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martes, 1 de septiembre de 2009

Capitulo XV- ¿PREPARADOS? ¿LISTOS? ¡FIESTA!

¡Una fiesta, genial! Nuestros personajes se lo pasaran pipa en este capitulo y en el siguiente, espero que os guste.


JIM
Armaron mucho jaleo, y era casi la hora de comer. Kara no había preparado comida con toda la que montaron, así que fui a la cocina y le hice un bocadillo a Erika. No se encontraba bien y se había quedado en la cama.

Me acerqué hasta su cuarto y llamé a la puerta.
-¿Se puede? –abrí y me asomé.

ERIKA
Oí todo el jaleo, no quise ni salir, lo único que iba a conseguir es ponerme más nerviosa.
Me levanté de la cama y abrí el armario para cambiarme de ropa. Me quité el pantalón quedándome con un culot rosita y la camiseta interior blanca.
Se abrió la puerta y Jim asomó la cabeza. Grité por el susto y por que estaba medio desnuda.
-¡Jim!- Me tapé con una bata
-Que susto, leñes.- Me reí colorada.
-Pasa.


JIM
La pillé vistiéndose, así que giré la cabeza para no verla en ropa interior.
-Eh… te he traído la comida… -dije pasando y cerrando la puerta, sin mirarla. Alcé el bocadillo.
-Es de chorizo.



ERIKA
Sonreí y me acerqué hasta él.
-Gracias, no me apetecía nada tener que ver como se pelean los demás.- Hice una mueca de disgusto y agarré el bocata.
-Siéntate, voy a vestirme, no tardo.- Dije y me metí detrás de mi probador.


JIM
Asentí sin mirarla directamente y me senté en su cama, esperando a que terminase de vestirse.
-¿Te… encuentras mejor? Quiero decir… ¿estás bien? –le pregunté, algo inquieto.



ERIKA
Salí del vestidor ya vestida, una simple camiseta roja de manga corta y unos pantalones anchos negros.
-Si, estoy mejor.-Me senté a su lado, en la cama y me recogí el cabello en una coleta alta.
-Me han dado ataques mucho más fuertes que le del otro día, te lo aseguro.- Me calcé con las botas de explorador que tenía bajo la cama, estaban viejas y polvorientas, pero a mi me gustaban.
- Muchas gracias, Jim. No sé como agradecértelo.


JIM
Acabó de vestirse y se sentó a mi lado. Me dio una punzada al corazón cuando dijo lo de los ataques.
-No tienes por qué agradecerme nada, si hago lo que hago es porque quiero ayudarte, eres mi amiga, y tú me has ayudado cuando lo he necesitado. –sonreí mirándola a los ojos.



ERIKA
Amigos…
Bajé la cabeza acordándome del beso que le robó a Saya, ¿pero por qué me acordaba de ello precisamente ahora?
Le miré y sonreí, me acerqué y rodeé su cintura con mis brazos apoyando la cabeza en su hombro.


JIM
Me abrazó de repente. La pobre debía estar pasándolo mal. La rodeé los hombros con los brazos.
-Oye, ¿estás bien? ¿Necesitas algo?


ERIKA
Negué y me separé.
-No, estoy bien, tranquilo, solo quería mimarte un poco.- Sonreí y agarré el bocata.
No podía decirle que estaba empezando a sentir algo por él, que aquel beso que se dio con Saya fue como una puñalada para mí.
Suspiré y mordí el bocadillo.



SAYA
Entré en el cuarto de Erika con una bandeja.
-Hola, preciosa.- Vi que estaba con Jim, le saludé también.
-Veo que estás en buena compañía.-Sonreí y me acerqué.
-Te he traído unas cosas para que le dolor mengue y los ataques no sean tan violentos.- Cogí de la bandeja un vaso con agua, en un saquito pequeño había unos finos polvos de color rojo, cogí un pellizco y los eché en el vaso. El líquido se tornó rojo.
-Bébetelo, ya verás como te sientes mejor, es orquídea, una flor muy buena en lo que respecta a vitaminas y defensas.



JIM
Saya entró con una bandeja, no la miré. Aún pensaba en la forma en que me había dicho que no volviese a besarla. Sonó como a amenaza, algo poco habitual en ella según lo que yo la conocía.
-Hazla caso… fue ninfa, sabe de estas cosas. –le dije a Erika con una sonrisa.



ERIKA
Saya entró en mi cuarto, me preparó una bebida a base de una flor especial.
Miré a Jim, que no la había mirado desde que había entrado, me sonreía y asentí. Agarré el vaso y me lo llevé a los labios, el líquido era frío, pero el sabor….
Puse mala cara al probarlo, pero aún así me lo bebí.
-Gracias…


JIM
-No parece tener buen sabor. –comenté. Me levanté colocándome bien la camiseta, que se había arrugado al sentarme.
-Yo… voy fuera, quizá tenga que reprogramar el GPS, puse un programa nuevo y… Yo me entiendo. –salí.
-Hasta luego, chicas.



ERIKA
Jim se levantó y salió del camarote. Le miré mientras se marchaba. Suspiré y miré a Saya entregándole el vaso.
-Gracias por ayudarme.- Sonreí.


SAYA
Jim se retiró, agarré la bandeja y me levanté.
-De nada, volveré por la noche para darte otra dosis.- Sonreí y salí de su cuarto.


KARA
Había estado revisando las máquinas, juraría que hacían un ruido extraño. Cuando pude, comprobé que la máquina cinco hacía unos ruidos extraños, así que la apagué y encendí una de las calderas. Subí a la sala de mandos para comentárselo a Neo.
Entré y me apoyé en el marco de la puerta.
-La máquina cinco está escacharrada, suena como si tuviese burbujas dentro. Creo que deberíamos parar a arreglarla.


NEO
Kara entró en el puesto de mandos, me comentó lo de los motores. Suspiré y la miré.
-Vamos.- Fui a la sala de máquinas a comprobar el motor. Tal y como decía Kara, esl motor número cinto estaba estropeado, las válvulas se habían atascado y los manguitos estaban hasta arriba de carburante quemado.
-Vaya desastre…- Me limpié las manos con un trapo y acto seguido miré a Kara.
-Si no lo arreglo podría perder el motor y la nave dejaría de funcionar… Será mejor que aterrice.- Miré el motor y después a Kara. Me había comportado muy mal con ella y no lo soportaba, me sentía mal.
-Perdóname.


KARA
Le miré con los brazos cruzados sobre el pecho.
-¿Qué? ¿Por qué te disculpas? No me habrás roto nada, ¿verdad? –pregunté, poniendo los brazos en jarra.



NEO
Negué y dejé el trapo encima de una de las máquinas.
-No, tranquila, no te he roto nada.- Sonreí levemente pasando por su lado.
-Voy a aterrizar, espero que los demás estén preparados.


KARA
Asentí.
-Les avisaré. –me di la vuelta para salir, pero me quedé quieta.
-Neo… -le llamé girándome. Quería decirle que empezaba a sentir cosas más fuertes por él, que quería que lo nuestro fuese algo más que un simple rollo, pero…
-Ten cuidado al aterrizar, por estos puertos hay muchos civiles… -me volví a girar y me fui a avisar al resto.


NEO
Kara tenía algo más que contarme, pero no lo hacía. Supongo que no era muy importante. Hablaré con ella más calmadamente cuando estuviésemos en tierra.
Agarré el timón y apagué el panel de gravedad descendiendo la nave poco a poco. Una vez en tierra apagué todos los motores dejando que Quimera descansase.
Aterricé en un puerto lleno de naves lujosas y caras.
Me quedé algo extrañado, pero lo dejé pasar.



KAI
Kara nos dijo que bajaríamos en breve. No sabía con seguridad dónde estábamos, pero no hacía una temperatura tan baja como para estar en casa, así que no me preocupé. Salí a la cubierta y me asomé mientras aterrizábamos.



SAYA
Aterrizamos, no sabía porque, pero aún así salí a la cubierta para saber donde estábamos.
La temperatura era baja, así que volví y saqué de mi bolsa un jersey negro que me regaló Kai hace mucho tiempo. Me lo puse y fui al puesto de mandos.
Todos estaban allí, Neo abrió la compuerta sin saber que pasaba.



KARA
Miré a Saya cuando entró, después miré a Neo de reojo. Sabía que eso iba a empeorar si seguían en la misma habitación. Me acerqué a ella y tiré de su brazo hasta sacarla fuera, cerré la puerta.
-Te aconsejaría que si quieres seguir viviendo no estés en la misma habitación que Neo, y no me vengas con que no te da miedo, me importa un pimiento si tienes miedo o no. Nadie aquí a parte de él quiere verte fiambre, así que más te vale hacerme caso. –miré a la puerta, estaban hablando de lo que haríamos cuando bajásemos.
-Aterrizamos aquí, así que prepárate.


SAYA
Me zafé de su agarré y la miré seria.
-Métete en tus asuntos, Kara, Neo fue el que decidió dejar a Kai a su suerte, así que no me vengas con esas. Bastante me arrepiento ya de estar en esta nave, me iría encantada, pero no puedo.- Dicho esto me crucé de brazos y suspiré.
-Esperaré a que baje y luego bajaré yo, si así estás más tranquila.



KARA
-Todos hacemos lo que podemos por ti, Saya, así que no creo que intentar ser superior a nosotros sea lo que más te convenga. –en esos momentos a mí también me entraron ganas de abofetearla. A veces era tan prepotente que… buf. Me eché un mechón de pelo tras la oreja y volví a entrar.



SAYA
Kara se retiró, bajé la cabeza y me apoyé en la pared con los brazos cruzados.
- Genial…- No solo tenía en contra a Neo, también a Kara, supongo que me lo merecía. Suspiré resignada y me senté en el suelo del pasillo hasta que el señor mala leche bajara de su nave.



KAI
Estábamos todos en tierra. Había mandado a Neo que fuese con Jim a por las piezas que necesitasen, el resto fuimos a recorrer el pueblo y a por provisiones. Últimamente las gastábamos con más frecuencia. O eso, o que teníamos ratas.


ERIKA
Caminaba al lado del jefe, decidí ir con él para disculparme y hablar más tranquila.
Al principio no sabía que decir, pues nunca había tenido una “relación” abierta con él. Ni yo ni ninguno de la tripulación salvo Neo, un poco.
Kai mostraba un semblante serio, no sé si era por mi compañía o… yo que sé.
Le miré de reojo y al final decidí decir algo.
-… Jefe… quería pedirle perdón… hice mal en ocultar mi enfermedad.


KAI
La miré de reojo cuando me habló.
-Eso podrías habértelo pensado antes de intentar entrar en la nave, gracias a ti todos piensan que soy un monstruo cuando lo único que quería era ayudarte. –no la volví a mirar. Si quería volver a ganarse mi confianza, ya tendría que hacer algún logro para conseguirlo.


ERIKA
Asentí y volví la mirada al frente, quedaba claro que le había defraudado.
-No sé si servirá de algo, pero… le pido perdón. Si… desea que abandone la Quimera, lo haré, pero sin Jim se encabezona en acompañarme, impídaselo. No quiero que corra la misma suerte que yo.


KAI
-No voy a pedirte que te vayas, Erika. Es problema tuyo el querer estar en esa nave antes de querer curar esa enfermedad que tienes. Yo no voy a discutir más ese tema, es problema tuyo y de los que quieren que te quedes, a mí no me pidas cosas de las que ya no puedo opinar. –aceleré el paso, era un acto reflejo que tenía cuando me enfadaba.



ERIKA
Asentí de nuevo sin decir nada. Aceleró el paso y yo no hice nada para remediarlo, no quería molestar.
Me fijé en un cartel que había en una fachada, me acerqué y lo leí.
-¡Jefe!-Le llamé. Arranqué el cartel y corrí hacia Kai.
-Mire, baile de mascaras.- Seguro que no le interesaría.
-Pero mire quien lo organiza.- Abajo, ponía el nombre de Draco. Señalé con el dedo.
-Es esta noche, tendremos una oportunidad para atraparle, y si no es a él, será a su hijo.- Me miró algo dudoso. Tenía que ganar el boleto como fuese.
-Vamos, un rato, un disfraz sencillo, entramos, la liamos y se acabó.


KAI
Me quedé algo descolocado. ¿Una fiesta de disfraces? ¿Pero dónde tenía la mente aquel hombre? Me crucé de brazos.
-¿Y se puede saber de dónde sacamos esos trajes, Erika? Yo en la nave no es que tenga muchos disfraces, la verdad, no sé tú.



ERIKA
Sonreí.
-No se preocupe, un par de prendas, hilo y maña y enseguida tendrá un par de trajes perfectos.-Me quedé pensativa.
-O bien, puedo comprar las telas, no son muy caras.- Sonreí de nuevo.


KAI
Miré de reojo, pasaba una familia de adinerados paseando a su perro.
-Erika, ¿hace cuánto no recaudamos ganancias? –hacía mucho que no hacíamos un motín, y en tierra no creo recordar haber robado alguna vez, sería una buena experiencia.


ERIKA
Miré la familia y sonreí. Me acerqué a la familia y vi el perro.
-¡Oh! ¡Qué monada de perrito, me encanta! ¿Cómo se llama?- El perro empezó a juguetear conmigo y así aproveché para despistar a la pareja y que el Jefe hiciese su trabajo.
-Es precioso, que rico… y hablando de rico.- Saqué de detrás de mi pantalón una pistola y apunté entre ceja y ceja al hombre.
-Por favor, no quiero hacer esto más complicado, déme todo lo que lleve encima y no le haré daño.


KAI
Erika les distrajo. Era un truco bastante viejo, pero ella con su cara inocente conseguía engañar a cualquiera. Lo tenía apuntado con una pistola. Aproveché que estaban asustados para aparecer tras ellos y rebuscarles dinero en los bolsillos.
-Gracias por no alarmarse, es un trabajo duro, ¿saben? Muchas veces la gente grita y tenemos que despellejarlos más tarde, esto es un gustazo. – conseguí reunir bastante dinero entre las dos carteras.
-Gracias por su colaboración, que pasen un buen día. –los empujé contra una pared para que no me viesen la cara mientras Erika y yo salíamos corriendo. El perro empezó a ladrar, pero los dueños se quedaron totalmente paralizados.



ERIKA
Empecé a reírme y corrí junto con Kai. Una vez “a salvo” nos pusimos a contar el dinero.
-Tenemos de sobra iré a buscar las telas.- Cogí un par de billetes y me despedí de Kai, corrí en busca de alguna tienda textil.



KAI
Había que reconocer que esa chica tenía madera para ser ladrona, pero con eso solo no iba a recuperar de nuevo mi confianza. Miré el dinero… había bastante para algo que tenía en mente desde hacía tiempo, sonreí para mis adentros.



KARA
Me había quedado sola con Saya, pero pasaba de estar ahora con ella, me había tocado la moral con su impertinencia, así que me dediqué a seguir a Neo y Jim de lejos. Tenía tantas cosas que quería decirle a Neo y no podía… Temía… temía que todo eso fuese a más, y al final acabase donándome el corazón o algo parecido, y no podría volver a soportar aquello. Entraron en una tienda, yo me senté fuera, comiendo una bolsa de pipas.



SAYA
Tal y como dije, bajé después de que Neo abandonara la nave. Les seguí desde muy lejos, mirando las cosas que había en las tiendas sin mucho interés.
Kara me había dicho cosas que eran ciertas, pero por muy ciertas que fueran no la daba derecho a criticarme.
Suspiré y me senté en un banco que encontré, me crucé de piernas y apoyé los brazos sobre ellas.


KAI
Encontré a Saya sentada en un banco, no parecía de buen humor, pero seguro que con el regalo se sentiría… quizá más alegre. Saqué de mi bolsillo un colgante que representaba una pequeña gota hecha de diamante. Me acerqué a ella por detrás y lo coloqué alrededor de su cuello.
-Vaya, ¿quién te habrá comprado este colgante tan bonito? –últimamente me sentía raro intentando reconquistar a Saya con toda clase de tretas en mí no eran nada comunes.



SAYA
Kai apareció por detrás con un colgante. Sonreí levemente y le miré.
-¿Crees que no se lo que intentas?- Me levanté y le miré, sonreí más ampliamente y miré el colgante.
-Gracias.- Me volvía a sentar y le dejé un hueco para que se sentase junto a mí.


KAI
Me senté a su lado y miré a la gente pasar.
-Esta noche tenemos una pequeña misión. Creemos que Draco o James estarán en una fiesta de máscaras esta noche, así que nos infiltraremos. Erika ha ido a por telas, nos hará unos… “disfraces”.




SAYA
Le miré y señalé uno de los carteles.
-Hay por todo el pueblo… Una fiesta de disfraces, ¿eh?- Me quedé pensativa.
-Seguro que traman algo, uno no monta un chiringuito así como así solo para divertirse.- Le volví a mirar más intrigada.
-¿De que te disfrazarás? De Copito te vendría que ni pintado.- Me reí.



KAI
-Sí, de eso me vendría bien, siempre y cuando tú vayas de Gotita del medio ambiente. –miré los carteles.
-No sé si tramará algo, sólo es un político que se dedica a lo que todos los políticos se dedican: Sacar beneficios para él y dinero. La gente irá, pagará, y él se forrará más, así de simple. Aunque tiene en mente el tema de eliminar a todos los rebeldes, quizá muramos. Toda una aventura.



SAYA
Asentí lentamente.
-Oh, si, menuda aventura.- Miré un enorme castillo de piedra negra casi en ruinas pero elegante a la vez.
-Se supone que se celebrará allí, y todos los invitados llevarán máscaras incluidos los anfitriones. Ten cuidado con quien hablas esta noche.- Sonreí y le miré.



KAI
-Si intentas asustarme no lo haces bien, Saya. –sonreí y vi salir a Neo y Jim de una tienda, entonces me di cuenta de que Kara estaba sentada a la entrada. Se levantó en cuanto salieron y les sonrió. Parecía que desde la llegada de Saya, todos habíamos reforzado nuestra relación. Bueno… salvo Neo y yo. No comprendía como podía odiar tanto a Saya, no tenía razones.
Me levanté.
-Vamos, debemos ayudar a Erika con los trajes.



ERIKA
Compré la tela, de varios colores y texturas. Me puse enseguida con las tallas de cada uno y el disfraz que deseaban. El que más me iba a costar es el de Kara, pues era de diablesa y necesitaba cuero rojo.
A Kai le hice uno elegante pero arrebatador, como a él le gustaba. De vampiro.
A Neo le hice uno de mafioso o de gangster, parecía todo un Don Juan con él puesto.
A Jim le hice uno de monje, iba a ir con el torso al aire, no sé como aguantaría el frío, pero allá él.
A Saya uno de gitana y yo me hice uno de ángel. Todos listos y emperifollados.



JIM
Había estado echando una mano a Erika con los trajes, me había pinchado un par de veces, pero al fin teníamos el trabajo hecho, justo a tiempo. Eran las nueve, y la fiesta era a las diez, justo una hora para ir hasta allí e infiltrarnos. Yo ya me había vestido, el pantalón me quedaba a medida, un pantalón totalmente blanco, parecía que iba a ponerme a hacer yoga.
-Bueno, ¿qué tal me queda?



ERIKA
Jim se puso su disfraz, me levanté y junté las palmas de las manos e hice una reverencia a lo maestro del Kung- fu.
-Tu indumentaria es perfecta para el ataque, joven aprendiz, pero el alumno nunca superará al maestro. ¡¡WOOO!!- Me eché a reír.


JIM
Me reí con ella. A veces se le iba la cabeza.
-Quiero verte con tu túnica, bello ángel, seguro que estás preciosa. –sonreí. Erika era muy guapa, y con su cara angelical ese traje le iría de perlas.


ERIKA
Sonreí y me fui a mi vestidor. Me lo puse en un momento. Había cosido las alas al vestido, eran grandes y ligeras. El vestido me llegaba más allá de las rodillas, era de tirantes y algo escotado, no me gustaba llamar la atención.
La tela era muy parecida a la seda, ceñida y suave.
Salí del vestidor y le miré avergonzada.
-¿Qué tal?




JIM
Sabía que estaría guapísima con ese vestido, pero aquello era demasié. La miré de arriba abajo con la boca abierta y los ojos fuera de las órbitas. Parecía un verdadero ángel, estaba radiante.
-Gu… Guao… estás… estás preciosa, Erika. –sacudí la cabeza, uno no es de piedra, vaya. La cogí de la mano y la acerqué a mis labios.
-Me concederás un baile, ¿verdad? –deposité un suave beso en su mano.


ERIKA
Sonreí y le miré mientras me besaba la mano.
-¿Por qué no?- Sonreí y bajé la cabeza algo colorada.
-Será mejor que vaya a darles a cada uno su traje.- Le di un beso en la mejilla y salí.



JIM
Sonreí, se había puesto colorada. La solté con suavidad.
-Claro, debemos irnos ya. –cogí una máscara negra.
-Esta para mí. –sonreí y salí del camarote.



ERIKA
Entré en el camarote de Kai y le dejé el traje planchadito y listo encima de la cama junto al de Saya.
-Jefe, su disfraz ya está listo, le dejo aquí con el de Saya también.- Salí y fui al camarote de Kara. Así, uno a uno, fui repartiendo los trajes por toda la Quimera.
Se acercaban las diez, así que no tardarían en salir.


KAI
Estábamos todos preparados a la salida de la Quimera.
-¿Todos listos? –pregunté, con el antifaz colgando de la muñeca.



NEO
Me engominé todo el pelo hacia atrás y me vestí con un trje que me hizo Erika.
Era negro con rayas finas y blancas. Camisa roja, corbata negra y sombrero a juego que me lo coloqué en la cabeza con estilo.
-Parecemos idiotas, me siento… como un niñato.


KARA
Erika me había hecho un traje de cuero rojo, de diablesa. Me sentaba de maravilla, y como no, como estoy como un queso, me quedaba como un guante. Miré a Neo sonriendo.
-Pues estás muy… sexy. ¿Con qué traficas tú? –le di unos golpecitos con el codo en las costillas.


NEO
Sonreí y la miré de arriba abajo, estaba que rompía. El cuero rojo la quedaba como Dios.
-Vaya, vaya, pero si tenemos al diablo en persona y yo tengo muchos pecados.- Sonreí y me coloqué el sombrero hacia un lado.



KARA
Sonreí de nuevo y le agarré de la corbata acercándolo a mí.
-¿Qué tienes pecados? Voy a tener que llevarte conmigo… -dije picarona, mordiéndole el labio.



SAYA
Me terminé de vestir, en realidad mi disfraz era muy sencillo, una camiseta por encima del ombligo, enseñando los hombros negra y una falda larga abierta por una pierna de color azul claro.
Salí y me quedé apoyada en la puerta del pasillo mirando el panorama.


KAI
El disfrazarme no me hacía ninguna gracia, pero si debíamos infiltrarnos nos quería pasar desapercibido. Llevaba un traje de cuello vuelto negro, con unos pantalones del mismo color. Me había puesto una capa hasta la altura de las rodillas. Iba de vampiro de cuento, no de los de verdad, pero bueno, prefería eso a lo que había propuesto Kara: “¿Por qué no vas de osito? Últimamente te pones muy mimoso con Saya…”.
Miré a la entrada, estaba ahí, vestida de forma bastante sexy, enseñando una pierna por completo y los hombros. Sonreí.


SAYA
Miré a Kara, iba muy provocadora con el cuero rojo, los cuernos y el rabito. Sonreí y miré a los demás. Erika parecía un verdadero ángel, se había maquillado de forma sencilla pero hacía que se le resaltase la belleza de su cara.
Jim iba de monje, pues si, menudo era ese. A Neo ni le miré. Kai… ¿iba de vampiro? Con el asco que les tiene. Sonreí y negué con la cabeza cuando le miré. La verdad es que estaba muchísimo más atractivo que antes, pero solo había que mirarle a la cara para saber que no le gustaba.



KAI
Coloqué las manos tras mi espalda.
-Si te preguntas si no me molesta esto… sí, me doy asco. Aunque por suerte no me parezco mucho a los reales… -saqué unos colmillos de juguete del bolsillo- Salvo por esto… -sonreí maliciosamente- Te morderé.


SAYA
Le miré y alcé una ceja.
-Uuuh, ¿tú crees?- Sonreí y me crucé de brazos.
-Ten cuidado a quién le incas es diente, vampirillo, puede que te lo devuelvan.- Dije con voz aterciopelada y provocadora Le miré esbozando media sonrisa.

KAI
-Mmm, no me tientes, gitana, no me tientes… -le advertí, la cogí de la cintura, y fue cuando Jim nos llamó.


JIM
Saya estaba guapísima, le sentaba muy bien la ropa ligera, bajé un poco la cabeza. Entonces empezó a tontear con Kai, y éste la cogió de la cintura. No quería seguir mirando así que les metí prisa.
-¡Venga! ¡Vámonos! ¡Se me están helando hasta los huevos! –cogí mi antifaz y empecé a andar dirección al castillo.


ERIKA
Miré como Jim se ponía celoso cuando Kai intentó besar, creo, a Saya. Suspiré y me acerqué a él, le agarré del brazo.
-¿Acompañarías a un ángel hasta las puertas del cielo?- Dije medio riéndome.



JIM
Erika me agarró del brazo, la miré. La verdad es que estaba realmente linda, incluso más que Saya. Sonreí y la di un beso en la mejilla, intentando no estropear el poco maquillaje que llevaba.
-Será un placer, al cielo, al infierno, y a donde tú desees.


ERIKA
Sonreí y cerré los ojos cuando me besó en la mejilla. Estaba claro, este chico empezaba a gustarme de verdad, los celos y lo bien que me sentía a su lado lo indicaban todo.
Suspiré y agarré mi máscara de color blanco.
-¿Vamos?- Pregunté colocándomela en el rostro.


JIM
Sonreí. Cogí la máscara negra colgando en mi codo y me la puse.
-Mmm, ¿ligaré mucho con esto? –puse los brazos en jarra y marcando músculos.
-Qué bueno estoy… -me reí.
-Anda, vámonos, aquí fuera hace frío. Además, quiero ver la cara de la gente cuando entres por la puerta. –le dije a Erika con una sonrisa. La ofrecí mi brazo para que se agarrase y fuimos hacia el castillo, ¡fiesta!

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