganta y empecé a gruñir.



KYLE
Oí un gruñido detrás de mí. Me giré y vi un tigre dientes de sable.
-Coño… - retrocedí- ¿Tenéis un dientes de sable en la nave? –Kara se bajó de mis brazos y se puso al lado del tigre.
-¿Qué…?



KARA
Apareció Tigre y asustó al tío, aunque he de admitir que yo también me asusté. En cuanto empezó a retroceder yo me bajé de sus brazos y me coloqué al lado de Tigre mirándole.
-No vuelvas a hacer eso. –le dije retrocediendo.


TIGRE
Me senté sobre mis patas traseras cuando Kara se acercó a mí. Dejé de gruñir y la miré.
-Lo siento, pensaba que no me iba a salir tan bien…- Agaché las orejas poniendo la cabeza bajo la mano de la chica para que me acariciara en señal de disculpa.
-Sabes que en realidad soy un minino mimoso.


KARA
Le acaricié la cabeza y me agaché para rodear su cuello peludo, apoyando el rostro en él y cerrando los ojos.


KYLE
En esta nave eran todos muy raros. Me fui dentro, no quería que el bicho ese me arrancara un brazo.

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