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miércoles, 16 de septiembre de 2009

Capitulo XXX - AHORA NO SOY UN PIRATA, SOY TU REY.

Capitulo cargado de... ya lo veréis.


NEO
Al final conseguí conectar el cable que habíamos conseguido de la nave mercante. Ahora lo único que faltaba era que funcionase.
Fui a mi puesto y encendí los motores con mucho cuidado. Todo salió a la perfección, pude mover de nuevo la Quimera y encaminarla hacia el reino del hielo como me dijo Kai.
Estuve toda la tarde sin hablar con Kara, no quería verla, después de lo que fue capaz de hacer con la loca de Saya….



KARA
Neo no me había dirigido la palabra desde que llegué, ni mientras comíamos ni después, estaba cabreado, no me había dejado ni explicarle, maldito tozudo. Pues ya estaba harta.
Fui hacia la sala de mandos, entré y cerré la puerta. Me apoyé en ella y me crucé de brazos.
-Me vas a escuchar sí o sí.


NEO
Kara entró en la sala de mandos, no la miré, seguí a mis cosas revisando que la nueva conexión no fallara. Me levanté para coger el manual del armario que teníamos al lado del botiquín.


KARA
-Neo, de verdad, escúchame, pareces un crío. –siguió a su bola, como si yo no estuviese ahí.
-No hice nada, lo juro. Sólo le seguí el juego a Saya, no hice nada con él, jamás lo haría, ¿cómo eres capaz de dudar de mí?



NEO
Suspiré y cerré los ojos.
-No debías de haber ido.- La dije serio y sin mirarla.
-Pero, no, tenías que seguirle la bola a Saya, a esa loca maniática…- Me senté en mi silla y abrí el manual.



KARA
Me acerqué, le giré en la silla y me incliné hacia él haciendo que me mirase.
-Neo, si no hubiese subido ahí seguiríamos parados en medio de la nada, no pude evitar que me viesen y me pidiesen subir también. Debería bastarte con que te fui fiel, no le hice nada que pudiese poner en peligro mi fidelidad.


NEO
La miré a los ojos, serio.
-Prefiero quedarme tirado en medio de la nada que ver como te entregas a un hijo de la gran puta.- Estaba muy celoso, algo raro en mí.



KARA
-¡¿Qué?! ¿Entregarme a él? Vamos, Neo, no seas exagerado, por Dios. Entregarme a él, lo que me faltaba por oír. –me quité de en frente suya, paseando nerviosa por la sala.
-¿¿Cómo puedes decir eso, Neo?? No me has visto, no puedes acusarme de lo que no he hecho.



NEO
La miré.
-Vale, tal vez he exagerado un poco…- Suspiré y me recosté en la silla. Respiré hondo relajándome.
-Perdóname, por ponerme así… lo siento, tienes razón, no puedo acusarte por nada.- Me eché el pelo hacia atrás apoyando la nuca en el respaldo de mi silla.



KARA
Me acerqué y me senté sobre sus piernas. Le agarré del cuello de la camisa y le hice mirarme.
-Te perdono, porque eres el hombre más maravilloso y celoso del mundo. –le besé con ganas.
-¿Cómo voy a estar con otro teniendo un hombretón como tú, eh?


NEO
La agarré de los muslos y la senté de modo que sus piernas rodearan mi cintura.
-Soy celoso, y con razón, eres una mujer ardiente, sexy, preciosa, de curvas impresionantes, juguetona, dulce, cariñosa… cualquier hombre soñaría con tener a una mujer como tú.



KARA
Sonreí.
-Pero qué pelota eres. –le enganché el labio inferior entre los míos y comencé a besarle de forma apasionada, y acaricié su pecho con mis manos, ¿cómo iba yo a ponerle los cuernos a este hombre? Qué cosas tenía…



NEO
La agarré de la parte más baja de la espalda y la arrimé más a mi cuerpo. Sonreí y la besé bajo la oreja y desde ahí, proseguí por todo su cuello.
¿Cómo se me había ocurrido dudar de ella? Me sentía como un verdadero gilipollas. Apoyé la frente en su clavícula cerrando los ojos. Con ella me sentía muy bien, no importaba lo demás.



KARA
Le acaricié la nuca con suavidad.
-Ay, cabecita loca, ¿qué harías tú sin mí? –le besé el pelo y me quedé ahí sentada.


JIM
Acababa de salir de las duchas, el trabajar ahí abajo me había dejado grasa hasta en los calzones. Me fui a mi cuarto con la toalla tapándome desde la cintura, me miré al espejo.
Genial, se me había olvidado afeitarme.
-Pues no me apetece hacerlo ahora. –dije en alto, aunque nadie me oyese.


ERIKA
Fui a ver a Jim, a cotillear lo que hacía y de paso a darle mimitos si llegaba la ocasión. Me asomé y le vi, recién duchadito…. Puf….
Entré cerrando la puerta y me acerqué.
-Hola, hombretón.- Sonreí poniéndome detrás de él, agarré la toalla que le cubría de cintura para abajo y tiré arrebatándosela. Chillé nerviosa cuando le vi desnudo por completo. Hay que decir que Jim estaba muy bien dotado. Me tapé la boca cuando me fijé.
-Joder…. Jim…


JIM
Erika entró sin llamar ni avisar y me quitó la toalla, en un acto reflejo me tapé con las manos, pero ella logró verme.
-¿¿Pero qué haces?? –me agaché, cogí la toalla y me la puse alrededor de la cintura de nuevo.
-Pero Erika, ¿se puede saber a qué viene eso?


ERIKA
Le miré aguantándome la risa.
-Solo quería jugar, no pensaba que ibas a estar… bueno…desnudo. Sí, acabas de salir de la ducha, pero pensaba que llevarías debajo el calzoncillo…-Me mordí el labio para no reírme.
-Perdón….



JIM
-¿Y por qué iba a llevar la toalla si llevaba calzoncillos? Oh… -exclamé sonrojado.
-Es un complejo, ¿vale? ¿Recuerdas que una vez dije que superaba a los de esta nave? Pues en realidad no me hace gracia. –me giré aún sonrojado y me rasqué el cuello, agarrando la toalla con una mano.


ERIKA
Le miré extrañada y me puse a su lado.
-¿Lo consideras un complejo? ¿Por qué?- Le pregunté con tono calmado.
-Que sea grande no significa que tengas un problema, Jim.



JIM
-Eso ya lo sé, pero siempre que… yo qué sé… -me crucé de brazos.
-Siempre, desde el instituto, me machacan con ello, me llamaban Dumbo, y no por las orejas. –fruncí el ceño, era una estupidez sentirse acomplejado, pero no era mi culpa tener… eso.


ERIKA
Me pude en frente de él y le abracé.
-No tienes porque acomplejarte, a mi me gustas tal y como eres.- Le miré y le acaricié la nuca.
-Yo te ayudaré a superar tu complejo.- Le besé con suavidad y apasionada.



JIM
La seguí el beso sin soltar la toalla, la cogí de la barbilla y me separé un poco sonriendo.
Eh, princesa, me gustaría vestirme, si no te importa. –la di un beso más corto y me separé para acercarme a mi cama y coger los calzoncillos que estaban ahí. La miré de reojo.
-¿Te… importa?


ERIKA
Suspiré y me rasqué la frente cuando se separó. Se acercó a su cama para vestirse. Le miré.
-No…claro….- Me encogí de hombros.
-De todas formas, tengo cosas que hacer en el armero, así que, mejor te dejo solo, chao.- Me acerqué a la puerta, la abrí y salí cerrándola de nuevo.



JIM
-E-Eri… -dije cuando salió, pero no debió oírme. Bajé la cabeza suspirando. Mientras me vestía pensé: “Creo que nuestra relación se va al garete por mi culpa, no sé reaccionar nunca de manera que ella no se sienta… mal”
Suspiré de nuevo afligido y me senté en la cama con las manos en la cabeza


SAYA
Aproveché que las duchas estaban vacías para refrescarme un poco. Había sido un día largo e intenso y necesitaba relajarme. El niño me pilló e insistió para ducharse conmigo, así que, accedí.
Salimos al rato y le tapé con la misma toalla junto a mí, secándole el pelo y mientras dándole mimitos. Era un cielo de niño y le iba a echar de menos…
Erika me cedió su cuarto para acostarle en la cama. Lo llevé allí y le puse el pijama por petición de él… niño mayor, dice.
Me quedé un rato junto a él hasta que al fin se durmió, le di un beso en la mejilla y salí del cuarto en dirección al de Kai, para vestime yo.
Entré y vi que Kai no se encontraba en el cuarto. Me senté en la cama y se me sequé el pelo. Me quedé algo pensativa respecto al tesoro del Rayo, aún no entendía porque Draco se empeñó tanto en regalarlo….


KAI
Después de aquel día tan largo sólo quería irme a mi cuarto de una vez, y que me dejasen de problemas. Cuando llegué, Saya estaba sentada en la cama, entré y cerré la puerta. Incliné la cabeza.
-Mi reina… -hacía mucho tiempo que no la llamaba así, puesto que no era la reina ya que nos habíamos divorciado.
Sonreí y me acerqué hasta ella.
-No tienes buena cara. –la cogí de la barbilla para que me mirase.
-¿Ha pasado algo?



SAYA
Kai entró, me llamó reina. Sonreí y le miré hasta que se acercó, me agarró de la barbilla e hizo que le mirase de nuevo.
-No, no a pasado nada… solo pensaba en cosas…- Suspiré y apoyé la cabeza en su hombro depositando un beso en su mejilla.
-Estoy bien, y más ahora que has llegado tú, rey mío.



KAI
Sonreí y me senté a su lado, la acaricie un mechón de pelo que colgaba junto a su rostro y la besé en la mejilla.
-Sabes que lo de antes no me ha gustado, vas a tener que compensarme. –pasé mi mano izquierda al lado libre de su cadera y la tumbé mientras la besaba.


SAYA
Me agarré la toalla enrollada a mi cuerpo mientras Kai me tumbaba en la cama besándome.
Me reí y le miré, le frené poniendo uno de mis pies en su pecho.
-Quieto, pirata, estás jugando con fuego.- Me mordí el labio sonriendo. La toalla se resbaló por mis piernas dejando al descubierto mis muslos.


KAI
Sonreí maliciosamente.
-Me gusta el riesgo. –la besé de nuevo, jugueteando con sus labios, y acaricié su muslo desnudo con mi mano, descendiendo hasta su rodilla.
-Por cierto. –dije separando mis labios de los suyos.
-Ahora no soy un pirata, soy tu rey. –sonreí maliciosamente.


SAYA
-¿A si? ¿Y que tiene que hacer una ninfa para contentar a su rey?- Le pregunté casi en un susurro. Posé mi mano encima de la que él utilizaba para acariciar mi muslo e hice que la subiera a la altura de mi cadera.



KAI
La volví a besar, esta vez enredando nuestras lenguas, y la acaricié la cadera, pasando la mano después a su espalda, bajándola la toalla despacio.
Me separé para coger aire y la volví a besar, apasionadamente
.


SAYA
Sonreí al ver lo acelerado que iba. Pasé mi pierna derecha al lado izquierdo girando y colocándome encima de él. Me senté sobre él y le agarré de las muñecas contra el colchón.
-Ya que eres tú el rey, deja que sea yo la que se ofrezca a ti.- Sonreí y me incliné para besarle con fogosidad, acariciando sus fríos labios dejando que su aliento gélido entrara en mi boca.



KAI
La miré cuando se separó.
-¿Cómo te atreves a apresar a tu rey? –dije con una sonrisa traviesa en los labios mientras me sentaba con ella encima, haciendo que se aflojaran sus manos sobre mis muñecas para mantener el equilibrio y la volví a besar, agarrando sus manos entre las mías.



SAYA
Le agarré del mentón mientras me besaba. Me separé levemente y le miré.
-Te apreso porque resulta que mi rey está muy bueno.- Esbocé media sonrisa. Me acerqué a su rostro y le pasé la lengua por sus labios suavemente para finalmente introducirla dentro de su boca buscando la suya. Agarré la toalla y la dejé caer al suelo.



KAI
Me dejé llevar cuando me besó de aquella manera. La acaricié los muslos desnudos mientras bajaba mis labios por su cuello.
Sonreí de nuevo.
-Dime quién es tu rey… -deslicé mis manos hasta sus ingles.


SAYA
Jadeé cuando sus manos se deslizaron por mis ingles. Sentí que me estremecía de forma bestial. Dejé escapar un leve gemido, estaba en territorio minado. Le miré aún jadeando.
-Tú eres mi rey…-Dije con la respiración entrecortada.
-Y yo toda tuya…- Le agarré de la camisa despojándole de ella mientras le besaba con fuerza
.


KAI
La ayudé mientras me quitaba la camisa y la arrojé a un lado, no sé si llegó a caer fuera de la cama.
La agarré del cuello con mis manos abiertas mientras la besaba con sensualidad. Sentía cómo su vientre se movía cuando chocaba con el mío



SAYA
Le acaricié el pecho con mis manos deslizándolas hacia su abdomen y debajo de su ombligo.
Acerqué mi rostro a su cuello rozándole la piel con mis labios. Mis manos se encargaron del resto. Tiré de su cordoncito y antes de que él pudiese hacer alguna cosa, metí la mano bajo su pantalón besándole de nuevo en los labios. Esta vez si que iba a disfrutar como un rey.



KAI
Jadeé y la volví a besar con fuerza. La tumbé en la cama y la besé el cuello bajándome el pantalón. Deslicé mis manos sobre sus pechos y los acaricié con ansia



SAYA
Le ayudé a quitarse el pantalón. Una vez libre de ellos, me puse encima sentándome sobre él haciendo que penetrara despacio y con suavidad. Me mordí el labio sintiendo como me subía la excitación. Le agarré de las manos entrelazando mis dedos con los suyos. Empecé a mover la pelvis con mucha suavidad haciendo que fuera más placentero. Jadeé con fuerza hundiendo el vientre cada vez que volvía a penetrar. Seguí moviendo las caderas aumentando poco a poco la velocidad. Gemí de placer arqueando la espalda hacia atrás alzando la cabeza.


KAI
Jadeé y apreté los dientes. Tragué saliva y la miré a los ojos.
Agarré fuerte sus manos entre mis dedos y la besé en el cuello sintiendo el placer recorrer cada célula de mi cuerpo, dejé una buena marca, dando a entender que era mía


SAYA
Cerré los ojos con fuerza, le agarré de la cara y le besé con fogosidad sin dejar de moverme, cada vez más deprisa. Acerqué mi rostro a su cuello y le mordí. Me reí juguetona la ver su rostro.


KAI
Cada vez que me mordía lo hacía a mala leche, pero qué… La miré con una advertencia en los ojos, se lo estaba pasando pipa, ya vería, ya. La mordí el labio inferior, tirando de él, sin piedad mientras me reía. Lo solté y la agarré de la cintura.
-¿Quién es tu rey, Saya? -le pregunté, me encantaba ese juego


SAYA
Me mordió el labio, sacudí la cabeza para que me lo soltara mientras se reía, pero que cabrón. Posé mis manos en su pecho cambiando el movimiento de mis caderas. Jadeé seguido de un gemido.
Le miré a los ojos cuando me preguntó aquello, ya quería hacerse el machote. Me incliné hacia delante pegando mis pechos al de él. Sonreí y le rocé los labios.
-Tú- Gemí de nuevo.

-¡Tú!...- Cerré los ojos con fuerza dejando escapar un enorme gemido. Fui a agarrarle de los hombros, pero una de mis manos se resbaló y le arañé el pecho llegando a hacerle sangre. Me le quedé mirando, ahora si que me mataba.


KAI
Cerré los ojos con fuerza cuando me arañó el pecho.
-Hija de puta… -susurré, pero la incité a que siguiese mientras yo me seguía moviendo. Me había dejado una buena marca, la muy cabrona. Me senté, haciendo que su cuerpo y el mío estuviesen totalmente juntos, apliqué hielo en mi misma piel, haciendo que ella también lo sintiese.



SAYA
Me mordí el labio y le miré pasando mis manos a su espalda.
-Los siento…- Jadeé y una vez curado inicié la marcha más movidita.
-Deja que te lo compense…- Le agarré de la nuca contoneando mi cuerpo y moviendo mi cadera junto con la de él.



KAI
Jadeé fuerte cuando aumentó la intensidad y ayudé a ello. La agarré fuerte de la espalda, pegándola por completo a mí, con mi rostro dando de lleno en su pelo.
-Eres mi reina… -dije, dejándome llevar por la excitación.


SAYA
Le agarré fuerte de la espalda y giré la cabeza para mirarle. Me perdí en sus ojos azules, como hacía siempre que se quedaba mirándome como ahora. Le besé jadeando acariciándole la nuca agarrándole del pelo.
Gemí aún con mis labios pegados a los de él. No podía parar de moverme, me excitaba por momentos, hacer el amor con Kai era como una droga para mí. Se me erizaba la piel cada vez que me acariciaba. Le miré de nuevo deslizando mis dedos por sus labios.



KAI
La agarré del cuello por los lados y la besé en la barbilla, bajando por el cuello hasta la clavícula, intensificando los movimientos. La besé en los labios, buscando su lengua con la mía.
La acaricié la espalda con una mano mientras con la otra acariciaba uno de sus pechos.



SAYA
Jugueteé con su lengua y con sus labios deslizando mis manos hacia su trasero. Presioné mis muslos contra su cintura cuando intensifico la penetración. Gemí con más fuerza a la par con sus movimientos.
-Kai…- Le llamé entre gemido y gemido.



KAI
No podía aguantar más, la agarré fuerte de la espalda cuando llegué al éxtasis, cerrando los ojos con fuerza y tensando todos mis músculos


SAYA
Le agarré de la nuca con fuerza y alcé la cabeza cerrando los ojos. Tuve el orgasmo después que Kai. Jadeé y relajé mi cuerpo, abrí los ojos deslizando mis manos por la espalda tensa de Kai, palpando sus músculos. Le miré jadeando, le rodeé el cuello con mis brazos le abracé.


KAI
Suspiré y cerré los ojos. La agarré bien y me dejé caer despacio hacia atrás, quedándome tumbado con ella encima.
Sin abrir los ojos, la acomodé sobré mí y la acaricié el pelo con suavidad, esa era mi mujer.



SAYA
Me quedé un momento en silencio, estaba muy cómoda encima de mi hombre de hielo.
Sin venir a cuento empecé a reírme. Me tapé la cara intentando controlar la risa, apoyé la barbilla en mis manos que estaban encima del pecho de Kai.
-¿Sabes qué?- Le miré y sonreí.
-Creo que mañana tendré agujetas.


KAI
Me reí con ella y después la besé, abrazándola contra mi pecho.


JIM
Me dirigí a la sala de mandos. Creía haber comprendido lo que Erika intentaba con esas… escenas que me montaba. Iba con la cabeza gacha y sonrojado. Entré y allí estaba Neo.
-Ho-Hola. –le dije con las manos en los bolsillos.



NEO
Me encontraba en la sala de mandos cuando Jim entró. Le miré, estaba algo cabizbajo y afligido. Me extrañé y me giré en la silla.
-¿Hola?- Me crucé de brazos.
-¿Estás bien, campeón?


JIM
Le miré cuando me habló.
-Eh… sí, estoy bien. Yo… necesitaba pedirte una… cosa. –tomé aire y le miré, me acerqué.
-Necesito… protección. –susurré.



NEO
Le miré pestañeando sin saber que quería decir.
-¿Estás en peligro?- Dije en su mismo tono, susurrando. Me crucé de brazos.
-¿Te pasa algo?



JIM
Desvié la mirada, no me había entendido.
-Qué no, tío. –seguí susurrando.
-Que lo que necesito es… ya sabes… un… chubasquero… -le dije avergonzado, como no lo pillase iba a gritar.



NEO
-¿Un chubasquero? ¿Para que? Si no está… ¡Un momento!- Grité y me levanté de la silla. Me acerqué a él y le miré.
-¿Qué piensas hacer? ¿No intentarás mancillar a la pobre Erika, verdad?- Dije susurrando.
-Es muy joven aún, cenutrio.



JIM
Me llevé la mano a la cara.
-No, Neo… No me eches tú la bronca, por Dios. –le miré.
-No voy a mancillar nada. –susurré- Es ella la que me está lanzando indirectas como una posesa y yo no la hago caso. Dame un puñetero condón, ¿quieres?



NEO
Suspiré y le miré.
-Está bien, al menos te preocupas de hacer las cosas bien.- Me levanté y le indiqué que me siguiese a mi cuarto.
-Vamos…- Llegamos a mi camarote y abrí la puerta, dejé que entrase y cerré la puerta. Le miré y me acerqué a mi mesita de noche. Agarré le pomo del primer cajón y lo abrí.
-Elige el que quieras, tengo te todos los tamaños, sabores y colores.


JIM
Me sentí bastante incómodo y ridículo. ¿Colores? ¿Sabores? A mí con que funcionase me sobraba.
-Yo qué sé, dame uno bueno y ya está. –me tapé la cara.
-Dios, qué bochorno
.


NEO
Asentí y miré al cajón.
-¿Talla?- Al ver que ponía caras raras suspiré.
-¿Qué? Se siente, pero en esto no hay tallas únicas, vamos, dime tu talla. S, M, L, XL, XXL…



JIM
Desvié la mirada rojo como un tomate.
-Dios… dame… una L mismamente. –dije en un hilo de voz, ya desesperado.



NEO
Cogí uno y se lo entregué.
-Toma este, lleva lubricador incorporado, al ser vuestra primera vez es mejor que lo uses si no quieres que Erika te arranque la cabeza cuando estéis en plena faena.-Antes de irse, le agarré de la camiseta.
-Espera…- Le entregué otro.- Para después del primero, repetiréis, te lo aseguro.



JIM
Cogí el preservativo deseando salir por piernas.
-Gracias… -me dispuse a salir, pero me frenó. Cogí el otro con los ojos abiertos de par en par.
-Neo, que esto no es comerse unos espaguetis. –y tan feliz se quedó el hombre.
-¿Puedo irme ya? –dije ya soltando una risa desesperada.


NEO
Solté una risotada.
-No, te aseguro que como comerse unos espaguetis no es…es mucho mejor, y te doy por asegurado que tanto tú como Erika repetiréis.- Sonreí y le solté.
-Si, lárgate ya, anda.


JIM
-Gracias… -salí guardándome los preservativos en el bolsillo, menuda vergüenza había pasado yo solo.
Me dirigí a mi cuarto rascándome la nuca y suspirando.

2 comentarios:

  1. Ya sabia yo que por el numero del capitulo iba a haber sexo, pero, lo de " yo soy tu rey", ¿ no salio en scary movie o algo parecido? -D

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  2. Tu ves muchas pelis o me lo parece a mi XDDD
    Puede que saliese algo "parecido" pero te aseguro que no es lo mismo.
    En Scary Movie dicen algo como: "¿¿Quién es tú ama esclavo cabrón??" XDDDDDDD

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