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jueves, 24 de septiembre de 2009

Capitulo XXXVII- LA VUELTA AL "TAJO"

Después de un descansito hay que reincorporarse al trabajito... ^^



ERIKA
Ya era por la mañana y todavía no habían vuelto ninguno a la nave. El Jefe y Saya se fueron a casa de sus amigos mientras que Jim y yo nos teníamos que quedar aquí al cuidado de la nave…
Me levanté bastante tarde, pero como no me iban a echar la bronca, pues nada. Jim seguía durmiendo, así que no le desperté, parecía un angelito cuando dormía.
Fui a la cocina a desayunar algo y después…a la cama de nuevo.


JIM
Erika y yo dormíamos ahora juntos cada día, pero al despertarme empecé a palpar la cama y ella no estaba. Estaban sus zapatillas en el suelo, así que supuse que había ido a algún sitio descalza.
Me tumbé en la cama boca arriba y esperé a que volviese. Cuando entró volvió a tumbarse y yo la abracé.



ERIKA
Entré de nuevo en el cuarto y me tumbé en la cama, Jim me abrazó y yo me junté a él gustosa.
-Abre la boca.- Susurré acariciándole la mejilla sonriendo.


JIM
Sin abrir los ojos la obedecí, ¿qué me traía? ¿Cerezas? Fresas imposible, a no ser que quisiese morir.
-Ahhhh.



ERIKA
Sonreí y le metí un bombón de chocolote en la lengua.
-Que aproveche.- Cerré los ojos y le abracé por la cintura apoyando la cabeza en su pecho.


JIM
Cerré la boca cuando me dio un bombón de chocolate.
-Mmm, que ico. –dije abrazándola, y la besé en la cabeza.
-Me encanta estar así. –dije con el bombón en la boca, por lo tanto quedó un poco cómico.



ERIKA
Sonreí y le di besitos en el pecho acariciándole por el ombligo.
-A mi también me encanta estar así.- Le di un besito en la punta de la nariz.
-Mi peluchín.



JIM
Sonreí y la besé dulcemente.
-Qué bien, soy el peluche favorito de la princesa que me robó el corazón. –la volví a besar, colocándola más arriba para tener mejor acceso a sus labios
.


ERIKA
Sonreí y le besé en el cuello acariciándole el pecho.
-Mi peluche mimoso, mío, mío, mío, mío.- Le besé en la cara haciéndole cosquillas.



JIM
Me empezó a hacer cosquillas.
-Ehhh, no, cosquillas no, por favor. –sonreí mientras la besaba.
-Cosquillas no, que me pongo tonto. –me reí.



ERIKA
Sonreí mordiéndome el labio. Me senté encima de él.
-¿Te pones tontito?- Empecé a hacerle cosquillas. Me reí a su vez.



JIM
-Ay, ay… Erika, para… -dije entre carcajadas y retorciéndome.
-Para, para… -la agarré de las manos destornillándome.
-Ay, estate quieta… -me volví a reír.
-No cosquillas.



ERIKA
Paré y le miré sin levantarme de encima de él.
Sonreí y me incliné hacia delante para besarle en los labios.
-No más cosquillas, lo prometo.- Sonreí mordiéndole el labio inferior.


JIM
Rodé sobre la cama para tumbarme sobre ella.
-Me haces cosquillas, me muerdes, ¿te parece bien torturarme así? –la di besos en el cuello acariciando sus caderas bajo la camiseta del pijama.



ERIKA
Me reí encogiendo el cuello.
-Me pones la piel de gallina…- Sonreí y le agarré de la cara.
-No seas malo, peluche.



JIM
Sonreí y la di besos cortos en los labios mientras la acariciaba el ombligo con los dedos.
-Ya tengo nuevo mote, “peluche”, ¿me vas a llamar así o puedo seguir poniendo en mi ficha de familia mi nombre? –sonreí y la volví a besar.



ERIKA
-En tu ficha puedes poner lo que quieras, pero yo te llamo peluche, porque eres blandito, cariñoso, mimoso y dulce conmigo, y por eso te quiero tanto.- Sonreí y le acaricié la nuca.



JIM
-¿Ah sí? Pues eso no es nada porque yo te quiero más que tú a mí. –la di un buen beso, de estos que no te dejan separarte porque entras en un frenesí que no te deja salir hasta que notas que te falta aire.



ERIKA
Cerré los ojos agarrándole de los hombros, no quería que se separase de mí. Le rodeé la cintura con mis muslos impidiendo que se levantara. Le besé con suavidad acariciando sus labios con los míos.



JIM
Sonreí cuando me atrapó entre sus piernas y seguí besándola. Bajé mi mano a uno de sus muslos acariciándolo mientras nuestros labios entablaban una buena conversación entre ellos. Cogí aire y volví a besarla, no la iba a soltar ni aunque me obligasen.



ERIKA
Presioné su cintura con mis muslos acariciando su piel con el roce de la mía. Seguí sus besos apasionados como si mi vida se tratase de eso. Metí las manos bajo su camiseta subiéndosela levemente acariciando la piel de su espalda.
Le volví a besar, noté un chispazo en los labios y tuve que llevarme la mano a la boca.
-Au…



JIM
Me mordí el labio.
-Lo… lo siento, princesa. –me senté sujetándola.
-No ha sido a propósito, cuando me emociono… bueno… a veces me pasa, ¿estás bien?


ERIKA
Aún tenía la mano en la boca, le miré y empecé a reírme.
-Eso demuestra que entre los dos saltan chispas.- Sonreí y le rodeé el cuello con mis brazos, le volví a besar, con un poco de cosilla, no quería que me volviera a encalambrar.



JIM
Intenté calmarme un poco para no volver a darla un calambre. La abracé de la cintura y volví a tumbarme.



ERIKA
Sonreí y me tumbé encima de él agarrándole de la nuca. Le volví a besar con confianza, un desliz lo tiene cualquiera.



NEO
Entré en la nave para ponerla en marcha mientras Kara se despedía de Sein. No había nadie y se estaba muy tranquilo, seguro que Erika y Jim seguían dormidos. Me dirigía a sus camarotes para despertarles, pues era el momento de irse y no de estar a estas horas sobando.
Abrí la puerta del camarote de Erika, allí estaban los dos, dándose el lote.
-¡Buenos días, tortolitos! Vamos, mover el culo, hay mucho que transportar a la nave y necesito chicos jóvenes para que me ayuden.


JIM
Neo entró sin llamar ni nada, puse la almohada delante de nuestros cuerpos por puro instinto.
-Maldita sea, Neo. –dije mirando a otro lado.
-Ahora vamos, date el piro. –le tiré la almohada.



NEO
-No, no, no, vamos tenéis que venir conmigo, los dos, ahora mismos.- Me crucé de brazos y les miré.
-Os doy dos minutos para vestiros, os espero fuera, ¿entendido?- Dicho esto salí fuera del camarote y me apoyé en la puerta hasta que saliesen.


ERIKA
Miré a Jim y suspiré.
-Menuda manera de cortarnos el rollo.- Me levanté colocándome bien la camiseta que se me había subido. Busqué mis pantalones y mis botas por el camarote.


JIM
Suspiré malhumorado y me levanté para vestirme, con lo bien que estábamos los dos solos estos días, y van y nos molestan, menudo fastidio.
Cuando terminé de vestirme salí y le di un golpe a Neo en el brazo mientras andaba por el pasillo.


NEO
Salieron al rato, Jim me golpeó en el brazo, ya sabía yo que se había mosqueado. Estaba tan acarameladito con Erika y yo les he jodido.
-Vamos, Jim, no te cabrees, muchacho, tenemos trabajo. Después tienes todo el tiempo del mundo para estar con ella.- Sonreí y les adelanté para indicarles donde estaba la mercancía para meterla luego dentro de la Quimera.



KARA
Siempre me había resultado duro despedirme de mi hermano pequeño y dejarlo solo, pero esta vez fue peor porque había tenido bronca con él.
Volví con la mochila cargada al hombro y con ganas de llorar. Mi hermano se había tenido que someter a una operación por una caída con la moto y me había tenido que enterar porque Neo me lo comentó por la noche, pensando que yo lo sabía.
Tampoco me había dicho que mi gato se había muerto de viejo y me ocultaba que tenía novia. No había sido capaz de intentar contactar conmigo una sola vez, maldito enano.
Cuando llegué al lado de la nave vi a Erika y Jim subir cosas a la nave, así que me incorporé para ayudarles.



NEO
Kara regresó de despedirse de su hermano pequeño. La noté algo baja de ánimos, así que decidí acercarme para ver que le ocurría.
-Hola, morena.- Sonreí y la miré.
-Uy, ¿y esa carilla?- La agarré con cuidado de la barbilla para que me mirase.


KARA
Mientras llevaba una caja, Neo me paró e hizo que le mirase. Desvié la mirada para que no viese que quería ponerme a llorar.
-Nada, que el cabrón de mi hermano te ha contado más cosas a ti en un rato que a mí en todo el tiempo que llevo fuera, y me jode que me oculte cosas…



NEO
Agarré la caja que llevaba en sus brazos dejándola en el suelo. La abracé contra mi pecho.
-Tranquila, pequeña…- Sabía que tenía ganas de desahogarse, y era lo único que podía ofrecerle en estos momentos.
-Yo… no tengo hermanos, entonces… no sé lo que se siente al tener uno… puede que no te comprenda, pero me duele verte así.



KARA
Le abracé fuerte. Necesitaba desahogarme, pero no quería montar el numerito, con abrazarle me bastaba, eso, y saber que me apoyaba y seguía conmigo. Me separé al poco y me agaché a por la caja.
-Vamos, deberíamos movernos. –entré con la caja en brazos y la metí en la nave.



AXEL
Kai y Saya pasaron la noche en mi castillo. La verdad es que nos lo pasamos bien por la noche, era raro, pero estuvimos jugando al póker… como no, Kai me ganó.
Lo bueno no dura mucho y por la mañana se tendrían que ira ya…
Me levanté junto con Eri para despedirnos de nuestros amigos que esperaban en la puerta, dispuestos a volver a su nave. Miré a Kai y le abracé con fuerza.
-Ayyyyy, Copito, lo que te voy a echar de menos….snif, snif…



KAI
-Ag, venga, por favor… -me aparté.
-Paso de abrazos… -le estreché la mano, no entendía que pasaba de contacto masculino, en el apretón creé hielo en la palma de la mano y después la separé.
-Un regalo.



AXEL
Miré a Kai de soslayo.
-Muy gracioso, Escarcha…- Derretí el hielo que había creado en mi mano.
-Pero que poco sentimental eres, coño.- Me crucé de brazos.
-Pues ya no te ajunto…- Abracé a Saya.
-Ahora me quedo con ella.- Sonreí.


SAYA
Axel me abrazó, le acaricié la cabeza pelona y la mejilla con cariño.
-Ya pasó, peque.- Miré a Kai.
-Pero que malo eres.- Miré de nuevo a Axel.
-Ya, ya, ea, ea….- Me reí cuando empezó a chuparse el dedo pulgar como un bebé de verdad.


ERI
Me tapé la cara con una mano, a veces Axel hacía más estupideces…
-Esperamos veros pronto, chicos, os echaremos de menos… otra vez. –dije, aparté a Axel de los brazos de Saya y la abracé yo.


SAYA
Abracé a Eri con fuerza.
-Volveremos por aquí, aunque tenga que traer a Kai a rastras.- Sonreí y me separé. Miré a Axel, que abrió la boca para decir alguna de sus barbaridades lésbicas.
-Ni se te ocurra, te lo advierto.- Le señalé entrecerrando los ojos.



KAI
-Bueno… cuidaos de Draco, toca mucho las narices últimamente, aunque tranquilos, acabaremos con él. Dejadlo en mis manos. –miré en dirección a la nave.
-En fin, tenemos que marcharnos.



AXEL
Asentí.
-Muy bien, tened cuidado y volved cuando queráis.- Sonreí y les miré mientras se marchaban. Cerré la puerta una vez salieron fuera…les echaríamos de menos, seguro…



SAYA
Salimos del castillo y nos dirigimos a la nave. Me acordé de algo cuando Kai mencionó la palabra “regalo”.
-Ohm…- Rebusqué en mi bolsa de viaje.
-¿Dónde estás?... ¡ah! Te encontré…- Sonreí y saqué un pequeño regalo.
-Esto es para ti, al final con el mogollón de anoche se me olvidó dártelo.- Sonreí y se lo entregué a Kai.



KAI
La miré, me había comprado un regalo.
-¿Qué es? –lo cogí. La miré de reojo y murmuré.
-A ver qué veneno es… -lo abrí, era un brazalete de cuero negro.
-Guao… -lo miré bien.
-Es buenísimo. –la miré y sonreí.
-Muchas gracias. –la cogí de la barbilla y la besé en la mejilla. Me lo coloqué alrededor de mi muñeca izquierda.



SAYA
Sonreí.
-Me gusta que te guste…- Me coloqué la bolsa de viaje en mi hombro.
-Me porté bastante mal delante de Eri y de Axel, por no mencionar el bochorno que te hice pasar, así que… quería pedirte perdón y de paso comprarte alguna cosilla.- Le miré de reojo.
-Estuve a punto de comprarte algún veneno efectivo, mata-ratas o alguna cosa de esas, así me quedaría con tu fortuna… Pero luego lo pensé y me dije: No, pobrecillo, mejor cárgatelo con la almohada cuando esté durmiendo.- Me reí y le miré.



KAI
La miré de reojo haciéndome el ofendido.
-Si, bueno, además está el caso de que si yo muero mi fortuna no te pasará a ti, ya que no eres mi mujer, si no a mi hijo, y mi hijo es muy listo como para saber emplearlo y no darle un duro a su madre… -seguí andando poniéndome bien la muñequera, me costaría acostumbrarme a ella.



SAYA
Me dejó toda cortada, pero que cabrón podía llegar a ser. Le seguí y cuando le tuve a mi altura le di una patada en el culo.
-Anda, culo fofo, aunque no toque ni un duro, al menos estoy contigo y estando contigo, que eres rey igual a rico, sé que me mantienes, además, sabes muy bien que te quiero solo por tu fortuna.- Le guiñé un ojo y le adelanté
.


KAI
-Por mi fortuna dice, ja. –la seguí y la devolví la patada.
-Ya lo sé, pero no te mantengo, en cuanto encuentre la primera gasolinera te abandonaré allí, y además, yo tampoco te quiero más que por el sexo puro y duro, muñeca, así que no te subas a la parra, que te puedo abandonar cuando quiera. –la puse la mano en la cara cuando fue a contestar.
-Háblale a la mano.



SAYA
Me reí en su cara.
-¿Tú? ¿Abandonarme? Perdona, rico, pero tú no durarías ni cinco segundos sin mí. Es dejarme en la cuneta y volver al momento suplicando que te perdone. ¿Quién mantiene a quién?- Sonreí y aparté au mano de mi cara.



KAI
La cogí de la cintura alzándola y la besé, teniéndola suspendida en el aire.
-A lo mejor podríamos llegar al acuerdo de mantenernos el uno al otro, como el mutualismo, ¿qué te parece?



SAYA
Esbocé media sonrisa.
-Suena tentador, me gusta la idea.- Sonreí y le di un beso en la frente.
-¿Me sueltas ya, Copito?


KAI
Sonreí y la dejé en el suelo, volvimos a la nave, donde estaban ya todos. Volvíamos al ataque.


NEO
Cuando todos estuvimos a bordo, yo me senté en mi puesto de mandos e hice despegar la nave.
Una vez en el aire, programé el GPS para saber a donde nos dirigíamos esta vez.
-Uuuh, Jim, creo que vamos derechitos a tu reino.-Dije sonriendo y señalando el GPS.
-Pero antes tendré que parar para repostar, queda poco combustible y en el país del Fuego no tenían el que yo necesito.



JIM
Me acerque al GPS.
-¿Vamos al Reino del Rayo? –suspiré.
-Guay, al menos podré volver a verlo todo, y podré enseñárselo a Erika, no estará mal. –le di un capirotazo en la frente.
-Que sepas que no te he perdonado.



NEO
Sonreí y le aparté la mano cuando me golpeó la frente.
-Pero que rencoroso, joder, mira que llegas a ser capullo y niñato.- Negué con la cabeza y volví la vista hacia el ventanal.



JIM
-Sí, pero habría que ver cómo te pones tú si te chafo un polvo. –dije saliendo de la sala de mandos. La nave hizo un movimiento brusco y me desequilibré.
-¡Borracho!



NEO
Le ignoré por completo, no era propio de mí seguirle el juego a un crío de 17 años, inmaduro y eso… un niñito.
Suspiré y seguí pilotando la nave a mis anchas, aún preocupado por Kara…
Miré hacia el pasillo, se había metido en su camarote y no había salido desde entonces. Puse el P.A y fui a buscarla.



KARA
Cuando terminamos de recoger me fui a mi cuarto y lloré cuanto quise tumbada en la cama. Al menos ya estaba mucho mejor, estaba boca arriba hundida en el colchón con los ojos rojos cerrados. Era una hermana pésima, tanto como para mi hermano pequeño como para mi hermana mayor, menudo desastre.



NEO
Entré en el camarote de Kara llamando primero, no quería molestarla y menos cuando uno está de bajón.
-Hola, preciosa, ¿puede pasar el pasado del piloto
?



KARA
Me limpié el resto de lágrimas que quedaban en mi rostro y me senté sonriéndole.
-Pasa, no me molesta para nada. –dije abrazando mis piernas contra mi pecho y di un par de golpes sobre el colchón para incitarle a que se sentara a mi lado.



NEO
Pasé cerrando la puerta y me senté a su lado y la pasé el brazo por detrás de los hombros.
-¿Has estado llorando, verdad?- Le sequé una lágrima chivata de la mejilla. La acerqué a mí y la apoyé en mi pecho besándola en la cabeza.



KARA
Suspiré cuando me abrazó y le rodeé la cintura con mis brazos mientras apoyaba la cabeza en su pecho.
-Soy un asco de hermana… no supe proteger a mi hermana mayor y no sé cuidar de mi hermano pequeño… Es normal que no confíe en mí… -suspiré de forma audible, intentaba no llorar de nuevo.


NEO
La acaricié la espalda consolándola.
-Kara, no puedes culparte de todo. Tú hermana no murió por tu culpa, eso quítatelo de la cabeza, las cosas pasan por alguna razón, a veces son cosas buenas y otras cosas que provocan sufrimiento. No te digo que te olvides de tu hermana, la quieres y es normal que te sientas así, pero no puedes culparte a ti misma, sino, no vivirás tranquila. En cambio con tu hermano, es un caso perdido, pero es un chico muy responsable y te quiere. Que no te cuente las cosas no significa que no confíe en ti. Hay veces que uno no cuenta las cosas por miedo a hacerle daño a la persona que más quiere. Posiblemente me lo contó a mí porque sabía que no me causaría sufrimiento. Si te lo hubiese dicho antes él, ¿habría embarcado?- La miré atento.
-No lo creo, te habrías quedado con él, a cuidarle, pero eso es lo que Sein no quiere, que desperdicies tú vida preocupándote por él.



KARA
Me mordí el labio y le abracé por el cuello con fuerza mientras volvía a llorar.
-No te merezco… no sé qué haría sin ti… -le dije entre sollozos. Ese hombre me había cambiado la vida de manera radical, y ahora sabía que no le merecía, debía ser mejor persona para estar a su altura, y trabajaría en ello.
Él siempre estaba a mi lado y debía responderle a ello.



NEO
La abracé y la acaricié la cabeza mientras lloraba en mi hombro.
-Todo ha pasado, mi vida.- Susurré en su ido dándola después un beso en la mejilla. Suspiré y cerré los ojos abrazándola con fuerza.



JIM
Me metí en la sala de ordenadores, hacía tiempo que no actualizaba el servidor y tenía a mis amigos algo abandonados. Me quité las lentillas y me coloqué las gafas, al final resulta que eso de que los “empollones”, como nos dice la mayor parte de la gente, degradamos nuestra vista de tanto estudiar iba a ser verdad, todos mis compañeros en clase llevaban lentillas o gafas.
Encendí los ordenadores y empecé a revisarlos y a instalar actualizaciones mientras escuchaba un poco de música, me puse a tararear mientras daba golpes al teclado con los dedos



ERIKA
Kara estaba indispuesta, por lo que no bajó a hacer la comida, pero ella me había enseñado algunos platos sencillos, así que, ese día hice de cocinillas.
Cada uno estaba a sus cosas, dejé los platos en la mesa de la cocina, que se sirviesen ellos. Agarré uno y eché un poco de pasta a la boloñesa, cogí un refresco y me encaminé a la sala de ordenadores donde estaba Jim liado con sus cosillas.
Abrí la puerta y me lo encontré escuchando música y viciado con los oredenatas. Sonreí y me acerqué colocando el plato encima de un escritorio.


JIM
No me había dado cuenta de que Erika había entrado.
-Anda, pero si es la princesa con la comida, qué buena combinación. –me quité las gafas y la senté encima de mí.
-Gracias. –la besé, y con ella aún en brazos cogí un poco de pasta con el tenedor y la probé. Puse los ojos en blanco.
-Madre mía… -cogí otro pinchazo.
-No sé qué hace Kara en la cocina teniéndote a ti.



ERIKA
Sonreí, le gustaba mi comida…
Agarré sus gafas.
-No sabía que utilizaras gafas, te hacen más atractivo, en serio.- Sonreí y me las puse yo, me agarré del pelo haciéndome un moño rápido.
-Señorito Jim, quiero verle en mi despacho después de la reunión.- Le agarré del cuello de la camiseta.
-Y no aceptaré un no por respuesta.



JIM
Sonreí.
-¿Qué clase de convocatoria a una reunión es esa, jefa? –la quité mis gafas y la besé rodeándola la cintura con mis brazos. Cuando me separé la acaricié los labios con el pulgar.
-¿Ha comido ya la princesa?



ERIKA
Le mordí con suavidad uno de sus dedos que recorrían mis labios.
-No… pero me apetece probar un bocadito de pastel de Jim.- Me acerqué y le besé agarrándole de la camiseta. Pasé mis piernas hacia un lado hasta rodear la cintura de Jim con ellas.


JIM
La seguí el beso pasando mis manos por su espalda y las bajé hasta sus cachetes, sonreí cuando dio un respingo.



ERIKA
Me agarró del culo, di un pequeño respingo, sonreí y le miré.
-Me has vuelto a dar calambre.- Susurré rozando sus labios con los míos.
-Eres un chico muy malo.- Me reí juguetona volviéndole a besar.


JIM
Seguimos besándonos, entonces noté que la silla se inclinaba mucho hacia atrás, intente agarrarme con el pie al escritorio, pero la silla volcó.
En el último momento la abracé contra mi pecho y encogí la cabeza para no hacernos daño, cerré los ojos con fuerza cuando di con la espalda en el suelo.
Los abrí.
-Hostias… ¿te has hecho daño? –le pregunté separándola un poco.


ERIKA
Empecé a reírme sin parar cuando caímos de la silla.
-Entre los calambres y los tropezones, vamos a durar muy poco con vida.- Recobré el aliento y me levanté ayudándole.
-Recuérdame que cada vez que nos enrollemos estemos en un lugar seguro.- Le abracé.
-¿Te has hecho daño tú?


JIM
Cuando me abrazó la correspondí.
-Pues… no, yo no… -miré la silla, se había roto una de las patas.
-Pues menudo trasto. –dije rascándome la cabeza, miré a los ordenadores, estaban con la ALARMA.
-¡¡AH!!– posé las manos sobre el teclado.
-¡Maldito cacharro! –bajé la cabeza afligido.
-Ahora a empezar otra vez…



ERIKA
Me mordí el labio y le miré.
-Lo siento… ha sido culpa mía, no debería haber venido…- Le di un beso en la mejilla.
-Come tranquilo, yo voy arriba a hacer un par de cosillas, volveré después.- Salí de la sala de ordenadores. Era mejor que desapareciera o si no le armaría una buena al pobre de Jim… si es que todo lo que toco….



JIM
Le di al botón de reiniciar y salí corriendo a por Erika, me coloqué frente a ella y la giré para hacerla entrar de nuevo.
-No puede faltar a esa reunión, señorita. –cerré la puerta.
-Además, –la senté en el suelo, cogí el plato de comida y me senté frente a ella- tiene usted que comer. –cogí un pinchazo.
-Di “ahhh”.



ERIKA
Jim volvió fuera a buscarme, me sentó en el suelo y me ofreció la comida.
Sonreí y le agarré de la cara.
-Pero que mono eres.- Me metí en la boca el pinchazo de comida.

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