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jueves, 17 de septiembre de 2009

Capítulo XXXI - DESPEDIDA

¡Qué potito esto, madre! ^^

NEO
Llegamos al País del Hielo al anochecer, aterricé la nave, convencido de que el cable nuevo no fallaba. Apagué los motores y abrí la compuerta principal…joder que frío.
-Brrrrrr… Me voy a congelar, joder.- Me froté los brazos y agarré mi chupa de cuero para cubrirme.
Saya apareció con el pequeño Kai agarrando su mano y con una mochilita en su hombro, estaba muy mono. Sonreí y me crucé de brazos.

KAI JR.
Mamá vino a recogerme, estábamos en casa y yo tenía que volver con la tía y el tío. Salí con ella agarrando mi mano, me sentía triste, pero era un niño mayor y no iba a llorar.
Suspiré y miré a mi mami.
-Bueno, mama, como ya te dije, soy un niño mayor, podré cuidarme solo… bueno, el tío me cuidará, pero eso da igual.- Sonreí y la miré, extendí los brazos hacia arriba para que me abrazara.
-Te quiero, mamá.- La abracé con fuerza.

KAI
Ya dejábamos a Kai en casa. Por un lado me sentía aliviado de que no tuviese que estar pasando peligro, pero por otro lado me apenaba separarme de mi hijo otra vez. Salí detrás de Saya y Kai cuando bajaron de la nave y me crucé de brazos.


KAI JR.
Me quejé cuando mamá me lleno de babas la cara con sus besos.
-Ay… mami.- Sonreí y me limpié la mejilla. Miré a papá y corrí hasta él subiéndome de un salto a sus brazos.
-Ya verás cuando vuelvas, seré más fuerte que tú.- Sonreí y le abracé.
-A ti también te quiero mucho, papi chulo.


KAI
Le cogí cuando me abrazó.
-Ya, seguro que eres más fuerte que yo, más quisieras tú. –le abracé.
-Ahora hazme la pelota… -sonreí- Yo también, pulga.

KAI JR.
Sonreí y le di un beso en la mejilla. Me bajé de sus brazos y caminé hacia el castillo.
-Espera… se me olvida algo.- Me di la vuelta y corrí al interior de la nave de nuevo. Cuando encontré a Kara me lancé hacia ella y la abracé con mucha fuerza.

KARA
No me di cuenta de que Kai venía corriendo hasta que se tiró sobre mí para despedirse.
-Oh, mi niño… -le abracé con fuerza y le besé en la cabeza.
-¿Ya te vas, cielo? –le pregunté apenada.


KAI JR.
La abracé con fuerza.
-Si, me tengo que ir ya, pero nos veremos de nuevo.- Sonreí y la miré.
-Oye, Kara…- Me puse rojo y la di un beso en los labios. Me levanté y me fui corriendo avergonzado…oye, pues no era tan malo besar en la boca.

KARA

Me quedé con los ojos abiertos sin decir nada mientras el niño se iba. Era bastante espabilado para ser hijo de Kai, debía haber salido a Saya. Cuando reaccioné dejé caer los hombros y mis labios temblaron.
-¿A qué lloro por gilipollas?


KAI JR.
Salí escopetado fuera de la nave aún con mi cara roja como un tomate.
-¡He besado a una chica, he besado a una chica!- Grité dando saltos de alegría mientras los demás me miraban. Me había gustado, pues no era tan malo si la chica es guapa… como Kara. Cuando sea mayor me casaré con ella.

SAYA
Kai se metió en la nave corriendo y salió al poco… corriendo. Me fijé bien, estaba colorado, ¿qué le había pasado? Entonces fue cuando empezó a gritar que había besado a una chica.
Sonreí y negué con la cabeza. Me acerqué a su padre.
-Se nota que es hijo tuyo.


KAI
La miré extrañado.
-¿Cuándo he pregonado yo ese tipo de cosas? Es más, ¿cuándo he pregonado nada? Si cuando nació Kai no me dejaste presentarlo al reino porque te me adelantaste. –solté una pequeña risita.

SAYA
Iba a decir algo, pero no me salieron palabras. Me reí levemente.
-Vale, ese día había visto el Rey León, tengo complejo Rafiki., ¿algún problema, Copito?- Dije cruzándome de brazos.

KAI
-Sólo diré algo. –Me acerqué a su oreja- Hakuna Matata. –metí las manos en mis bolsillos y seguí a Kai, que seguía cabalgando como un potrillo despotricado.
-¡Cabra loca, te vas a matar!


SAYA
Me reí y le miré mientras seguía a Kai. Neo nos esperaría mientras dejábamos a Kai en el palacio. Les seguí con las manos metidas en los bolsillos de mi chaqueta. Iba mirando el suelo cuando una bola de nieve impactó en mi cara. Escuché la risa de ambos Kais. Me retiré la nieve de la cara y les miré.
-Ohm… aprovecháis que sois dos y yo una pobre dama indefensa, ¿eh?

KAI JR.
Yo seguía saltando y cantando, haciendo el tonto. Mi papi caminaba a mi lado, miré a mamá, que estaba algo atrás. Miré a mi papá y le indiqué con el dedo que estuviese callado. Me agaché y cogí nieve del suelo haciendo una bola entre mis guantes. Sonreí y se la lancé a mi mamá en toda la cara. No pude evitar reírme.


KAI
-¿Dama indefensa? Pffff. –me burlé y cogí una bola del suelo.
-Vale, Kai. Quiero ver como mejoras con tus poderes. –se la puse en la mano.
-Lánzasela a mamá sin usar la mano.

SAYA
Les miré, a uno y a otro.
Carraspeé.
-Anda, que jodio el padre, eso, utiliza a tu madre como diana, tendrá….- No terminé la frase, otra bola, la que Kai le había dado a mi hijo, estalló contra mi pecho.
-Guay…- Se rieron de nuevo.

KAI JR.
Miré a papá y asentí. Miré la bola que salió disparada sola hasta chocar de nuevo con mi mamá.
-¡Si! ¡Cómo mola!- Salté de alegría, lo había hecho.
-¿Así papi?

KAI
Me reí, Saya se estaba llevando golpes por todas partes.
-Muy bien, hijo. –le revolví el pelo.
-Aunque creo que ahora deberías correr.

SAYA
Me limpié la nieve del pecho, encima se me había metido por dentro, estaba helada…
Les miré y sonreí.
-Bueno, creo que es mi turno.- Sin decir nada más salí corriendo tras ellos, ni el padre ni el hijo se iban a librar.

KAI JR.
Mamá corrió detrás de mí, grité y salí corriendo para que no me alcanzase.
-¡¡¡Nooooooo!!! ¡¡Seguro que me llena de babas!!- Mamá me lanzó una bola dándome en la cabeza.
-¡¡Papiiiiiii!! ¡¡Socorro!!


KAI
Me rasqué la cabeza mirando a otro lado.
-Yo no sé nada, que luego tu madre me mata. –les miré mientras corrían, sonreí. Al fin y al cabo éramos una familia. Rara, pero lo éramos.


SAYA
Miré a Kai.
-Si piensas que tú te vas a librar por ser el padre vas listo, Copito.- Le espachurré una bola de nieve en la cara. Me reí.
-Ahora….- Me reí de nuevo.- Ahora si que pareces un Copito.- No podía parar de reírme, era cómica la cara que se le había quedado.

KAI
-Genial. –Me aparté la nieve de la cara- Te parecerá bonito atentar así contra el rey. –cogí la nieve de mi cara y la agarré del pantalón por detrás cuando hizo ademán de escapar.
-Quieta pará. –eché la nieve en el interior de su pantalón.
-Ahí te quedas. –me alejé con las manos en los bolsillos.


SAYA
Intenté escaparme, pero me agarró por detrás y me echó nieve dentro del pantalón.
-Capullo….- Joder, estaba helada. Sacudí las piernas para que bajara. Le miré, corrí hasta él y me subí encima haciendo que cayese al suelo.
-Pero mira que eres cruel, ¿cómo se te ocurre meterme nieve dentro de los pantalones? ¿Quieres que se me congele el culo?- Mientras decía aquello, intentaba espachurrarle otra bola de nieve en la cara, pero el muy… no me dejaba. Empecé a reírme. Escuché a mi hijo dándole ánimos a su padre, como no.

KAI
Di la vuelta a la tortilla, subiéndome yo encima suya con una bola de nieve en la mano.
-No puedes conmigo, ninfa. –alcé la bola delante de su cara.
-¿Tus últimas palabras?


SAYA
Sonreí y antes de que él pudiese lanzarme la bola, yo le estrellé otra en la cara.
-Ups…-Me reí y vi como mi hijo me abucheaba. Miré de nuevo a Kai.
-Chaval, no soy una ninfa cualquiera, soy tu mujer.

KAI JR.
Me reí viéndoles luchar en la nieve, molaba mazo, bostecé y me senté en el suelo. Estaba cansado y a estas horas es cuando solía acostarme.
-Papi, mami, tengo sueño…- Les miré con cara de alelado sonriendo.
-¿Vamos a casa?


KAI
Me levanté sacudiéndome la nieve de la ropa.
-Anda, vámonos, que el niño pequeño necesita dormir. –lo cogí en brazos y empecé a andar hasta el castillo.


SAYA
Me levanté y les seguí hasta el castillo. El peque se quedó dormido en brazos de Kai, sonreí y les miré.
Natty nos recibió, como no, con cara de asco a Kai y una sonrisa cálida a mí.


KAI
Subimos al niño al cuarto, Kai se encargó de tumbarle y arroparle. Le miré con tristeza, le iba a echar de menos.
Suspiré y la miré.
-¿Crees que deberíamos irnos sin despedirnos? A lo mejor se enfada, conociéndole… -dije con las manos en los bolsillos, le miré mientras roncaba.


SAYA
Respiré hondo y le miré.
-No creo que sea necesario despertarle, está cansado, además, él sabe muy bien que nos vamos… no se molestará.- Volví la mirada al niño, sonreí levemente. Me di la vuelta y miré a Kai.
-Te espero fuera.- Le acaricie el brazo y salí.

KAI
Miré al crío. Había que ver cuántas cosas había vivido sólo con seis años. Aunque bueno… yo con siete ya lo había visto todo. Le arropé y salí de la habitación, intenté no cruzarme con mi hermano.


SAYA
Kai salió del cuarto, le esperaba en el pasillo hablando con Natty, le dejaba a su cargo con la esperanza de que no le perdieran esta vez. Aún no se podía creer que hubiese vuelto con Kai, casi la da un ataque cuando se lo dije, aun que, lo dedujo ella sola.
Miré a Kai cuando se acercó.

KAI
Suspiré. No miré a Natty cuando pasé por su lado.
-Deberíamos irnos a la nave, no queremos molestar. –metí las manos en los bolsillos y me dirigí a la puerta.


SAYA
Me despedí de Natty con un abrazo y acto seguido salí detrás de Kai. Cerré la puerta una vez fuera. Anduve junto a Kai, le miré de reojo y sin decir nada, le agarré del brazo apoyando la mejilla en su hombro.

KAI
Suspiré y la agarré de la cintura para acercarla más a mí.
-No sé por qué narices me preocupo ahora de dejarlo ahí. –dije cerrando los ojos sonrojado. Seguramente se reiría de mí.


SAYA
Le miré, sonreí al ver que se había puesto rojo.
-Kai… ¿te has sonrojado?- Dije presionando levemente mi dedo en su pómulo.
-Si, si, te has puesto dojito.- Me reí levemente.
-Que mono…- Sonreí y pasé mis brazos a su cintura apoyando la cabeza en su pecho mientras caminábamos.

KAI
-No estoy rojo, es por culpa de la nieve que me has echado en la cara. –dije andando con dificultad, ya que ella me abrazaba mientras caminaba.
-Nos vamos a caer los dos a la nieve.


SAYA
Le solté.
-Pero mira que eres arisco.- Puse los ojos en blanco cruzándome de brazos. Hombres… encima que una se esmera en darle cariños, este tío no cambiará nunca.
-Tranquilo, me apartaré para que su majestad pueda caminar con toda la libertad posible.

KAI
Esta mujer siempre se enfadaba, qué infantil. Puse los ojos en blanco y la empujé a la nieve.
Me agaché hasta estar a su misma altura.
-Ya que pareces una niña, te trataré como tal. –me levanté y estiré el brazo hacia ella.
-Venga, bonita, arriba. –sonreí.


SAYA
Me empujó haciendo que cayera al suelo.
Le miré seria.
-Eres un capullo.-Aparté su brazo de un manotazo. Me levanté y me sacudí la nieve de la ropa. Le miré y negué con la cabeza.
-Volvamos a la nave…-Dije en tono serio y caminé por la nieve camino de la Quimera.

KAI
La miré con una ceja alzada. Suspiré encogiéndome de hombros y la seguí.
-Qué irascible, cariño. –dije, conteniéndome la risa, cada vez que YO pronunciaba ese tipo de palabras me hacía gracia, menuda madurez la mía.


SAYA
Giré la cabeza y le miré.
-Eres un bruto, encima que te trato con cariños y mimos tu me tiras a la nieve, genial por tu parte, Kai.- Suspiré y volví la mirada al frente.

KAI
Suspiré. Me acerqué, me coloqué delante de ella, la cogí de la barbilla y la besé con la máxima dulzura que pude.
-No seas tonta, anda. –la cogí de la mano y tiré suavemente.
-¿Viene, mi reina?


SAYA
Se plantó delante de mí y me besó dulcemente. Le miré…ahora la que se había sonrojado era yo…
-…claro….- Me había dejado descompuesta, siempre me hacía lo mismo, me dejaba en blanco.

KAI
Sonreí cuando me siguió, no era tan difícil hacer feliz a esta mujer al fin y al cabo. Era tan fácil animarla como enfadarla. Pero intentaría no jugar con ella, sabía que eso sentaba fatal. La miré de reojo.
Aunque pensándolo bien… no le vendría mal sufrir un poco. Volví a mirar al frente.
-¿En qué piensas?


SAYA
Le miré cuando me preguntó.
-Pues… en Kai, en la carrera de naves… no sé… en todo un poco, ¿por qué?- Le miré, parece mentira que hace escasos 5 minutos estaba cabreada…suspiré.

KAI
-Supongo que… -alcé la mano que sostenía la suya.
-Me estoy volviendo un blando y un mimoso, supongo que tendré que cambiar de vocabulario, ¿qué tal te ha ido el día? –me mordí el labio para no reírme de mi propia burrada.


SAYA
Le miré extrañada.
-Vaaaale…-Posé mi mano libre en su frente.
-¿Tienes fiebre? Estás muy raro, creo que es a causa de la nieve que te he hecho tragar.- Retiré la mano y seguí caminando.

KAI
-Tsk… -desvié la mirada, qué aprovechada era para lo que quería.
-No me has hecho tragar nieve. –La miré- Pero yo sí te la he colado por tu hermoso culito blanco. –desvié la mirada evitando la suya.


SAYA
Asentí.
-Ohm, ¿y te sientes especial por ello? Te felicito, Kai.- Puse los ojos en blanco, estaba muy raro, no me gustaba ni un pelo.
-Lo que pasa es que te crees invencible y las cosas no son así.

KAI
Suspiré deteniéndome ante la nave.
-Vale, vale. Que conste que lo he intentado. –le solté la mano sin brusquedad y entré con las manos en los bolsillos.


SAYA
¿Pero qué coño le pasaba a este hombre? Le seguí.
-Oye, ¿se puede saber qué te pasa? Estás muy raro, ¿qué se supone que has intentado?-Le miré frunciendo el ceño entre preocupada y extrañada.

KAI
La miré y me crucé de brazos.
-Se supone que sólo quería ser más dulce y amable contigo, ya que siempre he sido muy frío y veo que no pones entusiasmo por que lo nuestro salga bien… -desvié la mirada.
-Pero parece que a mí no me sale.


SAYA
Bajé la cabeza.
-Uno no puede intentar ser dulce cuando en realidad no lo es, Kai. No puedes cambiar, no te lo pido…No puedes intentar ser amable, las cosas no se intentan, salen de aquí…-Posé una de mis manos en su pecho, a la altura de su corazón.
-Yo no soy cariñosa y dulce contigo porque lo intente, lo hago porque lo siento, porque necesito expresarme de esa manera, porque te quiero…-Le miré a los ojos.
-No sé si me entenderás… pero no intentes ser una persona que en realidad no eres…-Le hable en tono calmado y dulce. Aparté la mano de su pecho con suavidad y le miré apenada.
-Y por supuesto que quiero que esto salga bien…no se porque lo dudas.- Dicho esto, me encaminé por el pasillo hacia las duchas para quitarme la nieve de encima.

KAI
Fruncí el ceño.
-Eres malévola y ruin, me estás haciendo sentir mal. –la cogí de la mano.
-Yo también lo hago porque quiero, Saya, porque quiero que te sientas querida y que te sientas bien a mi lado. Quiero que cada día que te levantes a mi lado y me veas sonrías… -desvié la mirada.
-No sé hacer nada a derechas.


SAYA
Le hice girar la cabeza para que me mirase.
-Soy feliz estando contigo, no necesito nada más. Me conformo solo contigo.- Le acaricié la mejilla con el reverso de mi mano mirándole a los ojos. Le dediqué una sonrisa tierna.
-Te quiero, Kai, eres mi vida, mi mayor tesoro, te amo.- Apoyé mi frente en la de él.

KAI
Suspiré y sonreí.
-Supongo que debo creérmelo, nadie me ha aguantado tanto tiempo como tú sin querer matarme. –la cogí de la cara y la besé.
-Aunque me dé vergüenza decirlo… yo también te quiero. –ya estaba rojo otra vez, pero como Saya no me veía era un punto a mi favor.

SAYA
Sonreí y le rodeé el cuello con mis brazos pegando mis labios a los de él.
-Si tanta vergüenza te da decirlo, demuéstralo y déjame las palabras a mí.- Le besé de nuevo con ternura y suavidad sintiendo sus helados labios y su aliento gélido. Me separé y le miré.
-Te quiero- Le di un pico y me separé sonriendo, me fui por el pasillo en dirección a las duchas.

KAI
Suspiré sonriendo. Ambos teníamos unos cambios de humor muy repentinos, ¿nos habríamos vuelto locos los dos?
Me rasqué la nuca y me fui a mi cuarto.


NEO
Una vez que volvieron Kai y Saya, despegué de nuevo la nave. No tenía ni idea de donde nos dirigíamos, el Jefe estaba muy ocupado últimamente solucionando sus necesidades físicas junto con Saya… vaya dos, seguro que se habían vuelto locos.
Me senté en mi puesto de mandos agarrando el timón.

KARA
Aún estaba algo entristecida porque el pequeño Kai se había marchado, aunque menudo regalo me había dejado.
Fui con Neo a la sala de mandos y sonreí al entrar, no quería preocuparle. Me coloqué tras él y le abracé por el cuello.
-Hola, grandullón.


NEO
Giré la cabeza y miré a Kara, sonreí acariciando sus brazos.
-Es muy tarde, ¿no tienes sueño?- Pregunté depositando un dulce beso en su mejilla.

KARA
-Sí, bueno. Pero no podía dormir sola, me he acostumbrado a tenerte conmigo. –le abracé con más fuerza, sin ahogarle.
Sonreí.
-¿Sabes qué me ha dado el niño por despedida?


NEO
Sonreí y la miré, negué.
-No, ni si quiera sabía que se había despedido de ti. Bueno, ¿y qué te ha dado?

KARA
Sonreí haciéndome la interesante.
-Me ha dado un beso en la boca. –alcé las cejas y luego me reí. No sabía que reacción tendría, pero no podría ponerse celoso de un niño.


NEO
La miré y me reí levemente. La agarré de los brazos y la senté sobre mí.
-Vaya con el niño de seis años.- La miré y sonreí.
-Nunca me habría imaginado que tendría a un niño como competencia.- Me reí de nuevo, iba de broma, era solo un niño que había cogido cariño a mi capitana.

KARA
Sonreí y le abracé hasta quedar nuestras narices juntas.
-Tranquilo, no tiene nada que hacer contra ti, grandullón. –le besé en los labios con suavidad mientras le acariciaba la nuca con mis uñas.


NEO
Sonreí y encogí el cuello.
-Ayyy… me haces cosquillas.- Se me erizó la piel de los brazos y el cuello.
-No me tortures.- Sonreí.

KARA
Sonreí y me acerqué más a él, pegando mi cuerpo con el suyo mientras le besaba.
-Te torturo lo que a mí me da la gana, porque eres mío, y sólo mío. –le volví a besar acariciándole la nuca.


NEO
Sonreí y la seguí el beso agarrándola de la cintura.
-Tuyo, todo tuyo.- Esbocé media sonrisa mordiéndola el labio inferior.

KARA
Seguí besándole sin soltarle de la nuca, era una gloria estar ahí.
-Te quiero, grandullón. –susurré y volví a besarle acariciándole el pecho.
Pasé la mano por su cabeza, acaricié su pelo con los dedos.

NEO
Sonreí y me levanté con ella en brazos. Pulsé el piloto automático y cargué con Kara en brazos hasta mi camarote. Abrí la puerta como pude mientras la besaba, me acerqué a la cama y la tumbé con cuidado sentándome en a su lado en el colchón.

KARA
Le acaricié el pecho, tiré de su camiseta y le puse sobre mí mientras le volvía a besar. Pasé las manos bajo su camiseta, palpando sus abdominales y su espalda.


NEO
La besé el cuello dejándola un chupetón. Sonreí y la acaricié bajo la camiseta como ella hacia conmigo. La volví a besar en los labios.
Pasamos la noche juntos, como todas las noches anteriores y es que no me cansaba de estar con Kara. La nave se dirigía hacia alguna parte, sin rumbo fijo.

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