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viernes, 11 de septiembre de 2009

Capitulo XXVI- LA DEFINITIVA.

Sexo, Sexo y más Sexo.... ups...ya lo he destripado.


KAI
Entré en la nave el primero. Les avisé a todos de que pronto nos iríamos, pero estaban celebrando las victorias. Me fui a las duchas, a parte de las heridas, estaba cubierto de polvo y no me vendría mal tomarme un baño



SAYA
Fui a la nave con el tesoro en mis manos cubierto con un trapo de seda dorada para ocultarlo a la vista de los demás. Mis compañeros estaban algo ocupados celebrando la victoria, y como no, mi hijo, que era el ganador de la carrera de naves, no podía faltar.
Entré en la Quimera, estaba desierta y a oscuras. Neo me dijo que lo dejara en la sala de los trofeos. Pues nada, bajé las escaleras hasta llegar a una puerta, la abrí y me quedé asombrada cuando mi vista recorrió la habitación. Estaba repleta de tesoros y cosas valiosas de otras naves, sonreí y sacudí la cabeza. Dejé el tesoro encima de una pequeña mesa, en donde encontré algo de espacio.



KAI
Después de darme una ducha, salí ya vestido y oí unos pasos, alguien había entrado en la nave. Me asomé cautelosamente y divisé a Saya, que traía el tesoro. Fui tras ella con cautela, no se percató de mi presencia.
Dejó el tesoro sobre una mesa y miró alrededor, observando todos los tesoros que albergaba la nave.
-La mayoría son robados. –dije en el umbral de la puerta.



SAYA
Escuché la voz de Kai detrás de mí, me giré y le miré.
-….me lo imaginaba…- Bajé la mirada.
-Venia… a dejar el… bueno, el tesoro.- Señalé el objeto con la barbilla. Suspiré.
-Ya me iba…



KAI
-¿Puedo preguntarte por qué eres tan desagradecida? –le pregunté sin apartarme de la puerta.



SAYA
No le miré, me acerqué a la puerta, la cual él “custodiaba”.
-Solo te hago un favor, intento hacer que me odies para que puedas olvidarte de mí más fácilmente, y si ahora hicieras el favor de apartarte de la puerta y dejarme pasar me ahorrarías trabajo.- Dije secamente y sin mirarle.



KAI
-No pretendas que te odie, porque eso no servirá de nada. –no me aparté de la puerta.
-Sabes tan bien como yo que las cosas no funcionan así.



SAYA
Levanté la mirada hacia su rostro.
-¿A no? Y según tú, ¿cómo debería funcionar? A tú manera, claro, haciendo lo que tú mandes. Pues se acabó el obedecerte, el estar a tu merced…y quítate de la puerta.- Dije intentando apartarle empujándole.



KAI
-Yo no he dicho eso, Saya. –dije sin apartarme, porque no podía conmigo, sino, me habría podido apartar.
-Es simplemente que yo por mucho que te odie… tú me entiendes, esa no es la manera, y lo sabes, no vengas con que es mi manera ni la de nadie.


SAYA
Nada, que no se movía ni con una grúa. Le miré con el ceño fruncido.
-No intentes arreglar lo que ya no se puede, Kai, no puedes desear lo que no puedes tener.- Dejé de empujar, era imposible, cuando no quería que me fuera, vamos, que no me movía de allí.



KAI
-Yo no he intentado nada, Saya, ¿acaso lo has intentado tú? –estaba pasivo, como aquella última semana.
-El niño dice que lloras cada noche, y que cuando Natty me insulta tú me defiendes, ¿quién lo intenta?



SAYA
Vaya, ese crío era un chivato. No sabía que decirle ahora, me había pillado de lleno.
-Yo…bueno, eres el padre de mi hijo, es normal que te defienda tanto delante de él como sino.- Vaya excusa más mala, pero es lo que hay. En cuanto a la cuestión de si lloraba o no…decidí saltármela.


KAI
-No sé por qué te buscas excusas, Saya. –miré el tesoro.
-Hace tiempo luchamos juntos por recuperar esos tesoros, ahora nuestro hijo lo ha ganado en una carrera… -la miré.
-Hace tiempo luchamos para olvidarnos el uno del otro, ahora lo intentamos de nuevo sin éxito. ¿Ves la similitud?



SAYA
Miré el tesoro sin decir nada, le miré a él.
-Son cosas del pasado, Kai, no sé porque le das más vueltas cuando, tanto tú como yo, sabemos que esto no tiene futuro. Que siempre habrá broncas y malos rollos entre los dos. Siempre que actúo de una manera que no sea como tú quieres me lo echas en cara y viceversa. Si que lo entiendo y mejor que tú. Yo no intento separarnos, intento hacernos felices.


KAI
-Oh, así que piensas que separados y odiándonos seremos más felices. Tus lágrimas cuando me recuerdas no dicen lo mismo. Siento decirte que te contradices. –sabía que estaba en lo cierto, y eso no me lo podía negar.


SAYA
Bajé la mirada.
-Mis lágrimas no son nada, tú mismo me lo dijiste, querías olvidarme, ¿no? Serías el mismo de antes, ¿qué hace un gran rey hablando con una ninfa?-Le miré seria, plantándole cara.
-¿Quién es el que se contradice?


KAI
-Sólo quiero hacerte ver que nada de lo que hagamos servirá, pero tú te empeñas en que sí. Pues adelante. ¿Sabes? Creo que hay una manera mejor de arreglar esto, y es que uno de los dos muera. –agarré el cuchillo que llevaba en su muslo y se lo extendí, primero con la punta, parecía que la amenazaba, luego la giré. Al ver que no la cogía, agarré su mano y la cerré en torno al cuchillo, después lo acerqué a mi cuello.



SAYA
Le miré extrañada cuando dijo aquello, agarró mi daga, al principio pensaba que quería atacarme a mi, pero pude comprobar que no.
-¿Qué coño haces, Kai?- Le pregunté retirando la mano,.
-No voy a matarte, no me has dado motivos.- Volví hacia la puerta, él seguía en medio.
-Déjame salir, esto ha terminado.



KAI
-No me apetece dejarte salir, Saya. Esta, es la nave de Neo, pero el que manda aquí soy yo. Si yo digo que la cosa no queda así, no queda así. –dije serio, si quería saber lo que quería comprobar, debía provocarla o cabrearla.



SAYA
Bajé la cabeza y suspiré, cerré los ojos.
-Claro…-Le miré y estrellé mi puño cerrado contra su careto, a ver si empezaba a captar la idea. Sacudí la mano con la que le había golpeado, estaba duro el desgraciado.


KAI
Vale, recibí un puñetazo, ¿es que no podía amenazarme de muerte?
-¿Eso es todo, Saya? Nunca has sido fuerte, siempre has sido la más débil. –la agarré de la camisa.
-Eres una niña comparada conmigo, nunca podrás pegarme de verdad, porque tienes miedo a hacerme daño, nunca conseguirás acabar ni conmigo ni con nadie.



SAYA
Empezó a picarme, con que sí, ¿eh? Tal y como me tenía agarrada era perfecto para atacar de nuevo. Le propine un rodillazo en el estomago y cuando se agachó un puñetazo en la cara de nuevo.
-No voy a consentir que un gilipollas de mierda me diga que soy poca cosa, ¿me has oído? ¿Frío de mierda?- Agarré mi daga y le empotré contra la pared, le amenacé el cuello con ella. Jadeé de cansancio y de rabia.
-Repítelo, vamos, ¡vuelve a decir que soy débil!-Grité de ira mirándole a la cara.



KAI
Me estaba dando una paliza de lo lindo, súmalo a las heridas que ya tenía. ¿No se daba cuenta de que no me defendía por algo? Definitivamente, esta mujer no se fijaba en las cosas.
-Claro, por supuesto. Eres débil. ¿No lo ves, Saya? Eres débil, no puedes matarme, no tienes valor para matarme. –agarré su mano y la acerqué más a mi cuello.
-Vamos, yo no puedo hacerlo, hazlo tú si puedes.


SAYA
Le miré a los ojos aún con la rabia contenida, pero no era hacia él, tenía rabia de mi misma, era débil y orgullosa. No me daba cuenta del daño que provocaba a los demás con mi forma de ser.
Quería que acabara con él, pero no podía.
-…no puedo….-Le miré a los ojos.
-No puedo hacerlo, Kai…-Aflojé la mano del cuchillo sin llegar a soltarlo y sin apartar mis ojos de los suyos.



KAI
La miré, eso era lo que pretendía. Claro que no podía, nadie podía matar al amor de su vida, ni ella, ni yo. Aparté su mano, dejando que cayese el cuchillo, la agarré de la cara y la besé con fuerza, no iba a volver a escapárseme.



SAYA
Tiró el cuchillo al suelo y acto seguido me besó. Le agarré de la nuca y le seguí el beso con intensidad. Respiré agitada volviéndole a besar con fuerza y desesperación. No podía matarle, le quería, era mi vida, si el moría yo iba detrás sin pensármelo.
Me separé para coger airé y le miré, volví a juntar mis labios con los suyos subiéndome encima de él rodeándole la cintura con mis piernas.



KAI
La seguí besando con fuerza cuando ella me siguió y se subió sobre mí. La llevé hacia una pared y la pegué de golpe contra ella para tener mejor sujeción. Seguí besándola sin separarme, después pasé al cuello mientras acariciaba uno de sus muslos. Una cosa era clara: no podíamos vivir el uno sin el otro.



SAYA
Me empotró en la pared con fuerza. Le besé con fogosidad sintiendo su mano por mi muslo. Jadeé y le quité la camiseta tirándola por ahí. Le besé agarrando su labio inferior con los dientes y tirando levemente. Introduje mi lengua en busca de la suya que encontré con éxito. Sus manos seguían acariciándome los muslos haciendo que todo mi cuerpo se estremeciera y se erizara toda mi piel. Le acaricié la espalda presionando la piel con la yema de mis dedos.



KAI
La desabroché la parte de arriba con una mano besándola el cuello, aparté las cosas de la mesa, incluido el tesoro del Rayo, que cayeron al suelo. Por suerte nada se rompió, pero eso era lo que menos me importaba en ese momento.
La tumbé sobre la mesa pasando mi mano por su torso.



SAYA
Me tumbó sobre una mesa tirándolo todo, sonreí al ver que también había tirado el tesoro del rayo. Nunca le había visto así de fogoso.
Arqueé el cuerpo jadeando cuando pasó su mano por mi vientre. Cerré los ojos echando la cabeza hacia atrás. Me excitaba como quería y como él solo sabía. Jadeé y le agarré de la nuca acercándole a mí y besándole de nuevo.



KAI
Sentía cómo mi cuerpo comenzaba a calentarse por dentro. La despojé de la parte de arriba, agarrándola de la cintura con las manos abiertas, besándola la clavícula con fogosidad. La miré y la volví a besar en los labios, exhalando todo su aliento dentro de mí.



SAYA
Le besé con toda la fogosidad posible, mis manos recorrieron su torso palpando cada músculo. Le besé por el cuelo bajando a su pecho. Posé las manos a cada lado de su cadera acercándole del todo a mí. Subí las manos deslizándolas con suavidad hasta agarrarle del pelo de la nuca. Me contoneé a causa de sus caricias, mi cadera se movía por si sola buscando la excitación.


KAI
Subí una de mis piernas a la mesa besándola con fogosidad. Subí la otra, rodeando su cintura con mis rodillas.
Las agarré de la espalda haciendo que la arqueara mientras la besaba el cuello dejándola una buena marca.



SAYA
Se subió encima de la mesa y encima de mí. Me dejó un buen chupetón en el cuello cerca de la marca que me dejó Aleera cuando me mordió en el combate.
Le agarré de la nuca mientras seguía su beso con fuerza. Deslicé mis manos por su espalda clavándole las uñas en la piel. Jadeé cerca de su cuello mientras mis labios trazaban suaves líneas sobre él.



KAI
Deslicé mi mano por todo su vientre, subiendo hasta uno de sus pechos, saboreando la esencia de sus labios con los míos. Agarré el cierre de si pantalón y comencé a tirar hacia abajo, acariciando su piel al mismo tiempo.



SAYA
Me incliné hacia atrás apoyando los codos en la mesa. Le miré mientras me despojaba del pantalón, esbocé media sonrisa arqueando la espalda para que pudiera quitarlos con más facilidad. Le besé saboreando sus labios mezclando su aliento gélido con el mío.


KAI
Me tumbé sobre ella, sin ejercer ningún peso, porque me apoyaba con las manos en la mesa. Acaricié cada centímetro de su torso frío.
Seguí besándola con fiereza, enredando su lengua con la mía. Agarré uno de los cordones de mi pantalón y tiré para aflojarlo y poder quitármelo, o que ella pudiese quitármelo.


SAYA
Se tumbó encima por completo, le acomodé entre mis piernas después de quitarle el pantalón. Le seguí besando con furia, enganchando sus carnosos labios entre los míos. Jadeaba ruidosamente excitadísima. Presioné su cadera con mis muslos agarrándole de la espalda.


KAI
Jadeé y la miré a la cara por un momento, dejando de besarla.
-¿Ves como no se puede? –la volví a besar, agarrándola del pelo sin hacerla daño, incliné su cabeza hacia atrás y la besé por la clavícula.



SAYA
Le miré y arqueé una ceja.
-¿Vacilón hasta haciendo el amor, Kai?-Sonreí y le besé mordiéndole el labio inferior para rabiarle. Jadeé y le agarré de la cachetes con ambas manos, deslicé las uñas por su piel hasta la nuca.



KAI
-Hasta la muerte. –respondí, agarrando con ambas manos de su ropa interior. La besé de nuevo y la deslicé por sus piernas hasta arrebatársela del todo



SAYA
Jadeé con intensidad, notaba como la excitación daba sus frutos, empecé a dejar escapar leves gemidos cuando se deshizo de mi ropa interior. Me mordí el labio de abajó pegándome a su cuerpo preparada para que penetrara. Le agarré de la nuca y le besé introduciendo mi lengua y acariciando la de él.



KAI
Cuando estuvimos los dos totalmente desnudos, la agarré de los muslos con ambas manos y, mientras la besaba, penetré poco a poco, soltando jadeos con nuestros labios aún juntos.


SAYA
Tensé los muslos cuando empezó a penetrar lentamente. Mi corazón iba a mil por hora. Jadeé agarrándole de la nuca. Me separé para coger aire y dejar escapar un par de gemidos. Le miré a los ojos apoyando me frente en la de él.
Le agarré del pelo de la nuca y arqueé el cuerpo cuando penetró de nuevo. Eché la cabeza hacia atrás gimiendo con más intensidad.


KAI
Respiraba con fuerza, acerqué mis labios a su pecho sin juntarlos del todo. Apreté los dedos contra la mesa excitado, cerré los ojos con fuerza. La volví a besar en los labios



SAYA
Encogí una pierna moviendo la cadera lentamente hacia arriba y abajo siguiendo el movimiento de Kai. Jadeé sintiendo como mi cuerpo ardía y empezaba a sudar por la nuca y la espalda. Gemí de nuevo mordiéndome el labio.



KAI
Acaricié todo su vientre con la yema de mis dedos, presionando la piel con suavidad, subí hasta los pechos, acariciándolos también. Cuando tuve suficiente aire volví a juntar nuestros labios, ahogado un gemido. Sabía que esta vez no aguantaría mucho más, los preliminares habían sido muy intensos.



SAYA
Apoyé la frente en su hombro jadeando cerca de su cuello, agarré su piel entre mis dientes soltando un gemido. Cerré los ojos con fuerza agarrándole de la nuca. Empezaba a notar el orgasmo, estaba demasiado excitada par aguantar mucho.


KAI
Me estaba marcando con sus dientes por todas partes, y eso me excitaba más. Me mordí el labio, sabía que pronto llegaría al frenesí, y no estaba seguro de que ella llegase tan pronto como lo haría yo, de modo que bajé el ritmo para disfrutar por más tiempo.



SAYA
Descendió el ritmo para que disfrutásemos más. Me contoneé haciendo que le movimiento fuese más pausado y a la vez más excitante. No podía ahogar los gemidos, era demasiado el placer que me provocaba Kai. Jadeé tragando saliva y volviendo a gemir arqueando el cuerpo.
De las veces que habíamos hecho el amor, esta era la mejor.


KAI
Aún disminuyendo la velocidad, aumentó la excitación, y ella ayudaba bastante a que llegase al frenesí.
Jadeé fuerte, sentía que no aguantaría más. Apoyé la frente en la suya, cerré los ojos con fuerza mordiéndome el labio y acabé teniendo el orgasmo.



SAYA
Kai tuvo el orgasmo antes que yo, que le seguí a los escasos segundos. Encogí una pierna y cerré los ojos con fuerza agarrándome a su espalda. Dejé escapar un intenso grito cargado de placer y de satisfacción, con mi cuerpo sudando y jadeando. Relajé el cuerpo aflojando el agarré en la espalda de Kai. Me dejé caer sobre la mesa respirando agitada. Miré a Kai, a sus penetrantes ojos azules acariciándole la cara.


KAI
Sonreí cuando acabó todo, respirando deprisa.
-¿Ves como no se podía? Mira que a veces eres cabezota… -la agarré de la cara y la besé con fuerza, pero a la vez con ternura.
-Te quiero. –susurré.



SAYA
Le miré cuando me dijo que me quería, nunca solía decirlo, siempre era yo quien se lo recordaba. Sonreí.
-Lo sé…-le besé encerrando su labio inferior entre los míos. Sonreí y miré la habitación. Estaba todo por los suelos, los cofres, los tesoros, los premios y entre ellos, nuestra ropa.
-Y ahora… ¿quién recoge todo esto?-Le miré y me reí levemente.



KAI
Miré la ropa de soslayo y luego la miré a ella.
-Sí, bueno, supongo que habrá que recogerla, pero, ¿para qué? Yo estoy mejor así, sin nada, ¿tú no? –la volví a besar, varias veces, en besos cortos



SAYA
Le miré y sonreí.
-Si, bueno.- Le miré de arriba abajo y me mordí el labio.
-A mi también me gustas más así, sin nada.- Le miré con una sonrisa pícara en mis labios.



KAI
Sonreí y me tumbé a su lado, estrechándola entre mis brazos. Me preguntaba si esta vez era la definitiva, o sólo una como las demás otras veces que nos peleábamos, hacíamos el amor y ya estaba resuelto hasta la próxima.
-Dime, Saya… esta… ¿puede ser la definitiva? Quiero decir: No más broncas, no más peleas… Quiero que esta sea la reconciliación definitiva.


SAYA
Se tumbó a mi lado, me acurruqué junto a él y le escuché.
-Ya, pero sabes muy bien que nuestras peleas son inevitables, siempre habrá algo que nos separe… Kai, cada vez que salen las cosas bien tengo miedo de cagarla, siempre ha sido así… a veces pienso, que no deberías haberme salvado la vida cuando nos conocimos.- Bajé la mirada apenada.



KAI
Fruncí el ceño.
-Eso no lo digas, nunca. –la abracé con más fuerza.
-Vale, puede que nuestras peleas sean inevitables, pero debemos intentarlo, el pelearnos menos, o nada. Por los dos… ¿No quieres intentarlos al menos?


SAYA
Suspiré y le miré.
-Si, quiero intentarlo de nuevo, mi vida es una mierda si no estás tú en ella.- Le acaricié el cuello perdiéndome en sus ojos de hielo.



KAI
Quise aliviar la tensión, estaba muy seria, y yo la necesitaba feliz para nuestro intento.
-Bueno, entonces empecemos intentándolo. –la agarré subiéndola sobre mí y la besé de nuevo

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