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sábado, 12 de septiembre de 2009

Capitulo XXVIII- DECISIÓN TOMADA.

Pues nada, gente, aquí seguimos dando más caña al asunto, atención porque apartir de este capi metemos más acción e intriga.


SAYA
Me desperté junto a Kai en su cama. Aún seguía dormido y… roncando. Puse los ojos en blanco y me incorporé y busqué mi ropa por el camarote. Me tapé con la sabana y me acerqué a la una de las sillas donde estaba colocada mi ropa y la de Kai. Me puse la ropa interior y mi camiseta. Miré a Kai… como roncaba el condenado. Estaba atravesado en la cama, no, si se notaba que estaba de mil amores.
Se movió tumbándose boca abajo. Me quedé mirando su espalda musculosa llena de marcas mías, su culito respingón, redondito y durito. Sonreí y me acerqué.
Deposité pequeños besos a lo largo de su espalda, al menos así dejaría de roncar.


KAI
Dios, con lo bien que estaba durmiendo, ¿Quién osaba interrumpir mi sueño? Entreabrí los ojos.
-¿Quién osa interrumpirme? –clavé la cara en el colchón, ¿por qué me había despertado? ¿Era un castigo divino?
La agarré del brazo tirando de ella con mi poca fuerza matutina y la tumbé a mi lado.
-Serás castigada por despertarme. –la rodeé la cintura con mi brazo.
-Ala, aquí te quedas.



SAYA
¿Castigo? ¿Eso era un castigo? ¿El achucharme contra su cuerpo de mármol perfecto? Eso era un milagro, un regalo del cielo.
-Pues nada, aquí me quedo.- Le agarré de la cintura y puse una de mis piernas encima de las de él, y como no, una de mis manos fue a su perfecto trasero.



KAI
-Aprovechada. –dije acercándola y dándola un beso en la nariz, no veía con los ojos cerrados así que no apunté. Intenté dormirme de nuevo, pero con ella al lado tocándome por todas partes era difícil.


SAYA
Cerré los ojos, se estaba de maravilla junto a aquel hombre. Me percaté de que no volvía a dormirse, seguro que era por mi culpa, pero me daba igual.
-Tú duerme, Kai, yo estaré aquí quietecita.



KAI
-No, contigo aquí me es imposible, pero no me importaría quedarme un rato más así. –intenté dormirme de nuevo, pero nada, así que así nos quedamos toda la mañana.



SAYA
Había algo que me comía la cabeza. Me tumbé boca arriba pensando en la reacción que tendría Kai.
-Oye, Kai….¿Qué crees que debería hacer cuando lleguemos al país del hielo?


KAI
Menuda pregunta. Abrí los ojos.
-Bueno… Kai te necesita, yo también. Kai es un crío, yo soy un niño grande. Kai… Kai es muy plasta, y yo no, mira, una ventaja. Conmigo puedes tener sexo, con Kai no... Vale, ahora en serio. –la miré.
-Lo que dicte el corazón. Lo único que ya si te separas de mí una vez más no sé si sabré soportarlo. No te sientas forzada, pero… Max quiere mucho a Kai. –me encogí de hombros.



SAYA
Le miré cuando empezó a enumerar las cosas que podía hacer con él y con mi hijo. Luego soltó lo de Max.
En parte tenía su razón…Me incorporé sentándome en el colchón.
-Esto es algo duro, tener que elegir entre mi hijo y el hombre al que quiero….- Me aparté el flequillo de la cara.


KAI
-Vamos a ir más a menudo al País del Hielo, si es eso lo que te preocupa. –dije aún tumbado, me rasqué la nuca.
-Aunque… yo no entraré en casa, ve tú y si el niño quiere verme tendrá que salir. Bueno, estoy dando por hecho que te vas a quedar…



SAYA
Le miré de reojo y suspiré apoyando la barbilla en mis rodillas.
-No sé que hacer….- Si me quedaba en la nave tal vez el crío no me lo perdonaría jamás por dejarle solo, si me iba, Kai se sentiría molesto y no le vería en mucho tiempo….¿no me podía partir en dos?



KAI
-¿Por qué no le preguntas a tu hijo lo que quiere él? –me tumbé boca arriba, me dolía la espalda.
-Es muy convincente, harás lo que quiere, te tiene siempre comiendo de su mano, más que yo.


SAYA
Me quedé pensativa un momento, no escuché del todo las palabras de Kai, le miré.
-¿Qué?-Le pregunté.
-Perdona, estaba algo perdida en mis pensamientos….- Me levanté de la cama y agarré mis pantalones.



KAI
La miré y negué con la cabeza, qué caso de mujer.
-Pregúntale a Kai, seguro que con lo que él diga tú te decides.



SAYA
Asentí poniéndome el pantalón. Le miré y me acerqué. Le agarré de la barbilla para que me mirase.
-Eh, decida lo que decida, sea quedarme o en su defecto, irme, quiero que sepas que no dejaré de quererte, Copito.-Sonreí y le miré a los ojos.


KAI
-Mentirosa, si me quisieses dejarías de llamarme Copito, Gotita. –la di un pico.
-Y eso lo sé de sobra, no hace falta que lo digas.



SAYA
Me reí tumbándole en la cama.
-Siempre quejándote.-Sonreí dejándole ahí tirado.
-Voy a ver al pesado de tu hijo, Don Copito, que te vaya bien.



KAI
-Vale, Doña Gota. –me tapé con las sábanas para no ver la luz que se filtraba por la ventana, a ver si podía dormir más.



SAYA
Abrí la puerta para salir, le miré y le saqué la lengua. Salí cerrando la puerta. Me dirigí al cuarto de Erika donde dejamos a Kai para que durmiese.
Abrí y asomé la cabeza, aún seguía dormido. Entré y me acerqué a la cama, me tumbé a su lado y le abracé dándole besitos en la mejilla.
-Peque…



KAI JR.
Mi mamá me despertó, me giré y la abracé.
-Hola, mami.- La saludé medio adormilado, me froté los ojos y la miré.
-¿Pasa algo?


SAYA
Le acaricié el pelo y le di un beso en la frente.
-Buenos días, piojo.-Sonreí y le tumbé encima de mí.
-Escucha, peque, estamos ceca de casa y, bueno… me preguntaba…¿qué quieres que haga? ¿Me quedo contigo en casa o me voy en la Quimera?- Era una decisión algo difícil, seguro que se pondría a llorar y a berrear de injusticia. Le miré atenta por si esa era su reacción.


KAI JR.
La miré extrañado.
-No, yo puedo cuidarme solito, no hace falta que te quedes conmigo, está el tío Max, le enseñaré a pilotar naves, nos lo pasaremos muy bien.- Sonreí y me senté encima de mi mami.
-Yo ya soy mayor he ganado una carrera, ¿no lo has visto? Y he vencido al chico ese tan feo congelándole un brazo como me dijo papi.- Me crucé de brazos.



SAYA
Le miré asombrada sin decir nada.
-Esto…- Vaya con el crío, hace nada lloraba porque no quería quedarse solo y ahora quiere apañárselas solo. Carraspeé un momento y le miré bien.
-Muy bien… si tu lo dices, te creeré. Si ya eres mayor no hace falta que cuide de ti, ¿no?- Me levanté con él en brazos, le dejé en la cama.


KAI JR.
Me tumbé de nuevo en la cama tapándome con la sabana hasta la cabeza.
-Ya puedes irte, un niño mayor necesita dormir.- Me acomodé en la almohada y cerré los ojos.


SAYA
Se tumbó en la cama para volverse a dormir. Me crucé de brazos y le mire, suspiré y salí del cuarto.
-Pues nada…-Salí del cuarto y me dirigí al camarote de Kai. Entré y le miré, corrí hasta el y me subí encima sentándome en su abdomen, le agarré de la nuca y le besé.



KAI
Menuda paliza me estaba dando ya de por la mañana, se sentó de golpe encima de mí y me besó.
-Vale, vale… ya ha quedado claro que no me vas a dejar dormir, ya me levanto. –me senté agarrándola de la espalda para que no se cayese de encima de mí.



SAYA
Sonreí y le miré.
-Me quedo, he hablado con Kai y, bueno, dice que es mayor para que le estén cuidando. Enseñará a Max a pilotar y no sé cuantas cosas más.- Le rodeé el cuello con mis brazos.
-Es tan dormilón como tú.


KAI
-Estás feliz, eh. –la besé, rodeando su cintura con los brazos y me tumbé de nuevo con ella encima.



SAYA
-¿Tú no?- Sonreí y me levanté.
-Vale, capto el mensaje, te dejaré roncar.- Le miré y le pellizqué uno de sus cachetes.



KAI
La agarré del pantalón cuando intentó irse y la tumbé, atrapándola bajo mis brazos.
-Ahora no intentes escaquearte. –la besé en los labios.



SAYA
Me tumbó y se puso encima.
-Se supone que estás muerto de sueño, ¿no?- Le agarré e la cara impidiendo que me besara.
-Cambias de opinión muy a menudo.


KAI
-Bueno, no soy el único que cambia de opinión aquí más que de ropa interior, últimamente todos nos dejamos llevar un poco, no sé de que te quejas teniéndome aquí encima, Saya, si estás en la gloria. –deposité suaves besos en su cuello.


SAYA
Pero que pedazo de cabrón. Le agarré del pelo de la nuca y tiré levemente para mirarle.
-¿Y es culpa mía?- Entrecerré los ojos, sabía perfectamente la respuesta que me iba a ofrecer.


KAI
-Todo es culpa tuya, ya lo sabes. –esta vez no la besé en el cuello, encerré su piel entre mis dientes con suavidad, sin hacer daño.
-Tú nos has traído de cabeza a todos, todo es culpa tuya.


SAYA
Me mordió en el cuello de nuevo, ya iban tres veces que lo hacía.
-Pero bueno, ¿a ti que te ha dado para que siempre que tienes oportunidad me muerdas?- Sonreí mirándole.
-Eres un capullo, ¿lo sabías?



KAI
-Lo sé, me lo dice mi padre desde que nací, lo soy desde entonces. Veintiocho horas tuve a mi pobre madre para traerme al mundo. Desde entonces soy un cabrón de cuidado, y tú no te libras. –me quedé encima suya, apoyando la cabeza en su pecho.


SAYA
-Joder… pobre mujer.- Le miré cuando apoyó su cabeza en mi pecho. Suspiré y la acaricié la nuca y la espalda con la yema de mis dedos.
-¿Sabes que hay veces que tengo ganas de matarte? De la forma más cruel y sanguinaria, ¿a qué eso no lo sabías?


KAI
-Sí, sí que lo sé, ¿pero sabías tú que yo a veces tengo ganas de desgarrarte la piel para meter la comida dentro y mantenerla caliente y tirar tu cuerpo despellejado al mar para que se lo coman los tiburones? No, seguro que no lo sabías. –me quedé quieto y con los ojos cerrados, disfrutando de sus caricias.


SAYA
-Uuuuh, cuidado, hombre de hielo, soy una psicópata en potencia, podría prenderte fuego mientras duermes, te cortaría en cachito y haría contrabando con los caníbales del bosque.- Me reí, no podía aguantarme la risa.



KAI
-Estás muy loca. –dije sin moverme, se estaba muy a gusto así.
-Hoy no te dejo desayunar, porque no me pienso levantar de aquí.



SAYA
Me encogí de hombros.
-No me importa, lo malo es cuando empiecen mis tripas a rugir, y no te gustaría verme hambrienta. Soy capaz de comerme lo primero que vea.- Le acaricié el pelo.


KAI
Continuamos toda la mañana así, sin movernos. Quizá me dormí un par de veces, pero como no hablábamos y todo estaba en silencio no me enteré siquiera.



JIM
Dormimos toda la noche en la cubierta, Erika sobre mí, y dormí de un solo tirón, cosa que no hacía desde hacía tiempo. Cuando desperté ella estaba girada, con la cabeza apoyada en mi pecho. La acaricié el hombro destapado por la manta con suavidad, aspirando el aroma de su pelo.



ERIKA
Me desperté, había dormido muy bien y a gusto con el airecito del raso. Sentí que me acariciaban el hombro, sonreí al recordar que estaba tumbada sobre Jim. Me acomodé para no hacerle daño y le acaricié el pecho por debajo de la camiseta, pues había dormido así toda la noche, con mis manos sobre la piel de su torso.



JIM
Sonreí.
-Perdón por despertarte. –susurré abrazándola más fuerte contra mí. Tenía la mano bajo mi camiseta, y eso hacía que tuviese la piel erizada. Una de mis manos estaba en su cadera y la otra en su hombro



ERIKA
Sonreí y me levanté.
-No importa.- Me estiré haciendo que me chascara la espalda, puse cara de dolor.
-Ou…- Me quejé frotándome la zona de los riñones


JIM
Al intentar sentarme no pude, tenía el torso totalmente agarrotado.
-Bueno… -dije riéndome. Moví las piernas primero con cuidado e hice movimientos suaves para adaptarme. Cuando pude, por fin me levanté.
-Pobrecilla ella, que la he hecho dormir de mala postura, madre. –la agarré de la cintura y la besé en la mejilla
-Perdona…



ERIKA
Sonreí colocándome bien la camiseta.
-No pasa nada, no te disculpes.-Le miré y le di un pico.
-Voy a ducharme, luego nos vemos.- Le guiñé un ojo y entré en la nave camino de las duchas.



JIM
Asentí mientras se iba a las duchas. Me hubiera gustado verla desnuda otra vez, tenía un cuerpo precioso, pero era algo… enfermo, así que mejor la dejaba tranquila y yo me iba a preparar algo para desayunar, Kara no se había levantado aún, lo sabría por sus gritos.



NEO
Entré en la cocina donde me encontré con Jim, le miré y sonreí.
-¿Qué tal, campeón?-Le di un golpe en el hombro.
-¿Qué tal con la churri?- Sonreí mientras cogía de la nevera el zumo de naranja que había preparado Kara el día anterior.



JIM
Vaya, no le habíamos dicho nada a nadie pero Neo ya lo sabía. Bueno, no habíamos hecho nada por ocultarlo, era normal. Le miré algo sonrojado.
-Ah… bueno, esto… bien… supongo. –dije, sin saber qué decir, estaba genial, me encantaba estar con ella, pero eso era algo que yo quería guardar.
-¿Qué tal tú con Kara?



NEO
Le miré y sonreí mientras me servía el zumo en un baso de tubo.
-Bien, aunque tiene un gran temperamento, es lo que más me gusta en una mujer.- Le miré de reojo llevándome el Vaso a los labios.
-Pues nada, machote, que disfrutes, pero a ver que hacer, ¿eh?-Dicho esto me dirigí al puesto de mando para despegar la nave, ya era hora de salir de allí.



JIM
¿Qué iba a hacer yo? Si pasaba algo la que lo decidiría sería ella. Yo tenía diecisiete y… bueno, llevaba tiempo esperando que se presentase la ocasión, pero quería ir despacio, además Erika solo tenía quince y… Bah, ya me rallo de nuevo, que sea lo que tenga que ser.
Preparé un par de tostadas para Erika y para mí y me hice un café.



NEO
Me senté en mi silla y encendí los motores, puse en marcha el panel de gravedad y me dispuse a despegar. Todo iba bien, normal, la nave se alzó del suelo con lentitud y ligereza. Bajé la palanca del primer motor conectando la del motor número 5. Cuando la nave estuvo a una altura considerable, apreté el acelerador. Salí disparado de mi sitio, una de las palancas estalló haciendo que se saliese de su sitió. La nave tembló violentamente seguida de otra explosión.
-¡¿Qué coño pasa?!



KAI
Casi me había dormido de nuevo cuando hubo un temblor y un sonido de explosión. Abrí los ojos de golpe y me levanté de encima de Saya a toda velocidad, buscando mi ropa.
-Corre, ve a ver qué ha pasado, yo voy enseguida. –dije agarrando los calzoncillos.



SAYA
Una explosión hizo que me incorporase rápidamente junto a Kai. Le miré y asentí cuando me dijo que fuera a ver que pasaba. Me levanté de un salto y salí del cuarto corriendo, fui hasta el puesto de mandos donde se encontraba Neo, el panel y el timón estaban ardiendo y venía humo de abajo, de la sala de máquinas.
Me acerqué a Neo y le ayudé a levantarse.
-Ocúpate del timón.- Dicho esto bajé a la sala de máquinas, había un motor del cual salía humo sin parar, agarré un trapo y me lo puse en la cara para no asfixiarme.
-Joder….



KAI
Cuando terminé de vestirme salí escopetado a la sala de mandos, donde Neo intentaba apagar el fuego que salía de los mandos. Alcé las manos e hice que saliese un bao que apagó el fuego por el frío aplicado.
Miré a Neo.
-¿Estás bien?



NEO
Saya me ayudó a levantarme y acto seguido bajo a la sala de máquinas, yo estaba un poco en shock por el golpe, pero en seguida me espabilé y me acerqué para apagar el fuego que salía del panel de control, pero Kai fue más rápido, cosa que agradecí.
-Si, estoy bien, no se que coño ha pasado, estaba despegando la nave, cuando la palanca a explotado y después en la sala de máquinas…-Miré a Kai.
-Saya, está abajo…- La nave se tambaleó de nuevo produciendo una explosión que venía de abajo, donde estaba Saya.



KAI
En cuanto pronunció el nombre de Saya salí corriendo, que no le hubiese pillado, ¿por qué había bajado ella si no sabía ni qué hacer? Sólo la había pedido que mirara que estaba pasando, no que se suicidara, maldita sea.
Llegué a la sala de máquinas.



SAYA
Me choqué contra Kai justo cuando salía de la sala de máquinas. Estaba llena de hollín y polvo. Por suerte, la explosión no me había alcanzado.
-Será mejor que no paséis ahí dentro, está lleno de humo y echo una mierda.


KAI
La agarré de un brazo y la aparté de allí lo más que pude.
-Ten más cuidado, podrías haberte hecho algo, ¿estás bien?



SAYA
-Si, estoy bien, cerré la puerta antes de que la explosión me afectara… por eso... no se puede pasar, veréis, al cerrar la puerta y al darle de lleno la explosión, pues…se ha quedado encajada.- Les miré a ambos, con una sonrisa inocente en mi rostro.
-Lo siento….



NEO
-Ohm, genial…-Suspiré eufórico llevándome una mano a la frente.
-Ya la ha vuelto a liar….-La miré y negué.
-Eres un desastre de mujer
.


JIM
En cuanto pude, bajé hasta la sala de máquinas con la caja de herramientas.
-¿Qué ha pasado? ¿Qué ha explotado
?


NEO
Jim apareció con la caja de herramientas, le miré.
-Nada, ha explotado un motor, pero tendremos que esperar a que se disperse un poco el humo para poder entrar, antes, claro, desencajando la puerta.- Miré a Saya con el ceño fruncido.



ERIKA
Entré en la sala de máquinas recién duchada y con ropa limpia.
-¿Qué pasa? ¿Una no se puede duchar tranquila sin que la estéis armando o qué?-Me crucé de brazos y miré a los presentes.


KARA
Estaba tan a gusto… tan agustito en mi cama… Y me habían despertado… hijos de puta… Me levanté, y sin cambiarme, con el camisón puesto, cogí mi cinturón y lo arrastré por todas partes hasta que encontré a todos frente a la sala de máquinas.
Estaban todos de cháchara, perfecto. Saqué una de mis pistolas del cinturón y la alcé a la altura de mis hombros.
-¿Quién ha sido el cabrón que me ha despertado?



NEO
Kara apareció y nos apuntó con una de sus pistolas.
-¿Qué coño haces, Kara?- La miré.
-Nadie tenía la intención de despertarte, uno de los motores a hecho ¡PUM! A la mierda.-Me crucé de brazos y me acerqué al panel de control.
-Joder….



KARA
Bajé la pistola malhumorada.
-Sois unos jodidos hijos de puta. –dije mirándoles.
-¿Qué coño habéis hecho?


NEO
Me giré y la miré.
-No se que coño ha pasado, debe de haber fallado algún contacto o algo, tendría que bajar a la sala de máquinas, pero gracias a Saya, no se puede pasar ahí, la puerta está atrancada.- Señalé la puerta, estaba abollada hacia fuera, incrustada en el metal de la pared.



KARA
Me acerqué a la puerta, posé las manos e hice que subiese la temperatura de la puerta hasta que el metal comenzó a derretir, por lo tanto cayó al suelo, al otro lado. Me giré y les miré. Respiré hondo y me fui sin soltar ninguna de las barbaridades que tenía en mente.



NEO
Kara derritió el metal, entré en la sala de máquinas, estaba hecha un asco.
-Puf….-Me acerqué al motor que había explotado.
-Por suerte, el carburador ha resistido, pero no podré mover la nave sin una conexión nueva. Esta reventada y si este motor no funciona, lo demás tampoco…-Suspiré y miré los motores, echaban humo.
-Habría que conseguir otra conexión nueva, un cable bastante largo que llegué de aquí.- Señalé la válvula del primer motor.
-Hasta allí.- Señalé por último al motor número 5.
-Pero el problema es que estamos en el aire y no tengo suficiente potencia para aterrizar.


JIM
Me acerqué donde estaba Neo y miré los problemas de las máquinas.
-Quizá podría unir dos cables, pero los más largos son los que usamos para la sala de ordenadores, y no puedo desconectarlos para bajar a tierra, además, estamos sobre mar, y sólo funcionaría para descender.-dije mirando con horror los estragos de la explosión.
-Aunque bueno, -me senté frente al carburador- me quedo aquí mirando el sistema, a ver si se puede hacer algo, vosotros podéis ir buscando cables, o mirad si por alguna casualidad llega una nave mercante, esas siempre tienen este tipo de aparatos.
Saqué la linterna de la caja de herramientas y miré el interior de la máquina
.


NEO
Asentí sobre la idea de Jim, pero lo más seguro era permanecer en el aire y esperar a ver si viene alguna nave de ayuda.
-Ya, pero Jim sabes muy bien que la gente que trabaja en esas naves siempre piden algo a cambio y necesitamos todo lo que tenemos, nos meteríamos en otro problema.-Suspiré rascándome el pelo desesperado.



SAYA
Les escuché durante toda la conversación, miré a Neo y después a Jim.
-Bueno, no hace falta darles nada, podemos robarles y saquearles, ¿no es eso lo que hacéis los piratas? Me diréis que todos esos tesoros los habéis cogido con el permiso de su antiguo dueño. Es pan comido para vosotros, ¿no?-Les miré apoyándome en la pared.



KAI
-No es tan simple, Saya. –dije entrando a la sala de máquinas.
-Los que navegan esas naves son más agudos que los piratas, no se dejan engañar y además, son más que nosotros por lo normal, no tenemos nada que hacer. Nosotros somos piratas, ellos son unos ladrones de cuidado. La última vez nos pidieron abastecimiento para un mes por gasolina.



SAYA
Miré a Kai cuando entró.
-Yo pensaba que los piratas erais famosos por nuestras hazañas, saqueando y robando a las demás naves.- Le miré y suspiré.
-Bien, veo que esto es trabajo para una espía. Yo lo haré, si nos encontramos con alguna nave mercante, me introduciré en su nave y robaré el cable que tanto os hace falta.- Me crucé de brazos.
-O como otra opción, esos tíos darían lo que fuera por estar con una mujer, yo haré de señuelo mientras vosotros, honrados piratas de agua dulce os encargáis del resto.


NEO
Joder con la ninfa, la miré alucinando en colores, miré a Kai de reojo.
-¿Pero de donde coño has sacado tú a esta mujer? Está zumbada.



KAI
La miré de reojo.
-¿Se puede saber qué dices? Eso ni de broma. Tú no sabes lo que pueden llegar a hacer esos… bárbaros. No voy a dejar que hagas eso. De todas formas algo habrá que podamos hacer.



SAYA
Alcé una ceja.
-Vale, vale, tranquilo, de todas maneras he dado con hombres más bárbaros que unos simples mercenarios.- Me giré y salí de la sala de máquinas.



KAI
Negué con la cabeza cuando se fue.
-No sé qué hombres peores que yo habrá conocido, en eso tiene razón, pero ofrecerse de esa manera… -suspiré.
-Lo tienes difícil con Kara, Neo. Ya la hemos despertado, la tendrás de morros todo el día.



NEO
Suspiré y me estiré.
-Si, bueno, lo mejor es que la deje tranquila, no la quiero agobiar, Kara tiene un temperamento muy fuerte y no me gustaría que lo descargase contra mí.- Dicho esto salí de la sala de máquinas.

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