¡Busca por capítulos!

Dejad vuestros comentarios

Nos gustaría saber la opinión de los lectores de esta historia, por favor, dejad comentarios, y si tenéis alguna duda, no dudéis en preguntar ^^

Para el que no sepa hacerlo: Al final del capítulo hay un apartado donde pone "X comentarios", pinchad ahí y os dará la opción de comentar ;)

jueves, 3 de septiembre de 2009

Capitulo XVII- UNA VISITA INESPERADA.

Mazmorras, besuqueos, manitas, e hijos... Aquí hay de todo y más, ¡ayyyyy! ¡Qué me lo quitan de las manos!


NEO
Nos aprisionaron a todos, mujeres, niños… Nos tenían encerrados en el sótano del palacio, Kara y yo logramos pasar inadvertidos cuando James mandó capturar a los seis de la tripulación de Kai.
Que hijos de puta, montar esto para capturarnos a todos.
Estaba sentado en el suelo, con unas esposas, al igual que los demás, en las muñecas. Miraba a todos los que allí estaban retenidos, que éramos muchos. Kara estaba a mi lado, al igual que yo, esposada.
-Ya decía yo que esto no era una fiesta y no era nada…- Dije cabreado.




KARA
Tenía la cabeza apoyada en las rodillas, entonces Neo me habló y le miré. Tenía razón, esto era humillante, nos habían atrapado como si fuésemos simples ratas, y además con queso.
Me sentía ridícula además de incómoda por el traje, el antifaz había quedado destrozado cuando al agarrarme se lo cargaron.
Apoyé la cabeza en el hombro de Neo.
-Esta vez no sé qué solución tiene esto. –miré al techo.
-Si al menos pudiésemos usar los elementos…


NEO
Apoyó su cabeza en mi hombro, Me quité la chaqueta y se la puse encima de los hombros, sabía que así se sentiría mucho mejor.
-No dejaré que esos cerdos te hagan daño, no lo permitiré.- La miré y la di un suave beso en la frente. Estaba asustada y necesitaba ánimos.
-Te lo juro, Kara. Antes verme yo muerto que tú siendo torturada por esos hijos de puta.


KARA
Eso me partió en dos. Eso era justamente lo que más temía, que alguien perdiese la vida por mí. Me separé bruscamente y le miré.
-No, eso ni hablar, no vuelvas a decir eso… Mi vida no vale ni por asomo más que la tuya, así que ni se te ocurra volver a decir o pensar eso, ¿me has oído?


NEO
Se apartó bruscamente de mi lado. Estaba alterada por lo que acababa de decir.
-Ey, Kara, tranquila, no te pongas así…- La miré preocupado y me levanté. La puerta de la celda se abrió y yo, a toda velocidad, agarré a Kara y la rodeé con los brazos por si alguien intentaba arrebatármela.
Pero en vez de entrar guardias, entraron, Kai, Saya y Erika. El Jefe estaba hecho una miga, Saya se llevaba una mano al estomago y la que parece que mejor estaba era Erika.
-… cabrones de mierda, cobardes.- Dije refiriéndome a James y a su padre.


KAI
No se había quedado suficientemente a gusto con reventarme el labio y la nariz, casi me parte el estómago en dos. A Saya también la había dejado bien, y no le arranqué la cabeza porque no podía usar las manos. Cuando entramos ayudé a Saya a sentarse, y acto seguido me senté a su lado, con cara de dolor, agarrándome la piel a la altura del estómago, como si sirviese para calmar el dolor.


SAYA
Me senté en el suelo de la celda en cuanto entré con ayuda de Kai, estaba mejor que él.
Se sentó a mi lado con cara de dolor. Le miré y le agarré de la cabeza haciendo que la apoyara en mis piernas y así poder tumbarse.
Le acaricié la frente y le limpié la sangre con un trozo de mi falda arrancado por mí.
Neo estaba junto con Kara, que parecía angustiada, Erika estaba en estado de shock y ni rastro de Jim.
Había mucha mas gente allí, igual de asustada que nosotros. Suspiré y miré a Kai acariciándole la mejilla.



ERIKA
Entramos en la celda, el Jefe estaba muy mal… por mi culpa, debería haber sabido que era él cuando me invitó a bailar.
Miré la celda en busca de Jim…
-¿Y Jim? ¿Dónde está?-Pregunté alterada.
-Se lo han llevado, no podemos dejarle solo…- Intenté abrir la puerta, pero era inútil. Me sentí impotente y culpable.
-¡¡Abridnos!! ¡¡CABRONES!!- Me dejé caer al suelo sentándome en él. Me llevé una mano al pecho y noté que me faltaba el aire. Cerré los ojos e intenté calmarme. No podía darme un ataque ahora…. No, ahora no….

KARA
Ya estábamos todos allí, bueno, todos salvo Jim… Erika se puso furiosa y empezó a aporrear la puerta, vi que se ponía nerviosa y se llevaba la mano al pecho. Me quité la chaqueta de Neo y me acerqué con rapidez. Llevaba esposas, pero la intenté agarrar de la nuca con una mano.
-Eh, Erika, ¿estás bien? Cálmate, pequeña, tienes que aguantar…

ERIKA
Kara vino a mi lado e intentó calmarme, pero lo único que podía clamarme en este momento es saber que Jim estaba bien.
Respiré hondo varias veces hasta que me calmé.
-¿Qué vamos a hacer?-Pregunté mirando a mis compañeros.
-Nos matarán, ¿verdad?

KARA
Se me partió el alma al verla así, nunca la había visto tan decaída ni triste.
-No, Erika, no vamos a morir. Nadie aquí va a morir, tesoro… -dije cogiendo su menudita cara entre mis manos.
-Tienes que confiar, ¿vale? Vamos a salir de aquí, ya lo verás. –la di un beso en la frente.
En el fondo seguía siendo una niña, y necesitaba a alguien que la consolase, y en esos momentos solo me tenía a mí, como mucho a Saya, pero tal y como estaba mejor no preguntarle a ella


NEO
Negué y me acerqué a Erika.
-No, preciosa, no vamos a morir. Somos un equipo, ¿no? Nos hemos metido en situaciones más peligrosas que estas, con las balas volando alrededor de nosotros, lanza-llamas y no sé cuantas cosas más. ¿Dónde están las balas? ¿Dónde está el peligro? Hemos sobrevivido desde que nos enrolamos en la Quimera, siempre salimos de los apuros, ¿por qué no de este? ¿Por qué están armados? Me da igual, no seré un elemental, pero las armas no me asustan, una celda, no me intimida, las esposas, podría romperlas cuando quisiese.
Vosotros sois elementales, se que estáis cansados, heridos y asustados, pero… si yo no me rindo siendo un simple humano, ¿por qué vosotros si?- Miré a todos los de mi alrededor, a mis compañeros con firmeza y sin miedo.


KARA
Sonreí, Neo tenía razón, no podemos rendirnos.
-Erika, tiene razón, pequeña. Debemos ser fuertes, y pensar algo. Saldremos de aquí, y saldremos todos. –sonreí para infundirla ánimos.
Entonces hubo un temblor dentro de la celda.
-¿Qué coño ha sido eso? –pregunté mirando a mi alrededor. Hubo un temblor más fuerte aún, me junté a Erika y a Neo.
-¿Qué está pasando? –de repente la pared sur explotó, creando una gran oleada de humo, cubriéndonos a todos

JIM
Salí fuera y me coloqué la nariz yo mismo, cortando la hemorragia. Entonces vi a lo lejos una tropa entera de civiles y me escondí.
Apresaron a todos, y los mandaron a las celdas, pude oír a través del micro conectado de Kai, que había recibido una serie de golpes, le estaba bien empleado.
Fui hasta la nave y me hice con el cargamento explosivo más eficaz que teníamos, haría volar el castillo si hacía falta. Mientras me dirigía de nuevo hacia el castillo, casi llegando, con todos los explosivos arrastrando en una bolsa, oí que Erika estaba preguntando por mí y se estaba poniendo mala, por suerte Kara llegó a consolarla y se calmó.
-Tranquila, Erika, estoy bien y voy para allá. –cargué con la bolsa a hombros y empecé a correr, aunque pesaba lo suyo.
A penas tardé unos minutos en llegar, y busqué las mazmorras por fuera, donde estuviese la ventana más pequeña y más baja. Me asomé y vi al enorme grupo de rebeldes que allí había.
-Ey. –Llamé a los que estaban más cerca- Apartaos, voy a sacaros de aquí. –obedecieron y se alejaron. Vi a todos juntos al fondo de la estancia.
-Tranquilos, ya estoy aquí. –murmuré para mí mismo mientras dejaba un tercio de los explosivos en el suelo, los accioné y me aparté.
El estallido no tuvo mucho éxito, de modo que lo intenté hasta dos veces más hasta que se derribó el muro, sólo quedaron dos barras de dinamita, teníamos poco arsenal y esa pared de piedra era muy dura.
Me asomé por el agujero.
-¿Qué hacéis ahí todavía? ¡Vamos, salid antes de que nos descubran! ¡Venga! –la gente comenzó a salir corriendo, y tuve que apartarme.


KAI
Jim llegó a tiempo, aunque podría haber usado otras técnicas en vez de gastar todos los explosivos que teníamos en la nave. Aún me sentía hecho polvo, con todo dolorido y respirando por la boca, pues si lo hacía por la nariz sentía que me la atravesaban.
-¿Lo ves, Erika? Jim ha venido a salvarnos. –dije algo mareado, si no supiesen lo que me pasó cualquiera diría que estaba drogado.


ERIKA
Neo me infundió algo de confianza, pero no podía dejar de pensar en Jim, en si estaría bien, lejos de aquí o si le habían apresado…
Entonces fue cuando una explosión derrumbó una de las paredes de la celda, esperé a que el polvo y el humo levantado se aclararan un poco para ver el rostro de Jim. Era un alivio, estaba bien.
Sonreí y me levanté junto con Kara, la gente empezó a salir por el boquete y esperamos hasta que pudimos salir nosotros.


SAYA
Suspiré aliviada, Jim había venido en nuestra busca y de que manera.
Los demás presos salieron escopetados, Erika se levantó y salió junto con Kara, Neo nos miró y se acercó.
-Ayuda a Kai.- Le dije con tono de suplica.




NEO
Este muchacho cada día me sorprendía mas, abrió un agujero en la pared para que pudiésemos salir, miré a Kara y a Erika y les indiqué con la cabeza que fueran saliendo.
Antes de salir, miré a Kai y a Saya que seguían en el suelo, se notaba que Kai respiraba con dificultad y Saya no tendría fuerzas para llevarlo a cuestas…
-Pues claro, es mi amigo.- Me agaché y le incorporé despacio hasta sentarlo. Pasé uno de sus brazos tras mi cuello y yo le agarré de la espalda para ponerle de pie.
-Muy bien, vámonos de aquí de una puta vez.- Dicho esto, salimos de las mazmorras camino de nuestra nave.

Salimos fuera, parece que todo estaba en calma, pero no hay que fiarse mucho. Caminamos medio a escondidas por detrás de las naves rebeldes que despegaban alejándose de allí.
Divisé a Quimera a un par de metros de distancia.
-Vamos, equipo, no falta nada.- Justo cuando estábamos a punto de llegar, un grupo de civiles, seguro que lo habían escuchado todo, nos cortaron el paso.
-Oh, genial.-No llevábamos nada de armas ni nada con lo que protegernos, ellos en cambio, nos apuntaban con sus rifles preparados para disparar.
Entonces fue cuando llegó el milagro, un rugido procedente de la nave nos alertó. Tigre se abalanzó sobre los soldados como un animal salvaje dándonos tiempo para subir. Una vez dentro, coloqué a Kai con cuidado en el suelo y me senté en el puesto de mandos, agarré el timón y arranqué la nave. Vi como Tigre se enzarzaba con los soldados, esperé hasta que acabó con ellos y subió por fin.
-A darle caña.- Despegué la nave.


KAI
Saya le pidió a Neo que me ayudase, y no me hizo ninguna gracia que tuviese que ser él, que había tratado así a Saya, pero, ¿qué podía hacer yo? Cuando llegamos me dejó en el suelo, pero yo me levanté para ver si estábamos en peligro.
Me agarraba la carne del vientre, sentía que por dentro tenía todo descolocado. Me asomé por la ventana, y por suerte nadie nos seguía. Me agarré al poyete de la ventana mientras me deslizaba hacia el suelo para sentarme de nuevo. Era humillante estar así de débil, todos estaban intactos salvo Saya y yo, y era lo que más me jodía en aquella situación. Bueno, Jim también se llevó un regalo mío.



SAYA
Salimos por fin de allí y estábamos en la nave vivos, bueno, algunos mejor que otros, pero en fin…
En el último momento, Tigre bajó para ayudarnos, ya sabía yo que no nos dejaría en la estacada.
Respiré más tranquila, aunque el estómago me dolía a horrores, pero había cosas más importantes en ese momento.
Me acerqué a Kai, tenía muy mal aspecto, le levanté la camisa para mirarle el abdomen.
-Por dios…- Lo tenía amoratado e hinchado. Le miré, estaba hecho un picasso.


KAI
Desvié la mirada.
-Por favor, no… no me mires, doy pena. Será mejor que vayas a curarte eso tú, o será peor más tarde. –en esos momentos yo no podía moverme, así que allí me quedaría, en medio de la entrada, junto a la compuerta.

SAYA
No le hice ni caso, le miré preocupada.
-No seas tonto, vamos, te ayudaré a llevarte hasta tu cuarto.- Me puse a su lado para que se agarrase a mí, Neo llegó antes y le agarró, acto seguido se lo llevó a su camarote.


ERIKA
Ya había pasado lo malo, estaba más tranquila. Me senté en el banco que teníamos junto a la compuerta con Kara a mi lado.
Aún no había reaccionado por lo del baile, no era para tanto, pero… me caló muy hondo, me sentía atraída por el enemigo.
Miré a Jim y me levanté, me acerqué hasta él y le abracé con fuerza.


JIM
Volvía de la sala de mandos de ponerme una tirita en la nariz, estaba bastante cómico la verdad, pero la nariz me dolía lo suyo, la izquierda de Kai era muy fuerte. Cuando llegué a donde estaban Kara y Erika, ella vino a abrazarme nada más verme.
-Eh, ¿qué tal? –La respondí al abrazo- ¿Estáis bien, os han hecho algo a vosotras? –pregunté a ambas, acariciando la nuca de Erika

ERIKA
Negué aún abrazada a él. Cerré los ojos apoyando la cabeza en su pecho. Me quedaría así toda la eternidad si pudiese. Me aparté y le miré.
-¿Y tú? ¿Estás herido?- Pregunté y le vi la nariz, no era muy grave, por lo que no me asusté mucho.



JIM
Sonreí al ver que se preocupaba por mí.
-Tranquila, estoy bien, es sólo una… doble rotura, pero ya casi no me duele, estaré bien. –sonreí de nuevo. Aunque preocupada, seguía siendo bonita


KARA
Sonreí y me levanté, no pintaba nada ahí.
-Pues me alegro de que estés bien, Jim. Y gracias pos salvarnos, te debemos una. –sonreí y me marché por el pasillo.

ERIKA
Kara se marchó por el pasillo, volví a apoyar la cabeza en el pecho de Jim rodeándole la cintura con mis brazos.
-Lo siento, todo esto ha sido por mi culpa, debí de darme cuenta antes de que James era el chico con el que estaba bailando… Ahora Kai está muy mal por mi culpa…- Me sentía culpable de verdad, tanto que no pude reprimir las lágrimas.
-Y lo peor es… que… me sentía muy atraída hacia él…- No sabía que reacción tendría Jim, pero me imagino que no le importaría mucho.


JIM
Tragué saliva. No era la primera vez que el corazón me dolía ese día. Pensándolo bien, cuando besé a Saya no me sentí como quería haberme sentido, fue como una venganza y… no sentí más que eso, que me había vengado, pero cada vez que ahora Erika me hablaba de James… me… me sentía celoso…
Quizá fue el que estuvo a mi lado cuando más sufrí, y su cariño ha substituido a lo que sentía por Saya. ¿Sería eso?
La acaricié el pelo, ahora era ella la que necesitaba mi ayuda, no se la iba a negar.
-Tranquila… no es nada malo, al fin y al cabo sigue siendo un chico como nosotros, ¿no crees? En ese momento, cuando bailabas con él… -cerré los ojos- Él parecía normal, tú no podía saber que era James.


ERIKA
Miré a Jim y negué.
-No, no quiero sentir nada por ese gusano, nada salvo odio, es un asesino. Mira lo que le ha hecho a Kai y a Saya, es un monstruo…- Respiré hondo y bajé la cabeza. Me separé de él.
-Me voy a mi curto, tú deberías hacer lo mismo, descansa…- Dicho esto me adentré en los pasillos hacia mi camarote.

JIM
Se iba y no sabía qué hacer. ¿La seguía? Quería consolarla, pero a lo mejor quería estar sola… Miré al suelo un momento y salí tras ella. La alcancé y la cogí de la muñeca.
-Eh, Erika, no quiero que te sientas triste, ¿vale? –la acerqué a mí y la volví a abrazar.
-Estoy aquí para lo que necesites, criatura, no dudes en contar conmigo para lo que sea.


ERIKA
Jim me siguió y me abrazó de nuevo. Cerré los ojos y alcé el rostro hasta que mis labios encerraron su labio inferior. Le besé, fue corto. Pues no tenía ni idea de besar. Me sonrojé y bajé la cabeza. No sabía que decir, estaba muy cortada.


JIM
Me… me besó. Me quedé algo descolocado, la verdad. Me había besado Erika, a mí. ¿Es que ella también se sentía atraída hacia mí, o lo hizo simplemente para olvidarse de lo que había sentido por James? La miré algo sonrojado.
-Erika… ¿has…? -¡claro que lo ha hecho, estúpido! Menuda pregunta.

ERIKA
Estaba sonrojada, acalorada y avergonzada, nunca antes había besado a un chico, en mi reino tengo, por así decirlo, un rollete, pero nunca hemos llegado a hacer nada.
Con Jim era distinto, me estaba enamorando de él, era el único que me había cuidado y se había preocupado por mí.
-Lo siento, si te ha molestado… perdona.- Me di la vuelta y me dirigí a mi cuarto.


JIM
Estaba paralizado, no sabía como reaccionar, mi mente estaba en blanco. Ella se fue por el pasillo y no pude seguirla.
-No… no me ha molestado. –tragué saliva.
-Descansa, ¿vale? –me salió una gallo al decir eso, no podía estar haciendo de una manera más soberana. Asentí varias veces para mí mismo y me fui a mi cuarto.


SAYA
La mañana ya estaba avanzada cuando me desperté, todos descansaban, incluido Neo, que aún no se había levantado para pilotar la nave.
Mi estómago estaba mucho mejor, tenía el vientre con hematomas, pero ya casi no me dolía.
Subí al cuarto de Kai, era el que peor estaba y necesitaba que le curasen. Abrí la puerta con mucho cuidado y sin hacer ruido por si seguía durmiendo. Sujeté la bandeja que llevaba con cosas del botiquín y “potes” míos.

KAI
No había podido dormir a causa del dolor, y no había podido estar al lado de Saya, otra vez se había ido a dormir a la bodega, ¿es que era masoca o sorda? Tenía el sudor frío recorriéndome la frente y el pecho, ¿qué me había roto ese tío? Tenía un gran hematoma en el vientre, eso no era bueno, el hielo no podía hacer nada con eso, ¿no podría haber abierto en canal? Habría sido mejor que esto.
Saya entonces entró por la puerta con sus potajes, iría a curarme
-Vaya, si te dignas a aparecer por aquí.


SAYA
Entré y encontré a Kai despierto.
-Hola.- Saludé y me acerqué sentándome a su lado
-Lo siento, pero no era lo correcto venir y acoplarme en tu cama tal y como estás, perdona.- Me disculpé y le agarré de la barbilla para mirarle bien la cara.
-Parece que la hinchazón de la nariz ha bajado.- Agarré la el extremo de la tirita y tiré poco a poco para no causarle dolor.


KAI
Ya me estaba tratando como un crío, definitivamente echaba de menos al niño. Cuando tiró de la tirita sentía como tiraba de la piel herida y cerré los ojos, aunque sin hacer gestos. Sanaría pronto, con el hielo que iba aplicando la herida se había cerrado casi por completo y el hueso se colocaría solo.
-No me importa que duermas aquí, ya te lo he dicho. Es más, quiero que duermas aquí. –dije aún con los ojos cerrados.


SAYA
Mientras me hablaba retiré la tirita del todo dejándola en la bandeja. Agarré una gasa y la mojé con el agua oxigenada, acto seguido se lo pasé con cuidado para limpiar la herida y los restos de pegamento que había dejado la tirita.
-Eso ya lo sé, Kai, pero como ya te he dicho no me parecía lo correcto.- Le pasé la gasa con cuidado por el tabique, lo tenía desviado, fruncí el ceño y agarré el hueso, apreté hasta que chascó. Le coloqué el tabique.


KAI
-Hija de… -cerré los ojos de nuevo, había sonado congestionado. La miré mal.
-¿Seguro que sabes hacer esto? ¿Y si me la has torcido más? –me puse la mano encima, para proteger a mi nariz de futuros maltratos.

SAYA
Me mordí el labio cuando se quejó.
-Lo siento…-Me aguanté la risa.
-Perdona.- Le agarré de la mano con la que se tapaba la nariz.
-Deja que te la vea, desconfiado.


KAI
Retiré la mano aún dolorido.
-¿Y con el labio qué pretendes hacer? ¿Pretendes hacerme un lavado de cara o sólo venías por la nariz? ¿Hago muchas preguntas? –sonreí, el labio me tiraba así que lo dejé.


SAYA
Sonreí.
-Eres un exagerado, y sí, haces muchas preguntas, así que, cierra la boca.- Le pasé un algodón limpio por la herida del labio con cuidado.
-¿Ves? Callado estás mejor.- Sonreí y le limpié el labio del todo.
-Ya está, ¿alguna queja, mi señor?


KAI
La miré a los ojos.
-Sí. –me señalé el labio.
-Aún me duele, ¿no puedes hacer algo?



SAYA
Sonreí.
-No tienes remedio.- Me acerqué y le besé, fue muy corto y breve.
-Ya está, paso de que te quejes porque te he hecho daño al besarte.- Dejé el algodón en la bandeja. Le miré el abdomen. Yo lo tenía también jodido, pero no tanto como él Pasé una mano por encima con mucha suavidad.
-¿Te duele?



KAI
Cogí aire por la nariz con fuerza cuando pasó la mano por el hematoma.
-Pues… -la miré, era evidente que sí.
-Fue un buen golpe, ¿a ti no te duele?


SAYA
Me levanté y me subí el jersey dejando mi vientre al descubierto.
-A horrores.- Sonreí y le miré.
-Pero… al igual que tú, ya se me curará.


KAI
-Estamos los dos jodidos. Suerte que el niñato ese no tiene más fuerza que una hormiga. –la acaricié el pelo.
-¿Te encuentras bien?


SAYA
Me bajé el jersey y acto seguido me tumbé a su lado apoyando la cabeza en su hombro.
-Si, estoy bien.- Le acaricié el pecho con la mano subiendo por le cuello y bajando de nuevo.

KAI
Suspiré cerrando los ojos y posando mi mano en su hombro.
-Como te gusta cuidar de mí, ¿eh? –la besé en la cabeza, acto seguido me arrepentí cuando me dio un escozor intenso en el labio.
-Mátame.

SAYA
Me reí.
-Será mejor que me dejes a mí el tema de los besos.- Dicho esto empecé a depositar suaves besos sobre la piel de su cuello.
-No solo me gusta cuidar de ti, me encanta.- Seguí con los besos hacia su pecho.

KAI
Esbocé media sonrisa tumbándome y haciendo lo mismo con ella.
-Pues hala, mímame cuanto quieras, reina.

SAYA
Sonreí y seguí con los besos por su cuello, Cuando estuvo desprevenido, le devolví el mordisco del baile. Tiré de la piel suavemente dejándole una buena marca.
-Te dije que tuvieras cuidado a quien mordías, te lo podían devolver.- Sonreí y me acerqué a su rostro. Le rocé el labio superior con los míos.

KAI
Sonreí, la agarré de la cintura y, con cuidado, tiré de ella hacia el otro lado de la cama, tumbándola boca arriba, poniendo medio cuerpo mío sobre ella.
-Tú lo que quieres es que te muerda otra vez, eh… -mordí su cuello de nuevo, dejando una marca similar a la que ella me había dejado antes.

SAYA
Le agarré de la nuca cuando me mordió de nuevo. Sonreí echando la cabeza hacia atrás respirando agitadamente.
Le miré y le besé con mucho cuidado para que el labio no le doliese. Fue un beso corto seguido de otra igual de corto.


KAI
-Hoy dormirás conmigo, ¿verdad? –Olisqueé- Hueles a gato. –meneé la cabeza asqueado.
-Pero primero date una ducha, eh. Uf, tira para atrás. –sonreí.



SAYA
Le di un toqué en el hombro.
-No te pases ni un pelo, Kai, y menos con Tigre.- Sonreí y le volvía a besar, mas bien fue un pico.
-Y sobre lo de dormir contigo…- Me quedé pensativa un momento.
-Está bien.- Sonreí acariciándole la nuca.

KARA
Me llevaba comiendo el coco desde que Neo dijo “yo ya sé lo que te pasa”. ¿De verdad lo sabía, sabía que había empezado a gustarme pero no era capaz de decírselo?
Estaba sentada en la cama, en mi camarote, mirando el cielo por la ventana. Llevaba mi vestido de lana puesto. Mi cuerpo tenía una temperatura alta que me resguardaba del frío que hacía, pero me gustaba llevarlo.
Me tumbé de golpe cerrando los ojos. Quería gritar.

NEO
Me levanté muy tarde, menos mal que Jim había programado el GPS de la nave, por que si no, estaríamos ahora mismo perdidos por ahí.
Me senté en la cama y me calcé con las botas y busqué mi camiseta por el cuarto. Ahora me acordaba, estaba abajo, en la lavandería. Me levanté y salí del cuarto solo con los pantalones. Pasé ante el camarote de Kara...seguro que no quería ni verme.
Suspiré y seguí mi camino.

KARA
Oí pasos por delante de mi cuarto. Por el sonido y lo fuerte que pisaba debía ser Neo. Cogí aire y me mordí el labio. Si de verdad sabía lo que me pasaba debía comprobarlo.
Me levanté, abrí la puerta y me asomé. Efectivamente era él, pasaba de largo.
-Neo, espera… -en ese momento no sabía exactamente qué decir, lo que más temía era que él muriese por mí, y eso ya estaba en el aire, no iba a cambiar si empezaba a salir con él o no, así que… ¿por qué torturarme más?
-¿Qué… qué es lo que crees que me pasa?


NEO
Kara salió de su cuarto y me frenó cuando me dirigía a la lavandería. La miré y la esperé, justo cuando estaba a mi altura, proseguí mí camino seguido de ella.
La miré de reojo cuando me preguntó aquello.
-Que te aterra el atarte a alguien y eso te impide relacionarte conmigo más seriamente.-Abrí la puerta de la lavandería y dejé que pasase ella primero. Me acerqué a una de las cuatro lavadoras que había de las cuales, dos estaban en funcionamiento. Me senté en una silla a esperar a que acabara la primera lavadora.
-Kara, sé por lo que pasaste cuando tu novio murió y sé que tienes miedo que se repita, pero… no puedo evitarlo, prefiero morir yo antes que verte a ti sufriendo.- La miré.
-Eres muy importante para mí-Me encogí de hombros.
-Y ya puedes matarme si es lo que quieres, pero no podrás evitar que te proteja.



KARA
Le miré.
-¿Pero como voy a matarte? Es eso precisamente lo que quiero evitar… -en esos momentos me dio un pinchazo en el estómago.
-No sé si me comprendes… pero no quiero que nadie más pierda la vida por mí nunca más.


NEO
Apoyé los codos sobre mis rodillas inclinándome ligeramente hacia delante.
-Lo comprendo y lo respeto, pero no lo cumplo.- La primera lavadora terminó de centrifugar, así que me levanté y abrí la puertecita para sacar la ropa limpia.
-Mira, Kara…- Me rasqué la nuca, no sabía como le iba a sentar lo que iba a decir a continuación, pero tenía que arriesgarme.
-… yo te quiero, mucho, y no pienso dejar que te pase nada por tu miedo, lo siento.



KARA
Me… me quería… Sólo una persona en el mundo antes me había dicho eso y aún así no me había sentido tan bien… tan feliz…
Adelanté dos pasos hacia él, rápidamente pasé mis brazos por su cuello y junté mis labios con los de él. Era tan feliz en ese momento que cayó una lágrima por mi rostro


NEO
Se acercó a mí y me besó. Reaccioné en seguida tomándola de la cintura con mi mano derecha y con mi mano izquierda la agarré de detrás de la cabeza con suavidad.
Moví mis labios con esmero y al compás de los suyos.
Me separé y la miré agarrándola de la cara, la limpié las lágrimas con los dedos y acto seguido la volví a besar aún agarrando su rostro.
Era tan cálida y apacible, ¿cómo pensaba que no iba a protegerla y a dar mi vida si hacía falta para salvarla? Definitivamente, estaba enamorado.



KARA
Le seguí besando con fuerza y pasión, era increíble que yo misma permitiese lo que me había prohibido durante tanto tiempo. Con las manos recorrí su pecho pétreo, empujándolo hacia la pared. Seguí besándole, no quería soltarlo ni dejarlo escapar.


NEO
Mis manos recorrieron su espalda hasta llegar a ambos cachetes, los agarré y la elevé haciendo que sus piernas rodearan mi cintura. Me giré y la apoyé contra la pared sin dejar de besarla.
Entonces la nave tembló y las chapas de la pared de la lavandería salieron disparadas.
Agarré a Kara y la llevé al otro extremo de la habitación para que las chapas no nos alcanzasen.
Una nave piloto colisionó contra las lavadoras estrellándolas contra la otra pared creando un gran estruendo.



KAI, JR
¡La nave roja! ¡Por fin encontré la nave roja de la que me habló mi madre en las cartas!
-Muy bien, mi mamá estará en esa nave, pero… ¿dónde está el freno de este cacharro?- Vi una palanca, así que, la toqué, la nave en vez de frenar aceleró.
-Oh, no… ese era… ¡el acelerador!-Me estrellé contra la parte trasera de la nave roja, me metí dentro del asiento del conductor y esperé a que la faena pasara.
-Puf…- Abrí la cabina y salí.
-Anda, si que es grande.- Había dos personas allí, un hombre muy grande y una chica muy guapa.
-Hola.


KARA
Menudo susto, sólo era un niño.
Seguía entre los brazos de Neo cuando el niño salió de la cabina y nos saludó. Me quedé con la boca abierta y algo parada. Neo se pondría furioso, el crío se había cargado la parte trasera de la nave.
Me deshice del abrazo de Neo con cuidado y me acerqué al niño. Lo cogí en brazos y lo bajé al suelo.
-¿Estás bien, te has hecho daño? –le miré por todas partes, pero no tenía ni un rasguño.



NEO
Era un simple niño, me acerqué detrás de Kara y miré al chavalin.
-¿Cómo has aparecido por aquí? Bueno, quiero decir… ¿quién eres?- Me agaché y le miré, me recordaba a alguien…



KAI. JR
Jo, en seguida me vi rodeado de gente, que solo soy un niño, jopelas.
Miré a la chica que me ayudó a bajar de la nave, era muy guapa.
-¿Eres un ángel?-Le pregunté mirándola, después vino el hombre grande… no era tan guapo.
-¿Quién eres tú? Mi madre me ha dicho que no hable con extraños.- Me coloqué la chaqueta vaquera y miré de nuevo a la chica.
-¿Cómo puedes estar en compañía de un tío tan raro?



KARA
Me reí mirando a Neo, después volví a mirar al niño.
-Yo me llamo Kara, y el tío raro es Neo. ¿Tú cómo te llamas, peque? –pregunté alejándole de la nave, que echaba chispas de vez en cuando.


KAI JR.
-Kara, Neo…- Les miré.
-Yo me llamo Kai, y vengo del reino del Hielo, estoy buscando a mis padres. Mi madre me dijo que estaban en una nave roja muy grande llamada Quimera.- Agarré la mano de Kara como solía hacer con mi madre.
-Espero no haberme equivocado de nave.


KARA
Miré a Neo. Aquel niño era el hijo de Kai y Saya. Ya teníamos la familia al completo dentro de la nave… Volví a mirar al niño.
-Así que te llamas Kai… Bueno, Kai, no te has equivocado de nave, cariño. Tus padres andan por aquí. –sonreí.



KAI JR.
-Pues menos mal, es la tercera nave roja que visito, bueno… en la que me estrello.- Miré a Neo.
-¿Por qué estás sin camiseta?- Miré a Kara.
-Puaj… otros como mis tíos.- Dije y seguí agarrando la mano de Kara.

4 comentarios:

  1. Chicass, soy Barbara xD
    Me encanta vuestra historia!!
    Me he leido 17 capitulos del tiron U.u'
    Pero os paso para dejaros la que estoy escribiendo yo, que me habeis dado pelusilla xDD
    http://fairytalesdrii.blogspot.com/?zx=6164b6200eace5bf
    Un besitO!!

    ResponderEliminar
  2. Hola Barbaruxi!!!
    Ya me he visto tú blog y como has podido comprobar ya lo he hecho eidente XDDD
    Sigue nuestra historia, que yo seguiré la tuya, la de tú hermano Julian y... no sé si Christian tendrá el pensamiento de hacer otro... Dios, cuantos blog... XDDDD

    ResponderEliminar
  3. Mi hermano Chris??
    Naaa, no creo el es mas de juegos y eso xDDDDD
    Pero yo seguire la tuya, y de cerca porque me encanta xDD
    Sobre todo la pareja de Saya y Kai, me da una cosina cuando discuteeeen TT_TT espero que todo les vaya bien mas adelante xD

    ResponderEliminar
  4. tu que sabras? por que el cielo es azul ? cuanto vale un jefazo? son preguntas sin solucion posible ( excepto las dos ultimas xD)

    ResponderEliminar