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sábado, 26 de septiembre de 2009

Capitulo XXXVIII- HOSTIAS SIN SENTIDO.

Acción y muchas leches, sangre, huesos rotos... etc... pues eso, resomiendo a las personas que tengan fobía a la sangre y a los tendones fracturados que no lean este capitulo.



NEO
Caí al suelo provocando un estruendo sordo cuando mi cuerpo colisionó contra el suelo. Me costó lo mío ponerme de nuevo en pié, estaba jadeando de cansancio y sudaba sin parar. Una vez en pie, me ajusté los guantes y me coloqué en posición de ataque de nuevo, me apreté bien el cinturón de mi kimono y miré a mi adversario, que lo contemplaba todo desde el otro lado del tatami. Esbocé media sonrisa cansada recobrando el aliento.
-Eres buena…- Dije entre jadeos, pues mi adversaria era dura de pelar, tan menudita pero a la vez salvaje y agresiva. Sonreí y me crují el cuello.
-¿Lista para la siguiente ronda?- Me coloqué en mi posición adelantando un pie, con los puños cerrados y en tensión esperando que mi contrincante diera el primer paso.



SAYA
Asesté un golpe potente con mi puño izquierdo al mentón de Neo que cayó al suelo en el momento. Yo seguía de pie, jadeando y saltando para no enfriarme. Me dolían los nudillos a horrores y noté que uno de mis dedos pulgares estaba fracturado, no podía a penas moverlo.
Neo se incorporó y se colocó de nuevo en el lado opuesto del tatami. Moví los dedos de las manos para desentumecerlos sin dejar de mirar a Neo. Sonreí y asentí.
-Tú también lo eres…- Cerré los puños y moví la cabeza hacia un lado para relajar el cuello.
-¿Listo?- Neo se lanzó a por mí, quiso barrerme, pero yo me adelanté y salté estrellando mi codo en su cara.



ERIKA
Fui al armero a dejar unas cuantas armas nuevas que habíamos adquirido en el reino del Fuego. Pasé por al lado del gimnasio y miré por puro instinto. Solté un grito de emoción cuando vi a Neo y a Saya zurrarse a lo bestia y sin compasión. Dejé las armas y corrí a la cubierta donde estaban todos.
Abrí la puerta eufórica y les miré.
-¡Qué pasote! En el gimnasio, ¡Neo lucha con Saya! Se están dando de hostias.


JIM
-¡No jodas! –solté las cartas con las que Kara y yo jugábamos y seguí a Erika hasta el gimnasio, allí iba a correr sangre, por fin un poco de acción en esos días.


KARA
Saya y Neo se estaban zurrando… Ya verás si no me lo masacraba, con lo burra que era esa tía cuando quería.
Bajé corriendo las escaleras, adelantando a Jim y Erika y corrí al gimnasio.
Cuando le vi jadeado y cansado ya sabía que iba a perder, me llevé la mano a la frente.
-Ay, madre… ¡Neo! ¿Qué estás haciendo? –Kai llegó junto con Jim y Erika.



NEO
Saya me golpeó en la cara con el codo, hizo que me desequilibrara y cayese de nuevo al suelo. Me levanté de un salto y la agarré de los puños con ambas manos. Acto seguido golpeé una de sus rodillas haciendo que se agachara, giré sobre mí mismo y deposité una patada en su pecho haciendo que saliera disparada hacia atrás. No llegó a caer al suelo, pues se agazapó y fue frenando con las manos en el suelo. Volvió a la carga.



SAYA
Logré librarme de caer al suelo cuando Neo me golpeó en el pecho, por un momento me quedé sin respiración, pero como él me enseñó, controlé la situación llenando mis pulmones de oxígeno. Corrí hacia él cuando recobré el equilibrio y cesó el dolor de mi pecho. Neo me esperaba preparado para contraatacar, me dejé caer al suelo sintiendo el rocé del puño de Neo en mi mejilla. Derrapé por el tatami colándome entre las piernas de Neo. Me levanté de cara a su espalda, posé una mano en cada hombro de él y me impulsé hacia arriba golpeándole los omoplatos con mis rodillas. Cayó al suelo de cara tragándose el tatami.


ERIKA
Como molaba, estaba alucinando, nunca había presenciado una pelea de artes marciales, era un pasote. Entré en el gimnasio y me senté en los bancos contemplando la escena. Miré a Jim cuando se sentó a mi lado.
-Te apuesto 20 Giles a que gana Saya.



JIM
La miré.
-¿Estás de guasa? ¡Va a ganar Neo! Y 20 Giles es una apuesta de niñas, que sean 50.



ERIKA
Sonreí y saqué la pasta, la metí en la gorra que llevaba puesta. Se la pasé a Jim para que metiera su apuesta. Miré a Kara.
-¿Apuestas?



KARA
Miré a Erika.
-Mi novio está partiéndose la cara con una tía más fuerte que él, ¿crees que me interesa apostar? –Kai echó 100 Giles.- ¡Ah! –Le miré- ¡Tío! ¡Está tu mujer ahí dándose de hostias!


KAI
Me encogí de hombros.
-Ya lo sé, y va a ganar. 100 para Saya, -le dije a Erika y le revolví el pelo.
-Para que te lleves más con la apuesta. –me senté en un banco más alejado.



NEO
Agarré a Saya de la cabeza cuando estaba encima de mi espalda, cogí impulso y la lancé hacia delante estrellándola contra la pared. Saya cayó al suelo pero se levantó en un segundo rebotando con los pies en el suelo. Corrió hasta posicionarse delante de mí y se lió a puñetazos, algunos los lograba bloquear pero otros eran imposibles. Se puso de espaldas a mí y me golpeó con el codo en el tabique nasal haciendo que me sangrara.
-¡¡Hija de puta!!- Me llevé las manos a la cara, un despiste por mi parte, porque volvió a atacar dándome un rodillazo en el abdomen y acto seguido una patada en el mentón… De nuevo, volvía a estar en el suelo.



SAYA
Me aparté por si se le ocurría contraatacar. Le partí la nariz, estaba sangrando, pero él me lo dijo nada más empezar, no hay límites.
Caminé a su alrededor, se puso de rodillas, aproveché su confusión para acercarme. Posé mis manos sobre su cabeza agarrándole del pelo, me puse delante de él y cargué toda mi fuerza en la rodilla derecha. Justo cuando le iba a golpear, Neo me agarró de la pierna y me tiró al suelo, se puso encima de mí y me llenó la cara de puñetazos. Intenté bloquearlos poniendo mis brazos ante mi rostro. Cogí aire y rodeé su cintura con mis piernas, me impulsé hacia atrás liberándome de él que quedó en el suelo a cuatro patas. Me alejé jadeando.


KARA
No podía ver cómo estaba machacando a Neo, cuando le vi en el suelo di dos pasos para ir a socorrerle, pero Jim me agarró del brazo.
-¡Suéltame, joder!


JIM
-Él ha decidido hacer esto, no le está pegando para matarle, Kara, además, si vas ahora ahí herirás su orgullo.



KARA
Me dio rabia sólo de oír que sólo podía quedarme mirando como le desfiguraba. Me zafé de la mano de Jim con brusquedad y me alejé de allí sin mirar cómo me lo estaba dejando.



NEO
Me quedé a cuatro patas sobre el tatami, me dolía la nariz un montón, pero estaba disfrutando, nunca antes había tenido un rival tan fuerte. Sonreí y me levanté a gran velocidad, corrí hasta Saya llevándomela por delante. La tiré al suelo golpeándola el estómago con el puño. Esta cayó al suelo de rodillas.
-Si, pequeña, si, ¿duele, eh?- La golpeé la espalda con el pie quedando ella ahora a cuatro patas. Me puse a un lado y cargué contra ella dándola una patada en el costado derecho. Saya gritó de dolor cerrando los ojos con fuerza. Sonreí y volví a cargar unas cuantas veces más…Pero seguía levantándose. Se puso frente a mí, cerré el puño y lo descargué contra su cara partiéndola el labio inferior.



SAYA
Neo se cebó conmigo a base de patadas en mi costado derecho, se estaba quedando a gusto. Grité de dolor cuando ejecutó su última patada. Me llevé la mano al costado, por lo menos me había roto tres costillas… Me levanté y le miré, acto seguido me golpeó en la cara haciéndome escupir sangre por la boca. Di un par de pasos hacia atrás y me limpié la sangre que caía por la comisura de mi labio inferior.
Jadeé, tenía la vista desenfocada, lo veía todo borroso… Cerré los ojos un momento, cuando los volví a abrir, allí estaba Neo. Me golpeó la barbilla con una patada potente, pero no caí al suelo. Giré hacia atrás posando las manos en el suelo, mis piernas se impulsaron hacia arriba, primero una, que golpeó la nuca de Neo y después la otra que fue directa a su careto.



JIM
Estaba todo muy igualado, los dos estaban cubiertos de sangre, y lo más seguro que con algún que otro hueso roto. Kara estaba en una esquina sufriendo por Neo, Kai miraba atento… o eso parecía, sólo miraba a Saya.
Él también estaba sufriendo aunque su cara no lo demostrase.
-¡¡Vamos, Neo!! –grité. Sabía que él era más fuerte que Saya, debía ganarla.



NEO
Joder, esta tía era invencible, por más leches que la daba ella seguía levantándose y yo recibiendo. Sacudí la cabeza para quitarme el atontamiento. La miré, seguía mis movimientos con la mirada. Sonreí y caminé hasta ella que se agazapó. Frené y solté una risotada. Adopté posición de combate.
-Vamos, nena, ven con papá.


SAYA
Le seguí con la mirada, se plantó delante de mí y se puso en guardia. Cogí aire para relajarme y anduve en círculos alrededor de él. Cuando me sentí preparada volví al ataque con las patadas y los puñetazos. Neo intentaba bloquearlos y contraatacar con algún golpe suelto que yo recibía sin darme cuenta. Le golpeé la sien con el codo, se recuperó en seguida, me agarró de los brazos y me inmovilizó con una llave, no podía mover ni los brazos ni las piernas. Me golpeó tras la pierna cayendo al suelo de rodillas. Estaba perdida…



ERIKA
-¡¡No vale!! ¡La estás inmovilizando…! ¡Mierda!- Me crucé de brazos, iba a perder la apuesta.
-¡¡Vamos Saya, tú puedes, coño!!


KAI
Si perdía Saya ahora estaría arrepintiéndose durante un buen tiempo por su orgullo.
-¡Saya! ¡¿Eso es todo lo que te he enseñado?! –intenté motivarla, aunque no estaba seguro de si eso la hundiría más.
-¡Demuéstrame lo fuerte que eres!


NEO
La miré, estaba perdida, era absurdo malgastar saliva, iba a perder. Hice que girara bruscamente y cayera al suelo boca arriba con un simple movimiento de mi muñeca.
-Has perdido.- Sonreí y me incliné para mirarla.
-No puedes ganarme, nena.



SAYA
Terminó de hacerme la llave, choqué mi espalda contra el suelo. Cerré los ojos con fuerza gimiendo de dolor. Los abrí y le miré jadeando. No tenía fuerzas, estaba molida.
-Apuesto a que no.- Sonreí y le golpeé el careto con mi puño izquierdo, acto seguido le hice la zancadilla tirándolo al suelo. Me senté encima y le miré.
-¿Quién pierde ahora?



NEO
La miré y asentí.
-Está bien, has ganado, una cosa ¿Cómo coño metes esos izquierdazos? Joder, son bestiales.



SAYA
Sonreí y miré a Kai.
-Tengo un buen profesor.- Me levanté y le extendí la mano para ayudarle a levantarse.
-Ya sabes lo que te toca.- Sonreí y salté de alegría.
-¡Por listo limpias tú la nave, me he librado!



JIM
Abrí la boca.
-¡Cómo has podido perder! ¡La tenías! ¡Ya la tenías! ¡A la mierda mis 50 Giles! –di una patada al suelo, ¿cómo ha podido perder Neo contra Saya?



KARA
Ya había acabado el combate, los miré a los dos mientras el resto se repartía el dinero de las apuestas.



ERIKA
Me quedé con toda la pasta, bueno, la repartí junto con Kai.
-Que guay, sabía yo que Saya ganaría. Tiene más mala uva que Neo.- Sonreí y me quedé tan feliz con mis ganancias.



SAYA
Miré a Neo mientras se iba a curar y a ducharse. Sonreí, gracias a él había aprendido a luchar y a defenderme. Erika lo celebraba a lo grande, que cabrones, habían apostado… Miré a Kai y me acerqué hasta sentarme a su lado, como pude, tenía las costillas rotas y dolores por todos lados.



KAI
La miré.
-Pensé que querías que te enseñara yo, has llegado al extremo de partirte de todo, eres una bestia. –la limpié la sangre del labio.
-¿Quieres que vaya a curarte?



SAYA
Le miré.
-Aún quiero que me enseñes tú, lo que pasa es que Neo se ofreció para enseñarme la lucha cuerpo a cuerpo. Nos fuimos picando… y así hemos acabado.- Me llevé la mano al costado.
-Más te vale no cabrearme, sino, te partiré la cara…- Sonreí dolorida.


KAI
-Anda, vamos, desastre. –la cogí en brazos intentando no hacerla daño.
-Arriba, vaquera.



SAYA
Me agarré a Kai cuando me cogió en brazos.
-Cuidado…- Le dije cuando me agarró. Me dolía todo el cuerpo, necesitaba una ducha y meterme en la cama…
-Vamos al baño, las duchas estarán ocupadas por Neo…- Le sugerí.
-Además allí hay más espacio y una bañera para mí sola.- Sonreí.
Me llevó hasta el baño, me bajé de sus brazos con cuidado y cerré la puerta para que no me vieran. Me puse delante del espejo y me levanté la camiseta para verme el costado. Lo tenía colorado, amoratado y de todos los colores. Se podía apreciar las costillas rotas y las contusiones.
-Esto me va a doler.- Dije mirando a Kai, él sabía a lo que me refería.



KAI
-Tranquila, estarás bien. –la ayudé a quitarse la camiseta con cuidado.
-Te trataré como a una reina. –sonreí.



SAYA
Me quité la camiseta con la ayuda de Kai. `Puse cara de dolor cuando sentí que las costillas me ardían cuando movía los brazos.
-Aprovechas cualquier situación para desnudarme, ¿eh?- Bromeé y sonreí.



KAI
-Uf, no sabes lo que me pone verte destrozada, me estoy poniendo burro… -la ayudé con los pantalones, no me gustaban nada las heridas, Neo y ella se habían pasado muchísimo a la hora de pelearse de esa manera.
-Mira que habéis sido bestias.



SAYA
Le miré, estaba preocupado por mí…
-Lo siento… Neo solo me enseñaba, no tenía ni idea de que llegaríamos a este extremo…- Levanté una pierna cuando Kai me bajó los pantalones, acto seguido levanté la otra. Me quedé alucinada, estaba llena de hematomas.


KAI
-Por Dios, Saya… -me llevé la mano a la cabeza.
-Saya, yo no puedo curarte todo esto, mis poderes no dan para tanto. –tenía tantas heridas en el cuerpo que no quería ni mirar.



SAYA
Tragué saliva.
-Ya…bueno, solo cúrame las costillas… de lo demás me encargo yo…- Desvié la mirada. Puf… la había hecho buena, y eso que era yo la que menos había recibido, no quería imaginarme como estaría Neo…


KAI
Cogí el taburete que había a una esquina del baño.
-Será mejor que te sientes, no vaya a ser que te caigas. –la senté y me agaché a su lado, con una mano rodeé una suya, si recibía dolor querría soportarlo de alguna manera.
-Cógeme fuerte de la mano. –en ese momento recordé la última vez que necesitó mi mano y no pude dársela. Cuando nuestro hijo nació no pude asistir al parto y estuvo sola…
Empecé a aplicar hielo con cuidado, buscando la manera de devolver las costillas a su estado original.



SAYA
Me senté en el taburete como me había dicho Kai, que se agachó a mi lado agarrándome la mano. Esto me iba a doler, y no solo el dolor era lo realmente terrible, era el escozor y el ardor que me produciría después… y encima eran tres costillas…
Le miré y asentí agarrando su mano con fuerza, le iba a destrozar….
Respiré hondo varias veces antes de que empezara a aplicarme hielo. Al principio solo sentía el frío sobre la piel, pero poco a poco iba penetrando por los tejidos, las ligaduras el músculo hasta llegar al hueso dañado. Tragué saliva y cerré los ojos con fuerza cuando el hielo “tocó” la primera costilla fracturada. Aguanté todo lo que pude, pero no pude reprimir un alarido de dolor agarrando con mucha fuerza la mano de Kai.



KAI
Apretaba fuerte la mano y gritó cuando empecé a colocar la primera costilla, paré.
-No puedo, Saya, no puedo. –aparté la mano de su costilla



SAYA
Kai apartó la mano de mi costado. Jadeé y le miré.
-…Kai…- Le agarré de la mano cuando se levantó.
-Confío en ti… me has curado de cosas peores…si me duele, me tendré que aguantar…



KAI
-Tiene que haber otra manera, debemos tener algún tipo de calmante o algo que funcione con anestesia, a pelo sólo voy a hacer que te desmayes de dolor. –me sequé el sudor de la frente, realmente lo pasaba mal al verla sufrir.


SAYA
Bajé la cabeza sin soltar su mano.
-Kai, puedo aguantarlo… de verdad, solo es un momento…si esperamos más tiempo tal vez esto vaya a peor.- Me llevé la mano libre al costado.



KAI
-De verdad, Saya, déjame buscar algo para aliviarte el dolor. –la besé en la frente.
-Espérame aquí, no te muevas. –salí de los baños y me encaminé al botiquín, algo debía haber.


SAYA
Apoyé la frente en el lavabo cuando salió Kai. Cerré los ojos, sentía que me iba a caer del cansancio en cualquier momento. Me acordé que uno de mis dedos pulgares estaba fracturado también. Lo moví como pude al sentir que me dolía… solo estaba descolocado. Agarré el dedo con mi mano buena, cogí aire y me lo coloqué hasta que escuché un chasquido. No grité para que no me oyese Kai, pero me dolía a horrores.



KAI
Busqué por todo el botiquín, pero no encontraba nada útil. Maldita sea, esta nave era un verdadero asco.
-¡Joder! –apoyé el brazo en la pared y encima la frente. No podía ver sufrir a Saya, y menos si yo la estaba haciendo ese daño. Miré al suelo, había un bote de pastillas para el dolor de cabeza, me agaché y leí el prospecto. “Causa somnolencia”, genial. Era mejor eso que nada.
Me levanté y fui de nuevo hacia los baños, con suerte esto la ayudaría a aguantar el dolor.
Entré y me agaché a su lado.
-¿Estás bien?



SAYA
Kai volvió al rato, se acercó y se agachó a mi lado.
-Sí… solo que me mata el cansancio, nada más.- Me fijé en que llevaba un bote de pastillas en la mano. Le miré.
-¿Qué vas a hacer con eso?



KAI
-Esto te aliviará, una de dos, o no sientes nada, o te quedas roque, ambas están bien. –eché un puñado de pastillas en mi mano, en total conté cinco.
-Toma estas por el momento, esperaremos cinco minutos a que reaccionen.


SAYA
Le miré y luego las pastillas.
-Quieres que me drogue…- Suspiré y miré al suelo.
-No pienso tomarme esas pastillas, Kai…



KAI
La miré.
-Saya, no seas tiquismiquis, son solo antibióticos, Saya, te ayudarán a aliviar el dolor. –se los puse en la mano.
-Vamos, Saya, no puedo ayudarte si… si te hago tanto daño, por favor, no me lo hagas más difícil. –posé la mano en su cara y con la otra le agarré la mano libre.



SAYA
Respiré hondo y le miré.
-Está bien…- Miré las pastillas, suspiré y me las metí en la boca. Alcé la cabeza y tragué. Miré a Kai.
-Ya está…



KAI
La besé en la frente.
-Tranquila, pronto estarás bien. –posé la mano sobre su costilla y empecé a aplicar hielo de nuevo poco a poco. La besé mientras intentaba curarla, no podía oír sus gritos, pero estaba temblando.



SAYA
Kai volvió a colocar su mano en mi costado, me dolió tanto como antes pero Kai acalló mis gritos besándome.
Las pastillas empezaron a hacerme efecto, empezaba a verlo todo borroso y mi respiración era pesada. Cerré los ojos y dejé caer la cabeza sobre el hombro de Kai hasta dormirme del todo.



KAI
Se durmió, eso era lo mejor que podíamos esperar. Seguí aplicando hielo hasta que sus tejidos se unieron, me llevó una hora. La cogí en brazos y la metí en la bañera, terminé de desnudarla y llené la bañera a una altura en la que no cubriese más allá de su cuello. La bañé mientras dormía con agua fría, esperaba que cuando despertase se sintiese mejor.


NEO
Terminé de ducharme y de curarme las heridas que Saya me había causado. La herida más grave era la nariz, que me la había roto por el tabique. Por lo demás, no estaba tan grabe, un par de hematomas y contusiones.
Erika me comentó que Kara estaba cabreada conmigo... Pues vaya…
Fui a buscarla para explicarle el percal.



KARA
Iba a buscar a Neo a las duchas cuando él venía de ellas. Aceleré el paso y cuando estuve frente a él le di un tortazo en la cara, acto seguido le abracé.
-Eres un idiota y un descerebrado, ¿lo sabías? ¿Sabías lo preocupada que estaba, pedazo de mamonazo?


NEO
Kara me soltó una hostia en toda la cara… genial. Me abrazó y yo la correspondí un poco sin saber que hacer.
-Estoy bien… no me ha pasado nada grave, estaba dándole una clase de defensa a Saya, me lo pidió y bueno, no estaba de mal un poco de acción.



KARA
Me separé para mirarle, tenía la nariz destrozada. Le acaricié la cara.
-¿Pero cómo no me has dejado curarte? –posé los dedos sobre su nariz, puso cara de dolor.
-Ush… Ven, te daré algo para el dolor. –cogí su mano y tiré de él, pero me giré y posé un dedo en su pecho.
-Y no se te ocurra volver a hacer una gilipollez de ese calibre, ¿te ha quedado claro? –volví a emprender el camino al botiquín.



NEO
No dije nada ante sus amenazas ni sus avisos, simplemente asentí y la seguí para que me diese algo que me calmara el dolor de pelota que tenía ahora mismo.
-Muy bien, mami, te haré caso y seré un nene bueno.


KARA
Me giré.
-Lo digo en serio, grandullón, no os habéis controlado y mira como estás. –me llevé la mano a la frente un momento y suspiré. Le acaricié la mano.
-Lo siento… no quería cabrearme, perdona… -le solté y caminé sin molestarle, para que fuese a su ritmo mientras yo buscaba los medicamentos entre todo el montón que… sin saber por qué, ahora estaban esparcidos por el suelo. Me agaché y comencé a buscar.



NEO
Suspiré y me senté en mi silla de piloto. Los medicamentos estaban por los suelos…
-¿Quién coño ha tirado las medicinas al suelo?- Pregunté rascándome una ceja algo confuso.
-¿Qué pasa? ¿Qué tenemos un drogata a bordo?


KARA
Cogí el bote correcto y me levanté.
-Quizá Kai buscaba esto. –saqué dos y se las di.
-Voy a por un vaso de agua. –le acaricié la cara antes de salir y me dirigí a la cocina. Llené un vaso de agua pero se me cayó de entre los dedos, cerré los ojos y me agarré a la encimera. Cuando el mareo cesó abrí los ojos.
-¡No pasa nada! ¡Sólo se me ha caído un vaso! –dije en alto para que Neo me oyese. Recogí los cristales y volví a llenar un vaso.
Lo llevé a la sala de mandos.
-Soy una torpe… -sonreí avergonzada y le di el vaso.



NEO
Cogí el vaso y las pastillas. Me las tomé y dejé el vaso al lado del panel de control. Apoyé la cabeza en el respaldo de mi silla y cerré los ojos cansado.
-No tienes que preocuparte por mí cuando lo que hago es intencionado.- La miré y me levanté.
-Voy a echarme un rato…- La besé en la frente y me fui a mi camarote.



KARA
Tragué saliva y me senté en su silla, seguramente estaba molesto conmigo por echarle la bronca en vez de ir a cuidarle, como había hecho Kai con Saya. Si quería ser una buena mujer para Neo ese no era el buen camino para nada. Me eché el pelo tras la oreja y le seguí.
-¿Puedo… ir contigo? –le pregunté a dos pasos por detrás de él.


NEO
Me giré y la miré cuando noté que me seguía. Sonreí y la indiqué que me siguiera con un movimiento de cabeza.
-No hace falta ni que lo preguntes…


KARA
Sonreí y fui con él, al fin y al cabo no estaba enfadado, tenía un carácter mucho más tranquilo que el mío, y eso era algo que me compensaba.
Se acostó, estaba molido, así que dejé que durmiese en la cama cual largo era, y yo me quedé sentada en una silla mirándole.


SAYA
Me desperté cuando las pastillas dejaron de causarme el efecto. Estaba en el camarote de Kai, aún me sentía algo adormilada, pero mejor que antes. Me incorporé con cuidado, pues tenía agujetas por todos lados, además de los hematomas que aún se percibían en mi piel. Las costillas estaban sanadas y el labio partido curado…
Llevaba puesto una de las camisetas de Kai para dormir y uno de mis pantalones cortos. Me miré los brazos y las piernas, estaba hecha un desastre.


KAI
Salí del baño por tercera vez desde que Saya se durmió, esta vez estaba despierta.
-Vaya, al fin, pensaba que despertarías por la noche. –me acerqué y me senté a su lado.
-¿Te encuentras mejor?


SAYA
Kai salió del baño y se sentó a mi lado.
-Sí, aún estoy algo agilipollada, pero por lo demás… creo que estoy bien…- Le miré.
-…gracias…y lo siento por haberte hecho pasar por esto…


KAI
-Tranquila, no pasa nada. –la miré a los ojos.
-Pronto volveremos a ver a tu amigo Edward. –puse los ojos en blanco y la volví a mirar.



SAYA
Le miré, sabía de sobra que no le gustaba nada ir a ver a Edward, bueno… tal vez a él si, pero a su mujer….
-Si no quieres verle el careto a Xan… no hace falta que vayamos…- Kai lo pasó muy mal cuando Xan asesinó a su hermana pequeña… Tuve que llevármelo lejos de la ciudad y retirarnos al bosque para que tuviese tranquilidad, dejó de hablar, de comer… jamás le había visto y tan mal…


KAI
Desvié la mirada cuando mencionó a esa…
-Tranquila, no vamos a verla, y de todas formas, sé controlarme, no como ella… -apreté mi puño, aquella puta había matado a mi hermana y no podía hacer nada por vengarla. No podía vengar a mi hermana, no podía vengar a mi padre… me sentía tan… tan impotente…


SAYA
Miré a Kai de reojo, estaba tenso y cabreado… Posé mi mano encima de su puño cerrado y le miré, sonreí y apoyé la frente bajo su barbilla.
-Mi Copito…- Dije en tono mimoso para animarle un poco. Froté mi frente en su barbilla.



KAI
Otra vez con Copito, en qué día se le ocurriría… La acaricié el pelo aunque tenía el instinto asesino dentro queriendo salir.
-Sabes que no me gusta ese nombre, ¿verdad? Me gustaría al menos ponerte uno a ti que contrarreste, no sé… Gotita no te afecta.



SAYA
Sonreí y le di besitos en el cuello.
-Son nombres cariñosos, no sé porque te molesta tanto.- Hice ruiditos mimosos mientras le seguía besando en el cuello.



KAI
Sonreí.
-Oye… yo también quiero ponerte un nombre cariñoso, ¿qué tal… -hice un movimiento con el puño cerrado de arriba abajo- Cascada? –desvié la mirada esperando su reacción.



SAYA
Me quedé callada un momento, me aparté lentamente y le miré.
-¿Cascada?- Le golpeé el hombro con el puño.
-Eres un mamón y un asqueroso, no pienso darte mimos jamás.



KAI
-Oh, vamos, no te piques, Saya, con lo bien que haces tú eso, y no sólo con… esta. –dije alzando la mano izquierda.



SAYA
Entrecerré los ojos mirándole con cara asesina.
-Kai… ni se te ocurra seguir.- Le encantaba jugar a ese rollo: A ver quien es el primero que saca de quicio a la tonta de Saya.



KAI
-También con esta… -alcé la otra mano, me iba a llevar una leche, lo estaba viendo.



SAYA
-Kai.- Dije seria, cerré el puño y lo descargué en toda su boca.
-Te lo mereces, marrano. Pero mira que llegas a ser guarro y cerdo, todos los tíos sois iguales.



KAI
-Mmm… -me llevé la mano a la boca.
-Sí, también se te da bien con esta. –Cogí su barbilla- Con tus bonitos y preciosos morritos, grr. –me reí cuando se separó bruscamente.
-Con lo bien que haces tú ese tipo de cosas. Mmm, me estoy poniendo burro… -me volví a reír, sabía cómo la molestaba eso.



SAYA
Agarré la almohada y se la estampé en la cara.
-Ohm, ¿si? ¿te estás poniendo burro?- Aparté la almohada y le miré. Me tumbé encima de él.
-Yo puedo solucionar eso.- Sonreí y le acaricié el labio inferior con mis dedos.
-Que te la mame tú abuela.- Me levanté.



KAI
-Eh, cuidadito con mi abuela, mona. –la agarré del pantalón y tiré de ella hasta sentarla otra vez.
-Tú tienes que reposar, reina, tienes más heridas que cuerpo. –la acaricié los labios y me reí.
-Perdona, lo tenía a huevo.



SAYA
Le mordí uno de sus dedos.
-Cuidado, hielito, muerdo.- Sonreí y me aparté tumbándome de nuevo. Le miré y le saqué la lengua.
-Marrano.



KAI
Sonreí y la hice cosquillas,
-Este marrano te tiene loquita, así que cuidadito con los que hacemos si quieres que te siga teniendo loquita. –la besé mientras la acariciaba el cuello con los dedos.



SAYA
Sonreí y le agarré de las manos para que no me hiciese más cosquillas.
-Sí, me tienes loca, pero cuando te pones a soltar guarradas como ahora me dan ganas de matarte.- Le di un beso en la barbilla. Me le quedé mirando.
-Un momento…- Sonreí y le acaricié las mejillas.
-¿Te estás dejando barba o es cosa mía?


KAI
-Om… sí, bueno, esta mañana y ayer pasé un poco de afeitarme, pero tranquila, mañana engancho de nuevo la cuchilla. –dije pasándome la mano por el mentón.


SAYA
Sonreí.
-No, no hace falta, me parece mejor así, te hace más atractivo.- Le acaricié la barbilla.
-Siempre tan afeitadito y tan metro sexual…- Me reí levemente pasando mis manos a su nuca.



KAI
Sonreí.
-Con que metro sexual… lo que tú digas, guapa. –la volví a besar, cogiendo su mano y pasándola por mi mentón para que notase la barba.
-¿Más atractivo, eh? Quizá me la deje. –alcé las cejas.


SAYA
Le acaricié el mentón con suavidad con la yema de mis dedos. Acerqué su rostro al mío y le besé lentamente con dulzura.
-Así que me quedo con el mote de Cascada, ¿eh? Ya te vale, yo aquí con cariños y mimos y tú con esas vulgaridades, no es digno de un rey.



KAI
-Tampoco es digno tener un mote tan… no digo vulgar, pero tú me entiendes, tengo una reputación, si saben que me llamas “Copito” van a pensar que soy un blando… así que ya sabes… en privado. –la besé de nuevo.
-Y si no lo haces más, no te llamaré Cascada.



SAYA
Me crucé de brazos y le miré lastimera.
-P-pero…a mi me gusta llamarte Copito…- Le puse ojitos de corderita degollada.
-Copito, Copito, Copito.- Le llené de besos por toda la cara.



KAI
Puse los ojos en blanco, no podía competir contra ella, dejé que me lo llamase cuanto quisiese, si ella era feliz así… Seguimos besándonos y llamándonos gilipolleces un buen rato, no ganábamos a disgustos últimamente.

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