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miércoles, 9 de septiembre de 2009

Capitulo XXIV- TORNEO DE LUCHA (1ª Parte)

Bueno, la cosa está que arde, una carrera, ahora un torneo a lo Mortal Combat, estamos que lo regalamos. XD

KAI
Los combates estaban a punto de comenzar, me encontraba alejado de la multitud, apoyando en un árbol a la sombra. Después de la lluvia había salido un poco el sol.
Miraba a los diferentes competidores, parecían todos unos aficionados por los aires de prepotencia que llevaban.
Neo había salido herido de la carrera no sabía si iba a competir después de eso, tampoco es que me importase mucho, ya teníamos el tesoro.



SAYA
Después de dejar a mi hijo con Kara y Neo fui a resolver un par de dudas que tenía.
Caminé por el recinto en busca de la lista de participantes, si estaba en lo cierto, lo más seguro es que James y su padre participarían en el torneo.
Encontré un listado en un panel cerca del área de combate. Lo arranqué de donde estaba colgado y lo miré atentamente.
Toda la tripulación de la Quimera estaba apuntada, menos Jim y Neo. Pasé la mirada por los rivales, en efecto, estaban James y su padre.
Anunciaron por megafonía que los luchadores debían de presentarse ante el preparador. Suspiré y dejé caer el papel, acto seguido me dirigí hacia allí.



JIM
Estaba informándome sobre los combates; las reglas, los participantes, el premio… Estaba seguro de que habíamos caído en otra trampa, parecíamos unos estúpidos cayendo de trampa en trampa aposta. Hice lo que tuve en mi mano para ayudar a Erika a ganar el combate sin salir herida. Su contrincante era un elemental de fuego. Por suerte, el viento puede al fuego, tendría cierta ventaja.
El único problema es que no le había visto personalmente y me temía lo peor.
Busqué a Erika para informarla de lo que debía hacer.



ERIKA
Estaba ante el preparador que me entregó un traje especial para el combate. Constaba de guantes para canalizar el elemento, coderas, una pechera, camiseta de nailon negra, pantalón de la misma tela y botas de punta de hierro. Me estaba atando las botas cuando entró Jim.
-Hola.



JIM
Me acerqué y me agaché a su lado sin saludarla. La ayudé a atarse las botas.
-Tu enemigo es del elemento fuego. –le dije en bajo, en esos sitios cualquiera podría usar la conversación de otros para sacar provecho.
-Ya sabes que puedes disipar el fuego con tu aire, pero ten mucho cuidado con las bolas, sabes que son más sólidas que las llamaradas. –todo lo decía sin mirarla, atándola las botas.
-Si es más pequeño que tú, pégale, si es más grande, mantente alejada… -suspiré y la miré



ERIKA
Alcé una ceja y le miré.
-Jim, no te preocupes, me e enfrentado a muchos tíos así, comprendo que quieras ayudarme y que te preocupes por mí, pero tranquilo, ¿de acuerdo?- Sonreí y le acaricié la cara.
-Lo único que quiero es que me apoyes y oírte gritar mi nombre desde las gradas.- Me acerqué más y le besé.
-Te quiero, Jim.



JIM
Suspiré preocupado.
-Y yo, por eso me preocupo. –la acaricié la cara.
-Si lo deseas, te animaré, pero si tengo que soltarle un calambrazo al bicho ese lo haré.- La besé y acto seguido me levanté.
-Ten cuidado, ¿vale?



ERIKA
Sonreí y asentí.
-Lo tendré, tranquilo.- Sonreí y me hice una coleta alta.
-Pues nada, al ataque.- Salí del vestuario preparada, no era la primera en combatir, pues antes que yo iban un par de rebeldes que no conocía, Saya, Kai y por último, yo. Pues vaya…
Subimos a las gradas mientras esperaba mi turno junto con Kai Jr. Neo y Kara. Me senté junto a Jim y miré al frente.
El área de combate era como una especie de coliseo, circular y con las gradas arriba. El escenario era rocoso y de arena, si te caías o te dabas un mal golpe seguro que no lo contabas, si el terreno era peligroso desde aquí arriba, no quería imaginármelo desde ahí abajo.



KARA
Me había puesto ya el uniforme. No necesitaba tanta birria, pero era el reglamento. Estaba junto a los chicos, Kai Jr y Neo, del Jefe y Saya ni rastro. Los combates iban a empezar, sonreí.
-Vaya puñado de aficionados… -dije bostezando.



KAI JR.
Esperé a ver a mamá o a papá, estaba sentado junto a Kara agarrándola de la mano. Me sentía muy nervioso y emocionado. Un hombre con cara de malo estaba sentado en frente de nosotros en una especie de trono, ¿se creía un rey? Vi que se levantó, había gente que le aplaudía y otra que le abucheaba, no lo entendía.



DRACO
Celebrábamos los combates, por supuesto en honor de la dictadura, y cómo no, en mi honor. Habían acudido fieles, y también aquellos estúpidos rebeldes, los tenía en la palma de la mano.
Decían todos que un día acabarían conmigo, pero ninguno lo había intentado aún, mucho ruido y pocas nueces.
Me levanté para dar comienzo a los combates, sería muy entretenido ver como los infieles caían uno a uno bajo los poderes de mis soldados.
-Queridos fieles a la dictadura, estimados rebeldes, dan comienzo los juegos, respetad las normas, y sabed que, si sucede alguna baja, no nos hacemos responsables de ello. El reglamento y las instrucciones están claros, de modo que… Os doy la bienvenida y la honra de participar en mi campeonato. –sonreí a mi público mientras me aplaudían, al mismo tiempo que aquellos niñatos me abucheaban.
Volví a sentarme en mi trono para contemplar el espectáculo.



JAMES
Mi padre dio comienzo las competiciones, tenia puesto el quipo, claro está, yo participaría en el torneo y esperaba enfrentarme a Kai, le había visto inscrito en el listado.
Estaba impaciente por empezar. Sonreí cuando el primer rebelde entró en escena que no tardó mucho en salir en camilla. Así, uno a uno fueron siendo descalificados, hubo uno que parecía resistir, pero no, acabó como los demás.
-Esto está chupado.- Sonreí y esperé a que anunciaran al siguiente rebelde. Me levanté cuando pronunciaron el nombre de Saya, sonreí malévolo y me senté de nuevo.
-Aleera acabará con ella.



ALEERA
Sonreí enseñando mis colmillos cuando vi a la ninfa entrar por la puerta y colocarse en el centro del escenario. Esto iba a ser muy divertido. Me levanté y miré a James.
-Será un placer.- Me reí de forma cantarina y bajé de un salto.



SAYA
Me nombraron por megafonía, no tardé en presentarme con el uniforme puesto. Salí al exterior y miré hacia arriba, los rebeldes me aplaudían o me silbaban dándome ánimos. Busqué entre el público a mi hijo emocionado.
Sonreí cuando le encontré sentado junto a Kara y a los demás. Me saludaba con la mano y daba saltos llamándome.
Anduve hasta colocarme en el centro del campo, respiré fuerte esperando lo peor.
Mi rival se posicionó delante de mí de un salto, era Aleera, la vampiresa de Draco. Me puse en guardia dando un paso hacia atrás. La miré atenta por si hacía algún movimiento extraño. Solo sonreía y me miraba con los ojos centelleantes con sus colmillos amenazantes.



ALEERA
Sonreí ampliamente cuando se puso en guardia.
-No te preocupes, princesa, acabaré contigo rápidamente, pero no te ahorraré el dolor.- Me reí sonoramente. Dando un paso hacia ella, volvió a retroceder y yo a reírme.



SAYA
-Que alegría verte Aleera.- No la quitaba ojo de encima, cada movimiento que hacía lo respondía con otro diferente y sin dejar de estar alerta.
El público empezaba a impacientarse y gritaban sin parar. Querían que empezáramos el combate, miré al público y cuando volví la vista a Aleera, esta me golpeó en la cara haciendo que saliera disparada y chocara contra el suelo. Un despiste por mi parte. Me incorporé miré a mi rival… había… desaparecido.
-¿Qué…?-Me levanté y volví al centro, el público guardó silencio un momento, esto no me gustaba. Miré a todas partes buscando algún indicio de Aleera, pero nada. Vi como James sonreía triunfante. Me mantuve alerta, entonces como si de una garra invisible se tratase, algo me golpeó en el cuello desgarrándome la piel desde debajo de la barbilla hasta e hombro derecho. Grité de dolor agazapándome en el suelo, me llevé la mano al cuello y cuando la retiré pude ver que se había teñido de rojo.
-Puta…- Ahora estaría más motivada con el olor a sangre. Me levanté, no la veía, ¿por qué? La escuchaba, se reía y lo único que podía distinguir era una sombra que de vez en cuando pasaba por mi lado y me golpeándome. Escuché a mi hijo gritar mi nombre asustado.


KAI
Estaba apoyado en una columna cerca del escenario, observaba el combate de mi exmujer con los brazos cruzados.
La hirió en el cuello, y por un momento quise saltar y arrancarle la cabeza, pero, a parte de que no podía intervenir, no quería volver a recaer, de modo que, muy a mi pesar, me mantuve quieto.
Nadie me observaba, todos estaban atentos, así que decidí hacer una jugarreta.
Mis ojos eran bastante hábiles, de modo que seguí los movimientos de Aleera, y cuando tuve la oportunidad, apliqué hielo bajo sus pies haciéndola resbalar de modo que le di tiempo a Saya par atacar.



SAYA
Parece que Aleera tenía algo de patosidad Se resbaló y cayó al suelo. Tuve una oportunidad para atacar. Corrí hasta ella y justo cuando iba a golpearla se levantó y se plantó delante de mí, sonrió y me golpeó la mejilla con las uñas. Antes de poder reaccionar estaba en el suelo de rodillas. Aleera me agarró por detrás, del pelo haciendo que alzara la cabeza, estaba atontada por los golpes. Jadeé sin poder hacer nada. Sentí el rostro de Aleera cerca del mío. Me agarró de la muñeca derecha y grité cuando me clavó sus colmillos en mi cuello, me estaba mordiendo. Escuché a mi hijo chillar mi nombre y a los rebeldes abuchearle a Aleera. Me estaba mordiendo a gusto. Cerré el puño izquierdo y almacené en él toda mi fuerza, cogí aire y soltando un grito de guerra se lo estampé en la cara apartándola de mí. Aproveché su aturdimiento y la di un rodillazo en el estómago, la empujé hacia una roca y saqué mi cuchillo de mi cinturón y se lo clavé en un hombro haciendo que soltara un alarido agudo y desagradable. Me aparté y la miré.
-Muérete, puta.- Giré sobre mí misma propinándola una patada en la cara dejándola sin sentido. Jadeé por el cansancio y la tensión. Ya había acabado todo. Miré a mí alrededor, los rebeldes me vitoreaban y me aplaudían mientras que los soldados de Draco me abucheaban y me insultaron. Miré a Draco y agarré mi daga arrancándosela de cuajo a Aleera del hombro. Le miré y se la lancé clavándola al lado de su cabeza en el trono. Sonreí y acto seguido me retiré.



DRACO
El combate acabó, había derrotado a Aleera. Acto seguido lanzó su daga, clavándola a unos centímetros de mi cabeza. Fruncí el ceño, no sólo había vencido a Aleera, ahora se burlaba de mí.
Con un chasquido hice bajar a por Aleera. Aún no estaba todo perdido, quedaba el combate entre mi hijo y aquel reycito de pacotilla.
-Espero que no me decepciones, James.



JAMES
Esa tía casi se carga a mi padre cuando lanzó su daga.
Miré a Saya cuando se marchó.
-Pues claro que no te decepcionaré, padre, me cargaré a ese desgraciado.- Sonreí y me levanté dispuesto a luchar y a ganar.



SAYA
Entré dentro después de dejar a Aleera colgada en una roca. Tenía que ir a la enfermería rápido, esa desgraciada me había mordido y si no hacía nada al respecto el veneno se extendería y ya sería demasiado tarde.
Anduve por los pasillos, todos los participantes me dieron la enhorabuena, incluida Erika y Kara que esperaban su turno.
Me crucé con Kai de frente, le tocaba enfrentarse a James. Le miré pero enseguida bajé la cabeza en señal de respeto y reverencia, pues ya no era mi exmarido, era un rey y como rey se merecía el respeto de los demás. No dije nada cuando estuvo a mi altura, solo bajé la cabeza y me dirigí a la enfermería.



KAI
Saya pasó por mi lado sin mirarme. Parecía que los dos lo estábamos haciendo bien, ¿por qué me jodía tanto? Me coloqué el guante que quedaba sin poner y salí.
No temía a James, ya había luchado antes contra él y le vencí. Ahora sólo debía tener cuidado con su condenado brazo de metal. Si lograba congelarle el hombro quizá tendría ventaja.
Salí y subí al escenario. Miré a James cara a cara. Posiblemente no encontraría ninguna expresión en mi rostro, aunque a él no le importase, parecía feliz.



JAMES
Kai apareció por fin. Sonreí colocándome los guantes.
-Vaya, te dignas a aparecer después de fugarte de las mazmorras en el baile, hay que decirlo todo, tienes huevos.- Sonreí y miré a mi padre.
-Espero que seas buen rey y te dejes ganar por mí, verás, quiero darle una buena impresión a mi padre.- Dicho esto le miré de nuevo a él.
-Ahora no tienes tu espada, ¿serás igual de fuerte o prefieres retirarte? Estás a tiempo.



KAI
-Te gusta mucho darle a la lengua, por lo que veo. –alcé mi mano frente a mí.
-Siento decirte que yo nunca me dejo ganar, ni siquiera por un crío como tú. –dije mirándole fijamente, observando cada movimiento que hacía.



JAMES
Sonreí y le miré.
-Muy bien, espero que estés preparado, Kai.- Escupí su nombre con asco.
Borré la sonrisa de mis labios y acto seguido me desvanecí transformando mi cuerpo en una sombra. Me moví a su alrededor con rapidez buscando su punto flaco o algún punto sin cubrir para poder atacar.



KAI
Se desvaneció, ese poder era un asco y una injusticia. Me mantuve alerta, moviendo los ojos en todas direcciones, vigilando el siguiente lugar donde se materializaría. Alcé las manos a mis lados, alzando dos estalagmitas. No conseguí cazarle, pero no supuso problema, comencé a alzar más por todo el terreno, en alguna tendría que tropezar.


JAMES
Kai empezó a crear estalagmitas alrededor suya, no le servirían de nada, soy capaz de canalizar cualquier cosa que cree sombra. Me puse debajo de Kai, a sus pies fusionándome con su sombra. Emergí del suelo y le propiné una patada en el mentón haciendo que se tragara su propia barrera.
-Ya no eres tan fuerte, ¿eh?



KAI
Me pilló por debajo, dándome una patada en la barbilla. Lo más rápido que pude, salté hacia atrás, colocándome sobre una estalagmita. Creé una barra de hielo con la mano y se la lancé, haciéndole una herida en el brazo bueno.
Cuando se llevó la mano a la herida, descendí por la estalagmita, y aprovechando el impulso, le propiné un empujón con ambos pies en la cara. Después caí al suelo de pie.


JAMES
Grité de odio cuando me golpeó después de herirme en el brazo bueno. Me recuperé y le miré con la nariz sangrando. Sonreí malévolo, cerré al puño de metal y lo hice colisionar en el suelo con brutalidad haciendo que el suelo se desprendiera y las rocas volaran hacia él a gran velocidad. Sabía muy bien que las esquivaría todas, así que, aprovechando su entretenimiento, miré al suelo, su cuerpo proyectaba cuatro sombras, gracias a los focos de las esquinas del escenario y al gran foco que estaba sobre nuestras cabezas. Sonreí, utilizaría sus sombras para transportarme de un lado a otro.
Me desvanecí de nuevo y fui hasta él con más rapidez que antes. Aparecí por detrás y le golpeé la espalda con mi puño de metal, volví a desvanecerme en su sombra y aparecí en su lado derecho, le golpeé el costado, de nuevo, al lado izquierdo y le dañé la cadera, por último, me faltaba de frente, el golpe de gracia, sonreí y aparecí delante, justo cuando iba a golpearle en el pecho, a la altura de su corazón, los focos fueron apagándose uno a uno hasta quedar totalmente a oscuras.


KAI
Me estaba dejando hecho un asco, me había atacado por todas partes, y ahora intentaba darme al corazón…
Entonces las luces se apagaron y se mantuvo quieto. Aproveché ese momento para coger aire y le busqué con la mirada.
Cuando le divisé, le di con mi izquierda en la cara. Acto seguido con la derecha le di en el estómago, patada con la rodilla en el pecho cuando se agachó por el dolor, y finalmente, posé las manos sobre su pecho, impregnándolo de hielo y lo empujé varios metros. Las luces comenzaron a encenderse.



JAMES
Me quedé tumbado en el suelo, congelado, se habían apagado las luces, ¿quién demonios había sido? No tenía fuerzas ni para levantarme, me sentía humillado, maldito rey de pacotilla, me había vencido de nuevo. Seguro que mi padre me echaría la bronca.



SAYA
Estuve viendo el combate de Kai justo después de ir a la enfermería. Lo tenía crudo y no le vendría mal una ayudita. James se movía con las sombras y para que haya sombra hay que tener luz. Sonreí y me dirigí hacia los interruptores y los generadores de la luz en los focos, los fui apagando uno a uno sin que nadie me viese hasta que la sala estuvo completamente a oscuras.
Esperé un rato hasta volver a encenderlas, miré a James, estaba en el suelo con el cuerpo medio congelado, luego a Kai. Sonreí y me retiré de allí antes de que me viera.


KAI
Estaba jodido, pero le había vencido. Oía a Kai gritar “¡papá!”. No me pude enterar si era por preocupación por mis heridas o de ánimo por haber ganado, sólo quería salir de allí. Salí del escenario mientras los rebeldes me aplaudían.


KAI JR.
Corrí hasta donde estaba mi padre.
-¡Papá!-Sonreí. Y le abracé.
-¡Qué guay, has luchado muy bien, te tenia acorralado, pero tu le has cogido y pum, pam, pom! ¡Has ganado! – Sonreí y le miré.


SAYA
Fui a buscar a mi hijo, pero no estaba en las gradas, fui por el pasillo de detrás y le encontré, le oí gritar emocionado. Le vi junto con su padre, me quedé parada mirandoles.
-Kai.- Llamé a mi hijo. Me acerqué y le cogí en brazos.
-…. Papá está cansado, deja que vaya a la enfermería y luego vas a verle, ¿vale?



KAI
Abracé a Kai cuando vino a verme, pero Saya se lo llevó enseguida. Ahora sí que parecíamos un matrimonio divorciado.
-Tiene razón, Kai, tengo que ir a curarme. –me dirigí a la enfermería, me estaba cayendo a cachos.



KAI JR.
Miré a mamá cuando me dijo que tenía que dejarle.
-No, yo quiero estar con papá, hace mucho que no le veo, anda, mami, por fi…-Puse carita de niño bueno, sabía que eso la ablandaría.



SAYA
Le miré cuando puso carita de buenorro. Puse los ojos en blanco y se lo entregué a su padre.
-Pero que malo eres, bien, pero sé bueno, piojo.- Sonreí y le miré.


KAI
No me hizo gracia que el niño viniese a ver cómo me curaban, pero le cogí de la mano y le llevé hasta la enfermería conmigo, tosí sangre un par de veces por el camino, debía haberme roto algo interno, pero no dejé que el niño lo viese


KAI JR.
Me fui con papá hasta la enfermería agarrando su mano, aún estaba muy emocionado.
-Ha sido alucinante, le has dado una paliza a ese chico tan feo, le has congelado, tú no hacías más que recibir pero, ¡zas!, coge mamá y apaga las luces de los focos, ¡como a molado!


KAI
-Oh, así que ha sido mamá. –debió de darse cuenta de que yo también la había ayudado, y por eso apagó las luces.
-¿Y cómo es que no me has salvado tú, eh? Pensaba que eras un niño mayor. –dije entrando en la enfermería.



KAI JR.
Me encogí de hombros.
-Soy mayor, lo que pasa es que mamá dijo que me quedara con Kara, que ella se encargaba de todo.- Me senté en una silla dentro de la enfermería.



KAI
Me tumbé sobre una camilla mientras me hacían las curas. Kai no apartaba un ojo, y eso me incomodaba. Cerré los ojos para no mirarle, además, me estaban haciendo polvo, menuda enfermera más hipócrita.


KAI JR.
Le miré mientras le curaban, no hacía ni un gesto, si fuese yo me estaría quejando sin parar, pero mi papá era muy fuerte. Me acordé de mamá y bajé la cabeza.
-Mamá… ha vuelto a llorar.- Dije apenado acordándome de estos días atrás.
-Siempre llora, por las noches, la pregunto que la pasa pero no me contesta y lo que hago es que la abrazo, muy fuerte hasta que deja de llorar, ¿tú sabes que le pasa?



KAI
Me quedé en silencio. Ambos nos hacíamos los fuertes, pero estábamos derrumbados. Con el tiempo eso no sería problema.
-Está triste, tienes que cuidarla muy bien para que no lo esté. –le hice señas de que se acercara, y cuando estuvo a mi lado, posé mi mano en su cabeza.
-Tienes que decirle que nada ha cambiado, que todo es igual que antes, y que es mejor así.


KAI JR.
Me acerqué a él cuando me hizo señas. Le agarré de la mano y le miré, asentí a lo que me dijo.
-Está triste porque te echa de menos, una vez, pasé a la habitación y la vi ablando con la tía Natty, ella solo decía que eras un bruto pero mamá decía que no, que toda la culpa la tenía ella, la culpa de haberte ido.- Miré a papá.
-¿Ella te echó de casa?



KAI
Le miré.
-No, hijo, no me echó, me fui yo. –guardé silencio cuando me colocó la costilla y tuve que apretar los dientes.
-Mamá y yo nos… nos queríamos mucho, pero hice algo mal, a tu madre no le gusto y quiso que nos separásemos. Nos hemos vuelto a encontrar y parecía que podríamos perdonarnos, pero tu madre no quiso. Cuando quiso rectificar el que no quiso fui yo.



KAI JR.
Le miré, papá había hecho algo que a mamá no le gustó y tuvieron que separarse, vaya rollo.
-Pues vaya, a mi cuando me preparan guisantes para comer, que es algo que no me gusta, no me separo de las cocineras, las digo que no me gustan y me lo cambian. No lo entiendo, si hiciste algo que no le gustaba mamá, ¿por qué no te dijo que lo cambiaras por otra cosa?- Le miré
-Los mayores sois muy raros.



KAI
No me sentía con fuerzas de seguir con esa conversación, pero el niño siguió tirando de la cuerda.
-Porque… No es tan sencillo. Me daba a elegir entre pasar más tiempo con vosotros y atender los asuntos del reino, y no podía dejar al reino sin rey, no lo entenderás ahora, pero cuando seas mayor y ocupes mi puesto entenderás por qué no puedes ponerte a jugar con un bebé mientras tu país se muere después de la guerra.



KAI JR.
Asentí y suspiré, no lo entendía muy bien, pero tampoco podía hacer nada para que mamá dejase de llorar.
Me senté de nuevo en el sillón sin decir nada, me ponía triste cada vez que me acordaba de mi mamá y las cosas que me decía. Una cosa estaba clara, no tendría novia en la vida.

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